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Ministro de Educación de Brasil será interrogado por amenazas a jueces del Supremo

Redacción: Sputniknews

El juez del Tribunal Supremo Federal de Brasil determinó que el ministro de Educación, Abraham Weintraub, sea interrogado para que explique las declaraciones que realizó durante una reunión del consejo de ministros, en la que dijo que los jueces de la citada corte eran unos «sinvergüenzas» que deberían ser encarcelados.

En un comunicado, el Supremo informó que el juez Moraes dio a la Policía Federal «un plazo máximo de cinco días para que tome declaración al ministro de Educación» para que explique esas declaraciones.

Según el juez, las palabras del ministro son «gravísimas» y afectan no sólo al honor de los jueces del Supremo, sino que también representan una «amenaza ilegal» a su seguridad, en un intento de atacar la independencia del poder judicial y el Estado de Derecho.En su opinión, hay indicios de delitos de difamación e injuria y de otros previstos en la Ley de Seguridad Nacional, como intentar impedir, con el empleo de violencia o amenaza, el libre ejercicio de los poderes del Estado.

El ministro pronunció esas palabras en una reunión del consejo de ministros del 22 de abril; el vídeo de ese encuentro fue divulgado la semana pasada por orden judicial porque forma parte del proceso que busca aclarar si el presidente Jair Bolsonaro intentó interferir en la independencia de la Policía Federal.

En el vídeo de la reunión, además de Weintraub, la ministra de Derechos Humanos, Damares Alves, también amenaza con mandar detener a alcaldes y gobernadores, y el presidente Bolsonaro se lamenta de la falta de control que tiene de la policía y otros órganos del Estado.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/america-latina/202005271091548559-ministro-de-educacion-de-brasil-sera-interrogado-por-amenazas-a-jueces-del-supremo/

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Slavoj Zizek: «No habrá ningún regreso a la normalidad»

Reseña  Por:  Silvina Friera

Se publicó en ebook «Pandemia» .  Este texto polémico, que hasta ahora circulaba en forma fragmentada o en traducciones informales, acaba de ser editado completo en español. El filósofo esloveno propone una catarata de reflexiones urgentes sobre la política, la economía, el miedo y las libertades, con esa mezcla zizekiana típica en la que combina posmarxismo, psicoanálisis lacaniano, cine y series.

El gran provocador jamás deja a nadie indiferente. El irreverente filósofo esloveno analiza la catástrofe mundial que desató el coronavirus como una oportunidad para instalar un nuevo sistema social “comunista” ¡Comunismo o barbarie, así de simple!– que reemplace al “Nuevo Orden Mundial liberal-capitalista”. En Pandemia. La covid-19 estremece al mundo (publicado por Anagrama, en traducción de Damià Alou), Slavoj Zizek despliega en 80 páginas una reflexión urgente sobre la política, la economía, el miedo y las libertades, con esa mezcla zizekiana típica en la que combina posmarxismo, psicoanálisis lacaniano, cine y series –prefiere las islandesas como Trapped y Los asesinatos del Valhalla-, además de los infaltables chistes como espejos cóncavos de la vida. “En tiempos de epidemia se necesita un Estado fuerte (…) Las medidas a largo plazo, como las cuarentenas, tienen que llevarse a cabo con una disciplina militar”, afirma Zizek.

Nueva normalidad sobre las ruinas

Zizek (Liubliana, 1949) es de lo que se aíslan voluntariamente, incluso en los viajes, porque disfruta más de la tranquilidad del cuarto de hotel que de las imposiciones turísticas de la ciudad de turno. Al comienzo del libro arroja una pregunta crucial: ¿Se aprenderá algo de la catástrofe en curso? “Hegel escribió que lo único que podemos aprender de la historia es que no aprendemos nada de la historia, así que dudo que la epidemia nos haga más sabios –afirma el filósofo esloveno-. Lo único que está claro es que el virus destruirá los cimientos de nuestras vidas, provocando no sólo una enorme cantidad de sufrimiento, sino un desastre económico posiblemente peor que la Gran Recesión. No habrá ningún regreso a la normalidad, la nueva normalidad tendrá que construirse sobre las ruinas de nuestras antiguas vidas”.

Para el filósofo esloveno los mecanismos de mercado no serán suficientes para evitar el caos y el hambre. “Tendrán que considerarse a nivel global medidas que hoy en día a casi todos nos parecen ‘comunistas’: la coordinación de la producción y la distribución tendrá que realizarse fuera de las coordenadas del mercado”. Zizek lee la epidemia de coronavirus como una inversión de La guerra de los mundos de H.G. Wells (1897): “Los ‘invasores marcianos’ que explotan de manera implacable la vida en la Tierra y la destruyen somos nosotros, la humanidad; y ahora, después de que todos nuestros mecanismos de primates altamente evolucionados ideados para defendernos hayan fracasado, nos vemos amenazados por ‘la criatura más humilde que Dios, en su sabiduría, ha puesto sobre la Tierra, unos estúpidos virus que se reproducen ciegamente y luego mutan”. La ironía le sienta bien. “Lo realmente difícil es aceptar el hecho de que la epidemia actual es el resultado de la pura contingencia, que simplemente ha ocurrido y no hay ningún significado oculto. Si vemos las cosas desde una perspectiva más amplia, somos una especie que no posee ninguna importancia especial”, escribe Zizek.

Distancia mutua asegurada

La pandemia de coronavirus señala los límites de la globalización de mercado y del “populismo nacionalista” que insiste en una plena soberanía estatal. “El lema ‘Estados Unidos (o el país que sea) primero’ ya no tiene ningún sentido. Los Estados Unidos solo podrán salvarse a través de una coordinación y colaboración global. No estoy hablando de ninguna utopía, no apelo a la solidaridad idealizada entre la gente –aclara Zizek-. Por el contrario, la crisis actual demuestra claramente que la solidaridad y la cooperación global tienen como finalidad la supervivencia de todos y cada uno de nosotros, y que obedecen a una pura motivación racional y egoísta. El autor de Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a HitchcockA propósito de LeninEl títere y el enanoMis chistes, mi filosofíaLa nueva lucha de clases y La vigencia de El manifiesto comunista, entre otros libros, no cree que la mayor amenaza sea una brutal violencia por la supervivencia con desórdenes públicos o linchamientos por culpa del pánico; un escenario posible, si colapsa la sanidad pública. “Más que la pura barbarie, me da miedo la barbarie con rostro humano: implacables medidas de supervivencia que se imponen con pesar e incluso mostrando simpatía, aunque legitimadas por las opiniones de expertos”.

El filósofo esloveno manifiesta su desacuerdo con Giorgio Agamben, cuando ve en la crisis actual un signo de que “nuestra sociedad ya no cree en nada más que en la vida desnuda (Nuda vita). Es evidente que los italianos están dispuestos a sacrificar prácticamente todo –las condiciones normales de la vida, las relaciones sociales, el trabajo, incluso las amistades, los afectos y las convicciones religiosas y políticas- ante el peligro de ponerse enfermos. La vida desnuda –y el peligro de perderla- no es algo que una a la gente, sino que la ciega y la separa”. Según Zizek las cosas son mucho más ambiguas y la amenaza de muerte también une. “La distancia corporal es mostrar respeto hacia el otro, pues yo puedo ser portador del virus –explica-. Si durante la Guerra Fría la regla de supervivencia era MAD (las siglas en inglés de Destrucción Mutua Asegurada), ahora tenemos otra MAD: la distancia mutua asegurada (son las mismas siglas en inglés)”. En una situación en la que todos estamos atrapados en una triple crisis –médica, económica y psicológica- el filósofo insiste en que hay que “aprender a pensar fuera de las coordenadas del mercado y el beneficio” para encontrar otra manera de producir y asignar los recursos necesarios. “Si las autoridades se enteran de que una empresa está acaparando millones de mascarillas a la espera de que llegue el momento adecuado para venderlas, no tiene que haber ninguna negociación con la empresa, simplemente hay que requisarlas”, advierte Zizek.

Somos todos socialistas, incluso Trump

¿Cuánto se escribió a partir de que Zizek sugirió que una manera de salir de esta crisis era apelando a una forma de “comunismo”? Mucho. Y el filósofo esloveno fue objeto de burla. “Ahora vemos que Trump anuncia que pretende ‘tomar control del sector privado’. ¿Alguien podía imaginarse ese titular antes de la epidemia? Y esto es solo el principio: se necesitarán muchas más medidas como esta (…) No basta con aislarse y sobrevivir: para que esto sea posible, los servicios públicos básicos tendrán que seguir funcionando: la electricidad, el agua, los alimentos y los medicamentos tendrán que seguir estando al alcance de todo el mundo”. Sacudir conciencias, en estos tiempos, no es una tarea sencilla. Zizek sabe bien dónde golpear y lo hace con estilo. “Hay cosas progresistas que solo puede hacer un conservador con intachables credenciales patrióticas: solo De Gaulle fue capaz de darle la independencia a Argelia, y solo Nixon fue capaz de establecer relaciones con China. En ambos casos, si un presidente progresista hubiera intentado hacer estas cosas, al instante habría sido acusado de traicionar el interés nacional. Lo mismo se puede decir ahora de Trump cuando limita la libertad de las empresas privadas y las obliga a producir lo que resulta imprescindible para luchar contra el coronavirus: de haberlo hecho Obama, los populistas de derecha sin duda habrían enfurecido, afirmando que utilizaba una crisis sanitaria como excusa para introducir el comunismo en Estados Unidos”, compara el filósofo esloveno.

¡Comunismo o barbarie!

Como si redoblara el desafío, para golpear más lejos y horadar las convicciones ideológicas del liberalismo, se supera a sí mismo. “Tal como reza el dicho: en una crisis somos todos socialistas. Incluso Trump se está planteando ahora una forma de Renta Básica Universal: un cheque de 1.000 dólares para cada ciudadano adulto. Se gastarán billones de dólares violando todas las reglas del mercado convencionales –recuerda el filósofo-. Este socialismo forzado, ¿será un socialismo para los ricos, igual que lo fue el rescate de los bancos en 2008 mientras millones de personas perdían sus pequeños ahorros? ¿Se reducirá la epidemia a otro capítulo en la triste y larga historia de lo que Naomi Klein llamó ‘el capitalismo del desastre’, o surgirá de ella un nuevo orden mundial más equilibrado, aunque quizá más modesto?” Zizek cuestiona la “nueva verdad” que circula: “estamos todos juntos en esta crisis, deberíamos olvidarnos de la política y trabajar al unísono para salvarnos”. Esta idea antipolítica le parece falsa. “Es ahora cuando se necesita la verdadera política: las decisiones acerca de la solidaridad son eminentemente políticas”, subraya el filósofo esloveno.

En el capítulo diez de Pandemia, titulado ¡Comunismo o barbarie, así de simple!, Zizek profundiza su propuesta. Su idea de “comunismo” (escrito entrecomillas por el propio autor) no es un “sueño”, sino el nombre de lo que ya está sucediendo. “No es la visión de un futuro luminoso, sino más bien ‘un comunismo del desastre’ como antídoto al ‘capitalismo del desastre’. El Estado no solo debería asumir un papel mucho más activo, reorganizando la fabricación de los productos más necesarios, como mascarillas, kits de pruebas y respiradores, requisando hoteles y otros complejos de vacaciones, garantizando un mínimo de supervivencia a todos los desempleados, etc., sino hacer todo esto abandonando los mecanismos del mercado”, plantea el filósofo esloveno. “Si los Estados simplemente se aíslan, comenzarán las guerras. A todo esto me refiero cuando hablo de ‘comunismo’, y no veo ninguna alternativa que no sea una nueva barbarie”, agrega Zizek. “Uno de los signos de la civilización actual es que cada vez más gente comprende que la prolongación de las diversas guerras que recorren el planeta es algo totalmente demencial y absurdo. Y también que la intolerancia hacia las demás razas y culturas, y hacia las minorías sexuales resulta insignificante en comparación con la escala de la crisis a la que nos enfrentamos. Por eso, aunque hacen falta medidas de guerra, me parece problemático el uso de la palabra ‘guerra’ para nuestra lucha contra el virus: el virus no es un enemigo con planes y estrategias para destruirnos, no es más que un estúpido mecanismo que se autorreplica”.

El virus «Putogan»

El filósofo esloveno sugiere que hay tres tormentas que están combinando sus fuerzas sobre Europa: el impacto físico directo del coronavirus y sus efectos económicos (que no son específicamente europeos) y el virus Putogan: la nueva explosión de violencia en Siria entre Turquía y el régimen de Assad, directamente apoyada por Rusia. “El diabólico baile entre Erdogan y Putin, del conflicto a la alianza y de vuelta al conflicto, no debería engañarnos: ambos extremos forman parte del mismo juego geopolítico a expensas del pueblo sirio. Los dos son lo peor, y ambos deberían ser tratados como lo que son: criminales de guerra que utilizan el sufrimiento de millones de personas y destruyen un país para perseguir sus fines de manera implacable, entre los cuales figura la destrucción de una Europa unida. En un mundo con un mínimo sentido de justicia, ninguno de los dos debería estar en el palacio presidencial, sino en el Tribunal Penal Internacional de La Haya”.

En uno de los capítulos del libro, Zizek comenta críticamente “la obra maestra” de Byung-Chul Han: La sociedad del cansancio. “Hoy en día todo el mundo es un trabajador que se autoexplota en su propia empresa. Ahora todos somos amos y esclavos al mismo tiempo. Incluso la lucha de clases se ha transformado en una lucha de clases interior contra uno mismo”, argumenta el filósofo surcoreano. “La nueva forma de subjetividad descrita por Han está condicionada por la nueva fase del capitalismo global, que sigue siendo un sistema de clases con crecientes desigualdades: la lucha y los antagonismos de ninguna manera son reducibles a la ‘lucha contra uno mismo intrapersonal’. Todavía hay millones de trabajadores manuales en los países del Tercer Mundo, y hay grandes diferencias entre distintos tipos de trabajadores inmateriales. Un abismo separa al alto directivo que posee o dirige una empresa del trabajador precario que pasa todos los días solo en casa con su ordenador personal: sin duda no son amo y esclavo en el mismo sentido”, precisa Zizek.

Pandemia es un libro tan polémico como necesario. “Quizá sea esto lo más perturbador de la actual epidemia vírica –reconoce el filósofo esloveno-. Cuando la naturaleza nos ataca con un virus, lo hace para devolvernos nuestro propio mensaje. Y el mensaje es: lo que tú me has hecho a mí, yo te lo hago a ti”.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/268171-slavoj-zizek-no-habra-ningun-regreso-a-la-normalidad

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Libro (PDF): Pedagogía y revolución : escritos escogidos

Reseña: CLACSO

El desafío ha sido conservar la voz con que Vergara expresa en estos trabajos una vehemente crítica sobre el curso asumido por la instrucción pública y una prédica vibrante a favor de su transformación. Los textos de esta antología ponen a disposición del lector un conjunto de ideas elaboradas por Vergara entre 1883 y 1916. Muchos se publicaron originalmente en El Instructor Popular y La Educación y luego fueron editados por el propio Vergara en tres compilaciones: Educación republicana(1899), Revolución pacífica (1911) y Nuevo mundo moral(1913). La antología se completa con textos de Filosofía de la educación (1916). En el conjunto de la obra se visualiza la aspiración del autor: hacer de la educación el punto de apoyo de una revolución que transforme las bases sobre las que se asienta una sociedad.

Autor/a:  Terigi, Flavia – Otra  Arata, Nicolás – Otra  Vergara, Carlos N. – Autor/a  

Editorial/Editor:  UNIPE

Año de publicación: 2012

País (es): Argentina

Idioma: Español.

ISBN :   978-987-26468-9-9

 

Descarga:   Pedagogía y revolución : escritos escogidos

 

Fuente  e Imagen:   http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?novedad=si&c=ar-050&d=13522

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Libro(PDF): «Octubre y el derecho a la resistencia. Revuelta popular y neoliberalismo autoritario en Ecuador»

Reseña: CLACSO

Entre defensivo y anticipatorio, el Paro Nacional repuso al pueblo en el campo político. La vía neoliberal, abierta sorpresivamente desde 2017, había conseguido asentar cierta idea del Estado austero como única forma de reparación social y ética ante los «excesos del dispendioso y corrupto gobierno populista» (sic.). En su progresiva implantación, sin embargo, la austeridad combinó el desfinanciamiento de sectores de provisión de servicios públicos masivos, política de precarización del trabajo y recurrentes exenciones tributarias para grandes grupos económicos. Dicho combo de políticas fue ratificado con el Decreto 883. Quienes comparten más o menos similares experiencias de injusticia o entornos de privación como efecto de tales políticas se encontraron en Octubre.

De la Introducción de Franklin Ramírez Gallegos

Autor (a):  

Franklin Ramírez Gallegos. [Editor]

Daniel Andrade. Matthieu Le Quang. Nila Chávez Sabando. Daniel Vizuete. Santiago Ortiz Crespo. Ernesto Vivares. Jahiren Noriega. Gonzalo Criollo Galván. Adoración Guamán Hernández. Andrés Chiriboga Tejada. Leonardo A. Arias. Jonathan Báez. Christian Pino Garrido. Soledad Stoessel. Rodrigo Iturriza. Isabel Díaz. Adriana Mejía Artieda. Jorge Daniel Vásquez. Valeria Coronel. David Chávez. René Unda Lara. René Ramírez. Analía Minteguiaga. Jacobo García. Eduardo Soria. Paco Salazar. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-607-2

Descarga: Octubre y el derecho a la resistencia. Revuelta popular y neoliberalismo autoritario en Ecuador

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2056&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1395

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Primum non nocere

Lo primero, no causar daño” es el precepto atribuido a Hipócrates que se inculcaba a los médicos en formación. Porque la primera obligación –en el caso del médico y también de la autoridad– es no precipitarse a dar un remedio que pueda resultar contraproducente. Es decir, exactamente lo que en educación ha ocurrido: una vez declarada la emergencia sanitaria, las autoridades del Sistema Educativo y de las instituciones se montaron en esa situación inédita e impusieron –como si fuera parte esencial de la emergencia– la virtualización forzosa del programa educativo. Y ya hay señales de que esto está generando un daño grave y de enormes proporciones a millones de niños, jóvenes, familias, así como profesores. Son los niños de las familias pobres –la mitad del país– que más que otros están hoy sometidos a una situación de presión y angustia. Primero se les presentan demandas exigentes (cumplir la tarea, seguir el programa), pero de inmediato se enfrentan a las enormes limitaciones de clase que tienen para acceder a computadora, celular, Internet. Y se generan situaciones angustiosas dentro de la familia. Ésta reduce aún más su gasto para comprar tiempo aire (y enriquecer así a las trasnacionales), pero sencillamente no alcanza, y la niña y niño quedan en medio, aplastados entre la pobreza y la exigencia. Dos imágenes dramáticas y recientes: la del niño de nueve años que se suicida luego de la exigencia de la tarea (C. Serdán, Puebla), y, la niña que para tener señal en el celular debe hacer la tarea en un árbol, en Colombia, donde hay la misma pobreza y aislamiento. Obviamente, se agradecería que se suprimieran las tareas, como se agradece que alguna institución como la UAM regale tabletas y crédito de Internet; hermoso gesto, pero la caridad no es remedio que cura la irresponsabilidad del médico o del funcionario. Irresponsabilidad no por lo que ya se decidió, sino porque la decisión se mantiene sin cambio, día tras día y mes tras mes. Podría haber sido de otra manera, y todavía puede serlo. Para eso, hay que tener en cuenta que se trató de una decisión precipitada y bajo presión; tomada en un par de días, sin diagnóstico, sin ponderación de los antecedentes y las consecuencias del traslado de golpe brusco de toda la educación a lo virtual. Nada.

Pero esta decisión trajo una consecuencia muy preocupante: ahora se ve, significó un giro a la derecha, cuyo alcance y profundidad aún no podemos precisar, y no en dirección a fortalecer el respeto a las libertades y permitir que niños, niñas, jóvenes puedan vivir estos tiempos de cólera y encierro con más alegría, con menos presiones, con maestros e instituciones libres para plantear una catarata de agendas, iniciativas de conocimiento y cultura, libres, sin tareas, sin programas o fechas fijas de entregas, sin amenazas (como se denuncia en el IPN),sin una evaluación agazapada que, anuncia el secretario de Educación Pública, aguarda al final de la contingencia. El giro hacia la derecha rigurosa deja muy mal parado al gobierno de la transformación a la izquierda. Porque la virtualización del programa educativo o educación forzada –como ahora se presenta– contradice la misión de libertad que tiene la educación. Y, además, porque reclutar maestros adeptos y utilizar la virtualidad forzosa en educación no se le ocurrió ni al muy neoliberal titular de la SEP del sexenio pasado, a pesar de que enfrentaba paros indefinidos de labores en muchas partes del país. Y tampoco a las autoridades de la UAM cuando, por inflexibles, el año pasado dejaron estallar una huelga que sabían sería de larga duración.

Los funcionarios (no nuestros médicos de hoy) tomaron una decisión inválida. El Colegio Académico de la UAM, UNAM, IPN, SEP, gobernadores, municipios, los congresos deberían reconsiderarla. Pero, ¿qué hacer para que la decisión sea válida? La respuesta está en la lectura sobre ética que los estudiantes de primer ingreso a todas las carreras, junto con otros temas, discuten con sus profesores en el Tronco Interdivisional (TID) de la UAM-Xochimilco. En el texto del reconocido maestro Dussel, se afirma que para que una decisión sea válida, los afectados por lo que se va a decidir deben ser participantes simétricos (tener mismo peso en decisión). Porque es válido aquello en que los afectados pueden participar simétricamente; si no, no. Y la validez tiene que ver con la participación autónoma y libre ( TID Vol. III:172-173). Lo que no ocurrió ni en la SEP ni en la UAM, UNAM o IPN, y que debería hacerse: tomar la decisión igualitariamente con los estudiantes de todos los niveles y con sus profesores. Y este no es un mandato legal, sino algo más poderoso, un deber ético, obviamente para quienes sean éticamente receptivos y busquen avanzar por el camino de la democracia y la autonomía.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/05/23/opinion/019a1pol

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El pesimismo de Agamben y América Latina

Por:  Raúl Zibechi

Las resistencias que se visibilizan durante la pandemia se asientan en comunidades y mercados, en prácticas de trueque y rituales de armonización, en trabajos colectivos que multiplican alimentos y cuidados en torno a fogones y ollas populares. Mundos trenzados por valores de uso, en base a relaciones que mantienen a raya la acumulación y el despojo. Prácticas que engendran mundos nuevos que, a su vez, resisten creando.

El filósofo italiano Giorgio Agamben es probablemente el analista que con mayor profundidad está exponiendo los mecanismos de dominación actuales, exacerbados durante la pandemia. Ha definido la forma de gobernarnos como un “estado de excepción permanente”, a lo que añade que “el campo de concentración y no la ciudad es hoy el paradigma político de Occidente”*.

Llega más lejos aún cuando sostiene que “desde los campos de concentración no hay retorno posible a la política clásica”, entre otras razones, porque el poder ha arrebatado los rasgos que diferenciaban al cuerpo biológico del cuerpo político. Algo que está resultando evidente durante el confinamiento global decretado por los poderosos, al reducirnos a cuerpos incapaces de hacer política, actividad que requiere del espacio público y del contacto humano.

Acuñó el concepto de “nuda vida” (vida desnuda, sin atributos) para analizar cómo el poder nos trasmuta de ciudadanos en “comatosos”: seres en coma que no hacen otra cosa que respirar, son alimentados, están “como si” vivieran, zombies como el “musulmán” en la jerga del campo de Auschwitz, nombre con el que los confinados se referían a aquellos que habían perdido la esperanza y se entregaban inertes a su destino, sin la menor resistencia**.

Encuentro el análisis de Agamben muy pertinente para describir una situación en la que toda resistencia parece, casi, imposible. Resulta, sin embargo, tan lúcido como demoledor.

En la entrevista que abre la edición argentina de “Estado de excepción”, Agamben es consultado si “ante la expansión totalitaria a escala global”, se puede apostar por la negatividad, el silencio y el éxodo. Su respuesta lo lleva a indagar en la historia europea, como no puede ser de otro modo, en particular en la relación entre el monaquismo (la vida en monasterios) y el imperio romano, y sus formas de resistencia a los poderes establecidos.

“El éxodo del monaquismo se fundaba de hecho sobre una radical heterogeneidad de la forma de vida cristiana”, razona Agamben, para rematar: “Hoy el problema es que una forma de vida verdaderamente heterogénea no existe, al menos en los países de capitalismo avanzado”. De este modo, cierra el círculo de su pesimismo, al sostener que no hay modo de frenar ni revertir el moderno totalitarismo en sociedades homogéneas.

En América Latina, luego volveré sobre Europa, las resistencias que asombran al mundo y nos llenan de esperanza, surgen y se sostienen, precisamente, en las formas de vida heterogéneas. En las hendiduras que los pueblos han abierto en la dominación, en esas rugosidades creadas por las resistencias durante cinco siglos (de los pueblos originarios y negros, de los campesinos y los pobres urbanos); fisuras dilatadas por las nuevas resistencias (protagonizadas por los feminismos y las rebeldías juveniles).

El sociólogo peruano Aníbal Quijano, consideró que uno de los rasgos distintivos de América Latina es la “heterogeneidad histórico-estructural de las relaciones capital-trabajo”. Entiende que existen cinco formas de trabajo articuladas al capital: el salario, la esclavitud, la servidumbre personal, la reciprocidad y la pequeña producción mercantil, denominada “informalidad” por el Estado y “economía popular y solidaria” por quienes lo resistimos.

Los pueblos, sectores sociales, clases y géneros que hoy resisten y crean mundos nuevos, están enraizados en territorios diversos y heterogéneos respecto a los espacios homogéneos del agronegocio y la especulación inmobiliaria. No son pocos, ni marginales, ni secundarios.

Pongamos el caso de Brasil. Las tierras de los pueblos originarios suman 110 millones de hectáreas, a las que se deben sumar otros 100 millones de las unidades territoriales de conservación, bajo control de poblaciones tradicionales (recolectores de látex, pescadores, ribereños, quebradoras de coco, comunidades de pastoreo, entre otras). Además de 88 millones de hectáreas de asentamientos de reforma agraria, 40 millones propiedad de quilombos reconocidos por el Estado y 71 millones de hectáreas de pequeños establecimientos campesinos (con menos de 100 hectáreas).

En base a estos datos, el informe 2018 del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica, asegura que el 40% del territorio brasileño “es usado de forma directa por grupos que escapan al control de las oligarquías latifundistas”.

En las ciudades estos espacios en disputa son menores, pero en absoluto inexistentes como lo mostró el campamento del Movimiento Sin Techo, “Povo Sem Medo”: 8 mil familias acampadas siete meses, en plena ciudad, hasta conseguir tierra para construir viviendas.

Las resistencias que se visibilizan durante la pandemia se asientan en comunidades y mercados, en prácticas de trueque y rituales de armonización, en trabajos colectivos que multiplican alimentos y cuidados en torno a fogones y ollas populares. Mundos trenzados por valores de uso, en base a relaciones que mantienen a raya la acumulación y el despojo. Prácticas que engendran mundos nuevos que, a su vez, resisten creando.

Desde la crisis de 2008, en Italia, Grecia y el Estado Español se multiplican huertas y espacios colectivos, haciendas y fábricas recuperadas, y hasta barrios enteros como Errekaleor en Vitoria. Inmigrantes, pobres urbanos y personas desechadas por el capital por “improductivas”, enseñan que el viejo continente ya no es un mundo homogéneo, aplastado por la racionalidad capitalista.

La crisis de ayer y el colapso de hoy, nos permiten acercar y enhebrar las formas de vida que no caben en sus negocios ni en sus urnas. Si la humanidad emerge de este colapso conservando rasgos humanos no antropocéntricos, será en buena medida por las formas de vida alternas que los pueblos han sabido conservar y reproducir, como fuegos sagrados, en sus territorios de vida.

* En “Estado de excepción” y “El poder soberano y la nuda vida”, respectivamente.

** En “Lo que queda de Auschwitz”.

Fuente: https://zur.uy/el-pesimismo-de-agamben-y-america-latina/

Imagen: https://pixabay.com/images/search/pandemia/

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Libro(PDF): «Profesores, científicos e intelectuales. La Universidad de Buenos Aires de 1955 a su Bicentenario»

Reseña: CLACSO

Este libro propone una reflexión sobre el complejo papel que las universidades tienen en nuestras historias recientes, a partir de la pregunta por los modos en que las mismas reciben y participan en los procesos políticos, económicos y culturales en los que están inmersas. Centrado en el caso de la Universidad de Buenos Aires, a las puertas del bicentenario de su fundación, Profesores, Científicos e Intelectuales expresa un análisis del papel que ha asumido la UBA en la historia argentina desde 1955, por momentos desagregado a los modos en que sus profesores y profesoras han construido posicionamientos públicos pocas veces exentos de contradicciones y resistencias. La investigación que aquí se sintetiza reconstruye parcialmente el recorrido de estas décadas, discute algunas de las lecturas canónicas y abre un espacio para los debates sobre un futuro que no es solo el de esa universidad o del sistema universitario, pero que requiere ineludiblemente la revisión del pasado.

Autor (a):  Martín Unzué.

Editorial/Editor: Instituto de Investigaciones Gino Germani. CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-950-29-1846-4

Descarga: Profesores, científicos e intelectuales. La Universidad de Buenos Aires de 1955 a su Bicentenario

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2010&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1392

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