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Guatemala: Solo el 25% de maestros estaban preparados para el salto tecnológico durante la pandemia

De la noche a la mañana, la práctica de impartir clases en un salón cambió. Con el cierre de los centros educativos por la pandemia, los docentes debieron encontrar la manera de no interrumpir la enseñanza, que ahora es a distancia. Hacer uso de la tecnología era una opción, pero no todos estaban preparados para recurrir a ella.

Desde el 16 de marzo los estudiantes dejaron las aulas debido a la pandemia, la continuidad del aprendizaje se ha visto limitado por la falta de recursos tecnológicos que acerquen a los docentes para continuar con las clases.

A través de la investigación Covid-19 la respuesta educativa en Guatemala, la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) exploró cómo los maestros han logrado continuar con el proceso educativo desde el pasado 16 de marzo, cuando se tomó la decisión de interrumpir las clases presenciales para evitar la propagación del virus.

Quienes no han contado con ese recurso han utilizado las redes sociales para seguir con la enseñanza. Uno de cada tres de los encuestados dijo recurrir a WhatsApp para hacer llegar el contenido a sus estudiantes, mientras que uno de ellos trabaja con las guías escritas, las cuales imprime y las traslada a sus alumnos.

Ese salto a lo digital no ha sido sencillo, pues a criterio de Diana Brow, presidenta de la Asociación de Colegio Privados, la mayoría de docentes recibió una formación tradicional que no contemplaba la necesidad de utilizar la tecnología. Esta se ha utilizado como una herramienta para investigación o desarrollar proyectos, pero a partir de la pandemia cambió su rol y se ha convertido en un sostén en la entrega educativa.

“Los docentes no tenían esas metodologías y esas dinámicas para preparar las clases en línea dentro de su portafolio de conocimientos, sino que los están adquiriendo sobre la marcha”, menciona Diana Brow, presidenta de la Asociación de Colegio Privados.

¿Menos conocimiento?

La interrupción de las clases presenciales, sin duda, afectará en el aprendizaje y en el rendimiento de los estudiantes. Lo que se sabe a través de este estudio es que, independientemente de la modalidad que se utilice para continuar con la enseñanza, los maestros están priorizando contenidos del programa de estudios, y se enfocan en Lectura, Matemática y Comunicación, dejan de lado otras áreas que están en el Currículo Nacional Base y que consideran no son prioritarias en este momento.

Tener comprensión lectora, así como razonamiento y pensamiento analítico para resolver problemas cotidianos, es importante para alcanzar el conocimiento de Ciencias Naturales, Estudios Sociales, Física, Estadística, Química, y demás materias.

Verónica Spross, directora Ejecutiva de Empresarios por la Educación, indica que se ha tenido que priorizar las áreas curriculares a impartir, pero dada la situación que ha generado la pandemia esto es razonable, es importante enfocarse en aprendizajes que van a servir para la vida.

Retraso en el aprendizaje

“Es obvio que habrá retrasos en el aprendizaje (de los estudiantes), incluso para los que estaban preparados en los colegios privados con plataformas digitales. Estamos viendo que los alumnos están aprendiendo menos contenido”, indica Gálvez Sobral.

Mientras que Spross menciona que ciertas competencias y destrezas podrían verse afectadas, pues no es lo mismo seguir las guías en la casa que la interacción en la escuela. Además, de que hay una dispersión en el seguimiento a los estudiantes; quienes cuentan con herramientas tecnológicas pueden dar el apoyo requerido por sus alumnos, pero no es el caso de todos.

De acuerdo con el investigador, es necesario que a nivel de país se evalué y se tenga una perspectiva clara de cómo esta situación afectará el rendimiento de los alumnos, y se tomen las medidas correctivas a partir del próximo año.

“Si esto no se hace y simplemente se ignora lo sucedido en el 2020, y en el 2021 se toma el programa normal, lo que veremos seguramente será un rezago más grande del que ya tenemos, en donde Guatemala está entre los últimos puestos del rendimiento académico de la región y del mundo, obviamente no nos conviene”, agrega Jorge Andrés Gálvez Sobral, director del Centro de Investigaciones Educativas de la UVG.

La prueba internacional Pisa para el Desarrollo (Pisa-D) del 2018, que evaluó a estudiantes de países de ingresos medios y bajos en similares condiciones, reveló que solo tres de cada diez jóvenes guatemaltecos lograron el nivel básico en Lectura, dos lo consiguieron en Ciencias y uno en Matemática. Esto ubica a Guatemala en las últimas posiciones de la región junto a República Dominicana.

Los más afectados

Inevitablemente en todos los niveles habrá un rezago en el aprendizaje, sin embargo, el investigador refiere que el impacto será significativo en los estudiantes de preprimaria, pues con ellos es más difícil trabajar a distancia. La ventaja en este grupo es que están en los primeros años de escolaridad y tienen mucho tiempo por delante para recuperarse.

Spross también ve riesgo en quienes cursan la secundaria y están cerrando un ciclo. “Es importante ponerles atención, para verificar dónde está su nivel de aprendizaje y cerrar los vacíos”, dice.

Los jóvenes que están en el último grado de diversificado podrían ser los más afectados. Este será su último año de preparación, ya sea para iniciarse en la vida laboral o bien para ingresar a la universidad, y los resultados de las últimas pruebas realizadas por el Mineduc a estudiantes de este nivel han evidenciado deficiencias en el aprendizaje

El año pasado solo tres de cada diez jóvenes alcanzaron las competencias lectoras requeridas, mientras que en Matemática solo uno de cada 10 estudiantes alcanzó el nivel satisfactorio.

“No sabemos si la priorización, si los métodos, si la infraestructura tecnológica y la adaptación del establecimiento fue la suficiente para prepararlos. No sabemos si los graduandos están recibiendo todo el contenido que estaba programado.  Si tuviera que apostar, diría que allí es donde está el principal reto en esta emergencia”, dice Gálvez Sobral.

Según reporte del Ministerio de Educación son 168 mil 46 los estudiantes inscritos hasta el 1 de mayo en el último grado del diversificado. Hay 102 mil 306 jóvenes que recibirán el título de Bachillerato; 10 mil 587 cursan Magisterio; 47 mil 991 están en la carrera de Perito y son 7 mil 162 en Secretariado.

Lo positivo

Si bien la suspensión de clases presenciales tomó a todos por sorpresa y podría traer un retraso en el aprendizaje de los estudiantes, hay puntos positivos que ha propiciado la pandemia, uno de ellos es la integración tecnológica a la enseñanza, y el 17% de los docentes encuestados así lo percibe.

Los padres también se han involucrado más en el proceso de enseñanza de sus hijos, lo que resulta beneficioso para los niños, pues investigaciones señalan que entre más involucrados están los papás mejor es el rendimiento de los estudiantes. El 27% de los maestros resalta esta participación y cooperación como un resultado positivo.

Esta, según Gálvez Sobral, es una de competencia importante que lleva tiempo desarrollar dentro del salón de clases con metodologías tradicionales.

“Autonomía, integración tecnológica e involucramiento de padres es algo importante que hemos visto y es algo que los docentes están reportando como algo positivo y que no quieren perder cuando se regrese a la normalidad”, dice el investigador.

Un aspecto que Brown señala no debe obviarse y que debe atenderse postpandemia es cambiar la formación inicial docente y que se incluya dentro de la preparación de los maestros más metodología del uso de la tecnología, pues no se trata de trasladar una planificación tradicional, lo del papel, a lo virtual sino que se d

eben buscar otras dinámicas para que el alumno pueda adquirir los conocimientos y las competencias necesarias.

Fuente: https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/solo-el-25-de-maestros-estaban-preparados-para-el-salto-tecnologico-durante-la-pandemia/

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La Sociedad Mexicana de Computación en la Educación (SOMECE) rumbo al Simposio Virtual 2020

A fines de los años 50´s, llegaría la revolución informacional que el mundo comenzaría a vivir rumbo a la transformación social, económica, política y educativa. El final el siglo XX, traería consigo el nacimiento de la era informacional (Castells, 2000).

Prácticamente el nacimiento de estás tecnologías impactarían a todas las sociedades del mundo. A la fecha, existen varias fuentes y autores que hablan sobre el inicio y evolución de la computación en México. Una valiosa fuente documental, sobre la disponibilidad y uso de la tecnología, fue el manuscrito elaborado por un grupo de investigadores del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), el cual detalla el devenir de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la educación básica (Flores, 2002).

Aunque, según la revista de la UNAM “[…] el 8 de junio de 1958, comenzó la historia de la computación en México (y en general, de Latinoamérica), cuando la UNAM puso en operación la IBM-6501”. [1] Lo que, sin duda desde aquel entonces influenciaba a diversos sectores, entre ellos, el universitario. Estás revoluciones de tecnología, impulsaron a un grupo de visionarios de la educación, para unir esfuerzos y voluntades, justo en el año 1984, para poner en marcha la organización del primer Simposio Internacional de Computación en la Educación Infantil y Juvenil. Entre sus principales intenciones se encontraba la de comprender el uso de la computación en la educación. Ese sería el gran objetivo de este evento. Ahí, en ese evento, se incubaba lo que habría de ser un gran proyecto de influencia nacional e internacional.

Este primer Simposio, conservaría el mismo esquema por varios años, hasta que en 1992 abriría sus puertas a todos los niveles y modalidades educativas. Lo que le favoreció para tener presencia en gran parte del territorio nacional, dejaba de lado el solo enfocarse al nivel básico y medio superior.

 

El gran impulso que tendría esta reunión de especialistas en tecnología educativa, reunidos en aquellos Simposios, sería detonado en el futuro, ya que, en 1986 al finalizar el III Simposio Internacional de Computación en la Educación Infantil y Juvenil, fue constituida la Sociedad Mexicana de Computación en la Educación (SOMECE) como una Asociación Civil (sin fines de lucro), encargada de organizar y dar continuidad a dicho Simposio, entre otras muchas actividades. Su primer consejo directivo fue integrado por: Dr. Marco Antonio Murray-Lasso, presidente; Jorge Isaac Bustamante Ceballos, vicepresidente; Manuel Álvarez Álvarez, secretario; y Araceli Reyes Guerrero, tesorera.

Por la presidencia de esta asociación han transitado varias personalidades distinguidas del mundo académico, como son: Dr. Jorge Isaac Bustamante Ceballos, Dr. Víctor Manuel Guerra Ortiz, Dra. Yolanda Campos Campos, Mtro. Alfonso Ramírez Ortega, Dr. Enrique Ruiz-Velasco Sánchez, Dr. Germán Escorcia Saldarriaga, Mtra. Elvia Luz Monasterio Aranda, Dra. Claudia Marina Vicario Solórzano, Mtra. Verónica Belinda Estrada y Moscoso, Lic. Luis Lach Herrera y actualmente el Ing. Alfredo García Zavala, que junto con un gran equipo de trabajo, han asumido el enorme reto de dar continuidad a esta importante iniciativa, surgida en 1986. Un justo reconocimiento a todos los expresidentes y respectivos sus consejos directivos que han sabido sacar adelante la trascendental labor de esta noble asociación.

Hace 34 años SOMECE había nacido con la realización de aquellas nobles actividades, que gradualmente integrarían la participación de diversas instituciones educativas como han sido: Secretaría de Educación Pública, Secretarías de Educación Estatales en la República Mexicana, Universidades Públicas Federales, Universidades Públicas Estatales, el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (fundador), la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Academia Mexicana de Ciencias y Universidades Tecnológicas, entre muchas otras instituciones, organizaciones y empresas tecnológicas que gentilmente contribuirían al crecimiento y desarrollo del futuro de esta asociación.

Así, año con año, esta importante asociación civil, organiza desde aquellas fechas el Simposio Internacional SOMECE, el cual se encarga de convocar a la comunidad especialista e interesada en las prácticas e innovaciones de tecnología en la educación, con impacto a nivel internacional.

En estos encuentros especializados, los asistentes comparten, interactúan y se retroalimentan unos a otros sobre sus experiencias educativas. Todos ganan, todos aprenden; desde los asistentes hasta los participantes, ponentes, talleristas y conferencistas. Y qué decir de las instituciones y organizaciones que contribuyen de alguna u otra forma, viendo reflejados sus esfuerzos para contribuir a la innovación educativa nacional e internacional que la era digital en que vivimos, demanda cada vez con más intensidad.

Es conveniente destacar que SOMECE es una de las pocas asociaciones civiles sin fines de lucro, que promueve el uso de las TIC, vincula a las organizaciones públicas y privadas, conforma grupos de estudio, organiza eventos académicos, presentaciones de libros, conferencias, charlas y demás actividades que fomentan las buenas prácticas de tecnología educativa.

Un sincero reconocimiento a esta organización y a todos sus miembros, que han construido a lo largo de estas más de tres décadas, una de las organizaciones más importantes e influyentes en la incidencia de tecnología y computación en la educación en México.

Cabe mencionar que, los miembros de la SOMECE, son profesionistas de gran prestigio, pertenecientes a instituciones públicas y privadas, que suman sus energías para trabajar de manera filantrópica en favor de la educación, aportando sus esfuerzos para seguir haciendo de esta asociación una pieza clave en la contribución, integración e innovación de la tecnología en la educación, buscando siempre hacer honor al lema que les distingue: Por la incorporación racional de la tecnología en la educación.

Finalmente, hay que mencionar que ante los escenarios que vive nuestra sociedad, en plena pandemia mundial generada por el Sars-Cov-2, el Simposio no detendrá su marcha, por el contrario, hará uso de la tecnología y plataformas electrónicas en todo su esplendor, para llevar a cabo el XXXIII SIMPOSIO INTERNACIONAL SOMECE 2020: MODALIDAD VIRTUAL DE EXPERIENCIAS EDUCATIVAS.

Este año, la organización de este evento está a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Educación Pública a través de la Televisión Educativa, la Coordinación General @aprende MX.

 

Además, se contará con apoyo de aliados estratégicos como son: Universidad Veracruzana (UV), Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Universidad ITSON, Academia Mexicana de Ciencias, Academia Mexicana de Informática (AMIAC), Academia de Ingeniería de México, Red LaTE México, Asociación Nacional de Universidades (ANUIES), Universidad ORT México, Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), Red Educativa Mundial (REDEM) a través de su Programa de Alfabetización Digital (AD), Instituto Mexicano del Arte al Servicio de la Educación (IMASE) y el Repositorio Latinoamericano de Convocatorias Educativas (RELACE), entre muchas otras.

Se tiene programada una gran cantidad de eventos y actividades, como son: Conferencias magistrales, Paneles de discusión, Conversatorios (ponencias), Presentación de carteles, Talleres, Expo arte digital y el Encuentro de Cómputo Infantil y Juvenil.

Por todo ello, y como miembro de esta distinguida organización, me permito invitar a los lectores para que, en la medida de sus posibilidades, revisen el portal de la SOMECE y, muy particularmente la convocatoria. La intención es que conozcan más acerca de este trascendental evento, en el marco de convivencia social actual y de la relevancia que está teniendo la tecnología digital en los sistemas educativos en todo el mundo. Este Simposio se llevará a cabo del 28 al 31 de octubre de 2020, de manera virtual y totalmente gratuito en sus diversas formas de participación, gracias a la colaboración y contribución de organizadores, aliados y miembros.

Convocatoria: http://www.somece.org.mx

 

*Coordinación de Comunicación de la SOMECE

Referencias:

 

  • Castells, M. (2000). La sociedad red. La era de la información: economía, sociedad y cultura. 2ª. Edición.
  • Flores, G. (2002). Disponibilidad y uso de la tecnología en la educación básica. ILCE. México.

http://www.somece.org.mx

http://www.revista.unam.mx/vol.9/num9/art63/int63-1.htm

https://www.somece.org.mx/2020/07/convocatoria.html

[1] http://www.revista.unam.mx/vol.9/num9/art63/int63-1.htm

 

Miguel Ángel Gallegos Cárdenas*

miguelangel.gallegos@somece.org.mx

Coordinación de Comunicación de la SOMECE

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Covid-19: oportunidad del neoliberalismo para impulsar una brutal neo privatización educativa en América Latina

Por: Luis Bonilla-Molina*

Escalamiento del Apagón Pedagógico Global 

Desde el año 2015 venimos denunciando el riesgo que ocurriera un Apagón Pedagógico Global(APG). Advertíamos que este APG tendría una expresión concreta en la virtualización y la relocalización en la  casa  de una parte importante de los procesos de enseñanza-aprendizaje. No lo decíamos por tremendismo, sino porque esta tendencia al APG había sido anunciada en varios documentos de las Bancas de Desarrollo y de los organismos multilaterales. Sin embargo, buena parte de la izquierda pedagógica desestimó este escenario al considerarlo improbable. Comprender esta realidad implicaba reconocer que estamos ante un reseteo planetario de la cultura educativa, lo cual desafiaba muchas de las certezas construidas en el campo de las alternativas pedagógicas. La más reciente publicación del Foro Económico Mundial de Davos “COVID-19: el Gran Reseteo” (julio, 2020) confirma las valoraciones y análisis prospectivos que hacíamos hace años.

Siempre señalamos responsablemente, que no sabíamos cuál sería el evento o el mecanismo para ello, pero que la tendencia del capitalismo cognitivo de la tercera revolución industrial apuntaba en esa dirección. El COVID-19 se convirtió en el evento que construyó las condiciones de posibilidad para el desarrollo a escala planetario del Apagón Pedagógico Global.

La transición entre la tercera revolución industrial a la cuarta revolución industrial hizo inminente el APG. Esta transición comportaba la consideración, por parte del capital, de la obsolescencia de la máquina educativa newtoniana de la primera y segunda revolución industrial. Obsolescencia determinada por el impacto de la aceleración de la innovación en los procesos educativos.

La cuarentena sanitaria por la pandemia del COVID-19 obligó a generar respuestas en materia de escolaridad y educación. Las medidas educativas elaboradas por las burocracias de los ministerios de educación, fueron construidas a partir de la apelación al concepto de “emergencia”. La real emergencia sanitaria, fue usada para desarrollar un giro inusitado, dramático y excluyente en la educación. La llamada emergencia educativa sirvió de pretexto para que en la mayoría de países se intentara dar continuidad a las labores escolares, ya no en las escuelas, liceos y universidades sino “en casa” y por mecanismos remotos, en su mayoría codificados al público bajo las expresiones de “educación virtual en casa, “universidad en casa”.

 

El paradigma neoliberal de la sociedad educadora

Esta “nueva Realidad” nos obliga a revalorar el paradigma educativo neoliberal de la “sociedad educadora”, que desembarcó con fuerza en la región en la década de los ochenta del siglo XX.  Esta iniciativa, en la era de la transnacionalización del capital y de la mundialización cultural contemplaba la intención de ir transfiriendo a las familias, docentes y estudiantes, las condiciones mínimas para el cumplimiento al derecho a la educación.

El fortalecimiento de los mecanismos para garantizar el pago de las matrículas y “colaboraciones para las sociedades de padres y representantes” en las escuelas públicas, sirvieron como caballo de Troya para intentar recargar en las familias los costes del mantenimiento de los planteles escolares, las actividades extraordinarias, los docentes suplentes, etc., en la ruta para que las madres y los padres fueron asumiendo la responsabilidad educativa que correspondía a los Estados. Cada vez más se le fue transfiriendo a las familias muchas de las responsabilidades que otrora habían asumido los Estados.

Esta intención pudo concretarse solo parcialmente y de manera desigual en los países de la región, gracias a la movilización del magisterio, los profes universitarios y los estudiantes; las familias lo hicieron en menor medida, atrapadas por la cultura evaluativa de la calidad educativa.

La exigencia de mayores aportes a los sistemas escolares por parte de las familias se encubría con el discurso funcional de la co-responsabilidad para alcanzar una educación inclusiva de calidad, algo que se convertía en un chantaje funcional para la desmovilización de las familias. Esa “noción” de la co-responsabilidad comporto un salto en la construcción de hegemonía, sobre la necesidad que los Estados “compartieran” con las familias los costes de la educación pública. Esta operación de propaganda, abrió las puertas a reformas en las constituciones nacionales y las leyes de educación que implicaron un abandono drástico de las responsabilidades del Estado, encubiertas con discursos progresistas.

 

La obligación de los Estados en garantizar las condiciones mínimas para el derecho a la educación

Desde una perspectiva emancipadora y de Estado Docente, la responsabilidad de garantizar el derecho a la educación es de los Estados Nacionales. Es decir, los Estados entre otras cosas, deben garantizar que a) el presupuesto destinado a la educación no sea inferior al 6% del Producto Interno Bruto o menor del 20% presupuesto público; b) exista una legislación educativa que garantice el acceso universal a la escolaridad y en igualdad de condiciones, por lo menos, a los estudiantes de educación inicial y primaria. En algunos países esta obligación se extiende al bachillerato; c) elaborar los planes de estudio y los modelos de enseñanza-aprendizaje que garanticen un aprendizaje contextualizado a cada realidad, desafíos epocales y necesidades de la población; d) construir la infraestructura necesaria (escuela, liceos, preescolares, universidades) para garantizar la igualdad de condiciones de aprendizaje; e) dotar las escuelas, liceos y universidades de los elementos, equipos y contenidos inherentes a la aceleración de la innovación y garantizar que todes los y las estudiantes tengan las mismas condiciones de acceso a estas tecnología y conocimientos; f) desarrollar una continua actualización de la formación inicial y permanente de los y las docentes que permita  garantizar el papel de la escuela como institución democratizadora del conocimiento entre los sectores populares.

Previo a la pandemia, muchas de estas condiciones mínimas de partida no eran cubiertas por los Estados nacionales, lo cual generaba resistencias, movilizaciones y denuncias del movimiento magisterial y estudiantil.

La desinversión en educación y la precarización de las condiciones de trabajo de los y las docentes actuaban como disparadores de la premisa neoliberal de abandonar la responsabilidad de los Estados con la educación pública, dando paso al modelo de sociedad educadora.

Debemos tener cuidado que el logro del 6% del PIB como piso mínimo no sea usado en buena medida para la firma de contratos con las grandes transnacionales tecnológicas en materia de contenidos educativos digitales y virtuales, ni para construir la infraestructura base para la transición a la cuarta revolución industrial, escenario en el cual se continue recargando en las familias, estudiantes y docentes el grueso de la inversión en equipamiento tecnológico básico (computadores, laptos, celulares) y la conectividad al internet. Subrayar siempre que esto es (y sería) privatización educativa y triunfo del paradigma neoliberal de sociedad educadora.

En el plano internacional el neoliberalismo educativo cada vez más se aseguraba que en muchos de los protocolos de los organismos multilaterales, el derecho a la educación apareciera sin sus apellidos sustantivos de gratuita, popular, científica y laica. Cada vez más en estos protocolos aparece el compromiso de vincular el sector privado al cumplimiento del derecho a la educación, que no es otra cosa que la transición a la construcción de hegemonía respecto a la educación como una mercancía.

El tránsito abrupto de un modelo de educación presencial en las escuelas, al modelo de “educación virtual en casa”, de “universidad en casa” y, el temor del contagio mortal, posibilitó un acelerado abandono de las premisas de responsabilidad de los Estados Nacionales que le obligan a garantizar las condiciones mínimas para el desarrollo del derecho a la educación.

 

La neo privatización educativa en el marco de la pandemia del COVID-19

El Coronavirus aceleró y escaló a una dimensión impensable solo meses atrás, las tendencias privatizadoras de la educación. El modelo de “educación virtual en casa”, de “universidad en casa” que han impulsado los sistemas educativos en América Latina ha comportado una privatización de hecho. Las responsabilidades de los Estados de garantizar las condiciones mínimas para desarrollar los procesos de enseñanza y aprendizaje han sido abandonadas y se ha entrado en la lógica del neoliberalismo educativo.

Ahora, en el marco de la pandemia del COVID-19 son las familias, les estudiantes y los y las docentes, quienes deben asumir los costes del pago del internet, la suscripción a plataformas privativas para poder dar clases, la compra o reparación de sus computadoras para dar clases. Los Estados se desentienden de su responsabilidad usando el acostumbrado lenguaje de la “vocación docente”, de la “mística de los educadores”. Se trata de una Neo privatización educativa a escala global.

Muchos de los contenidos educativos en este contexto de “virtualidad en casa”, son aquellos que están disponibles en las plataformas privativas. Los y las docentes no fueron formadas y no están siendo formados adecuadamente para trabajar en entornos digitales, lo cual ha implicado una serie de déficits y problemas derivados del ensayo y error, de “como va viniendo vamos viendo”.

Se pretende culpabilizar de los errores de la coyuntura a los y las docentes, convirtiéndose el Estado en un evaluador que con desenfado traslada su responsabilidad a terceros, usando los criterios de la cultura evaluativa. La culpabilización a  los docentes, es una cortina de humo que procura ocultar que se está produciendo una brutal privatización educativa.

Las condiciones en las cuales se están desarrollando los procesos de enseñanza aprendizaje son desiguales y estratificadoras. Muchos estudiantes no cuentan siquiera con una casa donde estudiar de manera estable, otros no poseen familia que les apoyen, la mayoría no tienen textos o acceso a internet, ni computadoras.

La escuela, con sus programas alimentarios procuraba garantizar que todes comieran por lo menos una vez al día, precisamente para igualar las condiciones de partida para aprender a aprender. Las medidas tomadas por los ministerios de educación han roto en solo meses, la conquista social de asociar el derecho a la educación con garantías de igualdad de condiciones para desarrollar los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Esa “nueva normalidad” está siendo poco denunciada, por el contrario, en muchos casos, está dinámica ocurriendo con el silencio cómplice de importantes sectores de la academia y los sindicatos burocráticos patronales.  Como en todo proceso de opresión, las resistencias marcan la diferencia y hoy casi un centenar de organizaciones del magisterio en la región, educadores populares y pedagogos críticos han comenzado a denunciar y movilizarse en contra de esta realidad.

 

Educación de primera para incluidos en la tecnología, educación de tercera para los excluidos de la tecnología.

Para colmo, con el pretexto de la emergencia sanitaria se está produciendo una nueva estratificación de la educación. Los que tienen acceso a computadores e internet, cuyo porcentaje no excede el 50% de la población en América Latina y el Caribe, son los que tienen la posibilidad de participar en la educación remota que intenta darle continuidad a los procesos de escolarización. Estas condiciones previas son las que se venden como logros de acceso a la formación, que en realidad son simplemente acceso a a información actualizada. Se confunde la capacidad individualizada de navegación conducida por la red de internet con aprendizajes.

Los otros y otras, la mayoría de estudiantes, que no tiene acceso a computadora e internet, están recibiendo enseñanza por televisión o radio, con contenidos y metodologías de la televisión educativa de los sesenta del siglo XX, transitando el aprendizaje con una mirada desde el retrovisor, no hacia el presente y el futuro.   Esto redundará en nuevas formas de exclusión. Es una educación de segunda para pobres.

Por otra parte, quienes viven en zonas de difícil acceso y precaria conectividad, con limitadas posibilidades incluso de acceder a una señal de radio, están recibiendo una educación por módulos, educación de tercera, que trata de ocultar que les están dejando en los bordes de la marginalidad intelectual.

La apelación a la contingencia y la emergencia para producir esta privatización educativa no tiene justificación alguna, más aún cuando las autoridades educativas desoyeron las advertencias que hicimos desde cinco años sobre un inminente Apagón Pedagógico Global (APG) y la obligación que tenían los Estados para prepararse para escenarios como estos, con la mirada pensada en la inclusión educativa y la justicia social.

 

La escuela no volverá a ser lo que era

Esta realidad no puede hacer que nos refugiemos de manera conservadora en intentar volver a las condiciones existentes antes de la pandemia. La escuela, liceo y universidad que teníamos en febrero del 2020 tampoco representaban la aspiración de los sectores populares y críticos, respecto a lo que debería ser una educación liberadora y emancipadora.

Se trata entonces de comprender y trabajar de manera renovada por una nueva escuela gratuita, popular, democrática, laica, científica y presencial, que reivindique la tradición y el saber pedagógico acumulado por décadas, pero que sea también sea capaz de empalmar con lo nuevo, lo emergente en clave de resistencia anticapitalista.

 

Alternativas 

Ciertamente lo peor que puede pasar es que un niño, niña o adolescente quede desconectado del sistema escolar. El hecho que consideremos que es necesario un esfuerzo contingente urgente, mediados por la educación por televisión, radio o módulos para los que no tienen acceso a la conexión digital, no nos impide advertir que ello está comportando una nueva estratificación, con un claro sentido de clase.

Son los pobres, las mujeres trabajadoras, la clase obrera, los campesinos, quienes viven en condiciones de marginalidad en los barrios quienes están resultando más afectados por la neo privatización educativa en marcha y la estratificación de la escolarización determinada por el acceso a computadores y conexión a internet.

Las alternativas están en el plano epistémico y en la organización para la resistencia.  En el primero, la sorpresa y la sensación de vértigo que esta situación de la cuarentena por el COVID-19 ha causado en amplios sectores progresistas, nos lleva a afirmar que lo urgente es clarificar lo que está pasando y establecer de manera compartida el horizonte inmediato contra la opresión neoliberal.

Lo segundo, reivindicar que las experiencias de colectivos pedagógicos en las escuelas, liceos y universidades emerge con fuerza como una práctica muy potente para avanzar de manera colectiva, desde abajo, en la comprensión de lo ocurre y la elaboración de resistencias anticapitalistas.

Tercero, fortalecer la unidad de los sindicatos y gremios docentes combativos, con los movimientos de educadores populares y pedagogos críticos para de manera conjunta elaborar una ruta de acciones coyunturales y estratégicas.

Es momento de inventar para no errar.

 

 

 

 

*El autor escribe para OVE

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Toni Bernabeu: “La tecnología ha llegado a las aulas para quedarse”

Por: Educación 3.0.

 

Conscientes de que la COVID-19 va a cambiar también la forma de relacionarse en el aula, Newline ha querido conocer de la mano de Toni Bernabeu, profesor de Primaria en la región de Murcia, cuál será el futuro del sector educativo.

Pregunta: ¿Crees que el virus va a suponer un antes y un después en el uso de las nuevas tecnologías en el aula?

Respuesta: Esta situación ha servido para, por un lado, hacernos ver la realidad de nuestra educación y de nuestros centros educativos respecto al uso de las TIC. Y, por otro, ha servido de ‘estímulo’ para que muchos docentes que no veían la tecnología como una herramienta eficaz en sus clases descubran que sí lo es.

P: En este nuevo modelo educativo en el que se prevé que sea necesario la convivencia de la formación presencial y la online, ¿cómo crees que las pantallas interactivas podrían ayudar a los profesores a afrontar su tarea?

R: Las pantallas interactivas podrán acercar al alumnado a la escuela y, dependiendo de cómo se gestione la vuelta a la ‘normalidad’ en los centros, servirán de puente con los alumnos que tengan que estar en casa. Si finalmente todos volvemos a las aulas (como es el deseo de alumnos, maestros y familias), seguirá siendo, en mi opinión, una herramienta imprescindible en el día a día y que nos ayudará en el proceso de aprendizaje.

Newline - una niña trabaja online con un ordenador

P: Los estudiantes son nativos digitales, ¿consideras que su pericia en el ámbito tecnológico y digital está ayudando a que puedan seguir las clases a distancia de la forma más rutinaria posible?

“Es muy habitual que un estudiante de Primaria no sepa enviar correctamente un email, adjuntar un archivo o crear una presentación”

R: Nuestros estudiantes son nativos digitales porque están rodeados de tecnología desde muy pequeños, aunque eso no implica que sepan gestionar lo digital correctamente. Es muy habitual que un estudiante de Primaria no sepa enviar correctamente un email, adjuntar un archivo o crear una presentación. Lo que sí tienen es un ‘miedo cero’ a usar todo lo digital, lo que facilita enormemente su avance y permite que en muy poco tiempo consigan conocer y dominar multitud de herramientas digitales.

Pero, lo más importante es educarlos y guiarlos en un uso cívico y adecuado de todas esas herramientas, así como mostrarles la forma adecuada de buscar información en Internet, por ejemplo. En mi caso, el hecho de que ya estuviéramos trabajando con herramientas digitales y en un entorno digital ha favorecido mucho nuestras clases a distancia.

“Lo más importante es educarlos y guiarlos en un uso cívico y adecuado de todas esas herramientas”

P: Estás acostumbrado a utilizar soluciones interactivas ¿consideras que eso ha supuesto una ventaja para afrontar la docencia a distancia?

R: Sin duda, el uso de ciertas herramientas interactivas que consiguen un feedback inmediato y que promueven el trabajo cooperativo, como las pantallas, ha sido crucial durante este periodo. Cuando volvamos a las aulas seguiremos usando y aprovechando todo el potencial que aporta lo tecnológico en nuestra forma de enseñar y aprender. Como he dicho anteriormente, la tecnología ha llegado a las aulas para quedarse y ese es uno de los aspectos positivos (de los pocos) de esta situación.

“La tecnología ha llegado a las aulas para quedarse y ese es uno de los aspectos positivos (de los pocos) de esta situación”

P: ¿Cuáles son los retos a los que se está enfrentando el sector educativo en España debido a la actual situación?

R: Esta situación nos ha mostrado abiertamente y en toda su crudeza cuáles son algunas de nuestras debilidades (estructurales, materiales, metodológicos) y nos ha exigido tomar decisiones que se habían ido dilatando y que ahora, de una forma precipitada y caótica, hemos tenido que implementar. Como decimos en Educación, hay que aprender de los errores y tomar buena nota de cuáles son los cambios que nos ayudarán a dar un salto hacia adelante en una nueva forma de educación, más competencial, emocional y vivencial, y dejar atrás lo meramente memorístico y pasivo.

Espero que entre todos: políticos, docentes, familias… sociedad en general, saquemos un aprendizaje positivo de esta situación y nos sirva para seguir creciendo y mejorando nuestra labor.

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/tecnologia-aulas-para-quedarse/

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Académico exige más educación para vencer a Covid-19 en El Salvador

Por: Radio la Primerísima 

El académico salvadoreño Oscar Picardo afirmó este miércoles que el país necesita más educación que cuarentenas para vencer a la Covid-19, y lamentó la beligerancia del presidente Nayib Bukele.

‘Nos quedamos cortos con las campañas educativas y herramientas tecnológicas, es importante analizar el dinamismo y rapidez de los contagios’, dijo el director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).

Picardo puso como ejemplo a Costa Rica, que hizo énfasis en la cuarentena y descuidó la parte educativa, por lo cual aumentaron los casos del coronavirus cuando fueron relajadas las medidas restrictivas.

Destacó el modelo de Cerco Epidemiológico Inteligente implementado por la UFG en el municipio de San José Villanueva, el cual fue criticado por el gobierno sin siquiera estudiarlo o analizar la propuesta.

‘Ahí podemos ver el nivel de ignorancia: la mitad de quienes están manejando la pandemia no está haciendo las preguntas adecuadas’, consideró Picardo, quien recién fue insultado por el propio Bukele, que lo tildó de ‘loco’.

El investigador, con una trayectoria académica reconocida internacionalmente, lamentó que la insistencia de Bukele en pelearse con quienes lo critiquen, y de descalificar toda propuesta que no salga del Ejecutivo.

‘Lo que el país necesita es sumar, lamentablemente en el gobierno todo lo que no es creado por ellos está mal, todo se descalifica y se ve como político y electoral; hay una actitud muy agresiva, de insultar’, señaló.

El Salvador superó ya los ocho mil casos confirmados de Covid-19, con más de 200 fallecidos, mientras los poderes del Estado siguen sin ponerse de acuerdo en cómo manejar el repunte en los contagios.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/resumen/286226/academico-exige-mas-educacion-para-vencer-a-covid-19-en-el-salvador/

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El futuro de la educación, ¿desde dónde pensarlo?

Por: Blanca Heredia

 

“Pensar” el futuro suele consistir en proyectar hacia adelante lo conocido. Dicho de otra manera: prolongar los patrones que observamos en el pasado, ponerles algunos adornos y llamarle a eso “futuro”. En educación, en tiempos recientes por ejemplo, lo usual, ha sido pensar que el futuro será uno en el que la tecnología cobre más y más importancia.

La mayor parte del tiempo operar de esta manera, funciona. Funciona, pues el grueso de la realidad y los lentes con los que la percibimos permanece más o menos constante. Las continuidades de fondo hacen que imaginar el futuro como una simple proyección de lo que ya conocemos o podemos anticipar resulte bastante sensato.

Desde que llegó a nuestras vidas el COVID-19, sin embargo, han cambiado tantísimas cosas y podrían cambiar tantas otras, que pensar el futuro como mera prolongación del pasado ya no me parece tan sensato. No me lo parece, pues cuando tantas piezas se mueven en la realidad objetiva y, al mismo tiempo, en las coordenadas de sentido desde las cuales miramos la realidad objetiva, es muy posible que los patrones conocidos nos resulten insuficientes para atisbar los contornos de nuestros futuros posibles.

En un contexto como el actual, considero que pensar en serio sobre el futuro requiere empezar por preguntarnos desde dónde abordamos tal empresa en un doble sentido. Primero, a partir de cuáles variables clave y, segundo, desde cuáles supuestos. En ambos casos, se trata de explicitar nuestras premisas y, con ello, abrir la posibilidad de problematizarlas a fin de estar en condiciones de poder nombrar y aprehender lo nuevo y lo desconocido.

Para el caso del futuro de la educación (como de tantas otras cosas), lo primero es identificar cuáles factores son los más importantes para imaginar futuros posibles. Al respecto, el primer elemento a tomar cuenta, en el contexto presente, es la duración de la pandemia. Es decir, la extensión del periodo de tiempo entre el inicio de la pandemia y la fabricación/disponibilidad masiva de la vacuna y/o el tratamiento. Si hay vacuna, digamos para octubre de 2020, no es previsible que el cambio provocado o acelerado por la pandemia en educación o en cualquier otro ámbito sea sistémico y profundo. Si hay vacuna en tres o cinco meses, las cosas volverán –con pequeñas variaciones y grandes costos acumulados– al estado en el que se encontraban y a la trayectoria por la que iban antes del estallido de la pandemia. Por otra parte, si la vacuna y/o el tratamiento contra el COVID-19 toma dos años o más, es muy posible que las transformaciones y rupturas con el pasado conocido pudieran ser mucho más profundas e irreversibles.

En términos de las variables a considerar para pensar el futuro de la educación escolarizada, la duración de la pandemia es claramente lo más importante. Pero, hay otros factores a tomar en cuenta (incluso si apareciera la vacuna mañana). Uno de ellos, es la prioridad que previsiblemente tendrá la educación para el gobierno en la post-pandemia, tanto en términos de atención política como de recursos públicos destinados a esta. En ambos casos, lo más probable es que sean menores que en el pasado. Ello, traerá conflictos importantes sobre cómo asignar esa atención y esos recursos mermados. El conflicto en cuestión abrirá oportunidades para replantear prioridades. En ausencia de potencia imaginativa y capacidad para organizar grandes números de voluntades en torno a esta, sin embargo, lo más probable es que prevalezcan en ese conflicto los actores e intereses más vocales y mejor organizados de siempre.

Además de identificar las variables clave a considerar para pensar productivamente las formas posibles del futuro, la tarea de imaginar el futuro pasa por preguntarnos desde cuáles supuestos analíticos, conceptuales y valorativos abordamos esa tarea. ¿Inquirimos sobre el futuro de la educación asumiendo que los sistemas educativos nacionales son algo inmutable, o comenzamos por historizar “la escuela” y por contemplar la posibilidad de que (más pronto que tarde) esa forma particular de organizar socialmente la tarea de “educar” sea sustituida por otra distinta? ¿Pensamos el futuro de la educación desde la idea de que las maestras/os son los únicos encargados de impartirla o desde una visión en la cual la “función docente” se descompone en tareas diferenciadas (enseñar a leer, proteger, acompañar en la vida) a cargo de una variedad de actores individuales y colectivos? ¿Analizamos el futuro de la educación partiendo de que lo único importante son los aprendizajes cognitivos individuales (como llevamos varias décadas haciendo) o partimos de una visión más colectiva en la que lo prioritario en educación es la capacidad de una sociedad para transmitirle a las siguientes generaciones el acervo de conocimientos, habilidades y valores compartidos que requiere esa sociedad para sobrevivir en el tiempo?

Nos toca a los que nos dedicamos profesionalmente a “pensar”, hacernos todas estas y otras muchas preguntas. Especialmente ahora, en estos tiempos de pandemia tan corrosivos de las certezas de antes, tan desafiantes, y tan abridores de nuevas posibilidades.

Fuente: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/blanca-heredia/el-futuro-de-la-educacion-desde-donde-pensarlo  –

Imagen: https://pixabay.com/

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Los científicos rusos diseñan un modelo eficaz de escuela del futuro

Redacción: Sputniknews

Los científicos de la Universidad Estatal Psicológica y Pedagógica de Moscú (MGPPU) formularon las cinco direcciones del proyecto Escuela del Futuro basadas en una reestructuración del ambiente.

Las cinco pautas principales son las siguientes: la transformación del principio de la educación organizada en torno a las asignaturas; la salida fuera de las fronteras de aulas y clases; vínculos flexibles entre la enseñanza obligatoria y complementaria y la toma en consideración de peculiaridades nacionales y civilizatorias, sociales y culturales en el proceso de enseñanza.

A diferencia de los modelos existentes (la Escuela china del futuro, la Escuela europea del Futuro), la estrategia de desarrollo de tal modelo está dirigida a organizar un ambiente de comunicación y actividad basado en la diversidad de comunidades de niños y adultos y tipos de actividad.

Los resultados están publicados en la revista Psicología Cultural e Histórica.Según los científicos de la MGPPU, los profesores de hoy se ocupan del diseño de una escuela nueva. La llamada Escuela del Futuro debe preparar a los alumnos para los desafíos actuales relacionados con la desintegración de los existentes institutos sociales y la formación de comunidades de nuevos tipos.

Los autores de la investigación proponen diseñar la Escuela del Futuro a partir del modelo basado en la actividad vinculado con los nombres de Lev Vigotski y Alexéi Leóntiev. Este modelo está basado en el principio «la unidad de la conciencia y la actividad» conforme a que la mentalidad y la conciencia se forman en la actividad y la conciencia regula la actividad.

Los fundamentos científicos del proyecto Escuela del Futuro los aporta en gran medida la teoría del seguidor de Lev Vigotski y Alexéi Leóntiev, un conocido psicólogo soviético y ruso, Vasili Davídov. Según su teoría, al diseñar la Escuela del Futuro, es necesario descubrir las formas diversas del pensamiento objetivo y reflexivo, la acción, el entendimiento mutuo y la comunicación de una persona que dependen del dominio de actividades diversas e interacciones en las comunidades distintas.

Según los científicos de la MGPPU, la dirección principal de la búsqueda de un modelo eficaz de la Escuela del Futuro está vinculada con el diseño de un ambiente multifuncional de comunicación y actividad en el que hay diversas comunidades de niños y adultos.

«La escuela debe ser un espacio motivado de actividades, estar abierta para las comunidades, para los padres que no deben controlar de forma pasiva los resultados de la prestación de servicios educativos sino que deben ser participantes enérgicos de la situación social que condiciona la vida escolar. La comunidad educativa de niños y adultos no puede organizarse desde fuera, se forma premeditadamente en el sistema de comunicación y actividad de sus participantes», explica a Sputnik el doctor en Ciencias Psicológicas, presidente de la MGPPU, Vitali Rubtsov.

Según los expertos, en la nueva escuela deben aparecer pabellones especiales en vez de aulas tradicionales. Las clases las sustituirán centros y nudos de involucración de escolares en la actividad de varias comunidades virtuales de investigación y diseño. La escuela debe salir fuera de las fronteras de aulas y clases.Según los científicos, es necesario dar al niño la posibilidad de avanzar por varias trayectorias educativas. Estas trayectorias y las dificultades que experimentan los niños las debe entender el profesor y sus coetáneos. En este caso la escuela dejará de ser una institución pública cerrada y se convertirá en una comunidad educativa de personas de edad diversa; niños, padres y profesores, dirigentes y tutores que compartirán los mismos valores, objetivos e intereses.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/rusia/202006251091873848-los-cientificos-rusos-disenan-un-modelo-eficaz-de-la-escuela-del-futuro/

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