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Libro (PDF): Espacio y poder : el espacio en la reflexión de Michel Foucault

Reseña: CLACSO

Foucault es, sin duda, el filósofo del siglo XX que trae nuevamente a la reflexión el espacio, continuando la preocupación -tal como lo hace explícito- de ciertos historiadores que, como Marc Bloch y Braudel, realizaron la historia de los espacios rurales o marítimos. Foucault mostrará que no es suficiente decir que el espacio predetermina una historia, al tiempo que la refunda y que esa historia se sedimenta en él, sino que será necesario estudiar en detalle el anclaje espacial en tanto forma económico-política.

 

Autor/a:                               García Canal, María Inés
Editorial/Editor: Universidad Autónoma Metropolitana, DCSH/UAM-X, Unidad Xochimilco
Año de publicación:  2006

 

País (es): México
Idioma: Español
ISBN : 970-31-0552-1
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Fuente e imagen:

http://biblioteca.clacso.edu.ar/
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El Derecho a desaprender

 Juan Carlos Miranda Arroyo

En un artículo de publicado en 2007, Medina, Clèries y Nolla (1), afirman que el “desaprendizaje como método reflexivo de cuestionamiento crítico de la realidad, ayuda a examinar las estructuras teóricas que cada sujeto ha asimilado, frecuentemente de manera acrítica, durante su trayectoria formativa y profesional. Este examen crítico de las formas habituales de pensar y actuar en el mundo no pretende erigirse como guía del proceso de transición hacia formas de conciencia más verdaderas y fundamentadas. Lo que se busca, por el contrario, es realizar un ejercicio constante de interrogación de lo evidente y de aceptar los límites del pensamiento y las incertidumbres del presente.”

Considero oportuno indagar sobre este concepto del “desaprendizaje” (aun cuando se aplica en profesionales de la salud), porque introduce también un debate relevante en el campo de la educación: ¿Cómo hemos aprendido a lo largo de la vida profesional? En particular, dicho concepto contribuye a la necesaria discusión sobre los contenidos de la formación continua de docentes, directivos escolares y asesores técnicos de la escuela pública (sobre todo Básica y Media Superior): ¿Cómo y por qué hemos sido formados profesionalmente así y no de otra manera? ¿Hemos practicado sistemáticamente la autocrítica y la reflexión profunda sobre nuestros pasos por las escuelas formadoras de profesionales de la educación, y cómo se extiende ello hacia nuestras prácticas profesionales actuales?

En el terreno de las políticas públicas en este ámbito, es decir, en la formación continua de las figuras educativas en servicio, conviene retomar estos cuestionamientos, porque es frecuente que los contenidos y métodos de la formación continua se centren en la actualización lineal o acrítica, sin entrar a las profundidades de la práctica cotidiana (sus contradicciones), ni en el interrogatorio a fondo sobre el porqué de esos métodos y contenidos formativos.

“El desaprendizaje –dicen Medina, Clèries y Nolla- es una extrapolación a los campos profesionales de la noción de “deconstrucción” del filósofo francés Jacques Derrida, pensador postmoderno que ha suscitado las más grandes adhesiones y las más virulentas críticas, y se puede entender como un proceso (auto) formativo, individual y/o colectivo de búsqueda de nuevos significados y de sentidos innovadores. El desaprendizaje o deconstrucción es un proceso de inversión de los horizontes de significado que cada sujeto ha sedimentado, en ocasiones, de forma acrítica durante su trayectoria formativa y profesional. Implica examinar críticamente el marco conceptual que estructura la percepción de la realidad y el modo de interpretar el mundo. Desaprender es ejercitar la sospecha sobre aquello que se muestra cómo “aparentemente lógico”, “verdadero y coherente”. Es suspender la evidencia de los modos habituales de pensar y describir las prácticas profesionales.”

Ubicándonos en el terreno de los caminos alternativos a seguir, es decir, acerca de cómo se puede llevar a cabo uno o varios procesos de “desaprendizaje” en la formación de profesionales de la educación (docentes, directivos escolares y demás figuras educativas), Medina, Clèries y Nolla proponen visualizar al “desaprendizaje” como método (2).

“Uno de los aspectos más relevantes del desaprendizaje es que permite, partiendo de las propias experiencias, evocar el camino que ha conformado las construcciones personales e identificar las lagunas, los vacíos y las contradicciones de los marcos categoriales. Permite examinar los determinantes sociales y personales que conforman la arquitectura conceptual y perceptual. El desaprendizaje es, por tanto, un proceso de subjetivación que implica el partir de sí. Esto significa valorar el propio saber y pensamiento surgido de la experiencia vital y poner en cuarentena los enfoques técnicos que supuestamente tienen una base científica, pero (que) ignoran los procesos vitales y la complejidad de los vínculos humanos que se gestan a diario en los contextos de enseñanza y práctica…”

Partir de un criterio basado en la experiencia profesional, (algo que se ha ejercido con relativa frecuencia en la Universidad Pedagógica Nacional, en México: me refiero al análisis de la práctica docente y directiva), para emprender la reflexión implicada en los procesos del “desaprendizaje”, es un elemento válido para conducir hacia procesos de “reaprendizaje” que, a su vez, conduzcan hacia la eventual transformación de las propias prácticas profesionales, tanto en el aula como en el terreno de la gestión educativa (a nivel de la supervisión de zona escolar) y de la gestión escolar (a nivel del liderazgo académico en cada centro de trabajo o escuela).

Los pasos que sugieren los autores citados en este breve comentario, para llevar a cabo los procesos de “desaprendizaje” en el ámbito de las prácticas profesionales, son: 1) Reconocimiento de la realidad y definición del aspecto a desaprender. 2) Identificación de las «huellas» personales. 3) Elaboración del “mapa” individual y/o colectivo. 4) Búsqueda de “interpretaciones-comprensiones-acciones” alternativas. 5) Desaprendizaje (desandamiaje). 6) Planificación de la práctica transformadora; inicio de la reconstrucción. 7) Seguimiento de las acciones. 8) Retorno a la realidad transformada; realidad II. Y 9) El inicio de un nuevo desaprendizaje.

“El primer principio del desaprendizaje –señalan los especialistas catalanes-, consiste en suspender el juicio e introducir la duda en la estructura de los pensamientos y representaciones simbólicas. Este trabajo intelectual implica una fuerte crítica a verdades establecidas y a los modelos “tradicionales” de vida profesional, y supone un ejercicio estratégico que permite encontrar las verdades particulares y significativas.”

Algunas de las preguntas o ejes sugeridos para realizar el análisis autocrítico de las prácticas profesionales, que están incluidas en la propuesta citada, son las siguientes: ¿Qué aspectos de mi práctica me generan insatisfacción? ¿En qué teorías o modelos se apoyan esos aspectos? ¿Existen otras teorías o modelos alternativos? ¿Hay algún aspecto de los esquemas teóricos que manejo con los que me siento insatisfecho o (que) considere poco útiles para mi práctica? ¿Cómo los aprendí? ¿Cómo los uso? ¿Son “evidentes” (o tangibles) las evidencias en las que me baso para tomar decisiones profesionales? ¿Cómo se presenta en mí y entiendo hoy el/la aspecto a desaprender (cómo lo entiendo, cómo lo percibo, qué conozco de él: certezas y dudas)? ¿Cómo ha sido construido en mí el/la aspecto a desaprender? (experiencia formativa, lecturas, práctica profesional, etc.). Identificar elementos y componentes de lo que quiero deconstruir.

Posteriormente, una vez puesta en práctica la reflexión crítica inicial, se sugiere realizar las siguientes actividades: Buscar información bibliográfica (documentos primarios, secundarios, bases de datos, índices, etc.). Consultar a expertos. Realizar la sistematización conceptual. Y seguir con las preguntas: ¿Qué elementos o enfoques nuevos incorporo a mis concepciones? ¿Qué aspectos ya conocidos desestimo? ¿Cuáles mantengo? ¿Qué aspectos voy a transferir a mi práctica profesional? ¿Mediante qué procesos y procedimientos? ¿Cómo evaluaré los cambios y transformaciones operadas? ¿Qué espacios y momentos serán usados para la evaluación? ¿Cómo percibo ahora mi realidad profesional? ¿Qué fortalezas y debilidades hay en las transformaciones que se están operando?

Queda claro, entonces, que “Desaprender” no es olvidar o entrar a la curva del olvido, ni significa una “caída” en el aprendizaje. Es un proceso diferente, de revisión autocrítica sobre lo aprendido. Y que, para poner en operación como procesos reflexivos, se requiere de vincularse con especialistas en el dominio de este método.

Así, la presente descripción general sobre el método y los procesos del “desaprendizaje”, tiene la intención de abrir caminos hacia nuevos horizontes en el campo de la formación continua de las figuras educativas, (o de otros profesionales de sectores públicos, no educativos). Todo ello, sobre el argumento de que no sólo es necesario “actualizar” o “capacitar” linealmente a las figuras educativas de la educación pública (obligatoria y no), sino que es necesario explorar algunas alternativas que conduzcan hacia un efectivo ejercicio de los derechos laborales y de la profesionalización. O quizá, dicho en otras palabras, para que las y los profesionales de la educación también ejerzan su derecho a “desaprender”.

Fuente consultada y nota:

(1) El desaprendizaje: propuesta para profesionales de la salud críticos. Educación Médica 2007; 10(4): 209-216.

(2) Este método también se puede llevar a diferentes contextos educativos, como son los de la formación de jóvenes de bachillerato, de educación superior y de posgrado.

jcmqro3@yahoo.com


Artículo publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/el-derecho-a-desaprender/

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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La grieta invade el ámbito académico en ciencias sociales o de la muerte del debate público

Recuerdo a inicios de la década de los años setenta del siglo pasado, cuando hacía poco estaba cursando la carrera de sociología, en la entonces Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que participé como asistente-alumno a un evento de magnitud histórica, que quedó en el olvido.

Se concursaba la cátedra Sociología Sistemática. Habían dos competidores, Juan Carlos Portantiero y Justino O’Farrell, el primero dentro del marxismo, el segundo dentro de las “cátedras nacionales” con fuerte pregnancia peronista. Eran dos grandes académicos en aquel entonces. En el aula magna de la sede de la vieja facultad, repleta de asistentes, se dio un debate muy apasionado entre los integrantes de ambas cátedras postulantes en el concurso, demasiado apasionado. Debate público al fin, añorado en la actualidad.

Hoy se da una “grieta” en el ámbito académico, un debate similar sería casi imposible. Los de un posicionamiento excluyen a los de otro posicionamiento. El famoso “ágora” (del griego ἀγορά, asamblea, de ἀγείρω, ‘reunir’​) de la antigüedad griega feneció. Los de un lado miran con desconfianza a los del otro lado. El “pensamiento único” que se asigna a la derecha en tiempos de neoliberalismo, invade con su espíritu todo el espectro académico.

Así, por ejemplo, el video con perspectiva educacional -figura más abajo- en su inicio y final, en tanto haya discordancia, puede llegar a oscurecer el centro del panorama explicativo del modelo neoliberal en educación. Valga el caso de una mirada “progresista” que pudiera no aceptar algunos de sus motivos, a partir de lo que se invalide todo el texto fílmico, sin poder discriminar entre lo valioso y no lo valioso desde el propio encuadre político.

Pero, también en el mismo “progresismo” hay grietas. Comento una experiencia que viví, aunque debido a motivos de discreción no puedo mencionar las fuentes de información. En un encuentro, previo a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia de la nación, se realizó un encuentro a efectos de diseñar los lineamientos de las futuras políticas educativas. Los expositores fueron seleccionados estrictamente dentro del ámbito del poder académico vigente, excluyendo a otros que aún pudieran tener miradas o expectativas diferentes, pero no disociadoras. Ni uno de ellos fue elegido (*), y los motivos pueden ser diferentes. Obviamente, es difícil que, independientemente de su aceptación o no, fueran también candidatos para ocupar cargos políticos en el nuevo período gubernamental. Y se da la posibilidad, otra forma de grieta, de no darles cabida simplemente por cuestiones de poder.

Hicimos alusión a la grieta. La palabra grieta aparece en nuestro país durante la primera década del siglo XXI. Tiene que ver con un uso lingüístico que señala la división maniquea de la sociedad argentina entre kirchneristas y antikirchneristas. Dicho enfrentamiento político posee una alta y promovida dosis de irracionalidad, odio, prejuicio, intolerancia, de pura matriz emocional.

Proviene del latín “crepâre” (estallar). Según el Diccionario de la Real Academia Española tiene tres acepciones, de las que subrayamos para nuestro caso aquellas que aluden al término “solidez”:

  1. f. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido.
  2. f. Hendidura poco profunda que se forma en la piel de diversas partes del cuerpo o en las membranas mucosas próximas a ella.
  3. f. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.

Grieta se usa a manera de metáfora. Un término nos permite comprender el significado de algo, nos permite comunicar algo a alguien, nos permite posicionarnos de alguna manera en el plexo de las relaciones humanas, en el caso al que aludimos, nos referimos al posicionamiento político. La solidez (firme, macizo, denso) de los cuerpos es estudiada originalmente por la física. En tal sentido, la grieta menta una “estallido” que hace casi imposible el diálogo. El diálogo supone al menos una base de acuerdo como punto de partida, si aquella no existe, tampoco el diálogo. Entonces, son los aspectos emocionales más negativos desde los que se entiende la realidad. Y, si vamos al ámbito académico, la “grieta” en el mismo significa la disolución de lo epistemológico o científico.

Hagamos un juego de imaginación. Consideremos el siguiente breve video en materia de política educativa: https://youtu.be/Qp8obtMJ-kI . Dejo a la libre consideración de cada lector del presente texto la mirada interpretativa que haría alguien que se ubica dentro de la derecha, dentro de la izquierda, dentro del progresismo. Hagamos la salvedad de que dichos posicionamientos pueden ser ambiguos por lo genérico de cada uno de los mismos. Y otro interrogante más: como docentes, ¿sería dicho video materia de nuestra enseñanza?

(*) Ni uno de los 64 académicos fueron tenidos en cuenta. La propuesta fue por el mérito de estos, sin habérseles consultado al respecto.

Fuente: https://rebelion.org/la-grieta-invade-el-ambito-academico-en-ciencias-sociales-o-de-la-muerte-del-debate-publico/

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Aprendizaje Basado en el Pensamiento: pedagogías emergentes para tiempos de confinamiento (VIII)

Por: Educación 3.0

Muchos docentes de diferentes asignaturas y de distintas etapas y niveles educativos han empleado las destrezas de pensamiento para la enseñanza del contenido de sus materias. María Teresa Mateo Girona, filóloga Hispánica e Inglesa y doctora en Educación, expone las razones.

aprendizaje basado en pensamiento

En estos momentos de confinamiento, los docentes hemos tenido que reformular nuestros programas y nuestra manera de enseñar aceleradamente. El reto ha sido inmenso: pasar de lo presencial a lo virtual, sin transición y, casi, sin instrucciones. No ha sido fácil, pero ¿y si se convirtiera en una oportunidad para aprender y para desarrollarnos profesionalmente?

En este sentido, el Aprendizaje basado en el Pensamiento nos da claves sobre cómo fusionar los contenidos con las estrategias válidas de pensamiento creativo, analítico y crítico necesarias durante la escolarización pero, sobre todo, desde una perspectiva de aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida.

¿Qué es el Aprendizaje basado en el Pensamiento?

Aprendizaje basado en pensamiento

Para la UNESCO (2017, p. 10), el pensamiento crítico se encuentra entre una de las ocho competencias clave consideradas como cruciales para el progreso del desarrollo sostenible, por ser “la habilidad para cuestionar normas, prácticas y opiniones; para reflexionar sobre los valores, percepciones y acciones propias; y para adoptar una postura en el discurso de la sostenibilidad”.

El Aprendizaje basado en el Pensamiento (o Thinking Based Learnig, TBL. Nota: usaremos TBL para distinguirlo del ABP, Aprendizaje basado en Problemas o Proyectos) ayuda a los estudiantes a aprender a ser buenos pensadores, de manera que aprendan a desarrollar este pensamiento dentro de la escuela y fuera de ella, donde tan necesario es para, entre otras cuestiones, racionalizar eficazmente la sobrecarga informativa proveniente de medios de comunicación y de redes sociales.

Desde que Robert Swartz creara este movimiento, a principios de los años 80, son muchos los docentes de diferentes asignaturas y de distintas etapas y niveles educativos que han empleado las destrezas de pensamiento para la enseñanza del contenido de sus materias. Entre otras destrezas, en el TBL se trabajan destrezas de pensamiento creativo, analítico y crítico aplicado a distintas situaciones académicas y vitales.

Desde la cuna en la que se materializó esta pedagogía, el Centro para la Enseñanza del Pensamiento (The Center for Teaching Thinking, CTT) de la Universidad de Massachusetts (Boston), se propuso el término “infusión” en el ámbito educativo. Dicho término sirve para “describir la enseñanza en el aula que fusiona la enseñanza de técnicas para un pensamiento eficaz con la enseñanza de los contenidos descritos en el currículo de forma específica” (Swartz, 2019, p. 5).

¿Por qué necesitamos enseñar a pensar a nuestros estudiantes?

Existen diversas razones y motivos para incorporar las propuestas del Aprendizaje basado en el Pensamiento a nuestra enseñanza. Así, el TBL aporta las siguientes ventajas:

2º- Aumenta la creatividad. El docente puede guiar explícitamente a los  estudiantes no solo con técnicas como la lluvia de ideas, sino proporcionando instrucciones para que de dos o más ideas se obtenga otra nueva, o mostrando cómo crear metáforas originales. Swartz (2016, p. 10) defiende que “muchas pinturas (…) son metáforas complejas desarrolladas por personas que se habían convertido en genios creativos (…), las semillas que se plantan en los jóvenes de cinco años, si los maestros posteriores las cultivan bien, pueden darnos los Velásquez y los Goyas del siglo XXI”.

3º- Capacita para la resolución de problemas en cualquier circunstancia de la vida. Al desarrollar las destrezas de pensamiento conectadas con los contenidos curriculares, los estudiantes adquieren recursos para que estas puedan aplicarse a su vida cotidiana.

4º- Previene de los errores de pensamiento que se fijan en nuestros esquemas mentales. Es una falacia que todo el mundo sepa pensar correctamente. Pinedo, García & Cañas (2018, p. 5577) explican que “todas las personas piensan, pero no eficazmente. El pensamiento eficaz necesita ser aprendido”.

Para entender la necesidad de esta enseñanza, basta con pensar en la propia experiencia y darnos cuenta de que los siguientes errores de pensamiento los realizamos de manera recurrente, como patrones fijos (Perkins & Swartz, 1991):

− Pensamiento apresurado: se toman decisiones de manera precipitada o se formulan ideas sin apenas reflexionar o sin prestar la mínima atención.

− Pensamiento vago: las ideas son poco claras y se formulan de manera ambigua, sin especificaciones, sin planteamientos profundos.

− Pensamiento enmarañado: los pensamientos están desorganizados y no se concretan, sino que se formulan de manera inconexa.

Ante estas carencias, se justifica la necesidad de desarrollar de manera explícita las estrategias que permitan a nuestros estudiantes ser pensadores críticos, analíticos y creativos para que resuelvan eficazmente las situaciones complejas de esta sociedad de la información.

¿Cómo aplicar el TBL en el currículo?

Los cuatro pasos importantes para implementar el método TBL son (Tajudin, Zamzamir & Othman, 2019):

1º Detectar estrategias de pensamiento específicas en contextos reales.

2º Promover el uso de uno o más hábitos mentales concretos. En segundo lugar, se deben dar herramientas a los estudiantes no solo para ser conscientes de las estrategias que se emplean, sino para que las usen de manera que guíen y dirijan con efectividad su pensamiento.

3º Ofrecer orientación a los estudiantes para que piensen eficazmente sobre el propio aprendizaje de contenidos. En este momento, nos solo se trata de tomar consciencia de que se aprende, sino que se trata de orientar el pensamiento hacia lo que se quiere aprender; así, por ejemplo, se toman las medidas que se creen necesarias para obtener los resultados deseados.

4º Alentar a los estudiantes para que reflexionen sobre su pensamiento de manera consciente.

¿Cómo hacer visible lo invisible?

Los organizadores visuales son esquemas verbales o gráficos que sirven para disponer nuestro pensamiento para desarrollarlo eficazmente. Cada estrategia de pensamiento tiene sus propios organizadores visuales. A continuación, puedes encontrar dichos organizadores en los enlaces de la siguiente tabla, la cual presenta una clasificación de las estrategias según el tipo de pensamiento que promueven:

Tipo de pensamiento Estrategias de pensamiento
Pensamiento creativo (Síntesis) TOMA DE DECISIONESRESOLUCIÓN DE PROBLEMAS (http://organizadoresgraficos.com/grafico/analogia.php)
Entendimiento (Análisis) IDENTIFICACIÓN DE LAS PARTES Y DEL TODOCOMPARACIONES Y CONTRASTES (http://www.organizadoresgraficos.com/grafico/triple-venn.php)
Pensamiento crítico (Evaluación) FORMULACIÓN DE PREDICCIONESEXPLICACIÓN DE CAUSAS (http://www.organizadoresgraficos.com/grafico/fishbone.php)

¿Y cómo hacerlo visible en estas circunstancias de confinamiento?

La propuesta es sencilla: se trata de incluir las rutinas de pensamiento en las tareas que solicitemos a nuestros estudiantes.

1º Pensar qué tipo de estrategias de pensamiento les estamos solicitando para llevar a cabo la tarea requerida.

2º Podemos recurrir a vídeos o a textos que les aporten información sobre las mismas.

4º Les pediremos que reflexionen acerca de la ayuda que les ha proporcionado, o bien que analicen cómo podrían mejorar la tarea concreta.

Este tiempo de confinamiento debe servirnos para la reflexión: ¿qué mejor manera de fomentar ese hábito reflexivo en nuestros estudiantes que proporcionándoles herramientas para que sea un pensamiento creativo, analítico y crítico válido?

Nueve principios básicos para enseñar a pensar

Aprendizaje basado en pensamiento

Perkins & Swartz (1991) establecieron nueve principios básicos para el TBL, que resumen las claves del TBL:

II. Los organizadores del pensamiento

III. La infusión con el currículum académico

IV. Atención a las habilidades, procesos y disposiciones

V. La importancia de ser explícitos

VI. Atención a la metacognición

VII. Transferencia del aprendizaje

VIII. Construir un programa infusionado

IX. La Necesidad de Desarrollo Continuo del Personal

Referencias: Perkins, D. N., & Swartz, R. (1991). The Nine Basics of Teaching Thinking. In A.Costa, J. Bellanca& R. Fogarty (Eds.), If minds matter: A forward to the Future, Vol. II, pp.53-69. Palatine, IL: Skylight Publishing, Inc.— Traducción y adaptación, Paulina Bánfalvi Kam y José Blas García Pérez, en INED21. Pinedo, R.; García, N.; Cañas, M. (2018).Thinking routines across different subjects and educational levels. Proceedings of INTED2018 Conference 5th-7th March 2018, Valencia, Spain, pp. 5577-5580. ISBN: 978-84-697-9480-7. Swartz, R. J. (2016). Teaching the thinking that counts making teaching successful and relevant for all students in the 21st century, Center for Teaching Thinking, USA Editorials from ENIAC in Madrid, Spain, September, 2015 – January, 2016.— (2018). Pensar para aprender. Cómo transformar el aprendizaje en el aula con el TBL. Biblioteca de Innovación Educativa, SM.

Tajudin, N. M.; Zamzamir, Z.; Othman, R. (2019). Thinking-Based Learning Module for Enhancing 21st Century Skills. International Journal of Innovative Technology and Exploring Engineering (IJITEE), Volume-8, Issue-6S4, pp. 397-401. ISSN: 2278-3075. Yussuf, M. (2017). Infusing Thinking-Based Learning in Twenty-First Century Classroom: The Role of Training Programme to Enhance Teachers’ Skilful Thinking Skills. In: I.H. Amzat and N.P. Valdez (eds.), Teacher Empowerment Toward Professional Development and Practices, ch. 14, pp. 211-220. Springer Nature Singapore Pte Ltd. DOI 10.1007/978-981-10-4151-8_14

María Teresa Mateo Girona es Filóloga Hispánica e Inglesa y Doctora en Educación. Docente de Didáctica de la Lengua en la UCM y en la UAM y Miembro del grupo de investigación Didactext. Este artículo forma parte de un proyecto de aprendizaje-servicio coordinado por el profesor Fernando Trujillo Sáez y Conecta13 dentro del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III, la Fundación Estudio y la Institución Libre de Enseñanza.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/aprendizaje-basado-en-pensamiento/

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Libro: Paulo Freire más que nunca una biografía filosófica

Por: CLACSO.

 

Autor: Walter Kohan

Presentación: Walter Kohan. Federico Brugaletta.


“Paulo Freire es una figura extraordinaria no solo para la educación brasileña, sino también para la educación latinoamericana y mundial. Sus contribuciones no se limitan a una obra escrita, mucho menos a un método, ni siquiera a un paradigma teórico; también refieren a una práctica y, de un modo más general, a una vida dedicada a la educación, una vida hecha escuela, o sea, una manera de ocupar el espacio de educador que lo llevó de viaje por el mundo entero ‘haciendo escuela’”.
Walter Kohan

“Este libro es por sí mismo un símbolo de lo que un maestro puede provocarnos y del gesto material de dar una respuesta en nombre de sus efectos y afectos”.

Del prólogo de Carlos Skliar

La edición en español de Paulo Freire más que nunca de Walter Kohan realizada por CLACSO es mucho más que una invitación a leer a uno de los pedagogos más importantes y potentes del siglo XX; es un llamado a entablar un vínculo con lo más singular y rico del pensamiento social brasileño y latinoamericano; es trabar diálogo con un hombre cuyo trabajo intelectual contribuye a repensar de un modo original un nuevo tipo de educación política para América Latina.


Temas CLACSO.

ISBN 978-987-722-583-9
CLACSO.
Buenos Aires.
Marzo de 2020


Link para descargar documento: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20200306042539/Paulo-Freire-mas-que-nunca.pdf

Fuente de la reseña: https://www.clacso.org/paulo-freire-mas-que-nunca/

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Entrevista a la profesora e investigadora Natasha Gómez: «La enseñanza no puede ser apologética, tiene que ser crítica»

Redacción: Rebelión

Natasha Gómez: «Nos ha tocado recoger una cosecha, proveniente de la siembra de generaciones anteriores de profesores, estudiantes, intelectuales y teóricos»

La carrera de Filosofía que se estudia en tres universidades cubanas, acaba de defender de manera pública, el nuevo plan de estudios «E». El camino aquí, la presencia del marxismo en el nuevo plan, los desafíos de su enseñanza en la universidad y su presencia en la sociedad cubana; han sido parte de los temas de los cuales La Tizza conversó en esta ocasión con Natasha Gómez, Profesora Titular, Doctora en Filosofía, y presidenta de la Comisión Nacional de la Carrera de Filosofía.

Natasha comienza haciendo algo de historia: «Esta carrera, denominada, hasta ahora, ‹Filosofía Marxista-Leninista› se imparte en tres universidades: la Universidad Central de Las Villas —que comenzó en 2008—, y en las universidades de Oriente y La Habana, desde 1976. Más allá de su nombre, el concepto siempre fue el de una carrera de filosofía, en la cual se estudian todas sus áreas de saber, tradicionales y actuales; así como los distintos autores, escuelas, conceptos, teorías, obras, entre otras; desde luego, siempre es una selección pedagógica de toda esa disciplina. Desde 1976, y así ha sido hasta el día de hoy.

La Tizza (LT): Es curioso eso que apuntas… El sentido común hace pensar que, al abrirse en 1976, esa carrera tendría más que ver con «filosofía marxista-leninista» —con todas sus implicaciones—, y, en menor medida con «filosofía». Cuando revisas el impacto mediático-noticioso después del 28 de enero, en que se defendió el nuevo plan de estudios —el «E»—, parece ser que lo más llamativo es la cuestión nominal: el paso de «Filosofía Marxista-Leninista» a «Filosofía». Eso me lleva a la pregunta: ¿Por qué filosofía a secas?

Natasha Gómez (NG): En realidad, lo que se acaba de aprobar es el nuevo Plan de Estudios, lo cual incluye un rediseño y actualización de los sistemas de contenidos, las habilidades a formar, asignaturas, agrupaciones de asignaturas —que llamamos disciplinas—, estrategias curriculares, objetivos, selección bibliográfica; todo lo que compone el sistema de formación. Los aspectos científicos y metodológicos sustentan ese plan. Sucede que, en este caso, el nuevo plan fue propuesto con la denominación de «Filosofía», porque su objeto de estudio es toda la filosofía. Pero no es, en rigor, el cambio de un nombre lo que se aprobó en el acto de defensa de la carrera, sino el nuevo Plan de Estudios.

El Ministerio de Educación Superior (MES) tiene, como sistema de trabajo, que todas las carreras, cada cierto tiempo se actualicen, y esa «actualización» se expresa en cada nueva generación de planes de estudio. Esto que se acaba de defender el 28 de enero, es el Plan «E»; lo que supone que ya hemos atravesado por los planes «A», «B», «C», «D», con sus adecuaciones. Yo soy de la segunda generación —el plan «B»— y puedo dar testimonio —además de que hemos efectuado investigaciones documentales, de archivo, que lo sustentan— que, a pesar del nombre, se estudiaba toda la filosofía, o, al menos, toda la filosofía que era posible estudiar. Lo curioso es que la carrera, en los documentos oficiales, se denominó «Filosofía Marxista-Leninista», incluso cuando ni siquiera en la Unión Soviética —donde se generó después de la muerte de Lenin, el «marxismo-leninismo»— tuvo nunca ese nombre. Los graduados cubanos en universidades de los antiguos países socialistas, recibieron siempre titulaciones en Filosofía.

Era necesario no postergar más la decisión de poner en correspondencia el objeto de estudio de la carrera con su denominación. Ahí existía un error metodológico que se arrastraba casi por cuarenta y cuatro años: el nombre era mucho más reducido que su objeto. Y, con independencia de lo que se entienda por «marxismo-leninismo», la carrera llevaba el nombre de una sola expresión filosófica, y más estrecho aún, el nombre de una corriente específica dentro de ella: es decir, tampoco abarcaba todo el marxismo.

Por otra parte, constituye una práctica académica nacional e internacional, la denominación genérica de toda carrera: Física, Química, Derecho, Artes, Historia, Sociología, y así las demás. Esta debe ser: Filosofía.

En resumen, no es que el nuevo plan de estudios plantee, por primera vez, una carrera de «Filosofía». Siempre fue así desde 1976. Ahora solo se corrige su denominación.

Por otra parte, al interior de los sucesivos planes de estudios implementados en Cuba, se ha atendido de modo especial el estudio del marxismo, diseñado a partir de un conjunto de asignaturas. Hasta fines de los años ochenta, ese segmento de marxismo tenía limitaciones, entre ellas: uno, se reducía al marxismo originario, es decir, no se consideraba el resto de la tradición marxista —entre otros: Rosa Luxemburgo, G. Lukacs, K. Korsch, A. Gramsci—; dos, no se relacionaba con suficiencia el contexto histórico con su producción teórica; tres, la interpretación crítica de las proposiciones marxistas no estaba en primer plano; y cuatro, apenas se disponía de información actualizada acerca de las investigaciones marxistas generadas fuera de los países socialistas.

En todos los planes de estudios se mantuvo esa disciplina de marxismo la cual asumió distintos nombres a lo largo del tiempo; quizás desde fines de los ochenta o los años 90 se denomina «Teoría e Historia del marxismo», justo porque incorpora la contextualización de una teoría, que se nutre no solo de premisas intelectuales, sino de modo especial de motivaciones sociales y políticas. Esta perspectiva histórica —reclamada alguna vez por un segmento de profesores de Filosofía de la Universidad de La Habana, e implementada en un programa docente en los sesenta— es una de las fortalezas de la carrera, y se mantiene en el Plan «E».

En otras palabras: se estudia toda la filosofía; y una de sus disciplinas es «Teoría e Historia del marxismo»; quiere decir no hay una renuncia al marxismo —ni al leninismo, que forma parte de su tradición—. Y en ese sentido, asume los principios que recoge la nueva Constitución cubana en su artículo 5.

¿Cómo aparece en el nuevo plan de estudios? Contempla 256 horas en total —cuatro semestres, cada uno con 64 horas—. Un primer semestre dedicado al estudio de la obra de Marx y Engels, el marxismo originario. Un segundo semestre dedicado al marxismo de Lenin, en el que se han incorporado, desde planes de estudio anteriores, todo un conjunto de marxistas que le fueron contemporáneos, y en particular aquellos que dialogaron críticamente con él, para que el estudiante comprenda la esencia heterogénea y hasta contradictoria de la producción teórica del marxismo en la etapa de la Segunda Internacional, que sentó bases definitivas para la conformación de las distintas corrientes: entre esos teóricos y militantes trabajamos a Lev Trotski; Rosa Luxemburgo, los comunistas de izquierda, la teoría y la política al interior de la socialdemocracia alemana, entre otros. Un tercer semestre que estudia el marxismo posterior a Lenin —téngase en cuenta que siempre es una selección—. Y un cuarto semestre que repasa ciertas cuestiones teóricas. Esta es una asignatura abierta a la actualización.

Entre las novedades de este plan, se sitúa el estudio de la ética en un lugar más destacado de la estructura disciplinar, así como se actualizan contenidos relativos a bioética, medioambiente, género, filosofía de la mente, entre otros. Asimismo, los cursos optativos privilegian la filosofía latinoamericana y caribeña, y debates culturales cubanos. Por cierto, desde los años noventa el «Pensamiento filosófico cubano y latinoamericano», constituye toda una disciplina del currículo básico.

En ese sentido, la carrera tiene una voluntad anticolonialista, pues no solo comprende la filosofía occidental y su racionalidad: tenemos incluso «Filosofía oriental» y estamos incorporando cada año novedades investigativas al respecto.

LT: Por tu respuesta, entiendo que el anterior, y en este mismo nuevo plan de estudios, hay «marxismo», hay «leninismo, incluso hay «marxismo-leninismo» —en las maneras en que eso se concibió en un momento dado como ya has apuntado, con todas sus deudas—. En este sentido, la pregunta es cuánto de «marxismo-leninismo» —con las implicaciones que eso tiene, ya sabidas— hay en este nuevo plan de estudios; ya sea porque subsisten contenidos, prácticas, formas de pensar, tradición pedagógica —porque los profesores están acostumbrados a ello—, o por cualquier otra razón. ¿Cuánto se parece este marxismo y este leninismo a los contenidos de marxismo-leninismo de hace treinta años, antes del derrumbe de la Unión Soviética?

NG: Una de las novedades es que, por primera vez, se va a estudiar el «mapa» de las tendencias heterogéneas del marxismo —eso va a estar en una de las asignaturas—; y una de esas tendencias es el marxismo-leninismo. Ese es su lugar dentro del actual plan. Por supuesto, que se va a analizar críticamente, al igual que se aborda el análisis de todos los discursos filosóficos.

LT: Para llegar a ese cambio, porque sin dudas es un cambio, ¿cómo ha incidido el debate intelectual, académico de los últimos veinte o treinta años alrededor del marxismo y del marxismo-leninismo? ¿En qué medida estos cambios son deudores de esos debates?

NG: El nuevo plan de estudios que ha sido aprobado no es el logro de la generación actual de profesores de filosofía. Esto ha sido el resultado de un proceso acumulativo en el cual tienen mérito desde los primeros profesores del primer Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, allá en los años sesenta, hasta las sucesivas y actuales generaciones de profesores. Es un efecto acumulativo, el cual a la generación actual le ha correspondido conducir a este punto, que es también un punto de continuidad porque habrá que seguir actualizando, incorporando resultados investigativos a la docencia, y siempre prevenirnos críticamente frente a dogmas propios y ajenos. Nos ha tocado recoger una cosecha, pero hay siembras de mucha gente anterior, de generaciones anteriores, de profesores e incluso de estudiantes que tuvieron conciencia de que el marxismo que se estudiaba había que ampliarlo y que había que tener una concepción más plural, fundamentada en investigaciones científicas, a lo cual todas esas generaciones han ido contribuyendo con una obra intelectual muy importante desde los años sesenta, incluso los setenta y ochenta y, sobre todo a partir de los años noventa.

Sin embargo, la comunidad académica cubana dedicada al marxismo, no ha tenido una posición unánime, a través de la historia, sobre la apertura crítica, investigativa y docente hacia la pluralidad de marxismos.

En este momento existe una correlación —pudiéramos decir «favorable»— para esos cambios: una conciencia crítica de que no existe una sola tendencia del marxismo que pueda representar la diversidad de marxismos o que pueda considerarse como única legítima. La premisa de que el marxismo es, en rigor, un conjunto de corrientes heterogéneas y contradictorias en su interior, ha ido ganando espacio.

LT: Natasha; tú llevas muchos años ya desarrollando la docencia del marxismo lo cual te ha permitido acumular una invaluable experiencia en ese campo. En tu perspectiva, ¿cuál es la salud de la enseñanza oficial del marxismo —que ya sabemos que no es lo mismo que el marxismo oficial, son cosas distintas— en las universidades, en tu condición de presidenta de la Comisión Nacional de Carrera, pero sobre todo como profesora? ¿Qué valoración tienes en relación con la enseñanza del marxismo en los niveles anteriores al universitario?

NG: Hay dos dimensiones en tu pregunta. En cuanto al marxismo que se imparte en la carrera, considero que, desde luego, hay cosas que están por hacer. Sin embargo, este claustro está realizando investigaciones efectivas, está produciendo cada año en términos de publicación de artículos y libros de interés —en particular en nuestro contexto—, y cuyos resultados deben ser, por cierto, más socializados —porque se conocen apenas en determinados grupos, determinados segmentos—. ¡Y todo eso ha ido a parar a la docencia! La docencia actual en la carrera incluye también algo que por décadas en Cuba apenas se estudió: la historia del marxismo; el enfoque crítico de su historiografía, la contextualización histórica de los distintos autores, de las distintas teorías, de las distintas obras; todo eso se ha ido incorporando.

En términos temáticos también hay avances notables: por ejemplo, estamos trabajando en los últimos años por el enfoque de género, incluso a partir de marxismo clásico; también cuestiones relativas a la ecología. Este es un proceso, debemos avanzar más en nuestras investigaciones; en recuperar autores que no han sido trabajados. Como parte de una comprensión más realista, nos hemos interesado por la presentación de contradicciones, polémicas, teorías alternativas, teorías inconclusas, y todo eso, ejercitando una apreciación crítica, para que pueda ser prospectiva. No podemos pensar que eso está terminado. Pero sí hemos avanzado bastante.

En relación con la enseñanza general del marxismo en Cuba, creo que debe seguir avanzando. Incorporar la idea de esa pluralidad: existen diversas teorías para un mismo problema y debemos apropiarnos de esa diversidad. Presentar el marxismo como una tradición, y no solo reducirlo a tres personalidades. Esa vida real del marxismo, debe ser llevada a los estudiantes. La enseñanza no puede ser apologética, tiene que ser crítica. La crítica señala la distancia entre lo que es y lo que debe ser. Si no somos críticos, no se identifica el objetivo, prevalece el conformismo, y muere la voluntad de revolución. También debe pensarse en la segmentación artificial del marxismo con fines docentes. El marxismo nació como una teoría unitaria que integraba saberes e investigaciones distintos: empíricos y teóricos, históricos, económicos, políticos, de activismo, filosóficos, científicos, entre otros. Asimismo, hay que hacer uso de las investigaciones. Las universidades deben ser escenarios sistemáticos de debates y de presentación de resultados, por parte de académicos, e intelectuales nacionales y extranjeros. Hay que recuperar la voluntad por el estudio —estudio, digo— del marxismo y sobre todo en la gente joven. Puede ser que los jóvenes estén saturados de un tipo de marxismo, de una codificación, de una manera de presentarlo, de una envoltura pedagógica. La recuperación de ese interés no puede ser, y no es, responsabilidad exclusiva de una asignatura escolar; tiene que ser una necesidad orgánica de la gente, de la sociedad y de la política cubanas. Tiene que experimentarse como una necesidad individual y social, para que ese estudio se convierta en motivación real. De manera que el marxismo no puede ser, porque no es, una materia como la Lengua Española o la Química, que se imparte en determinada hora de la semana. Hay que repensarse de manera radical el marxismo escolar y sus procesos regulares de institucionalización.

LT: Filosofía, y en especial Filosofía marxista-leninista, no es solo una carrera; es también una disciplina que se estudia en todas las carreras universitarias, incluso en ocasiones bajo el nombre de «Marxismo para los servicios»… Estos cambios en la propia carrera, en su concepción, en sus contenidos ¿tendrán algún impacto en la docencia del marxismo en otras carreras?

NG: En cuanto a los estudios de marxismo en otras carreras, se han desarrollado programas de perfeccionamiento y con seguridad conducirá a cambios. Sin embargo, debe haber una reconsideración radical del asunto.

Los debates que se generaron alrededor de la presentación del Plan de Estudios de la carrera de Filosofía y la socialización de argumentos en el ámbito institucional y académico —incluso han tenido cierto impacto fuera de esos márgenes—, así como la producción científica del claustro que lo ha acompañado, pudieran tener alguna influencia en otros espacios escolares.

LT: Se acaba de defender una carrera de «filosofía»… Y uno se pregunta, en el contexto actual, «¿Para qué una carrera de filosofía hoy?». Parece que puede entenderse la presencia de determinadas carreras, pero no deja de ser llamativo esto ¿filosofía hoy, carrera de filosofía, por qué, para qué?

NG: ¿Para qué una carrera de filosofía? Yo te pudiera dar una explicación muy formal. Y es que en casi todas las universidades se estudia la filosofía, casi siempre como parte del área de las ciencias humanísticas o sociales —con independencia de que su estatus científico esté sujeto a una profunda discusión—. Pero sí se le reconoce a la filosofía como un saber académico tradicional; de hecho, de la filosofía griega partieron el resto de lo que hoy llamamos ciencias según la racionalidad occidental. Te pudiera dar esa explicación: «en casi todas las universidades del mundo hay una carrera de filosofía, como de matemáticas, de física, como la ingeniería, entre otras». Así que: «¿por qué debía faltar en Cuba una carrera de Filosofía?». Pero esa sería la respuesta formal.

A pesar de que el mundo de la filosofía es limitado —pues la vida filosófica en cualquier lugar tiene un espacio limitado— y que su funcionalidad no es evidente para todos ni para la sociedad; a pesar de eso, la filosofía es un saber necesario para la sociedad y los procesos revolucionarios. Porque formar un filósofo es formar un pensamiento crítico —la filosofía, en su esencia, es un saber crítico; que comienza siendo crítico consigo mismo y además es crítico con el mundo en que se desenvuelve—. Si partimos de una definición de la filosofía como un pensamiento crítico en general, autorreflexivo y reflexivo, entonces eso significa que tiene como objetivo central —no quiere decir que el resto de los saberes no lo tenga, pero la filosofía lo tiene en sí misma— la comparación entre lo que es y lo que debe ser. Por eso es que tiene un sentido crítico. No argumenta o legitima lo que es, sino argumenta lo que debemos ser y lo que debe ser. Y en ese sentido, yo considero que cualquier sociedad y también la sociedad cubana y su proyecto político, necesitan tener una conciencia crítica formada en la academia, que ejerza la crítica sistemática, con investigaciones científicas que la sustenten, que proyecte, imagine y establezca la distancia entre lo que somos y tenemos, y lo que debemos ser.

Otra cosa es ver cómo un filósofo se integra a la sociedad de manera efectiva para realizar este ejercicio: en términos institucionales es muy difícil situar un filósofo. Pero su ejercicio, aunque sea en apariencia intelectual —y nunca lo es, siempre se mueve en la dimensión social y práctica—, pudiera llegar a situarse en las coordenadas decisivas para la transformación de la sociedad, en el sentido en que Marx lo expresó.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=265458

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¿Por qué la ética y la filosofía son fundamentales en la educación?

Por: Universidad de Alcalá Portal de Información.

En esta entrevista, la catedrática de la UAH, Stella Villarmea, habla sobre la importancia de la ética y la filosofía para el desarrollo del individuo.

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Stella Villarmea.

Los retos de la era digital, la sociedad de la (des)información, los avances en biotecnologías y el desafío de las crecientes desigualdades parece que hace necesario que adolescentes y jóvenes dispongan de herramientas que les proporcionen autonomía y capacidad de decisión y, en este sentido, materias como la Filosofía o la Ética se presentan como instrumentos importantes para ofrecer una formación integral a los alumnos. Y esa parecía la intención, tras el acuerdo adoptado en el mes de octubre por la Comisión de Educación del Congreso, aplaudida por la Red Española de Filosofía (REF). No obstante, en el anteproyecto de ley que, en principio, queda paralizado por la convocatoria de elecciones, la asignatura de Ética de 4º de la ESO desaparece del programa obligatorio y eso cae como un jarro de agua fría entre los defensores de estas materias, entre los que se encuentra la catedrática de la UAH.

-¿Qué ha ocurrido, profesora, para que se rompa lo que parecía un consenso?
-El pasado otoño la Comisión de Educación del Congreso dio luz verde a la aplicación de un ciclo formativo obligatorio en Filosofía durante el último curso de la ESO y los dos cursos de Bachillerato. Un acuerdo aplaudido por muchos sectores de la sociedad, incluida la REF, a la que pertenezco. El anteproyecto de ley educativa que se estaba elaborando no contempla la asignatura de Ética como materia común y obligatoria en 4º de la ESO, tras la consideración de enmiendas del Consejo Escolar del Estado. Se ha roto el acuerdo parlamentario inicial y se está dando marcha atrás.

-¿Qué implicaciones tendría esa medida?
-Eso implicará que, por ejemplo, los estudiantes que no opten por el Bachillerato y elijan estudiar Formación Profesional no tendrán nunca la experiencia de reflexionar con rigor filosófico sobre el concepto de autonomía y sobre el mismo problema de la libertad. Me parece muy grave. La Red española de Filosofía está instando al Gobierno a que la ética vuelva a ser materia común en la Enseñanza Obligatoria. El valor del consenso político sobre la educación no debería desdeñarse ante los urgentes retos de la sociedad presente y futura.

-¿Qué aporta la Filosofía y la Ética en estas edades, en las que el pensamiento y las ideas van tomando forma?
-La presencia de una asignatura común de Ética en 4º de la ESO es necesaria e imprescindible, puesto que la enseñanza obligatoria debe incluir, como contenidos filosóficos esenciales de la educación, la reflexión y el análisis crítico-racional sobre temas como el ser humano y su dimensión moral, el problema de la libertad, las nociones de deber, derecho y principio; la distinción fundamental entre lo moral, lo político y lo legal; el análisis del pluralismo de las concepciones del bien, una introducción a las teorías de la justicia,  la relevancia de la Ética pública y de la integridad personal, la igualdad de trato y la no discriminación y, finalmente, el valor de racionalidad del diálogo y los procedimientos deliberativos que dan soporte a la misma democracia.

-Desde 2013 en que Filosofía se convirtió en asignatura optativa, la matrícula en el Bachillerato ha caído un 80%. Si somos tan conscientes de su importancia, ¿por qué se ha producido este descenso tan importante?
-Pues precisamente por lo que la pregunta dice: porque solo se oferta como optativa en una de las ramas del Bachillerato, la de Humanidades, y no se oferta, ni siquiera como optativa, en las demás ramas del Bachillerato. No es que los estudiantes no la elijan, sino que no pueden elegirla porque ni siquiera se oferta. Y cuando se oferta, han de elegirla entre otras opciones… En esas circunstancias, no se puede interpretar el descenso de matrícula como falta de interés del alumnado sino como una carencia en la oferta educativa.

-¿Qué diría para convencer de que estas asignaturas tienen que ser obligatorias, profesora?
-Debemos convencer a nuestros dirigentes de que no solo están cometiendo un error educativo, sino también político al no dar valor al consenso sobre la Filosofía, tras la historia de los avatares del frustrado pacto educativo. El objetivo de la educación obligatoria es fomentar la autonomía y la responsabilidad de la futura ciudadanía. La Ética ha sido siempre una parte fundamental de la Filosofía, desde sus orígenes en la Grecia antigua, y debe ser impartida por el profesorado de Filosofía, como recomienda expresamente la UNESCO. Requiere, finalmente, de una dotación horaria suficiente que permita dotarla de rigor y seriedad. Necesitamos restituir la dignidad de la Filosofía en el sistema educativo y la opinión pública nos es favorable.

Fuente de la entrevista: http://portalcomunicacion.uah.es/diario-digital/entrevista/una-profesora-de-la-uah-analiza-por-que-la-etica-y-la-filosofia-son-fundamentales-en-la-educacion.html?fbclid=IwAR3nPdZfPNhc3DcEwMaRdhwGuH11uqfH2gyvDOyIOTsysFf0wlmv4uyELcw

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