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El espacio más allá: conectar entornos de aprendizaje en tiempos de confinamiento

Pablo Gutierrez del Alamo

El día a día lo estamos resolviendo. Con mucho esfuerzo, con nuestro mejor ánimo, con las posibilidades que tenemos, pero estamos en ello…

Sin embargo, pasado un poco el susto inicial y el agobio de qué herramientas tengo o de dónde voy a sacar materiales, creo que es momento de buscar un ratito para pensar en qué es imprescindible en una situación como esta.

Uno de los reflejos que hemos tenido estos días ha sido el de supervivencia. Eso puede haber dado como resultado que hayamos intentado repetir lo que hacemos en clase pero en casa, o bien que hayamos decidido ser súper-personalizados y les hayamos atiborrado a trabajo y nos hayamos atiborrado a la vez… Ahora a nuestros estudiantes no les queda ni un minuto libre y están intentando desesperadamente respirar, o nosotros mismos estamos haciendo esfuerzos ímprobos para ver cómo sobrevivir en el futuro cercano a la carga de trabajo que hemos impuesto. Incluso puede que quienes estén buscando un respiro sean las familias, muchas de ellas que siguen trabajando o tele-trabajando -en el mejor de los casos-, algunas sobreponiéndose a situaciones personales más que complejas -como todos- y no todas ellas con el “capital cultural” suficiente -o la motivación suficiente- para hacer seguimiento de los deberes de los más jóvenes.

La situación en la que estamos es completamente diferente a cualquiera de nuestros escenarios previstos. El escenario es inédito pero nuestro curso escolar sigue y en él nos movemos. Por ello, no estaría de más que aprovechásemos algún momento de la coyuntura para hacer preguntas de fondo que nos ayuden a nadar en estas aguas… que nos ayuden a seguir a flote…

Podría ser el momento de que todo el profesorado hagamos un ejercicio de realismo. No está de más que repensemos algunos asuntos clave con la ley en la mano (no el libro de texto):

¿Qué es lo que nuestros estudiantes tienen que aprender ahora mismo?

Una vez eso esté claro, ¿qué es lo que creemos que tienen que hacer para demostrarnos que han aprendido eso (recitarlo, reproducirlo, hacer una redacción con sus palabras, crear un X, explicárselo a los abuelos, etc…)?

¿Cómo podemos conseguir que ellas y ellos hagan “eso” en las actuales condiciones y qué condiciones podemos trabajar para que puedan hacerlo?

Propongo un ejercicio realista, no un desiderátum. Algunas de esas preguntas tienen difícil respuesta y, aunque parezca muy raro, es lo que nos deberíamos haber preguntado siempre en clase, solo que la fuerza de la rutina de la clase (con sus timbres, sus sonidos, sus materiales y su bullicio) diluye esas respuestas. Pero resulta que ahora no estamos en clase y el silencio es sencillamente atronador.

Una de las cuestiones que puede resultarnos útiles como punto de partida (aunque a veces sea un poco frustrante) es la convicción de que no podemos diseñar actividades de aprendizaje, el aprendizaje es una actividad que emerge, pero podemos intentar diseñar las condiciones para que emerja (de eso va “enseñar”).

En esa labor de crear condiciones, entiendo que uno de los mayores problemas que se acusa tiene que ver con la forma en que la mayoría de nuestros estudiantes depende casi completamente de la motivación extrínseca que imprime el horario escolar, las calificaciones y la rutina del cole (el instituto o la universidad) para asumir sus tareas.

Y es en ese punto donde puede que hacer un poco más de énfasis en eso que llamamos “aprender a aprender” cobre más sentido que nunca.

Es un gran momento para recordar la importancia de entrenar a nuestros estudiantes en procesos de metacognición. Hoy, más que nunca, lejos de la motivación extrínseca que viene del maestro que revisa nuestros deberes a diario, es vital que trabajemos con nuestros estudiantes en cuestiones que afectan claramente a cómo aprenden, cómo enriquecen su entorno personal de aprendizaje (y no solo en herramientas) y sus prácticas más allá de seguir instrucciones detalladas. No en vano, hacer entornos de aprendizaje conectado es mucho más que poner herramientas tecnológicas en medio de las personas o los contenidos, tiene que ver con conectar con sentido todos los nodos de ese proceso de aprendizaje.

¿Pero cómo? Veamos algunas estrategias que a lo mejor pueden darnos alguna pista:

• Una hoja de ruta. Sería interesante trabajar con el estudiantado la elaboración de su propia hoja de ruta en cada asignatura o dominio de conocimiento: qué vamos a aprender estas semanas y cómo se relaciona con las otras cosas que hemos aprendido. Sería incluso deseable que los estudiantes puedan elaborar esta hora de ruta por sí mismos o que la realicen de forma colaborativa en grupos, como consecuencia de una introducción del profesor o de una lectura concreta.

Ahora más que nunca es importante que los estudiantes sepan dónde están, a dónde se dirigen y cuál es el camino que seguirán para ello. Sean del nivel que sean, si estamos aprendiendo la tabla del 3 o si estamos derivando.

Esa hoja de ruta la podemos plasmar en una libreta, o la podemos hacer en un documento colaborativo o en un mapa mental online o hacerle una foto y hacerla interactiva, y debería convertirse en el centro del trabajo de clase.

• Ideas del día /Preguntas del día: La rutina diaria es compleja, especialmente pesada si no se articulan mecanismos para entender cómo ha ido esa rutina (el timbre no suena, no salimos del cole, no volvemos a casa, etc.).

Deberíamos incluir, en la medida de lo posible, rutinas que les ayuden a pensar sobre qué han aprendido, cómo lo han aprendido y cómo eso que trabajan a diario en casa contribuye a la hoja de ruta de la que hablábamos más arriba.

Por ello podría ser de interés crear algún mecanismo para incluir en esa rutina, no sólo reflexiones sobre qué hemos aprendido, qué idea hemos entendido con el trabajo del día (o de la semana), sino qué preguntas aparecen, qué cosas no terminan de cuadrar en la hoja de ruta de la que hablábamos más arriba.

Es posible que pensemos que no hay tiempo suficiente para hacerlo, pero a la larga, si lo conseguimos, el trabajo que llevan a cabo tendrá un valor claro. Pidámosles que dediquen 10 minutos al día y que nos hagan llegar sus conclusiones a través de un tablón en red que sea fácil de rastrear para los docentes. Un padlet o herramienta similar (que no exige registro) y podemos vaciar cada semana, podría ser una opción.

• Evaluación variada. Uno de los mayores problemas que tienen nuestros estudiantes en esta situación de escolarización en casa es la dificultad para valorar por sí mismos hasta qué punto aprenden lo que deben aprender, o si lo han aprendido “suficientemente”. Es un momento perfecto para articular mecanismos de autoevaluación y de evaluación por pares a través de rúbricas claras, que incluso podríamos pedirles a ellos mismos que nos ayuden a crear.

Realizar una buena rúbrica de un trabajo es una forma extraordinaria de evidenciar conocimiento sobre el procedimiento y sobre la importancia de los contenidos que se ponen en marcha en una actividad. Podríamos hacer rúbricas con una tabla sencilla de doble entrada, y también podemos usar alguna herramienta telemática específica. Incluso podemos usar una rúbrica de las que ya existen o adaptarla a nuestra situación, nivel o posibilidades.

Podríamos evaluar a nuestros estudiantes no por el trabajo que hacen, sino por la evaluación que hagan del trabajo de sus compañeros.

Aprender con otros, significa crear también otras perspectivas de evaluación, evaluar a nuestros iguales. ¿Eso significa que evaluamos menos? No, pero significa que ponemos en valor no solo el trabajo de evaluación, sino que exploramos procesos cognitivos superiores en las tareas que ponemos en marcha con los estudiantes.

• El valor de aprender con otros. La conexión con nuestra clase, nuestra primera red personal de aprendizaje es muy importante. Nuestros estudiantes siguen necesitando a sus iguales como referencia y puede ser una gran oportunidad para aprovechar sus redes de contactos para trabajar en grupos. Pidámosles que pongan en marcha esas redes. Si son demasiado jóvenes para tenerlas activadas autónomamente, intentemos crear espacios donde puedan reconocerse (creemos tablones con sus trabajos, con saludos a través de vídeos subidos con móviles, creación de avatares que manden mensajes, jornadas de lectura mutua a través de los móviles de los padres), etc.

Necesitan oírse, sentirse, recordar que son parte de un grupo y que en él se encuentran y se reconocen.

La lista podría ser mucho más larga, digamos que esto solo pretende ser un comentario.

Hay muchas cuestiones que también se han revelado importantes y casi completamente obviadas en nuestro pasado inmediato, como las relativas a la seguridad de los datos que compartimos en esas herramientas que tan abiertas están para nuestro uso (la ya famosa data literacy) o la poca o nula estrategia que como instituciones educativas, o como sistema, tenemos a la hora de pensar en educación enriquecida con tecnología (cómo es el Entorno Organizativo de Aprendizaje de nuestras escuelas o hasta qué punto nuestro sistema educativo -y no solo el profesorado- es competente digital), pero son reflexiones que tendremos que abordar en otra parte.

Lo sé, hay demasiadas cosas urgentes y estamos intentando sobrevivir. La cuestión es que este tiempo de supervivencia puede que nos haya demostrado que tenemos herramientas y que -tal y como nos decían- parece que no son tan complicadas de usar como pensábamos. Puede que esta sensación nos sirva para apuntar más certeramente a cuestiones que se han revelado como más difíciles que las herramientas mismas en estos tiempos y, desde luego, más importantes a la hora de garantizar que la educación sigue cumpliendo con su propósito.

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Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/27/donde-queda-la-infancia-en-este-confinamiento/

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Pablo Poó: “Hay mejores métodos de evaluación que los exámenes tradicionales”

España / 3 de marzo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Educación 3.0

Pablo Poó es profesor de Lengua y Literatura y ha escrito varios libros en los que defiende que hay mejores formas de evaluar que los exámenes tradicionales. De hecho, combinarlos con otros métodos ayuda a formar a individuos multidisciplinares.

Docente de Lengua y Literatura en un instituto de un pueblo cordobés, Pablo Poó se dio a conocer en las redes sociales con una carta a ‘sus alumnos suspensos’ en la que hacía referencia a su desmotivación a la hora de estudiar y proponía algunas alternativas para ponerle solución. Además, Poó ha escrito tres libros en los que relata sus experiencias como profesor en los más de 14 centros en los que ha trabajado. Con un lenguaje informal y cercano, sus escritos tratan de ayudar a los estudiantes a la hora de aprobar exámenes y superar el curso académico. Su último libro, ‘Aprobar es más fácil de lo que piensas’, muestra las técnicas y métodos que pone en marcha en sus clases de Lengua y Literatura.

¿Cuál es su postura sobre los exámenes tradicionales?

Pienso que hay mejores métodos de evaluación que los exámenes, aunque entiendo y comparto que la memoria debe ser trabajada y entrenada porque es muy útil al ser humano. Pero para implantar otras alternativas el sistema educativo debe ser reformado en sentido inverso, de arriba abajo.

La razón es simple: tanto las enseñanzas superiores como sus pruebas de acceso y los tantas tipos de oposiciones que se basan en la realización de exámenes. Es por esto que, independientemente de que un docente esté o no de acuerdo con este método de evaluación, debe preparar a sus estudiantes para afrontarlos con éxito.

examenes

Si algún día desaparecieran de nuestra vida, con mucho gusto dejaré de hacerlos. Mientras tanto, mi propia responsabilidad profesional me obliga a, como digo, formar a mis alumnos para lo que les pueda acontecer en su futuro.

¿Son el mejor método de evaluación para reflejar el éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje?

No, son solo un método basado en una herramienta concreta del proceso de aprehensión de conocimientos del ser humano: la memoria. Los mecanismos cognitivos de los que gozamos como especie son, por suerte, variados: en unos prevalece la memoria, en otros la capacidad de relación, en otros la de síntesis, o la de abstracción, o la búsqueda de información, o su aplicación práctica… Todos ellos, en conjunto, reflejan el éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Tan nocivo es utilizar solo los exámenes como método de evaluación como usar solo la creatividad. En la variedad está el quid de la cuestión, pues debemos entender que el fin último de la docencia es la formación de individuos multidisciplinares.

¿Qué opina de los métodos de evaluación alternativos como rúbricas, dianas de autoevaluación, diarios de aprendizaje, mapas mentales…?

Son necesarios y útiles para ese proceso de formación multidisciplinar que acabo de mencionar. Sin embargo, el hecho de que exista un abanico cada vez más amplio de recursos no quiere decir ni que haya que usarlos todos ni que los más novedosos sean per se los mejores: habrá que seleccionar y adaptar los métodos de evaluación en función de la realidad del alumnado que tengamos enfrente y de, por desgracia, el equipamiento o la dotación (tanto material como de infraestructura) de los que goce el centro educativo en cuestión.

¿Hay alguna técnica de estudio que garantice el aprobado?

En absoluto, ¡ojalá! Todo el mundo la usaría. La efectividad de las técnicas de estudio varía en función de la persona (yo, por ejemplo, soy más de esquemas que de resúmenes) y de la materia a estudiar (no se deben estudiar igual Lengua y Matemáticas). Es por esto que se hace fundamental que el estudiante conozca cuantas más técnicas mejor para que pueda elegir la que mejor se adapte a su forma de aprender.

¿Cuál es la mejor manera de combatir la ‘curva del olvido’ después de la evaluación?

Está científicamente comprobado (véanse los estudios de un pionero en la materia como Hermann Ebbinghaus) que los repasos periódicos retrasan la aparición o palían el descenso de la ‘curva del olvido’. Sin embargo, en este aspecto, debemos aplicar el sentido común: no podemos pretender que el alumnado repase periódicamente todo el contenido de todas las materias.

estudiar Pablo Poó

En esta línea, la motivación juega un papel fundamental, así como la estrategia metodológica a usar en clase: suelen recordar más contenidos aquellos alumnos que han tenido una grata experiencia de aprendizaje. Aunque esto ya no es científico, sino que lo digo basado en mi experiencia como docente.

“Los alumnos que suelen recordar más contenidos son los que han tenido una grata experiencia de aprendizaje”

La organización es clave para el éxito en los estudios y plantea el uso de la agenda como si se tratara de un bullet journal en el que los códigos visuales tienen mucho peso. ¿Por qué y cómo se le puede sacar el máximo partido?

Seis horas de clase cada día, seis profesores distintos hablando de seis materias diferentes y mandando seis bloques de tareas o deberes: si no se recoge en una agenda lo que hay que hacer, cómo hay que hacerlo y cuándo hay que entregarlo es completamente normal que a cualquier, no ya adolescente, sino persona, se le olvide.

El uso de la agenda es fundamental porque, por un lado, te ayuda a organizarte. Por otro, a estar al día de lo que hay que hacer. Y, también, porque te ayuda a desarrollar el sentido de la responsabilidad, ya que solo tú eres el responsable de que la agenda esté o no cumpliendo su cometido.

El usarla con códigos visuales es algo que recomiendo a mis alumnos para hacerles la tarea de apuntar cosas más divertida, personal, eficiente o visualmente atractiva. En esta época que vivimos, la imagen tiene mucho poder.

“El uso de la agenda es fundamental porque te ayuda a desarrollar el sentido de la responsabilidad”

estudios

Se están popularizando metodologías como el Visual Thinking, el Aprendizaje Basado en Juegos o el Trabajo Cooperativo. ¿Cómo encajan a la hora de elaborar ese plan de estudios particular por parte de cada alumno? ¿Cómo se pueden integrar con un método de evaluación tan tradicional como los exámenes?

Aquí creo que debemos diferenciar el trabajo en el aula y en casa. Dado que el trabajo en el aula lo gestiona cada docente, me centraré en el trabajo en casa, que se supone que es el que hace el estudiante autónomamente: para el uso de estas nuevas metodologías dentro del trabajo, digamos, extraescolar del alumnado, al igual que ocurría con los tradicionales deberes, es necesaria una doble labor.

En primer lugar, el docente debe ser consciente de la cantidad de trabajo diario que soportan sus estudiantes por las tardes para, en la medida de lo posible, anular, reducir o ampliar la carga que supone.

En segundo lugar, y volviendo al uso de la agenda, creo que el alumno debe ser el responsable (con ayuda) de su propia organización temporal.

Por poner un “pero” al uso de estas nuevas metodologías como trabajo para casa, señalaría que muchas de ellas incluyen necesidades que se salen del ámbito de actuación de los escolares para implicar, en ocasiones en exceso, a su familia: para algunas es necesario quedar con otros compañeros (que no tiene por qué vivir cerca), o es necesario el uso de un dispositivo móvil, desde tableta a ordenador,  que una familia en cuestión puede tener sometido a un horario de uso concreto.

“El docente debe ser consciente de la cantidad de trabajo diario que soportan sus alumnos”

En lo que respecta a su integración en el aula, y como ya he comentado, no veo inconvenientes en enriquecer la labor pedagógica y didáctica de cualquier docente combinando métodos ‘tradicionales’ e ‘innovadores’. Las comillas son necesarias, pues muchos de estos métodos, si investigamos sus orígenes, nos daremos cuenta de que datan de los años setenta, sesenta o incluso cincuenta del siglo pasado.

Fuente de la Entrevista:

https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/entrevista-pablo-poo/99487.html

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 3 de marzo de 2019: hora tras hora (24×24)

3 de marzo de 2019 / Autores: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 3 de marzo de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – El presidente del Consejo Asesor de la OEI reflexiona sobre las reformas educativas en Iberoamérica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302761

01:00:00 – Radio FAPA. Somos escuela 326. Decreto de convivencia (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302441

02:00:00 – Panamá: Sistema educativo está colapsado

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302765

03:00:00 – El sitio del magisterio (Artículo de Manuel Gil Antón)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302447

04:00:00 – Paraguay: Organizaciones de sociedad civil presentan Observatorio Educativo Ciudadano (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302752

05:00:00 – Entrevista a el docente argentino finalista del premio Nobel de educación +Info (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302630

06:00:00 – Libro: Sistematización de materiales educativos para la prevención del embarazo adolescente, Chile (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302933

07:00:00 – Hilos de Twitter sobre educación que te harán reflexionar (Artículo de Miriam Egea)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302627

08:00:00 – Libro: Nuevos desafíos en educación. Una mirada interdisciplinaria (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302937

09:00:00 – Pedagogías críticas y educación popular – Seminario virtual CLACSO (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302681

10:00:00 – Libro: Educadores con perspectiva transformadora (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302945

11:00:00 – Ecuador: ‘Revolución educativa’ y Educación Popular (Artículo de Rosa María Torres)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302685

12:00:00 – ¿Cuánto cuesta el material escolar en Chile y en otros países de la región?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302916

13:00:00 – El Lado Educativo De Youtube

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302900

14:00:00 – Perú: Solo 6 de 48 lenguas originarias están incluidas en el plan nacional educativo del país

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302910

15:00:00 – Ignorancia política, ¿otro fallo del Sistema Educativo? (Artículo de Mireia Long)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302688

16:00:00 – Argentina: Congreso de Ajedrez educativo y discriminación a las ajedrecistas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302903

17:00:00 – Pablo Poó: “Hay mejores métodos de evaluación que los exámenes tradicionales”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302919

18:00:00 – Nicaragua supera a sus docentes para reforzar sistema educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302768

19:00:00 – Estrategias para impartir clases de forma dinámica (Artículo de Jesús Falcón)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302444

20:00:00 – España: Castellón estrena una nueva edición de la Muestra Internacional de Cine Educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302756

21:00:00 – 30 aniversario de lucha del CNTE (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302633

22:00:00 – Costa Rica: FARO da giro radical a 30 años de evaluación educativa

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302748

23:00:00 – Infografía: El uso de las Redes Sociales como Estrategia Pedagógica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302928

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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¿De verdad es la evaluación un problema?

España / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Manuel Jesús Fernández Naranjo / Fuente: EvaluAcción

La evaluación es el proceso más complejo de cualquier organización. Decidir qué, quién, cómo, cuándo, a quién y para qué evaluar resulta, en la mayoría de los casos, una de las decisiones más difíciles de tomar. Y lo estamos viendo con el globo sonda, repetitivo en la mayoría de las administraciones, de la evaluación docente. Pero, no quiero entrar en este tema, no por su complejidad, sino porque es sólo un ejemplo de lo anterior y no el tema de esta entrada.

Porque me quiero centrar en un hecho que vengo experimentando durante estos últimos años y es que la evaluación se convierte en una ayuda para los actores del proceso de aprendizaje y no es ningún problema. En definitiva, mi tesis es que la evaluación no es un problema sino que es el principal elemento de cohesión de la comunidad educativa.

Pero, vayamos a las causas, según mi punto de vista, de por qué la evaluación educativa se ve como un problema que pone de los nervios a toda la comunidad educativa.

  • La evaluación confundida con calificación
  • La evaluación como una meta y no como un proceso
  • La evaluación con instrumentos limitados
  • La evaluación como castigo
  • La evaluación como una decisión individual

Y, ahora, veamos los argumentos para afirmar que la evaluación no es ningún problema, que evaluar es algo que facilita y fundamenta el aprendizaje auténtico. Para ello, me gustaría recordar varios ejemplos de cosas que pasan en las aulas donde comparto aprendizajes con el alumnado.

En primer lugar, lo que una alumna me comentó hace poco cuando le entregué una rúbrica para que se autoevaluara:¡cómo me voy a poner yo la nota si el maestro eres tu!. Y en segundo lugar, lo que otra alumna dijo cuando después de reflexionar sobre lo que había hecho durante lo que llevábamos de trimestre: yo ya no merezco el 10, maestro. Creo que estas dos anécdotas de aula reflejan todo lo que evaluación es ahora mismo y, también, lo que no debería ser, ya que se piensa  y se tiene más que asumido mayoritariamente que la evaluación es una responsabilidad exclusiva del docente y que el alumnado no tiene ninguna responsabilidad en la valoración de SU aprendizaje. Porque no lo olvidemos, si queremos que el alumnado aprenda de verdad debe ser responsable de su aprendizaje, para empoderarse, para ser autónomo y competente. Y no lo es en absoluto, por su relativa inmadurez, por la falta de hábito y, sobre todo, por un sistema de evaluación radicalmente vertical y nada participativo.

ben-mullins-785450-unsplashSin embargo, como pasa en esas aulas donde comparto aprendizajes con el alumnado, la evaluación cuenta, en primer lugar, con instrumentos muy variados como rúbricas, pruebas cooperativas, juegos, actividades individuales, en pareja y en grupo, explicaciones, creación de productos, trabajo en el aula, etc., lo que provoca que se vaya asimilando algo que yo les digo continuamente: no hacemos exámenes, pero nos examinamos continuamente. Además, también usamos estrategias variadas como flipped, trabajo cooperativo y colaborativo, cumplimiento de plazos o autoevaluación y coevaluación. De esta forma, la evaluación se empieza a entender, porque cuesta trabajo cambiar hábitos adquiridos que se entienden como inmutables, como un proceso y no como un resultado, como un camino y no como una meta y, por ello, la evaluación no se confunde con calificación, aunque administrativamente haya que ponerla, sino que se empieza a entender como el resultado de lo realizado y aprendido durante un tiempo determinado y de lo que ellos son responsables y, esto es muy importante, participan. Por eso, también, la evaluación se convierte en una ayuda eficaz para mejorar el aprendizaje y no se ve como la posibilidad de un castigo por no hacer algo bien, sino un manera de aprender para hacerlo mejor.

Y termino con el comentario de estas experiencias de aula con una anécdota de ayer mismo. En mi centro se hacen desde el curso pasado exámenes comunes para todos los niveles, (algo que me parece completamente contrario a los principios de la educación del siglo XXI como diversidad, inclusión, personalización, evaluación formativa, por ejemplo, pero que asumo como docente del centro) y un alumno de 1º de ESO me comentó que cómo iban a hacer ellos un examen común “si no habíamos dado nada”. Entonces, yo le pregunté qué era el Ecuador y me dijo: “la línea que divide a la tierra en dos mitades” y le insistí preguntándole cuáles eran los movimientos de la tierra, y me dijo: “rotación y darle la vuelta al sol”, e insistí más preguntándole cuál era la cordillera que divide Europa y Asia y, sí, me dijo, “los Urales”. Entonces entendió, entendieron, que no quería decir “dar” sino “estudiar de memoria”. Creo que hace falta comentar poco más.

En definitiva, podemos concluir que la evaluación deja de ser un problema si podemos hacer que ocurra lo siguiente:

  • Hacer de la evaluación un proceso que reduzca, hasta hacerla irrelevante, la importancia del final, de la meta.
  • Hacer al alumnado responsable de su aprendizaje y, lógicamente por eso, de su evaluación y, por tanto, también enseñarles a participar de manera objetiva en su propia valoración y en la valoración de sus compañeros.
  • Utilizar estrategias e instrumentos muy variados de forma que el alumnado tenga la certeza de que su evaluación es formativa, de que aprende evaluando y evalúa aprendiendo.

Yo estoy en ello y observo que cuando el alumnado asume el proceso, sabe que su evaluación es para mejorar y entiende que su “nota” depende de él y no de mí, todo es mucho más fácil y mucho menos problemático. Y sí, las familias lo asumen también con naturalidad.

Fuente del Artículo:

http://evaluaccion.es/2018/11/26/de-verdad-es-la-evaluacion-un-problema/

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La formación continua de docentes desde sus prácticas pedagógicas

Nicaragua / 24 de septiembre de 2017 / Autor: David Otero Mendieta / Fuente: El Nuevo Diario

Diversos estudios nacionales e internacionales nos informan sobre los desafíos que tiene nuestro sistema educativo respecto a la calidad de lo que aprenden y cómo están aprendiendo los estudiantes. Múltiples encuestas, exámenes de conocimiento, investigaciones, diagnósticos, sistematizaciones y diversas formas de indagación nos proveen de evidencias sobre los bajos resultados referidos a conocimientos y habilidades cognitivas y no cognitivas que deben dominar las personas para superar su estado de empobrecimiento y alcanzar prosperidad.

Los niveles de logros de aprendizajes en lectura, escritura, cálculo matemático  y uso de métodos de investigación científica son aún insuficientes en correspondencia con las competencias deseadas en el currículo para que nuestros estudiantes sean aptos en desempeñarse como ciudadanos emprendedores e innovadores.

Uno de los factores relacionados con la calidad educativa es la formación docente. El Informe de resultados del TERCE sobre factores asociados considera que: “La formación inicial y continua, junto con la experiencia del profesor, constituyen la base sobre la cual se sostiene cualquier innovación curricular o pedagógica… La preparación del docente se concibe como un proceso permanente dentro de una concepción de aprendizaje constante” (Unesco, 2015, p.92).

Es importante entender las contradicciones ocurridas entre la tradicional y novedosa formación docente que necesitamos los educadores para que los estudiantes logren aprendizajes significativos. Sin embargo, el mayor desafío es cómo hacemos para solucionar los problemas identificados. ¿Qué aportes ofrecer desde las instituciones educativas (escuelas, institutos, centros educativos, colegios, universidades, entre otros) para que suceda una formación continua docente exitosa desde su práctica pedagógica? ¿Cómo hacer puentes que conecten entre las políticas educativas diseñadas por el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, que tienen la intención de mejorar la calidad educativa, y las practicas pedagógicas que realizan los docentes en las instituciones educativas desde sus propias realidades etnográficas?

Hace cinco meses, un equipo de investigadores en educación, nicaragüenses y de otros países, iniciamos un proyecto de investigación en un centro educativo de Managua, y desde esta experiencia, estamos validando un modelo de formación continua docente en didáctica sobre el método de aprendizaje basado en proyectos; en tecnologías de la información y las comunicaciones como herramienta de apoyo a las actividades didácticas; en evaluación de los aprendizajes basado en evidencias para el mejoramiento continuo; en gestión de las emociones orientadas hacia el aprender a convivir.

Desde los enfoques de investigación – acción y de experimentación, hemos constatado que en la medida que los docentes entienden cómo funciona en ellos este tipo de aprendizaje, cómo se organiza, planifica y evalúa, cómo utilizan las herramientas tecnológicas para lograr los objetivos de aprendizajes deseados y cómo los investigadores, les acompañamos, aumentan su  inquietud y pasión en implementar las nuevas formas de aprender con sus estudiantes y compartirlo entre sus compañeros docentes. La pasión del docente se evidencia en su fuerte interés a seguir aprendiendo y en el nuevo clima de aprendizaje que ocurre con sus estudiantes, colectivo docente y familias.

Entre lo nuevo que han incorporado los docentes en sus prácticas pedagógicas, están las siguientes: i) Un espacio y tiempo organizado en la escuela para su formación continua, ii) la planificación de unidades didácticas con el método de aprendizaje por proyectos, iii) la realización y participación en clases abiertas hacia otros docentes y retroalimentación de esas clases, iv) uso de la rúbrica como método de evaluación de aprendizajes cualitativos y formativos, v) dosificación de la evaluación en proceso y la evaluación sumativa, vi) práctica de la coevaluación estudiante–estudiante y estudiante–docente, vii) realización de clases utilizando teléfonos celulares, Tablet, computadoras de escritorio y datashow con aplicaciones tecnológicas.

El método Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) que aplicamos en el proceso educativo es definido en “www.aulaplaneta.com”, como: “… una metodología que permite a los alumnos adquirir los conocimientos y competencias clave en el siglo XXI mediante la elaboración de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real”.

Esta metodología es diferente a la metodología tradicional, en la que el docente se ocupa de un rol transmisor de información y asume una autoridad formal. Sin embargo, desde ABP, el docente se  preocupa y se ocupa en tener un rol de facilitador, tutor, guía, mentor o asesor, quien acompaña a los estudiantes en abrir la llave de sus talentos para entrar en sus conocimientos previos y descubrir  nuevos conocimientos; en probar y no en aprobar. Además, mientras que en el Aprendizaje tradicional, los docentes organizan solo el contenido en exposiciones de acuerdo a su disciplina, desde el ABP, estos diseñan sus planes en equipo con otros docentes y áreas de conocimiento en base a dosificar problemas abiertos, que los vinculan a productos, competencias, contenidos y actividades de lengua, literatura, matemática, ciencias sociales, inglés, entre otras, generando sentido e interés por los estudiantes para resolver problemas reales de sus vidas y su entorno de vida. La participación protagónica de los estudiantes en el ABP supera a la participación pasiva de los estudiantes en clases tradicionales.

Fuente del Artículo:

http://www.elnuevodiario.com.ni/deportes/440623-formacion-continua-docentes-sus-practicas-pedagogi/

Fuente de la Imagen:

http://www.uniremington.edu.co/facultades-uniremington/facultad-de-educacion-y-ciencias-sociales/noticias/463-ruta-de-formacion-docente.html

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Libro: Rúbricas y otras herramientas para desarrollar la escritura en el aula

Chile / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Carmen Sotomayor y otros / Fuente: CIAE

La escritura es una práctica que involucra una gran cantidad de habilidades y el desarrollo de conocimientos en niveles diferentes.

Por eso, a través de fundamentos teóricos y material práctico, el libro «Rúbricas y otras herramientas para desarrollar la escritura en el aula» ofrece una guía y un apoyo para docentes de educación básica en su proceso de en enseñanza de la escritura en el aula.

El libro surge a partir de una investigación realizada por el Centro de Investigación Avanzada en Educación y la Fundación Educacional Arauco y de la colaboración y el trabajo con docentes de aula, quienes adaptaron y aplicaron las rúbricas en sus salas de clase.

Autores: Carmen Sotomayor, Natalia Ávila y Elvira Jéldrez (coordinadores); Percy Bedwell, María Correa, Cristián Cox Puga, Ana María Domínguez, Liliana Fuentes, Gabriela Gómez y María Graciela Veas (autores).
Centro de Investigación Avanzada en Educación, Fundación Educacional Arauco

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http://www.ciae.uchile.cl/download.php?file=publicaciones/rubricas_otras_herramientas_para_desarrollar_escritura_aula.pdf

Fuente:

http://www.ciae.uchile.cl/index.php?page=view_noticias&langSite=es&id=698&externo=banner

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Rúbricas educativas.

Por: Rafael Fenoy Rico.

Están aquí, aunque millones de personas que conforman las comunidades educativas no tengan ni la más remota idea de lo que son. Las normas, sobre planificación, desarrollo y evaluación de las actividades de aprendizaje, promueven su uso, y a miles de docentes les está dando dolores de cabeza. ¿Cuál es la causa de tanta ignorancia y tanto esfuerzo, que se antoja para muchos inútil?

El primer lugar es preciso señalar que las prácticas educativas, en nuestros centros educativos, han estado sujetas a diversas y múltiples formas de programación, que contiene la evaluación de la misma. Aunque la palabra programación ha sido siempre utilizada entre la docencia, es muy cierto que la forma de hacerla, y, sobre todo, la filosofía que sustenta su existencia, como documento planificador de las actividades en los procesos de enseñanza aprendizaje, se ha ido modificando sustancialmente con el tiempo.

Al afán, lógico y necesario, de planificar, realizar y evaluar la actividad del profesorado y los aprendizajes del alumnado, se le ha añadido, desde no hace mucho, la pretensión de uniformar procedimientos para, de esta forma, poder ajustar “plantillas” evaluadoras externas. Y es aquí donde empieza a patinar tanta demanda de “innovación” programática en las aulas. Porque quienes se dedican a esto de evaluar los sistemas educativos, no son docentes, no tienen ni la más remota idea de cuáles son los contextos donde el profesorado y el alumnado deben trabajar colaborativamente. Además esta radical ignorancia sobre el ejercicio de la profesión de la docencia, refuerza la inmensa osadía de pretender ajustar la realidad a “cuestionarios”, eso sí, amplios, enjundiosos, pero de fácil tratamiento informático, para de esta forma que las máquinas (que no personas evaluadoras) realicen informes extensos sobre los resultados de la educación en un centro, una región, un continente o el mundo mundial.

Porque todo parece reducirse a conseguir que el alumnado aprenda esta destreza, esta habilidad o esta otra, que, dicen, predica del grado de desarrollo de esta o aquella competencia. Sin tener en consideración que la relación docente discente, que se antoja algo más que compleja, se hace siempre colectiva y nunca personalizadamente. Y claro, como no es nada fácil la tarea burocrática que al profesorado se le encarga, surgen a diestro y siniestro “ayudas” en varias webs que ofrecen fórmulas mágicas, tipo lee, elige, corta y pega, para que el profesorado cumplimente los requerimientos normativos en sus programaciones. Por ejemplo aquella web que facilita nada menos que 75 rúbricas para Primaria, Secundaria y Bachillerato que, según dicen, permiten “evaluar y también guiar el diseño y aplicación en clase de diferentes tareas, actividades y proyectos de aula”, prometiendo que con ellas se podrán “desarrollar nuevos modelos de aprendizaje y evaluación en el aula: aprendizajes activos, coevaluación, heteroevaluación…”. Todo un filón de ventajas para programar actividades en el aula, gestionar recursos de aprendizaje, elaborar y ejecutar proyectos, utilizar herramientas virtuales, haciendo más eficiente, eso dicen, la evaluación del desarrollo de las competencias que, se supone, el proceso de enseñanza aprendizaje debe garantizar. Y todo ello con la garantía de diversos entes administrativos: el INEE (instituto Nacional de Evaluación Educativa), o del INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado) o el no menos conocido CNIIE (Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa).

¿Quién se encarga de hacer las rúbricas para evaluar el rendimiento de estos organismos?

Fuente: http://www.rojoynegro.info/articulo/ideas/r%C3%BAbricas-educativas

Imagen: 

http://1.bp.blogspot.com/-gQXJA2vFw2E/Vm2f1b52aII/AAAAAAAASNo/qT9B51LeFKg/s400/evaluacion-institucional.jpg

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