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Libro(PDF): «México frente al cambio climático : retos y oportunidades»

Reseña:

Diversos estudios prospectivos, a través del uso de modelos globales, señalan que México es un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, con severos impactos en las poblaciones humanas y en los ecosistemas. Por ello, resulta esencial analizar causas y consecuencias de este proceso, que nos posibiliten construir estrategias de prevención, mitigación y adaptación, que disminuyan la vulnerabilidad y permitan enfrentar este proceso planetario en mejores condiciones.

Este libro aborda desde diferentes ópticas disciplinarias, distintos aspectos del cambio climático como los impactos en las actividades productivas, el territorio, la seguridad, la salud, el transporte, los servicios hidráulicos, los ambientes urbanos y rurales, el turismo, las relaciones internacionales y las conexiones entre lo local y lo global.

Autores (as): Delgado, Gian Carlo; Gay García, Carlos; Ímaz Gispert, Mireya; Martínez, María Amparo (Coordinadores/as).Ímaz Gispert, Mireya A.; Blazquez Graf, Norma; Delgado, Gian Carlo ; Conde, Cecilia ; Ángeles, Manuel; Gámez Vázquez, Alba; Oswald, Ursula; Jiménez, Blanca; Navarro, Inés; Cruz Núñez, Xochitl; Aragón Durand, Fernando; Moreno Sánchez, Ana Rosa; Ivanova Boncheva, Antonina; Gay García, Carlos; Rueda Abad, José Clemente; Masera, Omar Raúl ; Salazar, Alberto; Martínez, René.

Editorial/Editor: Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades

Año de publicación: 2013

País: México

Idioma: Español

ISBN: 978-607-02-2889-6

Descarga en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/ceiich-unam/20170502052756/pdf_1468.pdf

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¿Estamos ante el fin de las humanidades?

Por: Mauricio A. González Zapata

La búsqueda por encajar en los estándares internacionales ha relevado los estudios humanísticos y el pensamiento crítico en Colombia a un segundo plano.

Hoy como nunca antes deseamos ser cada vez más “auténticamente humanos”. En otras palabras: poder ser más y no solo tener más. Pero, también como nunca, hemos fracasado en el intento: dejamos de plantearnos cuestiones fundamentales porque no vemos lo esencial y nos  quedamos en lo aparente, permitiendo que la falsedad irrumpa en nuestras vidas y nos convierta muchas veces en seres huecos, rellenos de paja y  atiborrados de información. Hemos hecho de nosotros mismos una caricatura.

El hombre de estos tiempos convulsos en los que vivimos ha perdido la capacidad de percibir la realidad tal cual es. Las ideologías imperantes que han producido una reducción antropológica, el estrés y la agitada vida del mundo son solo algunas causas que han generado este declive en la facultad de percibir la realidad que aqueja al ser humano.

Es la mirada del artista, esa es la que necesitamos para volver los ojos hacia nuestro interior y ver con renovada frescura la realidad y en ella al hombre con toda su dignidad y potencial. Una visión más profunda y receptiva, una conciencia más intensa, una comprensión más aguda y perspicaz. Las humanidades capacitan al ser humano para llevar una vida verdaderamente humana, ellas permiten hondura y profundidad en los conocimientos y brindan las herramientas necesarias para juzgar críticamente su ser personal y el mundo en el que habita.

Flaco favor se hace a la educación si se entiende el progreso en los términos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que subordina la educación a la maximización de la ganancia con la menor inversión posible. Lo que, en palabras de la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, se denomina la mercantilización de la educación.

Detrás de las políticas que impulsa este organismo se esconde un propósito: modelar ciudadanos y trabajadores incapaces de pensar de forma crítica y, así mismo, expertos en trabajos tecnificados adaptados al consumismo deshumanizado y utilitarista donde la dignidad y el valor de la persona humana han sido reducidos a la mera utilidad.

Algunos medios de comunicación han tenido cierta responsabilidad en el esfuerzo de muchos sectores para que las humanidades desaparezcan de la escena educativa ya que al combinar lo visual con lo auditivo, que en sí mismo no es malo, crearon una audiencia que detesta la reflexión crítica y fomentaron cierta enajenación de los problemas reales en lugar de ilustrar y enriquecer la imaginación y el pensamiento.

Hoy se considera a las humanidades como inútiles para la formación o, más bien, para la instrucción del nuevo individuo de acuerdo con criterios y necesidades establecidas por la globalización mal entendida.  Aunque en los documentos de la OCDE y el proyecto TUNING (instrumentos orientadores para la nueva educación) no se dice explícitamente que las humanidades deban ser excluidas, al no mencionarlas en los análisis quedan marginadas de las estrategias educativas.

Si los colegios y las universidades pretenden realizar una formación seria e integral de la persona no pueden excluir de sus currículums las asignaturas enmarcadas dentro del área de humanidades. Si actúan así, solo irán en detrimento de su razón de ser, pues no lograrán orientar a sus estudiantes en la dirección de contribuir al desarrollo de sus disciplinas y reaccionar de forma crítica frente a las continuas transformaciones que afectan sus propias vidas, permitiéndoles construir sólidos mundos racionales, morales e históricos.

 

 Desconocer el papel de las humanidades en la formación profesional es excluir y pisotear el patrimonio cultural, el pensamiento religioso, las éticas deontológicas y otros saberes prácticos que, consecuentemente, convertirán los centros de estudios superiores en instituciones muertas en espíritu, dedicadas a impartir un saber pobre. Cabe preguntarse entonces cómo los diferentes sistemas de enseñanza universitaria están garantizando a sus estudiantes el acceso a la diversidad de los estudios humanísticos, articulados con los planes de estudio de cada facultad.

Las humanidades están amenazadas en la actualidad por una serie de vicisitudes como la radicalización de tendencias mal llamadas culturales, condicionamientos políticos y limitaciones económicas, a menudo al interior de las instituciones educativas, que pretenden innovar en la educación sin respetar el ser mismo de las cosas. Incluso, muchos avalan el capricho de los estudiantes que demuestran apatía por este tipo de asignaturas, incapaces de salir de su zona de confort y de utilizar el juicio crítico, convirtiéndose en “idiotas culturales” y a la sociedad en la “sociedad de la incultura”, como lo afirmaba Ortega y Gasset.

Los estudios humanísticos articulados adecuadamente en los programas académicos de cada carrera generan una riqueza interdisciplinar que ofrece al futuro profesional conocimientos complementarios que permiten también valorar las distintas culturas.

La innovación no debería desestabilizar la enseñanza de las humanidades en la educación superior. Por el contrario, debe favorecer y orientar la promoción del desarrollo de habilidades éticas, la aptitud al pensamiento crítico y la capacidad de diálogo intercultural – interreligioso de manera colectiva para explicitar el saber teórico y práctico a partir de los problemas cotidianos a los que se enfrentan los alumnos. Una actitud reflexiva que ayude a controlar la crisis de orientación e identidad que caracteriza nuestra época.

Esta valiosa capacidad de reflexión puede desarrollarse a partir de la enseñanza de asignaturas como la Historia, la Filosofía, el Arte, la Literatura, la Cultura e Historia de las Religiones, entre otras. Ese argumento que está a favor de una formación más científica y técnica, y va acompañado de una depreciación de las materias humanísticas, es erróneo, pues estas benefician un arraigo sólido en la identidad cultural de las distintas naciones.

Es muy importante, entonces, identificar cómo los diferentes sistemas de enseñanza universitarios permiten realmente, a pesar del debate contemporáneo, el aprendizaje enmarcado por el cultivo de lo propiamente humano o si,  por el contrario, en los de modelos pedagógicos se esconde la intención de sepultar los estudios humanísticos como complemento de la formación integral de los jóvenes. Con el pretexto de introducir novedades, terminan desfigurando lo que son en realidad las humanidades y su papel fundamental en la educación y en el constructo social, lo que conduce a la muerte de la mente crítica y creativa, a la decadencia de la sociedad y a la inversión de la escala de valores humanos.

Necesitamos, hoy como nunca, volver a ocuparnos de nosotros mismos, de lo que es el hombre y de todo esto es de lo que se encargan los estudios humanísticos.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/opinion-la-importancia-de-las-humanidades/535726

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“ El problema de las humanidades está en los mercados, en la hegemonía de unos pocos sobre los demás

Entrevista a: Federico Mayor Zaragoza,
Presidente de la Fundación Cultura de Paz y exdirector general de la UNESCO
¿Qué debemos entender por H/humanidades? 

Todo lo que se refiere  a las cualidades distintivas del ser humano: pensar, imaginar, anticiparse, innovar, ¡crear!  La mayor parte de las ciencias procuran su pleno ejercicio, vivir plenamente, sin cortapisas, el misterio inverosímil de la existencia humana.

 ¿Hasta qué punto son importantes para nuestra sociedad? 

Es lo más importante ya que se trata, precisamente, de lo que caracteriza la humanidad, única naturaleza consciente, los ojos del Universo.

¿Por qué cree que han podido quedar relegadas a un segundo plano, en comparación con las disciplinas STEM/STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas)? 

Porque también en el proceso educativo se han seguido las pautas de los mercaderes en lugar de las de los educadores, de los pedagogos, y se ha confundido educación con capacitación, conocimiento con información, información con noticia.

Los educados, según la magistral definición de la Constitución de la UNESCO, son libres y responsables.  La libertad es el don supremo de la especie humana.  Aprender a ser, a conocer, a hacer, a vivir juntos… Pero, en primer lugar, aprender a ser.

¿Cree que las administraciones e instituciones pueden tener más interés en despertar vocaciones científico-tecnológicas que humanísticas? 

Las instituciones, no.  Muchas administraciones, tampoco.  El problema está en los mercados, en la hegemonía de unos pocos sobre los demás.  El neoliberalismo ha sustituido a las Naciones Unidas por grupos plutocráticos (G-7, G-8, G-20) y a los valores éticos por los bursátiles.  El resultado está a la vista.

La Constitución de la UNESCO proclama que la humanidad será guiada por los principios democráticos y, sin embargo, hemos estado secularmente bajo un poder absoluto masculino. Sólo desde hace poco la tecnología digital ha permitido saber lo que acontece, poder expresarnos libremente. Y a la condición de ciudadanos del mundo con voz se ha unido, lo que debe destacarse, la progresiva participación de la mujer, marginada desde el origen de los tiempos, en la toma de decisiones. La mujer -según Nelson Mandela- es la piedra angular de la nueva era porque sólo excepcionalmente utiliza la violencia cuando el hombre sólo excepcionalmente no la utiliza.

¿Cuál considera que debería ser el papel de las humanidades en la era digital? 

La filosofía y las enseñanzas artísticas, para el fomento de la creatividad, cobran relieve en el momento en que la informática suple muchas funciones –algunas insustituibles, por cierto- propias del ser humano. Facilitar la creatividad es muy plausible.

 ¿Qué le sugiere el concepto Humanidades Digitales, tan en boga hoy en día? 

Las humanidades digitales no existen. Son humanidades digitalizadas.

¿Qué convendría hacer para despertar las vocaciones humanísticas y desarrollar las competencias asociadas a ellas?

Promover el arte, la facultad creadora.  Cada ser humano único capaz de crear, nuestra esperanza.  Recuerdo cuando el Profesor Krebs me dijo que investigar es ver lo que otros ven y pensar lo que nadie ha pensado.

¿Conoce algún modelo, nacional o  internacional, que esté estimulando las vocaciones humanísticas y en el que podamos inspirarnos? 

El Informe Delors, que destaca aprender a ser.  Pero también es muy importante el de la Comisión presidida por el ex Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, Nuestra diversidad creativa. Todos distintos. Todos iguales en dignidad. Todos capaces de inventar el futuro.

Fuente:http://www.educaweb.com/noticia/2017/04/27/problema-esta-mercados-hegemonia-unos-pocos-demas-13926/
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«La nuestra, una educación de saberes desintegrados»

Por. Rodrigo Muñoz Grisales.

Experto dice que las humanidades no bastan para evitar que la educación sea deficiente

Cuando vemos a nuestra ministra de Educación y a funcionarios de entidades como Colciencias insistir en la importancia de mejorar los índices de desempeño en conocimientos de las áreas tradicionales en las pruebas Pisa, Saber, etc., e incrementar la competitividad del país vía Stem (su sigla en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), se me ocurre que quizás nuestros bajos resultados se deben al todavía muchísimo más bajo nivel que poseemos en formación integral.

Tal vez se deba a que, como dijo Einstein, “no podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando se crearon”, o a que “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Insistir en “más de lo mismo” sin cuestionarnos la pertinencia o la suficiencia de “eso mismo” no nos va a dejar más que mejoras de unas cuantas décimas en los índices que el Ministerio ha diseñado bajo los criterios de siempre.

La formación integral no es “saber un poco de todo y mucho de nada”, ni adquirir una buena cultura general, como podrían pensar los amigos de la focalización educativa en las áreas “útiles” del conocimiento (que solas, como diría Savater, suelen resultar las más inútiles de todas). El problema de la formación (que no de la instrucción) es que no es tanto la imagen de una escalera. Se parecería más a un cubo de Rubik.

Conocimiento no lineal

Nuestro sistema educativo ha sido diseñado como una escalera que lleva al estudiante, peldaño a peldaño, como si el conocimiento fuera algo lineal, donde una mayor cantidad o un mayor nivel se tradujera en mejor o mayor resultado. Se trataría más bien de construir un entramado complejo de relaciones a medida que se avanza en el proceso de “armar” la personalidad, el ser individual y cultural. No basta con aprender a alinear la cara roja o la azul, sin comprender y prever las conexiones y repercusiones en otras caras y la totalidad del juego.

Esta concentración en contenidos Stem se parecería mucho a lo que se ha hecho en países totalitarios para formar niños prodigio en el deporte, el ballet o las matemáticas, con el ánimo de que el país esté en los primeros lugares de pruebas o eventos y proyectar una imagen de poder y superioridad. Ya podremos imaginarnos la suerte de vida de estos –por fortuna pocos– niños ya lograda su hazaña.

De modo similar, invertir grandes sumas en estímulos para mejorar en matemáticas y ciencias no garantiza un crecimiento intelectual o un salto sustancial en el nivel general de conocimiento de los estudiantes. De nuevo recurro a Einstein: “La insistencia exagerada en el sistema competitivo y la especialización prematura con base en la utilidad inmediata marcan el espíritu en que se basa toda vida cultural, incluido el conocimiento especializado”. La especialización es necesaria, pero nociva si se imparte exclusiva y excluyentemente. Tendríamos que aprender a “jugar” con todos los hilos y conexiones que conforman ese entramado de relaciones, que hacen que una persona se forme integral y armónicamente, y que, como consecuencia, logre una buena expresión y manifestación de su conocimiento en todas las áreas.

Quizás el lector suponga que en las otras caras del cubo deberían estar las humanidades, y estaría, en parte, en lo cierto. Pero olvidarían el carácter sistémico de la formación: las ligazones internas y las determinaciones, limitaciones y posibilidades que se generan en todo el conjunto al accionar una de sus partes. En última instancia, las humanidades estarían realmente presentes en todas las caras.

Nuestro sistema educativo (que no lo es) está basado en la fragmentación de los saberes. Niños y jóvenes estudian, sin establecer conexiones entre ellas, matemáticas, historia, geografía, ciencias naturales y demás, y entre estas y la vida social en su integridad. En consecuencia, se insertan en el mundo como en un aglomerado de parcelas sin una lógica que les dé unidad y sentido. El mundo de la política y de lo público no les interesa; la pobreza y las malas condiciones de salud de muchos es algo muy lejano; sobre el conflicto interno se forman opiniones primarias y superficiales; el calentamiento global es ‘un rollo’ que no entienden o no los afecta; la cultura (literatura, arte, cine…) los aburre, excepto manifestaciones light; el mundo de la ciencia y la tecnología solo les atrae en cuanto alimento de su lúdica autista.

En estas condiciones, son presa fácil de consignas simplistas y tendenciosas de políticos (como lo dijo en estas páginas el profesor José Ángel Hernández, en ‘¿Los últimos humanistas?’) y de las pautas y modas de la publicidad y los medios de comunicación.

Estudiar materias científicas, técnicas y matemáticas, por un lado, o humanísticas, por otro, contribuye poco a la formación integral de la persona. Conozco psicólogos, sociólogos, historiadores, politólogos, entre otros, al igual que ingenieros, médicos y profesionales de la empresa, de los que no podríamos decir que tienen una comprensión medianamente integral del mundo y la sociedad. Como diría Luis Enrique Orozco, “se cree que se ha arreglado el problema de la formación integral aumentando los cursos de humanidades; (este propósito) no es una tarea exclusiva de las humanidades”. Nuestros especialistas en pedagogía, antropología, historia y demás disciplinas de lo social poco o nada dialogan con docentes de ingeniería, economía, administración u otras profesiones liberales. Cada uno es autocomplaciente en su discurso. Viven en lo que Edgar Morin llamó “un encierro disciplinar”.

Buscando propuestas

¿Cómo enseñar de manera interdisciplinaria? ¿Cómo crear las ligazones, conexiones y traslapes de los que hablábamos arriba? El pénsum de todo programa de primaria, secundaria, pregrado o posgrado debe ser concebido integralmente como la formación que pretende generar. Debe formar a la vez para el trabajo, la vida y la convivencia. No para las pruebas x o y, ni para las exigencias de acreditación de tal o cual entidad. Los resultados que se obtengan en estas mediciones deben ser el producto de hacer bien lo primero, y si tales mediciones no reflejan ese propósito primordial de la educación, no vale la pena tenerlas como referente. Tanto el pénsum como la evaluación de sus resultados deben estar en consonancia con el objetivo de la formación integral.

Las humanidades sí serían las llamadas a establecer de manera crítica y abierta las conexiones, pero no enseñadas como rellenos o cultura general. Abogo por unas humanidades pertinentes, problematizadoras, social, cultural y ambientalmente comprometidas. No podríamos enseñar, por ejemplo, a un ingeniero a hacer inyección y extrusión de botellas y bolsas plásticas sin mostrar al estudiante el inmenso daño que se hace a la humanidad y a la naturaleza con la producción y uso descontrolado de tales objetos. Tampoco podríamos enseñar sofisticados instrumentos financieros de optimización de ganancias sin mostrar el uso temerario que se puede hacer de ellos, como ocurrió en la década pasada al generar la crisis del 2008 en EE. UU., de la cual países como Grecia, Italia y España aún están sufriendo sus coletazos.

Algún profesor de ciencias sociales podría interpelarme: ¿Y qué humanidades son esas? ¿Humanismo plástico o financiero? Quizás las humanidades no deban enseñarse “solo” como disciplinas separadas (que ya dijimos que son necesarias) sino como bagaje intelectual y de conocimiento para la solución de problemas. Algunos países europeos (noreuropeos principalmente) están abandonando la enseñanza por disciplinas, incluso en primaria, enfocándose en la solución de problemas pertinentes para sus sociedades. En la medida en que el conocimiento disciplinar (matemáticas, historia, ciencias naturales, etc.) se hace relevante para la solución del problema, los maestros lo allegan. Así se logra un aprendizaje significativo, no abstracto.

No descalificar la enseñanza de las humanidades como disciplinas separadas. Las considero necesarias y obligatorias. Es solo que desde esta perspectiva, el maestro o profesor también debe estar en capacidad de conectar sus contenidos con los problemas concretos del país en los planos político, económico, social, cultural y ambiental.

Es importante, en el momento que vive Colombia, preparar a los ciudadanos en formación para el posacuerdo, cuando la conciencia sobre la tolerancia, la justicia social, la inclusión y el acercamiento de las voluntades deben ser los pilares de la construcción de una nueva sociedad. No importa el nivel de formación, el docente debe ser capaz de modular la complejidad de la problematización de su disciplina con las temáticas de la sociedad y la humanidad.

El núcleo central de la formación está en una relación que ha preocupado a pensadores de todas las épocas, desde Aristóteles: el problema de los fines y de los medios. La educación en los últimos tiempos está casi que centrada en los medios, las herramientas, es decir, en el cómo. Los contenidos de nuestra educación apuntan principalmente al ‘saber hacer’, que sin una reflexión sobre sus finalidades, su pertinencia contextual, su sentido dentro de marcos más englobantes como la sociedad, la cultura, la humanidad y la naturaleza, serían instrumentos ciegos.

Una ‘vacuna’ contra el pensamiento único

En Eafit hemos desarrollado una experiencia con maestrías dirigidas a las especialidades empresariales. Hemos propuesto un pénsum por módulos, al contrario del currículo por agregados (‘salpicón’ de materias).

– El primero persigue la fundamentación humanística general del estudiante. No se ocupa en sí de la especialidad de la maestría, pero establece todas las conexiones posibles, problematizándola.
Estudia la “condición humana” como lo recomienda Édgar Morin. ¿Qué es el Hombre?, es la pregunta de partida, y se hace un recorrido por todas las ciencias que lo estudian desde sus orígenes hasta la formación de las sociedades modernas.

– El segundo es una visión de contexto a través de la llamada historia pertinente, la historia del país en lo económico y empresarial, en lo relacionado con la especialidad, y trata de mostrar, sin apologías, las problemáticas relacionadas. Se estudian asignaturas dirigidas a comprender problemáticas nacionales e internacionales que afectan la actividad, legislaciones y reglamentaciones sectoriales, organismos rectores y promotores, convenciones e instituciones del ramo.

– El tercero cimenta teóricamente la especialidad antes de entrar en la operatividad de esta. Se abordan las ciencias o disciplinas (muchas de ellas sociales y humanas), de las que se deriva el contenido de la especialidad. Un conocimiento enraizado en el conocimiento seminal le da al criterio del estudiante mayor calado en su acción profesional.

Buena parte de la maestría es el módulo operativo o funcional, que se va a formar en los procesos concretos y funcionales, en el saber hacer de la especialidad.

El módulo de investigación formará en la capacidad de generar propuestas y soluciones a problemas específicos de la actividad bajo metodologías y seminarios-taller acordes con el nivel de las preocupaciones propias de su ejercicio. Por fin, un módulo de síntesis integra en una materia o seminario-taller lo adquirido.

La formación integral busca educar en el contraste, la controversia, el cuestionamiento, sin descuidar la alta calidad en los contenidos técnico-científicos. Su fin último es dotar de criterios de interpretación, decisión y de acción, en el ejercicio de su labor futura. Una ‘vacuna’ contra el pensamiento único.

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/la-educacion-en-colombia-esta-desintegrada/16619621

Imagen: http://images.et.eltiempo.digital/contenido/estilo-de-vida/educacion/IMAGEN/IMAGEN-16619629-2.jpg

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¿Y si las humanidades sirvieran para innovar?

España-Madrid/16 Junio 2016/Autor: Ana Torres Menárguez/Fuente: El Pais

Nacen los primeros grados universitarios que fusionan ciencias y humanidades para dar respuesta al perfil que buscan las empresas

El gobernador republicano de Kentucky Matt Bervin sugirió el pasado enero que los estudiantes de la carrera de literatura francesa no deberían recibir becas del estado. Bervin argumentó que los alumnos de las llamadas liberal arts (en España los grados de letras) ya no encajan en el mercado laboral, no contribuyen al crecimiento de la economía y, por ello, los ciudadanos no tienen por qué pagar esa formación con sus impuestos.

La cruzada contra las humanidades en Europa no ha llegado a ese punto, pero hace tiempo que se les asigna un papel secundario. Diferentes organismos advierten desde hace años de la necesidad de formar a más estudiantes en las especialidades STEM (graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). La semana pasada la comisaria belga de empleo, Marianne Thyssen, denunciaba que en un continente con más de 20 millones de parados no es admisible que el 40% de las empresas no encuentren trabajadores con habilidades para innovar. primera vez en España, dos universidades han fusionado las ciencias y las humanidades en una carrera de cuatro años

Sin embargo, instituciones decanas en la formación de perfiles técnicos, como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), señalan que muchos de los proyectos de ingeniería fallan porque no tienen en cuenta lo suficiente el contexto cultural. Por eso, sus alumnos están obligados a dedicar el 25% de sus horas de clase a asignaturas como literatura, idiomas, economía, música o historia. En una entrevista al diario Boston Globe en 2014, Deborah K. Fitzgerald, decana de la escuela de humanidades del MIT, explicaba que todos los restos que debe resolver la ingeniería, desde el cambio climático a las enfermedades o la pobreza, están ligados a realidades humanas.

Por primera vez en España, dos universidades han fusionado las ciencias y las humanidades en una carrera de cuatro años. La idea es formar a profesionales que puedan responder a los retos tecnológicos sin descuidar los conocimientos humanísticos. La última universidad en hacerlo ha sido la privada IE University que a partir de septiembre ofrecerá el Grado en Gestión de Sistemas de Información, o como ellos lo definen, un programa en tecnología e innovación para crear el futuro digital. “Detectamos una brecha entre lo que necesitan las compañías y lo que proporciona el mundo académico”, explica Lee Newman, decano de la Escuela de Ciencias Humanas y Tecnologia de IE University. “El entendimiento del ser humano y sus hábitos es clave para diseñar nuevos productos y servicios. El reto es aplicar la tecnología con sentido humanístico”.

Su propuesta es un grado 100% en inglés en el que se emplea una pedagogía encaminada a entrenar la creatividad y la capacidad de innovar con métodos como el Design Thinking, aprendizaje basado en experiencias reales y no en lecciones magistrales. Los alumnos aprenden programación, estadística, ciberseguridad, big data, contabilidad o marketing, siempre con el prisma del estudio y comprensión de las necesidades humanas. “No les enseñamos contabilidad de forma estándar con cálculo y el método del caso. Lo hacen aprendiendo a programar con Excel”, señala Teresa Ramos, directora del grado. En la asignatura de matemáticas, graban vídeos de tres minutos explicando las conclusiones de sus trabajos. “¿Cómo vas a presentar tus resultados? Los estudiantes tienen que aprender a comunicar desde el primer día de forma clara y directa”, dice Ramos.

Antes de la creación del grado, IE University estudió el perfil profesional de los fundadores de las 100 startups de mayor éxito en los últimos 20 años. En el 79% de los casos, había al menos uno de los miembros con conocimientos STEM, pero “sus innovaciones no eran el resultado de profundas investigaciones científicas, sino de la aplicación de las ciencias del comportamiento», señala lee Newman.  «Queremos formar a los futuros líderes, a los que tendrán nuevas ideas y sabrán explicar a los técnicos como desarrollarlas”. El decano de IE University pone como ejemplo compañías como Amazon o Uber. Su intención no es competir con los ingenieros o matemáticos, sino formar a profesionales capaces de innovar entendiendo la parte técnica y de negocio.

La universidad pública Rey Juan Carlos fue la primera en poner en marcha un grado de esas características hace dos años. «Fuimos los primeros en España que fusionamos ciencias y humanidades. La tarea no fue fácil», cuenta Esperanza Marcos, directora del grado en Ciencia Gestión e Ingeniería de Servicios. El diseño del programa académico, que realizaron conjuntamente con IBM, les llevó dos años, y las negociaciones con la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) otros dos. Esa fue la parte más complicada. «Costó mucho que entendieran la esencia del grado, a veces la burocracia frena la innovación», relata Marcos.

En los dos primeros años están cursando la carrera 95 alumnos y la nota de corte para aceder es un 7,4. «Sabemos que el nombre no es el más atractivo, pero es un programa que prepara a los jóvenes para liderar el mundo tecnológico», explica. Durante el diseño del grado uno de los docentes viajó durante tres meses a la sede de IBM en San José (California). Allí les recomendaron incluir de forma trasversal en todo el programa las habilidades personales, la inteligencia emocional, el liderazgo o el trabajo en equipo. IBM sigue colaborando en el grado con charlas y los estudiantes visitan sus centros en España para conocer su manera de trabajar. Otras dos empresas, Eulen y Meliá, también participan.

Además de programación o matemáticas, los alumnos aprenden historia, geografía, derecho o economía. «La clave es entender las cuestiones psicológicas y aplicar en función de eso los conocimientos técnicos», añade Marcos.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/06/10/actualidad/1465569141_473015.html

Editora: Ana Torres Menárguez

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UNAM Invita al ciclo de conferencias: «Humanidades digitales: explorando el futuro de las Humanidades»

3Jun2016/unam.mx

La UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO a través de la Coordinación de Humanidades y el Instituto de Investigaciones Bibliográficas invitan al ciclo de conferencias:

Humanidades digitales: explorando el futuro de las Humanidades

Actvidad a realizarse del Martes del 7 al 28 de junio de 2016, de 18:00 a 20:00

¿Cómo y dónde se harán la filosofía, la historia, los estudios literarios, en fin, las humanidades en el futuro? ¿Qué instrumentos utilizarán para conocer? ¿Podrán ofrecer un conocimiento distinto al que hasta ahora han ofrecido? Las humanidades digitales son un campo que explora la aplicación de metodologías y sistemas computacionales a la investigación humanística. Buscar resolver los problemas tradicionales de las humanidades con instrumentos tomados del cómputo, para poder tener otra forma de mirar y de comprender todo el conjunto de los saberes humanos.

Este ciclo de conferencias es una aproximación general a algunos de los aspectos más relevantes del mundo de las humanidades digitales. Cada uno de los temas es, en realidad, una ventana a un área de aplicación de las humanidades digitales, y una invitación abierta a recorrerlo.

Casa de las Humanidades. Av. Presidente Carranza 162, casi esquina con Tres Cruces en Coyoacán.

Agenda de las Conferencias

7 de junio: Humanidades digitales. ¿Cómo ha cambiado el modo  de hacer y mirar a las humanidades? Por Miriam Peña (FFyL UNAM)

14 de junio: Colaborar para el saber. Wikipedia y la Stanford Encyclopedia of Philosophy Por Ernesto Priani  (FFyL UNAM)

21 de junio: Saber para todos. Acceso abierto y repositorios digitales Por Isabel Galina (IIB UNAM) 

28 de junio: Ver las Humanidades. Proyectos que visualizan información Silvia Gutiérrez (COLMEX)

 Entrada libre

Se otorgará constancia de asistencia con el 80% de asistencias.

Transmisión simultánea por Internet: http://webcast.unam.mx/ y por videoconferencia: http://vnoc.unam.mx

 Mayores informes: 5658 1121, 5554 5579 y 5554 8513 exts. 102, 106 y 110;

Registro previo al correo difhum@unam.mx; www.cashum.unam.mx; Facebook: Casa de las Humanidades; Twitter: @casahumanidades

Fuente de la noticia: http://www.cashum.unam.mx/actividad.php?id=740

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Africa: Así se mueve una alumna de Humanidades en Silicon Valley

 La ganadora del concurso La Carrera Especial viaja a la cuna de la tecnología para conocer empresas como Intel Corporation

Ana María Comendador, estudiante de Humanidades de 19 años, es una apasionada de Egipto y de la historia del mundo. Se niega a pensar que las carreras de Humanidades tienen el futuro hipotecado. Cree que es imprescindible saber de dónde venimos para no repetir los mismos errores, pero también es consciente de que le conviene estar en contacto con el campo tecnológico.

Ana María, ganadora del concurso organizado por  La Carrera Especial, una serie de encuentros entre estudiantes y profesionales de las carreras más punteras, viaja aSilicon Valley para conocer de la mano de Pilar Manchón, directora de voz y asistencia digital inteligente en Intel Corporation, algunos de los rincones más emblemáticos de la cuna mundial de la tecnología.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/04/28/actualidad/1461861875_585922.html

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