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Convocatoria para el premio Mercosur de Ciencia y Tecnología

Estudiantes de enseñanza media y universitaria, jóvenes investigadores y equipos de científicos graduados podrán presentar trabajos que representen una potencial contribución para el desarrollo científico y tecnológico de la región

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva lanzó este semana su convocatoria para que estudiantes de enseñanza media y universitaria, jóvenes investigadores y equipos de científicos graduados participen del Premio Mercosur. El 29 de abril es la fecha límite para presentar los trabajos.

La iniciativa tiene como objetivo que los jóvenes presenten trabajos que brinden soluciones para problemas concretos de la región.  El 29 de abril es la fecha límite para presentar los proyectos.

Bajo el lema «Innovación y emprendedorismo», en esta edición se crearon cuatro categorías: Iniciación científica, Estudiante Universitario, Investigador Senior e Integración. El premio persigue la contribución para el desarrollo científico y tecnológico de la región.

El Premio fue creado por la Reunión Especializada de Ciencia y Tecnología (RECyT) y está auspiciado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil (MCTI/Brasil), el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Venezuela (ONCTI / Venezuela) y la Confederación Nacional de la Industria (CNI Brasil), con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq/Brasil), el Movimiento Brasil Competitivo (MBC), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología del Paraguay y el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.

FUENTE: Más información: www.premiomercosul.cnpq.br

 

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Bolivia: La maestra indígena que revoluciona las aulas rurales

www.elpais.com/09-03-2016/Bolivia

Lucinda Mamani ha sido finalista del Global Teacher Prize con un proyecto de empoderamiento de adolescentes en el campo boliviano.

Lucinda Mamani, primera maestra boliviana en ser nominada al Global Teacher PrizeFoto de Carola Andrades
En la escuela de Calería, una comunidad indígena aimara a 70 kilómetros de la ciudad de La Paz (Bolivia), los libros se cuentan con los dedos de una mano, la pizarra es analógica y los pupitres de madera se agolpan en aulas estrechas. Los dos niveles de la unidad educativa acogen a más de un centenar de estudiantes que, en muchos casos, caminan durante horas con el único objetivo de aprender. La comunidad, en la que viven alrededor de 150 familias dedicadas a la producción de leche, papa y quinoa, tiene electricidad y agua potable desde hace algunos años, pero sus habitantes todavía no conocen de primera mano lo que es un retrete, a pesar de que recientemente instalaron la antena que les abrirá las ventanas infinitas de Internet.

Lucinda Mamani —30 años, moño de bailarina y ojos de gato— es maestra de 80 alumnos de secundaria en Calería y hasta la fecha la única profesora boliviana en estar nominada al premio Global Teacher Prize 2016, que dota con un millón de dólares al docente que haya realizado una contribución extraordinaria a la profesión. En su caso, lograr la participación y el empoderamiento escolar de niñas y adolescentes del área rural, ha resultado ser toda una proeza.

Cada mañana desde hace siete años alista sus libros, se abriga para combatir el frío de Los Andes y sale de su casa en la ciudad de El Alto, colindante con La Paz, rumbo a Calería. Para hacer el trayecto de casi dos horas, por donde no pasa ningún medio de transporte público, levanta el dedo y se sube en uno de los camiones que llevan toneladas de piedra caliza hasta la ciudad y retornan al campo. “Ya me conocen”, dice con confianza.

En 2013, Lucinda fue testigo de un hecho que cambió su forma de entender la educación. “En el acto de elección de representantes de alumnos de la escuela me di cuenta que no existía apenas participación de las mujeres, solo estaban en las secretarías de deportes y danza. Empecé a hablar con las chicas y me dijeron que tenían temor de ofrecerse, que no se veían capaces de dirigir el colegio”.

A pesar de que Bolivia ha dado grandes pasos en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, todavía persisten altos índices de discriminación y violencia hacia mujeres y niñas que se agravan en el ámbito rural. Ser niña, pobre, indígena y campesina es una de las mayores exclusiones sociales que perduran en el país. Un niño no indígena de una zona urbana perteneciente a una familia de ingresos altos completa en promedio 14,4 años de su escolarización, mientras que una niña indígena de una zona rural perteneciente a una familia de ingresos bajos completa solo dos años, según Unicef.
Bajo ese contexto nació el proyecto de esta maestra para la búsqueda de la igualdad de género en la escuela rural empezando por los estudiantes, pasando a las madres y padres y extendiéndose a los 30 colegios del municipio de Pucarani y a otras escuelas de la región. Primero, con clases de teatro en las que los alumnos se ponían en la piel de sus compañeras y sentían los efectos del rechazo y la discriminación. Después, con información y talleres sobre los derechos de las mujeres, como las 16 formas de violencia que pueden denunciarse gracias a la ley que garantiza una vida libre de violencia. Y, finalmente, incluyendo de manera transversal en todas las asignaturas la temática de mujeres, violencia y equidad de género.

“En historia vamos analizando el pasado, cómo han sido vulnerados los derechos de las mujeres. En matemáticas, en lugar de trabajar con números fríos, utilizamos estadísticas como que somos el 52% de la población del país o el número de mujeres que sufre violencia”, cuenta. La mitad de las mujeres en Bolivia asegura haber sido víctima de violencia psicológica, sexual o física en algún momento de su vida, cifra muy por encima de la media en la región, según la Encuesta Nacional sobre Exclusión Social y Discriminación de la Mujer elaborada por la Coordinadora de la Mujer en 2015 con apoyo de la cooperación española.

Cada día, 16 niñas, niños o adolescentes sufren algún tipo de violencia sexual en el país pero sólo denuncia el 5% de los casos ya que en la mayoría de ellos el agresor es un familiar o del entorno cercano de la víctima. “En la escuela no se ven tanto estas agresiones, pero la violencia también está en las miradas de desprecio o en la ignorancia”, apunta la maestra, que insiste en que algo está cambiando en Calería. “Ahora las chicas no tienen miedo de participar. Se están dando pasos poco a poco”.
El nueve de diciembre de 2015 todos los medios de comunicación en Bolivia se hicieron eco de la nominación de Lucinda al conocido como el premio Nobel de la enseñanza. Ese día su familia, aimara de clase humilde, lo celebró con un plato de trucha del lago Titicaca y un panettone, clásico bizcocho italiano integrado a las tradiciones navideñas bolivianas. “Estaba llegando de Calamarca de una comunidad, yo trabajo por ese lado, y no me lo creí. Entré a Internet y ya había una noticia: una profe alteña es una de las 50 finalistas del mundo entre ocho mil maestros”, relata con orgullo Alejandro Mamani, padre de Lucinda.

Mamani narra tiempos pasados en los que la familia tuvo que abandonar su comunidad de origen a orillas del lago Titicaca para desplazarse a El Alto en busca de un futuro. Lucinda, la mayor de tres hermanos, recuerda su infancia entre el trajín de llevar baldes de agua del río a su casa y las horas que pasaba en la biblioteca de su colegio.

A pesar de su afán por leer y aprender, llegó al mundo de la enseñanza de casualidad. Quería ser enfermera, pero se inscribió, sin apenas meditarlo, en la escuela normal de formación de maestros de Warisata —primera universidad indígena rural del país— y su nombre apareció en las listas, cuenta su padre, que también es maestro, al igual que uno de sus hermanos.“Yo le dije ‘si aquí has venido tienes que regresar maestra pero bien formada, una vez que salgas tienes que revolucionar, te esperan centenares de niños en las escuelas’”.

La primera vez que Lucinda subió a un avión y salió del país fue en abril de 2014. Los dirigentes de Calería decidieron apostar por su trabajo y le pagaron un viaje a Ecuador para que mostrara los logros alcanzados en su comunidad. Lucinda no solo ganó el primer premio de excelencia educativa otorgado por la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina sino que además conoció a otros colegas de profesión que la animaron a presentarse al Global Teacher Prize.

Aunque no ha quedado entre los 10 finalistas del premio, ser una de las 50 mejores docentes entre ocho mil nominados de 148 países del mundo no solo es un éxito a nivel numérico sino, como admite ella, es un homenaje a las maestras rurales de Bolivia, tan invisibles pero a la vez tan necesarias.

Gracias a la nominación y al impacto mediático, las autoridades políticas han prometido dotar a Calería de algunos insumos necesarios. El ministro de Educación, Roberto Aguilar, aseguró que el Gobierno donará un lote importante de libros y documentos para crear una biblioteca modelo para la región. “Mi sueño es que en la escuela podamos tener un hermoso espacio repleto de libros y un comedor para los estudiantes. También me gustaría instalar carpas solares para producir nuestros propios alimentos y una emisora de radio en la comunidad para difundir la voz de los maestros rurales a todo el país», dice esperanzada.

Lucinda ganó en 2014 el premio a la excelencia educativa que otorga la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina. En la imagen posa con el galardón.

Lucinda ganó en 2014 el premio a la excelencia educativa que otorga la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina. En la imagen posa con el galardón/ foto de Carola AndradeS.
En el despacho del presidente del concejo municipal de Pucarani, un cuadro con la imagen de Evo Morales gobierna el espacio desde lo alto de una pared. David Flores, antiguo director de la escuela de Calería y hoy máxima autoridad del órgano legislativo local, alaba el trabajo de Lucinda. “Realmente han sido fortalecidas las mujeres, ahora las jóvenes ya no se sienten menos que los varones. Están atreviéndose a tomar cargos importantes en los consejos estudiantiles, antes no se veía, siempre manejaba varón como presidente”.

Lucinda sostiene el premio de Ecuador entre las manos y pierde la mirada entre las mesetas y cordilleras donde se gestaron las primeras escuelas indígenas en la primera mitad del siglo XX. Y allí, precisamente donde los pueblos originarios lucharon para acceder a la educación en su lengua materna después de siglos de exclusión, la revolución continúa. “Ya no puedo dejar esto. Quiero que este sueño se extienda a todo el país”.

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Ya (nos) evaluaron y ahora ¿qué sigue?

Parece que al gobierno mexicano le gusta construir soluciones por el camino largo. El anuncio reciente de los resultados de la evacuación en educación básica y media superior para docentes y directivos en servicio así lo demuestra.

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La correlación entre evaluación del desempeño y elevación de la calidad educativa, no aparece, si es verdad como presumen las cifras que el 15.3% de los evaluados están en el rango de insuficientes, entonces el resto el 84.7% está en el margen de suficiente con sus distintos subniveles, de excelencia o alto rendimiento, aceptable y aceptable con marcadas deficiencias. Quiere decir que de acuerdo a las cifras de la SEP 8.5 docentes y directivos evaluados de cada 10 docentes, están en el margen de suficiencia y yo pregunto ¿por qué no obtenemos las mismas cifras en lo que reportan otro tipo de evaluaciones como PISA o lo que fue Enlace y que ahora se llama Planea?. La siguiente correlación se localiza en el vínculo entre evaluar desempeño docente (en función de los docentes), con evaluar aprendizajes obtenidos (en función de los alumnos). Parece que la obsesión de la SEP de evaluar todo y a toda costa, ha terminado por meter a dicha dependencia gubernamental en un callejón sin salida.

Una pregunta que aparece “a toro pasado” ¿para qué evaluar?, con fines diagnósticos, para emprender una intensa cruzada de formación permanente a partir de las inconsistencias dicentes detectadas, para cumplir con las recomendaciones provenientes de las OCDE y del resto de los organismos multinacionales, para continuar golpeando al SNTE? Para qué

Desde mi modesta lectura las cifras que ha anunciado el titular de la SEP no reflejan de ninguna manera la realidad de lo que sucede en nuestro sistema educativo. Peor aún, las cifras me parecen que han sido maquilladas para dar un panorama halagüeño, sin embargo no cuento con las pruebas en la mano para demostrarlo. Lo que si tengo es que aun con las profundas inconsistencias en la fase de aplicación, en donde a los maestros se les obligó a asistir y permanecer durante ocho horas en un examen totalmente antipedagógico dividido en dos grandes aspectos: de conocimientos y de planeación argumentada in situ.

nuño-evaluación1¿Hacia dónde va la SEP con este complejo galimatías que ha construido y si tiene claro hacia dónde va, será este el camino correcto que ha elegido para alcanzar dicho destino? Según las evidencias que arrojan estos resultados la SEP no tiene claro ni el punto de llegada ni tampoco el trayecto que debe seguir para conseguirlo. Está ensayando o experimentando a costa de los cientos o miles de docentes indignados, humillados y obligados a presentarse bajo un formato de evaluación que ni siquiera legitima, ni valida ninguna línea de  la mal llamada reforma educativa.

En educación si no se trabajo con el factor disposicional todo lo que se haga tiene un fracaso asegurado, el terrorismo pedagógico ha estado antes, durante y después del experimento de la evaluación, ¿será ese discurso de beligerancia pedagógica el que nos llevará a mejorar nuestros estándares y la calidad del servicio educativo en México?

El único camino posible es que hay que construir el camino de una manera pausada, detenida, y bajo una nueva estrategia, creo que la OCDE destinataria directa de este experimento reprobará una vez más al gobierno mexicano en sus acciones educativas. Lo demás les toca a los miles de docentes de arreglar y modificar. Ya nos evaluaron y ahora que se le ocurrirá la SEP para seguir en su búsqueda incesante de llegar a la ninguna parte.

publicado primeramente por: www.educacionfutura.org

 

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Política de Evaluación Docente, primera toma.

Guiar la política de evaluación en educación, ha sido la principal consigna del INEE como órgano público con autonomía constitucional. El artículo 10 de La Ley del INEE, define al Sistema Nacional de Evaluación Educativa como “un conjunto orgánico y articulado de instituciones, procesos, instrumentos, acciones y demás elementos que contribuyen al cumplimiento de sus fines, establecidos en la Constitución”, el INEE es el encargado de coordinar todo ese trabajo. En las siguientes líneas revisaremos en qué condiciones llegan a la evaluación del Servicio Docente.

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Antecedentes

Desde el 2002, el INEE ha demostrado un trabajo serio en materia de evaluación educativa, y se ha venido consolidando en el transcurso de los años recientes. A partir de la información y análisis generados por el instituto, se han creado recomendaciones para atender las debilidades identificadas, sin embargo, en 2012, se publicó “El uso de los resultados de las evaluaciones del INEE por las autoridades educativas”, donde se menciona que los resultados generados han trascendido muy poco en el diseño de políticas educativas por parte de los diferentes gobiernos.

Este Sistema Nacional de Evaluación Educativa tiene pocos años de preparación, y lo han conformado como parte esencial de la reforma educativa. El INEE ha diseñado los instrumentos para: la evaluación del logro educativo de los alumnos, evaluación de condiciones básicas para la enseñanza y el aprendizaje; los reglamentos escolares; y ahora aparecen los resultados de la evaluación del desempeño docente.

Entre los diversos informes del INEE, destacan: Indicadores y resultados desfavorables; Bajos niveles de cobertura, desigualdad en asistencia y permanencia en la escuela; Desigualdades de avance escolar; Problemas de servicios e infraestructura; Deficiencia en condiciones organizativas y pedagógicas; Desfavorable clima escolar, reglamentos y castigos; Bajo logro educativo, eficiencia terminal incierta; Intervención estatal poco efectiva, esfuerzos educativos inerciales, y más.

Entonces, en ese collage de fotografías hay que insertar la que se refiere a los resultados de la evaluación docente. A diferencia de los resultados de los exámenes de “Carrera magisterial”, a los que estábamos acostumbrados, el INEE puso a disposición del público los criterios de la Evaluación docente y algunos enlaces de apoyo a los docentes.

Recordemos que cuando se anunció el proceso de evaluación del desempeño docente, se desataron muchas críticas que se combatían con argumentos, declaraciones y publicaciones. Y al principio se hablaba de hasta diez instrumentos para tener una mirada amplia acerca de la complejidad del trabajo docente. Se incluían, entrevistas, observaciones, grupos focales, resultados de los alumnos, apreciaciones de los padres de familia, y más.

El 24 de abril de 2015, la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente publicó el documento: “Etapas, aspectos, métodos e instrumentos. Proceso de evaluación del desempeño docente”. Las etapas se bosquejaban en momentos de aplicación, y en el mismo documento se describían, a grandes rasgos, los métodos e instrumentos de evaluación.

Etapa 1. Informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales

Etapa 2. Expediente de evidencias de Enseñanza

Etapa 3. Examen de conocimientos y competencias didácticas que favorecen el aprendizaje de los alumnos

Etapa 4. Planeación didáctica argumentada

Etapa 5. Examen complementario (para profesores de segunda lengua, en secundaria).

evaluacion-michoacan5Para presentar cada etapa los profesores fueron acompañados por cursos a través de las escuelas normales, centros de maestros, grupos sindicales, libros ex profeso impresos por diversas editoriales y otras opciones de organismos particulares. Entre la incertidumbre y la indeterminación de fechas movidas, instrumentos reducidos a etapas, y manifestaciones en rechazo, se aplicó la evaluación docente.

Algo que resaltó en el trabajo de muchas estrategias, fue el desconocimiento (o nociones incompletas) de lo que implica el trabajo docente, en materia normativa, pedagógica, didáctica o administrativa. Y los primeros efectos de la evaluación docente se sintieron en la autoevaluación que realizaban maestras y maestros sobre lo que sabían y lo que les faltaba.

Pero en la evaluación docente también sale a la luz, el sistema de actualización docente, que es responsabilidad de las autoridades educativas. Esto lo reconoció el secretario Nuño en el Comunicado 57, donde mencionó que los cursos de capacitación continua del magisterio “no tienen pertinencia, y la oferta educativa de profesionalización no es de calidad”. Punto a favor de los maestros.

resultados-evaluacionLa libre interpretación

Hace unos días Roberto Rodríguez (Campus, 2/03/2016) hizo una revisión de las apreciaciones que tienen los titulares de las dependencias, o los autores de diversos medios de comunicación para hablar de “buenos” o “malos” resultados. La distribución de resultados en números absolutos o relativos, requiere un análisis pormenorizado, tomando en cuenta más información sobre los profesores evaluados.

El INEE ha reconocido que realizará mejoras a los instrumentos y condiciones de la evaluación. Ya que hay muchas áreas de oportunidad para consolidar la evaluación de los profesores en servicio. Sin embargo, no se han cruzado los resultados de los docentes, con los resultados de las pruebas estandarizadas de logro escolar en los estudiantes (que sería interesante conocer).

¿Cómo ver los resultados? Si se reconoce una división de “aprobados” y “reprobados”, la debilidad de la educación ha de estar en otro lado. Pero debemos tener nuestras reservas, ya que los instrumentos también recaban lo que el docente “sabe”, y no necesariamente reflejan lo que el docente “hace”. Como todas las pruebas estandarizadas, la información que arroja es parcial, y se necesita completar la mirada desde otras aristas.

ASF SEPLos evaluadores, evaluados

Un día antes de la publicación de los resultados salió una nota en que se informa que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), determinó que “la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación no cumplieron con el objetivo de utilizar los resultados de los exámenes en el nivel básico –de alumnos, docentes y escuelas– para la toma de decisiones y emitir directrices y acciones de política pública que contribuyan a mejorar la calidad de la enseñanza” (La Jornada, 28/02/2016).

Para el análisis del ejercicio de 2014, la ASF señaló que no se ha consolidado el Sistema Nacional de Evaluación Educativa. También convendría pedirle a la ASF, que marcara el nivel de cumplimiento que han tenido las autoridades educativas, para ver en qué nivel están. Lo malo de esa información, no es la mala imagen de nuestras instancias educativas, sino que, de ser insuficientes, no tenemos mecanismos para despedirlos, o capacitarlos.

Jefe de redacción de Voces Normalistas

Conductor de “Dimensión Educativa”, en Radio Ciudadana, 660 AM.
Twitter: @pluralidad

Publicado primeramente por www.educacionfutura.org

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Educación: Otro paso equivocado

Educación: Otro paso equivocado

José Joaquín Brunner

Aprovecho esta columna de verano para analizar un tema de gran importancia futura, tanto para la educación como para la regionalización, descentralización y desarrollo del país y su sociedad civil y funcionamiento del Estado. Me refiero al proyecto de ley que crea un nuevo sistema de educación subvencionada provista localmente, hoy en manos de las municipalidades y que mañana -si este proyecto prospera- pasaría a manos de unos servicios públicos locales de los cuales dependerían los colegios mientras los servicios dependerían de una dirección nacional del Mineduc.

Se trata, en breve, de transferir el subsistema de educación local desde un órgano autónomo del Estado, dirigido por un gobierno democráticamente elegido, a un órgano burocrático centralmente comandado.

Invitado el lunes 18 de enero a exponer ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados sobre el mencionado proyecto, expuse allí mi evaluación negativa de éste -de su filosofía de fondo y de la institucionalidad que propone- en los términos que expongo en estas notas.

Teoría del cambio

La reforma en curso de la educación ha tenido serios problemas de conducción y gestión. Como señaló en su momento el ministro del Mineduc encargado de ponerla en marcha y dirigirla durante el primer año: “En un año dos meses, yo tenía que hacer una nueva carrera docente, reorganizar la educación particular subvencionada, reestructurar la educación pública, y hacer el cambio del financiamiento de la educación superior. Era imposible hacer las cosas bien a ese ritmo […] Vi que claramente estábamos metidos en una vorágine de reformas que no íbamos a ser capaces ni de diseñar apropiadamente, ni de tramitar políticamente, sin provocar excesivos conflictos”. Y remató con franqueza: “Ni Superman puede diseñar técnica y políticamente bien una cantidad de reformas que son complejas y, al mismo tiempo, gestionar bien” (Ministro Nicolás Eyzaguirre, El Mercurio, 6 de septiembre de 2015).

A mi entender -aunque ha habido innumerables errores- el déficit mayor no ha sido de gestión y ritmo. Más bien, ha sido de concepción y enfoque del cambio del sistema. Mi opinión es que ha faltado derechamente una adecuada teoría del cambio o ésta ha sido débil o equivocada.

En educación, los procesos de cambio buscan esencialmente mejorar los resultados del aprendizaje de los niños y jóvenes, mediante la provisión más equitativa de oportunidades de mayor calidad para todos. Esta es la cruz de la cuestión. La pregunta que sigue, entonces, es cuáles factores y variables necesita afectar la política para transformar el sistema en el sentido buscado de calidad y equidad.

A nivel mundial, la investigación identifica tres factores principales, cada uno compuesto por múltiples variables, que las políticas públicas necesitan transformar para lograr ese objetivo de calidad y equidad (Unesco, 2015; Hanushek y Woessmann, 2014; OECD, 2014, 2000). Esos factores son los siguientes:

Primero, las condiciones del hogar o la familia y sus circunstancias comunitarias. Éstas incluyen condiciones (i) de status o estructura y (ii) de proceso.

Las primeras tienen que ver con los capitales económico, social y cultural de los padres; la salud de la madre y la estabilidad del período de gestación del hijo o hija; la dotación de recursos de aprendizaje en el hogar y el entorno comunitario de la familia.

Las segundas, las condiciones de proceso, tienen que ver con la organización del núcleo familiar, la calidad de los vínculos e interacciones entre los miembros de ese núcleo, el clima afectivo y los procesos de apego y socialización, desarrollo del lenguaje y de competencias socio-emocionales de los infantes, atención en salas cunas y jardines infantiles.

Sabemos por la investigación educacional realizada en países desarrollados y en desarrollo, y por la investigación de las ciencias del aprendizaje, que las variables que operan durante la primera infancia desempeñan una función decisiva en el desarrollo de las destrezas que determinan resultados posteriores en la vida. Desde el informe Coleman (1966) hasta el estudio de Radford y colaboradores (2010) hay cientos de investigaciones que muestran que la familia, más que la escuela, es la mayor fuente de desigualdad en el desempeño de los estudiantes. El premio Nobel de economía, James Heckman (2005) observa que en torno al tercer grado, las brechas de rendimiento escolar entre niveles socioeconómicos se vuelven estables, lo cual indica que la escuela tiene posteriormente escaso efecto a menos que sea de alta calidad e impacto positivo.

El segundo factor es la efectividad de la escuela. Se entiende por tal su capacidad para llevar a todos los niños y niñas a alcanzar estándares exigentes de aprendizaje, permitiéndoles compensar las desigualdades de la cuna (Scheerens, 2013; Ko y Sammons, 2013; OECD, 2012; Sammons, 2007). La literatura distingue habitualmente entre dos tipos de variables influyentes.

Por un lado, las variables de insumo -como tamaño del curso, gasto por alumno, proporción de profesores no certificados y proporción de ellos con grados avanzados- que según algunos estudios tienen una incidencia comparativamente menor (Hanushek y Woessmann, 2014; Hanushek, 2003; OECD, 2000).

Por otro lado, y con impacto significativo, se identifican políticas de carácter cualitativo, tales como frecuente feedback ofrecido a los estudiantes, instrucción guiada por datos, altas dosis de tutorías en pequeños grupos, mayor tiempo dedicado al aprendizaje y altas expectativas por parte del personal docente y directivo respecto de todos los estudiantes. Estas cinco políticas explicarían casi la mitad de la variación en la efectividad escolar (Dobbie y Fryer, 2012).

También en Chile ha ido acumulándose una incipiente literatura de revisión teórica y evidencia práctica sobre escuelas efectivas y su mantención en el tiempo (Bellei et al, 2015, 2004; Brunner y Elacqua, 2003).

Por último, la institucionalidad dentro de las cuales se desenvuelven las escuelas es el tercer factor que condiciona los resultados del aprendizaje y las diferencias del rendimiento entre estudiantes. Llamamos a este factor comúnmente ‘reglas del juego’; esto es, aquellas que rigen el comportamiento de los colegios y de sus miembros. Sus principales variables macro son la gobernanza del sistema y el régimen de provisión junto con las normas que regulan a los establecimientos, su organización, supervisión y accountability. En el nivel micro, en tanto, inciden las condiciones e incentivos que determinan el comportamiento y el desarrollo de los colegios: sus niveles de autonomía, modalidades de reclutamiento del personal directivo y docente, carrera profesional, formas de evaluación externa, control de calidad, redes de asistencia técnica, modalidades de asignación y uso dentro del establecimiento de los recursos recibidos, etc. (Hanushek y Woessemann, 2014).

Visión estratégica

A partir de la evidencia disponible se ha creado un sólido consenso sobre la incidencia de esos tres factores -y sus correspondientes variables- en las diferencias del aprendizaje de los estudiantes. Se sabe que ella es comparativamente mayor en el caso de la familia, mediana en el de la escuela y menor en el caso de la institucionalidad. Por ejemplo, un estudio de Wolff y Woessemann (2004), basado en resultados de la prueba Pisa, estima que la institucionalidad -donde estos autores consideran exámenes externos administrados a los establecimientos y algunos aspectos de su autonomía como elección de textos escolares, contratación del personal docente y asignación interna de recursos presupuestarios- explicaría alrededor de un 25% de la variación total de resultados del aprendizaje.

Otra cosa, claro está, es la facilidad para intervenir mediante políticas públicas: ésta es inversamente proporcional al peso explicativo de esos factores; es decir, es más fácil modificar la institucionalidad que mejorar la efectividad de las escuelas. Y lo más difícil es transformar las condiciones de status y los procesos en el nivel de familia y hogar. A su vez, los efectos de cada una de esas políticas dependen fuertemente de su implementación y, además, de su interacción.

En cualquier caso, no debería extrañar que las principales medidas de reforma impulsadas por el gobierno se dirijan básicamente hacia los aspectos institucionales, tanto al nivel preescolar como escolar y superior. Esto conduce a que también nuestra discusión pública gire en torno a aspectos institucionales, tales como la naturaleza jurídica de los sostenedores, la administración de la provisión estatal, la supervisión de los proveedores, los mecanismos de financiamiento, las reglas de rendición de cuentas, el número y tipo de exámenes externos, etc.

Independiente de su mérito, debe tenerse presente sin embargo que el potencial transformador de esas medidas respecto de los logros del aprendizaje -y su distribución social- es relativamente pequeño. No afecta si no indirectamente al principal agente de la efectividad -las escuelas- ni más que marginalmente al factor que mayormente explica la desigual repartición del logro educacional -la familia, el hogar-.

En el lenguaje de la prensa y de algunos actores se apunta hacia esta debilidad cuando se dice que la actual reforma otorga escasa atención y prioridad a la calidad de la educación, la sala de clases y los procesos de aprendizaje. Las propias autoridades manifiestan algo parecido cuando evaluando retrospectivamente el proceso declaran: “Quizá debimos haber partido por la educación pública”.

Desafío crucial

Pues bien. Ahora estamos donde se debió partir pero en realidad seguimos donde mismo: o sea, discutiendo aspectos institucionales que, al final del día, tienen una incidencia secundaria sobre el mejoramiento del aprendizaje de las nuevas generaciones.

¿Qué deberíamos estar discutiendo en cambio? ¿Dónde está el mayor problema de nuestra educación?

Creo que todos reconocemos que el desafío más grande, el más complejo también, es permitir al 40% o 45% de nuestros niños y jóvenes que hoy en promedio no logra dominar a los 15 años las competencias cognitivas mínimas esperadas a esa edad, superar ese umbral mínimo.

Es vital hacerlo pues esas competencias son esenciales para seguir aprendiendo a lo largo de la vida, cursar la enseñanza superior y desempeñarse satisfactoriamente en la economía, la sociedad y la cultura contemporáneas. Doy por supuesto que colegios efectivos que alcanzan esa meta para una amplia mayoría de sus alumnos también logran buenos resultados en el desarrollo de las capacidades socioemocionales y habilidades claves del sigo XXI.

Este es el test decisivo al que debemos someter cualquier iniciativa de reforma, trátese de la educación temprana, preescolar, básica, media o superior.

En esta perspectiva, atender al punto de partida es lo más crucial. En efecto, se estima que las disparidades de resultados cognitivos, sociales, de conducta y salud entre niños de familias con bajos y altos ingresos se evidencia ya a los nueve meses y aumentan con la edad. De hecho, la mayor parte de la brecha de ingresos emerge antes de los cinco años y se mantiene sin mayores alteraciones a lo largo de la educación primaria (Halle et al., 2009; Reardon, 2011).  Según Heckman (2013), las desigualdades transmitidlas por el hogar asociadas al nivel educacional e ingreso de los padres, se han consolidado a los 18 años de edad y explican alrededor de un 50% de la desigualdad salarial a lo largo de la vida.

Me parece que el proyecto de desmunicipalización de la educación no pasa este test. En primer lugar, porque se hace cargo sólo de la mitad de los estudiantes (o menos) que asiste a la enseñanza obligatoria. Deja fuera en cambio a una parte importante de los jóvenes pertenecientes a aquel 40% de rendimiento inaceptablemente bajo perteneciente a colegios privados subvencionados.

Por mi parte, he expuesto en diversos foros y por escrito que el sistema debe ser reformado mediante políticas que aborden al conjunto de los estudiantes, sin introducir diferencias discriminatorias adicionales entre ellos, particularmente entre estudiantes de menores recursos. Idealmente, un régimen mixto de provisión -y entiendo todos estamos comprometidos a mantenerlo y perfeccionarlo- debería avanzar hacia la igualdad de trato entre los estudiantes y colegios reconocidos oficialmente y que cumplen sus funciones de acuerdo con las normas, reglas, currículo, estándares y financiamiento determinados por el Estado.

Me temo que la mayoría de las medidas concebidas por la actual reforma van en sentido contrario y buscan establecer tratos preferentes para unos y discriminatorios para otros.

Preferencia municipal

En cuanto a su filosofía, el proyecto que comentamos parece interesado primordialmente en producir la des-municipalización; es decir, en deshacerse de una organización administrativa de provisión educacional para adoptar otra, todo esto por motivos más bien de orden simbólico y de legítimas preferencias ideológicas que por consideraciones de mejorar la educación de los niños y jóvenes más vulnerables.

En Chile hay diversas corrientes de pensamiento que a lo largo del tiempo han aspirado a vincular la educación de la República con las comunidades locales.

Entre las corrientes progresistas, un buen ejemplo es el de don Darío Salas, quien en su libro “El Problema Nacional” muestra que la educación, en vez de vegetar bajo un régimen “absolutamente centralizado y paternalista” -según lo describe- debería organizarse combinando el esfuerzo central y el de las localidades, las que debían intervenir en la administración y en el financiamiento de las escuelas. Esto traería consigo, escribe, “…esa adaptación, cuya ausencia lamentamos, de la enseñanza a los viariadísimos intereses y necesidades locales y regionales –vale decir, flexibilidad de planes de estudio, programas, métodos, horarios, temporadas de vacaciones, etc.–; ofrecería una oportunidad más para ensayar planes, medios, métodos nuevos de educación; desarrollaría la emulación de  las localidades, e imprimiría un carácter menos oficial, más familiar, si se quiere, a las relaciones entre los encargados de dirigir las instrucción primaria y el público”. A la vez, agregaba Salas, esa participación local en la educación serviría para potenciar y fortalecer al municipio y “elevar lo que podría llamarse la cultura cívica comunal y también [para] democratizar nuestra enseñanza” (p. 76).

Interesantemente, ya entonces, en tiempos de don Darío, igual como ocurre ahora, se esgrimió el argumento de que los municipios no tenían las capacidades humanas ni los recursos para hacerse cargo de la tarea educativa. Pero el remedio no está, como prevenía Darío Salas, en despojar a los municipios “de toda atribución y toda responsabilidad” en el campo de la educación. Acaso “para estimular un órgano que funciona torpe o flojamente” se preguntaba, la solución consiste “¿en privar a la facultad o al órgano en absoluto de ejercicio?” Y respondía: por cierto que no: “La facultad, el órgano -el municipio, en este caso- necesitaban ejercitación gradual de sus funciones, práctica bien medida y controlada” (P. 77).

Desconfianza y centralismo

El proyecto en estudio elige otro camino: crear, en paralelo a los municipios, una nueva estructura de provisión educacional, debilitando con esto a aquellos al despojarlos de su función con más futuro, sin que uno pueda imaginar, menos aún asegurar, que el nuevo esquema entregaría la educación requerida por las futuras generaciones. Esto es, aquellas que vivirán en una sociedad de redes cada vez más diversa, plural y democrática; con múltiples comunidades locales cada vez más fuertes buscando conectarse entre sí, con su región, la nación y globalmente; y frente a un Estado que -esperamos- se habrá regionalizado y descentralizado hasta niveles que hoy ni siquiera podemos imaginar.

Más bien, el proyecto hace la apuesta contraria: no solamente devuelve la educación a un régimen “centralizado y paternalista” como lo llamaba don Darío Dalas, si no que inserta la cúspide de la nueva estructura, llamada Dirección Nacional (DN), de una manera poco orgánica  dentro del Mineduc, sin establecer con claridad su lugar jerárquico dentro de esta estructura ministerial.

A su vez esta Dirección orienta y coordina una estructura intermedia -a nivel comunal e intercomunal- que, como podría esperarse en un esquema centralista, depende de la parte alta de la burocracia. Ésta propone políticas, planes y programas para la educación que los SL proveerán a través de las escuelas; elabora los convenios de gestión para cada uno de los encargados de esos Servicios; aprueba los planes anuales de los SL; propone a estos planes de innovación (¿innovación instruida desde arriba?); presta asistencia técnica para la gestión de los SL; coordinar a éstos entre sí y con otros organismos del Estado y les asigna los recursos y evalúa (es juez y parte, lo que no parece razonable).

Por su lado, en el nivel intermedio, los SL, ya lo decíamos, proveen educación a través de los establecimientos, administran a éstos, desarrollan la oferta educativa en su territorio, diseñan y prestan apoyo técnico-pedagógico y de gestión a sus establecimientos, implementan medidas de desarrollo profesional para los equipos directivos y docentes de las escuelas, desarrollan sistemas de información y seguimiento, fomentan el trabajo colaborativo y en red, delegan facultades voluntariamente en los directores para facilitar su gestión, proponen a la DN planes de inversión y equipamiento y ejecutan el plan anual.

En el piso de esta pirámide burocrática que desplegada desde lo alto hacia abajo aparecen las escuelas cuya necesaria autonomía y capacidades de autogestión de su proyecto educativo aparecen, pienso yo, bastante planas por no decir aplastadas. Los colegios aparecen como meros órganos ejecutores.

Hay, me parece a mí, una desconfianza básica en los establecimientos y sus equipos directivos, comunidades escolares, padres y apoderados y actos del entorno comunitario. En verdad, se parte del supuesto que la escuela necesita un SL que la dirija y le muestre qué y cómo hacer, Servicio el cual, a su turno, se halla debajo de una DN que lo orienta, comanda, coordina, apoya y evalúa.

Todo el esquema propuesto me resulta engorroso, verticalista y ajeno a las necesidades de un sistema que debe enfrentar el desafío de mejorar sustancialmente la efectividad de los colegios que atienden a la población de menores recursos y, en general, a una población estudiantil que recién comienza a mejorar sus aprendizajes, como muestran los resultados de Pisa. Es un diseño, que a mí parecer, no ofrece respuesta a la cuestión estratégica de cómo transformar los establecimientos municipales en colegios efectivos.

Más bien -y atendiendo precisamente a ese comienzo de mejoramiento- yo habría optado por hacer todo lo contrario; es decir, reforzar y ampliar la autonomía de los establecimientos municipales, dándoles todo el apoyo necesario -a través de redes locales- que les ayude a instalar y a desarrollar capacidades de gestión basada en la escuela (school based management) y prácticas más efectivas de enseñanza dentro de la sala de clase (Caldwell, 2005).

Por lo demás, esto mismo es lo que recomiendan muchos estudios basados en la experiencia internacional (OECD, 2015). Es decir, que una vez alcanzado un cierto umbral de madurez del sistema escolar, como ocurre en el caso del chileno, conviene traspasar gradualmente más responsabilidades a los establecimientos -junto con apoyar el desarrollo de sus propias capacidades, claro está- a fin de que los colegios aprovechen las ventajas de una mayor autonomía y comiencen a transformarse en organizaciones que aprenden continuamente e innovan.

Por el contrario, partiendo del supuesto de la desconfianza en las capacidades de los colegios, sus directivos, personal docente, familias y comunidades locales, y seguramente también de un diagnóstico equivocado respecto al grado de madurez de nuestro sistema; el proyecto que comento parece acoger la idea recomendada por algunas oficinas consultoras internacionales a los países educacionalmente más rezagados y a los sistemas escolares más débiles (McKinsey & Company, 2010).

Esto es, sustituir insuficiencias organizacionales a nivel de escuelas y de la institucionalidad del sistema mediante un control y estrecho guiamiento de tipo burocrático-experto. Tanto la actividad docente como la gestión operacional de la escuela tendrían que someterse a este enfoque top-down, donde el colegio y su personal ejecutan un script muy detallado y se atienen rigurosamente a unos protocolos que indican a cada persona qué hacer, cuándo, cómo y con qué instrumentos o apoyos.

Sería interesante saber si el centralismo burocrático del actual proyecto obedece, implícita o racionalizadamente, a un tipo de enfoque como ese o bien cuál es la justificación para no tratar a los colegios como las células vitales y dinámicas del sistema.

Pienso que habría convenido enfatizar fuertemente el polo profesional y la “gestión basada en la escuela” antes que el polo jerárquico dentro de una intrincada pirámide burocrática. Ese énfasis, combinado con las medidas para la efectividad de las escuelas destacas más arriba habría podido dar un real impulso a la efectividad de nuestros colegios.

En suma, el proyecto -en vez de concebir una arquitectura desde la base hacia arriba, desde los colegios como micro-comunidades locales y los municipios como su entorno preferente hacia un marco nacional de regulaciones públicas- vuelve al diseño de una burocracia ordenada desde arriba hacia abajo, jerárquicamente, que controla al sistema a través del conocimiento que es como Max Weber (1964) solía caracterizar a las burocracias modernas, controlando las actividades a su cargo mediante un conjunto fijo de reglas, reglamentos escritos y un cuerpo de funcionarios dedicados profesionalmente a su actividad.

Con todo lo que valoro las estructuras burocráticas concebidas en el espíritu de Max Weber, especialmente por cuanto contribuyen a una racionalización formal de la actividad, no puedo imaginar que sirvan en el actual estadio del desarrollo del sistema escolar chileno para mejorar la efectividad de las escuelas y el aprendizaje de sus alumnos, donde lo importante es la confianza, la gestión basada en el establecimiento, el sentido de comunidad local y la innovación pedagógica. Nada de eso armoniza con una burocracia weberiana.

Cuestiones adicionales

Además, me parece que el proyecto presenta una serie de otros problemas, en parte producidos por su filosofía de fondo, y que tornan aún más marcado su des-alineamiento con respecto al desafío central que hoy tiene nuestro sistema escolar y política educacional.

Para concluir, mencionaré aquí algunos que merecen atención:

El diseño previsto en el proyecto es auto contenido y crea una educación estatal estanco, que en ningún punto dialoga con el resto de los colegios subvencionados los cuales; sin embargo, constituyen la otra mitad o más de la educación pública.

Tampoco se establecen con claridad las líneas de contacto e interacción del nuevo esquema burocrático con el Consejo Nacional de Educación, la Agencia de Calidad, la Superintendencia y demás entidades del sector educativo del Estado.

El gobierno del esquema, desde la inserción de la DN dentro del Mineduc, pasando por los SL y las escuelas y liceos; no parece bien resuelto en cada uno de esos niveles jerárquicos y al interior de cada una de las correspondientes instancias. En particular, el papel de los directivos de los establecimientos aparece disminuido. Asimismo, los directivos de los SL corren el riesgo de convertirse en meros agentes subordinados de la DN. Tampoco es claro cómo debe entenderse la dependencia de esta última dentro del Mineduc.

El gobierno de los SL aparece acompañado de un órgano colectivo con representación/participación de variados actores pero, en la práctica, el papel de ese órgano colegiado es poco claro. Sus responsabilidades son difusas. Y la presencia allí del municipio, principal órgano de participación democrática a nivel local, no aparece bien resuelta.

Algunos SL corren el riesgo de constituirse en una suerte de mega estructura que abarque los colegios de dos o más municipios, lo que podría acentuar la tendencia a la burocratización en esos casos.

En todo este diseño no queda claro quién responde por la cuestión clave: el aprendizaje de los niños y jóvenes.

Por último, en el plano operativo, la transferencia casi lineal desde el municipio al SL del personal directivo, docente, administrativo y de asistentes, junto con los bienes muebles e inmuebles; dan la impresión de una suerte de “más de lo mismo” sólo que con otro emplazamiento burocrático. Esto resta energía, imaginación, legitimidad y entusiasmo a toda la operación por un lado y, por el otro, lleva a preguntarse: ¿dónde entonces está el real potencial de innovación y mejoramiento que podía esperarse de este proyecto?

 

Columna publicada en el Libero, Chile

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Paraguay registra encarecimiento de la educación

www.prensa-latina.cu/febrero

Asunción. El costo de la educación en todos sus niveles se incrementó un 10 por ciento en Paraguay en enero de 2016 con respecto a igual mes de 2015, informó hoy el Banco Central.

Nueva imagen (6)

El economista Miguel Chávez, de la consultora BIS, dijo al diario La Nación estar preocupado por el costo de acceso a la educación y su mala calidad, que demuestran informes de organismos multilaterales y pruebas públicas, particularmente a egresados de la educación secundaria.

La subida de ese costo no viene acompañada con un aumento de la calidad, y según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el país posee una de los peores índices educativos del planeta.

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) sitúa a Paraguay entre las naciones que ofrecen a su población menor oportunidad de vida digna y acceso al conocimiento, factores que a su vez disminuyen la empleabilidad de las personas y la productividad del trabajo.

«Si buscamos romper el eterno círculo de pobreza en que vive una porción muy importante de la población no hay mejor arma que la educación, pero esta debe ser accesible y más que nada de calidad», enfatizó Chávez.

En los últimos cinco años, Paraguay registró un aumento del 40 por ciento del costo en materia de educación, según datos del Banco Central. Durante 2015, el incremento fue del seis por ciento.

fuente de las imágenes:http:

//www.campanaderechoeducacion.org/privatizacion/la-educacion-como-mercancia-dos-opiniones-divergentes-en-el-debate/

http://periodicoelcomienzo.blogspot.com/2012/09/las-reformas-educativas-la-educacion.html

 

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México: Buscan que grueso de maestros se vaya con la finta y vayamos como borregos al matadero

Por: Francisco Milla. El Puntero. 08/03/2016/Tomado de Insurgencia Magisterial

Chihuahua, Chih.- En el seno de la asamblea llevada a cabo hoy por los maestros del frente disidente de la evaluación docente en el estado de Chihuahua, todos los participantes coincidieron en que la primera fase del proceso fue pura simulación. Uno de los más elocuentes fue el maestro Mario de Delicias, quien no dudó en manifestar que se trata de vender unos resultados idílicos con un 85% de aprobados para que el resto vayan “como borregos al matadero.

Mario señaló que en la primera fase fueron una pequeña cantidad de maestros los evaluados y denunció “inconsistencias tremendas en los resultados de la evaluación, para que el grueso nos vayamos con la finta y dejemos las armas en nuestros hogares y vayamos como borregos al matadero”.

Manifestó que desde el inicio estaban seguros que esos resultados iban a ser positivos para incentivar al resto de compañeros a participar porque está muy sencillo dando lugar al pensamiento tan característico entre el magisterio de que “si este pudo, claro que yo también”.

Emplazó a revertir la cuestión mediática desde el punto de vista de que si el 85% de aplicantes está aprobado “pierde sentido la evaluación”. Para finalizar advirtió que conociendo a las autoridades esperarán para dar las notificaciones de los aprobados a la última semana antes de salir de vacaciones para buscar la desconexión del movimiento. “Nos tocan a uno, nos tocan a todos”, refirió.

Fuente: http://elpuntero.com.mx/n/13037

Fotografía: elpuntero

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