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Vitrina Venezuela: Transformar la educación para el siglo XXI

Por: Benjamín Tripier

El gobierno debería invertir en un año más de estudio, ya sea a los bachilleres en curso o inclusive los que se graduaron en años anteriores, generando un quinto año repetido donde se valorice todo lo que se estudió hasta esa etapa.

El objetivo es para ayudar a los estudiantes en su primer año de universidad. Hay que hacer énfasis en las matemáticas y asegurar que los alumnos en ciclo básico sepan leer y escribir funcionalmente. Asimismo, los profesores también deben ser evaluados para desarrollar un sistema de educación sólido y estable, para acabar con el analfabetismo funcional. 

Hay que crear un sistema de rescate que tome a los últimos estudiantes de la primaria para pasar a la secundaria. Entre los siete y ocho años de edad, es la etapa prioritaria en la vida de los niños, ahí es primordial para enseñarles los conocimientos básicos.

En la etapa de blindaje se deberá cortar las graduaciones automáticas y ofrecer una especie de delay time de dos años para que se alcance un nivel competitivo, así requiera la repetición de un año. Los planteles privados tendrán menos problemas que los públicos, pero hay que reforzar las actividades del maestro público con entrenamientos y actualizaciones. Lo que esté bueno se queda, lo que no, será sustituido.

Como ya hemos hablado, hay que volver a las escuelas técnicas y agregar un año adicional. Se aplicarán filtros positivos (no para que se pierda, sino para que se gane), diseñando un sistema que favorezca a las escuelas técnicas para instruir a los estudiantes.  De esta forma, también se trabajaría en la selección de carreras para las necesidades del mercado venezolano.

El objetivo es que, una vez que se gradúen, los alumnos puedan tener trabajo inmediato en distintas empresas. Estudiar lo que puede y lo que hace falta en el país, le agregará valor. Por lo que el Estado presentará la lista de las carreras más urgentes y, para ellas, establecerá ayudas y financiamientos.

También tendrá que traer a profesores de alto nivel para que formen a nuestros jóvenes. Asimismo, habrá que fortalecer la realización de los exámenes de ingreso en las universidades para ofrecer nuevamente calidad, logrando que los índices se incrementen y que nuestras universidades aumenten de categoría.

Todas las universidades tendrán el mismo criterio y se intentará igualar el sistema público de educación universitaria con el privado. Hay que vender incentivos y volver al utilitarismo. Al estar en una etapa inicial en la reconstrucción del país, desde una base de un deterioro muy grande, el país no puede darse el lujo de tener excedentes en ciertas carreras y faltantes en otras.

El modelo de desarrollo del país que nos hace falta, define con bastante claridad las áreas y los criterios para la formación de profesionales en esta etapa; tener exceso de comunicadores sociales, abogados y administradores, mientras hay faltantes necesarios en ingeniería, tecnología, física y matemáticas, le quitará eficiencia al gasto y al proceso de reconstrucción de conocimiento.

Restaurar la calidad y eficacia de las carreras técnicas y de lo que pudiera llamarse “artes y oficios”. Deberemos contar con la base de habilidades, conocimientos y experiencia a la medida de una etapa crítica en la recuperación económica, social y ética del país. Ya después de la reconstrucción, podremos darnos el lujo de flexibilizar la matriz de necesidades vs disponibilidad de conocimiento.

Nuestro nuevo sistema debe apoyarse en las potencialidades de desarrollo personal, a partir de la infancia, de forma tal que ya en tercer o cuarto grado de primaria, se pueda definir la orientación humanista o científica, y la orientación hacia lo técnico o lo profesional.

De forma tal que, cuando se inicia la etapa del colegio secundario, ya haya una claridad del tipo de carrera que resulta más favorable al perfil individual, pero siempre cumpliendo con la matriz de necesidades del proceso de reconstrucción nacional.

Si bien alguien podría decidir tomar una carrera diferente al de las capacidades que se identificaron, el abandono de esa línea, debería tener un costo elevado para quien toma esa elección, pues de alguna manera, se tratará de una apuesta que no necesariamente llevará a la eficiencia armónica del desarrollo nacional.

Ya después de la reconstrucción, podremos darnos el lujo de adaptar la mencionada matriz de necesidades.  La duración de los ciclos primarios, secundarios y universitarios también debería flexibilizarse para asegurar que cada persona cumpla con los requisitos para poder entrar a la etapa siguiente; a la cual no se podrá entrar hasta que los cumpla.

La estructura de los periodos de clase y la composición de los pensum también debería revisarse a la luz de sistemas como el japonés o el finés, que han probado ser exitosos a la vez que innovadores y disruptivos.

La alimentación también es un punto importante. Se deberán desarrollar proyectos nutricionales para que los jóvenes estudiantes mantengan una dieta balanceada que ayude en su crecimiento; por lo que incorporar estrategias alimentarias para recuperar los niveles proteínicos permitirá avanzar en la evolución de cada persona con proteínas y ejercicio. Los institutos privados tendrán que pasar por los mismos filtros.

En una etapa inicial habrá que aplicar una encuesta con perfil de examen a una muestra representativa a nivel nacional, de maestros, profesores y alumnos de todos los niveles, de forma tal de contar con un perfil de disponibilidad realista del recurso humano, en formación, del que se dispone.

A partir de esta información, habrá que rediseñar los pensum y el tipo de prueba al que deben ser sometidos. Debe quedar claro que habrá que manejar los conceptos de autoestima, diversidad y resistencia, con un criterio más de ayuda y contribución al desarrollo personal, que de premio – castigo. El estudiante podrá repetir los ciclos las veces que lo necesite y hasta podrá reajustar su perfil en función a las nuevas experiencias que va viviendo.

El resultado final siempre debe ser que, para cada nivel y cada categoría, cada estudiante cuente con un mínimo de conocimiento que lo haga un profesional confiable, que aporte valor a una sociedad mal acostumbrada a que con “tener el título ya es suficiente para ejercer”, así no tuviera la capacidad requerida.

https://www.elnacional.com/opinion/vitrina-venezuela-transformar-la-educacion-para-el-siglo-xxi-3/

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Libro (PDF): Experiencias y metodologías participativas en diálogo. Saberes, actores y territorios

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital.

Este libro incluye trabajos en los que se sistematizan, reconstruyen y analizan diversas experiencias participativas que plantean diferentes formas de interpelación a la sociedad. Los capítulos recuperan escenarios en los que la investigación, o la extensión universitaria, se plasmó en acciones de intercambio, colaboración, diálogo crítico y coproducción de saberes con distintos actores del territorio. Esto no sólo supone un despliegue de diversos modos posibles de concebir e implementar la Investigación Acción Participativa (IAP) sino también resignificaciones, cuestionamientos y posicionamientos en torno a las prácticas académicas dominantes en las universidades de la región. Los alcances de los trabajos reúnen sistematizaciones, formas de seguimiento, de aprendizaje y auto reflexividad de actores sociales. Y, desde estos alcances, los aportes incluyen una mirada hacia la metodología como elemento esencial de la teoría reduciendo la separación entre teoría y método. De la Introducción.

Autoría: Mercedes Oraisón. Eryka Y. Torrejón Cardona. Pablo Paño Yáñez. Mauricio Giraldo. Adriana Goñi Mazzitelli. Romina Rébola. [Coordinadoras y Coordinadores]
Glória Cecília dos Santos Figueiredo. Thaís Troncon Rosa. Gilson Jesus Vieira. Flora Menezes Tavares. Matheus Caldas Tanajura. Atailon da Silva Matos Silva. Lucas Ribeiro Sousa. Laura González Foutel. Cyntia Nuñez. Yanina Alegre. Nilda Maidana. Mártires Morilla. José Navarro. Pablo Costamagna. Harold Espinel Navas. Mauricio Menardi. María Emilia Vidal. Fabio Barbero. José Barbero. Fernando Gastaldi. Gonzalo Aira. Verónica Giussani. Romina Neiff. Ariel Claudio Bauducco. Jorgelina Giussani. María de Lourdes Vaudagna. Cecilia Giovanoni. Lucia Segalerba. Camilo Zino. Gabriel Rodríguez Medina. Gladys Rodríguez. Ricardo Rodríguez Mazzani. Marcela Caporale. Marian Bazet. Ricardo Cetrulo. Natalia Bisio. Ximena Lagos. Juan Mario Ferrer Pamparato. Ana Clara Bouzas Capdevielle. Mauricio Venegas Borde. Alejandro Noboa. Marisabina Minteguiaga. Estefani Silva. Christian Camilo Díaz-Barrios. Isabel Bueno García-Reyes. Lizbeth Georgina Sánchez. Paulina Garrido Bonilla. Adriana Goñi Mazzitelli. Mercedes Oraisón. Eryka Y. Torrejón Cardona. Romina Rébola. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. EUDENE. PRAXIS.

Año de publicación: 2023

País (es): Argentina.

ISBN: 978-987-813-576-2

Idioma: Español

Descarga: Experiencias y metodologías participativas en diálogo. Saberes, actores y territorios

Fuente e Imagen: https://libreria.clacso.org/publicacion.php?p=2996&c=5

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Cuba: Educación Superior realiza reajustes para retomar calendario habitual

América Central/Cuba/01-12-2023/Autoría y Fuente: www.cubadebate.cu

Luego de profundos análisis de un grupo de trabajo creado al efecto y tras consulta con los organismos empleadores y directivos de las universidades se ha elaborado el calendario para los futuros cursos académicos, el 2024 y el 2024-2025, explicó Deysi Fraga Cedré, directora general de Pregrado del Ministerio de Educación Superior (MES).

En conferencia de prensa, puntualizó que es imprescindible retomar el calendario habitual, el cual tuvo que ser variado por la pandemia de la COVID-19, “y lo vamos a hacer garantizando la calidad del proceso docente educativo, en todos los niveles de enseñanza”.

El curso 2024 iniciará el 15 de febrero y concluirá el 27 de septiembre y contará con 30 semanas lectivas, además se respetarán las vacaciones de verano y el receso docente de la Semana de la Victoria de Girón. “En ese período académico participarán los estudiantes continuantes, así como aquellos que realizaron en octubre último las pruebas de ingreso para la Educación Superior”, destacó.

Fraga Cedré expresó que los cursos habituales tienen entre 42 y 45 semanas lectivas, por lo tanto, la afectación en tiempo no es alta, además hacia dentro las universidades pueden hacer adaptaciones, como pasar asignaturas para el curso siguiente, mientras los que culminan estudios podrán alargar su tiempo hasta diciembre de ser necesario.

Por su parte el siguiente curso escolar 2024-2025 tendrá un calendario académico de 42 semanas lectivas para los estudiantes de 1er. año y 38 para los continuantes, respetando también las habituales semanas de receso docente y vacaciones de verano.

En este sentido, precisó que el curso inicia para 1er. año el 16 septiembre (son los estudiantes que realizarán sus pruebas de ingreso en el próximo mes de mayo) y los continuantes comenzarán el 14 de octubre.

“Cada universidad, en función de la fecha de inicio y de fin de curso, organiza el proceso docente en correspondencia con sus particularidades y atendiendo a las carreras y técnicos superiores que desarrollan; y para lo cual se han emitido un grupo de recomendaciones generales desde el MES para la organización del proceso docente educativo en aras de garantizar la calidad y pertinencia del proceso de formación de los futuros profesionales”, puntualizó.

Fuente e Imagen: http://www.cubadebate.cu/noticias/2023/11/23/educacion-superior-realiza-reajustes-para-retomar-calendario-habitual/

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¿Quién teme a la calculadora? Su uso divide a parte del profesorado de Matemáticas

Por: 

Hace unas semanas, Castilla-La Mancha anunciaba la prohibición del uso de ciertas calculadoras en la prueba de acceso a la universidad: gráficas y de cálculo simbólico. Era la última comunidad autónoma que las permitía en todo el Estado. Desde la Federación Española de Profesores de Matemáticas insisten en la necesidad de permitirlas, así como de renovar la EBAU para que sea más competencial.

Cada cierto tiempo vuelve a saltar a la palestra la discusión sobre si ciertas calculadoras pueden y deben utilizarse en las clases y, sobre todo, en los exámenes de Matemáticas en los cursos superiores. En el horizonte, como siempre, la prueba de acceso a la universidad, la EBAU. Su ejemplo empuja buena parte de las prácticas que se producen a lo largo de la secundaria, obligatoria y postobligatoria.

Hasta ahora, todas las autonomías prohibían el uso de determinadas calculadoras en la EBAU, como las gráficas o las que permiten el cálculo simbólico, salvo Castilla-La Mancha. Desde hace ya meses, como confirman diferentes fuentes, se sabía que esta galia acabaría cediendo y, finalmente, lo hizo hace unas semanas, según fuentes de la FESPM (Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas). Es complicado saber dónde, cómo y con qué criterios se toma la decisión de aceptar o no el uso de estos dispositivos en esta prueba.

Lluis Bonet es docente secundaria en Alicante. Trabajó hace algún tiempo en las propuestas para la modificación del modelo de prueba de acceso a la universidad de tal manera que se acercara al competencial propuesto por la Lomloe. Él lo tiene claro, las cosas deben cambiar en esta prueba, de arriba abajo, para que la calculadora tenga cabida.

Desde su punto de vista es una herramienta, como lo es también GeoGebra, y el alumnado debe aprender a utilizarla correctamente. Más allá de eso, es firme defensor de que se utilice incluso en exámenes como la EBAU, puesto que, cree, lo importante es que el alumnado tenga el conocimiento. La calculadora solo debería ser un instrumento para hacer cálculos complejos de manera rápida y sencilla.

“El problema está cuando sustituyen la labor del alumno”, sostiene, por contra, José Rodolfo Das. A este docente de Matemáticas en Valencia, le preocupa más que lo que pase en la EBAU, lo que pasa en las clases previas, a lo largo del bachillerato. Para él, “hay centros y profesores que le dan a la calculadora protagonismo en sí misma”, cuando solo deberían estar para la “realización de tareas rutinarias para centrarnos en el procedimiento”.

Desde la Federación Española de Profesores de Matemáticas elaboraron, ya hace un lustro, un informe sobre el uso de estos dispositivos en el bachillerato y la EBAU, así como un breve análisis de la situación en otros países más o menos cercanos.

Razones para una restricción anunciada

Este es el quid de la cuestión, parece, para la prohibición del uso de ciertas calculadoras en la prueba de acceso a la universidad. Para Das es una buena noticia que se haya igualado la normativa, al menos en parte, en todas las comunidades autónomas, en referencia a la prohibición del uso de ciertos dispositivos en la EBAU.

Hasta fechas recientes, Castilla-La Mancha era la única comunidad autónoma que permitía cualquier tipo de calculadora en las pruebas de acceso a la universidad, entre ellas, las gráficas y las que pueden realizar cálculo simbólico, es decir, las que pueden trabajar con incógnitas, no solo con números. Estas, al igual que las programables (en las que es posible introducir documentos de texto) “darían una ventaja enorme”, asegura Das.

Para Serapio García, profesor jubilado de Matemáticas de aquella comunidad y en su día presidente de la Asociación de profesores de matemáticas castellano-manchegos, la situación se ha debido a presiones de otros departamentos diferentes a los de matemáticas y han tenido que ver con la posibilidad de que en las calculadoras gráficas y de cálculo simbólico el estudiantado pueda meter chuletas para copiar en las pruebas. “Pero las calculadoras se pueden poner en modo examen”, sostiene.

Además de este motivo está el de la homologación de las pruebas de esta comunidad con el resto del país, en donde, a pesar de haber diferencias, tampoco están permitidas las calculadoras gráficas ni de cálculo simbólico. Explica García que en territorios como Andalucía, Cantabria, Galicia, Comunidad valenciana, Cataluña, Baleares o Canarias se permiten calculadoras científicas de última generación (que permiten realizar derivadas, ecuaciones y matrices), mientras que, por ejemplo en Madrid, tan solo pueden usarse las científicas más básicas.

Más allá de que Das no esté de acuerdo con el uso de este tipo de herramientas en los exámenes, es de la opinión de que no son esencialmente necesarias en las matemáticas de secundaria o bachillerato. “De hecho, no suelo utilizarla”, asegura. Dice que con la manera en la que él explica su materia, no hace necesario su uso, y que, además, se ha encontrado con que el alumnado “es muy inseguro a la hora de hacer cuentas”.

Saber pensar, para este docente, es la parte importante, no tanto el uso de la herramientas. Coinciden con él todos los profesores consultados, pero con matices. Para Bonet es importante que se usen calculadoras. Más allá de que en la Ley se hable de la necesidad de que el alumnado sea capaz de usar nuevas tecnologías en esta asignatura, este docente señala que la prohibición de las calculadoras en la EBAU responde a “que el profesor tenga la excusa de no hacer uso de esas herramientas en el aula, como herramientas didácticas”.

Para Bonet, las calculadoras sirven para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y tienen un impacto positivo en el alumnado hacia la materia. Para él, las calculadoras, como GeoGebra, sirven para que el alumnado “aprenda más y mejor y comprenda los conceptos matemáticos muchas veces abstractos y complejos”.

A esto se suma que tanto Bonet como García señalan que el currículo de bachillerato incluye, entre los aprendizajes necesarios, el de las tecnologías y la competencia digital, donde encajan perfectamente el uso de las calculadoras (así como su evaluación en la EBAU).

De hecho, García hace hincapié en que la prueba de acceso a la universidad se llama Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad, señalando que, efectivamente, las pruebas deben tener como referente el currículo de esa etapa postobligatoria, pero secundaria.

Pensamiento crítico

Estos dispositivos pueden empujar hacia una nueva manera de enseñar las matemáticas y de evaluarlas, para que no sean solo vistas como “la ejecución de algoritmos, de ejercicios repetitivos, la memorización”, afirma Bonet, quien aclara que “no digo que no haya que trabajar estos aspectos, que lo hacemos”.

José Rodrigo Das insiste en que las prohibiciones de ciertos utensilios tienen más que ver con lenguaje algebraico que con el numérico. “Que yo no haga una cuenta, no es un problema”, sí lo es cuando se trata de una derivada, por ejemplo: “Yo examino al chaval de si sabe hacerla o no”. Es verdad, asume, que este tipo de cálculos puede hacerlos un ordenador, “pero se pretende que el alumno sea crítico y sepa hacerlo”.

Y para Das, el problema de la calculadora es “la actitud acrítica al resultado” que tiene el alumnado. “Si la calculadora dice una cosa, será esa cosa”. De esta manera, si se permitiese, a su entender, el uso de las calculadoras de cálculo simbólico “sería un destrozo: lo copio, aunque no entiendo nada”, sostiene. Por eso le parece bien la igualación de todas las pruebas de acceso.

Das se muestra muy crítico con la legislación vigente (“estamos en una época de engaño al alumno”, dice) puesto que es cada vez más laxa en cuanto a la evaluación. “No se exige que el alumno sepa multiplicar, sino que sea capaz de establecer una estrategia para resolver problemas”, asegura y lo ejemplifica: “Si tienes 15 caramelos para 3 personas deberías ser capaz de hacer la división. Pero se puntuaría bien que se repartieran los caramelos uno a uno para, al final, ver cuántos les tocan a cada uno”.

Lluis Bonet entiende que para mejorar la didáctica de la materia, además de usar dispositivos, hay que generar situaciones “más realistas”, que obliguen al alumnado “a reflexionar, investigar, a ver si el problema puedo trocearlo, intentar interpretar y comprobar los resultados, analizarlos, ser crítico, dar una respuesta argumentada, reflexionada… todo eso forma parte de las matemáticas”.

“Esto requiere un esfuerzo por parte del profesorado”, afirma, también para las personas que hacen las pruebas de acceso a la universidad. “Y no sé si realmente, se quiere realizar ese esfuerzo”, asegura. En opinión de este docente, decisiones como la que se ha tomado en Castilla-La Macha suponen un problema a la innovación educativa que se realiza en muchas clases de matemáticas que hablan de un “inmovilismo total”.

Según cuenta Serapio García “la calculadora es máquina tonta, no sabe qué hacer, tienes que decírselo tú y esto enseña”. Para ello hay que hacer un análisis de las operaciones que deben realizarse, en qué orden hay que realizarlas y, finalmente, llevar a cabo una evaluación del resultado obtenido.

Eso sí, en su opinión, “en manos de un profesor experimentado y con una finalidad clara, (la calculadora) hace que el aprendizaje sea significativo”.

Las diferencias, finalmente, parecen irreconciliables, a pesar de que que quienes sostienen los pros y los contras del uso de las calculadoras coinciden en la necesidad de que el alumnado aprenda a ser crítico y venza las dificultades del pensamiento más abstracto al que debe empezar a enfrentarse ya desde los primeros años de la secundaria obligatoria.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2023/11/28/quien-teme-a-la-calculadora-su-uso-divide-a-parte-del-profesorado-de-matematicas/

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China: Universidades de Beijing inician construcción de campus en Nueva Área de Xiong’an

Asia/China/01-12-2023/Autoría y Fuente: spanish.xinhuanet.com

Un primer grupo de universidades con sede en Beijing dieron inicio hoy martes a la construcción de sus respectivos campus en la Nueva Área de Xiong’an, en la vecina provincia de Hebei.

Las cuatro universidades, a saber, la Universidad Jiaotong de Beijing, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing, la Universidad Forestal de Beijing y la Universidad de Geociencias de China (Beijing), dependen directamente del Ministerio de Educación.

Se espera que los campus de Xiong’an contribuyan al papel de la Nueva Área de Xiong’an como próspero centro de innovación y emprendimiento en la nueva era.

China anunció en abril de 2017 un plan para establecer la Nueva Área de Xiong’an, situada a unos 100 kilómetros de Beijing.

La nueva área se ha concebido como un importante receptor de funciones que Beijing dejará de cumplir al no ser esenciales para su papel como capital nacional y como un laboratorio para explorar un nuevo modelo de desarrollo de zonas densamente pobladas.

Fuente: https://spanish.xinhuanet.com/20231128/4aa3c81017a64a35811f1fe6a05f84b7/c.html

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Ecuador: El 19 de septiembre Senescyt arranca las pruebas de ingreso a universidades públicas

América del Sur/Ecuador/15-09-2023/Fuente y Autoría: www.lahora.com.ec

Las pruebas de ingreso a la universidad la rinden quienes se hayan inscrito entre el 31 de julio y el 4 de agosto de 2023

El 19 de septiembre de 2023 se realizarán las pruebas de ingreso a las universidades e institutos públicos con proceso asistido, así lo informó la La Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).

Las pruebas de ingreso a la universidad la rinden quienes se hayan inscrito entre el 31 de julio y el 4 de agosto de 2023.

La evaluación se realizará en tres sesiones: de 08:00 a 10:00, de 11:00 a 13:00 y de 14:00 a 16:00.

Desde el 11 de septiembre de 2023, en la web de la Senescyt se habilitará una opción para saber dónde se rinde la evaluación.

Para los aspirantes que  solicitaron dar la prueba en su domicilio, podrán revisar la web los horarios.

DATO:

La prueba tiene 160 preguntas sobre: numérica verbal, racionamiento lógico, atención y concentración.

DATO:

Si por algún motivo justificado o de fuerza mayor el aspirante no puede rendir su evaluación, habrá una opción para la reprogramación de la prueba.

Fuente e Imagen: https://www.lahora.com.ec/pais/universidad-examen-ingreso-senescyt/

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El normalismo rural en México: El rio revuelto de las discordias

Publicado en educacionfutura.org

Alejandro Moreno Lozano

Desde su nacimiento, Las normales rurales se han caracterizado por ser instituciones escolares que preparaban a profesores que enseñarían la lectura y la escritura, matemáticas, comportamiento social adecuado para la época en los lugares de mayor consentración poblacional. Está lógica se rompe con el fín del régimen de Porfírio Díaz en 1911, Para adquirir un sesgo mas rural.

En los años posteriores a la Revolución, la educación rural fue una preocupación constante para los nuevos grupos gobernantes, no sólo porque México era un país predominantemente rural, sino porque una cantidad significativa de los habitantes apenas se imaginaban parte de una entidad política llamada México. Como es el caso de toda nación, el Sistema Educativo Mexicano de ese tiempo, estaba íntimamente ligado a la necesidad de forjar patria. Así mismo, el origen agrario de la Revolución Mexicana exigía una reforma íntegra y las escuelas rurales serían instrumentos fundamentales dentro de este proceso. Los profesores mismos debían ser líderes en las comunidades y sus lecciones harían posible la transformación que el nuevo Estado decía llevar a cabo. De esta forma los profesores serían el vínculo concreto entre los ideales abstractos del nuevo proyecto nacional y los beneficios materiales, como el acceso a la tierra.

La orientación socialista que tuvo en la década de los treinta la educación, permaneció con fuerza en el Sistema Educativo Mexicano. Aunque su significado era siempre ambiguo, mientras que para unos esta orientación significaba socializar los medios de producción, para otros representaba simplemente una lucha contra el alcoholismo, la superstición y el “fanatismo religioso”. Con su “socialismo a la mexicana”, el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) desde su campaña presidencial había delimitado el perfil del maestro de la educación socialista: se concibe al maestro como revolucionario, líder social, consejero, orientador, que no solo se aboca a enseñar a leer y a escribir, sino muestra también la manera de convivir mejor, de crear una existencia más humana y justa.

Aunque en la práctica la educación socialista fue siempre problemática, su apoyo por parte del Estado abrió un importante espacio para la transformación social. José Santos Valdés, profesor, inspector de normales rurales y pedagogo, se mostró inicialmente escéptico a la educación socialista. Al parecer sabía que era una contradicción introducir una educación socialista en un país de propiedad privada. Sin embargo, en la contradicción se vislumbraba una amplia oportunidad para la creación de la necesaria conciencia de clase en las niñas, niños y jóvenes de esa época, quienes serían los propiciadores del cambio revolucionario. Así lo comprendió la burguesía y de allí su ruda oposición. Ciertamente, la oposición se hizo sentir de forma virulenta. Auspiciados por hacendados y por la Iglesia, los Cristeros se dedicaron a quemar escuelas, a asesinar y desorejar maestros, y a violar maestras .

Cuando el Estado logró derrotar a este movimiento religioso, los grandes terratenientes siguieron activos en la persecución de profesores y el clero no desdeñaba oportunidad para hablar mal de ellos. Ser maestro significaba enfrentar no sólo el aislamiento y las dificultades de habitar tierras lejanas, sino exponerse a la violencia de los que defendían el antiguo orden. De allí la imagen del maestro que cargaba el libro en un brazo y el rifle en el otro, un heroísmo celebrado tanto en círculos populares como en oficiales, y que muestra el papel tan importante que ocupa el maestro rural en la historia contemporánea.

Forjar patria era una de las primeras preocupaciones de los arquitectos del Sistema Educativo Mexicano. Moisés Sáenz, subsecretario de Educación de 1924 a 1933, afirmó que los dos propósitos trascendentales de la educación rural fue la incorporación de [la] gran masa indígena a la familia mexicana; [y] la formación del espíritu rural. Sin considerar el conocimiento que la población rural había acumulado tras siglos de vivir de la tierra (o simplemente caracterizándose como retrógrada), el gobierno revolucionario se propuso instruir a las comunidades en los mejores métodos para cultivar la tierra.

Pero este esquema pronto dio lugar a varias contradicciones. Por un lado, la efervescencia del nuevo orden revolucionario creó un ambiente propicio para la experimentación con las más recientes teorías pedagógicas. La filosofía de John Dewey, por ejemplo, tuvo especial resonancia en México. Moisés Sáenz, que estudió con él en la Universidad de Columbia, se dedicó a propagar sus ideas. En 1923 la SEP decretó que todas las escuelas debían ser “escuelas de acción” conforme a la filosofía expuesta por Dewey, en la que el niño aprende haciendo. En ningún lugar parecía encajar mejor esta teoría que en la escuela rural, donde el mismo campo abierto sería el salón de clase. La naturaleza proveería la base para construir una nueva realidad. Dewey mismo, quien en 1926 impartió una serie de conferencias en México, resaltó las posibilidades que daba el momento en que se encontraba México. “Creo ocioso decir que ustedes, aquí en México –dijo en su primer seminario– están pasando por una época tan crítica que, si su sistema de escuela ha de estar en armonía con lo que exige la vida social, debe perseguir un ideal de creación y transformación social, más bien que la simple reproducción del pasado”.

El énfasis que ponía Dewey en la necesidad de integrar la escuela con la comunidad, era otro elemento natural de las escuelas rurales cuyos maestros serían no sólo educadores, sino líderes sociales. Ningún sistema educativo en el mundo –observaría Dewey–, demuestra mejor el espíritu de íntima unión entre actividades escolares y aquellos de la comunidad .

La escena que se vislumbraba del profesor rural era de un único maestro, en una pequeña escuelita con piso de tierra, sin materiales, con mesitas precarias y con un montón de chiquillos de todas las edades que tiene que organizar por lo menos, enseñarles a leer y escribir. Maestros que muchas veces se quedan a dormir en la propia escuela y que tardan horas para llegar a las cabeceras municipales a cobrar raquíticos salarios.

Fuente e Imagen: https://www.educacionfutura.org/el-normalismo-rural-en-mexico-el-rio-revuelto-de-las-discordias/

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