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El poder de los sentimientos

Por: Luis Carlos Muñoz Sarmiento

Balance, contexto histórico y perspectivas a partir de un filme iraní

El 21/oct/2019, en medio de la feroz represión contra el pueblo de Chile, por cuenta del diktat gringo acatado por el “Care/rata” Piñera, como ahora le dice el pueblo; en medio de la crisis humanística/democrática/capitalista que sufre EEUU; en medio de los levantamientos populares en muchas partes del planeta, especialmente en América Latina, se hace imperativo un balance de la situación; también, una mirada al contexto histórico de ayer y de hoy; y, por último, esbozar las perspectivas a mediano futuro, con base en la re-visión que aquel lunes hice del filme iraní Baran, del mismo director de Los niños del cielo: Majid Majidi.

Afganistán, catástrofe humanitaria

Una aclaración: aunque Baran, voz para lluvia y nombre del personaje/eje, sea un filme iraní, de Majidi (Teherán, 1959), la historia se remite en lo fundamental al país, hasta ese momento de la historia, con el mayor número de refugiados del mundo: Afganistán (1). Hacia 2018 alcanzó los 4.2 millones de desplazados con urgencia de ayuda humanitaria. Vergonzoso título que luego le arrebató Colombia, al alcanzar el espanto, según datos de jun/2019: 7.8 millones de desplazados forzados, superando al Congo, Etiopía, Somalia, Nigeria y Yemen (2). Según la ONU, por vía del periodista pakistaní Ahmed Rashid en su libro Los Talibán (= estudiosos del Islam o buscadores del conocimiento), al momento de rodar el filme, 3.6 millones de afganos vivían fuera del país, de ellos 2.2 millones en Pakistán y 1.2 en Irán. En sept/2001 había 1.100.000 nuevas víctimas: 800 mil desplazados más dentro del país, 200 mil en Pakistán y otros 100 mil en Irán. La sequía permanente obligó a millones de personas a huir del campo y a emigrar a la ciudad, donde organizaciones de ayuda fueron impotentes ante la falta de recursos y el acoso talibán, azuzado por no se sabe qué potencia/imperio, já.

En enero, cien afganos, en su mayoría niños, murieron a causa del frío intenso en seis campos de refugiados en Herat, donde se concentraban 80 mil personas. Al norte, donde había casi 200 mil afganos desplazados, la gente había vuelto a comer hierba, animales y roedores: menos mal que no hurgado en la basura como les toca a niños e indígenas en Puerto Carreño, Vichada, COL, mientras el subpresidente y Martuchis siguen preocupados por Venezuela (3). Además, los padres/madres afganos, vendían a sus hijas por cuatro rupias para poder comprar alimentos. Detrás de esto estaba, y está, EEUU, aliado de los talibanes en su perverso plan de quitarle “el agua al pez”, es decir, la comida al afgano, como ya le había quitado “el búfalo al indio”, “el alimento a la guerrilla”, “los derechos al negro”. Por eso, no es extraño que la ONU, hipócritamente, pusiera el grito en el cielo ante la crisis agropecuaria.

El estudio del Programa mundial de Alimentos (PMA) de 24 provincias realizado en abril, denunció que en 2001 se cultivaría un 50% menos de tierra a causa de la sequía y de la escasez de semillas, mientras que el 70% del ganado del país había muerto como resultado del fuerte racionamiento de agua y la disminución de pastos. Igual a lo que pasa hoy en Colombia, donde ya se importa carne y, el colmo, papa congelada, pero, eso sí, a la vez se transmite la cuña institucional según la cual Nairo Quintana muestra los benéficos resultados del TLC con EEUU, que ha dejado el campo libre para el monocultivo destinado al mercado de biocombustibles, y entonces aparece todo tipo de frutas y alimentos que solo existen en la mente de los publicistas al servicio del régimen: se habla de este cuando no hay democracia. Todo esto, es imprescindible decirlo en momentos en que la ONU advierte sobre el futuro del planeta: “Montañas sin hielo, ríos sin agua y océanos sin vida.” (4)

En jun/2001, la ONU advirtió sobre el hambre y las muertes que seguirían a la falta de alimentos, a no ser que la comunidad internacional reaccionara rápidamente aportando mucha más ayuda. Sin embargo, el acoso de los talibanes a las organizaciones humanitarias hizo que muchos países occidentales (EEUU, Francia e Inglaterra) se mostraran reacios a seguir enviando auxilios. El PMA dijo que necesitaría alimentar a 5.5 millones de indigentes en el invierno de 2000/2001, en comparación con los 3.8 millones de 2000. Piénsese aquí si no tiene razón Evo Morales, quien ahora ha dicho que “el capitalismo es el culpable de la pobreza mundial”. (5) Lo que ahora le ha costado que miembros de la embajada de EEUU en La Paz declaren, con la mayor desfachatez, la inminencia de un golpe de estado en Bolivia, como ya hicieron en Brasil con Lula y Dilma Rousseff, así como hacen con todo aquel que no les regale los recursos del país o no se arrodille a sus intereses imperialistas. ¿La prueba de ello?, EEUU hoy ni mira hacia Haití, pueblo sumido en una dura crisis humanitaria (6)

Y, qué curioso, la crisis en Afganistán se agravó, por irónico que pueda parecer, por el único caso de aceptación de las exigencias internacionales, entiéndase, de EEUU: la prohibición del cultivo de plantas adormideras. Básicamente, la amapola o adormidera real (Papaver somniferum), cuya fama está ligada a su alto contenido de alcaloides y que, a su vez, es la base de la producción del opio, la heroína y sus derivados. La amapola, convertida en opio y heroína, ha representado y sigue representando una importantísima fuente de ingresos para todas las facciones de Afganistán en guerra. Pero, el conflicto más serio de los talibanes con las organizaciones de ayuda fue su negativa a permitir al PMA comprobar quién se llevaba realmente el pan de las panaderías del PMA en Kabul: no propiamente el pueblo afgano. Después de varios meses de negociaciones fallidas amenazó con clausurar el 15/ju/2001 sus 157 panaderías de Kabul, lo que a la postre ocurrió con la complacencia del gobierno gringo. Hoy, el Talibán controla más territorio afgano que en cualquier momento desde 2001 y ahora EEUU parece decidido a abandonar Afganistán tras la guerra más larga de su historia. (7)

El 13/jul de ese año, los talibanes prohibieron el uso de Internet dentro del país y una semana después promulgaron un decreto por el que se prohibía la importación de 30 artículos, entre ellos el video, casetes de música, labiales; e incluso la práctica del ajedrez, del fútbol y de las cometas. En otras palabras, cuando EEUU habla de su preocupación por el progreso de un país (como ahora con respecto a Chile, Uruguay, Bolivia), debe entenderse exactamente lo contrario: lo que lo ocupa es su atraso y su ignorancia para poder someterlo a sus caprichos.

Ahora, ¿por qué la ONU había puesto, hipócritamente, el grito en el cielo? Porque es la misma entidad que va a tener que ver con el recorte de presupuesto, año tras año, para la ayuda en Afganistán, que (siempre hay que repetir lo obvio: Emerson), depende de EEUU. Y, se sabe, ONU es apéndice político/militar (Cascos Azules), de EEUU. Algunos datos consignados por Rashid: “En 1996, la ONU había solicitado 124 millones de dólares para su programa de ayuda anual destinado a Afganistán, pero a fines de ese año el país solo había recibido 65 millones. En 1997, pidió 133 millones y solo recibió 56, es decir, el 42%, y al año siguiente pidió 157 millones y solo recibió 53, el 34%. En 1999, la ONU redujo de modo drástico su solicitud: solo 113 millones de dólares. Según Barnet Rubin, “si hoy la situación de Afganistán tiene un feo aspecto, no se debe a que el pueblo afgano sea feo. Afganistán no es solo el espejo de los afganos, sino del mundo. Como dice un viejo proverbio persa: ‘Si no te gusta la imagen reflejada en el espejo, no rompas el espejo, rómpete la cara’.” (8) Para terminar, el Talibán considera al gobierno de Ashraf Ghani como “una marioneta de EEUU”.

Majid Majidi, entre la política y el amor

Majidi pertenece al Segundo Nuevo Cine iraní, que tomó auge a comienzos de 1990 y dio al de su país resonancia internacional. El primer largo que le dio renombre fue El padre (1994), al que siguieron otros dos, considerados obras maestras: el ya citado Los niños del cielo (1997) y El color del paraíso (1999). El primero, fuertemente evocador de la niñez sin derechos y la pobreza extrema (como en cualquier Colombia), la educación rígida y el acto de competir (igual que acá, en Argentina, Chile y otros lares), aunque también, por contraste, la voluntad de poder y la complicidad fraternal, así como el sentido de cooperación en contra del prurito de acumulación capitalista. El segundo, la historia de Mohammad, un niño ciego sensible y amante de la Naturaleza que estudia en un instituto especial en Teherán. Su padre se avergüenza de él y quiere alejarlo de la familia, colocándolo aprendiz de carpintero pues así es más fácil conseguir acercar a una mujer, piensa el primero. La pregunta fundamental del filme tiene que ver con el improbable acercamiento padre/hijo, un doloroso leitmotiv.

En ambos filmes, subyace la preocupación por el destino difícil a que se enfrentan sus casi siempre infantes personajes, en un medio áspero bombardeado a diario por carencias, adversidades y dependencia económica/política de las grandes potencias que por tradición han oprimido y oprimen a su pueblo. El cine de Majidi, en síntesis, recurre a temáticas, pese a la dureza externa e interna, con conflictos reducidos al mínimo (algo que Occidente olvida creyendo que la gran historia puede divorciarse del hecho pequeño) que potencian valores/sentimientos universales: amor, tristeza, alegría, entrega a una causa, lucha por salir avante en los conflictos de todo tipo. Filmes desarrollados con un equilibrio plástico más cercano a la austeridad oriental y a la mirada profunda, así sea a partir de lo sencillo, elemental, que a la parafernalia hiperconsumista de Occidente y a sus aparatosas y/o espectaculares puestas en escena. Para demostrar esto, bastaría citar al propio Panahi, quien sostiene que su estilo podría concebirse como “acontecimientos humanitarios interpretados de una forma poética y artística”. Y añade: “En un mundo donde se hacen filmes con millones de dólares, hicimos una película sobre una niña que quiere comprar un pez por menos de un dólar (en El globo blanco). Esto es lo que estamos tratando de mostrar”. (9)

En 2001, Majidi rueda Baran y la ubica en la capital iraní, Teherán, como usualmente hace también su ilustre colega Jafar Panahi (Mianeh, 1960), el siemprevivo realizador de El globo blanco (1995), El círculo (2000), Offside (2006), Esto no es un filme (2011), Taxi (2015), entre otros trabajos y a quien se hace necesario dedicarle un paréntesis, por cuanto representa, en sí mismo, la lucha por las libertades civiles, los DDHH y contra la censura. Cabe recordar que en su ópera prima y ganadora de la Cámara de Oro en Cannes/95, El globo blanco, con guion de Abbas Kiarostami, los niños Razié y Alí pierden un dinero, ya no los zapatos, que un joven vendedor de globos afgano, tras arduos percances, les ayuda a recuperar; en El círculo, su filme más conocido, Panahi lanza al gobierno islámico de Irán sus dardos sobre los vejámenes a las mujeres, sobre su falta de libertad de movimiento y de expresión; en Fuera de lugar, describe la ida al estadio de una joven, hecho prohibido, que disfrazada de hombre encuentra a otras chicas, para reiterar la falta de libertades de las mujeres, la obediencia (in)debida de jóvenes policías tan machos que rayan en el porno, jeje, y, ante todo, la lucha de ellas por alcanzar igual trato que los hombres. Lo que hoy empieza a arrojar sus frutos si se sabe que las iraníes tienen mejores salarios, más empleo y mayor figuración dentro del manejo del Estado: jajaja, esto no es cierto, apenas lo que, en su obligado mutismo sueña Rahmat. Ah, lo que sí es cierto es que ellas siguen anhelando poder entrar al estadio, así sea, como hasta hoy, disfrazadas de hombres. (10) Es innegable el vínculo de Offside con la realidad inmediata pues se rodó mientras se producían los hechos dramatizados: el partido Irán/Baréin final por la clasificación al Mundial 2006. El que dejaría por fuera, entre otros, a Zinedine Zidane en plena liza, como lo muestra esta crónica de Santiago Muñoz Calvo, ante la cual me quito el sombrero, como me pasa siempre que vuelvo a Un vuelo sin retorno. (11)

En Esto no es un filme, y, claro, no lo es pues muestra pormenores de su arresto domiciliario a seis años, sin autorización para filmar por 20 más, ni dar entrevistas a medios ni poder salir del país, todo debido a su “propaganda contra el régimen”, y, claro, lo es, no lo de la propaganda, sino lo del régimen, porque cuando hay una dictadura eso no es más que un…: como el de Uribe/Duque, el de Macri, Moreno, Pi/nochet/ñera, por lo cual recibe la ayuda de Mochtabá Mirtahmasp, para hacer un documental que registre su mayúscula desazón frente a los desafueros del Poder. El procurador general de Teherán confirmó la detención, pero no especificó los cargos en su contra y se limitó a decir que el arresto no fue por tratarse de “un artista o por razones políticas”, sino porque Panahi “cometió un delito”: el que, a propósito, su esposa, Tahereh Saeedi, desmintió, diciendo: “El filme fue hecho dentro de la casa y no tuvo nada que ver con el régimen”. (12) En todo caso Panahi es, como Lula, un preso político. Finalmente, en Taxi Teherán, como se titula en realidad, Oso de Oro en Berlín/2015, Panahi ejecuta una partitura en imágenes similar a la de Travis Bickle, en el filme ya clásico de Scorsese, pero para describir desde la clandestinidad uno de los casos más perversos del nexo entre política y cine, a la vez que se difuminan los límites entre ficción y documental. Protagonizado por su sobrina, Hanna Saeedi, y por él mismo, travestido de taxista, el filme muestra el ejercicio escolar de una niña que graba con una pequeña cámara, lo cual nota aquél al recogerla a la salida del colegio, y a quien le han prohibido exhibir una “realidad sórdida”. Cuando le pregunta al tío Jafar, el taxi driver, cómo se hace eso y por qué todo es tan injusto, él se encarga enseguida de enumerarle las prohibiciones que debe enfrentar el cine iraní. De ahí resulta un filme a medio camino entre cine político, comedia de situaciones, denuncia social y ensayo fílmico: en este, se considera el padre a Roberto Rossellini. Pese a las prohibiciones del régimen, Taxi Teherán llegó a Cannes en una USB camuflada en una torta.

Taxi, en suma, es un potente alegato contra la censura en clave de divertimento/tributo: basta revisar las letras amarillas del anuncio, como las de Taxi Driver; el pasajero que lo descubre como cineasta; el reclamo de la niña (su sobrina) por buscarla en “este cacharro” pues ella ha contado en el colegio que es “director de cine”: “Si no piensas en tu reputación, por lo menos piensa en la mía”; el episodio de las dos viejitas con la pecera; el moribundo, con la cara ensangrentada que quiere dejar un testamento y que piensa dejarle a su mujer “todo lo que tengo” (como yo… que no es nada, frente a lo que ella me ha dado); en fin, el que pide que ahorquen a algunos, para que los demás aprendan, un pequeño e inofensivo guiño, jejeje, al verdugo reelegido en 2010, Ahmadinejad, justo cuando el 30/jul/2009 Panahi va a la cárcel.

Cómo no incluir aquí, para terminar, los fragmentos del mensaje que Panahi envió desde la cárcel, el 18/may/2010 y que apareció en periódicos de todo el mundo:

Por la presente declaro que he sido objeto de malos tratos en la prisión de Evin.

El sábado 15/may/2010, los guardias de la prisión entraron de repente en nuestra celda, la N° 56, y nos sacaron a mí y a mis compañeros, nos hicieron desnudar y nos tuvieron en el frío durante una hora y media. El domingo por la mañana me llevaron a la sala de interrogatorios y me acusaron de haber filmado el interior de mi celda, lo que es completamente falso. Entonces me amenazaron con encarcelar a toda mi familia en Evin y maltratar a mi hija en una prisión poco segura de la ciudad de Rejayi Shahr. No he comido ni bebido nada desde el domingo por la mañana, y declaro que si mis deseos no son respetados voy a seguir absteniéndome de beber y comer. No quiero ser una rata en un laboratorio. Víctima de sus enfermizos juegos, amenazado y torturado psicológicamente. Mis exigencias son:

-Tener la posibilidad de contactar y ver a mi familia, así como tener la completa seguridad de que están a salvo.

– El derecho a tener y comunicarme con un abogado pues ya he pasado 77 días en prisión.

– La libertad condicional hasta mi juicio y el veredicto final.

Por último, juro por lo que creo que es el cine, que no voy a dejar mi huelga de hambre hasta que mis deseos sean satisfechos.

Mi último deseo es que mis restos sean devueltos a mi familia, para que puedan enterrarme en el lugar que elijan.” (13)

Esto no es una película (o un filme) y Taxi Teherán, junto a Telón cerrado, conforman la “Trilogía Clandestina”, de Jafar Panahi, que, aun hecha en el encierro, lleva, por contraste, la impronta de la libertad. En ella, la puesta en escena va del espacio privado al público, es decir, a las calles de la urbe. En ella, el cineasta, mediante lo “políticamente incorrecto” para el statu quo halla la manera de poner en práctica, a la Thoreau/Gandhi, la desobediencia civil. Actitud que se asume, de forma natural, dada la ridiculez de la acusación oficial pues el delito que se le imputa a Panahi es “actuar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el régimen”. (14) La farsa, la mentira/paranoia, de los políticos, no permiten comparaciones.

Volviendo sobre Baran, el filme, del género drama, aunque recurre a la comedia negra, en colores, dura 94’. Tiempo suficiente para describir el problema de los refugiados; de los desplazados forzados en su propio país; la crisis de las panaderías del PMA que terminó en el cierre de las 157 que supuestamente controlaba la ONU; el problema de los obreros ilegales y, antes que nada, la explotación laboral de niños y niñas e incluso el maltrato a los adultos: recuérdese el caso de Najaf y su dificultad para conseguir unas muletas y para recuperar su dinero, el que le retiene su jefe Memar: como le pasa a Léon (Jean Reno) con Tony (Danny Aiello), protagonista y prestamista, en su orden, de The Cleaner El limpiador, filme de Besson que fue retitulado, mal, en español como El perfecto asesino, cuando en realidad se trata del personaje que limpia en la sociedad la basura que ella misma produce/recicla, sin hacer jamás, eso sí, la tan vituperada como escondida, por el capitalismo, limpieza social. Y, claro, la pérdida de los derechos fundamentales de todos ellos y, en especial, de niños/niñas: v. gr., poder vivir en paz y dedicados por voluntad al estudio y no por obligación al trabajo.

Los protagonistas son Lateef, muchacho encargado de preparar el té y los alimentos a los obreros de una construcción en Teherán; y Baran (= lluvia), un misterioso joven que ingresa a la obra a suplir a Najaf, su padre, quien se ha roto una pierna y que por su carácter de ilegal no puede reclamar atención especial, ni poner en evidencia al resto de compañeros afganos. Con su enfoque/tratamiento, Majidi permite al espectador hacer varias lecturas. Tres de ellas: los trabajadores son afganos ilegales laborando en un país que los rechaza/humilla; en un régimen como el talibán, la mujer es ignorada como persona, careciendo así de los mínimos derechos; el amor termina por convertirse en barniz del áspero muro socio/político, dándoles a los protagonistas y al espectador la ilusión de poder avanzar en la consolidación de los sueños. Aun así, el cineasta evita/evade la ruta fácil del melodrama, la historia cursi de tanta telenovela, al no descuidar el trasfondo político/social que enmarca esta historia en lo esencial remitida al poder de los sentimientos; que reenvía al espectador la idea según la cual los sentimientos creen en un desenlace feliz y de modo tácito en la vida eterna, sin importar que la realidad se encargue de abortar tan noble abstracción, de echar a perder tamaña osadía.

El conflicto, por demás laboral, surge entre Rahmat y Lateef, cuando el primero le quita el puesto al segundo. Tras el posterior y esencial descubrimiento de quien de hombre de confianza ha pasado a cotero, surge el amor. Una especie de embriaguez sobria se apodera de él. De pícaro y pendenciero, Lateef, por gracias del amor, pasa a ser un hombre cuya generosidad y entrega, si bien no generan envidia ni son proverbiales sí producen admiración. Con ello se hace del filme una obra poética de alto vuelo. Viene la caída de la nieve que sugiere la vía/metáfora más fácil para aplacar la llama juvenil. Por primera vez, Lateef se acicala frente al espejo. Se pone una camisa de tono rojo, el color del erotismo que, a la vez, no se olvide, encarna/aviva la pasión. Más tarde, Rahmat alimenta las palomas. Lateef observa. Surgen el fuego y el agua, símbolos constantes en el filme, y en los de Tarkovski, claro, igual que la nieve. Los trabajadores cantan y se divierten. Lateef sueña… Duras condiciones atmosféricas se dan. No faltan los guiños cinematográficos. Entonces, cuando Lateef reclama a su jefe Memar parte de su dinero, éste leonino le responde: “Tu dinero está más seguro conmigo”, con lo cual remite al mafioso que le cuida el dinero a Léon en El limpiador El perfecto asesino. Tras el grito: “¡Afganos, corran a esconderse!”, “¡han llegado los inspectores!” que Memar profiere, Rahmat huye. Lateef interviene en su favor y termina en la comisaría. Memar le dice: “¿Desde cuándo eres un héroe? Me multaron y ahora debo despedir a todos los afganos”. De aquí y de todas las demás situaciones, salpicadas por la truculencia, el horror y la avaricia, es posible inferir lo que decía el Che: “El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”. Y, por eso, el capitalismo/colonialismo gringo/francés, lo asesinó: Diendèré, Charles Taylor, quien “huyó” de una cárcel federal gringa y patrocinado por la CIA fue dictador de Liberia, según relata el documentalista italiano Silvestro Montanaro, y la siniestra/diestra dupla Mitterrand-Chirac, vía Blaise Compaoré y el presidente del Chad, ordenaron la masacre del Che africano Th. Sankara, junto a 11/12 de sus más cercanos camaradas, con lo cual se liquidó de un tajo una de las más bellas revoluciones que país africano alguno haya tenido: ex Alto Volta, hoy Burkina Faso.

Lateef descubre un gancho para el pelo y en él un cabello de Rahmat. Aquél camina por la nieve del ensueño y por el bochorno del ensimismamiento. Su amor es helado. Viene el fuego. Fundido a negro. El amor, se reitera, transforma a Lateef: el hombre violento se vuelve apacible, tolerante, preocupado por la suerte del Otro. Pregunta por Soltán; un zapatero, suerte de sabio y poeta, le responde: “Todos los afganos son Soltán y trabajadores de la construcción”. Segundo posible guiño: esta vez a Miedo devorar alma, de Fassbinder, cuyo subtítulo es Todos los turcos se llaman Alí, aunque se trate de un marroquí, con lo cual la invisibilización, por negreada, de los africanos, se convierte en una luz cegadora. “Del fuego de estar separado / sale la llama que quema el corazón”, agrega el zapatero/poeta, con lo cual, de paso, pareciera adivinar las penas que habitan el cuore de Lateef en relación con Rahmat.

“Todo lo que se hace por amor, está bien hecho”, es una frase que se puede aplicar a Baran, filme en el que el amor es un barniz que, sin embargo, no alcanza a tapar la pared del dolor. Al bajarse la burkha, para no ceder a la tentación mundana que castigan los talibanes, Baran, ya ex Rahmat, confiesa del todo su amor por Lateef: el que ya se había insinuado con aquella taza de té puesta en la escalera. Amor que se refleja en la huella del zapato (objeto/emblema para los iraníes) consumida por la lluvia. Hermosa metáfora que confirma el poder de los sentimientos, aquellos proletarios, poderosos proletarios, que se mueven dentro de nosotros y los únicos que, prescindiendo del dinero, nos llevan de la mendicidad a la aristocracia. Pero, no la propia de esas vulgares monarquías, sino la de aquellos nobles/aristócratas del espíritu que jamás ceden a la tentación de la soberbia ni de la avaricia, sino que son adeptos a la sobriedad, lo mismo que a la justicia y a la igualdad, virtudes en “la tierra de los hombres íntegros”, como se narra en el documental Thomas Sankara – La revolución asesinada (15), que es lo que significa Burkina Faso, en la designación que el Che Thomas Sankara le supo dar a su país. La que sin duda Lateef podría extrapolar a Irán, gracias a sus tan elevados/desnudos sentimientos proletarios, como también son los de la muda/turbadora verdad lluviamor de Baran: ambos, conjugan la llama doble de la vida, el amor y el erotismo.

FICHA TÉCNICA: Título original: Baran. G/D: Majid Majidi. País: Irán. Año: 2001. Formato: 35 mm; color, 94 min. Fot.: Mohammad Davudi. Mús.: Ahmad Pezham. Mon.: Hassan Hassandoost. Int.: Hossein Abedini (Lateef); Zahra Bahrami (Baran); Mohammad Amir Naji (Memar); Abbas Rahimi (Soltán); Hossein Mahjoub. Género: Drama / Romance / Comedia negra. Prod.: Majid Majidi y Fouad Nahas. Dist.: Civite Baran. Premios: Mejor Director y Mejor Guion en el Festival de Cine de Gijón, España; Mejor Película en el Festival de Cine de Montreal. Candidata al Premio del Cine Europeo a la Mejor Película Internacional. https://www.ok.ru/video/1661145909776 

Notas:

(1) https://www.acnur.org/noticias/noticia/2018/9/5b929a0a4/en-afganistan-el-alto-comisionado-de-la-onu-para-los-refugiados-y-coordinador.html

(2) https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/colombia-el-pais-con-mas-desplazados-del-mundo-articulo-866644

(3) https://www.lafm.com.co/colombia/los-indigenas-en-el-vichada-que-escarban-en-las-basuras

(4) https://intriper.com/montanas-sin-hielo-rios-sin-agua-y-oceanos-sin-vida-la-advertencia-de-la-onu-sobre-el-futuro-del-planeta/?fbclid=IwAR1P81jKxJCB-JXQMeGN3XsqjMv3nL_Xl82-pwmrjxidgYzSpV_SS1GGLT8

(5) https://maslibertad.com.co/evo-morales-culpa-al-capitalismo-asamblea-general-onu/?fbclid=IwAR2x6I9vij5i6PFRkaoQTe-6Q8hKHEdkUuPySZuro2ERCCJ4QgKriiFZD6M

(6) https://zonafrank.wordpress.com/2019/10/22/en-marcha-golpe-de-estado-contra-evo-morales-en-bolivia-declaracion-de-la-embajada-de-eeuu-en-la-paz/?fbclid=IwAR2xodWtHZ-gfdv4Exjk8IQgsUk6KvKQptt67LhW8IoV2aCQnKBsCVw5V-0

(7) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48986359

(8) Rashid, Ahmed. Los Talibán – El Islam, el petróleo y el nuevo “Gran Juego” en Asia Central. Ediciones Península, Barcelona, 460 pp.: 211.

(9)https://web.archive.org/web/20101225110207/http://archive.sensesofcinema.com/contents/01/15/panahi_interview.html

(10) https://www.eltiempo.com/deportes/futbol-internacional/mujeres-iranies-pueden-ingresar-a-un-estadio-de-futbol-por-primera-vez-417332

(11) https://blogs.elespectador.com/cultura/el-magazin/el-mago-aureo

https://blogs.elespectador.com/cultura/el-magazin/un-vuelo-sin-retorno

(12) https://archive.is/20120703032934/http://www.france24.com/en/20100414-panahi-arrested-making-anti-regime-film-minister

(13)https://www.youtube.com/watch?v=dixnDxiiwQU&fbclid=IwAR2Fkt8ivSFTEEVAiZSw6gB00_h0MTiXB3FUXbzRCL2Tje3qOkiJ34cRVlw

(14) https://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/la-voluntad-del-cielo-322856.html?desktop=true

(15) https://www.youtube.com/watch?v=OzHYwQdLg4M&t=9s 

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261930

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La corrupción del espíritu

América del Norte/México/22-09-2019/Andrea Bárcena/www.jornada.com.mx
Por: Andrea Bárcena
El síndrome de Hubris (SH) es un trastorno siquiátrico reconocible por 14 síntomas, aunque sólo cinco le son propios, ya que los demás también aparecen en otros trastornos incluidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Siquiatría (DSM, por sus siglas en inglés).

En 2008, David Owen, destacado neurólogo y político británico, publicó un estudio sobre el síndrome de Hubris que afecta a personajes embriagados por el poder en la política, en la ciencia, el mundo financiero y otros. Se trata de individuos que se creen llamados a realizar hazañas, muestran tendencia a la grandiosidad y la omnipotencia; son incapaces de escuchar y son refractarios a las críticas. Para Owen, el SH está indisolublemente unido al poder y alimentado por el éxito. Lo describe como un trastorno reversible (al desaparecer el poder). En su libro En el poder y en la enfermedad, (Siruela, 2010) hay un capítulo dedicado a la protección democrática contra los gobernantes con SH.

El término Hubris está tomado del concepto griego Hybris (hýbris) que significa exceso de soberbia. Alude al ego desmedido, a la sensación de omnipotencia y al deseo de transgredir los límites que los dioses impusieron al hombre frágil y mortal. En la mitología griega, Némesis era la diosa de la justicia, el equilibrio y la mesura. Ella castigaba los excesos de egolatría y devolvía al enfermo de Hubris a los límites que había cruzado. Como fue el caso de Ícaro cuando el Sol derritió sus alas por volar demasiado alto, cayó al mar y desapareció para siempre.

Los principales síntomas del SH en los políticos son: 1) propensión narcisista a ver la realidad como escenario para ejercitar el poder y buscar la gloria; 2) tendencia a la exaltación y al mesianismo 3) excesiva confianza en sus propios juicios y desprecio por el de los demás; 4) creencia de que sólo deben rendir cuentas a cortes elevadas como Dios o la historia; 5) incompetencia hubrística por excesiva confianza y falta de atención en los riesgos… A los niños se les puede proteger de padecer este síndrome si desde temprana edad se cuida su autoestima, si reciben amor franco y saludable y si no se fomenta en ellos sentimientos de rencor o superioridad.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/09/14/opinion/030o1soc

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Los maestros y sus relaciones de poder en el aula

Colombia / 28 de abril de 2019 / Autor: Omar H. Vanegas C. / Fuente: Las 2 Orillas

Estas no permiten que se lleve a cabo una transición de la figura de autoridad por parte del docente a la de liderazgo en nuestra educación. ¿Qué estamos para cambiar?

En las sociedades a través de la historia se ha observado que la educación juega un papel importante para mantener o ejercer el “poder” sobre el pueblo, ya sea por intereses políticos, religiosos o lucrativos. Los gobernantes de turno quieren imponer sus “ideas” y de esta forma tener control sobre las masas. Es interesante retomar el tema del manejo del “poder”, no con el fin de analizarlo desde el nivel superior, el cual va descendiendo en cascada hasta nuestros estudiantes a través de las instituciones del Estado, sino como se da el manejo del “poder” en las aulas, situación en la que debemos examinarnos nosotros como educadores.

Cabe aclarar,que existe un “poder” que se genera al interior de nuestras instituciones de educación, que afecta de una u otra forma la relación de “poder” de los educadores con los alumnos, ya que los directivos, personal administrativo y docentes, producen entre sí conflictos de intereses de toda índole, originando relaciones de “poder” entre ellos mismos, que en muchas ocasiones afectan la esencia misma del objetivo de la institución educativa. Pero nuestro análisis se centrará, únicamente al interior de las aulas donde existe una relación de “poder” entre el docente y el estudiante, dicha relación se da en el entendido, que una parte tiene el control sobre la otra.

Sobre la base de esta relación se han realizado muchas críticas y análisis, de cómo a través del tiempo este “poder” ha venido cambiando o evolucionando en muchos aspectos, los cuales nos llevan a ver que la disciplina que se manejaba en las escuelas o instituciones educativas hace unas décadas, es relativamente distinta a la que hoy se ve en las aulas en la actualidad, tal y como lo plantea Silvia Grinberg en su libro Pedagogía y Poder (Grinberg, 2008). Se ha pasado de una pedagogía autoritaria a una participativa, donde en la primera el docente no solo es un actor que impone los conocimientos e imparte disciplina únicamente, sino que también es una pedagogía en donde la relación de “poder” obliga al estudiante a tomar, realizar y ejecutar actividades que se le imponen y que deben ser de estricto cumplimiento.

Ahora bien, con relación a la pedagogía participativa, en el libro Controversias y Concurrencias Latinoamericanas y el artículo que presenta Ana Lucía Grondona sobre la Educación y el Poder en el Siglo XXI se hace una análisis sobre las relaciones de poder que existen en la educación, planteando que esta relación ha pasado de ser una relación autoritaria por parte de los directivos y docentes de las instituciones educativas, a ser una relación más participativa o de liderazgo. Esta nueva tendencia, sufre una transformación en la cual, al estudiante ya no se espera que tenga una posición pasiva en la formación y asimile de manera inerte su aprendizaje, sino que se “motiva” para que él por sí mismo se apropie de su formación, es decir, que con la educación que se le entregue, no se trate de unificar valores y conductas, sino que éstos se formen por sí mismos. A esto Silvia Grinberg describe como: “…cada uno, sujeto o comunidad, debe buscar el propio camino bajo el imperativo: tú puedes” (Grondona, 2009, p. 311).

Por lo expuesto hasta aquí, lo que se busca es generar conciencia que la pedagogía no se considere un proceso de entregar información a los estudiantes para que éstos la repliquen, sino por el contrario se busca un proceso en el cual se generen competencias que lleven al estudiante a adquirir capacidades o destrezas que le permitan su desarrollo íntegro personal. Es por tanto, que debemos tener muy en cuenta qué estamos haciendo al interior del aula, cuando estamos enseñando, pues como lo expone Basil Bernstein en su libro Poder, Educación y Conciencia “…Ahora, piensa en la comunicación pedagógica. ¿Sabemos que transmite, pero cuál es el transmisor? Sabemos lo que transmite, pero ¿cuál es la estructura que permite, que hace posible lo que es transmitido?” (Bernstein, p. 4, 1988). Esto nos lleva a reflexionar sobre el papel que tenemos en la relación de “poder” entre docente y estudiantes, y como se debe generar un cambio de transmisión de conocimientos de la forma autoritaria a una de liderazgo participativo.

Con lo planteado anteriormente, se puede observar que es una propuesta con una visión o una perspectiva del cambio de “poder” en la educación a través del tiempo, un variación de relación entre maestro y alumno, pero que la realidad deja entrever que todavía falta muchos cambios en todos los niveles de la educación, en el pensamiento de los docentes y directivos de las instituciones de educación, para que se pueda entregar una formación en la cual el estudiante no sea un sujeto que replica los conocimientos, sino que desarrolle competencias que le entreguen aptitudes y destrezas para desenvolverse en la sociedad con valores humanísticos y productivos.

Pero es precisamente la relación de “poder” existente hoy en la gran mayoría de las aulas, la que no permite que se lleve a cabo esta transición de la figura de autoridad por parte del docente a la de liderazgo en nuestra educación. ¿Qué estamos haciendo día a día en nuestras clases para generar este cambio de poder?

Fuente del Artículo:

Los maestros y sus relaciones de poder en el aula

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 28 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

28 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 28 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – España: ‘Los 41’, un proyecto de gamificación para salvar la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306877

01:00:00 – H20 – Las redes sociales en la educación (Video)

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02:00:00 – Plantean reforma integral de la educación en Paraguay

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03:00:00 – El Arcón de Clío, educación más humana

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04:00:00 – La libertad de cátedra en riesgo en EE.UU. por décadas de desfinanciamiento y ataques desde la derecha

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307174

05:00:00 – Agendamx: Educación en la Mira – 22 01 19 (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307151

06:00:00 – Reglamento General de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (PDF)

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07:00:00 – Los maestros y sus relaciones de poder en el aula

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306849

08:00:00 – Maestros de maestros: Jean Frederich Herbart (1776-1841) -PDF-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307254

09:00:00 – «La educación pública en México hoy» – Hugo Aboites y el Comité Estudiantil Metropolitano – #SEME (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306897

10:00:00 – Educar hacia la rebeldía

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307236

11:00:00 – Inclusión educativa o el aprender a mirar desde la perspectiva de un nosotros común

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306888

12:00:00 – Argentina: Los docentes se suman al paro del 30 de abril

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307155

13:00:00 – Slauko Dykan – Profesor alemán en Gymnasium (Pensando sobre Educación) -Video-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307158

14:00:00 – Bolivia: Buscan bajar índice de bachilleres reprobados en las universidades

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307239

15:00:00 – Qué puede hacer la escuela ante la violencia de género

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306885

16:00:00 – Marcela Gaete | Lanzamiento libro Pedagogía en Contextos de Encierro en América Latina (Video)

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17:00:00 – Mar Romera: “La escuela del siglo XXI es la del ser y no la del saber”

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18:00:00 – Docentes en Youtube: ¿una nueva forma de aprender?

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19:00:00 – 10.000 estudiantes uruguayos se están preparando emocionalmente para los trabajos del futuro

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20:00:00 – El daño de Peña a la educación, que AMLO promete reparar #ContralíneaTV

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21:00:00 – “La Educación en Movimiento”: Una película sobre la educación popular en América Latina

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22:00:00 – Trabajadores de la educación en Francia rechazan reformas de Macron

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23:00:00 – Colombia: Historias inspiradoras de educación y transformación (Video)

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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El poder y las personas

Por: Víctor Corcoba Herrero

Cuando las personas son la referencia del sistema de organización político, económico y social, aparece un nuevo marco en el que la mentalidad dialogante, la atención al contexto, el pensamiento reflexivo, la búsqueda continua de puntos de confluencia, la capacidad de conciliar y de sintetizar, sustituyen en la substanciación de la vida democrática a las bipolarizaciones dogmáticas y simplificadoras, y dan cuerpo a un estilo que, como se aprecia fácilmente, no suponen referencias ideológicas de izquierda o derecha.

Colocar a las personas en el centro tiene una consecuencia inmediata, conduce a una disposición de prestar servicios reales a los ciudadanos, de servir a sus intereses reales. Para ello es necesario subrayar que el entendimiento con los diversos interlocutores es posible partiendo del supuesto de un objetivo común: libertad y participación.

La importancia de los logros concretos, los resultados constatables –sociales, culturales, económicos,..– en la actividad pública, derivan de las necesidades reales de la gente que, viéndose satisfechas, permiten alcanzar una condición de vida que posibilita el acceso a una más plena condición humana. Una más profunda libertad, una más genuina participación son el fruto de la acción política que propugno. Porque no debemos olvidar que las cualidades de la persona no tienen un carácter absoluto. El hombre no es libre a priori; la libertad de los hombres no se nos presenta como una condición preestablecida, como un postulado, sino que la libertad se conquista, se acrisola, se perfecciona en su ejercicio, en las opciones y en las acciones que cada hombre y cada mujer inicia y, si puede, culmina.

La libertad es ante todo y sobre todo el rasgo en el que se declara la condición humana. Las libertades formales no son el fundamento de la democracia. El fundamento de la democracia son los hombres y mujeres libres. La política se debe entender, pues, como un ejercicio a favor de cada individuo, que posibilita a cada vecino su realización como persona. Ese, sin confusión, podría ser el punto de conexión entre política y ética. ¿Qué sentido tiene, en este contexto, lo que se llama el poder?. Muy sencillo, que el “poder” es el medio para hacer presentes los bienes que la gente precisa. Así pues el poder tiene, como ya he señalado, una clara dimensión relacional y se fundamenta en su función de crear los presupuestos para el pleno desarrollo de la gente. O lo que es lo mismo, el poder público se justifica en función de hacer posible los fines existenciales del hombre: de posibilitarlos, no de realizarlos, ni siquiera de prejuzgarlos, porque la elección y procura de los propios fines es libre, y competencia exclusiva de cada individuo, en eso consiste la tarea moral, tal y como la entiendo. Es más, el poder público se legitima en la medida en que su ejercicio se orienta a ese objetivo.

De acuerdo con esta línea argumental el “Poder” deja de sustanciarse y pasa a escribirse con minúsculas. El poder lo entiendo, desde este punto de vista, como capacidad de acción y, en su uso, lo que cobra ahora una dimensión vital es la actitud de quien dispone de él. Como capacidad de acción el poder se alimenta de los medios –por ejemplo, una administración pública ágil, moderna, eficaz–; de la legitimidad, derivada de los procedimientos democráticos, y consecuentemente del respeto.

El centro de la acción política es la persona, el individuo. Desde este principio básico de actuación es posible establecer algunas de las líneas fundamentales que, desde una perspectiva que podríamos denominar -de un modo genérico- ético, configuran las nuevas políticas.

La persona, el individuo humano, no puede ser entendido como un sujeto pasivo, inerme, puro receptor, destinatario inerte de las decisiones políticas. Definir a la persona como centro de la acción política significa no sólo, ni principalmente, calificarla como centro de atención, sino, sobre todo, considerarla el protagonista por excelencia de la vida política.

Esta afirmación realizada en los más variados tonos, y con los acentos más diversos, en situaciones políticas incluso a veces contrapuestas, tiene desde el centro político un significado propio. Afirmar el protagonismo de la persona no quiere decir darle a cada individuo un papel absoluto, ni supone propugnar un desplazamiento del protagonismo ineludible y propio de los gestores democráticos de la cosa pública. Afirmar el protagonismo del individuo, de la persona, es poner el acento en su libertad, en su participación en los asuntos públicos, y en la solidaridad.

Se ha dicho que el progreso de la humanidad puede expresarse como una larga marcha hacia cotas cada vez más elevadas de libertad. Aunque el camino ha sido muy sinuoso –tal vez demasiado- y los tropiezos frecuentes –y a veces muy graves-, podemos admitir como principio que así ha sido. De modo que el camino de progreso es un camino hacia la libertad.

Desde un punto de vista moral entiendo que la libertad, la capacidad de elección –limitada, pero real- del hombre es consustancial a su propia condición, y por tanto inseparable del ser mismo del hombre y plenamente realizable en el proyecto personal de cualquier ser humano de cualquier época. Pero desde un punto de vista social y político, es indudable un efectivo progreso en nuestra concepción de lo que significa la libertad real de los ciudadanos.

Sin embargo, en el orden político, se ha entendido en muchas ocasiones la libertad como libertad formal. Siendo así que sin libertades formales difícilmente podemos imaginar una sociedad libre y justa, también es verdad que es perfectamente imaginable una sociedad formalmente libre, pero sometida de hecho al dictado de los poderosos, vestidos con los ropajes más variopintos del folklore político.

Fuente: https://www.diariodeferrol.com/opinion/victor-corcoba-herrero/el-poder-y-las-personas/20180504234036224929.html

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Los libros, contra la intolerancia

Por: Isidoro Moreno Navarro

La celebración del Día del Libro es una buena ocasión para reivindicar el placer de leer. No es verdad que todo el conocimiento esté hoy en “las redes”, ni que los click en el teclado del ordenador puedan sustituir a la experiencia táctil de pasar las hojas de un libro. Yerran quienes así lo creen y ell@s se lo pierden. Por supuesto, no hay incompatibilidad entre ambos formatos pero uno no sustituye al otro.

Quienes han tratado de secuestrar el conocimiento, sobre todo crítico con las realidades sociopolíticas, quienes han tratado de imponer su pensamiento único, han estado contra los libros desde que estos aparecieron, con la escritura. Esta, al principio, como todos los grandes inventos humanos, estuvo al servicio exclusivo de los poderosos: sirvió para convertir la voluntad de estos en leyes con aspiración de eternidad e inmutabilidad, sirvió para llevar bien las cuentas de los impuestos que tenían que pagar los cultivadores antes autónomos convertidos en campesinos (una clase social oprimida) y para que los conocimientos importantes fueran monopolio de unos pocos (los escribas y la minoría que sabía leer). Pero, como ocurre siempre, pronto también la escritura sirvió para difundir “otra mirada” sobre la realidad, sirvió para reflejar el pensamiento crítico respecto a las verdades de los poderosos. Y los libros se convirtieron en armas para emancipar el pensamiento. Por eso han sido perseguidos, prohibidos o destruidos físicamente como parte de etnocidios o de “limpiezas ideológicas” planificadas. ¿Recordáis Fahrenheit 451?

En Andalucía es preciso recordar, como ha hecho la plataforma Granada Abierta, la quema en 1499 de los libros de la Madraza, la primera universidad de la ciudad, por orden del cardenal-inquisidor Cisneros para “desarraigarles [a los granadinos] del todo de su perversa y mala secta”, violando las cláusulas de la capitulaciones.

Como se ha recordado este domingo en la plaza de Bib-Rambla, “a la quema de libros en Granada, siguió la de códices aztecas y mayas durante la conquista de América. Y no hay que olvidar la hoguera de los nazis en la Plaza de la Ópera de Berlín, que redujo a cenizas los libros comunistas y judíos. Ni la quema de libros que el régimen franquista organizó en 1939 para celebrar la victoria sobre la II República. El diario Arriba justificaba así aquel atentado contra la cultura: «Condenamos al fuego a los libros separatistas, liberales, marxistas, a los de la leyenda negra, anticatólicos, a los del romanticismo enfermizo, a los pesimistas, a los del modernismo extravagante, a los cursis, a los cobardes pseudocientíficos, a los textos malos, a los periódicos chabacanos«. Y, lamentablemente, la quema o expolio de libros continúa en nuestros días y sigue siendo una práctica habitual de los vencedores en todas las guerras. En la guerra de Bosnia en 1992, los serbios bombardearon la Biblioteca de Sarajevo con más de 2 millones de volúmenes, y durante la invasión de Irak en 2003, los estadounidenses hicieron lo mismo con la Biblioteca de Bagdad. Tampoco se libró de la barbarie la Biblioteca de Tombuctú, durante la guerra de Malí, en África occidental, saqueada por al Qaeda, que destruyó centenares de legajos y manuscritos de la cultura andalusí.”

Los intolerantes, los fundamentalistas de diversos colores, los totalitarios, siempre han sido y son enemigos de los libros. La mejor forma de oponernos a ellos es teniendo siempre un libro en nuestra mesa o en cualquier sitio a mano, para regalarnos el placer de leer. Y transmitiendo este placer a nuestros hijos y nietos desde sus primeros años, regalándoles libros, para que no crean que con lo digital basta. Está bien que sepan utilizar las nuevas tecnologías pero está mucho mejor que, a la vez que estas, tengan también la pasión y la afición por los libros. Disfrutarán mucho más y será más difícil engañarlos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=240755

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Las fronteras, entre muros y travesías

Por: Boaventura De Sousa Santos

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

La Europa moderna inventó las fronteras, en el sentido en que las conocemos hoy, como delimitaciones precisas entre países. Fue una de las muchas invenciones que posteriormente exportó al mundo que colonizó, culminando en la Conferencia de Berlín de 1884-85 y en el reparto de África con regla y escuadra. En contraste, fue también Europa, en la época moderna, la que abogó por la idea del mundo sin fronteras: el universalismo, el cosmopolitismo, el principio kantiano de la hospitalidad universal y sus propuestas de ciudadanía mundial o de federación global de Estados, o incluso la idea de la república universal defendida más adelante por los anarquistas. Esta contradicción entre un mundo sin fronteras y un mundo surcado por fronteras se remonta al inicio de la modernidad europea. Puede ilustrarse, por una parte, con la defensa del derecho de libre comercio de Francisco de Vitoria (1492-1546) en De Indis et de Iure Belli Relectiones (1532), y, por otra, con los monopolios comerciales y los consecuentes conflictos sobre la división del mundo, claramente visible por primera vez en el Tratado de Tordesillas de 1494 entre el Reino de Portugal y el Reino de Castilla.

Esta contradicción tal vez nunca ha sido tan visible como hasta ahora. Dos de los grandes poderes globales que controlan nuestras vidas más de lo que podemos imaginar no conocen el concepto de frontera. Me refiero a internet y al capital financiero. Sin embargo, por otro lado, el drama de los migrantes y de los refugiados nunca fue tan serio, tanto por la población que involucra como por el sufrimiento e injusticia que revela. En vista de ello, debemos revisar el concepto de frontera, el modo en el que se hacen y deshacen fronteras, e interrogar la frontera como un campo social, una forma de sociabilidad.

El concepto de frontera es estable, al menos desde el siglo XVII, y denota una línea que delimita sin ambigüedades un determinado territorio nacional o subnacional. La precisión de la frontera tiene en el mapa su mejor formulación. No obstante, la realidad de esta línea es mucho más dinámica y ambigua. La frontera puede ser estanca o porosa, y ser una cosa para unos y otra para otros, puede ser muro y travesía, barrera y puente, puede ser reconocida o ignorada, fija o móvil. Las fronteras que los colonos europeos diseñaron en las Américas fueron casi todas ellas objeto de conflictos (e incluso de guerras) en el periodo posterior a la independencia, algunos de los cuales duran hasta hoy. Por el contrario, en África las fronteras revelaron una notable estabilidad, a pesar de su carácter artificial. Pero tanto en un continente como en el otro, los pueblos desconocieron muchas veces esas fronteras en sus relaciones económicas, familiares o étnicas. Tal vez la mayor turbulencia en la realidad de la frontera se deriva en la actualidad del hecho de que la continuidad territorial ha dejado de ser determinante. Países como Grecia o Italia limitan, al fin y al cabo, con Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Eritrea, la República Democrática del Congo. Por su parte, Costa Rica limita en parte con esos mismos países y también con Haití y Cuba. Y Costa Rica limita con Estados Unidos, el país de destino de los migrantes en tránsito o bloqueados en su frontera meridional.

Como las fronteras, territoriales o de otro tipo, nunca son naturales, cabe preguntarse por quién tiene poder para construir y demoler fronteras y determinar para quién representan muros infranqueables o travesías, o para quien la travesía puede acarrear riesgo de vida o ser una práctica trivial. La geografía desigual del acceso a la frontera es el producto del poder que la sostiene. Si tenemos presentes los tres modos de dominación moderna (el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado) y las instituciones que regulan y consolidan el poder que por medio de ellos se ejerce (Estado, derecho, educación), concluimos que las fronteras son instrumentales y que la densidad simbólica que a veces revelan (al punto de parecer naturales o inmutables) se deshace en el aire, siempre que el ejercicio y las contradicciones del poder así lo determinan. La frontera siempre es el resultado de quien tiene poder para responder a la pregunta y sacar provecho de la respuesta: ¿quién pertenece o somos «nosotros» quién no pertenece o son «ellos»?

Veamos tres ejemplos. Cuando se creó el espacio Schengen entre los países de la Unión Europea (originalmente cubriendo cinco países y hoy la gran mayoría de los países de la Unión), las fronteras entre los países adheridos casi desaparecieron con obvios beneficios para sus ciudadanos. Sin embargo, como contrapartida, el espacio Schengen ha hecho mucho más difícil el acceso a Europa por parte de ciudadanos no europeos. Así se hizo posible la fortaleza Europa. El tratado de libre comercio entre Estados Unidos y México, conocido por NAFTA, hizo creer a los mexicanos que las fronteras iban a ser abolidas. Por el contrario, Estados Unidos fue construyendo muros y vallas electrificadas, al tiempo que no cesaron de aumentar el cuerpo de guardias fronterizos. Así fueron aumentando los riesgos de quien quisiera atravesar la frontera. Las medidas de anteriores presidentes fueron reforzadas por el presidente Trump con la dramatización de construir un muro, que en parte ya existe, y, para colmo, construirlo a expensas de los mexicanos. ¿Es posible imaginar que los mexicanos denuncien el Tratado ante tal humillación? La frontera más cruel de nuestro tiempo es la que separa Israel de Palestina. Su crueldad se expresa tanto en el monstruoso muro ilegal como en las interacciones diarias en los infames checkpoints, los calvarios diarios de la humillación por la que tienen que pasar los palestinos para garantizar su subsistencia enfrentando un poder arbitrario.

Nunca tanta gente dependió tanto de las fronteras y, por eso, la experiencia de la frontera tenderá a ser un objeto de análisis sociológico cada vez más importante. Como siempre, los artistas son pioneros. Las fronteras siempre crearon una forma de sociabilidad fugaz en cuanto lugar de tránsito, bloqueado o no. En el presente hay que verlas como lugar de paso y como lugar de permanencia. En ambos casos la sociabilidad de frontera constituye, en muchos aspectos, la frontera de la sociabilidad. Para quien la frontera no es un pasaje trivial, la frontera configura una situación de extrema concentración de miedo y de esperanza. La vivencia de uno y de otra está en las manos de un poder tan regulado cuanto discrecional, tan transparente en lo que decide como opaco en las razones por las cuales decide, tan burocráticamente sometido como todopoderoso. Los aeropuertos son hoy una metáfora elocuente de la desigualdad entre «nosotros» y «ellos». Para los primeros, el paso es trivial y el poder se diluye en la rutina del poder; para los segundos, el paso es totalmente imprevisible y el poder se concentra a fin de ser tan excepcional como el caso que enfrenta. Quizá no haya otro lugar donde la jerarquía de la movilidad sea tan diferenciada.

Atravesar puede ser tanto el paroxismo de la esperanza cuanto el paroxismo del miedo. Es esperanza para el migrante que atraviesa la frontera o para el refugiado que obtiene asilo. Pero es miedo ilimitado para los jóvenes sin documentos que están a punto de ser deportados de Estados Unidos, a pesar de haber sido traídos a temprana edad y no conocer ningún otro país. Y ha sido miedo para quienes desde principios del siglo pasado fueron colectivamente deportados en Europa y hoy están siendo deportados en Birmania para garantizar la homogeneidad étnica o religiosa de los países en los que nacieron. Las sucesivas limpiezas étnicas en Europa del Este, en los Balcanes y en Turquía, y la división entre la India y Paquistán, son testimonios particularmente crueles.

Con todo, la frontera es hoy un lugar de permanencia, una permanencia siempre transitoria, aunque puede durar generaciones. Es ahí que la frontera se manifiesta como un campo social donde con mayor claridad la sociabilidad de frontera se revela como frontera de la sociabilidad. Son zonas de frontera los campos de refugiados que van creciendo por todo el mundo y que en Europa son particularmente vergonzosos (porque es más contrastante con la vida de los que están fuera de los campos). Allí se vive sin un futuro que no sea la esperanza de salir de allí. Esa suspensión de la vida digna es especialmente dura cuando partir o salir no significa llegar, sino pasar y seguir pasando. Es el caso de la frontera de Costa Rica, hacia donde la desastrosa política de refugiados en Europa lanzó tanto africano. La llegada está lejos de Costa Rica, en Estados Unidos; y si llegaran a Guatemala tendrán que enfrentar el poder mexicano que hace de stuntnorteamericano. El edificio de la embajada de Ecuador en Londres es una zona de frontera donde un tránsito mutante se transforma en permanencia para Julian Assange.

Son igualmente zonas de permanencia las zonas de tránsito en aeropuertos, sobre todo cuando el tránsito demora más de lo normal. La película de Steven Spielberg, La terminal, ilustra bien los juegos de poder posibles con el paso del tiempo, la ambigüedad de relaciones, la dilución de la distinción entre lo íntimo y lo extraño, entre la rutina y la sorpresa. Pero la situación más dramática es la de zonas de frontera en las que el tránsito, por ser tan humillante cuanto repetido, transforma la subjetividad de quien lo vive al transfigurarse en un estado mental permanente. Los checkpoints en Palestina son el ejemplo más degradante de nuestro tiempo. Los cineastas palestinos son quienes mejor han resignificado estéticamente esta vergüenza, habiendo creado un género fílmico nuevo, los roadblock movies.

La imagen del refugiado preso en un campo de internamiento o al borde de la carretera comunicándose por el móvil con la familia o con los compañeros que quedaron atrás o van al frente es la metáfora de este tiempo simultáneamente globalizado y localizado, en el que el miedo y la esperanza dejaron de tener la noción de equilibrio entre ellos y, por esa vía, destruyen tanto la dignidad de los que solo tienen miedo como la de los que solo tienen esperanza. Los primeros son fantasmas que deambulan en las fronteras, los segundos son constructores compulsivos de fronteras hasta quedar confinados en su infinita y estulta libertad, recluidos en condominios cerrados.

Fuente del Artículo:

https://www.aporrea.org/ideologia/a262113.html

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