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La digitalización de la vida y sus impactos en el sistema educativo

Si sólo el trabajo del humano crea valor ¿cómo es la apropiación de ese valor que se genera en el espacio virtual? ¿Quiénes son los dueños de estas plataformas, con quiénes deben discutir los trabajadores? ¿Nos pone este escenario ante un complejo y competitivo espacio laboral que será aún más selectivo? ¿El conocimiento está a disposición de todos? ¿qué criterios usamos para el procesamiento de ese conocimiento?

Las plataformas comunicativas y de aprendizaje, el home office y la mediación virtual a partir de aplicaciones, atraviesan la vida diaria de los miembros del planeta, que hoy están viviendo el Covid-19 como un momento bisagra y de transformación en el desarrollo económico, social y político del mundo entero, del cual los trabajadores de la educación son parte.

Según la Cámara de Internet Argentina se registró un aumento del 29% del uso de internet durante la primera semana de aislamiento social preventivo y obligatorio en Argentina cuando los edificios educativos dejaron de funcionar, mientras que a la última semana del mes de abril las herramientas de videollamadas y conferencias han llegado a aumentar un 1.500 %.

Al parecer, el crack sanitario global es un catalizador que obliga a la humanidad a ensayar un nuevo orden de las cosas: un “nuevo orden mundial” se construye y se disputa. El aislamiento y confinamiento obligatorio fue determinado por los gobiernos en casi la totalidad de los países. Los ciudadanos globalizados se constituyen como objeto de esa prueba.

Los estados-nación, aunque algunos tienen más reflejos que otros, no responden con la misma inmediatez con la que el fenómeno se expande. Como jugadores o jugadoras que esperaban en el banco de suplentes, las plataformas y apps salen al campo de juego en la vida global, condicionando y determinando los vínculos sociales.

El coronavirus, según Aram Aharonian, es la primera gran pandemia del capitalismo, que desnuda la crisis de un sistema económico-social tal y como lo conocíamos. La digitalización de la economía, y su correlato en la disputa mundial por el control de la tecnología del 5G y el desarrollo de inteligencia Artificial, forman parte de los objetivos que orientan la lucha intercapitalista.

Quien triunfe en ese conflicto logrará dominar los tiempos productivos dentro de las nuevas relaciones sociales emergentes.

En otras palabras, la batalla intercapitalista principal es la que refiere al acortamiento de los tiempos sociales de producción, para la obtención de un mayor margen de riqueza y de extracción de plusvalía al conjunto de las clases subalternas. Con la llegada del Covid-19 al mundo, se intensificó dicha lucha.

Visualizamos la consolidación de nuevas formas de trabajo, en apariencia simpáticas y de “plena libertad”. Rappi, Glovo, Uber, Pedidos Ya (entre otras) son plataformas que generan nuevas relaciones laborales en donde ya no media el vínculo humano sino la virtualidad.

Se oculta la relación contractual y, sobre todo a quienes tienen el poder de expropiar lo que allí se genera. ¿A quién responden los trabajadores? ¿Con quiénes negocian?. Estos cambios en las relaciones de trabajo no significan otra cosa que mayor explotación y precarización.

Se observa entonces que la realidad se bifurca en dos planos integrados: una dimensión virtual, con una preponderancia cada vez mayor en la cotidianidad; y una dimensión territorial social, una realidad que se materializa en lo geográfico-local.

¿Una fuerza de trabajo prescindible?

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), al mes de abril, hay unos 826 millones de estudiantes en el mundo que no tienen acceso a un ordenador en sus hogares, y unos 706 millones de alumnos que, además, no tienen internet en sus casas.

Las cifras de la Unesco dan cuenta de que más de 1.500 millones de estudiantes han sido afectados por la pandemia, a partir del cierre de centros educativos en 191 países. La clausura temporal de colegios ya afecta alrededor de 90% de la población estudiantil de todo el mundo.

La directora de la Unesco, Audrey Azoulay, dijo en una entrevista que “Estamos entrando en un territorio inexplorado y trabajando con los países para encontrar soluciones de alta tecnología, baja tecnología y sin tecnología para asegurar la continuidad del aprendizaje”.

La pandemia nos empujó a reacomodar en menos de dos meses las estructuras educativas. Sin más, nos dispusimos a construir nuevas formas, a través de la virtualidad. Así vemos como en China están desarrollando la mayor experiencia de enseñanza virtual, donde más 200 millones de estudiantes toman clases por esta vía a partir del uso de internet y redes sociales.

Ejemplo de la confluencia en las redes de la educación es España, uno de los países más afectados por la pandemia, donde el número de conexiones a la plataforma de la Consejería de Educación (EducaMadrid) pasó de las 650.000 ingresos a 1,1 millones en una semana.

El incremento de páginas en la mediateca superó también el millón. En Argentina, el Ministerio de Educación, Educar S.A. y Contenidos Públicos S.A. crearon el portal seguimoeducando.com.ar y, a través del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y las compañías de telefonía han garantizado que será sin costo la navegación por esta plataforma digital.

El sector de trabajadores, profesionales en general y de la educación en particular, creía en su condición imprescindible, en su exclusividad como fuerza de trabajo intelectual y, como dice el experto Luis Bonilla-Molina, estas discusiones sobre las transformaciones estructurales del sistema aparecían “como de ciencia ficción”.

Sin embargo, la pandemia Covid-19 nos muestra que el mundo ya no considera imprescindible la presencia física de los docentes en un aula para que los niños, niñas, jóvenes y adultos se formen o eduquen.

El desarrollo económico del sistema, el desdibujamiento de los estados-nación y la construcción de nuevos territorios globales -locales–virtuales, ha tenido como esperable consecuencia la puesta en jaque del sistema educativo formal, como generador de conocimientos estratégicos y como parte de la superestructura que construye el sentido común de la sociedad.

Por ello, en las plataformas educativas, o educación en línea, el docente se presenta como facilitador más que un formador. Emite el contenido sólo una vez y su reproducción, de forma constante y por un período bastante indefinido, se encuentra disponible en la red. Las ventajas pueden ser varias para los estudiantes devenidos en usuario-clientes que “siempre” pueden acceder a dicho contenido, pero no así para el trabajador-formador.

Aparecen aquí una serie de debates necesarios. La virtualidad es herramienta de la globalidad, pero como tal, está en disputa. El presente contexto de aislamiento, pone sobre los hombros de los trabajadores la responsabilidad de tener, por un lado los conocimientos para trabajar en la virtualidad y por otro, los medios para realizarlo (computadoras, conectividad, etc).

Entonces, cabe preguntarse, si esta nueva forma de educación y trabajo avanza ¿qué pasará con aquellos que no posean ni los conocimientos ni los medios? Un dilema, a resolver, para este nuevo momento de la economía y la sociedad mundial. Preguntas que ameritan seguir profundizando en la búsqueda de respuestas…

La urgente redefinición de la tarea docente frente a las plataformas y apps educativas, requiere pensar y tener capacidad de respuestas colectivas y conectadas, propuestas que contengan la realidad virtual y la realidad territorial local organizada.

No es menor, entonces, el valor que adquiere la dimensión educativa en lo que algunos autores definen como fase digital del capitalismo (datacapitalismo), donde las mercancías principales empiezan a ser, por su naturaleza, “bienes intangibles y no restrictivos”, es decir la información y el conocimiento.

¿Cuáles van a ser las condiciones laborales?, ¿cómo desempeñar la tarea en un momento de nueva explotación?. ¿Las plataformas se configuran como nuevos directivos y organizadores de la educación?. ¿Quién produce y quién se apropia de los contenidos, datos e información vertidas en ellas?

Si sólo el trabajo del humano crea valor ¿cómo es la apropiación de ese valor que se genera en el espacio virtual? ¿Quiénes son los dueños de estas plataformas, con quiénes deben discutir los trabajadores? ¿Nos pone este escenario ante un complejo y competitivo espacio laboral que será aún más selectivo? ¿El conocimiento está a disposición de todos? ¿qué criterios usamos para el procesamiento de ese conocimiento?

Los interrogantes nos obligan a transformarnos, a ser creativos ante nuevas formas que están dejando obsoletos a los esquemas organizativos tradicionales de los sistemas educativos. En ese escenario, las y los trabajadores de la educación y las y los estudiantes, como parte de las clases subalternas, deben poner al descubierto los intereses en disputa.

Deben agudizar nuestra destreza, profundizar la organización educativa en forma colectiva y en red, con proyección local, regional y global.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/la-digitalizacion-de-la-vida-y-sus-impactos-en-el-sistema-educativo/

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¿Por qué se pide el aprobado general?

Por: Jaume Carbonell

Hay razones pedagógicas y de equidad que justifican la aplicación de esta medida excepcional en una situación igualmente excepcional.

El aprobado general suscita bastante consenso en la educación obligatoria, aunque se hable de promoción automática de curso o de no suspender a nadie -que viene a ser lo mismo- y bastante oposición en el bachillerato, la selectividad y la enseñanza universitaria. Los posicionamientos son lógicamente distintos en función de la visión educativa que se tenga y del menor o mayor compromiso para transformarla. Se echa en falta, no obstante, un debate en profundidad sobre el sentido y la trascendencia de esta medida. Abundan más las meras declaraciones que las argumentaciones, y algunas de estas son de escasa consistencia. Veamos un par de ejemplos recientes, en boca de dos destacadas autoridades educativas.

La primera afirma que eso del aprobado general es algo antiguo y obsoleto y que lo que toca es hablar de evaluación continua. Ambas opciones no son necesariamente antagónicas sino que pueden ser complementarias, pero conviene recordar que, al menos en España, la evaluación continua la introduce el franquismo mediante la Ley General de Educación de 1970, mientras que el aprobado general se plantea y se logra parcialmente en el curso 1974-75, como resultado de las luchas del movimiento estudiantil y del profesorado no universitario para conseguir su estabilidad.

Bien es verdad que sobre la evaluación continua existen las más variadas versiones tradicionales, tecnocráticas y renovadoras, aunque también lo es que, sobre todo cuando el alumnado alcanza la enseñanza secundaria y la universitaria, salvo excepciones, se impone el examen puro y duro, y que la cantidad de trabajos individuales y grupales que se realizan -algunos ciertamente interesantes- adquieren un peso menor y/o están sujetos a la aprobación de las pruebas parciales y finales.

La segunda declaración, circunscrita a la universidad, se muestra muy crítica respecto a la posibilidad de aplicar un aprobado general a todos los estudiantes, porque sostiene que sería muy injusto para los que “se están esforzando mucho” por continuar adquiriendo conocimientos en esta situación. Quizás también sería justo considerar que habría que ser solidario con aquellos que a pesar de intentar esforzarse -¡cómo vamos a evaluar esto con precisión a distancia!- son incapaces de hacerlo debido a una serie de condicionamientos tecnológicos, emocionales y familiares. Pero, más allá de estas consideraciones éticas, conviene precisar dos cuestiones.

La primera es que el aprobado general no significa que todo el alumnado vaya a obtener esta misma calificación, pues habrá que tener en cuenta la que obtuvieron anteriormente durante el período presencial y, además, también podrán realizar una serie de trabajos para mejorar la nota final.

La segunda es que el aprobado general no significa que se da el curso por terminado, sino que se pueden y se deben planificar actividades no evaluables pero sumamente atractivas que pueden enganchar al alumnado -en absoluto banales y de mero entretenimiento-, que disciplinan su mente, promueven la cooperación y conectan con la realidad y con las experiencias que están viviendo. Actividades, en suma, que desarrollan contendidos altamente significativos y sustanciosos. Más adelante ilustraremos esta propuesta con algunos ejemplos.

El mensaje -y pienso que tanto estudiantes como familias lo pueden entender, pues durante este confinamiento están dando pruebas de gran madurez- es que todo esto que aprendan ahora les va a ser extraordinariamente útil para cuando regresen a las aulas en septiembre, durante lo que podría calificarse de trimestre puente o de transición entre los dos cursos. En síntesis, no se opta por una evaluación del aprendizaje actual sino por una evaluación para el aprendizaje de futuro. Y, esto, obviamente, supone un cambio radical respecto a la educación convencional, en la teoría y en la práctica.

La reivindicación del aprobado general conlleva, por tanto, una actitud de protesta y de impugnación del sistema educativo actual. Este es el propósito que nos movió a cuatro colegas a publicar hace un par de semanas en estas mismas páginas el “Manifiesto por otra educación en tiempos de crisis. 25 propuestas”, en el que, entre otros puntos, se destaca la obsesión burocrática por las notas, las calificaciones y los resultados y no por la permanencia de los aprendizajes que sirven para una vida digna. En esta línea quisiera enfatizar dos de las razones que nos llevan a considerar esta medida de la promoción automática o del aprobado general –tanto monta- aplicable a todas las etapas educativas, con algunas excepciones relativas a las pruebas específicas de acceso a la universidad o a la realización de algún tipo de prácticas que tendrán que hacerse más adelante. La primera razón tiene que ver con la equidad y la segunda con el modelo pedagógico.

A nadie se le escapa, y se ha argumentado de mil maneras, que las desigualdades sociales y educativas se acrecientan en situaciones difíciles, excepcionales y prolongadas como la del actual confinamiento, hasta que no sea posible el retorno a las aulas. Tiene que ver con la brecha digital: con la dificultad de disponer de las herramientas tecnológicas, de conexión suficiente, de saberlas usar adecuadamente, de tenerlas que compartir con otras personas,.. Pero con ser esto relevante hay otros aspectos tanto o más determinantes como son las condiciones de habitabilidad, el clima familiar debido a incertidumbres y problemas económicos, laborales o de salud que padecen y al capital cultural de los padres y madres a la hora de apoyarles en la realización de cualquier tarea, orientarles en una lectura o un visionado o ayudarles a comprender la situación que están viviendo. Precisamente el alumnado con más dificultades es el que más necesita la escuela presencial, porque es allí donde encuentra la atención para poder progresar a partir sus necesidades específicas Y si el temario sigue, como si nada hubiera ocurrido, con inflación de deberes, aún se descuelga más. Vaya, que en estos casos es cuando la hipotética enseñanza online menos sirve para sustituir la escuela. Puesto que no se dan las mismas condiciones entre el alumnado no nos parece adecuado, ni por razones éticas ni pedagógicas, hacer ningún tipo de evaluación al uso, salvo que sea para mejorar la nota.

Respecto a las razones pedagógicas, en esta misma publicación se han dado a conocer, durante este periodo excepcional, materiales y experiencias de carácter renovador muy creativas y rigurosas que ponen en el centro el valor del proceso de enseñanza para desarrollar las diversas dimensiones de la inteligencia y para observar, conocer e interpretar mejor la realidad más próxima y lejana. En ellas también se trabaja, atendiendo a las distintas etapas evolutivas, la autonomía, el pensamiento concreto y abstracto, la colaboración y una serie de valores como la solidaridad, la ayuda mutua, el respeto y la justicia social. Los tres ejemplos que cuento a continuación quizás pueden ayudar a comprender mejor esta nueva -o no tan nueva- pedagogía que promueve una educación con sentido.

El primero es el proyecto “Investiguemos en casa”, promovido por el Foro Otra Escuela-Red IRES de Sevilla, con la participación de profesorado de universidad y de primaria, y estudiantes de prácticas de Magisterio para diseñar y experimentar secuencias de actividades investigativas, conjuntamente con alumnos y familias. Se trabajan centros de interés relacionados con los aparatos técnicos de la casa, el cocinado y la conservación de alimentos, las instalaciones de agua, luz y gas, el arte en la casa, las edades de las personas, las macetas y los animales domésticos, los tipos de viviendas, los virus humanos, la economía de la familia en momentos del coronavirus, por qué estamos encerrados,…

El segundo se inscribe en la filosofía de los proyectos de trabajo donde se indaga en torno a esta pandemia integrando la saberes de distintas disciplinas: salud, ciencia, historia, geografía, economía, matemáticas, lenguaje,… Así, se van compartiendo distintas preguntas e interrogantes sobre lo que se quiere conocer, se bucea en relatos y novelas históricas que cuentan otras epidemias, se consulta en un atlas los países donde se originó el coronavirus y los más afectados, se manejan datos sobre su evolución, se comentan algunas noticias de prensa, se localizan músicas y poesías, se toman fotografías y se filma el nuevo aspecto de la ciudad o del campo, se recogen voces de los diversos protagonistas implicados, se barajan soluciones para afrontar la pandemia, se piensa en el futuro tras el confinamiento: ¿en qué cambiará la sociedad y nuestras vidas cuando regresemos a las aulas? La conversación se va enriqueciendo con nuevas preguntas, hipótesis y conversaciones. Y, al final, se construye un relato conjunto.

El tercero, nace de la iniciativa “ApSdesdecasa”, una invitación a realizar proyectos de Aprendizaje Servicio -que alterna la formación con el servicio a la comunidad- durante la situación de crisis provocada por el Covid-19. Se confeccionan mascarillas, se escriben cartas y se hacen dibujos para el personal sanitario, se leen textos a la gente mayor por vídeo o teléfono, se organizan actividades musicales y lúdicas entre balcones,… Se trata de cultivar valores como el de la solidaridad, la responsabilidad y la ayuda mutua con el fin de estrechar vínculos entre el vecindario y cohesionar la comunidad. Se brindan, así, infinitas posibilidades de enriquecer cotidianamente la educación para la ciudadanía.

Dejemos de evaluar nuevos temas impartidos durante el confinamiento, y pongamos toda nuestra energía en desarrollar un nuevo aprendizaje que a buen seguro va a fortalecer los estudios del alumnado de cualquier nivel educativo cuando regresen a las aulas. Esta obsesión por las pruebas y calificaciones ya la cuestionó hace siglo y medio Francisco Giner de los Ríos, un sabio liberal -que no neoliberal-, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, con estas palabras: “Que pasen los exámenes para que los alumnos puedan volver a aprender”.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2020/04/29/por-que-se-pide-el-aprobado-general/

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España: El Gobierno descarta la vuelta a las aulas antes de septiembre

Europa/España/03-05-2020/Autor(a) y Fuente: eldiariodelaeducacion.com

Por: Diario de la Educación

El presidente del Gobierno anuncia las fases de la desescalada del confinamiento referentes al sistema educativo. De momento, es seguro que el curso no se reanudará de manera presencial antes de septiembre. Los cursos finales de etapa (desde la ESO), de manera voluntaria y con reducción de ratio, podrán volver. Prin

Cuatro son las fases de las que ha hablado Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, a la hora de llevar a cabo la desescalada: fase 0, 1, 2 y 3. La primera de ellas comenzará el próximo lunes 4 de mayo. Algunas comunidades autónomas, como las insulares, ya comenzarán en la fase 1.

En lo relativo a la educación, queda descartada la posibilidad de una vuelta a las aulas aunque sea dos semanas para finalizar el curso. Se seguirá trabajando de manera virtual en los próximos meses.

Ya en la fase 1, el gobierno tiene previsto que los centros educativos abran sus puertas para ser desinfectados. Además, se prepararán para poder acoger el trabajo administrativo y preparatorio habitual de los docentes a final de curso, así como del personal auxiliar. De igual manera ocurrirá con las universidades, que también abrirán sus laboratorios.

En la fase 2 podrán volver a las aulas las niñas y niños de 0-6 años de las familias que acrediten que sus miembros han de trabajar fuera del domicilio y sin posibilidad de flexibilización. Siempre con limitación del aforo en los centros, informan desde el Ministerio de Educación.

También será el turno para el alumnado de los cursos terminales: 4º de ESO, 2º de Bachillerato, 2º de FP de grado Medio y Superior y último año de Enseñanzas de régimen especial. Podrán acudir al centro, pero siempre con ratios bajas. En el caso de que los grupos tengan más de 15 personas, podrán acudir el 50% de chicas y chicos. La asistencia, confirman desde el Departamento, será «alterna o en semigrupos paralelos». La organización de esos grupos queda ahora en el tejado de los centros educativos.

El alumnado de primaria, en principio, solo volverá a las aulas a partir de septiembre. Eso sí, en esta segunda fase, podrán acudir niñas y niños que hayan estado desconectados durante el confinamiento, así como el que tenga especiales dificultades.

El objetivo de esta vuelta voluntaria a las aulas es el de organizar actividades de repaso para todo el alumnado que pueda y quiera acudir.

Los centros de educación especial también podrán abrir en esta fase y la asistencia de su alumnado tendrá carácter voluntario.

Para el resto del alumnado, informan desde el Gobierno, «los centros educativos prepararán programas de refuerzo educativo a desarrollar en el centro»

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/28/el-gobierno-descarta-la-vuelta-a-las-aulas-antes-de-septiembre/

 

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OVE Entrevista a Fernando Abrego: No podemos hacerle el juego al MEDUCA repitiendo capacitaciones que reproducen la educación bancaria

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan a Fernando Abrego

 

Conocimos a Fernando Abrego en el marco de la gira internacional 2017 que realizamos para denunciar el Apagón Pedagógico Global, que ya se nos venía encima y que ahora se expresa en el modelo de “educación en casa”. En ese momento era uno de los dirigentes más destacados de ASOPROF, hoy es el secretario general de ese combativo gremio panameño.

Fernando es un militante a toda prueba de la causa de la transformación radical de la educación y de la justicia social. Es de esos hombres que parecen herméticos, pero que poco a poco se van abriendo para mostrar su cálida humanidad. Firme en sus posiciones ante la burocracia educativa, disciplinado en su trabajo de organización gremial, siempre está preocupado por el estudio, promoviendo el análisis crítico entre sus compañeros. Nos recibió en su despacho de la Asociación de Profesores de la República de Panamá con una sonrisa e iniciamos el diálogo que hoy compartimos con los lectores y colaboradores de OVE

 

Fernando, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿cómo llegaste a la educación crítica y contestataria, a la lucha gremial?

 Soy hijo de una Trabajadora manual y un Carpintero Albañil, ambos jubilados y nacidos en la Provincia de Veraguas, República de Panamá, Distrito de Las Palmas, Corregimiento de Pixvae, pueblito ubicado en la costa Pacífico, bañado por agua dulce y salada, donde sólo había una Escuela Primaria a la que se llegaba caminando por la playa, pero de la que tengo entrañables recuerdos de juegos, regaños, consejos y gimnasia, pero sobre todo la imposibilidad del ausentismo, pues los maestros iban a la casa y preguntaban a nuestros padres porque no había ido la escuela.

Posteriormente, ingresé al Primer Ciclo Tocumen, en la ciudad capital, cursé primero, segundo y tercer año hasta 1989, fecha en la que no hubo Acto de Graduación porque el 20 de diciembre del mismo año se dio la invasión norteamericana en nuestro país. Los últimos tres años de bachiller los estudié en el colegio donde actualmente laboro, Col. José Antonio Remón Cantera, ubicado en la ciudad de Panamá centro.

Cursé estudios superiores en la Universidad Nacional de Panamá desde 1993 hasta el 2002, primero en la Facultad de Humanidades, donde obtuve la Licenciatura en Humanidades con Especialización en español, luego en la Facultad de Educación cursé la Docencia Media Diversificada.

Seguidamente, terminé la Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas, y luego un Postgrado en Métodos Alternos de Resolución de Conflictos. Tengo 20 años en el ejercicio de la docencia, dos años en colegio particular y dieciocho años en el sistema oficial como Profesor de Español.

De manera simultánea, mientras estudiaba en la Facultad de Humanidades, ingresé al movimiento estudiantil universitario (Pensamiento y Acción Transformadora-PAT), siendo uno de los miembros responsable del movimiento estudiantil en la facultad y miembro de la directiva de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Español.

De igual manera, fui miembro fundador de otro movimiento estudiantil, el Bloque Popular Universitario (BPU). En aquellos años, además de la militancia política, se participó de manera activa en un círculo de lectura; por nuestras manos pasaron libros de choque de conciencia, recuerdo: Educación y Lucha de Clases de Aníbal Ponce; Ideologías y Aparatos Ideológicos de Estado de Louis Althusser; El Miedo a la Libertad de Erich Fromm; El Valor de Educar de Fernando Savater; El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, entre otros, además de aquellos propios de las licenciaturas anteriormente mencionadas.

Hemos tenido, igualmente, acercamiento, tanto en cursos formales como en la informalidad, con compañeras y compañeros de la Red Mesoamericana de Educación Popular Alforja, donde hemos podido problematizar y compartir aspectos fundamentales sobre la educación humanista, transformadora, emancipadora, pero también fomentadora de conciencia crítica del nunca olvidado Paulo Freire. Recientemente nos incorporamos a la Campaña Latinoamericana por el derecho a la Educación (CLADE) desde la Coalición Panameña por el derecho a la educación.

Actualmente, ocupo el cargo de Secretario General de la Asociación de Profesores de la República de Panamá, organización docente que el 30 de junio de este año cumplirá 75 años de existencia y proyección nacional, no sólo en el aspecto educativo, sino social, político, ecológico y cultural.

Asoprof cuenta con más de seis (6) mil miembros en todo el país, organizados en cada colegio por Capítulos, dirigida por una Junta Directiva y sus representantes de Capítulo que participan de las reuniones de Junta Directiva Nacional, convocada una vez al mes donde se toman las decisiones sobre todos los aspectos de interés nacional y educativo. Esta Junta Directiva Nacional está dirigida por el Comité Ejecutivo, presidida por el Secretario General.

¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis del sistema educativo panameño?

En el sistema educativo panameño existen muchos elementos que lo mantienen en una crisis estructural permanente, y no se resolverá, mientras no haya voluntad política, a pesar de las presiones permanente del Magisterio y de la misma sociedad panameña.

Por eso la falta de modernización de todo el sistema ha sido una constante, mientras se suceden gobierno tras gobierno. Aunque esta situación fue planteada en la Estrategia Decenal de Modernización de la Educación Panameña (1997-2006), que tuvo como base de análisis, la Ley 34 de 1995, sobre la descentralización del sistema educativo que incluyó entre otras cosas, la gratuidad y obligatoriedad de 11 grados (Básica General), muy poco se ha avanzado al respecto.

Otro elemento opaco es la precaria responsabilidad del Estado al no aportar al Presupuesto del Ministerio de Educación el 6% del PIB; en el caso de los Municipios no terminan de aportar el 20% de su presupuesto para financiar la Educación Básica General (Art. 124 y 127, de la Ley 34, respectivamente), actualmente artículos 266 y 270, de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación. Menciono estas normas legales porque alguna de ellas fueron producto del trabajo y exigencias del movimiento magisterial en su momento, pero que con el transcurso del tiempo se quedaron en la normativa, vigente todavía.

Los cambios que se plantea el Ministerio de Educación deben trascender lo que actualmente garantiza la Constitución y la Ley, es decir, que la educación sea gratuita en todos los niveles, pero sólo obligatoria hasta la educación básica general (Primaria y Premedia-Art. 95 de la CN). Ello basado en principios orientados a la justicia social, principios universales, humanísticos, éticos, morales, democráticos, científicos y tecnológicos, todos ellos enmarcados en la idiosincrasia de nuestras provincias, comunidades y en la cultura nacional.

Sin embargo, la situación económica del país demanda un mayor compromiso por parte del Estado con la educación. A nosotros nos exige una lucha cada vez más firme por la defensa de obligatoriedad en todos los niveles de enseñanza (Básica General, Secundaria y Universitaria) y no sólo en el primer nivel de enseñanza.

Esta conquista sólo será posible alcanzarla a través de una Constituyente y no por reformas constitucionales. Cabe destacar que en Panamá se generó un movimiento a finales de 2019 por una Constituyente, pero esta iniciativa en estos momentos está siendo objeto de estudio (PNUD), y permanece paralizada por la Pandemia del Coronavirus o Covid-19.

Igualmente, estos cambios deben sustentarse sobre la base de una verdadera data o insumos reales y pertinentes de los cuales carece el Ministerio de Educación. Solo con datos confiables y verificables podemos tomar decisiones para un progresivo mejoramiento sostenido de la educación, que además sea coherente en todo el sistema escolar y educativo. Se requiere una transformación sostenida y coherente en todos los aspectos que involucra el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esto lo mencionamos porque no existe una estrategia educativa que responda a una visión del Estado, producto de la partidización del Ministerio de Educación, pero también como resultado de las pugnas de intereses entre los partidos políticos que han dirigido la educación en el país.

En Panamá se ha hecho costumbre que en la agenda educativa imperen los Programas de cada gobierno. Pero ninguno termina de funcionar porque son solo para cinco años, el período que dura cada gobierno. La mitad del tiempo la pierden en lo que se llama la parte negativa de la curva de aprendizaje.

Además, todas las transformaciones curriculares que se han hecho responden única y exclusivamente a la oferta y la demanda del mercado, ambas determinadas por la estructura económica de nuestros países. Pero la orientación de la educación no puede ser sólo monetaria, las escuelas y colegios no pueden convertirse en fábricas de futuros trabajadores, perdiendo de vista otros aspectos fundamentales, como fortalecer la ciudadanía democrática, el pensamiento crítico, entre otros.

Un elemento relevante y que puede significar un cambio en el rumbo de la crisis educativa, que incluso abra la posibilidad de un verdadero desarrollo económico en nuestro país, es colocar en la Constitución Nacional la educación como el primer tema de Estado. Ello sólo es posible lograrlo a través de una Constituyente, donde el pueblo panameño y las fuerzas vivas del movimiento popular así lo plasmen.

Todas estas transformaciones sólo serán posibles, si se eleva el tema educativo a un tema de Estado, si se descentraliza, despartidiza y desburocratiza el sistema educativo, pero también si se elabora una estrategia clara, que involucre no sólo a los técnicos y los burócratas en la formulación de las Políticas Educativas que necesita el sistema en un corto, mediano y largo plazo, sino que sean elaboradas con la participación de quienes permanecemos en el aula de clases, gobiernos tras gobiernos.

Por ello, una transformación del sistema educativo sin la participación del educador panameño, no tendrá final feliz. El docente no sólo es administrador del currículo o fiscalizador de las infraestructura de los centros educativos y de los recursos del Fondo de Equidad y Calidad Educativa (FECE), sino que fundamentalmente es el corazón de la construcción y transformación de la conciencia y personalidad de nuestros estudiantes, así como el generador de pensamientos y creatividad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Por ello, es necesario empoderarlos de los cambios y esto se logra haciendo partícipe al docente y sus gremios magisteriales en las discusiones que originan las propuestas de esos cambios. El docente no puede seguir siendo el mero espectador y ejecutor de dichas políticas.

 

Fernando ¿La relación entre el gobierno y los gremios en Panamá es fluida? ¿Por qué?

En Panamá existen 17 gremios magisteriales, dos asociaciones de supervisores y dos de directivos de centros educativos. Este fenómeno ocurre en un país con algo más de 4 millones de habitantes y con una planilla de 47 mil educadores, a nivel nacional y aproximadamente 3,200 centros educativos en todo el país.

Desde hace tres administraciones de gobierno, los gremios hemos logrado establecer, producto de varias huelgas, una Mesa Bilateral con las autoridades del Ministerio de Educación, presidida por el Ministro o Ministra, donde se tocan aspectos relacionados al quehacer educativo e impulsan algunos consensos. Esto es posible gracias a normas legales como el Decreto Ejecutivo No.878 de 27 de septiembre de 2016, que crea el Sistema Integral de Mejoramiento de la Calidad de la Educación (SIMECE) y su componente de evaluación institucional denominado Programa Integral de Mejoramiento del Centro Educativo (PIMCE), consistente en una evaluación de los aprendizajes, evaluación institucional y la evaluación de todos los actores (docentes, supervisores, directores).

Los procesos inherentes a estas normas se iniciaron desde los años 2016 y 2017, cuando cada centro educativo después de las evaluaciones, entregó su Plan de Mejora. Este proceso que no se ha culminado porque falta el informe del Ministerio de Educación, que valide o no, el trabajo que se hizo. Mientras no se tenga un informe científico y objetivo de esos procesos no se puede avanzar.

Igualmente, producto de una huelga en el 2016 (Gobierno Arnulfista) se impulsó la creación del Decreto 879, del 27 de septiembre de 2016, el cuál ordena un aumento al sueldo base de los Educadores del Ministerio de Educación, del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) y del Instituto Nacional de Cultura.

Este decreto establece el pago de un aumento de 300 dólares a partir de 1 de julio de 2017, y 300 dólares en el 2020. Este último aumento el gobierno nacional (PRD) lo estaba considerando para la misma fecha que el pago anterior, sin embargo, el mencionado Decreto no habla de mes, sólo de año. Razón por la cual, en la Mesa Bilateral, pudimos lograr el pago de este aumento a partir de la segunda quincena del mes de abril de 2020, con el retroactivo del mes de marzo y la primera de abril del año en curso.

A lo anterior debemos añadir que en el 2014, producto de presiones de fuerza en la calle, acompañado de una paralización de labores (Gobierno del Partido Cambio Democrático), habíamos conseguido un aumento salarial de 300 dólares, mediante el Decreto Ejecutivo 155, de 27 de marzo de 2014, como parte de los Acuerdos de Terminación de Huelga de ese año.

Vale mencionar que este último Decreto contemplaba el aumento de 900 dólares en seis (6) años, que inicialmente habían sido contemplados sólo como una bonificación, pero que producto de la lucha en las calles y paralizaciones a nivel nacional se logró que fueran considerados aumentos al salario base del educador panameño. Estas negociaciones se han desarrollado con tres gobiernos diferentes.

Es decir, las relaciones entre el Ministerio de Educación con los distintos gobiernos, ha tenido confrontación, pero también procesos de negociación y entendimiento. Sin embargo, lo narrado ha sido sólo un aspecto de la lucha, toda vez no hemos podido hasta el momento, a pesar que está en la Ley, la implementación del artículo 266, de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación, la asignación del 6% del PIB, para Educación.

Estamos en ese proceso como tema relevante, ya que a partir de ahí se pueden solucionar muchos aspectos que hoy son críticos, sólo por mencionar algunos aspectos, la eliminación de las escuelas ranchos, construcción de nuevos centros educativos, equipamiento de inmobiliario y tecnología en los centros educativos, la creación de internados para los estudiantes de áreas apartadas donde no existe la continuidad de estudios secundarios o bachiller, entre otros aspectos importantes.

 

¿Consideras que la formación de los y las futuras maestras(os) se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?

La formación de los maestros se circunscribe en dos instituciones, primero, la Escuela Normal de Santiago como se le conoció inicialmente, luego Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, formadora histórica de maestros desde la década de los 40; cuyo trabajo se caracteriza por una formación pedagógicabancaria, humanística, científica y tecnológica.

La Normal de Santiago,  trabaja desde la perspectiva del sistema económico y político, aunque identificada, ciertamente con nuestra cultura nacional, fundamentados en los valores cristianos, la participación democrática y el trabajo productivo que promueva el mejoramiento de la calidad de vida; también aborda la práctica efectiva de los principios democráticos representativos, con el objetivo de lograr competencias básicas que le permitan a los futuros maestros y a los están, desempeñarse como docentes administradores de un currículo que responde a la visión y misión del modelo económico, más no emancipador desde todos los puntos de vista.

Una vez terminado el Bachiller de Maestro, el docente tiene la opción de cursar estudios en el Instituto Pedagógico Superior Juan Demóstenes Arosemena, donde se profundiza los métodos de enseñanza, didáctica y currículo por competencia; allí se ofrece el título de Licenciatura en Primaria.

Por otro lado, tenemos a la Universidad de Panamá, formadora de Licenciados en Preescolar y Licenciados en Primaria, a través de la Facultad de Ciencias de la Educación, con una visión y misión de formación bancaria, reproductora de todas las corrientes y modelos pedagógicos que respondieron a la primera, segunda, tercera y actualmente a la cuarta revolución industrial, es decir, sólo a la lógica del mercado.

Esta situación se reproduce en el sistema educativo panameño, de manera cíclica, en los tres niveles de enseñanza (Primaria, secundaria y Universitaria), aunado al reforzamiento que hace el propio Ministerio de Educación con capacitaciones didácticas estandarizadas, donde hay compañeros docentes cuyo planeamiento es conductista, otros constructivista, la mayoría por competencias y algunos que otro, la mezcla de los tres anteriores; ello ocurre a pesar que en las políticas educativas que emanan del Despacho Superior, ni siquiera existe un mecanismo de evaluación sostenida y coherente sobre estos aspectos.

Dicho sea de paso, el Magisterio tampoco ha podido incidir para generar un cambio, no sólo en la falta de coherencia, sino fundamentalmente en lo que estamos enseñando y cómo lo estamos enseñando. Quizás sea una de las tareas más difíciles, pero no imposible, pero que tienen que ir de la mano con la lucha de mayor inversión en educación para la innovación y la investigación sobre los aspectos mencionados.

 

 

¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Consideras que las medidas educativas tomadas en el marco de la pandemia afectan al derecho a la educación?

El Coronavirus ha significado una experiencia para nunca olvidar y exige de nuestra parte repensar lo educativo, no sólo desde la perspectiva del aula de clases, sino la educación desde el hogar, desde la comunidad.  Lo tecnológico, en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, ha mostrado como puede permitirnos impulsar aprendizajes significativos en todas las asignaturas y en todos los niveles de enseñanza. Sin embargo, ello implica una dosificación del currículo, no sólo en el contenido, sino en lo evaluativo, lo cognitivo, incluso lo afectivo.

Lo anterior plantea la urgente necesidad de un giro de ciento ochenta grados en lo que estamos enseñando y cómo lo estamos enseñando, incluyendo el uso de las tecnologías. Realidad que para ser revertida se necesita más que ideas, demanda organización y unidad del Magisterio; no podemos seguir siendo administradores de currículo. Debemos superar la idea que es suficiente que en nuestras aulas le facilitemos a los muchachos contenidos a los muchachos, se requiere un renovado enfoque de generación de pensamiento crítico.

Mientras no haya una estrategia transformadora de todo lo que implique lo pedagógico, con organización e innovación en los planteamientos educativos, sólo nos quedará la posición contestataria respecto a lo que impulse el Ministerio; que no siempre puede estar mal, pero que tenemos que desarrollar capacidades para analizar y formular alternativas.

Las prácticas educativas en el contexto del Coronavirus han significado una extensión de la educación bancaria, ahora de manera virtual. Es decir, el desarrollo de las ciencias y la tecnología seguirán creciendo y buscando soluciones a situaciones como la que se nos presenta actualmente, pero desde la perspectiva y la lógica del mercado.

Las respuestas asociadas a la prevención del contagio al Coronavirus o Covid-19, parecieran estar orientadas a solucionar el desafío del capital de hacernos más productivo desde el hogar, en lo laboral y lo educativo. O es que ya olvidamos que desde hace tiempo, muchas cosas se hacen desde la casa, como pagar los servicios en línea desde nuestros dispositivos, ver en el tv juegos deportivos en vivo, mandar trabajos de investigación desde nuestros correos electrónicos así como el uso cada día más frecuente de “delivery”, la entrega de servicios y bienes al cliente.

Es decir, la superestructura jurídico-política del sistema económico mundial y de nuestros países está comenzando a hacer los ajustes en base a las exigencias del mercado, para que nuestras sociedades cada vez más se preparen para la reorganización del mercado mundial. Esto sólo sirve como antecedente para abordar otra cuarentena si se diera un repunte del virus o surgen nuevas pandemias, sino que se conforma como el protocolo ante para guerras biológicas, nucleares o desastres naturales por efecto de la creciente contaminación del planeta.

Ante estas circunstancias, el derecho a la educación tal cual como lo concebimos sufre la presión del capital para irla desapareciendo tan rápido como llegó el Covid-19, de sorpresa y frente a nuestras narices. Las medidas tomadas actualmente sí han afectado el derecho a la educación, debido a la brecha tecnológica existente entre los estudiantes, docentes y padres de familia. No puede haber calidad ni inclusión si no hay equidad en el sistema educativo, aunado a las condiciones materiales de vida de nuestros estudiantes, que no es la misma por región geográfica, incluso en las áreas urbanas, los estudiantes no cuentan con acceso a un dispositivo electrónico y si lo tienen, o no hay wifi o simplemente no tienen señal.

Esta situación es de vieja data y forma parte de las grandes desigualdades económicas, donde un pequeño puñado de familias controlan el 80% de las riquezas y el resto de la población tiene que repartirse el 20% restante. Esto genera una brecha social que lógicamente tiene su impacto en lo educativo, incluso en las instituciones educativas privadas donde la mayoría ni siquiera tiene una plataforma para desarrollar las clases virtuales.

La mayoría de los estudiantes no están recibiendo la “educación formal”, y los que sí, de manera virtual, ha representado en la mayoría de los casos, el repudio de los padres de familia, porque lo que se ha hecho es escolarizar a los estudiantes, pero no educar.

Los pocos centros educativos, tanto oficial como privados que anunciaron clases virtuales saturaban a los estudiantes de contenidos; sólo se calificaban resultados, y en las asignaturas que exigen pensamiento lógico-matemático.  Prácticamente son los padres de familia, con el poco o nada conocimiento que tienen del tema, quienes se convierten en los tutores de sus hijos.

En Panamá algunos estudiantes estaban sentados frente a un monitor, la misma cantidad de horas del período de clases, mientras que otros, sólo reciben quince minutos de explicación de los temas.

 

¿Cuáles consideras que son las propuestas más importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?

Elaborar por el Magisterio una estrategia propositiva a corto, mediano y largo plazo con el objetivo de transformar los sistemas educativos de nuestros países. Este debe ser un proceso lógico, guardando las características e idiosincrasia de nuestros pueblos. Podemos iniciar un movimiento por etapas, por ejemplo, elevar el tema educativo a un tema de Estado; para ello es necesario generar movimientos bien organizados que impliquen incidencia en este tema difícil, pero no imposible. Para todo ello es necesaria la unidad del magisterio.

En el caso panameño hemos propuesto a las autoridades, ahora más que nunca ya que ha quedado evidenciada su necesidad, la asignación del 6% del PIB, para el sistema Educativo (Infraestructura física, equipamiento y tecnológica). Necesitamos modernizar la educación panameña y para eso vamos a necesitar recursos (Escuelas dignas y equipadas).

En Panamá, la unidad del magisterio se ha logrado, con sus contradicciones, pero hemos podido sumar a las bases a los procesos de luchas con objetivos claros. Esto no ha sido fácil, sin embargo, ha permitido poner sobre la mesa temas de mejoramiento del sistema educativo junto con reivindicaciones laborales, haciendo de estas peticiones un proceso integrado.

Otra etapa de lucha necesaria consiste en descentralizar, despartidizar y desburocratizar el sistema educativo, en un corto, mediano y largo plazo. Quizás en algunos países latinoamericanos este proceso ha sido medianamente resuelto, pero no es efectivo porque no se da con la participación de quienes permanecemos en el aula de clases, gobierno tras gobiernos: los docentes.

Debemos exigir la conformación de espacios compartidos de toma de decisiones en los aspectos importantes, no solo en lo adjetivo sino también en lo sustantivo. En las comunidades educativas regionales, se le debe dar el valor y protagonismo que se requiere a sus integrantes, para desde allí hacer las propuestas que se requieren. Ello pasa por empoderar a las bases magisteriales de la importancia que significa salir de las aulas de clases y ver el tema educativo de manera global y regional.

La transformación del sistema educativo sin la participación del educador no tendrá final feliz. Los cambios requieren de maestras y profesores para llevarlos adelante, porque el docente no sólo es administrador de currículo, sino que también cumple funciones de fiscalizador de las infraestructuras de los centros educativos y de los recursos de cada centro escolar.

El sistema educativo construye condiciones de posibilidad para mejorar el ejercicio de la democracia.  El docente está en el centro de cualquier estrategia democratizadora de la sociedad. Más aún, si entendemos que los profesores somos parte fundamental de transformación de la personalidad de nuestros estudiantes, de la generación de pensamientos y creatividad en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Los y las maestras y profesores debemos empoderarnos de los cambios y eso sólo se logra haciendo partícipe a los compañeros de base en ellos, para que discutan los temas, la logística de la transformación.

Es necesario plantearnos el acercamiento a nuestros aliados naturales, estudiantes y padres de familia, que vean que el tema educativo no es un asunto de gobierno o la clase en el poder, sino de una sociedad que debe definir lo que quiere en educación.

Es necesario exigir cambios al Ministerio sobre las capacitaciones estandarizadas y descontextualizadas que ofrecen a los docentes, pero también desde nuestras organizaciones gremiales es necesario capacitar a nuestros compañeros sobre la base del pensamiento crítico. No podemos hacerle el juego al Ministerio de Educación repitiendo capacitaciones que reproducen los conceptos, principios y la filosofía de la educación bancaria que tanto hemos criticado. Por eso hemos dicho que debemos ser creativos e innovadores en la formación de las bases magisteriales.

En el caso de Panamá, hemos luchado, no sólo contra la eliminación de asignaturas, sino oponiéndonos a la reducción de carga horaria de materias humanísticas. Todas las asignaturas tienen igual importancia, no sólo las “socialmente relevantes”, que considera el mercado que deben prevalecer.

Las asignaturas que legalmente imparte el sistema educativo y son conquistas sociales debemos defenderlas, para que nuestros estudiantes sepan afrontar situaciones como la que estamos viviendo, que tenga inteligencia emocional, que sea capaz de convivir en familia y socialmente, que tenga sentido de ciudadanía, que sean empáticos y sobre todo, solidarios en un mundo donde la mezquindad y el egoísmo parecen agarrar fuerza. Así lo estamos viendo en esta coyuntura de la Pandemia por Coronavirus.

El Estado está obligado a invertir en educación, y debemos recordárselo más que con comunicados, a través de campañas y de lucha en las calles. Pero se requiere que se puedan canalizar los resultados de la lucha. Ello demanda establecer con claridad los objetivos que queremos alcanzar y porqué lo hacemos. Requerimos la unidad de los educadores, estudiantes, padres de familias y otros sectores del movimiento popular, sólo así es posible pasar de las ideas a lo tangible.

Finalmente quiero agradecer a la compañera Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina, y a todos los colaboradores del portal “Otras Voces en Educación” la oportunidad de compartir opinión sobre el sistema educativo panameño, pero también aspectos relacionados a la formación docente, la transformación del sistema educativo latinoamericano, el derecho a la educación y los desafíos pedagógicos del siglo XXI. Un saludo fraterno a todos sus lectores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Mi reino por un niño feliz

Por: Sergio Martínez Dunstan

Los festejos del Día del Niño, Día de la Madre, Día del Maestro serán muy distintas a las anteriores. Serán de otra manera si acaso se llevaran a cabo este año. Al menos serían virtuales porque las escuelas se encuentran cerradas. Sería cuestionable que pasaran desapercibidas. No he visto en los medios de comunicación las campañas como en años anteriores. El Gobierno de la República a través de la Secretaría de Educación Pública han estado más preocupados en la instalación del sistema de educación a distancia para salvar el ciclo escolar ante la posibilidad real de extender el periodo de confinamiento para la mitigación de los efectos de la pandemia. Por muy necesario que así sea es conveniente procurar la interacción humana. Somos seres sociales por naturaleza. En los hechos, se deja de lado, lo fundamental.

Como sabemos, la comunidad escolar (directivos, maestros, padres y madres de familia) le hacían fiesta a los alumnos. Echaban la casa por la ventana. ¿Cómo nos imaginamos, ustedes y yo estimados lectores, un festejo virtual bajo estas circunstancias? Igualmente, los directivos, maestros, padres de familia (al menos con su respectivo apoyo económico) y hasta lo alumnos agasajaban a las reinas del hogar. Y ahora, ¿cómo se conmemorará el diez de mayo? A los profesores los homenajeaban sus alumnos en cada salón de clases de manera particular y en todas las escuelas de manera general con el respaldo de los padres de familia (mamá y papá por supuesto), las autoridades escolares, municipales, locales y federales, la organización gremial e incluso entre ellos mismos. ¿Cómo será ahora este quince de mayo? En todas ellas, danzas autóctonas, bailables regionales, bailes modernos, cantos, juegos organizados, poesías individuales y corales, rifas, tómbolas, discursos de oratoria, declamaciones, regalos, comidas y bebidas, salían a relucir. En esta ocasión. tal vez sean para el próximo año. Muchos hallaron el gusto por algunas de esas manifestaciones culturales tanto que se convirtieron en su vocación. Para otros, tomaron conciencia que ese no era su interés primordial y encauzaron sus esfuerzos hacia su desarrollo profesional. De una u otra manera, fue el pretexto perfecto para ensanchar las oportunidades de los encuentros y se estrecharon las relaciones humanas.

Definitivamente, esta circunstancia por la cual estamos atravesando alteró la vida cotidiana. Afectó también el ámbito social además del financiero, laboral y hasta político a diferencia de hechos similares anteriores. Es un parteaguas. Creo que, al menos en el ámbito educativo, nos referiremos como el antes y el después. Muchas situaciones llegaron para quedarse como por ejemplo las plataformas tecnológicas como soporte de la enseñanza y el aprendizaje y como dispositivo alterno listo para implementarse ante cualquier contingencia como ésta. Pero lo que es recomendable fortalecer, sin lugar a dudas, es el vínculo sociedad, familia, escuela. Probablemente nos encontremos frente al umbral de una nueva configuración, de una reconfiguración.

Cuando volvamos a la normalidad a lo mejor ya no será tan igual en vínculo afectivo entre los paterfamilias, los docentes y los estudiantes. Quizás si, quizás no. Desearía que no se desdibujara, que se tomara conciencia del rol de cada uno. Cuando volvamos a la normalidad quisiera que fuera una mejor relación. Sería imperdonable desaprovechar la oportunidad de convertirnos en mejores seres humanos. Espero que de la emergencia brote como fuente de agua natural la hermandad. Deseo que no todo esté perdido.

Mientras tanto, sigamos disfrutando de la ingenuidad, espontaneidad, y alegría infantil. Que las risas y los gritos de los chamacos vuelvan a retumbar en las escuelas. Que corran, salten, brinquen, jueguen. Que sean felices. Que nos den la esperanza de un mañana y continúen siendo nuestra razón de ser, estar y existir. Mi reino por un niño feliz. ¡Feliz Día del Niño!

Fuente: http://www.educacionfutura.org/mi-reino-por-un-nino-feliz/

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Construyendo la República

Por: Víctor Arrogante

Con la proclamación de la República el 14 de abril de 1931 y la posterior celebración de elecciones legislativas, se inició un proceso constituyente. El Estado republicano quedaba legitimado democráticamente por las elecciones del 28 de junio y por la Constitución del 9 de diciembre. Todo quedaba por hacer y no se lo permitieron.

La República fue recibida por la mayor parte de la población con gran entusiasmo. Se abría una oportunidad para abordar las reformas necesarias y modernizar las estructuras políticas, económicas y sociales. Tuvo enfrente los intereses creados de la derecha de toda la vida que lo impidieron con una dura oposición, con las contrarreformas del segundo bienio, con un golpe de estado, la guerra y la dictadura franquista interminable.

El Gobierno Provisional que se conformó tras la caída de la monarquía y la proclamación de la República, se mantuvo hasta la aprobación de la Constitución. El nuevo gobierno tuvo que hacer frente a las llamadas cuestión regional, cuestión religiosa, cuestión militar, cuestión agraria y cuestión social. Demasiadas cuestiones, que hoy siguen en nuestras vidas como viejos fantasmas. Todo en un ambiente influenciado por la depresión económica mundial tras el crack de la Bolsa de Nueva York en 1929. Creció el desempleo en las ciudades y se incrementó el subempleo en el campo, disminuyendo las expectativas de bienestar para todos. En estas circunstancias adversas se desarrolló el gobierno formado por la coalición republicano-socialista, en medio de una alta conflictividad política y social.

Las dificultades económicas tenían una raíz interna tradicional: el paro agrícola y desigualdad en el reparto de la tierra; descapitalización industrial con escasa competitividad internacional. Por otro lado se sumaron los problemas derivados de la escasa confianza de empresarios y propietarios agrícolas hacia el nuevo sistema republicano. Como siempre ocurre, mejorar las condiciones para la clase trabajadora, provocan descenso en las inversiones empresariales.

Uno de los problemas inmediatos al que tuvo que hacer frente el Gobierno Provisional, fue el de la proclamación de la República Catalana, impulsada por Francesc Macià de Esquerra Republicana de Catalunya. El Gobierno consiguió que ERC renunciara a la República Catalana, a cambio del compromiso de presentar en las Cortes un Estatuto de Autonomía. En el País Vasco, el PNV y los carlistas, aprobaron en 1931 el llamado Estatuto de Estella, al que se opusieron los republicanos de izquierda y los socialistas por su carácter confesional y poco democrático, incompatible con la Constitución. Se mantuvieron intensas negociaciones hasta que en octubre de 1936, iniciada ya la guerra, fue aprobado un estatuto vasco democrático, siendo elegido José Antonio Aguirre como Lehendakari. Desde antes y desde entonces, aquellos problemas lo siguen siendo, pese a la represión franquista en los territorios.

La agricultura jugaba un papel importantísimo en la economía española de la época, tanto por su contribución a la renta nacional como por la mano de obra que empleaba. La reforma agraria era imprescindible, si se quería acabar con el hambre y su histórico atraso. Los campesinos vivían en situación de esclavitud, sufriendo hambre e injusticias. Los trabajadores de la tierra no la poseían y padecían bajos jornales, malas condiciones de vida, escasa alimentación y jornadas de sol a sol. La Ley de Reforma Agraria puso de acuerdo a los latifundistas, caciques señoritos, opuestos a la modernización del campo, junto con algunos sectores del campesinado, frustrados por la falta de resultados y defraudados con las posibilidades de cambio social.

El ministro de Trabajo socialista Largo Caballero, promovió una reforma laboral, que otorgaba a los trabajadores, a través de sus sindicatos, mayor control sobre las empresas. Era un proyecto coherente con los principios marxistas del socialismo español, que no renunciaba a la transformación revolucionaria de la sociedad, pero pretendía alcanzarla por cauces pacíficos y democráticos. Se aprobó la ley de contratos de trabajo y de jurados mixtos; se estableció la jornada laboral de 40 horas; hubo aumento de salarios y se impulsaron los seguros sociales. Se amplió el Seguro obligatorio de Retiro Obrero, se estableció el Seguro de Maternidad y el Seguro de Accidentes de Trabajo. Las organizaciones patronales se opusieron a todas estas medidas. CNT fue crítica y continuó con la convocatoria de huelgas, al entender que las reformas iban en beneficio de la UGT.

Se reformó el sistema educativo, adaptándolo al modelo que la Constitución establecía. Se potenció la universalización de una educación laica, liberal, mixta, obligatoria y gratuita. El objetivo principal fue la educación primaria. Entre 1932 y 1933 se levantaron 6.570 escuelas y se crearon 7.000 plazas de maestros y maestras, con mejores salarios. El experimento más notable, fue la creación de las Misiones Pedagógicas, ligadas a la Institución Libre de Enseñanza, que llevó el aliento del progreso a los pueblos más aislados y atrasados de España. Se promovió la creación de Universidades Populares, con el objeto de extender la cultura −que era patrimonio de una minoría− al pueblo y promover la alfabetización, principalmente entre las mujeres.

La eliminación de la religión católica como asignatura y la prohibición del ejercicio de la enseñanza a las congregaciones religiosas, provocaron el rechazo de la iglesia y de la derecha católica. La iglesia se negó a cerrar sus escuelas y prohibió a los católicos que matricularan a sus hijos en las escuelas públicas del Estado.

La República trató de limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad y en la política española y para ello procedió con la secularización del estado, declarándose la no confesionalidad oficial, la libertad de cultos y se suprimió el presupuesto para la Iglesia. Asimismo se legalizó el matrimonio civil y el divorcio y se secularizaron los cementerios. Se decretó la disolución de aquellas órdenes que tuvieran como cuarto voto la obediencia al Papa frente a cualquier otra autoridad. De este modo la orden de los jesuitas, que tenía una gran influencia en la educación, quedó disuelta en España, quedando sus bienes nacionalizados.

Todas estas medidas provocaron una polarización radical de la opinión pública. Del ámbito religioso surgieron importantes enemigos de la República. La mayor parte de la población de aquella época, como hoy, era católica, por lo que no le fue difícil a la jerarquía religiosa movilizar a importantes sectores en contra del sistema. El gobierno decidió expulsar de España a los religiosos especialmente activos y molestos para los planes de modernización de España.

Manuel Azaña, como ministro de la Guerra, pretendía constituir un ejército profesional defensor de la democracia, para lo que había que reducir la proporción de oficiales existente. Se promulgó la Ley de retiro de la oficialidad, que obligaba a jurar fidelidad a la República o, en caso contrario, a retirarse voluntariamente conservando el sueldo íntegro. Se cerró la Academia militar de Zaragoza, por considerar sus enseñanzas como anticuadas, se clausuraron los Consejos de Honor, el Consejo Supremo de Justicia Militar y se eliminó la prensa militar. La ley de reforma militar fue recibida por un sector del ejército como una agresión a la tradición militar, lo que provocó importantes tensiones, especialmente entre los africanistas. La prioridad dada por el gobierno a los gastos sociales, impidió mejorar la capacidad técnica y de armamento, como estaba previsto. Años después, los mandos militares sediciosos, se le cobraron con creces.

El gobierno radical-cedista entre 1933 y 1936, presidido por Lerroux, y sostenido por la derecha católica de la CEDA de Gil Robles, derogó la mayoría de las medidas anteriores. Aprobó la Ley para la Reforma de la Reforma Agraria; paralizó la reforma militar, amnistió a los golpistas de la sanjurjada y designó, para los puestos claves, a Franco, Goded y Mola; se concilió con la iglesia e inició la negociación con el Vaticano; paralizó el programa de construcciones escolares y anuló la enseñanza mixta.

Los republicanos de izquierda pretendían consolidar la democracia sin cambiar el sistema. Por el contrario, los socialistas, consideraban que el sistema democrático, era un paso intermedio hacia una sociedad nueva −de igualdad, justicia y libertad−, y daban prioridad a las reformas sociales. El enemigo político, mantenía sus posiciones de poder intactas y no permitió más reformas.

Algunos de los problemas sociales de aquella época siguen teniendo vigencia hoy, y los comportamientos de la derecha siguen siendo parecidos, pretendiendo ejercer el poder para beneficio propio, muy alejado de los intereses de la mayoría trabajadora.

Se pretendió modernizar el país y promover la justicia social y los estamentos sociales corporativos afectados lo impidieron. Tanto se opusieron algunos que dieron un golpe de Estado, que provocó una guerra, que ganaron, creando un estado totalitario, que sufrimos durante cuarenta años.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/construyendo-la-republica/

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Vídeo: Cómo superar las fallas del sistema educativo por Jurgen Klaric

Por: TEDx Talks.

Conoce este interesante planteamiento del especialista mundial en Neuromarketing Jürgen Klaric, que nos platica acerca del paradigma del sistema educativo que está acabando con la creatividad y nos enseña que lo esencial para la vida, no solo es recibir conocimientos matemáticos y lógicos, sino va más allá del sistema educativo tradicional. Considerado entre los mercadólogos más influyentes en el mundo, escritor de dos «Best Seller’s» de editorial Planeta.

El 2015 Sus libros de negocios son siempre los más vendidos en toda librería donde llegan, asesora a una docena de empresas líderes en el mundo y por ahora es el divulgador científico de negocios y motivación más leído en español en las redes sociales. Recientemente fue nombrado como el Steve Jobs de la educación gracias a su innovación social educativa BiiA LAB la cual en solo 2 años ya es la institución que regala más becas y cursos por internet en español, además de ser vista por más de 1 millón de personas al año en 35 países, con más de 80 conferencias al año, el comparte e inspira a miles de personas a lograr más rápido sus objetivos y también a ser mejores personas.

Considerado entre los 100 mercadólogos más influyentes en el mundo, escritor de dos «Best Seller’s» de editorial Planeta. El 2015 Sus libros de negocios son siempre los más vendidos en toda librería donde llegan, asesora a una docena de empresas líderes en el mundo y por ahora es el divulgador científico de negocios y motivación más leído en español en las redes sociales. Recientemente fue nombrado como el Steve Jobs de la educación gracias a su innovación social educativa BiiA LAB la cual en solo 2 años ya es la institución que regala más becas y cursos por internet en español, además de ser vista por más de 1 millón de personas al año en 35 países, con más de 80 conferencias al año, el comparte e inspira a miles de personas a lograr más rápido sus objetivos y también a ser mejores personas.

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=4J-lLDp4OXs

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