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Patas arriba. La escuela del descompromiso

Habría que recordarles a los caciques de las oficinas que la escuela gira pero no alrededor de ellos.

Por Marco Fidel Gómez Londoño

Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas,

Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés.

Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo:

le bastaría con asomarse a la ventana.

Eduardo Galeano

Parece que algunas escuelas (las del mundo al revés) han sabido digerir el lenguaje con el que las últimas reformas educativas, impulsadas por los gobiernos de turno, se han apoyado para legitimar el giro urgente que posibilite el desarrollo de nuestro país. Las ministras de escolarización- que saben más de otras cosas que de educación- han sido excelentes transmisoras de un mensaje en el que las escuelas, para ser buenas,  deben invertir su prioridad: hacer énfasis en aspectos administrativos más que en sus procesos pedagógicos.

El sentido formativo es trastocado por el sentido administrativo. Esa escuela -esa empresa, desde una perspectiva economicista- gira alrededor de la oficina, y quien la ocupa, hoy, es el “gerente educativo”. Patas arriba estamos, para citar a Eduardo Galeano, la escuela del mundo al revés.

Sí. Las reformas y políticas educativas han creado toda suerte de personalidades,como bien lo dice el profesor Jurjo Torres, que estén capacitadas para reproducir esas políticas, afianzarlas y perpetuarlas. El “gerente educativo”, el “líder administrativo”, y otras de nombre y apellido similar, son un ejemplo de ellas.

Como en una película de cine aparece el bueno para apaciguar la crisis, el burócrata escolar, en la escena educativa, asoma para darle “brillo” a una escuela que es designada verticalmente como nicho de la competencia y de la productividad. No es casualidad el auge de estas personalidades. Su pensamiento y acción se alinean con las demandas de las políticas educativas que, a su vez, se soportan en las económicas.

Ahora, es gravísimo que estos caciques de oficina tengan por encargo una escuela que bien sabemos no se lidera detrás de los escritorios sino, mejor, al lado de las comunidades en las que hunde su estructura. Su ineptitud pedagógica se convierte en un yerro que socava toda intención educativa, y que imposibilita el enriquecimiento de propuestas que puedan darse al seno del profesorado y de la misma comunidad.

El rigor con el que asumen el compromiso social es el mismo que han tenido las últimas ministras de escolarización en nuestro país: ninguno. Estos caciques administran pero no gobiernan en democracia, dirigen mas no se untan, ellos son, desde el terreno pedagógico, los descomprometidos.

Los descomprometidos son aquellos que se esconden en la burocracia escolar, y, desde allí, se atrincheran para evitar ser tocados por las demandas reales de las comunidades. Servir al sistema es el lema que los cobija, aunque muchos lo nieguen, pues defienden con orgullo que su atrincheramiento permite que las escuelas mejoren. Una contradicción épica que encuentra sustento en la actual corriente administrativa y administradora de la educación. La tesis es bastante simple: la escuela se hace desde el escritorio.

No advierten la realidad, pues la evitan; no comprenden las comunidades, pues las resisten; no reconocen sus territorios, pues el que mejor conocen es el de papel: el de las montañas de cifras y datos que lo rodean. El burócrata es un descomprometido con los sujetos para los cuales dice servir. Ordena el dato, presenta cifras, aceita la maquinaria, pero nunca, nunca, pone su existencia al servicio de los demás.

La burocracia es la ventaja canalla del descomprometido, pues de allí no saldrá malherido ni señalado. Es comodidad y exceso. Eso sí, los burócratas escolares, que son amos y esclavos,  dirán que la escuela gira a su alrededor, y que lo que se hace en ella se debe a su “gestión”. Su estoicismo empapelador insiste en que la escuela es escuela por sus procesos, siendo el formato y el informe el producto que la revoluciona.

Es la oficina el lugar sagrado desde la que pretende ordenar la escuela y la morada de todos los datos. Finalmente, el dedo en el teclado guarda la asepsia que la mano comunitaria ni tiene ni le interesa pero que construye y deja huella. Tal vez por eso Jesucristo no tuvo despacho.

Habría que recordarles a los caciques de las oficinas que la escuela gira (pero no alrededor de ellos) mientras  llenan el último informe, y que ese mismo -cuando se entrega- ha caducado, pues en la eterna actualización nada tendrá vigencia. Esto indica que la oficina solo es un lugar de la robusta escuela, y que desde allí se pueden hacer cosas, solo y solo si, no se confunde burocracia con educación.

Acudo a Mario Moreno “Cantinflas” en la película “El Ministro y Yo” (1975) quien, a modo de despedida de su jefe y compañeros, que es más indignación, nos revela que la burocracia debe estar al servicio del pueblo: “el verdadero sentido de la burocracia”. Los burócratas, que en antítesis de la democracia: “se olvidan de los que están ahí afuera, de los que esperan, de los que hacen cola como éstos, que también son pueblo”, pero que también, paradójicamente, dependen de ellos, pues: “ellos al pagar sus impuestos, sus contribuciones, están pagando los sueldos de todos ustedes. Sus vacaciones, sus servicios médicos y sus jubilaciones”. Untarse, querido burócrata escolar, de pueblo, untarse.

El compromiso implica vínculo social y político. Recuérdese que la sincronía del dato en el formato no reemplaza a los sujetos, ni desde el pulcro y perfumado escritorio puede comprenderse y transformarse las realidades complejas de las comunidades. Confundir lo uno con lo otro es un signo de que algo anda mal. De estar patas arriba.

Fuente: https://laorejaroja.com/patas-arriba-la-escuela-del-descompromiso/

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CLADE: Seminario virtual ¿Hacia dónde caminan las reformas educativas en América Latina?

Para inscribirse y recibir un certificado de participación en el evento, pinche aquí.

¡Será un gusto contar con su participación en esta cita virtual!

A continuación, compartimos un listado de recomendaciones técnicas:

– El día de la reunión, es necesario que se conecte a través del enlace https://global.gotomeeting.com/join/532703357

– Después de que hagan clic en dicho enlace, se descargará un archivo llamado “Gotomeeting Opener.exe”. En seguida, se abrirá una ventana para la videoconferencia.

– Le recomendamos utilizar los navegadores Internet Explorer o Mozilla Firefox.

– Le recomendamos que se conecte 10 minutos antes de la hora prevista al inicio del evento (15h00 de Brasil) y acceda al enlace indicado.

– Si tiene alguna dificultad para calcular el horario en su país y/o localidad le recomendamos que consulte en http://es.calcuworld.com/conversores/conversor-de-husos-horarios/

– Para quienes participen del diálogo como oyentes, solicitamos que mantengan su webcam (cámara) y micrófono inactivos durante todo el evento.

– Para quienes se conecten desde tablets o celulares, bastará descargar el aplicativo de Go to Meeting. Luego que ustedes pinchen para iniciar el aplicativo, se abrirá una ventana en la que será solicitado el número de ID de la reunión, que es: 532703357.

– Para aclarar dudas, presentar comentarios o enviar preguntas a las y los participantes, mande un mensaje para la persona que modera el debate desde la ventana del “Chat”.

– Para conocer más sobre la herramienta Go to Meeting, vea el video: https://www.youtube.com/watch?v=K_7EPg5NuoE

 

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Chile: ¿Puede una educación de calidad prescindir de la libertad?

América del Sur/ Chile /09.04.2018 / Autora: Vanessa Kaisser. Fuente: ellibero.cl.

Contrariando el sentido común —compartido incluso por los mismos colectivistas que se esforzaron más que sus pares para llegar a los cargos de poder que ostentan—, las reformas poco ayudan y, en ciertos aspectos, incluso perjudican la calidad de la educación, introduciendo aun mayor heterogeneidad en las aulas (lo que dificulta la labor de los profesores), y limitando la libertad de los padres y los establecimientos.

odos sabemos que la gran deuda de la política pública apunta a implementar cambios urgentes al interior del aula, de modo de mejorar la calidad de la educación. La pregunta que necesitamos responder es: ¿Por qué no se enfocaron en ello las recientes reformas?

Revisemos las variables de las que depende que avancemos en calidad. Según los expertos, necesitamos: creer firmemente en las capacidades de cada niño y exigirle conforme a dicha creencia; definir objetivos claros por parte de los establecimientos en relación a la realidad de sus estudiantes; focalizarse en destrezas básicas primero, cuya complejidad aumenta conforme avanza el proceso de aprendizaje; y estar convencido —tanto el profesor como el alumno— de que la adquisición de las distintas habilidades dependen del esfuerzo y tiempo que ambos le dediquen. Todo lo anterior en un ambiente seguro y ordenado, cuyo marco propicio está dado por el vínculo de colaboración y compromiso entre los padres y el establecimiento.

¿Qué tienen en común las variables mencionadas? Una rápida revisión de ellas bajo el prisma ideológico de la Nueva Mayoría nos permite comprender por qué no hemos avanzado sustantivamente en la calidad. Lo primero que salta a la vista es que las variables que mejoran la calidad comparten la fe en el individuo y la necesidad de una colaboración entre las familias y los establecimientos. Evidentemente que su promoción contradice los fundamentos de ideologías colectivistas. Ello, en vista a que rechazan la importancia del esfuerzo individual —al extremo de que éste es calificado de “autoexplotación”— y promueven la presencia desmedida del Estado en las relaciones al interior de la sociedad.

Así, contrariando el sentido común —compartido incluso por los mismos colectivistas que se esforzaron más que sus pares para llegar a los cargos de poder que ostentan—, las reformas poco ayudan y, en ciertos aspectos, incluso perjudican la calidad de la educación, introduciendo aun mayor heterogeneidad en las aulas (dado que las reformas impiden a los establecimientos elegir a sus alumnos), lo que dificulta la labor de los profesores. La libertad de los padres se ve limitada, en la medida que el copago les daba derecho a exigir calidad a cambio del dinero que invertían. Por su parte, la merma de la libertad de los establecimientos se concreta en la imposibilidad de elegir aquellos niños cuyas familias tuviesen un acervo valórico congruente con su proyecto educativo, facilitando el diálogo y la colaboración entre padres y autoridades.

En suma, las reformas aprobadas tienen en su base una teología del ateísmo de la libertad individual, desde la que suprimen el esfuerzo como pilar de la mejora en la calidad de la educación y promueven la igualdad a toda costa, consolidando las condiciones para, como diría Tocqueville, producir una igualación de las inteligencias en cuyo marco nadie sobresale y nuestra libertad queda aplastada por la coerción del aparato estatal. Así, las reformas atentan en contra de las posibilidades de mejorar sustancialmente la calidad, puesto que debilitan el vínculo familia-establecimiento y promueven la abstención de los padres en la educación. Y es que, como dice la sabiduría popular, “a caballo regalado no se le miran los dientes”. Y en el caso de una educación totalmente financiada por el Estado, ésta se transforma en el caballo.

De ahí que no son pocos quienes piensan que perdimos una gran oportunidad para avanzar en la fe que cada niño necesita en el desarrollo de sus capacidades de modo que tenga confianza en sí mismo y pueda pensarse como un adulto capaz, creativo y responsable. Mientras tanto, es bastante sensato prever que la segregación continúe aunque de modo invisible (dentro de los establecimientos) y que la veamos en la división de cursos que separan a porros de mateos. En fin, como tantas veces nos ha enseñado la historia de las ideologías que desconfían de la libertad de las personas, la realidad supera con creces nuestras capacidades de planificarla, controlarla y asegurar los resultados que anhelamos.

Fuente: http://ellibero.cl/opinion/puede-una-educacion-de-calidad-prescindir-de-la-liberta

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Reflexiones sobre las reformas educativas en América Latina (Video)

México / 1 de abril de 2018 / Autor: Reva Cevallos / Fuente: Youtube

Publicado el 17 ene. 2018
Reflexiones sobre las reformas educativas en América Latina.
Análisis sobre las Reformas Educativas en América Latina, 4 Actores, 3 Lógicas y 8 tensiones.. Maestría en Educación, Universidad de Baja California Campus Tepic. Asignatura: Políticas.
Entrevista concedida a Profa. Belmira Bueno na FE/USP em 2017 sobre Reformas educativas na América Latina.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=HoepuilzSI0

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Entrevista al secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán, al término del homenaje a Jesús Reyes Heroles

Si las reformas son bien ejecutadas y profundas, pueden lograr que México crezca a tasas más elevadas, con mayores niveles para la población.

Pregunta (P): Hablaba de esta idea reformista, -reforma del Estado-, en la Reforma Educativa, sería bueno que leyera la oposición este pensamiento liberal para que…

Secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán (OGR): Sería muy bueno, harían muy bien en reflexionar de una manera mucho más sosegada, más profunda y más intensa la significación política que han tenido las reformas de estos años y de esa manera que podemos, en efecto, nutrir, enriquecer el debate que viene en los próximos tres meses.

P: ¿Y en cuanto a cultura? Estaban unidas la SEP-Cultura

OGR: Claro, acuérdese que en esos años no existía el Conaculta siquiera, era una Subsecretaría de Cultura, y entonces de ahí dependía todo lo que tiene hoy tiene la Secretaría de Cultura.

P: ¿Qué proponía?

OGR: Varias cosas, por ejemplo, se hicieron, -usted recordará-, toda la serie de lecturas mexicanas, el programa que dirigía un periodista precisamente, Miguel López Azuara, desde publicaciones de la SEP; luego todo el Programa Nacional de Bibliotecas que dirigió muy exitosamente Ana María Magaloni en esos años; un gran trabajo en materia de culturas populares, en fin, era una vertiente cultural muy rica en términos de política pública.

P: Hablaba de esta revolución y también de estas reformas en educación ¿hoy está vigente ese pensamiento?

OGR: Por supuesto, si ustedes analizan algunos de los fragmentos que yo cité de Reyes Heroles, los procesos de reforma son un continuo a lo largo de la historia mexicana como lo son ahora, es decir, la posibilidad de que México pueda crecer a tasas más elevadas, dotar de mayores niveles de bienestar a su población dependerá, depende fuertemente, de que estas reformas instrumentadas a lo largo de estos años tengan continuidad, profundización, una buena ejecución como me parece que lo muestra muy claramente la historia mexicana, y el caso de Reyes Heroles es un ejemplo, en ese sentido, de continuidad robusta y buena para el país.

P. Por último, el tiempo electoral, hay muchos programas de la Secretaría que son sociales como las escuelas comunitarias, todo eso, ¿hay algún programa para blindar, para no provocar, digamos, alguna sanción?

OGR: Sí, por supuesto, hay dos instrumentos, primero la Ley, tenemos restricciones muy específicas que marca la legislación electoral, algunas interpretaciones que han derivado de éstas por parte de las autoridades electorales que vamos a seguir, desde luego, de manera muy puntual.

Hay que recordar que en materia electoral hay algunos sectores que tienen que continuar, uno de ellos, que menciona la propia ley es el del sector educativo, nosotros tenemos que seguir trabajando en, por ejemplo, los temas de la modernización de las escuelas; la distribución de los libros de texto; la campaña de inscripciones; los programas de formación continua para los maestros, en fin, coas que ustedes conocen muy bien y eso no puede parar porque son partes sustantivas de la reforma educativa.

P: ¿Qué es lo que sí podría parar?

OGR: Pues lógicamente lo que dice la ley en términos de promociones de otro tipo, pero la Secretaría tiene programas muy institucionales y la Reforma Educativa tiene componentes muy claros, de tal manera, que vamos a seguir en esa dirección.

Muchas gracias

Fuente de la Entrevista:

https://www.gob.mx/sep/prensa/entrevista-al-secretario-de-educacion-publica-otto-granados-roldan-al-termino-del-homenaje-a-jesus-reyes-heroles

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María Betania Oreja Cerruti: “Las reformas educativas responden a las necesidades del capital”

 Por Yazmín Muñoz Sad/Secretaria de DDHH y género ATEN Capital

Macri, Vidal y los gobernadores iniciaron las sesiones legislativas atacando nuevamente a las y los docentes, diciendo defender la educación pública. Mientras tanto, promueven políticas tendientes a vaciar la escuela púbica y favorecer el negocio de la educación privada.

En esta entrevista la docente e investigadora María Betania Oreja Cerruti realiza un repaso por los orígenes y objetivos de estas políticas llamadas de “reforma” promovidas por los organismos internacionales.
 
Vos venís trabajando sobre las recomendaciones que promueven los organismos internacionales hacia la educación pública. ¿Cuáles son esas instituciones y de qué se tratan esas reformas?

 

  •  Los organismos internacionales vienen realizando recomendaciones para educación, entre otras áreas, desde hace décadas. Históricamente era la Unesco la organización que principalmente asumía este papel. Posteriormente, otras entidades se fueron involucrando de forma creciente. La OEA, la OEI, la CEPAL, el BID, el Banco Mundial y, más recientemente, la OCDE realizan informes, documentos y recomendaciones para los Estados nacionales y logran instalar lo que denominan la “agenda” de políticas educacionales, con determinados enfoques sobre los problemas y ciertas respuestas a esos problemas (y no otras).El Banco Mundial y el BID han financiado numerosos préstamos para educación en toda América Latina. El Banco Mundial otorgó un primer préstamo para educación en 1962. De forma paulatina fue asumiendo un enfoque cada vez más general sobre la educación, definiendo reformas estructurales, es decir, no centradas en aspectos parciales, como eran al inicio.

    La Cepal y Unesco publicaron un documento, a inicios de los 90, con recomendaciones para las reformas educativas que consideraban indispensables para América Latina, con un enfoque muy similar al del Banco Mundial. La OCDE, por su parte, promovió fuertemente la evaluación y los rankings de países, según resultados, a través de las pruebas PISA.

    Todos estos organismos, además, reúnen muchísima información e indicadores por país.

    En el caso del Banco Mundial, en la década del 90, sus principales recomendaciones se dirigieron al ajuste del gasto y a su uso “eficiente” a través del “uso intensivo de las instalaciones”, el incremento de alumnos por clase y materiales de construcción de bajo costo. Otras recomendaciones fueron el cobro de aranceles en el nivel superior y, de ser posible, en parte de la secundaria; la extensión de la educación en los primeros años de vida pero no a través de la oferta principal del Estado sino de organizaciones sociales y de cursos a las familias; la implementación de sistemas de evaluación para “medir resultados” de aprendizaje de los estudiantes y reasignar gasto; programas focalizados en las escuelas más pobres en lugar de políticas universales; sistemas de evaluación a docentes con pérdida de estabilidad en el cargo y generación de bonificaciones salariales “por mérito”, según resultados.

    Algunas recomendaciones fueron variando. Por ejemplo, en los 90 el Banco planteaba la necesidad de priorizar el gasto en la educación “básica” y, a partir de los 2000, fue confiriéndole centralidad al nivel secundario. En su última “Estrategia para Educación” plantea que se deben lograr “aprendizajes para todos” pero que ello no es responsabilidad única ni principal del Estado. La evaluación de los sistemas educativos es una de las medidas que se coloca como estrategia destacada para “mejorar la calidad”.
     
    Hay una idea muy difundida respecto de la presión de los organismos sobre los gobiernos. Por supuesto que hay presión, implícita o explícita, a través de generación de acuerdos, condicionamiento de reformas para el otorgamiento de créditos, formación de funcionarios, difusión de documentos pretendidamente técnicos, etc. Sin embargo, creo que es necesario revisar esa supuesta exterioridad de los organismos respecto de los Estados que se funda, a su vez, en el supuesto de que los Estados son autónomos.

    El proceso de acumulación del capital toma formas nacionales pero es mundial por su contenido. Ello nos permite comprender el surgimiento y desarrollo de los sistemas educativos públicos en los diversos Estados, desde fines del siglo XIX, mucho antes de que existieran organismos que recomendaran unas políticas u otras.
    Como parte de los procesos de centralización del capital, en la actualidad los organismos expresan, muy explícitamente, lo que el capital requiere para la formación de la fuerza de trabajo. Partiendo de estas consideraciones, no debiera sorprendernos que el Banco Mundial o la OCDE tengan objetivos claros en materia educativa y que los promuevan en cada espacio de acumulación nacional, según las necesidades específicas del capital.
     
    ¿Cuál es el impacto de estas políticas en Argentina y desde cuándo se están aplicando?

  •  En la reforma educativa de los ’90 se plasmaron numerosas recomendaciones de los organismos internacionales: acciones focalizadas en la población más pobre, transferencia del nivel medio de enseñanza y de los ISFD a las provincias, establecimiento de un sistema nacional de evaluación, aprobación de la Ley de Educación Superior con la posibilidad del cobro de aranceles, entre otras medidas. Durante las dos presidencias de Menem se aprobaron 15 proyectos, para el sector, financiados por el Banco, y otros tantos por el BID.Luego de la crisis de 2001, ambos organismos recomendaron a Argentina crear una “nueva generación de programas y políticas económicas y sociales”. En el caso del Banco Mundial, por ejemplo, la “Estrategia de Asistencia al País” de 2004 para Argentina propuso la implementación de políticas sustentadas en tres pilares: crecimiento sostenido con equidad, inclusión social y fortalecimiento de la gobernabilidad.

    Durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, los funcionarios plantearon un discurso de mayor autonomía respecto de los organismos internacionales, con diferencias objetivas respecto de la década anterior. No obstante, tanto en la legislación cuanto en las políticas que de ella derivaron, pueden identificarse numerosas coincidencias con la agenda de los organismos de esos años: el énfasis en la “inclusión” y en la “escuela secundaria”; el desarrollo de programas focalizados en las escuelas más pobres y de programas para adultos para finalización del secundario, con estructuras flexibles y en condiciones de trabajo precarias para los docentes; el establecimiento de 180 días de clase; los operativos nacionales y provinciales de evaluación de la calidad como estrategia para mejorar la educación. Los préstamos del Banco Mundial y del BID para educación continuaron, con una mayor cantidad de proyectos aprobados por el BID.

    En la actualidad, las políticas del gobierno de Cambiemos para educación presentan una fuerte coincidencia con recomendaciones de diversos organismos. Esto se evidencia, por ejemplo, en la centralidad conferida a la evaluación y en el avance hacia la evaluación docente, que es parte de una reforma laboral más general y que implica el abaratamiento de los salarios de los trabajadores en general y de los docentes en particular.

    Lo dicho no es más que una muy breve síntesis. Quienes defendemos una educación pública, gratuita, laica, científica, sin dudas debemos avanzar aún más respecto de las ideas generales que se plantean usualmente respecto de los organismos. Porque está claro que no alcanza con afirmar que “tal gobierno sigue las recomendaciones del Banco Mundial”. La cuestión reside en poder avanzar en el conocimiento respecto de por qué en determinados momentos la política educacional parece alinearse más que en otros con la agenda de los organismos y qué necesidades del capital global se expresan en esas recomendaciones. 
     
    Una de las cuestiones en debate respecto de estas reformas es la centralización de contenidos y la descentralización presupuestaria. ¿Cuál sería la alternativa para oponer a estas políticas? 

  •  Respecto de lo que planteás como centralización de contenidos es un proceso que considero que se asienta en la verticalidad del sistema educativo argentino y en la ausencia de participación de los docentes en la definición de las políticas, la organización institucional, el currículum, etc.; con diferentes situaciones según la provincia. Es un problema más complejo porque implicaría que pudiéramos plantear claramente cómo se seleccionan los contenidos que se enseñan en la escuela y qué se aprende efectivamente. Qué demandas de formación de la fuerza de trabajo existen, cómo se expresan y de qué formas se concretan.Tal como lo ha desarrollado Juan Iñigo Carrera en sus trabajos, desde la década del 70, debido a cambios técnicos en los procesos de trabajo y a las formas de la acumulación mundial, la formación de la fuerza de trabajo se da de manera cada vez más diferenciada, según cuán complejo o simplificado sean los procesos de trabajo. El capital, como relación social general, no precisa los mismos atributos productivos del conjunto de la clase: mientras amplía la formación de una parte de la clase trabajadora, degrada la de una enorme porción de trabajadores al tiempo que abarata sus salarios y precariza sus condiciones de vida.

    Esto se expresa, en parte, en las múltiples formas de desigualdad que podemos identificar en el sistema educativo argentino. Una muy clara es la desigual inversión por alumno según la provincia. Esto implica que en algunas jurisdicciones se invierte, por alumno, el quinto o el cuarto de lo que se invierte en otras, con una mejor posición de algunas de las provincias de la Patagonia, La Pampa y Ciudad de Buenos Aires.

    Esto genera condiciones muy diferentes para enseñar y para aprender. Pero además de las diferencias por jurisdicción, se pueden reconocer desigualdades entre escuelas públicas y privadas, escuelas céntricas y periféricas, exescuelas secundarias nacionales y las secundarias “conformadas” en el Conurbano o las sedes del FINES, etc.

    Ante esta situación, podríamos definir reivindicaciones inmediatas y otras que son más estructurales. En las primeras, podríamos plantear la necesidad de participación de los docentes y de los alumnos en la toma de decisiones del sistema. Y con esto no me refiero a una tibia representación sindical que se convierta en co-gestión acrítica de políticas del gobierno y que sirva para legitimar reformas sino a procesos de democratización del sistema mucho más profundos.

    En relación con el gasto desigual por provincia se hace necesario instalar mecanismos que permitan discutir nacionalmente el presupuesto para educación y que permitan revertir las enormes desigualdades por jurisdicción, pero no con el objetivo de igualarlas para que todas reduzcan su déficit, como plantea hoy el gobierno nacional. Eso, a su vez, nos lleva a la cuestión determinante que es la forma en se produce y se apropia la riqueza en el capitalismo y en nuestro país en particular.

    La educación pública se ha considerado históricamente como una institución tendiente a formar fuerza de trabajo. ¿Sigue siendo así? ¿Qué relación ves entre este rol histórico y las políticas tendientes a transformar la escuela en depósito de pobres?

  •  La principal determinación de los sistemas educativos, en el capitalismo, es la formación de la fuerza de trabajo. La educación no es un “ámbito” o “esfera” separada del “resto” de las relaciones sociales y no puede abstraerse del modo en que se produce la riqueza en el capitalismo. De lo contrario, nos moveríamos en un plano totalmente idealista y abstracto.Cuando decimos formación de la fuerza de trabajo no nos referimos a lo que comúnmente se denomina “formación para el trabajo” o exclusivamente a la modalidad específica de la educación técnica. Nos referimos a que el sistema educativo forma los atributos productivos de los futuros/as trabajadores/as. Esto no tiene otra forma de realizarse que no sea a través de la lucha de clases y, obviamente, adquiere formas diversas a lo largo de la historia.

    En Argentina, el poder adquisitivo del salario promedio de los trabajadores se redujo al 54 % del de 1974. Esto nos muestra, con contundencia, un proceso de pauperización general de la población trabajadora argentina y es lo que explica buena parte de la situación actual del sistema educativo argentino, con sus desigualdades y con la pérdida de centralidad del conocimiento científico que puede reconocerse. Educar a futuros trabajadores precarizados es también formar para el trabajo, sólo que para un tipo de trabajo muy distinto al que reivindicamos.

    Luego de casi una década de precios elevados de las commodities agrarias y de expansión de la renta extraordinaria, su retracción nos enfrenta, con crudeza, a la agudización del desempleo, la precarización, la caída de los salarios reales y la reducción del gasto social. Las reformas en curso se orientan claramente en ese sentido. Oponernos a que la escuela se transforme en depósito de pobres, parafraseando tu pregunta, implica, entonces, conocer y enfrentar el proceso de acumulación del capital y su especificidad nacional.

 

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Reseña del libro Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas Jurjo Torres

Torres Santomé, J. (2017). Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas. Madrid: Morata. Pp. 274 ISBN: 9788471128218

Reseñado por Rosa Vázquez Recio Universidad de Cádiz España

En busca del telos del «bien común» y del «nosotros»: ¡Sí, sí se puede! “¿Quién decide lo que es apropiado? ¿Y si decidieran ponerse un salmón en la cabeza, lo usarías?”, decía Alicia1 con la elocuencia que la caracteriza. Una reflexión, un dilema, que nos va a ayudar a articular esta reseña, a modo de «conversación», al reciente libro publicado por el Catedrático de Universidad de Didáctica y Organización Escolar de la Universidade da Coruña Jurjo Torres Santomé, Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas (2017); y lo va a hacer porque ambas preguntas nos ponen en la dirección de lo que constituye, sin metáfora alguna pese a la existencia de la misma, sobre el eje sobre el que gravitan las principales líneas discursivas que articulan el desarrollo del libro.

De partida, se trata de unos interrogantes para los que, a priori, hay 1 Alicia referida a la novela de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 2 posibles, e incluso, múltiples respuestas, dependiendo de quién se enfrente a tales cuestiones, y en qué situación y condición se encuentre. En realidad podemos preguntarnos qué de incierto hay en ellas, de la misma manera qué certeza o veracidad encierran. De modo directo nos ponen en la tesitura de admitir un grado de incertidumbre que se incrementa o disminuye en función, igualmente, de quién se enfrenta a tales interrogantes, si bien hemos de admitir y asumir que la incertidumbre –al igual que la impredecibilidad, recordando a MacIntyre (1987)- , independientemente de su graduación, nunca llegará a ser nula o inexistente; siempre nos acompaña(rá) a pesar del miedo que pueda suscitar, no superior al que pueda provocar la certidumbre.

Pero, ¿cómo puede la certidumbre generar más miedo que la incertidumbre?, ¿estamos seguros de que las certidumbres a las que nos están acostumbrando son realmente certidumbres?, ¿no se tratarán de certidumbres prêt-à-porter con las que nos andan entreteniendo para provocar en la ciudadanía un estado de no dudar, de no cuestionar, de paralizar cualquier confrontación o discrepancia que irrumpa en la zona de confort del sistema neoliberal, conservador y neocolonialista con los efectos que esto podría reportarle?, ¿no son esas certidumbres las que nos proporcionan también una zona de confort de la que no queremos privarnos aunque se llegue a descubrir que son certidumbres impostadas?

El pensamiento hegemónico, el dominante, precisamente se maneja en el mercado de las certidumbres que el mismo proporciona para mantener controlado a ese “rebaño desconcertado” (Chomsky, 2002) que conforma el tejido social, ya un tanto fragmentado y divido que parece de difícil recomposición para poder volver a su sentido ontológico vinculado a la civitas. Entre zona de confort y certidumbre prêt-à-porter despachada a medida de los requerimientos de las élites dominantes, la duda y las dudas no tienen mucha cabida, si bien “sin interrogantes y sin dudas no tendríamos curiosidad por nada, nos limitaríamos a dar lo que hay por bueno como hacen los animales que carecen de conciencia” (Camps, 2016, p. 19). Dar lo que hay por bueno es aceptar las certezas – las verdades (mentiras)- que, mediante eufemismos, paradojas y otras estructuras lingüísticas y retóricas, se confabulan en el discurso populista y propagandístico, a modo de exhibición mediática y fortalecido por una econometría de la cotidianidad que incrementa cada vez más la deshumanización, la exclusión y las desigualdades por razón de género, sexo, cultura, etnia, etc., para imponerse, esas certezas, como visiones y creencias válidas e incuestionables, entrando a formar parte directa de esas certidumbres a las que nos están acostumbrando y que son puestas en circulación “a través de sus redes mediáticas para conformar una mentalidad, un sentido común [según es entendido por las organizaciones neoliberales, las conservadoras y neocolonialistas] en la mayoría de la población” (Torres Santomé, 2017, p.15).

Dichas certezas hacen tremendamente creíble lo que sería claramente cuestionable si nos quitásemos el velo del miedo, de la culpabilidad (impuesta), de la confusión y de la inseguridad, y si nos reconociéramos como Público –en términos deweyano- con un compromiso político y social. Porque, como señala el autor del libro, Jurjo Torres, “la dimensión de ciudadana y de ciudadano es una conquista social típica de una democracia, que coloca en primer plano atributos de equidad, justicia e igualdad de derechos. Es por este rasgo democrático, peculiaridad inconfundible, por el que no se puede permitir tolerar las desigualdades humanas, asumir que pueden existir las mismas.

Dicho esto, la detección de las desigualdades e injusticias humanas es algo que conlleva una ciudadanía educada para prevenirlas, y atenta a detectarlas y a resolverlas, y nunca dispuesta a asumirlas como irresolubles o “naturales” con un destino sujeto a los caprichos de un sistema Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 3 (neoliberal, conservador y neocolonialista) excluyente” (p. 9). Y esta obra, precisamente, se caracteriza por manejarse con unas certidumbres que ni son impostadas ni visten al estilo prêt-à-porter; son certidumbres que hablan de modo claro y directo de la trama urdida por las políticas neoliberales, conservadoras y neocolonialistas que conspiran contra un sistema construido para la consecución del bien común de un «nosotros» que aspira a un mundo mejor y que lucha por políticas de redistribución, de reconocimiento y de participación.

Con la templanza de un cirujano y con la elocuencia analítica que merece un atrevimiento como el que arroja el autor al adoptar una narrativa provocadora, haciéndolo además sin ambages, va dando testimonios sólidos de las ideologías que articulan las cosmovisiones de tales políticas neoliberales, conservadoras y neocolonialistas, y cómo estas están afectando y calando incisivamente en la vida cotidiana, en las relaciones (entre personas, entre colectivos, entre sociedades), en el imaginario colectivo, en la manera de comprender y actuar en el mundo, en el modo de vernos y reconocernos como parte de este y en relación con los “otros” y las “otras” (que pueden no estar lejos de convertirse en “enemigos” y “enemigas”), en la manera de vivenciar y sentirnos (que está generando ese culto al cuerpo y a la mente que roza lo “patológico”), y, por supuesto, en la política educativa, en el sistema educativo y en las instituciones escolares (y en todo aquello que las configuran interseccionalmente). Y esto lo hace el autor apoyándose en datos, ni mucho menos minimalistas sino reales, que hacen de las argumentaciones una lista de razones convincentes sobre la situación crítica y lamentable en la que se encuentran el mundo – y que sufre buena parte de la población, especialmente las personas y los colectivos más vulnerables y excluidos-, y la educación; razones que, rizomáticamente, eclosionan en el encadenamiento de los cuatro capítulos en los que se articula el libro, y que nos ponen en bandeja toda una serie de certezas (certidumbres) que generan incertidumbres y provocan miedo. ¿Miedo? Sí, lo provocan porque nos descubren el imperio de la brutalidad de las élites políticas, financieras y económicas y los estragos que están ocasionando en la ciudadanía, en la sociedad civil, y en la educación y en las escuelas. Esto es lo que nos debería dar miedo y no el discurso apocalíptico y despolitizado de dichas élites, que, vestido con piel de cordero, está haciendo creer a buena parte de la población que los problemas sociales son individuales y no colectivos, y, consecuentemente, las responsabilidades y las soluciones también lo son; además, del sentimiento de culpabilidad, de frustración, de fracaso, etc.

Entran en juego las tres formas de moral que identifica el autor: la moral del esfuerzo, de la promesa y de la culpa (pp. 83 y ss.) Y esta es la gran virtud de la obra, conseguir desnudar al discurso de las élites y obligar, a quienes nos enfrentamos a su lectura, a tomar conciencia y a concienciarnos de cuáles son los verdaderos artífices de los males de la sociedad y de la educación. Nos empuja de golpe, aunque sigilosamente y sin querer (pero queriendo), para que nos topemos sin intermediarios y sin interrupciones con la maquinaria oficial de las élites que opera, cual “ilusionista”, tras ese escaparate bien orquestado de mentiras, falsedades, estrategias y silencios. Nos permite descubrir que vivimos en un orden desordenado regulado por decretos y reglamentaciones que buscan el adoctrinamiento de esa parte de la ciudadanía que se muestra más displicente; en un desconcierto y desasosiego organizados gracias a los efectos de la acción de la psicopolítica más osada; en una vulnerabilidad, debilidad y fragilidad institucionalizadas que son asumidas como connaturales a nuestra existencia; en una realidad en la que se incrementa el deseo absurdo de irrealidad «business class» y de espectáculo deshumanizante a consumir a grandes dosis; en una indiferencia e Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 4 incapacidad para aprender de las diferentes interpretaciones y los diferentes puntos de vistas sobre la realidad porque sería negar nuestra «supremacía»; en un estado de «ceguera ciudadana» ante la falta de compromisos políticos, sociales y éticos, y de vínculos comunitarios (el anti-político y el anti-ciudadano de los que habla el autor); en un contexto caracterizado por la precariedad de las posibilidades de afecto, solidaridad, sensibilidad, escucha, comprensión, diálogo…; en una subordinación del conocimiento divergente y propio al conocimiento validado por la hegemonía del sistema en connivencia con el Estado; en una servidumbre cada vez más voluntaria con menos ánimo de ser insurgente o rebelde; en una cultura del emprendimiento y del empoderamiento tergiversado y escorado hacia el fundamento financiero y de mercado; en un contexto en el que la demonización de lo público forma parte de nuestro habitus; en una sociedad democrática políticamente necrotizada; en una arbitrariedad autorizada, permitida y legitimada por las élites dominantes y los poderes fácticos. Una obra que ayuda a desplazar el foco de atención hacia donde debemos dirigir la mirada, la acción y el deseo de lograr justicia para así afrontar un trabajo político desde lo político con el que denunciar, condenar y, sobre todo, provocar la ruptura de esa dependencia y supeditación que existe a los dictámenes y a los requerimientos que el sistema actual nos impone como ciudadanos y ciudadanas, y como profesionales de la educación. Lograr el escenario expuesto y configurado a partir del trasfondo epistémico y político del libro que ha sido armado con mesura, escenario que no deja de generar incertidumbre, dudas e interrogantes, no puede darse si no se cuenta con una buena parte de la ciudadanía configurada a imagen y semejanza de los antojos del sistema neoliberal, conservador y neocolonialista.

Necesita de instrumentos que permitan garantizar no solo su mantenimiento sino también una consolidación firme y robusta de sus ideologías; que sepan operar con las claves propias y genuinas para alcanzar los resultados esperados para una sociedad de mercado, competitiva y neurotizada por la cuantificación, la medición, los estándares, los resultados y los rankings. Y uno de los principales instrumentos de los que se está apropiando es de ese ser humano que participa de los restos de una ciudadanía que presume unos atributos mutados y resignificados (sucedáneo de ciudadanía, nos atrevemos a llamarla). Ese ser humano instrumentalizado que está al servicio del sistema hegemónico es del que da cuenta Jurjo Torres en su libro: ¡constrúyanse personalidades ad hoc! Y hasta el momento no hemos contado con una obra que claramente desarrollase una potente y cruel argumentación sobre las diferentes formas que adquiere ese ser humano del presente con proyección futura, estableciendo, a su vez, un retrato realista, detallado y contundente de las dimensiones que convergen en esa configuración de una clientela anti-política y anti-ciudadana: el ser humano neoliberal, el ser humano neocolonialista/colonizado y el ser humano católico conservador.

El ciudadano y la ciudadana pasan por la máquina depuradora del sistema para obtener como resultado un cliente cada vez más consumidor, narcisista, egoísta, supremacista, xenófobo, clasista,… Estas últimas consideraciones nos llevan al principio, a la primera pregunta. “¿Quién decide lo que es apropiado?”. En los últimos tiempos nos hemos ido acostumbrando a decidir menos por nosotros mismos y nosotras mismas sobre aquellas cuestiones que tienen que ver directamente con los asuntos que nos competen como ciudadanos y ciudadanas, y con los que tenemos un compromiso social y político por el hecho de pertenecer a una comunidad llamada ciudadanía. Esta merma decisoria afecta de modo directo a nuestras obligaciones morales, intelectuales y sociales que se ven no ya reducidas sino también mutadas a un tipo de obligación, la económica, ajustada a los Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 5 requerimientos de quienes se han tomado la licencia, y a ello nos están habituando, para determinar lo que es apropiado para la ciudadanía, cuando, en realidad, es lo que les interesa a quienes se han atribuido esa potestad de decidir por nosotros y nosotras; trátese de las élites financieras, políticas y empresariales, ayudadas a su manera por el propio Estado (ya del des-bienestar).

Así, y metafóricamente expuesto, la ciudadanía está experimentando, como si de un jefe de una tribu Shuar perdedora fuese, la reducción de su cabeza a la dimensión económica. Se aglutina en torno a ello, como efecto de la ideología de mercado del sistema neoliberal, la conformación de unas personalidades que responden al homo consumens y al homo economicus, “personas sin sentimientos, sin moral, sin dignidad, sin inquietudes ni compromisos interpersonales y sociales” (p. 72), como claramente expone el autor; es, también y al mismo tiempo, el homo eligens, cuyos dilemas están circundados por la pasión por el tener, y tener lo que el mercado ofrece como la última novedad (bienes materiales, bienes para la salud, bienes para «garantizar la eterna juventud», bienes para el culto al «narcismo», bienes para la medicalización, etc.), pues sin esta novedad es como sentirse y estar fuera del sistema; esto provoca el sentimiento de estar excluido, que no deja de ser una seudoexclusión, pues nunca es equiparable a la exclusión que sufren quienes se encuentran en el «estatus de excluidos» por no disfrutar de la misma capacidad adquisitiva ni la misma disponibilidad de dinero para poder, al menos, dar respuesta a las necesidades esenciales para vivir dignamente: las desigualdades existen porque existen “seres humanos desiguales en cuanto a derechos individuales y sociales” (p. 74).

No se siente ni está excluido por no tener atendidas las necesidades básicas, sino por no tener lo que resulta superfluo o innecesario para la vida; una exclusión que el homo consumens-economicuseligens (que puede llegar a estar endeudado por su obsesión por tener) se autoimpone. Porque cada vez son más las personas las que se convierten en autoempresarias que se aplican a sí mismas, llegado el caso, las sanciones correspondientes ante el incumplimiento de sus obligaciones y responsabilidades de buen cliente y consumidor; son opresores y oprimidos al mismo tiempo, algo que resulta tremendamente rentable al sistema. En este orden de configuraciones, el dilema no reside en el acto en sí de comprar (adquirir), sino en lo que se adquiere en un mercado que es cada vez más competitivo que hace posible formar parte de la fotografía del sistema neoliberal, conservador y necolonialista. Entonces, ¿quién decide lo que es apropiado? Es evidente. En esa realidad que nos describe de manera taxativa el autor, una realidad que ha venido sufriendo la despolitización y la pérdida de valores democráticos que hacen que pendan de una soga la equidad, la justicia, la racionabilidad y el sentido del bien común, no es la ciudadanía la que toma las decisiones que incumben a todos y todas con una mirada social y una acción política comprometida con lo común y con el «nosotros», sino la maquinaria del “Gran Hermano” (al estilo Orwell) neoliberal, católico, conservador y neocolonialista que, con su canto de sirenas, persuade hasta llevar a buena parte de la ciudadanía a la asunción de que es mejor que otros decidan porque son los expertos; saben lo que es más adecuado porque ostentan la supremacía epistémica (euroccidentalizada, por supuesto) que permite que sus proclamas y sus argumentaciones estén legitimadas sin más necesidad que la de disponer de una perfilada econometría puesta a su servicio.

La ciudadanía está colonizada (no homogéneamente, podríamos añadir) por el discurso propagandístico, excluyente y “cuantofrénico” del poder hegemónico e imperialista que le impide, al menos, tomar distancia y sorprenderse de la urdimbre entrópica limitante en la que se encuentra atrapada y que obstruye cualquier tentativa u opción alternativa por ser considerada peligrosa para el status quo neoliberal y conservador; una ciudadanía colonizada en Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 6 diferentes grados y formas en función de qué grupos y colectivos se traten (pensemos en la población inmigrante o en la gitana), y a la que, tomándonos la licencia de hacerlo, podríamos llamar la matrioshka ciudadana colonizada. Pero como ciudadanía colonizada no puede sino gestar, y en esto es directo el autor del libro, esa mentalidad neocolonialista requerida por la sociedad neoliberal para mantener su dominio, su control, su “imperio”, porque para ello necesita de cómplices que hablen el mismo lenguaje, que tengan un conocimiento sesgado y en muchos casos chauvinista y que justifiquen sus actuaciones desde la narrativa impuesta (neoliberal, conservadora y neocolonialista) llena de certidumbres impostadas y plagadas de mentiras disfrazadas de datos y hechos que aparentan ser fehacientes. Como decía Epicteto, “la mentira necesita siempre complicidad”, y en este arte es experta la ideología hegemónica que sagazmente busca sus cómplices (esa buena parte de la población que se hace súbdita).

En este sentido, la obra nos hace pensar cómo estas mentalidades neocolonialistas que mantienen una relación con los “otros” que los colocan en esa categoría de subalternos, no se dan cuenta de que también pertenecen a esa categoría en su relación con el pensamiento único del sistema neoliberal y conservador al quedar atrapados por las estructuras de dominación que este establece. Entonces, y retomando la segunda pregunta de Alicia, ¿Y si decidieran ponerse un salmón en la cabeza, lo usarías? Es evidente que sí, buena parte de la ciudadanía lo haría tras el hurto premeditado de su capacidad de agente político y público. Este panorama que hemos ido trazando y al que nos hemos asomado con el asombro de quien se le antoja decir “paren el mundo que me bajo”, también exige, sin gratuidad alguna y sin menoscabo de caer en simplificaciones, revelar de qué se arma el sistema que nos controla y somete a sus requerimientos y caprichos para conseguir que el mundo y sus habitantes terminen infectados por mentalidades neoliberales, conservadoras y neocolonialistas.

Desde el primer capítulo, “Intenciones en las políticas educativas oficiales”, el autor nos da a conocer con avidez, y al mismo tiempo con espanto, que el mejor mecanismo para ese logro es introducir sus zarpas en las políticas educativas para penetrar en la gestión y la articulación de los sistemas educativos, y, consecuentemente y con efecto cascada, en el resto de elementos y agentes que intervienen y que forman parte de la educación y de las instituciones escolares (profesorado, alumnado, familias, dirección, etc.). Preparar a la masa del futuro –que no multitud, en el sentido que lo apuntalan Negri y Hardt (2005), y ni mucho menos la que representaba la clase obrera otrora-, requiere de un sistema que disponga de herramientas ad hoc que puedan garantizar el ajuste idóneo a las exigencias de una sociedad configurada a merced de las ideologías hegemónicas, las cuales anteponen el mercado, la competitividad, el emprendimiento, la privatización, la supremacía, el individualismo etc., a todos los atributos que le son propios a una sociedad de facto democrática.

De nada ha de sorprendernos esta artimaña especulativa cuando atendemos a las evidencias que el autor va sacando del anonimato, una tras otras, para argumentar deliberadamente cómo las políticas educativas y los sistemas educativos oficiales han ido ajustando sus agendas para ser complacientes con el perfil de ciudadano y ciudadana que se precisa para preservar sus pertenencias y sus ganancias (se construyen personalidades en función del modelo productivo e ideológico dominante). Desde el momento que se hizo el hermanamiento entre educación y economía, los efectos han sido muchos y no todos ellos podemos considerarlos beneficiosos para la construcción de una ciudadanía comprometida con la justicia, la equidad, la dignidad y la igualdad de derechos. Más bien ha sido todo lo contrario, efectos dirigidos a la construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas. Y para llegar a este logro necesariamente hay que gestar, confeccionar y Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 7 articular un currículo que, sin duda alguna, también es a medida, dado que no podemos olvidar que no deja de ser una “selección de la cultura [para] la comprensión del pasado y del presente de nuestra comunidad y de sus lazos e interacciones con el resto de la humanidad” (p. 129).

Dicho currículo se nos dibuja con un estilo realista y nada impresionista en el tratamiento analítico que el autor hace de las distintas áreas de conocimiento presentes en el currículo oficial: Ciencias Sociales, Humanidades y Artes (capítulo dos: “Sentido y finalidades de las distintas áreas de conocimiento en el currículo”). No deja títere sin cabeza en su denuncia de los riesgos que encierra las políticas mercantilistas al permitir que, a través del currículo oculto, se esté contribuyendo al fomento de valores lejanos a un sentir democrático, a visiones eurocéntricas, patriotas, chauvinistas, xenófobas, clasistas, sexistas…, a estilos de ser y de relación que se ajustan a la ideología social del neoliberalismo, etc.; pero también al introducir la educación financiera acorde con esas políticas educativas que funcionan bajo la relación «costes-beneficios». Y en este juego de las políticas de mercado que persiguen unas personalidades específicas, resulta inevitable la necesidad de mantener e incrementar la doble red de instituciones escolares, háblese de la pública, por un lado, y privada-concertada, por otro. La campaña que en los últimos tiempos se viene ejecutando contra las escuelas públicas se entiende, como bien lo argumenta Jurjo Torres (capítulo tres: “Diferencias entre instituciones escolares públicas y privadasconcertadas”), porque no son el modelo ni el proyecto de escuela que interesa a las políticas neoliberales y conservadoras. De ahí que se estén entregando con ahínco a la tarea de desmantelarlas como proyecto y plataforma de vertebración social y política comunitaria -en tanto que persigue un mundo mejor para el «nosotros»-, pero arrojándolas al mercado educativo competitivo.

Se incrementa así las desigualdades y se fortalece un sistema segregador, excluyente, acrítico, despolitizado, carente de equidad afectiva… Pero en la construcción de esta gran empresa, hace falta ejercer un férreo control sobre las instituciones escolares y especialmente sobre el profesorado, que no puede convertirse en la mano ejecutora de las políticas neoliberales oficiales. Es necesario que el profesorado profane su liturgia (mediciones, calificaciones, rankings…) y se aplique como agente social, intelectual público, profesional crítico que es. Pero para ello se hace imprescindible que en los contextos universitarios se produzca un cambio, dado que la formación que se dispensa en los mismos también está atrapada por las redes de las políticas neoliberales, conservadoras y neocolonialistas (capítulo cuarto: “Formación del profesorado y educación como proyecto político e inclusivo”). Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas es un libro que sorprende por la contundencia del análisis político, ideológico, cultural y social que realizada sin florituras. Aunque pueda resultar la elegía sobre el mundo actual, la ciudadanía, la educación pública y lo público, se convierte en todo lo contrario.

El libro, al arrojar certezas fundadas en ese riguroso y detallado análisis, se convierte en un acto revolucionario. La obra ofrece una mirada no desde el ensimismamiento (porque sería como ir en la misma corriente del sistema dominante que tenemos), sino desde la rebeldía y el análisis crítico de hechos, situaciones, problemas, relaciones, etc., que se dan en la vida real, educativa e histórica de nuestro país y de otros lares (incluyendo a los territorios subalternos). Consigue con soltura utilizar las herramientas epistémicas oportunas, pero sin excesos y sin artificios oportunistas, para explicar con ejemplos concretos y propios la concreción y los efectos de las políticas neoliberales, conservadoras y neocolonialistas. El volumen de datos que va aportando a lo largo de los cuatro capítulos son muestra de ello, y es lo que aporta una riqueza y un valor inestimable a la obra. No es una teorización Reseña de Políticas Educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas por R.Vázquez Recio 8 sobre lo ya teorizado, esto sería de poca relevancia.

Lo relevante, y al mismo tiempo desconcertante y sobrecogedor, es que nos permite comprender el alcance y el calado de estas políticas desde la exhumación que hace de lo que nos pertenece, de lo que sabemos, de lo que construimos, de lo que aprendemos a sentir y a compartir con los “otros”…, en la sociedad y en las escuelas. Es una mirada política desde la política de lo común, del bienestar colectivo que ayuda a comprender – para actuar, o al menos, movilizar el pensamiento y las «entrañas»- nuestra realidad, nuestro mundo. Políticas educativas y construcción de personalidades neoliberales y neocolonialistas se nos presenta como el ágora para esa búsqueda del telos del «bien común» y del «nosotros»: ¡Otro mundo es posible!¡Sí, sí se puede!2 .

Referencias

Camps, V. (216). Elogio De La Duda. Barcelona: Arpa.

Chomsky, N. (2002). El control de los medios de comunicación. En N. Chomsky, N., & I. Ramonet, Cómo nos venden la moto. Información, poder y concentración de medios (pp. 7-53). Barcelona:

Icaria. MacIntyre, A. (1987). Tras la virtud. Barcelona: Crítica.

Acerca de la Autora de la Reseña Rosa Vázquez Recio Profesora Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Cádiz (España). Email: rmaria.vazquez@uca.es

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