Olvidemos eso de no tener tiempo

Liliana Arroyo

No nos equivocaremos mucho si decimos que al menos la mitad de los que estáis leyendo esto vivís con la sensación permanente de correr  y nunca llegar. Ser (y no estar) estresados es la nueva norma, ir cortos de tiempo y siempre con la lengua fuera es lo que se lleva. Confieso que cada vez que pregunto «¿qué tal, cómo estamos?», me preparo para recibir un «uf, sin tiempo de nada». Admito que yo era de estas, hasta que llegué a la absurdidad del ‘burn-out’. Desde entonces, busco maneras de vivir a buen ritmo, pero lejos de la tiranía del «quiero, pero no llego». No hay recetas mágicas pero, con permiso, lanzo tres ideas.

La vida es como una mochila. Si la medimos a peso y nos obsesionamos con el ‘cuánto’, nos acabará doliendo la espalda. Lo importante no es la cantidad, son con qué la llenamos y cómo. Es interesante revisar nuestro día un par de minutos antes de ir a dormir. Poner en una balanza lo que nos llena, lo que no, así como lo que querríamos cambiar y qué podemos hacer. Eso sí, hacen falta ganas. Ganas de entender que la mochila es de quien la lleva, y por tanto tuyo es el derecho de escoger y llenarla. No dejes que nadie ponga ‘piedras’ que no quieres: ni jefes, ni hijos, ni familia, ni amigos.

Estamos atrapados entre lo que tenemos que hacer, lo que querríamos hacer y lo que terminamos haciendo. Vivir corriendo tras el reloj nos acerca cada día al abismo de la ansiedad, la zanahora que no alcanzamos nunca y la insatisfacción permanente. Desde que lo descubrí, llevo reloj por respeto a la puntualidad y el tempo de los otros, pero en lugar de un reloj de agujas me inspiro en el de arena. Es la metáfora del ‘paso a paso’: cada granito pasa, uno tras otro, y al final todos terminan en el otro lado. La cuestión es centrarse en lo que tengas entre manos ahora y aquí. Y si hay demasiadas cosas llamando a la puerta -o en la bandeja de entrada-, toca hacer una lista y decidir de forma realista qué ponemos, qué dejamos y por dónde empezamos.

LA MEJOR EXCUSA

Decir «no tengo tiempo» es la mejor excusa para no encontrarlo. De forma universal, los días tienen 24 horas. O sea, todos disponemos del mismo tiempo, pero no todo el mundo lo aprovecha por igual. Si realmente queremos hacer una cosa, debemos buscarle el espacio. Así que sustituí el «no tengo tiempo» por: no encuentro (o no busco) el momento de hacerlo. Si no hay espacio, no será tan urgente ni importante. Pero si lo es realmente, toca priorizar, una vez descontadas las obligaciones y las restricciones horarias que cada uno se sabe.

Así, llamando a las cosas por su nombre, llegamos a ideas simples -que no fáciles – para que a partir de mañana o del próximo minuto, olvidemos que “no tenemos tiempo” y llenemos esa mochila del día a día a conciencia y con las cosas necesarias, las obligatorias y las que nos hacen vibrar. Para que la próxima vez que te lo pregunten, puedas sonreír y decir “bien, disfrutando del trayecto”.

Fuente del articulo: http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170523/olvidemos-eso-de-no-tener-tiempo-6013620

Fuente de la imagen: http://estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/8/9/1492790476298.jpg

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Hablar del tiempo, en vez del horario

Por: Jaume Martinez Bonafe 

Cambiar uno por otro como un modo de reconocer que la organización de las complejas tareas de la vida no tienen porqué sucumbir a la lógica horaria de organización del trabajo.

En un reciente encuentro en Bilbao, convocados alrededor de la pregunta ¿Qué educación para qué mundo?, Guadalupe Jover nos propuso una provocadora reflexión: si en vez de decir “no tengo tiempo” pienso y busco estrategias para utilizarlo de un modo distinto, quizá encontraremos oportunidades para vivir de un modo menos estresante el proyecto educativo de la escuela. Al regresar a casa recupero un antiguo texto de Elena Cordoni: “Las mujeres cambian los tiempos”, una propuesta de ley de iniciativa popular en la que se sugiere hablar del tiempo, en vez de horario, como un modo de reconocer que la organización de las complejas tareas de la vida no tienen porqué sucumbir a la lógica horaria de organización del trabajo. En el encuentro de Bilbao hablábamos de sujeto, sujeto -sujetado-, pero sujeto -político-, con voluntad y capacidad para tomar en nuestras manos los destinos de nuestras vidas. Y me pregunto ahora si somos sujetos de nuestro tiempo docente, educativo, o por el contrario nos sujeta un organización horaria que nos limita e impide desarrollar esa capacidad de ser sujeto.

Conozco a maestras y maestros con una enorme capacidad de trabajo y un gran espíritu innovador, a las que les derrota la expresión: ¡No tengo tiempo! Quizá, siguiendo el consejo de Lupe podríamos pensar de otro modo el uso del tiempo gastado y su valor. ¿No os parece que mucho del tiempo escolar además de repetitivo y aburrido, y quizá también por eso, pierde sentido y significatividad? ¿No os parece que la fragmentación excesiva, la separación de materias curriculares, la disciplinariedad dura, burocratiza el horario y no favorece la vida plena del tiempo escolar? ¿Y la cantidad es lo mismo que la cualidad? ¿No os parece que sobra cantidad de curríulo en detrimento de la cualidad del tiempo invertido en el aprendizaje? ¿No os parece que la regulación horaria individualiza mucho de lo que podría resultar una hermosa experiencia de cooperación? Y cuando no se tiene tiempo ¿Quién organiza el poco que tenemos?

Me eduqué políticamente en la idea de que la escuela pública debía ser un espacio de acogida y reconocimiento de aquellos y aquellas que más necesitan de esa acogida y reconocimiento, y ahora pienso que lo mismo debe ocurrir con el uso del tempo. La escuela pública debe ayudar a vivir de otra manera los tiempos, de manera que la presión por las prisas no actúe contra el niño o la niña, o contra el maestro o la maestra. Es un principio elemental de la pedagogía renovadora, yo lo aprendí con Freinet, y la actual reivindicación de la educación lenta, tan bien argumentada por Joan Domenech, viene a corroborar este proyecto pedagógico. La asamblea era el inicio de un propuesta de investigación, y desde ella nos poníamos a trabajar planificando actividades y tareas a las que dedicábamos el tiempo necesario reconociendo los diferentes ritmos y posibilidades temporales de cada sujeto.

Hay mucho curriculum, y la organización que de este proponen los libros de texto todavía lo incrementa. Hemos de aprender a decidir por nosotros mismos sobre las estrategias de simplificación. Como docentes, debemos estar en condiciones profesionales de decidir, demostrando a la administración educativa que trabajamos todo o más de otra manera, con otros tiempos, integrando saberes y disciplinas, tomándonos más tiempo para cada tarea que lo necesite, amplificando y estirando las franjas horarias para reconocer con tranquilidad y paciencia que el esfuerzo y la complejidad de un proyecto educativo están reñidos con la inmediatez y la prisa.

La niña llega por la mañana con un caracol en el bolsillo. Lo muestra a las amiguitas y a la maestra y nace un hermoso proyecto de curiosidades y preguntas. La maestra se inquieta por la perdida de tiempo, el retraso en las tareas programadas. Quizá acabe solicitando que internet resuelva esas inquietudes en tiempos extraescolares. O quizá no. Porque la maestra sabe que la pregunta de los niños es un derecho para el que habrá que encontrar el tiempo educativo de búsqueda de la respuesta.

En el citado documento de Cordoni, se argumenta sobre un proyecto de ley presentado en 1990 en el Congreso de los Diputados de Italia, por mujeres enfrentadas a la concepción masculina y neoliberal del tiempo. Es un ejemplo. No es mala idea una ILP en la que profesorado y alumnado puedan decidir por sí mismos sobre el sabio empleo del tiempo educativo en la escuela. Y de los recursos humanos y materiales que hacen que los tiempos resulten más fáciles o más difíciles (es obvio que la pareja pedagógica haría más feliz el tiempo de trabajo en educación infantil). Y tampoco creo que fuera mala idea que en vez de subcomisiones para acordar amplios marcos legislativos que, si llegan a acuerdos, poco cambiarán la realidad de la escuela, nuestros diputados y diputas podrían discutir sobre cómo facilitar políticas concretas de innovación, como ahora el uso del tiempo. Claro, si sus señorías tienen tiempo para ponerse en estos menesteres.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/21/hablar-del-tiempo-en-vez-del-horario/

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Libro: Cronos va a mi clase

Cronos va a mi clase

Reflexiones sobre el tiempo en la educación

  • Autor:Guaita Fernández, Carmen
  • Año: 2015
  • Colección: Educar
  • Edición: 1ª Edición
  • Páginas :144 
  • ISBN: 9788428828505

Sinopsis: Su autora, maestra en el CEIP San Miguel de Madrid, reflexiona e invita a comprender mejor cuál es la dimensión esencial del tiempo en la educación. El transcurrir del tiempo va en las clases y las alborota con sus prisas, tanto que los docentes apenas disfrutan de la belleza de su tarea. ‘Nos hace falta escuchar mejor, pensar, mirar despacio a los ojos de otro ser humano, a los de un niño…Sentirnos maestros”. Cronos, el transcurrir del tiempo, va a nuestras clases y las alborota con sus prisas, tanto que apenas disfrutamos de la belleza de nuestra tarea. Nos hace falta escuchar mejor, pensar, mirar despacio a los ojos de otro ser humano, a los de un niño… Sentirnos maestros. Porque, siendo profesores, desempeñamos una tarea imprescindible, recorremos el camino más humano, ofrecemos la herencia más valiosa, exploramos la fuente de riqueza más necesaria, imaginamos sueños que duran siempre, hacemos el mundo mejor. Como docentes, cambiamos las vidas y abrimos futuros, así que estamos en disposición de comprender y aceptar la oportunidad que se nos ofrece, nuestro kairós. Un libro útil para comprender mejor cuál es la dimensión esencial del tiempo en educación.

 

Puede descargar un capitulo de muestra en: http://ecat.server.grupo-sm.com/ecat_Documentos/ES166123_008071.pdf

Fuente de la reseña: http://www.ppc-editorial.es/es/catalogo/categorias/20804

Fuente de la imagen:http://1.bp.blogspot.com/-XZjRB9bOwQM/VWrTljmXRZI/AAAAAAAAAx0/GoDRDvU4X5E/s1600/Cronos.jpg

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Decimocuarta reunión internacional de especialistas sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado

Tlatelolco, México 30 Mayo de 2016

DESCRIPCIÓN

La reunión anual de  de especialistas en generación y análisis de la información sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado se realiza en el marco de las actividades del Programa del Grupo de Trabajo de Estadísticas de Género de la Conferencia Estadística de las Américas (CEA-CEPAL), atendiendo a una de sus líneas de trabajo estratégicas.

La reunión se ha instaurado como un espacio para compartir los avances de las Oficinas Nacionales de Estadística y los Mecanismos para el Adelanto de las Mujeres (MAM) en la materia, y para reflexionar sobre las metodologías apropiadas para recoger información sobre el tema, considerando las condiciones de los países y las necesidades estadísticas que desde la agenda de género requieren las políticas públicas, enfocadas en reducir las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres en la distribución del trabajo remunerado y no remunerado.

En suma, se busca gestionar los conocimientos producidos, compartir avances y contribuir, con ello, al fortalecimiento de capacidades para la producción y análisis de la información sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado -en especial el trabajo de cuidados-, lo cual resulta indispensable para el diseño, presupuestación, ejecución, monitoreo y evaluación de políticas públicas orientadas al logro de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.

Responsable institucional
Iliana Vaca Trigo
Oficial Asociada de Asuntos Sociales, División de Asuntos de Género
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
iliana.vaca-trigo@cepal.org

DOCUMENTOS:

Fuente: http://www.cepal.org/es/eventos/decimocuarta-reunion-internacional-especialistas-uso-tiempo-trabajo-remunerado

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