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¿Por qué “deben aprender” eso y no otra cosa? ¿Por qué así y no de otra manera?

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Debido a que en unos días se iniciará el ciclo escolar 2019-2020 para la Educación Básica en México (Preescolar, Primaria y Secundaria), que por cierto será el primer año lectivo en época de la llamada “Cuarta Transformación” de la vida pública del país; y a propósito del texto publicado la semana pasada en este espacio (“Pensamiento Matemático y Educación Preescolar”, SDP Noticias, 16 de agosto, 2019), en esta ocasión abordaré con una doble pregunta la afirmación que da título a esta columna: ¿Qué y cómo enseñar y aprender en la Educación Básica?

Dada la inminencia de este inicio de clases, es probable que algunas madres y padres de familia, y abuelitos, se pregunten o estén interesados en saber qué aprenden sus hijos e hijas (o nietos) en la escuela, sobre todo en la pública: ¿Por qué “deben aprender” eso y no otra cosa? ¿Por qué así y no de otra manera? Por todo ello, el tema exige acercarnos a los planteamientos generados por la investigación educativa reciente, puesto que implica identificar los criterios que las autoridades educativas establecen como relevantes y pertinentes para definir la selección de los contenidos y métodos educativos, dirigidos a los niños en edad escolar de la Educación Básica (entre los 3 y los 15 años, aproximadamente), a partir de los hallazgos generados por la investigación.

Justamente, uno de los comentarios que recibimos en relación con la columna mencionada y publicada gentilmente por SDP Noticias, específicamente respecto a los resultados obtenidos luego de una evaluación que aplicamos hace unas semanas a un grupo de educadoras, en el campo de formación “Pensamiento Matemático”, indicaba que el instrumento utilizado para llevar a cabo dicha evaluación docente incorporaba elementos de programas educativos no vigentes, aunque otros sí: “… algunos de los aspectos teóricos no se mencionan en el programa de preescolar, me parece que ese fue el motivo del desconocimiento de quienes participaron en la evaluación, sin embargo, hay otros que son la base desde la licenciatura que sí están inmersos.” (1) Otro comentario interesante, que nos enviaron por la red Twitter, de algún modo coincide con la opinión anterior; éste decía así: “Los maestros del nivel básico en general estamos obligados a observar el programa escolar vigente. Lo invito a revisar el campo formativo desarrollo del pensamiento matemático y analizar los aprendizajes esperados…”

Por supuesto que manejamos los planes y programas de la educación básica. De hecho, ésta fue la respuesta que dimos en la citada red social: “El instrumento de evaluación de docentes toma como referentes principales los Programas de Educación Preescolar (PEP) 1992, 2004 y 2011. El programa vigente, 2017, ha sido «aligerado» en comparación con los anteriores. Los docentes pueden, sin embargo, ir más allá de los «mínimos» marcados por el programa vigente.”

Podríamos decir entonces que la pregunta a debatir es: ¿Los docentes deben ser evaluados, para fines formativos, sólo con los contenidos y métodos que marca el programa vigente? ¿O este tipo de evaluación debe partir, en efecto, desde ese referente curricular y considerar además los elementos incorporados durante la práctica docente, a partir del dominio de los programas anteriores?

Un reporte del recientemente “reconvertido” (o legalmente desaparecido) Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, señala lo siguiente refiriéndose al “currículo” o “curriculum escolar”: “…éste va más allá del tratamiento de los contenidos y las formas de apropiarse de ellos. Implica tener claridad sobre las intenciones educativas y la necesidad de articular los saberes fundamentales y la metodología para alcanzarlos. La consideración a esta relación entre contenido y formas de enseñanza impacta necesariamente en otros elementos que recrean el trabajo didáctico, y lleva a tomar decisiones sobre qué conocimientos promueven la asimilación de información o cuáles son fundamentales para desarrollar el pensamiento del alumno. También implica la búsqueda sobre determinadas situaciones educativas que promuevan un tipo de aprendizaje a partir de la enseñanza que se recibe. Seleccionar determinados contenidos y formas de abordarlos lleva implícita una concepción sobre los sujetos de la educación y su intervención en el proceso, y en torno a la valoración sobre el producto o el proceso durante el trabajo pedagógico y el tipo de recursos y los materiales necesarios. Todos estos elementos curriculares adquieren significado en la interacción de los diferentes espacios de intervención educativa, principalmente en el aula, que es donde se establecen y toman sentido las prácticas educativas.” (2)

Al respecto de este interesante debate, retomo las ideas que escribió hace algunos años el psicólogo español César Coll, de la Universidad de Barcelona: “Por una parte, los contenidos reflejan y concretan las intenciones educativas y, a través de ellas, las finalidades de la educación básica y la función o funciones prioritarias que los grupos sociales dominantes o mayoritarios le atribuyen… Por otra parte, si bien es cierto que conviene distinguir cuidadosamente entre los contenidos incluidos en las propuestas curriculares –prescriptivas o no–, los contenidos enseñados y los contenidos que aprenden y se apropian los alumnos, no lo es menos que los primeros orientan, condicionan o determinan en mayor o menor medida, según los casos, lo que finalmente se enseña y se aprende en las aulas… No puede sorprender, en consecuencia, que los intentos de innovación, reforma o mejora de la educación escolar hayan estado siempre asociados, entre otros, a cambios más o menos profundos de los contenidos de enseñanza y aprendizaje. Y no puede sorprendernos que en un momento como el actual, en el que nuestras sociedades se enfrentan a nuevos retos y desafíos, surja otra vez la necesidad de volver a plantearnos estas preguntas sobre los contenidos escolares y revisar las respuestas que les hemos dado en el pasado. En suma, lejos de ser un aspecto secundario o simplemente subsidiario de otros, las decisiones sobre los contenidos escolares y los análisis, las reflexiones y los debates que a menudo les acompañan tienen una entidad propia y merecen una atención diferenciada.” (3)

Una primera conclusión a que nos conduce la exposición de estas ideas y el reinicio del debate, indica que una cosa son los programas educativos dados a conocer a la sociedad por parte de las autoridades educativas, que son generalmente producto de las propuestas que generan los equipos técnicos, junto con los grupos de funcionarios especializados en Educación Básica; que otra cosa es la práctica docente y pedagógica que se lleva a cabo en el aula y demás espacios escolares; y que una tercera cosa diferente es lo que los alumnos aprenden. Por lo tanto, un gran desafío es lograr que estas tres cosas se sintonicen.

Después de reflexionar sobre estos temas, una segunda conclusión es que los criterios normativos para evaluar a los docentes y su práctica (con intereses formativos), sobre todo en la escuela pública, no se agotan con la revisión, recuperación o planteamiento de las formalidades que están plasmadas en el documento vigente, llamado “Plan y Programas”, sino que dichos criterios deberán estar dados o definidos por la riqueza que está implicada en la labor profesional de la docencia, la dirección escolar o la asesoría técnica in situ, es decir, por todo lo que se da, “en movimiento”, en la escuela, tanto en forma individual como colectiva.

Por último, considero que este tipo de debates deja al descubierto algunos de los retos centrales o transversales que tiene frente a sí la normatividad educativa nacional, (que está por cierto en proceso de rediseño), con respecto a los procesos de evaluación formativa de las figuras educativas: docentes, directivos escolares y equipos de asesoría técnica (y que se establecerán, en breve, en la Ley del Sistema de Carrera de las Maestras y los Maestros); es decir, el reto principal estará dado en la definición acerca del qué y del cómo serán evaluadas dichas figuras. Definición que estará en la cancha de las y los legisladores, y de las autoridades educativas federales actuales.

Si las y los legisladores, así como las autoridades educativas federales, deciden que la evaluación formativa de docentes sólo será individual, y no social, es decir que seguirá sin considerar las capacidades y potencialidades del equipo o grupo educativo que trabaja en la escuela, entonces el problema de la parcialidad y la simplificación de las evaluaciones dirigidas a los profesionales de la educación, seguirá sin resolverse.

Fuentes consultadas:

(1) Comentario de la Mtra. María del Pilar Guevara (Educadora). Veracruz.

(2) INEE (2019). “Marco referencial y metodológico para la evaluación de contenidos y métodos educativos”. México.

(3) César Coll. (2006). “Lo básico en la educación básica. Reflexiones en torno a la revisión y actualización del currículo de la educación básica”. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 8 (1). Consultado el día de mes de año en: http://redie.uabc.mx/vol8no1/contenido-coll.html

Fuente: http://www.educacionfutura.org/por-que-deben-aprender-eso-y-no-otra-cosa-por-que-asi-y-no-de-otra-manera/

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Minedu prepara un nuevo plan de evaluaciones para estudiantes

América del sur/Perú/29 Agosto 2019/El comercio

La viceministra de Gestión pedagógica del Minedu, Patricia Andrade, anuncia nueva estrategia para medir logros de aprendizaje en colegios. Incluirán nuevas áreas

Los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) y la Evaluación Muestral de Estudiantes (EME) revelan una caída en alumnos de segundo de primaria. Solo el 37,8% tiene un desempeño satisfactorio en comprensión lectura y el 14,7% en matemáticas. En conversación con este Diario, Patricia Andrade, viceministra de Gestión Educativa del Ministerio de Educación (Minedu) explica las causas de este retroceso y anuncia el replanteo del plan de evaluaciones.

— ¿Qué factores explican el descenso en el desempeño de estudiantes de segundo grado observado en las evaluaciones realizadas por el Minedu?

Hay muchos factores que influyen en el logro del aprendizaje. Unos tienen que ver con el estudiante y su familia, otros están relacionados al desempeño docente y gestión de la escuela, y otros son externos y están asociados al nivel socioeconómico, a condiciones ambientales o a la coyuntura política. Lo que ha ocurrido en este nivel posiblemente es una interrelación de todos, pero con un mayor peso de los externos. La evaluación censal se realizó luego de El Niño costero y la huelga magisterial,que afectaron a los estudiantes y la dinámica escolar.

— ¿Por qué el descenso se registró más en este grado que en otros evaluados?

Afectó más a los niños más pequeños porque recién se están insertando a la escolaridad, tenían apenas un grado previo en el colegio. Tampoco hemos completado la universalización del acceso a la educación inicial que también es un factor vinculado a los aprendizajes. Estas circunstancias colocaron a los niños en una situación de mayor vulnerabilidad frente a factores externos.

— ¿Cómo afectó la actual coyuntura política el aprendizaje de los alumnos?

En dos años y medio hemos tenido más de cinco ministros de Educación y esto trae cambios en los equipos y genera discontinuidad en la gestión. Una de las estrategias que tiene más impacto en los aprendizajes es el acompañamiento pedagógico, pero solo está presente en colegios rurales y de pueblos originarios. También está la discusión en torno a la aprobación del currículo nacional, que es una herramienta que los docentes consultan para programar sus estrategias de aprendizaje.

— ¿Incluirán en futuras pruebas más dimensiones de aprendizaje? Especialistas mencionan que es necesario retirar incentivos para aprobar las pruebas.

Luego de 10 años de evaluaciones censales centradas en razonamiento matemático y comprensión lectora se incluyen otras áreas como ciudadanía, ciencia y tecnología. Hubo un sobredimensionamiento de algunas competencias en desmedro de otras. Nuestra gestión aplica estrategias no solamente focalizadas en el cierre de brechas en determinados aspectos, sino en el desarrollo de la identidad, que los estudiantes se reconozcan como personas valiosas, seguras, para establecer relaciones empáticas con los demás, y generar una sociedad más democrática e inclusiva.

— ¿Cuáles son las principales desventajas del actual sistema?

Toda evaluación estandarizada, sea censal o muestral, puede ser útil cuando se tiene claro cuáles son los usos que se le da. Para fines del sistema, la muestral es más que suficiente, pero también se sabe que los gobiernos regionales y las Ugeles esperan un dato de sus estudiantes, donde están localizadas las escuelas con menores resultados. En esa medida, una censal sí reporta una evaluación precisa.

— ¿Replantearán el actual esquema de evaluación de estudiantes?

Estamos trabajando en un nuevo plan multianual de evaluaciones estandarizadas para estudiantes. Esta herramienta no la habíamos tenido hasta ahora, las decisiones iban de gestión en gestión. Estamos cerrando consultas con diversos expertos, revisando experiencias. Queremos dejar una ruta que señale cuál es el uso que debería tener cada tipo de evaluación.

— ¿Qué aspectos contemplará el nuevo plan?

Lo importante es que las pruebas tengan utilidad, que sean pedagógicas y que no induzcan estas prácticas de entrenamiento que se han venido dando. Tomaremos las medidas necesarias para erradicar prácticas distorsionadas como el entrenamiento para las pruebas o la reducción del currículo a algunos aprendizajes.

Fuente: https://elcomercio.pe/peru/minedu-prepara-nuevo-plan-evaluaciones-estudiantes-noticia-ecpm-669488

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La pedagogía de la ignorancia en México

Por: José Carlos Buenaventura

El mundo está en una grave crisis mundial del aprendizaje como lo señala la ONU.[2] Esto se ve claramente en México cuando en las aulas de clase de educación media superior de las zonas periféricas, y hasta en las principales ciudades, más de la mitad de los jóvenes no sabe leer, escribir o hacer operaciones básicas. Esto sucede incluso en la educación superior cuando en los primeros semestres se les pide resolver simples operaciones matemáticas relativas a las tablas de multiplicar así como un ejercicio de comprensión lectora. Un ejemplo de ello es cuando en un grupo de 40 estudiantes, sólo 6 saben las tablas de multiplicar, lo que representa un 15 por ciento. Alguien podría decir que eso no importa, ya que estamos en la sociedad de la información y del conocimiento y que tenemos instrumentos como las calculadoras, celulares o computadoras, para obtener el resultado buscado.

El problema implica que el estudiante, al no aprender esto, no desarrolla parte del pensamiento abstracto y formal (nivel cognitivo fundamental), además de que será mucho más difícil adquirir la llave para entrar al mundo de la ciencia. Los conocimientos básicos que se deberían de garantizar en la educación básica no se están transmitiendo a un alto porcentaje de los estudiantes en las escuelas. No se sabe con exactitud cuántos estudiantes están en esta situación en México, una situación que llamaré de ignorancia o también de un analfabetismo funcional, a pesar de que se haya cursado preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Es nuestra responsabilidad intelectual y política preguntar: ¿cómo hemos llegado a esto? La pálida paradoja contemporánea puede enunciarse así: cuanto más se impulsó el discurso de la calidad educativa (hoy “excelencia”), el máximo logro de aprendizajes, así como el discurso del aprendizaje basado en el estudiante, cuanto menos se ha aprendido realmente en las escuelas.

Los datos que aparecen con mayor exactitud son aquellos que nos señala el INEGI: hay 4, 744, 057 analfabetas en México, así como los datos de estudiantes excluidos de educación superior por no alcanzar los puntajes esperando para tener acceso a la educación superior en instituciones públicas de prestigio como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en donde, año con año, quedan fuera más del 90% de los estudiantes que desean entrar a estudiar alguna de las carreras ofertadas ahí. Por un lado, encontramos que no crece la matrícula de estas instituciones, ya que no se le otorga presupuesto público que haga posible esto, por lo cual se argumenta la necesidad de llevar a cabo procesos de selección a través de exámenes. Por otro lado, podemos formular una hipótesis: un alto porcentaje de estos jóvenes no alcanza la meta ya que sus conocimientos y habilidades conseguidos en niveles anteriores no son adecuados ante el nivel de exigencia de los retos universitarios. Este no-saber, esta ignorancia estructural, nos conduce negativamente a una pedagogía de la ignorancia, esto es, a un proceso continuo de exclusión epistémica que no es exclusivamente responsabilidad individual (de quien “no estudió lo suficiente”), sino que es una responsabilidad fundamentalmente estatal, además de social y colectiva.

Con “pedagogía de la ignorancia” nos referimos, entonces, a un conjunto de mecanismos, prácticas e instituciones que han funcionado básicamente dentro de los marcos del neoliberalismo, doctrina que niega por principio la capacidad política y social de transformación de la realidad, reconociendo en el silencio ideológico que el conocimiento es poder, aunque en el artículo 3° constitucional esté prohibido educar en la ignorancia, es decir, en la incapacidad de lograr acceder a una vida pública realizada plenamente. La pedagogía de la ignorancia transmite reproductiva y mecánicamente el no-saber resolver problemas de diversas índoles en la realidad social de los ciudadanos, esto es, acrecienta la incapacidad de lograr el acceso a niveles más altos de estudio que por último han de contribuir (según ha quedado estipulado en nuestra Carta Magna) no sólo a la prosperidad personal sino sobre todo a la prosperidad colectiva, nacional. Esto no quiere decir que alguien sea un ignorante total, sino que los conocimientos e información que se transmiten no permiten resolver nacionalmente problemas sociales, culturales, económicos, tecnológicos, académicos, religiosos entre tantos otros de cuya resolución adecuada depende realmente nuestra auténtica independencia.

Esta pedagogía de la ignorancia ha funcionado a través de diversos mecanismos de control hacia los docentes y en general sobre la educación pública, lo que ha conducido a un desastre de la educación pública nacional, aunque no se mantengan constantes estos acuerdos, sino que son intermitentes, el problema es que crean en la cotidianidad prácticas en los docentes y en los diferentes actores educativos. Un ejemplo de esos acuerdos fue el 648 de la Secretaría de Educación Pública (SEP) donde los estudiantes de primero y segundo no podrían ser reprobados, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 2012. Nuevamente, para el 29 de marzo 2019 se publica el acuerdo 11/03/19, por el secretario de Educación Esteban Moctezuma, donde vuelve a tomar la misma idea de la no reprobación a los estudiantes de primero y segundo grado de primaria: sólo con asistir pasan. En tercero, cuarto y quinto grado deben tener un promedio mínimo de 6 y haber aprobado sólo 6 de las asignaturas cursadas y en sexto grado se dice que deben tener un promedio mínimo de 6 en todas las asignaturas, sólo que por la carga de trabajo los docentes no han reprobado a muchos estudiantes a lo largo de los años, ni lo harán en un futuro probablemente. Algo muy importante es que ha perdido valor la enseñanza del español y las matemáticas, que como lenguajes permiten conocer el mundo, ya que los estudiantes pueden reprobar estas asignaturas y acreditar otras. Además, que los padres de familia presionan para que sean acreditado su hijo o hija, así tengan que presionar al maestro, al director, ir a las supervisiones o a las direcciones operativas, ellos comprenden que el derecho de su hijo es pasar, más no el conocimiento. Volviendo a la retórica de la reprobación como el chivo expiatorio y responsable de que los estudiantes no aprendieran. Sin embargo, no se profundizaba en las causas de los malos resultados como eran y siguen siendo problemas de aprendizaje a nivel individual, la pobreza, el desempleo de los padres, la alimentación, la discriminación, la violencia estructural que se vive en los diferentes estados de la República o simplemente porque los maestros no pueden dar una atención individualizada y especializada cuando los grupos son mayores de 40 estudiantes, lo que nos lleva  a plantear que se necesitan más profesores y más escuelas que puedan dar más tiempo y atención a los estudiantes, ya que, hoy por hoy, en 60 minutos un maestro puede darle un minuto y medio de atención a cada estudiante; en seis horas 9 minutos; no sobran sino faltan muchos docentes en un país necesitado de una educación digna.

Los problemas educativos, no son sólo problemas educativos o didácticos, sino problemas sociales en determinados espacios y temporalidades. La salida fácil ha sido no reprobar. Mientras tanto, a los largo de los años nos endulzaban el oído con el discurso políticamente correcto de que cada día iban más personas a la primaria, a la secundaria y hasta al bachillerato, no importa si aprenden, sino que estén allí para ser guardados y controlados por docentes que no pueden cumplir con sus misión histórica que ha sido la enseñanza. Por otro lado, surgió un discurso conservador de los derechos humanos, donde el maestro perdió su figura social de autoridad (de una autoridad sapiencial y moral) y sólo se ha limitado como mero “cuidador” o en el mejor de los casos como “facilitador”, siempre y cuando no estresen ni incomoden a los estudiantes, ya que si esto pasa se violarían sus derechos fundamentales (aunque la contradicción es que tanto padres de familias como estudiantes no conocen estos derechos ni han sido formados en este horizonte).

Una última característica a mencionar es que la pedagogía de la ignorancia es una pedagogía que no toma en cuenta los conocimientos originarios de esta nación. Se relega, se niega o se destruye la enseñanza de las lenguas y culturas originarias de México, diciendo que su desaparición es un proceso natural y evolutivo y que sólo se pueden rescatarlas haciendo registros escritos de sus conocimientos para guardarlos en archivos, bibliotecas y museos o quizás sólo enalteciendo a una de ellas como el náhuatl (cuando en México existen más de 364 variantes lingüísticas en 68 agrupaciones lingüísticas y 11 familias lingüísticas de acuerdo al INALI). Recordemos que de acuerdo al INALI todas las lenguas originarias están en riesgo de desaparición. Se presume un cierto indigenismo, siempre y cuando no estén los indígenas de carne hueso. Esto es sumamente grave, ya que. como señala Noam Chomsky, uno de los sectores sociales nos está enseñando cómo controlar y confrontar el cambio climático, problema que pone en riesgo la vida humana, son precisamente los pueblos originarios de acuerdo con sus conocimientos ancestrales. Sin embargo, mientras siga imperando en la educación mexicana una pedagogía de la ignorancia no se nos permitirá por último la dignidad de nuestra historia, ya que siempre estamos preocupados en resolver los problemas que vienen del Centro económico internacional, que están representado por las naciones extrajeras y por los grandes empresarios nacionales e internacionales. Quizás, precisamente por eso, por estar nuestra mirada siempre orientada al exterior, es que nuestras políticas educativas han sido creadas para seguir manteniendo una dependencia (amarga y estéril para nosotros; dulce y fecunda para otros) que iniciara violentamente, acallando voces y alternativas, hace más de 500 años.

[1] Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica, que se realiza en la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. Agradezco las sugerencias y correcciones de David Elías Hernández y Jorge Alberto Reyes, integrantes del seminario.

[2]https://www.jornada.com.mx/2019/08/18/sociedad/029n1soc?fbclid=IwAR1tzihy5U4Z_rlLIhnxuFPMLBC2jQl-ywuwt88CmreCIFeAV_3Am7onGSo

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-pedagogia-de-la-ignorancia-en-mexico/

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Desarrollo educativo en China se somete a consultas políticas

Asia/China/29 Agosto 2019/Prensa Latina

El Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CPPCC) debate hoy el desarrollo educativo del país y presenta sugerencias, cuando restan pocos días para el inicio del curso escolar de otoño.
Esta sesión de tres días de duración del máximo órgano de asesoría política de China, que comenzó ayer, analiza entre otros temas los éxitos y deficiencias de la enseñanza en la nación.

La inauguración estuvo presidida por Wang Yang, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y presidente del CPPCC.

En la cita, los asesores políticos chinos destacaron la necesidad acelerar las reformas a la legislación sobre el sistema educativo para modernizar y optimizar ese campo.

Los consultores sugirieron cambios mejorar la accesibilidad de la educación en todos los niveles.

También llamaron a perfeccionar el sistema educativo, sobre todo en las instancias superiores, para que el país pueda formar mayores talentos que contribuyan al desarrollo.

Otro punto importante del análisis fue la educación rural en China y los altos funcionarios demandaron de mayores esfuerzos para impulsar su desarrollo.

Debemos crear proyectos innovadores, aumentar la capacidad de los docentes, potenciar el uso de las nuevas tecnologías e impulsar los intercambios entre las instituciones escolares de las zonas urbanas y aquellas ubicabas en lugares remotos de la geografía china, apuntaron según un comunicado derivado de la reunión.

En febrero pasado, el gobierno del gigante asiático presentó dos planes para modernizar y desarrollar el sistema educativo del país para el año 2035.

De acuerdo con el programa, para lograr ese objetivo se establecieron varios objetivos, entre los que se encuentra lograr una mejor accesibilidad a ‘educación de calidad’ para todos los niveles, garantizar un ‘acceso equitativo’ a los servicios y desarrollar universidades ‘de categoría mundial’.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=301283&SEO=desarrollo-educativo-en-china-se-somete-a-consultas-politicas
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La violencia expulsa del colegio a casi dos millones de niños en África en dos años

Por: Patricia Peiró

Los conflictos han provocado el cierre de más de 9.000 escuelas en ocho países de la región en la que ya hay 40 millones de pequeños fuera del sistema educativo

Los colegios son muchas veces un caramelo para los soldados y las milicias. Suelen contar con buenas infraestructuras, estar bien conectados y normalmente cuentan con un patio útil para almacenar armamento, por ejemplo. Un caramelo que los militares arrebatan a los niños y adolescentes que ven que, cuando ellos entran por la puerta, sus posibilidades de seguir estudiando se esfuman. Unicef calcula que casi dos millones de alumnos han sido expulsados de sus pupitres desde 2017 hasta ahora en ocho países de África por culpa de la violencia, según un informe publicado este viernes.

Para hacerse una idea del volumen, hasta junio de 2019 se habían cerrado 9.272 escuelas, el triple que a finales de 2017. El estudio se ha centrado en Burkina Faso, Camerún, Chad, Malí, Níger, Nigeria, República Centroafricana y República Democrática del Congo. «Es un aumento significativo y estamos preocupados porque esto perpetúa el círculo de pobreza en estas zonas. La educación aquí es una cuestión de supervivencia, no solo una transmisión de conocimientos», recalca Lorena Cobas, responsable de emergencias de Unicef España. Estos 1,9 millones de estudiantes privados de su derecho a formarse, se suman a los 40 millones en aquellos países que no estaban escolarizados. Una cantidad significativa del total de menores de 15 años que hay en esas naciones: 157 millones. En resumen, hay pocas escuelas y las que hay son objeto de ataques y usurpaciones por parte de los combatientes.

Estas cifras tienen nombres y apellidos. Hussaini, de 14 años y de Burkina Faso, relata: «Me encantaba ir al colegio, leer, contar y jugar en el recreo». El joven recuerda cómo empezó a oír disparos mientras estaba en clase, hubo muertos y la milicia acabó quemando su colegio. Porque a veces la escuela es el propio objetivo. Algunas milicias armadas están en contra de lo que conocen como educación occidental y más en el caso de las niñas.

Los lugares en los que más se ha recrudecido la situación son Burkina Faso, Malí y Níger. En estos países había 512 colegios clausurados y ocupados en abril de 2017 y ahora hay 3.005. En Camerún, Chad y Nigeria no ha habido mucha variación porque eran zonas que ya en 2017 estaban muy afectadas. Han pasado de 981 a 1054 cierres en estos dos años. «En los últimos años los conflictos en esta zona del mundo han aumentado en duración y en intensidad. Cuando dañas un colegio, estás dañando a toda la comunidad, al futuro. Muchas veces vemos que las escuelas se cierran antes siquiera de ser atacadas, por miedo», explica Cobas.

La violencia que sacude a esta región procede de tantos frentes que es extremadamente complejo atajarla y, por tanto, establecer una estrategia clara para defender las escuelas. Entre Malí, Burkina Faso y Níger operan la coalición terrorista JNIM vinculada a Al Qaeda, el Estado Islámico del Gran Sahara ligado al ISIS, y un grupo local Ansarul Islam, creado en 2016 por el popular predicador Malam Dicko. Todo esto se suma a las operaciones de los Ejércitos regulares, que se ven desbordados ante la inestabilidad y la falta de recursos.

La situación también afecta a los docentes, que son reclutados, expulsados o asesinados. Más de 44.000 han sufrido las consecuencias de los ataques. En mayo, Palma de Mallorca acogió la Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras. El profesor nigeriano Maidugu Magaji relató ante una audiencia sobrecogida que, cuando comenzó la violencia de la milicia islámica Boko Haram, más de 2.900 profesores fueron asesinados y otros 1.900 tuvieron que irse a otras partes del país.

Para contrarrestar la falta de infraestructuras, Unicef enumera en su informe algunas soluciones que se están aplicando en los territorios. Una de ellas con las lecciones a través de la radio, el único medio al que la mayoría de las comunidades tienen acceso en muchos casos. También existen programas para que grupos de docentes se desplacen regularmente a las comunidades para ayudarles a hacer los deberes o solucionar dudas y, en ocasiones, es posible llegar a habilitar pequeños centros en las aldeas a los que los niños pueden acudir y recibir educación básica. «Estamos ante una emergencia de educación por eso tratamos de trabajar siempre con las autoridades locales. Son los Gobiernos los que tienen que garantizar este derecho y adquirir este compromiso político», remata Cobas.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/08/22/planeta_futuro/1566485798_290878.html

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Costa Rica: 53.000 menores de edad se encuentran fuera del sistema educativo

Redacción: Semanario Universitario

Según el VII Informe Estado de la Educación, 8% de la población que debería asistir al tercer ciclo se encuentra fuera del sistema; a esto se suma un 23% que debería estar cursando la educación diversificada y no lo está.

La matrícula en educación secundaria creció durante el período 2011-2018; sin embargo, 53.000 niños y adolescentes, entre los 12 y 16 años, se encuentran fuera del sistema educativo. Así lo reveló el VII Informe Estado de la Educación este 21 de agosto.

De acuerdo con el informe, el 8% de la población que debería asistir al tercer ciclo se encuentra fuera del sistema; a esto se suma un 23% que debería estar cursando la educación diversificada y no está en las aulas.

“Cuando uno analiza la distribución de la población que debería asistir al tercer ciclo, se da cuenta que un 75% lo hace en la edad que tiene que hacerlo, pero hay un porcentaje importante de 16% que está en primaria, en el segundo ciclo. Luego un 8% que está fuera del sistema, eso en el tercer ciclo”, señaló el investigador del Estado de la Educación, Dagoberto Murillo.

“Si vemos de 15 a 16 años, que es la población que debería asistir a la educación diversificada, el problema es aún más grave porque el 28% está rezagado en el tercer ciclo (sétimo, octavo y noveno) y un 23% está fuera del sistema”, agregó.

No obstante, no todo el panorama es tan desalentador, pues entre los años 2011 y 2018, la matrícula en secundaria creció en 42.386 personas, de las cuales 12.057 ingresaron al sistema formal y 30.326 al no tradicional como lo son el Centro Integrado de Educación de Adultos (Cindea), el Instituto de Educación Comunitaria (IPEC), el Colegio Nacional Marco Tulio Salazar, entre otros.

Según el estudio, la matrícula en los Cindea creció en un 90% (de 24.485 a 46.404 estudiantes), entre el 2011 y 2018. Este aumento se debe a la expansión del servicio y porque muchas personas lo consideran una opción más sencilla para terminar el bachillerato.

“El asterisco que le ponemos a esto es que son modalidades con problemas para ofrecer una educación de calidad en términos académicos, de recursos humanos, de infraestructura, que limitan las posibilidades en una población a la que más bien deberíamos prestarle mucha atención, porque es la última oportunidad que tienen de incorporarse al sistema educativo y culminar con éxito”, aseguró Murillo.

A nivel curricular, algunas de estas modalidades ofrecen a los estudiantes una menor cantidad de lecciones. Por ejemplo, un estudiante de los colegios nacionales Marco Tulio Salazar recibe alrededor de 68 horas lectivas anuales de Matemáticas; es decir, un 50% menos del tiempo que brinda un colegio nocturno académico (137 horas).

En cuanto a los programas de equidad del Ministerio de Educación Pública (MEP), un avance sobresaliente ha sido el aumento en la inversión para apoyar a la población socialmente vulnerable. Este se debe complementar con estrategias de ayuda pedagógica para aquellas personas con bajo rendimiento académico, señaló el informe.

El estudio también indicó que en la formación, el reclutamiento, selección y evaluación docente tampoco se mostraron cambios significativos.

Tráfico de drogas y exclusión

Otra de las revelaciones del informe radica en que los centros de educación secundaria que se encuentran más cercanos a los lugares donde se localizan eventos delictivos como incautaciones de drogas u homicidios, presentan mayores niveles de exclusión.

En el 2017, el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) registró 95.654 incautaciones concentradas en 33 distritos del país, en las que se involucraron 118.981 personas, de las cuales 15% tenían 20 años o menos.

“Cuando revisamos los modelos para vincularlos al proceso de exclusión, lo que vamos a encontrar es que aquellos colegios, vinculados en distritos con un alto nivel de incautaciones, tienden a presentar tasas de exclusión mayores. Existe una asociación estadística fuerte. Y cuando lo vemos a nivel regional, sobre dónde se dan estas asociaciones estadísticas más fuertes, están en Zona Norte, Turrialba, Sarapiquí, Santa Cruz, San José Norte, Pérez Zeledón, Nicoya, Limón, Liberia, Guápiles, Cañas y Aguirre”, señaló el investigador.

Contrario es el caso de los centros educativos que reciben un mayor beneficio o inversión en becas de transporte y alimentación, que se asocian a menores tasas de exclusión.

Estructura compleja del MEP

El VII Informe Estado de la Educación señaló también que el MEP posee una estructura organizacional compleja, con una gestión vertical que limita la aplicación exitosa del plan de estudios.

El Ministerio está conformado por tres grandes niveles: central (ministro y viceministros, 15 direcciones y 67 departamentos), regional (27 Direcciones Regionales) y los centros educativos (personal docente y administrativo).

“Ahí hay flujos de información que van de arriba a abajo en gran cantidad y no tanto de manera hacia arriba. Muchos de los docentes y directores no se sienten escuchados”, destacó Murillo.

El estudio destacó también que los asesores tienen serias limitaciones para promover una aplicación efectiva de la política educativa. Entre estas prevalecen la gran cantidad de docentes a su cargo, la diversidad de ciclos y modalidades, la falta de incentivos, así como las dificultades de acceso a algunos centros y carencia de recursos para que puedan movilizarse.

Redes de estudio y rendimiento académico

Un estudio en el que participaron 826 estudiantes de décimo año de 30 colegios de la Gran Área Metropolitana (GAM) reveló que no existe relación entre las redes de estudio conformadas por estudiantes y el rendimiento académico en la asignatura de matemáticas.

De acuerdo con los resultados, un grupo considerable de jóvenes, en especial los que tienen notas muy bajas y las mejores calificaciones, socializan menos entre sí a la hora de estudiar.

“De la observación que hicimos en las aulas sobre profesores de Matemáticas, no había mucha innovación pedagógica. Sigue predominando la exposición magistral, muy alejado del trabajo nuevo que plantean los programas de un docente, promoviendo el trabajo en grupo y la resolución de problemas. Tampoco se utiliza la tecnología como apoyo didáctico y sigue imperando la pizarra”, aseguró la investigadora del Estado de la Educación, Isabel Román.

“Es preocupante que después de seis años de aplicar la reforma a Matemáticas no se empiecen a ver cambios sustantivos”, añadió.

Fuente: https://semanariouniversidad.com/pais/53-000-menores-de-edad-se-encuentran-fuera-del-sistema-educativo/

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Conmovedora carta al sistema educativo de los padres de un niño con TEA

Redacción: Border Periodismo

El duro derrotero de los padres de Donato en la lucha por la escolarización plena.

Hace unos días, buscando herramientas para poder canalizar nuestra angustia y soledad, junto con mi esposo, releemos detenidamente el Art. 24 sobre la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad: “Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida.”

Nuestras miradas quedaron fijas en el fragmento “sobre la base de igualdad de oportunidades” y a partir de ahí no pudimos continuar con la lectura. No pudimos continuar porque pensábamos precisamente en esta palabra: Oportunidades.

Y pensábamos en nuestro niño, de tan sólo ocho años quien fue diagnosticado con TEA (Trastornos del Espectro Autista) cuando tenía un año y medio. A partir de ahí, comenzó nuestra aventura no sólo con médicos y estudios, también en centros terapéuticos, obra social y escuela.

Desde que nuestro hijo ingresó a esta gran montaña rusa llamada “sistema educativo” nuestros niveles de estrés y desolación fueron en aumento a medida que nuestro pequeño pasaba de un año a otro. Cada año nos esperó con más de lo mismo, papeles y planillas para llenar, órdenes médicas, presupuestos y la incertidumbre de no saber si al comenzar el año, tendríamos todas las terapias y apoyos aprobados por la obra social. Necesitábamos de esa palabra “aprobado” para lograr transitar el año un poco más aliviados y dedicar nuestras energías a la rutina familiar.

Nuestro primer gran golpe fue la sala de 5 años, el pre-escolar, un listado de objetivos pedagógicos y “contenidos” nos agobió durante todo ese año porque si nuestro hijo no lograba alcanzarlos, la única recomendación viable por medio de su escuela era la permanencia o pasaje de escuela especial. Ese había sido el veredicto final. Y claro, él era distinto, y sus tiempos de aprendizaje también lo eran, y sus maneras de construir sus aprendizajes también. Él no entraba ni cumplía con los parámetros de normalidad que la escuela y la sociedad requieren.

La decisión de rechazar ambas propuestas fue por nuestra propia cuenta, sin el apoyo de su maestra, directora, maestra integradora, equipo terapéutico ni la coordinadora del centro que realizaba el acompañamiento escolar. Se supone que luego de los padres, son las personas qué más conocen a nuestros hijos pero, en realidad, lo que conocen es una “idea” de lo que nuestros hijos son y pueden, acompañados de ciertos mitos y personajes de ficción.

El cambio de escuela fue la gran salida para romper una estructura que no le hacía bien a nuestro hijo ni a nosotros, sus padres. La escuela estatal nos ofrecía la oportunidad que veníamos anhelando: ahora sí íbamos a poder defenderla con hechos.

Con un primer año exitoso en donde tuvo que procesar muchos cambios (escuela, compañeros, maestros, acompañante, etc.) todo nuevo, logramos encontrar un poco de alivio, pero como mencionábamos al principio el segundo año de la gran montaña rusa trajo consigo una curva demasiada angustiante y les resumiremos cómo nuestro relato se desmoronó a días de haber iniciado las clases.

La escuela privada ya nos había enseñado su lado más «privado» y varias veces caímos en la incertidumbre del ¿y ahora qué?, ¿cómo seguimos?

Hemos perdido valiosos años y aprendimos la lección. Pero lo peor es que nuestro niño ha perdido muchísimo tiempo respecto a su aprendizaje. Y los padres sabemos la importancia y el valor del tiempo en el aprendizaje de los hijos, especialmente hacia aquellos que presentan algún desafío. Hoy a pesar de defender y luchar por la inclusión tenemos dificultades para creer nuestro propio relato.
En seis meses vamos por la tercer acompañante escolar, y todas las razones por las cuales renuncian son sumamente entendibles y válidas pero, ¿quién nos entiende a nosotros?

Seguimos sin poder comenzar las clases a una semana del retorno escolar, no sólo pasaron seis meses, para nosotros «perdimos seis meses». Otra vez nuestro hijo deberá esforzarse para establecer el vínculo con una persona nueva, pasamos de una psicóloga a una psicopedagoga y ahora una T.O. Distintas miradas, distintos abordajes, distintas personalidades y rostros que les son difíciles de procesar. Hace unos días, personal docente de la escuela se comunicó telefónicamente con nosotros para preguntarnos cuáles eran los motivos por los cuales él no estaba asistiendo. Explicamos la situación de la falta de acompañante y a continuación un silencio de sepulcro que dice más que cualquier palabra. No te lo dicen pero lo dan a entender: “Sin acompañante mejor no”

Queremos creer que, en algún momento, la inclusión escolar va a ser una alternativa viable para los nuestros o lo que sería mejor, quisiéramos vivir en una sociedad en donde la palabra inclusión no exista porque tampoco existiría la discriminación o la falta de empatía. No queremos seguir leyendo resoluciones con palabras que encandilan pero no protegen a nuestro hijo ni a los de nadie.

Es urgente implementar un cambio educativo, ir a las bases de la formación docente, dejar de enseñar planificaciones ideales para alumnos “tipo” y reconocer que la práctica es muy distinta a la teoría pero para llegar a eso es necesario romper muchas estructuras mentales, eliminar barreras, mitos y prejuicios.

Como padres, queremos cumplir con nuestro rol, tan solo eso. No queremos ser acompañantes de nuestro hijo, metidos en el aula con él para poder ayudar a la maestra porque es evidente que con él «no puede»; y aunque comprendemos la situación de los docentes no podemos excusar la falta de humanidad de muchos de ellos. Pasan los años, pasan los gobiernos, pasan las docentes y nos pasa la vida y la vida de nuestros hijos pasa también.Hace tiempo leímos una frase de John Lennon que decía: “La vida es lo que nos pasa mientras estamos haciendo otros planes”. Y así, la vida nos pasó y nos pasa, también a nuestro hijo. Sin embargo, para él los cambios en lo que respecta a su aprendizaje han sido escasos, porque precisamente este sistema educativo le ha negado esas oportunidades de innovar, porque le ha sido más cómodo repetir o automatizar.

Un sistema insostenible que permanece inmutable, rústico y prehistórico vestido de blanco, un sistema para todos en teoría pero para pocos en la práctica. Y nos tendríamos que sentir afortunados: al menos no esperamos una vacante.

Muchas veces se siente la sensación de estar metido en un laberinto circular en el que sólo damos vueltas, sin encontrar la salida. Duele, porque desgasta y por sobre todas las cosas, el único perjudicado es nuestro hijo. Ésta puede ser también tu historia, la de muchos papás que todos los días tenemos que enfrentarnos a esta realidad. Hoy todavía no puede ir a clase y aunque sabemos que podríamos llevarlo no podemos hacerlo porque la maestra no está preparada y porque tiene una integradora de la cual todavía seguimos esperando que haga su trabajo de inclusión. La realidad es que si no fuera porque sus padres se mueven, activan, no se quedan y la luchan, no sabemos qué sería de él. Y lo hacemos porque queremos que tenga las mismas oportunidades que todos sus compañeros, que el tránsito por la escuela le sea placentero y se lleve los mejores recuerdos pero, por sobre todo, porque lo amamos y porque se merece lo mejor que le podamos brindar.

Gabriela y Martín, padres de Donato

Fuente: https://borderperiodismo.com/2019/08/13/conmovedora-carta-abierta-al-sistema-educativo-de-los-padres-de-un-nino-con-te/

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