Page 5 of 25
1 3 4 5 6 7 25

UNESCO evidenció sobrecarga laboral de docentes chilenos

Los problemas se dan al realizar feedback con los alumnos y combinar labores administrativas con la teleeducación. Entidad indicó que profesores han hecho su mejor esfuerzo.

El contexto de la pandemia ha generado un cambio rotundo en la educación primaria y secundaria, puesto que no todos los establecimientos, como también los profesores, estaban en condiciones de cambiar la rutina de la sala de clases, por una de forma online. Ello acrecentó las brechas sociales en la educación, como también en la carga laboral de los docentes.

Lo anterior quedó en evidencia tras la toma de datos de la encuesta llevada a cabo por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la Unesco, que monitoreó la experiencia de los docentes entre el 25 de agosto y el 10 de septiembre en varios países de Latinoamérica. En el caso de Chile, el sondeo concluyó que los docentes reconocen una sobrecarga del 70%, al realizar feedback (retroalimentación) con sus alumnos, así lo indicó el coordinador del Llece, Carlos Henríquez.

“Recogimos la experiencia de 10.300 profesores latinoamericanos. En el caso de Chile, se recogió la visión de 81 docentes y directivos, quienes dieron a conocer una sobrecarga administrativa importante, puesto que ha sido complejo el tener que disponer de más tiempo para realizar su trabajo, esto porque no todos los alumnos tienen las herramientas de conectividad, lo que ha significado un problema”, manifestó.

Retroalimentación

El directivo de la Unesco explicó que “si bien los profesores han hecho su mejor esfuerzo, es necesario replantear desde los establecimientos qué queremos que los estudiantes aprendan, para así alivianar la carga de los docentes, esto ya que la sobrecarga para retroalimentar la materia con cada estudiante genera un estrés del 70% en los docentes. La autoevaluación es una muy buena alternativa, por lo que se deben generar metas de aprendizaje, que no pasan necesariamente por una evaluación”.

Gabriel, docente dependiente del Daem Concepción, contó que “para nosotros los profesores de colegios municipales, ha sido bien complejo, puesto que en el caso de Concepción nos han pedido notas, no conceptos como trabajan otros establecimientos, lo que ha significado una sobrecarga, puesto que la asistencia de las alumnas es bastante irregular, por lo que la retroalimentación no es tan efectiva y de las que se conectan, no todas prenden las cámaras, lo que es bien incómodo a la hora de interactuar”.

Visión que comparte Ignacia, también docente del Daem Concepción, quien sostuvo que la carga es aún mayor cuando deben cumplir con los plazos establecidos por los directivos. “Tenemos reuniones con nuestros equipos de trabajo y, también, debemos preocuparnos por los quehaceres del hogar y nuestras familias, lo que genera que la mayor parte del tiempo durmamos poco. Yo, por ejemplo, varios días a la semana termino de trabajar alrededor de las 3 o 4 de la mañana y al otro día tengo que estar a las 8 despierta y lista para la nueva jornada”, relató.

Se debe hacer un cambio de paradigma en la educación

Carlos Henríquez argumentó que la pandemia significa un cambio de paradigma, salir de la conversación del instrumento de la nota, para entrar a la conversación del aprendizaje.

“La nota no asegura el aprendizaje efectivo. Lo que podemos hacer entre todos es lograr que los estudiantes se vuelvan más autónomos y se centren en aprender y, para que ellos avancen en esa dirección, hay que dejar las actividades por rúbrica, calificando lo justo y necesario, mejorando la retroalimentación, para que así los equipos directivos, transformen la pandemia en una oportunidad para avanzar en la cultura de que lo importante está en el aprendizaje de los estudiantes, más que en el instrumento o una prueba que deriva en una calificación”, sentenció el directivo de Unesco.

Fuente: https://www.diarioconcepcion.cl/ciudad/2020/10/09/unesco-evidencio-sobrecarga-laboral-de-docentes-chilenos.html?utm_source=Clipping+prensa&utm_campaign=1585c26774-EMAIL_CAMPAIGN_2020_10_09_11_17&utm_medium=email&utm_term=0_3a1aa6af36-1585c26774-399926401&fbclid=IwAR34qZfAUIXKkrF7UFqI1kWB8y5kKcAvS493zo0_5gEYhMo1zn0jDNuRwhA

Comparte este contenido:

Una tríada que no se puede esquivar

Por: Dinorah García Romero

Esta tríada, si se asume con responsabilidad y fundamentación científica, en Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Educación Superior, sí que generará cambios significativos en la vida de las adolescentes, de las familias y de la sociedad en general.

La República Dominicana lleva varios años escuchando y repitiendo la palabra cambio. Este es un vocablo que se canta, se explica y se declama por doquier. Mientras unos repiten hasta la saciedad este término, diversas personas, colectivos e instituciones del país no solo esperan cambio, sino que están tratando de aportar para que se produzcan transformaciones pertinentes y concretas. Compartimos los deseos que hay en la población de que no se repitan las mismas prácticas y se pueda avanzar en todos los órdenes. En este contexto, hemos escuchado con frecuencia al Ministro de Educación, Profesor Roberto Fulcar, indicando que la propuesta curricular vigente hay que repensarla. La pandemia que nos afecta en estos momentos, demanda una adecuación curricular para reorientar una educación pensada con un peso esencialmente presencial y que ahora requiere una articulación con la educación virtual y la educación a distancia.

Una revisión curricular no se improvisa; requiere una preparación seria y, sobre todo, ha de ser pensada no solo para respuestas inmediatas. Ha de asumirse con una visión a más largo plazo. Antes de idear una revisión curricular, se impone una evaluación de lo realizado. Es necesario identificar qué es lo bueno e interesante que se ha hecho, además de explorar todas las acciones y prácticas que han de transformarse. Reconocemos que la calidad de la educación dominicana, tanto en el ámbito preuniversitario como en el nivel de la educación superior, es crítica. Esta realidad no la podemos eludir. Pero hemos de cuidarnos de cualquier generalización peligrosa, al asumir como punto de partida en una gestión determinada que nada sirve, que nada funciona. No compartimos posiciones extremas. Consideramos que, aunque sean mínimos, hay procesos, prácticas y culturas institucionales que aportan; y, que, a su vez, activan nuevas maneras de hacer y de aprender en los funcionarios que salen y en los que llegan.

Nos interesa recordarles a los nuevos gestores del Ministerio de Educación de la República Dominicana que cuando determinen los procesos de adecuación curricular en el contexto de la pandemia, han de tener en cuenta, con las modalidades que consideren plausibles, una tríada que tiene carácter de urgencia en nuestro país: educación sexual, educación ambiental y educación en género. El énfasis que hemos de hacer en la educación virtual no puede obviar áreas que constituyen tareas pendientes y que ya no se debe relegarlas más. Ha llegado la hora de enfrentar todos los obstáculos que bloquean intencionalmente la educación en estas tres perspectivas. En diversas ocasiones planteamos la necesidad de erradicar el lamento por embarazos de adolescentes, la histeria por los feminicidios y la neurosis por el descalabro del medio ambiente.

Esta tríada, si se asume con responsabilidad y fundamentación científica, en Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Educación Superior, sí que generará cambios significativos en la vida de las adolescentes, de las familias y de la sociedad en general. Es una tríada que, de ser trabajada con sistematicidad, le ahorrará muchos problemas y gastos a la República Dominicana; pero, sobre todo, impulsará un desarrollo integral en las personas y en la sociedad. Las nuevas autoridades han de ser valientes y trabajar con empeño e innovación estas tres ramas del saber. Optamos por un saber que conecte con las necesidades de las personas y del tejido social.

No es recomendable formar a los estudiantes ignorando su cuerpo y escondiéndole sus funciones; no tiene sentido negar la educación en género, mientras la Ley General de Educación  N° 66-97 habla de igualdad y de equidad. Mucho menos es plausible desconocer la Educación Ambiental mientras desaparecen con celeridad ríos, bosques, se reduce la biodiversidad y la Ley 94-20 de Educación y Comunicación Ambiental es una perfecta desconocida.  Esta tríada no resiste más discurso ni más miedo a compromisos electorales, religiosos y empresariales. Estamos ante una tríada que no se debe esquivar.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/una-triada-que-no-se-puede-esquivar-8862973.html

Comparte este contenido:

Cuba: La educación cubana antes y después de la pandemia

La educación cubana antes y después de la pandemia

Por: Luis A. Montero Cabrera

 

Es fácil de imaginar que los asirios que inventaron la escritura como forma de dejar conocimientos grabados para siempre en unas tabletas mediante, deben haber sido muy reconocidos y también muy criticados por sus coetáneos. Eso debe de haber ocurrido hace unos 6000 años. Muchos seguramente lo agradecieron entonces.

Las ideas e informaciones que antes las personas se llevaban a la tumba, o el viento a la nada, iban a quedar grabadas para que otros también las conocieran, aunque nunca hubieran tenido oportunidad de oír a los originadores. Seguramente que también aparecieron criterios contrarios, los que decían que un pedazo de piedra con trazos nunca sustituiría la riqueza de una conversación presencial.

La vida demostró que todos tenían bastante razón y que los argumentos a favor y en contra eran de alguna forma complementarios en la riqueza y diversidad de nuestra existencia. Efectivamente, nada fue igual para la humanidad después que se inventó la escritura. Los avances para el bienestar y la supervivencia fueron inmensos.

Ya desde mucho antes de la ocurrencia de la pandemia del COVID 19 se habían desarrollado formas efectivas de educar a distancia, donde los estudiantes y los profesores no compartían el mismo espacio. En tiempos tempranos de la Revolución Cubana nuestros niños estuvieron quizás entre los primeros de este mundo que recibieron clases por televisión, con algunos de los mejores maestros del país impartiéndolas en vivo desde un estudio. Así se contribuyó a lograr tempranamentela ambiciosa meta de una educación universal, gratuita y de calidad en un país pobre y bloqueado. Eso ocurrió en la década de los 60 y 70 del siglo pasado.

Los docentes más calificados no alcanzaban para todos en clases presenciales, y así se multiplicaban hasta el lugar más recóndito, allí donde la tecnología moderna e innovadora de la televisión si podía llegar y ese maestro no. También existían cursos por correspondencia, desde antes. Se podían además grabar voces y oír las clases aunque con medios que hoy nos parecen primitivos.

Siguiendo la tradición de los que inventaron la escritura, las llamadas nuevas tecnologías de la comunicación han transformado todo muy rápido en las décadas más recientes. Y también han sido criticadas. El precio de muerte e ignorancia que la humanidad tuvo que pagar hace un siglo, cuando la anterior gran pandemia, por mantener las clases presenciales o suspenderlas indefinidamente, según el caso, ha sido reducido considerablemente.

Muchos en este mundo ahora han podido tomar la decisión de que se suspendan indefinidamente las clases presenciales sin afectar sensiblemente la educación. Esto ha sido posible sobre todo en los niveles donde los estudiantes están más maduros, como es el caso de las educaciones secundarias y universitaria. La televisión, que era un medio donde el maestro podía ser visto y escuchado por los alumnos, ha llegado a ser maravillosamente superada por las reuniones a distancia, donde un profesor puede impartir una clase en Beijing y un estudiante atenderlo y preguntarle dudas, en tiempo real, desde Sídney, Australia, y al mismo tiempo que otro en Estocolmo, en Suecia. Y el profesor puede verles las caras, de cerca y al que desee.

La tecnología ya existía desde hace tiempo, pero su uso intensivo por culpa de la pandemia ha disparado el avance de las aplicaciones informáticas que permiten esto, y las ha perfeccionado. De pronto Zoom, BlueJeans, Webex, GoogleMeet, y muchos otros sistemas se han hecho muy populares. Los hay excelentes, gratuitos y de código abierto como JitsiMeet, nacido en la Universidad de Estrasburgo, en Francia. Muchos maestros han aprendido nuevas formas no presenciales de expresarse con eficiencia y muchos estudiantes las de asimilar conocimientos así. También se ha verificado que nada puede sustituir la presencia de un profesor en un aula impartiendo su clase, pero si complementarlo, aun cuando los tiempos sean más normales.

Las medidas de prevención de la pandemia en nuestra Patria no han podido contar con estas ventajas y la educación secundaria y universitaria se han visto obligadas a detenerse en gran medida. A pesar de los grandes avances recientes en la penetración de internet en la sociedad, no se ha podido remontar a la velocidad deseada el tiempo de desarrollo requerido. Mantenemos una distancia considerable a la meta hoy imprescindible de tener acceso ubicuo, permanente y eficiente de todos los ciudadanos a internet. Nosfalta correspondencia con la tecnología de los tiempos que corren que no es congruente con el nivel cultural de toda la población que la Revolución ha proporcionado. Los hechos deben reconocerse y sus razones encontrarse, sobre todo para acumular experiencias que eviten nuevos contratiempos. Pero lo más importante y adecuado ahora sería sobre todo proyectar el futuro desde el presente.

La pandemia, vista desde la atalaya fidelista de “convertir el revés en victoria”, nos ha conducido a muchas importantes y radicales acciones urgentes que deberán quedarse. Estamos agilizando las sinergias, que algunos llaman “encadenamientos”, entre los diversos componentes de la trama económica de la sociedad, las que se habían visto también afectadas por la insuficiencia de los medios modernos de comunicación.

Nos ha creado,así mismo, un escenario favorable para hacer “borrón y cuenta nueva” con muchas corruptelas que la vida diaria que una gestión mercantil incompleta nos había ido contaminando.Estamos emprendiendo la tan esperada reforma económica acordada hace varios años. Inevitablemente, también nos ha recordado a la ciencia y la innovación en el lugar protagónico que deben tener en una sociedad socialista del siglo XXI.

SI todo esto lo podemos llevar a cabo, también tendríamos que abordar un plan nacional urgente o emergente, con plazos bien determinados, para completar y mantener hacia el futuroun acceso eficiente de todos los cubanos a las nuevas tecnologías en todo el país. La necesidad de avanzar para el acceso ubicuo a internet es impostergable. Una de las ventajas de tener la política de un pueblo unido es que esto se hace más fácil que si nuestro escenario fuera el de muchos intereses de grupos y personas en pugna, como ocurre en países capitalistas.

No es un sueño, sino algo perfectamente realizable, que los cubanos estemos entre las naciones más avanzadas del mundo, si no la más, en la utilización de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones para la educación en todos los niveles. El potencial humano para usar y desarrollar la tecnología y a pedagogía lo tenemos. El sistema social y político que puede plantearse un plan acelerado y efectivo para lograrlo también lo tenemos. La voluntad y conciencia de la necesidad hay que extenderlas, pero debe ser tarea sencilla en las condiciones actuales. ¿Lo emprendemos? ¡Esto es Cuba!

Autor: Luis A. Montero Cabrera

Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/opinion/2020/09/16/la-educacion-cubana-antes-y-despues-de-la-pandemia/#.X2V1kPZKh0w

Comparte este contenido:

Entrevista a Jaime Arias: “A muchos universitarios aún les falta disciplina para la educación virtual”

Entrevista/América del sur/Colombia/17 septiembre 2020/semana.com

En diálogo con Semana Educación, el rector de la U. Central y exministro de Educación y Salud, Jaime Arias, se refirió a la situación actual de las universidades, cómo se preparan para retornar a la presencialidad y qué lecciones le deja a la academia la pandemia.

Desde esta semana cualquier universidad en Bogotá podrá pasar la solicitud a la Alcaldía para retomar las clases presenciales en el corto plazo. Pese a que las universidades colombianas definieron lineamientos claros para dictar clases en modalidad virtual y, en algunas ocasiones, semipresenciales, muchos estudiantes y docentes coinciden en que no hay nada como la clase presencial.

Para el rector de la Universidad Central, Jaime Arias, “si bien muchos estudiantes usan mucho la tecnología, en el tema de la educación aún falta mucha disciplina y por eso es vital el regreso al campus, que además tiene muchos otros valores agregados”.

En diálogo con Semana Educación, el exministro de Educación y Salud se refirió a la situación actual de las universidades, cómo se preparan para retonar a la presencialidad y qué lecciones le deja a la academia la pandemia.

¿Cuál es el balance final del semestre que terminó y que fue casi todo de forma virtual?

Jaime Arias (J.A.): Lo logramos terminar de buena forma a pesar de las dificultades. Por una coincidencia, cuando llega la pandemia nosotros nos estábamos preparando para la virtualidad, en ese momento los profesores llevaban un tiempo tomando algunos cursos, avanzando en educación remota. Cumplimos en un 95 por ciento el semestre académico, hubo algunas dificultades con las prácticas pero todo se ha ido nivelando. Otro problema fue la dificultad de conectividad o falta de equipos del 10 de estudiantes, situación que también se presenta en las instituciones privadas, se hicieron las inversiones y préstamos de equipos. En el caso de los estudiantes, pensamos que se iban a adaptar de forma más rápida a la educación virtual, hemos visto que los jóvenes son usuarios de tecnologías pero muchas veces para otros fines, en materia educativa aún falta mucha disciplina y por eso es vital el regreso al campus, que además tiene muchos otros valores agregados en la formación del estudiante.

¿Cómo inicia este segundo semestre académico?

J.A.: Se ve un avance. Esperamos regresar clases presenciales aunque no sea al 100%, las estrategias y protocolos del Ministerio los vemos con buenos ojos. Hubo países que entraron de lleno y no han tenido problema graves respecto a contagios, estamos listo para una semipresencialidad.

Una preocupación grande era la deserción, ¿finalmente cuál fue la cifra?

En estudiantes nuevos tuvimos una baja, recibimos poco más de la mitad de lo que acostumbramos. En lo que hablamos con muchos de ellos, que son la mayoría de quienes terminaron el colegio en calendario B, es que están esperando 6 meses debido a la incertidumbre que sienten, también hay razones económicas. En los que ya estaban, es decir rematrículas, el impacto final fue una caída del 10 por ciento. No obstante, esperamos que el próximo semestre haya un repunte.

¿Fracasó la virtualidad?¿Hay la misma calidad que en la educación presencial?

La educación virtual y remota requieren una gran disciplina, no es tan fácil, pero sí hay casos muy exitosos y herramientas que han tenido gran acogida. El mundo hoy está inmerso en el e-learning que puede tener todos los componentes de calidad, pero la vida universitaria es muy importante, siempre es necesario todo eso que ocurre al alrededor de esa etapa, los compañeros, los jóvenes socializan, eso es vital y es irremplazable. El ideal es que haya presencialidad pero con elementos de virtualidad.

¿Es costoso aplicar los protocolos de bioseguridad en la universidad?

Las inversiones para la alternancia no son tan grandes, alrededor de 200 millones para cumplir algunas medidas de bioseguridad. Lo más complicado es lo de los salones, garantizar la ocupación y distancia. La inversión en tecnología sí fue muy fuerte, nosotros ya lo habíamos hecho y habíamos avanzado, esta pandemia no nos ahorró un peso, como muchos se imaginan. Hubo inversiones fuertes para otorgar descuentos y becas. No olvidemos que las universidades que veníamos obteniendo acreditaciones de calidad hemos invertido, acreditar implica inversiones fuertes por varios años, contratar profesores PHD en tiempo completo.

Con la pandemia seguramente cambiará el perfil de las carreras que se requieren, ¿lo ve así?

Curiosamente en la actualidad hay ciertas profesiones que no se han impactado, la Medicina sigue y seguirá siendo fuerte, el Derecho y las Administraciones siguen siendo carreras muy elegidas. Desde hace años se dice que van a cambiar los perfiles pero los jóvenes buscan las profesiones clásicas. Con todo esta coyuntura creo que ese cambio se va a dar más rápido y vamos a notar cómo se requerirán en todas las carreras algún conocimiento en tecnología, en programación, en blockchain, quizás no de lleno pero cada perfil debe estar familiarizado. Sobre las profesiones del futuro, hemos investigado y es claro que las carreras relacionadas con el sector salud y con el cuidado de adultos mayores o con discapacidad tendrán una demanda importante. El telecuidado y la telesalud serán un área de desarrollo grande. Habrá mucha demanda de tecnólogos y técnicos con conocimientos muy específicos. En el futuro los profesionales deben tener un curriculum muy integral.

Como exministro de Educación y Salud, ¿qué opina de la reapertura de colegios que tanta polémica ha causado?

En una pandemia las incertidumbres son muy grandes, aún no conocemos mucho del coronavirus. Los gobiernos han replicado en gran medida lo ocurrido en la pandemia de 1918, cuarentenas y mascarillas, eso se uso. Este debate se debe dar con datos y lo claro es que los niños se contagian menos y no son tan propagadores como con la influenza. Cada departamento, cada ciudad, cada institución, cada familia, será la que deba decidir cómo será ese retorno seguro. Los traumas en la salud mental y aprendizaje están quedando documentadas y pueden ser irreversibles.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/a-muchos-universitarios-aun-les-falta-disciplina-para-la-educacion-virtual/202036/

Comparte este contenido:

Una educación para el futuro

Por: Leonardo Díaz

 

La educación virtual no tiene que ser menos dialógica que la educación presencial, la cual no ha sido precisamente un modelo de conversación formadora. Se puede tener una actitud monológica tanto en un ejercicio presencial de la enseñanza como en uno no presencial.

Uno de los principales retos generados por la pandemia de la COVID-19 es el de la normalización del año escolar, sin contribuir a la propagación del virus. Esto ha hecho que muchos Estados realicen un enorme esfuerzo por llevar a cabo una transición repentina del modelo de educación presencial al modelo de educación virtual.

Uno de los principales problemas de la referida transición es que la misma se asume como un mero reemplazo de las coordenadas espacio temporales del proceso de enseñanza-aprendizaje, o una mera sustitución de las herramientas y los métodos empleados en el modelo de educación presencial.

Como consecuencia de esta mirada instrumentalista, se piensa que las estrategias virtuales de educación deben emplearse con un enfoque inmediatista o circunstancial, como un remedio provisional hasta que la aparición de la vacuna contra el SARS- CoV-2 posibilite el retorno seguro a las aulas.

Sin embargo, el modelo de educación virtual no es un parche a una emergencia social. Constituye toda una nueva concepción sobre la naturaleza del proceso de enseñanza-aprendizaje impulsada por las innovaciones tecnológicas y que formará parte de los procesos educativos  cotidianos del siglo XXI.

Como ocurre con todas las concepciones, no es una panacea para resolver los problemas. Implica supuestos que deben ser examinados y, en algunos casos, revisados en función del contexto social donde intentan aplicarse. En algunos casos, deberá implementarse en una tensión con los modelos de educación más tradicionales.

Lo que no debe asumirse es la postura de resistencia al cambio bajo el argumento de que la educación virtual nos deshumaniza, es menos dialógica, o margina las disciplinas humanísticas.

Se habla de una deshumanización como producto del distanciamiento físico propio de no realizar actividades en un espacio común. No obstante, se sigue pensando en un espacio físico “ideal” existente antes de la existencia de las redes sociales. En primer lugar este espacio “platónico” nunca ha existido. Históricamente, la escuela no ha sido un lugar idóneo de convivencia y amistad académica, sino un nicho para el control biopolítico. En segundo lugar, las relaciones en el espacio físico compartido han sido transformadas ya por la posibilidad de tener siempre a mano un dispositivo.

La educación virtual no tiene que ser menos dialógica que la educación presencial, la cual no ha sido precisamente un modelo de conversación formadora. Se puede tener una actitud monológica tanto en un ejercicio presencial de la enseñanza como en uno no presencial. De hecho, la educación virtual potencia más fácilmente el acceso a otros horizontes históricos y culturales gracias a la posibilidad de los recursos tecnológicos, lo que amplía el marco para un diálogo menos localista.

Finalmente, la marginación de las humanidades no está relacionada con la emergencia de la educación virtual, sino con un modelo ideológico que concibe el valor del conocimiento en función de su rentabilidad. Si este modelo prevalece, los saberes no utilitarios seguirán siendo relegados no importa si implementamos la educación virtual o si nos aferramos al modelo educativo presencial.

Están dadas las posibilidades de aprovechar los productos de la Revolución Digital para cambiar el modelo educativo que heredamos de la Revolución Industrial. Lo que está por verse es si dos agentes principales del proceso, las burocracias educativas y el profesorado, están dispuestos a salir de su zona de confort epistémico y convertirse en propulsores de esa transformación.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/una-educacion-para-el-futuro-8856724.html

Comparte este contenido:

Cuidado, educación virtual y riesgos

Por: Tahira Vargas García

Durante el año escolar el período de vacaciones se convierte para muchos niños, niñas y adolescente en una etapa de intensificación de los trabajos que ya realizan (para quienes trabajan y estudian) o para insertarse en labores desde el sector informal.

El pasado 24 de agosto el presidente de la República, Luis Abinader, anunció que el nuevo año escolar iniciará el primero de noviembre en modalidad virtual para todo el estudiantado. Para ello se le dotará de computadoras, tabletas y notebook a niños, niñas y adolescentes. Se prevén capacitaciones a las familias y al personal docente sobre el manejo de estas clases virtuales con ello se espera garantizar la cobertura educativa en todo el estudiantado en el ámbito nacional.

En diálogos informales con mujeres residentes en barrios marginados y comunidades rurales he recibido las preocupaciones de varias de ellas ante este anuncio. Un relato extraído de uno de esos diálogos es el siguiente:

“Yo trabajo el día entero limpiando en casa de familia y tengo 4 muchachos. Soy una madre soltera. Cuando estaba la escuela me quedaba tranquila, yo los recogía en la escuela a las cuatro de la tarde cuando salía de trabajar y me lo llevaba a la casa. Ahora no van a la escuela, se quedarán en casa solos y tengo que trabajar. No se qué voy hacer, me estoy volviendo loca con eso. No puedo pagar una gente que me lo cuide y mis muchachos se van a quedar solos con computadoras.  Tengo miedo de que un muchacho me lo malogre un tiguere por una computadora”.

Este es el relato de una madre que tiene una familia monoparental, como muchas familias del país. Ella trabaja todo el día fuera de su casa como empleada doméstica. La escuela funcionaba como el espacio no solo educativo para ella y para muchas familias sino de protección y cuidado de sus hijos e hijas. La ausencia de escuelas funcionando actualmente como espacios para el cuidado de niños y niñas deja a una parte importante de la población infantil y adolescente solas en sus hogares sometidos a diversas situaciones de riesgo de abuso sexual, explotación sexual comercial y trabajo infantil.

Durante el año escolar el período de vacaciones se convierte para muchos niños, niñas y adolescente en una etapa de intensificación de los trabajos que ya realizan (para quienes trabajan y estudian) o para insertarse en labores desde el sector informal. Muchas familias prefieren que sus hijos e hijas estén trabajando a que estén en las residencias solos y solas como se plantea en diversos estudios realizados. Las familias entienden que sus hijos e hijas están más seguros trabajando que en el hogar solos y solas.

Ahora con la nueva situación de una educación virtual en la que niños, niñas y adolescentes recibirán dispositivos electrónicos se le agrega otro factor de riesgo para ellos y ellas, su seguridad personal. Así como esta madre señala que tiene miedo a que les roben los dispositivos electrónicos a sus hijos e hijas, esa puede ser la preocupación de muchas familias.¿Qué puede pasar mientras están solos y solas recibiendo las clases virtuales, cuando no se cuenta con una persona adulta que esté bajo su cuidado porque está trabajando o vendiendo?

Se necesita que inicie el año escolar y se desarrollen los procesos educativos para toda la población estudiantil del país. Hay que reconocer que la realidad de familias en estratos medios que pueden pagar una persona que sea responsable del cuidado de sus hijos e hijas es diferente a la de los estratos pobres en donde no se cuenta con ello. A lo que se le agrega el que esta población contará con dispositivos que los expone a un mayor riesgo de violencia y hurto. Se hace necesario establecer consultas comunitarias en las que converjan familias, personal docente y directivo de centro, organizaciones comunitarias y gobiernos locales. Aplicando la descentralización que es parte de la naturaleza y carácter del sistema educativo para prevenir un incremento de la deserción, exclusión y desigualdad al interior del mismo.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY 

Comparte este contenido:

Pobreza, educación y tecnología

Por: Elisabeth de Puig

Una pregunta difícil es la de saber cómo se desarrollarán las competencias de los alumnos de familias que “no saben de letras” o tienen una educación mínima, y que no podrán recurrir a tutores durante las horas de docencia virtual de las cuales no sabemos cuánto tiempo durarán.

Las nuevas autoridades educativas han tenido que afrentar rápidamente algo así como la cuadratura del círculo, o mejor dicho, la resolución de un problema sin soluciones satisfactorias para todos los involucrados.

El optimismo que ha generado en ciertos sectores el anuncio de la virtualización de la educación para el año escolar entrante, que permitiría cerrar la brecha digital existente en nuestro país, no logra esconder el miedo que sacude a otros frente a las modalidades reales de aplicación de un regreso a clase virtual en la situación actual.

Si bien existe la férrea voluntad política de lograr un cambio y la imperativa necesidad de buscar soluciones al inicio del año escolar, al igual que se está haciendo en los demás paises afectados por la pandemia, no deja de preocupar la aplicación de estas medidas en los hechos y sus implicaciones en la República Dominicana, donde las brechas social y educativa son ampliamente marcadas.

En las clases acomodadas, los hijos e hijas son inscritos en colegios privados que ya han experimentado la enseñanza virtual durante la cuarentena. Estas familias manejan computadoras, tabletas, IPads y Smart phones.

Según datos de la CEPAL, el 61% de los niños y niñas de estas familias tienen computadoras de escritorio, 57% computadoras portátiles y 56% tablets. Además, los hogares están equipados de Wifi y ofrecen suficiente espacio para que los alumnos y alumnas puedan aislarse comodamente para trabajar.

La encuesta Enhogar 2018 señala la relación positiva que hay entre el mayor nivel académico alcanzado por el jefe o jefa de hogar y el acceso a las TICs; sin embargo, son muchos los padres y madres que no tienen tiempo ni formación pedagógica para apoyar a sus hijos e hijas.

Para esos fines ya se están promoviendo ofertas de tutores a domicilio que proponen trabajar junto a los niños, para que estos puedan seguir las clases durante las horas que los padres estén fuera de casa trabajando, evitar conflictos intra familiares, asegurar la disciplina y lograr que los niños estudien realmente en línea frente a una pantalla.

Los problemas de la escolaridad virtual se plantean de otra manera y con diversos grados de intensidad en los sectores vulnerables, donde las nuevas tablets que entregarán a los niños escolarizados se afrentarán a varios obstáculos, entre ellos el hacinamiento, el ruido intenso y continuo, los ladronzuelos y las plagas.

Cuando más de 5 personas duermen en una pieza de 15m2, lo que suele ser a menudo la realidad que viven nuestros niños, niñas, adolescentes y sus familias, los espacios de vida no están bien delimitados y de la misma manera que la cafetera puede facilmente voltearse sobre un cuaderno podría hacerlo sobre la tablet.

Por otro lado, no hay escapatoria al ruido intenso y continuo del vecindario y esta maravilla de la tecnología se volverá rápidamente objeto de deseo, tanto del vecino como del hermano tecato que vendería su padre o su madre para comprar “piedra”.

Sin contar que muchas de estas familias conviven a menudo con roedores cuyos estragos, además de la leptopirosis, pueden sorprender a muchos, como se puede apreciar en este testimonio.

D…10 años Villas Agrícolas

(Llorando) No quiero ir a la escuela. Le tengo miedo a la maestra. Se va a quillar. Pero no es mi culpa… son los ratones. Comieron mi mochila y mi cuaderno de sociales se puso feo. No tiene borde. Va a decir que es un descuido.

Cuando mi papá estaba vivo y se emborrachaba mucho, se quedó dormido en el piso con comida y los ratones le mordieron los dedos. Mi mama le dijo de todo, pero hubo que llevarlo al hospital…

Una pregunta difícil es la de saber cómo se desarrollarán las competencias de los alumnos de familias que “no saben de letras” o tienen una educación mínima, y que no podrán recurrir a tutores durante las horas de docencia virtual de las cuales no sabemos cuánto tiempo durarán.

Con este sistema, impuesto por las circunstancias, nuestros niños y niñas estarán desprovistos de protección contra la violencia intrafamiliar muchas veces detectada por las psicólogas y trabajadores sociales de las escuelas y contra la violencia barrial, cuando los padres salgan a trabajar.   

Otra preocupación enunciada por diversos sectores es la de saber si habrá tiempo hasta el inicio de la docencia, el 2 de noviembre, para mejorar las infraestructuras digitales deficientes y las restricciones existentes a la conectividad en sectores rurales y urbanos marginados, tomando en cuenta que en los hogares de más bajos ingresos el 89% de los niños entre 5 y 12 años no están conectados al internet, según el informe especial de la CEPAL “Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del COVID-19”.

Como lo confirma la CEPAL, según las condiciones socio económicas de las familias, las edades y el lugar de residencia, las diferencias entre las posibilidades que se ofrecen a nuestros alumnos y alumnas son muy amplias y deberán ser tomadas en cuenta con correctivos.

¿Qué hacer para que el año escolar 2020/21 no sea un año perdido para un amplio sector de la población en edad de ser escolarizada? ¿Qué hacer dentro del marco anunciado por el Ministerio de Educación para que por causa de pandemia no se refuerce aun más el sistema vigente de una educación a varias velocidades?

Algunas vías de solución podrían estar en la hibridación de sistemas, en el uso de estrategias innovadoras combinadas con estrategias más tradicionales como la utilización de la radio y la enseñanza a pequeños grupos. De lo que se trata es de no perder el lazo con los alumnos y alumnas, evitar la deserción escolar y el trabajo infantil, así como darles seguimiento a las familias cuyos niños y niñas están desprotegidos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/pobreza-educacion-y-tecnologia-8856308.html

Comparte este contenido:
Page 5 of 25
1 3 4 5 6 7 25