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AVANCES Y OBSTÁCULOS EN LA MEDICIÓN DE LA INNOVACIÓN: MAL DE MUCHOS, CONSUELO DE…

POR MONICA SALAZAR

BID Innovacion

Lo que no se mide, no se mejora. De acuerdo a ese credo, para cualquier área de política pública, como lo es innovación y competitividad, es fundamental la medición. Primero, para saber dónde estamos y tras un análisis de esa situación decidir hacia dónde queremos ir y qué necesitamos hacer para lograrlo. Posteriormente durante la ejecución de la política debemos hacer monitoreo y seguimiento, para lo cual también necesitamos indicadores. Finalmente, a la terminación de los programas volvemos a requerir de mediciones, que nos permitan evaluar los resultados y el impacto de la intervención. En el mundo desde la década de 1990, se han venido posicionando las encuestas de innovación como el mecanismo idóneo para recopilar información sobre los objetivos, determinantes, resultados, obstáculos, y fuentes de las ideas para la innovación empresarial. Los países de América Latina y el Caribe (ALC) no han sido ajenos a este movimiento e igualmente han desarrollado encuestas para alimentar el diseño y seguimiento de las políticas de innovación.

La región de ALC tiene una historia rica y fructífera en materia de medición de la innovación. Uruguay fue pionero en realizar una encuesta de innovación en el año de 1987. Posteriormente, a partir de la publicación en 1992 del Manual de Oslo de la Organización para la cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile, Argentina y Colombia hacen una primera ronda de encuestas a mediados de la década de los noventa. Y aquí comienza un desarrollo propio de la región: la formulación de lo que se conoce como el Manual de Bogotá, fundamentado en el Manual de Oslo pero adaptado a la realidad y la situación del sector productivo en materia de innovación y competitividad de los países de la región. La elaboración del Manual fue apoyada por la OEA y Colciencias (entonces Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología), y liderada por la Red Iberoamericana/Interamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología – RICyT.

En el Manual de Bogotá se innovó en varios frentes, como por ejemplo abordar la innovación en sentido amplio, es decir no solo la innovación tecnológica de productos y procesos sino también la innovación organizacional y en comercialización; se hizo más énfasis en las actividades conducentes a la innovación, en el proceso mismo de la innovación, y no solo en los resultados (número de empresas innovadoras), y en las capacidades. El Manual de Bogotá partía de reconocer que nuestras economías se diferencian en muchos aspectos respecto de las de la OCDE, como por ejemplo estructuras de productivas concentradas en industrias de consumo masivo o extractivas, competencia en mercados nacionales y locales principalmente, sistemas de innovación desarticulados y débiles, actividades de Investigación y Desarrollo (I&D) menos formalizadas, escasez de capital altamente calificado en las empresas, y un ambiente protegido y cerrado, poco competitivo.

Hoy la región ha avanzado mucho en materia de medición, 16 países hacen encuestas de innovación, aunque no todos regularmente, pero se tiene buena información. Se destacan Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, y Uruguay, que llevan más de 6 rondas de encuestas de innovación y tienen series de datos. Los países no solo aplican el Manual de Bogotá sino también el de Oslo, que ya va en su tercera versión (2005) y además usan el formulario básico y el Manual para la implementación de encuestas de innovación desarrollados por la División de Competitividad e Innovación del BID. Adicionalmente el Banco ha apoyado con recursos financieros y experticia a varios países para que realicen sus encuestas.

Sin embargo tenemos obstáculos, como son: la no confiabilidad de los indicadores de inversión o gasto en innovación; el limitado acceso a los microdatos para la realización de estudios longitudinales y su combinación con datos de otras encuestas; la dificultad para hacer comparaciones internacionales por las diferencias en la interpretación de las preguntas y por lo tanto las respuestas obtenidas; y, el escaso uso que hacen los formuladores de política de los indicadores; y los problemas a la hora de hacer comparaciones internacionales por diferencias en los procesos de recolección de información y metodológicos. Pero estos problemas no son solo de los países de la región, sino también de los países de la OCDE. Mal de muchos…. consuelo de tontos, como dice el dicho.

En una reunión reciente de los expertos en indicadores de la OCDE en la ciudad de Oslo (Noruega), en la cual participó la División de Innovación y Competitividad del BID, se discutieron varias propuestas para ir resolviendo estos problemas, las cuales se espera sean incorporadas en la nueva versión del Manual de Oslo cuyo proceso de revisión inició en dicha reunión. Los temas a abordar en la revisión del Manual fueron acordados en dicha reunión:

El contexto en el que se desempeñan las empresas, y en general la cultura y el lenguaje del país, son factores determinantes. En tal sentido se espera que el Manual y las encuestas se muevan de una mirada a las empresas innovadoras hacia mirar la innovación y las condiciones en que esta se da.

Costo de la innovación y la inversión en conocimiento: se requiere mejorar la evidencia de los insumos a la innovación, alejándose un poco de la inversión en I&D como un proxy, y capitalizando en los avances de la literatura sobre intangibles.

Recursos humanos para la innovación: cómo incorporar a las encuestas empresariales el conocimiento desarrollado sobre los individuos y sus habilidades.

Novedad y sus atributos: nuevo para la empresa, nuevo para el mercado, nacional o internacional. Este es un asunto que sigue en discusión y sobre el cual se debe profundizar para entender mejor que es novedoso para el mercado, pero además entender los procesos de difusión y las prácticas de imitación, como aspectos fundamentales asociados a la innovación.

Vínculos e innovación abierta: dados las nuevas formas de hacer innovación y de comercializar y difundir conocimiento, la revisión abordará la innovación abierta.

Innovación y sector público: el sector público es una actor fundamental en el proceso de innovación, bien sea como financiador (directa o indirectamente) pero también a su vez como innovador. Se explorará si se hace una guía separada para atender este último caso.

Innovación en todos los sectores: a pesar de los esfuerzos por incluir en el Manual la innovación en el sector servicios, todavía se manifiestan dificultades para identificar y caracterizar adecuadamente los procesos de innovación en servicios, agricultura y otras industrias no manufactureras. Se explorará el desarrollar guías diferenciadas de acuerdo al sector.

Metodologías estadísticas: este fue el tema más ampliamente discutido, viendo la necesidad de abordar conceptos, definiciones, preguntas, formularios, recolección de información, estimación de indicadores, entre otras dimensiones metodológicas. Se ve la necesidad que esta revisión profundice en los asuntos metodológicos y de armonización, con miras a mejorar la calidad y confiabilidad de la información y a facilitar la comparabilidad internacional.

Son muchos los temas por discutir y revisar para formular una nueva versión del Manual de Oslo, instrumento de amplia utilización en los países de ALC. Es importante que la experiencia de la región sea escuchada y tenida en cuenta en dicho proceso de revisión, y que entre todos resolvamos los problemas de la medición de la innovación. En particular se resalta el énfasis que se ha hecho en las encuestas en la región por diferenciar el mercado al cual se orienta la innovación, es bien diferente innovar para un mercado netamente local que para uno global. Igualmente se resalta la categoría de firmas potencialmente innovadoras, en la cual se reconocen aquellas que hacen actividades de innovación, que tienen una actitud positiva al cambio y la innovación pero que aún no logran resultados. El mantener una definición amplia de innovación es clave para ALC. Por último, en algunos países de la región ya se han hecho encuestas de innovación en el sector agropecuario, experiencia invaluable a la hora de definir si se mantienen formularios idénticos para todos los sectores o se adaptan el lenguaje, las preguntas y los ejemplos, adecuados a las características de cada sector.

Es bien importante resaltar que alrededor de la medición de la innovación se han desarrollado comunidades de práctica, en la cual participan las agencias de estadística, las instituciones a cargo del fomento de la CTI, académicos, organismos internacionales, entre ellos bancos de desarrollo, generándose un intercambio muy rico en conocimiento y experiencia. ¡Seguimos midiendo y mejorando!

 

Publicado originalmente en el Boletín y la pagina del BID

 

 

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La educación rural en el marco de la revolución en la estructura de las poblaciones de las naciones

Jurjo Torres Santomé

 

A medida que el siglo XX iba avanzando y las grandes industrias y negocios optaban por instalarse en los núcleos urbanos, con la subsiguiente oferta de puestos de trabajo, los procesos de desplazamiento hacia las ciudades fueron haciéndolas crecer a un fuerte ritmo, como nunca antes se había visto. De esta manera, se acabaron conformando espacios más heterogéneos, donde el contacto entre personas pertenecientes a distintas clases y colectivos sociales posibilitaba una convivencia con mayor proximidad y más facilidades para las interrelaciones.

Este proceso de concentración de la población en las ciudades, de urbanización de la humanidad y, en consecuencia, de despoblamiento de los núcleos rurales alcanza su punto más álgido en el año 2008; con más de la mitad de la población mundial viviendo en ciudades, 3.300 millones de personas; con una humanidad mayoritariamente urbana por primera vez en la historia. Así, por ejemplo, las ciudades en Europa albergan ya a un 80% de la población. Los estudios de prospectiva prevén que a nivel planetario, si el modelo de desarrollo sigue siendo el actual, en el año 2030 más del 60% de las personas vivirán en las ciudades, y más del 75% en el 2050 (UNFPA, 2007).

En las ciudades conviven personas de muy diferentes orígenes geográficos y culturales, lo que suele crear, en bastantes ocasiones, problemas de comunicación, de cohesión y de convivencia, especialmente cuando, como resultado de las políticas que allí rigen, se llevan a cabo agrupamientos diferenciados que visibilizan la precarización laboral, la discriminación. Compartir zonas para vivir puede ir acompañado de un aumento de la tensión y de la conflictividad en esos espacios urbanos, en la medida en que no se acompaña de una reducción de las diferencias entre las distintas clases y grupos sociales a la hora del acceso al mercado laboral, y de las posibilidades de beneficiarse de similares oportunidades en el resto de los servicios culturales, de salud y de ocio.

Tales desigualdades pasan dada vez menos desapercibidas, haciéndose muy visibles hasta en la organización de los espacios. Este es el caso, por ejemplo, de determinados barrios periféricos que pasan a concentrar a los sectores más desfavorecidos de la población: inmigrantes pobres, sin techo, sin papeles, bandas juveniles, personas drogadictas, prostitutas pobres, …, a lo que sociológicamente hablando denominamos las “nuevas clases peligrosas”. Grupos a los que un sector importante de las clases altas y medias contemplan como no recuperables, sin esperanza, sin posibilidades reales de que se “normalicen”, de ser integrados. Son las personas que “sobran” y a las que da la sensación de que las clases más ricas no van a precisar; por esta razón, tampoco les están ofreciendo su colaboración y ayuda.

Quienes primero suelen notar el paro, la destrucción de empleos, la precarización y degradación de los puestos de trabajos son las capas más jóvenes de la sociedad, y en concreto las hijas e hijos de las clases sociales más populares, al igual que las poblaciones inmigrantes de países pobres; colectivos que non encuentran otro lugar para habitar que no sean esos poblados o barrios más marginales.

Esta concentración espacial en zonas diferenciadas en la actualidad es, asimismo, una buena muestra de situaciones que son novedosas en las actuales economías neoliberales, en concreto de la movilidad descendente. Frente al mensaje y ejemplos de otros periodos históricos en los que las posibilidades eran casi siempre de ascender en la escala social, laboral y económica; en la actualidad son demasiados los ejemplos contrarios: la pérdida de estatus, de poder y de recursos para sobrevivir. Gente que hasta hace poco tenía un puesto de trabajo y podía considerarse como miembro de una clase media, normalmente clase media baja, ahora en momentos de crisis del neoliberalismo, pasa a engrosar el mundo de las clases pobres, y desde ese momento estas personas se ven forzadas a localizar una vivienda en este tipo de barrios.

 

Un fenómeno novedoso del presente son los barrios-guetos en los que también se ubica una buena parte de esa población rural que se ve forzada a desplazarse a las ciudades, dado que en su medio de origen no dispone de recursos para sobrevivir. Los guetos son los lugares donde habitan los expulsados y los no admitidos; no son espacios elegidos, sino emplazamientos obligados, las cárceles abiertas en las que se mora involuntariamente. En la actualidad, mil millones de personas viven en chabolas, y esta cifra sigue subiendo debido al modelo económico neoliberal de desarrollo que hoy es dominante en el mundo.

La aceleración de este proceso de urbanización no planificado explica que los suburbios donde habitan las poblaciones de inmigrantes pobres y de razas marginadas, no hagan nada más que crecer desorganizadamente, en especial en las grandes urbes. Estos espacios, al no tener ni accesos fáciles posibilitan que la marginación y las injusticias pasen casi completamente desapercibidas para los sectores sociales que habitan en las zonas mejor dotadas. Las situaciones de pobreza no se hacen visibles con facilidad y, de ahí, la sorpresa con la que acostumbran a ser recibidos los informes y estadísticas que sacan a la luz estas realidades.

En gran medida, en una buena parte de los países más desarrollados es una realidad la conceptualización que hace Zygmunt BAUMAN (2007, pág. 26) de que “las ciudades son lugares repletos de desconocidos que conviven en estrecha proximidad”, generando miedo y una considerable agresividad latente que, de vez en cuando, estalla. “El desconocido, por definición, es un agente movido por intenciones que a lo sumo se pueden intuir, pero que nunca se conocerían a ciencia cierta” (Zygmunt BAUMAN, 2007, pág. 27). Un ser del que desconocemos sus intenciones e intereses y, que por tanto, ante el que hay que estar alerta, del que es lógico sospechar.

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La contribución del sistema educativo a la “desruralización”

 Contemplada esta revolución urbana desde las instituciones escolares, lo que no podemos es obviar que el sistema educativo tradicional contribuyó también en gran medida a “desruralizar”, convirtiendo a la ciudad en el arquetipo de vida para las nuevas generaciones.

Todo planteamiento mínimamente riguroso acerca de la educación en el mundo rural conlleva abrir un debate acerca de los modos de vida en el país de que se trate; interrogarse sobre qué tipo de economía, qué modelos productivos, que ubicaciones preferimos incentivar para que puedan vivir las personas que lo habitan; decidir qué infraestructuras es preciso construir, qué recursos va a utilizar la población para poder vivir, trabajar y desarrollar todas sus potencialidades como seres humanos.

La realidad es que hasta el momento presente, este debate explícitamente no está teniendo lugar, pero en la práctica los modelos económicos y productivos por los que se viene apostando conllevan de manera implícita un ideal de sociedad completamente urbano.

Desde los inicios de la transición democrática el debate sobre qué tipo de sociedad queremos construir, dónde queremos que viva, trabaje, estudie, disfrute y conviva la gente no se abrió en ningún momento. Pero las políticas que se vienen implementando suponen una apuesta por la concentración de las poblaciones en las zonas urbanas, en las ciudades.

Buena prueba de ello son las políticas de comunicaciones y transporte, obsesionadas por la construcción de autopistas, autovías, trenes de alta velocidad y aeropuertos y, por tanto, preocupadas por interconectar las ciudades entre sí y, simultáneamente, dejar incomunicados a los núcleos rurales. Igualmente, las políticas en vigor de vivienda, de sanidad, de cultura, de trabajo, de justicia, de educación, de interior, de ciencia y tecnología, de hacienda, … son el resultado de las miradas de carácter urbano de los partidos políticos, del cuerpo de funcionarios de las Administraciones públicas y del conjunto de especialistas que asesoran a los gobiernos de turno. Cada vez es frecuente observar como el medio rural es contemplado de manera reduccionista como espacio de ocio para la ciudadanía urbana que acude a ese entorno con la idea de descansar y relajarse. Pero la ignorancia sobre las condiciones de vida de las personas que habitan en los núcleos rurales, sobre sus posibilidades laborales, culturales, recreativas, sanitarias, educativas, … es demasiado notoria y, por tanto, generadora de demasiadas injusticias.

 

Por lo que atañe a los sistemas educativos, venimos careciendo desde hace décadas de debates sobre cómo debería ser la educación en los entornos rurales. Entre otras cosas, no se abrió nunca un debate riguroso y democrático acerca de si el sistema educativo debía servir para que las generaciones jóvenes descubran o no el mundo rural, para convencerles de las posibilidades de vivir y desarrollarse plenamente en ese contexto o, si por el contrario, el sistema educativo debía capacitar y orientar a la ciudadanía para que pusiera sus miradas en la vida en las ciudades y, seguidamente, el destino de sus decisiones también en este lugar: la ciudad.

Pensemos que ninguna de las leyes de reforma del sistema educativo que se vienen legislando e implementando desde mediados del siglo XX le prestaron la debida atención a la educación rural. Política que además chocaba frontalmente con una realidad en la que casi la mitad de la población del Estado Español a mediados de ese siglo habitaba en núcleos rurales. En 1940, el 51.9% de la población activa del Estado Español se dedicaba a la agricultura; en 1950 esa cifra se reducía al 49.3%. A partir de esos años el éxodo del campo a la ciudad crecerá a un fortísimo ritmo; al tiempo que la población que queda en el ámbito rural se va a caracterizar también por ser personas de edad muy avanzada; las generaciones jóvenes van a apostar por las ciudades. La realidad de una península ibérica agraria, rural y tradicional va transformándose en industrial y urbana.

Las distintas leyes educativas no contemplaron con la debida atención las características del mundo rural y, en consecuencia, como debía ser la red educativa destinada a ese medio. Un entorno en el que entre sus notas distintivas hay que subrayar: la dispersión de la población, el reducido número de niñas y niños de una misma edad, los dificultad de acceso a recursos y materiales educativos, …

Tengamos en cuenta que, por ejemplo, las editoriales de libros de texto producen únicamente libros “urbanos” en cuanto a los contenidos que incorporan. El mundo rural no suele contemplarse ni en los contenidos escolares vehiculados por los libros de texto, ni en los modelos sociales, laborales y comunitarios que se trabajan como explicación del funcionamiento de la sociedad. Los que se proponen y estudian, implícitamente, son los que se recomiendan como más adecuados para la vida en las ciudades. Lo que resulta mucho más frecuente es encontrarnos con ejemplos del mundo rural vistos con ojos urbanitas; o sea, como espacios bucólicos donde la naturaleza “incontaminada” se muestra en todo su esplendor; con unos animales y plantas consideradas respectivamente, mas al estilo de las mascotas urbanas o elementos de decoración que como seres que son imprescindibles tanto para realizar tareas agrícolas y de transporte, como para asegurar la alimentación de los seres humanos. Además, este tipo de recursos didácticos, los libros de texto, están construidos para ser utilizados por el alumnado de una misma edad escolar, de una única materia y curso. Modelo organizativo que no se acomoda a las peculiaridades del mundo rural.

Asimismo, el profesorado es formado en las Universidades y Escuelas de Magisterio sobre la base de metodologías para desarrollar con alumnado de la misma edad, del mismo curso académico. La atención a la didáctica multinivel, integrada e inclusiva es demasiado desconocida para las nuevas generaciones de docentes. Sin embargo, un modelo mucho más pertinente fue ensayado en la primera mitad del siglo XX, en las escuelas rurales de aquel momento, en las que en una misma aula trabajaban niñas y niños de distintas edades, de distintos niveles escolares, de distintas capacidades, con distintos intereses, con diferentes recursos y materiales curriculares.

 

En la medida en la que no se plantea la necesidad explícita de preparar a profesorado para trabajar en modelos de educación rural, es muy difícil contrarrestar el “sentido común” ideológicamente dominante. Un pensamiento que es totalmente contrario a las necesidades y prioridades del alumnado que vive en núcleos rurales.

No caer en la cuenta de estas rutinas y automatismos explica que, aun cuando se mantengan algunas escuelas rurales, sea cada vez más difícil el trabajo allí para un profesorado que fue formado con modelos y ejemplos de centros escolares urbanos. Igualmente, es cada vez más difícil que el profesorado que es destinado a centros ubicados en el medio rural decida trasladar allí su domicilio familiar e integrarse en aquella comunidad como un vecino o vecina más; implicarse en la vida colectiva que allí tiene lugar. Su mentalidad y aspiraciones urbanas es muy probable que le lleven a aceptar un cargo allí, pero como mal menor y, casi siempre, como un trabajo lo más provisional posible; hasta que se logre acumular la puntuación suficiente como para poder concursar a una plaza en un colegio urbano.

Es por todo ello que afirmamos que las instituciones escolares son un fuerte motor de desruralización.

A la hora de pensar el rol de los sistemas educativos en este creciente proceso de urbanización y, simultáneamente, de “guetización” de las minorías más desfavorecidas, no podemos olvidar que uno de los principales objetivos de los procesos de escolarización fue y sigue siendo, el contribuir a enseñar a convivir.

Los centros y aulas escolares son espacios en los que las niñas y niños aprenden a conocerse entre sí, a trabajar juntos y, por tanto, a socializarse y a convivir, con independencia de su clase social de origen, su nacionalidad, raza, sexo, capacidades, creencias religiosas y culturales, y sus opciones sexuales.

La desvertebración por barrios y, por tanto, por clases sociales hace dificilísimo el trabajo en esta meta de contribuir a vertebrar las sociedades. Asimismo, también es mucho más ardua la tarea de contrarrestar los prejuicios y estereotipos con los que el alumnado acude a las instituciones escolares, y que son construidos y reconstruidos constantemente mediante las informaciones e imágenes que vehiculan los medios de comunicación, un gran número de direcciones en Internet, el cine y la publicidad actual.

Si cada colectivo social vive y estudia aislado de los demás, el futuro también tiene mayores probabilidades de continuar siendo diferente en función del grupo de origen y de escolarización. Un presente geométricamente en paralelo augura un futuro en el que se continuarán evitando los encuentros y la colaboración.

Si nos acostumbramos a vivir, estudiar, trabajar y disfrutar en ambientes homogéneos y uniformes, con personas agrupadas por similares características sociales, económicas, físicas o intelectuales; en contextos en los que no nos vemos obligados a esforzarnos para comunicarnos, a trabajar colaborativamente e, incluso, a divertirnos con quienes son diferentes, poseen otra idiosincrasia distinta de la nuestra, “más probabilidades hay de que «desaprendamos» el arte de llegar a fórmulas conciliatorias y a un modus convivendi” (Zygmunt BAUMAN, 2007, pág. 34).

Una educación segregada siempre pretende evitar el encuentro con los que se considera como diferentes, con quienes se etiqueta como “los otros”.

Asimismo, conviene ser conscientes de que la ayuda que tradicionalmente vinieron desempeñando los sistemas educativos en la construcción de una identidad nacional, sobre la base de imponer y legitimar una única visión de la historia, de la cultura y una única lengua, supone en la actualidad una rémora para la nueva ciudadanía que requieren las sociedades abiertas y multiculturales. Los sistemas educativos actuaron en demasiados momentos de la historia como murallas de contención de lo extranjero, de lo diferente, de otras culturas, religiones, idiomas, ideologías, modelos de producción, etc.

Este acelerado proceso de urbanización de las sociedades precisa de hombres y mujeres que no se vean como extraños, en la medida en que no comparten raíces culturales y geográficas comunes. Los desplazamientos de la población rural a las ciudades son coincidentes con la llegada a ellas de personas de otros países, con raíces culturales y religiosas muy diversas, hablando distintos idiomas, etc. Y este nuevo fenómeno no debe contemplarse como una amenaza, como el preludio del choque de civilizaciones del que habla Samuel P. HUNTINGTON (1997), sino de un poderoso estímulo para generar modelos de convivencia y construir sociedades más abiertas e inclusivas.

Debemos hacer consciente a la población, pero de un modo muy destacado a las nuevas generaciones de que, como subraya Nan ELLIN, “al permitir que prospere la diversidad (de personas, actividades y credos), el espacio público posibilita la integración (o la reintegración) sin destruir las diferencias; en realidad las celebra. El miedo y la inseguridad se van calmando gracias a la preservación de la diferencia y al hecho de poder moverse uno a sus anchas por la ciudad”. (cit. en Zygmunt BAUMAN, 2007, pág. 57).

Las ciudades cosmopolitas siempre fueron un importante motor en el progreso humano. Si aprendemos de la historia y apostamos por un modelo de organización y de gestión más democrático y basado en la justicia social, esta nueva peculiaridad de las ciudades modernas debería ser algo realmente atractivo, creativo y productivo. Tal y como subraya Peter HALL (1998, pág. 285), “las ciudades creativas eran casi todas cosmopolitas; atraían al talento de los cuatro rincones de sus mundos, y desde el primer momento, estos mundos estaban a menudo sorprendentemente cercanos. Probablemente ninguna ciudad ha sido nunca creativa sin una continua renovación de esta corriente sanguínea creativa”.

Los nuevos vínculos de ciudadanía tienen que basarse más en compromisos con proyectos de futuro que en el compartir orígenes geográficos y tradiciones del pasado; algo que además es coherente con una ciudadanía democrática que desea y debe decidir sobre su futuro, no esclava de tradiciones que le vinieron impuestas, en la medida en que sólo unas pocas personas tenían derecho y posibilidades de decisión.

Las instituciones escolares son también un espacio privilegiado para imaginar nuevas posibilidades a los pueblos y núcleos rurales. Al igual que intencionalmente se llevó a cabo un proceso de urbanización acelerado, como consecuencia de unos modelos de industrialización y comercialización capitalista, de igual manera existe la posibilidad de reiniciar una nueva reinstalación y repoblamiento de entornos ahora abandonados, pero que con una infraestructura adecuada podrían contribuir a conformar nuevos modelos de convivencia más humanos, mucho más respetuosos con el medio ambiente y económicamente más limitado a las necesidades verdaderamente humanas y no de puro mercantilismo y acumulación al coste que sea.

Apostar por revitalizar un nuevo modelo de vida en núcleos rurales, aprovechando su potencial medioambiental, apostando por otros modelos de economía y de producción precisa, asimismo, de un sistema educativo que haga presente este mundo hasta ahora silenciado o nostálgicamente presentado, con todo su verdadero potencial. Es de este modo como el sistema educativo dejará de preparar fugitivos del mundo rural para educar otra ciudadanía más respetuosa con el medio ambiente y, lógicamente con las demás personas con las que convive. De este modo, las posibilidades de elección que el día de mañana tendrá cada alumna y alumno serán mayores, y sus elecciones las realizará disponiendo de mucha mas información y de mayor rigor en sus análisis.

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Bibliografía 

BAUMAN, Zygmunt (2007). Confianza y temor en la ciudad. Vivir con extranjeros. Barcelona. Arcadia, 4ª edic.

HALL, Peter (1998). Cities in Civilization: Culture, Innovation, and Urban Order. Londres. Weidenfeld and Nicholson.

HUNTINGTON, Samuel P. (1997). El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Barcelona. Paidós.

TORRES SANTOMÉ, Jurjo (2010). Justicia curricular. Madrid. Morata (en prensa).

UNFPA (United Nations Population Found) (2007). Estado de la población mundial 2007. Liberar el potencial del crecimiento urbano. New York. Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

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crisis educativa

Descriptores:  Academia, Docencia, Docentes, Educación Superior, Empleabilidad, Equidad, Estudiantes, Financiamiento, Globalización, Gobierno, IES, Instituciones, Investigación, Latinoamérica, Políticas, Profesores, Público, Universidades estatales, Universidades privadas

No podemos fallar

Inicialmente publicado en http://www.brunner.cl

Resumen: Latinoamérica reúne más de 10 mil instituciones de educación superior. El desenvolvimiento de los sistemas nacionales sigue patrones distintivos en cada país. Con todo, una rápida revisión de las políticas aplicadas permite observar algunas tendencias comunes.

JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER

Prácticamente en todos los países de América Latina, los sistemas de educación superior se hallan sujetos a un conjunto de poderosas fuerzas que interactúan entre sí: masificación de la matrícula, insuficiente financiamiento público, fuerte desarrollo de instituciones privadas, diferenciación y proliferación de programas de estudio, dudas respecto del valor de los grados y títulos, comercialización del conocimiento, desconfianza gubernamental en la autonomía de las universidades, demanda por mayores regulaciones y el desafío de mejorar la calidad de la enseñanza, el impacto socioeconómico de la investigación y la distribución de oportunidades entre los jóvenes.

 

En su conjunto, Latinoamérica reúne más de 10 mil instituciones de educación superior -de las cuales alrededor de 3.500 se denominan universidades-, y aproximadamente unos 25 millones de estudiantes. Cada año se gradúan 2 millones de profesionales y técnicos superiores.

La diversidad organizacional de estos sistemas parece infinita. Aun entre las instituciones llamadas universidades hay una enorme variedad: universidades estatales, privadas subsidiadas por el Estado y privadas que viven de su propio presupuesto; cada una posee su propia misión, proyecto estratégico, trayectoria histórica, identidad y grado distintivo de prestigio. Unas poseen un carácter académico sofisticado y se focalizan en la investigación y la enseñanza de posgrado; la mayoría, en cambio, son exclusivamente docentes de pregrado con distintos niveles de densidad cultural. También la educación terciaria técnico-profesional varía en importancia y complejidad organizacional. Es fuerte en Chile y Colombia, por ejemplo, pero casi inexistente en Brasil y posee un débil desarrollo en Argentina.

En suma, el desenvolvimiento de los sistemas nacionales sigue patrones distintivos en cada país. Con todo, una rápida revisión de las políticas aplicadas permite observar algunas tendencias comunes.

Primero, la delegación por parte de los gobiernos -por acción u omisión- de la responsabilidad sobre la masificación de la matrícula en el sector de provisión privada y el mercado. Es notablemente el caso de Chile, Brasil, Perú, República Dominicana y Colombia. En el extremo opuesto, con un bajo grado de delegación privada, se encuentran Cuba, Argentina y Uruguay. Como resultado, la mitad de la matrícula latinoamericana corresponde a oferta privada. De esta, un 50 por ciento pertenece a organizaciones con fines de lucro.

Segundo, y en parte como reacción frente a la anterior tendencia y la consiguiente heterogénea diversificación de la provisión, los gobiernos instituyen mayores regulaciones y adoptan procedimientos para evaluar y acreditar la oferta. Los casos más comentados -por su vigor y riesgos para la autonomía institucional- son Ecuador y Perú. Debates en esa dirección existen también en Chile, Colombia, Costa Rica y otros países de la región.

Tercero, una demanda en aumento de financiamiento para cubrir los costos de la expansión y la necesaria inversión en infraestructura, equipamiento e investigación. Como resultado, financiamiento público y privado se complementan. A su vez, los gobiernos exigen mayor rendición de cuentas respecto del uso de los recursos y condicionan su entrega al desempeño y resultados de las organizaciones beneficiadas. Por su lado, los contribuyentes -y las familias y estudiantes que pagan- reclaman mejores servicios y tienen la expectativa (no siempre materializada) de un retorno positivo para su inversión.

Cuarto, la tendencia de las políticas públicas a seleccionar y concentrar la asignación de recursos públicos de manera de crear instituciones, consorcios, centros y áreas de excelencia (internacional), política adoptada en Ecuador por ejemplo y, en el campo de la investigación científico-tecnológica, por varios países de la región -Chile incluido-igual que Alemania, Finlandia y Corea del Sur, entre los países industrializados.

Quinto, a la luz de los cambios que experimenta la educación terciaria, diversos países latinoamericanos han emprendido la tarea de redefinir el marco base de la legislación aplicada a este sector. Entre los países andinos, Perú y Ecuador han dictado una nueva ley, Colombia lo intentó pero no pudo debido a la amplia resistencia y el gobierno chileno declara su intención de hacerlo. En todos estos casos, los temas claves más polémicos son cómo conformar la gobernanza del sistema nacional y el gobierno de las universidades, la autonomía y el rol de las instituciones universitarias, la función e importancia del nivel técnico-profesional, la regulación del mercado y de los títulos y grados, el control de calidad y el financiamiento de las instituciones y los estudiantes.

El gobierno de la Presidenta Bachelet anuncia incluso un cambio de paradigma, pero ha sido parco en sus especificaciones. El prometido proyecto de ley -uno o varios, no se sabe- se ha postergado varias veces para facilitar consultas que sin embargo no se materializan seriamente. En tanto, el Gobierno aprobó mediante una glosa presupuestaria y una forzada “ley corta” la gratuidad como un nuevo principio de financiación de las universidades. Como resultado de ese errático cuadro reinan la confusión y la incertidumbre.

Es de esperar que a partir de marzo se inicie una auténtica deliberación pública sobre el futuro de nuestra educación superior. Esta ha alcanzado un alto grado de complejidad e, igual como ocurre en el resto de América Latina, enfrenta poderosas fuerzas y desafíos. Políticas equivocadas podrían causar un severo daño y retrasar por una década o más la transformación y mejoramiento de nuestra educación terciaria.

 

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Cooperación genuina, área rural, educación universitaria, internado

Nicaragua: Estudiantes del área rural, concretando sus sueños en la UNA

NICARAGUA: Estudiantes del área rural, concretando sus sueños en la UNA

Historias. Casi no van a sus casas, se despiertan de madrugada para ser los primeros en bañarse y sobreviven con la ayuda que le brinda la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua (Universidad pública), así es el día a día de los estudiantes internos. (…)

La cooperación genuina entre estudiantes becadas/os y no becadas/os hace posible que todas/os se preparen.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/386305-vida-internos/

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10 ideas falsas sobre Finlandia y la educación

 Rosa María Torres. Publicado originalmente en http://otra-educacion.blogspot.com/2016/02/10-ideas-falsas-sobre-Finlandia-y-la-educacion.html

rosa maria torres 2

Los finlandeses se guían por la filosofía de «menos es más».

  1. FALSO: Finlandia es el país que más invierte en educación

Finlandia destina el 11.2% de su gasto público a educación, desde la inicial a la superior, incluyendo a esta última (el Ministerio de Educación y Cultura se ocupa de todo el sistema). En los países de la OCDE el promedio es 12%. Países con rendimientos escolares muy inferiores a los de Finlandia, y sin educación gratuita, tienen presupuestos educativos mucho más altos.Toda la educación escolar se ofrece de manera gratuita, incluyendo transporte y provisión de un almuerzo diario a todos los estudiantes (en la educación secundaria superior los textos no son gratuitos). – OECD, Education at a Glance 2015 (datos de 2012).

  1. FALSO: El secreto está en más tiempo escolar

Finlandia es el país de la OCDE con menos tiempo dedicado a la educación escolar. Calendario de 180 días, jornadas diarias cortas, menos horas de clase, menos deberes. Un profesor enseña en promedio 600 horas por año, 4 horas diarias o menos. (Un profesor en EE.UU. enseña 1.080 horas al año, 5 ó 6 clases diarias). La escolarización se inicia a los 7 años de edad. Hasta entonces, la prioridad es el juego. Se prefiere menos tiempo de clase, más recreos y más largos (75 minutos de recreo en total). La hora de la comida debe ser pausada, placentera, sin prisa.

Finlandia es el país que menos deberes envía, según la OCDE. Pocos deberes, más tiempo libre para jugar, hacer actividad física, aprender fuera de la escuela, estar con la familia y los amigos.

  1. FALSO: Se usa mucha tecnología para la enseñanza y el aprendizaje

El sistema educativo finlandés confía fundamentalmente en las capacidades y la experticia de los profesores. La fortaleza de la educación finlandesa está en la pedagogía, no en la tecnología. Las tecnologías están al servicio de la pedagogía, no al revés. Finlandia está de vuelta de muchos espejismos creados por la tecnología en las últimas décadas. Ratifica la importancia de escribir a mano y de leer en papel, de no sucumbir al teclado y a las pantallas. Las TIC no están confinadas en laboratorios informáticos. Están incorporadas a las aulas y a otros espacios de aprendizaje dentro de los planteles escolares.

  1. FALSO: Hay una gran infraestructura escolar

En los últimos años se han construido unos pocos edificios nuevos, de arquitectura moderna e innovadora. El grueso de los edificios escolares tiene muchos años, está bien mantenido y se le hace adecuaciones constantes. La clave está en la organización y el uso del espacio, en la creación de un ambiente estimulante, distendido e informal de aprendizaje. Todo apunta a generar colaboración, trabajo en grupo y entre pares, dentro y fuera de las aulas. Los grupos son pequeños (máximo 20 alumnos por clase) a fin de facilitar la interacción y la enseñanza personalizada. Se insiste en esto sobre todo para los primeros grados.

  1. FALSO: Se selecciona a «los mejores alumnos» para la docencia

«Los mejores» no son necesariamente los que tienen mejores calificaciones o más títulos. En la selección de «los futuros mejores profesores» se valora la motivación, la actitud hacia el aprendizaje permanente, el amor por la lectura, el pensamiento crítico, la creatividad, las habilidades artísticas y de comunicación, el conocimiento de idiomas, valores como la empatía, la perseverancia y el compromiso social.

  1. FALSO: Finlandia es la que mejor paga a sus profesores

Los profesores en Finlandia ganan 5 puntos porcentuales menos que el promedio en los países de la OCDE. La clave de su buen desempeño no es el incentivo económico. Hay otros factores que explican su gran motivación por la enseñanza y su profesionalismo. Los profesores finlandeses son cuidadosamente elegidos, formados con altos estándares de calidad y socialmente respetados. Gozan de gran autonomía en su trabajo. La sociedad confía en ellos. Tienen un sentido de valía y realización personal.

  1. FALSO: Los profesores no están sindicalizados

95% de los profesores finlandeses están sindicalizados. El sindicato docente (OAJ) es fuerte y es un actor fundamental de la educación y de la reforma educativa. Tiene 120.400 miembros e integra todos los niveles del sistema, desde profesores de educación inicial hasta profesores de educación superior.

  1. FALSO: Finlandia aplica pruebas estandarizadas

Finlandia no cree en las pruebas estandarizadas y las rehuye. Solo aplica una prueba estandarizada a los estudiantes después de los 16 años de edad. La preocupación principal del sistema escolar es el aprendizaje, no los puntajes. Enseñar para aprender, no para sacar buenas calificaciones. Menos tiempo dedicado a pruebas, más tiempo dedicado al aprendizaje. No existe un sistema de evaluación docente. A los profesores no se les aplica ninguna prueba estandarizada.

  1. FALSO: Finlandia establece y publica rankings escolares

Finlandia fomenta la colaboración, no la competencia entre alumnos, entre profesores, entre escuelas. Consecuentemente, evita los rankings. No publica resultados de aprendizaje ni a nivel de las escuelas ni a nivel de la educación superior. El objetivo de Finlandia nunca ha sido ser el mejor sistema educativo del mundo, ni siquiera de Europa; solo ser el mejor sistema que pueda ser para los estudiantes finlandeses.

  1. FALSO: Finlandia está satisfecha con su sistema educativo y sus resultados de aprendizaje

Pese a su buen desempeño en PISA y a sus altos indicadores en muchos ámbitos económicos, sociales y culturales, Finlandia está siempre insatisfecha, buscando mejorar la educación para hacerla más pertinente y significativa para los alumnos. Actualmente está avanzando en una reforma curricular integral de la educación básica, revisando el uso de las tecnologías en la educación y repensando la educación inicial.

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Gran Marcha social y sindical radicó pliego distrital de peticiones

http://www.adebogota.org

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26/02/2016

Los trabajadores, comunidad en general, organizaciones sindicales y sociales salieron a movilizarse este jueves 25 de febrero en Bogotá, en la marcha popular, sindical, obrera y para atacar todas las medidas de los gobiernos distrital y nacional.

Esta marcha acompañó la radicación del pliego de peticiones distrital social y sindical. Así mismo, la entrega de diferentes pliegos en diversas entidades distritales; entre ellas, la Asociación Distrital de Educadores.

En el último mes, la administración de Peñalosa se ha dado a la tarea de reducir los presupuestos de las entidades: ha recortado en 40% en salud; 20%, en educación; 20%, de Integración Social para las poblaciones más vulnerables de la ciudad. También ha cerrado comedores comunitarios,  a pesar de que él mismo creó el proyecto hace más de 15 años.

La de ayer fue una marcha, pero no es la primera muestra del creciente descontento de los habitantes de Bogotá ante las pésimas decisiones que está tomando Peñalosa. Por ejemplo, los estudiantes de movilizaron ante su preocupación. Peñalosa va a vender la Empresa de Teléfonos de Bogotá que es el apoyo financiera de la Universidad Distrital.

El incremento desmesurado en Transmilenio que toca los bolsillos de la inmensa mayoría de la población; la represiva posición de sacar el Esmad a violentar estudiantes, mujeres, ancianos sin consideración; o la actitud con los vendedores ambulantes en su llamada ‘protección del espacio público’ son posturas que también rechazó la ciudadanía.

“Peñalosa no da garantías sociales ni laborales para nadie solamente, para que los ricos transiten libremente sin que nadie los moleste. Esa es la política neoliberal, lo que el pueblo no entendió cuando eligió a Peñalosa, sabiendo que le interesaba más el concreto que la parte social. Ese es el panorama que nos espera para este año 2016 y esperamos la compañía de la población en general para que el próximo 17 sea aún más fuerte”, apuntó Isaías Garzón, presidente de Sintradistritales.

Frente a la conocida dirección de Peñalosa, quien rechaza abiertamente la negociación, Garzón sostiene “vamos a tener bastantes enfrentamientos”.

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Túnez: “Hemos perdido nuestras ilusiones, nuestros sueños son realistas”

 febrero der 2016 / por Milena Rampoldi , Rim Ben Fraj

Rim Ben Fra

Rim Ben Fraj, 31 años, es tunecina, bloguera, traductora, editora, diplomada precaria, miembro de la red de traductores Tlaxcala; Trabaja como periodista independiente. Aceptó responder a nuestras preguntas.

Milena Rampoldi: ¿Cuáles son los principales problemas de la joven generación en Túnez?

Rim Ben Fraj: La marginalización económica, social y por lo tanto, política y cultural.

La juventud que ha hecho la revolución no tiene ninguna representación parlamentaria ni gubernamental, hay al menos 250 mil licenciados desempleados.

El desempleo afecta hasta el 80% de los jóvenes en algunas regiones.

La única alternativa que se presentaba -la inmigración clandestina -se hizo imposible por el muro electrónico de Frontex en el Mediterráneo.

Los jóvenes que se niegan a hacerse contratar por « Daesh » tan sólo les queda la revuelta como salida.

Pero hasta si se rebelan, el Estado no tiene la capacidad necesaria para satisfacer sus reivindicaciones: Una de las condiciones puestas por el Banco mundial para los créditos para Túnez es el bloqueo de nuevos contratos de trabajo en la administración pública.

Además el nivel de muchos diplomados desempleados es más bien bajo a causa de la política de Ben Ali, que facilitó el paso del liceo a la universidad para mejorar las cifras de Túnez del índice de desarrollo humano. La privatización por etapas de la enseñanza y la corrupción generalizada han empeorado todavía más la situación.

Dos sectores aprovechan esta situación: las empresas multinacionales, principalmente de origen europeo y las fundaciones occidentales, principalmente alemanas y USAmericanas.

Las primeras encuentran una mano de obra barata y cualificada para trabajar en fábricas próximas del mercado europeo, las segundas reclutan agentes tunecinos para poner en ejecución sus programas de influencia (en nombre de: derechos humanos, ciudadanía, empoderamiento de las mujeres, emprendimiento, medios de comunicación ciudadanos, etc.)

Prácticamente, esto quiere decir que si tienes 25 años, un nivel de bachillerato +3 y que buscas trabajo, tienes que elegir entre trabajar en un Call Center (Centro de llamadas) 6 días sobre 7 por 300 euros mensuales o para una asociación subvencionada, sin contrato ni cobertura social, por 400-500 euros al mes. Daesh paga aproximadamente los mismos salarios. Nuestros diputados acaban de aprobarse un aumento de salario, van a ganar 2 000 euros al mes.

La juventud marginalizada es constantemente acosada por la policía, las prácticas policiales de la era Ben Ali prácticamente no han cambiado: violencias, detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos, en una palabra la HOGRA (desprecio por los pobres).

Un ejemplo: un joven de Kasserine, o de Gafsa o Jendouba (ciudades del Túnez profundo), se encuentra en la Avenida Bourguiba en el centro de la ciudad de Túnez, es interpelado por la policía y tan pronto ve en su tarjeta de identidad de donde proviene y que no es de la capital, en el mejor de los casos se limita a insultarlo y exigirle regresar « a su casa», pero a menudo pasará una noche en una celda. Como dice mi padre, «para desplazarse en este país se necesita un visado. ».

Segundo ejemplo: una mujer de 30 años de edad vuelve a su casa en taxi, sola o acompañada, a eso de la media noche: es detenida por los tombos que le preguntan: « ¿Por qué no estás en tu casa a esta hora? » y si viene de un bar los policías hacen el papel de guardianes de «buenas costumbres». El interrogatorio comienza: ¿Tus padres están al corriente de que bebes alcohol? ¿Quién es ese tipo que está contigo? ¿Lo llevas a tu casa? Dame el número del teléfono de tu padre, vamos a decirle que estás borracha, sabes que podemos clavarte una actividad de prostitución». Uno de ellos finge escribir para impresionar a la víctima. Ésta, si tiene, saca un billete de veinte dinares y ellos se van contentos. Si no tiene dinero, pasará una hora suplicándoles que la dejen marchar.

MR: ¿Cómo podría ser una verdadera revolución para Túnez? ¿Cómo cambiar este país?

RBF: ¡Esa es la pregunta de los 100.000 euros!

Antes de realizarse en las calles, la revolución se hace en la mente. Y pasa por la liberación de los cuerpos. Es un trabajo de largo alcance, la escuela nos formateó para convertirnos en « idiotas especializados», consumidores endeudados e individuos compartimentados. La sociedad nos encierra en jaulas.

El proyecto de Bourguiba – « transformaré esta nebulosa de individuos en una nación moderna »- fracasó. Un pueblo inteligente se encuentra oprimido por una casta de bastardos ignorantes.

Cada vez que se ha sublevado, fue aplastado por los de arriba y traicionado por quienes pretendían representarlo. Tenemos que resolver una contradicción: en nosotros coexisten un sentimiento libertario y un gran conservadurismo, debemos educarnos, reeducarnos, una y otra vez.

MR: ¿Cuáles son las mejores estrategias para hacer oír la voz de los oprimidos en el país?

RBF: Desarrollar proyectos cooperativos y horizontales para crear alternativas económicas viables, lo que permite a la gente vivir en autonomía. Comunicar ampliamente sobre los proyectos exitosos y las herramientas necesarias.

Muchos jóvenes periodistas ciudadanos de la nueva generación parecen más preocupados por su supervivencia material que por la difusión de informaciones, a los y las que realmente lo necesiten. Hay que desarrollar los medios de comunicación independientes y alternativos en «idioma tunecino», visto que el español y el inglés son difícilmente comprendidos por la mayoría de los tunecinos. Y no hay que permanecer encerrados en Facebook, hay que recobrar los modos de comunicación directa.

MR: ¿Cómo podemos referirnos al igualitarismo islámico para el combate?

RBF: La inmensa mayoría de los partidos que se presentan como islamistas, de Turquía a Marruecos, pasando por Túnez, no son más que agrupaciones heterogéneas dirigidas por una burguesía mercantilista que quieren tomar el sitio de las burguesías burocráticas y policiales en el poder. Sus referencias al islam no son sino máscaras para sus intereses de clase. El islam practicado naturalmente por las clases populares, sin blabla ideológico, es bastante igualitario.

Forma parte de reflejos naturales de los que no es necesario hablar para que actúen

MR: ¿Cómo se puede vincular la lucha marxista por la justicia social con la lucha islámica por la justicia social?

RBF: Las ideologías hicieron así bastantes muertos.

La lucha por la justicia social no debe detenerse en fronteras artificiales, debe construirse a partir de las necesidades comunes a todos y todas, y para la defensa de los bienes comunes.

MR: ¿Cuáles son los tres puntos fuertes de la juventud tunecina que le dan esperanza para continuar con su lucha por justicia, solidaridad, libertad, trabajo?

RBF: Optimismo a pesar de todo, pérdida de las ilusiones, sustituidas por sueños realistas, y « Sumud » (tenacidad).

Translated by María Piedad Ossaba

Ver en línea : http://www.tlaxcala-int.org/article…

Entrevistada

Rim Ben Fraj Rim Ben Fraj, 31 años, es tunecina, bloguera, traductora, editora, diplomada precaria, miembro de la red de traductores Tlaxcala; Trabaja como periodista independiente. Aceptó responder a nuestras preguntas.

Autora-Entrevistadora:

Milena Rampoldi La Dra. Milena Rampoldi es escritora, traductora y activista por los derechos humanos. Nació en Bolzano (Italia) en 1973. Procede de una familia bicultural y bilingüe en la que desde la infancia comprendió la importancia del multilingüismo, la música, el arte y el diálogo e intercambio interculturales. En 2014 fundó en Leverkusen (Alemania) ProMosaik, una asociación intercultural e interreligiosa en pro de la paz y los derechos humanos. En la actualidad vive en Estambul.

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