Marina Marroquí: “Los adolescentes están construyendo su deseo sexual en base a la pornografía”

El diario de la educación / Por Ana Lázaro verde / 10-11-2020

  • Marina Marroquí lleva años haciendo talleres en institutos para contar su historia e intentar ofrecer altarnativas a la violencia de género y sexual que ella sufrió y que intenta atajar entre las adolescentes. Hablamos con ellas de lo que encuentra en los centros de secundaria en los últimos años, de cómo la pornografía y la violencia han encontrado cómo colarse en la vida de miles de chicas y chicos.

Marina Marroquí fue maltratada por su pareja de los 15 a los 19 años. A cuatro años de palizas, humillaciones, amenazas y abusos, siguieron otros siete de silencio. Ahora, esta educadora social relata su historia en institutos y colegios, donde imparte talleres sobre violencia de género y sexual para evitar que otras adolescentes vivan el mismo calvario. “Cuando cuento mi historia, veo cómo las caras empiezan a palidecer porque hay muy pocas mujeres que explicamos cómo fue ese infierno”, asegura. Su mantra: educar en la igualdad. “Nunca alcanzaremos la igualdad real si educamos a chicos y chicas de manera diferente. Es absurdo. Necesitamos educarlos igual para que sean personas iguales”, sentencia.

¿Qué te encuentras cuando llegas a un instituto e impartes uno de tus talleres?

La realidad es abrumadora. El aumento de las violencias sexuales que me he encontrado en los últimos años en adolescentes es disparatada. Sobre todo, la falta de detección de las coacciones sexuales, de los abusos, incluso de violaciones explícitas. Hay una falta de conocimiento brutal y no son capaces de identificar esos abusos. Una de las preguntas que más me han hecho es: “¿Cómo te puede violar si es tu novio?”. Es cierto que hay mucha más visibilidad a partir de las olas del “Me too” y del “Hermana, yo sí te creo”. El caso de “la manada” fue un antes y un después. Pero al no ir enlazado con una educación afectivo-sexual real adaptada a las necesidades de la adolescencia, el mensaje que ha calado no es tanto “solo sí es sí”, que es lo que pretendíamos, sino que “solo es violación si cinco tíos te meten en un portal”. Imagínate, si esa es la etiqueta de violación o abuso, todo lo que no identifican como tal y que sufren diariamente desde edades muy tempranas. Hasta en los programas de Primaria me encuentro niñas que ya reciben contenido inapropiado a través de redes. Les envían fotos de una brutalidad total. A los 12 o 13 años, ellas ya están acostumbradas a recibirlas. Y no lo identifican como ningún tipo de abuso. No avisan a nadie.

Una de las grandes preocupaciones actuales es el consumo temprano de pornografía. Según un informe reciente de Save the Children, siete de cada diez adolescentes ven estos contenidos. ¿Qué riesgos conlleva esto en sus relaciones? ¿Puede disparar la violencia contra las mujeres?

Me encuentro un consumo de pornografía totalmente generalizado en los chicos a partir de los 12 años. A los 10 años tienen un consumo bastante habitual y a los 12 años es diario. ¿Cuál es el problema? Que ellos están haciendo lo que les toca en esa etapa, pero ni el sistema educativo ni las familias nos hemos puesto al día con las herramientas de educación afectivo-sexual adaptadas a este tiempo. Ellos construyen su deseo sexual a través de una violencia extrema. Ven violaciones sistematizadas, en grupo, agresiones sexuales… Y me encuentro varios peligros. El primero, un aumento de los problemas de disfunción eréctil en jóvenes, cuando no hay ningún problema físico. Muchos chavales me dicen: “Te prometo que no soy un violador ni un maltratador, yo soy buena persona, pero si no la cojo del cuello o no la pongo a cuatro patas y le tiro del pelo, no tengo una erección”. El problema es que la educación afectivo-sexual tiene un proceso que, hasta esta generación, se había hecho de forma lineal: a los nueve años te gustaba un chico, le sonreías, le dabas la mano; a los 12 le dabas un beso, a los 14, un morreo, y a los 16 te acostabas con él. Ahora, antes de dar por primera vez la mano a alguien, ya han visto mil violaciones. Otro de los peligros: que ellas también consumen esa pornografía para ver cuál es su papel y normalizan el sexo basado en la violencia. Eso supone la imposibilidad por parte de las víctimas de identificar esa violencia. Y hay otro problema del que tampoco se habla: el aumento alarmante del abuso sexual entre menores. Como a los diez años ven pornografía, empiezan a querer llevar a la realidad lo que ven en las películas. Y normalizan y construyen el juego abusando sexualmente de una menor, con las secuelas que eso conlleva. El abuso sexual en la infancia es un agujero negro que seguimos sin ver.

Por una parte, está la pornografía. Y en la otra cara de la moneda está el amor romántico. ¿Qué riesgos conlleva y cómo se puede “deconstruir”?

La pornografía genera agresores y el amor romántico genera víctimas. Es así de cruel. Yo tenía 15 años y mi maltratador tenía 20. Y me sigo encontrando que mola que te recojan en coche del instituto. Yo creía que era normal que un chico de 20 años se fijara en mí. Pero cuando echas la vista atrás, te preguntas ¿por qué un tío de 20 querría estar con una niña de 15? No puede entrar a discotecas, no puede viajar, no trabaja… Pues porque la única versión que tiene esa niña sobre el amor son las películas y las canciones que ha escuchado. Es muy fácil construir un amor romántico, que es un maltrato velado porque nos enseña a querer en base al sufrimiento. Y se deconstruye, primero, ridiculizándolo. Y, después, desmontando los falsos mitos. Por ejemplo, a las mujeres se nos enseña siempre a perdonar, pero no nos enseñan que hay un límite, que hay cosas que no se pueden perdonar nunca. Es muy difícil desterrar ese “aunque sufras, aunque duela, serás feliz”, que es como terminan todas las películas: la mujer sufre y sufre, y en el último minuto te dicen que va a ser feliz. Dar esa vuelta es muy importante y es también una responsabilidad cultural. Siempre hablamos de escuela y familia, pero tiene mucho más poder educativo e influencia directa el cantante, el actor, el youtuber o el influencer de turno. Cuando pongo música en mis talleres para ver todo esto, no hace falta que ponga reguetón: pongo Marc Anthony, Vanessa Martín, Malú… ¿Cuántas canciones ligan el amor al sufrimiento? ¿Cuántas canciones cantadas por mujeres tienen un tema diferente al amor? ¿Las mujeres no leemos, no viajamos, no hacemos nada más que enamorarnos? Y en muchas ocasiones son escritas y cantadas por mujeres. La sociedad cambiará cuando la cultura cambie.

¿Hasta qué punto las redes sociales multiplican los efectos de la violencia machista?

Más del 80 % de las chavalas con las que trabajo reciben cinco o seis ‘fotopollas’ semanales a partir de los 12 años. Y mensajes de depredadores pederastas que con las redes han encontrado un amparo absoluto. Es un foco brutal. El adolescente sigue utilizando las redes, pero ni el sistema policial ni el sistema judicial se están adaptando. Hay alguien que sí ha dado un paso al frente: la Agencia de Protección de Datos, que ha abierto un canal para denunciar cuando se suben contenidos inapropiados sin permiso. Y esto es importante. Es algo pionero que puede ayudar a muchísimas mujeres. Hemos vivido suicidios por ese tipo de informaciones. El ciberbullying es un tormento para muchas adolescentes.

Se incide en la necesidad de que haya un control sobre las redes sociales y el uso de Internet de los menores, pero ¿qué más se puede hacer para evitar consumos inapropiados?

Querer llevar a la adolescencia al siglo XX es un error garrafal. No se puede parar, pero sí se puede preparar. Y ese es el gran fallo. No estamos preparando, no tenemos una asignatura que trabaje los valores necesarios para erradicar no solo la violencia de género, sino la violencia sexual, el bullying, la violencia intrafamiliar, el abuso infantil… Necesitamos una asignatura, desde la infancia a la universidad, que pueda abordar estos temas. En cuanto a las familias, somos una generación bisagra. En nuestra casa, estos temas eran tabú y nuestros padres hicieron un esfuerzo para darnos un preservativo. Pero, desde entonces, todo ha ido demasiado rápido. Esta es la primera generación en la que, mayoritariamente, son los hijos e hijas los que enseñan las tecnologías a sus padres. Y eso desorienta muchísimo. Necesitamos formación para las familias, que tengan pautas y herramientas para poder comunicarse en temas delicados y necesarios. Y, sobre todo, necesitamos esa complicidad y confianza que permita que no se produzcan las cifras que la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer dio hace un mes: que una de cada cuatro mujeres que sufre violencia sexual no se lo cuenta a nadie. Y casi la mitad de las que sufren acoso, tampoco. Vivir con violaciones en tu cerebro, que lo he vivido, y tener que salir y sonreír a todo el mundo porque nadie se puede enterar del infierno que estás sufriendo es algo que no nos podemos permitir como sociedad. Necesitamos la educación para eso.

¿Y formación para docentes?

Este país luchará contra estas violencias machistas cuando los docentes salgan de la universidad con una preparación mínima en violencia de género. ¿Cuánto tiempo llevan los equipos psicopedagógicos en los centros? Sin embargo, no se contempla que haya un gabinete de educadores sociales trabajando la problemática de la violencia. Y cuando miras las cifras, son cientos de chicas las que la sufren en cada instituto. No estamos hablando de un caso puntual. Y no hay instituto libre de esta problemática. Se creó la figura del ‘coordinador de igualdad’. Y, en el mejor de los casos, me encuentro a docentes feministas que aprovechan esos espacios para hacer actividades y campañas de sensibilización puntual. Y, en otros muchos casos, profesores que lo hacen porque liberan dos o tres horas de docencia. Ya no sin ninguna formación, sino sin ningún interés. No puede ser que esto recaiga en la voluntad individual y en una formación externa sufragada por las mismas docentes. Porque si caes en un instituto con tres o cuatro profesoras que se coordinan y hacen cosas increíbles, tienes una suerte fantástica. Pero ¿y si no? En la adolescencia, la violencia de género y sexual hay que trabajarla de manera coordinada. Por eso requiere de proyectos y protocolos muy diferentes a los que se han hecho hasta ahora, en los que la escuela, la familia y el grupo de amigas trabajen coordinados para poder sacar a la víctima.

Y esos protocolos tienen que venir desde las instituciones públicas, claro.

Sí. Los institutos no pueden contratar a tres personas en un gabinete de prevención de violencias en las aulas. Son las instituciones las que tienen que dar ese paso para que se obligue y se instaure dentro del centro. Lo que me encuentro también es que la familia y las amigas son las primeras en identificar los casos de violencia. ¿Y a dónde van? ¿Qué organismo hay que pueda escucharles y darles pautas? Eso lo podría hacer un equipo profesional dentro de las aulas. Todo puede partir de ahí para que sea un nexo entre instituciones, asociaciones, policía… Porque lo bueno del instituto es que es un oasis. Y la detección precoz pasa por los institutos. Eso es prioritario.

Ese “oasis” desapareció durante unos meses la pasada primavera, cuando las clases se suspendieron a raíz de la COVID-19. ¿Cómo ha afectado la pandemia a las víctimas de violencia machista?

En lo que a violencia de género se refiere, la COVID-19 tiene su cara y su cruz. Por ejemplo, en la adolescencia puede haber aportado algo positivo porque la víctima no suele convivir con el maltratador, no tiene acceso a él salvo por redes y es más difícil caer. Además, aumenta mucho el contacto de la víctima con la familia, por lo que es una etapa muy importante para que ella sea consciente de la situación y rompa esa relación. En la adolescencia, bien dirigida, puede ser muy positiva esta situación. La cruz está en la cantidad de mujeres que han cerrado la puerta de su casa y se han quedado encerradas con su maltratador dentro. Y eso es el infierno.

¿Cuán necesaria es la educación afectivo-sexual para prevenir y parar la violencia de género?

Es urgente. El feminismo ha luchado por la libertad y el deseo sexual de las mujeres, y lo que está consiguiendo la pornografía es todo lo contrario: que desde las primeras relaciones sexuales esté ahí esa coacción, esa urgencia del “hay que hacerlo” o esa falsa libertad de “con cuantos más chicos me acueste, más empoderada estoy”. Me sigo encontrando chicas que no saben masturbarse, pero sí hacer felaciones como en la mejor película porno. La adolescencia está en una situación muy preocupante y de mucha desventaja. Primero, por las herramientas y el acceso que tienen, junto a la falta de formación para gestionar eso. Y luego, cómo la sociedad está culpabilizándola de todos los males. Ellos no tienen la culpa de lo que hacen, porque en otras generaciones estaba el mismo deseo sexual, pero veían la portada de Interviú cuando se despistaba el quiosquero y ya está, no tenían más acceso. Ahora lo tienen, pero se ha adelantado la información a cómo usarla. Tu hijo ve Fast & Furious y tú le explicas doscientas veces que así no se conduce en la carretera, pero ve pornografía y nadie le dice que eso es ficción. Les estamos culpando directamente y eso es injusto.

La violencia física es lo que hace saltar la alarma en muchos casos de violencia de género, pero ¿qué ocurre con la psicológica? ¿Son conscientes las adolescentes de esa violencia?

Yo lo pongo sobre la mesa y, además, dándole el valor que merece. A mí me han dado muchas palizas y, al día siguiente, ya no me duelen. Lo que hace que una víctima desarrolle secuelas graves y arrastre tanto sufrimiento es, sobre todo, la violencia psicológica y sexual. Y eso es a lo que menos peso damos. La víctima ni siquiera suele ser consciente de la violencia sexual hasta muchos años después. Una chica lo contó muy bien después de un taller. Me dijo: “Es que no me viola, es que me autoviolo”. Porque, al final, en estas relaciones, el sexo se convierte en la única estrategia que tienes para tener a tu pareja tranquila, para tener la fiesta en paz. Porque si le dices “no” pueden pasar dos cosas: que lo haga igual haciéndote daño o que se vaya diciendo que eres una frígida, que se va de putas y que no vales para nada. Entonces, al final creas estrategias para sobrevivir dentro de esa relación y te das cuenta de que lo mejor que puedes hacer es quedarte quieta y que pase pronto. Muchas chicas a partir de 13 años me dicen: “Marina, no seas exagerada. Si él está todo motivado y tiene ganas, ¿a mí qué me cuesta? Pues me quedo quieta y ya está”.

¿Cuál es la reacción de los chicos al escuchar tu historia?

La respuesta de los chicos es de lo que más orgullosa me siento. Porque es un taller de tres horas sobre violencia de género. Con lo cual, el punto de partida es: “Otra vez vienen aquí a hablarnos y a tratarnos como violadores”. Además, ese mensaje de Vox ha calado de manera muy peligrosa; en el último año he notado muchísimo la agresividad inicial en ese posicionamiento con las frases y los falsos mitos baratos que utiliza Vox. Y cuando el taller va avanzando, intento hacerles ver cómo el machismo nos educa a chicos y a chicas. Primero, ellos empiezan a ser conscientes del precio que pagan por el machismo: que tienen que ser fuertes, valientes, proteger, no pueden emocionarse… Pero el cambio más importante se produce cuando son conscientes del precio que nosotras pagamos: cuando una amiga suya cuenta que llega a casa con la llave puesta al revés por si la atacan, cuando otra dice que siempre va al borde de la acera para que no la metan en un portal, y cuando otra recuerda cómo quedó con un chico que parecía supermajo y abusó de ella. Cuando en cada taller salen diez o quince casos así, el cambio en ellos es brutal. Yo les digo que, estando en silencio, también son cómplices: viendo cómo un colega llama “puta” a su novia, no saliendo de un grupo de WhatsApp en el que se cuelgan barbaridades… Y, de repente, son ellos los que dan un paso hacia adelante y dicen: “No me voy a convertir en el lobo para el que me están educando”.

¿Qué secuelas tiene la violencia de género en una adolescente, en una niña que está en pleno proceso de maduración y crecimiento?

El precio que pagas por sufrir violencia de género en la adolescencia lo arrastras toda tu vida porque en la adolescencia construyes tu autoestima, tu personalidad, tu manera de relacionarte con otras personas, de relacionarte en pareja… Y todo eso lo construyes sobre el maltrato. Yo recuerdo salir con 19 años y ser un papel en blanco. No era absolutamente nadie, no tenía amigos, no sabía quién era, no sabía cómo podía haber aguantado tanto. Todo lo que se supone que era amor era mentira. Durante muchos años, lo que deseaba era morirme. Mis amigas volvieron a aparecer, pero yo era una chica de 19 años a la que perseguían para matar y a ellas les preocupaba que la camiseta no les conjuntara con la falda. En esos momentos, te sientes muy desubicada en el mundo. Y si no se construye bien la autoestima a partir de ahí y no se trabaja con la víctima a nivel psicosocial, puede conllevar muchos trastornos: de personalidad, con las drogas, de abocación a la prostitución… Estamos hablando de problemas muy graves. Hay una parte positiva, que es que los agresores suelen ser también jóvenes, ejercen más violencia y eso puede hacer que la víctima salga, pero si no se trabaja bien y se recupera a las víctimas de manera real y eficaz, les estamos abocando a muchos problemas.

Educar contra la violencia de género es educar desde una perspectiva feminista. En los centros educativos vemos que todavía son los niños los que mayoritariamente ocupan el espacio en el patio. ¿Qué puede hacer la escuela para erradicar estas desigualdades?

El patio del colegio es la representación más clara del lugar que ocupamos las mujeres en la sociedad. El 80 % está ocupado por las pistas de baloncesto y fútbol, que en la inmensa mayoría utilizan los chicos. Y las chicas, mientras, vamos buscando los huecos sin molestar. Algunos centros lo están cambiando ya, muy pocos. Son programas pilotos en los que no hay campos de futbol ni de baloncesto, sino que ese espacio se utiliza para juegos colaborativos. Es necesario reestructurar la escuela sobre esa perspectiva feminista y de igualdad, y no hablamos solo de que haya una asignatura, sino de muchas otras cosas, como modificar esos espacios y esos juegos, o romper los estereotipos sobre los deportes. Porque lo peor del estereotipo es que te impide ser tú misma. Lo peligroso de educar con estereotipos es que estás negando habilidades a tus hijos, les estás quitando oportunidades, les limitas su personalidad. Y eso me parece muy cruel.

¿Qué papel tiene la escuela en esa ruptura de estereotipos? ¿Qué ocurre con el ‘pin parental’ que defiende Vox?

La escuela es un sistema educativo, pero, sobre todo, es un sistema protector. Está concebida también para proteger a nuestros menores. Yo he sido muy perseguida y he recibido amenazas de muerte por el ‘pin parental’. Hay quien cree que tiene la libertad de hacer a sus hijos machistas y homófobos, pero no es así, no la tiene. Y al sistema educativo le toca dar un paso al frente. Porque igual que tenemos totalmente normalizado que una escuela puede avisar a servicios sociales y a las familias cuando un niño viene sin almuerzo repetidamente, tiene que haber identificadores si un niño discrimina. Es muy importante que las escuelas tengan legalmente el poder de proteger al alumnado en esas circunstancias. El odio es muy fácil de contagiar a través de frases baratas. Vivimos en una sociedad que no nos enseña a pensar y eso es carne de cañón para partidos como Vox. El peligro está en cómo está calando su mensaje, de manera muy peligrosa, en la adolescencia. Aunque también es verdad que cuando propicias con los chavales una reflexión crítica, se desmonta por sí solo.

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México: A sus 17 años, Irán Flores publica segunda novela

12 Noviembre 2017/Fuente:canal44/Autor:canal44

Conoce a Irán Flores, una joven de 17 años que poco a poco se ha abierto camino en el mundo de la literatura juvenil.

Irán estudia en la Prepa 4 de la UNAM y nunca se imaginó que su talento para escribir la llevara a ser partícipe de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) 2017.

El próximo 11 de noviembre presentará su segunda novela titulada “Acepta que nos hemos enamorado”, la segunda parte de “Enamorada de la apuesta”, novela que lanzó apenas en marzo pasado con Editorial Sélector.

Irán aún no sabe qué será de su carrera como escritora, ya que está próxima a ingresar a la universidad y no sabe si tendrá tiempo para escribir más. Lo cierto es que sus escritos en Internet siguen generando adicción y ganando popularidad en el mundo de la literatura.

Si quieres asistir a la presentación del libro, no te la pierdas el próximo 11 de noviembre a las 17 horas en el foro “Cuento sin fin” del Parque Bicentenario o bien, asiste a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, el próximo primero de diciembre.

Fuente de la noticia: http://canal44.com/a-sus-17-anos-iran-flores-publica-segunda-novela/

Fuente de la imagen: http://canal44.com/wp-content/uploads/2017/11/Captura-de-pantalla-2017-11-08-a-las-21.07.10-595×3

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Prohíben en Honduras el matrimonio con niñas y adolescentes

Honduras/13 julio 2017/Fuente: Telesurtv

De acuerdo con un informe del Fondo de la Población de la Naciones Unidas (UNFPA), una de cada cuatro adolescentes entre los 14 y 19 años ha estado embarazada al menos una vez, mientras que siete de cada diez son víctimas de violencia de género.
 El matrimonio con niñas y adolescentes quedó prohibido en Honduras, gracias a un decreto que publicó este miércoles por el parlamento de ese país centroamericano, durante una sesión especial celebrada en la ciudad occidental de Gracias.

El decreto, que fue aprobado en tercer y último debate, deroga el tercer párrafo del artículo 16 del Código de Familia, que actualmente permite el matrimonio de niñas mayores de 16 años con la autorización de sus padres.

La diputada Fátima Mena, del opositor Partido Anticorrupción (PAC), y por la Comisión de la Niñez, la Adolescencia, Familia y Tercera Edad, quien fue la encargada de plantear la iniciativa, agradeció a los parlamentarios, quienes a su juicio, hacen historia.

«Hoy ustedes legislaron por los que no votan, por los que no tienen partido político, por las que no tienen voz, por las niñas hondureñas y eso se les agradece», enfatizó.

En Honduras, una de cada cuatro adolescentes entre los 14 y 19 años ha estado embarazada al menos una vez; mientras que siete de cada diez son víctimas de violencia de género, de acuerdo con un informe del Fondo de la Población de la Naciones Unidas (UNFPA).

En la jornada de este miércoles del Congreso Nacional, conformado por 128 diputados de siete partidos, estuvo presente la directora de la ONG Plan Internacional Honduras, Belinda Portillo, quien agradeció al poder Legislativo aprobar el decreto que contribuirá a proteger a las adolescentes.

Fuente noticia: http://www.telesurtv.net/news/Prohiben-en-Honduras-el-matrimonio-con-ninas-y-adolescentes-20170712-0080.html

Fuente imagen: http://fotografias.antena3.com/clipping/cmsimages01/2017/05/31/EDEB95DF-B946-468F-85AB-48F467E4E157/63.jpg

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Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay acuerdan reducir embarazo precoz

12 junio 2017/Fuente: holaciudad

Representantes de los ministerios de Salud y Educación de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay acordaron hoy en Asunción un marco regional estratégico para reducir el embarazo adolescente, dado que dos de cada tres nacimientos de madres adolescentes en América Latina se registran en el Cono Sur.

Representantes de los ministerios de Salud y Educación de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay acordaron hoy en Asunción un marco regional estratégico para reducir el embarazo adolescente, dado que dos de cada tres nacimientos de madres adolescentes en América Latina se registran en el Cono Sur.

Los cinco países del Cono Sur suscribieron este martes, con apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), ese marco regional, que se basa en estrategias que han demostrado ser efectivas, como garantizar el acceso a anticonceptivos de larga duración.

Otra estrategia es reforzar la educación integral de la sexualidad, no solo a través de las instituciones educativas, sino también en otros espacios, ya que la mayor parte de las adolescentes que quedan embarazadas lo hacen después de haber abandonado la escuela.

«La escuela es un factor protector frente al embarazo, pero tenemos que garantizar la calidad educativa. En muchos países no hay educación de calidad, y las adolescentes no ven en la escuela su proyecto de vida, y prefieren abandonarla y trabajar», declaró a Efe Alma Virginia Camacho, asesora regional de salud sexual y reproductiva de UNFPA, que estuvo presente en la presentación.

La tasa de fecundidad adolescente en el Cono Sur, donde una de cada cinco adolescentes es madre, duplica al promedio mundial, y es la segunda mayor del mundo, solo superada por la de África subsahariana, según datos del UNFPA.

El UNFPA alerta además de los embarazos en niñas de menos de 15 años, que son alrededor de 180 al año en Uruguay, 674 en Paraguay, 900 en Chile, 3.000 en Argentina, y 21.000 en Brasil, y en su mayoría son producto de abuso o explotación sexual.

El embarazo en niñas y adolescentes multiplica el riesgo de enfermedades y mortalidad, tanto de la madre como del bebé, y tiene impactos negativos en la continuidad educativa, que pueden llevar a menores oportunidades laborales y una situación de pobreza, según el UNFPA.

Además, están ligados a factores sociales y económicos que evidencian desigualdades en el acceso a servicios, las condiciones de vida o el nivel económico, dijo Camacho.

«Las adolescentes del quintil (20 %) de la población con menores ingresos tienen 3 o 4 veces más posibilidades de quedarse embarazadas que las del quintil de más ingresos. También hay más embarazos adolescentes en el área rural que en la urbana, y en poblaciones indígenas o afrodescendientes», expresó.

Otro factor de riesgo de embarazo es el matrimonio o unión precoz, especialmente en algunas culturas donde la reproducción es muy importante, y la mujer tiene que demostrar su fertilidad una vez casada, agregó la asesora de UNFPA.

De hecho, según datos de UNFPA, entre el 35 y el 44 % de las niñas que son madres antes de los 14 años vive en pareja al momento del parto, y el porcentaje asciende a entre un 50 y un 62 % en el caso de las adolescentes de 15 a 19 años.

La experta puntualizó que, si bien los países del Cono Sur han suscrito la Convención de Derechos del Niño, que establece que la edad mínima para el matrimonio son los 18 años, en muchos Estados están vigentes «excepciones» que permiten matrimonios adolescentes, y que la ONU está tratando de erradicar.

Para Camacho, un factor preocupante es el segundo embarazo, que se produce en cerca del 20% de las madres adolescentes en la región, y que considera como «un fallo de los sistemas de salud», en los que las menores embarazadas «ingresan para el control prenatal, tienen el parto, y salen sin ningún método anticonceptivo ni información».

Señaló que otro pilar importante, además de la educación o la salud es el acceso a la justicia, especialmente en los casos de embarazo infantil, que se relacionan con vulneración de derechos de las niñas y adolescentes.

Cada año, alrededor de 14 millones de partos en el mundo son de madres adolescentes, unos dos millones se producen en América Latina y el Caribe y, de ellos, cerca de 1,25 millones se registra en países del Cono Sur, según UNFPA.

Fuente: http://www.holaciudad.com/vida_y_estilo/amor_y_sexo/Argentina-Uruguay-Brasil-Chile-Paraguay_0_1033096872.html

 

 

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Pokémon Go y autismo ¿Es bueno o malo?

Por Daniel Comin

Desde la aparición del juego de realidad aumentada Pokémon Go han escrito infinidad de opiniones a favor y en contra del mismo. Que si es bueno, que si es malo,…, pero realmente ha causado furor y vemos como jóvenes (y otros no tan jóvenes) corretean como locos por las calles con su Smartphone en la mano intentando cazar Pokémons.

Pero ¡y qué pasa con las personas con autismo¡ ¿es bueno o malo para ellas? Este es el quid de la cuestión. Bien, pues hay cosas buenas y cosas malas sobre el uso de este juego por adolescentes y jóvenes con autismo.

Lo bueno

Obviamente este juego te lleva a la calle, a buscar y dar vueltas, a conectar con otras personas, a participar en quedadas o reuniones de fans del juego. Aspecto que tiene su parte positiva. Muchos chicos con autismo pueden ser reacios a salir a la calle, ya que los estímulos pueden saturarlos. Otros pueden ser muy rígidos e inflexibles, y si hay algo aleatorio es este juego, así que te muestra que lo inesperado puede ser emocionante.

Además, y dado el interés por la tecnología, puede convertirse en un interesante potenciador de las relaciones sociales, ya que debes interactuar con otras personas si quieres triunfar en el juego. Puede ayudar a que jueguen junto con otras personas, de forma que fomenta la interacción, la atención conjunta, la cooperación, en resumen, puede ser muy positivo en ese aspecto. Además puede fomentar la independencia del chico o chica.

Fomenta por tanto ciertos aspectos relacionados con la autodeterminación e independencia, salir solos, desplazarse por la ciudad, contactar con otras personas, interactuar socialmente, regresar a casa, etcétera.

 Lo malo

Quizá extender el interés por el mundo basado en algo virtual no sea la mejor idea. Sobre todo chicos/as que se aíslan en casa con el ordenador, quizá cuando salgan también viva inmersos en la pantalla de su teléfono.

En cuanto a las relaciones sociales, quizá solo fomente un tipo específico de relación social basado en un interés que puede crear cierto nivel obsesivo, y que esta relación se base únicamente en aquello que gira de forma exclusiva entorno a ese tema particular. Y si sabemos que en muchos casos les cuesta darse cuenta de que hablar de un único tema es algo que puede ser aburrido para los demás, en este aspecto no va a ser diferente. Además, tienden a generalizar, aspecto que puede jugar en su contra en este caso.

Quizá no sean conscientes del peligro que se puede correr deambulando por la ciudad, o de que no todo el mundo es buena gente. Pueden tener cierto nivel de ingenuidad que podría ser muy peligroso cuando contacten con algunas personas que podrían tomar ventaja de esto.

Quizá centre su relaciones sociales en un único tema y aumente su obsesión, dando la falsa sensación de que solo a través de este juego puedo compartir momentos con otras personas.

Seamos prudentes

Vemos que hay cosas buenas y cosas malas. Por algún motivo lo malo acaba pesando más que lo bueno. Pero encontrar el término medio puede ser una buena idea. Que no vayan solos, pero esto no significa que mamá o papá los acompañen a todas partes como si fuesen su guardaespaldas ¿Imaginan que sus padres hubiesen ido con usted a todas partes en su adolescencia y juventud? ¡Qué horror! Busquen alternativas.

Puede ser un estupendo potenciador y/o reforzador de otras actividades. Usar las ventajas de este juego en otros ámbitos, generar pautas de sociabilidad para usarlas en otros ámbitos sociales. Puede ayudar mucho, pero también jugar en contra. Modelar esta actividad ha de ser algo a tomar en consideración, usar el sentido común para establecer pautas y tiempos, evitar que ese sea el único tema de conversación y que se convierta en una obsesión. Explicar claramente cuando, dónde, durante cuanto tiempo,…, pueden usar el juego. Explicar cómo interactuar con otras persona, etcétera.

Otro aspecto a considerar es el de la privacidad, cuando al entrar a nuestro perfil de seguridad de Google (usado para el registro del juego), dentro de las aplicaciones conectadas, veremos que Pokémon Go tiene “acceso total” a nuestros datos.

Es importante limitar también el número de horas, un uso prolongado de este tipo de dispositivos puede afectar a la visión.

En resumen, evalúen adecuadamente los pros y los contras, usen las ventajas a su favor y analicen bien las desventajas para evitarlas o incluso, convertirlas en algo bueno. Y por supuesto, si va a acabar generando más ansiedad en el chico, pues mejor que no lo use, busquen otras alternativas.

Fuente: https://autismodiario.org/2016/08/11/pokemon-go-y-el-autismo-es-bueno-o-malo/

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Vacaciones en el aula: más de 2.500 adolescentes van al colegio los días de descanso

Por Alfredo Dillon

Una iniciativia para evitar que los chicos estén “en la esquina”. Pasa en 64 escuelas públicas de Capital. La propuesta pedagógica incluye juegos y énfasis en los trabajos grupales.

Cierto diagnóstico suele repetir que los jóvenes no le encuentran sentido a la escuela, que nada de lo que sucede entre esas cuatro paredes les importa, y que la mayoría no ve la hora de estar fuera del colegio para hacer lo que realmente le interesa. A esas afirmaciones, que describen uno de los problemas medulares de la secundaria, se les podría contraponer una imagen, o mejor varias: las de cada uno de los 2500 adolescentes que, este invierno, eligieron seguir yendo al colegio durante las dos semanas de descanso. En la Ciudad de Buenos Aires, 64 escuelas públicas permanecieron abiertas para recibir a los chicos de 3 a 19 años con una propuesta de colonia de vacaciones. Uno de los grandes logros de esa iniciativa puede resumirse en su capacidad de llenar las aulas de adolescentes, en pleno receso escolar.

La Escuela N° 2 de Mataderos es una de las sedes de Vacaciones en la Escuela destinadas exclusivamente a alumnos de secundaria. Allí la jornada empieza a las 12 del mediodía, con talleres de danza, murga, teatro, percusión, circo y radio. Los chicos eligen uno y lo comparten con compañeros de todas las edades (de 13 a 19 años). A las 13 se hace el saludo de bienvenida y a las 13.30 arranca el almuerzo, siempre acompañado con alguna consigna o juego pedagógico. Después de la comida, los chicos se dividen por edades y trabajan en un proyecto a lo largo de las dos semanas. La propuesta de este año, decidida en conjunto por los profesores de la sede, es “Soñar con responsabilidad”.

“La idea es aprovechar el espacio de la colonia para que los chicos puedan pensar su proyecto de vida, darles herramientas para que puedan decidir y que sean capaces de elegir lo que más les guste”, cuenta Larissa Barreto, coordinadora de la sede Mataderos. Ese eje –soñar de manera responsable– se “baja” de manera diferente en cada grupo de edad: los más chicos lo trabajan por medio del juego, mientras que los más grandes participan de tareas de reflexión y debate grupal. Muchos de ellos ya habían asistido a la colonia de verano, en la que los sueños y los proyectos también habían sido el corazón del trabajo con los adolescentes.

Las actividades incluyen visitas al Parque de la Ciudad (donde los chicos hacen kayak y tirolesa), natación, juegos deportivos y actividades culturales como visitas a museos y salidas al cine. La propuesta contempla la realidad de muchas alumnas que son mamás: algunas sedes incluyen guarderías con docentes que cuidan a los bebés, para que ellas también puedan participar de la colonia. «Nos cuidan a los bebés, les dan la leche, y nos proponen juegos. Está bueno porque aunque tengamos hijos, seguimos conservando el espíritu adolescente«, dice Ayelén (19), mamá de una nena de dos años.

Colonias publicas en vacaciones de invierno. / GERMAN GARCIA ADRASTI

“Muchos de estos adolescentes no han jugado cuando eran chicos; no han tenido tiempo porque tenían que cuidar a sus hermanos menores y después a sus hijos. Acá recuperan esa posibilidad de jugar y de aprender divirtiéndose”, afirma Ricardo Benítez, coordinador general del programa Vacaciones en la Escuela, que depende del Ministerio de Educación porteño.

“La colonia tiene un eje pedagógico que busca potenciar en los adolescentes habilidades para la vida, que después los ayuden a transitar el sistema educativo formal. Hacemos un énfasis especial en el trabajo en equipo, lo grupal, el liderazgo. La colonia funciona también como un espacio de pertenencia y de socialización, de construcción de nuevos vínculos”, explica Benítez.

En la Escuela N° 2 de Mataderos –ubicada justo en la entrada de la Villa 15, muy cerca del Elefante Blanco– la colonia tuvo un rol clave para superar una rivalidad histórica entre los chicos de Ciudad Oculta y los del barrio INTA, separados entre sí por unas pocas cuadras. “No era nada fácil juntar a los chicos de esos dos barrios. En la colonia, a partir del trabajo sobre lo grupal y el respeto se logró superar la rivalidad territorial. Muchos chicos se hicieron amigos entre sí y ahora se visitan durante el año, los del barrio INTA van a jugar al fútbol a Ciudad Oculta. Antes eso era impensable”, recuerda Larissa.

Las puertas abiertas de la escuela pública formulan una invitación: a aprender, a proyectar, a no quedarse afuera. Gracias a esa invitación, muchos adolescentes se encuentran en el patio y no en la esquina; se reúnen para participar juntos de actividades con sentido, pensadas especialmente para ellos, que los desafían y les enseñan y los divierten: todo a la vez, quizás un poco a contramano de lo que sucede en esas mismas aulas el resto del año. Benítez sintetiza la experiencia de la colonia pública como una “reconciliación” con el sistema educativo: “El vínculo con el colegio se armoniza a partir de la colonia. Después de pasar por acá, los chicos se amigan con la escuela”.

“Hacés buenos amigos y jugás con los profes”

En el cole. Evelyn Bogado (16), Franco Vega (18), Ezequiel Martínez (16) y Zaira Tijera (16). GERMÁN GARCÍA ADRASTI

Franco Vega (18), Evelyn Bogado (16), Ezequiel Martínez (16) y Zaira Tijera (16) se conocieron en Vacaciones en la Escuela. Durante el año van a colegios diferentes –dos de ellos son de Ciudad Oculta y los otros dos, del Barrio INTA–, pero todos los inviernos y veranos se reencuentran en la colonia gratuita del Ministerio de Educación de la Ciudad.

¿Qué es lo que lleva a un adolescente a elegir ir a la escuela en vacaciones? “Acá hacés buenos amigos. Hasta jugás con los profesores”, explica Ezequiel. “En la colonia hablamos de la vida, reflexionamos sobre el futuro y podemos ser tal cual somos”, dice Zaira, y agrega que “muchos chicos deciden venir para no estar en la esquina sin hacer nada”.

“Acá aprendés a compartir y a resolver los conflictos sin pelear”, dice Evelyn. Franco evalúa: “A los chicos que tienen alguna adicción también les sirve para distraerse”. Zaira, futura socióloga, resume: “En la escuela aprendés con el libro; en la colonia, con el juego”.

Para jóvenes de Capital y Provincia

El programa Vacaciones en la Escuela funciona desde hace más de 15 años en la Ciudad de Buenos Aires, para chicos de 3 a 19 años. Según pudo saber Clarín, en la mayoría de las provincias no hay iniciativas similares que estén abiertas a los adolescentes: las colonias escolares suelen abarcar hasta los 12 años, y en muchos casos funcionan solo en vacaciones de verano.

En provincia de Buenos Aires funciona el programa “Patios Abiertos”, donde los alumnos (de 5 a 21 años) realizan actividades recreativas, artísticas y deportivas, acompañados por docentes de las diferentes disciplinas.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Vacaciones-adolescentes-colegio-dias-descanso_0_1621038083.html

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La construcción de la identidad de género desde la perspectiva intercultural

23 junio 2016/Fuente: Aula Intercultural

Autoras: Andrea García-Santesmases Fdez, Carolina Herrero Schell, Julieta Olaso y Luz Martínez Ten

Con el objetivo de conocer la visión que tiene el alumnado y el personal docente respecto a estos procesos de negociación identitaria, se procede a elaborar una metodología en la cual los métodos cuantitativos se complementan con los cualitativos, dando como resultado una triangulación de los datos recogidos que permite un acercamiento más preciso a la realidad social. A partir de entrevistas en profundidad de carácter semi-estructurado y grupos de discusión se recoge la percepción del alumnado. En cuanto al personal docente, se llevan a cabo cuestionarios y entrevistas en profundidad.

Posteriormente se desarrolla el análisis de los datos obtenidos a partir de los cuales se hallan los resultados. Dichos resultados quedan expuestos en las conclusiones del estudio que reflejan la síntesis de la información resultante y resaltan las cuestiones más novedosas e interesantes halladas en el transcurso de esta investigación.

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