Huelga el 25 y 26 de enero Los sindicatos urgen a invertir en educación y sanidad y piden apoyo a sus paros

  • Alertan de las condiciones «límite» en las que se encuentran ambos sectores y aseguran que si no se invierte más ahora «la quiebra será irreparable»

 

Los sindicatos educativos y de la sanidad han alertado este miércoles de las condiciones «límite» en las que se encuentran ambos sectores y han asegurado que si no se invierte más ahora «la quiebra será irreparable», por lo que han llamado a la sociedad civil a apoyar las movilizaciones de los próximos 25 y 26 de enero.

Los sindicatos presentes en la Mesa de la Sanidad, excepto Metges de Catalunya y SATSE, que son mayoritarios entre los médicos y los enfermeros, junto a los sindicatos de profesores Ustec-sts, CGT y el Sindicato de Estudiantes han presentado este miércoles ante el Parlament un manifiesto en el que urgen a «defender el sistema de bienestar«, porque «sin sanidad estamos muertos y sin educación no hay futuro».

El portavoz de la Mesa de la Sanidad, Xavi Tarragón, ha afirmado que la sanidad «está colapsada», sus trabajadores «extenuados» y el sistema «está en quiebra», por lo que «si no se actúa ahora, será irrecuperable».

Tarragón se ha preguntado «qué será de nuestra sociedad sin un sistema educativo y de sanidad de calidad», a la vez que ha denunciado que el presupuesto que la Generalitat destina a la atención primaria es del 17,9 %, «lejos de 25 % que reclaman agentes sociales, sindicatos y organizaciones internacionales».

82 días para ver a un especialista

«Solo el 50 % de los ciudadanos tiene garantizada una cita con su médico del CAP en menos de 5 días, la espera media por consulta de especialista es de 82 días y para cirugía es de 152 días», ha asegurado Tarragón.

El portavoz también ha denunciado «la falta crónica de profesionales, que pone en riesgo la asistencia», junto a la «alta temporalidad, que fomenta la fuga de los pocos profesionales disponibles a la búsqueda de mejores condiciones«.

De celadores a cirujanos

El sindicalista ha subrayado que «cuando se habla de sanidad son muchos los profesionales que trabajan en ella, desde personal de la limpieza a administrativos, celadores, enfermeros, auxiliares o administrativos».

Por su parte, la portavoz nacional del sindicato de profesores Ustec-sts, Iolanda Segura, ha denunciado que, «después de los complejos años por la cronificación de los recortes y la pandemia», la administración, «lejos de reconocer el esfuerzo en educación, decide imponer medidas sin consenso».

A la cola de Europa

La inversión en educación en Catalunya «no llega al 3 % del PIB, cuando según la Ley de Educación de Catalunya debería ser del 6 %», por lo que «nos situamos a la cola de Europa en inversión en educación», ha dicho Segura.

La portavoz ha criticado que el decreto de educación inclusiva no esté desplegado tras 5 años de haberlo aprobado el Parlament, que las ratios son superiores a 30 alumnos «en muchos casos», que la red concertada es la «principal fuente de segregación escolar» y que el proceso de estabilización «puede dejar sin empleo a profesionales que llevan más de 10 años trabajando».

Los profesores «hemos perdido entre 1,5 y 2 años enteros de salario en los últimos 15 años», ha denunciado Iolanda Segura, que también ha criticado que se mantenga un decreto de plantillas que faculta a los directores a «escoger a dedo al personal», con lo que «se elimina la democracia en los centros».

«El momento de presionar»

En el marco de la actual negociación de los presupuestos, «entendemos que es el momento de presionar al Govern» para que «se destinen más recursos a la educación y la sanidad pública», han coincidido ambos portavoces.

De manera conjunta, los sindicatos de la enseñanza y de la sanidad han convocado huelga y manifestaciones para los próximos 25 y 26 de enero y una concentración para el día 28.

Los sindicatos presentes en la Mesa de la Sanidad son CATAC-CTS/IAC, CGT Alt Camp y Conca de Barberà- SAE, FTC-IAC, USOC, FAPIC, PSI Luchamos, COS, CSIF y Enfermeras de Catalunya.

También han convocado paros los sindicato USTEC y CGT y el Sindicato de Estudiantes, cuya portavoz, Paula Leiva, ha dicho que los recortes en educación «nos afectan a todos», a la vez que ha pedido «más psicólogos y psicopedagogos en todos los centros educativos» para «tener apoyo emocional y combatir los problemas de salud mental que cada vez afectan más a los jóvenes»

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20230118/sindicatos-urgen-invertir-educacion-sanidad-huelga-25-y-26-de-enero-81343245

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Entrevista a Daniel Innerarity: “Que educación y sanidad ganen peso es una de las pocas noticias ilusionantes de esta devastación”

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¿Quién es el enemigo? La Cosa

Por: Amador Fernández Savater

Mi amigo Jun Fujita, de paso por Madrid en su vuelta a Japón desde Argentina, se ha quedado atrapado por la cuarentena en mi casa. Para mí toda una bendición: cocinamos, charlamos y por la noche hacemos cine-fórum.

Ayer La Cosa, de John Carpenter (1982), un peliculón de ciencia-ficción y terror que no ha perdido un ápice de su capacidad de impacto. Toda la conversación posterior a la peli gira en torno a la cuestión, tan presente hoy con el coronavirus, del enemigo.

— ¿Quién es el enemigo? Al terrible ser encontrado en la Antártida la expedición de científicos lo llama simplemente La Cosa.

“Estamos en guerra” ha dicho Macron. Y manda al ejército patrullar las calles. Lo mismo dijo el presidente chileno Sebastián Piñera cuando empezó la insurrección en su país: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nadie y a nada”. Un poder “alienígena” añadió su mujer. Movilización y guerra total contra… La Cosa.

La Cosa no tiene nombre. Es un Objeto Volante no Identificado por los radares de lo conocido. No encaja en ninguna de las tablas clasificatorias, en ninguno de los sistemas de categorización previo. Es más: La Cosa los arruina y destruye. Es el monstruo, el ser venido de otro planeta, el combatiente ilegal, la potencia del afuera, un punto de exterioridad con respecto a la civilización.

¡Guerra a La Cosa! Por supuesto hay que cuidar y cuidarse, proteger y protegerse. Pero, ¿no es también La Cosa una ocasión de pensamiento? Sólo es posible pensar en la interrupción: la interrupción de los automatismos, de los estereotipos, de las evidencias. La Cosa es un agujero en el sistema de evidencias establecido. Nos invita a repensarlo todo de nuevo: la salud y la sanidad, las ciudades y la alimentación, los vínculos y los cuidados.

En lugar de tapar el agujero, mirar a través suyo. Es la diferencia entre gestionar y transformar. ¿Pero quien quiere sostener un agujero?

— Indiscernibilidad. ¿Quién es La Cosa?

Lo estamos viendo hoy: el enemigo puede ser cualquiera. Los que vienen al pueblo desde la ciudad, ese tipo que anda por la calle aún, los vagabundos y los chicos migrantes sin casa.

La tensión social horizontal es palpable estos días. ¿Quién tiene el virus? No se sabe. Cualquiera lo puede pasar. Hay que desconfiar de cualquiera. Uno mismo sin saberlo puede llevar La Cosa dentro: son los asintómáticos.

Los comunistas eran un enemigo reconocible. El sida estaba asociado a “grupos o prácticas de riesgo”. Pero ahora cualquiera se puede infectar, cualquiera lo puede contagiar, cualquiera es el enemigo.

El piloto Mc Ready (Kurt Rusell) va caso por caso, es lo más seguro, pero la situación cambia, evoluciona. El sano de ayer puede ser el infectado de hoy. Un cortocircuito infernal de lo actual y lo virtual. La desconfianza y la paranoia son generalizadas.

— El enemigo viene de afuera

¿Cómo protegerse? En la peli cada personaje se encierra en su plano individual evitando encontrarse con los demás en un plano de conjunto (el campo-contracampo se vuelve social distancing). Hay que cerrar fronteras. Una frontera en torno a cada uno de nosotros, la casa en cuarentena. La frontera del país, la frontera de la Unión Europea. Da igual que Europa sea más foco de contagio que al revés, se sigue pensando que el enemigo viene de afuera y que protegerse consiste en dejarlo fuera.

Y sin embargo La Cosa llegó antes que la expedición de investigación. La Cosa estaba ahí desde mucho antes, empotrada en la Tierra.

Si La Cosa estaba ahí antes, ¿cómo vamos a dejarla afuera?

Un texto notable que circula estos días, Monólogo del virus, nos recuerda que los virus estaban ahí desde el principio de todo, que representan la continuidad de lo vivo, que sin ellos no habría habido vida.

Como el “barravento” que sopla en la peli de Glauber Rocha (1962), el coronavirus se mueve identificándose con los movimientos de desterritorialización absoluta de la Tierra. El virus es la tierra. Nosotros somos los extra-terrestres. Los que hemos cortado con la continuidad de lo vivo separando sujeto (El Hombre) y objeto a dominar (el mundo). Es la lógica de dominio la que corta el campo relacional en que consiste la vida poniéndonos a todos en peligro. Es esa vida extra-terrestre la que nos amenaza.

— Protegernos de La Cosa. ¿Pero cómo?

No way out en la película de Carpenter. Película radical, sin concesiones, sin ilusiones, sin final feliz.

Para acabar con La Cosa, Mc Ready pega fuego a todas a todas las instalaciones, a todas las viviendas, al conjunto entero de la base científica. Le pega fuego a todo lo que (supuestamente) protege. Porque sospecha que en cualquier rincón puede quedar escondida La Cosa.

Le pega fuego a todo y queda a la intemperie, en el desierto de hielo. El fuego consume el frío, pero amenaza con llevárselo todo consigo.

Es la salida más radical: quemar todo lo que supuestamente nos protege del mal pero en realidad lo reproduce. Quedar a la intemperie, donde un nuevo comienzo es posible. Expuestos, con la vida al descubierto.

¿Está a nuestro alcance ese gesto radical? ¿Lo queremos o tenemos demasiado miedo? ¿Es el único gesto posible?

Preferiríamos seguramente una respuesta sensata que protegiese a los vulnerables sin exponer a nadie más a cambio (los pobres, los chivos expiatorios), que nos devolviese sin demasiados costes a una cierta normalidad. Pero ahí, en la salida reformista, seguramente La Cosa encuentre rincones para guarecerse y no aprovecharemos el agujero para pensar radicalmente.

¿Entonces?

Fuente e imagen: https://www.filosofiapirata.net/quien-es-el-enemigo-la-cosa/

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Un informe documenta las vulneraciones de los derechos económicos y sociales del pueblo saharaui

Redacción: Olatz Alonso/Rebelión

El informe «Una brecha en el muro relata las violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales de la población saharaui en los territorios ocupados por Marruecos.

Lalia pasó todo su embarazo sin que le hiciesen una ecografía. Dio a luz en un paritorio sucio, en el que para entrar tuvo que pagar un soborno y del que salió sin su hijo porque, según los médicos, nació muerto. A Omar le despidieron tras 27 años trabajando en la misma empresa, durante los que nunca fue ascendido a un puesto de responsabilidad. Takio se queja de que en la escuela las instalaciones y el material están en mal estado, de que el sistema responde a criterios políticos en vez de pedagógicos y de que los estudiantes se enfrentan a una presencia policial constante en los alrededores de los colegios.

Lalia, Omar y Takio son personajes ficticios, pero sus vivencias representan el día a día de la población saharaui en el Sahara Occidental ocupado por Marruecos. Una realidad recogida en el informe colectivo Una brecha en el muroy en el cortometraje Un agujero en el muro, basado en el informe, que denuncian las violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales que sufre el pueblo saharaui en los territorios ocupados ilegalmente por el estado marroquí desde 1975.

Fotograma informe Sahara

 Fotograma del cortometraje «Un agujero en el muro»

El estudio es fruto del trabajo conjunto de la asociación de Amigas y Amigos de la RASD de Álava, el grupo de activistas y comunicadores de los territorios ocupados Equipe Media y varios jóvenes universitarios del País Vasco. Una labor que comenzó en un Laboratorio de Derechos Humanos y que tras seis años se ha materializado en un informe y un cortometraje que buscan “mostrar la situación de los saharauis en los territorios ocupados, demostrar que sigue habiendo un pueblo que está viviendo bajo la represión y la ocupación y apuntar a la necesidad de dar a conocer esa realidad y de que haya una mayor investigación”, expone Raquel Calvo, técnica de Comunicación y Educación de la asociación.

La mayoría del territorio del Sahara Occidental se encuentra desde 1975 bajo la ocupación ilegal de Marruecos, un contexto en el que se vulneran múltiples derechos de la población originaria, como el de autodeterminación, ya que aún no se ha celebrado un referéndum, o el de administrar sus propios recursos naturales. Todo ello con la connivencia de la comunidad internacional, como cuando la Unión Europea se esfuerza por que los acuerdos comerciales con la monarquía alauí incluyan los recursos del Sahara Occidental, aunque esa decisión contravenga dos sentencias del Tribunal de Justicia Europeo.

El Sahara Occidental es también conocido como la última colonia de África. España no completó la descolonización, por lo que Naciones Unidas considera al Sahara como un territorio no autónomo, pendiente de que se concluya ese proceso. La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y Marruecos reclaman la soberanía sobre el territorio desde hace 43 años, en un conflicto aún sin solucionar, y que podría encarar una nueva fase tras la celebración de nuevas conversaciones entre ambos actores los día 5 y 6 de diciembre en Ginebra.

TRABAJO, SANIDAD Y EDUCACIÓN

Una brecha en el muro pone el foco en las vulneraciones de los derechos económicos, sociales y culturales, los DESC, dada la necesidad de “revelar las violaciones invisibles” a las que se enfrentan los saharauis, en palabras de Ahmend Ettanji, miembro de Equipe Media. “Es importante para mostrar que los saharauis no tienen garantizado ningún derecho fundamental”, añade. “En relación al Sahara Occidental, la línea más trabajada han sido los derechos civiles y políticos, especialmente tras el campamento de Gdeim Izik, pero no se sabía nada de la vida diaria de los saharauis que viven bajo la ocupación”, señala Calvo. Irene Escorihuela, directora del Observatori DESC, subraya la importancia de los derechos económicos y sociales ya que “son aquellos que permiten tener una vida digna y muchas veces no se puede disfrutar de otros derechos si no se tienen los DESC cubiertos”.

Esta investigación analiza la situación de los derechos al trabajo, la sanidad y la educación. “Representan tres pilares fundamentales de la vida de las personas y, al mismo tiempo, daban la posibilidad de trabajar otras vulneraciones de un modo transversal”, explican Miren Ogando y Eneritz Chávarri, dos de las jóvenes que participaron en el diseño del estudio y en las brigadas que, para recabar información, viajaron durante 2015 a El Aaiún, capital de los territorios ocupados.

El informe “revela una situación generalizada de represión y de una labor intencionada del gobierno marroquí de disolver la identidad saharaui».

Calvo señala que el informe “revela una situación generalizada de represión y de una labor intencionada del gobierno marroquí de disolver la identidad saharaui”. Hassana Aalia, activista saharaui por los derechos humanos y refugiado en el País Vasco, coincide en que “todas estas violaciones son una estrategia política creada por el ocupante marroquí”. Con la Marcha Verde de 1975, en la que miles de civiles marroquíes se desplazaron a los territorios saharauis, Marruecos puso en marcha una campaña de colonización y marroquinización del Sahara Occidental que aún perdura.

Tanto Aalia como Ettanji conocen bien esos abusos, ya que ambos provienen de los territorios ocupados. “Son el pan de cada día”, asegura Ettanji. “No hay acceso libre a la educación, en la enseñanza hay muchas manipulaciones, los estudiantes sufren discriminaciones, no hay universidades ni academias… Si hablamos de derecho a la sanidad, aquí no hay especialistas, en los hospitales se margina a los saharauis y la gente muere debido a negligencias médicas”, añade. Las mujeres sufren violencias específicas, como ataques sexistas, tocamientos o humillaciones por vestir melfas, la vestimenta tradicional. Algunos testimonios hacen referencia incluso a casos de extirpaciones de útero sin consentimiento.

Los datos recabados por las y los brigadistas durante la investigación señalan la existencia de una violencia estructural en el ámbito laboral que “genera grandes bolsas de población empobrecida que sirven como mano de obra barata”, mientras los saharauis son excluidos de las industrias que expolian los recursos naturales del territorio y de la administración pública.

En cuanto a la sanidad, desconfían de la atención médica debido al trato inapropiado que reciben y a la falta de recursos humanos y materiales, por lo que prefieren acudir antes a la medicina tradicional. Las discriminaciones se reproducen también en el sistema educativo. A la falta de instalaciones y materiales adecuados se le suman medidas que aumentan la desigualdad, como que reciban peores calificaciones, que se vean expuestos desde pequeños a la presencia policial alrededor de los centros escolares o la ausencia de universidades en los territorios ocupados. Todo ello enmarcado en un sistema educativo que busca fomentar la cultura y visión marroquí y diluir la identidad saharaui.

NUEVA HERRAMIENTA

“Hasta ahora, estas violaciones no estaban recogidas de una manera más o menos académica en ningún sitio”, señala Ogando. Esa es una de las mayores virtudes de este informe. “Desde el Frente Polisario siempre hemos denunciado estos abusos, pero sin un documento que corroborase esas acusaciones todo se reducía a nuestra palabra contra la de Marruecos”, expresa Abdulah Arabi, delegado del Frente Polisario en Euskadi. “Para nosotros este informe es una herramienta muy útil”, asegura.

Muestra de ello es la acogida que tuvo en la 43º conferencia europea de solidaridad y apoyo al pueblo saharaui (EUCOCO) en celebrada el 17 de noviembre en Madrid, a la que acudieron Ogando y Chávarri, y tras la que la asociación ha recibido una petición de llevar el informe a la próxima Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas que se celebrará en marzo en Ginebra. “Va a ser muy importante porque hasta ahora, al no contar con investigaciones hechas en el terreno, no habíamos podido presentar nada en relación a los DESC. Ésta va a ser la primera vez”, ilustra Aalia, que participará en la Comisión junto a más activistas de los territorios ocupados, de la diáspora y de los campamentos de refugiados de Tinduf, en Algeria.

Aunque no se trata de “una investigación académica al uso porque no se daban las condiciones para desarrollarla”, matiza Calvo, “el informe tiene todo el valor que tienen los testimonios de las personas que han participado en él”, cuya identidad han mantenido en el anonimato por cuestiones de seguridad. “El conjunto da una imagen de lo que ocurre”, apunta. Una realidad que contradice frontalmente lo que defiende Marruecos. En el IV Informe Periódico de cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que presentó el estado en 2014 defendía que “desde 1976 Marruecos ha empleado continuamente todos los medios a su alcance para restaurar los derechos políticos, sociales, económicos y culturales despreciados por la antigua potencia colonial”, es decir, España. “Marruecos vende que su ocupación ha sido positiva, que hay desarrollo económico y el informe viene a poner en tela de juicio esos planteamientos”, celebra Arabi.

CORTOMETRAJE

Además de poner en entredicho las informaciones de Marruecos, el informe ha logrado superar el bloqueo informativo que ejerce la potencia, que expulsa o impide la entrada a observadores internacionales y persigue a los activistas. “Este trabajo es una brecha, como su propio nombre indica, y un lugar desde el que mirar lo que ocurre en los territorios ocupados. Evidentemente no ofrece toda la realidad, pero es un primer acceso”, expone Calvo. Para difundir aún más la situación, han producido un cortometraje de animación, titulado Un agujero en el muro, dirigido por Carlos Moure (Oyko Studio). Una manera diferente de “generar interés” y de “llegar a gente que normalmente no está expuesta a estas realidades”, confían sus impulsoras.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249917

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