CentroAmérica/Puerto Rico/18.04.2017/Autor y Fuente: http://www.claridadpuertorico.com/
Al momento de escribir esta nota, ocho de los once recintos del sistema de educación pública del país han amanecido en huelga. El estudiantado de la Universidad de Puerto Rico (UPR), una vez más, ha comprobado que es una fuerza importante de movilización social. Con 4,522 votos a favor de la huelga sistémica, queda claro que urge la defensa de una universidad pública y accesible para todos y todas.
Queda claro, además, que la deuda del país debe auditarse antes de someter a la UPR a un recorte presupuestario de $450 millones que la dejaría inoperante, inexistente, y antes de que los y las puertorriqueños(as) tengan que continuar acatándose a las medidas de austeridad que impone la Junta y el gobierno de turno.
Y es que lo discutido en la Asamblea Nacional de Estudiantes fue sobre la UPR y sobre el país. Así de grande es el estudiantado en lucha. Como dijo Violeta Parra, ¡Que vivan los estudiantes, jardín de las alegrías! Son aves que no se asustan de animal ni policía…
Previo a la Nacional, el Recinto de Río Piedras estuvo en paro por una semana y, a pesar de los distractores mediáticos, del profesor provocador o de la intimidación con la desacreditación federal, muchos estudiantes estuvieron firmes en los portones junto a un sector del profesorado que los apoyó. Como herramientas de lucha, utilizaron arte, cultura, autogestión, solidaridad, compañerismo y educación. Los mismos instrumentos que utilizarán durante la decretada huelga indefinida.
Fueron días intensos de diálogos, discusiones y propuestas, pues se celebraron diversas actividades a través del campus, programadas todas por los diez comités de base que organizan al estudiantado en pie de lucha. ¡Y bien organizados y organizadas que están!
Entre estas actividades destacaron un foro sobre el neoliberalismo, la deuda y PROMESA, un conversatorio sobre la reproducción del machismo en espacios de lucha, otro sobre la relación entre la deuda pública y las finanzas de la UPR, otro sobre los pasos para lograr la auditoría, el cual contó con la participación de profesores y exalumnos expertos en el tema de la deuda pública. Se sumaron a los anteriores, una variedad de discusiones sobre los procesos huelgarios a través de la historia, incluyendo un foro sobre las huelgas del 1960, 1970, 1981 y 2010, el cual se nutrió de la intervención de exalumnos que participaron en esos procesos.
También, hubo espacio para la música en reclamo del posible cierre del Programa de Arte con concentración en Música y de otros siete de las facultades de Humanidades y Educación. En respuesta a ese recorte, el Departamento de Música y sus estudiantes se manifestaron artísticamente durante todo un día y en diferentes puntos del recinto: el coro en la rotonda, Taller de Jazz en Plaza Universitaria, Yupi Jazz Trío y Bomba Brava frente al portón principal, por ejemplo.
Los cineforo se incluyeron en la lista de actividades educativas. Se realizó uno sobre el documental El Antillano de Tito Román, en el cual estuvo presente el profesor Félix Ojeda Reyes. “Aquí la lucha se transforma en educación y se respira solidaridad y justicia social”, expresó Román tras finalizar la presentación. Los colaboradores de CasaTaft169 también se unieron a estudiantes de urbanismo y gestión cultural para exhibir el documental Santurce no se vende frente al portón de la Facultad de Bellas Artes.
El domingo, se llevó a cabo un pasadía con una extensa programación para toda la familia. Se celebraron clases de yoga, torneos deportivos, así como lecturas de cuentos y obras de teatro para la niñez. “La concurrida participación de familias enteras que asistieron al pasadía demuestra que los estudiantes no están solos en su lucha. La inclusión de niños en las diversas actividades que se realizaron es reflejo del compromiso del movimiento estudiantil con las próximas generaciones. Nuestra lucha busca trascender este tiempo y espacio y asegurar una educación pública, accesible y de calidad para quienes en un futuro ocuparán nuestros zapatos”, expresó el Centro de Comunicación Estudiantil, medio que surgió en 2016 ante los recortes presupuestarios que ya venía haciendo el gobierno anterior.
Transcurría todo ese amplio itinerario a la vez que los y las estudiantes del recinto riopedrense, a la par con otros estudiantes de los demás recintos del Sistema UPR, iban finalizando los preparativos de la histórica Asamblea Nacional, a la cual asistieron 11 mil estudiantes movidos por el deseo de decidir sobre el futuro de la educación superior del país.
El Huerto Semilla, por su parte, se ha unido a los movimientos estudiantiles de lucha y resistencia desde el pasado proceso huelgario de 2010. Ahí, en un espacio ocupado entre la Escuela de Arquitectura y la Facultad de Bellas Artes del recinto, conviven estudiantes activos y de la Escuela Superior de la Universidad con egresados y gente de las comunidades aledañas.
Este espacio de autogestión se basa en las posturas de la agroecología, por lo que la justicia social, la armonía con la naturaleza y la conservación del medio ambiente son ley. La iniciativa ha ayudado a los y las estudiantes a llevar el discurso a la práctica. Así esto, el trabajo con la tierra y con la educación alimenticia se va traduciendo en cambios sociales, pues todos los que se acercan al huerto aprenden sobre la importancia de un colectivo, la autogestión, la soberanía alimentaria, la reforma agraria, la participación en los procesos políticos, incluso a cómo irse desprendiendo del patriarcado.
Según la estudiante de nutrición y biología Odette González Santiago, el huerto es “un pulmón durante el paro” porque funciona como un espacio en que los estudiantes van a relajarse del proceso agotador en el que redunda una gesta de lucha.
En ese sentido, uno de los propósitos del huerto es proveer un espacio de “sanación” durante el proceso de resistencia, además, unirse a la lucha “por la Universidad que queremos más allá de la que la Junta de Control Fiscal nos está imponiendo”. Asimismo, realizar un trabajo que trascienda los procesos de lucha dentro del recinto y mostrar que el país puede funcionar como se trabaja dentro del microsistema del Huerto Semilla: propiciando la unidad entre diversos factores sociales.
Fuente:
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