Un grupo de estudiantes y activistas independientes de la Escuela de Sociología en la Universidad Central de Venezuela impulsaron un espacio para charlar sobre la situación de las mujeres en el contexto de la crisis nacional. Se proponen darle continuidad.
Este espacio tiene la intención de impulsar un debate amplio de quienes nos consideramos simpatizantes del feminismo. Conversamos a profundidad sobre el patriarcado, el machismo y la violencia de género, conceptos que hoy están en todas la redes sociales, debido a que en los últimos años se ha visibilizado más la cuestión de la mujer, con movimientos como el #MEETOO en EE.UU, el #NIUNAMENOS sobre todo en España y las grandes luchas por la legalización del aborto en América Latina, cuya expresión más destacado ha sido la “Marea Verde” en Argentina.
Aumento alarmante de los femicidios
Mientras intercambiamos En el intercambio entre todas surgió el gran problema de los femicidios en Venezuela. Las encuestas señalan que en 2018 fueron asesinadas por diversos motivos 448 mujeres, de esta cifra 90 muertes son por violencia de género y 20 por violencia intrafamiliar. En 2018 se incrementa incrementó en 10,89 % la tasa de asesinatos a mujeres en Venezuela con respecto a 2017.
Entendemos que la violencia puede ser de forma física, psicológica, laboral, sexual, pero se resaltó que el femicidio es una de las principales causas de muerte de mujeres en Venezuela. Otro dato importante es que de la mayoría de estos crímenes los responsables son varones cercanos a las víctimas, como fueron los casos recientes de Ángela Aguirre, joven de 16 años violada y asesinada, Mayell Hernández joven de 26 años asesinada por el padre de su hija y de Carmen Méndez asesinada por su pareja (funcionario de la PNB).
Algunas reflexiones del espacio
Entre las intervenciones resaltó la definición de que la violencia hacia la mujer no es un problema individual ni particular sino un problema social. Estas ideas tienen su origen años atrás con el feminismo de la ola de los 70´s, que avanzó en visibilizar los problemas de las mujeres y hacerlos públicos, lo que permitió que surgiera un gran movimiento de mujeres, heterogéneo, que contenía diferentes tendencias: separatistas, igualitaristas y las socialistas.
Una pregunta interesante fue ¿por qué si existen leyes que protegen a las mujeres sigue existiendo la violencia de género? La reflexión fue que, la igualdad ante la ley no significa ser iguales frente la vida, entendiendo que bajo el sistema social actual, el capitalismo, persisten elementos de la milenaria opresión patriarcal y además se suman nuevas formas propias de la sociedad capitalista. Reflexionamos que el patriarcado no surge con el capitalismo, le precede históricamente, pero la opresión a las mujeres adquiere rasgos particulares bajo este modo de producción, convirtiéndose el patriarcado en el aliado perfecto del capitalismo para mantener su sistema basado en la explotación.
A nivel mundial asistimos en las últimas décadas a una cada vez más feminización de la fuerza de trabajo, así como al hecho de que la mayoría de la población pobre del mundo está compuesta por mujeres, la feminización de la pobreza. El capitalismo se sirve del patriarcado y de la opresión que éste genera para mantener la explotación, y así aumentar sus ganancias; entendiendo la explotación como aquella acción que ejerce una clase sobre otra, donde la clase poseedora de los medios de producción (empresas, bancos, tierras, etc.) se apropia del trabajo excedente de las masas trabajadoras y del producto o mercancía que estas generan.
Una de las conclusiones del espacio fue la necesidad de visibilizar los femicidios, sensibilizar a nuestros conocidos, amigos, compañeros de estudio etc. Que es necesario realizar campañas por las redes sociales y medios digitales para problematizar la violencia de género y educar sobre qué propuesta tiene el feminismo para resolverlos. También pensamos realizar una segunda conversa entre todo este próximo jueves a las 11 am en la escuela de Sociología. ¡Te invitamos a participar para darle fuerza a esta iniciativa!
Fuente de la reseña: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Nos-juntamos-en-la-UCV-para-conversar-sobre-la-violencia-de-genero-en-Venezuela
Juntos, la ONU y la UE, llevaremos la paz a nuestros hogares, comunidades y países, y a los corazones y las mentes de mujeres y niñas en todas partes
Piense en esto cuando cierre la puerta de su casa para ir a trabajar hoy: que acaba de dejar el lugar más peligroso del mundo para las mujeres. Ahora eche un vistazo alrededor mientras camina por la calle, toma el tren o el autobús. Lo más probable es que una de cada tres mujeres que vea haya sobrevivido o sea víctima de violencia física o sexual. O ambas.
La violencia contra las mujeres y las niñas no es algo por lo que otras personas en entornos lejanos deban preocuparse. Está a nuestro alrededor. Está en nuestras comunidades y vecindarios, en nuestros trenes, en los lugares donde trabajamos. Está en internet, en las redes sociales, que han abierto la puerta a una gran cantidad de información, así como a la explotación y el acoso.
¿Qué vamos a hacer al respecto? Durante más de dos años, los movimientos de mujeres han dominado las conversaciones globales, creando solidaridad a través de campañas potenciadas por el acceso a la información y las redes sociales. Desde el #MeToo y el #TimesUp, destacando el acoso y abuso sexual, hasta el movimiento #NiUnaMenos, como protesta al feminicidio, las mujeres y las niñas están alzando sus voces para exigir igualdad y poner fin al abuso y a la impunidad.
La violencia contra las mujeres y las niñas ha penetrado tanto en los hogares como en la sociedad, y es una de las violaciones de derechos humanos más generalizadas en el mundo.
Romper las normas y actitudes sociales dañinas que perpetúan la violencia y que han continuado sin cesar durante generaciones requerirá determinación, ideas creativas e inversión. Aquí es donde entra en juego la Iniciativa Spotlight. La alianza entre la Unión Europea y las Naciones Unidas —que supone un apoyo de 500 millones de euros— está diseñada para ayudar a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.
Esta iniciativa supone una inyección de apoyo financiero y técnico a la escala necesaria para hacer frente a esta plaga. Ayudará a las comunidades a tomar medidas para desarrollar e implementar leyes y políticas para combatir la violencia sexual y de género. Ayudará a aquellos, jóvenes y adultos, que están trabajando para cambiar el comportamiento de niños y hombres. La Iniciativa Spotlight apoyará a quienes aseguran que las víctimas tengan acceso a los servicios que necesitan. Colaborará también con quienes trabajan para mejorar el acceso a la justicia para las supervivientes y para poner fin a la impunidad de los perpetradores.
Un primer paso es poner fin a la violencia y hacer que el hogar se sienta como el refugio seguro que debería ser. Junto con nuestros socios de la Unión Europea, reafirmamos nuestra promesa de trabajar para poner fin a la violencia y otras prácticas dañinas contra mujeres y niñas en todo el mundo para el año 2030. Juntos, llevaremos la paz a nuestros hogares, comunidades y países, y a los corazones y las mentes de mujeres y niñas en todas partes.
Argentina / 28 de abril de 2019 / Autora: Marcela Isaías / Fuente: Autoeducación Digital
Distintas voces coinciden en que la clave está en la educación sexual integral
Y un día partió, en busca de algo mejor/ Ella sabía que volver sería mucho peor/ Nació en el dolor, se fue detrás de una canción/ Ella cantaba para engañar a su propio dolor..,” dice la letra de Ella #NiUnaMenos de La Berisso. La canción es sugerida por los estudiantes para reflexionar sobre la violencia de género. Esa violencia que causa abusos y femicidios como el de Micaela García. ¿Qué puede hacer la escuela para prevenirla? Distintas voces acuerdan que la clave está en la aplicación plena de la educación sexual integral (ESI).
“Que la educación sexual deje de ser un espacio que se sólo da en los últimos años, en biología y empiece a ser una materia más; que se dicte desde los primeros años y cuente con profesores capacitados para enseñarla”, resume su pedido Julia Alabern, alumna de la Nigelia Soria, integrante del centro de estudiantes de esta escuela.
Sostiene que “para hacerle frente a la violencia de género desde las escuelas, es fundamental la implementación de la ley de educación sexual integral”. Tiene un pedido puntual para las autoridades escolares, con razones bien fundamentadas: que les brinden espacio a los centros de estudiantes, ya que por lo general son los chicos y las chicas quienes toman la iniciativa “de hablar de estos temas tan tabúes”. “Los centros de estudiantes nos permiten organizar cine debate, charlas y diversas actividades de temas tan transversales como lo son la violencia machista y la educación sexual en general”.
Marcos Bomprezzi está en el último año de la escuela obligatoria y participa de la Federación de Estudiantes Secundarios (FES). Sugiere escuchar (con video incluido) el tema de La Berisso para pensar en la dimensión del #NiUnaMenos. También pone el acento en que se respete la ley de ESI. “Para hacerle frente a la violencia contra las mujeres —dice—, en la escuela deberíamos tener formación en género, sobre qué es esta violencia de género y se debería respetar en todas las instituciones educativas la ley de ESI, ley que no es respetada por muchos directivos. También escuchar más a los centros de estudiantes que reclaman que se aplique correctamente esta ley, y muchas veces no se nos escucha”.
La voz del Estado
La voz del Estado llega de la ministra de Educación provincial, Claudia Balagué, que resalta las leyes como la ESI (26.150) y sus lineamientos curriculares, junto con diversos materiales específicos, que acercan “herramientas y perspectivas para trabajar en el ámbito educativo la prevención, detección y erradicación de la violencia contra las mujeres”. Además de las leyes nacional Nº 26.485 (de protección integral a las mujeres) y provincial Nº 13.348 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales.
El Programa de ESI —destaca— es el instrumento que permite “problematizar estereotipos de género, abordar las relaciones afectivas entre adolescentes y visibilizar situaciones que vulneren derechos como el abuso sexual” y que posibilita “trabajar para la construcción de relaciones democráticas e igualitarias para la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres”.
Balagué afirma que Educación provincial desarrolla diversas líneas de acción en las cuales “se aborda la desnaturalización de la violencia contra las mujeres, como también estrategias ante situaciones concretas”. Menciona la capacitación docente, talleres con estudiantes secundarios, producción de afiches y folletos, trabajo articulado entre los equipos ESI y Socioeducativos ante situaciones de violencia de género; además de una jornada de prevención de violencia de género en las cinco mil escuelas provinciales.
Formación docente
Los gremios docentes también se centran en el valor de la aplicación plena de la ESI para hacerle frente a la violencia de género. Ponen el acento en la formación de los docentes, no como una capacitación más sino como un recorrido propio para cada educador y educadora.
“Desde la escuela se puede hacer mucho. Hay cuestiones que no están en debates, como el cuerpo de leyes que protegen derechos”, analiza María de los Angeles Menna, maestra de grado y dirigente de Amsafé Provincial. Cita las leyes de ESI, las de defensa de los derechos de la mujer y de protección de la infancia y adolescencia (26.061) que “ayudan a identificar los tipos de violencias en el aula y los modos en que se expresan”.
Menna, quien también es antropóloga e integra los Equipos Socioeducativos, subraya el carácter obligatorio y horizontal de esta enseñanza. Además de la necesidad de que la formación en ESI llegue a todo el magisterio para que educar en la materia no sea un trabajo ajeno ni una bajada de línea. Al respecto tiene una mirada crítica sobre el acceso al valioso material de ESI producido por Nación (cuadernos por niveles, láminas y cartillas), que enviaba a las escuelas pero que no llegaba porque era cajoneado por la Provincia. También sobre la política provincial de capacitación: “En un tema tan tabú como es el de la sexualidad, esta decisión de seleccionar uno o dos docentes para que participen de la ESI y que sean multiplicadores es casi como dar por tierra con el proyecto. Hay que ser protagonista de este proceso para poder revisar muchas prácticas que están encarnadas en nosotras”. Y recuerda que “muchas veces las propias maestras son víctimas de la violencia de género y no lo pueden asumir”.
La secretaria de Cultura y Derechos Humanos del Sadop Rosario, Silvana Cadahia, también destaca el valor de la ESI, pero con didácticas apropiadas para garantizar su implementación: “A veces se corre el riesgo que al tomarla como un contenido transversal nadie se haga cargo de esta enseñanza”.
Ante la violencia de género, dice que la escuela tiene la doble tarea de fomentar a largo plazo un análisis más estructural de por qué ocurren estas problemáticas y a la vez trabajar sobre lo urgente, como son los femicidios, como pasó con la vida de Micaela García, la estudiante violada y asesinada el primero de abril pasado en Gualeguay.
Se trata —profundiza— de enmarcar el femicidio dentro de un contexto de violencia sistemática, que tiene una intencionalidad sobre los sectores históricamente más vulnerables que son los niños y niñas, los jóvenes y las mujeres.
“La escuela tiene que trabajar —se explaya— con la comprensión de los sistemas de violencia que genera este sistema desigual e injusto. Pero también ir tratando de formar subjetividades que dejen de estar en riesgo, fortalecidas unas con otras, desde la información, desde el empoderamiento colectivo. Para esto se necesitan políticas de Estado urgentes”.
En esas urgencias propone preguntarse por los estereotipos que se replican en la escuela. “Yo Soy Luna se reproduce en la primaria. Hay que tomar conciencia de que convertimos a los chicos y chicas en consumidores de ciertos modelos y también que los exponemos a una erotización temprana de sus cuerpos”, advierte sobre este programa de televisión y otros similares y define que “la escuela tiene una batalla cultural por delante”.
Mujeres de la historia
La diputada provincial Silvia Augsburger (Igualdad y Participación) distingue el papel del Estado y de la ESI para responder a la violencia de género. “La violencia sexista, los femicidios, las violaciones y los abusos sexuales son las versiones más crueles de la subordinación de las mujeres en nuestra sociedad. A lo que estamos asistiendo en este momento es a un incremento y visibilización de la resistencia de las mujeres a esa subordinación histórica. A partir de esas visibilizaciones, la escuela es la principal herramienta que tiene el Estado para derrumbar ese andamiaje cultural y social que subordina a las mujeres”.
¿Qué hacer? Augsburger opina que lo primero es jerarquizar, priorizar fuertemente la ESI. Recuerda aquí parte de las discusiones que se daban en 2006 cuando era legisladora nacional y se debatía el proyecto de ESI: “Venían muchas personas planteando la no exigencia de la ESI para las escuelas confesionales, diciendo que eran las familias quienes debían decidir la orientación de esa educación para sus hijos. El debate lo ganamos mostrando las cifras de abuso sexual infantil que se da mayoritariamente en los entornos familiares y por tanto no se pude dejar libradas a las mismas esta decisión, sino que debe intervenir fuertemente el Estado para garantizar la vida sin violencias”.
Otra tarea para la escuela es “usar un lenguaje inclusivo, no sexista, genérico porque el lenguaje estructura el pensamiento”. También hay que insistir con la enseñanza de la historia de nuestras heroínas, “en las mujeres de nuestra Independencia y en aquellas más recientes que jugaron papeles protagónicos para promover un mundo más justo, como las Madres de la Plaza, las piqueteras, las Mujeres en lucha que pararon los remates en los años 90 que están absolutamente invisibilizadas”. Y considera decisivo terminar con los estereotipos de género: “Seguimos insistiendo en que las nenas son más ordenadas y los nenes más revoltosos, que tienen más interés en determinadas actividades y menos las mujeres. Hay un montón de herramientas que tenemos en nuestras manos para eliminar la subordinación de la mujer en todos los ámbitos”.
Por qué es un femicidio
¿Femicidio o feminicidio? “En la Argentina son sinónimos femicidio y feminicidio, pero se usa en general femicidio”, explica la periodista Loreley Flores integrante de la organización “Con X, comunicación plural e igualitaria”. La diferenciación entre un término y otro la sostiene la académica, antropóloga e investigadora mexicana Marcela Lagarde —continúa Flores— quien dice que femicidio es la contraparte de homicidio. Es decir, el primero sería un asesinato a una mujer (por ejemplo, en un robo) y el segundo un asesinato a un varón. Mientras que “feminicidio” es un asesinato a una mujer por cuestiones de género, es decir por ser mujer.
“Sin embargo, en la Argentina usamos el término femicidio con la connotación que le da Marcela Lagarde al término feminicidio. Con lo cual debemos hablar del «Femicidio de Micaela», ya no de asesinato porque no alcanza para decir que fue agredida por ser mujer, donde un varón violento quiso disponer de su cuerpo en una clara relación de dominación de su vida”.
Lecturas para ampliar la mirada
Una serie de lecturas amplían y acompañan el trabajo didáctico de la educación sexual integral, y en particular profundizan en la problemática de la violencia de género.
La diputada Silvia Augsburber sugiere dos académicas y autoras “que tienen un lenguaje sencillo, cotidiano y que permiten de manera inmediata ver qué se puede hacer desde la escuela”: Graciela Morgade y Catalina Wainerman.
La dirigente del Sadop Rosario, Silvana Cadahia, propone sumergirse en literatura temática como “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en ciudad Juárez”, de Rita Segato; “Historia del pecho”, de Marilyn Yalom; “Mujeres que corren con los lobos”, de Clarissa Pinkola Estés; “Pariremos con placer”, de Casilda Rodrigánez Bustos; “La sexualidad atrapada de la señorita maestra”, de Alicia Fernández; “Cuerpo de mujer y experiencia de Dios”, de María Clara Lucchetti Bingemer y “Mujeres que callan”, de Marta Fernández Boccardo.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 28 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – España: ‘Los 41’, un proyecto de gamificación para salvar la educación
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Ayer, 25 de noviembre se celebraba el día internacional contra la violencia de género. Una fecha terrible pero necesaria, como necesario es tratar el tema con nuestros chavales, en nuestras aulas y no solo hoy sino todo el año.
Fuente de la reseña: http://rz100arte.com/la-mejor-animacion-6-cortos-hablar-violencia-genero-aula/
España / 7 de abril de 2019 / Autor: Enrique Díez Gutiérrez / Fuente: Revista con la A
El arquetipo tradicional de la virilidad, lejos de estar en declive, sigue constituyendo aún el referente dominante del aprendizaje social de la masculinidad de los chicos en las escuelas y está en el origen de buena parte de los episodios de violencia escolar
Pese a algunos cambios y a la emergencia de identidades masculinas alternativas a la masculinidad hegemónica, el arquetipo tradicional de la virilidad, lejos de estar en declive, sigue constituyendo aún el referente dominante del aprendizaje social de la masculinidad de los chicos en las escuelas y está en el origen de buena parte de los episodios de violencia escolar.
Sus variables principales siguen inspirando la conducta de las nuevas generaciones: el uso de la fuerza corporal física, el desapego académico, la ausencia emocional y la «obligatoriedad heterosexual» como aspecto central en la configuración de la personalidad, así como el afán de control y la competitividad. Estas constantes se ven reforzadas por un contexto escolar que sigue menospreciando la cultura y el saber de las mujeres en sus contenidos escolares, en el uso del lenguaje y en su concepción de los espacios y los estilos de relación y de convivencia.
«Los referentes adultos en los puestos de responsabilidad en las escuelas siguen reproduciendo estereotipos de género en el poder»
A esto hay que añadir que, con frecuencia, los referentes adultos en los puestos de responsabilidad en las escuelas, especialmente los equipos de dirección, siguen reproduciendo estereotipos de género en el poder, donde los puestos de mando bajos e intermedios son ocupados por las mujeres, en una profesión altamente feminizada, y los altos, por los hombres. Además, el profesorado sigue siendo formado en una visión androcéntrica como supuestamente neutra y en el uso sexista del lenguaje que mantiene la invisibilidad, exclusión, subordinación y desvalorización hacia las mujeres.
«Uno de los retos de la educación para la igualdad en la escuela se sitúa ya no solo en la superación de los arquetipos impuestos femeninos, sino también en la superación de los arquetipos y estereotipos masculinos»
Así pues, uno de los retos de la educación para la igualdad en la escuela se sitúa ya no solo en la superación de los arquetipos impuestos femeninos, en lo que se ha producido algunos avances, sino también en la superación de los arquetipos y estereotipos masculinos. Algo que no está siendo abordado suficientemente en el sistema educativo.
Esto supone un proceso de desaprendizaje de la cultura ligada a la masculinidad tradicional hegemónica, avanzando en una ética del cuidado compartido, de la educación emocional y contra la violencia de género, en un proceso en que todos y todas ganamos.
El modelo de masculinidad que debemos enseñar en la escuela, y del que debemos dar ejemplo desde la comunidad educativa, es el hombre que precisa aumentar sus conocimientos, habilidades y destrezas para configurase como persona autónoma que puede encargarse de la intendencia doméstica y del cuidado de las personas, que defiende que el modelo más justo de unidad de convivencia no es el de ayudar, sino la corresponsabilidad doméstica. Para lo cual es necesario introducir esos aprendizajes y contenidos en el curriculum escolar, no como una asignatura de segundo orden, sino como un contenido potente y relevante que sea funcional y significativo en el proceso educativo.
«Educar en la expresión de los sentimientos y afectos en el contexto de otras maneras de amar»
Educar en la expresión de los sentimientos y afectos en el contexto de otras maneras de amar. Construir un escenario escolar cotidiano en el que sea posible, a través de una adecuada educación sentimental, que alumnos y alumnas construyan sus diferentes identidades sexuales y culturales, sin exclusiones y sin privilegios, sin acosos y en oposición a cualquier tipo de violencia simbólica, psicológica y física. Deconstruir en el plano emocional la asociación de los supuestos “valores femeninos” a la debilidad y la sumisión, y los “valores masculinos” a la fuerza, el control, la dureza emocional o el uso de la violencia.
Proporcionar experiencias suficientes de interacción entre alumnos y alumnas, desde un estatus de igualdad. Experiencias en las que cooperen para conseguir objetivos compartidos y aprendan a superar de forma positiva y educativa los conflictos que en dicho proceso surgen. Diseñar y ofrecer espacios de igualdad en los centros escolares, como los patios coeducativos, que combatan la ‘dictadura’ de la pelota que invade la mayor parte del espacio y arrincona a las chicas, limitándolas a un papel secundario, introduciendo juegos inclusivos e igualitarios.
Debemos introducirlo en todas y cada una de las materias, en todos y cada uno de los espacios y tiempos escolares. Desde analizar textos feministas en literatura, hasta deconstruir la historia y analizarla desde la perspectiva de género; desde enseñar a detectar y corregir estereotipos sexistas en lengua, hasta cuidar el uso de un lenguaje no sexista. Desde visibilizar el trabajo y el conocimiento generado por las mujeres en matemáticas, filosofía o ciencias, hasta proponer modelos de hombres que se alejen de figuras heroicas circunscritas a contextos violentos. Desde introducir música o arte creado por mujeres, hasta repensar los modelos competitivos de educación física e introducir actividades corporales que valoren la expresión de emociones y sentimientos.
Arconada (2008) propone un decálogo educativo de centro para educar alumnado igualitario que pasa por reconocer que el derecho a una experiencia escolar sin violencia de género y una política de tolerancia cero ante los actos de violencia sexista en el medio escolar forma parte de los Derechos Humanos; por desarrollar un proyecto educativo que fomente la autoestima femenina y su capacidad para construir parejas en igualdad y desde la responsabilidad sobre el propio proyecto vital; por difundir nuevos modelos masculinos, no basados en los privilegios contra las mujeres; por repensar los modelos de atractivo y de enamoramiento y por favorecer la implicación masculina contra la violencia de género; por aprender una conducta antisexista.
«El modelo de masculinidad no dominante, implica perder poder y privilegios para los hombres también en la escuela»
Evidentemente, no podemos dejar de olvidar que este modelo de masculinidad no dominante, implica perder poder y privilegios para los hombres también en la escuela. Algo imprescindible si queremos construir una sociedad en igualdad, como mejor garantía frente a cualquier atisbo de violencia de género, ante la que los alumnos (y profesores) deben posicionarse explícitamente.
Por supuesto, este tipo de cambios cognitivos, emocionales y actitudinales que se necesitan implican también al profesorado, tanto en la formación inicial y como en la permanente, y a toda la comunidad educativa y social involucrada, puesto que mientras que la educación para la igualdad no sea un reto social y colectivo, la labor de la escuela en este sentido sólo se podrá limitar a una labor poco más que testimonial, aunque sea por supuesto crucial.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 7 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
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