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La escuela pública en Argentina: enseña, resiste y sueña

Por: Anahi Rubin

Esta es una de las consignas de miles de maestros y profesores que están en lucha desde hace más de cinco meses, cuando el gobierno neoliberal de Mauricio Macri decidió no cumplir con una ley votada por el Congreso: la Paritaria Nacional.

Seguramente, el presidente argentino no recordó que hace 20 años y, bajo el gobierno también neoliberal de Carlos Menem, los docentes estuvieron en pie de lucha.  Por más de 3 años sostuvieron una lucha por mejoras salariales y contra el desfinanciamiento de la educación. Marchas, paros y la emblemática carpa blanca instalada el 2 de abril de 1997  marcaron un hito en la historia de las luchas en Argentina.

En esos años de sometimiento al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial avanzaban las privatizaciones y el desguace de todo lo nacional incluido la educación.  Lo que se pretendía era la municipalización de las escuelas para luego privatizarlas al estilo Chile; pero ni el gobierno ni las corporaciones imaginaron que los maestros estarían 1003 días en resistencia; 1500 educadores de todo el país ayunaron en la Carpa Blanca recibiendo la visita de casi 2.800.000 personas quienes asistieron a clases públicas y actividades culturales. Pero lo más significativo: acompañaron a los «guardapolvos blancos’’ a mantener en alto la dignidad de los trabajadores.

Toda esta lucha valió la pena; años después se derogaría la Ley Federal de Educación dando paso a una nueva Ley Nacional y a la Ley de Financiamiento Educativa sancionada en el gobierno de Cristina Kirchner en 2010, cuyo principal logro fue aumentar la inversión educativa de 3,77% en 2003, a 6,47 % en 2011. Además, se amplió la cobertura del nivel inicial y secundario y se mejoró el salario de los maestros, que estaba congelado desde hacía 12 años. En cuanto a la ley de Educación Nacional, establece que el Estado y las provincias tienen la responsabilidad de proveer una educación integral, permanente y de calidad para todos. También jerarquiza la  escuela técnica, artística, multicultural y bilingüe.

En los 12 años de gobierno Kirchnerista la vida de los maestros se vio mejorada en muchos aspectos;  aunque había metas  que no pudieron alcanzarse, los trabajadores de la educación siguieron luchando y dialogando. Es que había un gobierno que escuchaba, con lo cual a través de las negociaciones se seguirían logrando los objetivos. Lamentablemente, no contaban con que otro gobierno neoliberal tomaría el poder y se produciría un retroceso en todas las medidas que beneficiaban al pueblo empezando por el irrespeto a las Paritarias Nacionales.

Mauricio Macri es el primer presidente elegido por las urnas que  representa políticas que benefician sólo a un sector de la sociedad, el de los bancos y las corporaciones. Esto significa un retroceso en la historia hacia las políticas más nefastas que sufrió  Argentina: en 1976 con la Dictadura Militar, en los 90 con Carlos Menen y en el 2001 con la Alianza ( Union Civica Radical y Frepaso).

Cambian los nombres, siguen las mismas políticas: despidos, recortes, privatizaciones y, sobre todo, un desprecio hacia todo lo nacional y popular.

Por supuesto que unos de los primeros afectados son los maestros; no solo porque al gobierno Macrista no le interesa que el pueblo se eduque si no porque uno de sus objetivos es que los sueldos de todos los trabajadores no se incrementen, por lo cual tienen que romper con los acuerdos salariales pactados en años anteriores.  La paritaria docente es una paritaria testigo; de los incrementos salariales que se logren se trasladará el mismo o similar porcentaje al resto de los trabajadores. Por eso se entiende la actitud del gobierno hacia los educadores: hostil, humillante; ya que si estos obtienen un aumento, todos los trabajadores argentinos pelearán por recibir lo mismo.

A pesar de grandes movilizaciones, negociaciones, paros, hasta ahora los maestros no lograron que el gobierno cumpla con la ley y aplique la Paritaria Nacional. Por eso, se instaló nuevamente la Escuela Itinerante que circulará por todo el país para explicar que no se trata sólo de la lucha de los maestros lo que está en juego, sino la educación pública.

Sin educación igualitaria para todos los estudiantes; sin salarios dignos para todos los educadores, Argentina ya no será un país, sino un territorio fértil para las corporaciones.
En ese caso el  pueblo argentino habrá sido derrotado.

Fuente noticia: http://www.telesurtv.net/bloggers/La-escuela-publica-en-Argentina-ensena-resiste-y-suena-20170416-0004.html

Fuente imagen: http://horadeopinion.com.ar/wp-content/uploads/2017/03/ctera.jpg

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Educadores rechazan propuesta salarial en Argentina

Argentina/13 marzo 2017/2017/Fuente: La Jornada 

La difusión, de los índices en el aumento de la pobreza e indigencia, el incremento de la inflación, que se disparó en febrero, los miles de despidos, el cierre de empresas importantes entre otros y después de tres marchas multitudinarias de protesta contra las medidas del gobierno del presidente Mauricio Macri, los gremios de educadores de la ciudad y la provincia de Buenos Aires rechazaron las propuestas gubernamentales de aumento salarial que consideraron una “burla” del oficialismo y anunciaron nuevos paros.

En el marco de lo que analistas consideran como un “estado de malestar” que se advierte en todo el país, la pobreza aumentó desde un 29.03 por ciento de fines de 2015 hasta de 32.9 por ciento en el tercer trimestre de 2016, lo que significa un aumento de un millón 500 mil nuevos pobres durante los primeros tres trimestres del gobierno de Macri. De acuerdo a estos cálculos de la Universidad Católica Argentina (UCA) existen “cerca de 13 millones de personas por debajo de la línea de pobreza”.

El observatorio de la UCA informó además que entre 2011 y 2015 la pobreza por ingresos pasó del 24.7 al 29 por ciento de la población. Un aumento de 4.3 puntos porcentuales. “Es decir que el nuevo gobierno acumuló en apenas nueve meses un deterioro similar a toda la pobreza generada en los cuatro años anteriores, cuando supuestamente los indicadores alcanzaron niveles alarmantes para la entonces oposición y hoy oficialismo”.

El incremento en la indigencia fue de 5.3 a 6.9 por ciento en el mismo período lo que significaría un aumento de alrededor de 600 mil personas en situación de indigencia entre 2015 y 2016 que arrojan un total de 2.7 millones de personas indigentes al tercer trimestre del año pasado.

Para la UCA, entre 2011 y 2015 la indigencia por ingresos cayó de 6.1 a 5.3 por ciento de la población. Ese descenso de 0.8 puntos porcentuales acumulado a lo largo de un lustro se esfumó en nueve meses cuando el indicador trepó 1.3 puntos porcentuales. Durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner la tasa de indigencia bajó 15 por ciento, en tanto que en tres trimestres de Mauricio Macri subió 30 por ciento.

Estas cifras incluso son consideradas moderadas por otros observatorios, pero indican que el gobierno de Macri continúa tomando medidas que aumentarán a límites impredecibles la tragedia social que vive el país, al anunciar el Ministro de Energía Juan José Aranguren un nuevo tarifazo de gas, cuando la mayoría de la población -como se expresó en la marcha de los trabajadores- advierten que no podrán pagar los aumentos ya establecidos, porque deben elegir entre comer o pagarlos.

En tanto, los maestros anunciaron una serie de paros en todo el país. Después de las reuniones con el gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y de Horacio Rodríguez Larreta en esta capital, la Unión de Docentes Argentinos (UDA) y la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) anunciaron cuatro días de paro nacional para todos los ciclos de las escuelas.

El dirigente de UDA, Sergio Romero, confirmó a la televisora C5N que los docentes de todo el país pararán el próximo miércoles 15 y jueves 16, y luego el martes 21 y miércoles 22 de marzo. “Estamos muy preocupados por esta situación. Veníamos anticipando que esto podía suceder. Hay un mapa generalizado de no acuerdos salariales porque están intentando que un docente se sostenga todo el año bajo la linea de pobreza”.

El gobierno no acepta que esta crisis educacional sólo comenzaría a normalizarse con la “convocatoria de la paritaria (negociación salarial) nacional docente”.

A esta medida se suma el paro de 24 horas que ya convocaron los seis gremios docentes de la provincia de Buenos Aires, tras rechazar la oferta del gobierno bonaerense, por lo que el próximo lunes no habrá clases. Lo que ofrecieron es un 19 por ciento de aumento, es decir, un punto más del 18 por ciento y en cuotas, lo que significaría que los docentes pasarían a integrar los millones que están ya bajo la línea de pobreza.

A su vez diez ONG y organizaciones civiles que llevan adelante la causa ‘Infancia en Deuda’, renovaron el reclamo de atender con urgencia la situación socioeconómica de los niños, niñas y adolescentes de Argentina, al conocerse el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. El tema es que más 45 por ciento de los niños y adolescentes están en la pobreza, y la perspectiva es que seguirán incrementándose los sectores en la línea de indigencia en todo el país.

“La situación es aún más grave para un niño que reside en una provincia del noroeste, donde las posibilidades de sufrir privaciones es 6.5 veces mayor que de la de un chico de la Ciudad de Buenos Aires, según el informe ‘Para cada niño un mejor comienzo’, de Unicef.

Aumenta la presión

Esta situación incrementó las acciones represivas contra trabajadores despedidos, como sucede con la empresa lechera Sancor, donde se instalaron una cantidad de policías y gendarmes para impedir toda protesta. Pero lo sucedido el pasado 8 de marzo al terminar la Marcha de Mujeres es el tema de denuncia en estas horas, ya que la policía realizó una acción imprevista dos horas después entrando a los restaurantes donde comían algunas de las manifestantes llevándose unas 30 mujeres con extrema violencia.

Pero para esto se había montado una escena al finalizar la marcha donde un pequeño grupo de mujeres apareció sorpresivamente con la cara cubierta que atacaron la catedral Metropolitana, que estaba vallada, lo que protegía a decenas de policías que en un momento dispararon gas pimienta.

Toda una escena, que al final se descubrió, al reconocer algunos periodistas a un joven,con una bandera papal, que parecía provocar al grupo que surge de un grupo fascista y trabaja en Seguridad con la Ministra Patricia Bulrich.

Entre los más violentos del grupo se identificó a miembros de los equipos de seguridad para utilizar en este tipo de eventos. Sin embargo nadie de ese grupo fue detenido, sino que dos horas después la policía actuó contra las manifestantes pacíficas quienes apenas esta mañana recuperaron su libertad, gracias a la presión de sus compañeras y abogados. Denunciaron que con esta intentan instalar el miedo para evitar manifestaciones. Pero el repudio de la población es generalizado.

Fuente:http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2017/03/10/educadores-rechazan-propuesta-salarial-en-argentina

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El Estado alimenta desigualdades en Brasil

Por: Mario Osava

La desigualdad se suele medir por la disparidad de ingresos y patrimonio, pero sus factores y dimensiones se multiplican en un país como Brasil. Reducirla es una tarea compleja y al parecer aplazada por la quiebra del poder de la izquierda.

La reforma del sistema de previsión, que el actual gobierno trata de aprobar en Brasil, es una gran muestra de ese fenómeno. Enfrenta fuertes resistencias por retrasar beneficios y por la necesidad de fijar normas uniformes a grupos muy desiguales de la población.

La propuesta de fijar 65 años como la edad mínima común para jubilaciones, por ejemplo, alimenta por lo menos dos obstáculos para la justicia social.

Para las mujeres representaría perder la compensación por la doble jornada que ellas en general cumplen durante su vida laboral. La legislación actual les permite jubilarse con cinco años menos de contribución, o de edad, que los hombres.

Pero su expectativa de vida, de 79,1 años en 2015 según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, superando en 7,2 años a la de los hombres, es un argumento a favor del cambio, ya que seguirían recibiendo los beneficios por más tiempo.

Otro obstáculo es el contraste de longevidad entre las distintas partes del país. En el estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, la esperanza de vida es la más elevada, alcanza  78,7 años. Maranhão, en el Nordeste, con 70,3 años, ocupa el extremo más bajo.

La diferencia corresponde al nivel de vida e ingresos que contrapone las regiones pobres, del Norte y Nordeste del país, al más desarrollado centro y sur. Imponerles una misma edad de jubilación constituye un segundo castigo a los ya perdedores en la distribución del ingreso nacional, en este país de 208 millones de personas.

La desigualdad rige incluso dentro de una misma ciudad. En un barrio rico de São Paulo, Alto Pinheiros, el promedio de vida de sus habitantes supera en 25,8 años el de un barrio pobre de la misma metrópoli, Ciudad Tiradentes, reveló el “Mapa de la Desigualdad”, de la no gubernamental Red Nuestra São Paulo.

Las respectivas expectativas de vida son 79,67 y 53,85 años. Es decir, en Ciudad Tiradentes, la mayoría de sus residentes no llegaría a jubilarse con las nuevas reglas propuestas por el gobierno.

Las crisis, como la que vive Brasil tras dos años de fuerte recesión económica, hacen sufrir a la población y, además, desnudan factores de inequidades más allá de las causas económicas reiteradamente discutidas, como los altos intereses, un sistema tributario regresivo, herencias y otros mecanismos que concentran riquezas en pocas manos.

La norma en reforma establece una cotización de entre 25 y 35 años, según el tipo de trabajo, y fija la edad de jubilación de la mujer urbana en 60 años y la del varón urbano en 65 años, mientras en el área rural es de 55 y 60 años y no hay que verificar contribuciones. Además, existen las jubilaciones anticipadas, con reducción en la pensión.

La necesidad de la reforma para sostener la solvencia del Estado brasileño a largo plazo hizo más visible el uso del mismo Estado para privilegiar algunos sectores a lo largo de la historia brasileña.

La gran disparidad previsional, por ejemplo, ocurre entre los funcionarios gubernamentales, que se jubilan con el sueldo integro, y los trabajadores del sector privado, que sufren una alta reducción de sus ingresos.

La mayor remuneración que puede recibir un jubilado privado equivale a una séptima parte de la del colega público de altos sueldos, como jueces, generales y parlamentarios.

El conservador presidente Michel Temer anunció que, con la reforma, se unificará los sistemas previsionales público y privado. Es poco probable que se logre igualar sus remuneraciones, ante la resistencia de los funcionarios públicos, además privilegiados por el empleo vitalicio, que impide despidos por participar en huelgas.

El Estado alimenta desigualdades en Brasil

Senadores se congratulan tras aprobar el nombramiento del exministro de Justicia Alexandre de Moraes como nuevo miembro del Supremo Tribunal Federal, en cuyas manos está justamente el juzgar a muchos miembros del Senado acusados de corrupción, por gozar de un fuero especial. Crédito: Lula Marques / AGPT

Los militares, por ejemplo, que responden por una parte desproporcionada del déficit previsional, no serán incluidos en la reforma que actualmente avanza en el legislativo Congreso Nacional.

Los funcionarios públicos “inactivos”, denominados así para justificar el mantenimiento del mismo salario pagado a los activos, y los militares retirados suman menos de un millón, pero generan un déficit similar en el sistema previsional que todo el sector privado, con más de 30 millones de beneficiarios.

La autonomía entre poderes sirvió para que la magistratura y los parlamentarios aprobasen sucesivos aumentos de sus propios sueldos y la contratación de miles de auxiliares, de manera que hoy sus presupuestos están entre los más abultados del mundo.

Sirvió también para la adopción de un privilegio que se hizo intolerable ante los escándalos de corrupción involucrando centenares de políticos. Se trata del llamado “foro privilegiado” que asegura a parlamentarios y miembros del gobierno central ser juzgados exclusivamente por el Supremo Tribunal Federal.

Es lo que está retardando juicios e incluso investigaciones sobre senadores, diputados y ministros señalados  como beneficiarios de corrupción por la operación “Lava Jato” (autolavado de vehículos) que investiga desviación de miles de millones de dólares de la compañía petrolera estatal Petrobras, en las dos últimas décadas.

Políticos que perdieron sus mandatos, como el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, están presos, mientras otros denunciados en varios procesos, hace meses o años, siguen en funciones de liderazgo legislativo o ejecutivo.

En gran parte de los casos anteriores, la demora de los procesos en el Supremo Tribunal condujo a la prescripción de los delitos atribuidos a autoridades políticas.

Tanto se considera una forma de buscar la impunidad que al izquierdista  expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2007) se le impidió asumir como ministro de la Casa Civil de la Presidencia en marzo de 2016, por un juez del máximo tribunal, y a la entonces mandataria Dilma Rousseff (2007-2016) se la acusó de obstruir a la justicia por ese nombramiento.

En general, a la educación se la apunta como una herramienta para reducir las desigualdades, pero en Brasil opera al revés. Las mejores universidades, públicas y totalmente gratis, son prácticamente un monopolio de los sectores más ricos.

En la enseñanza básica, las mejores escuelas son privadas y cuestan al menos 500 dólares al mes por alumno. Allí se forman, por lo tanto, los hijos de las clases media y rica que dominan las pruebas de acceso a las universidades más disputadas. El Estado subsidia la perpetuación de las mismas élites intelectuales y económicas.

Racismo y discriminación de género son también conocidos como factores de la mayor pobreza entre los afrobrasileños y la menor remuneración para las mujeres en funciones idénticas a las de los hombres.

Eso se extiende al poder político, donde las mujeres ocupan solo 10 por ciento de los puestos del Congreso legislativo y solo algo más en los gobiernos y concejos municipales. En peor situación aún están los negros.

Los desequilibrios se agravan en Brasil incluso por el llamado “combate a las sequías” del Nordeste. El gobierno construye embalses para el abastecimiento hídrico, pero lo hace en general en las grandes haciendas, cuyos propietarios, los “coroneles”, usan el agua para ampliar su poder, sometiendo a los campesinos pobres y exigiendo sus votos.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/03/el-estado-alimenta-desigualdades-en-brasil/

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Dinámicas privatizadoras y de destrucción de la escuela pública en América Latina y el Caribe

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La destrucción de la educación pública está en el centro de las estrategias neoliberales en el sector. La fragmentación del abordaje educativo expresado en la destrucción de las pedagogías por su potencial interpretativo de lo que ocurre en los planteles y aulas como una realidad compleja y multidimensional; el ataque a la profesión docente, tanto en su imagen social como en sus condiciones de trabajo y salarios; así como la mutación del concepto de la escuela hacia un volátil definición de “ambientes de aprendizaje” que ha conllevado a una disminución sustantiva del gasto público en infraestructura escolar, apuntan de conjunto, a lo que hemos denominado como el riesgo cierto que se genere a escala mundial un Apagón Pedagógico Global (APG). Es decir, un modelo de educación sin pedagogía, sin maestros y sin planteles como espacio de aprendizaje.  La privatización emerge en consecuencia, como una herramienta que acelera la destrucción de la educación pública en la perspectiva neoliberal.

Pero ello no es el resultado de una perversa intención de los organismos económicos globales en el presente –quienes lo promueven- sino de la natural evolución del modelo de relación mercancía-consumo, con consecuencias directas en el tipo de ciudadanía y aprendizajes que requiere el capitalismo del siglo XXI. En la segunda década del siglo XX la expansión de la producción industrial y de servicios posterior a la segunda guerra mundial implicó un modelo de distribución de mercancías lo más cercano al consumidor; ello demandó la construcción de una infraestructura vial, aeroportuaria y de puertos muy importante que llevaba la mercancía.  Autopistas y carreteras posibilitaron la colocación de mercancías lo más cercano al consumidor.

Los límites del viejo concepto de ampliar “indefinidamente” el mundo de consumo, implicaron una revisión del periodo de obsolescencia de las mercancías. Con el surgimiento del concepto y el modelo productivo de mercancías de rápida obsolescencia, el capitalismo revisó la relación mercancía-consumidor –ajustando márgenes de ganancia-    promoviendo un giro en los mecanismos de comercio.  Surgieron los centros comerciales, los grandes “Moles” de concentración de productos, que no sólo significaron la desaparición de millones de pequeños distribuidores de mercancías sino una práctica en la cual el consumidor se traslada a donde está la mercancía. La globalización hizo suyo este modelo a finales del siglo XX.

Con la revolución científica tecnológica de finales del siglo XX e inicios del XXI se comienza a diseñar, crear y promover un nuevo patrón en la relación mercancía-consumo, el consumo virtual o en línea. La contabilidad del comercio capitalista ve con preocupación no sólo las conquistas laborales y sociales del siglo XX, arrancadas a la burguesía por los trabajadores en el marco del llamado “Estado de bienestar Keynesiano”, sino fundamentalmente los costos, tanto del propio empleo de mano de obra productiva como del proceso de  ventas.  En los últimos tiempos, las grandes trasnacionales del hardware informático han acelerado la investigación y el desarrollo de maquinarias para hacer posible que el “hogar domestico” sea el nuevo centro de consumo[i]. Ello implica una transición en el modelo de ventas de carácter significativo.

El 20 de julio de 2016 el señor Andrés Oppenheimer en su programa de la cadena televisiva CNN entrevistó a dos investigadores que se han dedicado a hacer seguimiento a los cambios recientes en la industria del hardware informático;  en esa oportunidad ellos señalaron, de manera casi alucinante y apocalíptica, la inminente destrucción del 75% de los empleos de vendedores en las grandes ciudades en los próximos seis años, como resultado del surgimiento de una nueva generación de maquinas. Hace sólo unos días la cadena de comida chatarra en EEUU McDonald’s anunció la sustitución de sus vendedores por maquinas, en una expresión concreta de este nuevo giro. Los argumentos de la empresa de la M gigante, es que la incorporación de las maquinas disminuye los costos de operación de manera sensible. En el mismo programa mencionado de Oppenheimer, se advierte las enormes consecuencias que esta mutación del modelo de consumo tendrá para la educación y en el futuro de la profesión docente.

Ya en el año 2014 el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) había señalado la necesidad de invertir la pirámide del aprendizaje escolar señalando que dada la creciente expansión del internet en la región, la multiplicación de competencias de los niños y jóvenes en el manejo de computadores, dispositivos móviles de datos y video juegos, los sistemas educativos deberían comenzar a transformarse (a) concentrándose en la identificación de “buenos profesores” que supieran enseñar contenidos, a quienes se debería grabar y difundir sus “clases” tanto en la internet como en los dispositivos informáticos con los cuales se está dotando a los estudiantes en muchos países; (b) haciendo del “hogar domestico” el espacio privilegiado de aprendizaje de los niños y jóvenes bajo la tutela de sus padres y familiares y finalmente, (c) procurando que la escuela se convierta en el espacio de evaluación cada cierto tiempo.

Es decir, en esta nueva configuración societal que impulsa el neoliberalismo,  la “casa” no sólo es concebida como espacio de consumo sino también de aprendizaje.  Claro está reduciendo los aprendizajes a algunos contenidos de manejo instrumental, dejando a un lado la construcción compartida de convivencia, tolerancia y destino común; no se diga respecto al pensamiento crítico y el aprender a aprender. Para cerrar este círculo, llamo la atención que sea la millonaria señora Betsy DeVos, la Ministra de Educación anunciada por Trump, quien entre otras cosas, es una ferviente defensora de la educación en casa y la escuela como espacio de evaluación de lo aprendido en el hogar.

Este es el contexto en el cual debemos entender las dinámicas privatizadoras en América Latina y el Caribe hoy.  El financiamiento de los sistemas escolares y de la educación pública aparece para el capitalismo del siglo XXI, en el lenguaje del Fondo Monetario Internacional, como un costo muy elevado susceptible de ser reducido para redireccionarlo como presupuesto destinado al “sector productivo”.

Una primera generación privatizadora en la región se caracterizó por el ataque al concepto de Estado Docente o de obligación de los Estados Nacionales con la educación pública, intentando limitar la rectoría del Estado a las escuelas con financiamiento público y procurando una “liberación” respecto al Estado de las instituciones escolares gestionadas de manera “privada”, fundamentalmente con el aporte de ciudadanos. La segunda generación privatizadora se expresó en un esfuerzo sostenido por fragmentar y disminuir la influencia de las organizaciones sindicales del magisterio, a quienes se les culpó prácticamente de todos los problemas educativos; la ultima onda tardía de esta generación la vemos hoy en México en los intentos por destruir la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), limitando la organización gremial al sindicato “charro[ii]”.  Una tercera generación privatizadora la conocimos desde la década de los ochenta con la acelerada desinversión a la educación pública por parte de los gobiernos de la región y el incremento de subsidios estatales a la educación administrada por privados, con el argumento de un uso más eficiente de los recursos públicos en educación por parte de este sector.  Una cuarta generación privatizadora se implemento con los llamados vaucher o cheques  a escuelas según su rendimiento escolar o cumplimiento de las directrices gubernamentales.  Una quinta generación privatizadora vino dada por los procesos de evaluación docente y la incorporación de pagos diferenciados a los educadores conforme al rendimiento estudiantil en las pruebas estandarizadas.

Estas generaciones en las políticas  privatizadoras en educación se desarrollan paralelamente a la creciente desinversión del presupuesto público destinado a las escuelas estatales, hecho que ha implicado una drástica disminución de las condiciones materiales para el ejercicio docente.  Así mismo, resulta evidente y creciente el estimulo financiero, propagandístico y social a la escuela administrada por privados.  Finalmente, estas operaciones privatizadoras se presentan acompañadas en el presente con la estratificación de las escuelas según los resultados de las pruebas estandarizadas.

Pero la destrucción de la educación pública y la promoción del concepto de educación privada se ha ido propiciando progresivamente desde la propia escuela pública, es decir desde su interior, mediante los incrementos de la matrícula de inscripción, la asignación de las llamadas “co-responsabilidades” ciudadanas y de los padres en el financiamiento diario de la escuela, la asignación de crecientes responsabilidades de los padres en la realización de actividades extra escolares que implicaban inversión para ellos, tanto de dinero como de tiempo.  Al final se promueve la idea que si un padre suma todo lo que “invierte” en su hijo en la educación financiada por el Estado, el monto es casi similar al costo de inscribirlo en una escuela privada, las cuales además los medios de comunicación las señalan como instituciones donde se imparte “mejor educación”.

Evidentemente, ante este panorama de desmontaje no sólo de la educación pública sino de la propia escuela como espacio de encuentro y aprendizaje, es importante destacar las resistencias que se impulsan en la región contra las ondas privatizadoras y de destrucción de la escuela.  Gobiernos como el de Cuba o Venezuela son un ejemplo que es posible fortalecer la educación pública. Sindicatos y organizaciones magisteriales como la CNTE en México, el SNTE de Chile, el SUTEP de Perú, el Sindicato de Maestros de Chicago, o sindicatos de base en Argentina, Colombia, Panamá entre otros, muestran que con acciones sindicales y propuestas alternativas es posible enfrentar  y frenar al neoliberalismo educativo.

[i] Ello tendrá profundas repercusiones en el modelo de ciudadanía, en el mundo del trabajo y en los modelos de gobernabilidad social que es imposible desarrollar por  los límites de espacio de este artículo.

[ii] Esta expresión se usa en México como sinónimo de sindicato patronal y organización de esquiroles gremiales

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2017/02/23/dinamicas-privatizadoras-y-de-destruccion-de-la-escuela-publica-en-america-latina-y-el-caribe/

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Colombia: El sabotaje neoliberal y burocrático a la educación para la paz

Colombia/09 febrero 2017/Fuente: kaosenlared

Como con la justicia especial de paz, en la educacion poderosos grupos uribistas neoliberales quieren impedir que se haga realidad la educacion para la paz.

Como con la justicia restaurativa de la Jep, en el campo de la educación se han concertado los intereses neoliberales y plutocráticos para impedir la implementación de los acuerdos de paz en dicha materia.

Un proyecto de Decreto Ley que propone los espacios para la educación técnica, tecnológica y científica en el sector rural que será objeto de una amplia reforma integral, es estigmatizado con mentiras y sofismas por los grupos que monopolizan y se enriquecen como billonarios con el negocio turbio de planteles y universidades de garaje.

Con lenguajes seudo científicos y con argumentos inconsistentes los asesores del mercado neoliberal (Oscar Sánchez y Cajiao) educativo quieren impedir los ajustes institucionales y legales de paz en el sector educativo nacional.

Sabotean la Catedra de la paz y la ciencia de la paz y ahora, aliados con el uribismo parapolítico, pretenden que todo siga igual.

No se saldrán con la suya.

Ayyy!!! Amilkar Acosta, otro de la  delincuencial elite guajira metiendo las manos en los dineros públicos. Que vergüenza. Que cinismo el de estos politiqueros. 

La implementación de los acuerdos de paz es un sistema complejo y denso que compromete muchas variables de la sociedad y su Estado.

En el texto del Acuerdo de paz firmado en el Teatro Colon de Bogotá, el día 24 de noviembre del 2016, entre el Presidente Santos y Rodrigo Londoño, sobresale por sus implicaciones el tema de los ajustes institucionales y las adecuaciones en la estructura y funciones del Estado para la construcción de la paz.

Son muchos los frentes implicados en tal sentido. Ya se conoce el trámite legislativo para crear la Justicia Especial de Paz/Jep y los mecanismos extrajudiciales respectivos como la Comisión de la Verdad y la Unidad de búsqueda de los 90 desaparecidos en los últimos 120 meses.

La oposición a estos desarrollos del consenso de paz entre el Estado y las Farc no se ha hecho esperar y ya se conoce el rosario de contrarreformas planteadas y agitadas por el viejo sistema de la jurisdicción ordinaria. El más beligerante en tal sentido ha sido el Fiscal Néstor Humberto Martínez, funcionario que ha hecho circular una retahíla de imprecisiones, las cuales corresponden al repertorio uribista de ataques a la justicia de paz, para intentar desnaturalizar el Proyecto de Acto legislativo que establece un artículo transitorio en la Constitución con los pactos en materia de justicia transicional restaurativa. También desde la Corte Suprema y del Consejo de Estado se han hecho sentir voces estentóreas en defensa de las leyes carceleras y punitivas del ojo por ojo y el diente por diente. El más reciente coletazo de estos sabotajes corre por cuenta del nuevo Procurador Fernando Carrillo quien ha pretendido meter sus narices en la Jep para conservar los privilegios que tiene en la justicia ordinaria con la fronda burocrática que hace presencia en los procesos judiciales no obstante el papel de los conocidos jueces de garantías.

Los opositores a las reformas de la paz también se dejan sentir contra los necesarios e inevitables ajustes en el sistema educativo nacional.

En efecto, la Ministra del Trabajo, el Director del Sena y la Ministra de Educación, han hecho conocer un Proyecto de Decreto ley, el cual debe firmar el Presidente de la Republica en ejercicio de las facultades extraordinarias de paz que le otorgo el Acto Legislativo 01 del 2016 declarado exequible por la Corte Constitucional que valido el “Fast Track” o vía rápida para ejecutar los pactos de reconciliación.

Dicho proyecto “Por el cual se trazan los lineamientos para contribuir en la implementación y el desarrollo normativo del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, a través de una estrategia de transferencia tecnológica al sector rural y al sector productivo del país, fortaleciendo la formación profesional en el marco del desarrollo del Sistema Nacional de Educación Terciaria, que mejore la productividad del trabajo, la empleabilidad, el desarrollo socioeconómico, y se dictan otras disposiciones” (http://bit.ly/2kCg9vq ), se inscribe, en su motivación y articulado, en los sentidos y propósitos que animan los amplios consensos alcanzados para dar por terminado el conflicto social y armado y pasar a la construcción de la institucionalidad correspondiente a la reconciliación entre los colombianos.

El borrador conocido está organizado en cinco títulos y 29 artículos que se refieren a su objeto, finalidad, componentes de la estrategia, el Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET), Sistema Nacional de Calidad de la Educación Terciaria – SISNACET, la oferta de maestrías técnicas, la educación técnica y formación profesional, el Marco Nacional de Cualificaciones MNC, Sistema Nacional de Acumulación y Transferencia de Créditos (SNATC),  y la Transferencia del contrato de aprendizaje al sector rural y de la construcción.

Y quién dijo miedo, al modo de la obstrucción ultraderechista del uribismo, los poderosos gamonales del sector oficial y privado de la educación, agremiados en diversas corporaciones que defienden aberrantes privilegios mercantiles y burocráticos, organizaron un coro plañidero para estigmatizar la iniciativa de paz.

Bien es sabido que la educación colombiana, pública y privada, sobresale por su pésima calidad. La misma ha sido convertida en un siniestro negocio de mercaderes convertidos en multimillonarios de nuevo tipo. Universidades como la Antonio Nariño, San Martin, Unisinu y una red de instituciones de garaje son verdaderas cloacas y alcantarillas de sórdidos negociantes que explotan a millones de jóvenes excluidos del sistema universitario público, en el que, igualmente, se refugian mediocridades académicas y docentes, interesados exclusivamente en prebendas burocráticas y salariales, ignorando las demandas y desafíos de una educación científica y moderna.

Es el mismo orden educativo burocrático neoliberal, oficial y privado, que impide, con múltiples argucias, la implementación de la catedra y la pedagogía de la paz. La investigación y los estudios para la paz.

Rectores, directivos y docentes anquilosados, en todos los niveles y sectores, le sacan el cuerpo a la paz e ignoran los compromisos éticos en ese sentido.

Obviamente hay excepciones en algunas universidades y colegios, pero la norma es el desconocimiento de los acuerdos de paz y sus compromisos puntuales.

Por supuesto, la paz necesita de la educación. Los campesinos (casi 13 millones) y la reforma rural integral, los indígenas, las mujeres, los afros, las víctimas, la sociedad necesita el concurso de la educación, publica y privada, para sacar adelante la erradicación de la violencia.

Es lo que hace conveniente y necesaria la hipótesis de las Ministras del Trabajo y Educación y del Director del Sena.

De nada sirve atravesarse como una mula muerta para defender los aberrantes y billonarios privilegios de los negociantes de la educación y de la burocracia docente y administrativa que parasita y engorda en las oficinas del gobierno.

El desarrollo agrario, ecomun (red de cooperativas), las vías terciarias, los proyectos productivos para sustituir la coca, la democracia ampliada, la participación politica, los derechos de los movimientos sociales, los guerrilleros en movilización politica, las víctimas, necesitan con urgencia un sistema de educación terciaria técnica, tecnológica, universitaria y profesional para el trabajo, para el desarrollo humano, para la seguridad alimentaria y para el ejercicio pleno de la ciudadanía.

La sociedad civil democrática tiene que actuar para impedir que los mandamases del negocio y los privilegios educativos se le atraviesen a la paz con sofismas y tesis engañosas, como las que sacan a relucir ciertas fichas (también extrañamente enriquecidas como “nuevos ricos”) que presumen de eminencias educativas (Cajiao, Oscar Sánchez et.al), que en realidad son mandaderos de los intereses corporativos plutocráticos acumulados con la educación neoliberal (http://bit.ly/2jX1qcz y http://bit.ly/2kgKTRz ).

 

Nota. La Guajira no es solo un gobierno fallido. Lo es también su sociedad con sus valores éticos y democráticos por el suelo. Esa es una tierra de nadie o de bandidos, para ser más precisos. Kiko Gómez (50 años de cárcel por asesino), Oneida (pendiente de ir al Buen Pastor, a no ser que los de Cambio Radical dispongan lo contrario), Ballesteros, De Luque y ahora Amilkar Acosta (estrenando cortinas de humus y aun vestido de seda wayyu), quien presume de intelectual perfumado, sale de la Federación de Departamentos, ciertamente manejado por él como un anquilosado feudo guajiro, con niños wayuu muriéndose a granel por desnutrición, por adjudicar a dedo un jugoso contrato por casi 20 mil millones de pesos, desconociendo normas mínimas de transparencia y pulcritud (http://bit.ly/2ljTswd ). Podrida esta elite guajira asociada a la politiquería tradicional, como el señor Acosta y su nauseabundo entorno.

Fuente: http://kaosenlared.net/colombia-el-sabotaje-neoliberal-y-burocratico-a-la-educacion-para-la-paz/

 

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México: la reforma educativa en debate

Por: Pablo Gentili

Presentamos aquí dos perspectivas sobre la reforma educativa mexicana. Elsie Rockwell, investigadora emérita del CINVESTAV de México, nos aporta su visión crítica sobre el proceso de cambios promovido por la gestión del presidente Enrique Peña Nieto en el sistema educativo del país. Por su parte, Sylvia Schmelkes, Consejera Presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación de México, observa avances y desafíos en el proceso de reforma escolar iniciado hace cuatro años. Dos enfoques de dos grandes intelectuales mexicanas que nos ayudan a comprender las dimensiones de una reforma que ha generado controversias, la decisión oficial de llevarla adelante más allá de los conflictos generados, así como la de sectores académicos y sindicales de oponérsele firmemente. Un debate necesario y urgente en uno de los países más desiguales del continente.

¿Por qué se impone por la fuerza una reforma educativa en México?

 Elsie Rockwell

 Una reforma educativa no se puede examinar fuera del contexto social, político e internacional en que se produce.

La situación general en México desde mucho antes de 2012 ha sido grave. La llamada “guerra contra el narco” ha llevado a una militarización abierta de amplios territorios. Las políticas y los actos de represión hacia la población civil han provocado crecientes movilizaciones de protesta en muchos frentes. No fue un hecho menor la brutal campaña mediática de desprestigio contra los maestros durante el año electoral de 2012. El 21 de diciembre de ese mismo año, tres semanas después de que Peña Nieto asumiera el cargo de presidente, el Congreso de la Unión aprobó el decreto de cambios al Artículo 3ro Constitucional, adicionando al texto existente sobre el derecho a la educación varias fracciones de una extensión desproporcional. Entre otras cosas, estipulaba que «El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria”. Agregaba en detalle los cambios centrados en la evaluación del desempeño docente que deberían ser objeto de leyes posteriores.

La frase del artículo constitucional modificado que disparó la protesta del magisterio sindicalizado fue: “La ley reglamentaria fijará los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación». Este enunciado tenía implicaciones laborales retroactivas, pues cancelaba todo derecho laboral y contractual de los maestros en servicio que no estuvieran anteriormente en la Constitución. En los hechos, se vetaba cualquier acción jurídica individual o colectiva frente a las nuevas disposiciones. Las autoridades argumentaban que no se daría marcha atrás a una reforma que, según sostenían, era prioritaria, estructural y sacaría al país de la crisis.

En consonancia con la “amnesia histórica” que suele caracterizar a las reformas educativas, esta también presumía un borrón y cuenta nueva con todo lo logrado por las políticas públicas desarrolladas en el sector durante las últimas cinco décadas. Hizo a un lado las instituciones formadoras del magisterio, al abrir la profesión a egresados de cualquier carrera. Muchos maestros y educadores denunciaron la ausencia de cualquier contenido educativo en las tres leyes aprobadas durante el primer año del régimen. La descalificación generalizada del “desempeño docente” desdeñaba el esfuerzo de numerosos colectivos de profesores de educación básica por apropiarse y adecuar a sus contextos las sucesivas reformas previas y de generar programas pedagógicos alternativos, en un sistema público centralizado, pero que tenía márgenes de autonomía que permitían adaptar los programas a la diversidad social y cultural de los alumnos.

Cuatro años y decenas de muertes después, las voces de muy diversos sectores incluyendo la de muchos académicos se han sumado al rechazo de una reforma que es punta de lanza de una nueva embestida neoliberal. El conjunto de las reformas estructurales recientes y en proceso en México, como en otros países, acelera el despoblamiento de amplios territorios, legaliza el despojo de los recursos naturales (bosques, petróleo y minerales, agua, biodiversidad y suelos fértiles) y cancela derechos sociales y laborales. También destruye patrimonios naturales y culturales (como el maíz, amenazado por las semillas transgénicas) y privatiza de manera subrepticia la seguridad social y los servicios de salud y educación. Todo ello se impone con un creciente despliegue de la fuerza pública, incluyendo la militar, para resguardar sus privilegios y reprimir a la protesta social y a los periodistas que hacen pública esta situación.

En este contexto, se produjo una movilización magisterial en la mayoría de los estados que incluyó huelgas, cierre de carreteras, plantones y otras acciones públicas de rechazo a la reforma, bajo las consignas de la defensa de los derechos laborales y de la educación pública. El gobierno controló a la dirigencia del Sindicato oficial, el SNTE, pero numerosos profesores se unieron a la convocatoria hecha por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, sector disidente dentro del mismo sindicato. En julio de 2015, después del terrible ataque a la población civil y a maestros en Nochixtlán, Oaxaca, se abrió un infructuoso periodo de diálogo entre la CNTE y la Secretaría de Gobernación, el cual quedó suspendido al poco tiempo por la parte oficial. Mientras tanto, la Secretaría de Educación Pública, la SEP, firmó un acuerdo paralelo con la dirigencia oficial del SNTE, que consistió en reprogramar la periodicidad y revisar el contenido de las evaluaciones, concesión que convino a ambas partes además de desmovilizar a una parte del magisterio. Además, la SEP aceleró la presentación de un Modelo Educativo que se sometió a consulta en Foros durante 2016 y prometió nuevos programas para el 2017.

¿Qué implica actualmente una reforma calcada sobre muchas que han fracasado en otros países y que fueron adoptadas a finales del siglo pasado? En ningún caso se ha demostrado que reformas que inician con la aplicación universal de exámenes estandarizados de alto impacto hayan logrado elevar la calidad de la educación de manera equitativa. El resultado sobresaliente de este tipo de reformas siempre ha sido la polarización de los sistemas educativos. En un polo se sitúan las escuelas de “buena calidad”, para minorías favorecidas. En el otro polo se encuentran escuelas carentes de recursos para los alumnos excluidos de los mejores servicios por los costos indirectos e incluso por expulsión directa, particularmente si tienen problemas de aprendizaje o disciplina. Quedan fuera del servicio público gratuito millares de niños y jóvenes, quienes se convierten en la población meta para la creciente oferta de certificación de dudosa calidad por escuelas privadas de lucro. Se trata de otro mecanismo para socializar los costos y privatizar las ganancias. Aparentemente, el principio de calidad (término ambiguo pues puede ser buena o mala) mata equidad (que sólo puede ser o no ser).

Es significativo que expertos en evaluación cuantitativa del desempeño docente, como Perrenoud, Wiliam, Berliner y Darling-Hammond actualmente estén proponiendo alejarse de la evaluación universal. En su lugar, apoyan modelos locales, con acompañamiento formativo constante y confidencial para los docentes que lo requieran. Muchos modelos recientes prevén la evaluación integral de todos los actores y factores involucrados en el proceso educativo. De particular importancia es la inclusión de formadores de maestros, un sector totalmente excluido de la actual reforma en México. Este tipo de evaluación es justo lo que proponen los maestros que protestan contra la reforma y que plantean alternativas para la evaluación universal en curso. Reformas exitosas en otros países, como el tan citado caso de Finlandia, primero elaboran y prueban el currículo, luego organizan la formación de los docentes, y hasta el final lo implementan y evalúan. El proceso que toma cerca de una década. En cambio, la lógica actual en México favorece la imposición de reformas con plazos políticos perentorios que suelen generar sucesivos fracasos. Cambiar esta lógica requiere romper con los marcos sexenales que dictan nuestros calendarios de políticas públicas.

Un efecto grave de la actual reforma en México ha sido la jubilación masiva de maestros con experiencia, temerosos de perder no sólo su trabajo si no también su pensión. Esta situación ha sido tan significativa que, en algunas zonas y estados, ha sido difícil cubrir las necesidades con los maestros que ingresan por examen. Quienes han estudiado los procesos de formación docente reiteran la importancia de los primeros años en servicio, más allá de la educación formal, como clave para el desarrollo de buenos docentes. En México, esos años a menudo se viven en las escuelas rurales más aisladas y las periféricas de la ciudad, donde aprenden a enseñar con el apoyo intermitente de familiares o compañeros del gremio. Al abrir el servicio docente a los egresados de cualquier profesión, sin pedir requisitos de mayor estudio pedagógico, la reforma propicia una ruptura de la cadena de transmisión informal del saber enseñar, que sólo puede ocurrir entre formadores y maestros con experiencia y los nuevos que se integran a la docencia. Las campañas de desprestigio hacia la carrera y la amenaza a la estabilidad laboral también están ocasionando una merma en el número de jóvenes que optan por ingresar a la carrera o incluso a presentarse al proceso de evaluación.

Los resultados de reformas similares en otros países, sobre todo en los Estados Unidos, han sido documentados, por ejemplo, con la clausura de miles de escuelas públicas, sobre todo en los centros de las grandes ciudades que anteriormente proveían un buen nivel de vida a una clase obrera industrial: el cinturón de óxido. Se trata de guetos semi-abandonados que recobran poco a poco el interés de las empresas de bienes raíces por la tendencia hacia la gentrificación de las grandes urbes. Cerrar escuelas públicas, una vez establecida su “mala calidad”, obliga a las familias que permanecen en sus barrios a enviar a sus hijos a escuelas alejadas o intentar que sean aceptados por las escuelas privadas chárter que ocupan el vacío creado y que imponen una disciplina cuasi-militar. El efecto neto, como lo señalan muchos, es el debilitamiento del tejido social y comunitario en torno a las escuelas y el descenso de la participación de padres de familia en la vida escolar.

En América Latina, se instala la misma política de clausura de escuelas. En México, el cierre de cien mil centros escolares, anunciada hace poco por la Secretaría de Educación Pública, se dirige en este caso a miles de pequeñas escuelas multigrado que atienden a la población rural e indígena. El argumento para cerrar estas escuelas es su lejanía y “mala calidad” y los costos elevados por alumno, aunque son las que menos apoyos oficiales reciben y a menudo han sido construidas por las propias comunidades. Estas escuelas se encuentran en territorios que también son codiciados, en este caso por conservar las reservas de minerales, petróleo, agua, viento, bosques, flora y fauna que buscan las industrias de la extracción. Los habitantes, protectores o guardianes de esos territorios, estorban. En muchos casos, las zonas de escuelas rurales coinciden también con territorios en las que avanza el control político y social que ejerce el crimen organizado, dedicado tradicionalmente al narcotráfico, pero se expande hacia otros negocios ilícitos. La clausura de las escuelas públicas significa entre otras cosas un retiro del Estado de esos territorios. 

En la mira están también los puertos del Pacífico Sur, ubicados en los estados de mayor cantidad de comunidades rurales e indígenas, y por supuesto, con mayor cantidad de escuelas multigrado. La clausura de estas escuelas rurales acelera el desalojo del campo, pretende concentrar a los niños y jóvenes en las escuelas urbanas “de calidad” e integrarlos a un mundo en el que una mayor escolaridad ya no garantiza un ingreso que permita ni siquiera mal vivir. En ese mundo al que arriban, miles de jóvenes arriesgan la vida con las únicas opciones disponibles para los sin-tierra: jornadas expuestas a tóxicos en campos y minas, migración forzada a un país que los expulsa; trabajo sucio, con la muerte segura tarde o temprano, en el crimen organizado, en las fuerzas públicas para combatirlo o incluso en el trabajo digno en los medios de información o luchando por los derechos humanos.

Dadas las múltiples luchas que convergen en torno al campo en México, la lucha por la tierra, por los recursos forestales, por el agua, por la seguridad, por el derecho de organización comunitaria, por la lengua y la cultura, por la continuidad de la producción agrícola sustentable y por el maíz y toda la cultura de la milpa (chacra), es de vital importancia emprender la lucha por el derecho a la educación pública, gratuita, de buena calidad para los niños y jóvenes en su lugar de residencia. Esto implica defender sobre todo la continua existencia de las escuelas multigrado y mostrar que lejos de ser menor calidad, son una opción incluso preferida en un gran número de países con altos niveles educativos, como Nueva Zelanda.

¿Por qué se impone a la fuerza esta reforma? Todo apunta hacia lógicas que rebasan con mucho un dominio educativo e involucran fuertes intereses políticos y económicos. El gobierno apela a los derechos de los niños y jóvenes, pero en los hechos viola sus derechos actuales y futuros, con acciones que trastornan la administración escolar y distraen a todos los docentes de su tarea principal, dedicar el tiempo prioritariamente a la enseñanza en sus clases. Los recursos disponibles se dedican de manera desigual y discrecional a programas para apoyar aún más a las escuelas favorecidas y dejar a su suerte las más marginadas. Se suprimen además los programas prometidos de ofrecer mayor formación a los profesores.

Por lo anterior, me atrevo a vaticinar que esta reforma, al contrario de lo prometido, logrará polarizar más el sistema, fortalecerá la creciente privatización de las vetas redituables y subvencionadas de la educación pública y provocará un descenso dramático de la calidad y equidad de la educación pública.

 Elsie Rockwell es investigadora emérita en el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, CINVESTAV, Ciudad de México. Ha investigado los campos de la historia y la antropología de la educación. En 2007, recibió el Premio Clavijero del Instituto Nacional de Historia y Antropología y en 2013 el Premio Spindler del Council of Anthropology and Education de la American Anthropological Association. Ha publicado La escuela cotidiana (FCE, 1995), Hacer escuela, hacer Estado (El Colegio de Michoacán, 2007) y La experiencia etnográfica (Paidós, 2009).

 Desafíos y avances en la reforma educativa mexicana

 Sylvia Schmelkes

 México tiene un sistema educativo de grandes dimensiones: 33 millones de personas están inscritas en alguno de sus niveles. La expansión educativa experimentada a partir de los años sesenta del siglo pasado explica que el 98,6% de los alumnos entre 6 y 11 años esté matriculado en la escuela primaria y que la escolaridad promedio de la población de 15 años y más, sea de 9.2 grados. El sistema educativo mexicano opera en un contexto complejo. México es un país con una gran diversidad cultural y lingüística. 7,9 millones de personas hablan una lengua indígena y 25 millones se consideran indígenas. Ello representa una enorme riqueza, pero la atención educativa a la diversidad cultural y lingüística no ha sido la adecuada, lo que explica que estudiantes indígenas sean los menos beneficiados por el sistema educativo. Por otra parte, si bien tres cuartas partes de la población vive ya en comunidades urbanas, de 2.500 habitantes o más, existen 139.000 localidades con 100 habitantes o menos, a las que es difícil llevar el servicio educativo. De hecho, el 44% de las escuelas primarias son multigrado. El país es en extremo desigual: el decil de mayores ingresos percibe 26.6 veces más que el decil de menores ingresos, y ello se refleja en el acceso, en la permanencia y en los resultados de la educación. 46% de la población vive en condiciones de pobreza.

Todavía hay problemas de acceso a la educación obligatoria, que en México es de 15 años (incluyendo 3 de preescolar). Sólo el 71,9% de los niños y niñas entre 3 y 5 años de edad asiste al preescolar. 87,6% de los que tienen entre 12 y 14 años asisten a la secundaria baja, y 57% de los jóvenes entre 15 y 17 años asisten a la secundaria alta.

El problema de la inequidad educativa quizás sea el más grave del país. Esto se refleja en el propio acceso (son los más pobres los que menos acceden); pero también en la permanencia en la escuela, en la regularidad de la trayectoria escolar, en la calidad de la infraestructura y de los recursos materiales y humanos, en la distribución del gasto educativo y, naturalmente, en el logro escolar. Quienes asisten a escuelas indígenas, viven en zonas marginadas y rurales, y proceden de familias con menores recursos, tienen también menores resultados de aprendizaje. Ante esta realidad, en México se modifica el Artículo 3ro y 73ro de la Constitución a fin de dar lugar a una reforma educativa importante en 2013. Esta reforma educativa descansa en tres pilares: la instalación de un servicio profesional docente, la evaluación educativa (se dota de autonomía constitucional al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación) y la formación inicial y continua de los docentes. El Artículo 3ro, por primera vez, define que el Estado es garante del derecho a una educación de calidad. Se entiende por calidad el máximo logro de aprendizaje de los estudiantes. Para lograrlo, dice el mismo Artículo 3ro, habrá de mejorar los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de docentes y directivos. La reforma da lugar a la modificación de la Ley General de Educación y de las leyes de educación en las entidades federativas, y genera dos leyes secundarias: la del Servicio Profesional Docente y la del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

A cuatro años de iniciado este proceso de cambios, si bien se puede decir que se ha avanzado en todos los aspectos señalados por la reforma, y también en la propuesta de un nuevo modelo educativo y de un estilo de gestión renovado que coloca la escuela en el centro de la atención y de las prioridades, los resultados aún no se observan en indicadores de acceso, trayectoria y logro escolar. La reforma se ha enfrentado a importantes resistencias de parte de las estructuras burocráticas y de sectores del magisterio que han perdido privilegios fuertemente arraigados. La equidad sigue siendo un problema central, y se le ha dado menos importancia de la que merece su gravedad.

El país se enfrenta ahora a fuertes restricciones económicas que han afectado el presupuesto para atender los problemas que se propuso la reforma. Habrá que hacer esfuerzos por colocar adecuadamente las prioridades para poder avanzar en el cumplimiento del derecho de todos y todas a una educación de calidad.

 Sylvia Schmelkes es socióloga y ha realizado la Maestría en Investigación Educativa de la Universidad Iberoamericana en México. Ha sido investigadora desde 1970 en torno a los temas de educación rural, calidad de la educación, educación de adultos y educación intercultural, en torno a los cuales ha publicado más de 150 trabajos y diversos libros. Actualmente es Consejera Presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación de México.

Fuente: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2017/01/mexico-la-reforma-educativa-en-debate.html

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Intelectuales Encadenados

Por: Ollantay Itzamná. 

Cada que puedo, donde me encuentre, acudo a los congresos o encuentros de intelectuales/académicos para escuchar/observar los hallazgos científicos que allí se socializan.

No siempre me es posible, ni fácil, acceder a dichas constelaciones puesto que sino son económicamente exclusivas, culturalmente no están hechos para los “mal pensantes” o para quienes “sospechan” del método y conocimientos hegemónicos.

Históricamente, fue en la Francia de finales del siglo XIX donde el término intelectual se socializó en relación a las personas letradas que protestaron ante el encarcelamiento injusto del militar alsaciano francés, Alfred Dreyfus, acusado de entregar información secreta al Estado enemigo. La prensa escrita de aquel entonces los denominó intelectuales.

La filosofía liberal entiende por intelectual a la persona reflexiva que analiza e intenta explicar las coyunturas, en base a sus conocimientos históricos/teóricos y herramientas de interpretación.

Para la filosofía marxista, intelectual es la persona que analiza la realidad con categorías socioeconómicas y con fines de transformaciones estructurales. A inicios del pasado siglo, Antonio Gramsci, acuñó el término de intelectual orgánico para referir a personas que integran la reflexión analítica de la realidad y el compromiso organizativo para transformarla.

En los últimos tiempos, ante la globalización del sistema neoliberal y la corporativización de las universidades y de los centro de investigación, la cooptación y el disciplinamiento de analistas e intelectuales por los poderes económicos hegemónicos se hizo más visible. Al grado que aquellos se constituyen en replicadores/defensores del desbordante desorden establecido por éstos.

Las universidades y centros de investigación copian y reproducen categorías analíticas y significados construidos en otras épocas y en otras latitudes como contenedores universales para aproximarse/explicar realidades diametralmente diversas. Al grado de convertir a sus investigadores e intelectuales en descontextualizados replicadores de conglomerados citas de textos de autores euronorteamericanos.

Investigadores y analistas, equipados de mapas mentales prefabricados, irrumpen en el “campo” y se esfuerzan en “explicar” inéditas realidades sociales que poco o nada tienen que ver con las realidades donde se formularon dichos mapas mentales.

Y, al final, lejos de acompañar y orientar procesos de transformaciones sociales, sus hallazgos investigativos no pocas veces los utiliza para explicar/argumentar las teorías a las que se adscriben. Y, así, no es nada raro oír a académicas/intelectuales autodefinirse con orgullo como discípulas encadenadas a algún autor o autora “desconocida”.

De esta manera, no sólo terminan encadenados a categorías o significados construidos en otras latitudes, sino autoaislados en constelaciones cerradas y disminuidas numéricamente, cual especie en procesos de extinción en un planeta en debacle que exige a gritos profetas e iconoclastas por todas partes.

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/181696

Fotografía: ollantayitzamná

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