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Rusia y China lanzan su proyecto conjunto de colonia lunar

Rusia y China han puesto en marcha su proyecto conjunto para la construcción de la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), cuyos preparativos se iniciarán este año y concluirán en 2025.

La Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS) materializará la alianza entre China y Rusia para establecer una colonia en la Luna. Durante este año comenzarán los preparativos, que concluirán en 2025. Teniendo en cuenta la dinámica actividad de la NASA en Marte y los diferentes proyectos en curso, queda claro que la carrera espacial del siglo XXI continúa su intensa escalada.

Al concluir los preparativos iniciales, ambas potencias empezarán la construcción de una infraestructura basada en la superficie y la órbita para las comunicaciones. También resolverá las necesidades energéticas, la adquisición de recursos lunares y otras tecnologías avanzadas. En 2036 comenzarán los aterrizajes de humanos de ambos países.

La carrera espacial del siglo XXI

En tanto, Estados Unidos prevé enviar astronautas a la Luna en 2024, incluida la primera mujer que pisará nuestro satélite. El programa Artemis incluye la construcción del cohete considerado como el más poderoso de la historia, que estará encargado de hacer regresar al ser humano a la superficie lunar. Para 2028, Estados Unidos piensa contar con presencia humana permanente en la Luna y sus alrededores.

Recientemente, Rusia anunció que tiene pensado llegar a Júpiter en 2030 a través de una nave de propulsión nuclear, pero con escalas previas en la Luna y Venus. Este año, China colocó en Marte a su rover o vehículo de exploración espacial Zhurong: todo indica que estas dos potencias y el país de América del Norte están dispuestos a competir por el liderazgo de la nueva carrera espacial.

Más detalles sobre ILRS

En cuanto al proyecto conjunto entre China y Rusia para establecer la estación ILRS en la Luna, las agencias espaciales de ambos países comunicaron que luego de las fases ya mencionadas comenzará una etapa de «utilización» más allá de 2036, en la que se sucederán periódicos aterrizajes tripulados con el propósito de montar una colonia permanente.

Junto a la infraestructura específica que hará posible el funcionamiento de la estación, el proyecto contempla el empleo de una amplia dotación de orbitadores, satélites de retransmisión, vehículos de descenso y ascenso, robots de apoyo y mini rovers inteligentes, entre otros elementos que demuestran el despliegue tecnológico de alto vuelo que se pondrá en juego.

¿Dónde se ubicará ILRS en la Luna? China y Rusia piensan en dos posibles localizaciones, pero aún no se ha definido el punto preciso. Una alternativa es el noroeste lunar, en tanto que la segunda opción sería  ubicar la estación en cercanías del polo sur de nuestro satélite. Según indicaron las agencias espaciales CNSA (China) y Roscosmos (Rusia), antes de fin de año se dará a conocer un documento conjunto en el que se confirmará este punto y otros aspectos pendientes.

Una contienda geopolítica en marcha

Al mismo tiempo, el desarrollo relacionado con la colonia lunar de China y Rusia estará abierto a otras naciones: la Agencia Espacial Europea, el CNES de Francia y los organismos especializados de Tailandia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos han expresado su interés por participar del proyecto. Sin embargo, se ha dejado en claro que estas posibles colaboraciones se encuentran aún en una fase temprana de diálogo.

Según se indica en SpaceNews, este interés por abrir el juego hacia otros países no tiene una motivación altruista orientada hacia la cooperación internacional: teniendo en cuenta que Estados Unidos tomó la misma determinación en cuanto a Artemis, se trataría de la puesta en marcha de una estrategia geopolítica que obligará a las distintas naciones a tomar partido por alguno de los dos grandes líderes de la investigación espacial: Estados Unidos o la alianza entre China y Rusia.

Aunque puedan conseguirse importantes avances científicos y tecnológicos con ILRS y Artemis, también es probable que recrudezcan las divisiones en el escenario global a partir del apoyo que pueda brindarse a alguno de los dos proyectos. Es probable que la Luna, y también Marte, sean el escenario de batalla de la nueva «guerra fría» del siglo XXI, que nuevamente tendrá su expresión en el ámbito de los desarrollos espaciales.

Foto: representación de la fase 3 del proyecto lunar China-Rusia. Crédito: China National Space Administration (CNSA).

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/rusia-y-china-lanzan-su-proyecto-conjunto-de-colonia-lunar.html

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Japón pondrá en 2022 un robot transformable en la Luna

La agencia espacial japonesa planea poner el año que viene un robot transformable en la Luna, con el propósito de preparar el despliegue de un futuro rover tripulado, que llegaría a nuestro satélite en 2029. Es parte de un ambicioso plan japonés de incursión espacial, que incluye misiones tripuladas permanentes en la Luna y luego en Marte.

Un pequeño robot transformable será colocado por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) en la Luna durante 2022, preparando las condiciones necesarias para el desembarco de un rover tripulado en 2029. Las acciones marcan el progreso del plan japonés para dejar su huella en el espacio: piensa concretar misiones tripuladas permanentes tanto en nuestro satélite como en Marte.

Japón parece decidido a no quedar atrás en la incipiente «carrera espacial» del siglo XXI, protagonizada por Estados Unidos y China pero que también presenta esfuerzos y proyectos en desarrollo de Rusia, Europa, Canadá y Emiratos Árabes Unidos, entre otros países o grupos de naciones: para ello ha desarrollado un módulo de aterrizaje lunar y está trabajando en un rover.

Previamente, la agencia espacial japonesa ha encargado a una conocida marca de juguetes que desarrolle un pequeño robot transformable junto a otras empresas y universidades, para probar las condiciones del polvo en la Luna. Se trata de un diminuto dispositivo en forma de bola, que pesa solamente 250 gramos.

Según una nota de prensa, el artefacto lunar mide solamente 80 milímetros de diámetro previamente a su transformación. Será utilizado principalmente para estudiar las condiciones del regolito o «arena lunar»: se trata de una capa de materiales no consolidados que reposan sobre roca sólida y caracteriza a la superficie de la Luna.

Datos vitales

El análisis de estos aspectos es crucial para poner a punto la tecnología de conducción autónoma que empleará el rover presurizado con tripulación, que Japón llevará a la Luna en 2029. El robot transformable destinado a recabar estos datos será transportado por un módulo de aterrizaje lunar, que además contará con una cámara para tomar imágenes de la superficie de la Luna.

Los datos que se obtengan permitirán analizar el rendimiento del algoritmo de localización que utilizará el futuro rover tripulado, como así también el impacto de la «arena lunar» en su desenvolvimiento en la superficie del satélite terrestre. Sin embargo, esto sería solamente el comienzo de un plan mucho más ambicioso.

Japón piensa en los rovers tripulados presurizados como un elemento trascendental de apoyo a la exploración lunar humana, que según la agencia espacial del país oriental vivirá su apogeo en la década de 2030.

En los mismos buscará tener en cuenta condiciones como la gravedad lunar (que es una sexta parte de la existente en la Tierra), la accidentada y compleja geografía del satélite o aspectos como la radiación y la temperatura en la Luna. El objetivo es crear el escenario para que las misiones tripuladas permanentes sean más eficientes desde todo punto de vista.

Japón conquista el espacio

Pero la Luna no será el único destino de la «conquista» espacial japonesa: también planea concretar posteriormente misiones tripuladas permanentes hacia Marte, el planeta rojo hoy «dominado» por Estados Unidos y China. Su ambición no es nueva, ya que en 1998 había lanzado una primera sonda de observación a Marte, un artefacto de 535 kilos llamado Nozomi (Esperanza).

Para concretar estas misiones será crucial el desarrollo de rovers verdaderamente eficientes. Para ello, JAXA ha unido esfuerzos con la empresa Toyota para crear una nueva tecnología de movilidad lunar, que posteriormente se adaptaría a las características de Marte.

Bajo un nuevo concepto de «movilidad espacial», los vehículos se alimentarían mediante pilas de combustible, empleando métodos limpios de generación de energía. Además, tendrían una alta densidad energética para poder hacer frente a las duras condiciones ambientales y a la superficie de la Luna y Marte.

El robot transformable diseñado para estudiar la superficie lunar de la agencia espacial japonesa, que se enviaría a la Luna durante 2022. Crédito: JAXA/Tomy Company/Sony/Doshisha University.

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/japon-pondra-en-2022-un-robot-transformable-en-la-luna.html

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Alliance Niyigena: “Hay que revalorizar la investigación, porque sin ella no hay innovación ni se puede ser competitivo”

Para la investigadora noruega, la transición energética ha de hacerse de una manera global, sostenible y a varias velocidades, con una mayor inversión pública y privada

Alliance Niyigena tiene 25 años y una personalidad contagiosa que constituye toda una declaración de intenciones que comienza con su propio nombre (Alianza, en español). De nacionalidad noruega y origen ruandés, de donde salió junto a sus padres con solo año y medio para huir del genocidio, Alliance es ingeniera de profesión e investigadora, desde octubre de 2020, en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM CSIC), especializado en la investigación y desarrollo de dispositivos de micro y nanoelectrónica. Además, forma parte de HYPED, un colectivo de estudiantes de la Universidad de Edimburgo dedicado a desarrollar el Hyperloop, un innovador método de transporte mediante trenes en tubos al vacío, y ha vivido también en Francia (donde cursó Secundaria), Escocia (donde se graduó), EE UU, Bélgica y China (Pekín).

El interés de Alliance se centra en la búsqueda de soluciones energéticas que posibiliten un futuro sostenible para todo el mundo. La visión global, afirma, debe prevalecer sobre los intereses particulares: “Ahora ya no puedes hablar solo de España, por ejemplo, sino de Europa. Pero lo que pasa en China también toca a España, y lo que sucede en África también impactará algo en España. Si todos tienen desde un principio este punto de vista, llegaremos a resolver problemas mucho más rápidamente”. La ingeniera visitó Madrid el pasado mes de mayo, invitada por la Fundación Telefónica, para participar en la presentación de la revista Telos, de la que fue su portada, y atendió a EL PAÍS en la sede de la Fundación en la calle Gran Vía.

Pregunta. El cambio climático ha potenciado el proceso de transición energética hacia fuentes de energía renovable. Sin embargo, no todos los países abrazan esta necesidad con el mismo grado de interés…

Respuesta. Nos tenemos que preguntar si estamos haciendo una transición energética para nosotros o para todos. Los países del primer mundo debemos darnos cuenta de que la culpa también es nuestra, puesto que llevamos más de 100 años emitiendo CO2. Europa, Estados Unidos o China han emitido demasiados gases y ahora todo el mundo está sufriendo las consecuencias climáticas. Por eso, tenemos la responsabilidad de desarrollar tecnología como la fotovoltaica y de bajar el precio. Es necesario invertir más dinero, tanto público como privado, para que la investigación permita desarrollar tecnologías sostenibles a precios asequibles y que los países emergentes puedan adquirirla. ¿Qué valor tiene a nivel global si son tecnologías que solo podemos usar en España, Francia, Estados Unidos…?

 

Si tuviéramos aquí a una persona de la India nos diría: “Vosotros habéis hecho crecer vuestra economía sobre este modelo; ¿por qué nosotros no podemos hacer lo mismo?” Y es verdad; al final no es justo. Por eso necesitamos aceptar que esta transición energética no va a ser igual en todo el mundo, y que es más importante centrarnos en la optimización de lo que tenemos. No puedes exigir a países como Indonesia, India, Bangladesh, Brasil o México, que todavía usan mucho carbón, que compren energía eólica, que les resulta muy cara. Es más justo pedirles que inviertan dinero en optimizar la tecnología que tienen ahora, y así, juntos, haremos trabajos diferentes, pero en la misma dirección.

P. ¿Qué alternativas hay al modelo energético actual?

R. No podemos dar ningún paso atrás, porque sabemos que la manera actual de producir electricidad es contaminante; que tiene un impacto muy negativo en la salud de las personas y sobre el medio ambiente. Para empezar, es necesario convencer al sector privado de que inviertan dinero en los países emergentes y pobres, para desarrollar infraestructuras. De momento no hay tanto interés, porque hay mucho riesgo, y por eso hacen falta acuerdos de comercio entre países, para que sea más seguro invertir. Si una región tiene electricidad, se va a desarrollar sola, porque van a poder ir a la escuela y hacer sus deberes por la noche, van a poder montar más negocios y acceder al Internet, y eso es información. Ahora bien, la cuestión está en cómo hacerlo. Creo que depende de los países y de instituciones como el Banco Mundial, para que desarrollen modelos financieros atractivos y a la vez justos.

P. ¿Existe voluntad política para hacer esa necesaria transición energética?

R. Necesitamos entender que muchos de esos países, como Estados Unidos, Brasil o Venezuela, tienen economías basadas en el petróleo, que es su fuente principal de dinero. Todos ellos han afirmado que el problema climático no es grave, pero lo que pasa en verdad es que la transición a las renovables les da miedo. ¿Por qué van a cambiar ahora a algo con tanta incertidumbre y que no está completamente desarrollado? La única manera de luchar contra ellos es con los números. Poder decirles: “Mira, esto es más barato” y que se den cuenta de que, así, su negocio no va a sobrevivir 20 años.

Yo creo que hay una brecha muy grande entre lo que dicen los políticos y lo que está pasando día a día, y por eso se necesita más gente con conocimientos técnicos haciendo esos presupuestos o leyes. Lo que pasa es que vende mejor decir que vamos a llegar ahí en 30 años que en 100 años. Pero necesitamos más tiempo… En 30 años, tendremos más energías renovables y puede que un 50 % más de cargadores en la calle, pero creo que realmente vamos hacia un modelo híbrido en el que habrá menos coches con combustibles fósiles y más coches eléctricos, por ejemplo.

P. ¿De qué manera puede la energía contribuir a un mundo más sostenible?

R. La transición energética implica un cambio de comportamiento. La gente es más consciente de su salud y de los efectos positivos de esa transición, mejorando la calidad del aire y la manera de usar los recursos de la Tierra. Si queremos tener más coches eléctricos, habrá que pensar de dónde vienen los materiales necesarios para las baterías, como el cobalto. Y esa cadena de recursos no es sostenible: cabe la posibilidad de que esta transición energética acabe por mejorar nuestro mundo pero empeore el de los demás, porque necesitemos sus minerales, su agua y sus recursos de electricidad.

La otra posibilidad es que la gente exija medidas para luchar contra el cambio climático no solo en España, sino en otras partes del mundo. Que los ciudadanos presionen a las empresas para que estas cambien sus prácticas y que tengan cadenas de recursos más sostenibles; que haya más inversiones regionales en África y Sudamérica y leyes de comercio de electricidad sostenibles que sean buenas para todas las partes.

P. ¿En qué estado está el proyecto del Hyperloop?

R. Desde que entré en el proyecto de Hyperloop hasta ahora, ha cambiado mucho. De ahí han salido muchas empresas que han desarrollado Hyperloop, cada vez con más inversión y haciendo pruebas en Dubai, Estados Unidos o India sobre distancias muy largas. ¿Es posible? Sí. Pero eso no significa que vaya a funcionar en el mundo real, que le guste a la gente y que quiera usarlo. Primero, hay que ver si se tiene la suficiente financiación para seguir, porque es un proyecto bastante grande y exigiría cambiar toda la infraestructura de transporte.

El Hyperloop, además, serviría en un principio solo para mover mercancías. Toma el caso del aeropuerto de Dubai, que gestiona muchas: si tú puedes enviarlas desde Dubai a Kuwait, por ejemplo, superrápido; o si puedes enviar algo de Madrid a Barcelona en 40 minutos, en vez de en dos días, se cambiaría por completo la forma de hacer negocios. Los humanos entrarían en una última fase, pero no lo veo posible antes de 30 o 40 años.

P. El Instituto de Microelectrónica de Barcelona en el que trabajas se centra en el uso de las micro y nanotecnologías para resolver retos sociales. ¿Puedes citar algún ejemplo?

R. Allí hay, desde hace años, un grupo (Speed) que trabaja en un tipo de pila que sería capaz de alimentar pequeños dispositivos eléctricos con energía producida por el propio cuerpo humano, a través de sustancias como el sudor o la sangre. Por su puesto, esto no vale para grandes objetos; no podríamos cargar así la batería de un coche, pero sí tu Fitbit, por ejemplo. Se trata de un campo muy importante, porque al final, si puedes hacer pilas más sostenibles y menos dependientes de recursos combustibles o materiales contaminantes, eso va a ayudar también a los países pobres y emergentes.

P. ¿Qué papel deben jugar los capitales públicos y privados en la investigación?

R. Lo primero que hay que hacer es valorizarla. Llevo unos ocho meses en España y me parece que la investigación no se valora ni a nivel público ni privado (y lo mismo pasa en Francia). No se incentiva ni se atrae el talento a la investigación, y eso es un lastre para la innovación. Sin ella, no se puede ser competitivo. La covid ha servido para que la gente se dé cuenta de que los países que han sacado las patentes de las vacunas son precisamente los que invierten más dinero en investigación y desarrollo. Si España o Europa quieren seguir siendo competitivas, deben invertir en tecnología y en energías renovables. Es fundamental un cambio de comportamiento, y que tanto el sector público como privado sean capaces de tener una visión a largo plazo, porque la investigación necesita de tiempo: no funciona solo a dos o cuatro años vista.

P. La pandemia ha dado un gran impulso a la transformación digital. ¿Cuáles crees que serán los mayores desafíos a afrontar en el futuro?

R. Hoy ya es evidente, y los Gobiernos lo saben, que los ataques cibernéticos son un riesgo importante. Ha habido ataques desde China a la India, desde Rusia a Noruega… Con la pandemia, las tecnologías digitales se han expandido rápidamente, pero el problema es que la tecnología avanza más rápido que las leyes. Por eso, uno de los mayores problemas es la educación. Avanzamos tan rápido que vamos a perder a mucha gente que no va a poder seguir trabajando o siendo competitiva en este mundo digital.

La diferencia Entre Europa y otras potencias como Estados Unidos o China es que no tenemos todas las competencias digitales necesarias; no dedicamos la suficiente inversión en educar a la gente, así que somos muy vulnerables. Puede que los ciudadanos privados no lleguen a percibirlo del todo, pero los Gobiernos sí verán más y más ataques de este tipo, porque al final cualquiera puede llevarlos a cabo, y no puedes afirmar al final si he sido yo, un chico desde un sótano o Rusia.

P. ¿Es necesaria una transformación radical de los sistemas educativos?

R. Yo creo que sí. Todavía queremos que la gente se especialice en una cosa, y yo creo que ese es el error más grande porque, al final, los trabajos del futuro no serán tan especializados, y cuando accedas al mercado laboral no tendrás que hacer una sola cosa sino varias, y necesitarás muchas competencias distintas. También hay que ver dónde están las grandes olas de innovación del mundo. Estados Unidos y China ya sabían, hace 40 años, que este mundo digital sería el futuro, y por eso han dedicado a ello tanto dinero. Las grandes empresas tecnológicas son americanas, chinas… Pero no hay nada saliendo de Europa. Por eso yo creo, y lo digo muy claro, que necesitamos cambiar la educación, porque ya hemos perdido 40 años.

Para muchos, el sistema universitario europeo es excelente, porque creamos gente especializada muy buena, y estoy de acuerdo, aunque creo que se deben ofrecer más opciones. Pero la diferencia tiene que ver no solo con la educación, sino con la mentalidad. Mientras que Europa todavía se apoya mayoritariamente en la memorización, en América se fomenta más el trabajo por proyectos, que empuja a los estudiantes a pensar creativamente, y también tienen una mentalidad más emprendedora. En China también se apoya la creación de startups, especialmente digitales, mientras que en Europa se es mucho más reticente a dar dinero para ninguna iniciativa hasta que tengan casi una certeza de que va a funcionar. Pero, al hacer eso, vas a ser crear cambios de una manera mucho más lenta. Si queremos ser capaces de pensar críticamente y de una forma creativa, hay que enseñar esta

habilidad en las escuelas.

P. La mujer aún está infrarrepresentada en el campo de las STEM. ¿Qué importancia crees que tiene el que las niñas tengan referentes femeninos a seguir?

R. Recuerdo una charla que me dieron en mi primer año de universidad, donde un profesor nos enseñaba cada semana ejemplos de personas destacadas en diferentes campos de la ingeniería, para ayudarnos a elegir una especialidad. Y todas estas personas eran hombres. Después de ocho semanas, le mandé un correo y le dije que yo no me sentía representada, y que no me estaba dando muchas razones para convertirme en ingeniera. Él se disculpó y lo cambió, porque los referentes femeninos están ahí, existen.

De todas maneras, creo que no se trata solo de motivar a las niñas en las disciplinas STEM; también hay que hacerlo con las minorías o con niños inmigrantes, que pueden pasarlo mal porque no ven ninguna representación de su color o su religión en la ciencia, para que sepan que pueden llegar a ser todo lo que se propongan. Cuando comparto lo que hago, y aunque aún soy muy joven, algunas familias vienen y me animan a seguir, porque sirvo de ejemplo para sus hijos, que dicen: “Quiero ser como Alliance; quiero pedir la beca que le dieron a ella”, o “quiero estudiar en otros países”, o “también me gustaría ser ingeniera”.

Fuente: https://elpais.com/economia/2021/06/10/actualidad/1623333960_863861.html

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El trabajo en la Cuarta Revolución Industrial

Por: Diego Lorca  y Diego Pierdominici

Las economías se podrían clasificar en un segmento integrado globalmente, que emplea a una minoría de la fuerza laboral formada y bien remunerada, y un segmento de escasa productividad, con bajos salarios y condiciones precarias.

En el mundo que estamos viviendo a veces resulta complejo encontrar respuestas concretas e incluso plantearse preguntas sobre las causas de lo que nos rodea.  En esta nota intentaremos esbozar algunos de los cambios que se observan en el mundo del trabajo, sus causas y sus posibles consecuencias.  ¿Cambió la pandemia la forma de trabajar?  ¿O profundizó tendencias que venían desde hace años?

En el 2016 y en ocasión del Foro Económico Mundial de Davos, Klaus Schwab, fundador del Foro, acuñó el término “Cuarta Revolución Industrial” para referirse a los avances tecnológicos emergentes en una serie de campos, incluyendo la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología, el internet de las cosas, la impresión 3D, los vehículos autónomos, etc.

Todos estos cambios traen profundas modificaciones en las condiciones y modos de trabajo.  Mientras que algunos desaparecerán, otros se crearán y algunos tendrán que adaptarse.  Pero esta revolución tecnológica no surgió de la nada, sino que tiene una relación intrínseca con el desarrollo del sistema capitalista y su tendencia ineludible a invertir en medios de producción que acorten los tiempos sociales del proceso productivo.

Es necesario recordar que en la crisis del 2008 –que tuvo características de crisis orgánica– la especulación del sector financiero e inmobiliario generó una burbuja de dinero ficticio sin asiento productivo, que terminó por hacer estallar el sistema financiero dominante hasta aquel entonces.

El sector tecnológico se convirtió en una enorme salida para el capital acumulado, no invertido frente al estancamiento.  Esto implicó la transformación de toda la estructura de procedimientos de la producción manufacturera y de comercialización.  Además, la creación de plataformas digitales y la expansión de la conectividad en el mundo ha permitido la aceleración de este proceso.

La pandemia de coronavirus, que comenzó según la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020, vino a acelerar estos procesos de digitalización de la economía a una velocidad pocas veces vista.  Pero esta crisis sanitaria, que se suma a la crisis financiera y económica mundial, no afecta a todos por igual. Vemos hoy como la mayoría de las y los trabajadores pierden, mientras que los que ganan son un muy reducido grupo de empresarios.

Por todo lo dicho afirmamos que la pandemia vino a acelerar procesos y tendencias que ya venían sucediendo hace años.

Aumento mundial de la desocupación y la explotación

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo “La COVID-19 y el mundo del trabajo. 7ª edición”, en 2020 se perdió el 8,8% de las horas de trabajo a nivel mundial con respecto al cuarto trimestre de 2019, equivalentes a 255 millones de empleos a tiempo completo.  La pérdida de horas de trabajo en 2020 fue aproximadamente cuatro veces mayor que la registrada durante la crisis financiera mundial de 2009.

La cantidad de personas desocupadas a escala mundial aumentó en 33 millones en 2020, y la tasa de desocupación aumentó hasta el 6,5%.  Además, se estima que los ingresos provenientes del trabajo a escala mundial en 2020 disminuyeron un 8,3%, a saber, 3,7 billones de dólares, o sea el 4,4% del PIB mundial.

Así, la automatización, la robotización y la inteligencia artificial abren una nueva etapa en la configuración mundial del trabajo, orientada al “conocimiento”, conformando nuevas fracciones dentro de la clase trabajadora que agudizan las diferencias salariales al interior de la clase.

Por un lado, comienza a emerger una fracción de la clase trabajadora vinculada a los trabajos del sector de la información, un grupo muy diverso unido por el uso de la más moderna tecnología de la información para el tratamiento, manipulación, identificación y procesamiento de datos.  Son creadores, manipuladores y procesadores de los flujos de información, que hacen posible esta Nueva Fase Digital del Capitalismo.  Esta fracción está formada por científicos/as, investigadores/as, ingenieros/as de diseño, analistas de “software”, investigadores/as en biotecnología, banqueros/as, inversionistas, diseñadores/as urbanísticos, consultores financieros, arquitectos/as, planificadores/as estratégicos, etc.

Y por otro lado, se observa como tendencia general un aumento en la informalidad y la subocupación.  Además de un crecimiento de la explotación laboral y la expulsión de grandes masas de trabajadores del proceso productivo.  De este modo, las economías globales se podrían clasificar en: un segmento avanzado, integrado globalmente, que emplea a una minoría de la fuerza laboral con altos grados de formación y remuneración, y un amplio segmento de baja productividad que absorbe la mayor parte de la fuerza laboral, con bajos salarios y condiciones muy precarias.

Pocos ganadores: Las grandes empresas tecnológicas ante la pandemia

La transformación de la economía en servicios de plataformas digitales cambia la forma de trabajar y de acumular riqueza. Esta transformación se presenta bajo la apariencia de “mayor libertad” para la clase trabajadora, ya que ahora puede “decidir cuándo, dónde, cuánto y cómo trabajar”, pero lo que realmente se oculta es su mayor grado de dependencia.  En esta forma de mediación virtual, no existen responsables por las condiciones de las y los trabajadores, pero sí existen personas que acumulan ganancias a una gran velocidad.

Según la revista Forbes, que actualizó su lista de los empresarios más ricos del mundo este 6 de abril, 7 de los primeros 10 multimillonarios más acaudalados provienen de la industria tecnológica.  Según la revista; “en total, los 2.755 multimillonarios que forman la lista suman 13,1 billones de dólares, frente a los 8 billones de 2020. Estados Unidos sigue siendo el país que cuenta con más ricos, con 724, seguido de China (incluyendo Hong Kong y Macao) con 698”.

Ahora bien, ¿cómo es que han podido acumular tanta riqueza estos 2.755 multimillonarios en un mundo atravesado por una profunda crisis?

En primer lugar, por la restricción en la circulación de las y los trabajadores, como plantea Giménez[1]: «así como bajo el capitalismo industrial el trabajador fue conducido hacia la fábrica, donde fue disciplinado a través del miedo a la muerte por hambre y también organizado bajo la lógica del trabajo común, hoy los cambios estructurales en su fase digital empujan a las clases subalternas hacia las ‘nuevas fábricas’ del territorio virtual, con sus plataformas y redes sociales; construyendo nuevos valores organizativos».  Según el informe digital-2020 (de wearsocial.com), la mitad de la población mundial (3.800 millones de personas) utiliza actualmente las redes sociales. 4.540 millones de personas están ahora en línea, con un aumento interanual de 298 millones, o sea el 7%, por lo que nos acercamos a una penetración de Internet del 60%.  El usuario medio de Internet pasó 6 horas y 43 minutos por día en línea en 2020, más de 100 días en total.

Esto genera una dependencia por parte de todas las empresas, instituciones y personas, del servicio que puedan brindar estas Big Tech. Grandes flujos de información que, a través de un complejo sistema de algoritmos, estas empresas convierten en la fuente de su riqueza.  Controlan de esta forma los tiempos sociales de producción de todas las demás ramas de la industria y del comercio.

Esto no es nuevo, como afirmamos anteriormente. Ya en 2018, más de la mitad de los habitantes del planeta utilizaba internet. El porcentaje de usuarios se situó en el 51,2%, lo que supone un aumento de 2,6 puntos respecto a 2017.

Otra parte de estas ganancias proviene de la baja de salarios a nivel mundial y del aumento de la jornada laboral.  Según un estudio realizado por Adecco Argentina al comenzar la cuarentena, el 42% de las y los trabajadores dedican más horas al trabajo desde su casa que en la oficina, mientras que un 40% cumple exactamente las mismas horas como si estuviera en su lugar de trabajo.  Esto es posibilitado por el gran ejército de desocupados/as que presionan sobre las condiciones salariales de los ocupados/as y aumenta la lucha entre trabajadores por salarios y puestos laborales.

Finalmente, una última parte deriva de la restricción de la circulación de las y los trabajadores.  Según datos de la OIT del informe antes citado: “Durante todo el año el 77 por ciento de los trabajadores se vieron afectados por esas medidas, lo que implica un porcentaje muy cercano del valor máximo del 85 por ciento alcanzado a finales de julio de 2020”.

Esto les permitió a las empresas ahorrar en infraestructura, eventos corporativos, energía y suministros, dietas, viajes, vehículos de empresa, suministros electrónicos, entre otros gastos fijos anuales.  Según un estudio llevado a cabo por Global Workplace Analytics, la compañía internacional de investigación y consultoría sobre las y los empleados, el ahorro promedio en inmuebles con teletrabajo a tiempo completo es de 10.000 dólares al año por empleado/a.

Las y los trabajadores frente a la crisis

Las y los trabajadores combinan nuevas y viejas formas de lucha en defensa de sus derechos y condiciones laborales, utilizan las calles y también el territorio virtual para reclamar, organizarse y luchar por sus derechos.  Hemos visto en Francia como el movimiento de “Chalecos Amarillos” se organizó a través de las redes sociales y salieron en conjunto a las calles presionando al gobierno nacional.  Lo que comenzó como un reclamo por un aumento de gasolina escaló rápidamente a un rechazo de las políticas neoliberales.

En la India estalló la “Manifestación más grande del mundo” de la que se tenga registro.  El 26 de noviembre, 250 millones de agricultores marcharon en todo el país, lo que significa el 3,3% de la población mundial y que dejó más de 64 muertos y cientos de heridos.  Detectando la importancia de la virtualidad para construir organización, el Gobierno produjo 134 cortes de internet, el 68% de todos los que suceden en el mundo.

En Chile las manifestaciones que comenzaron por un aumento de 30 pesos en el transporte público, también escalaron a un proceso donde la mayoría del pueblo salió a las calles a pedir un cambio de la constitución neoliberal y contra el gobierno de Sebastián Piñera. Y la lucha continúa.

Otro ejemplo de lucha lo vienen dando las mujeres trabajadoras que este 8M también inundaron las redes y las calles de todo el mundo. Y así podríamos seguir citando ejemplos de manifestaciones a lo largo y ancho del planeta.

En las empresas tecnológicas el panorama de lucha no es diferente.  En el Reino Unido, el Tribunal Supremo sentenció que las y los trabajadores de Uber tienen derecho a acogerse a la legislación laboral vigente, lo que abre las puertas para obtener un salario mínimo o vacaciones pagas.

En enero de este año, unos 200 trabajadores de Alphabet Inc, la empresa matriz de Google, han formado un sindicato para velar por los principios de igualdad en el trabajo y por la observancia de principios éticos en el modelo de negocio.  La formación de este sindicato, el primero que se crea entre las grandes tecnológicas, es la consecuencia directa de protestas sin precedentes en el seno de la compañía, y de un año de organización en secreto.

O las nuevas tecnologías están al servicio de las y los trabajadores, generando mejores condiciones de vida, eliminando el trabajo forzoso, repetitivo, dando más tiempo para disfrutar de una vida digna, o estarán en manos de un minúsculo grupo de especuladores financieros, generando mayor acumulación, explotación y exclusión.

El curso que puedan tomar los acontecimientos dependerá de la participación activa de los trabajadores y trabajadoras, y de que estos logren construir un programa estratégico que ponga por encima el bienestar general de la clase trabajadora.

Diego Lorca y Diego Pierdominici son miembros del Observatorio Internacional del Trabajo y el Futuro -OITraF-, un equipo de jóvenes profesionales dedicados a la Investigación y Análisis en el convulsionado mundo del Trabajo. OITraF: https://oitrafuturo.wixsite.com/oitrafuturo  Twitter: @OITraF1 https://instagram.com/observatorio_de_trabajo

26/04/2021

Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 552: ¿Quién decide nuestro futuro digital?

Bibliografía

https://www.adecco.com.ar/noticias/teletrabajo-y-productividad-durante-la-pandemia-a-causa-del-coronavirus/

https://www.lavanguardia.com/vida/formacion/20201209/6108068/teletrabajo-cuanto-ahorra-empresa.html

https://forbes.es/listas/93410/lista-forbes-2021-estas-son-las-personas-mas-ricas-del-mundo/

https://www.ilo.org/global/topics/coronavirus/impacts-and-responses/WCMS_767045/lang–es/index.htm

https://elpais.com/economia/2021-01-05/trabajadores-de-google-se-organizan-en-el-primer-sindicato-creado-en-una-gran-tecnologica.html

https://www.france24.com/es/ee-uu-y-canad%C3%A1/20210329-amazon-derecho-laboral-sindicatos-alabama

-Giménez, P. (2020). Un 1º de mayo (muy) diferente, un mundo en guerra mediado por la virtualidad. Disponible en: https://www.nodal.am/2020/05/un-1o-de-mayo-muy-diferente-un-mundo-en-guerra-mediado-por-la-virtualidad-por-paula-gimenez/

Notas

1/ Giménez, P. (2020). Un 1º de mayo (muy) diferente, un mundo en guerra mediado por la virtualidad. Disponible en: https://www.nodal.am/2020/05/un-1o-de-mayo-muy-diferente-un-mundo-en-guerra-mediado-por-la-virtualidad-por-paula-gimenez/

Fuente e imagen: https://vientosur.info

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El gasto mundial en ciencia sube pero es desigual, según la UNESCO

El gasto mundial en ciencia ha aumentado considerablemente, con un dinamismo sin precedentes en los países en desarrollo, sobre todo en África, pero Estados Unidos y China siguen teniendo demasiado peso, según la UNESCO.

Entre 2014 y 2018 la inversión en investigación científica creció un 19% y el número de científicos, un 13,7%.

Esta tendencia al alza se vio estimulada por la crisis del covid-19, recalca la UNESCO este viernes en su informe sobre la ciencia que publica cada cinco años y sigue la evolución de las políticas públicas científicas desde hace casi treinta años en más de 190 países.

«Hace 20 años aún había que convencer a los países del valor de invertir en ciencia y tecnología. Hoy, casi todos han integrado la noción de que es un medio de hacer avanzar la economía», afirmó a la AFP Susan Schneegans, coordinadora del informe.

Pero esta inversión es «muy desigual»: Estados Unidos y China representan casi dos tercios (63%) de la progresión global del gasto. Y cuatro de cada cinco países van a la zaga, puesto que dedican menos del 1% de su PIB a la investigación.

La inteligencia artificial y la robótica son muy dinámicas, sobre todo en países de «ingresos medios inferiores», que contribuyeron con más del 25% a las 150.000 publicaciones sobre el tema en 2019 (12,8% en 2015).

Algunos países «son muy ingeniosos, logran innovar sin muchos medios en tecnologías digitales», afirma Susan Schneegans.

Durante la pandemia, el 13% de las nuevas tecnologías concebidas para hacer frente al virus se produjeron en África, pese a que el continente representa solo el 14% de la población mundial: asistentes virtuales, herramientas de autodiagnóstico, aplicación de rastreo…

En 2020, «hemos registrado más de 700 polos de innovación en África, frente a unos 300 en 2015. El problema es que siguen dependiendo mucho de la financiación externa», añade la funcionaria de la UNESCO.

Hay otro problema: la energía verde atrae menos. La investigación sobre captura y almacenamiento de carbono solo generó 2.500 artículos en 2019. El tema retrocede incluso en Canadá, Francia, Alemania y el líder actual, Estados Unidos.

En cuanto a la energía fotovoltaica, eólica o los biocombustibles, entre 2012 y 2016, los presupuestos progresaron poco a nivel mundial, estima la UNESCO, que elogia no obstante la «homogeneización de las prioridades de desarrollo en todos los países». En los Estados en desarrollo, algunas investigaciones sobre energías verdes incluso se han disparado.

La UNESCO aboga por una mayor inversión y pide «más coherencia». La ciencia «debe ser menos desigual, más cooperativa y más abierta», concluye su directora general, Audrey Azoulay.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/el-gasto-mundial-en-ciencia-sube-pero-es-desigual–seg%C3%BAn-la-unesco/46696476

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Panamá: Estudiantes solo completan 6.5 años de escuela por lo aprendido, revela informe del Banco Mundial

Un niño que comienza su escuela a los 4 años en el país, puede esperar completar 10.7 años en el sistema educativo.

La actualización del Índice de Capital Humano 2020, elaborado por el Banco Mundial, señala que en Panamá, teniendo en cuenta lo que los niños realmente aprenden, los años esperados de escuela son solo 6.5.

Esta cifra se presenta, a pesar de que el mismo informe plantea que un niño que comienza su escuela a los 4 años en el país, puede esperar completar 10.7 años en el sistema antes de cumplir los 18 años.
El estudio indica que un niño nacido en el país será 50% más productivo cuando crezca, que lo que podría ser si disfrutara de una educación completa y una salud plena, resultado que está por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (0.55).
La realidad no varió la década pasada, reveló el informe, que hace la observación de que la educación a distancia, a la que se ha tenido que recurrir debido a la pandemia de covid-19, ha incidido en el aprendizaje en la región.

Destaca que la pobreza de aprendizaje podría aumentar en más de 20% en el nivel de primaria; y 2 de cada 3 estudiantes del nivel secundario podrían estar por debajo de los niveles mínimos de rendimiento esperados.

«La educación a distancia no puede reemplazar la educación en la escuela; se evidencia que las mediciones de aprendizaje están empeorando drásticamente y los efectos de la pandemia alcanzan todas las áreas de las vidas de los estudiantes», registra el documento.

‘1. en la escala de medición del índice, esta cifra se aplica si el niño que nace hoy puede llegar a gozar de plena salud y pueda realizar su potencial educativo.

0.50 es el índice que tiene Panamá.

En Panamá se regresó a la presencialidad hace una semana, de manera alternada, en 78 escuelas.

Sin embargo, aunque las autoridades digan que se está revisando la evaluación del desempeño de los estudiantes, gremios de educadores advierten que la denominada brecha del conocimiento se está ampliando.

En conferencia de prensa, dirigentes docentes plantearon que esta desigualdad se nota en torno a la facilidad o dificultad que tenga el estudiante por contar con las herramientas tecnológicas para poder dar sus clases virtuales.

Fuente: https://www.panamaamerica.com.pa/sociedad/estudiantes-solo-completan-65-anos-de-escuela-por-lo-aprendido-revela-informe-del-banco

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Colombia: Academia de Ciencias rechaza nombramiento de nuevo ministro de Ciencia

La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales se pronunció sobre el nombramiento de Tito Crissien Borrero como nuevo ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, que reemplazará a la saliente ministra Mabel Torres.

La Academia de Ciencias expresó su rechazo a la decisión del presidente Iván Duque de nombrarlo como nuevo ministro, pues indican que Crissien ha sido acusado de plagio en documentos.

“La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales expresa su extrañeza y su desaliento ante la designación del señor Tito Crissien como nuevo ministro de Ciencia, teniendo en cuenta su participación comprobada en plagio de documentos académicos”, indicó la Academia.

Según informó el viernes el presidente Iván Duque, Tito Crissien es administrador de empresas del Colegio de Estudios Superiores de Administración y magíster en Administración de Empresas (MBA) de la Universidad de Miami, y en Educación, de la Universidad del Norte. Además, es miembro de organismos de ciencia y tecnología y rector de la Universidad de la Costa.

Pero según denuncia la plataforma Plagio.org, la Universidad de la Costa, de la que Crissien era rector, se vio envuelta en escándalos por plagio cuando en años anteriores la editorial IOP Publishing retiró 22 publicaciones de la coautoría de un docente de dicha institución por plagio y malas prácticas académicas como manipulación de citas.

Ante la designación del nuevo funcionario, la Academia expresó que este es un mensaje negativo para la sociedad colombiana.

“Esta designación constituye un mensaje muy negativo para la sociedad colombiana, y en particular para las nuevas generaciones, al ignorar prácticas antiéticas mundialmente rechazadas por la comunidad científica y académica”, indicó la Academia.

Fuente: https://www.vanguardia.com/colombia/academia-de-ciencias-rechaza-nombramiento-de-nuevo-ministro-de-ciencia-DK3862603

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