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Bullying: estos son los números del «matoneo» escolar en Colombia

América del Sur/ Colombia/ 04.02.2019/ Fuente: www.colombia.com.

De acuerdo con la ONU, 3 de cada 10 estudiantes en el mundo sufren de bullying en sus colegios.

Hoy en día, hay una problemática que acoge cada vez más la atención de expertos y medios de comunicación, debido a la importancia e impacto infantil que tiene: el bullying. De acuerdo con las Pruebas Saber del Ministerio de Educación Nacional, en 2014, el 37% de niños de 5° de primaria dijeron ser víctimas de bullying o intimidación escolar alguna vez, en Colombia.

Así lo informó José Fernando Mejía, director del programa Aulas en Paz en Colombia, en una rueda de prensa organizada por la marca de morrales, ropa y accesorios, Totto, misma que ha creado la campaña “#NoMasBullying”. En esta, Mejía añadió que en el último curso de primaria, son 20 % los estudiantes que realizan el bullying, mientras que casi el 50 % son observadores de este tipo de matoneo infantil.

Ahora bien, estos índices van disminuyendo en los cursos superiores. Por ejemplo, en grado 9°, el 26 % de los estudiantes son víctimas de bullying, 11 % menos, en relación con los alumnos de grado quinto. Por su parte, los abusadores se mantienen en el 20 % de la población estudiantil, mientras que el 60 % participan por medio de la observación.

En consecuencia, el experto aseguró que aunque hay una disminución considerable en el número de víctimas en estudiantes adolescentes, los casos que se presentan son mucho más peligrosos que los que se dan entre los niños. “A mayor edad hay menos presencia de bullying en el ámbito físico, pero asciende en el psicológico”, dijo María Marta Durán, asesora académica de la Universidad Estatal a Distancia.

Por otro lado, en cuanto a “razones” que encuentran los menores de edad al momento de hacer bullying, Durán señaló que se destacan aspectos como la apariencia física y la identidad de género, esto según una investigación realizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 96 países. En este estudio, también se supo que, a escala mundial, 3 de cada 10 estudiantes sufren de matoneo escolar.

¿Qué hacer?

Esta problemática aumenta con el tiempo, debido a que las víctimas no saben cómo salir del matoneo, mientras que los llamados ‘Bully’ (victimarios), sienten un espíritu de superioridad, status que no quieren perder.

Ante esto, los expertos dijeron que la tarea de contrarrestar este tipo de violencia escolar, muchas veces recae en las personas que observan los casos, pero que casi siempre deciden callar. “Los que observan tienen más poder de detener el bullying”, aseguró José Fernando Mejía.

En consecuencia, Carolina Piñeros Ospina, directora Ejecutiva de Red PaPaz invitó a reportar casos de intimidación escolar y ciberacoso que afecten a los menores de 18 años a través de la línea virtual www.teprotejo.org y el App Te Protejo. Según las cifras de 2018, Te Protejo procesó 12.060 reportes, de los cuales el 10% corresponden a situaciones de ciberacoso y 2% de intimidación escolar.

Igualmente, Piñeros recordó que Red PaPaz ofrece recursos de orientación para padres, madres y cuidadores en el Kit PaPaz para la prevención y manejo de la intimidación escolar y ciberacoso disponible en www.redpapaz.org/intimidacion.

Por último, la directora corporativa de marca de Totto, Marcela Pérez, manifestó que en compromiso con esta tarea, se están generando «espacios de conversación para que niños y jóvenes se expresen en contra del maltrato escolar».

Por esto, Pérez recordó que la marca creó «la miniserie web Anti-bullying School, presentada por los youtubers Sofia Castro y Javier Ramírez», con la que se pretende «proporcionar herramientas de expresión para que los niños y niñas puedan decir: No más bullying». 

Fuente de la noticia: https://www.colombia.com/actualidad/nacionales/bullying-estos-son-los-numeros-del-matoneo-escolar-en-colombia-217703
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Colombia: Acoso escolar cercena derechos, salud y educación

América del sur/Colombia/31 Enero 2019/Fuente: IPS Noticias

Aunque las cifras del acoso escolar o “bullying” parecen haberse reducido, la realidad indica que el flagelo continúa su azote sin pausa en el mundo, dejando secuelas imborrables en quienes lo padecen, según un estudio de la ONU.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) dio a conocer el informe “Behind the numbers: Ending school violence and bullying” (Detrás de los números: Poniendo fin a la violencia y el bullying) en ocasión del Foro Mundial de Educación 2019, celebrado este mes en Gran Bretaña.

“Todos los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a entornos educativos seguros, inclusivos y efectivos”, dijo la directora general adjunta de Unesco para la Educación, Stefania Giannini, en la presentación del reporte.

El mismo concluye que casi uno de cada tres estudiantes padecieron acoso por parte de algún compañero o compañera de la escuela por lo menos una vez en el último mes, y que una proporción similar padeció violencia física.

Si bien la apariencia física es el motivo más frecuente del bullying, quienes enfrentan un riesgo mayor en este sentido son los estudiantes que los demás perciben como diferentes en materia de género.

En Australia, entre 60 y 70 por ciento de los jóvenes de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) reportaron haber padecido bullying debido a su orientación sexual o identidad de género.

En Tailandia, en tanto, la prevalencia del bullying entre los jóvenes LGBT fue de 55 por ciento.

Además, en un total de 96 países evaluados, 23 por ciento de los niños y niñas afectados por el acoso escolar admitieron haber considerado seriamente la posibilidad de suicidarse, en comparación con 12 por ciento de los que no padecieron bullying.

En 2010, el suicidio del estudiante universitario Tyler Clementi, de Nueva Jersey, colocó los focos sobre los padecimientos de los jóvenes LGBT y también sobre el fenómeno del “ciberbullying”, que se sirve de la informática y las redes sociales de Internet para acosar a las víctimas.

Clementi, de 18 años, fue objeto de abusos de este tipo luego que su compañero de habitación en la universidad reveló públicamente que el joven era gay, espiándolo con una cámara web y difundiendo en las redes sociales sus encuentros sexuales con otro hombre.

El muchacho se quitó la vida arrojándose al río Hudson.

El año pasado, un niño de nueve años del estado estadounidense de Colorado se suicidó después de confesarles a sus compañeros de clase que era homosexual.

“La violencia escolar y el bullying pueden ser devastadores para las víctimas”, dijo Giannini, agregando también generan consecuencias en los resultados educativos de los estudiantes.

“Una atmósfera de ansiedad, temor e inseguridad es incompatible con el aprendizaje, y los entornos educativos inseguros pueden, por lo tanto, perjudicar la calidad de la educación para todos los estudiantes”, explicó.

Según la Unesco, los niños y niñas que padecen bullying con frecuencia tienen el triple de probabilidades de sentirse como extraños en los establecimientos escolares, y casi el doble de faltar más a menudo.

Aija Mayrock relató su caso en un informe de la oficina del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños (SRSG, por sus siglas en inglés).

“Yo tenía ocho años la primera vez que padecí bullying. Uno de mis compañeros me dijo: ‘No le caes bien a nadie, jamás le caerás bien a nadie’. Desde ese momento soporté el acoso cada día durante ocho años. Sufrí acoso verbal, físico y a través de las redes sociales. Les creí a mis compañeros. Sus palabras empezaron a convertirse en la constitución según la cual vivía. Dejé de hablar en la escuela. Mantuve mi cabeza gacha y mis ojos clavados en el suelo todo el tiempo. En cierto sentido, comencé a entregarme”, narró.

La Unesco concluyó que los niños y niñas que son acosados tienen peor desempeño en los exámenes que sus pares que no padecen este problema, y que esto incluso afecta su continuidad en el sistema educativo.

Según el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, 45 por ciento de los alumnos acosados con frecuencia querían abandonar la educación formal luego de completar la escuela secundaria.

“Ser protegidos del bullying es un derecho humano fundamental”, señaló Marta Santos Pais, de la SRSG, en la presentación del informe de su oficina sobre el tema en 2018.

Giannini subrayó la importancia de abordar la violencia escolar y el bullying a fin de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el cuarto, que busca garantizar una educación de calidad, inclusiva e igualitaria.

Por lo tanto, es esencial controlar los avances y recabar datos sobre la prevalencia y las tendencias en materia de violencia escolar, así como las respuestas a estos problemas, añadió.

También se necesitan un liderazgo político fuerte y un marco legal y político robusto para abordar la violencia contra la población infantil.

En Jamaica, el primer ministro Andrew Holness, quien antes fue ministro de Educación, trabajó para prohibir los castigos corporales en las escuelas y promovió el uso de una disciplina positiva, a fin de volver la vida escolar una buena experiencia para todos los educandos.

En Estados Unidos, algunos estados, entre ellos Nueva York y Colorado, adoptaron leyes contra el bullying que incluyen protecciones específicas para los adolescentes LGBT.

Según la  organización estadounidense GLSEN, que trabaja por los derechos educativos de la comunidad LGBT,apenas 18 de 50 estados tienen esas leyes.

En otras partes, algunas organizaciones de la sociedad civil toman el asunto en sus propias manos.

Por ejemplo en Chile, la Fundación Selenna creó la primera escuela de América Latina para niños y niñas transgénero como una manera de proteger a estos estudiantes del acoso y la discriminación. Muchos de los estudiantes que se inscribieron fueron aquellos que antes faltaban a clases o desertaban de las escuelas por culpa de sus malas experiencias.

“La violencia relacionada con la escuela en todas sus formas es una violación a los derechos de niños, niñas y adolescentes a la educación y a la salud y el bienestar. Ningún país puede lograr una educación de calida, inclusiva e igualitaria para todos si los estudiantes experimentan violencia y bullying en la escuela”, dijo Giannini.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2019/01/acoso-escolar-cercena-derechos-salud-educacion/

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Cómo puedes saber si tu hijo sufre ‘bullying’ (Audio)

Finlandia / Autor: Aprendemos Juntos / Fuente: Ivoox

Doctora en Ciencias de la Educación,Tiina Mäkelä es directora para España y América Latina del Instituto Escalae del Programa KiVa contra el ‘bullying’, un método creado en 2007 a propuesta del Gobierno finlandés. Ofrece estrategias para identificar, combatir y prevenir el ‘bullying’ trabajando sobre las conductas de agresores, público espectador y atención a las víctimas. Hoy está presente en escuelas de EE.UU, Reino Unido, Alemania, Latinoamérica, Sudáfrica y España y solo en el primer año de implantación, KiVa ha logrado reducir entre un treinta y un cincuenta por ciento los casos de ‘bullying’. Makela ofrece las claves para saber si un niño está sufriendo ‘acoso escolar’, así como la mejor manera de intervenir.

Fuente:
https://mx.ivoox.com/es/como-puedes-saber-si-tu-hijo-sufre-bullying-audios-mp3_rf_27447264_1.html
Fuente de la Imagen:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-39845405
ove/mahv
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España: Alumnos que silencian el acoso escolar: ¿hay que sancionarles?

Europa/España/17 enero 2019/Fuente: El país

Madrid prevé penalizar a los alumnos que no informen al centro de los casos de ‘bullying’. Los expertos alertan de que puede empeorar la convivencia

En la Comunidad de Madrid se considerará una falta grave que un alumno sea conocedor de una situación de acoso escolar y no lo comunique al centro, siempre y cuando esto no entrañe riesgo para sí mismo o para terceros. Esta es una de las principales novedades que recoge el proyecto de decreto por el que se regula la convivencia en los colegios e institutos —públicos, concertados y privados—, que previsiblemente será aprobado el primer trimestre de este año y de obligado cumplimiento el próximo curso. Madrid se convertirá entonces en la única comunidad autónoma en la que se contemple la penalización del alumno que no informe sobre casos de bullying.

La sanción podrá ir desde quedarse sin recreo hasta una expulsión de un máximo de cinco días lectivos. Los expertos consultados consideran positivo que se fomente la colaboración de los estudiantes para detectar potenciales víctimas y ayudarlas, pero alertan sobre las posibles consecuencias de imponer castigos.Todos los colegios e institutos madrileños deberán contar con un plan de convivencia en el que se contemplen medidas para la prevención y la actuación ante el acoso.

En 2017, los cuerpos de seguridad detectaron 170 casos en la Comunidad de Madrid y más de un millar en todo el país, con cifras de todas las comunidades autónomas, a excepción de Cataluña y País Vasco. Desde 2012 se han registrado 5.500 casos. Los expertos consideran que los compañeros, el resto de la clase, son “clave” para combatir el acoso escolar. “Hay que desmitificar la figura del chivato. Es alguien que denuncia una situación que está mal, es el defensor de la justicia”, explica Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España. “Pero las medidas educativas tienen que estar por encima de las disciplinarias. Uno tiene que saber que no es justo mantener una situación de violencia a través de procesos educativos, no sancionadores”, añade.

En el proyecto de decreto de la Comunidad de Madrid se clasifican las distintas faltas en las que puede incurrir el alumno, desde las leves hasta las muy graves. Hay 14 que se consideran graves. Entre ellas, las faltas reiteradas de puntualidad o asistencia injustificadas; los actos de indisciplina; el robo o hurto a miembros de la comunidad educativa, o la omisión del “deber de comunicar al personal del centro las situaciones de acoso o que puedan poner en riesgo grave la integridad física o moral de otros miembros de la comunidad educativa, cuando la comunicación pudiera realizarse sin riesgo propio ni de terceros”.

Leticia Cardenal, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres, cree que la medida aprobada por el Gobierno madrileño “no es pertinente”. “Lanzar a los alumnos la idea de que si no se chivan serán castigados no es la mejor opción desde el punto de vista pedagógico”. La presidenta de la Asociación Madrileña contra el Acoso Escolar, María José Fernández, coincide. “Las situaciones de violencia deben comunicarse por sentido común. Pero incluirlo en un decreto es un error. Pretenden blindar a la consejería y lavarse las manos, que sean responsables el profesor, el director o el alumno”, añade. Y apunta a la importancia “de la formación y de la prevención”. El decreto contempla que en caso de actos que puedan ser constitutivos de delitos, los docentes y el equipo directivo tienen la obligación de comunicarlo a la policía o al Ministerio Fiscal.

Sonsoles Bartolomé, responsable del departamento jurídico del teléfono de la Fundación ANAR, que atiende a víctimas de bullying, se muestra a favor de las sanciones. La normativa establece una salvedad importante: el estudiante tiene el deber de comunicar el caso de acoso siempre y cuando no se ponga en riesgo a él o a terceros. «Ponemos mucho peso en el testigo, pero tiene que asumir una responsabilidad. Podemos debatir si la falta debe ser considerada leve o grave, pero todo comportamiento que no conlleve una sanción se queda en el aire”, explica.

La doctora en Psicopedagogía Ana Cobos es reticente. “Muchas veces no se denuncia por miedo. La norma exime a quien esté en riesgo, pero ese es un factor muy difícil de valorar”, añade. Ella insta a animar a denunciar. «En la convivencia, todos somos guardianes y defensores de la justicia. El acoso muchas veces persiste en un grupo porque hay un colchón social que tiene miedo a que, si la víctima deja de sufrir bullying, comiencen a sufrirlo ellos. Hay que empoderar al alumnado”, añade. Y no recomienda las sanciones. “Alguien es expulsado. ¿Qué aprende de eso? Lo que puede ocurrir es que se genere miedo a lo que puedan pensar los padres, por ejemplo, pero no genera un sentimiento de justicia y solidaridad”, matiza.

En otras comunidades, como en Castilla y León o el País Vasco, se han impulsado programas que evitan “demonizar a los alumnos”, expilcan fuentes de ambos Gobiernos. Sus protocolos abogan por dar herramientas a la comunidad educativa para ayudar tanto a la víctima como al acosador. “Llamamos a los profesores y a los alumnos a unirse, a formar un equipo contra el bulliyng”, apuntan fuentes del Ejecutivo vasco.

María Jesús Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense y autora del estudio Los castigos como indicador de riesgo psicosocial en la escuela, cree que el papel del alumnado es fundamental para detener el acoso en los centros, pero alerta de que las medidas exclusivamente punitivas no resuelven el problema. “Para que un castigo sea eficaz debe ser percibido como justo y legítimo, las expulsiones pueden agravar los problemas de conducta o provocar efectos adversos”, apunta. Diferentes investigaciones sobre el uso de la disciplina en la escuela indican que las medidas represivas, especialmente las que contemplan la expulsión, empeoran la convivencia y la relación entre docente y alumno, además de incentivar los comportamientos violentos.

En 2008, la Asociaciación Americana de Psicología analizó el impacto de las políticas para la prevención de la violencia en las aulas a raíz de casos como la matanza de 15 estudiantes en un colegio de Columbine tiroteados por dos de sus compañeros. Se mostraron escépticos con la efectividad de las sanciones en el aula, y alegaron que los alumnos castigados —con medidas como la expulsión— tienden a evadirse del contexto y a desarrollar actitudes negativas de miedo y hostilidad hacia el profesorado. “Hay que implicar a los alumnos, pero con la toma de conciencia de cuál es el problema”, añade Díaz-Aguado.

EQUIPOS DE MEDIACIÓN Y OTRAS TÉCNICAS DE PREVENCIÓN

El proyecto de decreto para regular la convivencia en los centros en Madrid también contempla nuevas medidas para prevenir el acoso en las aulas como la creación de equipos de mediación. Son profesores, alumnos y familiares que de forma voluntaria reciben formación y, en caso de conflicto entre alumnos, intervienen. «Diferentes investigaciones han demostrado que la ayuda entre iguales es más efectiva a la hora de solucionar conflictos y por eso es importante que otros alumnos medien», explica Isabel Serrano, jefa de la Unidad de convivencia y de las familias de la Comunidad de Madrid.

Además, el nuevo decreto, que sustituirá al de 2007, contempla otras novedades como el obligado uso de nuevas metodologías que impliquen trabajo colaborativo entre los alumnos, la reorganización de las aulas en caso de conflicto, o la vigilancia por parte de los profesores en las horas de entrada y salida de la escuela. «La disposición de las sillas y las mesas es esencial; el profesor buscará a los estudiantes más sociables, identificará dónde se sienta la víctima y la alejará del acosador, al que también separará de su red de apoyo», apunta Serrano.

Vigilar los baños, los pasillos, las zonas con poca visibilidad y los pasillos será otra de las acciones que deberán cubrir los docentes en los cambios de hora y la entrada y salida al centro. «Son los espacios en los que se suelen producir los acosos y era necesario incluirlo en el protocolo», indica Isabel Serrano. En 2016, la Comunidad aprobó su primer Plan de lucha contra el acoso escolar, una guía para centros docentes con herramientas específicas para profesores, alumnos y familias. Desde entonces, en las aulas de 25 personas. «Las sanciones son necesarias, pero se tendrá que estudiar cada caso, porque hay muchos motivos para no reportar la información si se conoce». Muchas de las sanciones, apunta Serrano, se quedarán en un castigo sin recreo, espacio en el que los estudiantes tendrán que acudir al servicio de orientación.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/01/10/actualidad/1547147571_088949.html

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¿Qué es el Kiva? El método contra el ‘bullying’ que triunfa en Finlandia

Redacción: Telecinco

Un 90% de las escuelas finlandesas ya han aplicado el denominado método Kiva, un programa educativo que quiere combatir el acoso escolar persiguiendo tres objetivos: prevención, intervención y supervisión. A través de este programa, que ya ha sido exportado a numerosos países, los alumnos aprenden a sembrar empatía con sus compañeros, reconocer el ‘bullying’ y saber cómo actuar.

El Ministerio de Educación de Finlandia ha creado un innovador método para acabar con el ‘bullying que ha se ha exportado a otras partes del mundo, como Francia, Estados Unidos, Bélgica, Reino Unido, Holanda e Italia.
Se trata del método Kiva, diminutivo de Kiusaamista Vastaan («Contra el acoso escolar» en finlandés), y ya lo aplican el 90% de las escuelas del país. Sus impulsores defienden la teoría de que el acoso es problema de grupo y, por tanto, su prevención pasa por «influir en las normas de grupo».
El programa fue implantado por el Ministerio en 2007 ante la creciente preocupación por el acoso escolar en sus escuelas. Con el objetivo de poder erradicar este problema, el Gobierno encargó un análisis completo de la situación a un equipo de expertos en psicología infantil para que elaboraran un informe que pusiera fin a estos casos.
Dicho método se imparte en alumnos a lo largo de tres etapas de su vida: a los 7, los 10 y los 13 años de edad. En ese tiempo, se les imparten veinte clases donde aprenden a reconocer qué es el acoso escolar a través de una serie de juegos.
En caso de que se detecte el acoso a un alumno, un equipo de profesores -conformado por los docentes que el director del centro escolar elija en virtud de su experiencia en materia de violencia escolar o en estudios de comportamiento de grupos, entre otros conocimientos -controla el proceso y se encarga de entrevistarse con la víctima, así como con el o los acosadores. Partiendo de ahí, determinarán cuándo es el mejor momento para comunicarles lo sucedido a sus respectivos padres. Es por esto que la comunicación entre docentes y tutores es primordial.
La labor y seguimiento de este equipo está supervisado por especialistas de la Universidad de Turku, impulsora del método. Además, los centros que aplican esta metodología, disponen de un sistema online para denunciar casos de acoso escolar de forma anónima.
Así se definen los tres pilares sobre los que se sustenta esta teoría: Prevención (concienciar a todos los alumnos sobre el acoso escolar, no solo a los agresores), Intervención (pautas de actuación ante un caso de ‘bullying’ para la víctima y el acosador) y Supervisión (una herramienta digital evalúa el trabajo del centro educativo cuando se producen estos casos).

Estrategias de actuación a través de la formación

Kiva se basa en tres líneas generales sobre la formación de los implicados ante situaciones de acoso en colegios:
  • Formar a los docentes sobre estrategias y metodologías para prevenir, intervenir y detectar casos de acoso en las aulas.
  • Formar a los alumnos para fomentar la empatía entre los compañeros y que los alumnos puedan reconocer sus propios sentimientos y los de los demás y, de esta manera, poder actuar en consecuencia.
  • Formar a los padres a través de información sobre cómo actuar ante un caso de ‘bullying’, saber prevenirlo y mantener el contacto con la escuela.
Además de la teoría y la práctica, el método finlandés incluye otro tipo de formatos más interactivos, como vídeos, manuales, presentaciones y juegos.
Fuente: https://www.telecinco.es/informativos/sociedad/kiva-metodo-bullying-finlandia-acoso-escolar_0_2689050046.html
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Escuela y barrio

Por: Lucía Mbomío.

 

El Cervantes es uno de esos ‘coles gueto’ a los que nadie quiere ir. Entre sus consecuencias está que la ratio de alumnado por clase sea bajísima

“Cuando yo era pequeño, los profesores daban clase sobre una tarima y había que llamarles de usted”, dice Julián, docente de lengua en el Centro de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Cervantes. Nuria, compañera de profesión, comenta que por eso intentan ser el profe que nunca tuvieron.

La pedagogía pretérita era cuestionable, a algunas ya no nos tocó sujetar libros contra la pared, pero no se atendía ni se entendía la diversidad como ahora. El recreo podía ser más salvaje que el más salvaje de los oestes y no tanto por las peleas como porque antes no teníamos un suelo blando para amortiguar las caídas. Yo diría que el 80% de mis cicatrices nacieron en el cemento del Vicente Aleixandre, un colegio que ahora es un parking, porque la natalidad es inversamente proporcional al número de coches. O no, pero ya me entienden.

De eso ya han pasado muchos más años de los que me gustaría y toca hablar del presente y de cómo se ha producido una evolución en las escuelas para adaptarse a un mundo diferente.

El Cervantes está en Alcorcón, aunque Carmen, otra de sus docentes, prefiere decir que está situado extramuros del Municipio, puesto que se erige al otro lado de la frontera natural que es el puente de la Renfe, lejos de todo. Julián explica que se trata de un ‘cole gueto’, de esos a los que nadie quiere ir. Lo cual demuestra que la distancia no tiene tanto que ver con los kilómetros, como con las murallas invisibles que se han levantado para apartarles.

Entre sus consecuencias está que la ratio de alumnado por clase sea bajísima. Nuria, que imparte la asignatura de inglés, comenta que en una clase de 2ºde ESO tiene únicamente catorce estudiantes de ocho nacionalidades distintas y que en otra de 1º de secundaria, solo diez, provenientes de una decena de países. Antonio, el de Historia, apunta que los debates mediáticos sobre educación se encallan en asuntos superficiales, cuando uno de los pilares educativos debería ser lograr que hubiera menos personas por aula.

Salma, una ex alumna del Cervantes, de origen marroquí, quedó entre las quince mejores de la Comunidad de Madrid en el concurso de matemáticas Pangea y en 2018 el centro recibió el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer. Detrás de estas cifras, hay esfuerzo, creatividad, vocación y una convicción que se ha traducido en la implementación de multitud de programas. Los hay centrados en el medio ambiente y también en la convivencia, como el de mediación, en el que las y los propios estudiantes interceden para resolver los conflictos que se producen en las aulas, evitando así que se den casos de bullying. Nos lo cuentan Eric y Domilena, que se sienten felices ayudando. Y se nota. Buena parte del alumnado no tiene la oportunidad de pasar tiempo con su familia porque trabajan muchas horas al día, de modo que en la escuela sienten que están en casa y en ella, reciben charlas como la de la monologuista feminista Pamela Palenciano o la visita de la laureada fotógrafa Angélica Dass, de cuyo proyecto, Humanae, ha donado una parte al centro.

Las etiquetas, tanto en las personas como en la ropa, es mejor cortarlas porque molestan y casi nunca sirven para nada.n

Fuente del artículo: https://elpais.com/ccaa/2019/01/04/madrid/1546596566_514120.html

 

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Ampliar el foco: hacia un concepto de ‘bullying’ sistémico

Por: Saray Marqués

”No fue capaz de encontrar su lugar en esta escuela”. Con estas palabras explica una profesora por qué un alumno sometido a bullying, Sasu (nombre ficiticio), ha tenido finalmente que abandonar el centro educativo. No se plantea qué le sucedió, cómo se sentía, cómo podia haber intervenido la escuela. Lo hace en el marco de un artículo de investigación que precisamente se titula así, y que se propone “reexaminar el papel de los profesores en el bullying en la escuela comprensiva finlandesa”.

Maneras de ser diferente

Entre 2013 y 2016 un equipo analizó los procesos de inclusión, exclusión y marginación en dos insitutos de Helsinki. En uno de ellos, Sasu, que había llegado en octavo curso, abandona el centro el curso siguiente, después de haber cambiado varias veces de grupo. Durante la investigación -a base de observación, dos días a la semana, en las clases, en los recreos, en las fiestas… pero también de entrevistas y focus groups– se ve cómo le cuesta encontrar pareja cuando hay que realizar trabajos, cómo los alumnos se burlan de él, cuchichean sobre su familia o le ponen motes, cómo le tiran bolitas de papel en clase… pero, también, cómo algunos profesores fingen no percibir estas situaciones, evitan mirarle a los ojos o sólo se fijan en él si hace algo que no debería.

Sasu a menudo habla demasiado alto, o canta, o se mueve, o hace ruiditos… Es un desafío a pequeña escala, que ni molesta ni interrumple la clase, pero supone una desviación de las normas no escritas de la cultura escolar, lo que da pie a toda una serie de procesos de exclusión. Sasu no da el perfil de ”normalidad”, ergo no goza de una participación plena en la vida de la escuela y se le hace notar que no es bienvenido como parte del grupo.

Sasu es víctima de amenazas, robos, difusión de sus datos personales o ciberacoso, pero prevalece esa falta de habilidades sociales en la mirada de sus compañeros y sus profesores al explicar por qué finalmente, tras cambiarle varias veces de grupo, Sasu abandona la escuela. Dentro de esta lógica, y pese a que su caso protagoniza diferentes sesiones del programa antiacoso Kiva, en el que la escuela participa, su salida de debe a su ”incapacidad para adaptarse”.

En la investigación se relata cómo al no poder ser entendido según las normas de la escuela se convierte en primer lugar en invisible para los profesores, una invisibilidad que es la antesala de la exclusión. Sasu tiene bastantes papeletas para ser incluido en ese constructo implícito de ”normalidad”: como el 50% de sus compañeros de la escuela, es blanco y tiene el finlandés como lengua materna. Lo que falla, lo que no es ”normal”, son sus habilidades sociales y su capacidad de conocer los límites del comportamiento correcto.

El caso de Sasu sirve para reclamar una perspectiva más amplia del bullying, incidiendo en lo cultural, lo relacional, lo social, lo estructural, que analice las acciones y los discursos que prevalecen en la cultura escolar y pueden abocar a él. Los mismos profesores que en las entrevistas grupales se declaran en contra del bullying e implicados en su prevención, en línea con la política y la retórica antibullying del centro, permanecen impasibles ante un Sasu ansioso, que llora, en el patio del colegio a causa de ese acoso que sus profesores y compañeros aseguran denostar.

Kiva: no es oro todo lo que reluce

El estudio, a cargo de la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Helsinki, Ina Juva, junto con Gunilla Holm y Marianne Dovemark, y publicado en octubre en la revista Ethnography and Education, no pretende desmitificar la escuela comprensiva finlandesa ni el método estrella antiacoso Kiva, exportado también a otros países, pero sí invita a abordar el bullying no solo desde una perspectiva psicológica, de conducta individual, sino también sociológica, de las estructuras (normas, reglas, cultura escolar) que en muchos casos conducen a él.

Y viene a decir que los estudiantes no son los únicos cómplices silenciosos posibles ante un caso de acoso: “Si el profesor culpa a la víctima, moderará su intervención”, se explica el estudio, citando a Faye Mishna. Los profesores pueden contribuir asimismo al bullying “etiquetando a los estudiantes” o “ignorando el bullying que se da entre ellos”. Y, en una especie de círculo vicioso, con su falta de intervención, “pueden normalizar y legitimar el uso de la desviación [de la conducta asumida como normal] como una explicación y y justificación del bullying”, como ya advirtió en su día Paul Horton.

Ina Juva, que responde por correo electrónico a El diario de la educación, subraya: “El programa Kiva ha obtenido resultados en prevención y resolución de casos de bullying, pero creo que parte de la exclusión que podría ser vista como acoso no entra en su radar. Y creo también que sus soluciones son limitadas, porque el énfasis está en los problemas entre individuos”.

Para Juva, “no es un error buscar las causas individuales -con el énfasis no tanto en los factores que hacen vulnerable a la víctima, sino en cómo se le presenta o categoriza-, y la investigación que se concentra en ellas ha sido importante para explicar el bullying, pero esta no es suficiente para abordarlo en su totalidad. Es necesario ampliar el foco a los factores estructurales, una investigación que existe [en la investigación se citan trabajos previos de Paul Horton o Faye Mishna, entre otros muchos], pero por alguna razón se ha quedado más en los márgenes. Por ejemplo, hay trabajos sobre cómo los profesores gestionan el bullying, pero bastantes menos que sobre el rol de los estudiantes”.

A este respecto, señala que “incluso los profesores que activamente intervienen en casos de bullying, pueden quedarse pasivos en algunos casos, cuando el estudiante está categorizado como no-normal. Y este es el problema: No tanto el comportamiento de un profesor a título individual sino el modo en que entendemos en la sociedad cómo es un estudiante normal o no-normal, y cómo esa concepción afecta a cómo se les excluye o son víctimas de bullying”.

En la investigación, un adelanto de su tesis doctoral, se subraya que sería importante incorporar esta reflexión en la formación del profesorado para incrementar “su capacidad de reconocer los procesos relacionados con la exclusión de los alumnos categorizados como “no normales”. Una reflexión, por otra parte, que va más allá del fenómeno del bullying: “Es una cuestión de cómo entendemos toda la escuela y su papel en la sociedad. Si su deber es producir buenos trabajadores, consumidores y ciudadanos, o algo más”.

Entre los factores que pueden contribuir a la exclusión, y que forman parte de la cultura escolar a través de los materiales empleados en la escuela y de las propias formas de pensar y entender el mundo de los maestros, según Juva, se encuentran las expectativas de lo que supone ser una persona normal. Y, dentro de ellas, las expectativas de comportamiento, “el ideal de cómo el estudiante, o el ser humano en general, debería ser en el sistema capitalista occidental”.

Junto con la expansión de la mirada a los factores estructurales, Juva propone una reflexión crítica sobre las normas que sustentan la cultura escolar: ”Definitivamente, el concepto de normalidad, presente en las escuelas, incluye la idea de cómo es un estudiante ideal. La normalidad que soporta la noción del ser humano ideal tiene largas raíces hasta 1840, y desde entonces algunos rasgos como blanquitud, clase social o heterosexualidad han estado incluidos”.

“En el sistema educativo debería existir un debate sobre las expectativas de qué es un estudiante normal o ideal y el tipo de expectativas que esas construcciones crean en los estudiantes, junto con las posibilidades que conllevan de ser incluidos o excluidos en la escuela”, plantea Juva, que señala que su intención es invitar a un debate más amplio sobre el bullying en Finlandia (y en otros lugares) aunque no siempre la investigación “despierte el interés de las autoridades”.

También en España

En nuestro país, un informe de Unicef, Factores de la exclusión educativa en España, analizaba en 2017 la falta de un lugar en el sistema para aquellos alumnos que se escapan del perfil de alumno normal. El informe contaba con el asesoramiento del catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Murcia Juan M. Escudero, responsable junto con sus colaboradores de la introducción en España del concepto de exclusión educativa.

En respuesta a El diario de la educación, Escudero se muestra partidario de una perspectiva y un enfoque ecológico y de una gran ateción y mirada crítica por parte de los profesores que, como señala la investigación finlandesa citando a Paul Horton, “pueden inconscientemente contribuir al bullyingindirectamente a través de sus prácticas pedagógicas”: ”Desgraciadamente así puede suceder y, de hecho, ocurre con frecuencia. Las etiquetas, más aún cuando estigmatizan, no solo designan sino que explican aquello y a aquellos a quienes se les aplican. Esto puede terminar culpando a las víctimas y cerrándoles todas las ventanas de salida en situaciones en las que puedan encontrarse. Cierran, por tanto, todas las puertas a la posibilidad y devalúan a los sujetos hasta extremos tales que pueden llegar a marcar muy negativamente sus vidas en el presente y el futuro”.

Para el experto, no hay buena educación posible si esta no reconoce, valora y dispone de respuestas a las diferencias del alumnado ni si salirse del perfil de alumno normal o ideal supone un precio tan alto como la marginación o el fracaso o el abandono escolar.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/13/ampliar-el-foco-hacia-un-concepto-de-bullying-sistemico/

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