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Enfocarse en los mejores maestros para fomentar futuros talentos

A juzgar por las noticias, podría parecer que los políticos en los Estados Unidos se dedican únicamente a participar en intensas luchas políticas internas. Sin embargo, un área donde existe una oportunidad para evitar la paralización política es la educación. Durante el presente otoño, el actual Congreso tiene una última oportunidad para reformular la legislación educativa más importante del país, conocida como No Child Left Behind  Act (ley “Que Ningún Niño se Quede Atrás”). Una de las piezas legislativas más interesantes que podrían formar parte de las modificaciones propuestas es la del senador demócrata Al Franken, que propone establecer un Cuerpo de Profesores para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, según sus siglas en inglés). La crisis en la educación especializada en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas ha sido bien documentada en los Estados Unidos. Los informes nacionales de naturaleza bipartidista lo comparan con una tormenta en formación y un huracán de categoría 5 acercándose rápidamente, y que podría afectar el liderazgo mundial de Estados Unidos en ciencia e ingeniería.

Estoy de acuerdo con esta apreciación, pero la reforma legislativa propuesta es de gran relevancia, más allá de los Estados Unidos.

En América Latina, los niveles de aprendizaje a nivel primario y secundario, junto con las tendencias actuales del empleo, representan un serio desafío. El mercado laboral exige trabajadores con conocimientos y habilidades específicos que les permitan trabajar de manera productiva en las industrias vinculadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes abandonan el sistema educativo careciendo incluso de nociones básicas de matemáticas y ciencias. Es muy probable que los problemas de aprendizaje, al menos en parte, sean el resultado de la elevada proporción de profesores de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas que están enseñando fuera de su especialidad o que están insuficientemente preparados. Tal vez algunas de las soluciones propuestas por el Senador Franken podrían inspirar a otros países en el hemisferio a tomar medidas similares.
La ley del Cuerpo de Profesores se propone aumentar los sueldos de los maestros que conforman el 5 por ciento de los maestros primarios y secundarios que enseñan ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.El incremento salarial tiene como objetivo ayudar a evitar que los mejores profesores de esas especialidades abandonen la docencia para trabajar en posiciones más lucrativas en el sector privado, un problema que Estados Unidos comparte con muchos países de América Latina.
Los profesores más calificados de los cursos de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas pueden a su vez servir de modelos y mentores de otros profesores de esas mismas especialidades, incluyendo a los que recién comienzan. También pueden crear redes con la comunidad educativa experta en esos rubros para compartir prácticas y recursos pedagógicos exitosos. Estos profesores deben enseñar en aquellas escuelas que padecen los problemas más graves de aprendizaje en relación a ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, y que son centros educativos que tradicionalmente enfrentan mayores dificultades para contratar y retener a los buenos maestros de cualquier materia, pero particularmente en las áreas mencionadas.
Si se aprueba, el paquete de medidas propuesto tiene el potencial de crear un grupo muy nutrido de profesores talentosos e inspiradores en las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas y que sean capaces a su vez de preparar a los estudiantes para enfrentar un mundo que exige cada vez más habilidades específicas en esas materias, y que les sirva también para el trabajo y la vida.

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Es la educación, estúpido

Por Ramsés Vargas

Rector de la Universidad Autónoma del Caribe

Siempre que hay una revolución tecnológica se impone un reto educativo para las sociedades que quieran sacar provecho de ella y no quedarse rezagadas.

Titulo esta columna evocando la famosa frase que acuñó James Carville, estratega de la campaña de Clinton 92, “es la economía, estúpido”, para significar que era el desempeño de la economía lo que quitaba y ponía presidentes, y que ése debería ser el enfoque de la campaña. Pero el crecimiento económico depende de muchos factores, siendo la educación el mas importante, en el largo plazo.

Todos los llamados milagros económicos han sido posibles por un salto educativo. Korea es uno de ellos. A mediados de la década de los 70s Korea y Colombia tenían un PIB per cápita similar y un nivel de industrialización parecido, de hecho las ventajas competitivas de ambos tenia que ver con la agricultura- Korea exportaba arroz y Colombia Café. Hoy Korea produce para el mundo los Samsung Galaxy y los vehículos Kia, mientras que Colombia no ha podido siquiera mantener su competitividad cafetera, por eso el ingreso per cápita de los Koreanos es  27,970 dólares mientras el nuestro es de 7,903. ¿Qué hicieron los Koreanos diferente? ¿Qué produjo este crecimiento económico acelerado y sostenido en Korea? La respuesta es la educación. Korea le aposto a la educación en todos los niveles y empezó por hacer un gran esfuerzo en la construcción de infraestructura y la formación de maestros para pasar de la doble jornada a la jornada única,  y se empeño obsesivamente en la excelencia en ciencias y matemáticas.

La China es otro ejemplo del impacto de la educación en el crecimiento económico. En la década de los 80 el pragmático Deng Xiaoping optó por una estrategia que rendía sus frutos mas rápidamente que la de los Koreanos; mientras reestructuraba todo el sistema educativo financió los estudios de miles de chinos en las universidades mas prestigiosas de los Estados Unidos, especialmente en Ingeniería y ciencias, con el compromiso de estos jóvenes de volver a su país a emplear y transferir esos conocimientos.

Hasta hoy la excelencia en las políticas educativas ha sido la herramienta mas poderosa para lograr altos índices de crecimiento económico y equidad. Sin embargo, hay países como Colombia, que sin haber hecho un gran salto educativo han mostrados avances en estas materias. Pero el mundo cambió, con el advenimiento de la revolución de la inteligencia artificial y la tecnología de impresión en tercera dimensión, los países que no tenga una fuerza laboral altamente educada estarán condenados a altísimos índices de desempleo y no podrán crecer su economía, quedarán en algo así como una recesión permanente. Ya no será un factor de competitividad el tener una gran fuerza laboral disponible y de bajo costo y una infraestructura adecuada, pues las nuevas tecnologías harán que los procesos de manufactura se trasladen a los países desarrollados, es decir, los robots reemplazarán a los humanos en estas tareas.

Siempre que hay una revolución tecnológica se impone un reto educativo para las sociedades que quieran sacar provecho de ella y no quedarse rezagadas.  En la revolución industrial el gran reto fue alfabetizar a la gente porque saber leer y escribir era la condición para formar parte de esa nueva fuerza laboral calificada, y en la revolución de la informática el gran reto fue enseñarle a la gente a manejar un computador y llevar la conectividad a todas partes. De esa misma manera, el reto de esta revolución de la robótica y la impresión en 3D, será el de enseñarle a nuestros jóvenes a leer y a escribir en el lenguaje de los computadores.

Concomitante a este debate de la educación es el de inversión en ciencia y tecnología, donde Colombia invierte un 0.23% del PIB, mientras que los países de la OCED invierten en promedio 2.4%. Un borrador de lo que seria el próximo CONPES en esa materia ha generado polémica, porque se está subordinando totalmente el tema de la investigación y el desarrollo  a la competitividad. Ojalá el gobierno concerte mejor este documento, para que Colombia empiece a reducir la brecha que nos separa del mundo desarrollado.

Fuente del Artículo:

http://www.semana.com/opinion/articulo/ramses-vargas-colombia-debe-invertir-en-educacion-ciencia-y-tecnologia/471040

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Escuelas al CIEN: hipotecar presupuesto y patrimonio educativo

“La escuela al centro” dice el eslogan publicitario. Lo que realmente se ha puesto al centro en materia educativa es el mercado. Dinero de los ciudadanos será entregado a fideicomisos privados que administrarán la Corporación Mexicana de Inversiones de Capital y el Banco Invex. La educación básica pública será historia, como ya ocurrió en Chile y otros países que han adoptado el mismo modelo

Cuando el pueblo boliviano, con Evo Morales a la cabeza del gobierno, impulsó la nueva ley que regiría la educación del Estado Plurinacional de Bolivia en 2010 se enfrentó a las condiciones deplorables y de abandono físico en que recibió las escuelas del país, tras varios años de gobiernos neoliberales que las habían entregado a los padres de familia para su manutención.

En el caso chileno las medidas de participación social recomendadas por Milton Friedman para el financiamiento escolar han derivado en la extinción de las escuelas públicas: ahora son predominantes los colegios totalmente privados y otros que, si bien son parcialmente subvencionados de distintos modos por el Estado, son administrados por corporativos empresariales; en cualquiera de los casos los padres y madres de familia siempre tienen que hacer aportaciones económicas extraordinarias para completar el sostenimiento de la educación de sus hijos.

mexicanos-primero-300El mismo destino ha tenido la escuela pública en los países de América Latina que han seguido las orientaciones de los ideólogos del neoliberalismo y no será diferente para México, a juzgar por el modelo “la Escuela al Centro”, que con pocas novedades en el contexto continental presentó la Secretaría de Educación Pública (SEP) el pasado 25 de enero. En la propia realidad nacional es una modalidad renovada de la vieja fórmula privatizadora que apareció por primera vez en la reforma educativa de 1993 como “participación social”.

El programa vertebral de este nuevo modelo ha sido llamado “Escuelas al CIEN” y es sumamente agresivo para la gratuidad educativa; digamos que se constituye como el mecanismo por excelencia para desarticular el carácter público de la educación. Detrás de la expresión popular que lleva su nombre, haciendo referencia al desarrollo del máximo potencial, en este caso de las escuelas, está el aterrizaje del proyecto empresarial certificados de infraestructura educativa nacional (CIEN).

Para recibir los certificados de infraestructura, las entidades federativas o estados, están obligados a signar un “convenio de colaboración y coordinación para la potenciación de recursos del Fondo de Aportaciones Múltiples”; previamente, los empresarios han diseñado para el gobierno de México un “fideicomiso” administrado por la iniciativa privada a través de la Corporación Mexicana de Inversiones de Capital, SA de CV, encargada del “fideicomiso de emisión” y Banco Invex encargado del “fideicomiso de distribución”.

En la cláusula segunda del citado convenio, las entidades federativas facultan al gobierno federal para que entregue de manera directa los recursos económicos del Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM) que son para infraestructura educativa, no a las arcas públicas de sus estados, sino al Fideicomiso de Emisión; es decir, aprueban transferir recursos del pueblo al sector empresarial, para que sean administrados por ellos.

Aunque no se utiliza la palabra “deuda”, la operación de “Escuelas al CIEN” obliga a los estados a hipotecar por 25 años sus recursos para infraestructura educativa a Banco Invex, quizás la financiera más grande de América, misma que respalda las tarjetas crediticias de los principales bancos que operan en México y de otras empresas, tales como Volaris y la cadena de tiendas departamentales Liverpool. No hay duda: adquirir certificados de infraestructura es endeudamiento y sumirá más al país en su larga trayectoria de desfalcos que sólo han beneficiado a la corrupta élite política.

Las “Escuelas al CIEN” plantean otros mecanismos de privatización; en su “Normatividad, disposiciones, lineamientos y guía operativa” se establece como requisito la obligación de los Consejos de Participación Social para que sean los padres de familia, y no los docentes, los responsables de la gestión y seguimiento del programa. Una vez culminadas las obras de infraestructura, también se harán cargo del mantenimiento escolar, ya sin ningún apoyo económico, según se indica textualmente en este mismo documento “…con la finalidad de organizar aquellos trabajos de mantenimiento preventivo y menor de las instalaciones escolares, los cuales por su sencillez y bajo costo son susceptibles de ser realizados por los integrantes de la comunidad”.

En realidad, no hay un ejercicio de presupuesto participativo porque las decisiones de su aplicabilidad son con base en el diagnóstico que presenta unilateralmente el Instituto Nacional de Infraestructura Educativa (INFED), sin tomar en cuenta a la comunidad escolar. De ese modo observamos decisiones erradas que no consideraron a las escuelas de carencias agudas, las que de verdad no cuentan con nada, pero aparecen aquellas cuya visibilidad pueden redituar capital político al señor Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública.

La verticalidad de “Escuelas al CIEN” inhibe los procesos de autorganización comunitaria y de gestión democrática desde la verdadera autonomía; no posibilita la participación de las personas con oficios en la comunidad, barrio o colonia ni el desarrollo de la economía local y solidaria entre familias. Su extremada burocratización reduce la intervención de los padres de familia a la gestión administrativa y la celebración de contratos de construcción para entregar recursos económicos al sector empresarial; eso, más que autonomía de gestión, es control social, privatización y desviación del dinero público.

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Para que los dineros del programa no sean “mal gastados”, la normatividad permite al INFED “celebrar acuerdos y convenios con asociaciones civiles, fundaciones, patronatos y/o instituciones educativas, a efecto de sumar esfuerzos y colaborar en el incremento de planteles educativos a beneficiar”, lo que implica carta abierta para que en esta iniciativa, de por sí contaminada de intereses lucrativos, grupos como Mexicanos Primero –que han diseñado planes de acompañamiento y asesoría para la rendición de cuentas– interfieran en los Consejos de Participación Social para que no haya desviaciones que no tengan como último destino la economía de los empresarios.

Si bien la normatividad de “Escuelas al CIEN” exige, tan sólo como requisito, la acreditación de la propiedad donde se llevará a cabo el programa, en la vía de los hechos los maestros y padres de familia han denunciado que se ha estado solicitando el resguardo de los documentos de propiedad originales, lo que por naturaleza genera desconfianza porque implicaría hipotecar las escuelas y el riesgo de que en el mediano plazo pasen a ser propiedad privada; ésta no es una simple especulación, sino que se fundamenta en la experiencia de otros países donde se ha instrumentado este mismo mecanismo de despojo del patrimonio público.

La SEP no está poniendo la escuela al centro, sino el mercado: el interés privado de una oligarquía que asedia la escuela pública; de frente a esta amenaza debe resurgir la conciencia nacional para defender la gratuidad educativa. No es suficiente remembrar un aniversario más de la Constitución y menos cuando sus principios están siendo violentados, por eso me sumo a la propuesta de un nuevo Constituyente Popular que recupere la soberanía a nuestro país, pero también me adhiero al esfuerzo que varios investigadores y académicos, conjuntamente con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) están convocando para encontrarnos en un gran Diálogo Nacional por la Educación hasta construir un modelo educativo desde sus actores, desde las necesidades más sentidas de los mexicanos.

Lev Moujahid Velázquez Barriga*

*Doctor en Pedagogía Crítica y Educación Popular, miembro de la CNTE en Michoacán

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OREALC UNESCO: Las carreras docentes en América Latina. La acción meritocrática para el desarrollo profesional

Este informe revisa la situación actual de las carreras docentes en América Latina. Para ello se han registrado las regulaciones de dieciocho países de la región sobre la base de cuatro ejes: los mecanismos de acceso a la carrera docente, las estrategias de promoción laboral, los procesos de evaluación de la función docente y los procedimientos de salida de la carrera. Posteriormente, se hizo un énfasis particular en los programas de incentivos y estímulos al trabajo docente desarrollados en la región.

Las carreras docentes latinoamericanas son plataformas legales heterogéneas en cuanto a su naturaleza jurídica, su orientación técnica y su organización interna. Esto es debido al extendido periodo de tiempo que abarcan estas regulaciones. Para el 2014 coexisten en la región carreras diseñadas y aprobadas en los años 50, junto con la regulación más reciente de año 2013.

No obstante, es posible organizar las carreras docentes latinoamericanas en tres grupos, a partir de dos características: la amplitud y longitud de la carrera, medida desde las estrategias de promoción horizontal y vertical, y la incorporación de mecanismos de evaluación con consecuencias de alto impacto; es decir, evaluaciones del desempeño de los maestros que pueden devenir en la pérdida de la estabilidad laboral.

En el primer grupo se encuentran la mayoría de regulaciones de la región. En todas ellas, la dinámica de la carrera está basada en criterios como la antigüedad y la acumulación de certificaciones. No solo no está prevista la evaluación del desempeño, sino que la estabilidad laboral está asegurada por el Estado, salvo casos tipificados por actos reñidos con la moral y la ética, o por procesos ordinarios de jubilación.

En el segundo grupo se encuentran aquellas carreras que están fundamentadas en las carreras de primera generación, pero que sin embargo presentan algunos rasgos propios de las nuevas carreras. En la mayoría de los casos estos rasgos están vinculados con la evaluación del desempeño.

La segunda generación de carreras es el tercer grupo. Son las más recientes y están diseñadas bajo enfoques estrictamente meritocráticos. En estas carrerasla estabilidad laboral está asociada a los resultados de evaluaciones de desempeño y suelen privilegiar la promoción horizontal.

La región requiere desarrollar investigación sobre los resultados de la implementación de las nuevas generaciones de carreras docentes, que permita utilizar información específica que complemente las orientaciones ideológicas de las reformas. Mientras eso suceda, es posible tener en cuenta algunas consideraciones generales que sirvan a la implementación de dichas carreras y al diseño de futuras regulaciones.

En el futuro, los diseños de nuevas carreras, así como la implementación de las más recientes regulaciones deberían buscar reconocer y premiar el mérito sin perder la esencia colectiva de la educación. Esto se constituye en un primer gran reto que las políticas de regulación docente deben enfrentar. En esta misma línea de desafíos se debería incluir en las carreras más alternativas de promoción laboral y nuevas posibilidades de espacios de trabajo; establecervínculos entre las carreras y los planes de formación en un marco de políticas docentes integrales; elaborar marcos de desempeños, estándares o competencias específicas sobre la función y la práctica docente; diseñar regulaciones específicas alineadas con el marco jurídico nacional; y formular planes integrados de estímulos e incentivos al desempeño docente.

Las carreras docentes en América Latina tienen el reto principal de constituirse en instrumentos de desarrollo profesional que contribuyan al fortalecimientode la profesión y, consecuentemente, a la elevación de la calidad educativa.

Libro esta disponible en este enlace: http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002440/244074s.pdf

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Argentina /CTERA: defiende una nueva ley de financiamiento educativo

Fuente CTERA

En el marco de la Campaña por una nueva Ley de Financiamiento Educativo la CTERA difunde la revista editada por la Secretaría de Educación que inaugura la serie llamada “Pedagogía y Políticas Educativas” de Ediciones CTERA.
En esta publicación se presentan distintas reflexiones y argumentaciones acerca de la necesidad de contar con una nueva Ley de Financiamiento Educativo que permita garantizar el derecho social y humano a la Educación en el contexto actual.
En este número inaugural de la serie escriben referentes sindicales y pedagógicos, e incluye una nota de opinión de Stella Maldonado del año 2010, donde nuestra querida compañera ya planteaba la necesidad de contar con un marco normativo que lleve la inversión en Educación al 10% del PBI. También presenta un informe elaborado por el Instituto de Investigaciones Pedagógicas “Marina Vilte” de CTERA sobre las tendencias privatizadoras de la educación en las definiciones presupuestarias y financieras, y una síntesis de la investigación realizada por el Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas de la IEAL sobre las tendencias actuales en educación.

Esta publicación contiene:
Editorial. Sonia Alesso
Financiamiento educativo en el año del Bicentenario. Stella Maldonado
Financiamiento educativo, una lucha histórica de la CTERA. Hugo Yasky
Ley de Financiamiento Educativo o leyes del mercado. Adriana Puiggrós
Financiamiento Educativo y Políticas Públicas, Educación Pública de calidad para todos y todas. Silvia Almazán y Roberto Baradel
Presupuesto educativo: qué hay, qué falta… Miguel Duhalde
Las tendencias privatizadoras de la educación en la definiciones presupuestarias y financieras. IIPMV, Secretaría de Educación
«Tendencias en Educación». OLPE – IEAL

A continuación la publicación:

Financiamiento

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The scourge of illiteracy and the authoritarian nightmare

At the present historical moment, Americans live in a society in which thinking is viewed as an act of stupidity, and ignorance is treated as a virtue. Literacy is now regarded with disdain, words are reduced to data, and science is confused with pseudo-science. For instance, two thirds of the American public believe creationism should be taught in schools and most of the Republicans in Congress do not believe that climate change is caused by human activity, making the U.S. the laughing stock of the world. News has become entertainment and echoes reality rather than interrogating it. Popular culture revels in the spectacles of shock and violence. Unsurprisingly, education in the larger culture has become a disimagination machine, a tool for legitimizing ignorance, and it is central to the formation of an authoritarian politics that has gutted all those public spheres in which thoughtfulness, critical exchange, and informed dialogue can take place.

Illiteracy has become a scourge and a political tool designed primarily to make war on language, meaning, thinking, and the capacity for critical thought. Illiteracy no longer simply marks populations immersed in poverty with little access to quality education; nor does it only suggests the lack of proficient skills enabling people to read and write with a degree of understanding and fluency. More importantly, illiteracy is about what it means not to be able to act from a position of thoughtfulness, informed judgment, and critical agency. It suggests not only learning the skills and knowledge to understand the world but also to intervene in it and change it when necessary. Illiteracy has become a form of political repression that discourages a culture of questioning, renders agency as an act of intervention inoperable, and restages power as a mode of domination. It is precisely this mode of illiteracy that both privatizes and kills the imagination by poisoning it with falsehoods, consumer fantasies, data loops, and the need for instant gratification.

This is a mode of manufactured illiteracy and education that has no language for relating the self to public life, social responsibility or the demands of citizenship. It is important to recognize that the rise of this new mode of illiteracy is not simply about the failure of public and higher education to create critical and active citizens; it is about a society that eliminates those public spheres that make thinking possible while imposing a culture of fear in which there is the looming threat that anyone who holds power accountable will be ignored or punished. At stake here is not only the crisis of a democratic society, but a crisis of memory, ethics, and agency.

What role might education and critical pedagogy have in a society in which the public goods disappear, emotional life collapses into the therapeutic, and education is reduced to either a private affair or a kind of algorithmic mode of regulation in which everything is reduced to a market-based outcome. What role can education play to challenge the deadly claim of casino capitalism that all problems are individual, regardless of whether the roots of such problems lie in larger systemic forces? In a culture drowning in a new love affair with instrumental rationality, it is not surprising that values that are not measurable — compassion, vision, the imagination, trust, solidarity, care for the other, and a passion for justice — wither.

One of the challenges facing the current generation of educators, students, progressives, and other cultural workers is the need to address the role they might play in educating students to be critically engaged agents, attentive to addressing important social issues and being alert to the responsibility of deepening and expanding the meaning and practices of a vibrant democracy. At the heart of such a challenge is the question of what education should accomplish, not simply in a democracy but at an historical moment when the United States is about to slip into the dark night of authoritarianism. In a world in which there is an increasing abandonment of egalitarian and democratic impulses, what will it take to educate young people and the broader polity to challenge authority and hold power accountable? How might we construct an education capable of providing students with the skills, ideas, values, and authority necessary for them to nourish a substantive democracy, recognize anti-democratic forms of power, and to fight deeply rooted injustices in a society and world founded on systemic economic, racial, and gendered inequalities? What will it take for educators to recognize that the culture of education is not simply about the business of culture but is crucial to provide the conditions for students to address how knowledge is related to the power of both self-definition and social agency? What work do educators have to do to create the economic, political, and ethical conditions necessary to endow young people and the general public with the capacities to think, question, doubt, imagine the unimaginable, and defend education as essential for inspiring and energizing the citizens necessary for the existence of a robust democracy?

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Henry A. Giroux is a widely published social critic and McMaster University professor who holds the McMaster Chair for Scholarship in the Public Interest, the Paulo Freire Distinguished Scholar Chair and is a Visiting Distinguished University Professor at Ryerson University. Born in Rhode Island, he held numerous academic positions in the U.S. and now lives in Hamilton.

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México: En unos días se decidirá sobre mega paro interuniversitario

Fuente: revoluciontrespuntocero/ 27 de Abril de 2016

Tras llevarse a cabo el día de hoy la asamblea interuniversitaria, estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN),  de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Universidad de Chapingo, y otras, acordaron que el próximo 16 de mayo se decidirá si se realiza un mega paro en mencionadas instituciones.

Reunidos en la  UPIICSA, alrededor de 200 jóvenes aseguraron que  la reforma al nivel básico es una muestra de lo que el Gobierno quiere hacer con la educación pública y los maestros.

Además, se acordó que los estudiantes se  unirán a la marcha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la de los padres de  Ayotzinapa, programada para el 1 de mayo.

Del mismo modo,  padres de los normalistas  asistieron también a la  asamblea, al cumplirse 19 meses, ofreciendo apoyo a los universitarios.

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