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La @USICAMM_OFICIAL, Hogwarts y la promoción horizontal

Por: Anel Guadalupe Montero Díaz

“En el liderazgo, un gramo de ejemplo es equiparable a kilos de consejos”

John C Maxwell


A propósito de la publicación en la página oficial de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) del Programa de Promoción Horizontal por Niveles con Incentivos en Educación Básica, han sido publicados algunos artículos académicos que describen los programas institucionales de mejora salarial desde Carrera Magisterial, pasando por la promoción en la función hasta las reglas de la actual administración

Al margen de la descripción detallada y academicista, llama la atención las apresuradas conclusiones y adjetivos con los que algunos articulistas se atreven a calificar un sistema de mejora u otro, sin descartar la agenda ni la ideología que constituye la huella de quienes escribimos: desde dónde hablamos, por qué lo hacemos y a quiénes van dirigidas nuestras reflexiones.

No es un dato menor que en la Reforma Educativa de 2013 las comunidades académicas también tuvieron su propia lucha en la búsqueda incesante por el poder, el reconocimiento y el aplauso: Unos afirmaban que la evaluación que proponía el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) estaba equivocada, porque la que ellos proponían era mejor. Otros, citando a Benedetti, Freire y Neruda y reciclando analogías sudamericanas sobre el sistema educativo, enarbolaron la bandera de la justicia magisterial en sus propios términos, incapaces (por ego o por agenda) de reconocer el enorme trabajo, aportaciones y sacrificio de sus colegas académicos que, a diferencia de éstos, no les importó exponer sus carreras y prestigio en aras de un verdadero avance en el campo educativo para alumnos y maestros.

La narrativa que estos académicos buscaron imponer (curiosamente alineada con los discursos de “líderes” disidentes y ortodoxos) sigue tratando de consolidarse hasta la fecha, por lo que se sugiere al lector ser cuidadoso con todas las posturas, incluso con la de quien esto escribe, porque como se dice coloquialmente: “cada uno habla de la feria como le fue en ella”

Y es precisamente mi experiencia lo que pretendo compartir en este artículo para poder establecer una distancia sana y necesaria con las opiniones académicas que afirman que Carrera Magisterial “se corrompió” como si hubiera sido un proceso mágico producto de un primer viernes de marzo en Catemaco y que el SNTE fue el absoluto responsable, siendo la SEP “cooptada” por los primeros. Es una narrativa reiterada, pero incompleta ¿por agenda o por miopía? Eso es lo que valdría aclarar.

En su momento, Elba Esther Gordillo señaló que ella no tenía injerencia en la nómina de los Estados, por lo que los operadores políticos de los Gobernadores eran incrustados en las nóminas magisteriales que otorgaron estímulos económicos como Carrera Magisterial a discreción para beneficio de operadores políticos leales a sus fines y propósitos. Eso explicaría cómo la gran mayoría de los programas creados para perseguir objetivos encomiables, como abatir el rezago, mejorar el salario o la tan mentada “revalorización magisterial” en realidad funcionaban como caja chica de los virreyes estatales.

Carrera magisterial y la casa de Slytherin. Un testimonio

En 2014, quien esto escribe tenía 14 años de antigüedad en el servicio docente y Carrera Magisterial siempre fue una fuente de frustración constante: cuando no me quitaban puntos (porque sí), la aclaración no procedía (porque sí) o, como en la penúltima etapa, la aclaración procedía a destiempo (ese tipo de frustración fue nuevo). Hasta ese momento, no había logrado ni siquiera promocionarme en la letra A, de un sistema que abarcó hasta la E con sus respectivas mejoras salariales.

Las únicas reglas claras que pude observar durante el tiempo que duró Carrera magisterial fueron las de la prestidigitación como un arte que la Secretaría de Educación en Veracruz perfeccionaba en cada etapa, porque en cuestión de dineros y puntajes, la magia siempre ocupó un papel preponderante.

Y para muestra un botón: En la penúltima etapa de Carrera Magisterial, los Asesores Técnico Pedagógicos en Veracruz tuvimos evaluación nula en el rubro de Aprovechamiento Escolar, a pesar de que los lineamientos eran muy claros al respecto, pero en esta Entidad no pasa nada y al mismo tiempo, todo puede pasar. La cábala educativa jarocha es así hasta la fecha, qué duda cabe.

La discrecionalidad del programa se reveló justo en el momento en el que procedió el reclamo y el factor Aprovechamiento Escolar tenía un puntaje de 16.66 de 30 y nadie supo por qué, de dónde salió el numerito o qué fue lo que contó al final. Los misterios de la magia negra debido a la influencia de la casa de Slytherin tampoco se pueden descartar del todo.

En fin, después de tantos años, pude lograr la promoción en la letra A (el sistema de Carrera Magisterial abarcó hasta la letra E), por lo que puedo decir con base en mi propia experiencia que fue una real pesadilla que por ningún motivo extrañé y que creía superada hasta la semana pasada.

Cabe mencionar que también conocí docentes y directivos extraordinarios con el beneficio máximo en este sistema de promoción, pero no hay estudios serios sobre qué fue realmente lo que pasó en Carrera Magisterial, amén de la corrupción y es que por lo menos en este caso sí es válido el axioma de que tienes que vivirlo para contarlo (si es que sobrevives, claro).

La Reforma Educativa 2013. De cuando Voldemort se disfrazó de Dumbledore

Afirmar que la Reforma Educativa de 2013 fue “un tremendo caos y desaguisado” es un directo insulto a la inteligencia magisterial, un intento burdo de manipular la realidad y un asalto a la narrativa presente de una tensión entre académicos que participan en una lucha hegemónica dentro del campo educativo.

Personalmente, considero que es una falta de respeto a las mujeres que participamos en los procesos de promoción con reglas claras y de manera digna. Lo tomo como un insulto personal, porque las historias de acoso, discriminación y difamación en México en contra de las mujeres profesionales es real y cuando surgen leyes e Institutos autónomos encargados de hacer valer el trabajo docente de calidad por encima de género, agenda política, sindical o personal, es lícito afirmar que todo aquel que atente contra ellos atenta contra las mujeres maestras profesionales en México.

Antes de la Reforma Educativa de 2013 ¿cómo accedían las mujeres maestras a los puestos clave dentro de la estructura educativa? ¿cuántas Jefas de Sector -por ejemplo- había en el estado de Veracruz, férreamente controlado por líderes sindicales que mandaban mientras las mujeres operaban porque ese era su lugar?

Antes de la Reforma Educativa de 2013 ¿cómo accedían los jóvenes sin recursos pero con estudios, de las comunidades alejadas al sistema educativo nacional? ¿cómo obtenían su plaza? La Reforma de 2013 les dio oportunidad de ser maestros a quienes hoy la critican, haciendo el caldo gordo a quienes siempre los consideraron carne de cañón y fuente de riquezas al margen de la ley y al amparo de puestos clave en la Secretaría de Educación.

Y no es que la RE2013 haya sido perfecta. Lejos de eso, pero era perfectible. Hoy se pueden aprovechar -por ejemplo- las figuras de los evaluadores certificados por el INEE, quitando los términos “idóneo” y “no idóneo” de las evaluaciones, desarticulando el resultado con la permanencia como se hizo en esta administración, pero la narrativa que se quiere imponer desde una parte de la academia y la política es peligrosamente sectaria y polarizante porque es falsa. Así de simple.

La evaluación de desempeño en la administración pasada sí respondía a los reclamos de pertinencia social, se realizaban con base en el análisis del contexto con herramientas pertinentes y clara reglas de juego.

Hoy baste ver la discrecionalidad con la que opera el USICAMM, el viacrucis que hacen pasar a los muchachos de nuevo ingreso y las injusticias a las que se ven sometidas sus familias en el proceso al haber apostado por la carrera docente como un vehículo de movilidad social también para sus hijos.

En la coyuntura sexenal, aparecieron cuentas anónimas en twitter que operaban como “observadoras” del proceso docente. Con una aceitada logística, una cara amable y carismática enviaba documentación y narrativas en contra del INEE a figuras docentes, periodísticas y académicas clave en las redes sociales, aunque en su cuenta personal (hábilmente) podía manifestar lo contrario ¿quién patrocinó esa logística? ¿quiénes construyeron esa narrativa?¿cuántos académicos (y quiénes) participaron en este ataque desde las redes al INEE? Es evidente que muchos fueron los beneficiados con la desaparición del Instituto, excepto los verdaderos maestros y maestras que luchan día a día con realidades difíciles en contextos ídem.

El proceso de promoción horizontal, y la nueva escuela de Hogwarts

El colegio Hogwarts, de magia y hechicería tiene una nueva sucursal: el USICAMM. Tan discrecional como el sombrero seleccionador, los profesores que participen en estos procesos no sabrán exactamente cuál será la decisión del caprichoso personaje, aunque en su defensa hay que decir que siempre toma en cuenta los deseos del participante

¿Un maestro que esté al tanto de cómo la USICAMM ha manejado los procesos de ingreso al servicio educativo tendrá confianza en que sus puntajes son justos, transparentes y procederá el trámite conforme a derecho? Exacto.

Amén del tiempo que tomará llegar a la cúspide de la pirámide promocional, hay que agregar el viacrucis que estos procesos hacen pasar a quienes no tienen padrinos, “conectes” políticos ni alianzas sindicales. Ni Sísifo se atrevió a tanto.

Y es que de acuerdo a las disposiciones administrativas establecidas en el capítulo III, vigésima “El programa operará con el presupuesto del Programa de Carrera Magisterial, del Programa de Promoción en la función por Incentivos en Educación Básica y recursos que se asignen al programa, conforme a la disponibilidad presupuestaria y en términos de las disposiciones presupuestarias aplicables”

Es decir, aparte de vigilar las reglas del proceso, se deberá acompañar con lupa el camino y asignación de los dineros destinados para tal fin en una administración donde la austeridad se la piden a los maestros, no a los funcionarios que despachan a discrecionalidad en la Secretaría, pero esa es otra historia.

¿Usted qué opina, estimado lector?

Fuente e imagen: https://profelandia.com/la-usicamm-hogwarts-y-la-promocion-horizontal/

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La educación en el informe: ¿Y el aprendizaje?

Por: Pedro Flores

 

El 1 de septiembre, el titular del Poder Ejecutivo dirigió un mensaje con motivo del Segundo Informe de Gobierno. El rito tricolor nos ha enseñado que el mensaje presidencial es más de carácter político y que las minucias técnicas las hallaremos en el extenso documento que se publica luego del acto protocolario. Por ello, Andrés Manuel López Obrador no desperdició la oportunidad para mostrarse poderoso y recalcó, públicamente, que se había “cancelado la mal llamada reforma educativa”.

No obstante, al leer el mamotreto oficial, uno advierte que varios elementos de la reforma educativa pasada permanecieron como el Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED), el pago centralizado de la nómina magisterial a través del FONE (Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo) y el principio de “fortalecer” —ya no “recuperar”— la rectoría del Estado sobre la educación. Otros elementos, en efecto, desaparecieron como vincular los resultados de las evaluaciones a las condiciones laborales del maestro y el órgano con autonomía para verificar si la educación avanzaba o retrocedía: el INEE (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación). ¿Qué dijo AMLO en su mensaje a la nación sobre los aprendizajes de todos o de los “sectores de la población históricamente rezagados”? Nada.

¿Qué presenta el informe sobre el tema? Que no tenemos datos derivados de la prueba Planea (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes) porque eso dependía del INEE. Además, también reconoce que en términos del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030, referido a la educación de calidad y a la producción de aprendizajes, no hubo “cambios considerables”.

Para educación superior, tampoco se reporta cuánto aprende un universitario. ¿Cuál es el aprendizaje que han desarrollado los 15 mil jóvenes incorporados a las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, cuya modalidad dice ser de “alta calidad científica y profesional”? Tampoco sabemos. Ni siquiera se conocen estimaciones contables sobre qué aprendizajes y “desaprendizajes” se generaron por la pandemia y la aplicación del emblemático programa “Aprende en Casa”. ¿Pasamos de la “mal llamada” reforma educativa a una peormente diseñada? Los informes anuales hacen propicio el momento para interpelar al gobierno en turno. Démosle seguimiento al mejoramiento de los aprendizajes en este sexenio y estemos listos para razonar nuestro voto. Es la hora de la ciudadanía.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-en-el-informe-y-el-aprendizaje/

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Una ley de rectores y empresarios

Por: Hugo Aboites*

…Y contra el acceso y permanencia de los estudiantes. En la más reciente versión de la propuesta de Ley General de Educación Superior (LGES, enero 2020, por fin se elimina la frase que en el artículo 6 degradaba el derecho a la educación. Decía: el Estado garantizará el derecho de toda persona a tener la posibilidad de recibir educación. Y con esto se ponía en peligro el derecho pleno a la educación, como lo advirtió la nueva Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) cuando hizo un llamado para que (en la propuesta de LGES) se retome el espíritu y la letra del artículo tercero constitucional que garantiza el derecho humano a la educación. ( La Jornada, 6/2/20). En efecto, la Carta Magna señala sin ambigüedades ni posibilidades que toda persona tiene derecho a la educación (artículo 3). Con esta declaración, la nueva conducción de la CNDH rompió claramente con la anterior, la que durante un cuarto de siglo guardó silencio y resistió a las quejas contra los exámenes de selección que durante años le pedía que dijera algo. Guardó silencio y cuando habló fue para defender la interpretación neoliberal del derecho a la educación. Esta consiste en ofrecer a todos –pero previo pago de una cuota para el Ceneval– la oportunidad de presentarse a un examen de selección, donde tendrá la posibilidad de mostrar que es una/uno de los mejores. Incluso dio respuestas tan desafortunadas como cuando dijo a los quejosos que el ingreso (a una escuela) está sujeto a la capacidad intelectiva y a los méritos personales de los aspirantes (CNDH 1997, citada en Aboites, Hugo: La medida de una nación: 564). Cuando claramente la Constitución dice que toda persona tiene derecho a la educación (artículo 3). Sin embargo, como se decía, la propuesta de posibilidad se desechó y ahora dice que el Estado garantizará el derecho de toda persona que cuente con el certificado de bachillerato o equivalente que acredite la terminación de estudios del tipo medio superior, el acceso a un programa de educación superior (artículo 6 LGES, enero 2020).

Pero no hay final feliz. Porque después de decir que el Estado garantizará el acceso a un programa de educación superior se añade: en los niveles de técnico superior universitario, profesional asociado, licenciatura u otras opciones terminales previas a ésta. (artículo 6 enero 2020). ¿De verdad no hay aquí la intención –como en el examen único– de canalizar a las y los jóvenes que buscan licenciatura a carreras técnicas cortas, hoy en crisis por falta de aspirantes y desde las cuales ya no se podrá ingresar a estudios de licenciatura?

La nueva CNDH cuestiona, además, que en la propuesta original (2019) se incluyan elementos (que luego se mantienen en la versión 2020) que no están contemplados en el artículo tercero constitucional (fracción X) y que potencialmente son muy problemáticos. “Adicionalmente, –dice la propuesta– las instituciones de educación superior establecerán los requisitos de permanencia, tránsito y titulación, así como las medidas pertinentes para fomentar la inclusión, continuidad, egreso oportuno y excelencia educativa.” Este es el regreso pleno, llevado a ley general, del paquete neoliberal de educación superior. Las autoridades institucionales no sólo tendrán el respaldo legal para determinar requisitos, sino que, además, se les otorga el respaldo legal para reducir a los estudiantes el tiempo límite de titulación (que en la UNAM 1999 significaba el peligro de dejar sin título a 70 por ciento de los alumnos de los CCH y las prepas), asegurar que no dejen de estudiar ni un semestre (continuidad) y avanzar así a la excelencia y a su egreso oportuno. Es decir, la concepción de transformación neoliberal que hizo crisis en 1999 con una larguísima y tenaz huelga y el encarcelamiento de mil estudiantes. Con esta ley, ya no serán rectores en solitario que hagan los cambios, tendrán el respaldo del Congreso.

También los empresarios: en el artículo 47, I, VII ellos se convierten en legales participantes de instancias y procesos claves para el rumbo de toda la educación superior, e igual en los artículos y fracciones 42; 16, X; 13, XV; 45, V; 46, V, y 54. Como parte del Consejo Nacional de Participación y Vinculación, les corresponde, además, proponer estrategias y criterios para la educación superior (46,V), pero también como parte de las instancias colegiadas de participación y consulta (54) emitir propuestas y recomendaciones a la SEP acerca del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación Superior (como el que se creó con el INEE en el nivel básico con Peña Nieto) que tendrá mecanismos, instrumentos e instancias (¿el Ceneval?). En resumen, con esta Ley SEP-rectores-empresarios será difícil que los movimientos estudiantiles no achaquen a la 4T esta regresión neoliberal que los hiere. Y que la rechacen con una tenacidad e intensidad sólo comparable con la que hoy muestra el movimiento de las mujeres.

*UAM Xochimilco

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/02/15/opinion/016a2pol

Imagen: Free-Photos en Pixabay

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La promoción a cargos directivos y de supervisión: ¿Cuánto se avanzó?

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

Con la llegada de una nueva administración al gobierno federal, se ha suscitado un conjunto de cambios legales en materia educativa que comprenden desde la modificación del artículo tercero constitucional, hasta la abrogación de leyes secundarias como las referentes al Servicio Profesional Docente y al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).  Producto de estos cambios se han generado nuevas leyes secundarias, una de las cuales tiene que ver con los procesos de ingreso, reconocimiento y ascenso de los docentes: la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Derivado de esta ley, el pasado 14 diciembre fueron publicados los Lineamientos generales del proceso de selección para la promoción a funciones de Dirección y de Supervisión en Educación Básica (Promoción Vertical), en los que se establecen las disposiciones para la selección de docentes que aspiran a cargos superiores. En su contenido se observan novedades favorables, aunque también se advierten, como desde los esquemas anteriores, omisiones importantes.

Quizá el punto que más llame la atención en las nuevas disposiciones para los ascensos sea la incorporación de elementos multifactoriales, los cuales son definidos como “los aspectos que se consideran en la valoración del personal que participa en el proceso de selección para la promoción vertical” (SEP, 2019, p. 5). En la ley anterior, el único elemento que se valoraba para determinar la selección a puestos de dirección o supervisión era el examen. En esta ocasión, se considerarán elementos de diversa índole: antigüedad, reconocimiento al buen desempeño, experiencia en zonas de marginación, grado académico, habilidades directivas y conocimientos y aptitudes. Si bien la lista de factores, su pertinencia y el valor que se le da a cada uno pueden ser objeto de discusión, es rescatable que se abandone la idea de que un instrumento, como el examen, es suficiente en la determinación del mérito para ocupar un puesto educativo.

No obstante la presencia de elementos multifactoriales, decepciona el hecho de que siga siendo el examen el factor con mayor peso en la escala de puntajes. El nuevo sistema propone para la valoración de conocimientos, aptitudes y habilidades directivas la aplicación de “instrumentos objetivos”. En lo referente a estos factores, se medirán con un “cuestionario [que] se integra con reactivos de opción múltiple” (SEP, 2019, p. 14). De los 320 puntos totales que se asignan a los elementos multifactoriales, 200 (es decir, 62.5% del total de la evaluación) se obtendrán a partir de la aplicación de estos instrumentos objetivos. Así pues, si bien se avanzó en abolir el monopolio del examen sobre la evaluación, resulta lamentable que siga siendo este instrumento, limitado en sí, el de mayor peso para determinar quién es seleccionado para ocupar un cargo directivo o de supervisión.

Dentro de los elementos multifactoriales destacan algunas novedades: el reconocimiento al buen desempeño y la experiencia en zonas de marginación y pobreza. Sobre la primera, se trata de valorar la percepción, mediante una encuesta, de la comunidad escolar sobre el desempeño de la función del personal que aspira a ascender; serán encuestados no sólo compañeros docentes del aspirante, sino también, sorpresivamente, alumnos y padres de familia. Será importante observar cómo se garantiza la seriedad y objetividad de este ejercicio. En referencia a la experiencia en zonas de marginación y pobreza, parece que se busca recompensar a aquellos docentes que han ejercido su función en los contextos más desfavorables; los efectos de estas medidas deben ser discutidos detenidamente: ¿se podría propiciar que estas escuelas desfavorecidas se conviertan en meros trampolines a nuevas funciones? ¿hay alternativas para estimular y recompensar el desempeño en zonas desfavorables? ¿pudiera alegarse que esta medida atenta contra las posibilidades de promoción de docentes de zonas no marginales?

Del análisis de los elementos multifactoriales se advierten fallas y omisiones importantes. En España, por ejemplo, “el nombramiento del director de una escuela corresponde a una comisión ad hoc que analiza […]su proyecto de dirección” (Martínez Rizo, 2016, p. 75). En el caso de México, no se contempla que los aspirantes a directivos o supervisores presenten algún proyecto para realizarse en caso de acceder al puesto. Además, si se considera que la dirección o la supervisión son funciones muy diferentes a la docencia, valdría la pena que entre los requisitos o elementos de ponderación se contemplara alguna formación académica previa centrada en la gestión, pues de los líderes escolares mexicanos sólo 44% ha completado un programa o curso de capacitación en liderazgo educativo (promedio de la OCDE 54%), previo al ejercicio de su posición como director (OCDE, 2019, p. 136). No necesariamente una buena trayectoria docente respalda un ejercicio adecuado de la dirección o supervisión escolar: “no pocas veces se pierde un magnífico profesor a cambio de un mediano director” (Montero, 2010, p. 421). Por lo tanto, la formación en funciones directivas tendría que ser un requisito a su vez que factor de peso para el otorgamiento de ascensos.

Uno de los aspectos relevantes del nuevo sistema de ascensos tiene que ver con la incorporación de una línea de promoción vertical, la cual se refiere a la “secuencia de ascenso a partir de la plaza docente hacia las de dirección o de supervisión” (SEP, 2019, p. 5). A primera vista, lo anterior pareciera no implicar mayor novedad, pero se debe recordar que, con la ley anterior, los docentes podían saltarse eslabones en la cadena de ascenso, pasando, por ejemplo, desde docente hasta supervisor. En esta ocasión, al tratarse de una línea secuencial, el personal no podrá omitir ninguno de los escalones previos hasta la llegada al puesto que se desea; de este modo, por ejemplo, en educación primaria si se quiere llegar a jefe de sector, se deberá pasar por las funciones de subdirector (académico o de gestión), director de escuela e inspector de zona de enseñanza primaria. Así pues, los ascensos son ahora a los puestos inmediatos. Esto, a primera vista, parece que pudiera tener efectos positivos: nadie podrá ocupar puestos sin haber desempeñado previamente las funciones del personal al que estará a cargo.

Aunado a lo anterior, se establecen requerimiento de experiencia mínima para ocupar los cargos. La ley anterior permitía que, una vez obtenido el nombramiento definitivo de docente (a los dos años de servicio) se pudiera concursar por puestos de dirección y supervisión. Con las nuevas disposiciones, se requerirá de cuatro años como docente para aspirar a puestos directivos, cinco años en éstos para aspirar a los de supervisión y, finalmente, otros cinco años en esta función para llegar a la inspección de sector; de este modo, un docente que desea llegar a la jefatura de sector deberá realizar una carrera de, cuando menos, 14 años. Si bien la antigüedad no necesariamente asegura un óptimo crecimiento profesional, parece que los requerimientos de experiencia mínima pudieran evitar situaciones pudieran generar situaciones inconvenientes como las que se han dado en los últimos años: docentes que quintuplican la experiencia de los directivos o supervisores.

En resumen, el nuevo sistema para la promoción vertical presenta aspectos positivos y negativos. Por una parte, es valioso que para la selección de directivos y supervisores se consideren elementos multifactoriales, de modo que, independientemente de la suficiencia o pertinencia de éstos, se tengan múltiples perspectivas para valorar la aptitud para asumir los cargos. Entre los aspectos favorables también resalta que exista una línea de promoción vertical secuencial con requerimientos de experiencia mínima, de modo que el crecimiento en la jerarquía profesional será paulatino y correspondiendo a una maduración laboral para hacerse cargo de nuevas funciones. Existen ausencias considerables en los elementos multifactoriales, tales como la preparación académica en funciones de gestión escolar o el diseño de un proyecto de trabajo. Es de lamentarse también que siga siendo el examen el criterio de mayor peso para ascender laboralmente, pues este instrumento había sido ampliamente criticado en los procesos de admisión y selección derivados de las leyes anteriores. 

 REFERENCIAS

MARTÍNEZ RIZO, Felipe (2016). La evaluación de docentes de educación básica. Una revisión de la experiencia internacional. México: INEE.

MONTERO, Antonio. Dirección profesional y selección de directores en el sistema educativo español. En: Revista Española de Pedagogía. Año LXVIII, no. 147, septiembre-diciembre 2010, pp. 417-435.

OCDE (2019). TALIS 2018 Results (Volume I). Teachers an school leadres as lifelong learners. Paris: autor.

SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA (2019). Lineamiento generales del proceso de selección para la promoción a funciones de dirección y de supervisión en Educación Básica (Promoción vertical). México: autor.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-promocion-a-cargos-directivos-y-de-supervision-cuanto-se-avanzo/

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Investigación Educativa y “Neutralidad Ideológica”

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Me parece que ese es un asunto de congruencia ética que habrá de resolver la “Aristocracia Académica” mexicana. La pelota está en su cancha.

Hace unas semanas el Dr. Felipe Tirado escribió lo siguiente al abordar el tema de la evaluación educativa, en un texto publicado en el sitio Educación Futura: “La evaluación en México se ha polarizado, se ha politizado, ha dado lugar a posiciones ideologizadas que frecuentemente no permiten la deliberación argumentada, y se llega a las descalificaciones ramplonas. El mal manejo político de la evaluación terminó en el desmantelamiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, con costos altísimos para el país.” (1) Precisamente y en relación con los señalamientos de Tirado, académico de la FES Iztacala UNAM, en esta ocasión comparto algunas ideas y reflexiones sobre las relaciones contradictorias entre ideología e investigación educativa.

Aun cuando estas relaciones son añejas y complejas, por no decir polémicas e interminables, (como los son también entre estos conceptos y procesos generados en torno al currículo escolar y la evaluación, entre otros aspectos), es imposible dejar de lado el debate que éstas suscitan. En primer lugar, lo que hay que señalar es que al pronunciarse de esa manera (“La evaluación educativa no debe apoyarse en prejuicios o posiciones ideológicas…”, que fue una política adoptada oficialmente por el INEE entre 2013 y 2018), quien pretende no “contagiarse” de las “ideologías” (como es el caso de lo aseverado por Tirado), o pretende mantenerse al margen de ellas, en realidad asume, implícitamente, una posición ideológica.

Simples peticiones

Sería interesante que, para evitar “descalificaciones ramplonas”, el mismo Felipe Tirado registrara en su texto a qué y a quiénes (como autores) se refiere (¿Quiénes han politizado y polarizado estos procesos y conceptos?). Además, convendría que aclarara, con toda precisión ¿por qué hace uso del calificativo “frecuentemente”, específicamente cuando se refiere a las “posiciones ideologizadas”? Por último, considero que le haría un gran favor a la salud de este debate, si Tirado Segura nos explicara, de manera detallada y argumentada, porqué según él “…El mal manejo político de la evaluación terminó en el desmantelamiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), con costos altísimos para el país”. No basta sólo con señalar o ironizar, sino que es necesario interpretar y explicar ese fenómeno del cambio institucional dentro del contexto político e ideológico actual en México.

¿“Desideologizar” desde las ideologías?

Tal como lo escribí hace dos años (2), me parece que en los círculos académicos de las Ciencias Sociales (no en todos, por cierto), y en particular en las Ciencias de la Educación (en este grupo, obvio, incluyo a los círculos de la Pedagogía), se conserva, en ciertos grupos de académicos, la pretensión de mantener viva la flama de la “neutralidad ideológica”. Ante ello me pregunto: ¿Por qué los funcionarios, académicos y profesionales de la investigación educativa hacen nuevamente este tipo de declaraciones? ¿Cuál es la motivación que los lleva o los mueve a esa falsa conclusión de negar a la política y a las ideologías en el seno de las prácticas científicas o técnicas? ¿Hacia quiénes, como académicos, o hacia qué institución o instituciones va dirigido su mensaje? ¿El ejercicio de la política y los posicionamientos ideológicos sólo son patrimonio de ciertos circuitos académicos o de especialistas?

Una visión diferente

Jürgen Habermas, por ejemplo, en su clásico ensayo sobre “Ciencia y Tecnología como Ideología”, señala que “lo mismo antes que ahora, son los intereses sociales los que determinan la dirección, las funciones y la velocidad del progreso técnico. Pero estos intereses definen al sistema social tanto como un todo, que vienen a coincidir con el interés por el mantenimiento del sistema…”. Sobre este debate en torno al papel ideológico de la ciencia y la técnica, Habermas retoma, al inicio de su ensayo, a Herbert Marcuse a través de la siguiente idea, en la crítica que éste hiciera a los planteamientos de Max Weber: “El concepto de razón técnica es quizá él mismo ideología… No sólo su aplicación sino que ya la técnica misma, es dominio sobre la naturaleza y sobre los seres humanos… La técnica es en cada caso un proyecto histórico-social; en él se proyecta lo que una sociedad y los intereses dominantes en ella, tienen el propósito de hacer con los seres humanos y con las cosas”. (3)

En un tema paralelo, al referirse a la noción de competencias en educación, Philippe Perrenoud, señala lo siguiente: “El análisis de competencias remite constantemente a una teoría del pensamiento y de la acción situados (Gervais, 1998); pero también del trabajo, la práctica como profesión y condición (Descolonges, 1997; Perrenoud, 1996c). Es decir, que nos hallamos en terreno pantanoso, a la vez que en el plano de conceptos e ideologías…” (4).

Son cuarto para las doce. Se acerca el inicio, en unos días, del XV Congreso Nacional de Investigación Educativa, organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Pienso que conviene retomar esta interesante discusión y recuperar los argumentos que llevan o han llevado a fijar posiciones al respecto, sin exclusiones o pretextos ideológicos, a efecto de completar el debate o enriquecerlo.

Cierto, son complejas estas relaciones y profundo es el debate acerca de los intentos de “asepsia ideológica” que de pronto recorren los pasillos de la tecnocracia; por ello justamente y por la salud del diálogo y el respeto a la divergencia, habrá que dar continuidad a esa discusión (“ideológica”), pues no quisiera pensar que el congreso en cuestión, a la postre, sea un espacio hegemónico de quienes pretenden aplicar la fallida “vacunación ideológica”. En su lugar, y por el contrario, en esta comunidad académica, me consta, deben prevalecer la sensatez y la cordura. Pero sobre todo, una de las características de esa comunidad de investigación son la pluralidad de ideas y la libertad de expresiones tanto en los planos académicos como personales.

Sin embargo, este debate me recuerda cuando, a inicios de la década de los años 80, el mismo Felipe Tirado nos señalaba (cuando ocupaba el cargo de coordinador de carrera), a un grupo de estudiantes de Psicología de la ENEP (hoy FES) Iztacala de la UNAM, “que no nos dedicáramos a la política (lo decía en sentido peyorativo), y que por el contrario nos ocupáramos del trabajo académico…”. La historia es lamentable porque, como contraejemplo, él sí “hizo política” y se colocó primero como coordinador de la carrera de Psicología; posteriormente fue director de la Escuela o Facultad (durante dos períodos); y finalmente llegó a ocupar un escaño como miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. Entonces: ¿Ellos sí pueden “hacer política”, y nosotros no?… en fin, allá ellos y ellas (lo digo por él y por todos aquellos y aquellas que se han ubicado en posiciones políticas, en diferentes instituciones académicas o de gobierno, con el discurso de la “desideologización” de la ciencia).

Me parece que ese es un asunto de congruencia ética que habrá de resolver la “Aristocracia Académica” mexicana. La pelota está en su cancha.

Definitivamente y para terminar esta breve opinión, suscribo la posición adoptada por el desaparecido Juan Carlos Tedesco quien, en un prólogo que escribió para encabezar un reporte sobre formación en gestión y políticas educativas en América Latina, y en un contexto más cercano a lo pedagógico, reconoció la necesidad de no llevar las posiciones ideológicas a los extremos, sin negar el papel implícito que juegan, en particular, las ideologías políticas en el ámbito de la investigación educativa: “La competencia técnica sin compromiso político deriva fácilmente en actitudes y enfoques de carácter tecnocrático. Pero, a la inversa, también sabemos que el compromiso político sin competencia técnica provoca clientelismo, demagogia o una militancia ineficiente”. (5)

Fuentes consultadas:

(1) Felipe Tirado Segura. “Nuevas vertientes en la evaluación”. Educación Futura, 30 de octubre, 2019.

(2) Ver mi texto “Ideología, Currículum y Evaluación Educativa”, SDP Noticias, 10 de noviembre, 2017.

(3) J. Habermas. (1993) Ciencia y técnica como “Ideología”. Red Editorial Iberoamericana.

(4) P. Perranoud. (2004) Diez nuevas competencias para enseñar. Biblioteca para la Actualización del Maestro. México, SEP, p. 11.

(5) Juan C. Tedesco. (2001) En: Braslavsky, Cecilia y Felicitas Acosta (orgs.). El estado de la Enseñanza de la Formación en Gestión y Política Educativa en América Latina. (Prólogo). UNESCO: IIPE – Buenos Aires.

Fuente e Imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/juan-carlos-miranda-arroyo-investigacion-educativa.html

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INEE H OMCE

Por: Carlos Ornelas. 

No sé si sea un dicho popular, pero a menudo escucho que es más fácil destruir lo existente que crear un objeto nuevo. Con la Reforma Educativa de 2013 no se demolió al todavía joven Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, se le otorgó autonomía constitucional y creció su importancia; se erigió sobre lo existente.

Si bien en su iniciativa del 12 de diciembre, el presidente López Obrador diseñó una contrarreforma educativa, en el Congreso, los partidos de oposición abanderaron una iniciativa que elaboraron colegas investigadores de la educación. Ésta le quitaba los filos destructores (ni una sola coma, había dicho Mario Delgado) y, sin atacar la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, moderaba el afán demoledor, fue la reforma de la reforma.

Uno de los dispositivos de esta moción reparaba la idea del gobierno de sujetar bajo el control de la Secretaría de Educación Pública al organismo que sustituiría al INEE. En su lugar, el Congreso aprobó —y me imagino que López Obrador dio su visto bueno— un aparato con autonomía técnica comandado por una Junta Directiva que elegiría el Senado sin injerencia del Poder Ejecutivo, asesorada por un Consejo Técnico, electo de igual manera.

Al igual que en la reforma de 2013, primero se designa a los jefes y luego se elaboran las leyes que establecen sus responsabilidades y atribuciones. “Esto es México, ¿qué le vamos a hacer?”, me dijo mi amigo El Maestro, a quien hacía tiempo que no saludaba.

Después de tropezones, el 2 de julio, el Senado designó a los 12 capitanes del Organismo para la Mejora Continua de la Educación (OMCE). A pesar del desaseo en el proceso de designación —pacto entre Morena y PRI— no prejuzgo. No pienso que sean chairos, como tampoco que los jefes del INEE fueran fifís.

No obstante, los perfiles de los nuevos jefes son diferentes. En el INEE se privilegió a la academia, los primeros integrantes con carreras distinguidas en la investigación educativa; en la nueva Junta, hay pluralidad. Dos de las integrantes, María del Coral González Rendón y Etelvina Sandoval Flores, son normalistas de origen. Silvia Valle Tepatl es licenciada en educación primaria. Las tres con experiencia frente a grupo y espíritu magisterial. También militantes de Morena y, al menos Sandoval, cercana a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Los dos varones tienen experiencia en el funcionariado. Óscar Daniel del Río Serrano tiene dos doctorados, pero su experiencia es en puestos administrativos, también miembro de Morena. Florentino Castro López es ajeno al sector educativo. Llegó por un compromiso entre Morena y PRI.

Entre los integrantes del Consejo Técnico predomina el perfil académico, y experiencia en el servicio público. Al parecer, allí hay pluralidad en orientaciones políticas.

El OMCE nace en tiempos de incertidumbre. Colegas y periodistas son escépticos acerca de su futuro desempeño. Pienso que no será mejor ni peor que la faena de la SEP en tiempos de Morena.

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/inee-h-omce/1322987

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Organismo para la mejora continua de la educación

México / 14 de julio de 2019 / Autor: Hugo Aboites / Fuente: La Jornada

El proceso de integración del organismo que viene a sustituir al INEE recoge toda la falta de definición, la profunda ambigüedad que hasta ahora ha caracterizado a la propuesta educativa vigente y confirma que no estamos en el rumbo de la profunda transformación de la educación que necesita el país y por la que se pronuncian de múltiples maneras las y los maestros, estudiantes y comunidades (incluyendo padres de familia). Es también un anticipo de lo que vendrá en las leyes secundarias.

En primer lugar, el punto de partida. La integración de este nuevo organismo refleja la postura del Ejecutivo frente al proceso de modificación del tercero constitucional. Allí pareció decirse ‘eliminen la evaluación punitiva de la Constitución y de las leyes secundarias, mencionen el artículo 123 constitucional, úsese el término excelencia en lugar de calidad, cámbiense algunos nombres y, ya.’ Todo lo demás, que quede al libre juego de las fuerzas políticas de hecho y de su expresión concreta y más inmediata que es el Poder Legislativo. Esta posición de dejar hacer, dio como resultado lo que ahora tenemos en el tercero constitucional: un programa variopinto, de complacencias, desde listados de las materias que deben impartirse, los temas más virales y hasta pasajeros, y una extensa copia de mucho el procedimiento para integrar el INEE que estableció la reforma de Peña Nieto.

En segundo lugar, el procedimiento incluido por EPN, era una fórmula adecuada para el pacto de uniformidad y mayoría neoliberal. Produjo un bloque compacto de estudiosos de la educación con perfiles muy similares y con orientación OCDE y organismos privados. Pero al aplicarse en un contexto de indefinición y ambigüedad como el actual esa fórmula produjo resultados muy distintos. Cada tendencia, partido y grupo buscó colocar a sus afines y resultó una mayoría de economistas y ex asesores de la SEP, consultores y ex funcionarios de gobiernos estatales y federales ( La Jornada, 03/07/19). Hasta se integró a quien fuera representante de México ante la OCDE durante 17 años, fundador del INEE y del Great Place to Study Internacional (Wikipedia). Pero además, el desaseo. Como cuando el senador Monreal insiste en que se repita la votación por un cuestionado candidato del PRI, a fin de que quede, pues se acordó incluirlo, y la palabra se debe cumplir ( Ibidem). En resumen, una mayoría generada en un espacio de arreglos, trueques y acuerdos con apenas dos o tres que piensan a México desde otra educación. Esta combinación desequilibrada no es una buena combinación para generar una línea clara y un futuro de transformación. Augura tensiones.

En tercer lugar, resulta claro que en ausencia de una definición rectora, en este organismo aparece ahora un crudo mosaico de intereses que reflejan los que a escala nacional enconadamente se disputan la conducción de la educación en México. Están ahí los conocidos actores de la OCDE, del capital humano, funcionarios y asesores del pasado sexenio. Personas que por trayectoria y convicción están más familiarizadas y confortables con las concepciones de mejora de la educación que provienen de TV Azteca y sus escuelas de excelencia, de una SEP proclive a la OCDE y al viejo INEE, y de organismos empresariales como Mexicanos Primero. Salvo dos o tres de sus miembros, el grueso no se sentirá cercano y empático con las concepciones sobre cómo mejorar la educación que sostienen muchos maestros y estudiantes en proyectos alternativos en varios estados del país. En el fondo, ni los maestros, estudiantes, comunidades del país, sus luchas y, sobre todo, sus proyectos, es decir, la gran mayoría de quienes hacen hoy la educación, estarán siquiera proporcionalmente representados en ese organismo. Y por eso, corre el riesgo de convertirse –como el INEE– en un grupo clasista y arrogante que dicta orientaciones desde el Olimpo. No podrá despedir, pero sí descalificar con evaluaciones hechas a su visión.

En cuarto lugar, las leyes secundarias. Si éstas siguen el mismo camino, los mismos referentes y prácticas que hemos visto, tendremos un futuro de fuertes tensiones y conflictos en la educación y, lo peor, se sepultará la esperanza de un cambio educativo de fondo. Otro debe ser el mecanismo para elaborar esas leyes y incluyendo la del nuevo organismo. Procesos abiertos, propuestas de definición clara y de entrada del hacia dónde de la educación y su traducción a textos legales. Para sobrevivir como nación, necesitamos una educación que se ponga del lado de los maestros y estudiantes, de los sin escuela y sin trabajo digno, de sus esfuerzos y aspiraciones y de las concepciones que con sus luchas, sus manifiestos y sus proyectos, han marcado un rumbo preciso para la educación mexicana. Un gobierno con 30 millones de votos –la gran mayoría de ellos procedentes de los que ahora no caben en los acuerdos legislativos– no puede olvidar esto.

*UAM-X

Fuente del Artículo:

https://www.jornada.com.mx/2019/07/06/opinion/014a2pol

Fuente de la Imagen:

http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/boletines/45325-plantean-candidatos-al-organismo-para-la-mejora-continua-construir-un-nuevo-sistema-educativo-para-el-pais.html

ove/mahv

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