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La metamorfosis educativa: un cambio paradigmático hacia la transformación del sistema educativo

La educación ha sido históricamente uno de los pilares sobre los que se ha construido el desarrollo de las sociedades. Sin embargo, en el contexto actual de crisis ecológica, desigualdad creciente y aceleración tecnológica, las propuestas de transformación del sistema educativo han adquirido una urgencia inédita a pesar de negacionistas que vemos en redes sociales y que publican artículos y libros; personas que tienden a perpetuar modelos tradicionales.

Entre las voces más lúcidas que proponen una relectura radical del papel de la educación destaca António Nóvoa, quien ha formulado una teoría poderosa: la «metamorfosis educativa»1.

Este concepto no se limita a una simple reforma del sistema, sino que propone un cambio de paradigma profundo. Nóvoa plantea que el modelo tradicional de la escuela, centrado en la transmisión unidireccional de conocimientos y en la estandarización de los aprendizajes, ya no responde a las complejidades del presente. Su propuesta implica una transformación de la naturaleza misma de la educación, promoviendo nuevos ambientes educativos que fomenten la investigación, la curiosidad y la motivación, donde los alumnos estudien y aprendan de manera activa y significativa. La educación, sostiene, debe transformarse en un proceso flexible, inclusivo y centrado en el ser humano en su totalidad.

Esta metamorfosis educativa implica repensar las estructuras escolares, los contenidos curriculares y, especialmente, el papel del profesorado y del alumnado en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de pasar de una educación estática y homogénea a una educación dinámica, inclusiva y centrada en el desarrollo integral de la persona, capaz de preparar a los estudiantes para los retos de un mundo en constante cambio.

Hoy vivimos una tensión constante entre un sistema educativo anclado en estructuras heredadas del pasado y las demandas de una sociedad en mutación. La mayoría de los sistemas aún operan bajo lógicas industriales, organizadas en horarios rígidos, currículos fragmentados y dispositivos de control que poco tienen que ver con los desafíos reales de los estudiantes. La resistencia al cambio es significativa, tanto desde las instituciones como desde parte del profesorado, quienes enfrentan presiones contradictorias: por un lado, el mandato de innovar; por otro, la obligación de responder a métricas estandarizadas y resultados inmediatos.

Todo ello se agudiza en contextos de alta diversidad cultural, pobreza estructural o acceso desigual a la tecnología. En estos escenarios, el modelo tradicional no solo resulta insuficiente, sino que contribuye a reproducir las desigualdades.

Hemos de ser críticos con un sistema educativo que ha dejado de lado el desarrollo integral del ser humano y se ha centrado demasiado en las exigencias de un mercado laboral que cambia rápidamente. Además, la desconexión entre las instituciones educativas y las necesidades de los estudiantes, que cada vez se enfrentan a problemas más complejos, como la globalización, la automatización y los desafíos medioambientales.

La noción de “metamorfosis” va más allá de una simple mejora del sistema. Implica una transformación de su naturaleza profunda, una ruptura con los supuestos que lo sostienen. La educación deja de concebirse como un proceso estático y uniforme, y se asume como un acto dinámico, situado y en constante evolución. Se trata de abandonar la idea de que educar es “llenar recipientes” para abrazar una pedagogía que favorezca la curiosidad, la autonomía, el pensamiento crítico y el compromiso con el entorno.

Uno de los puntos más innovadores de la metamorfosis educativa es la crítica al concepto tradicional de «conocimiento». La educación debe dejar de ser simplemente un medio para la transmisión de información estática, para convertirse en un proceso que permita a los estudiantes aprender a aprender, desarrollando habilidades de pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas. En este sentido, la educación debe estar centrada en el individuo, permitiendo su crecimiento personal y su capacidad de adaptarse a un mundo cambiante.

El profesorado no puede seguir siendo concebido como mero ejecutor de un currículo prescrito. En esta metamorfosis, el profesorado debe situarse como agentes activos de cambio, capaces de inspirar, acompañar, crear y aprender junto a sus estudiantes. La profesionalización docente no puede reducirse a la capacitación técnica: debe incluir dimensiones éticas, emocionales, políticas y culturales. Es fundamental formar docentes que comprendan la complejidad del mundo, que sepan gestionar la diversidad y que estén preparados para enseñar desde la empatía y el compromiso.

Esto implica una nueva cultura profesional que valore la colaboración, la investigación en la práctica y la autonomía pedagógica. Como señalaba hace tiempo Stenhouse2, un currículo solo puede ser verdaderamente transformador si el profesorado se convierte en investigador de su propia práctica.

Y la profesionalización del profesorado, es un aspecto clave. Los educadores deben ser preparados no solo en términos académicos, sino también en habilidades emocionales, sociales y pedagógicas, ya que su labor va mucho más allá de la simple transmisión de información. Han de estar preparados para gestionar la diversidad en el aula, adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes y contribuir al bienestar emocional y psicológico de los mismos.

Más allá de los aspectos pedagógicos, la educación es un espacio de transformación social. La educación debe ser inclusiva, capaz de ofrecer oportunidades a todos los sectores de la sociedad, sin distinción de origen, género o condición socioeconómica. Esto implica una educación que no solo sea accesible, sino también relevante y capaz de formar individuos comprometidos con los grandes desafíos globales, como la desigualdad, el cambio climático y la justicia social.

Esto exige políticas educativas que vayan más allá del cortoplacismo y las métricas de rendimiento. Políticas que reconozcan que educar es un proceso complejo y a largo plazo, que requiere inversión sostenida, formación continua y condiciones laborales dignas para el profesorado. Y que las políticas educativas se orienten hacia una visión a largo plazo, más allá de los resultados inmediatos y las métricas de rendimiento. En lugar de centrarse en la evaluación y la estandarización, en una educación que valore el proceso y el crecimiento personal de los estudiantes.

La metamorfosis educativa no será inmediata ni lineal. Se trata de un proceso con avances y retrocesos, lleno de contradicciones. Pero es un camino necesario. En lugar de adaptar la educación a los moldes de siempre, necesitamos imaginar nuevas formas de enseñar y aprender que estén a la altura de los desafíos de nuestro tiempo.

Está claro que una metamorfosis educativa podría resultar difícil de aplicar en sistemas educativos que carecen de los recursos necesarios para llevar a cabo una transformación tan profunda. En este sentido, la formación inicial y permanente del profesorado y la inversión en infraestructura educativa son cuestiones clave para que la metamorfosis educativa se haga realidad.

La metamorfosis educativa es una llamada de atención sobre la necesidad urgente de transformar el sistema educativo global. La educación debe ser un proceso dinámico, inclusivo y centrado en el ser humano, capaz de preparar a los estudiantes para los retos de un mundo cambiante. Al igual que la metamorfosis de un ser vivo, este proceso de transformación no es inmediato, pero es necesario para asegurar que las futuras generaciones estén equipadas con las herramientas que necesitan para vivir, pensar y contribuir de manera significativa en la sociedad.

Es una visión optimista y renovadora que resuena en la necesidad de un cambio de paradigma en la educación. Sin lugar a duda, la metamorfosis educativa puede servir como guía para repensar cómo educamos a los individuos del futuro, transformando no solo las aulas, sino también las sociedades en las que vivimos.

1 Nóvoa, A. (2019). Tres tesis para una tercera visión. Repensando la formación docente. Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 23(3), 211-222. DOI:10.30827/profesorado.v23i3.10280.

Nóvoa, A. con la colaboración de Alvim, Y. (2022). Escolas e Professores Proteger, Transformar, Valorizar. Salvador, Bahia.

2 Stenhouse, L. (1991). La investigación como base de la enseñanza: Ensayos sobre la enseñanza y el currículo. Morata.

Fuente de la información e imagen:  https://eldiariodelaeducacion.com

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Trump y el cierre del Departamento de Educación, ¿giro al homeschooling?

Por: Horacio Sánchez de Loria* y Roberto Dante Flores**

En EE.UU ya son más de 3 millones, desde preescolar hasta los 12 años, los niños educados en sus propios hogares, lejos de las escuelas. Trump desmantela el sistema educativo y lo acusa de difundir la cultura woke. Cerró escuelas, prohibió palabras y peligra la instrucción de pobres y discapacitados.

El 19 de marzo, rodeado de estudiantes, Donald Trump dispuso el desmantelamiento del Departamento de Educación, equivalente a un ministerio según la configuración administrativa establecida por el presidente Jimmy Carter en 1979.

No es una medida aislada, sino que forma parte de la batalla cultural emprendida en forma virulenta, que en este caso beneficia al homeschooling, enseñanza en la casa. Desde sus orígenes en los Estados Unidos las familias educaban a sus hijos en sus propias casas.

Resulta significativo que Massachusetts, un tradicional Estado, fuera el primero en aprobar una ley de educación obligatoria (1789). Esa fue la cuna de la educación estadounidense y aún sigue siendo un faro de cultura con sus prestigiosas universidades: Harvard, MIT, etc. Pero definitivamente se estableció el sistema moderno de educación en el año 1852, a instancias del abogado y educador Horace Mann. Un argentino, Domingo Faustino Sarmiento, admirado por ese programa educativo visitó Boston, y años después contrató a sus maestras para enseñar en Argentina.

Luego de Massachusetts, otros Estados comenzaron a hacer obligatoria la asistencia a las escuelas e incluso prohibieron la educación en casa. Pero a mediados del siglo XX volvió el interés por el homeschooling, impulsado por el cuestionamiento social a la educación pública y el auge de las ideas de desescolarización. Posteriormente–en el contexto de las protestas de los estudiantes contra su participación en la guerra de Vietnam– John Holt, y otros educadores, promovieron por todo el país la enseñanza sin escuela.

Para la década de 1980 los Estados comenzaron a legalizar el homeschooling, reconociendo las diversas razones por las que los padres optan por esta vía educativa. El número de familias que educan a sus hijos en casa aumentó paulatinamente, alcanzando 3,1 millones de niños desde preescolar a los 12 años. Representan el 6 % del sistema educativo estadounidense y se ha extendido a otros países, incluso Argentina (National Home Education Research Institute, 2025).

La profesora de Harvard Elizabeth Bartholet señala que la mayoría de esas familias (según estimaciones, hasta el 90%) se rigen por creencias religiosas que buscan alejar a sus hijos de la cultura dominante. Y algunos de los padres son «ideólogos religiosos extremistas» que cuestionan la ciencia y promueven la sumisión femenina y la supremacía blanca (Harvard Magazine, 2020).

Ahora Trump argumenta que la oficina federal de Educación es innecesaria en un país donde los Estados regulan en gran medida la materia. Pero lo más importante: subraya que ha sido un cauce para expandir la cultura woke.

Es cierto que la financiación federal representa una porción relativamente pequeña –alrededor del 10%– de los presupuestos de las escuelas de gestión estatal. Sin embargo, hay Estados como Mississippi o Alaska, que dependen de este dinero para financiar más del 20% de los costos de los distritos escolares.

La pregunta ahora es: la secretaria de Educación Linda McMahon, ¿dejará de proveer dinero para ayudar a estudiantes pobres y discapacitados? Además, ¿que pasará con los préstamos estudiantiles?

Es cierto que la medida requeriría de una ley del Congreso, pero sabemos que las normas legales han perdido eficacia en el país del Norte, lo que augura una decadencia mayúscula. Varias de las casi 150 órdenes ejecutivas (decretos) que ha firmado Trump en pocos meses de gobierno violan disposiciones constitucionales que han sido denunciadas, pero a él poco le importa.

Ha cerrado decenas de bibliotecas, recortado subsidios a las universidades acusadas de permitir las protestas en favor de los palestinos o fomentar el wokismo. Utilizó el escándalo del watergate al Servicio de Impuestos Internos, Internal Revenue Service, como arma política contra sus adversarios. También prohibió alrededor de 200 palabras en la comunicación gubernamental, amén del apoyo a la censura sobre miles de libros, entre ellos 1984, de George Orwelll, o The Handmaid Tale, de Margaret Atwood.

La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, USCCB, al tiempo que recuerda que son los padres los principales educadores de sus hijos y deberían tener libertad para elegir la más adecuada, advierte sobre el peligro que corren los niños pobres y discapacitados de todas las escuelas del país con estas medidas.Evidentemente, todas ellas no tienen como horizonte el bien común, y fomentan aún más el individualismo, en una sociedad modelada por ese flagelo social.

* Miembro de la Academia Nacional de la Historia
** Historiador, Universidad de Buenos Aires

https://www.perfil.com/noticias/opinion/trump-y-el-cierre-del-departamento-de-educacion-giro-al-homeschooling.phtml

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Venezuela: Maduro pide a 200.000 docentes retirados por bajos salarios que regresen al sistema educativo

El presidente Nicolás Maduro pidió este lunes a unos 200.000 maestros que regresen al sistema  educativo, en medio de una crisis marcada por el déficit de  educadores por años de bajos salarios y la deserción de unos 3 millones de estudiantes.

Maduro, en el arranque del año escolar 2024-2025, anunció un plan para «elevar» la calidad de vida de unos 500.000 maestros, cuyos salarios promedian unos 10 dólares mensuales, complementados por un bono alimenticio de 40 dólares sin incidencia en beneficios sociales.

El mandatario señaló que 84% de la educación en Venezuela es pública, y del 16% que ofrece el sector privado, del cual alrededor de la mitad tiene subsidios estatales.

Además, el jefe del Estado anunció que su administración entregará 500 escuelas y liceos «de paquete»; es decir, completamente renovados, «gracias a las Brigadas Comunitarias Militares para la Educación y la Salud (Bricomiles)».

Según un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), este país de 30 millones de habitantes tiene unos 350.000 docentes en ejercicio, con un déficit de unos 250.000.

«Tenemos más de 200.000 docentes en diversas actividades y yo les pido a todos los docentes, les hago un llamado por amor a la vocación, por el amor que le tienen a este país, a que se vayan reincorporando a las aulas de clases», dijo el mandatario en cadena de televisión y radio.

Maduro prometió con su plan fortalecer programas de acceso a vivienda, salud y alimentación, así como subsidios de transporte y créditos.

Este lunes más de 5,5 millones de alumnos de preescolar, primaria y bachillerato iniciaron el año escolar, dijo el ministro de Educación, Héctor Rodríguez.

El gobierno reportaba en años anteriores una matrícula superior a 8 millones de estudiantes.

La gremial Federación Venezolana de Maestros (FVM) denunció en un comunicado que unos 3 millones de niños y jóvenes «están fuera del sistema escolar», problema que se suma al déficit de educadores.

«Los docentes están desmotivados, desmoralizados, desanimados, con baja autoestima, preocupados debido a su situación laboral económica y social», refirió la FVM en el texto, divulgado el pasado 16 de septiembre.

De acuerdo con estimaciones de expertos de la UCAB, unos 96.000 docentes han migrado, lo que ha agravado el déficit. Más de 7 millones de venezolanos han dejado su país en la última década según Naciones Unidas.

La federación de maestros apuntó que «la crisis alimentaria» es «una de las principales causas» de la deserción de docentes y estudiantes.

Maduro sostiene que las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos para forzar su salida del poder son la raíz de la crisis.

«Uno de los sectores más afectados fueron los maestros, las maestras», admitió el mandatario, proclamado reelecto para un tercer período consecutivo (2025-2031) en medio de denuncias de fraude de la oposición.

Protestas de docentes en reclamo de reivindicaciones son frecuentes en este país.

Maduro pide a 200.000 docentes retirados por bajos salarios que regresen al sistema educativo

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Libro: La nueva educación – César Bona (PDF)

Autor: César Bona / Fuente: Sin Deberes

Una vez terminada la lectura de este libro, me vienen a la cabeza 2 palabras que resumen lo que, en él, me he encontrado: creatividad y frescura.

CREATIVIDAD, una palabra que César repite en un montón de páginas; para él es muy importante que los maestros (y los padres y madres) fomenten y creen espacios para que los niños den rienda suelta a su creatividad.

FRESCURA, su manera de escribir creo que refleja cómo es él y como se expresa cuando habla. Si te animas a leer su libro, te dará la sensación (mientras lees) de que estás sentado a su lado, escuchándolo mientras tomáis un café juntos. No es un libro “sesudo”, ni esperes encontrar grandes ideas o teorías pedagógicas; es un libro que muestra su manera de entender la educación, con multitud de ejemplos y anécdotas que le han ocurrido a lo largo de su vida de maestro.

En este artículo, a mí me gustaría compartir contigo algunos pensamientos que me han surgido durante (y después de) su lectura, por si te ayudan.

Al principio de su libro, César dice: “…estoy seguro de que alguno de vosotros, cuando acabe de leer dirá: Pues este tío no hace nada extraordinario” Y es cierto, si lees (o compras) este libro pensando encontrar “la piedra filosofal” o “la gran idea revolucionaria” de lo que debe ser la nueva educación… olvídalo.

No obstante, para mí, César sí hace algo extraordinario en su día a día en el aula: todo lo que él hace tiene, como último objetivo u horizonte, educar el corazón de sus alumnos. En varios capítulos le “escucharás” decir que los contenidos de las asignaturas son importantes, pero más importante aún es “educar en cosas sencillas, básicas, pero que a veces se nos olvidan: el respeto, la empatía, la sensibilidad, la escucha y el esfuerzo para conseguir lo que te propones”

Un aspecto al que César da mucha importancia es la necesidad de estimular la curiosidad de los niños. Se nota que él es profe de Primaria y es consciente de lo importante que esto es para el desarrollo de la mente de los niños, y de la gran responsabilidad (y oportunidad) que  la escuela tiene en lograr esto.

Hay una frase que habla de esto, y que yo he puesto al comienzo de este curso en el laboratorio de mi colegio: “Es muy difícil mantener la curiosidad (científica) en un sistema educativo rígido. El espíritu de descubrimiento y pensamiento creativo se pierde en la rutina escolar” (Albert Einstein) A mí me recuerda (cada vez que entro en el laboratorio) algo que es más importante que “enseñar biología”

¿Por qué seguimos pensando (algunos profesores) que esto de la creatividad es “perder el tiempo”? ¿No será que, como dice César,  para estimular la creatividad hay que ser antes un maestro curioso?

A mí, quizás porque trabajo con alumnos “mayores”, reconozco que me cuesta esto de fomentar la curiosidad, pero intuyo que es algo fundamental que tengo que hacer si quiero educar mentes “abiertas al futuro” y formar adultos “competentes”.

Respecto al tema de los deberes, César tiene un capítulo titulado “Hacer deberes y a dormir”. En él dice textualmente: “Soy maestro, así que para ir terminando os voy a poner unos deberes. Empezaréis a hacerlos ahora, cuando acabéis de leer el libro y hasta la hora de cenar. Tenéis tiempo. Luego, cenaréis y a dormir. Mañana (por la tarde) haréis lo mismo: os pondréis con los deberes, y luego cenaréis y a dormir. Alguno de vosotros tendrá “extraescolares”; da igual: las extraescolares no diluyen los deberes ni son excusa para que no los hagáis. Tendréis que hacerlos igualmente. Y después, a cenar y a dormir… Esto es lo que les sucede a miles de niños: salen de la escuela y tienen que empezar a hacer tareas (de cada asignatura, por supuesto). Todo el mundo pone deberes porque queremos que todos aprendan de nuestra asignatura, que sepan muchas cosas. Nos hemos metido en una inercia por la que queremos muchos Einstein a los 12 años”  Para César, si el niño no ha terminado a las 7 de la tarde de hacer los deberes, el maestro tiene que replantearse esos deberes que está mandando, porque algo no está haciendo bien.

Por último, terminaré con respondiendo a esta pregunta: ¿Qué me ha supuesto leer a César?

En primer lugar, me ha dado seguridad en lo que estoy haciendo como docente; creo que el camino a seguir es “educar para la vida”, y no (solo) para los exámenes. Y esto lo conseguiremos si educamos sus mentes (con contenidos), pero también su corazón (para que desarrollen actitudes que les hagan querer y valorar a sus semejantes)

Por otro lado, creo que es importante tener humildad; siento que estoy en el camino correcto, voy innovando (aunque a veces sea mediante el método de “ensayo-error”) pero he de ser consciente de que no estoy más que al principio de una larga senda llamada “educar a mis alumnos para ser adultos del siglo XXI”. A la hora de buscar lo mejor para mis alumnos es vital escucharlos; como dice César: “Es curioso, no me lo negaréis, que pretendamos enseñar contenidos a seres de los que no sabemos nada”

Por último, la lectura de este libro me ha dejado un reto: tengo que ayudar a mis alumnos a “ampliar sus horizontes”, es decir, conseguir que sean personas sensibles a los problemas que existen en nuestro Mundo; que los conozcan, pero que no se queden sólo en eso, sino que se comprometan por proponer soluciones creativas. En definitiva, por poner su granito de arena para construir un mundo donde merezca la pena vivir.

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Para finalizar, me gustaría reflejar en 3 frases lo que, para mí, sería una “nueva educación”:

  1. hemos de enseñar educación emocional a los alumnos, no solo enseñarles conceptos.
  2. tenemos que conseguir que nuestros alumnos se comprometan por mejorar su sociedad y el mundo en el que viven.
  3. las escuelas debemos enseñar conceptos que sean útiles y aplicables para la vida, no (sólo) para aprobar exámenes y sacar títulos.
  4. no hay que hacer cosas complejas y “espectaculares” para innovar o educar “de otra manera” como padres o profesores que somos; solamente hay que escuchar a los niños, quererlos y proponerles hacer aquello que sabemos que les gusta hacer y que les ayuda a aprender “para la vida”

Y si tú escribieras algo titulado “la nueva educación”… ¿de qué cosas hablarías?

Déjanos un comentario contándonoslo, ¡y enriquece así nuestra comunidad con tus ideas!

Links para la descarga:

https://drive.google.com/file/d/1oiO7HMoMDWAkzVZXUaT4dZ-SLBnk6kkY/view

ó

La_nueva_educacion_-_Cesar_Bona

Fuente de la Reseña:

http://www.sindeberes.com/la-nueva-educacion-el-libro-de-cesar-bona/

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El sistema educativo y la educación

No hay dudas que para estos modelos de país la educación no es importante más que en los discursos de la dirigencia que administra los asuntos públicos.

 

El sistema educativo se define por su organización administrativa y política, organización alejada de quienes hacen al cotidiano educativo (docentes y estudiantes).

 

Las luchas por la emancipación educativa son las marcas contra las especulaciones políticas por subsumir la educación pública a intereses meramente sectoriales.

 

Una tensión que fue definiendo el sistema hacia procesos de privatización creciente, porque ya no se trataba solamente del sector clerical como motor de diferenciación ideológica, como fue la disputa que se conoció como “Laica o Libre” en la década del 50 del siglo pasado de una profunda lucha que venía desde el primer Congreso Pedagógico de 1882 en el que se debatieron las bases de la que después fuera la Ley 1420 de educación común, laica y gratuita, sino de la creación del mercado educativo, con la expansión de la educación privada durante la década de 1990 (exoprivatización) y la apertura al universo de las ong y fundaciones para operar dentro del sistema vía convenios ministeriales (endoprivatización) y la injerencia empresarial directa en el contexto universitario.

 

En ese contexto las universidades nacionales también entran en una dinámica de sumisión, que bajo el eslogan de vincular esas casas de estudios con las (dudosas) “demandas sociales”, comenzaron a perder la autonomía conquistada en 1918, la que se dio en llamar, Reforma Universitaria y así quedó la marca de la lucha de la “revolución de las conciencias” registrada en la historia y que fue fuente de inspiración en Latinoamérica y el mundo.

 

En la década del 50 se triplica la matrícula universitaria tras la supresión de los aranceles, los trabajadores se vieron beneficiados por la accesibilidad a los estudios universitarios, hasta que en 1966 el general golpista, dictador Juan Carlos Onganía, decidió terminar con la autonomía en las universidades nacionales, mediante el decreto ley 16.912 que determinaba la intervención, prohibía la actividad política en las facultades y anulaba el gobierno tripartito. Ese 29 de junio mandó a desalojar y ordenó la “depuración académica”.

 

Hubo resistencia en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales, Arquitectura, Ingeniería, Filosofía y Letras y Medicina de la UBA y la primera consecuencia fue la feroz represión sobre estudiantes y profesores; la segunda, la renuncia de miles de profesores y el inicio de éxodo académico.

 

Tal vez ese haya sido el antecedente de lo que vendría con la dictadura genocida y desaparecedora de Jorge Rafael Videla y su banda a partir de 1976, no sólo con la intervención de las universidades sino con la militarización dentro de las propias facultades, con “oficinas” improvisadas en algún aula y un par de soldaditos con los fusiles en mano al lado del bedel que recibía las libretas universitarias de lxs estudiantes para poner en un cajoncito y retirarlas después de la clase correspondiente (como le ocurría a quien escribe estas líneas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA).

 

Cabe aclarar que, en 1975, la autodenominada Alianza Anticomunista Argentina de José López Rega, ministro de Bienestar Social del tercer mandato de Juan Domingo Perón, también conocida como la Triple AAA, tenía las mismas prácticas represivas, usando como fuerza de choque a la Policía Federal con los parapoliciales y los camiones “celulares” esperando en la puerta de la facultad.

 

Este muy breve e incompleto recorrido sobre algunos de los hitos que marcaron la vida de la universidad pública tiene la intención de exponer porqué el conocimiento, en sentido amplio, es un problema para el poder y los poderosos. Porque forma en el desarrollo de la inteligencia, porque cuando es colectivo genera fuerza social, como se demostró en la multitudinaria Marcha Universitaria del 23 de abril que convocó a miles y miles universitarios, trabajadorxs, familias, estudiantes secundarios, jubiladxs; aunque para el poder, que el conocimiento sea fundamental para el mejoramiento de la sociedad, es el problema, porque eso implicaría socializar los frutos de ese conocimiento cuya finalidad, también sería, el bienestar general del conjunto de la población.

 

Pero no, esos son objetivos que deben desaparecer del imaginario popular, por eso la reforma educativa globalizada, a la que Argentina adhirió formalmente en la década del 90, durante el gobierno de Carlos Menem, vino a hacer lo que los gobiernos dictatoriales no pudieron terminar de plasmar, más que en algunos aspectos de la reorganización, como fue el principio de la fragmentación con el traspaso de las escuelas primarias a las provincias en 1979, tarea que se completa durante el “menemato” con la transferencia de los secundarios y terciarios, terminando el proceso de fragmentación educativa, que mantiene la Ley Nacional de Educación (2006). Mientras que a las universidades se las encorsetó con la Ley de Educación Superior (1.995).

 

La intervención de las universidades (en las instancias dictatoriales) siempre tuvo como finalidad no solo el control sobre el conocimiento, sino la direccionalidad del mismo, lo que significa, a grandes rasgos, el desarrollo intelectual en función social.

 

No les resultó tan sencillo imponer sus obscenos deseos, porque siempre hubo una línea de fuga en la que la resistencia se materializaba, incluso en grupos de estudio “clandestinos”. Parece un argumento para una película, pasar a la clandestinidad para estudiar, pero eso es lo que sucedía en los llamados “años de plomo”.

 

A pesar de la resistencia histórica, los principios postulados en la reforma universitaria de 1918 no pudieron filtrar el aire de los tiempos neoliberales, fueron traicionados por las políticas de la democracia y ya no se necesitaron las dictaduras cívico-militares para imponer el ordenamiento, porque el discurso de la eficiencia y la eficacia había ganado la batalla, aún con los resultados de generación de pobreza y los indicadores de indigencia.

 

El mercado comenzó a ser el ordenador del sistema educativo, ministros de educación de los distintos colores políticos de los partidos del establishment accediendo a firmar convenios con fundaciones, ong y universidades privadas de elite, en algunos casos; con empresas EdTech, que nos “aseguran el futuro” de los “aprendizajes” desde la versión del capitalismo de plataformas, como es el caso de TICMAS, con récord de audiencia de especialistas en educación y dirigentes políticos en la Feria del libro.

 

Una nueva redefinición de aquello de Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje” para la comunicación, que en la nueva clave post-educativa debería ser “la plataforma es el aprendizaje”, donde el otro formante del binomio dialéctico queda borrado, la “enseñanza”.

 

El fin de la docencia se viene anunciando desde hace décadas, primero con las campañas de desprestigio organizadas desde el discurso transpolítico, Banco Mundial, OCDE, UNESCO, dirigentes políticos, funcionarios de turno, periodismo “independiente” y la lista sigue…

 

Mientras escribo este artículo, está finalizando la jornada del paro docente en todos los niveles de la enseñanza, por demandas salariales y laborales, también piden un aumento de emergencia para los docentes jubilados y el pago del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), además de infraestructura, entre otras demandas y a un mes de la Marcha Universitaria.

 

En la semana de la pueblada en Misiones donde los docentes y lxs trabajadores de la Salud hicieron punta con los reclamos salariales a los que se sumaron la policía y los tareferos. Los docentes, con salarios de $270.000, fueron reprimidos por sus reclamos en la legislatura y en la casa del gobernador (como venimos informando en tramas).

 

También finalizó el debate en diputados, se reunieron de manera conjunta la comisión de educación y la de presupuesto por la emergencia presupuestaria en universidades. La reunión finalizó con tres dictámenes, el de la mayoría es de Unión por la Patria (UP) y el Frente de Izquierda (FIT-U) en el que se pide la inclusión del FONID. El próximo encuentro será el martes 28.

 

Esta es, simplemente, una parte del panorama actual en relación con la historia, signada por el control administrativo de la burocracia y la dominación de la colonialidad del poder en beneficio de intereses espurios. Un oxímoron en el que el sistema educativo confronta y desafía lo único por lo cual tiene significación, la escuela y la universidad públicas, que bien podrían funcionar en otro contexto, sin el peso de un sistema que lejos de sostenerlas e impulsarlas, las agrede, las ahoga y las degrada.

 

Eso es lo que estos sistemas tienen para ofrecernos, los beneficios de los intereses privados en los asuntos públicos, los negocios empresariales a expensas de las investigaciones científicas realizadas en las universidades públicas, como los convenios celebrados con la corporación minera, en algunos casos o con la generación de transgénicos en otros.

 

Son algunas de las formas “eficientes” de financiamiento al que están sometidas las universidades y de las que también tiene que dar respuestas el propio Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), como promotor de ese maridaje público/privado, que desvirtúa la esencia de la universidad.

 

Para cerrar, si el 90% del presupuesto universitario es para pagar los deprimidos salarios docentes, que ni siquiera el gobierno debate convocando a paritarias, es porque su representante máximo, autopercibido anarco capitalista, pretende, como lo escribió Onganía, una “limpieza académica” y el cierre programado de las universidades o su reconversión en unidades de conocimiento aplicado a los intereses empresariales y financiar las carreras que el mercado demande.

 

Solo haber escuchado lo que el señor presidente dijo en el marco del Congreso del Instituto de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), frente a la posibilidad de que de la Cámara surja la emergencia presupuestaria para la universidad, “Cualquier proyecto que manden desde el Congreso que quieran romper la caja y hacer volar este país por los aires,lo voy a vetar, me importa tres carajos”, nos dice todo sobre su interés por rol social del conocimiento y por la educación como derecho humano.

 

Después de todo, el evento que protagonizó el autor del libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica” en el Luna Park, también constituyó un hecho pedagógico, nos enseñó que Narnia no solo es un relato fantástico, también puede ser fatalmente político.

 

Fuente: https://tramas.ar/2024/05/24/el-sistema-educativo-y-la-educacion/

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Milei, el «loco» de la motosierra como expresión del «crimen educativo»

Por Andrés M. Sarlengo

Javier Milei desde el 10 de diciembre de 2023 será el nuevo presidente de la Argentina. Le ganó a Sergio Massa el ballotage por 55,7 % a 44,3 %. Y la pregunta (muchas, por cierto) es cómo leer la victoria electoral de quien se presenta como “libertario” y seguidor de Von Hayek.

Raro que un cuestionador nato de la “casta política” y el “Estado” pase ahora ser Jefe de Estado nacional. ¿Qué pretende este personaje fabricado sin recorrido político tradicional que salta al escenario central a los gritos, despeinado, con una motosierra en la mano, maltratando a mujeres y periodistas y teniendo como vicepresidenta a Victoria Villarruel, activa defensora del genocidio de la última dictadura cívico militar?

En su plataforma política y sus primeras palabras tras el triunfo eleccionario hay mucho para pensar: “Las definiciones de Javier Milei: dólar, privatizaciones y represión. Lejos de suavizar su discurso, el libertario ratificó los planes que mostró durante la campaña. “Todo lo que pueda estar en las manos del sector privado, va a estar en las manos del sector privado”, dijo en tono menemista. Prometió reprimir los piquetes y confirmó que buscará dolarizar la economía y cerrar el Banco Central”, señala Página 12 en uno de sus artículos del 20 de diciembre. Y para despejar dudas La Nación (diario que apoyó a Patricia Bullrich como candidata presidencial) subraya: “Javier Milei Presidente: ganó por 11 puntos y prometió “cambios drásticos, sin gradualismo” (20/11/2023).

A 40 años del retorno de la democracia en Argentina y 50 años del golpe militar contra Salvador Allende parece haber un cruce de caminos: las democracias constitucionales y su régimen de partidos van concluyendo en democracias liberales con grandes rasgos de neofascismos, genocidios de por medio. E insistimos, cómo leer la victoria electoral de quien se presenta como “libertario” y seguidor de Von Hayek. ¿Cuánta responsabilidad hay de los gobiernos “progresistas” en que hoy flamee la peluca de Milei y sus gritos agencien el malestar/padecer de los argentinos/as, desde los más empobrecidos hasta los más pudientes?

En lo que respecta a nuestra mayor formación y comprensión el triunfo de Javier Milei también es un analizador de la degradación del sistema educativo nacional, el que mentado por un seudo progresismo (https://rebelion.org/la-educacion-en-los-90/) con la anuencia de la cúpula sindical docente, y al servicio de las corporaciones: hizo de los alumnos y los docentes una relación pedagógica y psicosocial del como sí, donde se vaciaron los contenidos, las ciencias y los conocimientos pasaron/pasan a un cuarto plano, se otorgan títulos al modo dos por tres, y sobre todo no nos damos la urgente tarea de pensar la relación fundante entre las condiciones concretas de existencia y el aprendizaje tal como emerge en las escuelas.

El Crimen Educativo es un libro del 2012, y en él anticipaba lo que Milei va hacer de la educación como resultado de un proceso desde 1976 (u antes): una jefatura del Capital Humano (la licenciada en Ciencias de la Familia Sandra Pettovello va ser Ministra de Capital Humano), tal lo propuso Theodore Schultz. O sea, por ejemplo: vale más la ropa que lleva un ser humano que lo que piensa, siente y hace esa persona.

Da tristeza saber que los docentes -ahora facilitadores- hemos contribuido (nos condujeron a ello) a que desde 1983 los sucesivos estudiantes no logren distinguir qué diferencia hay entre el capital, el Estado, los gobiernos, las clases sociales, el poder y los derechos y luchas de los trabajadores. Y sobre todo, tristeza porque para comprender estas diferencias hay que simplemente leer, leer, estudiar, estudiar…y ya los/as laburantes y estudiantes no leen, solo posan sus ojos sobre las pantallas y vuelcan su ira en las redes sociales.

En síntesis, el triunfo de Javier Milei es la expresión y consolidación del crimen educativo, es el resumen de lo que pretenden los burgueses de nosotros: que sepamos leer publicidades en las pantallas, pero no ser seres cultos capaces que esa cultura resulte otro tipo de organización social no basada en la mercancía y la explotación del trabajador. Milei es el triunfo de hacer de nosotros una cosa que se vende y ofrece al precio más bajo. Y a eso le llama «la libertad avanza».

A pelearla: en primer lugar contra el sentido común que hoy festeja que su amo lo golpee con un látigo hasta que desenfunde la 45…

Milei, el «loco» de la motosierra como expresión del «crimen educativo»

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Carta de una lectora: «¿Cuál es el miedo al cambio del sistema educativo?»

En una época caracterizada por avances científicos y tecnológicos vertiginosos, las neurociencias emergen como un componente esencial en el ámbito educativo. Sin embargo, a pesar de la evidencia que respalda la efectividad de estrategias educativas propuestas por la neurociencia, las cuales comparten similitudes con enfoques tradicionales basados en la empatía y la paciencia, se observa una resistencia notoria por parte de un número de profesionales. Varias razones confluyen en esta negativa.

Por un lado, la educación y la política están interconectadas, y las ideologías gubernamentales pueden influir en el sistema educativo, como así también las creencias particulares de cada profesional. Otro motivo puede ser el hecho de que esta reforma no genera beneficios económicos para grandes lobbies y requiere una inversión estatal significativa. A pesar de ello, existen numerosas pruebas y estudios científicos que avalan la necesidad de reformar ciertos métodos pedagógicos, desde la relación profesorado-alumnado, hasta las prácticas disciplinarias.

No obstante, persisten en las aulas prácticas obsoletas como la ridiculización, el castigo colectivo y el exceso de deberes, y la resistencia a cambiar esto se justifica acusando de sobreprotección y exceso de sensibilidad a quienes se oponen, aunque esté demostrado que estas acciones provocan o potencian efectos emocionales negativos, desde agresividad hasta depresión, lo cual en ocasiones, conduce a la prescripción innecesaria de medicamentos, beneficiando a la industria farmacéutica.

Imponer la autoridad con hostilidad no se debe a la «sensibilidad» de las nuevas generaciones, sino a la incapacidad de abordar las propias carencias emocionales de las generaciones anteriores. Esto demuestra una falta de flexibilidad y humildad para adoptar metodologías innovadoras, lo cual es lamentable en adultos responsables de la educación de las generaciones futuras. En lugar de hostigar, hay que educar.

https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/sistema-educativo-cambio-educacion-carta-lectora-barbara-balbo-figueroa-93792336

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