Un grupo de estudiantes empapela su facultad contra los abusos verbales de un profesor. La universidad anuncia medidas contundentes
Un grupo de 50 alumnas de Educación Social de la Universidad de Valencia ha empapelado su facultad con los comentarios machistas que un catedrático presuntamente les dirigió de forma reiterada en clase el curso pasado. Entre ellos: «Una alumna se hace daño con la silla durante la clase y grita. El profesor: ‘Buf, cómo me ponen esos grititos» y «Una alumna pregunta en medio de un examen si tiene que enrollarse en una pregunta. El profesor: ‘No hace falta, pero si quieres enrollarte conmigo es otro tema». Las estudiantes han denunciado este jueves el supuesto encubrimiento del caso por parte de la facultad. La universidad anuncia medidas «contundentes» contra el docente, cuyo comportamiento ha sido calificado de «indignante» por la rectora, Mavi Mestre.
El catedrático Ramón López Martín realizaba los comentarios «prácticamente en todas las clases», según una alumna. «Al principio no sabíamos si era una broma aislada, pero luego vimos que se repetía día tras día. Era muy fuerte», afirma.
Este periódico ha intentado sin éxito recabar la versión del catedrático de Teoría e Historia de la Educación, que fue decano de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de 2006 a 2012 y vicerrector de Políticas de Formación y Calidad Educativa entre 2014 y 2018. López Martín se presentó en marzo a las elecciones de la Universidad de Valencia en una candidatura que fue derrotada por la de Mavi Mestre.
La decana de la facultad, Rosa María Bo, asegura que el profesor denunciado negó inicialmente haber realizado las manifestaciones que le atribuyen, pero después admitió que podía haberlas hecho en tono «de broma». La decana no ha mencionado la identidad del catedrático, confirmada por este periódico a través de tres fuentes.
El profesor realizó los comentarios ante una clase formada en un 80% por mujeres durante el primer trimestre del curso 2017-2018, coinciden varias alumnas, que prefieren no dar su nombre por temor a sufrir consecuencias académicas y judiciales. Las frases ilustran ahora el amplio recibidor de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación: «Una alumna estornuda. El profesor: «Si ya te dije que ibas demasiado fresca»; «Una alumna dice que es nerviosa. El profesor: ‘Ya me di cuenta anoche»; «Una alumna y un alumno están sentados al lado. Se les cae una carpeta y ella se agacha a recogerla. Profesor: ‘¿Qué haces ahí abajo?’. Alumna: ‘Coger la carpeta’. Profesor: ‘Ah… que ahora lo llaman así». Las mujeres han colgado también mensajes exigiendo el fin del acoso sexual en la universidad.
Las estudiantes presentaron la queja por escrito el 18 de mayo, el último día de clase, justo antes del inicio del periodo de exámenes. Pero el caso ha salido ahora a la luz, explican, por la falta de reacción de la institución académica y por la asistencia del catedrático al acto con el que la facultad celebró el Día Internacional contra la Violencia de Género: «Nos pareció indignante. Es un hipócrita. Esto no se puede permitir», afirma una de las alumnas.
Mala gestión y ocultamiento
Las organizadoras de la protesta han publicado este jueves un comunicado a través de las redes sociales en el que critican la «mala gestión y el ocultamiento» que en su opinión han marcado la actuación de la universidad. Según las estudiantes, en una reunión celebrada este miércoles el profesor presentó sus disculpas añadiendo: «Si tan empoderadas estáis, aprended a distinguir lo que es una broma de lo que es delito». Las mujeres han reclamado que en el futuro la comisión de igualdad de su facultad actúe contra el machismo «dejando atrás el amiguismo y las relaciones de pasillo».
La decana justifica su actuación argumentando que en junio preguntó a las estudiantes si querían transformar su queja en una denuncia, a lo que según Rosa María Bo las alumnas respondieron que les bastaba con que se le diera un «toque de atención» al profesor. La decana añade que la facultad consultó los pasos a dar con el Vicerrectorado de Estudios y los servicios jurídicos de la universidad, e insiste en su compromiso contra el machismo.
«Como mujer y como profesora, nunca pensé que un profesor tuviera hoy día un comportamiento así, que no solo es machista, sino que evidencia un abuso de la posición que tiene dentro del aula. Como rectora no lo voy a consentir», ha afirmado, por su parte, Mavi Mestre. Fuentes de la dirección de la universidad han asegurado que si las alumnas no presentan una denuncia ante la Unidad de Igualdad de la institución académica, el rectorado actuará de oficio contra el profesor.
Desde el #NiUnaMenos no descendió la cifra de mujeres víctimas de la violencia de género. La figura del femicidio como agravante no es lo suficientemente aplicada en los tribunales.
Las condenas por femicidios son escasas en relación con las muertes de mujeres.
Como agravante de un tipo penal, el femicidio existe desde su aprobación por el Congreso en 2012.
Los femicidios o feminicidios existieron mucho antes de que se los reconociera como tales. Oriel Briant, Alicia Muñiz, Carolina Aló, Gladys McDonald, Cecilia y Adriana Barreda y Elena Arreche, las mujeres asesinadas por el dentista Barreda a quienes rara vez se recuerda por sus nombres, María Soledad Morales, Leyla Bshier Azar y Patricia Villalba, las víctimas del doble crimen de La Dársena en Santiago del Estero y muchas otras.
El asesinato de Chiara Páez , la chica de 14 años embarazada de tres meses enterrada en el patio de la casa de su novio de 16, en Rufino, Santa Fe desató la marea del #NiUnaMenos. Una multitud de mujeres de todas las edades salieron a la calle el 3 de junio de 2015 para unirse en un grito contra la violencia machista.
Las mariposas
Las hermanas Mirabal fueron asesinadas por su lucha contra la dictadura de Rafael Trujillo y se convirtieron en un símbolo.
Todos los 25 de noviembre se conmemora el asesinato de las hermanas Mirabal, luchadoras antidictatoriales en la República Dominicana regida por Rafael Trujillo. Las Naciones Unidas establecieron esa fecha como el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Desde su muerte en 1960 Patria, Minerva y María Teresa , conocidas como «las Mariposas», se convirtieron en un emblema de la lucha por los derechos humanos de las mujeres en todo el mundo. Por su activa militancia en la resistencia, esbirros del dictador las emboscaron cuando salían de visitar a sus maridos presos. Desde la adopción de la Convención Belém Do Pará en 1994, muchos fueron los esfuerzos con el fin de lograr políticas y marcos legislativos para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres. El problema no es la falta de comprensión ni de legislación o de políticas, sino las deficiencias de implementación, de financiación o falta de personal capacitado.
Una mujer muerta cada 29 horas
Más allá de las iniciativas gubernamentales -algunas más efectivas que otras- la evaluación general indica que las cifras de víctimas no han bajado en los últimos tres años. Hubo 286 femicidios en 2015, 290 en 2016 y 292 en 2017. En lo que va del 2018, se registraron 260. Además, cientos de hijos quedaron sin madre y la figura del femicidio vinculado (el asesinato de descendencia, padres, vecinos, nuevas parejas, amigos y amigas) fue la marca de uno de los casos más recientes -nunca se puede decir que es el último-, el de Delia Guerrero, en Colón, Buenos Aires.
La Casa del Encuentro informó por su lado que según sus cifras, hay un femicidio cada 32 horas y 225 en total.
La cantidad de condenas por femicidio en tribunales no se compara con el número de hechos detectados. Es frecuentemente equiparado al homicidio agravado por el vínculo. Los fiscales y jueces alegan que el femicidio es difícil de tipificar. Los tribunales requieren que hayan existido antecedentes de que además del vínculo existan antecedentes de relaciones violencias o historial de actitudes de de odio al género femenino por parte del femicida.
En el 93% de los casos, los asesinos fueron personas pertenecientes al círculo íntimo de la víctima. El 22 por ciento de ellas había efectuado la denuncia y el 12,5% tenía alguna medida de protección.
Con la sangre ya derramada, una de las preguntas más frecuentes es si se podría haber prevenido. Tal vez una de las formas de prevenir es la detección temprana de formas de violencia contra la mujer. Pero para prevenirlas, hay que identificarlas, lo que no es una tarea fácil.
En 2017 hubo cerca de 3.000 femicidios en América Latina y el Caribe, según informe de la CEPAL.
La mayoría de los asesinatos de mujeres que tienen lugar en América Latina y el Caribe son femicidios. Esta es una de las principales conclusiones de un informe del Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que reveló que 59% de las mujeres asesinadas en 2017 en la región murieron por su condición de género.En el mismo documento, el organismo asegura que “al menos” 2.795 mujeres fueron víctimas de femicidio en 23 países de América Latina y el Caribe en 2017. El énfasis en el “al menos” refiere a que el registro se realizó en los países en donde estas cifras están disponibles, por lo que el número real probablemente sea mayor.
En los países de la región con datos disponibles, 57,6% los femicidios son cometidos por alguien con quien la mujer asesinada tenía o había tenido una relación de pareja, detalla el estudio. Hay dos excepciones: El Salvador, donde esto sucede en 6% de los casos de femicidios, y Honduras, donde esta cifra es de 18%.
La situación de El Salvador en relación a los derechos de las mujeres es, en general, una excepción. En este país centroamericano, el fenómeno de femicidio “alcanza una extensión que no encuentra paralelo en ningún otro país de la región”, afirma la CEPAL. Allí, la tasa de femicidios por cada 100.000 mujeres fue de 10,2 en 2017. De hecho, Amnistía Internacional asegura en su informe 2017-2018 que “los elevados índices de violencia de género siguen haciendo de El Salvador uno de los países más peligrosos para las mujeres”.
Le sigue Honduras, que en 2016 registró una tasa de 5,8 femicidios por cada 100.000 mujeres. En Guatemala, República Dominicana y Bolivia también se observaron altas tasas para 2017, iguales o superiores a dos casos cada 100.000. En la región, sólo Venezuela, Panamá y Perú registran tasas inferiores a uno cada 100.000.
A la hora de comparar la situación de América Latina y el Caribe con otros continentes, la CEPAL resalta la dificultad que plantea la diferencia de criterios a la hora de registrar femicidios. Pone como ejemplo a los países de la Unión Europea, que sólo registran en sus estadísticas regionales las cifras de mujeres asesinadas por sus parejas en el ámbito privado, lo que supone desafíos en la comparación con el indicador que publica la CEPAL, que también incluye los asesinatos de mujeres que tienen lugar en el espacio público.
De todas maneras, una comparación de las tasas de femicidios registrados en el ámbito doméstico en las dos regiones muestra que Europa tiene índices más bajos. Mientras que en 2017 las tasas de “femicidios íntimos” en América Latina varían desde un máximo de 1,98 por cada 100.000 mujeres en República Dominicana a un mínimo de 0,47 en Chile, la mayor parte de los países europeos registraba a fines de 2016 tasas por debajo de 0,5.
En la última década, la gravedad del fenómeno ha obligado a 18 países latinoamericanos a modificar sus leyes para sancionar el femicidio. El primero en hacerlo, tal como señala la CEPAL, fue Costa Rica en 2007. Le siguieron en los años siguientes Guatemala (2008), Chile y El Salvador (2010), Argentina, México y Nicaragua (2012), Bolivia, Honduras, Panamá y Perú (2013), Ecuador, República Dominicana y Venezuela (2014), Brasil y Colombia (2015) y Paraguay (2016). El último fue Uruguay, el año pasado. Sin embargo, en la mayoría de los países, la reforma de la legislación no se tradujo en un cambio de la realidad. Los números están a la vista.
La medición de los femicidios, aclara la CEPAL, es “particularmente importante” para dar respuestas a las metas de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible vinculadas a la eliminación de “todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación”.
La comisión entiende que la realidad obliga a los países a emprender más acciones para erradicar la violencia de género. Por eso, establece como uno de los principales desafíos “comprender que todas las formas de violencias que afectan a las mujeres están determinadas, más allá de su condición sexual y de género, por diferencias económicas, etarias, raciales, culturales, de religión, y de otros tipos”. Sólo así, asegura, se podrá avanzar en la creación de políticas públicas integrales para su erradicación.
Además, plantea como otra línea de trabajo fundamental la sensibilización y la capacitación de los funcionarios públicos, especialmente aquellos que trabajan en la Justicia, “para mejorar los registros de femicidios y dar respuestas acordes al enfoque de derechos humanos y una cultura de igualdad”.
El organismo también contempla la creación de políticas públicas de reparación dirigidas a hijas e hijos de mujeres víctimas de femicidio, “que consideren asignaciones monetarias que permitan enfrentar los gastos cotidianos de las y los menores de edad”. Todo esto sin olvidar la necesidad de generar acuerdos interinstitucionales que permitan fortalecer el análisis de los femicidios tanto dentro de cada país como a nivel regional.
La directora de la Dirección de Equidad de Género y Desarrollo del Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD), Marianela Pinales, dijo que la violencia de género es un flagelo que está instalado en todas las instancias sociales, lo cual ha provocado que llegue a un punto de normalidad “que asusta”.
“Como encargada de conducir las acciones de género en el sistema educativo pre universitario, tenemos la responsabilidad social de ofrecer las herramientas teóricas y metodológicas, para intervenir y evitar la reproducción de esta conducta tan brutal para el relacionamiento humano”, afirmó la directora.
Asimismo expresó que la violencia en las escuelas es un reflejo de la creciente violencia que se ha estado presentando en la sociedad.
Pinales destacó que los datos arrojados por un estudio realizado por esa entidad revelaron que República Dominicana es uno de los países afectados ocupando el tercer lugar en violencia física entre estudiantes.
“Las acciones de violencia en las escuelas son tan sutiles, que a veces no nos enteramos”, aseguró.
En ese tenor, agregó que en las relaciones entre los estudiantes existen varios tipos de escenarios siendo el denominado “bullying” una de las manifestaciones más crueles.
“Sin igualdad no es posible la paz, tenemos que revisar el sistema y desenredar la madeja de la desigualdad para que más temprano que tarde nuestros niños, niñas, personal docente y las familias puedan recuperar la confianza en la escuela”, aseveró.
Las palabras de Pinales fueron evocadas en el recorrido que realizó este viernes el MINERD denominado “Gran Caminata para la Mejora de las relaciones de género y garantía de los Derechos de la Mujer”, la cual tenía como fin llevar el mensaje a la sociedad dominicana de “No violencia contra la mujer”, a raíz de conmemorarse el próximo domingo 25 de noviembre el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer”.
La caminata partió desde el Teatro Nacional Eduardo Brito y recorrió toda la avenida Máximo Gómez, hasta llegar a su destino final en la parte frontal del Ministerio de Educación, a la misma asistió la ministra de la Mujer Janet Camilo acompañada, el vice ministro de Cultura Luis de León y otras autoridades educativas.
De igual forma un total de dieciséis escuelas pertenecientes a la regional educativa 15 y 16 de la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional, así como diferentes representantes y autoridades educativas.
Este próximo 25 de noviembre, mañana, en el marco del día internacional contra la violencia doméstica y de género se llevará a cabo una nueva marcha del colectivo Mujeres de Negro del Uruguay.
¿Porque se conmemora este día?
El 25 de noviembre fué declarado día Internacional contra la Violencia hacia la mujer en el Ier Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá (Colombia) en julio de 1981.
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
Se eligió el 25 de noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
En 1999, la ONU dio carácter oficial a esta fecha.
¿Qué es el colectivo Mujeres de Negro?
Mujeres de Negro es un colectivo internacional de mujeres pacifistas.
Este movimiento internacional nace en Jerusalén en 1987, cuando un grupo de mujeres israelitas y palestinas, deciden salir vestidas de negro y en silencio para protestar contra la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Su lema fue y es: “Nuestros gobiernos son enemigos, pero nosotras somos amigas y unidas manifestamos nuestro rechazo a la violencia” Es prácticamente imposible conocer exactamente cuántos grupos de Mujeres de Negro existen en la actualidad.
No obstante, esta Red Internacional reúne a las mujeres de todos los países de la ex-Yugoslavia, Europa, EE.UU., América Latina, Asia y África.
En la actualidad existen grupos de Mujeres de Negro en diversos países, tales como Azerbaiján, Australia, Alemania, Austria, Canadá, Chipre, Colombia, Croacia, Dinamarca, Escocia, España, Filipinas, Francia, Italia, India, Israel, Inglaterra, Indonesia, Japón, Montenegro, Macedonia, Nepal, Palestina, Suiza, Suecia, Serbia, Turquía, EE.UU. y Uruguay.
Estas mujeres son activistas trabajando por la defensa de los derechos humanos, especialmente en los derechos de las mujeres.
Son grupos autónomos y hablan por ellas mismas. Se manifiestan públicamente contra la violencia, en señal de duelo y para ser más visibles ante la sociedad, con una imagen en común: vestidas de negro.
Todas juntas y cada una de ellas asumen el luto de las mujeres que están sufriendo la violencia doméstica pero también otro tipo de violencia como las guerras.
Su manifestación es en silencio porque faltan palabras para poder explicar todos los horrores, el terrorismo y la violencia que han sufrido y aún sufren algunas mujeres. Porque el silencio es al mismo tiempo un grito sobre la ausencia de voz de las mujeres en la historia.
El objetivo es la protesta, la presión, el testimonio, la denuncia pública, la información, tender puentes entre ellas mismas donde prevalezca la solidaridad como política alternativa para la paz y la no violencia.
Mujeres de Negro Uruguay
En Uruguay comienza a raíz de una inquietud que Jenny Escobar Iglesias les plantea a sus hermanas cuando llega de España en el año 2004, donde trabajaba en el tema de violencia doméstica.
Su interés fue conectarse con gente que trabajara sobre este tema; comenzó a frecuentar las comunas, a estudiar Educación Popular y a trabajar en “El Arbolito” de La Teja.
El 14 de setiembre del año 2006, Jenny junto a las mujeres de su familia, a Margarita Mariño, a compañeras de El Arbolito y a estudiantes de Educación Popular fundan el “Lobby” Mujeres de Negro Uruguay, donde también llevan un lazo blanco en señal de paz.
Mujeres de Negro Uruguay se sustenta por sus propios medios y no es una organización asistencial sino una organización de presión que trabaja por la paz de los hogares y en contra de la violencia doméstica.
Se conoce que hay un índice altísimo de feminicidio, muerte de mujeres en sus propios hogares; la violencia psicológica está institucionalizada y muchas veces no se reconoce como tal, ni de parte del que la ejerce, ni de quien la recibe.
En diez meses del año 2018, se registraron 41 asesinatos de mujeres, 25 de los cuales fueron feminicidios, el 91% se registraron dentro de los hogares.
Este 25 de noviembre a las 17.00 horas se llevará a cabo una nueva marcha en repudio a la violencia de género.
Se empezarán a reunir en la Plaza Independencia vestidas de riguroso negro. Este año se comenzará a marchar a las 18.30 horas.
La formación será igual que siempre, pero la performance tendrá cinco secciones.
Primera sección: En la primera fila y en lugar del medio ira una mujer que hará una performance sobre todo el camino de 18 de Julio.
Segunda sección: Estarán todas las personas que se anotaron en el email mesumomdn2018@gmail.com, vestidas de riguroso negro.
Tercera sección: Marcharán los activistas anuales hombres, mujeres, jóvenes y niños, familias enteras que apoyan la causa de la NO VIOLENCIA y abogan por la paz en los hogares.
Cuarta sección: Marcharán todas las personas que por motivos personales no pueden venir de riguroso negro.
Quinta sección: Los pasacalles de Mujeres de Negro y de la Red Contra la Violencia Doméstica y Sexual.
El 25-N es el Día Internacional contra la Violencia de Género. Muchos centros educativos trabajan durante todo el año en su prevención
De los estudios recientes sobre género en la adolescencia se suelen destacar aspectos poco alentadores: Un 25% de los chicos y un 22% de las chicas de 12 a 24 años está algo de acuerdo en que “el hombre que parece agresivo es más atractivo”, según un estudio del Centro Reina Sofía para la Infancia y la Juventud de 2015, y un 32% de los chicos y chicas de 14 a 19 años ve normal la existencia de celos dentro de la pareja, según otro estudio del mismo organismo de ese mismo año. Mientras, un 21,2% de los jóvenes de 15 a 29 cree que la violencia de género es un tema “muy politizado, que se exagera mucho” y un 27,4% la ve una conducta “normal” dentro de la pareja, según un barómetro del mismo organismo del año pasado.
Sin embargo, no se suele incidir tanto en otros apartados de esos mismos estudios. Así, María José Díaz Aguado ha probado en diferentes investigaciones a lo largo de esta década cómo los chicos y chicas que habían recibido algún tipo de formación en prevención de la violencia de género tenían un menor riesgo de sufrir o ejercer violencia en un futuro. De nuevo, la mirada clavada en el centro educativo.
El ‘Me too’ sí que sirve
Esther Roca es cofundadora del Grupo de Mujeres Sherezade: dialogando el feminismo. También es formadora de docentes. Para ella, el Me too ha sido un fenómeno “superpositivo 100%”: “Se han alzado muchas voces, cada vez más, y esto hace que en contextos educativos se vea atractivo trabajar sobre la violencia machista, antes silenciada bajo el discurso de “Qué exageradas, eso no pasa”. El Me too rompe con esta idea y genera un boom. Tenemos colegios que nos llaman sólo para estos temas, porque quieren acabar con la violencia y generar espacios de diálogo. El curso pasado formamos a 50 centros sólo en la Comunidad Valenciana. Y este estamos formando a otros tantos. Va a más”.
Roca propone que se vaya “Todos a una” en el camino hacia una convivencia feminista, en el posicionamiento activo contra la violencia, sin que nadie perciba que se está imponiendo el discurso dominante de nadie. Si, por ejemplo, se va a crear un Club de Valientes –una actuación que ha demostrado su eficacia para acabar con el acoso de primer y segundo orden, contra la víctima y contra quienes la protegen- se trata de reflexionar conjuntamente cómo llevarlo a cabo en las aulas, cómo se define valiente en función de la edad de los niños, que es un héroe y una heroína en base a los valores y sentimientos que generan respaldo unánime… Solo así se creará un contexto seguro en que si se da una violencia en esa esquina, en el patio o en el comedor siempre alguien alzará la voz por la persona víctima.
Sonia del Barrio es maestra en el CPI Soloarte IPI de Basauri. “Aquí las fechas concretas, como el 25N son casi anecdóticas, apenas importantes. Trabajamos en prevención de la violencia a diario, siempre, y cuando surgen estas fechas o viene alguien de fuera a hacer talleres se ve cómo los chavales ya tienen interiorizada una forma de hacer las cosas, de estar, y el discurso les sale solo”, sostiene. Entre otras iniciativas, allí funciona el club de valientes, pero no solo. Se transmite cómo los conflictos se resuelven mediante el diálogo y las medidas correctoras han de ser, ante todo, educativas. También es habitual la dinámica de coloquios, juntarse todos los niños y niñas y los profesores de todos los cursos para abordar un tema en base a la lectura previa de textos. Por ejemplo, uno acerca de cómo distinguir la violencia y lo que no lo es y otro de la autora Chimamanda Adichie, Todos deberíamos ser feministas. El objetivo es una reflexión global.
La convivencia en esta comunidad de aprendizaje, en un centro catalogado de medio social desfavorecido, ha mejorado mucho. Allí hace tiempo que se abordó el “No es no”, recuerda Del Barrio: “Desde chiquitines tienen muy interiorizado el “Si no me gusta, no me lo hagas”. La ley del silencio ya no existe, y los pequeños forman piña con la víctima de modo natural, sencillo y con mucha lógica. En seguida protegen al que ha sufrido violencia y le dicen al violento “Esto no nos gusta, no vamos a jugar contigo hasta que no te portes como te tienes que portar”. Y se lo llevan a casa. Saben discriminar las relaciones sanas y las que no lo son, reconocer la violencia aunque no lo verbalicen así. También vemos cómo las hijas hablan porque lo han aprendido, dicen cosas que sus madres no se habían atrevido a decir. Tenemos la dificultad de que solemos acoger alumnos nuevos durante el curso. De repente, uno llega de Marruecos en febrero, de Senegal en abril, pero los chavales tienen una forma de estar que hacen ellos solos la acogida. Además, estamos aprendiendo mucho de la trayectoria de los pequeños y nos está sirviendo para adaptarlo a etapas superiores. Poco a poco se van consiguiendo cosas también con los mayores”.
Aparte de por el respaldo de la comunidad científica, que lleva tiempo subrayando la contribución educativa y social de los clubes de valientes, de esos upstanders, de esa bystander intervention de personas que se posicionan siempre ante la violencia como clave para superar las violencias machistas, Esther Roca destaca esta iniciativa porque “la puedes aplicar desde mañana, a nivel de escuela, pero también a nivel de aula”. Otras, como el modelo dialógico de convivencia, pueden resultar más complejas y suponen involucrar al centro entero, pero esta se puede transferir fácilmente desde las primeras edades, lo que explica su buena acogida.
Frente a este ejemplo, puntualiza, existen otras actuaciones no basadas en evidencias que se suelen entremezclar con las que sí lo están en los programas de formación: “Al profesorado a veces se le venden bulos sobre cómo trabajar para eliminar la violencia machista desde el contexto educativo… Bulos que despistan, que quitan tiempo. Este boom conlleva este riesgo, que se cuelen desde la asesoría o desde la política educativa en los centros remedios sin un filtro previo, con la etiqueta de “creativo” o “innovador”, haciendo que lo que es efectivo al final no llegue”.
Las raíces machistas
Si para Roca “Las niñas y los niños son la fuerte esperanza de que otros contextos en que no tenemos estas premisas tan claras acaben transformándose de forma cada vez más generalizada”, la experta Marina Subirats invita a buscar las raíces del fenómeno, de ese insulto o esa agresión directa a una niña, en la transmisión de un determinado modelo masculino, también en la escuela. Ella lo ha recogido con respecto al interior, al aula, en Rosa y azul. La transmisión de modelos en la escuela mixta y al exterior, el patio, en Balones fuera. Reconstruir los espacios desde la coeducación. En el primero, de finales de los ochenta, refleja el desequilibrio en los intercambios verbales de niños y niñas en el aula (a favor de ellos), por ejemplo. Subirats lleva tiempo con la idea de repetir esta investigación para comprobar si algo ha cambiado, pero de momento no ha podido ser por falta de financiación.
Representadión de Violencia D.E.P. Género
En el segundo refleja cómo la batalla por el espacio también la ganan ellos. Los chicos se apoderan prácticamente de todo el patio jugando al fútbol, mientras que los más pequeños o las chicas se quedan relegados por los rincones, mirando. También en este caso, en un principio Subirats se topó con la negación, pero “en el momento en que el profesor empieza a mirar el patio se da cuenta de que sí es así”. “Yo creo que ahora por primera vez en muchos centros se va entendiendo que el patio incluye una valoración de símbolos masculinos y femeninos y se está trabajando con esta premisa [que difundía el libro hace 11 años]. En Andalucía, en el País Vasco o Cataluña tenemos escuelas que están remodelando sus patios…”, apunta.
Para Subirats son clave proyectos de coeducación como el que está llevando a cabo Skolae en Navarra, que defiende frente a la campaña en su contra: “Si consiguen que caiga será muy difícil que en otras zonas se apueste por proyectos coeducativos”. Sabe de lo que habla. Siendo directora del Instituto de la Mujer vio cómo una campaña de educación afectivo-sexual en las escuelas, realizada en colaboración con el colectivo Harimaguada, duraba mientras duraba el gobierno socialista.
También Amaia Ruiz, del CPEIP Virgen del Soto de Caparroso (Navarra), valora el programa Skolae, creciendo en igualdad y el Plan de Coeducación del Departamento de Educación de Navarra en que se inserta. Su centro no solo está dentro de este programa, sino que acaba de terminar un curso en que las “mujeres que mueven el mundo” han sido el eje transversal. Con 6º de primaria como grupo motor, recopilaron biografías de mujeres que no aparecían en el currículum para elaborar un libro de texto y recogieron, además, historias de aquellas “pioneras” del pueblo, Caparroso, -la primera alcaldesa, la primera directora del colegio-, para rendirles un homenaje.
El teatro como herramienta de transformación social
En el IES Rayuela de Móstoles llevan desde el curso 2013/14 valiéndose de las artes escénicas para abordar el fenómeno de la violencia de género. Empezó el jefe de estudios, Jaime Álvarez, y hoy otros compañeros han tomado el testigo. Con Violencia D.E.P. Género, Álvarez, un enamorado del teatro, decidió conectar con el alumnado: “Cuando un ponente venía a hablar sobre esto solía quedar todo en datos fríos y distantes. Me pareció que sería más eficaz presentarlo a través de una serie de escenas cotidianas de violencia de género teatralizadas”. El resultado fue muy potente y surgió una colaboración con el Ayuntamiento para representarlo ante centros educativos de la localidad en la semana contra la violencia de género. En total, unos 3.000 adolescentes desde 3º de ESO han presenciado la obra, a cargo de alumnos de 1º y 2º de bachillerato, y también del propio Álvarez. La catarsis que el espectáculo generaba era importante, y el propio Álvarez necesitó una pausa, pero afortunadamente había contagiado a otras compañeras y compañeros. Estos siguen trabajando, ahora en dramatizaciones con guion de los propios alumnos. Es el caso, entre otros, de José María Pallás, jefe del departamento de lengua, que explica cómo los alumnos del centro –el único de artes escénicas de la zona sur de la Comunidad de Madrid- protagonizaron el año pasado una performance durante la manifestación contra la violencia de género que este año volverán a repetir.
También trabajan sobre canciones, en este caso que se posicionen contra la violencia machista, y elaboran coreografías a partir de ellas. Algunos ejemplos son La puerta violeta, de Rozalén; Ella, de Bebe; María se bebe las calles, de Pasión Vega, o Que nadie, de Manuel Carrasco y Malú. “El grado de implicación y entrega de los alumnos es increíble. No hacen más que proponer mejoras. Demuestran mucha madurez respecto a un drama que desgraciadamente a algunos les ha pasado directa o indirectamente por encima”, reflexiona su profesor.
Del centro a la ciudad
“La alcaldía buscaba dar un giro a la política de igualdad en el ámbito educativo. Sobre todo a los talleres para desarrollar con el alumnado. Se repiten año tras año, pero parece que se necesitaba algo más”, comienza Jorge Antuña, director del Centro del Profesorado de Gijón. El resultado fue Otras miradas, un desarrollo de la Carta Local para la Igualdad de Mujeres y Hombres del Ayuntamiento de Gijón en 13 centros educativos (de primaria, secundaria, FP, 11 públicos, uno privado y uno concertado) con tres patas fundamentales: una intensa formación del profesorado, la formación del alumnado a su vez por este profesorado formado y la elaboración y desarrollo de un proyecto de Aprendizaje Servicio: “Se trataba de salir al barrio, a la comunidad, de colaborar y buscar alianzas con instituciones no solo educativas: la unión de comerciantes, la federación de asociaciones de vecinos, asociaciones y ONG diversas… para sensibilizar a la ciudadanía sobre igualdad”. Así, el curso pasado no era raro encontrarse en un establecimiento de hostelería un menú por los buenos tratos a cargo de niños y niñas de un colegio de la ciudad, o toparse en la marquesina del autobús con un cartel diseñado por alumnos de un instituto.
Los datos de la evaluación han sido positivos: “Reflejan cómo los alumnos han tomado más conciencia de la situación, están más implicados y lo van trasladando a su entorno”, señala Antuña, que entiende que “La desigualdad y la violencia no son un problema solo educativo, sino social, y desde el ámbito social se deben resolver. Toca salir de la escuela, abarcar el barrio, la ciudadanía, los agentes sociales… Era lo que buscábamos y lo hemos conseguido”.
La historia de #CambiáElTrato y sus tres videos feministas protagonizados por hombres.
El video empezó a circular el miércoles por la noche. Sonaba el whatsapp y desde distintos grupos llegaba lo mismo: el pibe que frena su moto y le grita cosas a una piba que no se ve: «Ah, bueno, estás para el secuestro…. ¿sabés todas las cosas que te haría?… «. Y el amigo que lo frena: «Eh, boludo, pará un poco… ¿no te das cuenta que la asustás a la chica?». La presentación oficial de la campaña #CambiáElTrato fue el jueves por la mañana, cuando miles de personas ya sabían de qué se trataba. Los videos presentados fueron tres, y no paran de circular en las redes y compartirse en grupos familiares, de amigos, de trabajo. El sueño de cualquier publicista, que todo el mundo hable del producto, en este caso, uno muy especial, la violencia contra la mujer.
Con la premisa de que “la violencia que no mata, mata igual”, la campaña #CambiáElTrato de la Fundación Avon muestra tres videos: “Acoso Callejero”, “Violencia Intrafamiliar” y “Violencia Sexual Digital”, que recrean diálogos sobre escenas de la vida cotidiana en las que las mujeres son maltratadas. Carlos Portaluppi, Andrés Gil, Felipe Colombo, Matías Mayer, Martín Slipak y Agustín Corsi son los seis actores que protagonizan estos diálogos donde en los tres casos un varón cuestiona a otro varón sobre el trato a las mujeres: un hijo le reprocha al padre la violencia que ejerce sobre su madre, un amigo le pide a otro que no le grite cosas a una chica por la calle y otro amigo le dice a otro que no comparta fotos de una chica desnuda.
Un amigo le pide a otro que no le grite cosas a una chica por la calle. Es el vídeo de la campaña que más se viralizó.
La viralización de los videos no para. Tampoco los debates sobre la campaña. Muchos varones y muchas mujeres comparten y aplauden. Otros, otras, critican: que no aparecen mujeres en los spots, que esto que dicen ahora los varones hace años que lo vienen gritando las mujeres, que la campaña la hace una empresa que vende productos de belleza, que las frases dejan a las mujeres como temerosas o seres inferiores a los que hay que proteger.
En Argentina hay un femicidio cada 30 horas. Es la violencia más radical. Antes, y a cada segundo, hay muchas otras violencias que no llegan a ser físicas pero que lastiman hondo: el menosprecio, la indiferencia, el acoso, la burla, la crítica constante, gestos que de tan cotidianos se toleran y naturalizan.
«Queríamos hacer una campaña sobre violencia de género pero sin señalar con el dedo, sin ser tan formales, porque mucha gente de esa manera no sigue escuchando, te cierra la puerta enseguida», explica a Clarín Florencia Yanuzzio, directora de la Fundación Avon.
Un joven le dice a su amigo que no comparta fotos de una chica desnuda.
«Siempre que se habla de estos temas los auditorios están llenos de mujeres, las que escuchan son sólo mujeres, y tenemos que convocar a los varones, reclutarlos, porque las mujeres solas no vamos a lograr terminar con la violencia. Hay que terminar con eso de decirle a las mujeres que se cuiden, que ojo con la ropa que se ponen, que el horario… A los que hay que hablarles es a los varones, y la idea es que escuchen, porque son la raíz del problema -sigue Yanuzzio-. Y sí, en la campaña sólo aparecen hombres hablándoles a hombres, pero lo cierto es que la campaña fue hecha completamente por mujeres».
Silvina Chague, de ella se trata. Tuvo la idea, la creatividad, escribió los guiones y tuvo a cargo la realización. Ya hace temas de género desde hace rato y había trabajado con Avon en una campaña un par de años atrás sobre Justicia y género. «La verdad no pensábamos que íbamos a tener tanta repercusión. Es una lucha que hace tantos años llevamos adelante las mujeres sin que los varones nos escuchen. Tenemos que lograr que escuchen. Con esta campaña están escuchando«, dice Chague a Clarín.
La creativa explica que la idea fue hablar de todas las violencias que están invisibilizadas: «¿Cuántas mujeres se bancan toda la vida a un marido que no llega a pegarle pero que la critica, la menosprecia, y tantas otras cosas? Y no se trata de un psicópata, todos los hombres son un poco así. O gritarles cosas a las chicas por la calle, el acoso, la burla. Todos los hombres hicieron algo de todo esto o vieron alguna de estas situaciones. Nos propusimos abordar estos temas para corregir estas cosas, para que se pueda reflexionar».
El desafío era cómo. «Si hablamos de ‘machista’, ‘patriarcal’, el varón no escucha, se enoja, se da vuelta. Hay que llegar con otras palabras, con un lenguaje simple, porque lo que queremos es que se queden y escuchen. Por eso en los videos se ven planteos de amigos, de un hijo, que cuestionan pero sin agredir, no se van a pelear ni dejar de ver después de tener esa charla. O tal vez sí, si con el tiempo esas acciones no se corrigen». Chague es de las que opinan que los varones tienen que estar presentes en los reclamos y conquistas de mujeres: «El varón tiene que acompañar, pero sin acaparar el espacio y sin silenciar».
Felipe Colombo es uno de ellos, en su vida cotidiana, y en el spot que protagoniza, en el que cuestiona a un amigo porque compartió por todos lados la foto de una chica desnuda: «Me parece que es cualquiera lo que hacés, la mina está una noche con un chabón y el imbécil la expone sin su consentimiento en bolas a todo el mundo… solito tenés que darte que cuenta que la tenés que respetar, no es muy complicado… «.
«Me pareció una gran idea de las mujeres que pensaron la campaña. Buscaron conectar desde la identificación, no como bajada de línea sino mostrando situaciones que lamentablemente pasan todos los días -dice Colombo a Clarín-. Vivimos en sociedades machistas. Estas cosas tienen que dejar de pasar. Hay que animarse a decirle a un amigo lo que pensás, y no dejarle pasar algo que está mal. Es un momento incómodo, pero más incómodo es dejarlo pasar. Me ha pasado y he tratado de hablarlo. Aún hoy siguen pasando situaciones que parecen obvias, pero no está tan claro para muchos. El varón tiene que hacer una modificación profunda de su pensamiento, ahora, es el momento».
Fuente del artículo: https://www.clarin.com/sociedad/campana-violencia-genero-habla-mundo_0_WpRvejRNI.html
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