Sindicalistas y representantes de distintos sectores del sector público en Venezuela advirtieron que continuarán protestando por sus derechos laborales durante los días 9, 15 y 23 de enero de 2023. En una rueda de prensa organizada este 13 de diciembre en la Universidad Central (UCV), insistieron en que no cesarán de reclamar sus reivindicaciones salariales.
«El año 2022 que le vendieron a todo el mundo fue una farsa. La recuperación económica de Venezuela fue una mentira, hoy cerrando con un dólar en 14,13 bolívares. Un año en el que gobierno nacional de Nicolás Maduro quemó más de 3 mil millones en la banca para terminar diciendo que las páginas son las culpables de la crisis», expresó José Patines, secretario general del sindicato de la Cancillería.
Keta Stephany, la secretaria de Actas de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv), indicó que la mesa de negociaciones entre el gobierno y la oposición, reanudadas en México, debe tratar la situación actual de los trabajadores venezolanos.
De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs), en septiembre se registraron 572 protestas en el país, de las cuáles 324 fueron por derechos laborales.
«Vamos a levantar un movimiento en defensa del salario, el derecho a la negociación colectiva y a la libertad sindical. Nosotros celebramos y esperamos que la OIT instale una oficina en Venezuela», dijo Stephany.
Qué pasó con el salario mínimo
Los trabajadores denunciaron que, con el incremento acelerado del dólar en las últimas semanas, el salario mínimo se ha devaluado hasta un 70 %. Eduardo Sánchez, presidente del Sindicato Nacional de trabajadores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), señaló que el personal universitario debe laborar en otras áreas, incluso la informal, para poder cubrir los gastos de diciembre, debido a que el sueldo se ve pulverizado por la inflación.
«Tienen que salir a asumir otras tareas para compensar solamente el tema de la alimentación. El 15 van a pagar la última cuarta parte del aguinaldo: la gente está esperando eso para comprar la harina para la comida de los niños, ni siquiera para las hallacas. La gente no tiene para comprarle un regalo a los muchachos para el 24. La gente está sencillamente sin navidad», apuntó Sánchez.
Protestas durante todo el año
Desde enero y hasta noviembre de 2022 el sector público organizó cientos de protestas a nivel nacional exigiendo principalmente tres cosas: la homologación del salario y las pensiones a la cesta básica, la eliminación del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) y la garantía del cumplimiento de las contrataciones colectivas.
Hasta el momento, el gobierno de Nicolás Maduro no ha atendido ninguno de los reclamos o propuesta realizados por los trabajadores, que incluyen un debate público nacional con las autoridades.
«…los trabajadores protestaron masivamente para demostrar las violaciones a los derechos laborales y exigir se dicten resoluciones a favor de los venezolanos que a diario ven mermadas sus posibilidades de garantizar alimentación de calidad y acceso al sistema de salud. Destacamos que durante el mes de septiembre aumentaron las protestas en reclamo al alto costo de alimentos e inflación», denunció el Ovcs en su balance mensual.
Actualmente, el sueldo mínimo del venezolano se ubica en 130 bolívares, que equivalen a 9 dólares según la tasa del Banco Central de este martes 13 de diciembre. Mientras tanto, la canasta básica alimentaria se ubicó en 459,08 dólares durante octubre de 2022, según datos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
Tras dos años de pandemia, el lunes 3 de octubre las clases presenciales volvieron a Venezuela, sin lugar a dudas una buena noticia para muchos venezolanos conscientes de la necesidad de recuperar la normalidad en la vida cotidiana y para quienes están conscientes del esfuerzo que tendremos por delante para recuperar el tiempo que se perdió durante este lapso académico, donde la educación a distancia mostró sus debilidades en una sociedad como la venezolana, alejada de las capacidades tecnológicas necesarias para trasplantar el liceo a la casa.
Como es natural el hecho fue celebrado por la red de medios públicos, quienes aprovecharon la fecha para hacer actos de campaña mostrando la recuperación de los liceos, celebrando la buena disposición del gremio docente y anunciando su compromiso de apoyar a las familias venezolanas con la vuelta a clases, un proceso que ha convocado a las aulas a más de 8 millones de niños y jóvenes, según cifras oficiales.
Denimar tiene sus dudas sobre este ánimo de celebración. Con doce años de experiencia como docente en un liceo en Nuevo Horizonte, Caracas, la profesora nos advierte que el regreso a clases es un reto muy grande. En principio las condiciones salariales y laborales que se le han impuesto al gremio docente ha hecho que muchos profesionales estén perdiendo su compromiso para atender un proceso educativo con las peculiaridades como el venezolano, donde falta personal en los colegios, donde muchos alumnos no cuentan con una red de apoyo familiar que lo acompañe durante su educación y donde es necesario, en muchos casos, retomar casi en el mismo punto donde se interrumpió las clases con la llegada del covid 19 en 2020. ¿Cómo puedes exigirle a un maestro atender aulas repletas de muchachos con necesidades pedagógicas específicas, cuando tiene que buscarse la vida al salir del liceo?, se pregunta Denimar quien para sobrevivir, al salir de clases, tiene que llenar su día con tareas dirigidas en su casa y con los pedidos en repostería que tiene que atender, iniciativas que ha emprendido en los últimos años para tratar de cuadrar las cuentas familiares. Y es que solo para cubrir la compra de útiles escolares y uniformes para su hija, con el salario que devenga como maestra, tendría que trabajar un año entero.
No tiene tiempo para nada que no sea trabajar, reconoce.
Quienes se dedican a la docencia, nos recuerda Denimar, lo hacen por vocación, pero el compromiso no es correspondido. La eliminación de los incentivos la llevó a la calle, junto a sus compañeros, en contra del llamado Instructivo Onapre, una causa justa que de momento no ha tenido un final feliz para el gremio docente, que se ha tenido que conformar, al parecer y por ahora, con un bolso y unos zapatos. Sin embargo no tira la toalla, hay mucha lucha que dar y “los buenos somos mayoría” nos dice.
El optimismo de Denimar es genuino. Desde hace meses participa en los talleres de formación para líderes comunitarios en Mi Convive y ha encontrado en estos espacios, muchas coincidencias con su vocación docente: hay que aprender a formar a los niños en el aula, a la gente en la calle, aprender a tener una meta en común, defender pacíficamente lo que es tuyo, trabajar en el espacio comunitario por una mejor calidad de vida, por el país que queremos.
El enorme parecido que existe entre el colegio como espacio de formación y crecimiento personal y la comunidad, lo “público”, como el lugar para formación los ciudadanos en valores, es evidente. En nuestros años de experiencia en Mi Convive hemos aprendido que la escuela es donde se concentra el reservorio de los valores democráticos de nuestro país, es un punto de encuentro para el trabajo compartido, voluntario, para la puesta en marcha de proyectos comunes, es el lugar donde se resume lo mejor de la vida comunitaria. El liceo es el corazón de una comunidad, el punto de partida donde se atan voluntades y se trabaja por el futuro. Todo lo que se haga en torno al aula de clases redunda en beneficio de los niños y jóvenes y es un lugar para la organización popular que lucha por el cambio en el país.
Invertir esfuerzo, tiempo y recursos en la escuela, en los maestros, en los padres que acompañan a sus hijos en su formación, es una forma de trabajar por el bien común de todos en la comunidad. Bien nos lo dijo Denimar: los niños no son nuestro futuro, ¡son nuestro presente!
www.rpatino.com
Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/columnista/los-jovenes-no-son-nuestro-futuro-son-nuestro-presente/
El aumento de la movilización popular durante este 2022 parece demostrar que mucho más intolerable que las privaciones materiales y espirituales, resulta un relato oficial que sugiere la existencia de un “milagro económico”
“Pero nadie deberá hacer nunca sus propias paces con la pobreza, si esta, cual gigantesca sombra, se abatiera sobre su pueblo y su casa. Tendrá entonces que mantener sus sentidos muy despiertos frente a cualquier humillación que le toque en suerte, y someterlos a una disciplina hasta que sus sufrimientos hayan abierto no ya el abrupto camino de la aflicción, que lleva cuesta abajo, sino el sendero ascendente de la rebeldía”
Walter Benjamin, Dirección única I
Promediando la década de los 20 del siglo pasado, muy fresco el recuerdo de la hiperinflación que azotara a la República de Weimar entre 1921 y 1923, Walter Benjamin escribía a propósito de cierta percepción de “catástrofe inminente” prevaleciente en el seno de la burguesía alemana. Esta se expresaba a través de una de esas “frases hechas que revelan a diario la forma de vida del burgués alemán”: «esto no puede seguir así».
Esta percepción de profunda “inestabilidad”, apuntaba Benjamin, respondía al hecho de que, a diferencia de lo que había ocurrido durante los años previos a la Primera Guerra Mundial, sus intereses de clase estaban siendo afectados: “Como la relativa estabilización de los años anteriores a la guerra le favorecía, se cree obligado a considerar inestable cualquier situación que lo desposea”.
Pero lo central en Benjamin es el planteo de que, con frecuencia, la “estabilización” económica condena a la desposesión a enormes contingentes humanos: “las situaciones estables no tienen por qué ser, ni ahora ni nunca, situaciones agradables, y ya antes de la guerra había estratos para los que las situaciones de estabilidad no eran sino miseria estabilizada”.
Es preciso recordarlo: rara vez el “humor” burgués coincide con el de las clases populares.
II.
¿Qué sabemos del origen de la frase «Venezuela se arregló», recurrida de manera muy frecuente hoy día, y qué puede revelarnos su uso?
Cualquiera que indague más o menos a fondo se encontrará con dos grandes sorpresas: en primer lugar, que esta comienza a emplearse mayoritariamente no en el propio país, sino en el exterior; y en segundo lugar, que su uso está directamente relacionado con una cierta actitud de distancia crítica respecto de la instrumentalización del tema Venezuela por parte de los medios del establishment en países como España, Colombia, Argentina y Chile, casi siempre en coyunturas electorales y buscando favorecer a fuerzas políticas conservadoras.
Es lo que se desprende de una revisión en la red social Twitter, que sirve aquí como una referencia parcial y aproximada, pero bastante ilustrativa. En efecto, durante el trienio 2016/2018 la frase fue empleada alrededor de cincuenta veces. En casi la mitad de los casos su uso aludió expresamente, con tono irónico, a la súbita desaparición del tema Venezuela en los noticieros de los referidos países, inmediatamente después de celebrarse jornadas electorales, en marcado contraste con la sobreexposición del mismo tema en tiempos de campaña.
Esto cambiará lenta pero progresivamente a partir de 2019: entonces, la frase aparecerá referida tantas veces como durante el trienio anterior, comenzará a ser utilizada principalmente desde cuentas nacionales y, lo más importante, en lugar de reflejar una actitud crítica frente al relato hegemónico sobre la realidad venezolana, su uso irá dando cuenta de una actitud más bien cínica: en la mayoría de los casos se afirmará que «Venezuela se arregló» en tono sarcástico, a sabiendas de que es falso o, dicho correctamente, a partir de la convicción de que lo que se afirma es mentira.
Este filón cínico de la frase tiende a imponerse en coincidencia con, o más bien en respuesta a fenómenos de hondo calado social, como la dolarización de facto de la economía nacional, la liberación de precios, la masiva eliminación de aranceles para las importaciones, entre otros, que pronto se traducen, para parte de la población, en una percepción de mínima “normalización”, en tanto que, eventualmente, desde entonces es posible transar con una moneda fuerte, reaparecen los productos en los anaqueles, el mercado se ve inundado de productos importados y, al menos en teoría, se multiplican las posibilidades para el consumo suntuario. Todo lo cual en un contexto hiperinflacionario.
En principio, la frase «Venezuela se arregló» vendría a significar un desmentido de tal “normalización”. Incluso, en ocasiones puede identificarse la intención de cuestionar el carácter profundamente regresivo de las políticas orientadas a controlar la hiperinflación y “estabilizar” la economía. Pero no es esto lo que predomina. En general vaciado de sentido crítico, su uso tiende a asociarse a una renuncia manifiesta a intentar comprender lo que está ocurriendo.
A decir verdad, esta actitud cínica es en buena medida la resultante de tiempos confusos, en los que resulta cada vez más cuesta arriba concluir que siguen en disputa dos proyectos antagónicos de sociedad. Las fronteras programáticas se han difuminado. En la noche de la revolución bolivariana, todos los gatos son pardos. El oficialismo ha adoptado una política económica que, de estar siendo aplicada por un gobierno antichavista, no solo la base social del chavismo, sino también parte importante de su actual dirigencia, denunciarían sin ambages como neoliberal. Mientras tanto, la dirigencia antichavista, fracturada y derrotada política y militarmente, se debate entre celebrar o rechazar públicamente la orientación general de una política económica con la que está fundamentalmente de acuerdo. La desorientación es la norma.
“A decir verdad, esta actitud cínica es en buena medida la resultante de tiempos confusos, en los que resulta cada vez más cuesta arriba concluir que siguen en disputa dos proyectos antagónicos de sociedad. Las fronteras programáticas se han difuminado”
De allí el carácter ambivalente de una frase que perfectamente pudiera formar parte del repertorio del discurso autodenigratorio, característico del antichavismo («Venezuela no tiene arreglo»), pero que también pudiera tributar a un sentido común potencialmente subversivo («Si se arregló para una minoría, Venezuela no se arregló»).
Este carácter ambivalente se reforzará a partir de 2021, con motivo de la viralización de la frase. De apenas seis menciones en abril pasará a casi el centenar durante el mes de mayo. Ese será el punto de inflexión. A partir de entonces el incremento será exponencial: más de quinientas menciones en agosto, más de mil quinientas en septiembre, más de dos mil en diciembre.
¿Qué puede explicar semejante comportamiento? ¿Qué ocurre durante 2021? Me parece que dos cosas, fundamentalmente: en primer lugar, que se afianza la “normalización” todavía en ciernes en 2019. Este afianzamiento trae consigo la percepción de que los fenómenos previamente mencionados, a saber, dolarización, reabastecimiento, productos importados por doquier, la multiplicación de bodegones, la reapertura de bingos y casinos, etc., han llegado para quedarse. En segundo lugar, las medidas de política económica dirigidas a controlar la hiperinflación comienzan a dar resultados: la inflación se mantiene por debajo del 50% durante doce meses consecutivos e incluso llega a ubicarse por debajo del 10% entre septiembre y diciembre.
Ambas circunstancias, una economía que camina a paso seguro hacia la “normalización” y la derrota de la hiperinflación, permiten comprender no solo el optimismo rebosante del oficialismo, sino el hecho de que decidiera disputar el significado de la frase «Venezuela se arregló», a veces de manera explícita, casi siempre de manera implícita, a través de un relato abundante en referencias a la “recuperación económica” y tópicos similares.
Es mi hipótesis que esa decisión del oficialismo de disputar el significado de la frase, sumado a la respuesta que eso generó en un auditorio en buena media propenso al cinismo, y en menor medida inclinado a adoptar posturas más críticas, es lo que explica la viralización de la expresión.
III.
Más allá de la burguesía y sus “frases hechas”, señalaba Walter Benjamin, el detalle está en que esa “estabilización” que le beneficia en tanto clase, suele perjudicar a la clase trabajadora. De nuevo, una economía en vías de “estabilización” bien puede significar “miseria estabilizada” para las mayorías.
Puede ser debatible si la expresión “miseria estabilizada” sirve para describir la actual situación venezolana. Lo que no puede discutirse es que la pobreza, la miseria y la desigualdad han aumentado significativamente a partir de 2014; pero además, y a mi juicio esto es lo más importante, difícilmente pueda argumentarse que la política económica gubernamental apunta en la dirección de revertir esta situación. De hecho, podría afirmarse que sucede todo lo contrario.
El aumento de la movilización popular, y más específicamente de sindicatos, docentes, pensionados, jubilados, trabajadores de la administración pública, etc., durante este 2022, parece demostrar que mucho más intolerable que las mismas privaciones materiales y espirituales, resulta un relato oficial que, ciertamente amparado en cifras oficiales, sugiere la existencia de un “milagro económico”. Evidencia de esto último sería el crecimiento de la economía durante cuatro trimestres consecutivos, a partir del tercer trimestre de 2021, en un promedio superior al 17%.
Pero si lo anterior puede ser traducido por el discurso oficial como la señal de un “milagro”, ¿Cómo habría que nombrar el hecho de que entre el 15 de marzo y el 20 de septiembre de 2022, es decir, en el brevísimo período de seis meses, el salario mínimo integral haya pasado de valer 39,95 dólares a 21,77 dólares? De igual forma, ¿Cómo habría que nombrar la modificación regresiva de las tablas salariales o la detención arbitraria de trabajadores que han denunciado graves casos de corrupción?
La persistente movilización de la clase trabajadora ha sido posible a pesar de los chantajes y las presiones del oficialismo, y de la muy evidente intención de algunos actores vinculados al antichavismo de pescar en río revuelto. Unos y otros han sido mantenidos a raya. Pero quizá lo más significativo de esta movilización es que podría estar anunciando tiempos en los que el cinismo, a la postre funcional a la preservación del estado de cosas, pierda terreno frente a posturas más críticas y beligerantes.
Para decirlo con Walter Benjamin, en lugar de hacer las paces con la pobreza, se trata de aguzar los sentidos, adormilados tras años de humillaciones y privaciones, y retomar el sendero ascendente de la rebeldía. Irónicamente, puede que un relato oficial desmesuradamente optimista, cuando las mayorías populares la están pasando realmente mal, haya contribuido decisivamente a espuelear la dignidad popular. Es sabido que, lo mismo que obra “milagros”, Dios actúa de formas misteriosas.
Javier Vivas Santana doctor en Educación y columnista de El Nacional denunció que las instituciones educativas del país se encuentran en terribles condiciones, además detalló que su recuperación va más allá de colocarle pintura a sus fachadas.
Debido a la crisis que atraviesa Venezuela las instituciones educativas se encuentran en estado crítico, una situación que se agravó con la pandemia por covid-19, y la respuesta por parte del Estado, es casi inexistente, así lo aseguró Javier Vivas Santana, doctor en Educación.
El también columnista en El Nacional analizó lo que ocurre en el sistema educativo venezolano.
“Las escuelas, liceos y universidades están atravesando un deterioro acelerado de sus plantas física. De hecho, la pandemia agravó la situación porque los institutos educativos fueron abandonados a la buena de Dios. Lo que quedaba de pie en materia de instalaciones sanitarias, bombas de agua, pupitres, ventanas, entre otras cosas, fue desmantelado”, detalló.
La solución del Estado
Ante esta problemática generalizada de las instituciones educativas, el Estado accionó con lo que, a juicio de Vivas Santana, son pañitos calientes. “Pintaron algunos planteles, y a nivel universitario han presentado interés con la Universidad Central de Venezuela porque pretenden hacer ver que Caracas es Venezuela, cuando la situación real es de decadencia”, expresó.
Del mismo modo, aseguró que no basta nada más con recuperar las estructuras y que hay un problema de fondo. “Nos hemos atrasado en materia pedagógica y tecnológica. Las escuelas técnicas no tienen ni una pala o pico para la agricultura, menos materiales veterinarios o de fitotecnia”, indicó.
Además, indicó que esta situación se agrava en el área científica de las universidades. Para restaurar todos estos espacios, en los cuales se incluyen los deportivos y culturales, se requerirá una gran inversión y voluntad política.
La docencia en su peor momento
Vivas Santana aseguró que la profesión docente se encuentra en su peor momento, aunque es algo que se repite con las distintas carreras técnicas y universitarias.
“Sobre todo aquellos dependientes de la administración pública, que en el caso de los docentes han tenido que salir a la calle para hacer valer la malograda contratación colectiva que el régimen violando la Constitución sustituyó por algo que han llamado la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre)”, dijo.
En el mismo orden de ideas, explicó que, “el Tribunal Supremo de Justicia desconoce las contrataciones diciendo que no existe y multando a un grupo de rectores universitarios que demandaron la nulidad de tal adefesio institucional convirtiendo a las víctimas en delincuentes y los verdugos de los educadores en víctimas de quienes solo hemos ejercido nuestro derecho a la protesta”.
300.000 docentes sobreviven en la nómica del sector público
Según Vivas Santana, en la nómina del sector público sobreviven solo 300.000 docentes por la fuerte migración de muchos de ellos. Actualmente, esta debería estar por uno 750.000, lo que es 5% de lo que, en teoría, sería la población estudiantil venezolana.
“Quienes se mantiene en el proceso educativo es porque aún tienen alguna esperanza en el futuro y se niegan a abandonar las aulas. El magisterio rechaza que a las plazas vacantes el régimen quiera sustituirlas por algo que el propio Nicolás Maduro denominó chamba juvenil, y no es más que un proceso de adoctrinamiento ideológico que gradúa docentes en cuatro semanas. Eso es una violación a la Ley Orgánica de Educación y el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente”, advirtió.
En cuanto al pago del bono vacacional, aseguró que solo se logró gracias al trabajo de calle. “El madurismo intentó arreglar el bono vacacional de los docentes del Ministerio de Educación con una semana de trabajo, mientras que con los profesores universitarios llegó a querer pagarle por 10 cuotas devaluadas”, dijo.
Vivas Santana sobre la presión en la calle
“Fue la enorme presión en la calle que tuvo una aceptación en más de 90% de las bases que finalmente Maduro tuvo que aceptar pagar el bono vacacional en su totalidad. Al realizarlo con dinero inorgánico, terminó disparando el valor del dólar y al final también salió perjudicada la población”, lamentó.
Bajo ese contexto, detalló que el Estado pagará cuatro meses de aguinaldos en tres partes, desde octubre, dos partes en noviembre y una en diciembre. Sin embargo, consideró esta situación como una tragedia, porque el gobierno no tiene fondos propios: “Apelarán al dinero electrónico del Banco Central de Venezuela y no podrá contener las presiones inflacionarias. Es muy probable que antes de diciembre ya el valor del dólar haya llegado a los dos dígitos en bolívares”, señaló.
Alimentación en las escuelas similar a la de cárceles
Por otra parte, habló sobre el hecho de que todo material de las instituciones educativas debe ser autorizado por Miraflores para que pueda llegar a las escuelas.
El centralismo excesivo llevó a la educación a un estado de postración social, aseguró. Además, actualmente ninguna escuela o zona educativa tiene presupuesto para solventar los problemas educativos.
La alimentación en las escuelas venezolanas es similar a la que comen los presos en las cárceles, dice. “Hemos visto que solo sirven arroz o pasta blanca a los niños y adolescentes. Eso es una desgracia para la alimentación de la población educativa. Allí sería bueno citar la sabiduría popular: «amor con hambre no dura», ¿acaso se puede estudiar con hambre? Lo peor es que mientras persista semejante situación, el aprendizaje se hace muy limitado, y la deserción escolar irá en aumento”, aseguró Vivas Santana, que además no ve una mejora a corto plazo.
Mínima esperanza para la sociedad venezolana
La educación es un tema que influye en los distintos campos de la sociedad, en Venezuela, al plantearla de forma errónea permite solo que exista un mínimo de esperanza para el progreso tan necesario del país.
“Aquí se necesita un proceso de reconstrucción de las estructuras educativas y de recomposición curricular y académica”, insistió.
Asimismo, mencionó lo dañino de haber eliminado materias necesarias para el conocimiento de los estudiantes, especialmente en los liceos, donde detalló que quitaron las pruebas finales de lapso.
“No puede decirse que un niño puede pasar a primero, segundo y tercer grado sin saber leer. Eso es una aberración pedagógica. Pasa en el bachillerato, que prácticamente se disolvió el aplazamiento de estudiantes que no tienen las mínimas competencias para asumir un grado superior. Se eliminó totalmente la exigencia”, señaló.
Esta situación también se empieza a vivir en las universidades, en especial las creadas por el Estado y llamadas politécnicas y territoriales.
Atrasados en el tiempo
Venezuela parece quedarse congelada en el siglo pasado, así lo hace saber Vivas Santana, quien comparó con otras instituciones del mundo. En estas, cada alumno y docente tiene herramientas tecnológicas para su desempeño laboral y académico. Mientras tanto, en el país las sillas no son aptas y los pizarrones viejos.
“Hemos tenido un retroceso, que nos ha llevado a la Venezuela del siglo XX. Al paso que vamos, si no se toma una recomposición plena en lo que tendría que ser la administración de los recursos, vamos a llegar a la Venezuela postindependentista”, dijo.
Finalmente, mencionó que arreglar la situación educativa llevará mucho tiempo, y estimó que se necesita un millón de dólares por escuela para convertirlas en centros educativos del futuro.
“Ser docente en Venezuela es de vocación. Pero desde el punto de vista de la movilidad social la carrera es considerada por el régimen algo así como una especie de basura docente”, enfatizó Vivas Santana.
Vivas Santana, perseguido por opiniones críticas
El doctor en Educación y preso político en 2020, se convirtió en un blanco de persecución por sus opiniones contra las políticas del gobierno en el sector educativo y de derechos humanos. Víctima de torturas en la Dgcim fue llevado al, llamado por él, infierno en Rodeo II, en el que recibió un indulto por Nicolás Maduro.
“Desde 2016 el régimen, a pesar de que cuento con dos títulos de pregrado, uno de maestría y otro de doctorado, me excluyó sin procedimientos del Ministerio de Educación. Actualmente, me niegan el pasaporte impidiéndome asistir a dos convocatorias que tenía para este 2022, de las cuales tanto el Ministerio Público como la Oficina de Derechos humanos de la ONU en Venezuela tienen conocimiento”, declaró.
Cuestionó si las acciones en su contra son parte de una persecución política e informó, que al negarle el pasaporte violan los acuerdos con la Unesco en materia educativa y de investigación. Esto, a su juicio, deja evidencia que no les importa el proceso educativo del país.
Los educadores estadales piden al gobernador de Apure, Eduardo Piñate, que no migre la nómina de educación al ministerio, porque con la implementación del aumento de marzo y el método Onapre, ya padecen desmejoras en sus primas que la migración, indicaron, acentuaría.
San Fernando. “Por favor gobernador, no nos pase al ministerio porque está afectando a muchísimos docentes”. Esa es la petición de una maestra destacada en la población de El Nula, parroquia San Camilo, municipio Páez del estado Apure.
La educadora, que prefiere no identificarse, cuenta que tiene seis años en espera de su jubilación y aún no ha recibido su resolución por parte de la gobernación, por lo que teme salir perjudicada en sus prestaciones sociales si se materializa el cambio.
“Nosotros tenemos más beneficios por el estado, si me trasladan a la nómina dependiente del Ministerio de Educación, los beneficios serán menores y me perjudica”, expresa la profesora.
El temor no solo de la maestra destacada en El Nula, sino de todos los maestros apureños, es que el gobernador de la entidad, Eduardo Piñate, recientemente dijo a la dirigencia magisterial que, en caso de que ocurriera la migración, “esas organizaciones sindicales de aquí ya no administrarán contrato”.
Los docentes están preocupados porque saben que la medida “está lista para implementar” y ya padecen la suspensión de su contratación colectiva regional, con el aumento salarial de marzo y el instructivo Onapre.
Reducción del sueldo en cada quincena
¿Hasta cuándo nos van a seguir perjudicando? también nos han venido reduciendo las quincenas desde que nos aumentaron el sueldo, en marzo”, dice la maestra de El Nula.
La docente está calificada en el escalafón seis con más de 27 años de servicio en el área rural. A partir del aumento, su quincena se incrementó a 457 bolívares, pero luego, tras progresivas reducciones, actualmente, cobra 374 bolívares.
Yo vivo en la frontera y allá no se maneja el bolívar sino el peso o el dólar y mi quincena es de 165.000 pesos o 46 dólares y eso no me alcanza, no puedo abastecer mis necesidades con eso”, añade.
“¿Cómo es posible que los docentes que estamos siendo tan maltratados, porque cada vez que vamos a cobrar el salario en vez de incrementarlo lo desmejoran, ahora nos vienen con esto?”, cuestiona otra maestra de San Fernando, también con categoría seis y doctorado.
Para la docente, que imparte clases en la capital apureña, lo ha ocurrido con sus quincenas ya impacta demasiado en su economía como para enfrentar otra desmejora.
Con la prima geográfica de ruralidad, esta maestra cobró, el pasado 15 de marzo, una quincena de 490 bolívares, pero con las reducciones, en la última de agosto sólo recibió 400 bolívares.
Es significativa la desmejora, nos tienen maltratados, vejados y atropellados, nos están matando de hambre, y ahora esto, lo que se nos quite están perjudicando a las familias apureñas”, expone la educadora.
La quincena reducida vale menos en frontera
Un profesor que labora en el casco urbano de la población de Elorza, que identificamos como Pedro por proteger su identidad, sostuvo que de 460 bolívares que cobraba, ahora va por 320 bolívares debido a las reducciones.
Pedro obtiene por su quincena 120.000 pesos colombianos y su poder adquisitivo cada vez es menor.
Por cada 100 bolívares dan 45.000 pesos, primero eran 75.000 que también era poco, pero ahora es mucho menos. Más de un maestro se emocionó con el incremento de marzo, comencé a jugar susú (ahorro), para comprar un teléfono y quedé con la deuda porque ya no alcanza para seguir ahorrando ni siquiera para un par de zapatos, a eso hemos llegado con la Onapre”, aseguró.
El docente de aula integrada de Elorza afirma que tampoco les han pagado la cláusula de educación especial que les corresponde. Además, la mayoría trabaja campo adentro y eso implica otros gastos que el ejecutivo no asume.
“Yo vivo en el sector Caujarito y mi escuela está en el puente Lauro Carrillo, camino 45 minutos y a otros les queda más lejos y los pocos que tienen moto pagan la gasolina cara, una mitad subsidiada y la otra a precio internacional”, describe.
Pasaje en 80.000 pesos
Los docentes de Puerto Infante, un sector ubicado en las riberas del río Arauca, distante de Elorza, permanecen menos de un año en la escuela porque un pasaje hasta allá cuesta 80.000 pesos (200 bolívares). Por esa misma razón, las escuelas Leche Miel y El Jobal están solas, asegura el profesor.
Con qué dinero un maestro va a pagar 80.000 pesos para ir y, además, tiene que llevar el mercado para quedarse. Los dos maestros que tiene ahorita Puerto Infante están pidiendo que, en su lugar, vayan bachilleres de la comunidad para que le den clases a los niños y no pierdan el año”, reveló.
Pedro cuenta a Crónica.Uno que además de lidiar con las reducciones salariales, los grupos irregulares que operan en la frontera entre Venezuela y Colombia complican las labores de enseñanza.
Yo estaba en la escuela El Jobal y, en 2010, me trasladaron para acá, pedí el traslado porque, esa vez, los grupos irregulares acabaron con la zona, oscurecía y en la mañana todo el mundo amanecía mudándose”, relata el educador.
Luego de este hecho, el maestro comenta que la escuela de El Jobal permaneció dos años sin profesor, por temor a los gruposirregulares.
Fin de 43 años de lucha
El pasado 9 de septiembre, el magisterio apureño publicó un comunicado para refutar descalificaciones en su contra proferidas por el gobernador Eduardo Piñate y fijar su oposición respecto a la posible migración de nómina.
De acuerdo al texto, el cambio “eliminaría, de un solo plumazo, todos y cada uno de los beneficios que hemos conquistado a lo largo de 43 años de lucha y que, usted (gobernador) ahora sabe, que superan abiertamente los beneficios de los docentes nacionales”.
“¡Dígale a los maestros estadales que si usted transfiere las nóminas al MPPE no va a haber variación en su sistema de remuneración, pensiones por incapacidad y sobreviviente y que seguirán cobrando sus primas de especialización, maestría, doctorado, geográfica y bono nocturno con salario integral!”, exhorta el comunicado rubricado con más de 1000 firmas.
Piñate aún no ha notificado a los maestros de la posible transferencia, pero tampoco la ha negado y, en las últimas semanas, ha hablado contra la dirigencia magisterial por protestar y exigir que se detenga su implementación.
“Ya lo tienen listo en Recursos Humanos para implementar, sólo esperan la orden del gobernador”, asegura Martín Paredes, secretario general del Comando Intersindical del Magisterio apureño. Además, Paredes critica que la acción es “inconsulta y bajo absoluto secretismo”.
El secretario general del Comando Intersindical del Magisterio apureño compara cada uno de los beneficios de la novena convención y contratación colectiva de educadores regionales con la convención nacional.
Enumera que la regional reconoce como antigüedad todos los años de servicio para el pago de jubilación. El ministerio sólo hasta seis años luego de los 25 reglamentarios. Lo anterior indica que, si un maestro tiene más de 31 años laborados, no le pagan esa diferencia.
La convención regional paga las primas de jerarquía, especialización, maestría y doctorado con salario integral, mientras que el MPPE lo hace con salario básico.
Por las primas geográficas la gobernación paga 20 % del salario integral y el ministerio 20 %, pero del salario básico. La prima de doble riesgo, que es 5 % del salario integral para los docentes de frontera, en la nómina ministerial no existe.
Aumento sin primas
Antes de estas reducciones los docentes ya experimentaban “retardo exagerado” en la incorporación y pago de beneficios contractuales como la profesionalización y resto de primas, indica Paredes.
Además de la transferencia de nómina, la gobernación apureña planea implementar un nuevo método de pago de prestaciones sociales que es “confiscatorio del patrimonio familiar de los docentes que se van a jubilar”, dice Paredes.
Explica que este nuevo método sólo reconoce, en el pago de prestaciones sociales, hasta 25 años de servicio y, si un docente tiene más tiempo, esos años de diferencia no son reconocidos.
Control político
Educadores apureños sostienen que tras la migración, hay un plan del gobierno iniciado con el aumento salarial de marzo. La rebaja progresiva en los pagos de las quincenas experimentadas desde entonces hacen parte de ese plan y, aseguran, es una estrategia para introducir las modificaciones gradualmente y, así, condicionar la adaptación y mitigar la reacción social.
El cometido final es homologar los salarios de todos los trabajadores del sector público, inhabilitar su lucha reivindicativa y utilizar el salario como un instrumento de control político.
La intimidación y la contraofensiva son los instrumentos para garantizar que se cumpla el plan, indican estos educadores. Uno de ellos pone como ejemplo lo ocurrido, hace un mes atrás, en la Inspectoría del Trabajo de San Fernando, la capital apureña.
“Cuando fuimos a introducir nuestra petición de eliminación del instructivo Onapre nos esperaban dos tanquetas de guerra, curioso ¿verdad?, los maestros que en cualquier parte del mundo somos el símbolo de la paz y la democracia, fuimos recibidos con el símbolo de la guerra”, comentó.
No bastó con las amenazas de su madre, ni las explicaciones de que no tenían tiempo, que aquella era su parada y debían abandonar el vagón del Metro de Caracas lo antes posible; la niña seguía atornillada al piso, jalándola de la mano, exigiendo a su madre que la acompañara a saludar a su maestra, a la que había visto al final de la unidad. Así lo recuerda Yuleima, 43 años, profesora y líder comunitario de Casalta 2: “Dejamos una impresión muy fuerte en los jóvenes, es una gran responsabilidad la que tenemos los maestros, un compromiso de vida”.
Yuleima comenzó a ejercer su vocación de docente tarde, reconoce, hace apenas diez años, tras superar retos inesperados en su vida. Nunca dudó que podía alcanzar su meta, la constancia en el trabajo fue un valor que aprendió desde muy joven en la casa y en la escuela; sin embargo cada día es más difícil cumplir con esa vocación.
Ella, al igual que todo el gremio docente venezolano, ha visto disminuir sus ingresos desde que el Estado decidió aplicar el llamado Instructivo Onapre, unas tablas salariales, escritas por fuera de los márgenes del ordenamiento jurídico venezolano, que desconocen los logros sindicales del magisterio al suprimir bonos e incentivos, un instrumento que el TSJ calificó como inexistente, pero que es usado en todas las quincenas para quitarle parte de su salario. “Hay desánimo entre las maestras, se lamenta, hay quienes dicen que ganan más dinero vendiendo café en la calle que atendiendo un salón con treinta chamos”, nos dice, mientras saca cuentas y repite lo que hemos escuchado todos estos días en las calles de Venezuela: “Nos merecemos un salario digno, tener nuestro dinero para comprar nuestra comida, nuestras cosas, tener una vida”, con ese Instructivo “nos meten mano en nuestra cartera y nos piden un sacrificio que ellos no son capaces de hacer”.
Yuleima sabe que está ante un año complejo, la educación pública en Venezuela se ha convertido en un reto para los docentes, padres y jóvenes. Las instalaciones de su unidad educativa no están completamente reparadas, dejaron las obras por la mitad “y nos llaman todos los días para que hablemos con los padres y representantes, para que pidamos materiales para la escuela, un martilleo constante –se queja–. ¿Cómo voy a pedirles a unos padres que nos compren unos bombillos si a veces mandan a sus hijos con un vaso de agua como desayuno?”.
Con una inflación anual del 155% sobre los alimentos, según el Banco Mundial, Venezuela es el tercer país con mayor inflación alimentaria del mundo, una realidad que expone a los niños y jóvenes a una situación de inseguridad nutricional que afecta su crecimiento y su educación. “Tú no puedes prender un carro sin gasolina, un chamo no puede estudiar con hambre”, nos dice Yuleima quien afirma estar alarmada, las secuelas de la pandemia se sienten en el nivel educativo de sus alumnos, la educación a distancia no funcionó, se lamenta, “los muchachos lo que hacían era transcribir las tareas que los padres les hacían”, hay mucho que hacer en muy poco tiempo, “antes de terminar el curso, antes de que se vayan del país”, comenta mientras lleva la lista mental de los nueve alumnos que se fueron de Venezuela antes de culminar las clases.
Ahora Yuleima comparte su responsabilidad y divide su tiempo con otra vocación: el trabajo comunitario. Es egresada de la Segunda Corte de la Red Solidaria y en la actualidad, con el apoyo de sus vecinos y amigos, y con la fuerza que le dio una comunidad organizada, pudo abrir un comedor de Alimenta la Solidaridad en su casa y por allí pasan, de lunes a viernes, sesenta niños. “Ellos son el país, sin ellos Venezuela se va a pique y hay que darles todo el apoyo que necesitan, hacerles crecer el sentido de pertenencia, de madurez e inclusión”. “Vendrá un cambio en el país”, nos dice, “los venezolanos somos gente trabajadora y nos merecemos cosas buenas, la gente está cansada y quiere cambio, por eso es necesario que los chamos sigan estudiando, cuando uno se esfuerza los sueños se cumplen, yo pude ser maestra”, concluye mientras reconoce que, pese a las dificultades, volverá al aula de clase en el próximo curso, los niños de su colegio la siguen buscando en la calle o en un vagón del Metro y es un compromiso que no puede ni quiere eludir.
Volver a clases en Venezuela es un reto para la mayoría de los venezolanos, un compromiso por el futuro que exige el mayor esfuerzo de las familias, profesores y comunidades, una apuesta cierta por el futuro, una necesidad para avanzar el cambio que tanto necesita Venezuela. Somos un país que se merece cosas buenas y desde Mi Convive seguiremos trabajando en el apoyo a estos nuevos líderes y activistas que se comprometen por el futuro que tanto necesitamos y que nos merecemos todos.
América del Sur/Venezuela/16-09-2022/Autora:Erika Hernández/Fuente:www.elnacional.com
Los precios varían de un lugar a otro y dependen, también, de la marca. Pero, en promedio, una familia puede invertir 100 dólares para equipar a un estudiante para el inicio del nuevo año escolar en un país donde el salario mínimo se ubica en 130 bolívares, lo que según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela es poco más de 16 dólares.
Padres y representantes se preparan para afrontar los gastos correspondientes a la lista de útiles y uniformes de cara al nuevo año escolar 2022- 2023. Los precios, pese a que varían dependiendo de la zona y la marca de los materiales, se mantienen fuera del alcance de los ciudadanos que perciben un sueldo base o que deben cubrir las necesidades de más de un estudiante. Mientras que el salario mínimo en el país se ubica en 130 bolívares, lo que según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela es poco más de 16 dólares, la compra de artículos escolares puede superar los 100.
Durante un recorrido realizado por El Nacional en diferentes puntos de Caracas, se pudo observar muy poco movimiento en la compra de útiles y uniformes escolares. Esto pese a que falta poco menos de un mes para el retorno a las aulas, que de acuerdo con el Ejecutivo Nacional, será a principios del mes de octubre.
«Estamos esperando que las ventas se activen una o dos semanas antes de que inicien las clases. Creo que las personas están esperando a juntar un dinerito para poder comprar», señaló Carlos Cárdenas, dueño de un puesto de útiles escolares en Catia, quien agregó que los últimos años han sido complicados para los comerciantes debido a la crisis económica del país y la pandemia.
En la feria escolar habilitada en Plaza Caracas, los vendedores también coinciden en que las ventas podrían mejorar en unas dos semanas. «La cultura del venezolano es dejar todo para última hora», manifestó de forma jocosa Lourdes Medina, responsable del toldo número 11.
Mientras que en Chacaíto, donde se mantiene durante todo el año una feria escolar, los comerciantes aseguran que el flujo de compradores se ha ido incrementando en la última semana. Sin embargo, destacan que hay un descenso en las ventas, en comparación con años anteriores a la pandemia.
Precios de útiles escolares
Los cuadernos grandes tienen un costo que varía entre 1 y 2 dólares, dependiendo de la marca. También pueden encontrarse ofertas en ferias y librerías de Caracas donde se consiguen 6 libretas de una materia por 5 dólares, o 12 por 10 dólares. En cuanto a los de tamaño pequeño, se consiguen de 6 dólares en adelante.
Las cajas de lápices más económicas se pueden adquirir por 1 dólar en las ferias escolares adscritas a la alcaldía del municipio Libertador. Mientras que en Chacaíto y otras librerías de la Gran Caracas, el costo es de 2,50 dólares en adelante.
Las opciones más económicas de cajas de 12 colores van desde 1 a 3 dólares, pero algunas marcas pueden llegar a costar más de 15 dólares. Otros artículos básicos como la pega blanca, tijera, goma de borrar y sacapuntas se pueden adquirir a partir de 1 dólar.
La resma de papel tiene un costo que varía entre 6 y 15 dólares. Y los diferentes tipos de papeles (bond, lustrillo, seda, celofán, entre otros) se consiguen a partir de 0,50 centavos de dólar. Las escuadras y compás de precisión suelen tener un costo que va de 2 dólares en adelante.
Los padres y representantes también pueden adquirir algunos útiles en combo. Por ejemplo, un local de Chacaíto ofrece cuatro cuadernos grandes, un borrador, un sacapuntas, una caja de colores, una caja de lápices, una regla y una pega blanca, por un total de 15 dólares.
Cabe destacar que la mayoría de los locales visitados durante el recorrido vende sus artículos en base a la tasa oficial del dólar para evitar ser multados por las autoridades. Según el BCV, la divisa se cotizaba para el miércoles 7 septiembre en 7,9 bolívares.
Textos escolares
La oferta de textos escolares es mucho menor a la del resto de los artículos para el colegio. De las ferias populares visitadas por El Nacional, solo en Chacaíto se encontró un local de libros. En las librerías, proveedurías de las instituciones y en los locales ubicados bajo el puente de la avenida Fuerzas Armadas, en Caracas, es donde se pueden hallar los textos solicitados por algunas instituciones.
En cuanto a los precios de los textos escolares, van desde 8 a 35 dólares. Julio Mazparrote, vicepresidente de la Cámara de Editores, explicó que los más costosos suelen ser las enciclopedias y algunos títulos para estudiantes de bachillerato.
«Los docentes suelen pedir entre 2 y 6 títulos por estudiantes. Los primeros grados de preescolar suelen requerir entre 2 y 3 libros, en primaria unos 4 libros (incluyendo las enciclopedias), y en bachillerato pueden ser más de 6 a 8 libros que son más o menos las materias que se imparten. Sin embargo, la tendencia actualmente es que en bachillerato no se exigen los textos escolares, solamente se sugieren y el representante decide si los adquiere o no», indicó.
Mazparrote destacó que, tras dos años de clases virtuales por la pandemia y luego de casi 10 años de crisis económica del país, este 2022 muchos docentes e instituciones están retomando el interés por usar los textos escolares como herramientas clave en el aprendizaje de los menores de edad.
Pese a que las proyecciones en cuanto a las ventas de textos escolares son positivas, Mazparrote señaló que la situación de las editoriales en Venezuela sigue siendo crítica. Esto se debe más que todo a la inestabilidad económica del país y a la prohibición del Estado de que las empresas privadas de libros ofrezcan sus textos en las escuelas públicas.
«En el año 2010 en el país funcionaban unas 25 editoriales, pero en la actualidad solo quedan 8. El primer zarpazo que recibieron las editoriales fue en 2010, cuando el Estado venezolano decidió excluirlas de las instituciones públicas, para solamente publicar la colección bicentenario. Cabe destacar que 80% de los estudiantes venezolanos pertenece a la educación pública y solamente 20% estudia en colegios privados», agregó.
Desde 2011 las editoriales no tienen un canal de comunicación con el Ministerio de Educación. Recientemente desde la Cámaras de Editores intentó un nuevo acercamiento con las autoridades, pero la respuesta fue tajante: no hay ninguna posibilidad de que los libros de empresas privadas puedan ser utilizados en colegios públicos.
«Nos estamos concentrando en producir más que todo para el área de preescolar y primaria, porque en estos grados se usan los cuadernos de caligrafía, de actividades, que se piden todos los años. Pero en cuanto a los libros teóricos, de lectura, la crisis los ha llevado a su desaparición», precisó Mazparrote.
Uniformes
El costo de los uniformes representa uno de los mayores gastos para los padres y representantes en el regreso a clases. Los precios son muy variados, pues no solo dependen de la talla del estudiante o la marca, sino también de la zona en la que se adquiera.
Roberto Rimeris, presidente de la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido, advirtió el pasado 28 de agosto sobre un incremento en el costo de los uniformes debido a la poca oferta en el mercado. Y es que de 400 empresas de ropa escolar que funcionaban hace 20 años, en la actualidad solo se mantienen operativas 25.
El Nacional pudo evidenciar que los pantalones escolares tienen un costo de 10 dólares en adelante en las ferias escolares populares, mientras que en negocios ubicados en centros comerciales al este de la ciudad de Caracas pueden ir desde 15 a 40 dólares por pieza.
En el caso de las camisas tipo chemise, en las ferias se ubican entre 5 y 10 dólares; pero en tiendas tienen un precio que puede ir desde 10 a 26 dólares. Las franelas se consiguen a partir de los 4 dólares y pueden llegar a costar hasta 20 dólares.
Las faldas escolares tienen un precio que varía entre 7 y 32 dólares, los monos deportivos desde 5 hasta los 30 dólares y las medias de 0,50 centavos de dólar en adelante.
Los precios de los zapatos escolares en las ferias van desde los 10 dólares en adelante pero en centros comerciales pueden variar entre 20 y 50 dólares. El calzado deportivo se consigue a partir de 10 dólares.
En las ferias también se ofertan los uniformes en combos. Van desde los 10 dólares por un mono, dos franelas y un par de medias, hasta los 35 dólares con zapatos u otras prendas incluidas.
Instituciones públicas son menos exigentes
El Estado tiene prohibido a las instituciones públicas solicitar de manera obligatoria cualquier tipo de material escolar. Sin embargo, muchos docentes suelen hacer sugerencias a los padres en cuanto a los artículos que son completamente necesarios para el proceso de aprendizaje.
«Aquí lo que hacemos es pedir a los estudiantes que traigan implementos básicos como cuadernos, lápices, sacapuntas, entre otros, para su uso personal. Y otros artículos como diversos tipos de papeles, pega, o material didáctico, se solicita a modo de colaboración entre los representantes», señaló una docente de una escuela pública de Caracas, quien pidió no ser identificada.
La subdirectora de una institución rural, ubicada en el estado Miranda, señaló que desde hace años no reciben los libros de la colección Bicentenario, por lo que los estudiantes no cuentan con ningún tipo de texto escolar para apoyar su aprendizaje. Además, también señaló que son muy pocos los bolsos con útiles escolares que llegan para los alumnos.
«Es muy difícil trabajar de esta forma. Nos prohíben pedir a los estudiantes cualquier tipo de material, pero tampoco les hacen llegar algo tan básico como un cuaderno o un lápiz. Tampoco contamos con libros de texto, y no todos los alumnos disponen de un teléfono celular para investigar por Internet. La escuela está localizada en una zona montañosa donde ni siquiera hay señal telefónica, además, es una zona muy humilde, con personas de escasos recursos», agregó la profesional que también pidió el anonimato.
En otras instituciones de la capital se arriesgan a solicitar un mayor número de materiales, e incluso, textos escolares de editoriales privadas. «No es obligatorio, pero el representante que quiera adquirir el libro, puede hacerlo. Es una herramienta de mucha ayuda para los estudiantes», comentó otra maestra.
Si bien todo depende de la escuela o el docente, un representante puede gastar entre 15 y 20 dólares para adquirir útiles básicos. Esto para los estudiantes de instituciones dependientes del Estado.
En los colegios privados el escenario es diferente. Las listas de útiles para los estudiantes de primaria suelen incluir unos 20 artículos o más, a lo que deben sumarse los textos escolares que varían en número dependiendo del grado. En este caso el presupuesto puede superar los 50 o 60 dólares.
A los estudiantes de bachillerato no se les exigen libros de texto, pero sí un cuaderno por materia. También deben contar con artículos como block de dibujo y de contabilidad, diccionarios, marcadores, creyones, escuadras, cartulinas, calculadoras, entre otras. Dependiendo del año, un representante puede requerir de entre 25 y 50 dólares para cubrir todas estas necesidades.
@ErikaHDelaR
Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/economia/utiles-y-uniformes-escolares-cuanto-gastan-padres-y-representantes-para-el-regreso-a-clases/
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!