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¿Para qué educa el maestro contemporáneo?

Por: Gustavo Troncoso Tejada

En medio de esta crisis, pareciese ser que se evidencia un momento oportuno en el cual los docentes puedan recuperar el rol pertinente en nuestras sociedades contemporáneas. Y es que, el situar diálogos reflexivos y críticos constantemente, en torno a sobre para qué estamos realizando los procesos de enseñanza-aprendizaje elevará el espíritu crítico y transformador de nuestra profesión.

¿Podemos hablar de educación centrada en las dimensiones del ser humano? ¿Es realmente el desarrollo del pensamiento crítico un recurso para transformar sociedades individualistas a sociedades más justas y centradas en el bien de la mayoría? ¿Es la escuela realmente un espacio de encuentro social o más bien es un espacio que facilita la reproducción de las culturas dominantes y las lógicas de mercado?

En el mundo antiguo, los griegos desarrollaron conceptualizaciones en torno al Areté o también concebida como la excelencia y la virtud, y es que para filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles la importancia de trabajar la Areté se consolida como una idea inteligible que ilumina el camino del alma de las personas para el desarrollo máximo de las virtudes de cada ser humano.

Para ello, la paideiaeducación o formación se consolidó desde una práctica constante del hábito como un motor hacia la excelencia donde el conseguir la armonía entre las diversas virtudes favorecería no solamente el perfeccionamiento humano, sino que también a la comunidad entera. Si bien, esta paideia o proceso educativo busca desplegar en los maestros de la época métodos de crianza para la educación de los niños, entorno al cultivo de valores y habilidades pertinentes a la estructura física de la polis. Estas, se suscriben al fortalecimiento del bien común, el amor, igualdad y justicia, movilizados en su conjunto hacia el servicio de lo público.

Desde esta perspectiva, los maestros filósofos del mundo antiguo centran a la educación como un eje central que facilita el cultivo de la excelencia en los individuos. de forma que pueda contribuir al bien común de todos sus miembros. Ante esto, cabe preguntarse ¿es acaso ese sentido de la educación que movilizaba a los maestros griegos, el mismo qué moviliza a los maestros contemporáneos?

La pandemia ha puesto en evidencia las múltiples grietas de nuestros sistemas educativos reflejando cuales son las prioridades de nuestros gobiernos y sus respectivas políticas educativas, con ello pareciese ser que han sido muy pocos los sistemas educativos que han podido sostener realmente métodos de enseñanza centrados en fomentar y satisfacer diversas necesidades humanas como la emocional, la reflexión y el pensamiento crítico en medio de la crisis por sobre una mera instrucción a distancia disfrazada como “recurso de aprendizaje” plasmada en guías, fichas online, video llamadas, o docentes que han mutado a una especie de youtuber.

Para el caso latinoamericano, especialmente el de Chile, la crisis ha evidenciado con mayor amplitud los niveles de desigualdad y es que las decisiones políticas han ido orientadas hacia la preservación del modelo económico, que ya venía de una crisis social profunda arrastrada desde octubre del 2019 a causa del estallido social vivida en el país sudamericano. Esta problemática se refleja en que las medidas de protección y asilamiento han ido dirigidas para todos, sin embargo, no han otorgado tranquilidad económica para un sector importante de la ciudadanía, afectada por las alzas de desempleo y un Estado que no ha sido capaz de regular y frenar el aumento de precios en los insumos básicos para vivir. Desde este horizonte, el despliegue de la acción curricular del Ministerio de Educación es homogéneo a las medidas del Estado, ya que el plan educativo ha reflejado que solo favorece a un sector de la población, que puede acceder a un tipo de educación promovida en Chile, basada principalmente en la transmisión de conocimientos y los resultados medibles en pruebas estandarizadas, lo que ha reflejado las altas brechas de desigualdad social y las barreras de aprendizaje en los estudiantes chilenos.

Es que, en Chile, la forma de administrar la educación se despliega desde tres aristas, las escuelas públicas, las subvencionadas (o ahora llamadas corporaciones educacionales) y las privadas. La primera ha ido en decadencia hace ya 40 años, y es que, desde la privatización de la educación, el Ministerio ha perdido el sentido de formular una política educativa que regule la privatización y vaya en beneficio de la mayoría. Esto ha dado espacio para fortalecer el mercado de bienes y servicios a través de la privatización de la educación pública, relegando el derecho social de la educación a un plano consumidor, competitivo y altamente segregador. En este sentido el cultivo del valor mercado, se evidencia en los establecimientos que compiten entre sí por el dinero que reciben por cada estudiante y por quién puede ofrecer una mejor oferta de enseñanza para las familias, la cuales según el nivel económico podrán pagar ese tipo de educación considerada como de calidad, la cual se mide principalmente por evaluaciones estandarizadas centras en resultados por sobre procedimientos de enseñanza-aprendizaje. Esto ha generado un aumento considerable en las brechas de desigualdad social, siendo para el caso chileno entre las más altas a nivel OCDE.

Por otra parte, la respuesta que ha dado Argentina en materias educativas ante la crisis sanitaria ha sido similar a la del caso chileno, donde solamente han prevalecido con un rol activo las escuelas privadas con el envío de material y fichas de trabajo, las cuales los estudiantes descargan en sus respectivos monitores y teléfonos celulares. Sin embargo, al igual que en Chile, no todos los estudiantes argentinos tienen el poder adquisitivo para poseer alguna plataforma digital que permita el despliegue de las actividades escolares, lo cual evidencia las brechas de desigualdad y atención que se le da a los más desfavorecidos. Ante esto y en declaraciones del mismo presidente de Argentina, señala que “las clases pueden esperar. Si algo que no me urge es el inicio de clases”. Será que, ¿no es acaso la educación lo que no debe esperar? Esto simplemente evidencia que, en la región latinoamericana, la brecha educativa continúa y se profundiza con mayor amplitud, consolidando el sentido de bien común solamente para una determinada minoría y donde las políticas educativas “pueden esperar”.

Para ello es clave preguntarse ¿qué rol juegan los y las maestras ante esta crisis? Es que, pareciese ser que este relega al plano de alinearse con la búsqueda de normalidad de las escuelas que han podido sostener con mayor facilidad el hábito y lineamiento de transmitir conocimientos a través de fichas y/o videos explicativos que respondan a la altura de los estándares económicos de una cultura dominante, por sobre cuestionar y generar un análisis crítico del entorno que favorezca el cultivo de las virtudes humanas para el bien común de la mayoría. Sin embargo, aquellas escuelas que no han podido sumarse a esta dinámica quedan relegadas, olvidadas a la espera de que las políticas educativas tomen un giro que favorezca la disminución de la desigualdad.

Este fenómeno no es nuevo, más bien la pandemia visibiliza con mayor luminosidad un problema que viene desde hace décadas, y es que las lógicas de mercado han prevalecido en la educación en torno a los intereses de una minoría que privatiza y se enriquece ejerciendo un control sobre el bien común de una mayoría. En este escenario, el rol de los maestros se ve desplegado para contribuir en la reproducción de estas políticas, presionados constantemente por los privados y para fortalecer la libre competencia en el mercado educacional, donde el Ministerio ejerce un rol regulador por medio de los resultados medibles en pruebas estandarizadas.

¿Puede ser entonces que el sentido de la educación de los maestros griegos tenga una similitud al de maestros los contemporáneos? Sin duda la respuesta a esta pregunta se evidencia en los intereses que movilizan a desplegar un cierto tipo de educación, que desde la normativa apuntan a brindar una educación de calidad, pero que en la operatividad carece de profundización transformándose en declaraciones laxas, puesto que las políticas de mercado prevalecen por sobre el cultivo de virtudes en todos los estudiantes, más bien se centran el cultivo de la competencia y la segregación.

En medio de esta crisis, pareciese ser que se evidencia un momento oportuno en el cual los docentes puedan recuperar el rol pertinente en nuestras sociedades contemporáneas. Y es que, el situar diálogos reflexivos y críticos constantemente, en torno a sobre para qué estamos realizando los procesos de enseñanza-aprendizaje elevará el espíritu crítico y transformador de nuestra profesión, donde se puede escoger una línea que favorezca el fortalecimiento de las lógicas de mercado y el bien común de una minoría o más bien con un sentido filosófico centrado en elevar las virtudes de los estudiantes para el bien común de la mayoría.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/08/para-que-educa-el-maestro-contemporaneo/

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España: El Gobierno repartirá 2.000 millones para la educación pública a partir de septiembre

Europa/España/11 Junio 2020/eldiariolaeducacion.com

Las comunidades autónomas recibirán una cantidad proporcional relacionada con su inversión en educación pública, según las palabras del presidente Pedro Sánchez. El ingreso se hará en el mes de septiembre.

Dos mil millones de euros para la educación pública. Será una parte de la inversión que el Gobierno de Pedro Sánchez realizará, a fondo perdido, en las comunidades autónomas. La noticia, dada a conocer ayer en la Conferencia de Presidentes, supone un giro al plan inicial del Ejecutivo de Moncloa.

La cantidad supone un importante inyección de capital para las comunidades autónomas de cara al mes de septiembre, fecha prevista en la que se realizará el pago, aunque, en palabras de Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, «todavía insuficiente». Y es que hace pocos días esta misma Federación reclamaba al conjunto del Estado (Gobierno y autonomías), un incremento de hasta 5.000 millones solo en contratación de profesorado. Y un total de 7.400 millones.

«2.000 millones de euros que se van a repartir en base a criterios representativos de gasto en educación pública, a pagar en septiembre. La educación es para este gobierno una prioridad absoluta, como para las CCAA. Supone, en definitiva, una garantía de que todos los niños y niñas, independientemente de la capacidad económica de su familia, tengan las mismas oportunidades. La educación de hoy es el bienestar económico y social de mañana» afirmó Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante la rueda de prensa posterior a la Conferencia de Presidentes.

Todavía está por concretar cuáles serán exactamente los criterios que impondrá Madrid para el reparto de la cantidad o si los fondos tendrán carácter finalista o las comunidades autónomas podrán decidir en qué partidas se gastan el dinero.

Desde CCOO, García asegura que entiende que la inversión que desde el sindicato creen que debe hacerse en educación pública no debe salir, en exclusiva, del Gobierno central, sino también de las autonomías, que son las que tienen las que han de gestionar el sistema educativo.

El secretario general de FECCOO cree que el esfuerzo financiador, en primer término, debe ser para que la vuelta a las aulas se haga con garantías de seguridad: distancia mínima entre alumnos, ratios máximas, a garantizar medidas sanitarias, a reforzar la limpieza y desinfección de los centros educativos, en personal de prevención de riesgos laborales, aumento de plantillas o reducción de la brecha digital.

Este jueves, las consejerías de Educación de las comunidades y el Ministerio se reunirán en la Conferencia Sectorial que, presumiblemente, hablarían sobre la vuelta a las aulas a partir de septiembre. Es de suponer que también conversarán sobre el anuncio de inversión de Sánchez.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/08/el-gobierno-repartira-2-000-millones-para-la-educacion-publica-a-partir-de-septiembre/

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Educación interrumpida, educación reconstruida

Por: Andreas Schleicher

Entramos con el director de educación de la OCDE a las aulas del futuro. Más foco en ayudar a los alumnos a pensar por sí mismos y a comprender los límites de la acción individual y colectiva serán algunas claves.

A medida que el mundo está cada vez más interconectado, los riesgos a los que nos enfrentamos también lo están. La pandemia de covid-19 no se ha detenido en las fronteras nacionales y ha afectado a las personas independientemente de su nacionalidad, su nivel educativo, sus ingresos o su sexo. Sin embargo, no sucede lo mismo con las consecuencias, que han sido más graves para los más vulnerables. Esto vale también para la educación. Los estudiantes privilegiados consiguieron sortear rápidamente las puertas cerradas de los centros y encontrar vías hacia oportunidades de aprendizaje alternativas apoyados por sus padres y deseosos de aprender; los de familias desfavorecidas se quedaron fuera cuando las escuelas cerraron.

En cierto sentido, esta crisis ha puesto al descubierto las numerosas deficiencias y desigualdades de nuestros sistemas educativos, desde la banda ancha y los ordenadores necesarios para la educación por Internet hasta la incapacidad de atraer a los profesores más competentes a los grupos de alumnos más problemáticos, pasando por los entornos favorables, imprescindibles para centrar la atención en el aprendizaje. Pero, puesto que en esta época de crisis las desigualdades se amplifican, el momento ofrece también la posibilidad de no instalarse otra vez en el antiguo estado de cosas cuando todo vuelva a la “normalidad”. La naturaleza de nuestras respuestas colectivas y sistémicas a las perturbaciones será lo que determine cómo nos afectarán. Allí donde sea necesario cerrar los centros educativos durante un tiempo, podemos mitigar los efectos del cierre para los estudiantes, las familias y los educadores, en particular para los de los grupos más marginados. Tenemos la posibilidad de colaborar a escala internacional a fin de compartir de manera recíproca los recursos docentes disponibles en Internet y las plataformas digitales de aprendizaje, y animar a las empresas tecnológicas a que se unan a la iniciativa. Asimismo, podemos mejorar rápidamente las oportunidades digitales de aprendizaje de los profesores y fomentar la colaboración de estos más allá de las fronteras. Y lo que quizá sea más importante: está en nuestras manos emplear la energía del momento para adaptar los planes y los entornos docentes a las necesidades del siglo XXI.

Educar a los estudiantes para su futuro, no para nuestro pasado. Vivimos en un mundo en el que lo que es fácil de enseñar y evaluar también se ha convertido en fácil de digitalizar y automatizar. El reto del futuro consiste en armonizar la inteligencia artificial de los ordenadores con las capacidades cognitivas, sociales y emocionales y los valores de los humanos. Nuestra imaginación, nuestra conciencia y nuestro sentido de la responsabilidad serán los que nos ayuden a sacar partido de la tecnología para crear un mundo mejor. Actualmente, el éxito en la educación tiene que ver con la identidad, la capacidad de intervención y las metas. También con el fomento de la curiosidad abriendo las mentes y de la compasión abriendo los corazones, así como con el valor y con la movilización de nuestros recursos cognitivos, sociales y emocionales para actuar. Estas serán, al mismo tiempo, nuestras mejores armas contra las principales amenazas de nuestra época: la ignorancia, la mentalidad cerrada, el odio, la dureza de corazón y el miedo, enemigo de la acción.

Para ir por delante de los avances tecnológicos hay que perfeccionar nuestras cualidades

En nuestra época, los algoritmos que hay detrás de las redes sociales nos clasifican en grupos de individuos afines, creando burbujas virtuales que a menudo amplifican nuestra manera de pensar, pero nos aíslan de las perspectivas que difieren de las nuestras, homogeneizando opiniones y polarizando nuestras sociedades. En consecuencia, las escuelas del futuro tendrán que ayudar a los estudiantes a pensar por sí mismos y a sumarse a los demás con empatía en el trabajo y en la sociedad, así como a desarrollar una conciencia fuerte de lo que está bien y lo que está mal, una sensibilidad a las demandas que nos hacen los demás y la comprensión de los límites de la acción individual y colectiva. En el trabajo, en casa y en la comunidad, vamos a tener que conocer en profundidad cómo viven los demás en diferentes culturas y tradiciones, y también cómo piensan, ya sean científicos o artistas. Independientemente de cuáles sean las tareas en las que las máquinas puedan sustituir al trabajo humano, las demandas para que contribuyamos de manera significativa a la vida social y ciudadana con nuestros conocimientos y capacidades seguirán aumentando.

La complejidad cada vez mayor de la vida actual para los individuos, las comunidades y las sociedades implica que las soluciones a nuestros problemas también serán complejas. En un mundo desequilibrado desde el punto de vista estructural, la necesidad imperativa de reconciliar en escenarios locales diferentes perspectivas e intereses que a menudo tienen repercusiones mundiales significa que tenemos que mejorar nuestra manera de abordar las tensiones y las disyuntivas. A la hora de lograr el equilibrio entre demandas contrapuestas —equidad y libertad, autonomía y comunidad, innovación y continuidad, eficacia y proceso democrático—, rara vez nos encontraremos solamente ante dos opciones, o incluso ante una única solución. Tenemos que pensar de una manera más integrada que reconozca las interconexiones. Nuestra capacidad de sortear la ambigüedad se ha vuelto fundamental.

Un profesor de música con sus alumnos.
Un profesor de música con sus alumnos. JEAN-LUC LUYSSEN GETTY IMAGES

La cuestión de fondo es que, si queremos ir por delante de los avances tecnológicos, tenemos que descubrir y perfeccionar las cualidades únicas de nuestra condición de seres humanos, las cuales, antes que competir con las capacidades que hemos creado en nuestros ordenadores, las completan. Las escuelas tienen que crear seres humanos de primera clase, no robots de segunda.

El problema reside en que desarrollar estas capacidades cognitivas, sociales y emocionales exige un enfoque muy diferente del aprendizaje y la enseñanza, y una nueva categoría de enseñantes. En los contextos en los que el propósito de la enseñanza es impartir conocimiento prefabricado, los sistemas educativos se pueden permitir una baja calidad del profesorado. Y cuando esta es baja, los Gobiernos suelen decir a sus enseñantes exactamente qué hacer y cómo quieren que se haga, utilizando una organización industrial del trabajo para obtener los resultados deseados. El reto es convertir la docencia en una profesión de trabajadores del conocimiento avanzados que desempeñen su función con una gran autonomía profesional y dentro de una cultura de la colaboración.

Pero esta clase de personas se negarán a trabajar como piezas intercambiables de sistemas educativos organizados como talleres tayloristas basados principalmente en formas administrativas de responsabilidad y sistemas burocráticos de mando y control para dirigir su actividad. Para atraer a las personas precisas, los modernos sistemas de enseñanza tienen que transformar la forma de organización del trabajo en otra en la que las normas profesionales de control sustituyan a los procedimientos de control burocráticos y administrativos. En el pasado, el saber se recibía; en el futuro tiene que generarlo quien vaya a utilizarlo.

Antes, la educación era básicamente temática; en el futuro deberá basarse más en proyectos, en construir experiencias que ayuden a los estudiantes a pensar más allá de los límites de las disciplinas temáticas. El pasado era jerárquico; el futuro será colaborativo y reconocerá que tanto los enseñantes como los estudiantes son recursos y cocreadores.

Las escuelas tienen que crear seres humanos de primera clase, no robots de segunda

En el pasado se enseñaba de la misma manera a estudiantes diferentes. En el presente, los sistemas de aprendizaje tienen que abrirse a la diversidad con enfoques docentes diferenciados. Los objetivos del pasado eran la normalización y la docilidad. Los estudiantes se organizaban por grupos de edad, seguían el mismo programa estándar y se evaluaba a todos al mismo tiempo. En el futuro habrá que desarrollar la formación a partir de las pasiones y las capacidades de los alumnos, ayudarlos a personalizar su aprendizaje y su evaluación de manera que se fomente su interés y su talento. Se tratará de animar a los estudiantes a ser ingeniosos.

El pasado también estaba dividido. Los profesores y los contenidos se repartían por temas, y los alumnos se separaban en función de las expectativas relacionadas con sus futuras perspectivas profesionales; los centros de enseñanza estaban diseñados para que los que estudiasen se quedasen dentro y el resto del mundo fuera; no había relación con las familias y sí renuencia a asociarse con otros centros. El futuro tendrá que ser integrado y conceder importancia a la interrelación de los temas y la integración de los estudiantes. También tendrá que estar conectado, de manera que el aprendizaje guarde una relación estrecha con los contextos del mundo real y los temas contemporáneos y abierto a la riqueza de recursos que hay en la comunidad.

Utilizar ventajosamente la tecnología. La tecnología será parte inseparable del futuro de la enseñanza. Con ella no solo es posible cambiar los métodos de enseñanza y aprendizaje, sino también elevar la función de los docentes de transmitir conocimiento recibido a trabajar como cocreadores de conocimiento, como formadores, mentores y evaluadores. La tecnología puede permitir que los profesores y los estudiantes accedan a material especializado mucho más allá de los libros de texto, en múltiples formatos y de maneras capaces de salvar el tiempo y el espacio. La tecnología ofrece la posibilidad de formar comunidades de estudiantes que hagan el aprendizaje más social y divertido, así como comunidades de enseñantes para compartir y enriquecer los recursos y las prácticas docentes, y colaborar en el crecimiento profesional y la institucionalización del ejercicio de la profesión. España acertó cuando, en la primera fase de la crisis, dio impulso al aprendizaje por Internet. Pero imaginemos una plataforma gigante de colaboración abierta distribuida en la que los profesores, los pedagogos y los expertos en política españoles colaborasen para supervisar los contenidos y las prácticas pedagógicas más relevantes a la hora de cumplir los objetivos educativos, y en la que los alumnos de cualquier lugar del país tuviesen acceso a las experiencias educativas mejores y más innovadoras.

Una profesora da clases por ordenador desde un aula vacía en Alemania.
Una profesora da clases por ordenador desde un aula vacía en Alemania. KAY NIETFELD GETTY IMAGES

No obstante, mientras que muchos centros de enseñanza están equipados al menos con el mínimo de tecnología necesaria para el aprendizaje por Internet, uno de cada cinco directores de colegios españoles denunciaba que la escasez o la deficiencia de la tecnología digital obstaculizaba el aprendizaje bastante o mucho. A esto hay que añadir que las ventajas de la tecnología dependen de que esta se utilice bien. Según la Encuesta Internacional de Enseñanza y Aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés), el 51% de los profesores españoles permiten frecuentemente o siempre que sus alumnos utilicen las tecnologías de la información para los proyectos o el trabajo en clase. En Dinamarca o Nueva Zelanda el porcentaje es del 80% o más, y en Finlandia, Israel o Rumania las cifras se han duplicado con creces en los últimos cinco años.

Dar autoridad a los enseñantes y posibilitar la innovación. Pero la esencia del aprendizaje no es la tecnología, sino la pedagogía y la titularidad. Ni siquiera el mejor ministro de Educación puede hacer justicia a las necesidades de millones de estudiantes, cientos de miles de enseñantes y decenas de miles de centros educativos. El desafío consiste en apoyarse en la experiencia de los profesores y los directores de las escuelas, y captarlos para que hagan frente a los retos. Podemos fijarnos en Estonia y Finlandia, los países con mejores resultados en el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), cuyos sistemas educativos están construidos totalmente desde la base. En parte, los candidatos a profesores se seleccionan en función de su capacidad para transmitir su fe en la misión decisiva de la educación pública y se forman básicamente en los centros de enseñanza. La preparación que reciben está diseñada para desarrollar una mentalidad de responsabilidad individual en la enseñanza y el bienestar de los alumnos a su cargo. El nivel de confianza que la comunidad en general extiende a sus escuelas genera un fuerte sentimiento de responsabilidad colectiva en el éxito de cada estudiante. A su vez, el alto nivel de coherencia de las políticas, gracias a la cual las decisiones se mantienen a través de los ciclos electorales y las Administraciones políticas, hace que los enseñantes finlandeses y estonios confíen en sus líderes en materia de educación, que por su parte cuentan con la capacidad de los enseñantes para poner en práctica lo que les dicen. No menos importante es que estos sistemas logran ajustar los recursos a las necesidades y reconciliar equidad con calidad (lo cual, en la crisis actual, constituye un reto aún más formidable), consiguiendo así que la escuela más cercana sea siempre la mejor.

El mayor riesgo de la crisis es que se fracture el tejido social creado en y por las escuelas

Mucha gente me dice que no podemos dar más autonomía a los enseñantes y a los líderes educativos porque no tienen la capacidad ni la experiencia para estar a la altura, pero limitarse a perpetuar nuestra visión prescriptiva de la enseñanza no funcionará en este momento de crisis, que exige de los profesores no solo que reproduzcan sus clases en otro medio, sino que descubran respuestas totalmente nuevas a qué, cómo, dónde y cuándo se aprende.

Mantener el tejido social de las escuelas y las comunidades. Tal vez el mayor riesgo de la crisis es que se fracture el tejido social creado en y por las escuelas. El aprendizaje no es un proceso transaccional en el que los estudiantes son consumidores pasivos de contenidos; las escuelas, proveedores de servicios, y los padres, clientes. El aprendizaje siempre tiene lugar a través de la interacción y en un entorno de bienestar y percepción de la propia eficacia tanto para los alumnos como para los profesores. Un factor determinante de los resultados que obtengan los estudiantes en las próximas semanas y meses, en particular los de grupos desfavorecidos, es el mantenimiento de una relación estrecha con sus profesores. En esta crisis, los centros de enseñanza tienen que facilitar maneras de que los docentes sigan estando socialmente próximos en la distancia física. TALIS muestra que esto es algo que los profesores hacen de manera natural: 9 de cada 10 declararon que ejercían la docencia para ayudar a cambiar la vida de los niños, y tres cuartas partes se refirieron expresamente a la posibilidad de favorecer a los socialmente desfavorecidos. La función de los sistemas educativos es apoyar a los enseñantes en esta misión.

Por importante que sea que los enseñantes sigan conectados con sus alumnos, la crisis actual pondrá aún más de relieve la necesidad de que los profesores sigan conectados entre ellos. Sabemos que esto es difícil incluso en épocas de normalidad. La media de profesores españoles que observan con regularidad las clases de sus compañeros y comparten con ellos sus observaciones es tan solo del 5%, mientras que los que participan en sesiones de aprendizaje profesional colaborativo al menos una vez al mes o dan clases en equipo como mínimo mensualmente se limita al 21%. Sin embargo, son precisamente estas actividades las que guardan relación con unos niveles más altos de percepción de la propia eficacia entre los docentes. Las grandes diferencias en el tiempo y entre países demuestran que la situación puede ser diferente. En Vietnam, el 78% de los profesores se preocupan de observar otras clases con regularidad; en Shanghái, el 70% participan en el aprendizaje profesional colaborativo, y en Austria, Italia y Japón la enseñanza en equipo es habitual.

El aprendizaje no es un proceso donde el estudiante es un consumidor pasivo

Redefinir el liderazgo. Tal vez lo que esta crisis haya puesto más de relieve es la necesidad de un liderazgo eficaz a todos los niveles del sistema educativo. En las épocas de gran incertidumbre, las personas buscan algo a lo que asirse que sirva para restaurar el orden. En la educación, los líderes de los centros de enseñanza serán los que den respuesta a las necesidades inmediatas de los alumnos, las familias, el personal y las comunidades mientras se preparan para los cambios que tendrán lugar en el mundo del aprendizaje y la enseñanza. Esta tarea no parece fácil ni siquiera en épocas de paz. En TALIS, tan solo una media del 37% de los directores de centros educativos declararon que el año anterior a la encuesta habían colaborado con los directores de otros centros a la hora de abordar tareas complejas. Nos enfrentamos a un desafío extraordinario, y no es momento de oponer lo público a lo privado, sino de que ambos colaboren.

Otro aspecto no menos importante es que el momento requiere líderes de sistemas capaces de enfrentarse a las estructuras institucionales construidas demasiadas veces en torno a los intereses y hábitos de adultos más que de los estudiantes; líderes comprometidos con el cambio social, imaginativos a la hora de diseñar políticas y capaces de emplear la confianza que se ganan para ser artífices de un verdadero cambio. En este momento de crisis, no se pregunten cuántos profesores siguen sus instrucciones, sino cuántos son capaces de participar activamente en una colaboración eficaz.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/26/eps/1590510443_831577.html

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Oaxaca: Docentes organizados alertan sobre semáforo de regreso a clases

América/México/03/06/2020/Autora: Daliri Oropeza/Fuente: piedepagina.mx/

Profesores en Oaxaca sostienen el sistema educativo durante la pandemia con una red de proyectos pedagógicos independientes, surgidos desde las carencias de los pueblos diversos. Esto les permite que no se pierda el ciclo escolar y que el regreso a clases sea adecuado a las comunidades.

Por más de 20 años, la maestra Anami Claudia López Pérez ha dado clases en la sierra Mixteca, en al menos tres comunidades distintas del pueblo Ñuu Savi. Con ello aprendió más de tres variantes de su lengua, tu’un savi. Es maestra de educación indígena a nivel primaria y resalta por su experiencia como docente en escuelas multigrado en lugares donde sólo se entra a pie o por terracería atravesando los montes.

Ella es de la zona de Malpica, aunque recuerda con mucho cariño cuando dio clases en Putla, por Villa de Guerrero, la zona mixteca más pobre de Oaxaca.

Ahí inició su trabajo como maestra, en una ranchería: eran dos maestras para una escuela multigrado; y se dividían los grados para dar mejor atención a los alumnos. Llegaba cada domingo a la comunidad de Santa Lucía Monte Verde, de tierra cálida y fértil, donde la cosecha de mango, jamaica, maíz y frijol es abundante. Se quedaba toda la semana.

Experiencias como ésta la llevaron a alfabetizar a los niños en la lengua tu’un savi primero, y luego en español, que poco se habla por allá.

En su experiencia los maestros y profesoras en Oaxaca no suelen ser originarios de las comunidades donde dan clases.  Por eso ella tuvo la oportunidad de, a la vez que enseñaba, y emprender una investigación.  Ahora ya hay más carreteras que cuando empezó.

La maestra recuerda lo sucedido en la pandemia de AH1N1 en 2009: nunca llegaron los sanitizantes que los gobiernos prometieron.

«La pandemia vino a ratificar la gran desigualdad social que existe en el estado de Oaxaca, eso viene a recrudecer en nosotros. Tenemos comunidades donde no hay luz sino es a través de panel solar. Como maestros que hacemos investigación, conocemos los municipios de alta marginación, donde el niño tiene su pedazo de tortilla y su chile. Sí, el niño no tiene para comer, no tiene servicio telefónico, luz, internet, no tiene eso. ¿Cómo van a tener medidas de higiene?» explica la profesora.

Conocer las comunidades más alejadas de la sierra llevó a la maestra Anami a emprender proyectos de investigación pedagógica y lingüística de la región de donde es originaria, la Mixteca. Por eso, en estos momentos cumple con el encargo de ser parte del Comité Ejecutivo Sectorial de la Sección 22 de la CNTE y está en comunicación directa con maestros de toda la región.

Aprende en casa no funciona

La profesora es representante de un sector integrado por 2 mil 80 docentes que atienden 257 escuelas de educación indígena y albergues escolares: desde preescolar hasta nivel medio superior. De sus compañeros, el 80 por ciento vive en lugares urbanizados y van a trabajar a comunidades. Menos del 20 por ciento vive en sus comunidades. La mayoría se ven obligados a  desplazarse a la ciudad capital para cobrar su quincena.

Ella evalúa que, durante la pandemia, no ha funcionado el programa oficial Aprende en Casa. También ve inviable el regreso a clases pronto, como lo plantea la Secretaría de Educación Pública, de acuerdo a los semáforos.

Asegura que podría no haber un “regreso a clases” hasta el siguiente ciclo. Las maestras de la CNTE  tienen el mapa claro de todas las comunidades que cerraron sus fronteras. Saben lo que sucede en las más alejadas, incluso donde no hay señal telefónica.

Los profesores oaxaqueños están agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Son una red que lleva 40 años trabajando. Desde 2012 comenzaron a elaborar un Plan para la Transformación de la Educación del Estado de Oaxaca (PTEO).

«La comunicación es constante. Tras anunciarse que íbamos a quedarnos en casa, que no íbamos a regresar a clases, los compañeros [pudieron] reorientar el proyecto educativo del ciclo, como se plantea de manera colectiva. Tiene como base fortalecer la vida de los estudiantes, anteponiendo el derecho a la vida, el derecho a la salud en las comunidades».

Las profesoras y maestros de la CNTE siguen en comunicación, con o sin regreso a clases. Realizan el seguimiento con alumnos y el plan pedagógico conforme lo que viven las comunidades.  En el Comité Ejecutivo han discutido que el regreso a las aulas será de acuerdo a como lo permitan las comunidades por sus autoridades tradicionales, o se decida en las asambleas.

De la realidad a la red que sostiene la educación

Reyna Joaquina García es ama de casa, vive con su esposo, taxista, en una comunidad zapoteca de Santana del Valle en Tlacolula. Tienen cinco hijos, dos de ellos gemelos de apenas 6 meses.

«Me dan ganas de llorar, no puedo por los bebés», confiesa Reyna Joaquina.

La pandemia trajo para su familia una situación muy difícil. Su esposo no lleva a casa ni la mitad de los 500 pesos que solía llevar al día. Todo está parado y no hay turismo. Tlacolula es reconocido por los tejidos de tapetes artesanales que sus artesanos realizan. De la mano de la pandemia llegó el incremento de los precios del tomate, el arroz, el aceite, el azúcar.

La labor con sus hijos bebés se ha vuelto complicada por la falta de pañales y de toallas húmedas. En estos días ha tenido que cortar pañales de tela. Está preocupada pues debe comer doble o triple, para que sus gemelos tengan que comer. Por el momento comparten un biberón.

«Mi esposo sembró maíz el año pasado pero ni llovió bien. No se hizo el maíz, no llovió, no hubo cosecha. Nosotros compramos tortilla, 80 pesos diario. Eso comen y cenan mis hijos. Si yo hago las tortillas con mi masa, mi maíz, nos alcanza mejor», dice Reyna Joaquina.

Su hijo el mayor tiene 17 y dejó de estudiar. El que le sigue, de 16, acaba de entrar al bachillerato. Matilde es su hija de 15 años que estudia la secundaria. La maestra Olga no ha dejado de tener comunicación con la familia y sigue dejando ejercicios que realizan en los días. Reyna Joaquina dice que no han podido seguir el programa de la SEP por televisión.

«No agarra nuestra tele, además no tengo con qué pagarlo el cable», dice.

No ha podido acompañar a sus hijos medianos con las labores educativas. Sin embargo, ellos han seguido con los trabajos que dejan los profesores. Eso ha sido un alivio en los momentos en que los gemelos lloran al mismo tiempo.

Ella está más que preocupada por el ciclo escolar. Pero, además, está viendo por la alimentación de sus hijos y esperando que puedan mantenerse saludables como familia. Asegura que le da miedo pedir los préstamos del gobierno. Está agradecida con la maestra Olga de la Secundaria Técnica 230 por seguir con su labor de docente, pues todas las semanas han tenido actividades sus hijos.  Olga es parte de los profesores que llevan a cabo el Plan para la Transformación de la Educación del Estado de Oaxaca (PTEO).

Defensores de derechos humanos del estado han documentado el cierre de por lo menos 134 localidades, de las ocho regiones de Oaxaca. Esto desde que inició la jornada de Sana Distancia.

Hasta ahora, las comunidades indígenas y rurales de Oaxaca han sido de las zonas menos afectadas por la pandemia. Pero los contagios están aumentando. Hasta el 22 de mayo, el estado acumulaba 902 casos positivos y 93 fallecimientos por covid-19, pero ese mismo día, sólo en 24 horas, registró 94 casos nuevos y 3 fallecimientos.

La importancia del Plan para la Transformación

La maestra de educación indígena, Érika Candelaria Hernández pone en contexto el trabajo que han realizado los profesores democráticos organizados en las ocho regiones de estado por especialidad de los maestros, el nivel que imparten y el tipo de escuela en el que están.

«Es un proyecto educativo emancipatorio, con bases filosóficas, que considera la comunalidad, y tiene que ver con las formas de ver el mundo desde la vida comunitaria. Tiene que ver con la teoría y pedagogía crítica y el análisis de la situación cultural y social. La orientación es que los colectivos escolares estén en un proceso de investigación y trabajo, a partir de eso lo puedan hacer lo mas autónomo. La misma realidad nos lo indicaba, no podíamos seguir con los libros de texto durante la pandemia. Partimos de la realidad para hacer una organización distinta, una pedagogía distinta, que parta de abajo hacia arriba».

La maestra Cande, como la llaman de cariño, explica que la razón por la cual están enteradas de lo que pasa en el terreno educativo en todos los rincones de Oaxaca, es porque continúan el ejercicio de los planes que ya habían trazado desde el inicio de clases con los alumnos, después de haber adaptado los materiales al contexto de la pandemia.

La maestra advierte que la labor que hacen ahora los maestros de continuar con sus clases se debe a un aprendizaje

«Hemos vivido procesos y experiencias. Hemos vivido luchas en Oaxaca, como en 2006 [APPO] o en 2013 [Nochixtlán]. Estas luchas que hemos tenido de resistencia a las políticas en contra de los derechos laborales y educativos nos han generado el conocimiento y la red para hoy tener cómo enfrentar esta pandemia. Estas estrategias que aplicamos, primero las experimentamos cuando nos tocó dar un receso a las clases».

La fragilidad de las comunidades

Para ella, es importante poner una alerta al regreso a clases. Al menos en el estado de Oaxaca. Le preocupa que, desde la parte urbana, se pueda ingresar a las comunidades con pocas condiciones sanitarias.

«Un  regreso a clases en estas condiciones, es un error», dice la maestra Cande. «Es una decisión, lo remarcamos, ajena. No está en los maestros decidir si regresamos o no a las comunidades. Toda decisión en este contexto es de salud, responde a las cuestiones científicas y responde a hacer un regreso a clases acorde con las comunidades, tejiendo un diálogo con ellos. Es llevarles la información. Ellos son los que van a decidir cuándo y cómo sería el proceso de retorno de manera organizada y más real».

Érika Candelaria tiene 12 años de servicio docente. Es zapoteca del pueblo Loxicha, entre la costa y la sierra de Oaxaca. Actualmente también cumple un cargo de representación en el Comité Ejecutivo Sectorial. Ha sido maestra unitaria de preescolar y primaria en la región Cañada. Con su experiencia, asegura que en esta realidad no es conveniente hacer ninguna una evaluación ajena o extraordinaria, como plantea la SEP, más bien se requiere una valoración contextual.

«Hoy no nos agarra desprevenidos», afirma tajantemente la maestra Cande, quien asegura que ya han estado dialogando sobre las implicaciones del regreso escolar y las condiciones de las comunidades escolares.

Los profesores y maestras han reflexionado sobre los cambios que un regreso a clases debe contemplar. Las nuevas estrategias tienen que ver con los problemas que viven día a día, como la saturación de grupos, pues ahora todo debe ser con sana distancia. Replantear tener 15 alumnos, pues ahora están arriba de 30 y en muchas ocasiones llegan a más de 40 alumnos.

«Lo que podemos recuperar de las experiencias y de la vida comunitaria, en esta difícil situación, es que todos nos enfrentamos al tema de repensar la vida hoy. Esto nos dice que el sistema de organización de los pueblos y de este espacio educativo, proceso de vida y resistencia, son un gran aporte, que nos han dado los pueblos. El sistema de organización tenemos que mirar desde lo educativo, las políticas realmente pasarán por un proceso de estas realidades diversas».

Desde la perspectiva oficial

Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública expresó la semana pasada que, a partir del 1 de junio. comenzará el sistema de semáforos, para definir el regreso a clases en cada municipio de acuerdo con como evolucione su curva de contagio, “mientras sigue el ciclo escolar como estaba planteado”.

De acuerdo con el subsecretario de Salud, Hugo Lopez Gatell, al inicio de la semana Oaxaca aún tenía más zonas sin contagios, pero días después, durante la conferencia del 20 de mayo de 2020, advirtió que la predicción no está apegándose a la realidad. No es un problema de la predicción, es un problema de lo que está pasando en Oaxaca respecto al comportamiento de la movilidad social, que es el determinante crítico.

“Aquí hay un elemento adicional. Esta proyección o predicción está hecha para la ciudad de Oaxaca y su relativamente pequeña zona metropolitana o área periurbana. Oaxaca es un estado muy disperso, con una gran diversidad, tanto geográfica como social, cultural y de otra naturaleza, que también lleva a que se concentre la atención hospitalaria en la ciudad capital y en otras pocas ciudades. Pero el comportamiento no sigue a todo el estado”.

Fuente: https://piedepagina.mx/oaxaca-docentes-organizados-alertan-sobre-semaforo-de-regreso-a-clases/

Imagen: Cortesía del periódico Educación Popular

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Estados Unidos: La historia real de Mala educación- El millonario fraude récord que destapó un grupo de estudiantes secundarios

Redacción: La Nación

El caso que inspiró la película Mala Educación fue el mayor fraude del ámbito educativo de la historia de los Estados Unidos, y fue descubierta por un grupo de estudiantes.

Frank Tassone fue un funcionario estadounidense del ámbito educativo destacado por su dedicación. Desde que comenzó su gestión en 1992, levantó el nivel educativo y agregó programas muy innovadores y de impacto social en escuelas estatales de Roslyn, en Long Island. En todo el estado de Nueva York su trabajo era subrayado por ser rupturista y poner a la educación pública de su localidad entre las mejores de todo el país. Sin embargo, una década más tarde, se descubrió que a lo largo de diez años de trabajo en el Estado, Tassone cometió estafas que superaban los 11 millones de dólares, convirtiéndose en el caso de corrupción del ámbito educativo más grande en la historia del país . Lo más curioso de la historia, sin embargo, no fueron las magnitudes de los fondos desviados, sino la forma en la que se descubrió el caso: a través de un artículo escrito por estudiantes de 15 años en el diario escolar .

La historia de Tassone y su equipo (la causa involucra a otros funcionarios y empleados, como co-partícipes ý cómplices) fue retratada en Mala Educación por el joven cineasta Cory Finley , un joven director de 28 años que acaba de estrenar que se basó en el caso real para hacer su segunda película. La producción de HBO está protagonizada por Hugh Jackman Allison Janney Ray Romano y acaba de ser estrenada en la plataforma de streaming de la productora.

Frank Tassone, un dedicado referente de la educación pública

Tassone nació en el barrio neoyorquino de Bronx, y su carrera académica fue sobresaliente: terminó dos maestrías y un doctorado en el Teachers College de la Universidad de Columbia. Una de las razones por las que se destacó durante su gestión fue por la mejora en la performance que experimentaron los colegios del distrito: subió la tasa de estudiantes que completaron el secundario al 100 por ciento, y el 95 por ciento continuó estudiando en universidades. Las escuelas de la comunidad en la que trabajó fueron consideradas las mejores del país durante su período de actividad.

A fines de la década del 90, el periódico The New York Times dedicaba elogiosos artículos a su trabajo y en 1999 llegó a publicar una columna de opinión del propio Tassone. «Las crecientes exigencias de una profesión que todavía no está tan bien compensada como muchas otras, y una economía fuerte… amplía la brecha de ingresos entre la enseñanza y las carreras profesionales más lucrativas», escribió Tassone sobre el trabajo en el ámbito educativo. En 2004, además, el Wall Street Journal consideró a la escuela secundaria Roslyn High como la sexta mejor de Estados Unidos. Pero además, como superintendente del distrito introdujo programas de servicio comunitario entre los estudiantes secundarios, y propuso la enseñanza de idiomas desde el nivel inicial. Tassone, además, dio fuerte impulso a los clubes de lectura en su distrito, y como miembro activo del grupo, multiplicó por diez la cantidad de participantes del club literario Dickens Fellowship de Nueva York.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-historia-real-mala-educacion-millonario-fraude-nid2369732

 

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España: CCOO reclama 7.400 millones de euros para preparar el nuevo curso

Europa/España/28 mayo 2020/eldiariolaeducacion.com

El sindicato calcula, sobre la ratio de 15 alumnos recomendada por el Ministerio, que habría que contratar más de 165.000 docentes de cara a septiembre, desde infantil a secundaria obligatoria.

El incremento de la inversión es ese lugar al que las administraciones educativas, central y autonómicas, no quieren mirar, por miedo a quedar convertidos en sal o por tener que asumir que no se podrá realizar prácticamente ningún nuevo gasto no previsto. España todavía funciona, a mediados de 2020 con los presupuestos generales del exministro Montoro, de 2018 que, desde luego, no contemplaban las necesidades de inversión que provocaría una pandemia global.

Se habla de la posibilidad más que cierta de tener que desarrollar la enseñanza a medio camino entre lo presencial y lo a distancia, también de posibles nuevos brotes de coronavirus que empujarían a posibles nuevos confinamientos durante parte del otoño próximo. Pero no se habla, o se hace sottovoce, sobre el incremento de plantillas docentes, o construcción de nuevos centros educativos o de cómo disminuir la brecha digital (por alguna habrá que empezar) en la que se mueven, como mínimo, el 10 o 12% de las y los estudiantes del país.

La Federación de Enseñanza de CCOO ha hecho su estimación económica de cara a planificar el próximo curso escolar y así paliar algunos de los efectos más importantes del confinamiento y la enseñanza a distancia. Para el sindicato esta inversión tendría que ser de 7.385.102.443,36 euros.

¿Y en qué se tendría que ir esto? Lo principal, como suele ocurrir en educación (y en función pública en general), sería el capítulo 1, es decir, el personal docente y de apoyo que se presume que será necesario, primero, para conseguir reducciones de los grupos que garanticen el mantenimiento de la distancia social.

El sindicato reclama un Plan Estatal de Incremento de la Contratación que suponga un incremento de la plantilla docente de un 33% y que costaría 5.151 millones de euros. Un total de 165.191 docentes de diferentes especialidades y cuerpos. La idea es poner en marcha desdobles, apoyos y refuerzos.

Serían unos 30.000 maestras de educación infantil; 70.000 de primaria y 65.000 profesoras y profesores de educación secundaria obligatoria. Aseguran, al mismo tiempo, que se trata de cálculos muy ajustados.

CCOO ha cuantificado este cifra teniendo en cuenta los salarios y cotizaciones de la educacióni infantil, primaria y secundaria, así como lo que podría suponer una bajada de las ratios alumno/aula hasta los 15. Además de los más de 165 mil nuevos docentes, habría que habilitar también más unidades de las tres etapas. Un aumento del 17%, lo que supondría algo más de 87.500 unidades.

Un aumento que choca, según denunciaba la Federación de Enseñanza del sindicato en Madrid, con el hecho de que se haya realizado una planificación para el próximo curso en la que habría 110 unidades públicas menos. En otros territorios consultados por este periódico, todavía no se ha hecho esta programación, principalmente porque no se ha cerrado el periodo de matriculaciones (tampoco en Madrid), de manera que se desconocen las necesidades reales de escolarización.

Formación, renovación, digitalización

La central sindical también reclama un aumento considerable en la formación permantente del profesorado, desminuida un 53,2% en los últimos diez años. Reclaman que se recuperen cifras de 2009 y se alcancen los 136.533.496 millones el curso que viene.

Esta financiación debería inscribirse en un Plan de Formación Permanente en los que debería tener un papel preponderante lo relacionado con las competencias digitales del profesorado, así como para dar respuesta a las emergencias sociosanitarias.

Las dificultades de conexión y de acceso a equipamientos entre las familias más vulnerables hasido uno de los grandes temas protagonistas de las últimas semanas. CCOO calcula que hay 300.000 menores (según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE) que no disponen de conexión a Internet. Calculando sobre un gasto medio de 30 euros mensuales, costaría 108 millones de euros anuales conseguir que todos estos hogares tuvieran un acceso a bandha ancha suficiente para seguir el curso online.

Por otra parte, con la posibilidad de una vuelta, lo más numerosa posible, a las aulas físicas, se ha planteado la habilitación de diferentes espacios de los centros existentes: salones de actos, gimnasios o bibliotecas escolares. Muchos centros educativos ya están utilizando espacios diferentes reconvertidos en aulas. Desde el sindicato argumentan que será necesario que las comunidades autónomas hagan ese trabajo de revisión de qué espacios pueden o no reconvertirse. También señalan que existen centros en los que hay unidades actualmente cerradas y que pueden utilizarse, así como centros completos que están cerrados.

De la misma manera, entienden que, llegado el momento, también las autonomías tendrán que hablar con los municipios para ver la posibilidad de habilitar otros espacios como pudieran ser centros culturales o bibliotecas públicas.

La pregunta del millón aquí, finalmente, es de dónde saldrá el capital para acometer estas y otras inversiones que Comisiones Obreras entiende que son mínimas y necesarias para realizar con ciertas garantías el curso próximo. En el horizonte se encuentra la posibilidad de que España reciba 75.000 millones de euros de los propuestos por la Unión Europea para hacer frente a la crisis generada por el COVID-19. Todavía es muy pronto para saber si esta posibilidad se contempla y a cuánto podría ascender, pero desde el sindicato tienen claro que una parte debe llegar al sistema educativo.

Fuente:https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/28/ccoo-reclama-7-400-millones-de-euros-para-preparar-el-nuevo-curso/

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