Page 31 of 822
1 29 30 31 32 33 822

Abandono escolar en dos tiempos

Por: Carlos Ornelas

 

El abandono escolar es cosa seria. Es un drama en muchas familias y una adversidad para la nación. La investigación educativa la explica desde diversas perspectivas, pero no varían mucho. Hay causas exógenas y endógenas; una tercera variante incluye ambas visiones, como educación especial o factores individuales.

El abandono escolar es un problema que afecta al sistema educativo mexicano desde su fundación. Si se considera el tiempo largo de la historia, los avances —que sí los hay— son magros. El gobierno de Álvaro Obregón, a insistencia de José Vasconcelos, fundó la Secretaría de Educación Pública en 1921.

Lo que los diferentes gobiernos hicieron en un siglo no es despreciable. De unos cuantos cientos de escuelas en 1921, hoy tenemos más de 265 mil en todos los niveles a donde asisten más de 36 y medio millones de estudiantes.

No obstante, en la última generación, de cada 100 niños que ingresaron a la educación primaria en 2002, sólo 25 concluyeron la licenciatura en 2019. Millones de mexicanos se quedaron en el camino. La pérdida mayor se da en la enseñanza media, de 66 de esa misma generación que ingresaron a bachillerato, nada más egresaron 46; en profesional técnico, la cifra es dramática, de cada siete que se matricularon, sólo uno se graduó.

Esa trayectoria es de tiempos que, digamos, son normales, aunque sean una anormalidad. Si las previsiones de la SEP son correctas, la inscripción de este año será más baja, pero no tanto (Excélsior, 09/08/20). La semana anterior, el PNUD mostró proyecciones de matriculación en la coyuntura de la pandemia que parecían más dramáticas que en tiempos ordinarios, pero no difieren mucho de la tendencia histórica.

En educación media, por ejemplo, el PNUD pronosticó una pérdida de 800 mil alumnos entre los egresados de secundaria que no se matricularían y los que no regresarían al ciclo posterior. Es casi la misma que en el ciclo 2017-2018 (Secretaría de Educación Pública, Principales cifras del sistema educativo nacional: 2018-2019).

El abandono escolar es cosa seria. Es un drama en muchas familias y una adversidad para la nación. La investigación educativa la explica desde diversas perspectivas, pero no varían mucho. Hay causas exógenas y endógenas; una tercera variante incluye ambas visiones, como educación especial o factores individuales.

Los efectos de la pandemia entre estudiantes pobres son severos y es posible que influyan en ese incremento —ligero, si se quiere— de la tasa de abandono. El covid-19 empeora las condiciones precedentes.

 

La Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación lanzó un pronunciamiento donde argumenta que, para millones de niños y jóvenes de América Latina, en especial quienes están en situación de mayor vulnerabilidad, el cierre de escuelas implica la pérdida temporal de una red de seguridad fundamental, que incluye nutrición, salud y apoyo emocional. “Con la actual pandemia, también quedó al desnudo que la escuela es, en muchos casos, un espacio de protección contra la violencia doméstica y los abusos sexuales”.

La calamidad que acarrea el coronavirus y que Aprende en Casa II no contempla es cómo mantener, aunque sea en una expresión razonable, esa red de protección. En el año escolar pasado el pase fue automático y que como quiera que sea, se dio por concluido. Pero en el presente —y tal vez por lo que resta del sexenio— al abandono se empalmará la reprobación. Y será más onerosa porque, para fines prácticos, el gobierno de la Cuarta Transformación ya clausuró el programa de escuelas de tiempo completo, que era la mejor expresión de ese sistema de salvaguarda que, aunque favorecía más a sectores medios, cubría también a buena parte de los segmentos proletarios.

Como dice el proverbio, al sistema educativo mexicano le llovió sobre mojado. A los problemas heredados, se le vino encima la pandemia, que empeoró lo que funcionaba mal y no ayuda a la redención de millones de estudiantes —en especial pobres— que no regresarán a la escuela.

En el pasado, unos explicaban el abandono escolar porque los niños y jóvenes iban a buscar empleo para apoyar a la familia; en medio de la crisis de salud y recesión económica no tendrán empleo, aunque en áreas rurales aprecian su fuerza de trabajo. Antes el tiempo era malo, ahora es peor.

Fuente:

Comparte este contenido:

Aprende en casa II: Entre el agravio y el entretenimiento

Por: Luis Hernández Navarro
“¡Fuera Televisa! ¡Fuera Televisa!”, gritan enardecidos centenares de maestros en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, mientras las camionetas de la televisora ponen pies en polvorosa.

Apenas unas horas antes de ese 2 de octubre de 2013, Manuel Velasco, gobernador del estado, había dado el claquetazo para iniciar las grabaciones de la telenovela Quiero amarte en la antigua Ciudad Real. La indignada reacción de los docentes contra el monopolio televisivo fue su respuesta espontánea a la campaña de lodo y calumnias orquestada por la televisora en su contra.

Días antes, el 3 de agosto, en la Ciudad de México, los profesores organizaron vallas humanas en los alrededores de las instalaciones de Televisa para impedir el acceso al personal de la empresa, en protesta por el linchamiento en su contra montado por la televisora. Simultáneamente, otro contingente de docentes se trasladó hasta las oficinas de Tv Azteca y bloqueó la lateral de Periférico Sur para reclamar en contra de la oleada de infundios que la compañía de Ricardo Salinas Pliego desató en contra de los trabajadores de la educación.

Estas dos muestras de descontento magisterial contra las televisoras son apenas pequeñas evidencias de la enorme rabia docente contra los monopolios mediáticos presente en prácticamente todo el país. Nunca cesaron a lo largo de los seis años del sexenio de Enrique Peña Nieto. Siguen vivas y a flor de piel ahora. Fueron (son) la airada respuesta de los profesores de banquillo a una inclemente agresión de la telecracia para ofenderlos a ellos y demeritar a la educación pública.

Cada día, durante todo el sexenio de Peña Nieto, en telediarios, shows de variedades, barras de opinión y mesas redondas sobre la coyuntura se lanzaron toneladas de basura en contra de los mentores que rechazaban la reforma educativa. Uno tras otro, se divulgaron a través de la televisión montajes periodísticos, reportajes llenos de mentiras, noticias falsas y calumnias contra los dirigentes del movimiento. Casi nunca se les dio a los acusados el derecho de réplica.

Energúmenos comentaristas televisivos emprendieron una cruzada moral contra los maestros democráticos y, señalándolos con índice de fuego, les imputaron las peores felonías. Los acusaron de secuestrar a la niñez y la educación, de mantener en la ignorancia al pueblo de México. Los acusaron de ser vagos irresponsables, culpables del abatimiento de los niveles educativos.

De todo se valió la telecracia y sus fundaciones en esta guerra sucia. En plena ofensiva contra el magisterio, en un partido de la liguilla de futbol, los jugadores del equipo Monarcas de Morelia, saltaron al campo de juego con playeras blancas con la imagen de una mano mostrando una tarjeta roja que los árbitros usan para expulsar a los deportistas que cometen graves infracciones, y la leyenda A los malos maestros. Ricardo Salinas Pliego, dueño de Tv Azteca era el propietario del club.

Al profesor Rubén Núñez Ginez, en esos años dirigente del magisterio oaxaqueño, hijo de ejidatarios, con una maestría en desarrollo educativo y más de 30 años de servicio, lo acusaron de poseer un fabuloso guardarropa, integrado por camisas de manta bordada, típicas de Oaxaca, compradas en los mercados populares. También de poseer una impresionante flotilla de vehículos, que, en la realidad, se reducía a una estaquita Nissan. A pesar de estar gravemente enfermo y ser inocente, lo metieron a un penal de alta seguridad. El 23 de marzo de 2019 falleció, en parte por las secuelas de su encarcelamiento.

Para imponer a sangre y fuego la reforma educativa, además de la estigmatización en su contra, de la persecución policiaca y del encarcelamiento de decenas de profesores, tres maestros democráticos fueron asesinados por las fuerzas del orden en el contexto de los ataques combinados de la telecracia y el gobierno de Enrique Peña Nieto. Al maestro jubilado Claudio Castillo, con secuela de poliomelitis, lo mataron a palos policías federales en Acapulco. Al chiapaneco David Gemayel Ruiz, de 21 años, lo arrolló un camión de la policía mientras los uniformados dispersaban con gases lacrimógenos. A Antonio Vivar Díaz, la Policía Federal lo ejecutó extrajudicialmente dentro de una iglesia en Tlapa, Guerrero.

Como si ninguno de estos agravios hubiera sucedido, el gobierno federal anunció que los responsables de injuriar, calumniar, deshonrar y linchar a los maestros mexicanos (y a la educación pública) durante seis años serán los encargados de transmitir los contenidos educativos. Los mismos que vilipendiaron al magisterio se convertirán ahora en los encargados de sustituirlos en la enseñanza de niños y jóvenes. Ni una disculpa ofrecieron.

Peor aún, como si se tratara de una broma de mal gusto, Esteban Moctezuma, secretario de Educación, durante 13 años responsable de la Fundación Azteca, le anunció a Adela Micha (no en la conferencia de prensa diaria de Educación y Bienestar) que conductores de televisión acompañaran a maestros para dar clases en pantallas. “Son –se vio obligado a precisar un día después– personas que saben conducir.

Obsesionada desde hace años por encontrar un nicho de mercado en el mundo de la enseñanza, la industria del entretenimiento se acaba de sacar la lotería con Aprende en casa II. La 4T ha hecho realidad plena lo que Carlos Monsiváis sugería como una tendencia: convertir a la televisión en la verdadera Secretaría de Educación Pública.

Comparte este contenido:

Centros de educación en EE.UU cierran nuevamente a causa del Covid-19

Por: https://evtvmiami.com

A poco tiempo de comenzar las clases en algunas escuelas de EE.UU  algunos recintos educacionales están cerrando de nuevo debido a brotes de COVID-19, el último desafío a medida que el país intenta reabrir cuando el nivel de nuevos casos diarios se mantiene alto en la mayoría de los estados.

Las escuelas en Estados Unidos deben reabrir para el inicio del año académico este mes o a inicios de septiembre. Algunas, particularmente en centros urbanos, han optado por una enseñanza en línea solamente, mientras que otras han optado por clases presenciales, o incluso un híbrido entre ambas.

Pero los brotes o la falta de personal han obligado ya a algunas recintos a detener la enseñanza presencial.

La Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, uno de los recintos educacionales más grandes que abrió con clases de manera presencial, dijo el lunes que cambiaría a instrucción sólo en línea para los estudiantes, después de que pruebas mostraron una rápida propagación del virus.

Actualmente, 177 estudiantes se encuentran aislados y 349 están en cuarentena, de un total de alrededor de 19.000.

En Georgia, una tercera escuela secundaria en el condado de Cherokee cerró para clases presenciales, dijo el distrito escolar del condado, citando un incremento en el número de casos positivos en la escuela secundaria Creekview a 25, con casi un tercio de los estudiantes en cuarentena.

“Como hemos dicho desde que anunciamos nuestra reapertura, no dudaremos en poner en cuarentena a los estudiantes y cerrar las aulas en un esfuerzo por continuar operando la escuela de manera presencial el mayor tiempo que sea posible”, dijo el distrito en un comunicado el domingo, posponiendo el plan para clases presenciales desde el lunes al 31 de agosto.

Las escuelas del condado de Cherokee aparecieron en medios de comunicación nacionales este mes después de que los estudiantes publicaran imágenes en redes sociales que mostraban a los alumnos agrupados en los pasillos, muchos de ellos sin utilizar mascarilla.

Los nuevos casos de Georgia han bajado ligeramente desde su punto álgido, pero el estado informó más de 20.000 nuevas infecciones la semana pasada y una tasa de positividad del 12%, lo que sugiere que hay más casos en la comunidad que aún no se han descubierto.

Un distrito escolar de Arizona tuvo que cancelar sus clases después de que personal dijo que no era seguro regresar y se reportó enfermo. Mientras, un distrito escolar de Nebraska dijo el sábado que había cancelado clases después de que tres miembros del personal dieron positivo y 24 más estaban en cuarentena por exposición.

A nivel nacional, los nuevos casos de COVID-19 cayeron por cuarta semana seguida, pero las infecciones se mantienen en niveles altos en la mayoría de los estados y las muertes siguen estando en un promedio de 1.000 personas por día. Según un recuento de Reuters, en total ha habido más de 170.000 muertes en Estados Unidos a causa de la enfermedad.

*Fuente: https://evtvmiami.com/centros-de-educacion-en-ee-uu-cierran-nuevamente-a-causa-del-covid-19/

Comparte este contenido:

Argentina: Piden declarar la emergencia del sistema educativo nacional

Atenta a la desigualdad e inequidad que padece la educación en el país y que la pandemia ha agravado, Brenda Austin pide garantizar el acceso equitativo a la educación y a la conectividad.

La diputada nacional Brenda Austin (UCR Córdoba) presentó un proyecto para que se declare la “Emergencia del Sistema Educativo Nacional” en todos los niveles y modalidades para el ciclo lectivo 2020 y 2021, y considerar a la educación como actividad esencial.

El proyecto propone crear un marco normativo integral para garantizar el acceso equitativo a la educación y a la conectividad, con capítulos especiales para estudiantes en riesgo de abandono escolar, jardines de primera infancia, designaciones de docentes suplentes, y transportistas escolares.

“La marca que distingue a la educación en Argentina es la desigualdad y la inequidad. La pandemia no ha hecho más que agravarlas. No poner en el centro de la escena lo que está pasando con la educación muestra a las claras nuestra incapacidad de pensar en el futuro inmediato. Declarar la emergencia educativa es un imperativo ético”, manifestó Austin.

La iniciativa apunta a diseñar un conjunto de dispositivos de urgencia a través de programas de acompañamiento y asistencia escolar, becas de conectividad, como así también garantizar la accesibilidad digital tanto a estudiantes en riesgo de abandono, como a docentes, a través de instituciones, las escuelas y las Universidades Nacionales. También propone un marco protectorio para llevar alivio a la difícil situación por la que atraviesan los jardines maternales y los transportistas escolares.

“El sistema educativo argentino enfrenta uno de los desafíos más grandes de su historia, mantener y sostener la continuidad pedagógica ante un contexto de profunda incertidumbre. El Congreso tiene y debe hacer algo. Por eso proponemos la creación de un Programa de detección y acompañamiento a estudiantes en riesgo de abandono, y la creación de Becas de Conectividad. Pensar acciones, políticas públicas, para revertir la brecha digital y las desigualdades es más urgente que nunca”, señaló Austin.

Agregó que “las escuelas Zoom y las escuelas Whatsapp son un claro ejemplo de cómo la virtualidad impactó de manera diferenciada en las instituciones educativas. Las diferencias son abismales. Uno de cada cinco alumnos/as de primaria no tiene acceso a Internet. En el norte de Argentina casi dos de cinco. Y en las familias pobres uno de cada dos.  En el otro extremo la realidad de familias donde hay un solo dispositivo para todos los integrantes: leer las consignas, abrir un video, bajar un PDF, a veces se convierte en misión imposible. A mitad de mes, cuando se van quedando sin datos, aparece el silencio”.

También dijo que “debemos escuchar el grito de los jardines maternales de todo el país que, debido a la drástica baja en el pago de la matrícula, están cerrando a tiempo de pandemia, y son considerados una suerte de híbrido que el Estado ignora: no reciben la ayuda para instituciones educativas y tampoco para las Pymes”.

Austin destacó que “no se trata necesariamente de contar con más recursos, sino de dirigirlos mejor. Pensamos que la mejor respuesta es articular, de modo interministerial e interjurisdiccional, un conjunto de iniciativas que hoy se están llevando adelante como los ATP, los IFE, las tarjetas alimentarias, entre otras, para que estos recursos fortalezcan a la escuela como centro y prioricen a los niños, niñas y adolescentes en edad escolar como sujetos de derecho y destinatarios protagónicos de las políticas públicas”.

“La desigualdad educativa no es problema de algunos, es problema de todos. La fragmentación de la sociedad, el crecimiento de la pobreza, la marginalidad, la violencia y la imposibilidad de soñar con un futuro mejor tienen mucho que ver con la educación. Son demasiados los factores que nos indican la gravedad estructural por la que atraviesa nuestro sistema educativo. Frente a esto entendemos que resulta urgente que el Congreso de la Nación declare la emergencia educativa en todo el país y oriente recursos y esfuerzos a evitar una verdadera catástrofe generacional”, concluyó Austin.

Acompañan esta iniciativa los diputados de Juntos por el Cambio Albor Cantard, Marcela Campagnoli, Silvia Lospennato, Maximiliano Ferraro, Jose Riccardo, Emiliano Yacobitti, Federico Zamarbide, Alejandro Cacace, Lorena Matzen, Fabio Quetglas, Gonzalo del Cerro, Camila Crescimbeni, Gustavo Menna, Claudia Najul, Pablo Torello, Gerardo Cipolini, Héctor Stefani, Jorge Enríquez, Carlos Fernandez, Diego Mestre y Adriana Cáceres.

Fuente: https://www.parlamentario.com/2020/08/14/piden-declarar-la-emergencia-del-sistema-educativo-nacional/

Comparte este contenido:

Secretaría de Educación no avala ni regula el Homeschooling

*Esta modalidad en donde padres de familia educan a sus hijos en casa, alejados de las escuelas, no está contempladas en el Sistema Educativo.

La Secretaría de Educación del Gobierno del Estado señala que no avala ni regula el concepto de Homeschooling, modalidad en donde padres de familia forman a sus hijos en casa, alejados del sistema educativo, y que debido a la contingencia sanitaria, así como de algunas inquietudes de padres y madres de familia, se ha estado ofertando en distintas plataformas digitales, por lo que la dependencia educativa hace las siguientes precisiones:

-A consecuencia de la pandemia se ha implementado a nivel nacional la Estrategia de Educación a Distancia, aunque la Ley General de Educación ha sido muy clara en recalcar que las clases de Educación Básica son presenciales.

-Al no estar regulado ni avalado el Homeschooling -como en Estados Unidos o Canadá-, no se les puede dar un reconocimiento o certificación oficial a aquellos alumnas o alumnos que quisieran estudiar bajo esta modalidad, ya que se considera como una “escuela informal”.

-En el caso de las escuelas particulares, en sus Acuerdos de Incorporación, sí tienen la validez oficial de la Secretaría de Educación, por lo tanto forman parte del sistema educativo.

-Nada sustituye una escuela pública o privada que está incorporada a la Secretaría de Educación Pública, porque la incorporación lleva implícita una supervisión, dictámenes, seguimiento y certificaciones; además el personal docente cuenta con el perfil idóneo para impartir clases, y cuentan con todos los requisitos que marca la normatividad.

-Finalmente, no se debe confundir el homeschooling con el apoyo de docentes que brindan asesorías de manera particular, porque esta actividad es independiente al sistema educativo, y la relación de asesoría es y será exclusiva entre docente con padres de familia y sus hijos, no con la autoridad educativa la cual es quien avala los estudios.

Fuente: https://www.colimanoticias.com/secretaria-de-educacion-no-avala-ni-regula-el-homeschooling/

Comparte este contenido:

Jovani quiere ser doctor, a pesar de la covid-19

Reseñas/13 Agosto 2020/elpais.com

Un sistema educativo limitado ya condicionaba la formación de millones de menores de edad etíopes antes de la pandemia. Ahora, el cierre forzado de las escuelas ha privado a muchos de ellos de su derecho a la educación. Contar la historia de este niño es contar un país entero

El pasado 16 de marzo, cuando aumentaron a cinco los casos positivos de covid-19 en el país, el gobierno etíope suspendió las clases. Durante este tiempo el Ministerio de Educación ha lanzado iniciativas para que la formación de los niños no se detuviera durante el cierre de las escuelas, pero no ha conseguido llegar a todos los hogares y muchos alumnos han quedado desatendidos. La pandemia se ha convertido en un bache más en su formación, que ya estaba comprometida por un sistema educativo limitado.

Es probable que Jovani quiera seguir colaborando en la campaña contra la covid-19 en Dessie, su ciudad natal, que está en la región de Amhara, en el centro norte de Etiopía. Este niño de siete años y ojeras marcadas quiere ser doctor, aunque ahora quizá no acabe de entender por qué debe quedarse en casa, pues los mayores no han dejado de trabajar pese a la amenaza del virus. En cambio, millones de menores como él llevan semanas sin ir a la escuela y deben permanecer en sus casas para evitar contagios.

Pese a las limitaciones del sistema educativo, la madre de Jovani sabe que cualquier opción de futuro de sus hijos —tiene dos— pasa por que vayan a la escuela. Ella mantiene a su familia lavando ropa a mano y cocinando injera, una masa fina que es la base de la alimentación etíope. Desde que enviudó es la única persona que, de forma regular, lleva dinero a casa, una habitación única de paredes enyesadas y techo de hojalata en la que también viven los abuelos.

Para la Administración Pública, Jovani es un niño en situación de vulnerabilidad. Por eso le seleccionó para que se beneficiara del programa de apadrinamientos de la ONG IPI Cooperació, mediante el cual la familia recibe una ayuda mensual de 600 birr (17 euros) y se compromete a que el pequeño no deje de estudiar.

El sistema educativo etíope

306 chicas y chicos van a la escuela primaria Sefere Selam de Dessie. Su director, Tilehun Azahij —cabeza rapada, camisa por dentro del pantalón, afable—, apunta que uno de los déficits de la educación etíope es que “el proceso de aprendizaje no tiene parte práctica, solo es teórico”. A Azahij le gustaría que su colegio tuviera un aula de informática y un laboratorio para que el alumnado experimentara, pero debe resignarse a clases con paredes gastadas y pupitres astillados.

La escuela primaria Millenium se encuentra en Kobo, una población al norte de la región de Amhara donde los niños y niñas se han acostumbrado a la presencia de los militares que controlan las disputas territoriales de la zona. El director, Milla Jadea —bigote recortado, deportivas, reflexivo—, explica que otra de las carencias de la educación del país es que “los libros de texto no se adaptan a la edad de los alumnos”. Jadea cuenta que los profesores no tienen tiempo de impartir el temario y que el alumnado pasa de curso sin recibir todas las lecciones.

Etiopía es uno de los países africanos que más se ha implicado en la formación de sus menores desde el cambio de siglo. En 2015 el gobierno destinó un 4,7% del gasto público al ámbito educativo, una cifra que sitúa al país en el puesto número 78 del ranking mundial y en el 15 del de África subsahariana. Estos esfuerzos han contribuido a que prácticamente todos los niños y niñas vayan a la escuela hasta los 14 años, pero no han sido suficientes para asegurarles una formación de calidad. Un 48% de etíopes son analfabetos y la edad media de la población es de 20 años.

El alumnado de la escuela primaria Sefere Selam termina la jornada escolar tras cantar el himno nacional, en Dessie (región de Amhara).
El alumnado de la escuela primaria Sefere Selam termina la jornada escolar tras cantar el himno nacional, en Dessie (región de Amhara). A.C.

La educación pública en el país del cuerno de África es gratuita. Los menores empiezan la primaria —obligatoria— a los siete años, por delante les esperan ocho cursos en los que aprenden amhárico —el idioma oficial del país—, la lengua de su respectiva región, inglés, matemáticas y ciencias naturales y sociales. La primera etapa de la secundaria ocupa dos años académicos, noveno y décimo, pero ya no es obligatoria, por eso muchas chicas y chicos dejan la escuela para contribuir a la economía familiar: solo siguen estudiando un 35%. Antes de acceder a la universidad o a otros estudios superiores, los alumnos supervivientes cursan undécimo y duodécimo, que equivalen al bachillerato. Solo el alumnado que ha seguido estudiando a partir de noveno aprende a utilizar ordenadores.

La determinación de Aweke

Cuando Aweke saluda a alguien le ofrece su muñeca porque sus dedos terminan en los nudillos. A los 10 años se contagió de lepra y tuvo que dejar la escuela. Desde entonces camina ayudado de un bastón de madera que maneja con gran agilidad. Cuando se sintió con fuerzas suficientes, volvió a las aulas y continuó su formación. Pese a las aparentes limitaciones, Aweke hace todo por sí mismo. Ahora tiene 24 años y cursa duodécimo en la escuela preparatoria de Weldiya. Quiere ser abogado.

Sin el apoyo de su hermano pequeño Kiros, Aweke no podría estudiar. Kiros, que tiene 22 años, empezó a trabajar para que él pudiese seguir en la escuela. Los hermanos perdieron a sus padres hace tiempo y si ambos estudiaban no podían mantenerse, pese a que Aweke también recibe la ayuda mensual de IPI Cooperació. De hecho, viven “con lo justo” en una pequeña casa de Weldiya, una población al norte de Dessie caracterizada por el tráfico de camiones que transportan mercancías cargadas en el puerto de Yibuti. En su autorickshaw —triciclo motorizado usado como taxi—, Kiros no puede mantener la distancia de seguridad con los clientes, pero estos meses no ha dejado de trabajar. No puede, aunque se exponga al virus.

La suspensión de las clases ha llegado en un momento importante para Aweke, el año en que debe hacer la selectividad, que se ha pospuesto sine die. Durante estas semanas no ha dejado de estudiar, por su cuenta, con una determinación que solo puede equipararse a su fuerza de voluntad. No sabe cuándo hará el examen de acceso a la universidad, pero sabe que necesita una nota alta para entrar en Derecho. Además, siente que se lo debe a Kiros. Por eso no ha escatimado esfuerzos: “He estado leyendo los libros de texto y fragmentos de la constitución”. También ha aprovechado los días de confinamiento para escribir un poema, pero prefiere no compartirlo.

La covid-19 agrava las desigualdades

El cierre forzado de escuelas ha comprometido la educación de millones de chicas y chicos durante las últimas semanas. Los mayores han podido estudiar por su cuenta, pero los pequeños, que necesitan la guía de un profesor, no han podido. Con el objetivo de que la formación de estos menores no se paralice por completo, el Ministerio de Educación etíope ha habilitado un canal de televisión y un dial de radio para impartir clase, una medida cuestionada por no poder calcular su alcance y, sobre todo, por aumentar las desigualdades entre los menores que tienen receptores en casa y los que no, que llevan semanas privados de su educación.

El sistema educativo etíope se caracteriza por no ofrecer a todo el alumnado las mismas prestaciones. El director de la escuela primaria Negus Michael de Dessie, Faten —barba descuidada, camisa tejana, cordial—, indica que “hay zonas del país muy pobres, donde ni siquiera hay comida, los niños que viven ahí no tienen las mismas oportunidades”. Más de un 80% de la población etíope vive en áreas rurales. La administración no llega a las más apartadas, que son las más empobrecidas del país. Faten explica que la única forma de mejorar su situación es aumentar el gasto público en educación.

Un aula de la escuela primaria Sefere Selam queda vacía tras una jornada escolar, en Dessie (región de Amhara). Todas las clases están así desde que la pandemia obligara a suspender la actividad académica el pasado 16 de marzo.
Un aula de la escuela primaria Sefere Selam queda vacía tras una jornada escolar, en Dessie (región de Amhara). Todas las clases están así desde que la pandemia obligara a suspender la actividad académica el pasado 16 de marzo. ÁLVARO CARRETÓN

Yesuf Mohammed —barba recortada, americana, trato caluroso— dirige el centro de educación primaria Silk Amba de Dessie y, como su homólogo de la escuela Negus Michael, advierte de la existencia de desigualdades: “Se han construido muchos colegios en los últimos años, pero las instalaciones suelen ser precarias, sobre todo en las zonas rurales”. Mohammed también apunta a los profesores cuando habla de prestaciones dispares porque “no todos son profesionales”. Además, en algunas escuelas el profesorado debe encargarse de muchos alumnos. La media nacional en la educación primaria es de 43 escolares por profesor.

Un estuche de color naranja

En febrero, los voluntarios de IPI Cooperació se desplazaron a Etiopía para controlar el funcionamiento del programa de apadrinamientos y entrevistarse con los niños y niñas, a los que llevaron material escolar. Jovani recibió con alegría e ilusión su nuevo estuche de color naranja y lo abrió para ver los lápices y bolígrafos que al menos tenían que durarle un año. De camino a casa, dos niños mayores le pararon y le pidieron que les enseñara el estuche, que entonces se convirtió en el estuche robado de color naranja.

Etiopía tiene 109 millones de habitantes y es el segundo país más poblado de África, solo superado por Nigeria. Un 23% de etíopes vive por debajo del umbral de pobreza y, en la región de Amhara, tres de cada 10 personas son pobres. Ni los lápices ni los bolígrafos se tienen en cuenta en el cálculo que fija la línea de pobreza de una región.

Ellas y el sentido del deber

Las desigualdades no solo afectan a los menores que viven en áreas empobrecidas y rurales, también a las niñas. El sistema educativo promueve la igualdad en las aulas y no discrimina por género, pero la tradición patriarcal del país impide que tengan las mismas oportunidades que los niños. Por eso se está fomentando una educación equitativa que contribuya a superar los estigmas del patriarcado.

La clase política también se ha implicado en el impulso de una sociedad igualitaria: en 2018, Sahlework Zewde se convirtió en la primera presidenta etíope y, ese mismo año, Abiy Ahmed, primer ministro del país, garantizó la paridad en su gobierno al repartir el mismo número de carteras entre hombres y mujeres. Sin embargo, pese a los esfuerzos desde los ámbitos educativo y político, el mensaje feminista aún no ha calado en todas las capas de la sociedad.

Hasta los 14 años, chicas y chicos ocupan las aulas a partes iguales. La diferencia aparece en la secundaria, cuando ellas son las primeras en abandonar la escuela. “El número de niñas cae porque se casan o se van a trabajar a otras regiones para ganar dinero y enviarlo a sus familias”, explica Azahij, que apunta que las chicas tienen un sentido del deber más desarrollado que los chicos, que solo se preocupan de comer y jugar.

Tres alumnas de la escuela primaria Tigil Fire durante el recreo, en Dessie (región de Amhara).
Tres alumnas de la escuela primaria Tigil Fire durante el recreo, en Dessie (región de Amhara). A. C.

Estas desigualdades se multiplican en los entornos vulnerables, como las zonas rurales, donde también hay casos de absentismo femenino en la primaria. Un 40% de las mujeres etíopes de entre 20 y 24 años se casa antes de los 18 y un 14% antes de los 15. Es en las áreas rurales donde estos casamientos tienen más incidencia y donde, además, hay más casos de mutilación genital femenina. Cuando las chicas se casan, dejan atrás su vida, incluida la escuela, para atender las necesidades de sus nuevas familias. Antes de la ceremonia nupcial, el novio paga una dote en cabezas de ganado —o su equivalente en dinero— a los padres de su prometida, que tendrán una boca menos que alimentar.

Rediet abre camino

El pasado 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, la Universidad de Weldiya distinguió a Rediet por su excelencia académica. Esta joven de 20 años y pelo trenzado estudia Administración del Territorio e Inspección y es una de las pocas alumnas universitarias del país. Solo una de cada 20 mujeres va a la universidad o cursa otros estudios superiores en Etiopía. Aunque la matriculación masculina tampoco es destacable, representa el doble que la femenina.

Rediet se considera afortunada por haber tenido el apoyo de su familia, que pudo permitirse que estudiara, y lamenta que su padre muriera antes de verla en la universidad, ya que fue quien le instó a hacer Administración del Territorio e Inspección: “Creía que era lo mejor para mí”. Pese a tener casa en Weldiya, cuando empezó la carrera se instaló en el campus, quería exprimir la experiencia universitaria al máximo. “Comparto habitación con cuatro chicas más y mi taquilla es pequeña, pero me gusta estar aquí”, dice la joven de sonrisa amplia y mente inquieta.

La universidad hace un préstamo a los estudiantes, que mientras se forman no pagan ni por estudiar ni por alojarse en el campus, pero, cuando se gradúan, el centro académico les cobra por sus años de estudio en mensualidades adaptadas a sus salarios. Si no consiguen trabajo —el paro juvenil es del 25%— y no pagan, no obtienen el título. Algunos, los que quieren irse al extranjero o hacer una especialización, se ven obligados a abonar toda la cantidad de golpe, pues el certificado temporal que les dan para buscar empleo tiene una validez administrativa limitada.

A Rediet le preocupa no encontrar trabajo y no poder pagar los 22.000 birr (600 euros) que cuesta su carrera, aunque ahora está más agobiada por estar perdiendo un semestre de estudio. Desde hace semanas no tiene ninguna noticia de la universidad, que cerró pocos días después que las escuelas. Rediet añora las clases, pero también despertarse con las primeras luces del día y pasear por el campus mientras escucha el pipiar de los pájaros. Es su peregrinación personal, en la que busca el sentido a sus días y se convence de que Dios tiene un buen plan para ella. “Tengo que trabajar duro para descubrir lo que Él espera de mí”, se repite.

Futuro en juego

Según Unicef, muchos de los menores de la región de Amhara que van a la escuela no consiguen aprender a leer ni a escribir y un 14% suspende el examen final que hacen en octavo, al acabar la primaria. El entorno familiar de los niños y niñas tiene incidencia en esta cifra, pero la responsabilidad pesa sobre un sistema educativo que limita su formación y dificulta su progreso.

Ahora, la covid-19 también está coartando la educación de los más de 22 millones de menores etíopes matriculados en escuelas primarias y secundarias, sobre todo la de los niños y niñas que no pueden estudiar a distancia. En un comunicado de prensa, el director de Unicef en África Oriental, Mohamed Fall, advierte que “tras el cierre prolongado de escuelas, (…) se hace más complicado que los menores vulnerables vuelvan a las aulas”.

Un grupo de menores se protege de la lluvia bajo un toldo poco antes de empezar la jornada escolar, en una población situada entre Dessie y Weldiya (región de Amhara).
Un grupo de menores se protege de la lluvia bajo un toldo poco antes de empezar la jornada escolar, en una población situada entre Dessie y Weldiya (región de Amhara). A. C.

Las Naciones Unidas ponen la educación en el centro de toda transformación social y económica. En la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, la organización intergubernamental señala que “además de mejorar la calidad de vida de las personas, el acceso a la educación inclusiva y equitativa puede abastecer a la población local con las herramientas necesarias para desarrollar soluciones innovadoras a los problemas más grandes del mundo”.

Sueños encomendados

Probablemente, a Jovani todavía no se le habían secado las lágrimas cuando llegó a casa, desolado e impotente tras el robo. Nunca habría imaginado que su abuelo le esperase con otro estuche de color naranja. Desde la furgoneta de importación asiática en la que volvían al hotel, los voluntarios de IPI Cooperació habían visto cómo le robaban y habían parado en su casa para dejarle otro.

Horas antes, en la habitación única de paredes enyesadas y techo de hojalata donde ahora Jovani volvía a tener algo con lo que escribir, la abuela había convertido el sueño de ser doctor de su nieto en una cuestión de fe: “Cuando acabe la primaria solo Dios sabe qué pasará”.

TRES MESES DESPUÉS

A. C.

Las escuelas han seguido cerradas y los menores vulnerables privados de su educación desde entonces. Todos los alumnos, excepto los de octavo y duodécimo, pasarán de curso sin examinarse.

A finales de mayo, la universidad de Rediet habilitó un portal web para que el alumnado tuviera acceso a materiales de estudio como guías docentes. Paralelamente, el director de su facultad creó un grupo de Telegram para resolver las dudas de los estudiantes. Se espera que se examinen a finales de verano, justo antes de empezar el nuevo curso. Rediet reconoce que estudiar así, sin la explicación de un profesor, es complicado.

A principios de junio, los profesores de Aweke empezaron a enviarle trabajos a través de la aplicación de PDF. Se hizo un esfuerzo para que el alumnado que tiene que hacer la selectividad, que sigue sin fecha, tuviera más recursos para estudiar. Además, Aweke y sus compañeros de clase usan un grupo de Telegram en el que cooperan para llegar lo mejor preparados al examen.

Estas iniciativas educativas, como el resto de las que requieren acceso a la red, estuvieron paralizadas del 30 de junio al 23 de julio; el gobierno etíope cortó el acceso a internet en todo el país para apaciguar las protestas por el asesinato de Haachaaluu Hundeessaa, un músico y activista de etnia oromo. “Ahora cualquier estudiante está desesperado”, explica Aweke, que, como el resto de sus compañeros, dejó de recibir trabajos de sus profesores durante el apagado. Él, acostumbrado a salir adelante ante situaciones adversas, confiesa que, pese a todo, es optimista.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/08/06/planeta_futuro/1596711692_903575.html

Comparte este contenido:

La escuela que se nos fue

Por: Carlos Ornelas

 

La pandemia acarreó cambios inesperados en el sistema educativo. La escuela que estuvo vigente hasta comienzos de este año no existe más. Aun así, el ciclo escolar comenzará el próximo lunes 24, pero a distancia. Habrá cambios en la pedagogía, en el hacer de maestros y padres de familia y observaremos una migración de niños de escuelas privadas al sistema público.

Este lunes 3, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, anunció el regreso a clases y el presidente López Obrador firmó un convenio con las cuatro cadenas de televisión abierta para que apoyen esta operación. No es un asunto menor, es una opción viable; sería peor no hacer nada. Sin embargo, no es la panacea, es un paliativo, valioso, pero paliativo.

La emergencia provocó la revalorización de la educación a distancia. No estábamos en pañales, México tiene experiencia acumulada de décadas. La telesecundaria y el telebachillerato, si bien tienen a un maestro monitor frente a varios grupos, implica iniciativa y disciplina de cada alumno. Pero son opciones para gente pobre.

El caso de hoy es generalizado; los guiones de los programas se ajustarán a los libros de texto y es posible que contengan innovaciones, serán menos literales y más visuales. La imagen es una herramienta de enseñanza poderosa, aunque el aprendizaje sin el seguimiento de los docentes es disperso.

Las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación marchan por rumbos distintos. La que comanda Alfonso Cepeda Salas apoya las medidas y demanda respeto a los derechos de los maestros, capacitación digital y entrega de equipos —con cargo al erario— para el 30% del magisterio de educación básica.

Los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación impugnan el programa Aprende en Casa II o le ponen barreras y se montan en la ola para exigir plazas e interinatos.

Atención, los riesgos que enfrentan los docentes —y que ponen sobre la mesa los líderes de ambas facciones— son reales: hay decenas de miles que padecen de obesidad, diabetes e hipertensión. Pero la exposición al contagio disminuye con el trabajo desde casa.

Para muchos padres —y más para las madres— de familia que tienen vástagos en edad escolar seguirá el fastidio; no saben cómo enseñar ni toman los escasos cursos de apoyo para ellos. Además, muchos ya regresaron a ganarse el pan, tendrán menos posibilidad de ayudar a sus hijos.

Unos colegas y el PNUD pronostican que muchos niños abandonarán sus estudios; mencionan cifras impresionantes, incluso en la SEP. No estoy convencido; sí, habrá abandono, pero no masivo. El sector privado perderá clientela, la clase media baja regresará a la escuela pública. Aventuro que en el bachillerato —debido a la beca universal— no renunciarán muchos.

¡Qué bien que el gobierno haya firmado acuerdos con las televisoras¡ ¡Qué bueno que empiecen las clases y se disminuyan las pérdidas! Pero me parece un desacierto el dicho del secretario Moctezuma: aseguró que “se trata de un esfuerzo equitativo, ya que el 94% de las familias mexicanas tiene acceso a la televisión, lo que garantiza que el programa llegue a casi todos los hogares del país” (Boletín 205 de la SEP, 03/08). El 6% restante son los desfavorecidos de siempre, aunque habrá cuadernillos y el Conafe les dará seguimiento.

Al contrario, si entendemos equidad en los términos de Amartya Sen, de ofrecer más a quienes menos tienen, de tratar desigual a los desiguales, entonces con este proyecto la disparidad social crecerá. Donde las familias tienen computadoras u otros medios y conexión a la red, los niños tendrán más programas, contacto, aunque sea virtual, con sus maestros, podrán hacer sus tareas y juntar sus experiencias. Quienes nada más vean la TV verán muy disminuidos sus asideros.

Estoy convencido de que la escuela que conocimos ya no regresará. Espero que, tras la emergencia, demos pasos hacia la verdadera equidad, porque, de ésta, los segmentos pobres saldrán más dañados.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-escuela-que-se-nos-fue/

Comparte este contenido:
Page 31 of 822
1 29 30 31 32 33 822