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Entrevista a María Novo: «La lógica del beneficio inmediato ha destruido la lógica de la vida»

Entrevista/30 Abril 2020/Autora:Rosa M. Tristán/eldiariolaeducacion.com

La catedrática Emérita de Educación Ambiental, María Novo apuesta por repensar la globalización para que buena parte de los procesos que hoy se desarrollan entre países puedan darse en territorios más cercanos. «Tenemos que decrecer, no para vivir peor sino para aprender a vivir mejor con menos», asegura esta experta que cree que esta es una primera de las crisis que viviremos en el futuro.

María Novo, catedrática Emérita de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible en la UNED, escritora y poeta, es desde hace décadas el ‘alma mater’ de infinidad de iniciativas que buscan acercarnos a unos valores de la naturaleza de los que, en general, nos hemos ido alejando. Desde su casa, donde estos días termina su próximo libro, nos recuerda que estamos viviendo tiempos que son una oportunidad para una ‘nueva realidad’ basada en lo que denomina “autosuficiencia interconectada”. Siempre con el optimismo por bandera, Novo apuesta por un futuro en el que el hedonismo que promueve el actual sistema dé paso a otro en el que se imponga la solidaridad global con la casa que todos compartimos: la Tierra.

¿Qué está suponiendo para María Novo este confinamiento obligado?

Como a tantas otras personas que trabajamos en temas ambientales, ciertamente no me sorprendió demasiado que surgiera una crisis. Los informes científicos llevan tiempo alertando de que el sistema podía colapsar, aunque no se sabía ni cómo ni cuándo. Lo que, para mí, ha sido una sorpresa es que haya sido un coronavirus, aunque en el fondo una zoonosis como la que se ha producido tiene mucho que ver con la pérdida de biodiversidad y también con la ‘hipermovilidad’ humana de las últimas décadas, es decir, con el modelo de sociedad que se ha impuesto y su relación con la naturaleza.

¿Ve una relación clara entre la crisis ambiental y la pandemia?

La realidad es que hemos alterado los procesos de la biosfera en lo que se refiere a la atmósfera, los usos del suelo, del agua, en cuanto al mantenimiento de la biodiversidad…. Ahí estaba el riesgo de una crisis. Pero es que, además, hemos concentrado gran parte de la producción en China, que tradicionalmente ha sido un foco de zoonosis, lo que ha provocado que mucha gente tuviera que ir y venir desde allí al resto del mundo. De hecho, no es casualidad que las ciudades más afectadas sean aquellas donde la gente viaja más, como Madrid, Barcelona, Nueva York… Ambos factores han sido claves en esta crisis sanitaria.

¿Cree que la sociedad es consciente de que medio ambiente y coronavirus están en conexión?

No creo que exista una conciencia generalizada de la conexión de zoonosis y la pérdida de biodiversidad. Hay científicos que lo están contando muy bien, como el biólogo Fernando Valladares, pero el eco que le dan los medios a estas reflexiones no es suficiente. Tampoco se está explicando con énfasis en los medios que la del coronavirus es una primera gran crisis pero que, si no nos centramos en actuar contundentemente ante la emergencia climática, las próximas pueden ser mucho más duras que esta. Ahora han funcionado los canales de comunicación, todos usamos los móviles, hay agua potable, energía, alimentos… Es verdad que estamos en confinamiento y, sobre todo, que tenemos el tremendo drama de la pérdida de vidas humanas, pero es que en la próxima crisis puede haber tantos o más fallecimientos y podemos tener condiciones mucho más duras si no cambiamos el rumbo. No quiero ser alarmista, pero toca decir la verdad a la gente.

Mirando al futuro ¿Esta crisis podemos verla como una oportunidad que vamos a aprovechar o volveremos a lo mismo de antes?

Creo que es una oportunidad. Las crisis son momentos para aprender personal y colectivamente. Este es el momento de comenzar a vivir de otra manera, con más sobriedad y con menos gasto en cosas inútiles. Como la globalización ha distorsionado las relaciones productivas y comerciales, abarcando el mundo entero, en mi opinión tenemos que reubicarnos para fortalecer los recursos propios y vivir más en lo local. Eso no quiere decir que nos quedemos aislados, porque hoy estamos conectados con el mundo a través de múltiples redes. Eso se describe bien con el concepto de lo “glocal” que venimos utilizando. Se trata de conseguir una autosuficiencia interconectada en una escala más humana. Relocalizarse supone, en la vida cotidiana, volver a comprar productos de proximidad, recuperar el disfrute del parque que está al lado de casa… Lo que teníamos era un sinsentido. Por ejemplo, hubo un año en el que exportamos a Irlanda la misma cantidad de patatas que importamos de Irlanda… También se trata de retomar placeres que habíamos olvidado, para volver a serenarnos. Y sin tanto ir y venir tendremos más tiempo, porque en estas semanas hemos descubierto que el tiempo es un intangible de gran valor, que podemos disfrutar de estar más horas con nuestros hijos o dedicarlas a conocernos mejor a nosotros mismos. Cuando dejemos de ir con prisa, tendremos tiempo para escucharnos… En definitiva, se trata de redescubrir el valor de lo pequeño, lo descentralizado, e ir fortaleciendo la industria estratégica y la agricultura y ganadería de nuestro país para ir atenuando progresivamente la gran dependencia del exterior.

¿Sabremos aprovechar esa oportunidad?

Soy optimista. Por ello me gusta escuchar al presidente cuando habla de una ‘nueva normalidad’, porque está claro que lo que teníamos antes de la pandemia no era normal. Vivir con una biosfera desbordada y en un mundo donde el 1% de la población tiene el 90% de la riqueza global, no puede ser la normalidad. Así que estoy esperanzada. Quiero pensar que hemos aprendido a valorar lo importante de la vida, tanto a nivel general como personal, incluso en el mundo de los afectos: hemos recordado el valor los abrazos, los besos, cosas que dábamos por sentadas. Además, en esa ‘nueva normalidad’ no empezaremos de cero, porque ya tenemos muchas cooperativas agrícolas, iniciativas de consumo compartido, pymes… Lo importante es buscar el tamaño óptimo de cada comunidad y cada proyecto. Porque está claro que crecer y crecer desordenada e infinitamente no es progreso. Sí es importante procurar ser lo más autosuficientes posible en energía, alimentos, material sanitario y estratégico… Pero para ello no hace falta volver a la Edad Media. Con las pautas de vida que teníamos en los años 80 del siglo pasado, unidas a los actuales avances tecnológicos, podríamos vivir razonablemente, no creo que fuésemos menos felices. Son los errores de la globalización los que tenemos que corregir. Tenemos que decrecer, no para vivir peor sino para aprender a vivir mejor con menos. Porque la realidad es que tampoco vivíamos bien hasta ahora en términos de calidad de vida, inmersos en unas sociedades en las que muchos de nuestros jóvenes enfermaban prematuramente de ansiedad y estrés.

Un cambio ya visible es el de la cooperación comunitaria, con muchas personas volcadas en la solidaridad ¿Cómo interpretas este cambio?

Esa solidaridad es extraordinaria. Yo misma la vivo en mi comunidad, con el vecindario más cercano. Se están creando redes que no existían. Y están apareciendo porque hemos perdido lo que nos impedía practicarla: las prisas. Las gentes, en general, tenemos buenas intenciones, pero lo que no había era tiempo para ayudar a la persona que vivía al lado, ni para conocerla siquiera. Esa es otra parte positiva de esta crisis, en medio del drama de tantas pérdidas humanas. Ahora, tenemos tiempo para mirar, escuchar, compartir… Y eso que hemos recuperado debe florecer para que permanezca. Este es el reto. Incluso veo lecciones dentro del dolor: el aprendizaje de que nuestros actos no son inocuos, que nuestro comportamiento con la naturaleza tiene graves consecuencias. Si somos capaces de construir desde esa solidaridad y esa cooperación, con respeto a la naturaleza, confío en que los aprendizajes que hemos hecho permanezcan.

Incluso hay quien descubre ahora la fuerza de la naturaleza, con imágenes que no se habían visto antes.

A todos nos está dejando sorprendidos su capacidad de recuperación, solamente con retirarnos de ella. La naturaleza no necesita a la humanidad para nada. Somos nosotros los que la necesitamos, pero eso es algo que no se nos ha enseñado ni en las familias ni en las escuelas. En nuestra cultura occidental se debe a un pensamiento que nos viene ya desde Descartes, que planteó una visión dual del mundo escindiendo mente y cuerpo, razón y emoción, persona y naturaleza, como si fueran cosas opuestas en lugar de complementarias, que es como se incorporan en el pensamiento oriental. Desde esa dualidad de opuestos, la modernidad se desarrolló con mecanismos de dominación de la naturaleza en lugar de una coevolución razonable. No se nos enseñó que somos parte de ella. Esto también hay que corregirlo porque el daño que le hacemos a ella nos lo hacemos a nosotros mismos.

¿Cómo enfocar en este asunto la educación, que es por donde debería empezar esa corrección imprescindible?

Tendría que iniciarse desde la infancia, pero no se trata de que los niños pequeños aprendan lo que son las partes de un árbol en una pantalla en la escuela. Se trata de que toquen el árbol y aprendan a amarlo y cuidarlo, que sepan que ese árbol es parte de un todo en el que ellos también están incluidos. En otras palabras, recuperar el vínculo con la naturaleza con todos los sentidos: la vista, el olfato, el tacto…

¿Qué otros aprendizajes podrían sacarse de este periodo de confinamiento?

Sin obviar las dificultades económicas y de espacio de muchas familias, el dolor por las pérdidas humanas o por la enfermedad, en general, los niños han disfrutado de mucho más tiempo con sus padres que antes. Este es también un aspecto positivo dentro de la tragedia que es una pandemia. Lo natural para los niños sería pasar muchas horas con sus padres pero, debido a los horarios de trabajo, eso muy pocas veces es posible. Los horarios que tenemos en España, sobre todo en las grandes ciudades, son una locura…, algo que se nota mucho cuando se conocen los de otros países de Europa (y de algunas pequeñas ciudades españolas) donde gran parte de la gente vive más relajada, a las cinco o seis de la tarde dejan el trabajo y hacen vida de familia sin necesidad de escapar los fines de semana a otro sitio. En este confinamiento, muchos niños españoles han estado más tiempo en familia que nunca, así que esa ‘nueva normalidad’ que queremos pasa también por nuevos horarios laborales.

En el caso del coronavirus ha habido cambios sociales y de comportamiento que hemos aceptado todos. ¿Por qué no hacemos lo mismo con otros cambios necesarios para evitar las crisis ambientales?

La realidad es que, en el caso del medio ambiente, mucha gente ha preferido mirar para otro lado porque implica romper rutinas y comodidad. Nos hemos olvidado de que la vida es cambio. Y lo cierto es que hemos tenido muchas oportunidades para cambiar: desde los reportajes científicos, libros, conferencias, artículos, redes sociales, etcétera, se nos ha avisado reiteradamente de lo que estaba pasando. Este olvido rompe con unas actitudes que fueron importantes para la evolución del ser humano como especie: la previsión y la anticipación, que en estos momentos no funcionan correctamente. La razón hay que buscarla en que, desde la globalización económica, el mundo ha dejado de estar guiado por los sabios, los filósofos, los científicos o los líderes morales para estar dirigido por un modelo económico que no se somete a nada y al que sólo le interesa el beneficio inmediato. Esa lógica del beneficio inmediato ha destruido la lógica de la vida. Si ahora se ha conseguido un cambio de rutinas drástico ha sido por el miedo.

¿Es necesario ese miedo para ser conscientes de la que se avecina a nivel ambiental?

No debería ser necesario si tuviésemos la cordura suficiente para escuchar a quienes nos alertan. Ahora, si preferimos mirar a la lógica del beneficio inmediato, vamos mal. Seguiremos igual para que sean nuestros hijos quienes peleen y malvivan en un planeta esquilmado. La lógica del beneficio inmediato no solo se manifiesta en la economía sino también en el hedonismo, en el afán de primar nuestros deseos sin preguntarnos si son auténticas necesidades y cómo afectan al bien común. De momento, en estas semanas hemos descubierto la cantidad de cosas que comprábamos que no eran necesarias.

En mi opinión, hay tres cuestiones fundamentales para abordar con éxito la ‘nueva normalidad’ tras el coronavirus. La primera es recuperar el concepto de la familia humana, es decir que somos seres interdependientes, no aislados, y, por tanto, se imponen la empatía y la cooperación al máximo; la segunda, comprender que la naturaleza es la casa común de todos, no de unos pocos. Eso supone estar dispuestos a un mejor reparto en el acceso a los bienes comunes (alimentos, agua, energía…), y la tercera es que los recursos naturales están para satisfacer necesidades, pero no todos nuestros deseos. Tenemos que aprender a desear conscientes de los límites de la biosfera y de cada sociedad humana.

Las tres cuestiones podrían abordarse si nos hacemos, individual y colectivamente, la pregunta: ¿cuánto es suficiente? Esa pregunta debería estar en el frontispicio de nuestras escuelas, institutos y universidades… Es importante aprender a pensar y decidir en función de ella desde la infancia y dejar que nos guíe en la edad adulta.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/28/la-logica-del-beneficio-inmediato-ha-destruido-la-logica-de-la-vida/

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El poder de las peticiones ‘online’ para frenar la violencia sexual en las telenovelas

Asia/Tailandia/19 Marzo 2020/elpais.com

Han nacido series más realistas y con menos machismo en Tailandia gracias a la campaña que inició un espectador indignado

En la popular telenovela tailandesa Game Rai Game Ruk se reproduce una situación en la que un hombre agarra a una mujer y se abalanza sobre ella mientras la chica grita e intenta golpearlo. La escena luego cambia a un entorno romántico frente a un lago, donde la pareja parece estar abrazándose. Pero después, los personajes vuelven al escenario original y ella deja de defenderse, cediendo a sus avances.

El mensaje subyacente: un hombre domina a una mujer y ella se rinde y se enamora de él. Este ha sido un tema recurrente en las telenovelas tailandesas (y no solo) en horario de máxima audiencia durante décadas, pero ha comenzado a cambiar gracias, en gran medida, a la campaña que ha iniciado en Internet un espectador indignado.

Es común que lleguen a nuestras bandejas de entrada solicitudes para firmar peticiones online. Para conseguir el apoyo de la sociedad para una causa, todo lo que hay que hacer es completar un cuestionario en alguna de las plataformas web creadas para este fin y enviarlo: la petición estará lista instantáneamente para compartir con todo el mundo.

El arquitecto Nitipan Wiprawit, de 41 años, se sentía cansado de ver ciertas escenas en televisión. Un día dijo “basta” y lanzó una campaña para poner fin a la normalización de la violencia sexual en las telenovelas tailandesas. La petición pronto obtuvo más de 59.000 firmas, provocó un debate nacional y condujo a la publicación, en 2016, de las primeras regulaciones éticas para los canales de televisión con respecto a la representación de la violencia de género en estas series.

Las directrices aprobadas establecían claramente lo que se podía mostrar y contra lo que se debía advertir, pero no se diseñaron para censurar la representación de la agresión sexual contra las mujeres. Se consideraron simplemente una recomendación necesaria para los productores, así como un recordatorio de su compromiso constructivo con la educación de la sociedad tailandesa.

Sin embargo, solo unos meses después de la publicación de las regulaciones, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones y Radiodifusión de Tailandia (NBTC) tomó medidas contra el productor de la popular serie de televisión Club Friday por continuar representando escenas de violencia contra las mujeres. Supinya Klangnarong, que en ese momento era miembro de la comisión de la NBTC, apoyaba activamente a Wiprawit y manifestó que el programa había violado la Ley de Radiodifusión por presentar escenas contra el código de conducta moral tailandés.

El drama presentaba una escena en la que un hombre colocaba a la fuerza la cara de una villana frente al tubo de escape de una motocicleta. También mostraba la violación de la misma mujer mientras otra miraba y, riéndose, grababa la escena en vídeo. El programa había sido etiquetado como apto para todas las edades. El castigo resultó en una multa de 1.450 dólares al canal de televisión, unos 1.280 euros. Y lo que es más importante, sentó un precedente.

Ejemplo de telenovela tailandesa con escenas de violencia de género.

¿Cuándo se normalizó la violación en las telenovelas? El doctor en filosofía y profesor adjunto de estudios de la sexualidad en la Escuela de Graduados de Lenguaje y Comunicación de Tailandia, Jaray Singhakowinta, explica que es difícil determinar cuándo comenzaron a aparecer estas escenas de violencia sexual, ya que la mayoría de las series televisivas son adaptaciones de novelas que contienen escenas de violación.

El experto dice que algunas de estas historias son tan populares que se han convertido en películas y telenovelas hasta diez veces desde la década de 1970. Entre las más conocidas, se encuentra Son Dao Phra Suk, Ban Sai Thong y Ku Kam. Varias obras clásicas de la literatura tailandesa, como Khun Chang Khun Phaen, describen violaciones cometidas por un protagonista masculino que no recibe ningún tipo de castigo.

Pero Singhakowinta explica la verdadera razón por la que estos programas de televisión son tan populares: es, probablemente, debido al desarrollo general de las tramas, no solo a la representación de las escenas de violación. Señala que el abuso sexual “no tiene lugar en la vida real de los tailandeses». De hecho, una conocida celebridad tailandesa, Boom Panadda, lideró en 2014 una campaña pública para evitar la revocación de la pena de muerte para los condenados por delitos sexuales.

El idioma tailandés también puede resultar confuso, ya que se usan dos palabras para hablar de violación. La primera, bplum, también se utiliza para «lucha libre» y puede entenderse como un acto forzado o violento que termina en la consolidación de una relación, como se describe en las telenovelas, brindando la oportunidad de absolver al maltratador. La otra, khom kheun, describe la violación como un acto criminal.

La inclusión de la violación en las telenovelas tailandesas «se entiende como un intento simbólico de satisfacer los deseos sexuales de las protagonistas femeninas, a menudo reprimidos, ignorados y prácticamente inexistentes», dice Singhakowinta.

Se cree que las mujeres buenas son sexualmente ingenuas, por lo que no pueden dar a conocer sus deseos y deben ser forzadas por los hombres que aman. La violación también ha sido representada algunas veces como un castigo del karma para las mujeres adversarias que representan el extremo opuesto de las protagonistas femeninas, explica el experto.

«La noción patriarcal de la feminidad ideal es, probablemente, la culpable de este retrato repetitivo de la violación en las telenovelas tailandesas», dice, señalando que a menudo se considera inapropiado que las protagonistas femeninas expresen sus deseos corporales en comparación con sus homólogos masculinos, cuyas expresiones sexuales son aceptadas como naturales.

«Sería inconcebible que las protagonistas femeninas señalen sus intereses sexuales, ya que esto iría en contra de la norma social prescrita para las mujeres buenas en la cual la virginidad todavía se usa como una medida simbólica de las virtudes femeninas”, sugiere Singhakowinta.

La virginidad de la mujer como una medida simbólica de la virtud femenina todavía se ve en las telenovelas, pero esto está cambiando gradualmente a medida que evoluciona la mentalidad, especialmente entre las generaciones más jóvenes.

De hecho, después de que la representación de la violencia sexual fuera destacada en la petición de Wiprawit, han comenzado a nacer series más realistas. Otro factor que contribuye a este cambio, según Klangnarong, la exmiembro del comité de la NBTC, es que los jóvenes tailandeses “se aburren cada vez más con los dramas tradicionales de televisión y optan por series coreanas o ven Netflix”.

Aunque todavía podemos observar ciertas escenas de violencia sexual en algunos de estos canales, Klangnarong dice que el contenido se ha ajustado. «Las mujeres se muestran más abiertas, realistas y modernas». Por otro lado, las nuevas novelas y telenovelas también presentan cada vez más tramas que involucran a personas LGTBI (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), algo inaudito en generaciones anteriores.

Otro ejemplo de violencia sexual en una telenovela tailandesa.

Otras campañas en internet han conseguido grandes avances. Por ejemplo, en Indonesia, una petición publicada por una coalición de varias organizaciones, campus y comunidades, pidió al ministro de Educación y Cultura regular su intervención para el acoso sexual. El ministro respondió positivamente, e incluso, solicitó al grupo escoger a cinco personas para unirse a su comité y promulgar los cambios necesarios para que los campus universitarios sean más seguros.

Otra campaña vigente en India, liderada por una actriz de Bollywood, pide advertencias legales en la pantalla cada vez que se retrata la violencia de género, de la misma forma que se advierte de los peligros para la salud cuando un actor aparece bebiendo o fumando.

Wiprawit se siente orgulloso de lo que ha logrado en Tailandia, pero quiere ir un paso más allá. Su objetivo es cambiar por completo las tramas de las telenovelas y mejorar la implementación de las directrices. Actualmente, los productores de televisión solo son castigados mucho después de que una escena de violencia sexual se haya transmitido a una amplia audiencia. Para Wiprawit ese sistema «es una tontería”.

“Hace unos meses informé al NTBC de una telenovela inapropiada que estaban emitiendo de nuevo. Como ya la había visto, conocía la historia y las escenas. Me respondieron que tenía que esperar hasta que apareciera una escena inapropiada en la televisión para presentar la queja. Deberían cambiar el proceso”, dice Wiprawit.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/03/16/planeta_futuro/1584363758_226998.html

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Indignación y articulación de la decepción

Por: Leonardo Díaz

Las manifestaciones del movimiento juvenil dominicano, generadas por la crisis institucional del fallido proceso electoral, se suman a las protestas similares llevadas a cabo por la juventud en otros países de América Latina y Europa.

Los motivos de las protestas varían en función de los distintos contextos sociales: la crisis económica, el encarecimiento de los estudios universitarios, la violencia sistemática contra las mujeres, el calentamiento global, la corrupción de los gobernantes, o la impunidad ante los crímenes de Estado.

El sociólogo Manuel Castells ha estudiado durante décadas el papel de los movimientos sociales. Recuerdo su reflexión, con motivo de la puesta en circulación de la nueva edición de su libro, Redes de indignación y esperanza (2015). Allí señaló que vivimos en una época donde emerge un tipo de movimiento social muy específico, no generado por INTERNET, pero indisoluble de ella. Lo caracteriza como emocional, pues carece de programas y estrategias diseñadas para la acción, sin un liderazgo que articule conceptualmente el proyecto de transformación social.

Castells le ha otorgado a los movimientos sociales un papel fundamental en todo cambio político. “Sin movimiento social no hay transformación”. Ha sostenido que las transformaciones no pueden provenir desde el interior de las instituciones en las que se instalan los partidos tradicionales, comprometidos con prácticas políticas como: la corrupción, la falta de transparencia, la falta de sensibilidad hacia las políticas sociales, la arrogancia o la falta de disposición a la escucha.

Como hemos visto, con el movimiento social dominicano de nuestros días, vivimos una época de profunda decepción con respecto a las referidas prácticas.

La cuestión fundamental es cómo articular esa decepción para convertirla en una acción política cuya esperanza de cambio a favor de mayores cuotas de justicia social se concretizen en prácticas institucionales.

Resulta difícil, porque un segmento importante de la población que conforma nuestro movimiento social pertenece a una generación con una apatía hacia los liderazgos y a las autoridades, así como asistemática en sus ideas y procedimientos para defenderlas.

A la vez, una parte importante de los integrantes de esa población pertenece a una clase social con mucho que perder si una situación política crítica amenaza sus estilos de vida individuales.

Castells señala que hoy día los movimientos nunca se detienen. Pueden cesar en las calles, pero continúan en las redes sociales. La cuestión por ver es si el movimiento social dominicano, a pesar de su actividad en el mundo virtual y físico, conformado por jóvenes con las características señaladas, puede convertirse en un agente político de cambio o si, por el contrario, su espacio será ocupado por un liderazgo político de oposición oportunista y tan cuestionable como el que nos ha gobernado durante décadas.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8790166-indignacion-y-articulacion-de-la-decepcion/

Imagen:  https://www.shutterstock.com/image-photo/man-his-fist-held-high-protest-1659021202?irgwc=1&utm_medium=Affiliate&utm_campaign=Pixabay+GmbH&utm_source=44814&utm_term=https%3A%2F%2Fpixabay.com%2Fimages%2Fsearch%2Fprotestas%2520republica%2520dominicana%2F

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UNESCO: La red No Excuse de Eslovenia incita a los jóvenes a que cambien el mundo

Europa/Eslovenia/06 Febrero 2020/https://es.unesco.org/

La red juvenil No Excluse Slovenia(link is external) moviliza a los jóvenes activistas entre 15 y 19 años de edad que desean adquirir nuevas capacidades para la vida y reforzar sus conocimientos en materia de salud pública vinculada con el desarrollo sostenible.

La red, que saca provecho de la educación no formal y de las actividades entre homólogos para proporcionar formaciones, conferencias y proyectos de acción, fue nominada al Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) 2019, que recompensa a proyectos sobresalientes en el marco de la acción mundial de la UNESCO en materia de EDS.

“No Excuse colma realmente un vacío. En el ámbito escolar la educación para el desarrollo sostenible ha sido considerada a menudo como un complemento más que como parte integrante de los planes generales de estudio. En Eslovenia, nuestro organismo es el único agente del ámbito juvenil que aborda las cuestiones vinculadas con la EDS. Tenemos como objetivo integrar el desarrollo sostenible en todas las materias y en todas las políticas públicas”, afirma Jan Peloza, confundador de la red.

“Hemos decidido centrarnos en la salud porque el medioambiente tiene una repercusión directa en la salud y el bienestar, y mediante este enfoque, hemos logrado mayor apoyo por parte del gobierno.”

El Presidente Nassim Djaba explica cómo funciona el programa.

“Visitamos los centros de segundo ciclo de educación secundaria a través de todo el país para presentar nuestras actividades. Entrevistamos con mayor profundidad a los alumnos que se muestran realmente interesados para saber si sus valores coinciden con los nuestros. Si resultan seleccionados, entonces formarán parte del grupo local encargado de organizar las actividades sobre el desarrollo sostenible en su comunidad”, afirma. “Nos importan menos los conocimientos que ya tienen que sus capacidades de compromiso y entusiasmo.”

Enseñar a los jóvenes a hacer frente a los desafíos

Una de las características de este programa es que propone formaciones a lo largo de 1.000 horas de talleres, formaciones, conferencias y proyectos. Funciona en tres niveles y los alumnos aprenden a gestionar proyectos con el objetivo de hacer frente a los desafíos de sus comunidades.

Un buen ejemplo de esta labor es el proyecto llamado “Sustainaware”, que se inició en una comunidad local con miras a sensibilizar a los jóvenes en las cuestiones relativas al desarrollo sostenible y al fenómeno del “greenwashing” (prácticas engañosas de algunas industrias para parecer más ecológicas de lo que realmente son). Debido a su éxito, el proyecto atrajo a inversionistas internacionales y, entre 2014 y 2017, dejó de ser una red para convertirse en una alianza juvenil internacional.

En un segundo nivel, los activistas se reúnen para constituir grupos de promoción e investigación en el ámbito de la sostenibilidad y la salud al utilizar los datos basados en hechos comprobados. En un tercer nivel, la educación entre homólogos sirve para promover la reflexión crítica sobre las prácticas industriales no sostenibles y que resultan contrarias a la ética. Todas las actividades pueden estar vinculadas a la salud pública pero no tienen que estarlo necesariamente.

La red, que comenzó a funcionar en 2006 y tomó el nombre del lema de las Naciones Unidas “No Excuse 2015”, saca provecho de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se ajusta, en lo adelante, muy estrechamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus metas.

“No nos centramos solamente en ampliar la red, sino también en mejorar el bienestar de los jóvenes. Queremos desarrollar las competencias interpersonales, tales como la autoafirmación y los medios para aliviar el estrés y cómo tratar la búsqueda de sensaciones vinculadas con las drogas, el vapeo, el alcohol o las redes sociales. Utilizamos métodos de educación no formal para que los jóvenes sientan que están integrados a sus comunidades y que sus opiniones cuentan. Cuando los jóvenes se ven valorizados, se sienten naturalmente más felices y motivados. Asimismo, sienten que tienen el control de su destino entre sus manos”, afirmó Jan.

Movilizar las redes en busca de soluciones

El programa comparte los logros organizando amplios intercambios, seminarios, formaciones y conferencias para los jóvenes.

“Tratamos de hacer que los jóvenes de medios sociales diferentes y de numerosas regiones de Europa entren en contacto, y de organizar proyectos locales”, afirmó Nassim. “Hacemos hincapié en tres palabras: criticar, sugerir y actuar. Aunque es fácil criticar, incitamos a los jóvenes a que vayan más allá y que propongan soluciones para dar solución a los problemas que han podido identificar. La etapa más compleja consiste en pasar a la acción, pero al parecer lo logramos, ya que hemos sensibilizado a más de 100.000 jóvenes en las escuelas eslovenas sobre los temas que abordamos.”

El programa se centra en el aprendizaje informal con miras a crear un entorno en el que los jóvenes puedan tener experiencias.

“Es muy importante permitir que los jóvenes cometan sus propios errores, fracasen y que prosigan en vez de mantenerlos en un alto nivel institucional. Queremos aprovechar la naturaleza rebelde de los jóvenes y su enorme potencial, y utilizar esto de manera positiva”, afirmó Jan. “No deseamos alimentar la rebeldía, sino sacar provecho del dinamismo propio de la juventud para generar el cambio.”

El movimiento, que ya se ha ampliado en Europa a través de los intercambios y seminarios juveniles, prevé crear en el futuro una red internacional llamada No Excuse International.

La Educación para el Desarrollo Sostenible permite que las personas adquieran los conocimientos, las competencias, las actitudes, los valores y los comportamientos necesarios para pensar y actuar en favor de un futuro sostenible. Se trata también de integrar las cuestiones relativas al desarrollo sostenible, tales como el cambio climático y la biodiversidad, en la enseñanza y el aprendizaje. La UNESCO promueve e implementa la EDS a todos los niveles y en todos los contextos sociales.

Fuente e imagen tomadas de: https://es.unesco.org/news/red-no-excuse-eslovenia-incita-jovenes-que-cambien-mundo

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El viaje de una madre para librar a una generación de niñas de la mutilación

Reseña/África/06 Febrero 2020/elpais.com

Asha Ismail, que fue víctima a los cinco años de la ablación, es la fundadora de la ONG Save a Girl Save a Generation, con la que quiere romper el tabú de su propia vida para ayudar a erradicar una práctica que constituye una de las peores formas de violencia contra las niñas

Al compartir su relato, el de una niña de cinco años a la que acaban de someter a la infibulación (uno de los cuatro tipos de mutilación genital femenina), las palabras de Asha suenan como el verso suelto de un poema desgarrado:

Y dejas de correr,

de jugar como antes,

de buscar los mangos en los árboles.

Ya todo es miedo a caer,

que se pueda romper,

que se repita la misma operación;

ya no saltas a la cuerda,

ya no quieres jugar con los niños

ni descubrir lo que hay entre tus piernas.

Objetivo cumplido:

ya eres intocable.

A los 52 años, una buena parte de la vida de Asha Ismail (nacida en 1968 en Garissa, Kenia, y de etnia somalí) se quedó en aquella niña de cinco años que una mañana descubrió que el dolor era inherente a su condición de ser niña. “Aunque era una práctica presente en mi familia durante generaciones, yo me enteré el día que me tocó a mí”, explica.

En aquella escena, estaban dos de las personas a las que Asha más quería: su madre y su abuela. “Mi madre me bañó y me puso un vestido muy corto, luego me mandó a comprar cuchillas y yo compré dos. A la vuelta me encontré a mi abuela, una señora y mi madre en lo que era la cocina de mi abuela. El suelo era de barro y habían cavado un agujero”, detalla Asha quien, a medida que avanza en su relato, irá alternando el tiempo presente con el pretérito, como si aquel día nunca se hubiera terminado.

Asha Ismail imparte talleres para erradicar la ablación.
Asha Ismail imparte talleres para erradicar la ablación. CEDIDA POR SAVE A GIRL SAVE A GENERATION

Dolor. El dolor insoportable de aquel día nunca se fue. Aquel día, aquella niña de cinco años a la que obligaron a hacerse mujer a través de la violencia, se prometió que nunca obligaría a pasar por eso a ninguna hija suya.

Mucho tiempo después, en el año 2007, y ya en España, esa promesa se convertiría en el nacimiento de la ONG Save a Girl Save a Generation, desde la que Asha y su hija, Hayat Traspas Ismail, trabajan para prevenir y erradicar la mutilación genital femenina, evitar los matrimonios prematuros de niñas y denunciar la explotación infantil.

Asha está convencida de que romper el tabú sobre la ablación entre las comunidades que la practican (dentro y fuera de sus países), es la única forma de prevenir esta forma de violencia. “Las leyes que la prohíban son necesarias, pero tienen que ir mano a mano con la voluntad de las personas y hay que conseguir esa voluntad”, explica. Su convicción no va desencaminada: según Unicef, desde 2008, más de 15.000 comunidades en 20 países distintos han abandonado la práctica de la mutilación genital femenina.

30 millones de niñas en riesgo

A pesar de estas cifras esperanzadoras todavía queda mucho por hacer. Más de 200 millones de niñas y mujeres han pasado por alguno de los cuatro tipos de mutilación genital femenina en los 26 países de África y Oriente Medio donde se practica, así como en otros 33 países donde hay población inmigrante potencialmente vinculada a esta práctica. Durante la próxima década, 30 millones de niñas se encontrarán en riesgo de pasar por esta puerta de entrada al dolor que va asociada a otras formas de violencia contra la infancia, como el matrimonio forzoso.

Asha imparte un taller en Nairobi (Kenia) a niñas con riesgo de sufrir ablación.
Asha imparte un taller en Nairobi (Kenia) a niñas con riesgo de sufrir ablación. CEDIDA POR SAVE A GIRL SAVE A GENERATION

“En realidad, la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado van de la mano, porque la finalidad de la mutilación es asegurar la virginidad, es intentar quitar esa necesidad sexual, que la mujer no tenga voluntad sobre su sexualidad para que conserve esa virginidad hasta que encuentre marido”, explica Asha.

“Ya todo es miedo a caer, que se pueda romper”, como contaba en su verso desgarrado.

En la noche de bodas con un hombre que ella no había elegido, Asha tenía 20 años y un miedo terrible a que algo se rompiera. “Mi vida cambió por completo ese día; si tenía alguna duda de pensar que lo que me había pasado era bueno, murió aquella noche”, relata emocionada.

De aquel encuentro con un hombre al que Asha no volvería a acercarse, nació una niña. “Me dieron a esa criatura en los brazos y yo solo pensaba: ¿por qué, por qué tenía que ser una niña?, ¿a qué mundo la he traído para que pase por todo lo que yo he pasado?”.

El despertar de un movimiento

Asha eligió llamar a su hija Hayat, que significa vida en suajili, porque con ella nació el convencimiento de que algo tenía que cambiar. Nació la fuerza para revolverse sobre sí misma y sobre toda la estructura que sostenía aquel dolor. A partir del nacimiento de su hija, Asha empezó a tejer una red de mujeres –sus hermanas, sus primas, sus vecinas– dispuestas a cuestionar una práctica que solo las había hecho sufrir y que no querían imponer a sus hijas.

Después de trasladarse a Tanzania, Asha siguió rompiendo ese silencio con más y más mujeres. La fuerza de su revolución personal iba creciendo, hasta que un día logró convencer a una madre, que iba a hacer pasar por la mutilación a sus cinco hijas, de que no lo hiciera.

Asha Ismail y la actriz española Maggie Civantos, embajadora de la ONG.
Asha Ismail y la actriz española Maggie Civantos, embajadora de la ONG. CEDIDA POR SAVE A GIRL SAVE A GENERATION

Años más tarde, esa red de mujeres y madres en contra de la ablación que ya formaba parte de ella, se fue con Asha cuando se trasladó a España con sus hijos.

“La primera vez que fui a la ginecóloga en España me avergoncé y me sentí mal, empecé a temblar, a sudar… ¿Por qué me tenía que sentir así? Entendí el desconocimiento que existía y pensé: ‘¿Cuántas mujeres en mi situación no acudirán al ginecólogo?”.

Con el apoyo de su hija Hayat, Asha fundó Save a Girl Save a Generation, la ONG desde la que ofrecen información sobre la ablación a personal sanitario y educativo, a policías, a jueces y, sobre todo, a mujeres y familias que no han tenido la oportunidad de romper con el tabú y hablar sobre la ablación. En España hay 18.000 niñas expuestas a la mutilación genital. El siguiente paso en este viaje será construir un refugio en Nairobi para acoger y dar educación a todas las niñas que tuvieron que dejar a sus familias para huir de la mutilación genital femenina.

Niñas asisten a uno de los talleres que imparte la ONG.
Niñas asisten a uno de los talleres que imparte la ONG. CEDIDA POR SAVE A GIRL SAVE A GENERATION

“Creo que tenemos que ser nosotras, las supervivientes, las que digamos ‘¡Ya está bien!’. Que salgan y que digan: ‘Esto ha acabado conmigo y mis hijas no lo conocerán. Ni para mí, ni para mi hija. Es una generación salvada; para mis nietas es historia’”, explica.

Cuando Hayat convirtió a su madre en abuela de una niña, Asha supo que algo había cambiado: “Ahora quería una niña porque estaba segura, sabía que no corría ningún peligro”. El viaje de esta madre por poner a salvo a muchas más niñas como ella continúa.

¿Quieres conocer la historia completa?

MÍRALA

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/sociedad/2020/01/30/pienso_luego_actuo/1580386762_950839.html

 

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Yo confieso: 17 hombres relatan gestos machistas que aún cometemos a diario

Reseña/06 Febrero 2020/elpais.com

Si los hombres se miran al espejo una de las cosas que verán será su herencia machista. Un puñado de ellos (algunos rostros populares) cuentan sus deslices para así tener más clara la enmienda

Lo dijo John Lennon hace más de cuatro décadas: «No podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres». Sin embargo, sigue siendo un reto para la sociedad actual librarse de una herencia machista que aún impera en ámbitos culturales, políticos y cotidianos. La educación y el entretenimiento (series, películas, libros…) que el ser humano ha consumido a lo largo de los años han dejado mella. Hoy, la mayoría es consciente de las actitudes machistas más flagrantes. La dificultad está en acabar con esos gestos de discriminación (algunas veces sutiles, otras no) que llevan a cabo incluso los hombres más concienciados. «El género masculino está trufado de actitudes inapropiadas hacia las mujeres. Es un hecho objetivo que el tratamiento que ellas reciben no es el mismo que el que recibimos nosotros. Un ejemplo que yo veo clarísimo por mi experiencia es que no se le da importancia a la trayectoria profesional de las mujeres», explica a Icon Javier Royo, autor del libro Homo Machus. De animales a hombres (Lumen).

El ilustrador (Zaragoza, 1972) está convencido de que visibilizar el machismo y hablar de los abusos que se dan a diario es clave para acabar con él. En su libro confiesa que empezó a dibujar sobre la discriminación hacia la mujer «sin conocer realmente la profundidad de semejante océano». Royo, que entiende el machismo como un monstruo que educa en los estereotipos, que cosifica, que minusvalora y acosa a las mujeres, anima a los hombres a revisarse para perder el miedo a enfrentarse a él. «Me encuentro con muchos casos de chicos que me confiesan tener pavor a meter la pata al hablar con mujeres sobre feminismo. Cuando esto ocurre, lo que les aconsejo es que hablen con libertad, pero con un filtro previo para no soltar cualquier barbaridad», afirma este maño que empezó a dibujar estas viñetas a raíz del juicio de la manada. «Homo Machus surgió sin pretensiones de hacer un libro. Las ilustraciones me salieron de forma natural en un momento en que la sociedad empezó a culpabilizar a la víctima de esta violación múltiple», señala Javier Royo.

El resultado del ejercicio gráfico de Royo es un libro de ilustraciones que aboga porque el feminismo sea cosa de todos: mujeres y hombres. «Los hombres somos esclavos del machismo por culpa de los valores que se nos han inculcado. Somos nosotros los que debemos, por ejemplo, dejar de ver el cuerpo de la mujer como un objeto».

Tal y como ha comprobado el propio autor, su trabajo ha servido para remover a los hombres que lo leen. «Aunque no estén de acuerdo con todo lo que aparece, todos los chicos con los que he hablado, tanto en las presentaciones del libro como a través de las redes sociales, me han confesado que de una forma u otra se han quedado tocados y les ha hecho reflexionar», apunta.

La sexóloga Ruth González Ousset informa a Icon de que lleva una década encontrándose en su consulta con hombres que se bloquean cuando dan con una mujer liberada. «El hombre ve como una amenaza que la mujer demande cosas como el empleo de juguetes en la relación sexual. Creen que hay un problema y por eso siempre se ha tratado de apagar el deseo sexual de la mujer», señala la terapeuta, que en consulta ha lidiado con muchos hombres que se sienten amenazados por el feminismo. «No se dan cuenta de que el foco no es ese. La realidad es que las mujeres queremos a los hombres más cerca que nunca», defiende Ousset. Javier Royo coincide y afirma que el machismo es una epidemia mundial que, sin embargo, «no tiene ese tratamiento por el simple hecho de que no la sufren los hombres».

En Icon hablamos con 17 hombres que nos cuentan qué gestos son fruto de esa herencia machista en la que nos hemos criado como sociedad…

Yo confieso: 17 hombres relatan gestos machistas que aún cometemos a diario
Ilustración: Javirroyo

– Gonzalo Sierra (gestor, 52 años): «Yo estaba en contra de la paridad en principio. Tenía ese argumento que dice que lo importante es ser capaz, no hombre o mujer. Me cabreaba especialmente en el tema de los festivales de música ¿Por qué iba a haber los mismos hombres y mujeres en un cartel si los aficionados a la música no somos machistas? Si en los festivales había más chicos que chicas era simplemente, pensaba, porque hay más músicos que músicas. Estaba completamente equivocado. Cuando algunos festivales empezaron a implantar la paridad obligatoria, y tuvieron que esforzarse en encontrar grupos de chicas, la discriminación positiva nos demostró varias cosas que habíamos olvidado. Primero, que había tantas chicas como chicos que hacían música. Segundo, que además eran tan buenas como los chicos, si no mejores. Simplemente se las valoraba menos por ser mujeres. Por supuesto eso es extrapolable a cualquier otro ámbito laboral».

– Rayden (rapero, actuó en la última gala de los Goya, 34 años): «Noto que ahora cuido mucho más el uso del lenguaje. Eso y que antes era el primero en reír chistes machistas a amigos y ahora soy la persona que dice: ‘Oye, cortaos que esto no tiene gracia».

– Pedro Martínez (periodista, 26 años): «Llevo ocho años fuera de casa de mis padres, pero siempre que voy sigo consintiendo que sea mi madre la que haga las tareas de la casa. Ella se dedicó a los cuidados de la casa y de sus hijos mientras mi padre trabajaba porque fue un acuerdo que pactaron entre los dos. Pero ahora que todos somos mayores, no vivimos en casa y mi padre está jubilado, mi madre sigue encargándose de todo y me siento mal por actuar así de forma inconsciente cuando estoy con ellos».

– Nacho González (informático, 35 años): «Antes de ser padre no le daba importancia a que la baja paternal fuera obligatoria y no era consciente de cómo perjudica a las mujeres que el hombre decida no cogérsela. Tengo un hijo de casi un año y cuando avisé a mi jefe de que me iría las semanas que me correspondían de baja por paternidad lo encajó muy mal. El problema es que en mi trabajo ningún hombre se coge más de dos semanas cuando es padre. Noté que a mis compañeros les sentó realmente mal que no quisiera renunciar a mi derecho a estar con mi hijo sus primeras semanas y alguno incluso llegó a decirme que eso era cosa de las mujeres y que precisamente por eso preferían trabajar con otros hombres».

– Javier Gutiérrez (actor con dos Premios Goya, 49 años): «Los hombres antes éramos más permisivos con los chistes machistas y yo creo que con la cantidad de asesinatos machistas que hay la tolerancia, al menos por mi parte, debe ser cero. Y no solo con estos chistes sino con comentarios machistas. Creo que no soy el único y que ahora los hombres estamos más concienciados. Yo me lo tomo muy en serio y no consiento ningún comentario que pueda resultar ofensivo hacia la mujer».

Yo confieso: 17 hombres relatan gestos machistas que aún cometemos a diario
Ilustración: Javirroyo

– Julio García (abogado, 32 años): «Siempre que quedo para comer o tomar una copa con una mujer, aunque solo sea una amiga, pago yo. Nace de mí el instinto de pagar y me sale de forma automática. Sin embargo, cuando pienso en ello asumo que puede resultar ofensivo».

– David Moya (responsable de comunicación, 25 años): «Antes era incapaz de entender que por una simple mirada una mujer podía sentirse incómoda o acosada. Sin embargo, me abrió lo ojos algo que me pasó un día en el gimnasio. Allí otro chico no dejaba de mirarme de una forma bastante ansiosa y me preguntó si me iba a la ducha con él. Es triste, pero hasta que no sentí en mis propias carnes eso no fui capaz de entender lo que una mirada podía provocar. Yo creo que nunca he lanzado miradas con esa intención, pero recuerdo que antes de ser consciente del machismo en el que nos educamos estaba en fase de negación y una amiga me dijo: ‘¿Crees que las mujeres no nos sentimos inferiores por el simple hecho de serlo? Ve caminando por la calle y mira a los ojos a todos los hombres con los que te cruces y la mayoría te aguantaran la mirada, incluso muchos lo harán de forma desafiante. Haz lo mismo con las mujeres y la mayoría agacharán la cabeza’. Lo hice, y así fue».

– Leiva (músico, ex-Pereza, 39 años): «El rock es un género machista y hay que asumir que vivimos en una sociedad machista en general. El que crea que está limpio de cualquier expresión o chiste machista probablemente se equivoque. Yo mismo descubro que expresiones mías de canciones de hace años son machistas, aunque no fuera intencionado. Hay que hacer un ejercicio diario de no colaborar con los micromachismos».

– Javier Alonso (consultor de comunicación, 36 años): «A menudo, sigo cometiendo un micromachismo, ya sea en el trabajo o con amigas, de lo que obviamente no estoy orgulloso. Uso muchas coletillas del estilo ‘mira, bonita…’ cuando voy a reprochar algo y me gustaría corregirlo».

– David Negrín (músico, 36 años): «Hace unos meses, en un periodo de falta de ideas musicales, tiré de notas de audio antiguas para buscar un poco de inspiración. Estas notas son estrofas o estribillos que se me ocurren, ideas tarareadas e improvisadas en las que suelto lo primero que me viene a la cabeza. Pues entre estas notas tengo alguna improvisación que al escucharla el otro día me asustó bastante y sentí mucho alivio por no haberlas terminado y que quedaran en un cajón. No eran historias reales, pero me hizo reflexionar hasta el punto de reescuchar todo lo que he grabado y analizar todas mis letras. Después de hacerlo me he dado cuenta de que antes confundía el despecho con falsa superioridad, aunque por suerte creo que puedo seguir cantando el 90% de mis temas sin sentirme extraño».

Yo confieso: 17 hombres relatan gestos machistas que aún cometemos a diario
Ilustración: Javirroyo

– Quique González (músico, 46 años, último disco, Las palabras vividas): «Puede que mi canción Miss camiseta mojada me chirríe hoy porque es cierto que este tipo de concursos cosifican al personaje de la canción. Aunque el tema tiene un tono humorístico y creo que se entiende así. Lo que está claro es que es importante que todos hagamos el ejercicio de revisarnos un poco».

– Alberto Rodríguez (ingeniero, 30 años): «Hace unos años, cuando estaba con mi novia, experimenté un episodio de celos que no me gustó nada. Ella estaba hablando con un tío y fui allí a marcar territorio. Desde entonces controlo mucho no dejarme llevar por los celos. Creo que sobre todo ocurre por un tema de educación: nos han vendido un amor exclusivo y romántico que no es real».

– Raúl Jiménez (informático, 50 años): «Hay una cosa que hago mucho, aunque ahora que soy consciente trato de hacerlo menos. Siempre que coincido con otro hombre al que no conozco y con el que tengo que entablar algún tipo de conversación trivial empiezo sacando el fútbol como tema de conversación para romper el hielo. Lo hago asumiendo que por ser hombre le tiene que gustar este deporte, algo que por supuesto no hago cuando la persona con la que tengo que hablar es una mujer».

– Julián (filósofo, 37 años): «Durante un tiempo trabajé como camarero y hacía dos cosas que hoy veo claramente que eran fruto de la educación machista en la que todos hemos crecido. La primera es que cuando una pareja me pedía la cuenta siempre le llevaba el ticket al hombre para que pagara. La segunda es que cuando una pareja pedía una cerveza y un refresco automáticamente le ponía la cerveza al hombre, dando por hecho sin preguntar que era para él y no para ella. Si hoy trabajara en un bar, tengo claro que no volvería a cometer estos errores».

– Javier Royo (autor de Homo Machus, 48 años): «Yo ahora escucho más, pero antes practicaba un mansplaining de libro. Cuando tenía una conversación con una mujer le explicaba algo que ella ya me había dejado claro que sabía. Soy consciente de mi error desde hace bastante tiempo y hago el ejercicio de no dar lecciones».

– Abraham Boba (cantante del grupo León Benavente, 45 años): «Lo más importante es que se ha generado la posibilidad de repensar nuestra postura como hombres. Pongo un ejemplo. Cuando propuse poner el título a nuestro último disco, que se llama Vamos a volvernos locos. Pensé en poner: Vamos a volvernos locas. Creo que el mero hecho de plantearse esto me parece positivo» (nota: León Benavente lo forman cuatro hombres).

– Juan Pablo Cancho (profesor, 52 años): «Mi novia decidió hace unas semanas no depilarse las axilas. Al principio me sentó mal y decidí disuadirla. No lo concebía. Luego pensé que, por supuesto, no tenía derecho a exigirle nada».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/02/04/icon/1580813417_292517.html

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Complejidad, Economía del Bien Común y transformación social

Por: Fernando Moreno Bernal

La sociedad humana es el mayor sistema complejo, dinámico, no-lineal, abierto y adaptativo que existei. Y transita su senda evolutiva a lo largo de la historia respondiendo a las preguntas de qué producimos, con qué lo producimos y para quienes lo producimos en función del desarrollo de los conocimientos y potencialidades de los recursos disponibles. Es decir, de resolver la contradicción entre fuerzas productivas existentes en ese momento y las relaciones de producción dadas. Las respuestas a esas tres preguntas implican siempre unos valores, motivaciones y objetivos sociales dominantes que configuran el sistema social durante ese periodo histórico. La transición de un sistema social a otro se produce cuando se ve impelido a cambiar de valores, normalmente por un impulso en esas fuerzas productivas que conllevan una gran desigualdad en la distribución del producto social. Hoy se unen la cuarta revolución industrial, la desigualdad e injusticia social, con el cambio climático para obligarnos a transitar hacia otro modelo económico, social y político. Y surge la propuesta del Bien Común como atractor esencial de esta transformación.

Como sistema complejo la sociedad humana tiene una peculiaridad que la hace única: la componemos seres humanos, hombres y mujeres dotados de voluntad y consciencia. Que tomamos decisiones de acuerdo con nuestras percepciones y simulaciones de futuro. Somos simultáneamente observadores y sujetos del experimento. Y sabemos, por la experimentación de la mecánica cuántica, que el solo hecho de que haya un observador cambia el resultado final del experimento. La consciencia y la voluntad nos dan el Poder para la necesaria transformación.

Economía de la complejidad y EBC

El modelo de Economía del Bien Común propuesto por Christian Felber en 2010 está en construcción. Necesita profundizar en sus fundamentos científicos avanzando de la mano de la economía de la complejidad, que también se encuentra en construcción para las ciencias sociales, en el tiempo del Big Data y de la inteligencia artificial.

Las ciencias de la complejidad surgen en la década de los 60 del S. XX a raíz del éxito de la mecánica cuántica en la investigación aplicada en productos de consumo masivo como transistores, televisores y otros. Se replantean las bases de diferentes diciplinas académicas sobre los aportes teóricos de esta como el principio de auto-afinidad, emergencia, no-linealidad, interdependencia, … En 1963 el matemático Mandelbrot analizó las variaciones del precio del algodón en el periodo 1900-1960ii. De este estudio surge su propuesta de la geometría fractal, las matemáticas de la mecánica cuántica. En 1984 se crea el Santa Fe Instituteiii con objeto de desarrollar la complejidad en las diferentes disciplinas científicas. Se comienza con meteorología, ciencias computacionales, biología y cerebro humano. En el año 2000 se pide un primer informe sobre los posibles aportes de la complejidad a las crisis financieras. Mandelbrot publica su libro en 2004 sobre el mal comportamiento de los mercados financieros. Su conclusión sobre la indispensable mayor regulación de estos no gustó a los promotores del estudio.

Viendo la siguiente tabla comparativa entre vieja y nueva economía elaborado en 2005 por la argentina Eugenia Perona en su artículo “Ciencias de la complejidad: ¿La economía del S. XXI?”iv se puede observar los puntos en común con el modelo de la EBC.

Tabla 1 Economía: Vieja y Nueva
   
Vieja Economía Nueva Economía
Rendimientos decrecientes Gran uso de rendimientos crecientes
Basada en principios de marginalidad y Otros principios son posibles (principios de orden)
maximización (beneficio como motivación)  
Preferencias dadas; individuos egoístas La formación de preferencias es central;
  individuos no necesariamente egoístas
La sociedad es un telón de fondo Las instituciones pasan a primer plano: papel fundamental
  en la determinación de posibilidades, orden y estructuras
Tecnología dada o seleccionada por Tecnología inicialmente fluida, que luego tiende a asentarse
motivos económicos  
Basada en la física del siglo 19 (equilibrio, Basada en la biología (estructuras, patrones,
estabilidad, dinámica determinística) auto-organización, ciclo de vida)
El tiempo no es tomado en cuenta (Debreu) El tiempo es central (estructuras, patrones,
o es tratado superficialmente (crecimiento) auto-organización, ciclo de vida)
Se ocupa muy poco de la edad Los individuos pueden envejecer
Enfasis en cantidades, precios y equilibrio Enfasis en estructura, patrón y función (de la ubicación,
  tecnología, instituciones y posibilidades)
Los elementos son las cantidades y los precios Los elementos son patrones y posibilidades; estructuras
  compatibles llevan a cabo algunas funciones en cada
  sociedad (cf. antropología)
Lenguaje: matemática del siglo 19, teoría de Lenguaje más cualitativo; teoría de los juegos reconocida por
los juegos y topología de puntos fijos sus usos cualitativos; otro tipo de matemática cualitativa
  también es útil
El cambio generacional no se observa El cambio generacional es central; cambia la composición de los
  miembros de la economía y la estructura es tarea de la población;
  las generaciones transmiten sus experiencias
Alto uso de índices; individuos idénticos Énfasis en individualidad; la gente es diferente; relación entre el
  individuo y los agregados en ambas direcciones; índices de
  bienestar diferentes y usados como medida muy general;
  lapso de vida del individuo como medida
Si no hubiera externalidades y todos tuvieran Las externalidades y las diferencias son la fuerza motriz; no
las mismas habilidades, se alcanzaría el Nirvana hay un Nirvana; el sistema está constantemente en desarrollo
No hay dinámica real en el sentido de que La economía está constantemente al filo del tiempo; corre hacia
todo está en equilibrio (cf. pelota pendiendo adelante, con estructuras en continua fusión, decaimiento,
de un hilo en movimiento circular); no hay cambio. Esto se debe a externalidades que llevan a compor-
cambio real, sólo suspensión dinámica tamientos dinámicos irregulares, rendimientos crecientes,
  costos de transacción; exclusiones estructurales
La mayoría de las preguntas no tienen Las preguntas siguen siendo difíciles de responder; pero
respuesta; sistema unificado incompatible los supuestos están claramente enunciados
Ve al sujeto como estructuralmente simple Ve al sujeto como inherentemente complejo
Economía como una física blanda Economía como una ciencia de la complejidad
‘Hipótesis testeable’ (Samuelson) supone Los modelos son ajustados a los datos; un ajuste es un
que existen leyes ajuste; no hay leyes realmente posibles; las leyes cambian
El intercambio y los recursos mueven la economía Las externalidades, las diferencias, los principios de
  ordenamiento, la computabilidad, la mente, la familia,
  el ciclo de vida potencial y los rendimientos crecientes
  mueven las instituciones, la sociedad y la economía

 Fuente: traducción en base a la Tabla 1.1, en Colander (2000b:6-7)

El papel fundamental reconocido a las Instituciones es también esencial para la Responsabilidad Social Corporativa.

EBC y transformación social

La cuarta revolución industrial, que es en realidad la suma de catorce áreas de innovación entre las que destaca la Inteligencia artificial y el Big Data, ha cambiado las viejas formas de producir (con qué producimos) sin cambiar el qué ni el para quién. Provocando el incremento exorbitado de la desigualdad social, la contaminación e irracional acumulación de basuras, y un cambio climático provocado por esta actividad productiva que pone en peligro la continuidad de la vida de muchas especies, incluida la humana. Nos encontramos ante el inicio de un nuevo periodo histórico.

Tenemos la urgente necesidad de encontrar soluciones concretas a este cúmulo de necesidades. Y aquí aparece la propuesta de la Economía del Bien Común. De abajo hacia arriba; participativa socialmente y abierta a co-crear soluciones vinculadas a las necesidades de los territorios; basada en valores éticos de dignidad, igualdad, solidaridad, sostenibilidad medioambiental, democracia y transparencia; creando lazos colaborativos y redes sostenibles para la actividad productiva en comunidad. Es decir, creando las condiciones para que surja la EMERGENCIA necesaria en este tiempo para el sistema complejo que es la especie humana. Y esta emergencia alumbrará, sin lugar a dudas, la ciudadanía universal y los derechos jurídicos de nuestra Madre Tierra, Gaia.

Ya existen numerosas experiencias de formas básicas de economía postcapitalista. La vigorosa economía social y solidaria representa en torno al 11% de la economía total en España. Las más de 5.000 monedas sociales existentes tienen comunidades más o menos numerosas de personas que pugnan por vivir de otra forma con otros valores. Existen bancos éticos y un largo etc. La cuestión es si la suma de todas estas experiencias tiene la fuerza para desarrollarse e imponerse. Todo cambio implica una resistencia al mismo de los beneficiarios del status quo, que intentaran desviar las soluciones hacia sus propios intereses. La bifurcación en los sistemas complejos. Ya lo advertía Maquiavelo en El Principe “No hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de administrar que la elaboración de un nuevo orden.”

Hasta ahora nos han creado las reglas del juego globalizando lo económico y encorsetando la democracia y justicia social en los límites de los Estados-naciones, paralizando la necesaria transformación que viene pugnando desde finales de la década de los sesenta del S. XX. Creemos nuestras propias reglas de juego globalizando lo social y político en un nuevo internacionalismo enfocado al Bien Común de la Humanidad, y vinculemos lo económico a las necesidades sociales de la sociedad que vive sobre un territorio. La geometría fractal de Mandelbrot con las tres dimensiones económica-social-política de abajo hacia arriba, con la necesaria distribución competencial hasta la creación de un Gobierno Mundial con poder de regular las transacciones financieras, luchar eficazmente con el cambio climático, e instaurar el Estado Social de Derecho en el mundo.

Esta transformación social se dará en la forma y en la dirección adecuada para el futuro de la Humanidad si trabajamos simultáneamente en las cuatro dimensiones necesarias: 1) Denuncia basada en el conocimiento de la injusticia social y la inviabilidad de seguir como estamos; 2) Movilización e indignación social; 3) Elaboración de alternativas para producir, distribuir y consumir dentro de una Economía por y para la Vida, la Economía del Bien Común; y 4) La elaboración de leyes y nuevas Constituciones que consoliden jurídicamente el nuevo sistema social emergente con los nuevos valores, motivaciones y objetivos para las personas, organizaciones, empresas y Gobiernos.

Disponemos del conocimiento necesario, desarrollemos la confianza en nosotros mismos y en la Humanidad. Con consciencia y voluntad de hacer el Poder es nuestro.

Notas:

i Edgar Morin La epistemología de la complejidad https://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/electivas/102_infanto_juvenil/material/complejidad_morin.pdf

ii Alejandro Nadal. Mandelbrot, fractales y crisis financieras. La Jornada 20/10/2010 http://www.jornada.unam.mx/2010/10/20/index.php?section=opinion&article=030a1eco

iii Santa Fe Institute. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Fe_Institute

iv Eugenia Perona. Ciencias de la complejidad ¿La economía del S. XXI?. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina. http://www.eco.unc.edu.ar/files/DeptoEconomiayFinanzas/SerieDocumdeTrab/DocN%C2%BA22.pdf

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