Javier Fernández Panadero, profesor de instituto, licenciado en Física y autor de divulgación, docente de Secundaria, tiene algunas cosas claras sobre la situación del profesorado. Es necesaria una bajada de las ratios y otra de las horas de docencia directa para mejorar un servicio público cada vez más degradado.
“Soy Javi y hago cosas”, responde Javier Fernández Panadero cuando se le pregunta quién es. Profesor de instituto, licenciado en Física, imparte cursos, da conferencias, cuenta con siete libros de divulgación científica publicados y algunas otras cosas, en el orden que se quiera. Fernández Panadero se niega a que ninguna etiqueta le defina por encima de otras. Una cosa tiene clara: la vocación docente siempre ha estado ahí. “Llevo contando lo que aprendo desde chiquitito, enseñar es una actividad muy bonita, ver cómo aprende el otro, el brillo en los ojos…”, cuenta.
Fernández Panadero también se hace notar en las redes, donde cualquiera que le siga habrá observado que es una persona crítica con la situación que vive la educación y la falta de empuje de la profesión y de los sindicatos (“excepto honrosas excepciones”, matiza) en un momento en el que, dice, los funcionarios deberían ser la punta de lanza de las protestas sociales por la especial protección de que gozan.
Siempre se mira con lupa la vocación o no de los docentes. ¿Hace falta tener vocación para enseñar?
Esto es como en un trabajo, cuando te piden implicación ya puedes prepararte… que quieren horas gratuitas. En nuestro caso con la vocación pasa algo parecido. Es una trampa donde nos pillan, y lo digo siendo yo lo que podría definirse como profesor vocacional. Yo he sido profesor particular desde que tenía 16 años. Nos dicen que hay que tener vocación, pero nuestro trabajo es enseñar y se puede hacer un trabajo digno siendo profesional en el mejor sentido de hacer lo que te corresponde de una manera eficiente. ¿Se puede hacer nuestro trabajo sin que sea una vocación desde pequeño? Por supuesto, como todos. Mucha gente descubre que le gusta esto cuando se mete. Hay que buscar la profesionalización de lo que hacemos, y eso pasa por definir bien las tareas y hacerlas de forma eficiente. Lo otro puede ser un plus.
¿Cómo han cambiado, si es que lo han hecho, los alumnos en estos 20 años que llevas de docente?
Hablaba hace poco con una compañera que en 2003 era alumna. Yo ya era profesor. Y decía ella que los chicos eran más indolentes respecto de ella. Yo no noto este cambio desde 2003 hasta hoy. Pero respecto a cuando yo estudiaba, podría decir que sí. Lo hablamos muchos compañeros y creemos que hay un cierto sesgo. Cuando pienso en mi juventud pienso en mí y mi entorno. Entonces, comparo la media de mi entorno de entonces con una media general de ahora. Pero sí noto ciertas diferencias. En conocimientos, sí. Ha bajado el nivel. A veces nos cuesta reconocerlo, pero es así. Y estamos una sociedad donde se cuestionan cosas que antes no se cuestionaban. Si es un punto intermedio me parece bien, pero si es el final del camino no. Por ejemplo: antes se decía que hay que respetar a los mayores. Sí o sí. Ahora la gente se cuestiona: “¿Por qué tengo que respetar a alguien por ser mayor?”. El cuestionamiento me parece bien si es un proceso, pero si nos quedamos ahí y relajamos todo me parece mal. También creo que seguimos sacudiéndonos el polvo de la dictadura y aún decimos: “Los chicos tienen que trabajar por convencimiento, no porque se le impongan, etc”. Me parece muy bien. Yo hablo de cosas de enjundia humana en clase, qué es vivir en sociedad, etc. Es curioso, porque nosotros (los adultos) funcionamos con leyes que se cumplen por el uso de la fuerza o la amenaza de, es el contrato social. Pero los chicos no. Tienen que interiorizar todas las leyes, concienciarse. No decirles cosas en negativo. Ese grado de madurez no lo tenemos los adultos.
Dices que hay menos conocimientos, pero también hay quejas constantes de los profesores porque no llegáis a dar todo el currículum de lo inflado que está.
Es compatible. La explicación es que el papel lo aguanta todo. En 20 años dando Tecnología todavía estoy esperando a que el legislador se aclare qué quiere en el currículum de tecnología. La Tecnología en la que yo empecé era como la Pretecnología de antes, pero un poco más elaborada. Hacíamos proyectos, motorcillos… En Madrid hace unos años les dio una epifanía a la gente que estaba a cargo y decidieron que todo sería robótica. Llegué a pensar que me iban a despedir o cambiar de materia porque hay una especialidad que es Informática en el cuerpo de docentes. Lo natural es que si vas a hacer esa asignatura la den ellos. Al final hicieron una mezcla y no se entiende bien qué estamos dando ahora. Todavía estamos esperando a que se decidan. Para mí lo que dicen que dé es inabarcable. Hacemos lo que podemos. Estamos siempre en fraude de ley, por supuesto, porque no podemos hacer lo que nos piden. Me puedo acercar, obviar cosas que parecen menos interesantes, pero poco más. Tienes que dar muchísimas cosas y tienes 30 alumnos. A veces se me quejaban de que no les atendía. Si le dedico dos minutos a cada uno se acabó la hora.
¿Cuál es la solución para llegar?
Muy sencilla. Reducir la ratio. Es tan fácil de hacer que lo vemos muy frecuentemente: cuando hay excursiones o así y de repente te quedas con 15 chiquillos en clase y se da clase estupendamente. No es una cuestión de decir que hay que mejorar la formación de profesores. No, no. Es que hoy doy clase con la mitad de chavales que ayer y aprenden mucho más. Todas las demás variables son iguales, pero en vez de ser 30 son 15, y ni siquiera los 15 mejores. No hay secretos. Pero cuesta dinero. Se habla mucho de evaluar a los profesores también. Pero es muy difícil evaluar porque intervienen muchos agentes. Los estudios marcan que el principal factor de éxito es el socioeconómico. Nosotros aún creemos que podemos mover algo, pero somos un agente más. ¿Cómo se evalúa que alguien enseñe un poco más o un poco menos? ¿O que el chaval con el que te tenías que haber sentado pero no lo has hecho no ha aprendido algo? Ese adulto que tiene 30 años y está poniendo congelados a lo mejor podría haberse formado un poco más y tener un trabajo mejor. Nunca puedes medir esa diferencia. A veces lo sabe algún adulto al que alguien salvó. Alguien vio que tenía un trastorno de hiperactividad, por ejemplo, y le dio una solución. Pero esa medida fácil, con efecto de un minuto para otro, que es cortar la ratio, es muy tentadora al revés. Si recortas profesores hoy, el ahorro es inmediato. Es lo que hicieron en 2012.
¿Crees que realmente a los políticos no les interesa la educación o que es más una cuestión de ineptitud?
Existe el principio de Hanlon, que dice que “nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez”. Hay gente que lo intenta y, por falta de capacidad de llevarlo a cabo o por la dificultad de luchar contra un ambiente hostil, no lo consigue o no impone el bien tanto como debe. El político que siempre le da la vuelta a su favor, cuando siempre cae del mismo lado… Al inicio de la crisis le preguntaron a un economista mediático qué inversiones aconsejaba. Y respondió: “En Sanidad y Educación, es una buena oportunidad de negocio”. Me produce escalofríos. ¿Cómo puede ser, en un país donde la Sanidad y la Educación son un servicio de calidad, público y gratuito ser una oportunidad de negocio? ¿Yo voy a ofrecer un servicio de pago y es una oportunidad de negocio? Es imposible sin socavar el servicio existente. Cualquier observador ha visto cómo la normativa que se hace va a socavar. Socavo el servicio, digo que no funciona y llevo a la gente al servicio privado. En Chile, que privatizó la Sanidad y la Educación a lo bestia, pasan cosas como que la gente de mi generación está acabando de pagar ahora sus créditos universitarios. Aquí esa misma gente está pagando su casa. Con los mismos años, yo tengo carrera y casa, ellos solo carrera. ¿Dónde está el dinero de mi casa? Alguien se lo ha llevado. Tienes gente con intereses privados que está manejando el sistema público. Hay un problema de incompatibilidad. Antes a las universidades privadas no iba nadie, solo el que no tenía nota. No valía igual un título de una privada que el de una pública. Pero eso no pasa si no socavas lo público. Igual que de primeras atribuir a la maldad lo que explica la ignorancia es hostil con los que nos equivocamos, cuando hay un patrón es poco inteligente hacerlo. Este cambio de los grados a cuatro años y los máster después se resume muy fácil en poner la especialidad de pago. Se normaliza. Mañana normalizaremos pedir un crédito para estudiar, pasado lo otro. Es muy grave.
¿Dirías que os ‘la han clavado ya’? Te he leído lamentar que no se convoque una huelga indefinida…
Déjame que te interrumpa un momento. Creo que ese es el primer error, pensar que no podemos caer más. Nos puede costar la vida. Decimos, ‘puedo aguantar como estoy’. En todos los lados. Parece que no podemos caer más, pero podemos caer mucho más. Yo tengo tres hermanos, mi padre era militar de baja graduación, mi madre ama de casa. Pero estudiamos en la universidad y cogimos el ascensor social. Se han cargado bastante el ascensor social, pero no del todo. Aún se puede estropear más. Cada paso en una dirección es muy difícil de volver. Nos metieron los recortes en 2012 y no se han revertido aún. Y se ha acabado la crisis. Pero podemos caer mucho porque tenemos mucha renta y muchos derechos que podemos perder. Tener una casa en propiedad puede convertirse en un lujo. Se pueden normalizar los alquileres leoninos. Se puede perder una Sanidad de calidad. Se está transformando el modelo, en el que la concertada es la red del que se la puede permitir y se intenta convertir la pública en subsidiaria. Eso degrada el servicio y segrega. Son movimientos constantes, en serie y dirigidos a un objetivo. Mucha casualidad. Y el problema es que perdemos todos.
Decía: ¿Hay resignación entre el profesorado? Parece que hubo cierto movimiento al principio de la crisis, pero ya no.
Ese verano se convocó una reunión de profesores. Y se llena. Era inimaginable. En los primeros momentos había unas ganas de hacer muy fuertes. Nos reunimos en septiembre en los institutos, les decimos a los profesores despedidos (los interinos que llevaban diez años trabajando fueron despedidos) que vinieran, que el curso no se empezaba. Mucho movimiento en los claustros, en los institutos. Nos juntamos los representantes de los institutos con los sindicatos. Y nos dicen que no, que ellos creen que no hay que convocar una huelga, que realmente no representamos a los institutos porque no nos han elegido. No nos lo creíamos. Queríamos que no empezara el curso así, hasta que readmitieran a los despedidos. Nos dijeron que no, que no firmemos el horario no conforme, hacer ‘el día de la camiseta’… lo que yo llamo con falta de respeto “el folclore”, que está muy bien como complemento de una medida real, pero cuando es la medida única para el opresor es risible. Hicimos en total creo que 12 días de huelga, pero a saltitos. Había ganas y energía, pero nos llevaron a vías muertas. Yo defiendo el movimiento sindical, pero nos llevó a vías muertas. Se disipó mucha fuerza y se agotaron energías y la gente se hartó.
Es curioso que los funcionarios, que tenemos una protección laboral muy fuerte, que tenemos el sueldo asegurado, no nos podamos poner en huelga una semana o dos. Es alucinante, creo que estamos llamados a encabezar la lucha por mejorar la sociedad. Pero hay pocas ganas. Estamos cansados, desalentados, con unos sindicatos, salvo honrosas excepciones, que hablan de situaciones “intolerables” que toleramos todos los días. Con los padres —hablo de las AMPA sobre todo— también tuvimos nuestros desencuentros porque les preocupa mucho el daño inmediato a sus hijos. No lo critico, pero es así. También es verdad que los servicios mínimos que imponen juraría que rayan lo ilegal. Y nos impiden cerrar los centros. Sería interesante ver la deriva legal de que pasara algo cuando haya cinco personas encargadas de 400 menores. Yo, cuando me voy de excursión, no me puedo llevar más de 20 o 25. Pero en las huelgas se abre la puerta de los centros, se pastorea a los chicos y a las familias no les importa que no se dé clase mientras se cuiden, y cuidados están. Las huelgas no molestan. Si cerrásemos las puertas del centro, si hiciéramos una huelga de verdad, que parase el servicio, los padres no podrían ir a trabajar. No la soporta el país una semana.
¿Qué le falta a la profesión?
Hay mil cosas que mejorar. La profesión docente y aquí uno mismo. La formación técnica, por ejemplo. Con todo el respeto a los compañeros maestros, que se dejan la piel. Pero hay una queja común de que la formación específica de las materias concretas de los maestros deja que desear en ciertas asignaturas. Igual es porque tienen que saber de todo y no es fácil. A los licenciados igual nos falta formación pedagógica técnica, enseñanza basada en la evidencia, no cosas guays. Nos falta tiempo para trabajar juntos, que nos mentoricen, por ejemplo. Que entras a la profesión y no tienes quién te aconseje. Yo soy físico y doy clase. Sé explicar cosas bien, lo que quieras. Pero estoy con chavales con mil problemas y no tengo la formación para atender eso al nivel que debería. Adolezco de esa formación. ¿Que nos podrían evaluar? Por supuesto. Pero no para ponerme un negativo, sino para enseñarme lo que podría hacer mejor.
Creo que me he explicado mal. Quería preguntar más bien qué puede hacer la Educación (o los políticos) para mejorar la vida de los docentes.
Bajada de ratios y bajada de carga docente. Yo tengo 18 horas lectivas porque soy jefe de departamento (lo normal son 20). Antes daba 15. Tengo 300 alumnos. ¿Cómo puedo saber ya ni el nombre de los chicos? Reducir ratio, reducir carga docente. No digo que me dejes irme a casa, pero sí formarme, preparar cosas con mis compañeros. Ahora estoy dando cuatro asignaturas diferentes de dos horas, me tengo que preparar cada una. Si me quitas dos horas lectivas, me quitas una asignatura y 30 alumnos. A veces parece que hay que hacer todas las cosas a la vez, pero algunos defendemos que hay cosas muy claras que nos servirían a todos al día siguiente, como la ratio y la carga docente, que fue precisamente el recorte que nos hicieron. Lo podrían hacer mañana. Yo ahora mismo creo que lo que piden los tiempos es hacer una movilización de verdad, lo que ahora llamamos indefinida salvaje pero que en realidad es una huelga normal de siempre. Plantarse para esto y luego ya hablar de todo lo demás. Pero lo primero es esto porque se está degradando el servicio y eso lleva a una deriva muy grande.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/07/la-normativa-se-hace-para-socavar-el-servicio-publico-digo-que-no-funciona-y-llevo-a-la-gente-a-lo-privado/