Pedagogía del Silencio

Artículo Otras Voces en Educación
Pedagogía del Silencio
Venezuela/febrero 2016/Autor: Oscar José Fernández Galindez

Pedagogía del Silencio

No existe el silencio absoluto así como no existe el vacio absoluto. Tal vez se pueda alcanzar artificialmente o en el caso de personas con discapacidad auditiva, pero para la mayoría de nosotros siempre oiremos algo. ¿Entonces qué significa escuchar al silencio? Significa escucharnos a nosotros mismos, a sentir nuestra respiración, a oír el latido de nuestro corazón, a tratar de acallar el ruido interno de nuestras emociones, imágenes y sonidos que nos retumban diariamente y poder sintonizarnos con nuestra armonía interna. El silencio nos habla de lo que somos, ¿por qué sentirnos mal cuando estamos solos? ¿Por qué la soledad ha de verse como una enemiga? Ciertamente para aquellas personas que han tejido lazos afectivos de dependencia, la soledad parece un arma mortal o un castigo (eso para los que creen en la culpa), sin embargo la soledad y el silencio pueden ayudarnos a crecer y a ser mejores personas. ¿Quién enseña eso? El silencio en medio de una conversación o el silencio dispuesto a escuchar a otro(s), es también importante para reflexionar sobre que tiene o que necesita ese(a) otro(a) que yo también poseo y/o necesito. La palabra sin silencio se traduce en ruido que enferma y distancia a las personas. El silencio debe ser parte activa de nuestras vidas. Nuestro sistema educativo formal no enseña para disfrutar y entender el silencio, al contrario busca al ruido para luego hablarnos de incomprensión y malos entendidos. La palabra si se usa en exceso puede ser una trampa.

El silencio entre palabra y palabra, también nos habla de intenciones, de deseos, de emociones así como los diferentes tonos de voz que podemos usar nos hablan incluso de nuestro acento geográfico. Entonces el silencio presente en nuestras vidas se cruza con nuestras experiencias y siempre dice algo aunque en sentido estricto no digamos nada. La posibilidad de ir más allá de la mirada y romper con las prácticas tradicionales de decir y hacer también nos invita a repensar nuestros pensares/haceres/sentires. Somos hacedores de realidades y éstas se presentan ante nosotros no en pocas veces silenciosamente. Es la atención desde otras perspectivas la que nos permitirá identificar sensaciones antes invisibles/silenciosas y que ahora comienzan a sonar rítmicamente en y a través de nuestros sentidos. La vida puede ser armónica o atonal dependiendo qué, cómo y quién la perciba. de allí que el silencio es también música y es precisamente dicho silencio la esencia de toda la sonoridad que conocemos. así como la luz y la oscuridad son inevitablemente inseparables, el sonido y el silencio definen la sinfonía de la vida. Mostrar y entender la pedagogía del silencio es necesaria para traducir la metáfora de la vida y para comprender en definitiva que el silencio es mucho más que la ausencia de sonidos.

Oscar Fernández Galindez Educador e Investigador

osfernandezve@hotmail.com

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