La directora de Inmujeres Mariela Mazotti dijo que en Uruguay «nos tenemos que preocupar muchísimo» por los temas de violencia de género y sexual porque la problemática «es alarmante y no se mitiga comparándolo con otros países de América Latina».
«En Uruguay la problemática de violencia de género, doméstica, sexual y maltrato infantil es alarmante y no se mitiga comparándolo con otros países de América Latina. Nos tenemos que preocupar muchísimo, por eso queremos impulsar un plan de emergencia nacional. El mundo está pasando por un momento de extrema violencia social, que también es violencia de género, porque el uso del poder tiene connotaciones de autoritarismo que se asocia a la cultura patriarcal, y en la vida privada de las personas se expresa en la violencia contra niñas, niños, adolescentes, mujeres y personas mayores», dijo Mazotti.
Para la directora de Inmujeres «aumentar las penas, definir al femicidio como un homicidio especialmente agravado coloca e identifica el problema» y considera que no se puede renunciar al objetivo del «femicidio cero» aunque «sea una utopía».
Habló de llevar adelante una política integral que empiece por la prevención, que tiene que ver con la educación de mujeres y hombres, aunque consideró que la campaña educativa en estos temas «es un debe» a pesar de que se han hecho cosas, «pero todavía insuficientes».
«El fenómeno de la violencia sexual en niñas, niños y adolescentes es un secreto, una realidad oculta, porque justamente ocurre en el ámbito familiar, en personas muy cercanas a las víctimas. Hay situaciones de riesgo en la calle para las que también tenemos que prepararnos y actuar, pero el porcentaje altísimo de violencia, abuso y maltrato a la infancia y adolescencia está en vínculos cercanos, personas de confianza», dijo en Entrevista 930.
Mariela Mazotti comentó que «la sumatoria de femicidios que se dan en departamentos del interior y pequeñas localidades es un fenómeno que empieza a ser observado hace dos o tres años» y que tiene que ver con la no realización de denuncias y porque «en los lugares más alejados a las mujeres les da vergüenza, la violencia de género muchas veces genera culpa».
Fuente de la entrevista: https://www.radiomontecarlo.com.uy/2019/09/07/entrevista-930/mazotti-la-problematica-de-violencia-de-genero-sexual-y-maltrato-infantil-es-alarmante/
Una comisión del gobierno francés que examina la violencia doméstica instó el martes a las autoridades a empezar a confiscar las armas de individuos que sean acusados de violencia familiar.
Una comisión del gobierno francés que examina la violencia doméstica instó el martes a las autoridades a empezar a confiscar las armas de individuos que sean acusados de violencia familiar.
La propuesta fue una de 65 recomendaciones presentadas para atender el difícil problema de violencia doméstica en Francia, donde las estadísticas muestran que una mujer es asesinada por su pareja cada tres días.
El primer ministro Edouard Philippe lanzó en septiembre una campaña a nivel nacional para lidiar con el asunto. Es la primera vez que Francia ha emprendido una labor de esa magnitud para abordar la violencia doméstica, de acuerdo con la ministra de Igualdad de Género Marlene Schiappa.
Otras propuestas incluyen hacer obligatorio que los profesionales de salud que detecten indicios de violencia doméstica la reporten, y nuevos protocolos para los policías que responden a las denuncias.
Otras propuestas incluyen programas de concientización sobre la violencia de género, normas bancarias que faciliten a las mujeres dejar a sus parejas, y mejor educación a niños y adolescentes sobre la igualdad de género.
Schiappa dijo que la mayoría de los homicidios por violencia doméstica en Francia son llevados a cabo con pistolas, alegando que si las autoridades confiscan las armas eso podría reducir ese tipo de muertes.
Las agencias policiales en Francia han sido criticadas por no responder rápida y adecuadamente a las denuncia de violencia doméstica. El gobierno empezó a abordar el asunto con una mayor urgencia luego de que el presidente Emmanuel Macron visitó un servicio de asistencia telefónica en septiembre y observó a un policía que rechazaba la llamada de una mujer que pedía ayuda.
Schiappa comentó durante una conferencia de prensa que las recomendaciones representan un importante paso hacia un sistema de cero tolerancia para todas las formas de violencia doméstica.
La comisión también pidió una mayor concientización de los efectos psicológicos de la violencia doméstica, incluido cuando las mujeres se sienten tan atrapadas en una relación tóxica que deciden quitarse la vida. En 2018, 217 francesas se suicidaron por esta razón, de acuerdo con la abogada y especialista en violencia doméstica Yael Muller.
Entrevista/24 octubre 2019/Autor: Pablo Ferri/El país
Una vez, cuenta Margo Glantz, un periodista «amigo» escribió una reseña de un libro que acababa de traducir, Historia del Ojo, de Georges Bataille, un clásico de la literatura erótica. En la reseña, el periodista dedicó un curioso adjetivo al trabajo de la autora. Escribió que su traducción era «piernabierta». Dice Glantz: «Yo creo que nunca a un hombre le habrían dicho eso de una traducción. Es muy definitivo en cuanto a un concepto de la escritura femenina». La autora mexicana, que en enero cumple 90 años, lo cuenta con una naturalidad sorprendente. A su lado, la también escritora Yolanda Segura, de 29, asiente como si entendiera el asunto tan bien como la otra.
Glantz y Segura, 60 años de distancia y una comprensión subterránea, conectada, de la agresión machista. Sentadas en la terraza de un hotel en Oaxaca, la conversación parece atraer esa conexión, amasada por el intercambio. Las dos han coincidido esta semana en la Feria del Libro de Oaxaca, FILO, que este año dedica buena parte de su programación al trabajo literario de las mujeres. Al trabajo y lo que hay detrás: las dificultades, las afrentas, la diferenciación que se pretende del canon masculino, competitivo por definición.
Glantz asegura que está «muy atenta» al momento histórico que vivimos, la nueva ola feminista, las reivindicaciones. «Me doy cuenta de que el cuerpo femenino siempre está abierto a la agresión. Por más que peleemos, la batalla no está ganada nunca. Eso lo decía mucho Simone de Beauvoir».
No se conocían en persona, pero Glantz, lectora voraz, explica que hace tres años leyó el primer libro de Segura, O reguero de hormigas, un poemario que gira en torno a la menstruación. Desde entonces quiso conocerla y ahora acaba de hacerlo en la FILO.
La conversación empieza por una frase que Segura y otras mujeres, todas jóvenes, incluyeron en un texto que guía esta edición de la FILO. Se titula Escrituras para reinventar la vida y plantea que la literatura es un territorio en disputa.
Pregunta. El texto dice: «La insurrección de las mujeres alrededor del mundo e intervenciones feministas recientes en el medio literario y las artes en general nos obligan a considerar la literatura como un territorio en disputa: ese espacio en el que se construyen algunos de los modelos de quiénes somos y, más importante aún, de quiénes podríamos ser». ¿Usted qué piensa de esto, Margo?
Margo Glantz. Me parece que siempre lo ha sido un poco. De alguna manera la literatura es siempre política. Inevitablemente es política la posición que uno tiene en la literatura.
Yolanda Segura. Sí, en el sentido de que no puedes desprenderte del cuerpo desde el que estás escribiendo. La corporalidad te obliga a considerar la dimensión política de lo que haces, desde dónde se articula el discurso. En ese sentido la literatura es un territorio en disputa. Es claro que hay un tipo de corporalidad, el hombre blanco heterosexual que tradicionalmente ocupa espacios literarios. Y en ese sentido la disputa es conseguir espacios para nosotras, sin quitarle espacio a los demás. No es arrebatar sino extender.
M.G. A mí me costó trabajo ingresar al mundo literario por el tipo de escritura que practicaba. Había un profesor muy importante, un novelista, Agustín Yáñez. Él me decía que mi escritura era como cuentas sueltas y tenía que enhebrarlas. Y me costó mucho enhebrarlas, hasta que hice lo que yo quería y funcionó. Tardé muchísimo. Publiqué mi primer libro de ficción a los 47. Mis primeros dos libros los publiqué a cuenta de autor. No les parecían libros funcionales. Un editor muy importante, hijo de exiliados españoles, Díez- Cabero, me dijo, «Margo, ¿usted cree que le puedo publicar esas cosas? Son como juguetitos».
Y.S. Ahora escuchándote, Margo, me preguntaba si te sentías sola en ese espacio.
M.G. Yo era profesora de literatura. Hacía ensayos y los publicaba en diarios y así. Había pocas mujeres que escribían, Elena Garro, Nelly Campobello, que tardó muchísimo en ser reconocida. Ella fue la única escritora de la revolución. Era maravillosa. Elena Garro tardó en publicar. Los Recuerdos del Porvenir salió en 1963, fue anterior a García Márquez. Estaba Amparo Dávila, Elena Poniatowska… Había poetas también, pero éramos escasas las que escribíamos y menos las que publicábamos.
Y.S. Es que justo lo que creo es que en este momento sí hay una comunidad de mujeres escritoras. Es más fácil el acceso, llegas y saludas a las que están en la fiesta, no es hacer la fiesta tú sola. Eso no significa que sea fácil ahora, pero está cambiando por el trabajo colectivo. Si fueran muchas individualidades trabajando juntas no sería lo mismo. Trabajar desde la unión y no la competencia. No podemos estar compitiendo, tenemos que darnos la mano.
P. Margo, y entre ustedes, ¿cómo era?
M.G. Yo fui muy individual en ese sentido. Era yo compañera de ellas, pero ninguna me apoyó mucho. Elena Poniatowska me hizo alguna entrevista en un momento en que yo era bastante tímida. Ella fue generosa, pero no fue como ahora, que hay una red de mujeres en América Latina, en España, mujeres que se apoyan unas a otras. En mi caso era aislado.
Y.S. Corrígeme si me equivoco, pero entiendo que había una onda de que, para entrar a ciertos espacios, como eran tan masculinos, había que modular el hecho de ser mujer. Que no se notara tanto. En mi propia experiencia, al principio, cuando trataba de acceder a los grupos, me decían que no se notara tanto que fuera mujer.
Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2019/10/22/actualidad/1571772742_272231.html
El miércoles, el Senado de Nigeria volvió a presentar el proyecto de ley sobre acoso sexual. El proyecto de ley patrocinado por el Vicepresidente del Senado, Ovie Omo-Agege, fue leído durante el plenario por primera vez en la Novena Asamblea.
La 8ª Asamblea del Senado, bajo el liderazgo de Bukola Saraki, aprobó el proyecto de ley titulado: “Proyecto de ley sobre prohibición del acoso sexual en instituciones de educación terciaria”. El proyecto de ley fue patrocinado por el Sr. Omo-Agege y otros 57 senadores.
El proyecto de ley prescribe una pena de prisión de cinco años para profesores y educadores condenados por acoso sexual a sus estudiantes.
También recomendó la expulsión o suspensión para los estudiantes cuyas demandas de abuso en serie por parte de profesores o educadores son falsas por cualquier tribunal competente.
Otra disposición del proyecto de ley es una multa de N5 millones en caso de que el acusado sea condenado por un tribunal competente.
Sin embargo, el proyecto de ley fue rechazado por la Cámara de Representantes cuando se envió para su aprobación.
Luego, Femi Gbajabiamila, quien ahora es la Presidenta de la Cámara de Representantes, argumentó que el proyecto de ley no se ocupaba de otras esferas de la sociedad como el lugar de trabajo, las instituciones religiosas, entre otras, un argumento que fue adoptado por muchos miembros de la Cámara. .
La reintroducción del proyecto de ley se produce dos días después de que un documental de la BBC expusiera a dos profesores de la Universidad de Lagos y un profesor de la Universidad de Ghana sobre el acoso sexual.
El informe provocó reacciones de los nigerianos que describieron el tema como una norma en las universidades nigerianas.
África/Kenia/06-10-2019/Autor y Fuente: www.kbc.co.ke
Las organizaciones de la sociedad civil en Nakuru se han comprometido a realizar campañas de sensibilización para cambiar la mentalidad de los residentes como parte de los esfuerzos para poner fin a la violencia de género dentro de la región.
La medida se produce unos días después de que una mujer Nakuru de 26 años que fue rociada con gasolina y que el esposo de Keratina Estate en Nakuru le prendió fuego sucumbió a sus heridas después de quemaduras del 25 por ciento.
Durante una reunión de partes interesadas, las OSC de diferentes partes del condado se comprometieron a presentar propuestas y asociarse con el gobierno local para garantizar que la amenaza llegue a su fin.
John Kamande señaló que Nakuru registra más de 40 casos de violencia de género cada mes que se informa que agrega que el número podría ser mayor ya que la mayoría opta por permanecer en silencio.
Según él, el gobierno necesita crear mecanismos mediante el uso de las OSC para crear más conciencia sobre el cambio de comportamiento, que él cita como el principal contribuyente a la violencia de género.
Señaló que ha habido una gran brecha en las políticas, especialmente para las víctimas de violencia de género, y agregó que los hospitales deberían poder renunciar a algunos cargos en los documentos de tratamiento.
Kamande observó que los documentos como los P3 no deberían cobrarse para permitir que las víctimas obtengan justicia mientras visitan los hospitales.
Por su parte, Martin Lunalo dijo que los crecientes casos de violencia de género en el condado se dirigieron a estadísticas sombrías y agregó que se deben establecer políticas para frenar la misma.
Dijo que el condado necesita hacer más en los hospitales para garantizar que todos los pacientes reciban atención, especialmente las víctimas de violencia sexual o de género.
Lunalo observó que las lesiones físicas son algunas de las consecuencias más visibles y, a veces, más mortales, de la violencia de género y agregó que las consecuencias a largo plazo para la salud mental a menudo son invisibles y no se tratan.
Según Lunalo, el proyecto de ley de salud materna y neonatal que aún debe aprobarse debe ser aprobado por la asamblea como una de las formas de salvaguardar el interés de las mujeres y los niños en los centros de salud.
La violencia de género es una de las violaciones más persistentes de los derechos humanos en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente un tercio de las mujeres en todo el mundo han experimentado violencia.
La violencia de la pareja íntima aumenta el riesgo de VIH, en algunas regiones, hasta 1,5 veces. Entre las poblaciones marginadas, una alta prevalencia de violencia está relacionada con tasas más altas de infección por VIH, en particular entre las mujeres transgénero.
En Kenia, un estudio reciente encontró que el 32% de las mujeres jóvenes de entre 18 y 24 años y el 18% de sus homólogos masculinos informaron haber experimentado violencia sexual antes de los 18 años.
Estar encabronadas es nuestro derecho, como también lo es expresarlo. Esto no había pasado antes, esta es la potencia de lo que pasó y así es como resistimos en comunidad
El problema de los relatos oficiales y mediáticos es que son patriarcales. Este comienza el lunes 12 de agosto cuando un grupo de mujeres se manifiesta frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México para exigir el castigo de cuatro policías señalados por violar a una menor. El titular de la Secretaría baja de su oficina para calmar las aguas ante la prensa cuando un puñado de diamantina rosalo interrumpe ante las cámaras. Aquí no hay diálogo, dice enojado y diez policías lo escoltan de vuelta. La Procuradora General de Justicia también habla: «Los policías seguirán en sus cargos, hacen buen trabajo». La primera mujer jefa de Gobierno de la Ciudad de México electa dice: «El Gobierno de la Ciudad de México no caerá en la provocación». El 16 de agosto varios grupos de mujeres convocan para manifestarse en varios puntos del país y en la Glorieta de los Insurgentes en la Ciudad de México. Los medios se enfocan, como pasa en los relatos patriarcales, en el final de todo (el clímax del arco narrativo masculinista, la eyaculación): humo, unos cuantos vidrios rotos y las pintas en El Ángel. Siguen una buena cantidad de comentarios condenando los llamados actos vandálicos que pueden resumirse en este tuit de Elena Poniatowska: «La brutalidad y el destrozo jamás pueden estar ligados a la acción de la mujer.» Otras mujeres comentan en redes bajo el hashtag #EllasNoMeRepresentan. Doce horas después la estación de metrobús opera, El Ángel está cercado y las pintas ocultas. Fin del relato.
A los medios y al Gobierno les urge perspectiva de género. Y también le falta perspectiva de género a este relato que comienza el 3 de agosto cuando cuatro policías en el lapso de 15 minutos, entre la 1.45 y las dos de la mañana, violan a una menor de 17 años en Azcapotzalco. No es un caso aislado: se han documentado 10 casos de violencia sexual por parte de la policía en lo que va de este año. Y es parte de un problema más grande: cada cuatro segundos una mujer es violada en México. Entonces, ¿por qué no centramos la discusión en lo urgente que es hablar en sociedad sobre la violación? Este fue el origen de las dos manifestaciones y la razón de fondo que no debe disiparse con el ruido. Una pregunta, ¿qué procede con las violaciones a menores en el país? De cada 1.000 casos de abuso sexual, 100 se denuncian, 10 van a juicio y uno, acaso, resulta en una condena que puede ir de 8 a 20 años en prisión. Y, además de los términos jurídicos, ¿qué supone una violación? Que un hombre por medio de la violencia física o moral anula el consentimiento de su víctima. En otras palabras, se cree en posesión de su libertad. La violación es, sobre todo, un crimen de poder. Vamos a empujar un poco más con otra pregunta, ¿es consciente un violador de la gravedad de su acto, es consciente del daño, la vergüenza, la depresión, la culpa, la ansiedad, las secuelas en el autoestima, las consecuencias en las relaciones íntimas que puede tener un delito como el suyo? ¿Qué nos lleva como sociedad a que el violador anule estas implicaciones graves de su delito? En un país con números negros en violencia de género, en el que nueve mujeres al día son asesinadas por el único hecho de haber nacido mujeres, es un territorio muy extenso el de la violencia que se ha normalizado y algo que hacen los relatos patriarcales es justamente solaparlos, invisibilizarlos, alimentarlos: continuarlos. Las pintas violetas, verdes, amarillas, rosa fosforescentes en la victoria alada (Antonieta Rivas Mercado, de este lado del relato) es un pequeño mapa representativo de la situación: «México feminicida», «Amigas, se va a caer», «Estado feminicida», «Ni una menos», «Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio», «Violicía», «Por las que no volvieron», «Autodefensa ya», «Pelea como niña».
¿Por qué les resultó tan molesto que cientos de mujeres nos reuniéramos para manifestar que estamos indignadas por un caso impune de violación, la violencia con la que hemos crecido y los altos índices de feminicidios que vivimos día con día? Voy a invocar otra vez a Elena Poniatowska porque en el relato patriarcal (aunque sobre decirlo, en el que los personajes pueden ser hombres o mujeres) se resume bien: la desobediencia de las mujeres es mal vista porque se espera que seamos de tal o cual forma. Eso es precisamente, en todos los grados de la violencia, lo que tanto daño nos hace. Estar encabronadas es nuestro derecho, como también lo es expresarlo. Esto no había pasado antes, esta es la potencia de lo que pasó y así es como resistimos en comunidad. De hecho, esta ha sido una de las grandes aportaciones de los feminismos latinoamericanos, cuestionar esta construcción de género que nos ha impuesto el patriarcado. México y Argentina han tenido importantes pasos en el activismo feminista, la marea verde en Argentina y las actrices pronunciando discursos en el Parlamento con pañuelos verdes a favor de los derechos de las mujeres; en México hace poco el pronunciamiento de las actrices en los Arieles con los pañuelos rojos y el puño en alto en busca de perspectiva de género en el cine. En Latinoamérica y en España, mujeres de diversos gremios nos reunimos, hablamos con la urgencia de articularnos en contra de la violencia de género. «Mexicanas al glitter de guerra» es un grafiti verbal al himno nacional, que además de cambiar al género femenino intercambió la palabra «grito» por esa diamantina rosa que modificó la narrativa del secretario de seguridad. Ese gesto mínimo transformó la narrativa. La diamantina, ese elemento asociado con lo superficial, la fiesta, el maquillaje, lo bajo, se transformó en un símbolo de resistencia. En la segunda marcha con una mayor convocatoria hubo diversos grupos de mujeres con ideas muy distintas, pero todas marcharon en sororidad, respetándose unas a otras. Esto, la razón de unión y manifestación, es lo que debe trascender la coyuntura. Urge cambiar la narrativa de los relatos patriarcales. No, no queremos leer otra columna de alguien hablando de feminismo para limpiar su imagen, queremos que tenga prácticas feministas. No, no queremos leer otra novela ni ver otra película de un hombre seduciendo a una y otra mujer. No, no queremos ver series en las que solo haya puntos de vista masculinos o historias en las que las mujeres sean cosificadas. No queremos leer noticias que den prioridad al ruido, necesitamos que expongan por qué se rompieron vidrios y se hicieron las pintas, no solamente las imágenes de las pintas y los vidrios rotos. No, no necesitamos el mismo relato patriarcal con esta forma y ahora con esta otra forma: nos urge cambiar la narrativa.
Es un error vincular la educación sexual con la precocidad en las relaciones sexuales. La evidencia científica ha demostrado que la educación sexual hace a las personas libres y responsables. Nos lo cuenta en este artículo la médica y sexóloga Ana Rosa Jurado.
Son muchas las voces que claman por la necesidad de educación sexual en este país, sobre todo desde que se constata un aumento en la incidencia de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), agresiones sexuales y violencia de género, que desafortunadamente no es un producto del noticiero sensacionalista, sino de la realidad más trepidante.
Un gran vacío cubre por omisión las acciones, ya sean asistenciales o educacionales, en favor de la sexualidad. Es como si fuera mejor no hablar de este tema, no entrar a cuestionar si la evidencia científica tiene que guiar nuestras acciones, o por el contrario es la ética, o estética, la que debe dirigirnos.Aunque parece que a una parte de la sociedad aún le cuesta trabajo no relacionar la educación sexual con la precocidad en las relaciones sexuales, o con otras ideas tachadas de adoctrinadoras, la evidencia científica ha demostrado que la educación hace a las personas libres, y que, en concreto, la educación sexual no sólo no hace más precoces a los y las adolescentes, sino que genera entre ell@s un tipo de relaciones en las cuales prima el respeto, el buen trato, el cuidado responsable y la tolerancia, además de disminuir la vulnerabilidad de las personas al abuso, a la disfuncionalidad y a la infelicidad.
Es como si la sexualidad tuviera que seguir formando parte de la privacidad de cada individuo, sin apreciar que la salud sexual es un derecho de la población, que figura entre los derechos humanos, y que por lo tanto tiene que ser asumida por la sociedad.
Salud y educación sexual: una buena ley
Sólo intento encontrar una explicación al hecho de que tengamos una de las mejores leyes de salud sexual y reproductiva desde hace casi una década, sin implementar.
La ley orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo se ha desarrollado en todo lo concerniente a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), y se ha protocolizado, de diferentes formas en las diferentes CCAA, pero sobre todo por la fuerte motivación de garantizar el derecho a la objeción de conciencia de los y las profesionales que puedan de alguna forma verse involucrad@s en el procedimiento.
También se ha intentado desarrollar con más o menos éxito, dependiendo de quién lo aprecie, todo lo relacionado con la salud reproductiva e, incluso, se han llevado a cabo acciones en favor de la estrategia en lo concerniente a la anticoncepción, con diversas convocatorias de buenas prácticas a lo largo de este tiempo.
Pero…¿Qué pasa con la salud sexual? ¿Quién se encarga de hablar de la sexualidad no reproductiva, de las relaciones sexuales humanas, del respeto, de la igualdad, de la respuesta sexual, del deseo, del placer, de lo que se puede o no esperar del sexo en una sociedad evolucionada del siglo XXI, de fomentar una vivencia positiva de la sexualidad?
Estamos en un bucle, en un círculo vicioso, pues está claro que para que la sociedad aprecie los beneficios de ser sexualmente saludable, ha de ser una sociedad educada sexualmente.
Desde el desconocimiento solo se pueden tener “opiniones”, muy respetables, pero muy indocumentadas, basadas en principios éticos, o religiosos, o en miedos infundados por los mitos y leyendas urbanas que se transmiten desde hace siglos.
En el sistema educativo la ausencia de educación sexual es bochornosa, contrastando con los 19 países europeos que nos llevan décadas de adelanto en este campo, y en contra de lo que hace casi 30 años estableció la LOGSE.
El mandato de la OMS
La esperanza en nuestros días viene de la mano de las sociedades científicas (SSCC).
Con mucho trabajo, y más lentamente de lo que cabía esperar, puesto que están compuestas por personas que habitan en el mismo país no educado sexualmente, con recursos muy limitados, y con iniciativas en la mayoría de los casos puntuales, las SSCC sobre todo del ámbito de la salud, se organizan para aportar formación a sus miembros en cursos de postgrado, para unirse en iniciativas que generen algún tipo de impulso político y para contribuir de algún modo a la educación de la población.
En muy poco tiempo SSCC importantes, como la Sociedad de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) o la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) han creado grupos de trabajo específicamente dedicados a la salud sexual.
Asumen el mandato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que definió la salud sexual hace más de cuatro décadas, reconoció su importancia para la salud y la calidad de vida, e instó a los/as profesionales de la salud a velar por ella.
Además, han surgido agrupaciones de SSCC o plataformas de trabajo, que intentan exponer las necesidades poblacionales y profesionales a las instituciones y grupos políticos, para que tomen en consideración las acciones necesarias para la promoción de la salud sexual.
Un ejemplo es la Plataforma +PLANifica2+Salud, que intenta conseguir el acceso igualitario a todos los métodos anticonceptivos mediante la actualización de un consejo anticonceptivo en el cual se incluyan los nuevos métodos y la sexualidad, amén de la implementación de los programas formativos necesarios.
EFE/Christian Escobar Mora
Otro ejemplo es el Observatorio de Salud Sexual (ONSEX), que “nace como resultado de la fusión de inquietudes de un conjunto de sociedades científicas, profesionales, asociaciones y entidades vinculadas desde distintas perspectivas a la salud sexual y en respuesta a la necesidad de darle mayor visibilidad, incrementando las medidas de formación, investigación, promoción y educación, apoyando a las distintas administraciones sociosanitarias”.
La Universidad Europea del Atlántico, consciente de la escasa formación curricular de los/as profesionales de la Medicina, añade a la formación de postgrado un Máster de Sexología Médica específicamente diseñado para médicos/as, que les permita hacer una labor asistencial completa.
Algo está cambiando
Quiero entender que todas estas acciones hacen que algo se mueva en la sexología, y que no sea casualidad que en abril de 2017 el Senado aprobara por unanimidad una moción para la mejora de la salud sexual, acordando entre sus puntos “la necesidad de impulsar políticas activas de educación y prevención”.
Y por último, que durante este año 2019 se haya diseñado un Plan Operativo 2019-2020 para la Estrategia de Salud Sexual, que ha sido aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del SNS, entre cuyas acciones específicas ya se ha puesto en marcha una convocatoria de evaluación de buenas prácticas, como un signo claro de apuesta por el desarrollo de la Estrategia de Salud Sexual.
Esta es la primera convocatoria de buenas prácticas en salud sexual, desde que en 2010 quedó aprobada la ley, pero quizás una de los aspectos más significativos del Plan Operativo es que por primera vez se va a hablar de educación en sexualidad, y no de educación afectivo-sexual, lo cual vislumbra una esperanza en que realmente sea, esta vez, en sexualidad en lo que se va a educar a la población.
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