Page 3 of 25
1 2 3 4 5 25

Estrategias para la Integración de Tecnologías en las practicas pedagógicas II.

Por: Luz Palomino[1]

Como lo hemos mencionado en otros escritos, los avances tecnológicos han ampliado el espectro de las formas a través de las cuales la sociedad accede a la información y, por lo tanto, ha cambiado también los procesos de aprendizaje, con un impacto directo -no siempre asumido- en las dinámicas escolares.

Si bien esta hibridación tecnología-aprendizaje se expresa de manera objetiva en las instituciones escolares donde asisten docentes y estudiantes de clase media, clase media alta y ricos, expresándose como déficit en las escuelas y universidades donde asisten l@s hij@s de la clase trabajadora, es innegable que la aceleración de la innovación muestra una tendencia educativa irreversible, más allá de los flujos y reflujos de su instauración, propios de las diputas económicas entre empresas del área tecnológica y de estas con las corporaciones hegemónicas en el modelo educativo analógico.

Las pizarras interactivas, las tabletas, las plataformas de aprendizaje en línea y las aplicaciones educativas han ampliado el horizonte de posibilidades para las dinámicas de enseñanza y han abierto un mundo de posibilidades para la creatividad y la interactividad en el aula. Los recursos digitales han democratizado el acceso al conocimiento, permitiendo que l@s estudiantes exploren temas más allá de los confines del libro de texto tradicional y descubran una amplia variedad de perspectivas y culturas.

La tecnología también ha facilitado la personalización del aprendizaje. L@s docentes pueden adaptar los materiales y las actividades para satisfacer las necesidades y estilos de aprendizaje individuales de l@s estudiantes. Además, el aprendizaje en línea y las herramientas de evaluación permiten un seguimiento más detallado del progreso de cada estudiante, brindando retroalimentación más específica y relevante. Contradictoriamente, la desinversión en materia salarial y condiciones de trabajo docente, ha llevado a cifras impensables hace solo una década el número de estudiantes por docente, restándoles posibilidades reales al aprendizaje personalizado.

Sin embargo, sostenemos que toda estrategia de enseñanza personalizada debe estar sujeta o articulada con dinámicas de aprendizaje colectivo, porque al final todo proceso educativo es un proceso de intercambio social y de consolidación mediante la evidencia de su utilidad práctica.

No obstante, a pesar de estos avances, también enfrentamos desafíos importantes. Uno de ellos es la brecha digital. Si bien la tecnología ha ampliado el acceso a la educación, todavía existen comunidades desfavorecidas que carecen de los recursos y la conectividad necesaria para aprovechar plenamente los beneficios de la tecnología en el aula. Es fundamental garantizar que todos l@s estudiantes tengan igualdad de oportunidades para participar en el aprendizaje digital. Ello pasa por lograr colocar encima de cada pupitre escolar una computadora, dotar alas escuelas de internet de banda ancha y la construcción de plataformas de interacción virtual autónomas, nacionales, elaboradas con taxonomías no reproductivas.

Otro desafío es la dependencia excesiva de la tecnología. Si bien la tecnología puede ser una herramienta valiosa, no debe reemplazar la presencia y la interacción humana en el aula. L@s docentes deben encontrar un equilibrio entre el uso de la tecnología y las estrategias tradicionales de enseñanza, asegurándose de que el aprendizaje siga siendo significativo y contextualizado.

Además, surge la preocupación sobre el impacto de las tecnologías en el bienestar emocional y social de l@s estudiantes. El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede tener efectos negativos en la salud mental de los jóvenes, como la ansiedad y la falta de sueño. Es esencial promover el uso responsable y equilibrado de la tecnología, fomentando el desarrollo de habilidades sociales y emocionales necesarias para interactuar efectivamente en la sociedad.

En este contexto, es crucial que l@s docentes sean formados y apoyados en su esfuerzo por integrar la tecnología de manera significativa en el aula. La formación continua, el acceso a recursos adecuados y el desarrollo de comunidades de aprendizaje son fundamentales para que los docentes puedan aprovechar plenamente el potencial de la tecnología en la educación.

Esto requiere enfoques y estrategias efectivas que les permitan adquirir las habilidades necesarias para integrar la tecnología de manera significativa en su práctica pedagógica. A continuación, se presentan algunos enfoques y estrategias:

  1. Desarrollo profesional basado en las necesidades: La formación debe diseñarse a partir de las necesidades específicas de los docentes. Esto implica identificar las habilidades digitales que requieren y las áreas en las que desean mejorar. Al adaptar la actualización a las necesidades individuales de los docentes, se maximiza su motivación y compromiso con el proceso de aprendizaje.
  2. Aprendizaje activo y práctico: Es importante proporcionar a los docentes oportunidades de aprendizaje práctico, donde puedan experimentar directamente con herramientas y tecnologías digitales. Esto puede incluir talleres prácticos, actividades de resolución de problemas y proyectos de implementación en el aula. El enfoque en el aprendizaje activo y práctico permite a los docentes adquirir habilidades mediante la práctica y la reflexión sobre su experiencia.
  3. Aprendizaje entre pares y colaboración: Fomentar la colaboración entre docentes es una estrategia efectiva para la capacitación en competencias digitales. Esto puede incluir la formación de comunidades de práctica en las que los docentes compartan experiencias, ideas, recursos y mejores prácticas. El aprendizaje entre pares fomenta el intercambio de conocimientos y permite a los docentes aprender unos de otros.
  4. Formación en servicio y seguimiento: La capacitación no debe ser un evento único, sino un proceso continuo. Es importante brindar oportunidades de formación en servicio que permitan a los docentes recibir apoyo y orientación a medida que aplican las habilidades digitales en su práctica pedagógica. Además, se deben proporcionar mecanismos de seguimiento y retroalimentación para evaluar el progreso y brindar oportunidades de mejora continua.
  5. Uso de recursos en línea: Los recursos en línea, como cursos virtuales, tutoriales, videos y materiales educativos digitales, pueden ser herramientas valiosas para la capacitación en competencias digitales. Estos recursos permiten a los docentes aprender a su propio ritmo y acceder a contenido actualizado y relevante. Además, pueden ser utilizados como complemento de otras estrategias de capacitación.

Al utilizar estos enfoques y estrategias, se puede crear un entorno de aprendizaje efectivo que permite a l@s docentes adquirir las habilidades digitales necesarias para integrar la tecnología de manera efectiva en su práctica pedagógica. Es importante adaptar estas estrategias a las necesidades y contextos específicos de l@s docentes, considerando sus niveles de experiencia previa y las metas de aprendizaje establecidas.

La integración efectiva de la tecnología en la práctica pedagógica requiere el uso de mejores prácticas que maximicen los beneficios de la tecnología para mejorar el aprendizaje de l@s estudiantes. A continuación, se presentan algunas de estas prácticas:

  1. Enfoque centrado en el aprendizaje: Colocar al estudiante en el centro del proceso de enseñanza y aprendizaje es fundamental. La tecnología debe utilizarse para promover la participación activa de los estudiantes, fomentar la exploración y el descubrimiento, y permitir que los estudiantes sean constructores de su propio conocimiento.
  2. Diseño de actividades y recursos digitales significativos: Estos deben estar cuidadosamente diseñados para promover el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad. Deben ser relevantes, auténticos y alineados con los objetivos de aprendizaje. Además, es importante utilizar una variedad de recursos digitales, como videos, simulaciones, juegos interactivos y aplicaciones educativas, para diversificar las experiencias de aprendizaje.
  3. Personalización del aprendizaje: La tecnología ofrece oportunidades para adaptar el aprendizaje a las necesidades individuales de los estudiantes. Los docentes pueden utilizar herramientas y plataformas digitales que permitan la diferenciación y personalización del contenido, los ritmos de aprendizaje y las actividades según las habilidades, intereses y estilos de aprendizaje de los estudiantes.
  4. Evaluación formativa y retroalimentación efectiva: La tecnología puede facilitar la evaluación formativa y la retroalimentación oportuna. Los docentes pueden utilizar herramientas digitales para realizar un seguimiento del progreso de los estudiantes, recopilar datos sobre su desempeño y proporcionar retroalimentación individualizada. Esto permite ajustar la instrucción y brindar apoyo adicional en tiempo real. Como se trata de un proceso de educación que trasciende lo escolar, el manejo de los datos debe ser abierto y autorizado por l@s estudiantes.
  5. Colaboración y aprendizaje en línea: La tecnología permite la colaboración entre estudiantes y docentes más allá de los límites físicos del aula. Los docentes pueden utilizar plataformas y herramientas en línea para fomentar la colaboración, el intercambio de ideas y la creación conjunta de conocimiento. Además, se pueden aprovechar entornos virtuales de aprendizaje para facilitar el aprendizaje en línea, permitiendo la interacción y el acceso a recursos en cualquier momento y lugar.
  6. Desarrollo profesional continuo: Los docentes deben recibir oportunidades de desarrollo profesional continuo en relación con el uso efectivo de la tecnología en la enseñanza. Esto implica la participación en talleres, cursos, conferencias y comunidades de práctica que promuevan el intercambio de experiencias y el aprendizaje colaborativo entre docentes.

Estas prácticas proporcionan un marco para integrar eficazmente la tecnología en la práctica pedagógica. Sin embargo, es importante adaptarlas a las necesidades y contextos específicos de l@s estudiantes y l@s docentes. La reflexión constante, la experimentación y la retroalimentación son claves para mejorar continuamente la integración de la tecnología en la enseñanza y el aprendizaje.

Al explorar la importancia de que l@s docentes adquieran habilidades digitales y cómo pueden ser capacitados de manera eficaz para integrar la tecnología en su práctica pedagógica, se han identificado los siguientes hallazgos:

  1. La transformación digital en la educación es crucial en el contexto actual, donde la tecnología desempeña un papel cada vez más importante en nuestra vida cotidiana.
  2. Los docentes que adquieren habilidades digitales pueden mejorar la enseñanza y el aprendizaje al personalizar la educación, fomentar la participación de los estudiantes y utilizar recursos digitales relevantes.
  3. La adquisición de habilidades digitales por parte de los docentes fomenta la creatividad y la colaboración, habilidades esenciales para preparar a los estudiantes para el mundo actual y futuro.
  4. La integración efectiva de la tecnología en la práctica pedagógica amplía el acceso a recursos educativos en línea, enriqueciendo así las experiencias de aprendizaje.
  5. Sin embargo, existen desafíos comunes en la formación de docentes en habilidades digitales, como la resistencia al cambio, la falta de recursos y el acceso limitado a la tecnología.

En conclusión, los avances tecnológicos en el aula han abierto un mundo de posibilidades para mejorar el aprendizaje y la enseñanza. Sin embargo, también enfrentamos desafíos que requieren una atención cuidadosa. Es responsabilidad de todos los actores en el ámbito educativo trabajar juntos para garantizar que la tecnología se integre de manera efectiva, equitativa y responsable en el aula, brindando a los estudiantes una educación relevante y preparándolos para enfrentar los desafíos del futuro con confianza.

Bibliografías consultadas:

  • Bonilla, L.B. (2023): Nueva cruzada conservadora en las escuelas y universidades: el lápiz contra la inteligencia artificial
  • Narváez-Montoya, A. (2019). Comunicación educativa, educomunicación y educación mediática: Una propuesta de investigación y formación desde un enfoque culturalista. Palabra Clave22(3), 1-30. https://doi.org/10.5294/pacla.2019.22.3.11[ Links ]
  • Winocur, R. (2019). La tribu de los memes. Un territorio virtual de inclusión-exclusión entre los adolescentes. Comunicación y Sociedade7327, 1-22. https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7327[ Links ]

[1] Comunicadora Social. Maestrante en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Caracas) y la Universidad de Quilmes (Buenos Aires). Militante feminista e integrante del colectivo “Aquelarre de las Insumisas”. Directora del Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación asociado al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Integrante de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE). Directora editorial del sitio web otrasvoceseneducacion.org  Correo electrónico: mayorga.luz@gmail.com

Imagen realizada con Inteligencia Artificial 

Comparte este contenido:

Diplomado en Tecnologías e Investigación Educativa en línea (sincrónico y asincrónico)

Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación
Inscripciones abierta para el programa de tecnologías e investigación educativa que se desarrolla bajo la modalidad de diplomado de manera online. Está pensado para alcanzar 160 horas de formación en educación, comunicación, investigación, organización con herramientas digitales y virtuales. Va dirigido tanto a profesionales del ámbito educativo como a todas las personas que quieran adquirir y conocer los conocimientos principales de este sector. Además, de a todas las instituciones educativas que quieran formarse o especializarse en esta área de la investigación educativa.
La educación tiene el desafío de desarrollar competencias tales como el análisis crítico, la innovación y creatividad, el pensamiento científico, autoconocimiento y autocontrol, habilidades interpersonales, sociales y el trabajo en equipo; que nos permiten desenvolvernos adecuadamente en los cambios del siglo XXI, que transita por una transformación social y tecnológica profunda. Dominar el contexto tecnológico, así como el uso y aplicación de metodologías permitirá a l@s participantes integrar la tecnología en sus procesos de manera tal que podrán enfrentar trabajos y utilizar herramientas para desenvolverse en un mundo cada vez más incierto y desafiante.
Esta elaborado para comunidades, estudiantes y profesionales que desean acercarse a estas dinámicas de una manera amigable y práctica, tendrás la posibilidad de aprender haciendo, con ejercicios simuladores que te permita poder identificar los métodos a aplicar según el objeto de estudio, además de desarrollar estructuras científicas correspondientes que te permitan presentar trabajos de investigación dentro de las Ciencias Sociales, a la par, te brinda conocer las bondades de herramientas en el uso de tecnologías necesarias para tu formación.
Objetivo:
El programa busca contribuir en la capacidad de l@s docentes, investigador@s y/o estudiantes puedan participar en un contexto de cambio y transformación constante. Al finalizar el curso, l@s participantes de este programa valorarán y comprenderán el contexto transformador de las tecnologías conectadas con las diferentes metodologías de la investigación,  siendo capaz de integrar las tecnologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje, conocer a través de la experimentación las herramientas y métodos de aprendizaje más significativos para el desarrollo de competencias vinculadas al pensamiento critico y creativo para la resolución de problemas en un mundo cada vez mas competitivo.
Una de las características del curso se basa en estudiar los principios de calidad educativa, atención a la diversidad y liderazgo. Sin olvidar, que en la actualidad las nuevas tecnologías han tenido un fuerte impacto en el ámbito educativo, eso ha generado la aplicación de la innovación en la formación del docente y en las instituciones educativas. Por último, con esta formación el/la participante podrá conocer los modelos de innovación e investigación actuales.
Certificado:
Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación, centro miembro de CLACSO y CLADE

Duración: tres meses (12 semanas) del 08 de julio al 23 de septiembre del 2023.

Descarga el programa aquí: tabla final

Encuentros: Asincrónicos y 12 encuentros sincrónicos con especialistas (tres hrs), los sábados  de 09:00 a las 12:00 hrs Panamá-Colombia/ 10:00-13:00 hrs Venezuela-Puerto Rico-Bolivia/11:00-14:00 Argentina-Brasil.

Inversión: Cuota solidaria para los gastos administrativo del portal, zoom, Redes sociales, entres otros

60 dólares EEUU. Financiados en dos cuotas

Pueden pagar a través de western unión, PayPal y transferencias bancarias.

Inscríbete aquí:  https://forms.gle/FVkKYaXfJA8RPrHi9

Saludos

Esp. Luz Palomino

Dra. Rose Mary Hernández

Comparte este contenido:

Explorando la importancia de adquirir habilidades digitales y su integración en las prácticas pedagógicas.

Por: Luz D Palomino M/CII-OVE

Este escrito examina la importancia de que las/los docentes adquieran habilidades digitales y algunas propuestas para la formación permanente que posibilite integrar las tecnologías en su práctica pedagógica. En un mundo cada vez más digital, estas capacidades se han vuelto esenciales para las/los educadores. Exploraremos cómo el desarrollo de habilidades digitales puede beneficiar a las/los docentes y a sus estudiantes, así como los desafíos y las estrategias para la formación permanente a los/las profesionales de la educación en el uso de la tecnología.

En la sociedad actual, caracterizada por avances tecnológicos constantes y una creciente dependencia de la tecnología fundamentada en algoritmos, la educación no puede permanecer ajena a estos cambios. La transformación digital en las aulas se ha convertido en una necesidad imperante para garantizar que las/los estudiantes adquieran las habilidades necesarias para prosperar en un mundo cada vez más mediado por el internet de las cosas, los bloques de datos y la realidad aumentada. La integración de la tecnología en la práctica pedagógica presencial ofrece numerosas demandas y oportunidades para mejorar la educación.

A pesar de la creciente importancia de las capacidades digitales en la educación, much@s docentes enfrentan desafíos al intentar integrar la tecnología en sus prácticas pedagógicas. Algun@s docentes carecen de la formación (brecha epistémica) y las habilidades necesarias para utilizar herramientas digitales de manera significativa, lo que limita su capacidad para aprovechar al máximo los escasos recursos tecnológicos disponibles. Esto puede conducir a una brecha digital en el aula y a una falta de preparación de los estudiantes para el mundo digital en el que viven.

También, «La adquisición de habilidades digitales por parte de l@s docentes abre puertas a una amplia gama de recursos educativos en línea, incluyendo contenido interactivo, simulaciones, plataformas de aprendizaje en línea y comunidades de práctica. Esto permite enriquecer las experiencias de aprendizaje y acceder a materiales actualizados y relevantes» (Rojas & Serrano, 2019).

Las demandas de integración de la tecnología en las aulas se basan en las necesidades cambiantes de l@s estudiantes y en la preparación para la sociedad y el mercado laboral del siglo XXI; resulta imposible desconocer el impacto de la cultura algorítmica y la minería de datos en todos los campos del saber.

L@s estudiantes de hoy han crecido inmersos en una cultura digital y están acostumbrados a utilizar dispositivos y recursos digitales en su vida diaria, aunque en muchos casos ese uso sea instrumental y consumista, desprovisto de pensamiento crítico. Esa falencia debe ser resuelta por la educación y los sistemas escolares, quienes deben alumbrar el camino para ir más allá de la reproducción cultural. Como resultado, los y las estudiantes esperan que la educación refleje su entorno tecnológico y se les brinde la oportunidad de aprender de manera activa y atractiva a través de herramientas digitales.

Además, la integración crítica, constructiva y creativa de la tecnología en la práctica pedagógica ofrece oportunidades para mejorar la calidad de la educación. Las herramientas digitales pueden aumentar la participación de los estudiantes al proporcionar interactividad y experiencias de aprendizaje más dinámicas. También permiten el acceso a una gran cantidad de recursos educativos en línea, lo que enriquece el proceso de autonomía en la enseñanza y los aprendizaje.

La incorporación de lo digital a las actividades educativas no solo promueve el desarrollo de habilidades claves para el siglo XXI, como la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la resolución de problemas, sino que hace de la escuela y la universidad lugares actualizados y dinámicos que democratizan el conocimiento de la época.

Las herramientas digitales pueden usarse para fomentar el trabajo en equipo y la comunicación, ya sea a través de proyectos colaborativos en línea o de herramientas de comunicación digital. Estas habilidades son fundamentales para que l@s estudiantes se conviertan en ciudadanos activos y competentes en un mundo cada vez más conectado y globalizado.

La tecnología proporciona a los docentes y estudiantes herramientas y recursos para fomentar la creatividad, permitiendo a los estudiantes expresarse de maneras nuevas y originales. Además, la integración de la tecnología puede aumentar la participación de los estudiantes al brindarles oportunidades interactivas y estimulantes» (Bawane & Spector, 2020).

Después de este recorrido teórico presentamos algunas propuestas para mejorar las capacidades y habilidades digitales:

  1. Alfabetización digital: Tiene dos dimensiones, la primera se refiere a la capacidad de utilizar y comprender las herramientas y tecnologías digitales de manera clara y efectiva. Implica habilidades básicas como el manejo de dispositivos, la navegación en Internet, el uso de aplicaciones y la comprensión de conceptos fundamentales relacionados con la tecnología. La segunda, apropiarse de los algoritmos y la programación básica, para superar la reproducción y entrar a la creación de sentidos, herramientas, plataformas y contenidos. La alfabetización digital es fundamental para que l@s docentes puedan aprovechar al máximo las herramientas digitales en su práctica pedagógica.
  2. Capacidad tecnológica: Se refiere a las posibilidades de actuar autónomamente en el diseño virtual-digital de dinámicas de selección, utilización y evaluación, adecuando contextualmente diferentes herramientas y tecnologías disponibles en el contexto educativo. Implica conocer y comprender las aplicaciones y recursos digitales relevantes para el aprendizaje, así como saber cómo integrarlos de manera efectiva en la planificación y ejecución de actividades educativas. La capacidad tecnológica permite a los docentes utilizar las herramientas digitales de manera eficiente y aprovechar su potencial educativo.
  3. Competencia informacional: Se relaciona con la capacidad de buscar, evaluar y utilizar información de manera crítica y ética. Incluye habilidades para localizar fuentes confiables, evaluar la calidad de la información, seleccionar la información relevante y utilizarla de manera efectiva en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La competencia informacional es fundamental para ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y para fomentar la investigación y el análisis en el contexto educativo.
  4. Competencia comunicativa: Esta se refiere a la capacidad de utilizar eficazmente las herramientas y tecnologías de comunicación digital para interactuar, colaborar y compartir información con l@s estudiantes, otr@s docentes, padres y la comunidad educativa en general. Implica habilidades para utilizar herramientas de comunicación en línea, plataformas de aprendizaje colaborativo y redes sociales de manera efectiva y responsable. La competencia comunicativa permite a los docentes facilitar la comunicación y la colaboración en el entorno educativo, promoviendo así el intercambio de ideas y la participación activa de los estudiantes.

Estas habilidades digitales son esenciales para que l@s docentes puedan utilizar la tecnología de manera efectiva y aprovechar sus beneficios en el contexto educativo. Al desarrollarlas, l@s docentes pueden mejorar la enseñanza y el aprendizaje, fomentar la creatividad y la participación de los estudiantes, y facilitar el acceso a recursos educativos en línea. Además, estas competencias preparan a los docentes para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que surgen en un entorno educativo cada vez más digitalizado.

Implicaciones y recomendaciones

Basado en los hallazgos anteriores, se derivan las siguientes implicaciones y recomendaciones:

  1. Es fundamental proporcionar a l@s docentes oportunidades de formación y desarrollo profesional en habilidades y capacidades digitales, adaptadas a sus necesidades específicas.
  2. La formación permanente del profesorado debe ser práctica y basada en el aprendizaje activo, permitiendo a l@s docentes experimentar directamente con herramientas y tecnologías digitales.
  3. Fomentar la colaboración entre docentes y establecer comunidades de práctica para compartir experiencias y recursos, promoviendo así el aprendizaje entre pares.
  4. Es necesario abordar los desafíos relacionados con la resistencia al cambio, la falta de recursos y el acceso limitado a la tecnología, mediante la implementación de políticas y estrategias que faciliten el acceso equitativo a la tecnología.
  5. Es importante diseñar actividades y recursos digitales significativos que promuevan el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad de los estudiantes.

En general, la adquisición de habilidades digitales por parte de los docentes y su integración efectiva en la práctica pedagógica tienen el potencial de transformar la educación y preparar a los estudiantes para un futuro digitalmente competente. Es necesario que las instituciones educativas y los responsables de la formulación de políticas apoyen activamente la formación inicial y e servicio vinculada a lo digital-virtual y el desarrollo profesional de los docentes en este ámbito, brindándoles los recursos y el apoyo necesarios para abordar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrecen las tecnología de la tercera y cuarta revolución industrial en la educación.

Bibliografías Consultadas:

Bonilla, L.B. (2023): Nueva cruzada conservadora en las escuelas y universidades: el lápiz contra la inteligencia artificial

https://luisbonillamolina.com/2023/05/02/nueva-cruzada-conservadora-en-las-escuelas-y-universidades-el-lapiz-contra-la-inteligencia-artificial/

García-Valcárcel, A., & Tejedor, F. J. (2016). Competencia digital y competencia mediática: diferentes etiquetas para una misma realidad. Edutec. Revista Electrónica de Tecnología Educativa, 55, 1-15.

Tejedor, F. J., & García-Valcárcel, A. (2017). La competencia digital del profesorado en Europa y Latinoamérica: revisión sistemática de estudios e instrumentos de medida. Revista de Investigación Educativa, 35(1), 59-77.

Imagen realizada con inteligencia artificial

Comparte este contenido:

El gran reset de la educación

Por: JORDI SOLÉ-BLANCH | MARTA VENCESLAO

El capital no descansa, siempre al acecho de nuevos nichos de mercado, ¿cómo dejar de lado un sector globalizado como el de la educación? Vean las inversiones de las grandes multinacionales , que no hacen más que multiplicarse. Startups de reciente creación, diseñadas para colonizar los nuevos “mercados tecnoeducativos” (Saura, Cancela y Parcerisa, 2023), atraen a inversores de capital riesgo dispuestos a obtener grandes beneficios. Mientras tanto, actores privados de todo tipo adquieren un protagonismo inusitado en la tecnológicasformulación de políticas educativas. Empresas que no operan en el sector educativo como área de negocio ofrecen programas formativos y experiencias piloto a fin de construir con sus discursos y acciones una nueva educación. La política educativa intensifica las dinámicas, los actores y las formas de privatización a través de la expansión del capitalismo en su era digital. De hecho, estos nuevos desarrollos de la privatización están avanzando incluso de manera más determinante que el proceso de privatización de la propia oferta educativa.

Sin duda, los objetivos son muy ambiciosos. Está en juego el diseño tecnológico y social del futuro inmediato, la instauración de nuevas formas de vida, la posibilidad de imponer un nuevo orden social. Y un negocio muy suculento. Para ello, el papel de la educación es fundamental. Todas las iniciativas en curso, imparables, pretenden darle la vuelta al sistema educativo, transformarlo de arriba a abajo en todos sus niveles, etapas y ámbitos formativos. Hay que poner en marcha un nuevo modelo pedagógico, o sea, el desarrollo de un programa institucional capaz de ordenar las prácticas escolares (el currículum, el discurso pedagógico, las metodologías, el rol docente, las psicologías del niño, la investigación educativa, etc.) a fin de producir el tipo de personas que requieren la época y los desafíos que se avecinan.

Todo debe cambiar. “La ciudadanía reclama un sistema educativo moderno, más abierto, menos rígido”, dice el preámbulo de la última ley educativa de nuestro país (LOMLOE, BOE, núm. 340, sec. 1, p. 122872). La “ciudadanía reclama”. ¿Hacia dónde hay que dirigir esos cambios? Visiones de “futuros deseables” en función de los avances científicos y tecnológicos de última hora proyectan nuevas formas de gobernanza global y administración burocrática en las que, en realidad, no se espera ningún tipo de deliberación pública y, mucho menos, nuestra participación. Ya se encargan de ello los defensores de la Global Education Industry o Industria Educativa Global (IEG), que funciona hoy a pleno rendimiento. Ellos marcan la agenda política, diagnostican la realidad, definen los problemas, aportan las “evidencias”, movilizan el conocimiento y, sobre todo, proponen el “imaginario sociotécnico” (Jasanoff, 2015) de soluciones que el mercado ya puede proporcionar: plataformas de enseñanza y aprendizaje electrónico, recursos de aprendizaje digitales, dispositivos tecnológicos, softwares y aplicaciones didácticas, servicios de gestión escolar y universitaria, análisis de datos de aprendizaje, servicios de marketing educativo, aplicaciones para la gestión del comportamiento del alumnado, programas de capacitación del profesorado, etc.

La gama de bienes y servicios tecnológicos dirigidos a la educación es innumerable. El cierre escolar que se produjo a escala mundial en el año 2020 a raíz de la crisis generada por la pandemia de la covid-19 les proporcionó la cobertura definitiva. Se recordará muy bien. La educación digital devino la solución de emergencia para garantizar, no sin muchas deficiencias que tanto agravaron las desigualdades educativas, una cierta continuidad escolar y académica. Las estrictas normas de confinamiento decretadas por los diferentes gobiernos impidieron otro tipo de iniciativas. Se impuso el relato de la digitalización como una necesidad inevitable, sin poder plantear soluciones alternativas, otro campo de posibilidades. Doctrina del shock en pleno estado de excepción. Y ahí seguimos, ahora bajo el imaginario programático de los Fondos Next Generation de la Unión Europea, un conjunto de programas y ayudas cuyo objetivo es impulsar la inversión en áreas clave, como la innovación, la investigación y, por supuesto, la educación, para activar la recuperación económica y la transformación digital y ecológica de la UE tras la crisis de la pandemia. El “Gran Reinicio” del mundo, tal y como defiende el Foro Económico Mundial, “sin intenciones políticas e ideológicas específicas”, pero que funciona como un paradigma e implementa un plan a fin de “construir un futuro más sostenible, resiliente e inclusivo” 1.

Conocemos muy bien la jerga, todo ese conjunto de palabras vacías con las que se define hoy el espacio de realización de lo posible, la captura paradigmática. “El poder es la sujeción de todo contenido posible a un código generativo” (Bifo, 2017: 17). El Great Reset debe empezar, entonces, por la educación. La digitalización (una posibilidad entre otras) se ha convertido en el instrumento más eficaz para llevarlo a cabo. No hay marcha atrás. Ordenadores, pizarras digitales, pantallas interactivas, dispositivos móviles, robótica, pensamiento computacional, hiperaulas, etc., forman parte desde hace tiempo del discurso y el attrezzo escolar. Antes de la pandemia, las plataformas digitales de Google y Microsoft, por poner un ejemplo, estaban siendo ampliamente utilizadas en muchas escuelas, institutos y universidades. Ahora es ya una obligación. ¿Cómo desaprovechar su potencial transformador? Los autores de los últimos informes de la OCDE lo tienen claro. Los expertos y consultores de la UNESCO, decenas de grupos de investigación especializados en e-learning y “transformación digital”, fundaciones privadas dispuestas a “dinamizar el debate educativo” y a “incidir en las políticas educativas” por un “cambio de paradigma”, también. ¿Vamos a desatender sus propuestas, las evidencias que aportan las investigaciones más rigurosas, los informes que dibujan un sistema educativo estancado y cada vez más desigual?

¡Por supuesto que no! Los propósitos son nobles. Las tecnologías forman parte de la cotidianidad, habitamos en la tecnosfera. ¿Cómo vamos a dar la espalda a una realidad plenamente integrada en nuestras vidas? Debemos imaginar, entonces, la educación del futuro. Los (tecno)optimistas dibujan un horizonte luminoso. Lo conocemos bien, porque se distingue muy poco de lo que ya nos ofrece hoy la industria del entretenimiento y del ocio digital. En cierto modo, ésta marca el camino. En ella podemos entrever la base de una educación tecnocrática capaz de extenderse al ritmo de los dispositivos, el software, las plataformas digitales y sus canales de comunicación y distribución: formación a la carta, economía colaborativa, algoritmos predictivos, ubicuidad, personalización, divertimento. ¿Nos hallamos ante el desplazamiento definitivo de la escuela tal y como la hemos conocido hasta ahora?

Es obvio que la escuela se ha visto desbordada por múltiples contextos de aprendizaje. No solo tiene que ver con la consabida certeza de que la enseñanza tiene lugar fuera de sus muros, donde se multiplican las oportunidades formativas, los encuentros, la información, los conocimientos, otras instituciones, nuevos dispositivos, etc., y se diluyen las fronteras entre la enseñanza y el aprendizaje. Lo que de verdad la desborda es el modelo de negocio que es capaz de producir el avance del capitalismo en su era digital; un sistema de enseñanza programada y multimodal dispuesto a cumplir, principalmente, dos objetivos: por un lado, ofrecer experiencias formativas a lo largo de la vida en un contexto en el que las nuevas tecnologías pueden mantenernos siempre ocupados y, por el otro, prometer la adquisición de aprendizajes medibles que avalarán la consecución de competencias profesionales acreditadas por múltiples operadores educativos sometidos al mercado de la libre competencia.

¿Se trata de una operación desescolarizadora o de una propuesta de hiperescolarización sin principio ni final? ¡Qué más da! La red es ya el medio principal en el que poder hallar las tramas de aprendizaje emancipadas de las aulas con las que había soñado Ivan Illich en los años setenta, pero también el lugar en el que vemos surgir esas otras tramas formativas y nodos de conocimiento que adoptan la forma de microcredenciales digitales para que cada cual, convertido en emprendedor de sí mismo, pueda actualizar permanentemente sus competencias, generando así un avance de la subjetividad neoliberal digitalizada, a fin de no quedar descabalgado del mundo laboral. ¿Cómo dejar pasar esas nuevas oportunidades formativas con las que uno podrá renovar sus habilidades, recuperar la confianza, aprovechar todo su potencial y mejorar su competitividad? Digitalizar la educación es una fuente de equidad que la brecha digital y algunas preguntas incómodas de viejos humanistas no van a empañarla.

Hacia un nuevo modelo pedagógico
Mientras tanto, ¿qué modelo pedagógico cabe esperar tras ese sistema de enseñanza? Puesto que su arquitectura se anclará en la economía política del mundo digital, la fórmula es conocida. Su justificación didáctica, basada en el principio doctrinal de que el alumno es el agente activo y responsable de su propio proceso de aprendizaje, es ampliamente aceptada. Solo hay que revisar los planes de digitalización de la educación de cualquier administración pública, estatal o autonómica. Tras esa doxa tecnocrática se hallará el nuevo sentido común pedagógico.

Analizar este tipo de documentos nos permite vislumbrar el alcance de la devastación pedagógica impulsada en nombre de la innovación educativa tecnocrática. Encontramos en ellos una caja de resonancia de las directrices de diferentes organismos internacionales (OCDE, 2019, 2018, 2016; UNESCO, 2017; UE, 2006; CE, 2019) que han instaurado la competencia digital como uno de los ejes fundamentales del aprendizaje. Hay que preparar a la ciudadanía. Sin dejar de recordarnos que nos enfrentamos a “un mundo complejo y cambiante” (perífrasis con la que referirse al horizonte de precariedad dibujado por la progresiva pérdida de derechos y la precarización de la esfera laboral), señalan que los sistemas educativos deben adaptarse y dar respuesta a los retos que supone aprender en la “era digital”. Lo inquietante es que estos nuevos requerimientos están transformando algunos de los puntos de flotación pedagógicos que han hecho de la educación ese acto político que posibilita el acceso a la cultura, al conocimiento y al pensamiento. Digámoslo de nuevo, la entrada de las tecnologías digitales en los sistemas educativos no solo implica la trasferencia de fondos públicos a las grandes corporaciones tecnológicas trasnacionales; es también, y principalmente, un mecanismo pedagógico cuyos efectos los hallamos en la desmovilización intelectual generalizada.

Fijémonos, al menos, en tres aspectos de los planes de digitalización educativa que ya están en marcha. Lo primero que llama la atención es el modo en el que el discurso tecnológico entronca con la conceptualización instrumental que se hace de la educación. Ésta queda reducida meramente a cuestiones técnicas y metodológicas orientadas a la eficacia, la eficiencia, el éxito y toda esa discursividad pedagógica empresarial de los retos, la motivación, el empoderamiento, los incentivos y la excelencia en los resultados del aprendizaje. Toda una tecnologización que busca criterios y garantías técnicas orientadas a la optimización del rendimiento, algo que nada tiene que ver con hacer de la educación una forma de abrir el mundo y hacerlo interesante para poder conocerlo y transformarlo.

La segunda observación nos permite considerar, como ya hemos señalado, el privilegio que las tecnologías digitales otorgan al aprendizaje, desplazando el lugar que debe ocupar la enseñanza. Merece la pena detenerse en este aspecto. En el discurso del aprendizaje el acento está puesto en el sujeto que aprende, mientras que en la enseñanza está colocado en la materia de estudio y en quién la transmite. Esta distinción entre aprender y enseñar nos parece crucial, porque en ella se juega un particular modo de comprender el propósito de la educación, es decir, la relación con el conocimiento, con el mundo y con los otros, incluido el papel del profesor. La nueva doxa desplaza la relevancia de las actividades del maestro –que aparece como un simple “facilitador del aprendizaje”–, y pone en el centro de la escena las actividades del estudiante, entre ellas, las relacionadas con el fomento de la llamada competencia digital.

El discurso educacional de la “aprendificación”, nos dice Gert Biesta (2016), no solo se queda corto como lenguaje educativo, sino también vacío de contenidos y dirección. Sabemos que la cuestión educativa va mucho más allá del aprendizaje. No es solo que los niños aprendan, sino que aprendan algo, que lo aprendan para un propósito particular y que lo aprendan de alguien (2016: 121). La incorporación de las tecnologías digitales al lenguaje del aprendizaje omite estas dimensiones y reduce el proceso educativo a una cuestión individualista e individualizante, donde cada estudiante debe –citamos textualmente– “gestionar su aprendizaje”. La escuela ya no es un lugar para la enseñanza, esto es, para impulsar, animar y despertar el deseo de saber, sino un lugar para realizar aprendizajes “autónomos” y “auto-regulados” que conduzcan a “construir su propio conocimiento”. El alumno queda así librado a su suerte o, lo que es lo mismo en esa construcción autónoma del conocimiento, a unas pocas búsquedas arbitrarias y sin brújula por Internet acompañadas ahora de alguna conversación con el ChatGPT de última generación. En cualquier caso, él será el último responsable, cuando no culpable, de eso que la discursividad contemporánea llama fracaso o éxito educativo.

El tercer elemento de los planes de digitalización que quisiéramos abordar está relacionado con la exaltación de las virtudes de los dispositivos tecnológicos y la expansión de su uso en las aulas. Por cierto, un estudio reciente de U.S. PIRG señala que millones de portátiles de Google vendidos a las escuelas desde que se produjo la pandemia han sido programados para fallar en tres años 2. No se podía saber, ¿verdad? Sea como fuere, vemos con preocupación cómo ejercicios escolares indispensables para la conformación de las estructuras cognoscitivas en la infancia como, por ejemplo, la memoria, la caligrafía, o el trabajo sobre la atención, hoy son menospreciados por anacrónicos e inútiles. Pensemos en el modo en que se está trasfiriendo el sistema mnémico del alumnado a los instrumentos digitales. ¿Qué sentido tiene aprenderse las tablas de multiplicar si están a un golpe de clic en Internet? ¿Para qué memorizar ciertos conocimientos si podemos disponer de ellos en la red de forma instantánea? Pensemos también en el impulso que estos planes dan a la utilización de herramientas tecnológicas, como los teclados físicos y virtuales, y sus efectos en el aprendizaje de la escritura (e incluso del dibujo, mediante tabletas y pantallas digitales interactivas), incorporadas ya desde la enseñanza infantil (Generalitat de Catalunya, 2021). Diversos estudios han alertado en los últimos años de importantes alteraciones y retrasos en el aprendizaje escolar debido a la utilización de estos aparatos. Sin duda, el caso de la escritura es paradigmático. El uso de los dispositivos tecnológicos ahorra trabajo y esfuerzo a los mecanismos cognitivos del cerebro. Escribir a mano con caligrafía ligada es un ejercicio infinitamente más complejo que teclear mecánicamente en un ordenador. La primera implica una acción psicomotora compleja que moviliza el proceso educativo, la segunda no (tanto).

Completemos este escenario de desmantelamiento pedagógico con un último aspecto: el trabajo sobre la atención, una de las operaciones centrales de la escuela que, como veremos, no corre mejor suerte. Desde nuestra posición educativa, seguimos pensando que es el profesorado quien cultiva la atención de las y los estudiantes a través de prácticas disciplinadas que requieren cuidado, observación, repetición y esmero (Larrosa, 2018: 56), ejercicios todos ellos que la instantaneidad y el aturdimiento de los dispositivos digitales ponen seriamente en peligro. Resulta cada vez más difícil lograr que la infancia y la juventud fijen su atención más allá de un breve lapso de tiempo, especialmente si eso que queremos enseñar no viene acompañado de elementos visuales. Esta gimnasia de la distracción (con sus estímulos fugaces e incesantes) no hace más que aumentar las dificultades que el alumnado enfrenta para poder comprender, elaborar y reflexionar en torno a un texto. Gustavo Dessal (2019: 43) señala con acierto la aparente paradoja que existe en un momento marcado por la expansión de la economía de la atención –motor fundamental del mercado digital– y el aumento exponencial de los trastornos del aprendizaje, traducidos en el diagnóstico abusivo del denominado Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, para mayor beneficio de la industria farmacéutica. Y podríamos añadir: para mayor beneficio de los tecnócratas que nos quieren más tontos, por decirlo con el título que Pilar Carrera y Eduardo Luque (2016) le dan a su libro sobre la escuela neoliberal.

Una industria pedagógica tecnocrática a pleno rendimiento
La educación digital se nos cae encima, nos arrolla. Toda una industria pedagógica tecnocrática trabaja a toda máquina en el diseño de propuestas formativas personalizadas. Datos procesados por algoritmos son capaces de ofrecer ya playlists adaptadas a los gustos y comportamiento virtual de cada cual. Pronto se prescindirá de las pesadas materias con las que el encorsetamiento curricular de la instrucción escolar había troceado las disciplinas científicas, esa institucionalización del saber que se había constituido como la piedra angular de todo un sistema de institucionalización de la enseñanza, de los niveles educativos y de la asistencia a clase. En esa nueva estructura del saber, más horizontal y democrática, importará menos el contenido que la creación de “situaciones de aprendizaje auténticas”, contrapunto inevitable del modelo anterior, que se presenta como un simulacro mortificante.

¿Qué lugar le cabe esperar, entonces, al profesorado? Sometido a un proceso definitivo de proletarización, de él se espera que organice las experiencias de aprendizaje. Su rol será el de un mediador, un gestor del conocimiento, un curador de recursos y contenidos presentados en múltiples formatos, un animador de los espacios virtuales; en el mejor de los casos, un coach que ayudará a mantener la motivación y, en los momentos más críticos, a gestionar las emociones. Para resolver las dudas, solo hará falta activar el chatbot de cualquier procesador de textos o buscador. Programas de inteligencia artificial generativa, etc., interactuarán con los estudiantes con relativa eficacia. También alentarán sus avances, sin la severidad o el mal humor de un profesor desencantado, vencido en su deseo de despertar la curiosidad por el saber, sobre todo si se lo compara con el potencial que tienen los algoritmos a la hora de conocer nuestros intereses, prever nuestros comportamientos y ofrecernos aquello que queremos.

Así las cosas, el desarrollo de tecnologías educativas e infraestructuras digitales no solo está renovando las estrategias formativas de la escuela con todo tipo de innovaciones muy celebradas (educación disruptiva, flipped classroom o aula invertida, smart classroom, blended learning, etc.), sino que está logrando configurar una industria de servicios educativos personalizados que amenaza claramente la estructura actual del sistema educativo, considerado desde hace mucho tiempo como un sistema burocrático, costoso e ineficaz. ¿Para qué se va a financiar un sistema público de educación si lo pueden proveer las multinacionales tecnológicas y las empresas de comunicación?

Por lo pronto, aquello que se conserve de la financiación pública servirá, sobre todo, para mantener esas empresas, para consolidar sus negocios, independientemente de los efectos educativos que produzcan, pero que las nuevas generaciones, y no solo ellas, ya padecen. Poco importa lo que digan los estudios neurocientíficos más recientes, aunque no hacía falta que nos lo confirmara la investigación científica más avanzada para concluir que el exceso de pantallas tiene un impacto negativo en el neurodesarrollo infantil, en la atención, en el desarrollo emocional y social.

Está en juego algo más que el diseño tecnológico de un nuevo ecosistema de aprendizaje y un nuevo mercado de rentabilidad. Se trata de orientar el deseo, de capturar la subjetividad, de promover una disponibilidad, una competencia adaptativa hacia el mundo que está creando el capitalismo digital. Y no salir de metaverso.

Jordi Solé-Blanch es profesor de la Universitat Oberta de Catalunya,
Marta Venceslao es profesora de la Universitat de Barcelona

Referencias
Biesta, Gert (2016) “Devolver la enseñanza a la educación. Una respuesta a la desaparición del maestro”, Pedagogías y saberes, pp. 44, 83-91.

Bernardi, Franco, Bifo (2017) Futurabilidad. La era de la impotencia y el horizonte de la posibilidad. Buenos Aires: Caja Negra.

Carrera, Pilar y Luque, Eduardo (2016) Nos quieren más tontos: la escuela según la economía neoliberal. Barcelona: El Viejo Topo.

Comisión Europea (2019). Digital Education at School in Europe. https://eurydice.eacea.ec.europa.eu

Dessal, Gustavo (2019) Inconsciente 3.0. Lo que hacemos con las tecnologías y lo que las tecnologías hacen con nosotros. Barcelona: Xoroi Edicions.

Generalitat de Catalunya (2020) Pla d’Educació Digital de Catalunya. http://ensenyament.gencat.cat

Generalitat de Catalunya (2021) L’ús de les tecnologies digitals a l’educació infantil. http://ensenyament.gencat.cat

Jasanoff, Sheila (2015) “Future imperfect: Science, technology, and the imaginations of modernity”, en Jasanoff, Sheila and Kim, Sang-hyun. (eds.), Dreamscapes of Modernity (pp. 1-33), Chicago Press.

Larrosa, Jorge y Rechia, Karen (2018) P de profesor. Buenos Aires: Noveduc.

OCDE (2016) Innovating Education and Educating for Innovation: The Power of Digital Technologies and Skills, OECD Publishing, Paris. http://dx.doi.org/10.1787/9789264265097-en

(2018) The future of education and skills. Education 2030.

(2019) OECD Skills Outlook 2019: Thriving in a Digital World.

Saura, Geo, Cancela, Ekaitz y Parcerisa, Lluis (2023) “Privatización educativa digital”, Profesorado, 27 (1), pp. 11-37.

UNESCO (2017) Digital Skills for Life and Work. Broadband Commission for Sustainable Development’s Working Group on Education.

Unión Europea (2006) Recomendación del Parlamento y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente (2006/962/CE).

  • 1 https://es.weforum.org/focus/el-gran-reinicio
  • 2 https://pirg.org/edfund/resources/chromebook-churn-report-highlights-problems-of-short-lived-laptops-in-schools/

https://vientosur.info/el-gran-reset-de-la-educacion/

Comparte este contenido:

Libro(PDF): Cultura, ciudadanías y educación en el entorno digital

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital.

Este libro reúne un conjunto de artículos que expresan algunas de las presentaciones realizadas en el 5.o Encuentro Latinoamericano de la Red de Investigadores e investigadoras sobre apropiación de Tecno­logías Digitales [RIAT] y II Reunión del Grupo de Trabajo de CLAC­SO, “Apropiación de Tecnologías Digitales e Interseccionalidades”. Los problemas que se abordan en estos artículos dan cuenta, por un lado, del modo como van consolidándose las relaciones y las expe­riencias de investigación en el marco de la RIAT y, simultáneamente, de la potenciación y diversidad que imprime la conformación de un grupo de trabajo en el marco de CLACSO: si bien se observa que el interés por los procesos de apropiación que se producen en el ám­bito educativo, continúa teniendo un peso relativo muy importante, se desarrollan también investigaciones y reflexiones sobre otras problemáticas que, subrayadas por el rol que las relaciones con las tecnologías digitales tienen a partir del escenario producido por la pandemia por covid-19, reclaman análisis especializados y pro­puestas de intervención.

Autoría: Roxana Cabello. Silvia Lago Martínez. [Editoras]
Roxana Cabello. Silvia Lago Martínez. Delia Crovi Druetta. Guadalupe Álvarez. Gloria Álvarez Cadavid. Fernando Andonegui. Manuel Area-Moreira. Roberto Canales Reyes. María Belén Fernández Massara. Susana Finquelievich. Romina Paola Gala. Martín Ariel Gendler. Victoria Matozo. Héctor Molina Arriagada. Susana Morales. Renzo Moyano. Graciela Natansohn. María Belén Odena. Ingrid Ojeda Cea. Martín Alejandro Pizarro. Flavia Romina Samaniego. Luis Ricardo Sandoval. Francisco Sierra Caballero. Sofía Torres. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. RIAT.

Año de publicación: 2023

País (es): Argentina. Uruguay

ISBN: 978-987-813-449-9

Idioma: Español

Descarga: Cultura, ciudadanías y educación en el entorno digital

Fuente e Imagen: https://libreria.clacso.org/publicacion.php?p=2797&c=1

Comparte este contenido:

Silvia Leal: “La Inteligencia Artificial y las experiencias inmersivas provocarán una revolución en la educación”

Por: Regina de Miguel

La ciencia y la tecnología son dos de las pasiones de Silvia Leal, experta internacional en tendencias de futuro. Con ella hemos hablado, entre otras cuestiones, de los retos a los que se enfrenta el sistema educativo y las tecnologías que lo transformarán.

Doctora en Sociología; asesora de la Comisión Europea en estrategia digital; autora del libro ‘Y de repente… llegó el metaverso’ y del podcast ‘Tendencias con Silvia Leal’; y una de las 10 expertas más influyentes de España durante tres años seguidos según el ránking ‘Mujeres Top 100’. Así es Silvia Leal, experta internacional en tendencias de futuro, tecnología y metaverso que además ha tenido su propio programa de ciencia y tecnología en la 2 de TVE, ‘La Cuarta Revolución’.

Con una larga trayectoria en el mundo empresarial y académico, Silvia se ha convertido además en una destacada conferenciante gracias a sus habilidades para hablar en público y conectar con su audiencia. Crítica con el papel de las familias y los centros educativos a la hora de las niñas cuenten con más referentes en los campos científicos y tecnológicos, apuesta por una transformación en la educación y la incorporación de tecnologías como la Inteligencia Artificial o las experiencias inmersivas que hagan que el aprendizaje sea más personalizado y de mayor impacto.

Pregunta: ¿Cuáles considera que serán las tendencias tecnológicas que transformarán la educación en los próximos 5 años? ¿Y en 10 años?

Respuesta: En mi opinión, hay dos tendencias que se seguirán introduciendo poco a poco, porque ya están en ello, pero que acabarán provocando una revolución: la Inteligencia Artificial y las experiencias inmersivas (realidad virtual, aumentada, mixta y metaverso). Los motivos son sencillos. En el caso de la primera, porque permite personalizar el aprendizaje y porque el impacto en el tiempo de estudio y la satisfacción personal son clarísimos. Y respecto a la segunda, porque son tecnologías capaces de generar experiencias de alto impacto imposibles de olvidar. Pero, además, hay que tener en cuenta que se complementan muy bien con el ocio de las nuevas generaciones. Por ello, son herramientas que permiten formar a los estudiantes de forma muy eficaz mientras sienten que están disfrutando.

Silvia Leal

P: Hace unos meses parecía que ‘el futuro pasaba por el metaverso’, pero la irrupción de una herramienta de IA como ChatGPT ha hecho que parezca que ya no existe. ¿Qué recorrido tendrán una y otra en el entorno educativo?

R: El metaverso sigue ahí a tope, lo que sucede es que los medios de comunicación buscan otras noticias y esa se ‘ha quemado’ ya. No hay que olvidar que el metaverso y los nuevos mundos virtuales son mucho más que Meta y Mark Zuckerberg, y al resto de proveedores no les está yendo precisamente mal con esta apuesta. Por si fuera poco, aunque hablamos de metaverso, lo cierto es que no es nada nuevo, sino la fusión de una serie de tecnologías como la realidad virtual, aumentada o mixta con el 5G o la gamificación. Así que, si no hay quien las frene de forma individual, ¿qué nos debería llevar a pensar lo contrario al unirse?

Respecto a ChatGPT sucederá lo mismo. No es algo nuevo. Google ya estaba haciendo cosas parecidas con su Inteligencia Artificial: hace algunos años anunciaron que escribía poemas e incluso partituras musicales. La diferencia está sobre todo en el salto de calidad, y en que ahora somos conscientes de que debemos estar muy alerta a los retos y a las oportunidades que nos traen tecnologías como esta a la educación de nuestros hijos.

«Debemos estar muy alerta a los retos y oportunidades que nos trae la tecnología para la educación de nuestros hijos»

P: Como una de las mujeres más influyentes de España, ¿cree que las niñas tienen suficientes referentes y libertad para elegir su futuro profesional sin estereotipos?

R: Por desgracia creo que aún no somos conscientes de lo mucho que nos queda por avanzar, pero me siento optimista. Hace unos días mi hija de 12 años preguntó a ChatGPT qué profesión elegiría si fuera un humano y le dijo que sería ingeniera, así que mi hija (que ya lo estaba pensando) cada día lo tiene más claro. ¡Y ChatGPT se ha convertido así en un nuevo referente para ella! Pero volviendo a la pregunta, tenemos pocos referentes y los medios de comunicación son los que realmente tendrían la clave para marcar un antes y un después en este escenario, porque estamos viendo que desde las familias y los colegios sigue siendo complicado, aunque es imprescindible que no bajen la guardia y sigan en ello.

P: ¿Cómo atraería este futuro talento femenino para despertar su interés por la ciencia y la tecnología?

R: Todos conocemos la famosa serie de televisión ‘Urgencias’. Marcó una época porque desde que se estrenó se crearon muchos otros formatos con una trama parecida, ¿no es cierto? Pero, ¿cuántos saben por qué se creó? Fue porque en Estados Unidos hacían falta médicos y a alguien le pareció la mejor solución para lograrlo. ¡Y dio en el clavo! Por ello, me aseguraría que en la actualidad se creasen un par de series con este objetivo. También fomentaría que se hiciera para las redes que, al fin y al cabo, es su espacio natural. Creo que, de hecho, no tardaría en funcionar.

«El problema del mercado laboral es que cambia a velocidad de vértigo y es muy complicado adaptarse a su ritmo. No obstante, hay que seguir trabajando en ello y en las vocaciones»

P: ¿Qué opina del sistema educativo actual y cuáles son los principales retos a los que se enfrenta?

R: Como madre de dos hijos, uno de 13 años y otra de 12 años, creo que efectivamente tiene que cambiar y seguir incorporando tecnologías como la inteligencia artificial o las experiencias inmersivas; tecnologías que hagan que el aprendizaje sea más personalizado y de mayor impacto. Sin embargo, debo decir también que están muy motivados y, que se lo pasan muy bien en clase, por lo que no tengo ninguna duda de que se están dando pasos relevantes.

P: El componente tecnológico tiene cada vez más peso en la enseñanza, pero no podemos olvidarnos del relacionado con la parte de las emociones, que es igual de importante. ¿Cómo se pueden equilibrar ambos?  

R: No entiendo a qué se debe esa costumbre de enfrentar ambos. Es como decir que por meter música habría que quitar deporte, o que las clases de inglés restarían horas de matemáticas. Estamos en un mundo en el que no es suficiente saber tecnología, ni tampoco tener una buena inteligencia emocional; hacen falta las dos.

Silvia Leal

P: ¿Prepara el sistema educativo actual a los estudiantes para su futuro profesional? ¿Qué se podría mejorar?

R: El problema del mercado laboral es que va muy rápido, cambia a velocidad de vértigo y es muy complicado adaptarse a su ritmo. No obstante, efectivamente, hay que seguir trabajando en ello y, sobre todo, en las vocaciones. No puede ser que las ingenierías tengan en muchas universidades problemas para llenarse. Y, desde luego, hay que generar mucha vocación STEM entre nuestras niñas.

Estamos en un mundo en el que no es suficiente saber tecnología, ni tampoco tener una buena inteligencia emocional; hacen falta las dos”

P:  Se habla (y mucho) de que el alumnado debe fomentar sus habilidades digitales pensando en su futura incorporación al mercado laboral. Además de estas, ¿qué otras habilidades deben trabajar y desarrollar?

R: Como mencionamos antes, es fundamental la inteligencia emocional, pero también hay que desarrollar mucho la creatividad o el espíritu crítico. Pero si me tuviera que quedar con una sola cosa diría que la clave está en la “orientación al aprendizaje”. Es necesario asumir que necesitamos formarnos a lo largo de toda la vida y que, de hecho, se trata de algo positivo que nos permitirá desarrollarnos y aportar mucho más lo que, sin duda, repercutirá sobre nuestro éxito personal y profesional.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/silvia-leal/

Comparte este contenido:

Retos éticos de la revolución digital

Por: Leonardo Díaz

Requerimos de una educación centrada en la confianza –lo que es imposible sin el arraigo de una cultura ética- y una racionalidad abierta, caracterizada por la disposición al diálogo y al discernimiento crítico.

En el marco del Seminario de Ética Ciudadana, organizado por el Programa Nacional para la Promoción de la Ética (PROÉTICA), el filósofo Agustín Domingo Moratalla, de la Universidad de Valencia, realizó la conferencia inaugural titulada: “Los retos éticos en la era digital”.

Moratalla subrayó la redefinición del concepto de ciudadanía que ha producido la revolución digital. El viejo ciudadano del espacio público se convierte en el usuario de las redes digitales. Esta transformación replantea la demarcación entre espacio público y privado. A la vez, cuestiona nuestro concepto de sociedad, porque en la medida que muchos individuos disponen de dispositivos para accesar a mundos virtuales diseñados a partir del consumo y los gustos personales, es más probable el socavamiento de un proyecto común como sociedad, tal y como lo muestran las polarizaciones políticas actuales.

Al mismo tiempo, al tratarse de un mundo digitalizado donde la circulación de la información está determinada por sistemas algorítmicos, se conforma una “democracia algorítmica” que amenaza la autonomía del usuario.

Igualmente, se trata de un mundo donde existe una marcada interrelación entre los eventos económicos, sociales y políticos, así como interconectados se encuentran sus implicaciones a largo plazo. Moratalla sostiene que esta situación debería promover una ética del cuidado, una actitud de empatía hacia la profunda interrelación que se da entre todas las personas y el compromiso que dicha interrelación impone.

En este sentido, Moratalla recuerda la necesidad de una educación no limitada al fomento de las competencias relacionadas con la adquisición de las destrezas relacionadas con la tecnología. Requerimos de una educación centrada en la confianza –lo que es imposible sin el arraigo de una cultura ética- y una racionalidad abierta, caracterizada por la disposición al diálogo y al discernimiento crítico, que promueva el reconocimiento de la responsabilidad en la que ya estamos inmersos de modo inconsciente como participes de la red de relaciones que conforman nuestro mundo de la vida

Fuente: https://acento.com.do/opinion/retos-eticos-de-la-revolucion-digital-9194142.html

Comparte este contenido:
Page 3 of 25
1 2 3 4 5 25