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8th policy dialogue forum to be held in México City from 15 to 17 March 2016

task 2
The 8th Policy Dialogue Forum of the TTF will take place in Mexico City from 15 to 17 March 2016. The Forum will be preceded on 14 March by the annual meeting of the TTF and a regular session of its Steering Committee who will take important decisions regarding the reorientation of the partnership to respond to the SDGs and Education 2030.

The main focus will be on sharing relevant policies, practices and tools among international key stakeholders with a view to facilitating the understanding, implementation and monitoring of the teacher-related target in the SDGs and new the education agenda.

The TTF has chosen to concentrate on the theme:
Implementing the Teacher Target in the Sustainable Development Goals and Education 2030

At the Forum, discussions will be organized around the following four sub-themes:

  1. Teacher Education (pre-service, in-service and professional development; innovation and pedagogy);
  2. Teaching and Learning;
  3. Financing teaching and teacher development; and
  4. Monitoring and evaluation in teacher development;

Altogether, with around 100 national participants from Mexico, nearly 300 participants are expected to attend the Forum and other related events taking place in Mexico. This includes a diverse representation of national governments, global and regional intergovernmental organizations, international nongovernmental organizations, teacher organizations and associations, development agencies, private companies and foundations. International experts will also participate.

The concept note, the agenda, the registration form and other relevant materials are available on the TTF Website :

  • Concept note (under construction)
  • Agenda (under construction)
  • Registration Form (IMPORTANT : Registration is open to participants with official invitation letters only)
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XVI World Congress of Comparative Education Societies(WCCES)

 

educacion comparada

Warm greetings from Beijing Normal University, Beijing, China. It is our great honor to announce that the XVI World Congress of Comparative Education Societies(WCCES), which will be held from 22nd to 26th August, 2016 at Beijing Normal University. The Congress will offer the opportunity for presentations of cutting-edge research to address the theoretical, empirical, and practical problems in education. The concerns and interests of more than one thousand participants from different countries and regions worldwide will offer dynamic and in-depth discussion on contemporary educational issues, which help interested parties grasp diverse sides of very complex issues.

Considering your prestige in this field, we sincerely invite you to join us at the Congress in Beijing, which is becoming one of the most visited cities in the world, and look forward to your contributions to such an educational event.

For more information, please visit the official website  http://www.wcces2016.org.

Please find attached the WCCES 2016 Congress Flyer, and please also notice that the deadline of the proposal submission is 15 March, 2016. And please feel free to contact us if you have any questions about the Congress.

Sincerely,

Secretariat of WCCES2016

Institute of International and Comparative Education (IICE)  Beijing Normal University

No. 19, XinJieKouWai St., HaiDian District,

Beijing 100875, P. R. China

Email: wcces2016@bnu.edu.cn

Web: http://www.wcces2016.org

 

OVE:

Saludos cordiales de la Universidad Normal de Beijing, Beijing, China. Es nuestro gran honor de anunciar que el XVI Congreso Mundial de Educación Comparada (WCCES), que tendrá lugar del 22 al 26 de agosto de, 2016 a Universidad Normal de Beijing. El Congreso ofrecerá la oportunidad para las presentaciones de la investigación de vanguardia para hacer frente a los problemas teóricos, empíricos y prácticos en la educación. Las preocupaciones y los intereses de más de un millar de participantes de diferentes países y regiones del mundo ofrecerán discusión dinámica y en profundidad sobre cuestiones educativas contemporáneas, que ayudan a las partes interesadas comprender los distintos aspectos de cuestiones muy complejas.

Teniendo en cuenta su prestigio en este campo, le invitamos sinceramente a que nos acompañen en el Congreso de Beijing, que se está convirtiendo en una de las ciudades más visitadas en el mundo, y esperamos sus contribuciones a tal evento educativo.

Para obtener más información, visite la página web oficial http://www.wcces2016.org.

Se adjunta la WCCES 2016 Folleto de Congresos, y por favor también observe que la fecha límite de la presentación de propuestas es el 15 de marzo de 2016. Y por favor no dude en ponerse en contacto con nosotros si tiene alguna pregunta sobre el Congreso.

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Número 2 del Volumen 15 de la European Educational Research Journal.

Fuente: Lista EDU-COMP / Luis M. Naya Garmendia

Ya esta disponible el índice del número 2 del Volumen 15 de la European Educational Research Journal.

 

European Educacion

 

European Educational Research Journal

1 Mar 2016; Vol. 15, No. 2

Articles

The standards paradox: How quality assurance regimes can subvert teaching and learning in higher education

Norman Brady and Agnieszka Bates

 

Do ‘good students’ make better entrepreneurs than ‘bad learners’? Ninth-grade pupils’ perceptions of entrepreneurial abilities within the school’s discursive practices

Maija Korhonen, Katri Komulainen, Hannu Räty, Johanna Mattanen, and Laura Hirva

 

Equity in the Turkish education system: A multilevel analysis of social background influences on the mathematics performance of 15-year-old students

Caner Özdemir

 

Teacher diversity awareness in the context of changing demographics

Emmanuel O Acquah, Madhavi Tandon, and Sonia Lempinen

 

Postcolonial teacher education reform in Namibia: Travelling of policies and ideas

Inger Erixon Arreman, Per-Olof Erixon, and Karl-Gunnar Rehn

European Educational Research Journal

1 Mar 2016; Vol. 15, No. 2

 

Essay Review

Scarcity at school

Pedro De Bruyckere and Maarten Simons

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Foro internacional sobre políticas docentes discutirá cómo contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Fuente OREALC UNESCO/ El 8° Foro de Diálogo sobre Políticas Docentes, tendrá lugar entre el 15 y el 17 de marzo en la Ciudad de México y tendrá como foco la educación docente, la enseñanza y aprendizaje, el financiamiento de la docencia y el desarrollo de los maestros; como también el monitoreo y evaluación en el desarrollo de los profesores.

¿Cómo reorientar las políticas sobre docentes para lograr una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos y todas? 300 participantes, entre expertos, organizaciones de maestros, representantes de gobiernos, ONG, organismos internacionales y multilaterales discutirán en el 8° Foro de Diálogo sobre Políticas Docentes sobre cómo enfocar la formación y desarrollo de los maestros para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y en particular su meta 4 sobre educación.

El evento internacional es organizado por el Equipo Internacional de Docentes (Teacher Task Force), el Gobierno de México y la UNESCO y tendrá lugar entre el 15 y el 17 de marzo en la Ciudad de México. La cita tiene como objetivo lograr una visión compartida entre quienes componen el Equipo Internacional de Docentes en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la nueva agenda de Educación 2030, marco que ayuda a implementar el objetivo 4 de los ODS: educación de calidad.

En el foro se retomarán temas y se compartirán experiencias relacionadas con las dificultades que experimentan los docentes en función de cuatro tópicos: educación docente (previa y durante el servicio, desarrollo profesional; innovación y pedagogía); enseñanza y aprendizaje; financiamiento de la docencia y desarrollo de los maestros; monitoreo y evaluación en el desarrollo de los profesores.

En esta cita global además se dará la bienvenida a los nuevos miembros y socios del Equipo Internacional de Docentes; se adoptarán mecanismos de comunicación, colaboración y de movilización de recursos para el logro de la meta relativa a los docentes en los ODS y en la Educación 2030.

Resultados esperados

Con base en las discusiones y en las experiencias compartidas en materia de políticas docentes por parte de los países, regiones, organizaciones e individuos, los resultados esperados de este encuentro son:

  • Adquirir una mejor comprensión de la meta relativa a los docentes en los ODS y de la nueva agenda de Educación 2030.
  • Alcanzar un consenso en torno a las conclusiones y recomendaciones para las acciones a seguir en el plano internacional, regional y nacional a fin de lograr las metas relativas a los docentes y en la Agenda de Educación 2030.
  • Identificar los medios para mejorar la colaboración y la asociación entre las diferentes partes interesadas en los planos internacional, regional y nacional.

Actividades previas

El 8° Foro de Diálogo sobre Políticas Docentes estará precedido de dos actividades principales también en la Ciudad de México. El 12 de marzo habrá una reunión previa para discutir la ayuda técnica a través de la Guía de Desarrollo de Políticas Docentes y así poder brindar apoyo específico a los Estados Miembros del Equipo Internacional de Docentes.

Posteriormente el 14 de marzo se realizará la reunión anual del Equipo Internacional de Docentes (Teacher Task Force) y de su comité directivo, el cual tomará las decisiones importantes sobre la reorientación de esta iniciativa para responder a los ODS y a la Educación 2030.

Más información:

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Cuando los intereses privados sencillamente no dan resultado en la educación pública.

En 2014, el economista francés, Thomas Piketty, figuró en las listas de éxito de ventas de los medios de comunicación más conocidos por su voluminoso libro, El capital en el siglo XXI. No es frecuente que un texto académico como éste sea elegido como lectura “esencial” en las librerías de aeropuerto.

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¿A qué se debe el extraordinario e inmediato éxito de Piketty? En parte porque es un economista que se distancia de sus pares, los economistas neoclásicos, cuyas ideas han configurado, desde la década de los años 1980, los proyectos y programas políticos del mundo entero. Inspirados en la obra de Adam Smith, los economistas neoclásicos sostienen que un mercado libre puede generar una mayor producción de riqueza, lo que a su vez produce un “efecto de goteo” semejante a la marea que, cuando sube, hace que todos los barcos floten sobre el agua.
Sin embargo, el libro de Piketty muestra precisamente lo contrario. Además de no ser el único en llegar a esta conclusión. La OCDE publicó en 2014 un estudio que confirma el análisis de Piketty. La riqueza no solamente acusó un efecto ascendente y no de “goteo”, sino que ahora se concentra una riqueza enorme en un pequeño porcentaje de personas, el 1%, mientras que la clase media y la clase trabajadora han perdido mucho terreno en su participación en la riqueza.
¿Cuál es el rasgo común de los países más desiguales? Todos adoptaron las políticas neoliberales de la década de los años 1980 en adelante. EE.UU., por ejemplo, de ser una sociedad relativamente más igualitaria en la década de los años 1970, ahora muestra una mayor desigualdad en la distribución de la riqueza y los ingresos que en comparación con cualquier otro período del siglo pasado. Lo mismo puede constatarse en el Reino Unido, Portugal y España.
El Premio Nobel Joseph Stiglitz, antiguo economista jefe del Banco Mundial, describió recientemente las diversas políticas económicas como un verdadero fracaso, ya que han producido una sociedad más desigual. Del mismo modo, Paul Krugman, también Premio Nobel de economía, muestra que cada vez que EE.UU. aplica recortes de impuestos a favor de los ricos se observa una disminución en la productividad económica. Por el contrario, cuando se han aumentado las tasas impositivas más altas, se ha generado crecimiento económico.
Sin embargo, desde la década de los años 1980, muchos gobiernos del mundo entero han adoptado este programa de privatizaciones fundamentado en el mercado. Y la educación no ha sido la excepción. Los países han optado por la vía de seguir esta particular lógica: que la educación también será más eficiente si funciona de acuerdo con las normas de la competencia (libre elección de escuela, normas, información sobre el desempeño y así sucesivamente a fin de obtener una mejor calidad) y que las empresas privadas suministrarán bienes y servicios de manera más eficiente que los gobiernos (lo que permite ahorrar costos). Los mecanismos característicos para ofrecer este modelo basado en el mercado incluyen vales, escuelas privadas subvencionadas por el sector público, academias, escuelas libres, enseñanza inspirada en el mercado, o la rendición de cuentas basada en pruebas. El supuesto que impulsa este modelo es que la gestión privada (cuando no la propiedad), mínimamente regulada, ofrecerá mejores resultados en materia de aprendizaje.
El problema de este modelo (por ejemplo, la ausencia o bajos niveles de imposición para los ricos, la tolerancia de los paraísos fiscales, las exenciones de impuestos para los residentes no domiciliados en el país, exenciones fiscales para las fundaciones) es que la educación pública es, como su nombre lo indica, pública y depende de la redistribución del Estado. Cuando los que más ganan y más poseen no pagan la cuota de impuestos que les corresponde, el Estado tiene que gastar más de lo que recibe, viéndose obligado a pedir prestado más fondos para pagar la factura, o bien, tiene que dejar que la carga fiscal recaiga cada vez más en las familias de la clase media y de la clase trabajadora, haciendo que los menos favorecidos asuman una mayor parte de la imposición sobre la renta y el gasto.
El modelo de mercado también ha sido promovido por los intereses privados que han caído en la cuenta de que pueden sacar beneficios de la prestación de servicios educativos, ya sea como administradores y proveedores de escuelas, o prestando servicios de evaluación mediante pruebas y otros servicios clave. Sin embargo, la tentación de excluir a determinados tipos de niños y niñas debido a que sus resultados en las pruebas tienen probabilidades de ser más bajos, o elegir a aquellos alumnos considerados como de alto rendimiento, también significa que la educación pública deja de ser precisamente “pública” para convertirse en un sector que puede ser explotado para beneficio del sector privado.
El modelo de mercado puede compararse con un modelo de inversión pública; un sistema educativo integral cuya premisa es el acceso universal, la preparación de los ciudadanos para una sociedad económica y política más amplia e igualitaria. Los mecanismos para garantizar la calidad incluyen la preparación de docentes de alta calidad, la financiación equitativa de las escuelas, infraestructuras de alta calidad y una pedagogía integral del niño. Por otra parte, los argumentos impulsados por los resultados afirman que la propiedad pública, la responsabilidad pública y la rendición de cuentas a través de procesos democráticos garantizan una mejor calidad de la enseñanza y de los entornos de aprendizaje para docentes y alumnos, por lo cual se obtienen mejores resultados de aprendizaje. En el modelo de inversión pública con un Estado fuerte, el Estado es capaz de recurrir a un sistema de impuestos progresivos para invertir en el interés público, en lugar de depender de las familias para que encuentren los recursos necesarios para su inversión, generando así inevitablemente la desigualdad.
Por lo tanto, ¿qué elementos de juicio pueden permitirnos ver la diferencia entre la ideología y las pruebas que demuestran cuál es el modelo de gobernanza que propicia la impartición de una educación socialmente justa? Podemos hacer cálculos, y ¿qué resultado nos dan? En un próximo libro sobre el tema, los profesores Frank Adamson, Bjorn Astrand y Linda Darling-Hammond demuestran las diferencias entre un modelo de mercado con un Estado débil, y un modelo de inversión pública con un Estado fuerte. Haciendo binomios entre Suecia y Finlandia, Chile y Cuba, EE.UU. y Ontario esbozan una serie de conclusiones sobre cada modelo. La demostración es contundente.
Muestran que si hacemos cálculos y sumamos las evidencias obtenidas, ningún país es capaz de mostrar resultados realmente mejores derivados de un modelo de inversión basado en el mercado. Por el contrario, con el tiempo, comienzan a revelarse desigualdades profundamente arraigadas que afectan a todo el sistema. Esta realidad ha llevado a Martin Carnoy, economista de la educación de Stanford, a sostener que los aspectos negativos de la desigualdad y de los mercados, especialmente cuando inciden en la parte inferior de la escala social, parecen contrarrestar los efectos positivos de la libre elección de los padres en lo que se refiere a los establecimientos escolares.
Del mismo modo, los estados de EE.UU. que muestran globalmente el desempeño más elevado han aplicado en menor medida la subvención pública de escuelas privadas o la privatización, mientras que los estados que han optado por reformas basadas en el mercado no regulado suelen presentar en general un desempeño más bajo.
Ante estas pruebas contundentes cabe preguntarnos ¿por qué? ¿Cómo funciona esta dinámica? El profesor Marius Busemayer y sus colegas de la Universidad de Konstanz, Alemania, nos dan elementos de respuesta. Sostienen que si las elites favorecen la educación privada debido a los beneficios que se derivan de ella, y los grupos de bajos ingresos prefieren sistemas más socializados debido a los beneficios que le aportará un sistema público, mucho depende entonces de si se practica la autoexclusión, o si existen incentivos de inclusión voluntaria para las clases medias con respecto a un modelo de inversión estatal en contraposición con un modelo basado en el mercado. Las clases medias tienen más probabilidades de seguir un modelo de inversión estatal si pueden valorar algún beneficio. Sin embargo, esta situación beneficia a las clases trabajadoras en el sentido de que la clase media probablemente redoblará esfuerzos desde el punto de vista político para conseguir una mejor educación pública y, en este caso, se produce un “efecto de goteo” (suponiendo que no se establezcan sistemas de seguimiento), ya que contar con una diversidad de establecimientos escolares representa mayores ventajas para las personas con menos recursos.
Queda claro que los intereses privados ¡sencillamente no dan resultado en la educación pública! Y no resulta difícil hacer cálculos. Es una cuestión de voluntad política, ya que existen pruebas cada vez más convincentes de que los modelos basados en el mercado son divisivos y discriminan. Un sistema educativo comprometido con un modelo de inversión pública, a diferencia de un modelo de mercado privado, no solamente ejercerá un efecto radical a nivel político, sino que propicia mayores niveles de productividad económica y de igualdad social, y no beneficia únicamente a una élite reducida. Motivos por lo que definitivamente ¡merece la pena luchar!
Articulo publicado primeramente por la revista internacion de la educacion: www.ei-ie.org
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Educación: Otro paso equivocado

Educación: Otro paso equivocado

José Joaquín Brunner

Aprovecho esta columna de verano para analizar un tema de gran importancia futura, tanto para la educación como para la regionalización, descentralización y desarrollo del país y su sociedad civil y funcionamiento del Estado. Me refiero al proyecto de ley que crea un nuevo sistema de educación subvencionada provista localmente, hoy en manos de las municipalidades y que mañana -si este proyecto prospera- pasaría a manos de unos servicios públicos locales de los cuales dependerían los colegios mientras los servicios dependerían de una dirección nacional del Mineduc.

Se trata, en breve, de transferir el subsistema de educación local desde un órgano autónomo del Estado, dirigido por un gobierno democráticamente elegido, a un órgano burocrático centralmente comandado.

Invitado el lunes 18 de enero a exponer ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados sobre el mencionado proyecto, expuse allí mi evaluación negativa de éste -de su filosofía de fondo y de la institucionalidad que propone- en los términos que expongo en estas notas.

Teoría del cambio

La reforma en curso de la educación ha tenido serios problemas de conducción y gestión. Como señaló en su momento el ministro del Mineduc encargado de ponerla en marcha y dirigirla durante el primer año: “En un año dos meses, yo tenía que hacer una nueva carrera docente, reorganizar la educación particular subvencionada, reestructurar la educación pública, y hacer el cambio del financiamiento de la educación superior. Era imposible hacer las cosas bien a ese ritmo […] Vi que claramente estábamos metidos en una vorágine de reformas que no íbamos a ser capaces ni de diseñar apropiadamente, ni de tramitar políticamente, sin provocar excesivos conflictos”. Y remató con franqueza: “Ni Superman puede diseñar técnica y políticamente bien una cantidad de reformas que son complejas y, al mismo tiempo, gestionar bien” (Ministro Nicolás Eyzaguirre, El Mercurio, 6 de septiembre de 2015).

A mi entender -aunque ha habido innumerables errores- el déficit mayor no ha sido de gestión y ritmo. Más bien, ha sido de concepción y enfoque del cambio del sistema. Mi opinión es que ha faltado derechamente una adecuada teoría del cambio o ésta ha sido débil o equivocada.

En educación, los procesos de cambio buscan esencialmente mejorar los resultados del aprendizaje de los niños y jóvenes, mediante la provisión más equitativa de oportunidades de mayor calidad para todos. Esta es la cruz de la cuestión. La pregunta que sigue, entonces, es cuáles factores y variables necesita afectar la política para transformar el sistema en el sentido buscado de calidad y equidad.

A nivel mundial, la investigación identifica tres factores principales, cada uno compuesto por múltiples variables, que las políticas públicas necesitan transformar para lograr ese objetivo de calidad y equidad (Unesco, 2015; Hanushek y Woessmann, 2014; OECD, 2014, 2000). Esos factores son los siguientes:

Primero, las condiciones del hogar o la familia y sus circunstancias comunitarias. Éstas incluyen condiciones (i) de status o estructura y (ii) de proceso.

Las primeras tienen que ver con los capitales económico, social y cultural de los padres; la salud de la madre y la estabilidad del período de gestación del hijo o hija; la dotación de recursos de aprendizaje en el hogar y el entorno comunitario de la familia.

Las segundas, las condiciones de proceso, tienen que ver con la organización del núcleo familiar, la calidad de los vínculos e interacciones entre los miembros de ese núcleo, el clima afectivo y los procesos de apego y socialización, desarrollo del lenguaje y de competencias socio-emocionales de los infantes, atención en salas cunas y jardines infantiles.

Sabemos por la investigación educacional realizada en países desarrollados y en desarrollo, y por la investigación de las ciencias del aprendizaje, que las variables que operan durante la primera infancia desempeñan una función decisiva en el desarrollo de las destrezas que determinan resultados posteriores en la vida. Desde el informe Coleman (1966) hasta el estudio de Radford y colaboradores (2010) hay cientos de investigaciones que muestran que la familia, más que la escuela, es la mayor fuente de desigualdad en el desempeño de los estudiantes. El premio Nobel de economía, James Heckman (2005) observa que en torno al tercer grado, las brechas de rendimiento escolar entre niveles socioeconómicos se vuelven estables, lo cual indica que la escuela tiene posteriormente escaso efecto a menos que sea de alta calidad e impacto positivo.

El segundo factor es la efectividad de la escuela. Se entiende por tal su capacidad para llevar a todos los niños y niñas a alcanzar estándares exigentes de aprendizaje, permitiéndoles compensar las desigualdades de la cuna (Scheerens, 2013; Ko y Sammons, 2013; OECD, 2012; Sammons, 2007). La literatura distingue habitualmente entre dos tipos de variables influyentes.

Por un lado, las variables de insumo -como tamaño del curso, gasto por alumno, proporción de profesores no certificados y proporción de ellos con grados avanzados- que según algunos estudios tienen una incidencia comparativamente menor (Hanushek y Woessmann, 2014; Hanushek, 2003; OECD, 2000).

Por otro lado, y con impacto significativo, se identifican políticas de carácter cualitativo, tales como frecuente feedback ofrecido a los estudiantes, instrucción guiada por datos, altas dosis de tutorías en pequeños grupos, mayor tiempo dedicado al aprendizaje y altas expectativas por parte del personal docente y directivo respecto de todos los estudiantes. Estas cinco políticas explicarían casi la mitad de la variación en la efectividad escolar (Dobbie y Fryer, 2012).

También en Chile ha ido acumulándose una incipiente literatura de revisión teórica y evidencia práctica sobre escuelas efectivas y su mantención en el tiempo (Bellei et al, 2015, 2004; Brunner y Elacqua, 2003).

Por último, la institucionalidad dentro de las cuales se desenvuelven las escuelas es el tercer factor que condiciona los resultados del aprendizaje y las diferencias del rendimiento entre estudiantes. Llamamos a este factor comúnmente ‘reglas del juego’; esto es, aquellas que rigen el comportamiento de los colegios y de sus miembros. Sus principales variables macro son la gobernanza del sistema y el régimen de provisión junto con las normas que regulan a los establecimientos, su organización, supervisión y accountability. En el nivel micro, en tanto, inciden las condiciones e incentivos que determinan el comportamiento y el desarrollo de los colegios: sus niveles de autonomía, modalidades de reclutamiento del personal directivo y docente, carrera profesional, formas de evaluación externa, control de calidad, redes de asistencia técnica, modalidades de asignación y uso dentro del establecimiento de los recursos recibidos, etc. (Hanushek y Woessemann, 2014).

Visión estratégica

A partir de la evidencia disponible se ha creado un sólido consenso sobre la incidencia de esos tres factores -y sus correspondientes variables- en las diferencias del aprendizaje de los estudiantes. Se sabe que ella es comparativamente mayor en el caso de la familia, mediana en el de la escuela y menor en el caso de la institucionalidad. Por ejemplo, un estudio de Wolff y Woessemann (2004), basado en resultados de la prueba Pisa, estima que la institucionalidad -donde estos autores consideran exámenes externos administrados a los establecimientos y algunos aspectos de su autonomía como elección de textos escolares, contratación del personal docente y asignación interna de recursos presupuestarios- explicaría alrededor de un 25% de la variación total de resultados del aprendizaje.

Otra cosa, claro está, es la facilidad para intervenir mediante políticas públicas: ésta es inversamente proporcional al peso explicativo de esos factores; es decir, es más fácil modificar la institucionalidad que mejorar la efectividad de las escuelas. Y lo más difícil es transformar las condiciones de status y los procesos en el nivel de familia y hogar. A su vez, los efectos de cada una de esas políticas dependen fuertemente de su implementación y, además, de su interacción.

En cualquier caso, no debería extrañar que las principales medidas de reforma impulsadas por el gobierno se dirijan básicamente hacia los aspectos institucionales, tanto al nivel preescolar como escolar y superior. Esto conduce a que también nuestra discusión pública gire en torno a aspectos institucionales, tales como la naturaleza jurídica de los sostenedores, la administración de la provisión estatal, la supervisión de los proveedores, los mecanismos de financiamiento, las reglas de rendición de cuentas, el número y tipo de exámenes externos, etc.

Independiente de su mérito, debe tenerse presente sin embargo que el potencial transformador de esas medidas respecto de los logros del aprendizaje -y su distribución social- es relativamente pequeño. No afecta si no indirectamente al principal agente de la efectividad -las escuelas- ni más que marginalmente al factor que mayormente explica la desigual repartición del logro educacional -la familia, el hogar-.

En el lenguaje de la prensa y de algunos actores se apunta hacia esta debilidad cuando se dice que la actual reforma otorga escasa atención y prioridad a la calidad de la educación, la sala de clases y los procesos de aprendizaje. Las propias autoridades manifiestan algo parecido cuando evaluando retrospectivamente el proceso declaran: “Quizá debimos haber partido por la educación pública”.

Desafío crucial

Pues bien. Ahora estamos donde se debió partir pero en realidad seguimos donde mismo: o sea, discutiendo aspectos institucionales que, al final del día, tienen una incidencia secundaria sobre el mejoramiento del aprendizaje de las nuevas generaciones.

¿Qué deberíamos estar discutiendo en cambio? ¿Dónde está el mayor problema de nuestra educación?

Creo que todos reconocemos que el desafío más grande, el más complejo también, es permitir al 40% o 45% de nuestros niños y jóvenes que hoy en promedio no logra dominar a los 15 años las competencias cognitivas mínimas esperadas a esa edad, superar ese umbral mínimo.

Es vital hacerlo pues esas competencias son esenciales para seguir aprendiendo a lo largo de la vida, cursar la enseñanza superior y desempeñarse satisfactoriamente en la economía, la sociedad y la cultura contemporáneas. Doy por supuesto que colegios efectivos que alcanzan esa meta para una amplia mayoría de sus alumnos también logran buenos resultados en el desarrollo de las capacidades socioemocionales y habilidades claves del sigo XXI.

Este es el test decisivo al que debemos someter cualquier iniciativa de reforma, trátese de la educación temprana, preescolar, básica, media o superior.

En esta perspectiva, atender al punto de partida es lo más crucial. En efecto, se estima que las disparidades de resultados cognitivos, sociales, de conducta y salud entre niños de familias con bajos y altos ingresos se evidencia ya a los nueve meses y aumentan con la edad. De hecho, la mayor parte de la brecha de ingresos emerge antes de los cinco años y se mantiene sin mayores alteraciones a lo largo de la educación primaria (Halle et al., 2009; Reardon, 2011).  Según Heckman (2013), las desigualdades transmitidlas por el hogar asociadas al nivel educacional e ingreso de los padres, se han consolidado a los 18 años de edad y explican alrededor de un 50% de la desigualdad salarial a lo largo de la vida.

Me parece que el proyecto de desmunicipalización de la educación no pasa este test. En primer lugar, porque se hace cargo sólo de la mitad de los estudiantes (o menos) que asiste a la enseñanza obligatoria. Deja fuera en cambio a una parte importante de los jóvenes pertenecientes a aquel 40% de rendimiento inaceptablemente bajo perteneciente a colegios privados subvencionados.

Por mi parte, he expuesto en diversos foros y por escrito que el sistema debe ser reformado mediante políticas que aborden al conjunto de los estudiantes, sin introducir diferencias discriminatorias adicionales entre ellos, particularmente entre estudiantes de menores recursos. Idealmente, un régimen mixto de provisión -y entiendo todos estamos comprometidos a mantenerlo y perfeccionarlo- debería avanzar hacia la igualdad de trato entre los estudiantes y colegios reconocidos oficialmente y que cumplen sus funciones de acuerdo con las normas, reglas, currículo, estándares y financiamiento determinados por el Estado.

Me temo que la mayoría de las medidas concebidas por la actual reforma van en sentido contrario y buscan establecer tratos preferentes para unos y discriminatorios para otros.

Preferencia municipal

En cuanto a su filosofía, el proyecto que comentamos parece interesado primordialmente en producir la des-municipalización; es decir, en deshacerse de una organización administrativa de provisión educacional para adoptar otra, todo esto por motivos más bien de orden simbólico y de legítimas preferencias ideológicas que por consideraciones de mejorar la educación de los niños y jóvenes más vulnerables.

En Chile hay diversas corrientes de pensamiento que a lo largo del tiempo han aspirado a vincular la educación de la República con las comunidades locales.

Entre las corrientes progresistas, un buen ejemplo es el de don Darío Salas, quien en su libro “El Problema Nacional” muestra que la educación, en vez de vegetar bajo un régimen “absolutamente centralizado y paternalista” -según lo describe- debería organizarse combinando el esfuerzo central y el de las localidades, las que debían intervenir en la administración y en el financiamiento de las escuelas. Esto traería consigo, escribe, “…esa adaptación, cuya ausencia lamentamos, de la enseñanza a los viariadísimos intereses y necesidades locales y regionales –vale decir, flexibilidad de planes de estudio, programas, métodos, horarios, temporadas de vacaciones, etc.–; ofrecería una oportunidad más para ensayar planes, medios, métodos nuevos de educación; desarrollaría la emulación de  las localidades, e imprimiría un carácter menos oficial, más familiar, si se quiere, a las relaciones entre los encargados de dirigir las instrucción primaria y el público”. A la vez, agregaba Salas, esa participación local en la educación serviría para potenciar y fortalecer al municipio y “elevar lo que podría llamarse la cultura cívica comunal y también [para] democratizar nuestra enseñanza” (p. 76).

Interesantemente, ya entonces, en tiempos de don Darío, igual como ocurre ahora, se esgrimió el argumento de que los municipios no tenían las capacidades humanas ni los recursos para hacerse cargo de la tarea educativa. Pero el remedio no está, como prevenía Darío Salas, en despojar a los municipios “de toda atribución y toda responsabilidad” en el campo de la educación. Acaso “para estimular un órgano que funciona torpe o flojamente” se preguntaba, la solución consiste “¿en privar a la facultad o al órgano en absoluto de ejercicio?” Y respondía: por cierto que no: “La facultad, el órgano -el municipio, en este caso- necesitaban ejercitación gradual de sus funciones, práctica bien medida y controlada” (P. 77).

Desconfianza y centralismo

El proyecto en estudio elige otro camino: crear, en paralelo a los municipios, una nueva estructura de provisión educacional, debilitando con esto a aquellos al despojarlos de su función con más futuro, sin que uno pueda imaginar, menos aún asegurar, que el nuevo esquema entregaría la educación requerida por las futuras generaciones. Esto es, aquellas que vivirán en una sociedad de redes cada vez más diversa, plural y democrática; con múltiples comunidades locales cada vez más fuertes buscando conectarse entre sí, con su región, la nación y globalmente; y frente a un Estado que -esperamos- se habrá regionalizado y descentralizado hasta niveles que hoy ni siquiera podemos imaginar.

Más bien, el proyecto hace la apuesta contraria: no solamente devuelve la educación a un régimen “centralizado y paternalista” como lo llamaba don Darío Dalas, si no que inserta la cúspide de la nueva estructura, llamada Dirección Nacional (DN), de una manera poco orgánica  dentro del Mineduc, sin establecer con claridad su lugar jerárquico dentro de esta estructura ministerial.

A su vez esta Dirección orienta y coordina una estructura intermedia -a nivel comunal e intercomunal- que, como podría esperarse en un esquema centralista, depende de la parte alta de la burocracia. Ésta propone políticas, planes y programas para la educación que los SL proveerán a través de las escuelas; elabora los convenios de gestión para cada uno de los encargados de esos Servicios; aprueba los planes anuales de los SL; propone a estos planes de innovación (¿innovación instruida desde arriba?); presta asistencia técnica para la gestión de los SL; coordinar a éstos entre sí y con otros organismos del Estado y les asigna los recursos y evalúa (es juez y parte, lo que no parece razonable).

Por su lado, en el nivel intermedio, los SL, ya lo decíamos, proveen educación a través de los establecimientos, administran a éstos, desarrollan la oferta educativa en su territorio, diseñan y prestan apoyo técnico-pedagógico y de gestión a sus establecimientos, implementan medidas de desarrollo profesional para los equipos directivos y docentes de las escuelas, desarrollan sistemas de información y seguimiento, fomentan el trabajo colaborativo y en red, delegan facultades voluntariamente en los directores para facilitar su gestión, proponen a la DN planes de inversión y equipamiento y ejecutan el plan anual.

En el piso de esta pirámide burocrática que desplegada desde lo alto hacia abajo aparecen las escuelas cuya necesaria autonomía y capacidades de autogestión de su proyecto educativo aparecen, pienso yo, bastante planas por no decir aplastadas. Los colegios aparecen como meros órganos ejecutores.

Hay, me parece a mí, una desconfianza básica en los establecimientos y sus equipos directivos, comunidades escolares, padres y apoderados y actos del entorno comunitario. En verdad, se parte del supuesto que la escuela necesita un SL que la dirija y le muestre qué y cómo hacer, Servicio el cual, a su turno, se halla debajo de una DN que lo orienta, comanda, coordina, apoya y evalúa.

Todo el esquema propuesto me resulta engorroso, verticalista y ajeno a las necesidades de un sistema que debe enfrentar el desafío de mejorar sustancialmente la efectividad de los colegios que atienden a la población de menores recursos y, en general, a una población estudiantil que recién comienza a mejorar sus aprendizajes, como muestran los resultados de Pisa. Es un diseño, que a mí parecer, no ofrece respuesta a la cuestión estratégica de cómo transformar los establecimientos municipales en colegios efectivos.

Más bien -y atendiendo precisamente a ese comienzo de mejoramiento- yo habría optado por hacer todo lo contrario; es decir, reforzar y ampliar la autonomía de los establecimientos municipales, dándoles todo el apoyo necesario -a través de redes locales- que les ayude a instalar y a desarrollar capacidades de gestión basada en la escuela (school based management) y prácticas más efectivas de enseñanza dentro de la sala de clase (Caldwell, 2005).

Por lo demás, esto mismo es lo que recomiendan muchos estudios basados en la experiencia internacional (OECD, 2015). Es decir, que una vez alcanzado un cierto umbral de madurez del sistema escolar, como ocurre en el caso del chileno, conviene traspasar gradualmente más responsabilidades a los establecimientos -junto con apoyar el desarrollo de sus propias capacidades, claro está- a fin de que los colegios aprovechen las ventajas de una mayor autonomía y comiencen a transformarse en organizaciones que aprenden continuamente e innovan.

Por el contrario, partiendo del supuesto de la desconfianza en las capacidades de los colegios, sus directivos, personal docente, familias y comunidades locales, y seguramente también de un diagnóstico equivocado respecto al grado de madurez de nuestro sistema; el proyecto que comento parece acoger la idea recomendada por algunas oficinas consultoras internacionales a los países educacionalmente más rezagados y a los sistemas escolares más débiles (McKinsey & Company, 2010).

Esto es, sustituir insuficiencias organizacionales a nivel de escuelas y de la institucionalidad del sistema mediante un control y estrecho guiamiento de tipo burocrático-experto. Tanto la actividad docente como la gestión operacional de la escuela tendrían que someterse a este enfoque top-down, donde el colegio y su personal ejecutan un script muy detallado y se atienen rigurosamente a unos protocolos que indican a cada persona qué hacer, cuándo, cómo y con qué instrumentos o apoyos.

Sería interesante saber si el centralismo burocrático del actual proyecto obedece, implícita o racionalizadamente, a un tipo de enfoque como ese o bien cuál es la justificación para no tratar a los colegios como las células vitales y dinámicas del sistema.

Pienso que habría convenido enfatizar fuertemente el polo profesional y la “gestión basada en la escuela” antes que el polo jerárquico dentro de una intrincada pirámide burocrática. Ese énfasis, combinado con las medidas para la efectividad de las escuelas destacas más arriba habría podido dar un real impulso a la efectividad de nuestros colegios.

En suma, el proyecto -en vez de concebir una arquitectura desde la base hacia arriba, desde los colegios como micro-comunidades locales y los municipios como su entorno preferente hacia un marco nacional de regulaciones públicas- vuelve al diseño de una burocracia ordenada desde arriba hacia abajo, jerárquicamente, que controla al sistema a través del conocimiento que es como Max Weber (1964) solía caracterizar a las burocracias modernas, controlando las actividades a su cargo mediante un conjunto fijo de reglas, reglamentos escritos y un cuerpo de funcionarios dedicados profesionalmente a su actividad.

Con todo lo que valoro las estructuras burocráticas concebidas en el espíritu de Max Weber, especialmente por cuanto contribuyen a una racionalización formal de la actividad, no puedo imaginar que sirvan en el actual estadio del desarrollo del sistema escolar chileno para mejorar la efectividad de las escuelas y el aprendizaje de sus alumnos, donde lo importante es la confianza, la gestión basada en el establecimiento, el sentido de comunidad local y la innovación pedagógica. Nada de eso armoniza con una burocracia weberiana.

Cuestiones adicionales

Además, me parece que el proyecto presenta una serie de otros problemas, en parte producidos por su filosofía de fondo, y que tornan aún más marcado su des-alineamiento con respecto al desafío central que hoy tiene nuestro sistema escolar y política educacional.

Para concluir, mencionaré aquí algunos que merecen atención:

El diseño previsto en el proyecto es auto contenido y crea una educación estatal estanco, que en ningún punto dialoga con el resto de los colegios subvencionados los cuales; sin embargo, constituyen la otra mitad o más de la educación pública.

Tampoco se establecen con claridad las líneas de contacto e interacción del nuevo esquema burocrático con el Consejo Nacional de Educación, la Agencia de Calidad, la Superintendencia y demás entidades del sector educativo del Estado.

El gobierno del esquema, desde la inserción de la DN dentro del Mineduc, pasando por los SL y las escuelas y liceos; no parece bien resuelto en cada uno de esos niveles jerárquicos y al interior de cada una de las correspondientes instancias. En particular, el papel de los directivos de los establecimientos aparece disminuido. Asimismo, los directivos de los SL corren el riesgo de convertirse en meros agentes subordinados de la DN. Tampoco es claro cómo debe entenderse la dependencia de esta última dentro del Mineduc.

El gobierno de los SL aparece acompañado de un órgano colectivo con representación/participación de variados actores pero, en la práctica, el papel de ese órgano colegiado es poco claro. Sus responsabilidades son difusas. Y la presencia allí del municipio, principal órgano de participación democrática a nivel local, no aparece bien resuelta.

Algunos SL corren el riesgo de constituirse en una suerte de mega estructura que abarque los colegios de dos o más municipios, lo que podría acentuar la tendencia a la burocratización en esos casos.

En todo este diseño no queda claro quién responde por la cuestión clave: el aprendizaje de los niños y jóvenes.

Por último, en el plano operativo, la transferencia casi lineal desde el municipio al SL del personal directivo, docente, administrativo y de asistentes, junto con los bienes muebles e inmuebles; dan la impresión de una suerte de “más de lo mismo” sólo que con otro emplazamiento burocrático. Esto resta energía, imaginación, legitimidad y entusiasmo a toda la operación por un lado y, por el otro, lleva a preguntarse: ¿dónde entonces está el real potencial de innovación y mejoramiento que podía esperarse de este proyecto?

 

Columna publicada en el Libero, Chile

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México: Buscan que grueso de maestros se vaya con la finta y vayamos como borregos al matadero

Por: Francisco Milla. El Puntero. 08/03/2016/Tomado de Insurgencia Magisterial

Chihuahua, Chih.- En el seno de la asamblea llevada a cabo hoy por los maestros del frente disidente de la evaluación docente en el estado de Chihuahua, todos los participantes coincidieron en que la primera fase del proceso fue pura simulación. Uno de los más elocuentes fue el maestro Mario de Delicias, quien no dudó en manifestar que se trata de vender unos resultados idílicos con un 85% de aprobados para que el resto vayan “como borregos al matadero.

Mario señaló que en la primera fase fueron una pequeña cantidad de maestros los evaluados y denunció “inconsistencias tremendas en los resultados de la evaluación, para que el grueso nos vayamos con la finta y dejemos las armas en nuestros hogares y vayamos como borregos al matadero”.

Manifestó que desde el inicio estaban seguros que esos resultados iban a ser positivos para incentivar al resto de compañeros a participar porque está muy sencillo dando lugar al pensamiento tan característico entre el magisterio de que “si este pudo, claro que yo también”.

Emplazó a revertir la cuestión mediática desde el punto de vista de que si el 85% de aplicantes está aprobado “pierde sentido la evaluación”. Para finalizar advirtió que conociendo a las autoridades esperarán para dar las notificaciones de los aprobados a la última semana antes de salir de vacaciones para buscar la desconexión del movimiento. “Nos tocan a uno, nos tocan a todos”, refirió.

Fuente: http://elpuntero.com.mx/n/13037

Fotografía: elpuntero

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