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Colombia: Literatura sobre la lucha campesina

Por: Johan Mendoza Torres. Contagio Radio. 24/11/2017

¿Qué carajo importa una discusión en las redes sociales entre dos sujetos que a duras penas leen los problemas del país pero no los viven ni los sienten sinceramente? ¿Qué carajo importa que varios columnistas de opinión, hoy estén promoviendo la sumisión más absoluta al régimen democrático que tiene perjudicada a la mayoría de personas en el país? ¿qué carajo importa que la derecha esté dividida si a fin de cuentas son los únicos que han atendido al llamado: “capitalistas del mundo uníos”? ¿qué importa que la izquierda intelectual en las ciudades ahora padezca de prudenciatitis aguda y muchos de sus representantes literalmente sigan haciendo lo único que saben hacer (esconderse aterrorizados porque otros hacen lo que ellos no tuvieron el valor de hacer, y para evitar la sensación de frustración, emprenden la criticadera no al enemigo, sino al amigo)?

¿Qué carajo importa, el reconocimiento de la libertad de expresión, sin la posibilidad real de la libertad política? ¿Para qué nos quieren convencer de que votemos por estos o por aquellos, si de igual manera nos quieren seguir ocultando la dictadura terrateniente que se vive en el campo? ¿para qué discutir sobre un sistema electoral que en nada afecta el régimen de poder latifundista que se ha impuesto desde tiempos coloniales en el campo colombiano?

En el campo está radicada la fuente del poder político de quienes gobiernan las ciudades. En el campo, es donde están matando a la gente por causas políticas. En el campo se libró la guerra. En el campo se siembra gran parte del alimento de Colombia. En el campo, se conserva una perspectiva en donde no se “invierte el tiempo”, sino que se cultiva la vida. En el campo es donde se desarrolla actualmente el nivel de lucha político más avanzado de Colombia. En el campo es donde reside la posibilidad de la transformación política y por tanto económica del país.  En el campo pasa todo… y muchos hacen como si no pasara nada.  

En las ciudades, algunos creen que la pobreza y la barbarie que se viven en el campo, son una ficción. Otros, incluso creen que los campesinos, los indígenas, no son capaces de desarrollar una lucha política y creen que “necesitan quién les enseñe”, cuando sin cansancio han demostrado que pese a toda la violencia, pese a todo el olvido, pese a toda la tergiversación de la que han sido sujetos, han sostenido activamente durante los últimos años una lucha social y política que tiende a volverse cada vez más enraizada; una combinación de sangre y tierra, que sin necesidad de ser metafórica sigue convocando generación tras generación a la comprensión simple, pero certera, de que la lucha política es el único camino para lograr vivir una vida digna.

Actualmente, en el país no hay lugar a promover la consigna “lucha contra el capitalismo”, sin antes  solucionar el problema agrario. Que dejen de fregar en las ciudades y más bien comprendan por el amor a la contundencia, que toda la maquinaria política, toda la corrupción política, todo el poder desproporcionado que existe en Colombia, se fundamenta en la inequitativa tenencia de la tierra.

Es la tierra el sinónimo de poder en Colombia, es la tierra por lo que se desgañitan los poderosos, no importa que tengan cien mil hectáreas, ellos querrán un millón, y luego más, y luego más, no serán detenidos mediante la ley, porque son ellos mismos los que hacen la ley, no serán detenidos en su codicia mediante protestas esporádicas y peticiones momentáneas que dan soluciones momentáneas, no serán detenidos solo con rabia… es necesaria la organización.

Si se pretende una vida digna en el campo, no es posible pretender que nos regalen un plato de sopa, una botella de aguardiente y una verbena ni la hijueputa para luego despertar enguayabados, empobrecidos y agradecidos con quien empobrece.

Si los habitantes del campo colombiano pretenden una vida digna, es mejor solicitar el jornal y la tierra, no “para mí”, no solo “para nosotros”, SINO PARA TODOS. Después peleamos. Primero la tierra. Después discutimos si me llaman moreno, negro o afro, a fin de cuentas en la vereda siempre me llaman por mi nombre, primero la tierra. Después discutimos si cacao o plátano, primero la tierra. Después discutimos si reserva o resguardo, primero la tierra.  Después discutimos…. Después. Primero tengamos la tierra.

La movilización por una vida digna, se ha sembrado y ha germinado generación tras generación, puesto que a pesar de los incumplimientos, la exclusión, el engaño, el asesinato, los campesinos e indígenas de Colombia continúan perseverando, continúan desarrollando una librada lucha que despierta las consciencias de grandes y chicos, que hace milagros para que la moral no decaiga, para que no se olvide que los que protestan en el 2017, son los nietos de los que protestaron en los años 70, son aquellos que lejos de aprender a decir “eso deje así”, por el contrario, continúan solidarizándose, organizándose, promoviendo la protesta porque “si no luchamos contra la miserable realidad sistemática de un exterminio, entonces ésta, dejaría de ser la historia de nuestra resistencia”.

A los campesinos de Colombia: no todos los que observan sus luchan son indiferentes. No todos los que observan la capacidad de su resistencia condenan los legítimos actos de defensa ante las agresiones del Esmad o la defensa contra las vociferaciones que desde los escritorios, algunos muy leídos les imparten. La mayoría en Colombia tiene sus raíces familiares en el campo, y los mensajes absurdos repartidos desde los medios masivos, no borran la memoria familiar, no la borran, sencillamente porque no pueden.

De hecho muchos aprendemos de su lucha y sugerimos que la organización gremial con un propósito amplio y no sectario podría traer mejores resultados. Apoyamos desde el debate urbano la utilidad de la protesta, debatimos la utilidad del bloqueo de carreteras puesto que sin los bloqueos es obvio que el gobierno jamás pondría atención; a la par, se discute sobre el supuesto “secuestro” de ciudades como argumento desarrollado por el régimen cuando los campesinos e indígenas hacen paros ¿Si un paro es un “secuestro” de un municipio, por qué la miseria indigna que generan los terratenientes no es considerara “genocidio”? ¡¡que no vengan esos leguleyos con su retórica escuálida a confundir la realidad!!

Reconocemos desde la ciudad que individualizar las causas de los problemas es el peor error en política, esta vaina no es culpa de un alcalde ni tampoco la arregla un presidente; esta vaina se arregla es organizándose, comprendiendo el problema y promoviendo la abolición del inequitativo sistema de tenencia de la tierra que existe en Colombia; por su parte, ustedes de forma ejemplar, demuestran que la solidaridad y lo comunitario sigue vivo en el país.

Resulta estremecedor ver murales de su lucha política, ya no simplemente grafitis con aerosol pintados en la carrocería de un 600 o de una tractomula, sino murales, murales pintados por la comunidad, sobre sus humildes edificaciones, pintados con un mensaje que lo ve tanto el que vive como el que pasa por allí… ese tipo de mensajes cohesionan, fundamentan el poder enraizado de una lucha que más que entenderse, se siente. Los murales políticos desestabilizan la tranquilidad de quienes tienen el poder, es una pequeña y sutil respuesta a la tergiversación que expulsan todos los benditos días los medios masivos de información.

A los campesinos de Colombia: organización, lucha, solidaridad, batalla en carreteras, pintura de las fachadas de las casas con mensajes políticos de organización comunitaria, lucha contra la inequitativa tenencia de la tierra, lucha contra el sectarismo y el inmediatismo de las soluciones que brindan los políticos para “quedar bien” o para “cumplir el indicador” pero que luego los dejan viendo un chispero.

Es en el campo donde se halla la vanguardia de la política realmente revolucionaria de Colombia, pues en las ciudades de tanto Facebook y twitter andan como atolondrados. Juntos, recordemos día a día, que si no se obtiene una victoria de la lucha política en el campo, jamás será posible ganar en la ciudad, y lastimosamente, por los siglos de los siglos, la clase política y terrateniente colombiana seguirá intacta con su fino traje, sin una sola mancha de ese revuelto de tierra y sangre que jamás ha sido una metáfora sino una realidad tremenda.

*Fuente:http://www.contagioradio.com/literatura-sobre-la-lucha-campesina-articulo-49100/

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¿Cuáles son tus súper poderes? ¡¡¡Soy Rico!!!

Por: Luis Bonilla-Molina

Los estudios Warner han anunciado, mediante tráiler en cines, el lanzamiento en pantalla gigante para Noviembre de 2017 de la nueva película del Universo extendido de los súper héroes. En esta oportunidad “La Liga de la Justicia” luchará contra Steppenwolf y sus parademonios. Un nuevo capítulo de la épica saga en la cual el complejo industrial cultural a través de personajes con cualidades superiores a la media normal humana, refuerzan los conceptos del bien, el mal, la libertad, la justicia y el orden, que le son inherentes al capitalismo neoliberal del siglo XXI. Para ello utiliza toda la innovación gráfica, cinematográfica y conceptual del cine con efectos especiales presentados en 3D y 4D. Para analizar los súper héroes desde la perspectiva crítica, en algún momento tendríamos que hacernos acompañar de herramientas propias de la psiquiatría y el psicoanálisis, para poder entender los vericuetos de la mente, propios de las mentalidades “heroicas”; ello en momento alguno puede implicar una pérdida del hilo conductor de estudiar las mercancías culturales como ideología contingente y contextual en marcha.

En una escena del Tráiler promocional, Flash le pregunta a Batman ¿cuáles son tus súper poderes? y Bruce le responde: Soy rico. El señor de la noche, con esta frase refuerza en el imaginario colectivo la idea que “quien tiene plata hace lo que le da la gana“. Pero los guionistas no se quedan allí y colocan al “señorito burgués”, heredero de una cuantiosa fortuna como la única persona capaz de unir y liderar a un pequeño ejército que salve a la humanidad. Ser rico es una condición del liderazgo, en esta versión del personaje creado por Bob Kane (1915-1998) y Bill Finger (1914-1974), que estimula en las nuevas generaciones, la idea del poder político asociado al poder económico. Es decir, se naturaliza el origen de clase como condición para el ejercicio del poder. Ser rico se convierte en sinónimo de bueno, de alguien que trabaja para el bien. Él con su “poder” solo tiene que comprar tecnología de punta para equipararse a los que tienen súper poderes. Desde la perspectiva de la pedagogía radical de las resistencias, este elemento se convierte en ideología.

Cuando Bruno Díaz invita a “Barry” Allen a sumarse a la cruzada contra la amenaza extra humana, Flash le responde de inmediato “me sumo“. Bruce Wayne le mira sorprendido y Barry le complementa: “No tengo amigos“. Flash comparte con Batman un rasgo de la personalidad que les inhabilita a ambos para mantener amistades duraderas, para socializar. El propio ejercicio del rol de héroe que ejercen, es una compensación a esta carencia y una posibilidad de lograr en el “combate” el reconocimiento humano que les ha sido esquivo en sus vidas. En este sentido Bruce y Allen son candidatos eternos a un sillón del consultorio terapéutico. Pero esta respuesta es también, un modelamiento social respecto a la aceptación y apoyo a un tipo de político, el “lobo solitario”, quien se dedica a salvar el mundo, pero que no tiene esposa, hijos “ni perro que le ladre“. Se normaliza la visión del antisocial rico, excéntrico, como líder político.

La Liga de la Justicia bajo la dirección de Batman, es un grupo selecto, una élite que se auto faculta para “luchar contra el mal”. El “bien” y el “mal” son categorías que se adaptan y, asumen la orientación del momento. Sus miembros tienen súper poderes, son ricos, quienes heredaron facultades o son los “privilegiados” por el resultado de algún experimento. Los elegidos como colectivo que “lucha”, son los poderosos, quienes por sus condiciones físicas o por el capital que ostentan, están llamados a “salvarnos” y “dirigirnos”. Los ciudadanos comunes, los pobres, los marginados, los parias somos solo actores de reparto, rellenos que acompañan las tomas, desechables quienes fallecemos como resultado de una explosión o del impacto recibido por una pared del edificio que se derrumba. Muertes que por cierto no generan una lagrima, en el filme pero tampoco en la sala de cine. El destino de las mayorías está en manos de una élite. “No puedes salvar al mundo solo” necesitas a la Liga de la Justicia dice el cartel promocional.

Esta ideología en forma de mercancía cultural tiene un correlato en el mundo de la política cotidiana, de izquierdas y de derechas. La Liga de la Justicia, es el “Comando Sur”, son los servicios secretos (CIA, Mossad, M16, etc), son las “tropas aliadas” que invadieron Irak, Libia o bombardearon regiones de la ex Yugoeslavia. Son las fuerzas que libran las nuevas batallas del “bien” sin reparar en “daños colaterales”. La Liga de la Justicia es también el Partido como representación de la vanguardia esclarecida y de líderes que pueden hacer aquello que tu no haces. No es la organización política como lugar de encuentro para construir una ruta en común, sino el lugar de enunciación de lo correcto que se trasmite a los demás. Por ello, tuvimos a Hitler pero también a Stalin.

Las mascaras de Batman y Flash ó el aspecto descuidado de Aquaman se convierten en modelos, en patrones de un neo imaginario de soldados leales a las ideas del orden establecido. Perfiles personales con los cuales sutilmente se procuran identificar a quienes ahogan cualquier resistencia o gobierno “progresista” anti imperial. Las mascaras que cubren los rostros de los héroes en el Universo DC Comics., son homologados a las capuchas “justicieras” de quienes luchan contra cualquier intento socialista o gobierno antiimperialista. Es una cíclica producción de mercancías epistemológicas, por parte de la industria cultural americana, las cuales refuerzan la noción de héroes que no dialogan, no discuten, solo combaten a un mal que nunca cambiará. Esta serie de producciones “épicas” ha tenido episodios estelares en “V” de Venganza o en Transformers: el último caballero. En este último caso (transformers 5) no deja nada a dobles interpretaciones, sino que abiertamente presentan a Cuba como un refugio, un paraíso, para los “autobots” buscados por la justicia global; es el único lugar donde pueden estar libres las maquinas que la humanidad persigue. La asociación inmediata en la cognición de niños, jóvenes y hasta adultos desprevenidos, es del socialismo como lugar de enunciación de actividades fuera de la ley. Pero retomemos a la narrativa que anuncia Warner con la Liga de la Justicia.

Un elemento muy importante en esta entrega de la saga de combates de los señores de la Liga, lo constituye el protagonismo de Cyborg, un héroe mitad hombre, mitad máquina, con dispositivos cibernéticos incorporados con la intención de mejorar su rendimiento corporal mediante el uso de tecnología. Warner y DC Comics continúan presentándonos personajes de este signo, para que vayamos normalizando la idea de tecnologías de punta que podría elevar nuestras capacidades, al punto de hacernos héroes y, como perfil de los soldados que modela su hermano gemelo, el complejo industrial militar. El sueño de Cyborg poderes se refleja en los deseos de muchos “jóvenes rebeldes”, de usar encima de sus capuchas pro capitalistas, lentes con visón infrarroja o cámara de video, que les hace sentir como esos Cyborg héroes.

En la “vida” de los integrantes de la Liga de la Justicia, existen lugares oscuros, episodios sin aclarar. Uno de ellos es el referido a la supuesta homosexualidad de Batman quien tendría como pareja al joven maravilla Ricardo Tapias. Ahora Batman anda sólo, sin ningún chico a las espaldas. El complejo industrial cultural alimenta la vergüenza por la supuesta homosexualidad de un súper héroe, evidenciando la doble moral del sector, acostumbrado a cerrar en un parpadeo los set de grabación de un filme sobre las aventuras familiares de un perro, para abrir de inmediato otro de pornografía explicita en el cual la homosexualidad no está vetada. Pero cómo en la saga de los miembros de la Liga de la Justicia se están prefigurando modelos ideales de liderazgo y éxito, la homosexualidad reconocida, abierta, captada por el público aparece como problemática, como algo oscuro. El mayordomo como representación paternal, mayor que Batman, borra cualquier sospecha sobre comportamiento pederasta del héroe. Además ahora aparece con una nueva “mano derecha”, la hermosa Mujer Maravilla, la mata dioses, cuyos poderes en la lógica patriarcal machista le fueron dados por el poder masculino superior de Zeus. Pero ella lucha al lado del lobo solitario que es Batman; en ese sentido califica para ser la compañera ideal del líder y borra los rumores homofóbicos sobre su pasado.

Todo ello, lo observamos en un simple tráiler de un poco más de 4 minutos. Sería espectacular que las universidades que forman docentes, los defensores de la teoría crítica, los especialistas en ética asistieran con sus equipos de investigación, con sus estudiantes, con sus tesistas y tutoriados al estreno de la Liga de la Justicia, no solo a comer cotufas y refresco sino a analizar colectivamente, esta y cada una de las mercancías que produce el complejo industrial cultural norteamericano.

Un comentario final merece la excelente fotografía y efectos especiales que anuncia el tráiler. Espero poder asistir a su estreno y a la par que disfruto de las innovaciones gráficas del filme, poder hacer un análisis mucho más exhaustivo de este episodio desde la perspectiva de la pedagogía radical de las resistencias. Un sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar, la inocencia con la cual leía las novelas graficas de estos súper héroes en mi niñez y la torpeza de un vecino que siempre decía “mejor que analizar es no saber“.

Julio de 2017

*Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2017/07/30/cuales-son-tus-super-poderes-soy-rico/

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Polity, Politics, policy y gobernanza

Por Rosario Herrera Guido

En un periódico la “polity”
está en la nota editorial y los artículos de opinión,
la “politics” en la sección dedicada
a actividades y debates parlamentarios
y la policy a la política científica,
cultural, fiscal y administrativa.
Todo ello, en español, suele quedar
englobado en el término política, sin más.
Joan Subirats

Politics o política, desde una lectura clásica designa el arte, doctrina u opinión sobre el gobierno de los Estados: el arte de gobernar a los pueblos, conservar el orden y hasta las buenas costumbres. También el modo de conducir un asunto, con habilidad para lograr el fin deseado.

Claro que la política tiene su faz perversa, pero no se puede generalizar sin lamentar los efectos. Sólo porque los y las ciudadan@s no pueden desentenderse por completo de los asuntos del gobierno y las políticas públicas que son medibles en sus resultados (policy), gracias a principios y convicciones (polity) que conducen la acción política de las personas.

Precisamente porque la política es demasiado importante no puede dejarse exclusivamente en manos de los políticos. Por lo que la ciudadanía debe ser protagónica.

Por ello, la policy se sustenta en un esquema racional de intervención por parte del poder político: 1) diagnóstico de una situación, que entra a formar parte de la agenda del gobierno, que permita fijar objetivos, examinar recursos, diseñar estrategias de intervención para alcanzar los objetivos, seleccionando la más óptima, para elegir indicadores de gestión y lograr crear los mecanismos de cuantificación de los resultados conseguidos, sin olvidar que se debe encomendar la gestión a directivos competentes y cualificados de gestión, para que la puedan poner en práctica.

L@s ciudadan@s pueden pasar de la politics a la politiquería. Pero no deben posponer la polity, en la que pueden encontrar satisfacción a sus principios y convicciones. Tampoco de la policy cuando pueden conseguir una prestación razonable de un servicio de administración, o cuando ven los resultados de una política pública, gestionada por personas competentes y éticas.
Por todo ello, a lo que l@s ciudad@s no debemos renunciar es a concebir y practicar una política como ejercicio de la responsabilidad, solidaridad, fraternidad, además del ético servicio de la sociedad.

En el marco de estas precisiones se han dado notables cambios en la administración pública en el tránsito hacia la gobernanza. Por razones de tiempo y espacio, imposible analizar, valorar, interpretar y criticar la magna compilación de la investigadora María del Carmen Pardo, De la administración pública a la gobernanza, México, El Colegio de México, 2004, resultado de un espléndido coloquio internacional sobre el tema, en el marco del XX Aniversario de su Licenciatura en Política y Administración Pública. Un Coloquio que recorre de manera magistral los cambios que se reflejan en la acción pública y en las tareas de gobierno, con un gran impacto en la producción intelectual. Una compilación que recorre los grandes cambios que ha tenido la administración pública en las últimas décadas y cuya trascendencia va de una administración uniforme, regida por normas, jerárquica, autoritaria, vertical y centralista hacia una administración más abierta, flexible y descentralizada, en interacción con otros actores y una participación ciudadana cada vez más presente y activa, congruente con una democracia moderna. Sin embargo, el énfasis en la práctica puede desplazar las ideas, con graves consecuencias. Por ahora, me resigno a interpretar y resumir el tránsito de la administración pública hacia la gobernanza en por lo menos cinco modelos:

1) Como se sabe, Gobernanza viene del francés y pasa al inglés, con el sentido primero de dirección de navíos y después como dirección y administración de los gobiernos (Sánchez, J. Gestión pública y governance, Toluca, Instituto de Administración Pública del Estado de México, 2006:18). En el comienzo, se puede hablar de la gobernanza como administración pública tradicional o progresiva (aunque parezcan términos contradictorio, en los inicios de la administración pública norteamericana, durante siglos XIX y XX, que buscó separar la política de la administración, para asegurar la eficacia de los servicios y evitar la corrupción de la burocracia. Una gobernanza como diseño e implementación de políticas públicas con objetivos políticamente definidos. Una gobernanza como administración pública donde el gobierno es el actor principal en la dirección de la sociedad, aunque haya otros actores representados. Su fundamento está basado en el supuesto de que los expertos contratados por el gobierno interpretan los deseos y necesidades sociales, sin la participación ciudadana. Hoy en día, podemos asumir que todavía funciona este caduco modelo, pues a veces las consultas ciudadanas son reducidas a tristes simulacros.

2) La Gobernanza como Nueva Gerencia Pública (NGP) (Kettl, D. The transformation of governance, USA, University Press, 2002), adopta valores y prácticas empresariales en el campo del sector público. Hay por lo menos dos variantes: a) el modelo Westminster (aplicado en Nueva Zelanda, Australia, Canadá, y el reino Unido) y b) la suma de intereses particulares que genera un resultado congruente con los más amplios grupos de ciudadanos. Sus vertientes teóricas están en la teoría gerencial racionalista (managerialism), la teoría de la acción racional para la maximilización de utilidades (public-choice-theory), la economía de los costos de transacción (transaction costs) y la teoría del agente principal (principal-agent). Una gobernanza limitada, pues frente a la corrupción y poca transparencia (Stiglitz, J. El malestar en la globalización, México, Taurus, 2003), pues la privatización que propone la nueva gerencia (NGP), beneficia a unos pocos amigos del grupo en el poder. Y como su filosofía cuestiona el papel cultural y filosófico de la democracia, genera desconfianza en el gobierno, (Peters, B.G. “Meassurement of governance”. Encyclopedia of governance, California-London, 2001:364-361).

3) La Gobernanza como Nuevo Servicio Público (NSP), (Denhardt, R. The new public service, Expanded, 2007), que se funda en el ejercicio de la autoridad pública, en base a un concepto más amplio que el de gobierno, que abarca tradiciones, instituciones y procesos en el ejercicio del poder en una sociedad, incluyendo las formas en que se toman las decisiones de la res pública (Denhardt, R. The new public service, Expanded, 2007:86). Donde los ciudadanos eligen los servicios públicos, las cantidades, provisión, fondos, contratos, sociedades y convenios, a través de la participación ciudadana (Callahan, K., Elements of effective governance: measurement, accountability and participation, Boca Raton, Taylor & Francis Group, 2007). Donde el Estado depende de otras organizaciones para cumplir con sus metas, aplicar sus políticas públicas y definir el estilo de gobernanza. Su antecedente es la nueva administración pública, surgida después de la conferencia de Minnowbrook (NY, 1968) y refundada con el Manifiesto de Blacksburg (VA, 1983) y revalorizada por las conferencias de Minnowbrook II (1988) y Minnowbrook III (2008), que no reportan avances con respecto a la conferencia Minnowbrook I (1968). Pero el nuevo servicio público sólo parece tener realidad como planteamiento e intención, pues en el mundo real lo que viene existiendo es una gobernanza estatista (donde el gobierno es el único actor) hasta la gobernanza con un gobierno horizontal y colectivo, donde los actores sociales son más importantes que el gobierno (Cherán, Michoacán). El modelo ideal de gobernanza del nuevo servicio público (NSP), que es más democrático proviene de la escuela holandesa (donde el gobierno es uno de los muchos actores que participan en las redes sociales del gobierno). Y el de “gobernanza sin gobierno” (Peters, J. y Pierre, G. Governig Complex Societies, NY, Mcmillan, 2005).

4) La Gobernanza como Conjunción Administrativa (CA) (Frederickson, G., (1999). The Repositioning of American Public Administration, Political Science and Politics, vol. 32 (4), dec., 701-711), se propone crear una imagen congruente de las relaciones laterales e interinstitucionales en la administración pública. Se trata del arreglo y carácter horizontal de la asociación formal e informal entre los actores que representan unidades, con una conducta pública y administrativas interconectadas. Pero, la política puede crear fuerzas que se opongan a la cooperación, o enfrentamientos de personalidades entre los jefes de los departamentos, además de que no existe investigación satisfactoria a nivel urbano, regional o nacional.

5) La Gobernanza desde la perspectiva de la Economía Política (EP), implica una serie de instituciones y procesos que tienen qué ver con el ejercicio del poder en una sociedad dada, y cuyas determinaciones remiten a la economía, las creencias y costumbres en el campo de la moral pública y los valores en el campo de la ética, cuyos fines se despliegan en la política como democracia (amor civil) y virtud pública, del latín vir = fuerza y poder (Strange, S. States and markets, UK, Blackwell Publisher, 1988), y ciudadanos pensantes y activos de una sociedad democrática, que deben tener clara la lógica de una democracia republicana y moderna, para no dejarse engañar con recetas internacionales que representan intereses particulares, y poder resistir la tentación de adoptar de manera acrítica las políticas públicas de moda, como las políticas públicas globalizadoras y neoliberales, si es que quieren construir una buena gobernanza.

Fuente: http://michoacantrespuntocero.com/polity-politics-policy-y-gobernanza/

Imagen tomada de: http://www.territorioindigenaygobernanza.com/images/stories/vinetas/ilustracion%205_258px.jpg

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