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Ecuador: «No hay riesgo de contaminación ya que se utiliza metodología amigable con el medio ambiente»

Río Blanco / 17 de agosto de 2016 / Fuente: http://www.energypress.com.ar/

«Exenta de químicos como cianuro y mercurio». Así lo aseguró el vicepresidente Glas quien añadió que: «se han realizado los estudios técnicos y no se ha identificado presencia de acuíferos», agregó. «El Ecuador es una potencia minera y estamos naciendo en la gran minería, y hace dos días empezó la mediana minería», mencionó.

Ecuador seguirá desarrollando la minería con responsabilidad

El proyecto de mediana minería Río Blanco está a cargo de la empresa Junefield, Resources Ecuador (Ecuagoldmining). Se estima que en el interior de este yacimiento existen 605 000 onzas de oro y 4,3 millones onzas de plata, con una producción estimada de 240 mil toneladas de mineral al año. Actualmente laboran 150 personas en el proyecto minero.

El proyecto Río Blanco es ejecutado por la empresa de origen chino Ecuagoldming con una inversión de cerca de 89 millones de dólares. Anualmente se obtendrán 68.000 onzas de oro y 478.000 de plata.

Un taladro mecánico horadó el mediodía de este jueves 11 de agosto del 2016 el primer agujero que se convertirá en la bocamina principal del proyecto minero Río Blanco, ubicado en la parroquia Molleturo, del cantón Cuenca, en Azuay. Producto de regalías anticipadas de este proyecto y el de Loma Larga, también en Azuay, más de 120.000 habitantes de comunidades rurales se han beneficiado con obras de desarrollo en educación, salud, saneamiento ambiental, comunicaciones y electrificación, entre otros.

En la etapa de construcción de la mina se generarán 400 fuentes de empleo directo y aproximadamente 1.100 empleos indirectos.

El Gobierno Nacional considera al yacimiento de Río Blanco como uno de los cinco proyectos mineros estratégicos del país que es monitoreado por las autoridades competentes de los Ministerios de Minería, Ambiente y la Secretaría del Agua.

Fuente noticia: http://www.energypress.com.ar/index.php?r=noticias/verNoticia&q=84835

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Lo que los juegos de rol pueden aportar a educación

Por Pablo Espeso.

Allá por la década de los 90 estaban muy estigmatizados por la sociedad, pero afortunadamente las cosas han cambiado considerablemente. Es así hasta tal punto que muchos piensan en que los juegos de rol en educación aportan algunas características excepcionales, siendo una herramienta y un ejercicio recomendable de probar tanto en el aula como en actividades ajenas al territorio escolar.

El uso de los juegos de rol en educación ha sido ampliamente estudiado por el sector científico, tanto como una herramienta terapéutica como de un modo más general y también dentro del contexto formativo. La conclusión es clara: los juegos de rol permiten promover de forma magnífica algunas aptitudes, y sobre ellas vamos a hablar a continuación. ¿Por qué deberíamos integrar juegos de rol en el ámbito educativo? Por las siguientes razones.

Promueven la creatividad y la imaginación

Hay cientos de juegos de rol disponibles en el mercado, cada uno de ellos con un contexto y una serie de peculiaridades que lo hacen diferente. Aquí hablaremos de forma genérica:los juegos de rol promueven la creatividad y la imaginación.

Pan de desayuno @ PixabayAl igual que una novela nos obliga a adentrarnos en un mundo sólo narrado a través del texto, en un juego de rol no existen representaciones estáticas sobre las situaciones, ni sobre los mundos. Aunque podemos utilizar algunas imágenes o vídeos como soporte a las explicaciones del director de juego, el gran peso de la acción dependerá de la imaginación que tengan los chavales.

Os levantáis y acudís a vuestro desayuno en la posada. Compuesto por un té local y un par de rebanadas recién cortadas con mermelada. A vuestra derecha, una mesa de comerciantes de lana discute sobre su siguiente parada en el camino.

Nos obligan a tomar decisiones

En un juego de rol cada participante hará un papel en el juego, y estará constantemente tomando las decisiones que tome su personaje. Estas decisiones a las que generalmente no tienen acceso en el mundo real, pero que podrán —de hecho, deberán— afrontar en su aventura.

Camino de madera @ PixabayJunto con las decisiones, deberán anteponerse de los posibles peligros que pronto llegarán. ¿Adentrarse en una cueva para capturar un tesoro, o quedarse fuera con el miedo de que aparezca una araña gigante?

Tras dos horas a lomos de vuestro caballo de viaje, el camino se bifurca. A la izquierda iréis a la ciudad principal de la región; a la derecha, a un pequeño pueblo del que habéis oído están sucediendo cosas extrañas. ¿Qué camino elegís?

Responsabilidad

Los que hemos jugado al rol en alguna ocasión sabemos que a los personajes se les termina cogiendo cariño. Mucho cariño, mayor cuanto más juegas con ellos. Es necesario ser responsable y también tomar decisiones responsables tanto para uno mismo como para el grupo.

Cofre @ PixabayLo que suceda en el juego dependerá de las decisiones que se vayan tomando a lo largo de él. No lucharás contra el troll del pantano si no pisas la charca (no siempre, al menos), y muchas veces es mejor esquivar algunas trabas que el director de juego propone, antes que enfrentarse a ellas.

Estás viendo, en una esquina de la habitación, un cofre de acero. Por el aspecto parece que puede contener algo valioso, aunque hay una insignia en uno de los bordes. Pertenece a Doña Beatriz de Mendoza. ¿Qué haces con el cofre?

Trabajo en equipo

Uno de los principales objetivos de los juegos de rol en educación —y también como afición— es el de colaborar para llegar a un fin. Parte de lo que hablamos en los diferentes apartados de este texto implican el trabajo en equipo, necesario y en muchas ocasiones fundamental para poder conseguir las misiones encomendadas.

Carro @ PixabayEl trabajo en equipo no sólo consiste en que nuestros personajes cooperen, también los participantes en el juego de rol deberán hablar entre ellos, debatir y discutir qué hacen, cómo lo hacen y… el por qué lo hacen.

Mientras dormís, dos goblins os asaltan en vuestro pequeño campamento, y les sorprendéis mientras os están robando la comida que guardábais para el viaje en el interior del carro. Observáis también que de los dos goblins, uno tiene una herida en la pierna y seguramente no pueda correr, pero el otro parece bastante atlético. ¿Qué hacéis?

Matemáticas, por supuesto

Y sobre todo mucho cálculo mental. Los juegos de rol suelen estar basados en sistemas estadísticos y de probabilidades: por ejemplo, trepar por un muro depende de la agilidad del personaje, con lo que si es muy ágil tendrá un bonificador. Se tira un dado (para el factor aleatorio), se suma y se contrasta con la dificultad de trepar esa pared. Sí, hay paredes fáciles y paredes muy difíciles.

Caballos @ PixabayTodas estas operaciones se realizan casi de forma continua durante una partida de rol, y esto implica que nuestra mente estará activa para poder hacerlas lo más rápido posible. Hay sistemas más fáciles y otros más difíciles, pero lo importante es que todos se basan de un modo u otro en fundamentos matemáticos. Y, como tal, mejoraremos nuestro cálculo numérico.

Estás persiguiendo a otro jinete que, por lo que te está pareciendo, es muy veloz. Sabes que tu corcel también lo es, pero el problema está en que nunca te han enseñado a montar un caballo a estas velocidades. Debes hacer una tirada de agilidad, más tu habilidad de montar a caballo, y en total debe superar una dificultad mayor a 20.

Experiencias en la vida

Los juegos de rol nos permiten adentrarnos en todo tipo de ideas y propuestas narrativas, y esto implica también que algunas veces se acierta, y otras no. Aprendes cuando tomas una mala decisión: si hubiésemos robado el cofre de Doña Beatriz de Mendoza del que hablábamos antes, tal vez nos hubiese pillado la guardia y nos hubiesen metido en los calabozos durante una temporada larga.

Fuego @ PixabayLos juegos de rol en educación nos proponen experiencias de las que aprender y luego aplicar en el día a día. Evidentemente es un mundo ficticio del que no habrá represalias en la vida real, pero que sí nos permitirá reflexionar sobre lo ocurrido. Todo esto según sea la historia que el director de juego quiera plantear, por supuesto.

Veis fuego en una de las cabañas del pueblo en el que os encontráis. Os acercáis y sois los primeros en llegar y comprobar que la casa está completamente en llamas; veis a una pareja a escasos metros de la puerta, por fuera, ambos con cara de preocupación. “Nuestros hijos Dan y Anne continúan dentro, no nos ha dado tiempo a sacarlos” dicen, antes de romper a llorar.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/juegos-de-rol-en-educacion-beneficios/37670.html

Imagen: https://1d10enlamochila.files.wordpress.com/2015/05/img_7081.jpg

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Mis maistritos de pueblo

Por Abelardo Carro.

Anda hijo mío, vete ya. México espera tu esfuerzo. Te espera el hombre ignorante, te esperan los niños malicientos, yo aquí me quedo esperando, con orgullo verdadero. Anda hijo mío, vete ya. Que si de momento muero, voy a gritar con orgullo, voy a gritar a los cuatro vientos: ¡mi hijo!… ¡mi hijo!… ¡es un maistrito de pueblo!
Abraham Rivera Sandoval

Recuerdo que hace algunos años, un grupo de estudiantes normalistas y quien escribe este texto, participamos en un concurso de poesía que la institución en la que nos encontrábamos, había organizado con la finalidad de fomentar una de las más bellas expresiones del ser humano entre las escuelas normales de la entidad.

alumnos-ipnEnterados del concurso, y como asesor del grupo, nos propusimos participar. Las ideas en el aula surgían a raudales. La disputa entre mis alumnos sobre la poesía que debíamos montar, fue el momento más enriquecedor en mi carrera profesional. Ellos mismos formaron grupos de trabajo. Asistieron a la biblioteca, centro de cómputo, con diversos maestros, en fin, buscaron en cada uno de los espacios que pudiera ofrecerles la posibilidad de tomar la decisión más importante para tal evento: la poesía.

La consigna dada fue muy simple, además de dicha poesía, debían indagar sobre su autor, por qué la compuso, cuándo la escribió, en qué contexto surgió, vaya, muchos de los elementos que son tan importantes para lograr su comprensión. Claro, no se trataba de buscar por buscar, sino de indagar para encontrar la mejor que nos llevara a obtener el tan anhelado primer lugar.

Pasado un buen rato y cuando la desesperanza comenzaba a surgir, de la nada gritó una estudiante: ¡la encontré, al fin la encontré! Todos volteamos la mirada y ella, apresuradamente, corrió hacia el salón y con cierta dificultad por la falta de aire que le propició la carrera, expresó: ¡se titula “Maistrito de Pueblo” de Abraham Rivera Sandoval, un maestro normalista de Cuautla, Morelos!

Si mis recuerdos no me fallan, todos nos quedamos boquiabiertos. El título era de lo más llamativo y lo fue aún más, cuando escuchamos que fue escrita por un maestro que había egresado de una escuela normal.

Ni tarde ni perezoso, recuerdo haberles pedido que ingresaran al aula y se sentaran formando un círculo. Teníamos que escuchar la biografía del autor y después, leer en voz alta su poesía. Así fue. Carmen –mi alumna– comenzó a narrar parte de la historia de este notable personaje. Nos dijo que era oriundo del estado de Veracruz pero que sus padres lo llevaron a vivir a Cuautla a muy temprana edad; que desde pequeño fue un niño prodigo por lo que estudió muy joven en la Normal Rural de Oaxtepec, Mor., y que cuando egresó, continuó sus estudios en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio en Cuernavaca y, años más tarde, en la Escuela Normal Superior de México.

Pasado este momento y después de haber hecho algunas inferencias sobre su origen, formación y época en que realizó su labor docente; llegó lo esperado. Leí en voz alta su poesía. Palabras, sentimientos, emociones, y alguna que otra lágrima derramada, fueron los sucesos más emotivos de tal evento.

Sin pensarlo en demasía, unánimemente decidimos preparar el cuadro. Las voces se colocaron, los movimientos también, el vestuario y demás aditamentos los fuimos preparando en los días subsecuentes con un frenesí desmesurado. Nunca había visto tan entusiasmados a mis alumnos. Todos participaban, todos daban recomendaciones, todos ensayaban.

Llegado el día del concurso el nervio estaba al borde de la locura. Algunos de mis estudiantes caminaban, otros reían, unos más se tronaban los dedos y yo, sencillamente estaba muerto del miedo.

El turno llegó. Recuerdo haberles dicho: ¡chicos llegó el momento, disfruten su participación e independientemente del resultado, siéntanse satisfechos por lo que han realizado!

Así lo hicieron. Salieron al escenario y se entregaron por completo. En ningún momento titubearon. Todo les salió perfecto.

Terminada su participación, hubo llanto en el rostro de los presentes. Abrazos, felicitaciones y aplausos, fueron la coronación a su esfuerzo.

Así, después de dos participaciones más, el momento final llegó, los jueces darían su veredicto y, entre plegarias y rezos, obtuvimos el triunfo. Gritos y más gritos, la locura se desbordó y una enorme satisfacción se vino encima. ¡Ganamos, maestro!, ¿ganamos! – con gusto exclamaron.

Años han pasado, y como fotografías que golpean la mente, una y otra vez el recuerdo se hace presente.

maestro-y-alumnos-en-salo-de-clases-619x348Mis estudiantes, ahora maestros, se desempeñan en el medio. Algunos de ellos son directores, otros, siguen frente a grupo. La verdad de las cosas es que cada vez que los encuentro, el gozo vuelve de nuevo. ¿Qué les deparará el destino?, no lo sé, ni siquiera lo imagino pero, seguro estoy, que cada uno de ellos, formados en una escuela normal, han sido, son y serán: maestritos de pueblo. ¿Vocación?, ¿compromiso?, ¿responsabilidad?, vaya, una investigación no me alcanzaría para explicar o descifrar tales misterios.

Ojalá que en las oficinas ubicadas en República de Argentina consideraran esta historia, o muchas, como las que existen en el sistema educativo. Ojalá y que a partir de difundir y dar a conocer lo que hacen cotidianamente miles de maestros, se pueda resarcir ese daño que en los últimos años se le ha hecho al magisterio.

En suma, señor Secretario, le sugiero que ya no la friegue, cambie su discurso demagógico y deje a un lado su carrera por la “silla grande”; preocúpese pero en serio por la educación en nuestro país. Visite escuelas, diseñe programas, genere políticas educativas viables y acordes a las necesidades de nuestro México querido.

Hágalo, pero hágalo acompañado de los maestros. Éstos, ni son delincuentes ni pretenden dejar su empleo. Recientemente han demostrado que pueden con el reto. Maistritos de pueblohay muchos, yo soy uno de ellos. Dignifique esta profesión porque usted, al igual que muchos de sus antecesores, jamás ha trabajado con un grupo de niños malicientos, y tampoco sabe, y lo digo con mucho respeto, lo que significa ser un maistrito de pueblo.

Docente en Escuelas Normales en Tlaxcala
Twitter: @Lalocoche

Fuente: http://www.educacionfutura.org/mis-maistritos-de-pueblo/

Imagen: https://i.ytimg.com/vi/5tXOi4im3ws/maxresdefault.jpg

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