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Libro (PDF): Temas y problemas en antropología social

Reseña: CLACSO

El presente texto tiene que ver con el programa de la materia Antropología Cultural y Social dictada en la Facultad de Psicología de nuestra Universidad de La Plata. Sus diversos capítulos cubren varios temas del curso y fueron antecedidos por otros textos temáticos menos formalizados, editados anteriormente por la Cátedra. Nos ha parecido siempre importante adaptar los conocimientos de la Antropología en el marco de las Ciencias Sociales y de la Antropología Social en particular -que constituyen el eje de la materia- con la intención de conformar un eje didáctico de materiales que sean de fácil comprensión y permitan una lectura ulterior de mayor profundidad y continuidad, según el avance en la construcción de los conocimientos por parte de alumnos. Esto es importante por cuanto la disciplina constituye, de acuerdo al nuevo perfil del Plan de Estudios, uno de los cuatro pilares de conocimiento básico de la Psicología.

 

 

Autor/a:                               Salva, María Cristina –   Ringuelet, Roberto –  Attademo, Silvia –   Archenti, Adriana –   Ringuelet, Roberto – Compilador/a o Editor/a  Weingast, Diana –
Editorial/Editor: Edulp
Año de publicación:  2013 
País (es): Argentina
Idioma: Español
ISBN :  978-950-34-1035-6
Descarga:   Temas y problemas en antropología social
Fuente e imagen:

 

http://biblioteca.clacso.edu.ar/
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Movilizarse ante la crisis y la emergencia

 Por: Roberto Patiño

Esteban es un líder en La Vega.  En medio de la emergencia y la pandemia cumple con sus responsabilidades laborales y familiares, mientras está todo el día inmerso en actividades relacionadas con su comunidad.

Puede estar apoyando un comedor de Alimenta la Solidaridad o denunciando la ruptura de una tubería que afecta la vialidad y el servicio de su zona, contactando y presionando a las autoridades responsables. Pero también puede estar coordinando con otros vecinos la recuperación de un espacio público o la realización de una actividad cultural o deportiva.

En el contexto actual de colapso, los servicios básicos, como en todo el país, están muy afectados en La Vega. Esteban tiene que buscar a contactos en los organismos públicos que pueda atender las denuncias, pero en muchos casos estos aducen que no pueden hacer nada por falta de recursos. Esteban debe coordinar entre vecinos, organizaciones y otros aliados para encontrar soluciones a estos problemas que, como la tubería rota o la dificultad del acceso a gas, por ejemplo, deben ser abordados en lo inmediato porque afectan significativamente la vida de la comunidad.

Por diferentes chats en WhatsApp, Esteban puede recibir a cualquier hora  la petición de un vecino de algún medicamento específico o el reporte de un miembro vulnerable de la comunidad  en una situación de riesgo: personas de la tercera edad sin familiares que puedan ayudarlos o niños  en situación de desnutrición que deben ser evaluados o necesitar alimentos con urgencia.

En medio de la pandemia, Esteban monitorea los contagios en su zona y establece redes de comunicación con otros líderes de diferentes parroquias. Esto puede permitirles respuestas más efectivas y rápidas en los casos que puedan presentarse, y ser más asertivos en las iniciativas para lidiar con la cuarentena.

Esteban es consciente de que es un representante de las personas y que su liderazgo será exitoso en la medida en la que puede encontrar soluciones reales en las que participe la misma comunidad. Su trabajo de organización, iniciativa, denuncia y apoyo involucra a las personas y construye ciudadanía en ellas, empoderándolas y desarrollando sus potencialidades.

Esteban es uno de los 1.000 líderes que a lo largo de todo el país hemos venido fortaleciendo a través de nuestras iniciativas como Alimenta la Solidaridad y Mi Convive. Es un ejemplo de una visión del trabajo social y político desde lo civil y lo local, basado en la convivencia y la solidaridad. Una visión en la que la manera de enfrentarse a la crisis, al colapso e incluso a la misma pandemia, es movilizándose y propiciando el encuentro en la generación de soluciones mancomunadas. Una visión de una posible Venezuela que se está construyendo en las comunidades populares como una alternativa real al modelo represivo y dictatorial que hoy busca imponerse con violencia desde el poder.

robertopatino.com

Fuente: https://www.elnacional.com/opinion/movilizarse-ante-la-crisis-y-la-emergencia/

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La batalla decisiva: el gobierno contra el poder

Por:  Atilio A. Boron

 

La cuarentena y el caso Vicentin han exacerbado las ansias revanchistas y desestabilizadoras de la derecha que recurriendo a sus formidables oligopolios mediáticos  -inagotables usinas de desinformación y manipulación de cerebros y corazones- y a su infantería de combate partidario trata de maniatar al gobierno, provocar su parálisis y, ¿por qué no?, su dimisión. Sería una ingenuidad pensar que una ofensiva tan furiosa y tan bien concertada pueda tener otra cosa que no fuese un objetivo de máxima. Suena un tanto exagerado pero la historia argentina enseña que los grupos dominantes rara vez movilizan sus recursos y destinan tanto tiempo y energía si no es por el premio mayor. Aquí lo que está en juego no es una concejalía o una subsecretaría sino lisa y llanamente el pronto retorno a la Casa Rosada.

El presidente Alberto Fernández ha sido blanco de un encarnizado ataque, en donde se mezclan insultos personales, descalificaciones y burlas, siguiendo meticulosamente los consejos que Eugene Sharp formulara en el manual de golpes de Estado que redactara para la CIA. [1] Partamos de la base que si alguien abre el buscador de Google con esta frase: “Alberto Fernández dictador” encontrará más de cuatro millones de resultados. Basta con recorrer las primeras páginas para comprobar la gravedad y extensión de tan maligna caracterización. Para el megaempresario Martín Varsavsky  “Alberto tiene «un pequeño dictador escondido», y lo mismo opinan el diputado nacional del radicalismo Alejandro Cacace, el abogado Carlos Maslaton, Elisa Carrió y las lumbreras que acuñaron el término “infectadura”, amén de tantos otras y otros para los cuales el dictador no está oculto sino que se exhibe con toda su prepotencia a plena luz del día. Para combatir a un dictador Sharp aconseja, aparte de muchas otras medidas, “practicar la desobediencia civil, acosar a funcionarios, burlarse de ellos, difundir sátiras que ridiculicen al gobernante, despliegue de banderas y colores simbólicos, gestos groseros, no-cooperación administrativa, etcétera.” Es decir, las medidas e iniciativas que proponen los ideólogos de la “infectadura” y están llevando a cabo los líderes de la “oposición democrática” en las últimas semanas.

Al día de hoy el presidente se encuentra objetivamente a la defensiva: el “periodismo de guerra” ejercido por órganos que son cualquier cosa menos periodísticos trabaja a destajo para desacreditarlo y deslegitimarlo ante los ojos de la población. El objetivo: erosionar por completo su autoridad y preparar la siniestra figura del “vacío de poder”, tantas veces utilizada en la historia de Latinoamérica para justificar golpes de Estado. Mientras, la pandemia prosigue su curso y la prolongada cuarentena es cada vez más difícil de sostener. Para las clases y capas populares quedarse en casa no es una opción realista o eficaz, sea por el hacinamiento de sus viviendas y barrios y por la naturaleza de sus medios de vida que las obligan a salir a diario a la calle a conseguir unos pesos. Algunos sectores de las capas medias pueden adaptarse a los rigores de la cuarentena, pero un prolongado encierro en un pequeño departamento para un grupo familiar de cuatro o cinco personas puede tener consecuencias psicológicas y médicas muy graves, aparte de las económicas. En resumen: una situación que puede, pasado tanto tiempo, desquiciar a una sociedad por más  integrada que ésta sea.

Para paliar estos efectos se requiere de un Estado potente, dotado de los recursos necesarios para enfrentar en simultáneo un triple desafío: combatir la pandemia en los hospitales, asegurar la efectividad de la cuarentena y hacer llegar a millones de hogares el dinero o los bienes (alimentación, medicamentos, etcétera) necesarios para sobrevivir bajo estas durísimas condiciones. Dinero para quienes están en la informalidad; para los precarizados,o para los que conservaron sus empleos pero se encuentran suspendidos y sólo reciben parte de su salario; dinero para sostener el consumo de lo desocupados y también para las miles de pymes que se encuentran al borde de la bancarrota si es que no cayeron en ella. Y el problema es que las arcas del Estado están exhaustas por el enorme esfuerzo ya hecho en estos meses, agravado por la caída a pique de la recaudación fiscal y por las gravosas secuelas de “la otra pandemia”, la producida por los cuatro años del desastroso gobierno de Cambiemos.

Derrotada la pandemia aún quedará en pie tener que lidiar con una crisis económica que todo indica no será de fácil o pronta resolución. En Estados Unidos se extenderá hasta finales del 2021, según lo declarara  Jerome Powell, el Chairman del Federal Reserve Board. Pensar en una inmediata recuperación del nivel de actividad económica en la Argentina es una expresión de deseos más que el resultado de un sobrio análisis de la realidad. Téngase en cuenta que en nuestro país la pandemia difícilmente será controlada antes de Septiembre, y ojalá que no más tarde. Luego, muy lentamente se podrá salir a circular por las calles para comenzar a normalizar la vida económica y las actividades escolares, culturales y recreativas.

La gente querrá trabajar pero cerca de un tercio de las pymes, las grandes dadoras de empleo en la Argentina, habrá cerrado sus puertas, muchas de ellas de forma definitiva. Poner en marcha los motores de la economía requerirá, tanto en Estados Unidos como en la Argentina, una enorme inyección financiera por parte del Estado. Así lo expresó Powell para su país, y no será diferente sino aún más necesario en la Argentina. Sin esta ayuda buena parte de esas pymes habrán desaparecido para siempre. Otras sobrevivirán, pero a condición de que cuenten con una generosa ayuda del gobierno. Y el problema es que no habrá mucho incentivo para producir y contratar trabajadores porque la gente sólo tendrá dinero para adquirir lo más esencial. O sea, una crisis que de modo simultáneo incide por el lado de la oferta y de la demanda.

Por lo tanto habrá que contar con extraordinarios recursos financieros para subsidiar a la oferta, a fin de que las empresas reinicien sus actividades; e incentivar la demanda, para que la gente tenga dinero y pueda comprar lo que necesite. Esta fue la exitosa receta de John M. Keynes para combatir a la Gran Depresión de los años treintas. Lo anterior requiere un enorme crecimiento del presupuesto del sector público. ¿Qué hacer? El endeudamiento externo no es opción porque esa fuente está cegada desde finales del gobierno de Mauricio Macri. La emisión incontrolada desataría una peligrosa espiral inflacionaria que en la Argentina acabó con varios gobiernos. Las empresas públicas, pocas, no generan ganancias como para sostener este renovado nivel de gasto público. Entonces, ¿no hay dinero? Sí lo hay, porque en la Argentina como en toda Latinoamérica el problema no es la pobreza sino la riqueza, concentrada en muy pocas manos y fuente inagotable de cuantas dictaduras asolaron a la región. Por eso habrá que hacer que el Congreso apruebe, con la mayor urgencia, una reforma tributaria integral en línea como la que existe en los países europeos o en Corea del Sur donde, por ejemplo, los intereses devengados por los plazos fijos pagan un impuesto que varía según el monto de la rentabilidad entre el 14 y el 25 por ciento mientras que en la Argentina no pagan ni un centavo. Aquí, el impuesto a las Ganancias … ¡lo pagan los asalariados! Por consiguiente, hay mucha tela para cortar en materia impositiva haciendo que las grandes fortunas paguen impuestos como lo harían en otros países, cosa que le aporten al Estado los recursos necesarios para enfrentar un desafío de inéditas proporciones. Si los opositores en el Congreso obstaculizan este plan habrá que extremar los recursos para persuadirlos de que deben acompañar esta iniciativa o hacerse cargo de la catástrofe que se produciría en caso de persistir en su negativa. Obviamente,  lloverán las críticas sobre el gobierno nacional pero mucho peores podrían ser las que caerían si, a causa de la impotencia estatal, los muertos se cuenten por decenas de miles, la desocupación llegue a varios millones, las empresas estén arruinadas y la gente no tenga dinero siquiera para comer.

La excepcional gravedad de esta situación obligará al gobierno a hacer lo que este país debió haber hecho hace muchos años. El gravamen extraordinario a la riqueza que al día de hoy, 23 de Junio de 2020,  no tiene “estado parlamentario” deberá ser tratado por la Cámara de Diputados sin más dilaciones. Pero ese “aporte” apenas si servirá para aliviar la situación por un par de meses, siempre y cuando se lo apruebe en las próximas semanas. Porque la ayuda que llega a destiempo no es ayuda. Por cierto esto acrecentará la gritería de los poderes fácticos que no ahorrarán denuncias y urdirán todo tipo de operaciones para desgastar a la “dictadura” de Alberto Fernández. Habrá que hacer oídos sordos al alboroto porque cualquier esfuerzo que se haga por aquietar los fervores del “sicariato mediático” y las tropas de asalto de la derecha sólo servirá para que ambos redoblen su ofensiva. La política del apaciguamiento tiene poquísimas chances de éxito en política. La ensayaron los gobiernos del Reino Unido y Francia en los Acuerdos de Munich de 1938 para atemperar el belicismo de Hitler y sólo sirvieron para enfervorizar aún más su afán de conquista. Y ya sabemos cómo terminó esa historia. Y regresando nuestro país recordemos lo que le ocurrió al gobierno de Raúl Alfonsín, salvajemente atacado también por los mercados y las grandes corporaciones. Tras la renuncia de Juan V. Sourrouille el nuevo Ministro de Economía Juan C. Pugliese trató de calmar los ánimos de las fieras del mercado hablándoles desde el corazón y aquellos le respondieron con la gélida frialdad del bolsillo. Pocos meses después Alfonsín tuvo que terminar anticipadamente su mandato y entregar la banda presidencial a Carlos S. Menem.

En una hora tan especial como ésta vale la pena recordar estos antecedentes históricos que demuestran la futilidad de la política del apaciguamiento con quienes libran una guerra contra la “dictadura” albertista. Pero también hay que buscar inspiración en los escritos de uno de los más lúcidos analistas de la política de todos los tiempos. Hablo de Nicolás Maquiavelo, por supuesto. En uno de los pasajes más luminosos de El Príncipe decía que el gobernante “dispone, para defenderse, de dos recursos: la ley y la fuerza. El primero es propio de hombres, y el segundo corresponde esencialmente a los animales. Pero como a menudo no basta el primero es preciso recurrir al segundo. Le es, por ende, indispensable a un príncipe saber hacer buen uso de uno y de otro, ya simultánea o bien sucesivamente.” En la Argentina el poder Ejecutivo no puede crear impuestos porque tal iniciativa es prerrogativa de la Cámara de Diputados. Y como ya dijimos,  ésta no se ha visto particularmente motivada a tomar cartas en el asunto. La parsimonia de una buena parte de sus miembros exhala un inocultable tufillo destituyente. Ante el bloqueo con que tropieza el funcionamiento basado en la ley el gobierno, necesitado de recursos para enfrentar la pandemia y la crisis económica, tendrá que apelar a su único otro recurso: la fuerza. Esto pese a que Alberto Fernández ha dado pruebas de ser el presidente más propenso al diálogo desde la restauración democrática, pero lo cierto es que para que el Estado pueda contar con los recursos que requiere para librar aquellas dos grandes batallas necesita el consentimiento de una oposición que ha dado sobradas muestras de preferir el enfrentamiento y la diatriba a un acuerdo de gobernabilidad.

Como anotaba Maquiavelo, el hecho de que un gobernante no pueda, o no lo dejen, gobernar con las leyes no lo exime de su  responsabilidad de garantizar el bienestar público apelando a la fuerza cuando sea indispensable, algo a lo cual el presidente es refractario. Pero por imperio de las circunstancias, “la fortuna”, como decía el florentino, no tiene otras opciones. Esa fuerza propia de los animales encuentra en Maquiavelo una ulterior diferenciación cuando distingue entre zorros y leones. Muchos príncipes, decía, creen que la fuerza del león les posibilitará cortar de un tajo el nudo gordiano que los paraliza. Pero  se equivocan si creen que basta con la fortaleza del león para remover los obstáculos que lo atribulan porque resulta que aquél tiene la fuerza pero carece de la astucia del zorro para eludir las trampas que les tienden sus inescrupulosos enemigos. Tampoco es útil adoptar indefinidamente la táctica favorita del zorro, sagaz para rehuir el enfrentamiento con sus enemigos y sortear todas las celadas, pero llegado el momento de la verdad necesita también él contar con una dosis de fuerza que no tiene. Por consiguiente, el buen gobernante debe saber “ser zorro, para conocer las trampas, y león, para espantar a los lobos.” Arturo Frondizi hizo de las artes del zorro su único recurso de gobierno, y fue derrocado por un golpe militar; Juan Carlos Onganía apeló exclusivamente a la fuerza y fue volteado por una enorme insurrección popular. Otro tanto le ocurrió a Leopoldo F. Galtieri. El buen gobernante, en la imagen de la filosofía política clásica, debe ser como el centauro: mitad caballo y mitad hombre. Tener la fuerza del primero pero guiada por la racionalidad del segundo; es decir, la fuerza del león y la astucia del zorro.

 

¿Cómo se traduce éste consejo en la Argentina de hoy? Creo que del siguiente modo: el gobierno tendrá que hacer valer los poderes concentrados en el Ejecutivo nacional de una república (federal apenas en el nombre) y lograr que los gobernadores de las provincias convenzan a sus diputados de aprobar con la mayor urgencia el proyecto del “aporte” aplicado a las 12.000 fortunas más grandes de la Argentina. No sólo eso: también de que deberán abocarse, sin más dilaciones, para consensuar una reforma tributaria que resuelva permanentemente y no sólo “por única vez” el tema ya señalado por Juan B. Alberdi hace casi dos siglos: la construcción de sólidas bases financieras para un Estado nacional agobiado con responsabilidades crecientes y que, en un futuro inmediato, serán cada vez más gravosas. Para esto el presidente deberá utilizar una cambiante  amalgama de persuasión y coerción, tal como lo han hecho todos los gobiernos del mundo en situaciones parecidas. Recordar que Abraham Lincoln logró los votos que necesitaba para alcanzar los dos tercios necesarios en el Congreso para abolir la esclavitud no precisamente respetando los buenos modales, la “corrección política” o la ética kantiana. Apeló a la fuerza pero combinada con la astucia y el conocimiento que tenía de su gente para lograr el objetivo supremo de su gestión como presidente.

Tiempos excepcionales como los que estamos viviendo requieren políticas que se apartan de las normas convencionales. Esta es la visión de un analista político que desea que el gobierno lleve a buen puerto la nave de la Argentina en medio de una “tormenta perfecta” producto de la combinación de pandemia y crisis económica y que es consciente que desde la presidencia la visión de estos asuntos y el diagnóstico de los desafíos podrían ser diferentes. Pero quien esto escribe sabe también que tiene la responsabilidad ética y política de dar a conocer estas opiniones. Callarlas sería un acto de cobardía o de imperdonable deslealtad. Es preferible dar la voz de alerta antes de una posible tragedia y no tener después que lamentarse por su silencio cuando tendría que haber hablado. No caben dudas de que el gobierno está librando una guerra en dos frentes: contra el Covid-19 y contra una oposición destituyente cuya finalidad es poner fin al gobierno del Frente de Todos para acabar con el “populismo” de una vez para siempre. En esto no puede caber engaño alguno y dado que la profunda vocación dialoguista del presidente tropieza con un muro infranqueable llega entonces el turno del león. Y si éste no aparece a tiempo la Argentina se enfrentaría a un escenario peor que el que padeciera en el 2001-2002.  Un león que pueda poner en fuga a la conspiración destituyente tendrá que apoyarse en “la calle”, como los señalara Maquiavelo en varios de sus escritos. La movilización, organización y concientización del campo popular será lo único que terminará empoderando al gobierno para librar un combate decisivo contra el Covid-19 y la reacción de una derecha retrógrada y corrupta que ha hecho de la defensa de una banda de estafadores como el directorio de Vicentin su única propuesta de salida a la crisis. No tiene más nada que ofrecer. Y sería fatal para este país que esa gente regresara a la Casa Rosada.

El pueblo es por ahora un coro silencioso, desmovilizado por la cuarentena. Pero llegado el momento puede irrumpir como en sus más gloriosas jornadas y romper el cerco creado en torno al gobierno e impulsarlo a avanzar por aquellas grandes alamedas que evocara Salvador Allende para impulsar las reformas que exigen los retos actuales. Sin esta potencia plebeya que se manifiesta en las calles el gobierno podría sucumbir ante el peso descomunal del poder. Porque, a no confundirse: una cosa es el gobierno y otra muy distinta el poder. Y éste sigue estando en manos de los capitalistas con sus enormes riquezas, sus gigantescas empresas, la protección incondicional de “la embajada”, sus grandes medios de “confusión y manipulación de masas” y una justicia que fue complaciente con la infamia mayúscula de una “mesa judicial” instalada en la Casa Rosada y las operaciones de espionaje a opositores organizada por el muy “democrático y republicano” gobierno de Mauricio Macri. Será una lucha decisiva: el gobierno popular, que tiene los votos y gran parte de la opinión pública, pero que para gobernar necesita tener la calle, contra el poder del establishment, que tiene todo lo demás. No pasará mucho tiempo antes de que conozcamos el veredicto de este enfrentamiento, crucial para el futuro de la Argentina.

 

[1] De la Dictadura a la Democracia  (Boston: 1993), pp. 83 y ss.

 

Fuente e imagen: https://atilioboron.com.ar/la-batalla-decisiva-el-gobierno-contra-el-poder/

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Libro (PDF) Antropologías del mundo : transformaciones disciplinarias dentro de sistemas de poder

Reseña: CLACSO

 

Este libro reúne trabajos que abordan diferentes aspectos de las antropologías en Japón, Siberia, China, México, Francia, España, África, Reino Unido, Perú, Australia, India y Brasil. Teóricamente, aboga por la descentralización y pluralización de lo que tiende a imponerse en esta disciplina, para asumir la diversidad de antropologías desde cada perspectiva histórica. Es una invitación a problematizar narrativas disciplinarias que ocultan la multiplicidad y singularidad de las prácticas antropológicas en diferentes lugares del mundo.

 

Compiladores:     Otra  Escobar, Arturo. Ribeiro, Gustavo Lins.

Autor/a:           Fabian, Johannes. Velho, Otávio Guilherme. Visvanathan, Shiv. Toussaint, Sandy. Cadena, Marisol de la. Narotzky, Susana. Berglund, Eeva K. Krotz, Esteban. Archetti, Eduardo P. Smart, Josephine. Vakhtin, N. B. Ribeiro, Gustavo Lins. Escobar, Arturo. Yamashita, Shinji. Nchoji Nkwi, Paul. García Acosta, Virginia.

Editorial/Editor:    Universidad Iberoamericana, A.C.

Año de publicación:    2009

País (es):      México

Idioma: Español.

ISBN :   978-607-486-031-3

 

Descarga:    Antropologías del mundo : transformaciones disciplinarias dentro de sistemas de poder

Fuente  e Imagen:    http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=disciplina&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO

 

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Libro(PDF): «La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina»

Reseña: CLACSO

Nadie puede negar el papel cada vez más destacado que tienen los movimientos religiosos en nuestro continente, así como las transformaciones a las que están siendo expuestos. SinLibro(PDF): » embargo, no se ha producido aún una reflexión sistemática en torno a los modos en que las religiones operan sobre sectores y sujetos sociales caracterizados como vulnerables: indígenas, mujeres en situación de prostitución, campesinos, migrantes, pobres, huérfanos y ancianos. ¿Qué conflictos desatan estas intervenciones? En estas páginas, las discusiones surgidas en el Grupo de Trabajo Religiones, espiritualidades y poder en América Latina y el Caribe inauguran nuevas líneas temáticas y perspectivas de análisis para quienes están interesados en uno de los temas cruciales del siglo XXI: cómo incide la fe en los modos en que percibimos y actuamos sobre el mundo y los otros.

Autor (a):   Verónica Giménez Béliveau. [Compiladora]

Verónica Giménez Béliveau. Carlos Alberto Steil. Rodrigo Toniol. Joaquín Algranti. Mariana Bordes. Lucí Faria Pinheiro. Fabio Lozano. María Soledad Catoggio. Rolando Pérez. Cristian Parker Gumucio. Gabriela Robledo. Reneé de la Torre. Aldo Ameigeiras. Fortunato Mallimaci. Damian Setton. Mariela Mosqueira. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-424-5

Descarga: La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2125&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1400

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Libro(PDF): «Feminismos y sindicatos en Iberoamérica»

Reseña: CLACSO

A través de esta publicación se pretende contribuir al estudio de los diálogos que se establecen entre retóricas y praxis feministas y el universo sindical en sentido amplio, en el contexto actual de ascenso de las movilizaciones de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries. En los artículos que siguen se abren preguntas sobre el lugar que encuentra la participación de las mujeres y disidencias en los espacios sindicales y cómo ella se vincula con las reivindicaciones feministas que denuncian las discriminaciones y exclusiones que experimentan en los ámbitos públicos/políticos. Se recorren algunas de las problemáticas centrales que hacen a las desigualdades laborales de género y se revisitan categorías caras al análisis feminista de la economía, dando lugar a reconceptualiza-ciones enriquecedoras que potencian una praxis de transforma-ción. Se interrogan las demandas generadas en torno a la democratización de las dinámicas y estructuras organizativas, las prácticas y los discursos de los sindicatos como producto de la masi cación del movimiento feminista en la región.

De la Introducción de Nora Goren y Vanesa Lorena Prieto

Autores (as):

Nora Goren. Vanesa Lorena Prieto. [Editoras]

Karina Batthyány. Darío Kusinsky. [Presentación]

Nora Goren. Vanesa Lorena Prieto. Didice Godinho Delgado. Pilar Carrasquer Oto. Estela Díaz. Yamile Socolovsky. Victoria Estermann. Jazmin Jareth Goicochea Medina. Alejandra del Carmen Rivera Alvarado. Humberto Merritt. Kelly Taiz Coleman Quiñonez. María Belén Villegas Plá. Marcelo Daniel Castillo Fernández. Louisa Acciari. Tatiane de Oliveira Pinto. Juan David Almeyda Sarmiento. Blanca María Díaz Villa. José Rubio Martínez. Martina Paillacar Mutizábal. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. UNPAZ.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-594-5

Descarga: Feminismos y sindicatos en Iberoamérica

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2058&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1395

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Comunicación, cultura y poder

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo y Edwin Nazaret León Jiménez

“En el límite, la diferencia completa hace imposible la comprensión. Los que son radicalmente diferentes […] no pueden comprenderse mutuamente. Por eso, para construir la «armonía» entre clases sociales antagónicas, la condición necesaria es la sumisión, esta crea el espacio semiótico [comunicativo] de homogeneidad entre opresores y oprimidos.” Francisco Pineda.

Es a través de la cultura como en el homo sapiens sapiens se instala una naturaleza que es ajena a todas las especies animales que lo acompañan, la naturaleza cultural. Al crear la cultura el hombre crea otra naturaleza que lo alejará del reino animal cada vez más, llegado un momento, el retorno es impensable.

En los análisis teóricos desarrollados por la escuela histórico cultural se concluye que todas las funciones psicológicas superiores tienen un origen histórico cultural. Con ello se afirma que el hombre es el diseñador del hombre, que las habilidades conque hoy contamos fueron creadas por nosotros mismo en el proceso de crear la vida y la historia. De manera que al crear nos creamos a nosotros.

En el proceso de aprender la cultura que no es otra cosa que aprender lo humano el hombre se diseña a sí mismo; esto es, se aprende a ser un hombre y una mujer pertenecientes a una época y lugar muy específicos. El concepto de mediación resulta fundamental para comprender todo este proceso de culturalización del hombre. Mediación significa primeramente que el cachorro humano no entra por si solo en el conocimiento de la cultura sino que lo hace de la mano de los adultos, de aquellos que ya se constituyeron en lo esencial y lo ayudan a entender su lugar y el de los objetos de los que podrá disponer para garantizarse sustento. En el proceso de la humanización son la actividad objetal mediada y la comunicación los procesos fundamentales en los que se gesta la eclosión individual de un sujeto que es primariamente social.

A la vez la cultura se ha creado en el contexto de específicas relaciones humanas y, por ende, porta la naturaleza y el espíritu de esas relaciones. Relaciones de igualdad y dignidad propician la creación de una cultura con esta naturaleza; y relaciones de explotación, posibilitan el desarrollo de una cultura de la explotación en la que las diferencias e injusticias económicas condicionan todas las relaciones que se han de desarrollar socialmente. En este sentido debe considerarse lo que expresa Acanda (2002) cuando afirma:

“La cultura es siempre políticamente funcional a los intereses de las distintas clases. La clase dominante es hegemónica a su control de la producción cultural. Este es el punto de anclaje fundamental de la dominación. Es por eso que la emancipación político – económica de las clases subalternas es imposible sin su emancipación cultural”. (ACANDA, 2002, pág. 294)

La clase dominante logra que las restantes sueñen sus sueños como propios y busquen las expectativas de la clase que las domina, como si fuesen auténticas expresiones de su propia libertad. El modo de lograrlo es complejo y las vías múltiples y diversas. Puede asegurarse que tanto las clases dominadas como aquellas que dominan llegan a vivir el mismo espacio de sometimiento como una experiencia natural y deseable. La experiencia de explotar y ser explotado se incorpora a todas las dimensiones de la creación y la vida humana y, especialmente en la esfera de la comunicación. Los modos y los términos para comunicarse forman parte del propio proceso de creación humana y por tanto naturalizan la dominación in-visibilizándola. Es por ello que Barbero (1987) plantea que:

“Más que de medios, la comunicación se nos hace hoy cuestión de mediaciones, esto es de cultura, y por lo tanto necesitada no sólo de conocimientos, sino de reconocimiento. Un reconocimiento que es, en primer lugar, desplazamiento metodológico para prever el proceso entero de la comunicación desde su otro lado: el de las resistencias y las resignificaciones que se ejercen desde la actividad de apropiación, desde los usos que los diferentes grupos sociales – clases, etnias, generaciones, sexos – hacen de los medios y los productos masivos.” (MARTÍN.BARBERO, 1987, pág. 23)

Es fácil entender que la comunicación ha sido mediación desde siempre. Toda la cultura es mediación y porta, no solo un contenido objetivo, sino una interpretación de él que resulta útil a la visión de las clases, según se trate. Puede asegurarse que el hombre en sus etapas tempranas de la vida es construido a través de mediaciones, luego, cuando llega la madurez, los “ojos” con los que ve la realidad no son suyos sino que pertenecen a la experiencia de vida en la que creció. Comienza entonces el largo y tortuoso camino de la liberación.

Hoy en día los medios de comunicación acrecienten el poder sobre la gente convirtiendo a grandes masas de trabajadores en consumidores de su ideología de clases. La indignidad se torna común y se consume en forma de productos audiovisuales.

La escuela no queda al margen de estas realidades. Ella, anclada en las funciones sociales naturalizadas por el sistema de clases reproduce hacia su interior relaciones de dominación que son naturalizadas en los reglamentos, en los métodos y contenidos generales. Todo ello condensado en formas de comunicación verticalistas. La comunicación escolar concede la palabra o la administra, dándola solo a aquellos que se consideran aptos.

La presente investigación pretende hacer un acercamiento de la comunicación escolar como forma de sometimiento y adecuación a la cultura de masas producida por las clases económicamente en el poder. Nos interesa especialmente estudiar las transformaciones que se dan en la comunicación en aquellos espacios que se consideran espacios contestatarios y de resistencia. Buscar las verdaderas dimensiones emancipadoras de la comunicación en la escuela oaxaqueña actual es uno de los objetivos que nos proponemos.

Para el estudio serán seleccionadas al azar varias zonas escolares a las que se aplicarán los instrumentos de estudio de la comunicación para observar cómo se reproducen las prácticas comunicativas de sometimiento aún en espacios que se definen como espacios de resistencia contra hegemónico.

Cultura y comunicación.

Uno de los aspectos que más ha preocupado y ocupado el estudio del hombre es el paso de este del reino animal al reino de la cultura. Ya se acepta que la actividad del trabajo conjuntamente con la vida en grupos creó las condiciones para que se dieran cambios que lentamente se incorporaron al homo en evolución alejándolo cada vez más de sus antepasados. El antropólogo soviético I. Roguinski describe ese giro de la siguiente manera:

«De aquel lado de la frontera, es decir, en el hombre en formación, la actividad de trabajo estaba íntimamente ligada a la evo-lución morfológica. De este lado de la frontera, en el hombre contemporáneo, «completamente formado», la actividad de trabajo se efectúa independientemente de la evolución morfológica.»1 p. 26

Esto significa que el hombre actual ya está en la cúspide de su desarrollo biológico y que lo alcanzado en este sentido es suficiente para garantizar un infinito desarrollo cultural. La base biológica es suficiente y necesaria para que sobre ella se erija el desarrollo cultural. Puede decirse entonces que todos los bebés homo sapiens sapiens al nacer portan las condiciones sobre las que se erigirá su desarrollo cultural. Es entonces en este desarrollo cultural en el que se dan las diferencias y especificidades que hacen de cada individuo alguien irrepetible, digamos que un nuevo proyecto de humanidad se funda en cada niño que nace.

La transmisión de los caracteres que hacen del hombre lo que es han encontrado un modo esencialmente nuevo de pasar de una generación a otra; por un lado los caracteres biológicos son transmitidos por los mecanismos naturales heredados, esto es, el sistema genético y cromosómico pero se dio otra forma de herencia externa al cuerpo biológico que habitamos, la herencia cultural.

De modo que el hombre debe adaptarse a la naturaleza en su condición de homo sapiens sapiens y debe también adaptarse a la cultura en su condición de humano.

Lo humano no se hereda, se aprende. Aprender lo humano es aprender la cultura específica en la que se crece y se desarrolla. Los hombres que como animales se adaptaban a la naturaleza comenzaron a producir objetos para ayudarse en sus vidas como el hacha de piedra, con ello comenzó la transformación de la naturaleza para poder satisfacer sus necesidades. Creando se crearon a sí mismos a la imagen y semejanza de sus labores y desempeños. Entre más habilidades más inteligencia. Los hombres de una generación crean instrumento, modos de hacer, enriquecen los que heredaron, establecen principios de vida ajustados a su desarrollo y todo esto se les transmite a las generaciones venideras. Con cada creación humana se funda algo nuevo en el hombre y con ello el hombre mismo. La creación del popular juego de ajedrez propició la formación de habilidades mentales no conocidas con anterioridad, esto es, los hombres que posteriormente a la creación del juego se especializaron en jugarlo contaban con habilidades que sus antecesores ni conocieron ni podrían tener. De manera que el hombre al crear la cultura se crea a sí mismo. Todo esto es posible porque vivimos y producimos en sociedad, en grandes conglomerados humanos que sirven de sustento y protección a las creaciones.

“Ninguna experiencia individual, por rica que fuere, puede conducir por sí sola a la formación de un pensamiento abstracto lógico o matemático, o a la formación espontánea del sistema de conceptos correspondiente. Para ello sería menester no una vida, sino miles y miles de vidas. De hecho, los hombres sólo pueden adquirir la facultad de pensar y los conocimientos gracias a la asimilación de lo que ya adquirieron las generaciones anteriores.” (LEONTIEV, 1969, pág. 7)

Muchos antropólogos reconocieron esta unidad del hombre, esta relación cultural que más que homogenizar permitía la proliferación de diferencias culturales notabilísimas.

Si a un cachorro humano se le dejase fuera de la cultura no podría aprender a comportarse como los miembros de su especie, esto es, de manera culta. Abandonado a la naturaleza e imposibilitado de contacto con la creación humana emergerían en las características primitivas, animales: no aprendería ni el habla ni la marcha eréctil.

La ciencia dispone, ahora, de la suficiente cantidad de hechos verificados para afirmar que si algunos niños se desarrollaran desde su más tierna edad al margen de la sociedad y de los fenómenos engendrados por ésta, permanecerían en el nivel animal. No sólo no adquirirían la palabra ni el pensamiento, sino que además sus movimientos no tendrían nada humano. Baste decir que ni siquiera poseerían el andar erecto propio del ser humano. Y se conocen algunos casos a la inversa. (LEONTIEV, 1 969, pág. 8)

Resulta claro entonces que la comunicación humana es resultado de la creación del hombre y participa en la formación de los nuevos ciudadanos que nacen, portando ellos, las características fundamentales que la comunicación mantiene al momento de su nacimiento.

De manera que no podemos separar comunicación de cultura, una y otra se mantienen engarzadas en un riso incidiendo y afectándose una a la otra según se enriquecen y acumulan las creaciones humanas.

La mente humana es comunicación y actividad. Actuando en un nicho esencialmente comunicativo se van formando los procesos sinápticos que darán lugar a la eclosión de la mente y la inteligencia del adulto. No vemos el mundo sino con los pensamiento que nos llenan, con lo hábitos que nos legaron y los gustos y sueños que nos inculcaron. En el mundo en que nos ha tocado vivir todo esto se forma en una incesante lucha por el poder dado que vivimos en una sociedad mercantil en una incesante lucha entre las clases poseedora y desposeídas.

En estas condiciones el que controla los medios de comunicación que entran en contacto con todos tiene una enorme posibilidad de instalar ciertas visiones de la realidad que naturalizan la explotación y de inculcar miedos y temores para alejar la posibilidad de rebeldía. Por otro lado educan en la desidia y la falta de esperanza para proscribir la posibilidad de organización y lucha. De manera que el que domina la comunicación domina una poderosa fuente de poder.

Poder es lograr que otros sueñan mis expectativas, que vean la realidad con mis ojos y busquen incesantemente cumplir para ellos mis expectativas. Si logro esto estaré en una relación de dominación y poder. El poder es esencialmente violento porque cercena en los hombres la posibilidad de un pensamiento que cuestione la realidad alienada en que nos obligan a vivir. Es violento porque a un ser que está llamado a ser luz lo condena a las sombras bajo su propio consentimiento.

Fuente: El autor escribe para OVE.

Imagen: PublicDomainPictures en Pixabay

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