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Asistir a la escuela: sueño imposible de millones de mexicanos

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

De manera contradictoria, la educación obligatoria dista de ser universal. Si bien es un mandato constitucional que todo mexicano curse desde la educación preescolar hasta la educación media superior, según datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE,2018a, p. 282), para el ciclo escolar 2016-2017 existían más de tres millones de niños y jóvenes que no estaban matriculados en su nivel correspondiente dentro de los que comprende el tramo educativo obligatorio. Así pues, por diversas razones, había una gran cantidad de niños y jóvenes que no tenían las posibilidades de ejercer su derecho a la educación. La presencia y ausencia de alumnos en la escuela se resume en la siguiente proporción: por cada alumno fuera de la escuela (3,325,310 en total) existen diez dentro de ella (30,112,010 en total) (INEE,2018a, p. 282).

A nivel nacional, se puede afirmar que conforme se avanza en edad típica para ejercer la educación obligatoria (3 a 17 años), la población va dejando de asistir a la escuela. Si bien en el primer año de este trayecto la población no matriculada es considerable (56.5%), de los cinco a los 11 años la matriculación es prácticamente universal. El drama inicia a partir de la edad típica para educación secundaria y hasta media superior, pues el porcentaje de no matriculados comienza un crecimiento sostenido y vigoroso que lleva del 2% a los 12 años al 42.4% a los 17 (INEE, 2018b, p.286). La crisis se hace aún más aguda al ingresar al nivel superior: la tasa de matriculación de alumnos en edades típicas para este nivel supera en todos los casos el 60% de la población nacional.

Las posibilidades de tener acceso a una escuela se ven afectada, además, por una serie de variables que reafirman la naturaleza discriminatoria del Sistema Educativo Nacional. Por ejemplo, situándonos en el tramo final de la educación obligatoria (bachillerato o edad típica de 15 a 17 años), los hablantes de lenguas indígenas tienen una tasa de asistencia casi 20% menor que los no hablantes de lenguas indígenas (56.7% de los primeros, por 74.4% de los segundos); quienes provienen de hogares cuyo jefe no tiene instrucción tienen casi la mitad de tasa de asistencia (53.1%) de aquellos en los que el jefe tiene escolaridad superior (94.7%); así como los casos anteriores, la asistencia a un centro escolar se ve seriamente afectada en función de la presencia de otros rasgos, tales como el grado de marginación las condición de discapacidad o de pobreza (INEE, 2018a, p. 113). Lo anterior quiere decir que el problema para poder asistir a una escuela no es generalizado entre la población nacional, sino que se ensaña precisamente en aquellos grupos poblacionales que de por sí ya se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. De este modo, al no ser capaz de retener a alumnos de este tipo de grupos poblacionales, el sistema educativo hace eco de la enorme injusticia y desigualdad social que imperan en nuestro país.

Una vez que los alumnos son capaces de matricularse en el nivel educativo que les corresponde surge un nuevo reto: la permanencia en el mismo. Si bien el INEE (2018b, p. 336) destaca que los índices de abandono han disminuido levemente desde el ciclo escolar 2001-2002, aun se sitúan en niveles preocupantes, sobre todo en la educación secundaria y media superior. De acuerdo con la misma fuente, durante el ciclo escolar 2015-2016 abandonaron la escuela 1,180,500 alumnos desde educación primaria hasta educación media superior. ¿Qué tanto representa esto? Si consideramos que el calendario escolar de aquel entonces comprendía 200 días, esto quiere decir que por cada día escolar 5,902.5 estudiantes se dieron de baja en todo el país. Dicho de otra forma, por cada hora transcurrida durante los días escolares, ¡se dieron de baja cuatro alumnos! Así pues, concluido el primer día del ciclo escolar, se podría estimar que ya se han ido de la escuela casi seis mil alumnos: ¿cuántas escuelas vacías significará esto? Tan solo imaginarlo resulta escalofriante.

Ya sea por desafiar y burlar a la autoridad o por experimentar aventuras peligrosas, deseos típicos de la adolescencia, muchos estudiantes de secundaria y bachillerato alguna vez llevaron a cabo la fuga de clases. Desafortunadamente, tal acción no sólo representa una anécdota entre quienes la practicaron, sino que, revisando las estadísticas, se observa que existe una fuga masiva  de estudiantes en tales niveles educativos: para el ciclo escolar 2015-2016, “se fugaron”, pero no regresaron nunca, 310,893 estudiantes de secundaria y bachillerato (INEE, 2018b, p. 336). Desafortunadamente, quienes conforman tal fuga masiva no tendrán motivos para compartir este hecho como una anécdota divertida y memorable entre sus compañeros de clase, sino que se verán condenados a  sufrir las consecuencias del alejamiento de la vida escolar. La falta de oferta educativa y las adversas condiciones sociales conforman un coctel que hace difícil el acceso y la permanencia en la educación secundaria y media superior.

Ante los escandalosos datos que se han escrito surgen algunos cuestionamientos: si el Sistema Educativo no es capaz de asegurar con firmeza el primer paso al ejercicio del derecho a la educación (el acceso físico a una escuela), ¿será capaz de garantizar que quienes lograron ingresar a una escuela ejerzan este derecho recibiendo un servicio de calidad? Si entre no matriculados y “desertores” (término por demás injusto) hay más de cuatro millones de niños y jóvenes , ¿se debe pensar en el servicio educativo que se ofrece en México como un medio para propiciar la movilización social o, por el contrario, para perpetuar las desigualdades sociales? ¿Es realista y viable pensar en aspirar a mejores resultados de aprendizaje  cuando las condiciones sociales ni siquiera dejan que millones de alumnos tomen sus clases diariamente? En tiempos de cambios políticos en que se discuten ampliamente temas como las condiciones laborales del magisterio o la pertinencia de los programas de estudio, es urgente que el debate público se centre también en otras asignaturas pendientes, tales como la cobertura y la matriculación, junto con muchas otras que laceran gravemente el derecho consagrado en el artículo tercero constitucional.

Referencias

INEE. La Educación obligatoria en México. Informe 2018. México: autor, 2018a.

INEE. Panorama educativo de México 2017. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación Básica y Media Superior. México: autor, 2018b.

SEP. Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2015-2016. México: autor, 2017.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/asistir-a-la-escuela-sueno-imposible-de-millones-de-mexicanos/

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«El modelo educativo está obsoleto y no es culpa de los docentes»: Manuel Castells

Entrevista a Manuel Castells

El líder mundial en sociología de la información y la comunicación, habló de cómo la memoria humana ya no juega un papel primordial en los procesos de creación. Para él, la escuela ya no responde a las necesidades de los niños y niñas.

SEMANA: ¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías en el modelo educativo de hoy?

Manuel Castells (M.C.): Las nuevas tecnologías permiten un potencial extraordinario en todos los ámbitos, están reestructurando las empresas, la comunicación y por supuesto la educación, que es la función más importante de la sociedad. Ahora bien, las tecnologías no puede ser la panacea del sistema educativo si no hay otras condiciones como la capacidad de los educadores para orientar a los alumnos en la utilización y práctica de estas tecnologías orientadas dentro del currículo escolar.

SEMANA: ¿Qué problemáticas se presentan en el camino de la implementación de las nuevas tecnologías?

M.C.: Lo que no funciona es que el currículo y las formas de organización de las escuelas son las mismas desde hace cien años, si esto no se reestructura  la tecnología ahí no sirven para nada, por el contrario restringe el proceso de enseñanza.

SEMANA: ¿Qué se debe cambiar?

M.C.: El principal cambio de la escuela es que cada estudiante tenga su computador conectado a internet en su pupitre, y eso hoy en día es muy factible. Por otro lado es un despilfarro de recursos los programas que se han implementado en Latinoamérica de entrega de aparatos electrónicos sin tener en cuenta una estructura para ello. De la misma manera en que se crean proyectos para la entrega de libros, también se deberían entregar computadores que tengan garantizado el acceso a internet en las aulas. Los libros de texto son una aberración, porque están anclados en el tiempo; el cambio cultural, tecnológico y pedagógico que estamos viviendo es tan acelerado que cuando el libro llega al alumno, ya ha pasado, los niños estudian en casa por medio de internet.

SEMANA: La tecnología debería ser utilizada para generar espacios colaborativos y  propiciar un ambiente de mayor libertad para la innovación…

M.C.: Esto es posible pero no sin antes enseñar a los estudiantes los buenos usos de esta, hay que innovar la pedagogía, no hay que ser rigurosos y serios reconociendo que el internet solo sirve para tareas escolares, se puede jugar con internet,  se aprende mucho jugando, pero ahí hay que diseñar modelos educativos de trasmisión de contenidos y colaboración en base a juegos pedagógicos.

SEMANA: ¿Qué inconvenientes puede generar el tránsito libre de la información en internet?

M.C.: La información es libre porque las redes informáticas de comunicación son libres, y no se puede detener el proceso, se puede censurar en la escuela pero no en la sociedad. La cuestión no es restringir el acceso a la información, sino educar en valores y guiar a los niños y jóvenes desarrollando sistemas de colaboración entre ellos. La restricción de libertad no funciona en un mundo donde hay acceso libre a toda la información del planeta y por consiguiente hay que adaptar a los sistemas pedagógicos y de educación a esa orientación. Hacer que se desarrolle una moral en ellos.

SEMANA: Existe aún una resistencia a las nuevas tecnologías, ¿qué se evidencia desde las escuelas?

M.C.: Los paradigmas educativos están basados en la idea de que la multitarea distrae a los estudiantes, pero los jóvenes de hoy en día viven en multitarea, hacen varias cosas al mismo tiempo, se dice que por esto han perdido la capacidad de focalizarse, sin embargo, la multitarea diversifica los contenidos a los cuales los jóvenes están expuestos y multiplica la capacidad combinatoria porque automáticamente el cerebro combina distintas fuentes. La capacidad de la combinatoria es la base de la innovación, porque es exactamente tomar distintos elementos y crear otro producto a base de esta combinación.

 

SEMANA: ¿Cómo se sigue educando desde las escuelas?

M.C.: Por medio de la memorización y esta es cada vez más irrelevante porque las máquinas tienen mucho mejor memoria que nosotros y procesan mucho más rápido la información. Por tanto lo que le queda al ser humano es la capacidad combinatoria, la generación de nuevas ideas, de nuevos proyectos. Todo el modelo educativo está obsoleto, porque está basado en los modelos de trasmisión de información y al contrario, la innovación, la experimentación, la autonomía del estudiante era siempre vista como un peligro, y no es culpa de los docentes, que están mucho más dispuestos a la innovación, es culpa de la organización de la escuela, de la burocracia del sistema educativo.

SEMANA: ¿Quiénes están más rezagados a la nueva era del internet?

M.C.: Los que más odian internet son los gobiernos porque han perdido el monopolio de la información, y los segundos que odian internet son los intelectuales, porque eran los depositarios de la capacidad de hacer entender, de interpretar y de escribir, pero ahora el sacerdocio del intelectual está siendo desintermediado con el internet, ese es el gran problema.

SEMANA: ¿Cuál sería la reforma más importante en educación?

M.C.: El cambio fundamental no es tecnológico, es social institucional, de cómo se articula una escuela cooperativa. Que la educación se organice en torno a la libertad de experimentación, a la libertad constante de los mensajes que llegan de la sociedad y de la tecnología. La educación como experimentación continúa.

SEMANA¿En qué se debe invertir?

M.C.: Lo primero es dar prioridad a la inversión en educación sobre cualquier otra cosa, porque es potenciar la capacidad humana, en ella es relevante la inversión en términos pedagógicos, es decir inversión para los docentes, educadores mucho mejor formados, con mejores carreras, mejores pagados. Una inversión que permita a los estudiantes la autonomía y reorganización tecnológica de la escuela en base a redes de comunicación.

Le recomendamos: “Todo partido político debería saber que el desarrollo en redes de educación es un activo para el país”

SEMANA: ¿Y desde las aulas?

M.C.: Una pedagogía nueva es utilizar la riqueza extraordinaria de medios de expresión cultural para presentarlo en las clases y discutir sobre ellos, con libertad, sin imponer una autoridad. Al cerebro hay que amueblarlo con cosas básicas de relación con este mundo.

SEMANA: ¿Cómo debe ser la relación entre el desarrollo de habilidades técnicas y creación de pensamientos argumentativos?

M.C.: Lo que se desarrolla a partir del internet no son solo capacidades técnicas, al contrario, internet es un instrumento de información y comunicación cultural, lo que es cierto es que en la nueva generación hay mucha más capacidad tecnológica de acceder rápidamente a la información, pero eso no les quita la capacidad de argumentación, lo que ocurre es que depende de lo que se quiere argumentar y para qué. Los jóvenes de hoy no siguen modelos de lo que tienen que hacer con esa información, van generando sus propios proyectos, son más autónomos.

*Manuel Castells, un líder reconocido a nivel mundial en temas de investigación en sociología de la información y la comunicación estuvo en la conferencia Educación y Desarrollo en el marco del evento de instalación de la sede de la Universidad Oberta de Cataluña en el país. SEMANA habló con él.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-con-manuel-castells-sobre-educacion-y-crianza/561097

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12 datos curiosos del exitoso sistema educativo japonés

Chile / 19 de agosto de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar

¿Qué hace que los estudiantes japoneses aprendan de una manera diferente? ¿Por qué sus resultados académicos siempre son sobresalientes? Aquí te contamos por qué.

Calidad, no cantidad: esta es quizás una de las principales características del sistema educativo japonés. Aunque tiene un enfoque bastante tradicional, el sistema, del cual se enorgullecen todos los japoneses, ha permitido sobresalir a niños y niñas. De hecho, numerosos estudios han comparado que los estudiantes de esta nación, son quienes lideran en alfabetización y en habilidades matemáticas. ¿Cómo lo han logrado?

1. Matemática

La clase comienza con saludos al profesor, quien más adelante pregunta a los estudiantes si saben cómo resolver un problema que previamente había puesto en la pizarra. El primer estudiante que termina el problema, levanta la mano. El profesor se acerca, echa un vistazo al problema y rodea al estudiante para indicar que es correcto. El alumno se levanta y se aleja de su asiento. Otra mano se levanta, pero, esta vez, el primer alumno asume el papel de profesor. Los japoneses dicen que si enseñas lo que aprendes, recordarás aproximadamente el 90%.

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2. Lenguaje

Los padres japoneses saben lo difícil que puede ser ayudar a sus hijos a aprender caracteres para usarlos en la comunicación oral y escrita. Sin embargo, debido al enfoque de alta calidad de la enseñanza, cuando salen de la escuela primaria, los niños japoneses conocen 1.006 caracteres kanji. A la edad de 15 años, cuando finalizan su educación obligatoria, sabrán 1.130 adicionales. Además de los kanji, los japoneses tienen dos conjuntos de escrituras fonéticas, hiragana y katakana. Cada conjunto tiene 46 caracteres que se comportan como sílabas (generalmente incluyen una consonante y una vocal, como “ka”). Combinado con puntos específicos utilizados para marcar los cambios de los sonidos originales, estos son suficientes para expresar todos los sonidos del japonés moderno. La escritura hiragana se usa con kanji para escribir palabras japonesas comunes. Katakana se usa para escribir palabras introducidas de otros idiomas, nombres de personas y lugares extranjeros, sonidos y llantos de animales.


3. Las clases

Las asignaturas que estudian incluyen japonés, matemática, ciencias, estudios sociales, música, artesanía, educación física y economía doméstica (para aprender habilidades simples de cocina y costura). Un número creciente de escuelas primarias también han comenzado a enseñar inglés. Los estudiantes también aprenden artes japonesas tradicionales como shodo (caligrafía) y haiku. Shodo implica mojar un pincel con tinta y usarlo para escribir kanji (caracteres que se utilizan en varios países de Asia oriental y tienen sus propios significados) y kana (caracteres fonéticos derivados de kanji) en un estilo artístico. Haiku, por otro lado, es una forma de poesía desarrollada en Japón hace unos 400 años que tiene 17 sílabas en forma de verso, que consta de tres unidades métricas de cinco, siete y cinco sílabas. Utiliza expresiones simples para transmitir emociones profundas a los lectores.


4. El almuerzo

En las escuelas públicas primarias y secundarias, el almuerzo escolar (kyuushoku) se ofrece en un menú estandarizado y se come en el aula. De esta manera, los alumnos y los profesores logran forjar mejores relaciones mientras comen juntos.


5. Asistencia

Los estudiantes no se saltan las clases, ni llegan tarde a la escuela. Además alrededor del 91% de los niños en Japón expresa que nunca o sólo en algunas clases, ignoran lo que el profesor explicaba.

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6. Pertenencia

Los estudiantes en Japón tienen un fuerte sentido de pertenencia en la escuela, no se sienten ajenos. El 85% de ellos se sienten felices en la escuela.


7. Talleres

Un alto porcentaje de estudiantes japoneses asisten a talleres después de la escuela donde pueden aprender más cosas.


8. Educación inicial

La educación inicial es de suma importancia en Japón. El 99% de los niños japoneses asiste a la educación inicial.


9. Modales

En las escuelas japonesas, los estudiantes no rinden exámenes hasta 4º básico. Sólo hacen pequeñas pruebas. La meta durante los primeros tres años de colegio no es juzgar el conocimiento o el aprendizaje, sino establecer buenos modales y desarrollar el carácter. Por eso, a los niños se les enseña a respetar a otras personas y a ser gentiles con los animales y la naturaleza.

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10. El inicio de año y las vacaciones

El primer día de colegio ocurren el 1 de abril, fecha que suele coincidir con el florecimiento de los cerezos. El año académico se divide en tres semestres: del 1 de abril al 20 de julio, del 1 de septiembre al 26 de diciembre y del 7 de enero al 25 de marzo. Los estudiantes japoneses tienen seis semanas de vacaciones durante el verano, y tienen dos en invierno y primavera.


11. Limpieza

En los colegios japoneses, los estudiantes deben limpiar los salones de clases, cafeterías, e incluso los baños. Cuando limpian, los estudiantes se dividen en pequeños grupos y se les asignan deberes que van rotando a medida que pasa el año. Con esto, aprenden a trabajar en equipo y a ayudarse unos a otros.


12. Uniformes

Todos usan uniforme y el objetivo de esto es intentar remover las barreras sociales entre estudiantes. Se cree además que usar el uniforme ayuda a promover el sentido de comunidad entre los niños.

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Fuentes:Novakdjokovic Foundation /10 distinctive features of the Japanese education system that made this nation the envy of the world.

Fuente del Artículo:

http://www.eligeeducar.cl/12-datos-curiosos-del-exitoso-sistema-educativo-japones

ove/mahv

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El absentismo escolar empeora en Japón por cuarto año consecutivo

Redacción: nippon

Según una investigación del Ministerio de Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología sobre conductas problemáticas y absentismo entre escolares, ha aumentado por cuarto año consecutivo el número de estudiantes que faltan a clase más de treinta días al año. Cuanto más se avanza en el sistema educativo, mayor es el número de ausentes.

El Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología (MEXT, por sus siglas en inglés) publicó en febrero de 2018 un estudio bajo el nombre “Investigación sobre las conductas problemáticas de los estudiantes menores de edad y el absentismo escolar”, según el cual el número de niños ausentes durante más de 30 días al año en escuelas públicas y privadas ha aumentado un 6,1 % con respecto al año anterior, alcanzando los 133.683 estudiantes, una tendencia que se mantiene por cuarto año consecutivo. Entre ellos, los estudiantes de escuela primaria han ascendido hasta los 30.448 (un aumento del 10,4 %), y los de secundaria hasta los 103.235 (un aumento del 4,9 %). Estas cifras significan que un 1 % del número total de estudiantes de primaria y un 4,1 % de los estudiantes de secundaria se ausentan de sus escuelas.

Si nos fijamos en la cantidad de ausentes por año cursado, veremos una tendencia al aumento desde el primer curso de primaria hasta el tercero de secundaria: el mayor número de estudiantes ausentes en primaria -9.794- pertenecían al sexto curso, y el mayor número de ausentes en secundaria -39.580- al tercero.

En cuanto a los motivos para las ausencias, entre los estudiantes de primaria el principal son los problemas familiares (53,3 %). El abuso por parte de compañeros, o bullying, es solo de un 0,7 %, pero los problemas con compañeros aparte del abuso ascienden a un 18,8 %. Al llegar a secundaria los problemas familiares descienden hasta un 28,9 % de los casos y los abusos a un 0,5 %, pero los otros tipos de problemas con compañeros ascienden a un 27,2 %; al parecer, las relaciones interpersonales en la escuela se convierten, a partir de estas edades, en una gran carga para los estudiantes.

De entre los niños que se han ausentado de sus clases, 13.736 estudiantes de primaria y 63.706 de secundaria llevan sin ir a la escuela más de 90 días. Más de la mitad de los ausentes faltan durante largos periodos de tiempo.

Fuente: https://www.nippon.com/es/features/h00237/

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Documental: ¿Qué escuela queremos? Crítica de 16 a 18 (2018)

Redacción: Escribiendo Cine

El documental se construye básicamente en base a una serie de testimonios frente a cámara de un grupo de chicos que, por diferentes motivos, debieron abandonar sus estudios tradicionales y más tarde, por propia voluntad, reingresaron al sistema educativo pero no en una escuela clásica sino en otra que propone otro modo de enseñanza.

La propuesta de Samyn es interpelar al grupo sobre tópicos que tienen que ver con la educación, la familia, las drogas, el bullying, la violencia, las carencias y los diferentes conflictos a los que deben enfrentarse en el día a día. Pero también trazando un paralelismo con la situación económica del país desde la crisis de 2001 a la actualidad para reflejar como la deserción o incorporación al sistema educativo van en total sintonía con esta.

En los últimos tiempos varios trabajos cinematográficos han abordado el tema de la educación, pero lo novedoso en 16 a 18 es que el eje del relato lo llevan los propios alumnos. No son los profesores, ni los directivos, ni funcionarios, ni los padres quienes expresan las falencias del sistema educativo como lo conocemos, sino que a través de chicos y chicas con diferentes problemáticas Samyn realiza un mapa sobre el fracaso de la educación pública convencional.

En su mayor parte, 16 a 18 se compone de fragmentos con alumnos hablando frente a cámara, algo que lo vuelve cinematográficamente pobre, pero más allá de esta falencia lo relevante es ver la articulación de un relato en donde queda claro que el sistema educativo actual necesita ser reformulado si lo que se quiere es evitar la deserción escolar de los adolescentes en estado de mayor vulnerabilidad.

Fuente: http://www.escribiendocine.com/critica/0004404-que-escuela-queremos/

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La educación en México avanza a 1.3 años de escolaridad por década

Redaccion: Vanguardia

Oaxaca, entidad con mayor rezago. La cobertura en secundaria para menores de 12 a 14 años alcanza 94 por ciento

En los pasados tres lustros la matrícula del sistema educativo nacional se incrementó en 6.5 millones, principalmente por el aumento en la atención de estudiantes de preescolar, secundaria y bachillerato, afirmó Héctor Robles Vásquez, director general de Integración y Análisis de Información del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (Inee).

Destacó que pese a los avances aún quedan retos por atender. La cobertura en prescolar, primaria y secundaria pasó de 23.8 a 25.7 millones en los pasados 15 años, pero tan sólo en prescolar estimó que 17 de cada 100 niños de tres a cinco años están fuera de la escuela, mientras que en secundaria la asistencia escolar de los menores de 12 a 14 años es de 94 por ciento.

Agregó que si bien se observa una reducción en el tiempo para incrementar la escolaridad promedio de los mexicanos, reconoció que la población mejora su nivel educativo a un promedio de 1.3 años de formación por década. A escala nacional se estima que el promedio es de 9.1 años, es decir, con secundaria terminada, pero en entidades como Oaxaca es de 7.5 años.

En contraste, en Ciudad de México la población tiene 11.1 años de escolaridad, lo que significa que tendrán que pasar tres o cuatro décadas para que Oaxaca pueda alcanzar el mismo nivel de desarrollo educativo.

Fuente: https://vanguardia.com.mx/articulo/la-educacion-en-mexico-avanza-13-anos-de-escolaridad-por-decada

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¿Hay proyecto educativo?

Por: Manuel Gil Antón

Ojalá. Esta palabra brota al reconocer que, a ciencia cierta, se ignora si hay algo que sería deseable que existiera. Tanto para conocerlo, como para estar en condiciones de sugerir cursos de acción alternativos con base en la crítica, no estaría de más que los ejes centrales de la propuesta en torno a la educación del próximo gobierno estuvieran claros.

No se requiere el detalle de las políticas específicas, pues este nivel en los programas por venir lleva tiempo para su elaboración, máxime si, como escribió ayer en estas páginas Esteban Moctezuma, escuchar es necesario para avanzar en dos sentidos: articular los programas al interior del ámbito educativo, y organizar sus relaciones con otras áreas de la política social. Lleva razón: el más grave error de la administración que termina fue negar la voz a quienes mejor conocen del asunto: las y los profesores. Para los gerentes educativos que ya se van reformar fue sinónimo de evaluar para someter. En este caso, el futuro secretario considera importante “dejar atrás la reforma educativa para construir una educación reformada”. No obstante, tuvieron que ser parte del programa para otro modo de desarrollo en el país, algunas líneas que orientan, y darán orden inicial, a los foros que —anuncia— pronto se abrirán. No se advierte el rumbo que se seguirá en esta materia.

Para decirlo en términos que son anes al presidente electo, ha habido, como en el béisbol, “señales cruzadas”. En el enunciado de acciones a emprender, parece haber más ideas deshilvanadas, contradictorias e inconexas, que nitidez en los propósitos y prioridades. Por ejemplo: el futuro secretario dijo que se puede duplicar la matrícula en la educación superior con una fórmula muy sencilla: que el grupo A vaya a clase el lunes y le dejen, de tarea, una investigación que hará el martes para presentarla en un horario establecido el miércoles. Como ese grupo estará investigando el martes, entones el grupo B (el adicional) tendrá lecciones presenciales ese día, para entregar su reporte el jueves. Y así, no se requieren ni más profesores, salones o dinero extra.

De la noche a la mañana pasaríamos de 4 a 8 millones de estudiantes. Ocho de cada 10 jóvenes en edad de estudiar tendrían el espacio del que ahora carecen. Suponiendo, sin conceder, que tal proceder fuese siquiera viable, ¿cómo se relaciona con la decisión de crear 100 universidades nuevas, que ya tienen rectora y nombre? Si la primera opción se llevara a cabo, no habría demanda para la centena de nuevas instituciones. ¿Por dónde va a ir el nuevo gobierno en materia de cobertura? ¿Cien instituciones más, o multiplicando el espacio actual por dos? En otro orden de cosas expresó, en un momento, que bastaba hacer ajustes a la reforma educativa. Poco tiempo después, que se derogaría modicando la Constitución.

Luego anunció que ya hay un equipo trabajando en la propuesta de otra ley, pero que los foros estarán abiertos a tomar decisiones con la participación de todos. ¿Cuál es la vereda? Otro caso que merece atención: ¿no son las becas, para estudiar o ser aprendiz en un negocio, un traslado de dinero público a entidades privadas, hagan zapatos o maquilen certificados de estudio a granel? Ya se ha determinado monto y plazos, la cantidad de beneficiarios (cientos de miles) y el procedimiento de registro de las empresas sin claridad en el tipo de actividades a realizar.

Hay algo muy extraño en todo esto. ¿Se darán cuenta de lo que implica? ¿No han considerado la mala experiencia de otros países con estas medidas? ¿Coinciden con este tipo de transferencias y la ideología que les subyace?

Quizá valga la pena detener la vorágine de declaraciones y ocurrencias, para generar el silencio que permita escuchar a otros y pensar, en serio y bien, lo que se quiere hacer. Ojalá.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/hay-proyecto-educativo/

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