Educar y entretener como filosofía de vida

 

El Museo de los Niños celebra hoy 36 años con nuevas instalaciones. La afluencia de público ha disminuido en la institución de Parque Central que se mantiene gracias a lo que recauda en la taquilla

Una sala tipo cinemateca para ver a Charles Chaplin le da la bienvenida a los niños y a sus acompañantes. La entrada está repleta de luces que evocan a Broadway, y 2 guías, cuyas edades varían entre los 16 y 21 años, resguardan las puertas.

Más adelante los visitantes se encontrarán con el área de Física, donde podrán simular que manejan una camioneta 4×4 o aprender cómo es una molécula al penetrar en un modelo artificial. Al subir unas escaleras se descubre una de las atracciones más populares: La Aventura en la Luna, en la que los niños “realizan” una caminata sobre el satélite de la Tierra.

El Museo de los Niños es un universo de ciencia, tecnología y lecturas en medio de una ciudad en la que es cada vez más difícil conseguir un lugar seguro para el disfrute de la familia.

Tiene nuevas atracciones como la Sala de Cuentos, en la que se enseña la importancia de la lectura, y Matemáticas Divertidas, donde se aprenden ejercicios de lógica en una colorida pantalla. Y mantiene sus clásicos: el Planetario, los Colores Musicales, el Piano Gigante y el Estudio de Televisión.

“Apoyamos la educación de los niños en Venezuela, esa es nuestra responsabilidad y el objetivo fundamental desde que se fundó la institución. Recientemente incluimos el Laboratorio de Química”, señala Darwin Sánchez, jefe de la Unidad de Educación del museo.

La institución también es una opción económica en comparación con otros lugares de Caracas: la entrada general tiene un costo de 1 millón de bolívares. Con ella los usuarios pueden disfrutar de todos los espacios en el horario de 9:00 am a 5:00 pm, de lunes a viernes, y de 10:00 am a 5:00 pm, los fines de semana y días feriados.

Sánchez indica que el Museo de los Niños cuenta con proyectos dirigidos tanto a profesores como a estudiantes. Uno de ellos es el Programa de Apoyo al Docente, con el que han capacitado a más de 11.200 personas durante 10 años. La idea es conocer la institución y usarla como herramienta en las clases.

Otra alternativa es Vacaciones Divertidas, en la que los padres que deben trabajar o viven cerca, pueden dejar a sus hijos en el museo en el horario de 8:30 am a 4:30 pm. “Tenemos un cronograma de actividades para los niños, y pueden venir un día o durante una semana completa”, señala Sánchez.

Durante los últimos cinco años se han incorporado nuevos temas. De este modo se mantienen actualizados con la tecnología y la ciencia. Se habla de ADN, de las tecnologías de información y comunicación, del GPS, Internet y de la realidad aumentada. “Buscamos crear experiencias que sean cónsonas con lo que ocurre en el mundo. Queremos involucrar toda la parte sensorial, visual y táctil”, indica.

También ha cobrado importancia todo lo relacionado con la preservación del medio ambiente. “Incluimos lo relativo a la protección de los recursos naturales. En 2018 cumplimos dos años con el programa Buenas Prácticas para el Uso Eficiente de los Recursos Naturales, en el que invitamos a niños y docentes a concienciar la utilización de los recursos”, refiere Sánchez, y destaca que han formado aproximadamente a 300 docentes.

A pesar de que es una opción asequible y segura, el vocero reconoce que la afluencia de público ha disminuido. Los pasillos no se ven repletos de visitantes como hace cinco años. “No manejo cifras pero la crisis sí puede afectar. Ahora tenemos público, pero no el que acostumbrábamos”, agrega. Además, cada vez es más difícil conseguir personal que quiera integrarse a la institución debido a la constante migración de jóvenes, asegura.

El museo se mantiene con los ingresos que genera por taquilla, pues desde hace dos años, luego de la reforma de la Ley orgánica de ciencia, tecnología e innovación, no recibe recursos ni del gobierno ni de entes privados: “Si no fuera por la gente, el museo ya no existiría. A pesar de ello, los boletos son los más solidarios si se comparan con los de otros sitios”, asegura.

En la entrada principal del edificio está una fotografía de Alicia Pietri de Caldera, quien como primera dama durante el gobierno de Rafael Caldera, concibió la idea de crear un museo para los pequeños. No quería que fuera un lugar estático, sino que se le permitiera a los niños vincularse de manera directa con el arte, la ciencia y la tecnología. De este modo nació el lema “Prohibido no tocar” y el 5 de agosto de 1982 se inauguró en Parque Central. Los espacios fueron adaptados y, luego de 36 años, la institución ha realizado más de 600 exhibiciones. Con una estructura compleja, que se puede imaginar por los 5.000 bombillos de distintos tipos que posee, el Museo de los Niños quiere seguir formando y divirtiendo por muchos años más, a pesar de los malos tiempos.

Los guías de la ciencia

Quienes deseen sumarse al grupo de guías del Museo de los Niños deben tener entre 16 y 21 años de edad. Una vez que se integran al plantel reciben entrenamiento para conducir a los visitantes por cada una de las instalaciones del lugar y enseñar cómo funciona.

En la institución se les imparte educación sobre ciencias como la biología, la física o la química. Luego de dos semanas de estudios y una de evaluación, están listos para trabajar con el equipo. “Ellos también reciben instrucción en habilidades de comunicación y oratoria. Siempre estamos en búsqueda de guías, lo ideal es que cursen el final del bachillerato”, dice Darwin Sánchez, jefe de la Unidad de Educación.

Fuente de la reseña: http://www.el-nacional.com/noticias/entretenimiento/educar-entretener-como-filosofia-vida_246697

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