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OVE entrevista a Alfredo Velasquez Acosta «La Formación Profesional permanente no se implementa y menos en informática»

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para el portal Otras Voces en Educación

Afredo Velasquez Acosta es un estudioso de las transformaciones educativas y militante del magisterio antineoliberal de nuestra america. Lo conocimos cuando era el Secretario General del SUTEP del Perú. Es un hombre de diálogo, construcción compartida y dispuesto siempre a emprender proyectos que entrelazan las iniciativas de las resistencias anticapitalistas. Es egresado del ¡.S.P. “Ignacio Amadeo Ramos” Yungay-Amcahs, Licenciado en Educación en la Universidad de San Marcos, con Maestría en Educación de la creatividad en el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) de la Habana, Cuba, Cuenta con estudios concluidos de Doctorado y es actualmente es el Secretario de Relaciones Internacionales del SUTEP. Forma parte de la iniciativa del Grupo de Contacto Internacional (GCI) conformado por dirigentes del magisterio de América, Europa y Australia, así como por pedagogos críticos y educadores populares de la región. Consideramos de espcial importancia para los lecrores y colaboradores del ortal Otras Voces en educación conocer su perspectiva educativa

 

Alfredo, cuéntanos un poco tu historia de vida y cómo llegaste al sindicalismo magisterial

Pertenezco a un pueblo de la zona rural denominado Huaylas, del departamento de Áncash. Dentro de mis planes no estaba considerado estudiar Educación, en mi mente estaba ingresar a la Policía de Investigaciones del Perú. Durante los 4 años de educación secundaria me preparé exclusivamente para ello.

Luego,  al cursar el último año, viajé a mi tierra donde se encontraba mi madre y toda mi familia. A pedido de ellos estudié el último año en mi pueblo; al finalizar, debía viajar a la Capital (Lima) para postular a la Escuela de Oficiales de la Policía; lamentablemente en esos meses hubo un huaico  que  interrumpió la carretera y no pude viajar por más de dos meses.

Por esa razón mi madre, Luz Acosta Moreno, me dice: “te pido un último favor, hijo mío, postula al Instituto Superior Pedagógico de Yungay, Región Ancash y si no ingresas,  puedes ir a la capital”. Entonces decidí acceder a la petición de ella y  fue muy grande la sorpresa, pues  ingresé. Es recién, en el transcurso de mi carrera, donde  descubro mi vocación de  maestro.

Al concluir mis estudios pedagógicos, arribé a Lima y desde ese momento me convertí en un activista por la justicia social; también me consolidé en el trabajo gremial y  en  la organización de las y los trabajadores en defensa de los derechos.

En 1992, me nombraron representante de los maestros contratados en el cono norte de Lima, es allí recién donde empieza mi vocación hacia el sindicalismo clasista, para defender los derechos del magisterio.

Posteriormente en 1995, fui elegido Secretario General de mi Institución Educativa “Leoncio Prado” del Rímac; dos veces Secretario General del SUTE III Sector del distrito del Rímac; dos veces  Secretario General del SUTE REGIÓN Lima (2012-2016); Secretario General del Sindicato unitarios de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), (2016-2019), organización que alberga a más de 420 mil docentes y auxiliares de educación  nombrados y contratados de educación Inicial, primaria y secundaria; y  actualmente Secretario de Relaciones Internacionales del SUTEP.

He participado de cientos de manifestaciones entre paros, huelgas, movilizaciones, plantones, tomas de plazas, UGELes,  en defensa de la educación pública, los derechos del magisterio, los estudiantes y contra la municipalización de la educación.

Así también en calidad de Secretario General del SUTE LIMA participe activamente en La Décima Huelga Nacional  (5 de setiembre de 2012) que duró 30 días, lográndose un Bono por S/. 300; pago por subsidio y sepelio, tiempo de servicios (que no se pagaban de acuerdo a ley); Fondos por infraestructura escolar; Mesa Multisectorial para tratar el pago del 30% por Evaluación y Preparación de clases, entre otros.

LAS CONQUISTAS DEL TRATO DIRECTO Y EL PARO del 13 de julio de 2017.

Por otra parte, teniendo como responsabilidad la conducción del SUTEP, en el cargo de Secretario General y previo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2016, el CEN del SUTEP y otros gremios del sector Educación, nos reunimos en la sede de nuestro local institucional con el candidato Pedro Pablo Kuczynski y su fórmula presidencial,  conviniendo en la necesidad de abordar y resolver DURANTE EL PRIMER AÑO de su gestión algunos puntos urgentes del Pliego de Reclamos, entre ellos: elevar el piso salarial del primer nivel de la carrera pública magisterial a la suma de 2,000 soles (hasta esa fecha el docente ganaba 1,243 soles),  para lo cual se firmó un ACTA DE COMPROMISO, la misma que se convirtió en una exigencia de cumplimiento del magisterio peruano.

Al instalarse ese año la Comisión Paritaria de Trato Directo que por ley se constituye anualmente entre el MINEDU y el SUTEP, la orden del día se basó en el contenido del acta, obteniéndose la mayoría de resoluciones del petitorio. Como quiera que existía un descontento en cuanto a la fecha de pago, pues el gobierno, incumpliendo su compromiso la había fijado para el mes de marzo del 2018, el CEN del SUTEP, en respuesta y previa consulta a las bases, decretó un contundente PARO NACIONAL de 24 horas el día 13 de julio  el mismo que fue acatado por el 95% del magisterio peruano, a consecuencia del cual y a lo largo de  la mesa de negociaciones, el gobierno reconoció el haber básico de 2,000 soles a partir de diciembre,  que finalmente adelantaron para noviembre del presente año;  se fijó para el mes de setiembre el pago del primer tramo de los contratados, nivelándolos con los haberes de los nombrados;  la evaluación no punitiva, previa capacitación,  y respetando la estabilidad laboral;  el pago de la deuda social del 30% por preparación y evaluación de clases; el derecho a subsidio por luto,  sepelio y licencia por fallecimiento de los familiares de los maestros contratados; la homologación de pagos por encargaturas de cargos directivos y jerárquicos, entre otros. En concreto, el Pliego de Reclamos  estaba resuelto, con actas firmadas por ambas partes el día 14 de julio.

 

Alfredo ¿Cuáles consideras que son los elementos más significativos de la crisis educativa en Perú?

A lo largo de la historia, los intentos de las diversas reformas educativas del país han fracasado por no tener en cuenta la participación del magisterio organizado entorno al SUTEP y todos los gobiernos neoliberales se han preocupado en dividir, fragmentar y paralelizar al glorioso SUTEP con la finalidad de desaparecerlo o debilitarlo, en algunos casos haciendo un alianza con sendero luminoso.

Desde 1990 el entonces Presidente del Perú Alberto Fujimori  intentó privatizar la Educación emitiendo diversos decretos supremos, luego un Decreto Legislativo N° 882 que brindaba las facilidades a  cualquier ciudadano para que  pueda tener su institución educativa privada, sin contar con la condiciones de infraestructura y pedagógica mínimas.

Posteriormente en el año 2012,  el supuesto gobierno de la “gran transformación” con el presidente Ollanta Humala  nos impuso la Ley de Reforma Magisterial, Ley que deroga la Ley del profesorado 24029 y su modificatoria 25212 que reconocía la estabilidad laboral y otros derechos del magisterio.

Los elementos más significativos que generan la crisis educativa en nuestro país han sido el intento del gobierno de estandarizar la educación, para que responda a los intereses del mercado y no a las necesidades de nuestro estudiantado.

Los recortes millonarios en el presupuesto y la corrupción han agravado las condiciones materiales en la que los educadores laboran y los niños, niñas y jóvenes, estudian. El año 2001  se realizó un Acuerdo Nacional entre todos los políticos del país con la finalidad de incrementar el presupuesto para Educación a 6% recomendado por la UNESCO, acordando el 0,25% anual, para entonces el presupuesto destinado era del 3%, sin embargo han pasado más de 18 años y el presupuesto continúa en 3,9%.

 

Alfredo, ¿consideras que la formación docente se corresponde a los actuales retos que enfrentan los y    las docentes? ¿Cuáles deberían ser las reelaboraciones en materia de formación inicial y continua de los educadores?

En primer lugar, la formación inicial (o de grado) conforme con el Artículo 56 c) de la Ley General de Educación, es el Estado quien “garantiza el funcionamiento de un Sistema de Formación y Capacitación Permanente que vincule la formación inicial del docente, su capacitación y actualización en servicio. Este sistema se articula con las instituciones de educación superior”. Sin embargo, para todos los docentes es letra muerta, no se cumple en absoluto.

El objetivo a corto plazo tendría que ser la formulación de nuevos y actualizados perfiles y diseños     curriculares transformadores para las diversas especialidades, debido a que falta  una sólida preparación cultural y de especialización e incluso la utilización de las herramientas tecnológicas.

Es verdad que un buen diseño curricular no asegura la formación de buenos docentes, pero la facilita. La formación de profesores en los institutos superiores pedagógicos y escuelas superiores de formación artística se rigen por el diseño curricular nacional aprobado por el Ministerio de Educación.

En cambio, cada facultad de Educación define su propio currículo con base en la autonomía que le otorga la ley a las universidades. Por esta situación se tienen en la práctica varios perfiles, no siempre claros ni apuntando en la misma dirección.

Asimismo, se carece de un sistema coherente y articulado de formación para los profesionales de la docencia; por lo tanto se debe uniformizar las políticas de formación inicial de los futuros docentes.

Asimismo, existen diversos problemas por parte del Estado; entre las más importantes están las siguientes: Insuficiente información y análisis, en la concepción de los diseños curriculares, sobre lo que será la escuela del futuro, el perfil del estudiante y la transformación de los centros de formación docente.

Se sabe que en la sociedad del futuro se desarrollarán nuevos conocimientos y empleos, y también surgirán nuevos problemas y tecnologías que aún no se conocen. Asimismo, es previsible que la organización de la escuela y los centros que forman profesores tengan que transformarse en sus aspectos académicos, de gestión, infraestructura, equipamiento, informática y sobre todo impulsar el desarrollo del pensamiento crítico y creativo de modo que los docentes puedan garantizar que el estudiante aprenda a lo largo de toda la vida.

Por otro lado, la Formación Profesional que debe ser permanente y obligación de parte del Estado no se implementa y menos en informática; las pocas capacitaciones son  asumidas por  los maestros con sus propios recursos económicos y el SUTEP.

En cuanto a la informática, el Estado algunas veces capacitó a algunos maestros, pero sólo en Excel, Word y Power Point; por lo tanto es necesario dar un verdadero viraje, tanto en la formación inicial y continua utilizando las herramientas tecnologías y la pedagogía.

 

¿Qué ha significado la crisis del COVID-19 para el magisterio peruano? ¿Considera que el COVID-19 y las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

Antes de la llegada del COVID 19, existían ya los índices de pobreza y de extrema pobreza, las desigualdades y el descontento generalizado; por lo tanto, la crisis de la educación no es producto del Covid-19, es el resultado de más de 30 años de abandono y aplicación de un modelo neoliberal implementado por diversos gobernantes y el Estado, cuyas políticas han estado ajenas a asegurar un presupuesto justo, infraestructura idónea, su mira ha sido liquidar derechos laborales, internalizar que la solución está en el libre mercado, atar al Estado e impedir que desarrolle siquiera un rol regulador y su soporte para ello ha sido y es la Constitución Política. Hoy estamos pagando las consecuencias de dicho actuar perverso.

Actualmente, en el Perú, existen 7,8 millones de estudiantes en educación básica regular (inicial, primaria y secundaria). De este total, 5,8 millones se encuentran matriculados en colegios públicos y 2 millones en privados. Es decir, uno de cada cuatro estudiantes en el ámbito nacional está en una institución privada; de estas Instituciones educativas privadas (la mayoría instituciones de bajo costo) el 60% cerrarían sus puertas ; ante la incertidumbre y para que no pierdan el año escolar , muchos padres de familia vienen trasladando a sus hijos a la escuela pública; en tres días de inscripción de traslados vía virtual se han inscrito más de 20 mil estudiantes y la tendencia es a incrementar a lo largo de los días.

Frente a la emergencia educativa y el año escolar 2020, el inicio de clase en forma presencial se iba realizar  el 16 de marzo, fecha que fue interrumpida porque se declaró el estado de emergencia y la cuarentena en el Perú. El inicio de clases se llevó a cabo virtualmente el 7 de abril con la estrategia “Aprendo en casa” con una serie de deficiencias, evidenciando más las grandes desigualdades existentes y afectando el derecho a la Educación de miles estudiantes, puesto que existe una alarmante brecha digital  y  deficiente conectividad a nivel nacional que ratifican el abandono de la educación.

Es inconcebible que en el siglo XXI, el 79% de colegios públicos no cuenten con internet, a pesar que desde 1998 se ha venido invirtiendo millones de soles en diversos programas de educación a distancia; el 55% de docentes no poseen habilidades para el uso de tecnología y solo el 40% de niños peruanos tengan acceso a internet. Es obligatorio que el Estado haga el máximo esfuerzo e involucre a los operadores de telefonía, gobiernos regionales y locales a efectos de asegurar energía eléctrica, paneles solares y cobertura de internet para evitar la exclusión de miles de alumnos.

El Presidente Martín Vizcarra, a exigencia del SUTEP anunció la entrega de cerca de un millón de tablets con internet integrado. Serían beneficiados los estudiantes de 4°, 5° y 6° de primaria y secundaria completa en zonas rurales en total 719 mil tablets y para los estudiantes del área urbana que se encuentran en el quintil 1 y 2 de pobreza serán 123 780 tablets.

Frente al tratamiento de lo privado y lo público, por mucho tiempo se ha pretendido imponer la idea que lo privado es superior a  lo público, sin embargo hoy presenciamos como la empresa privada exige que el Estado le brinde recursos para mantenerse en el mercado. Va quedando al desnudo que el modelo neoliberal y el capitalismo no son alternativas beneficiosas a los trabajadores y al pueblo.

 

A partir de su experiencia docente y gremial cuales serían algunas de las propuestas alternativas en la actual coyuntura del magisterio americano.

1°.           Luchar incansablemente, tanto los maestros y  el pueblo organizado  por la unidad más amplia, la paz y los derechos humanos; para lograr de esta manera formas de integración que conduzcan al desarrollo y  la reconquista de la calidad de la escuela pública.

2°.           Revalorizar al MAESTRO por el aspecto humano,  emocional y sobre todo por ser único profesional de la pedagogía que no puede ser sustituido por la robótica ni la tecnología.

3°.           Valorar a las escuelas físicas como espacios de encuentro  y la tecnología no debe superponerse sobre las pedagogías, sino que son un complemento de ellas.

4°.           Garantizar una formación continua y de calidad a todos los profesores y auxiliares de educación.

5°.           Exigir la conexión a internet universal, sin restricciones y que se convierta en un derecho.

6°.           Estar alertas para evitar campañas de satanización por parte del capitalismo hacia los docentes antes y después del término del confinamiento por la falta de habilidades en las innovaciones tecnológicas.

7°.           Incorporar nuevas tecnologías y la utilización de herramientas aliadas que favorezcan el desarrollo de habilidades y destrezas en las y los estudiantes. La tecnología facilita esa transformación, pero no es el vehículo.

8°.           Educar para transformar,  con un nuevo proyecto educativo engarzado a un proyecto nacional de desarrollo, con un currículo alternativo transformador que incorpore los valores de la solidaridad, la justicia, la paz y el amor entre los hombres, para impedir que la voracidad de la maquinaria técnica del consumismo y el egoísmo destruya la humanidad que nos permita enfrentar las demandas sociales de este siglo y que aporte al desarrollo de una reforma democrática, patriota y descentralista  hacia una Nuevo Continente.

9°.           Desarrollar y nutrir una vigorosa pedagogía latinoamericana, más vigente que nunca con grandes figuras: de José Martí, “la búsqueda de soluciones propias a problemas propios; de Simón Rodríguez, “Los maestros son despertadores de inteligencia y forjadores de voluntades” ; José Carlos Mariátegui, “El problema de la enseñanza no puede ser comprendido si no es considerado un problema económico y social” ; y de Simón Bolívar, “Los pueblos marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con que camina la educación” ; entre tantos otros grandes intelectuales

10°.        Exhortar a todas las fuerzas progresistas, de izquierda y anti neoliberales de América Latina y el Caribe a construir alternativas educativas, pedagogías críticas y transformadoras diferentes a las políticas educativas actuales; avanzar a la par con las innovaciones tecnológicas para evitar las exclusiones desde las mismas.

 

Finalmente quiero agradecer al portal Otras Voces en educación popr esta oportunidad de comunicarme con el magisterio internacional

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España: Evaluar en tiempos de pandemia: la visión de una alumna de 4º de ESO

Europa/España/14 Mayo 2020/eldiariolaeducacion.com

Recogemos un texto escrito por Ángela Valverde, estudiante de 4º de educación secundaria en un IES de la Comunidad de Madrid. En él habla de este final de curso y la evaluación que se llevará a cabo en este último trimestre. Ella forma parte del alumnado que, voluntariamente, podría volver a las aulas en la fase 1 de la desescalada en el confinamiento.

Hace más o menos un mes y medio decretaron el estado de alarma debido al Covid-19, un virus que tuvo origen en China y que tiene una gran capacidad de transmisión, tanta que posteriormente ha desembocado en una grave pandemia. A todos nos parecía algo surrealista, algo impensable que sucediera en nuestras vidas, algo que nos ha “roto (literalmente) los esquemas”. A pesar de que al principio me alegré de descansar un poco con el no parar de la rutina de cada día, me he dado cuenta de que ir a clase es un privilegio.

Desde mi punto de vista, como estudiante de cuarto de la ESO, considero que esta situación nos ha afectado enormemente. El Ministerio de Educación y la Consejería de cada Comunidad han intentado poner en común ciertas medidas para el desarrollo del curso. Estas medidas han llegado un poco tarde, creando cierta incertidumbre a los estudiantes y profesores. En líneas generales estoy en desacuerdo con algunas de las pautas globales que se han establecido y pienso que ha habido una gran falta de organización. A continuación, me gustaría desarrollar varias ideas en relación a este tema en esta nueva situación.

En primer lugar, si nos centramos en los criterios de calificación que se podrían seguir para evaluarnos en este último trimestre, creo que deberían puntuarnos mediante trabajos, avanzando materia poco a poco, sin saturarnos. Aunque estemos dando clases virtualmente, tienen que entender que a veces nos pueda costar más asimilar el nuevo temario. En ocasiones algunos alumnos como yo tienen dificultades técnicas de acceso a la plataforma digital y no pueden dar las clases de ciertas asignaturas, aparte de que considero que hay una gran diferencia con respecto a dar las clases presencialmente. Esta evaluación siempre tiene más peso que las anteriores (50%) por lo que debido a estas circunstancias excepcionales yo lo repartiría también con lo que hemos hecho los dos trimestres pasados. Si en algunas asignaturas consideran necesaria la realización de exámenes, creo que deberían quitarle peso en la nota y alternarlo con otro tipo de tareas (trabajos, ejercicios, actividades de entretenimiento…) para así poder hacer la cuarentena más llevadera.

En segundo lugar, para mantener la misma igualdad de condiciones en los alumnos a nivel nacional, opino que todas las comunidades autónomas deberían aplicar las mismas medidas. De esta manera todos iríamos igual de preparados y con los mismos conocimientos el curso que viene. Si bien, aunque las pautas generales las marquen las Administraciones educativas, pienso que los profesores son los más cercanos a los alumnos y, por lo tanto, los que mejor los conocen, los que más saben acerca de sus necesidades y los que están al tanto de ciertos problemas personales. Por ello son los que tendrían que tener la última palabra a la hora de decidir si un alumno necesita otros recursos o ciertas actividades específicas.

El aprobado general no lo consideraría una opción. Sería injusto que a personas que no han trabajado se les aprueben las asignaturas

En tercer lugar, en cuanto al programa de cada asignatura en concreto, hay ocasiones en las que resulta un poco imposible llevar a rajatabla el currículo de las materias, y sin duda, considero que Lengua es una de ellas. Normalmente, el currículo es ya muy extenso de por sí, por lo que ahora es más complicado cumplir con él. Veo necesario intentar adaptar los contenidos, como he dicho anteriormente, utilizando otro tipo de actividades evaluables más llevaderas. Con esto, quiero decir que continuemos con los temarios de forma adaptada a esta situación y aunque algunos contenidos no se vean en profundidad, al menos tener una ligera idea de ellos, de forma que en el próximo curso, en el que supongo que se repasarán, podamos desarrollarlos más a fondo.

Por último, acerca del aprobado general, que diría que es lo que más polémica ha causado, no lo consideraría una opción. Sería injusto que a personas que no han trabajado durante todo el año se les aprueben las asignaturas y pasen de curso. Esto supondría una gran dificultad para ellos el curso siguiente, ya que no han adquirido los conocimientos necesarios para continuar avanzando y no podrían alcanzar el nivel exigido. Esto les puede crear frustración y desmotivación, ya que no tienen el nivel. Además, en muchas ocasiones perjudicarían a la clase haciendo que fuese más retrasada.

Por otro lado, están los cursos como cuarto de la ESO, que es un año en el que titulamos. En este caso, habría gente que recibiría el título sin merecérselo y sin haber adquirido los conocimientos básicos. Por el contrario, estoy de acuerdo en que a estudiantes de bachillerato que se supone que quieren seguir estudiando se les dé un empujón, especialmente a los de segundo, año que les resulta decisivo para su futuro. En este caso, a aquellos que tengan más dificultades con el temario, si el profesor considera que han trabajado, pero aún así no es suficiente, deberían ser un poco más flexibles con ellos y valorar también todo su esfuerzo.

En conclusión, esta situación requiere un esfuerzo especial por parte de las administraciones, el profesorado y los alumnos, quienes tienen que intentar aportar el máximo para llevar con la mayor normalidad posible esta situación, de forma que sea justa para todos. Esto no quiere decir que los que no trabajan se vean perjudicados, ni que los que sí trabajan salgan beneficiados. Simplemente pido una igualdad justa de condiciones con trabajos asequibles a la situación, ya que aunque no lo veamos así, una simple nota lo cambia todo.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/08/evaluar-en-tiempos-de-pandemia-la-vision-de-una-alumna-de-4o-de-eso/

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Entrevista a Carlos Skliar: «Un mundo en estado de excepción no puede pedirle a la educación normalidad»

Entrevista/14 Mayo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

El escritor y pedagogo Carlos Skliar se muestra algo excéptico sobre los aprendizajes que puedan sacarse de esta crisis del Covid-19 que vivimos. El sistema de mercado, dice, es capaz de reponerse de las crisis y la sociedad, en muchos casos, se muestra acrítica con lo que ocurre. Un ejemplo puede ser el modo en el que los sistemas educativos siguen queriendo funcionar con «normalidad» en donde ya no queda nada «normal».

Carlos Skliar es muchas cosas: escritor, pensador, investigador y pedagogo. También es investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina, CONICET, e investigador del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Argentina. Desde hace años tiene la vista puesta en la infancia y en las diferencias. Ha desarrollado lo que ha dado en llamar pedagogía de las diferencias, de hecho, y reflexiona sobre el papel que estas tienen en el mundo. Hablamos con él para saber cómo está viviendo estas semanas y para reflexionar sobre la educación en estos momentos de pandemia.

La contraposición habitual entre contenidos y competencias la evita para hablar de la necesidad de otros contenidos y formas de hacer, no solo ahora sino en general en la educación. Dar cabida a temas que implican una conversación sobre la vida y la realidad, dejando a un lado aquellos que parecen sacados de «los informativos de la televisión o a las formas superfluas de opinión de influencers y coachings en las pantallas».

¿Cómo está pasando este tiempo en Buenos Aires? ¿Cómo está siendo allí la pandemia, el confinamiento?

En Buenos Aires en particular, y en Argentina en general, hemos tenido la suerte de un Estado presente desde el comienzo, atento a la experiencia dramática de otras partes del mundo y, aun viviendo una situación de pauperización que se venía arrastrando desde hace un tiempo, consciente de que la dicotomía entre salud y mercado es falsa. El confinamiento sigue siendo estricto desde hace más de un mes, en general se lo ha respetado, pero suenan algunas alarmas a propósito de las violencias de género, las violencias hacia niñas y niños, y las difíciles condiciones económicas de quienes no pueden buscar su sustento diariamente,

En España, después de casi dos meses de encierro, niñas y niñas han salido a la calle ¿Cómo está siendo en la Argentina?

Todavía hoy, a fines de abril, las niñas y niños no han podido salir a la calle y ya hay una serie de medidas que indican que pronto lo harán. Se percibe ese aire enrarecido en las calles cuando, al salir por un trámite o una compra o para ayudar en algún centro educativo u hospitalario, no se ven ni niñas, ni niños, ni ancianos. El extrañamiento, para mí, es mayúsculo: el paisaje ciudadano está despojado de sus edades más frágiles, más esenciales.

Durante estas semanas de confinamiento, y las que quedan, aquí se intenta que el curso siga con cierta normalidad. Parece que darlo por terminado (quedan dos meses por delante) es excesivo, injusto. ¿Cómo lo ve usted?

Tengo una opinión desde los márgenes al respecto. Un mundo en estado de excepción, una vida puertas adentro, una sociedad amenazada y el distanciamiento social no pueden pedirle a la educación ni “normalidad”ni “habitualidad”. Por un lado creo que lo que nos salva es cierta ritualidad, sí, pero no una determinada repetición. Me da la sensación que dada la contingencia inesperada es hora que la educación revierta su tendencia dócil y adaptativa a las exigencias de la época anterior (el conocimiento lucrativo, la aceleración del tiempo, la híper-tecnología, el vínculo utilitario entre competencias y mercado, etc.) y pueda concentrarse en dos dimensiones poco reconocidas o bien abandonadas: por un lado la conversación a propósito de qué hacer con el mundo y qué hacer con nuestras vidas, justamente ahora que el mundo vuelve a estar en riesgo y que las vidas se han visto confinadas; por otro lado, el hacer cosas juntos que nos devuelvan el tiempo liberado: la narración, el arte, la lectura, el juego, la filosofía.

¿Cree que en este tiempo se está mirando correctamente a la infancia? ¿Hay margen para un cambio de perspectiva, más cercana a la de sus derechos?

Desde hace un tiempo vengo pensando que la época anterior a la pandemia había ya producido una separación dolorosa entre niñez e infancia, es decir, que la mayoría de los niños habían perdido la posibilidad de una experiencia de tiempo de intensidad, no sometida a la lógica de las finalidades, las utilidades, a la exigencia de rendimiento. No solo la niñez habría perdido su infancia sino la humanidad en general. La solución por los derechos me parece una parte del problema, quizá su carácter más enunciativo, pero creo que hay algo más: insisto en que buena parte de la actividad pre-escolar y escolar debería tener como condimento esencial el “devolver” infancia la niñez, esto es para mí lo más formativo, lo que se recordará con el paso tiempo, lo que hará que una nueva generación no se “adultice” tan rápida y dolorosamente.

En su pensamiento está presente la dicotomía entre vida y mercado, entre lo que es la educación y lo que debería ser. La situación actual, el interés de los gobiernos porque los contenidos curriculares sigan, a pesar de las carencias y dificultades de muchas familias y niñas y niños, ¿qué le parece?

Si entendiéramos por contenidos aquellas preguntas, cuestiones, problemas, encrucijadas que a cada momento pone sobre la mesa educativa, si pudiésemos comprender que esos contenidos no pueden solo parecerse a los informativos de la televisión o a las formas superfluas de opinión de influencers y coachings en las pantallas, si creyéramos de verdad que los contenidos configuran en realidad una conversación serísima sobre el mundo y sobre la vida, sean o no curriculares, dar continuidad tiene un aspecto de ritual que a mi modo de ver debe sostenerse. Pero quizá este procedimiento se ha vuelto obsesivo y poco interesante, reduciéndolo todo a sus formas más banales: dar tareas, exigir su cumplimiento, evaluar, y todo a través de mecanismos virtuales. Entiendo la situación de emergencia y la desorientación que nos provoca. Pero: ¿a esto queda reducida la forma –siempre informe, siempre por hacerse- de la escuela? ¿Y la conversación que debería acontecer, por ejemplo, durante y después de una lectura, de un juego, de una información determinada? ¿Y la compañía de los educadores y de pares? El mercado siempre parece encontrar respuestas a sus crisis, pero la educación no puede someterse a esa lógica ni hacer de cuenta que todo sigue tal cual era. Por el contrario, si hubiera alguna oportunidad en este tiempo, es aquella de mostrar esa “anormalidad”y las causas que la produjeron.

Hace unos días leía una entrevista que le hacían en Página 12. Decía en ella: “Dado el agobio de lo real, ¿qué espacio de libertad se puede crear?”. Hoy, dado el agobio generalizado, ¿qué se respondería a usted mismo?

Los espacios de libertad son siempre condicionales o condicionados, y quizá la palabra libertad hoy suene absurda o esté pisoteada. Cuando pienso en la experiencia de libertad lo relaciono con cierta imagen de apartarse, de refugiarse, de cuidarse de ciertos hechos horrorosos que el mundo viene provocando en las vidas; pero no lo hago en términos individuales, auto-referenciales, solo para quienes pueden ejercer una práctica libertaria personal. En educación esta palabra, como también igualdad o solidaridad, no puede ser sino una idea colectiva, y se refiere a la posibilidad de encontrar en las instituciones esos espacios liberados del trabajo y del peso que supone ser adulto en este mundo. En términos más acotados me parece que se puede oponer esa imagen de experiencia de libertad con la exigencia de rendimiento. Una actividad, que en sus orígenes es ofrecida como experiencia de libertad común y enseguida pasa a tener un aire a exigencia de rendimiento, pierde su sentido de presente y de trascendencia.

¿Cree que en estas semanas se ha revalorizado la relación entre maestros y alumnado o que puede afianzarse la idea de que la educación es posible sin docentes?

Había leído tiempo atrás que en cierta literatura especializada ya se anunciaba la educación sin educadores, y me resultaba curiosa la idea, por no decir absurda. La vida en general, no solo la vida escolar, sería impensable sin maestros, sin aquellos con quienes hacernos preguntas, sin aquellos con quienes pensar en voz alta, sin poder escuchar la narración de lo ancestral y no solo de las novedades, sin tener otras referencias adultas fuera de los padres, sin reunirse alrededor de lo público, sin aprender los modos artesanales en que se construyen los saberes, sin ser cuidados y sin la experiencia de la igualdad. Esto define no solo la necesidad de una figura sino también la necesidad de un espacio como las escuelas. Ahora bien: en esta contingencia los educadores están agotados, están trabajando mucho más que antes, deben preparar incluso lo que no puede prepararse de antemano, sin olvidar que en este lado del mundo las condiciones de esa labor siguen siendo precarias, tanto material como simbólicamente.

Tengo la sensación que durante la pandemia de lo que se trata en educación es solo de hacer hacer, de mantener ocupados a los niños y los jóvenes

¿Cuál puede ser el papel de maestras y maestros estos días?

Los partidarios del vínculo unívoco y absoluto entre educación y nuevas tecnologías, como única forma válida de transmisión en el reinado de las sociedades del aprendizaje, están de parabién.

Las escuelas, los colegios y las universidades están vaciadas –y llenas de fantasmas– en sus espacios pero no en sus dictados: todo se hace a distancia, como era de prever, sin olvidar que antes de la cuarentena buena parte de los sistemas educativos tendían a ello o deseaban hacerlo de una buena vez. La tecno-educación ya había invadido las aulas en buena parte de las prácticas y el mercado había apostado decididamente por la creación de una posibilidad cierta de hacer de las instituciones de formación salas virtuales, salvo bellas y contadas excepciones.

Cuánto de lo humano ya era en sí tecnología es algo que puede y debe discutirse, pero la invasión en estos tiempos críticos de recursos, formas, estrategias, diseños, herramientas, buenas prácticas, todos ellos afiliados a la idea de virtualidad es una preocupación que me resulta insoslayable. ¿Qué queda del educador que toma la palabra y la democratiza a través de los sinuosos caminos de las miradas y las palabras de los estudiantes? ¿Qué queda de las formas conjuntas de hacer arte y artesanía, de tocar la tierra, de jugar, bajo la forma tiránica de la pantalla siempre-encendida?

Tengo la sensación que durante la pandemia de lo que se trata en educación es solo de hacer hacer, de mantener ocupados a los niños y los jóvenes, de replicar horarios y rutinas. Como si pudiéramos reconcentrarnos en un mundo que está en aislamiento y olvidarnos de lo que nos angustia y conmueve. Así vistas las cosas, así condensadas, es factible que la imagen del educador quede completamente desdibujada, sea una suerte de parodia de sí misma, o bien ofrezca a algunos desapasionados por la formación la salida tan buscada a su propio hartazgo. Hay una confusión, deliberada o no, de medios y metas, de lo cerrado y lo abierto, del ejercicio y su posible trascendencia, de la tarea y del arte, del aprender por medio de, a aprender con alguien qué, de la conectividad y del contacto.
Hoy, ahora mismo, si hubiera una potencia en el educador ella es la del cuidado, la compañía, la conversación a propósito del mundo y de la vida, y la hospitalidad. No se trata de contenidos sino de continentes, no es una cuestión de formato sino de urgente presencia. Y no es un problema de estar-ocupados sino de estar-juntos.

Han quedado al descubierto las enormes diferencias en las condiciones de acceso a la educación de la infancia… ¿cree que aumentará la preocupación de los gobiernos una vez que termine el confinamiento?

Casi toda la infancia ha sido ahora dividida entre quienes acceden a internet desde sus casas y quienes no lo hacen y, de aquí, ya se ha vislumbrado una relación con el aprendizaje porvenir. Los gobiernos tienen y tendrán por delante una difícil tarea que es la reconstrucción desde las cenizas. Sin olvidar que los sistemas públicos de salud, de educación, de cultura, ya estaban comprometidos o desahuciados en buena parte del mundo, en estas latitudes habrá una niñez literalmente mucho más empobrecida que antes y habrá que imaginar y reinventar políticas de urgencia.

¿Qué habremos de aprender para salir de esta crisis con sociedades más fortalecidas?

Soy algo escéptico al respecto, porque podría ser que el sistema económico actual se haya visto herido en esta pandemia, y acelere sus procesos de desigualdad para compensar las pérdidas. También es cierto que se escucha por todas partes la idea de que estamos frente a una oportunidad. Que todo esto, cuando acabe, si es que acaba, nos hará mejores. Puede ser, ojalá, incluso me gustaría contribuir y participar en ello. Pero en este momento uno debería ser mucho más cauto o evitar, al menos, ser negligente: hay gente que se ha muerto y otra que se morirá, sobre todo ancianos, y no parece que morirse sea una oportunidad. En todo caso espero que la experiencia de pérdida de confort y seguridad, que la experiencia del hilo tenue que separa la vida de la muerte, que la experiencia de tantas y tantos que han hecho de este tiempo doloroso un tiempo de solidaridad, generosidad y responsabilidad, se imponga por sobre la mezquindad deshumanizante del mercado.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/11/un-mundo-en-estado-de-excepcion-no-puede-pedirle-a-la-educacion-normalidad/

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El sistema aprende

Por: Hugo Aboites

La forma en que está evolucionando la situación anticipa que el sistema educativo saldrá de la presente contingencia con varios discutibles aprendizajes. El primero, que a la sombra de una situación crítica un grupo de autoridades puede tomar decisiones inmediatas, verticales e impensables hasta hace poco. No sólo la del muy justificado cierre indefinido de cientos de miles de escuelas e instituciones, sino la muy discutible decisión de que las decenas de millones de estudiantes de todos los niveles deben continuar con el plan normal de estudios y, para eso, pasar a todo mundo y de un día a otro, a la modalidad de educación a distancia. De un mundo a otro.

Segundo, que esas decisiones se pueden mantener, a pesar de que carecen de sustento educativo. Porque ante un acontecimiento mundial y nacional inédito como es la pandemia, la conducción del sistema está decidiendo no hacer algo adecuado al momento, que permita a niños y jóvenes y sus familias analizar y procesar desde distintos campos del conocimiento ésta que es una experiencia crucial en sus vidas –como en estas páginas se ha propuesto. Decide también, con esto, abandonar educativamente hablando a sus familias y comunidades. Y decide no apoyar ni impulsar a los maestros que plantean alternativas de enfoques educativos, adecuados a la coyuntura y a las necesidades de conocimiento. Es decir, decide no educar.

Tercero, que la educación virtual o a distancia es equiparable a la presencial. Con el afán de impulsar la imagen de que el sistema está funcionando normalmente se olvida la diferencia fundamental que existe entre el mero aprendizaje y la formación integral basada en el conocimiento. Esto último, supone la construcción y apropiación colectiva de conocimientos que dan sentido y solidez a la vida personal, grupal y social y sólo puede ocurrir en un espacio social interactivo como la familia, escuela, universidad, comunidad. Y hoy, cuando cada vez más se entiende a la educación como transmisión de información, la educación a distancia viene a profundizar ese enorme equívoco. Con la contingencia y la experiencia masiva de la educación virtual, se apresura la progresiva integración de la educación a distancia como equivalente a la presencial y la escuela y la universidad como enseñadero. Como decían recientemente las autoridades de la UAM, al plantear la creación de programas a distancia: la modalidad extraescolar debe asumirse como equivalente a la modalidad presencial. (Acuerdo directores 27/2/20: www.uam.mx).

Cuarto, que no se vulnera el carácter público de la educación cuando masivamente se sustituyen todas las aulas (cientos de miles), en su mayoría públicas, por las virtuales (softwares y dispositivos) que rentan o venden las grandes empresas tecnológicas. Un cambio súbito de tales proporciones amenaza con normalizar la presencia de grandes empresas privadas en la educación (el caso de Banca Santander) y ya sin contingencia podrá avanzarse con gran soltura en este proceso de conversión de lo público a lo privado. Y habrá presión de esas compañías a que los planes de estudio sean amigables con el uso de sus tecnologías. Ni siquiera se dará oído a la demanda de que se sea el Estado, mediante las instituciones públicas, el que se encargue de crear estas tecnologías y ofrecerlas gratuitamente como parte del servicio educativo.

Quinto, que la educación a distancia puede utilizarse políticamente. No es difícil imaginar que una vez que el sistema ha tenido la experiencia piloto de la contingencia de 2020, gobernadores, autoridades de instituciones e incluso algún futuro gobierno federal considere utilizarlas para enfrentar las protestas magisteriales, los paros estudiantiles, las luchas por derechos –de las mujeres, por ejemplo– y las huelgas que ellos mismos no aciertan a solucionar. Crear clases extramuros virtuales ante estos movimientos, sin embargo, sólo generaría peores conflictos y caos, pues enfrentará a grupos dentro de las instituciones y el sistema.

Finalmente, fortalece la noción de que es útil sobrevivir con promesas. La promesa implícita que han hecho las autoridades educativas es que con el uso de la educación virtual o a distancia los más de 30 millones de estudiantes no sufrirán retrasos en su formación, que ésta será de calidad, que no habrá exclusión y que estudiantes y maestros funcionarán adecuadamente en este nuevo ambiente. Pero las quejas, denuncias y protestas comienzan a aparecer por todos lados: niños y niñas pobres excluidos, maestros sobrecargados de responsabilidades y de trabajo, hogares de maestros y estudiantes, invadidos y obligados a asumir las condiciones que impone el uso y el costo de una tecnología muy poco eficiente y exámenes SEP, amenazan con generalizar la inconformidad y hacer responsables a quienes los metieron en el atolladero. Erraron el camino, el regreso no será fácil.

*UAM-Xochimilco

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/05/09/opinion/020a2pol

Imagen: https://pixabay.com/photos/child-tablet-technology-computer-1183465/

 

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Rezago educativo y salud: preocupaciones ante los escenarios de confinamiento

Por: Lourdes González*  y  Eilén Oviedo González**

Por la salvaguarda de la salud de todos los protagonistas del sistema educativo en México y para evitar una escalada de contagios por COVID-19, en un escenario de buena salud, la formación presencial se cambia a modalidad a distancia de forma temporal y la comunicación mientras tanto, será por medio de un ordenador, un teléfono inteligente, un televisor, reconociendo con preocupación que algunos estudiantes por motivos diversos se les dificultará el acceso a la preparación académica, con afectación a los progresos educativas y los cumplimientos (González, 2020b).

Es así, que en los hogares, los docentes presenciales se adaptaron en pocas horas a un sistema educativo a distancia, a comunicarse con los medios que tenían a su disposición para atender a las orientaciones de los directivos de sus centros, sin tiempo de capacitación previa, y algunos con dificultades en torno a la conexión, a financiar con sus recursos los medios para ofrecer la preparación académica y así presentar los contenidos a los grupos a quienes orientan. Es interminable el compromiso del profesorado con la comunidad educativa, pese a que pueda resultar agotador.

Ante los cambios de cancha de las aulas a los hogares, los académicos se pronuncian y publican en diarios y redes desde su experiencia y postura lo que viven combinando su labor académica o investigativa y el ser madres y padres. Al respecto, el aumento de diligencias en sus horarios oficiales, ya que regularmente a la par que atienden sus actividades académicas y sustantivas, muchos están al pendiente de responder y orientar a sus hijas e hijos en torno a sus avances educativos y que cumplan (Navarrete, 2020); a manera de trazar otras rutas para que las experiencias resulten más formativas para todos los protagonistas y respondan al bienestar, a mejorar los valores, a disminuir las brechas.

Así también, los profesionales de la educación, los investigadores y el profesorado fuera de los horarios oficiales ofrecen a distancia material, revisión de tareas, responden a consultas y comentarios de parte de las y los estudiantes, atienden a las peticiones que les realizan los coordinadores y los supervisores en torno a los ajustes de mejora en las planeaciones, en las actividades, en la recopilación, justificación y argumentación de las evidencias, comparten mensajes para la comunidad con palabras que confortan, proporcionan tranquilidad, orientan y trazan líneas de ayuda ante posibles dificultades. Es así durante el día se atiende paralelamente, lo laboral y lo de casa.

Los profesionales de la educación, los investigadores y el profesorado hacen saber a su comunidad que están ahí para ellos. Hoy es más visible que nunca la intensidad con la que muestran su pasión y vocación educativa por los escenarios de permanencia en el hogar y alerta sanitaria.

Así también, las y los directivos de los centros educativos trazan la directriz y aprueban la planeación del profesorado y los productos que se van a solicitar a las y los estudiantes para evaluar. Es deseable, que en el diseño de la planeación, los productos que se acuerdan trabajar por las y los estudiantes se estimen en términos de a quién ayudan o a quién perjudican y supongan mejores resultados de aprendizaje y experiencias más formativas para todos los protagonistas (González, 2020a); porque impactan para la evaluación y para que trascienda de meros cumplimientos (Santos, 2017, 2014). La actividad que encomendemos es importante porque hace parte de la ruta que se traza para el aprendizaje esperado.

La planeación y la evaluación de los productos van de la mano. Algunos principios en la evaluación como el “principio de responsabilidad.. No da igual, cómo se hacen las cosas…porque alguien preguntará qué es lo que sucede… Principio de racionalidad. Lógica de preguntarse ¿Se alcanzan otras finalidades que no se pretendían? ¿Es razonable este costo…?” (Santos, 1999, p. 42).

Los productos de aprendizaje que entregan las y los estudiantes es porque esperan reconocer que van a recibir una valoración sobre sus progresos para prepararles a la vida. Es deseable que los productos y prácticas que se acuerden para la entrega, sean justos o viables, respecto a reconocer su relación con el tiempo que toman, con los recursos, con la contribución para los avances en torno a actuar en términos de mejorar en consciencia de sí mismos, de los demás y con otros seres vivos y por la edad de algunos estudiantes se suman quienes en casa les acompañan y se añaden los elementos de supervisión, disposición, paciencia, ánimo de hacer una sustitución del docente frente a grupo, contar con el conocimiento, cantidad de hijos a atender, aparte de las actividades económicas no son las mismas para todos (González, 2020a).

El profesor investigador Miguel Ángel Santos Guerra (1995) destaca que en la evaluación diagnóstica, procesual y de término, le inquieta la reflexión cualitativa en torno a cómo aprende un alumno, porque menciona que solo se sabe que acabó aprendiendo o que no lo hizo. Es así, que no basta, con comprobar y aspirar a que los estudiantes logren la presencia de los datos relativos a los conocimientos de ciencia (Santos, 2010). Por consiguiente, siempre que evaluemos resulta indispensable preguntarse a quién beneficia y a quién perjudica, así lo sugiere Santos (2017, 2014)

Cabe reconocer, que la mayor parte de los profesores están en acuerdo de que no solo se trata de formar estudiantes con calificaciones numéricas admirables, sino que usen los contenidos curriculares en sus discursos y que la evaluación se relacione con contribuciones para la humanidad (Santos, 2010).

A colación de lo anterior, es deseable considerar lo que Gino Ferri manifiesta en la entrevista que le realiza Franca (2015), respecto a involucrar a las familias en la forma de evaluar para que cambien su perspectiva, porque de lo contrario, en mayor medida esperarán y valorarán más los datos cuantitativos en las calificaciones. De igual manera, algunas concepciones con las que se asume la evaluación resultarán difíciles de desarraigar de inmediato, el proceso es gradual.

“La evaluación es un proceso que, en parte, nos ayuda a determinar si lo que hacemos en las escuelas está contribuyendo a conseguir los fines valiosos o si es antitético a estos fines,” esto lo sostenía Elliot (1985).

Ante los escenarios y el diagnóstico que ofrecen las noticias, las voces académicas y las redes sociales en torno a respuestas para la evaluación y preocupación a la equidad porque algunos estudiantes no tuvieran acceso a la preparación académica esperada y con riesgo de mayor rezago. Sin duda, son tensiones. Así también, la salud determina la continuidad. Primero la salud, porque con una enfermedad encima, la continuidad se obstaculiza o se frena.

A colación de lo anterior,  hay temas sensibles que por todas las emociones que le acompañan los escenarios y una de las principales inquietudes, es el momento de retorno a lo presencial ¿Cómo se aminorarán los temores para regresar a las operaciones presenciales, a las aulas, en el momento que se determine?. Así también, el problema de creer que al decir evaluación nos estamos entendiendo, por ello la necesidad de acordar el enfoque (Santos, 1999, 2014, 2017). Tan peligroso es regalar notas, como lo es restringir y hacer insoportable la vida académica.  En la evaluación conviene interrogarse por los valores que se desprenden de las prácticas (Santos, 2010).

Elliot W. (1985) The art of educational evaluation: a personal view. London: Falmer Press.

Franca, J. (4 de julio de 2015). Gino Ferri: “Si no involucramos a las familias en la escuela solo esperarán de ella buenas notas”.  El diari de l’Ecola d’estudie, p. 1. Recuperado de http://diarieducacio.cat/escolaestiurosasensat/2015/07/04/gino-ferri-si-no-involucramos-a-las-familias-en-la-escuela-solo-esperaran-de-ella-buenas-notas/

González-Peña, L. (2020a, April 6). Planeación, organización y evaluación claves para la formación virtual en escenarios de pandemia y confinamiento. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/planeacion-organizacion-y-evaluacion-claves-para-la-formacion-virtual-en-escenarios-de-pandemia-y-confinamiento/

González-Peña, L. (2020b, February 28). Coronavirus y plan de contingencia escolar. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/el-coronavirus-y-el-plan-de-contingencia-escolar/?fbclid=IwAR3htb4EMFSBC_l5hhqa5HMld8UYFX9Mp6xtbkX8uQ58qtTFGyYPUaKgnX8

González, L. (2020c, January 12). Contribuir al tránsito de la estrategia por la paz. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/contribuir-al-transito-de-la-estrategia-por-la-paz/?fbclid=IwAR2v9SruieNm5otfQR8NBVxx_QJ9SAq49bJoP5W_BWI3whxDENsNPQa6MeE

Navarrete, L. (2020, May 3). Un verdadero aprendizaje en casa. Educación Futura. http://www.educacionfutura.org/un-verdadero-aprendizaje-en-casa/

Santos, M. (2017). Evaluar con el corazón. De los ríos de las teorías al mar de la práctica. España: Homo Sapiens.

Santos, M. (2014). La evaluación como aprendizaje, Cuando la flecha impacta en la diana. Madrid: Narcea.

Santos, M. (2010). Una pretensión problemática: educar para los valores y preparar para la vida. Revista de educación351, 23-47.

Santos, M. (1999). Sentido y finalidad de la evaluación de la Universidad. Revista Interuniversitaria de formación del profesorado, (34), 39-59.

*Profesor investigador. Se ha desempeñado como tallerista,  formador de docentes, modulador en congresos virtuales, asesora tesis de licenciatura y maestría y de artículos arbitrados en el área educativa y en otras áreas. Participó en el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) en la validación de casos. 

**Doctora en Gerencia y Política Educativa, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I.) Nivel 1. Cuenta con estudios de Maestría En Educación con especialidad en Formación de Docentes, especialista en el área de Competencias y Evaluadora desde 2010 de Competencias Docentes en el nivel Medio Superior.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/rezago-educativo-y-salud-preocupaciones-ante-los-escenarios-de-confinamiento/

Imagen: https://pixabay.com/photos/art-supplies-art-school-supplies-957576/

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El ministro de Educación francés: “La decisión de reabrir la escuela corresponde a la autoridad política, no a los científicos”

Europa/ Francia/ 12.05.2020/ Fuente: elpais.com.

 

“Mi único miedo es el miedo al miedo”. Jean-Michel Blanquer, ministro francés de la Educación Nacional, parafrasea a Franklin D. Roosevelt en el momento más delicado de su carrera al frente de lo que un antecesor suyo llamó “el mamut”, la gigantesca estructura del sistema educativo en Francia, auténtica columna vertebral de la nación. El retorno a las aulas después de dos meses de confinamiento se plantea en Francia como el eje, junto al regreso paulatino a la vida económica, de la desescalada que comenzó el lunes. “El objetivo”, declara Blanquer, “es hacer volver a los niños a la escuela, sobre todo a aquellos que más lo necesitan. Porque resulta que los alumnos más desfavorecidos son los que, a priori, menos volverán espontáneamente a la escuela. Así que es necesario recrear un círculo virtuoso de confianza”.

El momento está lleno de riesgos. Existe el peligro de que los padres, por temor a la enfermedad, no lleven a sus hijos a clase y se los queden en casa. O que los profesores tampoco acudan. O que en las escuelas —o en los lugares de trabajo— repunte el virus y los responsables políticos acaben afrontando demandas judiciales. “Para evitar este problema, yo, por ejemplo, habría podido decidir que la vuelta a la escuela fuese en septiembre. Sería mucho más cómodo para mí, bajo todos los puntos de vista. Pero me niego: pienso que no sería digno”, respondió el viernes Blanquer en una entrevista por videoconferencia con EL PAÍS y otros diarios del grupo LENA. “Debemos buscar el interés general, y nada más”, añadió.

La nueva rentrée no tendrá nada que ver con el regreso a las aulas habitual de cada septiembre. Será voluntaria, progresiva y regionalizada. Esta semana deben incorporarse, primero, los profesores, y después los alumnos, pero solo en las escuelas infantiles y de primaria, hasta los 11 años. La siguiente semana llegará el turno del collège o escuela intermedia, entre 11 y 14 años, aunque solo en las regiones donde el virus más ha retrocedido. Esto excluye a París y sus alrededores. La decisión sobre los institutos queda para finales de mayo. El cálculo oficial indica que entre un 80 y 85% de las escuelas abrirán esta semana, y que regresará en torno a un millón de alumnos, de los más de 12 que integran al cuerpo estudiantil de la educación preescolar, primaria, intermedia y secundaria.

La prioridad para los más pequeños en la desescalada tiene un motivo. “Lo decía antes de la crisis y la idea es la misma: la escuela primaria es absolutamente fundamental si queremos limitar la desconexión escolar y elevar el nivel del país. Porque cuando un niño desconecta en primaria, es muy difícil recuperarlo”, sostiene Blanquer. Esto explica que el Gobierno haya decidido no esperar hasta septiembre para reiniciar las clases. “Sería difícil imaginar un niño de siete años sin escuela durante seis meses, y más si viene de un ambiente desfavorecido”, añade.

A los padres que dudan sobre si llevar a sus hijos a la escuela, el ministro intenta enviar un mensaje tranquilizador. “No partimos de cero. Durante estos dos meses de confinamiento hemos acogido de lunes a domingo a 30.000 hijos de personal sanitario. Con el respeto estricto del protocolo sanitario, no hemos registrado problemas de salud particulares”, resume. “Por otro lado, hay un protocolo sanitario estricto, cuyo rigor algunos me echan en cara. Y cito lo que ha dicho un profesor de pediatría: hay más riesgo en quedarse en casa que en ir a la escuela”.

El esfuerzo en los próximos días se centrará en localizar a los niños con riesgo de abandono y en lograr que vuelvan a clase. Idealmente, todos deberían pisar las aulas antes del verano, aunque no reciban lecciones al uso. El Gobierno francés, en todo caso, ha descartado hacer el regreso obligatorio para todos. “Sería inimaginable”, tercia Blanquer. “En un periodo en el que la gente teme el virus, ¿cómo iba a ir la policía a buscar a un niño cuyos padres no le dejan ir a la escuela? En cambio, la instrucción es obligatoria: el niño, como mínimo, debe estar en el sistema de educación a distancia.”

El argumento social —el confinamiento obligatorio ha agravado las desigualdades y alejado a una parte del alumnado del sistema educativo— ha sido decisivo para comenzar las clases cuanto antes. El otro argumento es económico: sin la apertura de las escuelas los padres no pueden volver a trabajar y, por tanto, la economía no puede arrancar. Estos criterios han prevalecido en Francia por encima de los de los asesores científicos de presidente Emmanuel Macron, que aconsejaban aplazar a septiembre el reinicio escolar.

“Primero, asumimos completamente una decisión que corresponde a la autoridad política, decisión a la que aporta luz el Consejo Científico, pero no es este quien decide”, replica el ministro. “Segundo, aunque el Consejo Científico dijo que era preferible septiembre, añadió que era necesaria una visión sistémica, porque en la sociedad se producen otros daños a parte de la covid-19: niños que llevan dos meses sin cuidados, daños alimentarios, daños educativos, problemas ligados a niños maltratados”, continúa. Y añade: “¿Qué hacemos si los cursos no retoman ahora? Entonces los niños vuelven en septiembre, pero ¿qué hacemos si en ese momento el virus sigue allí? ¿Esperaremos aún más? ¡Simplemente es imposible!”.

Fuente de la noticia: https://elpais.com/sociedad/2020-05-11/el-ministro-de-educacion-frances-la-decision-de-reabrir-la-escuela-corresponde-a-la-autoridad-politica-no-a-los-cientificos.html

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¿Cuándo y cómo reabrir el sistema educativo en Colombia?

Por: Ángel Pérez.

Una de las decisiones más difíciles que tendrá que tomar el Gobierno nacional, así como los alcaldes y gobernadores, en el proceso de desconfinamiento, será cuándo y cómo garantizar la reapertura de las instituciones escolares, para reanudar las clases.

Para entender la complejidad de la decisión, en términos de impacto poblacional, abrir el sistema de la educación básica, media y superior significa que más de 13 millones de personas saldrán de sus casas, el 26% del total de la población de Colombia; 12 millones de estudiantes y cerca de un millón de personas entre docentes, personal de apoyo a las labores educativas y administrativas, más quienes trabajan con las empresas del sector y son proveedores del transporte escolar, alimentación y otros servicios, anexos al funcionamiento de las instituciones educativas.

En Colombia tenemos la fortuna de ir un mes, o más, atrás de otros países, con respecto al proceso de encerramiento y de desconfinamiento, este tiempo nos permitirá evaluar la decisión que ya tomaron otros países de empezar la reapertura del sistema educativo. No tenemos afán, podemos seguir funcionando durante este semestre con los estudiantes en casa: en condiciones normales los estudiantes del calendario A de la educación básica y media estarán finalizando el primer semestre a la mitad del mes de junio, igual ocurre con los estudiantes del calendario B y de la educación superior, quienes terminan año escolar o semestre.

En el mundo se planteó la necesidad de abrir el sistema educativo por lo menos por tres razones: la primera por el indudable retraso que sufrirán en el proceso educativo los estudiantes más pobres, quienes viven en peores condiciones de hacinamiento, sin acceso a las TIC; segundo, la salud, el estado emocional de los estudiantes y hasta problemas nutricionales se pueden afectar por las condiciones de encierro en las que permanecen algunos niños y adolescentes y; tres, una vez se reabran otros sectores de la economía los padres deben salir a trabajar y la mayoría de niños tendrán escaso soporte, o con quien estar en casa, una parte de los padres coordina su trabajo de acuerdo con el horario escolar.

En el mundo algunos países ya reabrieron las escuelas, por etapas, y se proyecta en diferentes países continuar este proceso durante el mes de mayo. En este sentido y de acuerdo con lo que está pasando en otros países propongo los siguientes pasos para reabrir el sistema educativo de manera planeada y con gradualidad:

  1. Gobierno nacional (Ministerio de Educación Nacional, MEN) debería crear un grupo asesor donde estén expertos en salud, en manejo emocional de los niños y representantes de las entidades territoriales, así como docentes y rectores para que determinen lineamientos y acciones de corto plazo, que preparen al sistema educativo para su reapertura.
  2. De manera inmediata, el MEN, las secretarías de educación y los equipos directivos de los colegios deben preparar las sedes educativas, donde sea posible empezar clases (no en todas se podrá): arreglar baños, equiparlos con elementos de aseo, y hasta modificar aulas especiales, auditorios, bibliotecas y el mobiliario, si es necesario, para mantener el distanciamiento entre los niños y los docentes. Propongo que para los colegios públicos los recursos para estas reparaciones locativas se distribuyan de manera directa a las instituciones escolares, además se otorguen facultades especiales a los rectores para contratar los ajustes y arreglos de los baños, así como la dotación de dispensadores de jabón y otros elementos para la higiene y seguridad de la comunidad educativa. Acá se genera empleo y no se requerirá personal muy calificado
  3. La nación y las entidades territoriales deben respetar la autonomía de los colegios y confiar en sus directivos y maestros, ellos definirán los grupos, prioridades y formas de regresar a los colegios, de acuerdo con unos plazos razonables, que decidirá, según las circunstancias de la pandemia, el grupo asesor del gobierno nacional: Por ejemplo, empezar con gradualidad la primera semana de agosto.
  4. Para arrancar las clases se pueden dividir en subgrupos, como lo hizo Dinamarca, pueden ser grupos de 5 a 7 niños por día, para atender 35 niños en promedio a la semana, insisto dependerá del tipo de colegios y del número de sedes, estudiantes, maestros y cantidad de grupos; durante un tiempo el sistema funcionaría de manera presencia uno o dos días a la semana, combinando educación en casa y a distancia, con las TIC o con guías. Propongo que empiecen con los estudiantes sin acceso a las TIC.
  5. Los estudiantes deberán tener su propio escritorio o pupitre, todos ubicados a dos metros de su vecino más cercano.
  6. Los maestros trabajarán con el mismo grupo de estudiantes durante el día y no cambiarán de aula, ni de estudiantes.
  7. Los niños utilizan tapabocas y solo juegan con niños de su clase, en grupos pequeños.
  8. Hasta donde sea posible, los maestros no se reúnen en la sala de profesores;
  9. Todos (niños y profesores) deberán lavarse las manos al menos una vez por hora, durante las 5 o 6 horas de duración de la escuela.

Además, el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat, que formó parte del grupo de expertos de la Asociación Nacional de Pediatría que asesoró al Gobierno español sobre cómo debe ser el desconfinamiento de los niños, afirmó que «los requisitos dependerán del punto en que se encuentre la pandemia, adelanta cuatro elementos: distancia social; lavado de manos con gel hidroalcohólico al entrar y salir de clase, posible uso de mascarillas, y turnos en la hora del comedor, un momento que resulta especialmente delicado, y también en la llegada y salida de los centros educativos».

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/columna-angel-perez-11-de-mayo-cuando-y-como-reabrir-el-sistema-educativo/286113

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