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Los demasiados currículos

Guadalupe Jover

Es necesario adelgazar el currículo, pero sin olvidar la importancia de una ciudadanía con memoria histórica y ética

Los neoliberales, sin duda, están ganando la partida.

En el diagnóstico estamos todos de acuerdo. Diez o doce asignaturas por curso, casi un centenar de epígrafes en cada una de ellas, infinitos estándares de evaluación… Todo es un solemne disparate. Los inabarcables currículos son causa última de una sobredosis de información que produce ignorancia, de unos ritmos frenéticos que impiden la lentitud necesaria para el aprendizaje, de unas jornadas maratonianas que aún reclaman la prórroga de los deberes en casa e, incluso, la ampliación de la jornada lectiva a la que la propia ley abre la puerta.

Sobre el papel todos coincidimos en la necesidad de adelgazar los currículos y favorecer miradas interdisciplinares, de primar el diseño de itinerarios sobre el afán de agotar el recorrido compulsivo por cada uno de los rincones del mapa. Pero hagámoslo con cuidado. En el deseo de racionalizar los programas escolares, de alentar el trabajo por proyectos y los aprendizajes globalizados no podemos proceder a la voladura de la historia del saber, del mapa de la cultura, de ciertos conocimientos especializados.

Durante muchos años, y en la estela de Paulo Freire, muchos educadores hemos reclamado para la escuela unos aprendizajes que ligaran la lectura de la palabra y la lectura del mundo, una enseñanza que no abriera fosos -o levantara muros- entre lo que se enseña en la escuela y lo que precisamos para tomar las riendas de nuestra vida tanto individual como colectiva. Cuestionábamos por tanto una corriente hegemónica y conservadora que hacía de la reproducción de unas esencias homogeneizadoras -una lengua, una cultura, una religión, una patria- uno de los objetivos esenciales del sistema educativo y desterraba cuanto no encajara en ellas.

La escuela fue haciéndose más y más diversa -por la sucesiva extensión del sistema educativo hasta los 14, hasta los 16 años; por los imparables flujos migratorios y la creciente multiculturalidad de nuestros pueblos y ciudades; por la incorporación de personas con algún tipo de discapacidad- sin que nuestro sistema educativo cambiara de raíz sus estructuras. Como tantas veces ha denunciado Francesco Tonucci, estábamos ofreciendo la escuela de unos pocos… a todos. Reclamábamos, por ejemplo, la apertura del canon literario nacional a un canon universal que nos permitiera reconocernos en nuestras identidades múltiples o una enseñanza de la lengua orientada al fin a la reflexión acerca de lo que las personas hacemos con las palabras. Pero la escuela ha sido secularmente inmune a estas demandas. Lo han sido las sucesivas leyes educativas y lo han sido también -y no en menor medida- las rutinas docentes y la percepción social de lo que significa aprender, tantas veces identificado con la ingesta de contenidos -fueran los que fueren, que eso no se discutía- y el autocompletado de ejercicios y problemas.

Hasta ahora. En los últimos años, y de la mano de los dictados de la OCDE y las pruebas PISA, algunas cosas se están moviendo. Ya no parece importar tanto cuanto tiene que ver con la cultura heredada (la Historia, la Filosofía, las Artes) sino un mercado de trabajo que demanda determinados perfiles profesionales y ciudadanos. A la OCDE -una organización supranacional de carácter económico- lo que le preocupa son exclusivamente aquellos aprendizajes que encajan con sus intereses, esto es, aquellos que permiten a chicas y chicos integrarse con facilidad en el mercado de trabajo al término de su escolarización obligatoria: ciertas destrezas lectoras, ciertas destrezas matemáticas y científicas e incluso, en aquellos países donde se está desmantelando el Estado de Bienestar, algo de competencia financiera para estar en condiciones de hacer frente al pago de la propia cobertura sanitaria, la educación de los hijos, las pensiones del mañana.

De esta manera, viejas demandas progresistas han pasado a colarse en la agenda educativa de los gobiernos… desprovistas del que había sido su sentido. Aprendizaje cooperativo, aprendizaje por proyectos, aprendizaje interdisciplinar pueden ponerse al servicio de muy diferentes objetivos: ¿para cuestionar el modelo económico -un modelo fuente de enormes desigualdades y causante de la depredación del planeta- o para reproducirlo? Los nuevos enfoques, ¿contribuyen a formar ciudadanos cultos y críticos o más bien sumisos y eficaces? Depende, claro, del marco y del horizonte. Pero no olvidemos que no basta con cambiar de medio de locomoción si no nos pertrechamos de una brújula que nos ayude a no perder el norte.

Urge adelgazar los currículos, claro que sí. Pero estar contra el enciclopedismo no significa que renunciemos a formar ciudadanos cultos conocedores de la historia y el saber heredado y capaces de interpelar críticamente al ayer para construir un presente y un futuro más humanos. Quizá uno de los mayores desafíos que tiene hoy planteados la escuela es el desarrollo de aquellos aprendizajes que nos permiten tejer vínculos: vínculos entre unas esferas y otras del saber, por supuesto, pero vínculos también entre el ayer y el hoy, entre “nosotros” y “los otros” (y preguntarnos de paso qué referente asociamos a cada pronombre y quiénes y en función de qué criterios así lo determinan), entre cada gesto cotidiano -la compra en el supermercado, sin ir más lejos- y las condiciones de vida de nuestros compañeros de viaje, hombres y mujeres de todos los rincones de este maltratado planeta.

Contra el enciclopedismo, sí, pero a favor de la memoria histórica y la conciencia ética.

Fuente del articulo: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/11/08/los-demasiados-curriculos/

Fuente de la imagen: http://pitupitu.es/pitublog/wp-content/uploads/2014/12/school-and-education-03.jpg

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Entre Corea del Sur y Finlandia

Por: Xavier Besalú

Las evaluaciones PISA nos hablan de sistemas competentes pero enormemente diferentes en su desarrollo. Los resultados de las pruebas pueden ser indicadores, sí, pero no sabemos bien de qué.

Cada tres años, cuando se hacen públicos los resultados de las pruebas PISA, los periódicos clasifican a los distintos países en función de las puntuaciones obtenidas. En cabeza suelen estar casi siempre Corea del Sur (últimamente también Singapur) y Finlandia. En 2015, por ejemplo, en Ciencias -que era el objeto principal- los puntos obtenidos fueron 556 para Singapur, 531 para Finlandia, 516 para Corea del Sur y 493 para España. En Comprensión lectora, 535 para Singapur, 526 para Finlandia, 517 para Corea del Sur y 496 para España. Y en Matemáticas, 564 para Singapur, 524 para Corea del Sur, 511 para Finlandia y 486 para España. Si atendemos, pues, a lo que nos dicen estos datos, estaríamos ante dos modelos de éxito educativo claramente diferenciados: mientras el de Corea del Sur y Singapur pivota sobre la competitividad, la meritocracia y la mal llamada cultura del esfuerzo, el de Finlandia descansaría sobre la equidad, la personalización de la enseñanza y la educación integral. ¿Por cual de los dos optar? ¿Es posible conjugar aspectos de uno y de otro?

En Corea del Sur la enseñanza de los 6 a los 15 años es obligatoria y gratuita (comida incluida). La jornada escolar es larga -de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde- y en muchos casos continúa en las academias privadas, estas sí de pago, y en el propio domicilio. El sistema es extraordinariamente competitivo, las clases son de una rigidez extrema y la presión sobre los alumnos es muy elevada, primero para obtener buenas notas y después para poder ingresar en las universidades de más prestigio.

La competitividad es también el eje del sistema educativo de Singapur, donde además, desde muy temprana edad, se clasifica y agrupa al alumnado en función de sus capacidades y  resultados. Es sabido, por otra parte, que Singapur es una democracia autoritaria, donde el control político y social es muy elevado a cambio de un buen nivel de bienestar económico y social y, en este juego de equilibrios, la educación tiene un papel fundamental.

En Finlandia, la enseñanza obligatoria va de los 7 a los 16 años, es gratuita (incluyendo la comida, el material escolar y el transporte, si es necesario), pública prácticamente en su totalidad y comprensiva. La escuela se configura como un hogar confortable, lleno de vida y de dimensiones humanas. Las notas aparecen solo al finalizar la enseñanza primaria, aunque las familias periódicamente reciben información de la situación y evolución de sus hijos. La autoridad del profesorado pivota sobre las relaciones de proximidad y de respeto hacia el alumnado.

Hay algunos elementos comunes a los dos modelos: la consideración de que la educación es el mecanismo más democrático y justo para situarse y progresar en el mercado laboral; el prestigio de la profesión docente de lo que deriva un proceso de selección importante de los candidatos a ejercerla; la excepcionalidad de la repetición de curso como medida útil para los alumnos con peores resultados; una secundaria superior de tres cursos. Pero desde luego es mucho y significativo lo que les separa.

En Corea del Sur y Singapur no se discute el principio meritocrático, según el cual, cualquiera puede llegar a la meta que se proponga, siempre que haga méritos para ello (méritos que suelen concretarse en las aptitudes intelectuales y en el esfuerzo y disciplina personales). Pero ya Gardner, el profeta de las inteligencias múltiples, advertía de que el reparto de las inteligencias es sumamente injusto, pues depende de “saber elegir bien a los padres”, como por otra parte corroboran todas las estadísticas desde que contamos con ellas: los resultados escolares correlacionan de manera muy significativa con el nivel socioeconómico y cultural de los progenitores; es decir, que el fracaso escolar se ensaña con el alumnado de familias pobres y con poco capital instructivo.

Por otra parte, la ideología del esfuerzo es un poderoso artefacto ideológico que, aprovechando la imagen positiva asociada al esfuerzo, hace tabula rasa de la cultura de los derechos humanos al considerar que las personas solo tienen derecho a aquello que es fruto de su esfuerzo y son las únicas responsables de su propio destino. Considera que seguir poniendo el acento en el contexto familiar del alumnado es una excusa para, en nombre de la democratización de la enseñanza, seguir alimentado la mediocridad y desatender a los alumnos con verdadero talento. De aquí se seguiría la necesidad de favorecer la competitividad y de establecer itinerarios escolares diferenciados.

En Finlandia, en cambio, el principio rector es la equidad tanto dentro del sistema educativo para tratar de evitar que contribuya a la reproducción de las desigualdades de origen -uno de los pilares es justamente que los niveles de calidad de todas las escuelas sean muy elevados y prácticamente equivalentes-, como fuera de ella. Sería el caso de unos servicios sociales muy atentos a las condiciones de crianza de los bebés o de la red de bibliotecas municipales. Otro principio de la enseñanza finlandesa es la personalización del aprendizaje: la voluntad de ajustar la acción educativa a las características y necesidades de los aprendices eliminado las barreras que la impidan; tomar en cuenta sus intereses; conectar la enseñanza con sus experiencias vitales y utilizar todos los recursos disponibles tanto dentro como fuera de las escuelas; partir de currícula relativamente breves y abiertos, contar con estructuras sumamente flexibles y potenciar la función orientadora y tutorial de la docencia.

Conclusión: los números no son suficientes para describir realidades complejas. Los resultados de unas pruebas estandarizadas pueden actuar de indicadores sí, pero no sabemos bien de qué. No es sensato copiar a nadie, ni tomar por referencia un determinado sistema atendiendo solo a las puntuaciones obtenidas. Los casos de Corea del Sur/Singapur y Finlandia son suficientemente ilustrativos al respecto.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/13/entre-corea-del-sur-y-finlandia/

 

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Mitomanías sobre educación.

Por: Miguel Ángel Santos Guerra.

Mi amigo Marcelo David Sosa, ex ministro de educación de la provincia de San Luis (Argentina), me regaló hace unas semanas un interesante libro de Alejandro Grimson y Emilio Tenti Fanfani, antropólogo el primero y sociólogo el segundo, que se titula “Mitomanías de la educación argentina” (Editorial Siglo XXI). Creo que hubiera sido preferible utilizar en el título la preposición “sobre” que la preposición “de”. He leído el libro de un tirón. Abordan en él los autores un tema del que ya me había ocupado hace algunos años, en un escrito titulado “Mitos y errores sobre la profesión docente”.

Comenzaré haciendo una sencilla y espero que clara distinción entre mito y mitomanía porque, como es obvio, no son lo mismo. Un mito es “un relato compartido por un significativo número de personas que explica una dimensión del mundo pero de forma errónea o poco fundamentada”. Mitomanía es la tendencia o inclinación a fabular o transformar la realidad al explicar o narrar un hecho.

Los mitos son muy perjudiciales para comprender un fenómeno complejo porque simplifican, distorsionan, falsean y enturbian el conocimiento. Y, desde esas perspectivas erróneas, se pervierte también la actitud y la acción.

El libro de Grimson y Tanti Fanfani está estructurado en diversos bloques temáticos. En cada uno de ellos analizan, con tino y claridad, los mitos más usados y dañinos. En total, 63, agrupados sobre estos ejes temáticos: 1. La decadencia educativa (6 mitos). 2. Los alumnos (3 mitos). 3. Los docentes (11 mitos). 4. Lo que la escuela debe enseñar (8 mitos). 5. La autoridad, el orden, la disciplina y la violencia escolar (9 mitos). 6. La escuela pública y la privada (3 mitos). 7. La educación y la igualdad (4 mitos). 8. Las soluciones mágicas para la educación (7 mitos). 9. El presupuesto y el federalismo (4 mitos). 10. Las universidades (8 mitos).

Dicen los autores en la introducción: “Circulan de boca en boca frases que construyen estereotipos, sin matices, sobre los docentes, los alumnos, los padres, la escuela, la nación, la pedagogía. Son fórmulas que implicas profundas simplificaciones y no dejan lugar para los grises y las relativizaciones”.

Me ha sorprendido comprobar que la inmensa mayoría de los mitos, por no decir todos, tiene plena vigencia entre nosotros y, sospecho que, en mayor o menor medida, en todos los países del mundo. ¿Quién no ha oído alguna vez decir: “La LOGSE fue un fracaso”, “estamos en el tren de cola de PISA”, “el nivel educativo ha bajado”, “ha desaparecido el esfuerzo de las aulas”, “los alumnos no se interesan por nada”, “los profesores solo quieren muchas vacaciones y poco trabajo”, “antes había más orden y disciplina”, “las familias de hoy no colaboran con la escuela”, “todo se resuelve con la educación”, “se mejora si se invierte más”…?

Esas frases hechas empobrecen el debate y lo acaban cerrando. Se dan por indiscutibles esas supuestas verdades y, como consecuencia, no se considera necesario estudiar con más profundidad la cuestión.

Las creencias versan sobre dos dimensiones diferentes, aunque complementarias,. Por una parte describen como está la realidad educativa y por otra dicen qué se debería hacer para mejorarla. Se centran en los problemas y en las soluciones. Siempre con falta de rigor. Siempre de forma simplista.

Muchas de esas frases hechas se contradicen entre sí como sucede con los refranes. Alguien decía: “A ver si se aclaran de una vez porque con eso de “a quien madruga Dios le ayuda” y “por mucho madrugar no amanece más temprano”, estoy hecho un lío y no sé a qué hora levantarme”.

Las mitomanías educativas tienden a desentenderse de la complejidad. “No es posible una sociedad sin mitos, dicen los autores de esta obra. El problema son las mitomanías, es decir, la incapacidad de reflexionar y tomar distancia respecto de esas creencias que se convierten en verdades absolutas”.

Si se profundiza un poquito, se descubre que responden a una mera conjetura, a una suposición o a la repetición de un tópico sin fundamento alguno. Se repiten en las tertulias, en las conversaciones de café, en los diálogos de amigos, en las reuniones de padres, en los pasillos de las escuelas, en las sobremesas familiares… Y pocos se atreven a contestarlas o a ponerlas en entredicho.

Es importante manejar la duda como un mecanismo protector contra las verdades absolutas que acechan en todos los dogmas, en todas las mitologías.

El estado de opinión se construye sobre frases hechas, sobre eslóganes, sobre estereotipos. En definitiva, sobre falsedades y simplificaciones. Se hacen unas generalizaciones (me sorprende que los autores no trabajen más con esta idea de la generalización) que desvirtúan la realidad. Y, además, con frecuencia, conducen a un estado de ánimo negativo y pesimista sobre la realidad.

Voy a elegir tres mitos para que lector se haga una idea del planteamiento de los autores y, sobre todo, de la necesidad de desmontar esas falsedades que hacen tanto daño.

Primer mito: Las escuelas privadas son mejores que las públicas. Pues si, un mito. Cuando los alumnos de las escuelas privadas obtienen mejores resultados en pruebas estandarizadas no es porque estas escuelas tengan una mayor calidad de la enseñanza sino porque han seleccionado previamente a los mejores alumnos, a los hijos de familias más cultas, con más medios, con más expectativas. “La evidencia empírica disponible, dicen los autores de la obra citada, indica que no se aprende más en las escuelas privadas”.

Segundo mito: La docencia es un oficio para mujeres. A primera vista esta afirmación no parece un mito sino un hecho. Otra cosa es la idea de que así debería ser. Este mito recoge la idea de que la escuela es una extensión del hogar y de que las mujeres tienen cualidades naturales para hacerse cargo de la primera educación. Según este mito no sería de hombres ejercer el oficio de la enseñanza. “Sobra decir que, cuando en una sociedad machista determinado oficio u ocupación se define como “para mujeres”, eso quiere decir que es un oficio subordinado, menos importante que las ocupaciones de los varones”, dicen Grimson y Tenti Fanfani. A medida que se asciende en el nivel educativo la feminización disminuye o incluso llega a revertirse.

Tercer mito: A los alumnos de hoy no les interesa nada. Este mito que manejan interesadamente muchos docentes no responde a la realidad. Cuando un docente lo da por bueno dirigirá su enseñanza hacia aquellos que muestras interés. Por lo tanto si los chicos no aprenden lo que deben, dicen Grimson y Tantoi Fanfani, es porque no estudian, y si no estudian es porque no tienen interés por aprender. En términos generales el argumento es correcto. Pero el nudo del problema radica en saber si el maestro y la escuela sólo tienen el deber de enseñar o bien deben contribuir a suscitar el interés y la curiosidad de los jóvenes alumnos por la cultura y el conocimiento”.

Detrás de esos estereotipos se esconden la pereza mental, los intereses egoístas y la actitud servil hacia a las ideologías. Algunos confunden pereza de pensamiento con firmes convicciones. ¿Cómo se desmontan los mitos? Con más estudio, con más investigación, con más rigor en el análisis, con más honestidad, con más exigencia en la búsqueda de la verdad. Así sea.

Fuente: http://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2017/06/10/mitomanias-sobre-educacion/

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 http://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/wp-content/uploads/sites/11/2017/06/Mitos1.jpeg

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Perú: Kuczynski «No tenemos suficiente educación tecnológica, estamos atrasados en innovación»

América del Sur/Perú/10 Junio 2017/Fuente: RPP noticias

Como parte de su gira europea, el presidente Kuczynski dio un discurso este viernes en un foro organizado en París por el gobierno de Francia y por la OCDE.

Pedro Pablo Kuczynski (PPK) dijo este viernes que Latinoamérica necesita un cambio tecnológico por lo atrasada que está la región en este campo. Como parte de su gira europea, el presidente dio un discurso en París en la primera parte del IX Foro Económico de Latinoamérica y el Caribe, organizado por el gobierno de Francia y la OCDE, grupo al que el Perú aspira a ingresar.

«No tenemos suficiente educación tecnológica. Estamos atrasados en innovación». PPK aseguró que América Latina necesita «una revolución en educación», como ponen en evidencia los resultados de las pruebas PISA que realiza a estudiantes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Al mismo tiempo, sin embargo, reconoció que «no se sabe muy bien» en qué debe consistir la misma.

Objetivo OCDE. Kuczynski, que inició su discurso en francés, justificó su voluntad de que Perú pueda integrarse a la OCDE. Para el presidente, la organización nació para impulsar la recuperación, desde la democracia y la apertura económica, de países que habían sufrido la destrucción de la Segunda Guerra Mundial.» Ese es el camino que queremos seguir en Latinoamérica y en particular en mi país».

Crecimiento y medio ambiente. Durante su discurso, PPK también advirtió que si no hay crecimiento económico “no habrá la redistribución social que necesita América Latina, ni cambio en el mercado laboral que hará que la juventud tenga trabajo”. «Nosotros creemos en el crecimiento económico con apertura y respeto al ambiente».

Como hizo en su reunión del día anterior con su homólogo francés Emmanuel Macron, Kuczynski habló sobre el medio ambiente. Lamentó las voces disonantes en el mundo respecto al cambio climático, cuando, aseguró, lo que se requiere es ser muy cuidadoso. Citó como ejemplo el descongelamiento de los glaciales peruanos en los últimos 50 años, el cual podría llevar al país a una crisis hídrica en el futuro. (Con información de EFEAndina)

Durante su reunión con Macron del jueves en el Palacio del Elíseo, ambos presidentes hablaron sobre la lucha contra el cambio climático y sobre cooperación tecnológica.
Durante su reunión con Macron del jueves en el Palacio del Elíseo, ambos presidentes hablaron sobre la lucha contra el cambio climático y sobre cooperación tecnológica. | Fuente: AFP
Kuczysnki irá luego a España, donde se reunirá con el presidente Mariano Rajoy y el rey Felipe VI.
Kuczysnki irá luego a España, donde se reunirá con el presidente Mariano Rajoy y el rey Felipe VI. | Fuente: EFE

Imagen: http://exitosanoticias.pe/wp-content/uploads/2016/08/pedro-pablo-kuczynski-yo-apoyo-jpg_604x0.jpg

Fuente: http://rpp.pe/politica/gobierno/ppk-no-tenemos-suficiente-educacion-tecnologica-estamos-atrasados-en-innovacion-noticia-1056629

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Uruguay : Mejorar la docencia en bien de la educación.

América del sur/Uruguay/06.06.2017/Autor y Fuente: http://www.eltelegrafo.com

La urgente necesidad de mejorar la enseñanza genera múltiples debates y lecturas pero es claro que en cualquier sistema educativo los docentes son actores clave para mejorar la calidad y los resultados educativos.
En los últimos años, diferentes estudios realizados en América Latina muestran que la calidad de la educación está ligada a la calidad de los maestros y profesores y recomiendan reclutar a los jóvenes más talentosos para la docencia, aumentar la eficacia de los profesores que ya están en servicio y ofrecer incentivos que puedan motivar a los docentes a dar lo mejor.
La primera base de datos comparables a nivel mundial sobre práctica docente en el aula se hizo en con observaciones a más de 15.000 profesores de siete países de América Latina y el Caribe, las cuales fueron publicadas por Barbara Bruns y Javier Luque (2014) en “Docentes excelentes: cómo mejorar el trabajo en América Latina y el Caribe”.
Una de las conclusiones más claras es que los resultados insatisfactorios en el aprendizaje de los estudiantes pueden vincularse directamente con el fracaso de los profesores en lo que respecta a mantener a los alumnos involucrados en el aprendizaje.
El estudio indica que la baja calidad promedio de los profesores de América Latina y el Caribe es la principal limitación que impide el avance educativo y que la calidad de los profesores se ve comprometida por un pobre manejo de los contenidos académicos y por prácticas ineficaces en el aula: dedican un 65 % o menos del tiempo de clase a la instrucción, lo que equivale a perder un día completo de instrucción por semana; hacen un uso limitado de los materiales didácticos disponibles, especialmente de la tecnología de la información y las comunicaciones, y no siempre logran mantener la atención y la participación de los estudiantes.
Agrega que ningún cuerpo docente de la región (con la posible excepción de Cuba) puede considerarse de alta calidad en comparación con los parámetros mundiales y que “las evidencias disponibles muestran que América Latina y el Caribe no atraen a las personas de elevado calibre que necesita para conformar sistemas educativos de primer nivel. Prácticamente todos los países de la región parecen estar atrapados en un equilibrio de bajo nivel, con parámetros poco exigentes para el ingreso en la docencia, candidatos de baja calidad, salarios relativamente bajos e indiferenciados, escaso profesionalismo en las aulas y magros resultados educativos”.
Recomienda que para formar cuerpos docentes de alta calidad, deben seguirse tres pasos fundamentales: reclutar, desarrollar y motivar mejores profesores. Finalmente, señala la necesidad de tener en cuenta las experiencias de reformas para contar con mejores políticas educativas y advierte sobre el rol de los sindicatos indicando que “el desafío más serio a la hora de elevar la calidad de los profesores no es fiscal ni técnico, sino político, porque los sindicatos docentes de todos los países de América Latina son grandes y constituyen un actor políticamente activo”.
La situación preocupa porque el impacto de un buen docente en la vida de sus estudiantes es realmente importante. El mismo estudio señala que mientras los alumnos que tienen profesores de bajo desempeño pueden manejar un 50% o menos del plan de estudio correspondiente a ese grado, los que tienen buenos profesores alcanzan en promedio los logros de un año escolar, y los que tienen profesores excelentes avanzan 1,5 niveles o más.
Otras investigaciones recientes muestran que la exposición a tan solo un profesor sumamente eficaz mejora las tasas de participación de los estudiantes en las universidades y posteriormente, sus ingresos; y que cuando los estudiantes pasan por una serie de profesores excelentes o de bajo desempeño a lo largo de varios años, los efectos se potencian, y pueden dar lugar a brechas insalvables en los niveles de aprendizaje.
Si ningún otro actor o atributo de las escuelas y liceos genera un impacto semejante en los logros educativos ¿cómo hacer que más jóvenes y especialmente, los mejor preparados, elijan carreras docentes?
Un dato interesante y poco conocido de las pruebas PISA es que también proveen información sobre la autopercepción de los estudiantes sobre la ocupación que tendrán a los 30 años. De acuerdo con los resultados de 2015, el 7 por ciento de los uruguayos se pueden visualizar en la carrera docente.
Ese porcentaje es de 5 por ciento para Chile y 4 por ciento para Colombia y Brasil. El problema es que estas pruebas también revelan que aquellos estudiantes que sí están interesados en la carrera docente muestran bajo desempeño.
En nuestro país, si bien en la última década se ha logrado incrementar el número de estudiantes matriculados, el egreso no ha aumentado en igual proporción. Según el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2015-2016 publicado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), la situación más preocupante se da en la Educación Media –en Educación Inicial y Primaria por mandato legal los docentes deben ser titulados— donde casi 7 de cada diez profesores son titulados, y en Educación Técnica (41%).
Si bien el salario ha mejorado en los últimos años, las remuneraciones continúan determinadas fundamentalmente por la antigüedad y basadas casi exclusivamente en el pago de horas de trabajo en el aula.
El hecho de que los ascensos en la carrera se den casi exclusivamente por años de antigüedad y los aumentos salariales significativos vayan asociados a éstos, debiendo ejercer 20 años la carrera para tener incrementos importantes sin que estén atados al desempeño o la formación continua –además de la pérdida de reconocimiento social de su tarea–, son factores de desmotivación para abrazar la profesión docente.
Aunque hay docentes que logran importantes resultados aún en adversas condiciones, también es cierto que la carrera docente se ha desvalorizado y eso desmotiva a muchos jóvenes de incursionar en ella, con lo que el sistema posiblemente se esté perdiendo de muchos maestros y profesores.
No solo los docentes, sino el país enfrenta grandes desafíos para mejorar la educación. Si solamente somos capaces de levantar voces críticas contra los maestros y profesores y seguir con la esquizofrenia de pedir para nuestros hijos los mejores docentes pero no hacer casi nada para atraer a los mejores estudiantes para que estudien estas carreras, habrá pocas posibilidades de mejora. Sería más productivo trabajar en el diseño de soluciones adecuadas.

Fuente: http://www.eltelegrafo.com/index.php?id=122871

Imagen: http://www.eltelegrafo.com/fotos/1-6-17.jpg

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PISA y la competencia financiera: más allá de la contabilidad

Por: Internacional de la Educación 

Según un nuevo capítulo del informe PISA 2015 que se publicó el pasado 24 de mayo, existe una estrecha vinculación entre las competencias en materia de educación financiera y las desventajas sociales.

El estudio de PISA de la OCDE, que examina el rendimiento de estudiantes de 15 años de edad en diferentes asignaturas, incluye un análisis específico de sus competencias en materia de educación financiera. Este último capítulo que se ha publicado hoy refleja los resultados obtenidos en diez países de la OCDE (Bélgica (región flamenca), Canadá, los Países Bajos, Australia, Estados Unidos, Polonia, Italia, España, la República Eslovaca y Chile) y cinco países no pertenecientes a esta (China, Rusia, Lituania, Perú y Brasil).

Teniendo en cuenta que un 56% de los estudiantes evaluados tienen una cuenta bancaria y que el 64% de los chicos y chicas de 15 años tienen ingresos provenientes de un trabajo formal o informal, uno de los mensajes clave de este informe es que la competencia financiera, firmemente correlacionada con las competencias en matemáticas y en lectura, es fundamental para la protección de los consumidores. El estudio concluye que el 22% de los estudiantes no alcanza lo que se considera el nivel básico de rendimiento en competencia financiera.

Más conclusiones clave

–          El estudio concluye que existe una relación directa entre los niveles altos de desventaja social y los niveles bajos de competencia financiera. Por ejemplo, los estudiantes de origen inmigrante tienen un nivel de competencia financiera considerablemente bajo.

–          Existe una clara división entre el 12% de los estudiantes que se considera alcanzan el nivel máximo de competencia financiera y el 22% que están al nivel mínimo

–          Con algunas variaciones entre países, existe una correlación entre los niveles altos de competencia financiera y los niveles altos de rendimiento en matemáticas y en lectura.

–          Los padres son las personas que mayor influencia ejercen en el aprendizaje de los jóvenes en materia de competencia financiera.

–          De media, el nivel de competencia financiera de las chicas es mayor que el de los chicos.

Más allá de la contabilidad

La Internacional de la Educación (IE) ha publicado su propia evaluación de este capítulo del informe PISA 2015, reconociendo la importancia de la competencia financiera a la hora de gestionar las financias y planificar su utilización. La declaración pone de relieve que, si bien la OCDE tiene razón al hacer hincapié en la importancia de que los jóvenes tengan competencias financieras, esto es algo que tiene que formar necesariamente parte del rompecabezas que supone abordar la explotación, la discriminación y las desventajas.

“La competencia financiera no es una cuestión éticamente neutra. Cómo se utiliza el dinero, y la relación que este mantiene con cuestiones como la economía, la fiscalidad, la contabilidad, el bienestar y las oportunidades en la vida, son aspectos fundamentales para la creación de unas sociedades buenas”, ha declarado Fred van Leeuwen, Secretario General de la IE.

*Fuente:www.ei-ie.org

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Evaluación de docentes vs. resultados de los estudiantes

31 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases? 

Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases? 

En distintas partes del planeta hace carrera el tema de la evaluación del desempeño en función de los resultados que los estudiantes obtengan en pruebas estandarizadas de los órdenes nacional o internacional (tipo PISA) y, por supuesto, en las adelantadas por las propias instituciones educativas.

El razonamiento, de forma simple, se puede expresar de la siguiente maneta: “Se  será buen profesor si los resultados de los alumnos son buenos”. Generalizando, el sistema educativo del país respectivo se suele asociar a un determinado grado de calidad dependiendo de los promedios estadísticos de las diferentes pruebas estandarizadas (del tipo TIMSS o PISA, o en el nivel nacional, Saber).

Aunque el postulado en sí mismo parece consistente, existe el peligro de extraer conclusiones precipitadas en materia de juicio a los profesores sin considerar otros factores que no dependen directamente de ellos.

Diferentes analistas cuestionan la forma unilateral en la que pueden enmarcarse los criterios de evaluación de los docentes. Distintas proposiciones son  debatidas en la actualidad en favor  de un argumento sencillo: la calidad de la educación, particularmente los resultados de las pruebas realizadas por estudiantes, está determinada por múltiples factores, no todos en manos de los docentes.

Algunos de ellos son los siguientes:

  1. La mejor manera a través de la cual una sociedad muestra que la profesión docente ocupa un lugar destacado se relaciona con la alta exigencia de ingreso de estudiantes a las carreras docentes. Adelantar estudios superiores para convertirse en profesor debe ser un derrotero deseable y  factible de lograr para los mejores estudiantes.
  2. Una política de formación de docentes puede dar resultados medibles en términos de una generación. Consistencia, aliento de largo plazo, continuidad en las políticas públicas, compromiso de los actores, son condiciones imprescindibles para el éxito  de una política de mejoramiento de la calidad educativa.
  3. Los docentes se enfrentan, con frecuencia, a una disyuntiva: trabajar concentrándose en  los resultados de los estudiantes en las pruebas o ser mal calificados. Ello puede conducir a prácticas distorsionadas de parte de los maestros.  En lugar de una relación holística entre profesores y estudiantes, dinámica, de largo plazo, se puede caer en el síndrome de auto-preservación de parte del docente en busca de los resultados.1
  4. Sin duda, las condiciones de entorno relacionadas con la dotación de materiales, el ancho de banda de internet, el número de estudiantes por maestro, la buena dirección rectoral, son aspectos cruciales que se salen de las manos de lo maestros.

En vísperas de la aprobación del Plan de Desarrollo en Colombia para el período 2015-2018, vale la pena reflexionar sobre los aspectos mencionados. La calidad de la educación es un complejo entramado que incluye factores que no pueden reducirse a la simple evaluación de desempeño a partir de resultados en pruebas.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/evaluacion-de-docentes-vs-resultados-de-los-estudiantes

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