Brasil / 10 de marzo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Prensa Latina
En sus escritos, no obstante, Bolsonaro no menciona importantes datos relativos al escenario de la educación en el país, principalmente cuando se tiene en cuenta la cantidad de estudiantes.
La publicación reconoce que se invierte más que otras naciones, aunque se debe aclarar que Brasil pasó por períodos de contracción del PIB en el período entre 2015 y 2016.
Argentina, Chile, Colombia y México invierten, respectivamente, el 4,9, cuatro, 4,2 y el 4,6 por ciento de sus presupuestos anuales en educación. Brasil emplea cerca del cinco.
Cuando se tiene en cuenta, sin embargo, el número de alumnos -es decir, la cantidad de inversión para cada estudiante-, precisa el portal, ‘el escenario brasileño es uno de los peores, estando por debajo de las naciones citadas’.
Brasil, que tiene más de 40 millones de matriculados en la Educación Básica, invierte 5,6 mil dólares anuales para cada alumno, según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Respecto a la media de la OCDE es de nueve mil 700 dólares. Portugal invierte siete mil 5000 y Estados Unidos casi el triple de Brasil: 15 mil dólares.
En el estudio de la OCDE, solo seis países se sitúan detrás de Brasil en ese indicador. La última posición es de Indonesia, que aplica mil 600 dólares en cada alumno.
Brasil de Fato denuncia que desde el golpe que destituyó a Dilma Rousseff de la presidencia, una serie de medidas, que contribuyen a la precarización de la enseñanza pública, se adoptan en los últimos años.
La Enmienda Constitucional del Techo de Gastos, por ejemplo, aprobada en diciembre de 2016, congela el aumento de inversiones públicas por dos décadas. Con el aumento de la demanda por servicios públicos, como educación, la medida generará deficiencias en la cobertura presupuestaria de esas áreas.
El equipo económico de Bolsonaro rechaza abandonar la política de limitaciones. La alternativa que elabora, por otro lado, es justamente la de retirar de la Constitución un nivel mínimo de inversiones en la educación en relación con el PIB.
El ministro de Educación, Ricardo Vélez Rodríguez, ya acumula diversas críticas cuando decide expresar su forma de pensar.
La última de ellas fue el pedido para que las escuelas filmen a alumnos cantando el himno nacional. La orientación causó duras críticas entre entidades docentes y el titular acabó reconociendo el equívoco.
En una entrevista, Vélez Rodríguez afirmó en enero que ‘la idea de universidad para todos no existe’.
De acuerdo con el funcionario, instituciones de enseñanza en ese nivel deben quedar restringidas para una ‘élite intelectual’, que no sería exactamente lo mismo que una económica.