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La identidad negra y el racismo

Por: Emmanuel Sogah

Introducción

Tabla 1 – Censo Estadounidense sobre un sistema de categorización étnica y racial

Alrededor del mundo, los nativos africanos y las Personas de Ascendencia Africana (PAD por sus siglas en inglés) o las personas de tez oscura se identifican como «negros». Y no es de sorprenderse, yo personalmente vi que los estadounidenses de tez oscura en las Filipinas y otras partes de Asia son comúnmente etiquetados como «negros americanos». Como tal, este artículo intenta abordar este calificativo racial y corregir el concepto erróneo de la identidad de los africanos y las personas de ascendencia africana, así mismo, educar al mundo de una manera que deconstruya la mentalidad racista sobre esta identidad de color de los pueblos étnicos de África.

El artículo describe de manera clara la calificación que experimentó un africano en Estados Unidos y argumenta en contra del racismo que existe hacia las personas de ascendencia africana (PAD por sus siglas en inglés) como «negras».

La primera experiencia de racismo de un Africano en Estados Unidos

En las primeras semanas de mi llegada a los Estados Unidos en la década de 1990, me encontré con un requisito grosero al tener que volver a identificarme como «negro», ya que tenía que llenar los formularios de inmigración y tarjeta de identificación y así sucesivamente. En cada formulario que tenía que llenar había una sección para la raza o etnia como se ilustra a continuación:
 Blanco;  Negro; Indio nativo ;  Isleño del Pacífico; Hispano/Latino;  Asiático;  Birracial/Otro____.

Naturalmente, al ver que ninguna de las categorías se aplica a mí, marqué la opción de «otro» y luego escribí «Africano». Después de llenar el formulario se lo presenté a la señora en el mostrador, era afroamericana. Ella tomó mi formulario, miró brevemente, tachó mi opción seleccionada de «otro» y marcó la categoría para «Negro». Así que pregunté en voz de protesta:

«Señora, ¿Por qué tachó lo que marqué? Soy africano, no soy negro”.

Ella me dio una mirada de desagrado y me preguntó: «¿Qué quieres decir con que no eres negro? Eres tan negro como mi negro trasero”.

Yo estaba tan sorprendido por su respuesta que no supe qué decir, además de guardar silencio. Esta situación me causó horas de tiempo de espera y al menos 2 días de ir y venir, ya que puso mi formulario debajo de la pila de otros formularios y me hizo esperar durante horas mientras procesaba los formularios de otros que estaban detrás de mí en la cola. Finalmente, después de 3 días de ir y venir obtuve mi licencia de conducir.

En la escuela de Teología en Washington DC, yo era el único africano en una clase de americanos, europeos y australianos «totalmente blancos». Muchos de mis compañeros de clase me esquivaban y, aunque algunos eran amigables, se debía a su curiosidad de que yo fuera africano y estudiara en una escuela de postgrado americana y que tenga aptitud académica y un inglés fluido.

Al final del primer semestre una de las profesoras me invitó a almorzar en un restaurante no muy lejos del campus. Mientras comíamos, me di cuenta de que me estaba mirando con entusiasmo mientras comía. Así que la miré y pregunté:

«¿No comes?»

Ella me miró por un segundo y me preguntó:

«¿Puedo hacerte una pregunta ignorante?»

«Por favor», dije.

«¿Comes en un entorno como este en África? Me refiero, ¿en un comedor con mesa, sillas, platos, tenedores, cuchillos y cucharas como esta?», preguntó señalando el arreglo de la mesa.

«Sí, lo hacemos», respondí. «Aunque en la mayoría de las casas, las familias se sientan alrededor de una mesa más pequeña y comen todos del mismo plato con las manos. Pero algunos otros comen en un ambiente occidentalizado exactamente como este”.

No soy Negro; Soy Africano-Una Realidad Antropológica

No soy negro, soy Africano

En el campo de la antropología, un aspecto muy básico y esencial de toda persona es la identidad humana. Esta define el origen de una persona y afirma su dignidad, valor, cultura y etnia. Además, la identidad humana no se define por la apariencia de una persona.

Como se puede ver en la «Tabla 1» anterior, la Oficina del Censo de los Estados Unidos ha estructurado las categorizaciones raciales y étnicas en su sistema estadístico, imponiendo el racismo sistémico.

El hecho es que nosotros, los nativos africanos, no nos identificamos como «negros» más de lo que los coreanos, los japoneses o los chinos se llegasen a identificar como «amarillos». Voy a explicar esto más a fondo.

En África Occidental, los Yoruba y los Igbos de Nigeria se refieren a los europeos y a otros occidentales como «Oyimbo» (oh-yeem-bow” y “Oyibo” (oh-yee-bow) respectivamente; lo cual significa «foráneo»; y los Hauses de Ghana y Nigeria se refieren a ellos como «Bature» [bar-too-ray] que significa, «el de ultramar» respectivamente. De manera similar, los Gãs y Akans de Ghana, se refieren a ellos como «Blorfonyo» (blaw-foe-gnow) y «Obroni» (oh-bro-nee) respectivamente, también significando, «uno de más allá de los océanos». Del mismo modo, los Wolofs de Gambia y Senegal se refieren a los europeos como «Tubab» (Too-bab), un «extranjero», y los Congos de África Central se refieren a ellos como «Ibam», (ee-bam), «externo» o «extranjero».

No existe un concepto de identificación racial o de «división de color» de la persona humana debido a la sombra o tez de la propia «piel» dentro del contexto cultural africano.

Sylviane Anna Diouf, una ardiente historiadora africana, expone en su libro bien investigado y muy aplaudido, Dreams of Africa in Alabama; The Slave Ship ‘Clotilda‘ y the Story of The Last Africans Brought to America, detalles de la terrible experiencia del último grupo de africanos secuestrados y contrabandeados por barco a los Estados Unidos como esclavos, a mediados de la década de 1860, incluso después de la abolición de la esclavitud, y su eventual libertad después de casi cinco años de trabajo esclavizado. En el libro, la Dra. Diouf señaló el hecho de que la comunidad de africanos de Clotilda Ship se esforzó por preservar su identidad como africanos —no «negros» — y trató de regresar a África, pero fracasó en todos sus esfuerzos por regresar. Como resultado, construyeron un asentamiento llamado «Pueblo Africano» no lejos de la ciudad de Mobile, Alabama, (Diouf, 2007, pp ii-ix).

¿Cómo y cuándo fueron los Africanos etiquetados como «negros» se impuso como su identidad?

A mediados del siglo XV (alrededor de 1445) el Príncipe Enrique, Navegante de Portugal, bajo el patrocinio colaborativo de su padre, el rey Juan I de Portugal y su sobrino, Juan II de Aragón (España), primo del Príncipe Enrique y su equipo de navegantes españoles y portugueses se dispuso a explorar la Costa Oeste de África, después de haber conquistado el Reino de Ceuta en Marruecos, en el Noroeste de África a principios de 1400. En un ensayo de 1866, «On The Physical and Mental Characteristics of The Negro», John Crawfurd, un escritor, abogado y explorador inglés, afirma que el encuentro de los portugueses con los nativos africanos y su descripción grosera de los mismos fue que los africanos eran «seres humanos peculiares con el cabello de la cabeza y otras partes del cuerpo siempre negros, y más o menos de la textura de la lana, con una piel negra de varios tonos» [De las Transacciones de la Sociedad Etnológica de Londres, Vol. 4 (1866), pág. 212].

Este desafortunado primer encuentro de los exploradores europeos con los nativos africanos y su descripción grosera de ellos resultó en que los exploradores crearan un «prejuicio» racial y la categorización contra África como seres humanos inferiores, lo que llevó a su posterior secuestro y esclavitud.

Una descripción No es una Identidad

Aunque la esclavitud fue formalmente abolida en los Estados Unidos por una Ley del Congreso aprobada el 31 de enero de 1865 y ratificada el 6 de diciembre de 1865 como enmienda 13 a la Constitución de los Estados Unidos de América. La generación esclavista de comerciantes y propietarios transmitió a sus generaciones futuras la percepción socio económica de los africanos como esclavos-comprados y poseídos como propiedad que proporcionaba el trabajo necesario para la riqueza agrícola e industrial—y por lo tanto como «seres inferiores». (https://www.archives.gov/historical-docs/13th-amendment/: Accessed Dec. 5, 2020).

El asesinato del 26 de mayo de 2020 de George Floyd, un estadounidense de ascendencia africana desarmado, por un oficial de la ley, es claramente indicativo de la percepción negativa en Estados Unidos y en todo el mundo, de las personas de ascendencia Africana como «seres humanos inferiores”. Antes de la muerte de Floyd, el oficial de policía «blanco» persistió en arrodillarse sobre el cuello de George Floyd, hasta su último suspiró impotente y quedando sin vida.

En conclusión, afirmo y sostengo que el racismo nunca existió hasta que los exploradores europeos en el continente africano decidieron que cierta población de la humanidad que se veía diferente de ellos eran seres humanos inferiores y concluyendo así, que deben haber dos clases o dos razas de seres humanos; una raza de seres humanos superiores y la de seres humanos inferiores. De ahí el nacimiento del racismo.

Me gustaría publicar una carga imperativa de responsabilidad humana, a todos los seres humanos para que miremos profundamente dentro de nosotros. Para ver qué es lo que nos hace humanos, la esencia de lo que somos, en lugar de etiquetar a otros seres humanos por su tez de piel o incluso su acento, como inferiores, y por lo tanto dividirnos por el color, como «negro».

NO soy negro. SOY Africano.

Fuente de la información e imagen:  https://www.pressenza.com

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Estudio revela asesinato de 34.918 menores en Brasil

De acuerdo con el estudio, en Brasil un promedio de 7.000 niños y jóvenes son asesinados cada año.

Un total de 34.918 niños y jóvenes fueron asesinados en Brasil entre 2016 y 2020, según un estudio publicado este viernes por el Foro Brasileño de Seguridad Pública y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Los datos oficiales revelan que esta cifra representa un promedio de 7.000 niños y jóvenes fallecidos por año, siendo las personas de color la mayoría de las víctimas en todos los rangos de edad.

Del total de asesinatos, más de 31.000 víctimas eran adolescentes entre los 15 y 19 años de edad, pero la mayoría de los registros son los de menores de 4 años de edad, con un incremento del 27 por ciento entre 2016 y 2020.

Alrededor de 45.000 niñas y niños son víctimas de violencia sexual anualmente, en el grupo etario de 0 a 19 años de edad, y cada dos días, más de un infante menor de 9 años de edad muere en el país, indicó el estudio.

En casi el 90 por ciento de los casos de muertes violentas de los niños de 0 a 4 años de edad, el homicida tiene algún contacto o relación con la víctima, y los crímenes se han dado esencialmente en el hogar.

La investigadora del Foro Brasileño de Seguridad Pública y coordinadora editorial del estudio, Sofia Reinach, declaró ante medios locales que dos aspectos de la pesquisa fueron impresionantes para ella.

“El primero es que mueran más de 200 niños por año en Brasil. Más de un niño cada dos días, de 0 a 9 años, muere violentamente. Esta es una cifra impactante», expresó.

Además, comentó sobre la cifra adolescentes que mueren en Brasil que «puede parecer un número pequeño, pero considerando que sean niños hasta los 9 años, es un hecho que nos conmocionó mucho”.

«Hay dos fenómenos cuando hablamos de niños y adolescentes en Brasil. De 0 a 9 años es la violencia intrafamiliar la que más victimiza a los niños. De 10 a 14 comienza una transición, que se consolida entre los 15 y 19 años, hacia la violencia urbana como lo que más los victimiza”, dijo la experta.

Sobre la violencia sexual, expuso que «además del horror y barbarie de tener 45.000 violaciones al año de niños, niñas y adolescentes, un tercio de las víctimas tiene entre 0 y 9 años. Es decir, estamos hablando de bebés y niños que sufren violencia sexual, y el agresor es alguien conocido”.

En noviembre de 2019, esta plataforma publicó otro informe en el que destacaba que el 75 por ciento de las víctimas de violencia letal en Brasil son de color.

“Los jóvenes negros mueren más que los jóvenes blancos; policías negros, si bien constituyen el 37 por ciento de la fuerza policial, son el 51,7 por ciento de los policías asesinados; las mujeres negras mueren más asesinadas y sufren más acoso que las mujeres blancas.

Este estudio precisó en su momento que “los datos aquí recopilados nos alertan, una vez más, de la relación entre violencia y racismo” en ese país.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/brasil-estudio-asesinato-ninos-jovenes-unicef-foro-seguridad-20211022-0024.html

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El dolor de los otros

Por: Carolina Vásquez Araya

Hemos nacido -los mestizos de las urbes- con un sello en la mirada.

“Cuando nací

me pusieron dos lágrimas

en los ojos

para que pudiera ver

el tamaño del dolor de mi gente.” (Humberto Ak’abal)

La vida del indígena latinoamericano trae, desde el nacimiento, el signo de la resistencia. Siglos han transcurrido y los habitantes originarios de este exuberante continente han perdido poco a poco sus territorios y, durante ese proceso cruel e injusto, les han arrancado las raíces para empobrecerlos, amansarlos y convertirlos en esclavos. Sin tierras ni poder, sus luchas acaban sobre el terreno de sus cuerpos. Así es como la colonización se hizo eterna e inevitable, apoyada sobre las columnas del racismo, la discriminación, el despojo y la garantía de impunidad para quienes perpetran su exterminio.

El proceso de “pacificación” de los territorios habitados por los pueblos originarios no ha sido más que una política genocida concebida en los núcleos de poder económico y político. Las comunidades, sin embargo, se mantienen firmes en la defensa de sus derechos y una generación tras otra logran sobrevivir a pesar de la constante amenaza del desalojo y la muerte. No hay país en el continente en donde los pueblos originarios posean el estatus de ciudadanos con plenos derechos y oportunidades. En todas nuestras naciones latinoamericanas han sido perseguidos como si fueran ellos los invasores. Y, en todas ellas se habla, sin vergüenza ni recato, del “problema indígena”.

Entretanto, los núcleos urbanos poblados por una sociedad mestiza e indiferente a la realidad de otras regiones y otras comunidades, perpetúa el estatus avalando, con su voto y su pasividad, los abusos de clases políticas vendidas a los grandes empresarios y sumisa ante los dictados de una comunidad internacional aliada con las multinacionales. La pérdida de territorios ancestrales se suma, entonces, a la irremediable destrucción del hábitat de valiosas especies y de abundantes recursos naturales, propiedad de las naciones arrasadas por la codicia.

La resistencia indígena ante la invasión de sus territorios, sus pueblos y aldeas, sus campos de cultivo y su entorno -sumido en el subdesarrollo por fuerza y voluntad de quienes intentan desalojarlos- pende de un delgado hilo: la conciencia de sus derechos. En su contra, se ha instrumentalizado desde los centros de poder todo el aparato jurídico, con el objetivo de justificar la aplicación de la represión cuando estas comunidades ejercen su derecho a protestar y exigen ser escuchadas. Mientras tanto, los sicarios a las órdenes del gran capital se dedican a identificar,

 y asesinar a sus líderes, y acosar a sus legítimas autoridades.

Desde donde nos encontramos, en la comodidad de la burbuja, observamos la tragedia de nuestros compatriotas como si ellos existieran en otra galaxia, alejada de nuestra pequeña cotidianidad. No hemos entendido que el dolor de los otros es nuestro dolor. Que sus tragedias nos van a golpear en el centro mismo de nuestra indiferencia. Que también en nuestro código genético están los colores de sus textiles y la aspereza de sus destinos. Mientras negamos la realidad, esta nos coloca frente a nuestra incapacidad de aceptar una identidad rechazada por pura costumbre de repetir estigmas.

Este prurito de sentirnos ajenos es lo que condena a nuestros países a ser proveedores baratos para el primer mundo; una realidad que se asemeja a la rueda de molino en su eterno girar, sumiéndonos en la miseria. La resistencia de los pueblos originarios ante la depredación y la corrupción de las autoridades debería ser la lucha general, el campo de batalla deberían ser también las grandes avenidas, esas en donde nos sentimos ajenos al devenir de la Historia. De no hacerlo, será más temprano que tarde cuando nos veamos sumidos en la catástrofe.

La Historia se repite una y otra vez, pero las víctimas siempre son los “otros”.

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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“En América Latina y el Caribe tenemos una deuda con la población afrodescendiente”

Por: Karina Batthyány

La realidad por suerte impone algunos temas para comentar que son noticia y que nos traen a muchas de las columnas que hemos trabajado aquí en InfoCLACSO. El primero es México. ¿Por qué? Porque este martes, 7 de septiembre, al medio día, la Suprema Corte de México dio un paso realmente histórico despenalizando el aborto. Los diez jueces se pronunciaron de manera unánime invalidando un artículo del Código Penal del Estado de Coahuila que sancionaba la Interrupción del Embarazo en la etapa inicial con uno a tres años de prisión. Hasta ese fallo, recordemos, el aborto en México había sido tratado de manera exclusiva por las legislaciones de cada uno de los Estados que conforman a la Nación Mexicana.

La sentencia entonces del Máximo Tribunal va a tener efectos generales en todos los Estados. Desde el punto de vista de los hechos prácticos, ya no se podrá encarcelar en ningún lugar del país a las mujeres que decidan practicar un aborto. De las 32 entidades federativas que integran justamente los Estados Unidos de México, sólo 4 hoy permiten el aborto legal, libre y a petición de la mujer hasta las doce semanas de gestación. Recordemos: Ciudad de México, Oaxaca, y recientemente Veracruz e Hidalgo.

Con este fallo, entonces, ahora esto va a ser posible en todo el país. Este fallo judicial es sin dudas un respaldo institucional a la lucha del Movimientos de Mujeres Mexicanas y el Movimiento de Mujeres en América Latina y el Caribe.  Fue bien interesante escuchar al Presidente de la Corte en la argumentación sobre este fallo. Y esta noticia va empezar a generar repercusiones y presiones en todo el territorio nacional de México.

En la Conferencia de Prensa que todos los miércoles da el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, declaró justamente que la decisión unánime del Tribunal debe respetarse y los representantes de las distintas bancadas en los congresos estatales comenzaron a fijar sus posturas. ¿Por qué traemos esta noticia? Porque aproximadamente el 97% de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en edad reproductiva viven en países donde el aborto no está permitido. Y además se estima que entre 5 y 10 mil mujeres pierden la vida al año en abortos clandestinos en América Latina y el Caribe.

Entonces, como antes fue en Uruguay, más cerca en el tiempo en Argentina, esperamos que ahora en México se de este paso hacia una sociedad más democrática, más igualitaria, donde las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos y sus proyectos de vida. Y los Estados -aquí lo importante- generen las condiciones para garantizar el ejercicio de estos derechos. Creo que realmente esta noticia se imponía comentarla aquí en InfoCLACSO.

-Realmente una noticia importantísima que viene desde México. Y entiendo ahí, me gustaba tu reflexión antes de ir al segundo tema, sobre lo que significa el trabajo de los diversos feminismos que hay en Latinoamérica y el Caribe. Porque sabemos que es un trabajo entrelazado, donde se toma muy en cuenta lo que sucede en un país para poder llevar esas experiencias a otras… Y creo que es una lucha muy importante, ¿no?

-Absolutamente. La Marea Verde como la solemos llamar específicamente en este tema y que sin lugar a dudas es un logro del Movimiento Feminista Latinoamericano que va avanzando en los distintos países. La noticia de México es para celebrar y para seguir entonces avanzando en éste, que es uno de los temas críticos y uno de los derechos que reclamamos las mujeres latinoamericanas y caribeñas.

-Tienes una segunda temática para proponernos y debatir…

-Te propongo que nos vayamos teóricamente a Durban (Sudáfrica), porque el 31 de agosto fue el Día Internacional de los Afrodescendientes que se celebra por primera vez en el 2021. Porque en 2020 justamente se llegó a la mitad de lo que se conoce como el Decenio Internacional para los Afrodescendientes que fue en Durban, y es bueno hacer una revisión de lo que está ocurriendo a propósito de la declaración de este día por parte de las Naciones Unidas como el Día Internacional de las personas afrodescendientes. En este Decenio –que así se lo ha nombrado, que llegamos a la mitad el año pasado–, si bien se han logrado progresos en los planos legislativos, normativos e institucionales, lo que tenemos para decir es que los y las afrodescendientes aún sufren formas interrelacionadas y complejas de discriminación racial (de racismo), de marginación y de exclusión.

Estos años de inicio del Decenio sumados a la pandemia del Coronavirus, pone de manifiesto la absoluta urgencia de abordar estas persistentes desigualdades estructurales y el racismo sistemático que observamos en el mundo y en particular en América Latina y el Caribe.

Recordemos que la falta de reconocimiento es todavía uno de los principales obstáculos que impiden el disfrute pleno y el disfrute efectivo de los derechos humanos por parte de las personas afrodescendientes. Han transcurrido ya 20 años de la Conferencia Mundial contra el racismo en Durban contra el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia, y este evento que a veces no lo recordamos tanto, fue en sí mismo un hito, porque permitió sistematizar un proceso en términos de los aportes a la humanidad del programa que hasta el día de hoy se considera como el programa más potente de lucha antirracista hasta nuestros días.

Y esto fue importante porque por supuesto tuvo un amplio y un diverso consenso internacional, pero fue liderado por los y las afrodescendientes. A mitad de camino entonces de este Decenio Internacional que es entre el 2015 y 2024, las metas que dieron origen al Decenio –Reconocimiento, Justicia y Desarrollo para las personas afrodescendientes, tienen un avance muy limitado y seguimos teniendo especialmente en América Latina y el Caribe una deuda con las personas afrodescendientes. Deudas que son significativas en nuestra región, porque es la región que concentra la mayor población de afrodescendientes del mundo con estimaciones que fluctúan entre 120 y 170 millones de personas, donde Brasil justamente concentra la mayor población del continente con 112 millones.

A pesar, entonces, de que 1 de cada 4 latinoamericanos y latinoamericanas se identifica como afrodescendientes, esta situación de desigualdad estructural, de discriminación sigue presente. La pandemia lo agravó y tenemos algunas cifras que nos permiten mostrar con evidencia lo que estamos diciendo de cómo persisten estas desigualdades y estas discriminaciones. Por ejemplo, una de ellas, es que justamente las personas afrodescendientes en América Latina y el Caribe tienen 2.5 veces más probabilidades de vivir en la pobreza que las personas no afrodescendientes. Y a su vez, segunda cifra para que la tengan presente, tienen en promedio menos años de escolarización, tienen también mayores índices de desempleo y menos representación en los cargos de toma de decisiones en todos los niveles, ya sean públicos o privados. Y esto son indicadores de la discriminación y la desigualdad estructural.

Entonces, al racismo tenemos que entenderlo, es parte central también de la cultura del privilegio que tan presente está en nuestros países. Las desigualdades raciales son estructurales, afectan los derechos y se traducen en pobreza, en privación de acceso a elementos del bienestar social de los bienes públicos como el agua, el saneamiento, la electricidad, internet que hoy es tan necesario entre otros elementos.

Tenemos que seguir trabajando en torno a este tema porque queda claro en América Latina y en el mundo la imposibilidad de avanzar hacia desarrollos sostenibles, justos, democráticos, sin deconstruir la matriz de desigualdad, la cultura del privilegio y las desigualdades estructurales que remiten por ejemplo al racismo.

https://www.clacso.org/en-america-latina-y-el-caribe-tenemos-una-deuda-con-la-poblacion-afrodescendiente/

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Bombo N’dir, activista senegalesa: “Es necesario descolonizar las mentes”

Esta defensora de los derechos humanos habla de la prepotencia del feminismo blanco y critica el racismo institucional que sufre la población negra en España.

Bombo N’dir, senegalesa, llegó a Barcelona un 10 de octubre de 1998, embarazada de su hija. “El primer recuerdo que tengo no fue nada positivo. Como Francia está muy cerca de España, yo hablaba en francés al llegar, y para mí fue un shock cuando descubrí que no me entendían. Le escribí al taxista que quería ir a Sant Feliu de Codines, y cuando lo leyó me dijo, ¿estás segura de que quieres ir ahí? Igual pensó que no podría pagar un trayecto tan largo”, cuenta mediante una videollamada por Zoom.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces y Bombo, activista por naturaleza, ha ido encontrando su lugar. Aunque no ha sido nada fácil. Ahora es la presidenta de la Associació de Dones Immigrants Subsaharianes, una organización nacida en Granollers en 2004, que quiere servir de punto de referencia y encuentro de las mujeres migrantes africanas en Cataluña. Allí imparten cursos de formación; pero también hablan, y mucho, de feminismo, de los derechos de las mujeres, de tejer redes…

Hace no mucho han lanzado una escuela feminista. “Lo primero que nos preguntaron es que quiénes serían los expertos y expertas con los que contaríamos”, recuerda. “Les dijimos que no somos catedráticas, pero sí mujeres con muchas vivencias y conocimientos de nuestras antepasadas que queremos compartir con nuestras hermanas. Parece que en España necesitas tener un título para enseñar y eso está muy bien, ¿pero significa eso? ¿que tienes que negarme todo mi recorrido vital? ¿todo lo que me han transmitido oralmente mis antepasados?”, se pregunta. “Es necesario descolonizar las mentes”, concluye.

“La igualdad de género africana es una lucha que ya iniciaron nuestros antepasados contra el colonialismo”

Una descolonización que Bombo piensa que también debe aplicarse al feminismo. Al incorporarse a estos círculos en Barcelona, se lo dejaron claro: “Acabarás muy agotada”. Muy crítica, se muestra convencida de que todas debemos tener voz. Pero que, debido a la ascendencia colonial, el feminismo blanco occidental comete a menudo el error de pensar que es superior. “Una compatriota a la que había convocado para asistir al 8M y hacer huelga, me comentó que su jefa le había dicho que, si podía ir a limpiar la casa, porque ella iba a hacer huelga e ir a la manifestación. ¿Ves la contradicción? Ella va a reivindicar los derechos de las mujeres, pero ignora los de la persona que limpia su casa”.

“¿Por qué algunas mujeres no ven su privilegio? Reconozco que, seguro que ha sido muy complicado para muchas mujeres españolas y occidentales, pero, ¿no es igual de difícil que lo que yo he vivido? Que no hablo el idioma y llego a un país desconocido… Es necesario notar las diferencias”, explica. Y asegura que aunque, con nuestra visión de mujer occidental blanca nos pueda parecer diferente, en África, el feminismo tiene un gran recorrido. Llevan cientos de años reivindicando la igualdad: “El feminismo africano es una lucha que ya iniciaron nuestros antepasados contra el colonialismo. Es la pelea de las mujeres por decidir por sí mismas y tener voz. Si realmente el feminismo es reconocer tus derechos, ya lo practicamos desde que nacimos”.

Si bien, comenta, es cierto que en África ha existido en el pasado cierta reticencia a usar el nombre de feminismo directamente. “Nosotras usábamos más la locución ‘negarnos’. Las mujeres, como luchadoras que eran, se negaban a ser sometidas, se negaban a quedarse sin voz”. Y reconoce que usar la palabra “feminismo” es, en sí mismo, otra lucha. “Hay que revisar los códigos del lenguaje, porque en ocasiones los hombres ven como una imposición. Nosotras le damos la vuelta y usamos el lenguaje tradicional para decir “tu mujer es tu igual”, ya que si usamos la palabra “feminismo” lo ven como algo europeo traído de fuera, copiado, y entonces lo rechazan”.

“El mundo está dibujado desde el machismo. Aquí y en Senegal. Yo soy mujer y migrante al mismo tiempo. Nací mujer y en mi pueblo las mujeres siempre han sido migrantes, porque donde nacimos no era nuestra casa, era un sitio donde nos ponían obstáculos y nos obligaban a cumplir metas que no eran las que habíamos elegido”, sigue contando.

El mundo está dibujado desde el machismo. Aquí y en Senegal

Y precisamente para cumplir sus propias metas, un día tomó la difícil decisión de migrar. “En el trayecto somos violadas, embarazadas y, cuando llegamos, nos quitan los niños. Las instituciones nos ponen muchas barreras, porque ser mujer migrante con hijos es una imposibilidad”. Las rutas migratorias son más peligrosas para ellas, por eso reivindica la necesidad de que el Gobierno español abra la agenda política sobre inmigración y se haga una profunda revisión con perspectiva de género. “Todo es una pesadilla. Pero la cosa apenas mejora cuando llegamos. Hay un racismo institucional terrible. Es necesario revisar los códigos y las leyes”.

Ese racismo institucional lo inunda todo: el acceso a la vivienda, el espacio de trabajo, el sistema educativo… “El 45% de nuestros hijos e hijas no llegan a la universidad. Un número preocupante que el Estado español no quiere ver, ni analizar. España debería valorar nuestra aportación demográfica positivamente, en especial en el país con el índice más bajo de natalidad en la zona euro”. Hay mucho que cambiar y es algo en lo que, asegura, seguirá insistiendo: “Si las españolas ya tienen un techo de cristal, nosotras tenemos una torre”.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-08-03/bombo-ndir-activista-senegalesa-es-necesario-descolonizar-las-mentes.html

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El colonialismo y el racismo WASP

Por: Alberto Rabilotta

Lo que explica la tragedia que sufrieron niños y niñas indígenas en los “internados” canadienses, y muchas otras tragedias.

Hace más de dos décadas ya era de conocimiento público el trágico destino que habían sufrido decenas de miles de niños y niñas indígenas en los “internados” creados a iniciativa de los gobiernos canadienses por iglesias católicas y protestantes durante el siglo 19 y hasta entrado el siglo 20 para literalmente borrar en ellos y ellas todo vestigio de su cultura aborigen y convertirlos, si sobrevivían al maltrato y los contagios de enfermedades, en “sujetos” que se conformaban al tutelaje del “Acta canadiense” para los aborígenes (1).

Al tratar de explicar este proceso al que eran sometidos los y las niñas uno puede considerarlo como una “aculturación” forzada, una forma de etnocidio (2), ya que buscaba la destrucción sistemática de una etnia, es decir la eliminación por todos los medios de sus modos de vida, y también de sus formas de pensamiento. Se trató de etnocidio porque fue una “desculturación” provocada, programada, y de ninguna manera una aculturación consentida.

La pureza social encarnada en la conservación del ideal colectivo original ha sido ya, en el siglo pasado, la puerta de entrada a la idea de la pureza racial, y por eso cuando Samuel Huntington finaliza su articulo sobre «El Reto Hispánico» en Foreign Policy (enero-febrero 2004) diciendo que no existe un «sueño Americano» en Estados Unidos, porque en ese país «solo hay el sueño estadounidense creado por la sociedad anglo-protestante», no queda más que constatar el resurgimiento del «eugenismo» en las elites, y otra vez dirigido contra los mexicanos, latinos y demás impuros de este mundo. La tesis de Huntington es que Estados Unidos (EE.UU.) no sería lo que ha sido ni lo que es si en lugar de los colonizadores británicos y protestantes (los White Anglo-Saxon Protestants, WASP) esos territorios hubiesen sido colonizados por franceses, españoles o portugueses católicos.

Una verdadera oda WASP que no difiere en nada del eugenismo (3) fue la que se implantó en EE.UU. a finales de 1880, después de haber atravesado el Atlántico desde la Gran Bretaña desgarrada entre los sueños imperiales y las miserias de las masas citadinas, con la diferencia que en esta travesía se volvió virulento, y más virulento aún cuando entre 30 y 40 años más tarde regresó a Europa, particularmente en Alemania, como una seudociencia genética avalada con «estudios» estadounidenses que sirvieron de bases «científicas» a la política racial del nazismo.

No es la primera vez que Huntington parió una ideología peligrosa. En 1996 publicó el «Choque de Civilizaciones», sobre el gran e irremediable conflicto entre el Occidente desarrollado y el mundo musulmán.  Por ello habría que incorporar al análisis lo que Bernard Shaw puso en un ensayo eurgenista en 1905: «nada, salvo una religión eugenista, podrá salvar nuestra civilización», la civilización WASP.

El eugenismo made in USA

A finales del 2003 el investigador y escritor estadounidense Edwin Black, autor de «IBM y el Holocausto», publicó un exhaustivo y muy importante libro sobre «El eugenismo y la campaña estadounidense para crear una raza superior» (4).  «War against the Weak» es un compendio de 550 paginas sobre cómo esa seudociencia que trata de explicar las leyes de la herencia, y que creada por el inglés Francis Galton para mejorar la sociedad británica de finales del siglo 19, se convirtió en EE.UU. en una política de purificación social y selección racial.

Black muestra, con pruebas concretas, cómo el eugenismo llegó a Estados Unidos y echa inmediatamente raíces en una sociedad «donde la crianza circulaba en las venas», sea para reproducir esclavos en las plantaciones o animales para los ranchos, y en la cual, como escribía la feminista Victoria Woodhull en 1891, “las mejores mentes de hoy día aceptan como un hecho que si deseamos tener gente superior, debemos procrearlos; y si no queremos como ciudadanos a los imbéciles, criminales, pauperos y los de otra manera incapaces, entonces debemos impedir que se reproduzcan”.

Los primeros indeseables para la sociedad WASP, antes de los flujos migratorios de católicos, judíos y ortodoxos europeos, fueron los millones de indígenas que vivían en los territorios y que fueron atacados, diezmados y forzados a vivir en «reservas», así como los mexicanos que residían en los territorios despojados a México, y los afroamericanos emancipados del trabajo esclavo en las plantaciones.

Apoyadas en el ideal puritano de los WASP, las ideas eugenistas escalaron rápidamente la pirámide social y política de EE.UU., invadieron las ciencias naturales vía la Sociedad de Antropología (1891), la Carnegie Institucion, la American Breeding Asociation (1903), las prestigiosas universidades de Harvard, Stanford y otras más, así como el poder legislativo, el poder Ejecutivo de Washington y las legislaturas de varios estados, además de las fundaciones privadas, como el caso de la Fundación Rockefeller, que financió investigaciones genéticas en la Alemania nazi hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial.

El zoólogo Charles B. Davenport fue el promotor de esta seudociencia que buscaba crear una raza superior, nórdica y libre de los «genes inferiores», y fue uno de los “exportadores” de esta ideología hacia Alemania, los países nórdicos, Italia, Francia y muchos otros países. En EE.UU. las ideas eugenistas se infiltraron en legislaciones nacionales, estatales y municipales, y algunas de ellas siguen figurando en los textos de ley, como destaca Black.

Black recuerda que estas políticas (y técnicas) eugenistas fueron asimismo utilizadas para esterilizar a cientos de miles de indígenas, enfermos crónicos, criminales e inmigrantes indeseables, para impedir casamientos y la reproducción entre indígenas y gente de “raza inferior”, para separar a los niños de sus madres, para destruir vidas y destinos profesionales.

La colaboración de la American Eugenics Society (AES) con los médicos e instituciones científicas alemanas dominadas por los nazis duró hasta entrados los años 40, cuando Hitler -quien alabó el trabajo de la AES- había ya invadido Polonia y sé conocían los terribles experimentos de los médicos alemanes con judíos y gitanos. En 1940, Lothrop Stoddard, líder de la Asociación de investigación en eugenismo de Estados Unidos, aplaudía el eugenismo nazi y la política racial de Hitler en su libro «Into the Darkness».

Del eugenismo a la genética, de la sociología a la biosociología

El eugenismo y la genética no solo comparten la misma raíz (gen) sino también el propósito de estudiar y explicar las leyes de la herencia. La genética es hoy una ciencia irrefutable, pero nunca debería ocultar que compartió con el eugenismo, en ciertos momentos y aún ahora en ciertas mentes trastornadas, el trasfondo ideológico de querer perfeccionar el ser humano, y por qué no, de crear un ser humano superior.

La palabra genética nace en 1906, cuando es usada por William Bateson en la tercera conferencia internacional sobre hibridación de la Sociedad Real de Horticultura de Londres. Ocho años más tarde Bateson tendría una cátedra sobre genética en la Universidad de Cambridge, y es en esa época que la American Breeders Association, que patrocinaba el eugenismo, cambiaba su nombre por el de Genetics Association.

Habrá que esperar hasta 1944, cuando se expuso al mundo la genocidiaria exterminación de judíos y gitanos en los campos de concentración, para que la AES informe a sus miembros que de ahí en adelante el eugenismo sería definido como «la genética más el control del ámbito físico y social», y hasta 1945 para que Eugenical News publique un artículo sobre «la perversión del eugenismo». En 1947 la AES concede que «este momento no es bueno para una propaganda eugenésica agresiva», pero aún así la AES sobrevivió y pudo continuar recogiendo fondos para investigaciones genéticas. Eugenics News se convirtió en Social Biology en 1969 y la AES en Sociedad para el Estudio de la Biología Social, una institución formada por profesores universitarios.

No se le puede imputar a la genética la nefasta herencia del eugenismo, a pesar del racismo de algunos investigadores científicos. No es lo mismo con la biosociología, que él filósofo de las ciencias, el argentino-canadiense Mario Bunge calificó, en una conversación que tuvimos a finales de los años 90, como seudociencia reaccionaria.

Pero, como dice el francés Michel Girod, autor de «Pensar el racismo, la responsabilidad de los científicos», aún cuando la mayoría de los científicos afirman que el racismo no tiene ningún fundamento científico, en numerosos textos científicos hay trazas de prejuicios raciales.  En los últimos años, muchos genetistas participaron en conferencias internacionales en EE.UU. que tenían objetivos similares a los del movimiento eugenista, como el crear un hombre superior o “mejorar” el genoma humano.

Científicos de renombre internacional no ocultan su interés en las ideas básicas del eugenismo y las empresas privadas buscaron y siguen tratando de apropiarse del patrimonio genético de individuos, de comunidades y hasta de pueblos, como el caso islandés, con fines comerciales que son coincidentes con los principios eugenistas.

Edwin Black alerta que esas bases de datos genéticos que están siendo construidas por empresas, laboratorios y universidades van más allá de la identificación del mero individuo. Servirán para crear perfiles genéticos de familias y serán usados contra ellas.

El sueño de los eugenistas de crear estadísticas y bases de datos genéticos es ya realidad a través de la Oficina de Información Médica de la industria de seguros de EE.UU., cuyos millones de expedientes incluyen dos códigos para condiciones hereditarias: uno para la herencia cardiovascular y el otro para «cualquier condición médica de herencia familiar.» En otros países, como Estonia, toda la población esta fichada genéticamente.

Seguro que no faltará algún Arthur de Gobineau (1816-1882) para escribir, esta vez con «base científica», sobre el «choque genético» que amenaza la civilización de origen europeo.

La razón de ser del irracionalismo

En su trabajo “Racionalización de prejuicios: Las teorías racistas en el debate esclavista de la primera mitad del siglo 19” la antropóloga catalana  Marta Casas Castañé, analizó la importancia del “determinismo racial” y del uso de la ciencia “como instrumento para legitimar las posiciones de esclavistas y abolicionistas, esto es, para la mera racionalización de actitudes prejuiciosas que han sido decisivas en la historia del mundo occidental y que suponen un lastre muy importante en nuestras concepciones culturales” (5).

En efecto, si hay una constante en los colonialismos e imperialismos de los últimos cinco siglos, desde el nacimiento del capitalismo a la actualidad, es la incorporación en las culturas de los pueblos dominantes y de los dominados, de esas diferentes “racionalizaciones” que son totalmente irracionales, como puede serlo el racismo o la proclamación de un “destino manifiesto”, de un pueblo elegido o destinado a regir el mundo.

Castañé cita al antropólogo estadounidense Marvin Harris, para quien todas estas teorías (evolucionistas) no serían más que un intento de racionalización (6) del imperio para liberar al hombre blanco «de su conciencia de culpabilidad por su incapacidad para sobrellevar como debería el peso de la caridad cristiana», y agrega que “el debate científico, por tanto, estaba al servicio de unos intereses muy concretos. En palabras del mismo Harris: ‘El racismo resultaba útil también como justificación de las jerarquías de clases y de castas; como explicación de los privilegios, tanto nacionales como de clase, era espléndido. Ayudaba a mantener la esclavitud y la servidumbre, allanaba el camino para el despojo de África y para la atroz matanza de indios americanos y endurecía los nervios de los capitanes de industria cuando bajaban los salarios, alargaban la jornada de trabajo y empleaban a más mujeres y más niños’.”

La contraparte de esa “cultura” racista de los dominantes, aparte de las acciones destinadas a justificar la aniquilación de pueblos para apropiarse de sus territorios, es la lucha por imponer a los dominados una “cultura” de aceptación de esta dominación, para reescribir la historia y consolidar su dominación, como indicó Edward Said en su libro “Orientalismo”. Esta tarea de crear una “cultura de aceptación” del neoliberalismo está hoy día en manos de los monopolios mediáticos, de los think-tanks, centros universitarios y demás instituciones del poder dominante.

El abanico de estas racionalizaciones irracionales incluye hasta hoy día las teorías raciales del siglo 19, como las de Arthur de Gobineau (7), que impregnaron las teorías raciales del nazismo, por ejemplo, hasta las “teorías evolutivas” del “darwinismo social” de Herbert Spencer y el “eugenismo” de Francis Galton, adaptadas al liberalismo económico surgido a finales del siglo 19 en Inglaterra y que encontraron (y parecen seguir encontrando) el terreno más fértil en EE.UU.

Para Marvin Harris, como señala Castañé, “el racismo continua siendo útil no sólo para el mantenimiento de la esclavitud, sino también para las luchas de clases y las guerras nacionales”, y a finales del siglo 19, con el surgimiento y dominación del liberalismo económico, con “la doctrina del laissez-faire, que, en un contexto capitalista, justifica la competencia, el trabajo asalariado, los beneficios y la acumulación de capital”, son las pseudociencias del “darwinismo social” de Spencer y el “eugenismo” de Galton que sirven de justificación para “la mera racionalización de actitudes prejuiciosas que han sido decisivas en la historia del mundo occidental y que suponen un lastre muy importante en nuestras concepciones culturales”.

Y como vemos desde hace cuatro décadas con el resurgimiento a escala mundial del liberalismo económico y la financiarización impulsada por EE.UU., país que no oculta su determinación de dominar el mundo, y con el acelerado desarrollo de la informática y los medios de comunicación electrónicos que están sirviendo para una aculturación masiva destinada a imponer el “sentido común” del sistema económico imperialista, para beneficios de sus empresas y de sus políticas genocidiarias.

– Alberto Rabilotta, periodista argentino-canadiense.

1.- Ver la denuncia del reverendo Kevin Arnett en el 2008 sobre este etnocidio:

https://www.globalresearch.ca/first-nations-why-an-apology-is-wrong-and-deceptive-bringing-humanity-to-bear-on-the-residential-school-atrocity/9066

2.- https://es.wikipedia.org/wiki/Etnocidio

3.- Eugenismo es un término creado por el británico Francis Galton mediante la unión de las palabras griegas para «bien» y «nacido». http://www.biopsci.com/2013/10/11/histoire-eugenisme-mode-xixeme-siecle/. El centro del movimiento eugenista en EE.UU. fue la Eugenics Record Office (ERO), en los laboratorios –todavía existentes- en Cold Spring Harbor, Nueva York. El ERO fue fundado por el biólogo Charles Davenport y Harry H. Laughlin, y ambos eran miembros de la Asociación estadounidense de reproductores de caballos, vacas y otros mamíferos (American Breeders Association), y aplicaban a la población humana sus puntos de vista eugenistas derivados del modelo de crianza para la agricultura, de criar y reproducir los más fuertes y capaces miembros de la especie, asegurándose que no se reproducirían los miembros más débiles.

4.- Edwin Black, War Against the Weak, Eugenics and America’s Campaign to Create a Master Race. Libro editado en 2003 por “Four Walls Eight Windows”, de Nueva York. Black es autor también del libro “IBM and the Holocaust”, que revela como IBM transfirió tecnología cibernética a la Alemania nazi.

5.- Marta Casas Castañé, 1999 “Racionalización de prejuicios: las teorías racistas en el debate esclavista de la primera mitad del siglo XIX” https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=290296 y http://www.ub.edu/geocrit/b3w-155.htm

6.- Harris, Marvin. El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las teorías de la cultura. Madrid: Siglo XXI, 1987. https://en.wikipedia.org/wiki/Marvin_Harris  http://www.faculty.rsu.edu/users/f/felwell/www/Theorists/Harris/Index.htm

7.- Arthur de Gobineau, Essai sur l’inégalité des races humaines. Fue secretario de Alexis de Tocqueville y funcionario de la Segunda República en Francia.

Fuente de la información e imagen: https://www.alainet.org

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Reseña del libro: Educaciones y Racismos (PDF)

Elabora: Selene Kareli Zepeda Pioquinto

El libro “Educaciones y racismos” fue coordinado por Saúl Velasco Cruz, María de los Ángeles Gómez Gallegos y Diego Francisco Morales Esquivel. Colaboran: Sol Tiverovsky Scheines, Jorge Gómez Izquierdo, Israel Haro Solís, Naoko Saito, Maribel Vargas Espinosa, Kafui Adjogatse, Iker Javier Pulido Rodríguez, Elvia Susana Delgado Rodríguez, Uriel Nuño Gutiérrez y Sarah Abel.

El texto antes citado fue editado por la Universidad de Guadalajara. Red Universitaria de Jalisco, el Centro Universitario del Norte y la Universidad Pedagógica Nacional en el 2021. Cuenta con 322 páginas. ISBN UDG: 978-607-571-129-4 e ISBN UPN: 978-607-413-400-1.

De tal manera, el objetivo central del libro es problematizar y reflexionar la cuestión de racismos dentro de diversos centros escolares, desde la educación básica hasta la educación superior; siendo, en muchos de los casos, los Estados nacionalistas a través de políticas hegemónicas los garantes de la reproducción de prácticas racistas y xenófobas. Así pues, el libro se divide en cuatro secciones: I) Nacionalismo, racismo y educación en las raíces de la educación escolarizada; II) Discursos racistas en contenidos y relaciones en Educación Básica; III) Racialización de la formación docente; y, IV) Epistemologías racializadas en la Universidad.

De este modo, las y los autores que colaboran en los diversos apartados, nos llevan por un recorrido que va desde la cuestión de la subjetivación a través de la enseñanza de la “Historia Patria” en México, la diversidad de discursos segregadores en la enseñanza japonesa, los desafíos de las comunidades afromexicanas, los retos de la interculturalidad más allá de las aulas, así como la racialización en contextos universitarios en Brasil.

Este es un libro que nos incita a incomodarnos y cuestionarnos, como docentes, como investigadores y como estudiantes, nuestras propias prácticas. Surgen las preguntas: ¿qué normas reproducimos?, ¿de qué somos y de qué no somos conscientes al momento de estar en un aula o al ingresar al Sistema Educativo?; asimismo, es una invitación a emanciparnos de aquello que tenemos tan interiorizado y sólo reproduce las desigualdades sociales desde el ámbito educativo; es un texto que da pautas para descolonizarnos y darle paso a esas Otras Epistemologías que siempre han estado ahí y que por mucho tiempo han sido negadas, violentadas. Es mirar con ojo crítico al Sistema Educativo del cual formamos parte.

Enlace para descarga: http://editorial.upnvirtual.edu.mx/index.php/publicaciones/colecciones/universidad-pedagogica-nacional/555-educaciones-y-racismos-reflexiones-y-casos

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