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Jürgen Habermas: “Jamás pensé que el populismo pudiera derrotar al capitalismo en su país de origen”

24 Julio 2016/Fuente: laizquierdadiario/Autora: Analía Micheloud

El pasado 12 de julio, el periodista Thomas Assheuer publicó en el diario alemán Die Zeit una entrevista realizada al sociólogo y filósofo alemán Jürgen Habermas.

A sus 87 años, Jürgen Habermas, analiza las razones y los posibles escenarios que se abren en Europa a 8 años del comienzo de la crisis económica internacional y luego del Brexit, cuyo triunfo lo lleva a preguntarse cómo es posible que cuestiones identitarias primaran sobre los intereses financieros de la City londinense.

El Brexit y la cuestión nacional

En sus respuestas al periodista Thomas Aussheuer, el filósofo alemán, considera que la histórica victoria del Brexit, además de ser un síntoma de la crisis más general que atraviesa la UE, tiene razones nacionales. A su vez, que los británicos tienen una historia diferente a la del resto del continente, que poseen la conciencia política de una gran potencia, dos veces victoriosa en el siglo XX, pero hoy marcada por un contexto de declinación más general, en el que vacila adaptarse a la nueva situación cambiante. Según Habermas, Gran Bretaña cayó en una situación “incómoda” luego de unirse a la UE en 1973 por razones estrictamente económicas.

En la entrevista, sostiene que las elites políticas “desde Thatcher hasta Blair y Cameron nunca pensaron en abandonar su visión distante del corazón europeo”, y que esa ya era la visión de Churchill cuando en su famoso discurso de Zurich de 1946 veía el rol de imperio benevolente que apadrina la unidad europea, pero no es parte de ella. De hecho, Gran Bretaña, miembro del bloque europeo, nunca aceptó formar parte de la zona euro, manteniendo un grado de independencia monetaria que, otras potencias como Francia o Alemania, perdieron al unirse a la moneda común.

Esa actitud instrumental de la elite política de Gran Bretaña con la Unión Europea se expresó claramente en la campaña por el “Remain”, observa Habermas, quién señala que los defensores de mantenerse en la UE sólo esgrimían argumentos económicos. Entonces se pregunta, ¿Cómo iba a ganar una actitud pro-europea sobre la mayoría de la población si los líderes políticos creyeron durante décadas que la búsqueda de intereses nacionales bastaba para mantenerse en una comunidad supranacional de estados? Según él, la visión liberal de Gran Bretaña sobre la UE como aérea de libre comercio en expansión, pero sin una profundización de la cooperación con el bloque, es parte de la explicación del Brexit.

¿Un Brexit alemán?

Para Habermas, no sería posible. Al contrario del resultado en Gran Bretaña, considera que si se hiciera un referendum en Alemania el resultado sería distinto, porque “la integración europea todavía está en función de los intereses alemanes”. Habermas explica que “en las primeras décadas de la posguerra, sólo actuando como ‘buenos europeos’, Alemania pudo restaurar paso a paso su reputación nacional. Y contó con el apoyo de Europa para la reunificación. Retrospectivamente, Alemania fue la gran beneficiaria de la unión monetaria europea, y eso cuenta también durante la crisis del euro”.

La crisis de la UE y los populismos europeos

En los últimos años estamos presenciando, por un lado, el avance de sectores euroescépticos y populistas de ultraderecha en Europa, tanto UKIP en Gran Bretaña como el Partido Liberal en Austria, Alternativa para Alemania o Amanecer Dorado en Grecia, entre otros, y, por otro lado, una crisis de los partidos políticos tradicionales.

Al respecto Habermas plantea que “El referéndum expresa algo del estado general de crisis en la UE y sus estados miembro. El análisis apunta al mismo patrón que vimos en la elección presidencial de Austria [que deberá repetir la elección, con altas posibilidades para el ultranacionalismo, NDR] y en las recientes elecciones parlamentarias de Alemania. La participación relativamente alta sugiere que el campo populista tiene más éxito en movilizar sectores que antes se abstenían. Eso va junto con otro descubrimiento de que los más pobres y menos educados votaron más por el “leave”. La percepción del aumento de la desigualdad social y el sentimiento de impotencia, de que sus intereses ya no están representados por la política, está en el trasfondo de la movilización contra los extranjeros, por dejar Europa, el odio a Bruselas. En una vida cotidiana inestable, el sentido de pertenencia nacional es un elemento estabilizador”.

“Postdemocracia”, la palabra clave

Habermas también se refiere a un sentimiento que cada vez, según él, está más presente en las sociedades modernas, el de la pérdida de control de un núcleo real, y es el síntoma de una época que llama “postdemocrática”, que se evidenció con el referéndum británico. Existe un “vaciamiento de las democracias nacionales que le habían dado el derecho a los ciudadanos de co-determinar importantes condiciones de su existencia social”.

Por ejemplo, la juventud es un sector que, de acuerdo a su análisis, pareciera considerar “anacrónico” al régimen democrático. Habermas considera que el hecho de que los jóvenes entre 18 y 24 años no fueron a votar masivamente, es un indicador de que la democracia es considerada “anticuada”, por el simple hecho de que las decisiones económicas básicas de la UE no se toman democráticamente. Además, sostiene que en un contexto en el que el poder de la Unión se basa en que los intereses de cada Estado nación se bloquean mutuamente, la respuesta correcta sería la transnacionalización de la democracia. Pero, afirma, ya nadie cree en eso.

“No más visiones grandilocuentes sino soluciones prácticas”

El filósofo alemán, señala que el problema del creciente euroescepticismo y la posibilidad de nuevos referéndum en otros países de la UE, como Francia, están relacionados con problemas irresueltos, no ideológicos, sino concretos y urgentes. Dice Habermas: “los problemas urgentes no son los tratados sino la crisis del euro, la crisis de los refugiados y los problemas de seguridad. Pero incluso en estos hechos no hay acuerdo entre los 27 miembros. La crisis del euro ata a esos países por varios años, aunque de una forma asimétrica”.

Considera como un primer paso en este sentido “que Alemania abandone su resistencia a una mayor cooperación fiscal, económica y social, y que Francia esté dispuesta a renunciar a su soberanía sobre estas cuestiones”. Sin embargo, este hecho, hasta ahora sin mayores posibilidades, difícilmente ocurra de ganar las elecciones de 2017 el Frente Nacional, que ya agita un referéndum francés.

Habermas analiza críticamente el rol “hegemónico” de Alemania dentro del bloque europeo, destacando que es un líder “a regañadientes”. “Desde 2010 podemos ver como el gobierno alemán trata su mayor rol de liderazgo no querido en Europa, menos en interés general, y más en su interés nacional. Alemania es un hegemón renegado y a la vez insensible e incapaz, que, a la vez, usa e ignora la relación de fuerzas alterada en Europa. Esto provoca resentimientos, especialmente en otros países de la eurozona. Cómo se siente un español, un griego o un portugués si perdió su trabajo por los recortes decididos por el Consejo Europeo? No puede sacar al gobierno alemán con su voto”.

Es así que, para el filósofo alemán, en la medida que continúe esta estructura antidemocrática no pueden sorprender las campañas antieuropeas ni el avance de los partidos euroescépticos en todo el bloque.

¿Qué salida tiene la UE?

La UE, según Jürgen Habermas, debe recuperar la confianza y profundizar su democratización y, así, los partidos de la extrema derecha perderán peso. El Estado de bienestar y la democracia tienen un nexo interno que no puede ser garantizado en la mera unión monetaria actual por los Estados nacionales.

De esta forma concluye su reflexión sobre el estado actual de la “Unión” quién supo ser hasta hace unos pocos años, uno de los más optimistas pensadores de la reforma de la Europa del capital.

La confesión, para quién es reconocido como una de los beneméritos pensadores de la “identidad europea”, de que jamás hubiera pensado “que el populismo pudiera derrotar al capitalismo en su país de origen”, es todo un síntoma, de lo poco que queda de aquel optimismo fácil a 8 años del inicio de la crisis capitalista. Años en que el proyecto de la UE mostró más crudamente su carácter reaccionario. Una Europa que actualmente signada por la crisis de refugiados, por la acción reaccionaria de Estado Islámico y el guerrerismo imperialista en Medio Oriente, por una creciente polarización, con las variantes xenófobas de derecha, con los “neo-reformismos”, y con nuevos fenómenos de la lucha de clases como el que desarrolló en Francia contra la reforma laboral.

 

Fuente de la entrevista: http://laizquierdadiario.com/Jurgen-Habermas-Jamas-pense-que-el-populismo-pudiera-derrotar-al-capitalismo-en-su-pais-de-origen

Fuente de la imagen: http://laizquierdadiario.com/local/cache-vignettes/L653xH398/arton45756-10147.jpg?1469077782

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Historia de la universidad europea en tiempos de Brexit

Por: Howard Hotson

Universidades de Europa: una alianza irrompible

 Las universidades tienen una unión europea mucho más antigua que muchos Estados-nación. No hay que perder de vista que en las secuelas de Brexit, dice Howard Hotson.

Arriba y abajo del Reino Unido, los académicos han pasado los últimos quince días a girar a través de ciclos de shock, incredulidad, el terror, la indignación y el rechazo a raíz de la del país votación para salir de la Unión Europea. El debate Brexit ha expuesto profundas divisiones en el país en general, pero también se ha unido a la comunidad universitaria como ningún otro tema en los últimos tiempos.

Los organismos que representan a las universidades – incluyendo el Grupo Russell, Universidades del Reino Unido y Million Plus – fueron unánimes en su apoyo a Permanezca. Los rectores de las universidades 103 publicaron una carta abierta tres días antes de la votación, instando a que la permanencia en la UE era «necesaria para el Reino Unido para mantener su posición como altamente cualificados y una economía del conocimiento competitiva a nivel mundial». El resto de la comunidad universitaria, que tan a menudo se opone a este tipo de argumento instrumentista, es por una vez expresando acuerdo a pleno pulmón. Según propia encuesta del Times Higher Education`s, casi el 90 por ciento de las personas que trabajan en la educación superior quería quedarse dentro de la UE. Casi el 70 por ciento de los estudiantes del Reino Unido también planificadas de votar «en» y ex alumnos universitarios apoyo firmemente permanecen. Con toda probabilidad, las universidades son la circunscripción más uniformemente y apasionadamente pro-europea en el país.

¿Cómo, entonces, para dar cuenta de este notable unanimidad? el interés económico es siempre la primera explicación invocado en nuestra época neoliberal. El Reino Unido es uno de los principales beneficiarios de los fondos de investigación de la UE. Hasta 2013, por ejemplo, que recibió una mayor proporción de Programa Marco 7 financiación (15,1 por ciento) que cualquier otro país, además de Alemania, así como el 22 por ciento de toda la financiación concedida por el Consejo Europeo de Investigación: el doble de la tasa del la contribución del Reino Unido al presupuesto de la UE en su conjunto (11,5 por ciento). Fuentes de la UE representan el 10 por ciento de los fondos para la investigación académica en el Reino Unido, incluyendo los consorcios a gran escala y de alto riesgo, proyectos de investigación internacionales de alta ganancia para los que no existen otras fuentes de fondos. Eso es un argumento poderoso y simple, precisamente del tipo que debería funcionar bien en un debate sobre el referéndum. Pero no ganó el debate, y no es toda la historia. Gales y Cornualles son también grandes receptores netos de fondos de la UE, pero ambos optaron por salir.

Materiales para una explicación más rica de seguir siendo el asimiento de la universidad se pueden encontrar en las profundidades de la historia. En pocas palabras, la universidad, en su origen, no es una institución nacional. De hecho, la mayoría de las universidades más antiguas de Europa son mucho más antiguos que los estados nacionales en las que se encuentran actualmente. Cuando la primera universidad fue fundada (fecha tradicional: 1088), Bolonia era una comuna cívica semiautónomo cerca de la frontera sur del imperio romano santo. Para el año 1500, más de una docena de universidades se habían fundado en la península italiana sigue fragmentado, en repúblicas independientes, los Estados Pontificios y el reino de Nápoles.

En otros lugares, la situación era similar. La universidad más antigua de España moderna (Salamanca, 1134) fue fundada en el Reino de León, que ocupaba la esquina noroeste de la península Ibérica, incluyendo partes de España y Portugal moderno. Alcalá (1293) y Santiago (1495) se establecieron dentro del reino de Castilla; Barcelona (1450) y Valencia (1499) en el reino de Aragón.

Las universidades más antiguas de la República Checa (Praga, 1348), Austria (Viena, 1365), Alemania (Heidelberg, 1386), Bélgica (Lovaina, 1425) y Suiza (Basilea, 1460) fueron establecidos en territorios sujetos a la Santa Romana Imperio, y así fueron las puntuaciones más antes de 1806. las universidades más antiguas de Escandinavia, Uppsala (1477) y Copenhague (1479), aparecieron en un período en el que Suecia y Dinamarca se unieron en la Unión de Kalmar. Las universidades más antiguas de las esquinas noreste y sureste de Europa – en Estonia (Tartu, 1632), Finlandia (Turku / Helsinki, 1640) y Croacia (Zagreb, 1669) – se establecieron dentro del Báltico Suecia y los Balcanes imperios de Austria. antiguas universidades de Escocia – St Andrews (1413), Glasgow (1451), Aberdeen (1495) y Edimburgo (1582) – se crearon mucho antes de la formación del Reino Unido en 1707, y así pueden sobrevivir para ver su ruptura.

Así que si la universidad no era una institución nacional de origen, ¿qué era? La respuesta es que era a la vez profundamente local y ampliamente Europea. Universidades surgieron paulatinamente de monasterios, escuelas catedralicias o grupos de maestros privados, que se unieron para formar gremios o corporaciones (el significado original de «universitas»). Pero desarrollaron rápidamente una relación simbiótica con las autoridades más altas de Europa, que les dio estatus legal y reforzaron sus características más valiosas. Dentro de décadas de su fundación, Bolonia comenzó a dibujar a los estudiantes de todo el continente. Sin derechos legales, estos migrantes académicos eran vulnerables a los malos tratos, ya sea cuando se viaja desde un lugar a otro o mientras estudian lejos de casa. Así, alrededor de 1155, la máxima autoridad política de la cristiandad latina, el emperador Federico I Barbarroja, emitió un documento titulado Authentica habita o scholasticum Privilegium, que otorgó a los miembros matriculados de una universidad de un estatus legal similar a la del clero católico. Los privilegium scholasticum permitido académicos más básicas para ser juzgados por sus pares en los tribunales universitarios propios. El resultado fue una especie de república académica transnacional: una red paneuropea de los enclaves internacionales dentro de los cuales los estudiantes y profesores podrían vivir, estudiar y trabajar con algún tipo de protección legal contra la persecución por los locales hostiles.

People discussing European Union (EU)

Como otras universidades surgieron, papas añaden nuevas capas de coordinación internacional. La autoridad espiritual suprema dentro de la cristiandad latina, responsable de la uniformidad de la doctrina, el papado ayudó (en virtud de su derecho de conceder estatutos de la universidad) para consolidar una estructura de disciplinas y grados comunes a todas las universidades. Los estudios se iniciaron en una amplia facultad de artes o la filosofía, lo que lleva a la licenciatura y maestría de estudios de arte. A partir de ahí, las vías divergentes a una de las tres facultades superiores de teología, medicina o derecho, dando lugar después de una década o más de estudio para el doctorado. La normalización se vio reforzada por las autoridades canónicas para la mayoría de los sujetos: Aristóteles para la filosofía, Galeno para la medicina, Justiniano para el derecho civil, y así sucesivamente. Más fundamental fue el uso del latín para mediar en el intercambio más aprendido a través de Europa occidental y central, que también se distanció de esta región del griego y árabe aprender más hacia el este.

El resultado fue una de las instituciones más exitosas que se han creado en Occidente. Las estructuras uniformes de los planes de estudios y títulos hechos credenciales académicas transferibles de una universidad o una región a otra. Dentro de un siglo de la intervención de Barbarroja, Bolonia fue organizado en 14 «nationes» separados para dar cabida a los estudiantes y profesores nacidos ( «natus») en diferentes regiones. Ninguno de estos coincidió precisamente con los 28 países de la UE: junto a los gustos de los romanos, lombardos, galos, normandos y catalanes, los alemanes incluía vastas regiones del norte de Europa Central y, mientras que el Inglés incluye la totalidad de las Islas Británicas. Sin embargo, estas «naciones» son una de las fuentes de las que los conceptos modernos de la nacionalidad se derivan. Sus bases jurídicas firmes permite asimismo estas entidades corporativas para soportar indefinidamente, a pesar de la muerte de grandes maestros. En conjunto, estos acuerdos se extienden debate estructurado sobre cuestiones fundamentales a través de todo un continente y los sostuvo sin interrupción durante siglos. Una civilización había inventado un medio de problemas que examinan conjuntamente demasiado difíciles para los estudiosos individuales y grupos locales para resolver.

Estos acontecimientos también generaron una discusión más amplia de la sociedad civil. Con la llegada del Renacimiento, como prensas de impresión y las redes postales multiplica la oportunidad de interactuar y colaborar sin necesidad de reunirse, algunos investigadores abandonaron las estructuras fijas de la universidad. Poco a poco, la república académica paneuropea dio lugar a una comunidad imaginaria paralela, la llamada república de las letras, responsable de muchos de los grandes desarrollos intelectuales del 16 al 18 siglos, incluyendo la revolución científica, el nacimiento de la filosofía moderna y la iluminación. Compuesto casi exclusivamente por alumnos universitarios, el litteraria res publica retenida y reforzó el cosmopolitismo del ideal académico europeo, pero reemplazó sus privilegios legales con un poderoso énfasis en la virtud de debate intelectual libre y abierto dentro de una comunidad de aprendizaje, intercambiado su estado consciente jerarquías para una ética más informal y meritocrática, y dejó de centrarse en la transmisión de aprendizaje recibidas a la generación de nuevos conocimientos. Entre todas, las comunidades paneuropeos aprendido articulan algunos de los valores fundamentales, los ideales y las prácticas que subyacen ciencia abierta y hoy beca, y los institucionalizados en una amplia gama de innovaciones fundamentales, a partir de la nota al pie y las nociones modernas de la autoría de la revista aprendido y academias de artes y las ciencias.

Derivado de estas instituciones cosmopolitas e ideales, las mayores contribuciones de Europa a la cultura y el aprendizaje humano son un alcance transnacional. Un ejemplo de ello es el desarrollo intelectual más sorprendente de la época moderna: el vuelco de la cosmología geocéntrica y la física de Aristóteles y Ptolomeo.

Al igual que gran ciencia griega, Tolomeo entró en el mundo del saber medieval europea en parte a través de las traducciones de sus obras producidas en los centros cosmopolitas de Sicilia y Toledo árabes. Cuando se puso a disposición una versión griega en Europa, las traducciones fueron realizadas por Jorge de Trebisonda (de la isla griega de Creta, en el momento de una colonia veneciana) y un astrónomo alemán en Viena, Johannes Regiomontano. Su trabajo se convirtió en fundamental, a su vez, por Nicolás Copérnico, que regresó a su Polonia natal después de los estudios en Bolonia, Padua y Ferrara para proporcionar la primera formulación matemática completa de una cosmología heliocéntrica.

a continuación, pruebas de observación con la que probar y refinar la hipótesis copernicana fue buscado por Tycho Brahe, un noble danés trabajando inicialmente en la isla de Hven (ahora parte de Suecia), y luego dentro de la corte del emperador de Austria en Praga. Su ayudante, Johannes Kepler, de Suabia en Alemania, publicó sus resultados en Ulm y los utilizó para formular sus famosas tres leyes del movimiento. Mientras tanto, el matemático de la Toscana Galileo había hecho las primeras observaciones telescópicas de la Luna, los planetas y las estrellas, y fue la realización de una serie de brillantes experimentos diseñados para proporcionar una nueva física en consonancia con la nueva cosmología. El filósofo y matemático francés René Descartes, que trabajan en la República Holandesa, comenzaron a dar forma a una nueva filosofía mecanicista en torno a estos resultados. Todas estas innovaciones se introdujeron adicionalmente por Christiaan Huygens, un matemático holandés que trabajaba en París. Por último, Isaac Newton, de pie «sobre los hombros de gigantes», creó una nueva síntesis no sólo de la nueva física y la astronomía, sino también de los aspectos experimentales y matemáticos del método científico. Su trabajo se convirtió en un paradigma de la racionalidad ilustrada en toda Europa durante el siglo siguiente, gracias en parte a las redes creadas en torno a la Real Sociedad por los infatigable labor de su primer secretario, Henry (o más bien Heinrich) Oldenburg, natural de Bremen.

European Union (EU) stars above group of people praying

Esta historia profunda tiene profundas implicaciones para los responsables políticos modernos que deben negociar nuevas relaciones del Reino Unido con Europa. Teniendo en cuenta los orígenes cosmopolitas de la universidad europea, las universidades británicas van a prosperar sólo cuando están conectados a nivel internacional. A pesar de la creciente importancia de las redes globales, Europa es socio del Reino Unido primaria en una amplia gama de campos altamente innovadoras, gracias a la gran mayoría de políticas inspiradas en la UE. Incluso aquellos que llevan la campaña Dejar parecen entender esto. En su primera declaración después del referéndum, Boris Johson insistió en que el mundo post-Brexit vería «la intensificación de la cooperación europea y la asociación en un gran número de campos», que comienza con «las artes, las ciencias, [y] las universidades». Los líderes de educación superior deben garantizar que esta visión se persigue, aunque el propio Johnson está excluido de estas negociaciones.

Mientras tanto, los negociadores europeos deben recordar que el proceso de integración cultural e intelectual europeo es mucho más antiguo y más profundo de lo que comúnmente se dio cuenta. agarrando ese punto totalmente requiere otro tipo de giro copernicano. Visto lo largo de casi un milenio de historia, la red internacional de Europa de las universidades no es meramente un satélite de los Estados nacionales o transnacionales. Es una galaxia de estrellas que ejercen parte de la fuerza de la gravedad que mantiene juntos la civilización europea. Como tal, merece un lugar mucho más central dentro de la conciencia y la identidad europea.

Como muestra el resultado Brexit, la identidad importa tanto como la racionalidad económica. Esto queda claro en el dilema central en el corazón de la UE. La unión económica, dice el argumento, requiere de la unión monetaria. La unión monetaria, a su vez, requiere la unión política. Sin embargo, tanto la unión económica y política requiere la unión cultural. Pero sobre qué base puede tener éxito como la persuasión? Lógicamente, debe basarse en los logros históricos, los logros, las instituciones y los valores que comparten todos los europeos. relatos más largos de integración continental deben insertarse en la conciencia pública junto historias más familiares de la consolidación nacional, y las instituciones deben ser reinventados que revivir las fórmulas probadas de éxito en el pasado.

Esto es precisamente lo tanto la política universitaria de la UE ha intentado hacer. El programa Erasmus, el nombre de la figura en el centro de la primera república europea de las letras, los intentos de reavivar el intercambio de estudiantes transcontinental típica de la época anterior a la Reforma. El Proceso de Bolonia igualmente bien llamada intenta reforzar que la movilidad mediante el restablecimiento de las credenciales académicas transnacionales también. La UE también ha restaurado a los estudiantes y académicos europeos el derecho a vivir, trabajar y estudiar donde quieran que antes disfrutaban durante siglos.

El éxito de estas políticas, por otra parte, es evidente incluso en las secuelas traumáticas del referéndum británico. La comunidad universitaria en el Reino Unido sigue profundamente comprometido con un futuro europeo. Dado que la proporción con educación universitaria de la población está creciendo rápidamente, el tiempo está del lado de Europa. La parte más instruida de la población actual, por debajo de la edad de 45 años, votó permanecer por un margen más grande que la parte peor-educados de la población, mayores de 45 años, votaron Dejar. En efecto, si de 16 y 17 años de edad habían sido autorizados a votar (como lo fueron en el referéndum de independencia de Escocia de 2014), o si entre 18 y 34 años de edad habían votado en los mismos números que los mayores de 65 años, el fiasco Brexit habría terminado por ahora. En los niveles monetarios y políticos relativamente superficiales, donde el ritmo de la integración ha sido artificialmente aceleradas del centro, el proyecto de unión se encuentra en dificultades. Pero en el nivel cultural – donde el proceso es más profundo, indígena y descentralizada – la integración europea está avanzando muy rápidamente.

Los líderes europeos necesitan para mantener sus nervios y mantener la fe en el 48,1 por ciento de los votantes del Reino Unido que comparten su visión. La decisión del Reino Unido que salir no es en última instancia el resultado de una creciente ola de euroescepticismo o sentimiento anti-inmigrante. Es una ola de protestas contra el fracaso del gobierno británico para reconstruir las comunidades lejos de Londres destrozadas por la desindustrialización y la globalización, para que aquellos que se benefician de la paga de las altas finanzas por sus fracasos, para construir las casas y escuelas que necesita una población creciente, y para asumir la responsabilidad de sus errores en lugar de culpar a los extranjeros.

Después de la frenética actividad de las últimas semanas, tenemos que dar un paso atrás, poner estos hechos en un contexto mucho más amplio, y estoy de acuerdo para jugar el juego largo. Los reinos se levantan y caen, los sindicatos y desaparecer, pero las universidades y las redes que crean puede durar más que todos ellos. Las autoridades europeas, en medio de esta crisis necesitan practicar la sabiduría y la paciencia de sus predecesores: los arquitectos con visión de futuro de la integración europea, los papas y emperadores del siglo 12.

Europa debe ser más de 28 estados miembros, la reconfiguración de sí mismos para servir a los negocios internacionales. También consta de otras corporaciones, de mayor edad y en cierto modo también más prudente. La arraigada, tradiciones indígenas necesitan ser fertilizados con generosidad y pacientemente cultivada con buen tiempo y falta. Esa es la mejor manera de alimentar la especie más resistente y más fructífera de la integración europea profundo.

Fuente: https://translate.google.co.ve/translate?hl=es&sl=en&u=http://www.brunner.cl/%3Fp%3D14586&prev=search

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BREXIT, la Unión Europea y la OTAN

Atilio Borón

Londres fuera de la Unión Europea, no de la OTAN

El triunfo del Brexit en el referendo abre múltiples interrogantes. La mayoría de los analistas, sobre todo en la prensa hegemónica internacional, ha puesto el énfasis en el examen de sus consecuencias sobre los mercados, su exacerbada volatilidad y la cotización de las principales monedas. Sin restarle importancia a este asunto creemos que este énfasis economicista está lejos de apuntar a lo más significativo.

Los mercados son entidades veleidosas, siempre sujetos a esa “exuberante irracionalidad” denunciada por Alan Greenspan, el ex jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, de modo que pronosticar su derrotero una vez consumada la salida del Reino Unido de la UE es un ejercicio ocioso y condenado al fracaso, inclusive si las predicciones se hacen para el corto plazo. Mucho más importante es ponderar lo que la decisión del electorado británico significa en términos políticos: un golpe si no mortal pero sin duda muy duro a un proyecto comunitario que cuando adquirió una connotación social y política progresista fue secuestrado, tergiversado y prostituido por la oligarquía financiera europea. Con la deserción de Londres –un divorcio litigioso y no consentido, al decir de algunos- la UE pierde a la segunda economía y al segundo país en población, lo que debilita a una Europa que, con la estructuración supranacional pergeñada por Bruselas, trató de reposicionarse en términos más protagónicos en el turbulento tablero de la política internacional. Si con el Reino Unido en sus filas la UE no era más que un aburrido segundo violín en el concierto de naciones, con los británicos afuera su gravitación global disminuye aún más vis a vis China, Rusia y los nuevos centros de poder internacional.

No fue casualidad que haya sido Angela Merkel quien mostró la mayor preocupación por el éxodo británico al exhortar a los gobiernos europeos a “mantener la calma y la compostura” ante la mala noticia. Se comprende su actitud: la canciller alemana fue quien con más fuerza impulsó el avance por la senda autodestructiva seguida por la UE en los últimos años. Convirtió al acuerdo pan-europeo en un apéndice de la gran banca, sobre todo alemana; combatió con meticulosidad germana los resabios del proyecto original, que tenía como metas la construcción de una Europa Social y de Ciudadanos; fortaleció a la conservadora burocracia de la Comisión Europea e hizo del Banco Central Europeo (BCE) el perro guardián de la ortodoxia financiera impuesta sin miramientos sobre todos los gobiernos del área. Mientras el neoliberalismo se batía en retirada de América Latina y el Caribe en medio de las ruinas que había dejado a su paso fue la Merkel quien lo revivió en Europa, incorporando al Fondo Monetario Internacional como participante activo en la gestión macroeconómica de los estados y dando origen, junto a la Comisión Europea y el BCE a la infame troika que poco después, como insaciable  plutocracia, se convertiría en el verdadero gobierno de Europa arrojando por la borda cualquier contenido democrático.

Los griegos, donde se inventó la democracia, pueden dar fe de la furia destructiva de la troika de la UE, que al caerse la hoja de parra de su hueca palabrería democrática puso en evidencia los alcances de la descomposición del viejo proyecto europeo, atado de pies y manos al servicio del capital.

Esta Europa de las clases dominantes, burocrática y empresarial es la que recibió un mazazo brutal desde el Reino Unido y no hay razón alguna para lamentarse por ello. La UE que acompañó a Washington en todas sus tropelías y todos sus crímenes en el escenario internacional ahora recoge los amargos frutos de su complicidad con los que EEUU perpetrara en Oriente Medio. Era obvio que la destrucción causada en Irak, Libia y ahora Siria provocaría una incontenible marea de refugiados que tienen sólo un lugar adonde dirigirse: Europa.

Washington puede alegremente incurrir en tales atrocidades porque está protegido por dos océanos que lo convierten en un destino inalcanzable para quienes huyen del infierno que desata con sus drones, misiles y unidades de combate. Pero Europa, en cambio, está ahí nomás. Y ese torrente humano activó y potenció los peores instintos xenofóbicos y racistas en buena parte de las poblaciones europeas que pretenden, vanamente, ponerse a salvo de las consecuencias de su pasado colonialista y su presente como compinches del imperialismo norteamericano.

Por eso la xenofobia fue un componente decisivo del triunfo del Brexit, saludada con euforia por un racista probado y confeso como Donald Trump y los representantes de la derecha en casi toda Europa, con Marine Le Pen a la cabeza. No sería de extrañar que lo ocurrido en el Reino Unido precipitara un “efecto dominó” en donde diversos países tengan que someter su permanencia en la UE al veredicto popular. La derecha en Francia y en Holanda ya está hablando de ello, y en otros países ya hay quienes lo están pensando. La crisis puede inclusive tornar inevitable un nuevo plebiscito en Escocia para decidir sobre su permanencia en Gran Bretaña. Los escoceses quieren permanecer en Europa y votaron  en ese sentido en el referendo de días pasados. Uno de los coletazos del Brexit podría llegar a ser una Escocia independiente y la desaparición de la Gran Bretaña tal como hoy la conocemos.

Para concluir: lo bueno de esta situación es que el debilitamiento de la Unión Europea resta fuerzas al imperialismo norteamericano, del cual aquella es su aliada histórica fundamental. Y esta es una gran noticia para los pueblos del mundo que luchan para librarse del yugo de la dominación imperialista. Sin embargo no se debe olvidar que hoy por hoy el pacto atlantista europeo-norteamericano pasa menos por la UE que por la OTAN.

Esto es así tanto en el terreno doméstico, habida cuenta de la creciente militarización en la represión de la protesta social en Europa; como en el ámbito internacional, donde el saqueo a otros pueblos reposa cada vez más en la eficacia disuasiva de las armas. Fue por eso que el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, se apresuró a tranquilizar a sus socios diciendo que la salida británica de la UE no implicaba abandonar la OTAN, de lejos, la más importante expresión del crimen organizado a nivel mundial. Y en tiempos tan convulsionados como estos para la burguesía imperial eso es lo que cuenta.

Que Londres pegue un portazo y se retire de la UE es un problema, porque ahora la armonización de políticas entre Estados Unidos y Europa se torna más complicada por la división entre el Reino Unido y los demás países europeos, y las heridas que deja este “divorcio no consentido” entre quienes antes formaban parte de una misma institución supranacional. Pero mucho más grave sería que el electorado británico decidiera salirse de la OTAN, lo que obligaría al imperio a repensar y redefinir su estrategia de guerra a espectro completo a escala global. Por ahora no hay peligro de que tal cosa vaya a ocurrir.

Pero el mundo está cambiando muy rápidamente y las sólidas certezas de antaño parecen estar comenzando a volatilizarse.

Fuente del articulo: http://www.atilioboron.com.ar/2016/06/brexit-la-union-europea-y-la-otan.html

Fuente de la imagen:https://1.bp.blogspot.com/-lMKJg1O-SrA/V28UMl_bdoI/AAAAAAAAKMw/V4rUYd2oxhE8QiRkk5sftXobTykJ02LDACLcB/s400/brexit.jpg

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Reino Unido: Multitudinaria marcha por el centro de Londres contra la salida británica de la UE

Europa/Reino Unido/03 de Julio de 2016/Fuente: Agencias Londres. FarodeVigo

El vicecanciller alemán propone una reducción de las dimensiones de la Comisión Europea y un presupuesto con menos inversión en agricultura y más en investigación o educación.

Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en el centro de Londres en contra de la salida británica de la UE («Brexit») y para pedir que el Gobierno de Reino Unido no invoque el decisivo artículo 50 del Tratado de Lisboa que iniciará el proceso de ruptura del Reino Unido con Bruselas.

Bajo el título «Marcha por Europa», unas 40.000 personas, según los medios locales, iniciaron la marcha desde Park Lane hasta la plaza del Parlamento, donde cantaron y pidieron a gritos mantener los lazos con Europa.

Mientras, continúan los movimientos en el seno del Partido Conservador para tomar posiciones ante el relevo, en septiembre, del primer ministro dimisionario, David Cameron. La diputada Andrea Leadsom surgió ayer como la principal candidata pro «Brexit», al obtener el apoyo del dirigente «tory» Iain Duncan Smith, y de varios relevantes miembros de la Cámara de los Comunes.

Leadsom ocupa una secretaría de Estado y no es conocida por los votantes, pero cuenta ya con algo más de apoyo entre los diputados conservadores que Michael Gove, ministro de Justicia y destacado miembro de la campaña por la salida británica de la UE.

La casa de apuestas «William Hill» considera ahora a Leadsom la segunda candidata mejor colocada para suceder a Cameron, después de la ministra del Interior, Theresa May, aunque con un perfil discreto.

Desde Berlín, el vicecanciller, ministro de Economía y presidente de los socialdemócratas alemanes (SPD), Sigmar Gabriel, ha pedido una reducción del número de miembros de la Comisión Europea y que la UE modifique la distribución de su presupuesto. «Una Europa en la que 27 comisarios quieren ponerse a prueba no tiene sentido», afirmó Gabriel en una entrevista con el periódico «Neue Osnabruecker Zeitung» publicada ayer.

En cuanto al presupuesto comunitario, Gabriel criticó que la UE dedique alrededor del 40% de sus fondos a la agricultura en lugar de invertirlo en investigación, innovación o educación.

En cualquier caso, el vicecanciller aseguró que el «Brexit» votado por los británicos no supone un peligro para la UE e incluso planteó la posibilidad de que Londres vuelva a unirse al bloque dentro de unas décadas.

Fuente: http://www.farodevigo.es/mundo/2016/07/03/multitudinaria-marcha-centro-londres-salida/1491701.html

Fuente de la imagen: http://sumarium.com/tag/protesta-contra-el-brexit/

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España: ¿Cómo va a afectar el triunfo del Brexit a los estudiantes de Erasmus?

Europa/España/26 Junio 2016/Fuente:Elmundo /Autora: Olga San Martin

Cada curso, España envía al Reino Unido alrededor de 4.000 universitarios de Erasmus. Representan el 10% de los 37.000 estudiantes que exporta al conjunto de los países miembros de este programa europeo que permite pasar una temporada estudiando en otro país mientras se perfecciona el idioma. Reino Unido es el cuarto destino favorito de los españoles, por detrás de Italia, Alemania y Francia, pero el triunfo del Brexit va a cambiar las reglas del juego.

Aunque no por el momento. Según explican fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes en funciones, «el Gobierno garantiza que los estudiantes del programa Erasmus, tanto los del presente curso como los del próximo curso, podrán disfrutar de su beca en el Reino Unido con total normalidad«.

Las fuentes consultadas recuerdan que la salida de la UE «no es inmediata» y que todos los que pensaban disfrutar en el próximo curso 2016/2017 de una estancia en el país británico podrán seguir haciéndolo.

De la misma forma, los más de 3.600 estudiantes universitarios británicos que se encuentran de Erasmus en España (el 9% de los 39.000 que, en total, vienen cada año) van a poder seguir viniendo también el curso que viene «con absoluta normalidad», sostienen en el Departamento que dirige Íñigo Méndez de Vigo.

¿Y qué ocurrirá dentro de dos cursos, cuando Reino Unido haya formalizado su salida del marco comunitario? La respuesta del Gobierno en funciones español es la siguiente: «El procedimiento de salida del Reino Unido está recogido en el propio tratado de la UE y sólo se pone en marcha cuando el Gobierno británico lo solicite oficialmente ante las instituciones europeas, algo que no ha sucedido todavía (Cameron ha anunciado que lo hará el próximo gobierno, que, según sus declaraciones, no se formará antes de octubre). A partir de ese momento, existe un plazo de dos años para que Reino Unido negocie con la UE los términos y acuerdos de su salida. En esos acuerdos, la UE y Reino Unido decidirán si continúan dentro del programa o no».

En realidad, Reino Unido no necesariamente tendría que salirse de Erasmus, porque, «en principio, formar parte de la UE no es un requisito indispensable para participar en el programa», según explica a Servimedia Carlos Martín, portavoz de la Comisión Europea en España.

De hecho, hay cinco países –Noruega, Islandia, Liechtenstein, la República Macedonia y Turquía– que no forman parte de la UE pero sí del programa Erasmus, mediante la firma de acuerdos concretos con la CE que les permiten participar normalmente en las acciones del programa. Esto podría ocurrir también con el Reino Unido, que es uno de los principales países emisores de estudiantes de Erasmus. Todo dependerá de lo que decida su nuevo gobierno.

Mientras tanto, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue) ha afirmado que «trabajarán» para que el Brexit «no afecte a las buenas relaciones académicas y de investigación existentes entre ambos países».

«Las universidades y la propia Crue harán lo posible por mantener la actual situación de los estudiantes, investigadores y docentes, tanto españoles como británicos, así como la de los proyectos que estén actualmente en marcha entre España y Reino Unido».

Fuente de la noticia: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/06/24/576d3cece5fdea214c8b4686.html

Fuente de la imagen: http://e01-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2016/06/24/14667776110406.jpg

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El triunfo del ‘brexit’ abre un período turbulento en la Unión Europea de los ricos

Por: La Haine
Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado. El referendo surgió como estrategia partidaria para sofocar el incendio que la UE llevaba generando en los conservadores

Aunque el escrutinio no ha concluido oficialmente, el brexit ha logrado una victoria recibida por sus partidarios como el «día de la independencia británica», una euforia que contrasta con la negativa reacción de los mercados, que evidencian las serias implicaciones de una decisión contra la que habían luchado la práctica totalidad de las fuerzas políticas, económicas y sociales de Reino Unido.

Junto a los efectos sobre la volatilidad financiera, el statu quo británico se enfrenta a un terremoto político con epicentro en el Número 10 de Downing Street, puesto que el primer ministro, David Cameron, había apostado por una opción, la de la permanencia, ignorada por la mayoría de los ciudadanos.

Con una participación del 71,3%, la mayor en una votación en Reino Unido desde 1992 y más de seis puntos por encima del plebiscito de 1975 que había confirmado la permanencia en la por entonces Comunidad Económica Europa, el escrutinio ha dado un vuelco sin precedentes a una noche electoral que había arrancado con las encuestas a favor de la continuidad.

Este desenlace tiene profundas connotaciones políticas e institucionales, puesto que el debate sobre la sostenibilidad de Cameron al frente del Gobierno, del que había avisado que no dimitiría en caso de brexit, está ya planteado, incluso pese a la carta de dos tercios de los diputados conservadores que habían defendido la salida y que le han expresado su apoyo para permanecer en Downing Street por el «mandato y deber» obtenido hace tan sólo un año.

Sin «plan B»

Además, otra de las incógnitas es el grado de preparación de Reino Unido para un proceso que podría llevar años, puesto que el propio primer ministro había asegurado públicamente que no había «plan B».

Tras jugarse su credibilidad a la carta de una apuesta que, según él, haría al «más fuerte y más seguro», Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado de una campaña que ha dividido a la sociedad británica por una estrategia partidaria, puesto que, más que por clamor popular, el referéndum surgió para sofocar el incendio que Bruselas llevaba generando en los conservadores desde hace décadas.

La oposición laborista ha sugerido ya la necesidad de su dimisión ante un escenario sin precedentes en el que la única certidumbre es que, de vencer la salida, la decisión sería «irreversible». No en vano, David Cameron había avanzado ya que el proceso formal de retirada de los Veintiocho comenzaría de inmediato.

Aunque el Tratado de Lisboa establece las pautas de este procedimiento en el artículo 50, el primer movimiento ha de partir del estado miembro, que debe notificar a la UE su deseo de abandonar.

De hecho, Londres no está obligado a proceder inminentemente, es más, los partidarios de romper con Bruselas han manifestado ya su preferencia por aguardar, puesto que, pese a meses de campaña, la fórmula que regiría sigue siendo una incógnita.

Los plazos, a priori, están marcados, si bien los dos años establecidos en la normativa comunitaria podrían ampliarse siempre que lo autoricen los otros veintisiete socios. Expertos en Derecho europeo creen que, dada la complejidad, las negociaciones podrían llevar hasta una década y los propios defensores del divorcio asumen que, como mínimo, serían necesarios cuatro años.

Reacción

De momento, los mercados han evidenciado las secuelas del escenario que se abre en el bloque occidental: la divisa británica ha caído a niveles inéditos desde 1985, lo que podría acarrear una intervención de contingencia del Banco de Inglaterra, que ya había avanzado que tenía previstas medidas para garantizar la estabilidad financiera.

Junto a la City y Downing Street, la atención estará en el continente, donde se espera que los demás líderes, que han mantenido en secreto su plan de acción en caso de brexit, se reúnan a la máxima urgencia y exijan a Reino Unido clarificaciones sobre las áreas más delicadas, como el futuro de los casi tres millones de ciudadanos comunitarios que residen al norte del Canal de la Mancha.

Encaje

Además, uno de los factores más complejos será el potencial encaje británico en el mercado común. La presión, por tanto, será notable para hallar una solución que implicará delicados compromisos de las partes, un esfuerzo que podría necesitar años antes de que se pueda garantizar el apoyo de una mayoría cualificada de los ministros del ramo para, posteriormente, lograr que la propuesta sea ratificada por los demás estados miembro y, a continuación, por los Parlamentos europeo y británico.

El problema es que uno de los catalizadores del brexit ha sido el control de los flujos migratorios y la pertenencia al mercado común implicaría, a priori, el libre movimiento de personas, dos elementos indisociables y, para la UE, innegociables, por lo que, a priori, Londres no podría mantener el primero sin tener que aceptar el segundo, lo que complica la ecuación entre prosperidad económica y límites a la entrada de ciudadanos comunitarios.

No en vano, abandonar el mercado común no es una opción extendida entre los defensores del ‘Brexi’, que se encuentran divididos entre quienes proponen directamente abandonarlo, aquellos que creen posible permanecer por el propio interés del resto de sus integrantes de no perder a la segunda economía europea, los que abogan por establecer acuerdos bilaterales e, incluso, quienes ven viable operar con los 161 miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Este encaje, con todo, constituye tan solo una pieza más del complejo puzle legislativo de un proceso que obligaría a revisar hasta 80.000 páginas de acuerdos comunitarios, con el objetivo de decidir descartes, qué áreas enmendar y cuáles mantener, un sumario que, inevitablemente, querrá supervisar el Parlamento británico y cuya duración constituye un enigma.

Además, la salida incrementa el riesgo de una crisis constitucional para la unión británica, puesto que Escocia, protagonista de un plebiscito de independencia hace menos de dos años, ha apoyado mayoritariamente la continuidad en la UE y cuya ministra principal ha reconocido que este desenlace reavivará las ansias secesionistas.

Sin precedentes

En consecuencia, junto a la resolución de una profunda crisis política en casa, el Gobierno, independientemente de su constitución, tendrá que resolver un proceso sobre el que no hay precedentes, tan solo la salida de Groenlandia, ni siquiera un estado, sino un territorio que formaba parte de Dinamarca, hace más de 30 años, cuando la UE no era tampoco la unión política en la que se ha convertido hoy en día.

Por si fuera poco, este nuevo capítulo tendría que acordarse con socios que difícilmente mostrarán empatía hacia quien ha decidido abandonar, a pesar de los compromisos que tanto costaron en febrero y que hubiesen garantizado para Reino Unido el ansiado estatus de verso libre de una Europa cada vez más cohesionada.

Por otra parte, a escala europea, el temor es que la partida británica genere un efecto dominó entre otros integrantes de los Veintiocho y, sobre todo, que desencadene un peligroso auge del nacionalismo de derecha.

Fuente: http://www.lahaine.org/el-triunfo-del-brexit-abre

Fuente de la imagen: http://www.muypymes.com/wp-content/uploads/2016/06/Brexit-1.jpg

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Escocia e Irlanda del Norte dejarían Reino Unido tras Brexit

25 Junio 2016/Fuente: Panorama

La sorpresiva decisión de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea podría culminar con la división del Reino Unido.

Aunque la mayoría de los votantes en Inglaterra y Gales respaldaron la campaña por desprenderse del bloque de 28 naciones, las otras dos regiones del Reino Unido, Escocia e Irlanda del Norte, votaron por permanecer.

Tras los resultados del viernes, líderes nacionalistas de ambos países prometieron dejar al Reino Unido si ese es el precio para mantener a sus naciones conectadas por completo a Europa.

Escocia, en donde los nacionalistas que ya ocupan el poder perdieron por escaso margen un referendo independentista en 2014, parece enfilada a dejar el Reino Unido en caso de que sus vecinos ingleses no encuentren una negociación que les permita permanecer en la Unión Europea. La mayoría de los analistas rechaza esa posibilidad.

«Escocia enfrenta la posibilidad de salir de la Unión Europea en contra de su voluntad. Creo que es democráticamente inaceptable», dijo la primera ministra Nicola Sturgeon. Más del 60% de los escoceses votaron por permanecer en la UE, en comparación con el 48% del Reino Unido en general, lo que refleja la creencia de los escoceses de que pertenecer a la Unión Europea les provee de una influencia moderada en la vida política de un Reino Unido que tradicionalmente es dominado por los ingleses.

Sturgeon hizo énfasis en que su gobierno buscará primero una negociación para encontrar un punto medio entre el gobierno británico en Londres y las autoridades de la UE en Bruselas «para garantizar nuestro lugar continuo en la UE y el mercado único».

Pero admitió que esas esperanzas son poco probables, y dijo que un segundo referendo de independencia escocesa «ahora es muy probable». Pero dijo que esa votación tendría que realizarse antes de que el Reino Unido salga formalmente de la Unión Europea, lo que podría suceder en 2018.

En septiembre de 2014, Escocia rechazó con 55% la independencia. Pero los líderes del Partido Nacional Escocés se dijeron optimistas en que muchos de los votantes que hace dos años rechazaron la independencia están listos para cambiar de bando dado el decisivo apoyo de Inglaterra al euroescepticismo.

«La gente en Escocia simplemente está sorprendida», dijo John Nicolson, un legislador del partido gobernante, quien señaló que los tres principales partidos británicos — los Conservadores, los Laboristas y el Demócrata Liberal — argumentaron hace dos años que la pertenencia al Reino Unido era la única manera de garantizar el lugar de Escocia en la Unión Europea.

«Evidentemente engañaron al pueblo escocés», afirmó.

Sus vecinos, los nacionalistas irlandeses en la región de Irlanda del Norte, indicaron que la votación británica ha renovado sus exigencias de un referendo de toda la isla para unificar a las dos partes de Irlanda luego de una división de 95 años. Argumentan que el retiro de Gran Bretaña de la Unión Europea obligaría a las dos zonas de Irlanda a renovar sus controles aduanales y de seguridad en lo que sería la única frontera terrestre del Reino Unido con un estado de la Unión Europea, la República de Irlanda.

Sinn Fein, ya en el poder en el gobierno de unidad de Irlanda del Norte y está en posición de convertirse en el principal partido de oposición de la República de Irlanda, insiste en que se le debe dar la oportunidad a cientos de miles de ciudadanos irlandeses que viven en Irlanda del Norte de decidir si desean o no salir del Reino Unido.

En Dublín, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, convocó a una reunión de emergencia del gabinete luego de que el mercado bursátil irlandés sufrió la peor caída en Europa, un reflejo al hecho de que el principal socio comercial de Irlanda es Gran Bretaña.

Kenny dijo que la principal prioridad de su gobierno es minimizar los daños en una economía irlandesa impulsada por las exportaciones, y no abrir añejas heridas en Irlanda del Norte.

Kenny y la secretaria de Estado de Gran Bretaña para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, estuvieron de acuerdo en que el tratado de paz de 1998 de Irlanda del Norte, auspiciado por Estados Unidos, incluye una cláusula para convocar una votación en toda Irlanda sobre una reunificación, en caso de que exista una demanda popular.

Pero ambos recalcaron que décadas de encuestas de opinión y resultados electorales habían demostrado que esa exigencia no era suficiente para ameritar una votación en el corto plazo.

Kenny dijo que su gobierno apoyaría un referendo de unidad en Irlanda únicamente si los analistas pueden documentar «un movimiento serio de la mayoría de las personas a una situación en la que la quisieran unir a la república. No existe dicha evidencia».

«Hay asuntos más importantes que tratar a mediano plazo», dijo, y dio como ejemplo la necesidad de proteger un añejo acuerdo de Irlanda para mantener relaciones especiales de viaje y comerciales con Gran Bretaña, un acuerdo previo al ingreso de las dos naciones a la entonces Comunidad Económica Europea en 1973. «En eso nos enfocamos».

Fuente: http://www.panorama.com.ve/mundo/Escocia-e-Irlanda-del-Norte-dejarian-Reino-Unido-tras-Brexit-20160624-0092.html

Fuente de la imagen: http://img.informador.com.mx/biblioteca/imagen/370×277/1325/1324651.jpg

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