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Joaquín Gairín: La investigación educativa, una construcción compartida entre diferentes profesionales

La educación avanza gracias al conocimiento acumulado y al nuevo conocimiento que se genera constantemente. Los profesionales de la educación tienen un conocimiento sobre la realidad que está configurado por elementos objetivables como son los datos, las informaciones o las experiencias propias, pero también por otros elementos más subjetivos como puedan ser sus sentimientos, expectativas o comportamientos, asimilados y acumulados a partir de sus vivencias escolares, familiares, sociales o profesionales. Este conocimiento personal puede ser compartido/socializado con otros profesionales y enriquecerse a partir del intercambio generado o mediante aportaciones de otras fuentes (documentos, estudios, lecturas, prácticas analizadas…).

La construcción del conocimiento pedagógico sobre la realidad educativa es y ha de ser una construcción colectiva de los investigadores y profesionales, si queremos que sea útil y funcional para la mejora educativa. Los primeros pueden aportar fundamentación, técnicas y procedimientos de investigación mientras que los segundos pueden contribuir con la identificación de problemas reales, con mecanismos adecuados de actuación y, por último, con el conocimiento exhaustivo que poseen de los contextos educativos. Pero, más allá del bagaje general de cada colectivo y del enriquecimiento que aporta la información compartida, se trata de cocrear conjuntamente respuestas a los retos que la realidad educativa plantea, en una asociación en la que todos podemos aprender unos de otros.

Hablamos de una colaboración necesaria y de una investigación aplicada y centrada en los problemas de la práctica profesional, que no excluye ni la investigación básica que los investigadores puedan hacer ni las comunidades de práctica profesional que desarrollen los docentes u otros profesionales de la educación. Tampoco se trata de que los docentes se hagan investigadores ni que estos últimos aprendan a ser docentes; aunque, seguro, que del intercambio todos van a aprender técnicas y procedimientos de trabajo de los otros profesionales al mismo tiempo que pueden identificarse más con las problemáticas existentes y con la cultura de los colectivos implicados.

La investigación-acción, la práctica basada o informada por evidencias u otros planteamientos cercanos (los profesionales como prácticos reflexivos) buscan así una intervención educativa más apoyada en el conocimiento contrastado y menos en el sólo sentido común o en la propia y limitada experiencia personal. La finalidad última es promover mejoras continuas en las actuaciones profesionales y sedimentar procesos de innovación sostenibles.

De lo que se trata es de superar la perspectiva epistemológica tradicional que se funda en la idea de que el sujeto primario (y algunas veces único) del conocimiento es el individuo y que su desarrollo es independiente de la realidad social y cultural. En la actualidad, parece claro que todo conocimiento está situado y que en su configuración y desarrollo hay procesos colectivos importantes tanto para el enriquecimiento de ese conocimiento como para la implicación colectiva y social de su utilización. Se considera que el conocimiento transciende la reflexión mental de las personas, tiene lugar en una realidad material sujeta a las visiones y lecturas diversas de las personas que la analizan y exige procesos de intersubjetividad colectiva que nos permitan consensuar interpretaciones y acordar propuestas de acción para avanzar en las mejoras educativas que precisamos.

Podemos hablar, así, de la construcción del conocimiento como un hecho colectivo en el que participan diferentes agentes que interactúan y dialogan entre sí en condiciones de igualdad. De alguna manera, no hay jerarquías y cada participante aporta elementos de su dominio con la perspectiva de superar los retos colectivos que se plantean.

Considerado el conocimiento y su creación colectiva como una realidad situada y contextualizada, será importante considerar lo que facilita o dificulta su desarrollo. En este sentido, hacer posible una mayor colaboración entre investigadores y profesionales de la educación no sólo es una cuestión de voluntad y actitudes, sino que también precisa considerar los factores estructurales y operativos que habría que activar para configurar un entorno más favorable a la colaboración que el actual.

No merece la pena remarcar de nuevo el déficit tradicional de los recursos que se dedican a la investigación en España que, aunque han aumentado en los últimos años, especialmente en el ámbito privado, siguen siendo inferiores al promedio de países de su entorno (ver gráfica). Pero no se trata sólo de los recursos destinados a la investigación general y a la educativa (aún más escasos) sino también de los dedicados a apoyar los procesos de innovación y mejora de la educación donde se inserta de manera más natural la colaboración que hablamos entre los distintos profesionales que inciden en los contextos educativos.

Es cierto que el sistema educativo español, o más bien los sistemas educativos de las diferentes comunidades autónomas, promueven las llamadas innovaciones y que los centros participan e impulsan muchas de ellas y otras propias. Pero también es cierto que no existen planes generales conocidos y sistemáticos de intervención en apoyo de mejoras educativas, más allá de los incidentales y potenciados con los recursos europeos (los últimos, centrados en la Competencia Digital Docente) o los impulsados como reacción a evaluaciones menos positivas que las deseadas (los últimos, vinculados a los resultados negativos de PISA 2022). El profesorado, los centros y las redes de centros promueven experiencias diversas con sus propios recursos, que pocas veces se institucionalizan y sostienen en el tiempo para que se pueda hablar de verdaderas innovaciones, dado que suelen desaparecer cuando sus promotores cambian de centro educativo o se cansan de trabajar desde la voluntariedad permanente.

El sistema educativo y el sector de la educación social pueden mejorar las condiciones que favorezcan el trabajo colaborativo entre investigadores y profesionales de la práctica educativa con diversas iniciativas. RETINDE ha planteado algunas como, por ejemplo,: convocatorias que promuevan investigaciones conjuntas entre universidades y centros educativos y/ o profesionales del ámbito socioeducativo; compensar económica o laboralmente a los profesionales e instituciones que participan o desean participar en los proyectos de investigación educativa; favorecer la realización de los doctorados institucionales, que permiten un mayor contacto entre investigadores y la realidad educativa; permitir que el profesorado asociado pueda participar en los proyectos de investigación; recuperar las licencias de estudios / comisión de servicios para que profesionales del ámbito educativo puedan realizar investigaciones vinculadas a dicho ámbito; promover la realización de estancias e integración de profesorado de las universidades en centros educativos (formales y no formales) o de formación para facilitar un mayor conocimiento de estos y fomentar la colaboración entre diferentes instituciones y entidades; incorporar la formación en investigación dentro de los estudios de educación, para favorecer su posterior participación en proyectos de investigación conjuntos; entre otras.

Desde una perspectiva más operativa, se ha de poner más énfasis en la promoción de equipos de investigación multiprofesionales y multidisciplinares, en la difusión de las colaboraciones realizadas y en la apertura de profesionales/investigadores y centros educativos a la colaboración como principio de acción. Asimismo, será importante reforzar los valores que hay detrás de investigaciones éticas, rigurosas y respetuosas con otros valores sociales propios del contexto de actuación.

La separación tradicional entre teoría y práctica educativa (más dialéctica que real) sólo puede ser superada con el trabajo colaborativo de ambos colectivos, investigadores y profesionales, y con el apoyo decidido y explícito de un ecosistema educativo que lo favorezca y potencie. Los beneficios que aporta son incontestables: acceso privilegiado a la realidad educativa, análisis educativos más fiables, incorporación de perspectivas distintas y multidisciplinares en la interpretación de la realidad, mayor confianza de los colectivos implicados en la validez y utilidad de los estudios, más sostenibilidad de los resultados y desarrollo de sinergias entre diferentes colectivos, entre muchos otros. Por eso, no dudo de que la colaboración será cada vez mayor y que, poco a poco, se construirá una nueva manera de analizar y transformar la realidad educativa, con (siempre deseable) o sin el apoyo de los sistemas educativos y sociales.

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Diplomado en Tecnologías e Investigación Educativa en línea (sincrónico y asincrónico)

Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación
Inscripciones abierta para el programa de tecnologías e investigación educativa que se desarrolla bajo la modalidad de diplomado de manera online. Está pensado para alcanzar 160 horas de formación en educación, comunicación, investigación, organización con herramientas digitales y virtuales. Va dirigido tanto a profesionales del ámbito educativo como a todas las personas que quieran adquirir y conocer los conocimientos principales de este sector. Además, de a todas las instituciones educativas que quieran formarse o especializarse en esta área de la investigación educativa.
La educación tiene el desafío de desarrollar competencias tales como el análisis crítico, la innovación y creatividad, el pensamiento científico, autoconocimiento y autocontrol, habilidades interpersonales, sociales y el trabajo en equipo; que nos permiten desenvolvernos adecuadamente en los cambios del siglo XXI, que transita por una transformación social y tecnológica profunda. Dominar el contexto tecnológico, así como el uso y aplicación de metodologías permitirá a l@s participantes integrar la tecnología en sus procesos de manera tal que podrán enfrentar trabajos y utilizar herramientas para desenvolverse en un mundo cada vez más incierto y desafiante.
Esta elaborado para comunidades, estudiantes y profesionales que desean acercarse a estas dinámicas de una manera amigable y práctica, tendrás la posibilidad de aprender haciendo, con ejercicios simuladores que te permita poder identificar los métodos a aplicar según el objeto de estudio, además de desarrollar estructuras científicas correspondientes que te permitan presentar trabajos de investigación dentro de las Ciencias Sociales, a la par, te brinda conocer las bondades de herramientas en el uso de tecnologías necesarias para tu formación.
Objetivo:
El programa busca contribuir en la capacidad de l@s docentes, investigador@s y/o estudiantes puedan participar en un contexto de cambio y transformación constante. Al finalizar el curso, l@s participantes de este programa valorarán y comprenderán el contexto transformador de las tecnologías conectadas con las diferentes metodologías de la investigación,  siendo capaz de integrar las tecnologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje, conocer a través de la experimentación las herramientas y métodos de aprendizaje más significativos para el desarrollo de competencias vinculadas al pensamiento critico y creativo para la resolución de problemas en un mundo cada vez mas competitivo.
Una de las características del curso se basa en estudiar los principios de calidad educativa, atención a la diversidad y liderazgo. Sin olvidar, que en la actualidad las nuevas tecnologías han tenido un fuerte impacto en el ámbito educativo, eso ha generado la aplicación de la innovación en la formación del docente y en las instituciones educativas. Por último, con esta formación el/la participante podrá conocer los modelos de innovación e investigación actuales.
Certificado:
Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación, centro miembro de CLACSO y CLADE

Duración: tres meses (12 semanas) del 08 de julio al 23 de septiembre del 2023.

Descarga el programa aquí: tabla final

Encuentros: Asincrónicos y 12 encuentros sincrónicos con especialistas (tres hrs), los sábados  de 09:00 a las 12:00 hrs Panamá-Colombia/ 10:00-13:00 hrs Venezuela-Puerto Rico-Bolivia/11:00-14:00 Argentina-Brasil.

Inversión: Cuota solidaria para los gastos administrativo del portal, zoom, Redes sociales, entres otros

60 dólares EEUU. Financiados en dos cuotas

Pueden pagar a través de western unión, PayPal y transferencias bancarias.

Inscríbete aquí:  https://forms.gle/FVkKYaXfJA8RPrHi9

Saludos

Esp. Luz Palomino

Dra. Rose Mary Hernández

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Inscripciones Abiertas: Diplomado en Tecnologías e Investigación Educativa

Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación 

El programa de tecnologías e investigación educativa se desarrolla bajo la modalidad de diplomado. Está pensado para alcanzar en doscientas (200) horas de formación capacidades básicas deinvestigación, educación, comunicación, investigación y organización con herramientas digitales y virtuales.

Para comunidades estudiantes y profesionales que desean acercarse a estas dinámicas de una manera amigable y práctica, tendrás la posibilidad de aprender haciendo, con ejercicios simuladores que te permita poder identificar los métodos a aplicar según el objeto de estudio, además de desarrollar estructuras científicas correspondientes que te permitan presentar trabajos de investigación dentro de las Ciencias Sociales. A la par, te brinda conocer las bondades de herramientas en el uso de tecnologías necesarias para tu formación.

Los encuentros están organizados para viernes y sábados. Conectamos por zoom y son encuentros privados.

Duración: 24 de marzo al 14 de julio
*Certificado por Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación por participación y aprobación.

*Semana n. 1. (24 y 25 de marzo)*
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Introducción a lo virtual
Sábado 2:00 a 4:00 p.m. Metodología Cuantitativa.

*Semana n. 2 (31 de marzo y 01 de abril)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Redes sociales
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Análisis de datos

*Semana n. 3 (14 y 15 de abril)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Redes sociales(cont)
Sábado 2:00 a 4:00 p.m. Método Etnográfico

*Semana n. 4 (21 y 22 de abril)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Contenidos digitales
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Categorización. Estructuración. Contrastacion de elementos emergentes

*Semana n. 5 (28 y 29 de abril)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Elaboración de sitio web de organizaciones, comunidades y para activistas comunitarios
Contenidos digitales (cont)
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Análisis crítico de discursos y construcción de teorías

*Semana n. 6 (05 y 06 de mayo)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Elaboración de sitio web de organizaciones, comunidades y para activistas comunitarios
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Método de IAP

*Semana n. 7 (12 y 13 de mayo)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Cómo conformar redes de difusión de contenidos
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Plan de Acción. Una intervención política-social para transformación en el contexto

*Semana n. 8 (19 y 20 de mayo)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Cómo conformar redes de difusión de contenidos
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Criterios para evaluar resultados desde la IAP

*Semana n. 9 (25 y 26 de mayo)*
Días de encuentro y horario
Viernes: 6:00 a 8:00 p.m
Cómo conformar redes de difusión de contenidos
Sábado 2:00 a 4:00 p.m
Método Historia de Vida

Junio. Destinado a elaborar y presentar alguna actividad referidas a alguno de los contenidos desarrollados en el diplomado

Julio. Viernes 14. Cierre grupal.

Para el proceso de inscripción escríbenos al correo: otrasvoceseneducacion1@gmail.com

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La Investigación Educativa y cómo integrarla a nuestro hacer cotidiano

Por: Arandi Hernández

Hagamos un breve ejercicio para activar nuestra imaginación. A continuación, leerá una preguntas y usted deberá responderlas imaginando a una persona:

¿Quién hace investigación educativa?, ¿por qué está haciendo investigación educativa?, ¿en qué nivel impactará la investigación educativa? Regresemos al presente.

La persona que usted imaginó, ¿era alguien interno o externo a su comunidad educativa?, ¿era un estudiante, docente, directivo?, ¿era una mujer o un hombre? Las intenciones de su investigación, ¿eran para investigar el rezago educativo en su comunidad? El nivel de impacto, ¿era para transformar su escuela, su comunidad o el sistema educativo? Y, por último, ¿hasta este momento ha buscado en internet qué significa investigación educativa?

Definamos para este artículo a qué nos referimos con investigación educativa. La investigación educativa es entendida como el proceso sistemático, iterativo y objetivo que lidera una persona de la comunidad educativa preocupada por la transformación del proceso de enseñanza-aprendizaje atendiendo una necesidad específica de su comunidad o una necesidad educativa en común con otras. Entender que toda persona interesada en la mejora de la comunidad educativa puede realizar investigación educativa, abre nuestro panorama para apropiarnos del hacer investigativo en nuestro propio contexto educativo. (Collay, M. 2016)

De acuerdo a las necesidades y transformaciones que estamos enfrentando día con día, nos toca asumir la tarea de siempre ir a la par de estos cambios, generando y ejecutando las estrategias necesarias para anticiparnos a los grandes retos que la vida social, cultural y económica trae consigo. Pero sabemos que para poder anticiparnos a dichos desafíos, es de vital importancia primero trazar la ruta que nos lleve a atender lo urgente.

Y aquí quiero proporcionar un ejemplo de lo que vivimos ahora mismo. La Nueva Escuela Mexicana nos ofrece un currículo deliberativo, que esencialmente nos propone ver a cada docente como la pieza clave para la transformación educativa, ya que él será quien haga la conexión y contextualización del currículo educativo para vincular la pertinencia del aprendizaje con las necesidades e intereses de los estudiantes, logrando una conexión entre aprendizaje, escuela y comunidad. Y esta propuesta nos abre, a su vez, una gran oportunidad de atender la necesidad de vincular la vida cotidiana del estudiante a su vida académica para cuidar la permanencia e interés de los estudiantes en su proceso de aprendizaje (García, R., 2019).

Regresemos a nuestra definición de investigación educativa: ¿puede imaginar los beneficios que entrañaría realizarla con miras a potenciar las prácticas educativas ya existentes y desarrollar las que son necesarias para desencadenar en cada comunidad educativa un proceso de mejora continua? Sin duda, generaría un impacto positivo en el proceso de aprendizaje y realización de cada estudiante.

¿Qué habilidades necesitan desarrollar nuestros estudiantes para atender las problemáticas humanitarias del presente y del futuro?, ¿cómo podemos saber lo que necesitamos como docentes, directores, supervisores, asesores técnico-pedagógicos, para desarrollar en cada estudiante estas habilidades?, ¿puede imaginarse a sí mismo liderando y siendo la pieza clave que conduzca a su comunidad educativa a la mejora constante? (Ehlers, D. 2020).

Una propuesta que nos plantea Radix Education para crear capacidad, desarrollar y brindar las herramientas necesarias de liderazgo e investigación educativa en cada persona interesada en la transformación de su comunidad educativa, es la Maestría en Liderazgo y Educación, dirigida a docentes, directivos, supervisores y asesores técnico-pedagógicos, para cumplir el objetivo de instalar en cada comunidad educativa líderes de cambio.

¿Puede imaginar la posibilidad de ser usted la pieza clave para la transformación de su comunidad? La Maestría en Liderazgo y Educación tiene como propósito desarrollar las habilidades de liderazgo, investigación, diseño, implementación y evaluación de proyectos educativos. Es una Maestría completamente en línea, con validez oficial federal antes la Secretaría de Educación Pública, en la cual con una dedicación de 1 hora diaria podrá cubrir todos los contenidos semanales, además de que ofrece becas de hasta el 80% para todos los docentes que la soliciten antes del 31 de julio de 2022.

Sin duda, cada miembro de la comunidad puede realizar investigación educativa. El primer paso es que se interese en descubrir y liderar el camino que conduzca a su comunidad educativa a ser el espacio que responda a las necesidades, intereses y pleno desarrollo de cada estudiante mexicano.

Acerca de la autora

Arandi es experta en desarrollo profesional docente desde la primera infancia hasta el nivel medio superior. Actualmente, es Directora del área de Investigación y Diseño Emergente de Radix Education y Coordinadora Académica de la Maestría en Liderazgo y Educación. Su objetivo profesional es guiar a cada persona del área educativa para que desarrolle las habilidades que serán esenciales para afrontar el futuro.

Referencias: 

  • Collay, M. (2016). Teaching is leading. On Being a Teacher: Readings from Educational Leadership (EL Essentials), 91-96.
  • García, R., (2019). La investigación Educativa y la Formación de Docentes para una Educación de Calidad. ACTA EDUCATIVA, Vol. 2 Núm. 2
  • Ehlers, D. (2020). Future Skills. The future of learning and higher education.
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Burocracia e investigación educativa

POR: JUAN CARLOS MIRANDA ARROYO

«La SEP no es un centro de investigación educativa, eso es cierto. Pero debe ser una institución que establezca vínculos orgánicos permanentes con especialistas y estudiosos de la educación.»

En una entrevista que Marx Arriaga, director general de materiales educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), concedió a Erick Juárez Pineda, el funcionario “advirtió que los documentos que se trabajan no tienen una rigurosidad académica, pues «no son un centro de investigación o una universidad», esto al referirse a la propuesta curricular para la educación básica, cuya versión preliminar dio a conocer la propia SEP en enero pasado (ver Educación Futura, 23 de abril, 2022).

Arriaga debe saber que, aunque la SEP no es una institución dedicada a la investigación educativa, no está exenta del escrutinio de la comunidad académica ni del examen riguroso de especialistas y estudiosos de la educación. Además, como responsabilidad de gobierno, la SEP debiera de generar documentos con contenidos estructurados, sustentados o debidamente argumentados, a partir de los hallazgos reportados recientemente por la investigación en el campo educativo.

Por otra parte, la SEP necesita vincularse con grupos de investigadores y especialistas del ramo, tal como se hace en cualquier otra entidad gubernamental. Ahí hay un espacio y tiempo valiosos para concretar las retroalimentaciones mutuas. No veo por qué no hacerlo de esa manera.

El argumento utilizado por el funcionario, por lo tanto, para excusarse de la falta de rigor académico en la propuesta curricular, es insostenible.

“El funcionario detalló –dice Juárez Pineda- que, aunque la construcción del nuevo marco curricular le corresponde a la dirección que él encabeza, no es su responsabilidad establecer una propuesta de evaluación, pues «ellos solo crean y evalúan los materiales educativos»; sin embargo, señaló que esta tarea le toca a otras unidades como a la Dirección General de Desarrollo Curricular o a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM)”.

Arriaga señaló, así mismo, que la dependencia a su cargo (materiales educativos) tiene el liderazgo del proyecto de reforma curricular para la educación básica. ¿Por qué entonces los documentos de referencia están firmados (en su versión preliminar) por la dirección de desarrollo curricular de la SEP? ¿No debería estar al frente de este proyecto, más bien y como líder, y ante los medios, la subsecretaría de educación básica?

La SEP no es un centro de investigación educativa, eso es cierto. Pero debe ser una institución que establezca vínculos orgánicos permanentes con especialistas y estudiosos de la educación. También, debiera de impulsar el desarrollo de estos grupos de trabajo, con recursos y diversos apoyos hacia dichas comunidades que realizan investigaciones o estudios educativos, independientemente de sus intereses académicos o líneas de investigación, es decir, tanto de corte teórico, filosófico o histórico, como aplicado.

Lamentablemente y por lo general, hay un vacío de la alta burocracia hacia las tareas de investigación educativa en México. Pienso que eso deberá cambiar. El intercambio entre burocracia y academia habrá que ser más intenso, creativo y propiciar condiciones adecuadas de trabajo, a efecto de generar nuevos conocimientos sobre lo educativo, y específicamente sobre la educación básica pública.

La cruda realidad indica que a las burocracias educativas, federales y estatales, (con funcionarios no especializados en educación), no les interesa generar nuevo conocimiento sobre lo educativo. Les obsesiona administrar, al más bajo costo, los procesos escolares. Contrario al interés académico, a este círculo gobernante de la educación le preocupa y se ocupa solo en rendir cuentas a sus jefes superiores, pero se desentiende de las necesidades del magisterio. Existe evidencia de que su prioridad es controlar y vigilar a las comunidades educativas (escuelas). Esa visión limitada y rígida de la realidad educativa, es una tragedia que no favorece el adecuado avance del sistema educativo nacional.

De manera institucional y a lo largo de la historia, las burocracias educativas no encuentran valor a los hallazgos de la investigación. ¿Cuántos convenios han realizado o firmado el gobierno federal y los gobiernos de los estados con las unidades UPN locales o con las Normales para desarrollar proyectos de investigación o producción editoriales, durante los últimos 20 años? La cifra está cercana a cero. ¿Pueden mostrar pruebas en contra?

La composición de las burocracias educativas (me refiero especialmente a quienes ocupan la cima de las instituciones) es de perfil político, administrativo y de profesiones afines (excepcionalmente se registran trayectorias académicas en esos escritorios), y no cuenta con orientación ni sensibilidad hacia la investigación educativa. Dicho esto en términos generales. Cuando hay algunas excepciones, las iniciativas para llevar a cabo investigaciones o estudios educativos, sin embargo, quedan desplazadas por otros proyectos de carácter administrativo.

Adicionalmente a la necesidad de establecer un diálogo con la comunidad académica, profesional o científica, las burocracias educativas también requieren de crear dispositivos de comunicación permanentes, institucionalizados, en condiciones de igualdad, para intercambiar ideas y propuestas con las maestras y los maestros, directivos escolares y asesores técnicos, que trabajan directamente en las escuelas, y que tienen a su cargo los procesos específicos y más relevantes de la educación pública en México.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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México: necesario escuchar directamente la voz de niñas y niños en la investigación educativa

Por: Miriam Martínez

Académicos del departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, desarrollaron ponencia en el XVI Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) sobre metodología que permitiera conocer experiencia directa de niños y niñas a raíz de investigación realizada en pandemia.

El Dr. Manuel López Pereyra, señaló la necesidad de partir todo proceso de investigación educativa considerando a la niña y el niño como personas activas y competentes y creadores, principios del método mosaico.

Así también con inspiración del enfoque Reggio Emilia, que introduce el arte como expresión de la primera infancia; poder escuchar la voz y experiencias directamente de los niños y las niñas a través de expresiones como dibujos, arte y fotografías.

Los niños y niñas tienen sus intereses, prioridades y preocupaciones, afirma la Maestra María del Pilar Gómez Vera. Lo anterior lo sustentaron con el proyecto Pedagogías diversas: la voz de las niñas y niños sobre la pandemia COVID-19.

Gómez Vera explicó que a través de expresiones como el dibujo, arte y fotografía, los niños fueron capaces de expresar sus intereses, historias, prioridades y preocupaciones durante el tiempo de estar en casa.

Posteriormente surgió un podcast con el mismo nombre del proyecto donde han continuado acompañados de diversas voces de especialistas para reflexionar sobre aprendizajes de las experiencias que dejó la pandemia y las habilidades que se requieren para escuchar de manera asertiva a las niñas y los niños.

Finalmente el Dr. Pereyra, destacó la importancia de entender cómo las familias, niñas, niños, cuidadores y docentes se encuentran en un contexto inédito dónde compaginan su profesión, el trabajo doméstico, las tareas escolares, la ansiedad, el estrés e incertidumbre de una pandemia; por lo anterior es neceario acompañarles escuchando su voz.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org

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La gestión educativa fundamentada en evidencia científica

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

La educación es un bien público y, como tal, no solo debe ser garantizado como derecho para todos, bajo la responsabilidad esencial del Estado y preservando los intereses colectivos de la sociedad, sino que, además, debe sustentarse en la evidencia científica.

Las ideas que a continuación expongo son el producto de nuestra particular experiencia y su reflexión, acompañado de la lectura de diversos autores sobre estos temas a lo largo de más de 30 años trabajando en el campo de la investigación educativa y psicosocial para tomar decisiones, tanto en el ámbito privado como público. Espero que puedan ser útiles.

Un principio y punto de partida el cual retomo de un artículo previo: una escuela, como un sistema educativo, que no se estudie profundamente tiene muy pocas probabilidades de cambiar para ser mejor.

Hay tres cuestiones importantes que quiero resaltar:

  1. Los seres humanos enfrentamos la realidad, sea esta social y/o natural, de manera permanente, situados en contextos particulares; y, en ese proceso, nos hacemos múltiples preguntas. Preguntas acerca de la realidad misma: sus causas y sus consecuencias; acerca de nosotros y nuestra relación con la realidad. Y como esas, muchas otras preguntas. Dichas cuestiones pueden ser y permanecer en el ámbito de lo concreto o, incluso, en la esfera de lo trascendente. Por supuesto, este proceso se enmarca en una realidad social y cultural, en la cual priman ideas, valores y actitudes muy variadas, en ocasiones incluso, contradictorias; pero como dice Parker Lichtenstein, “puede que sean implícitas, pero a veces, nos ponen a ver lo que queremos ver”.  De esa manera, participamos en un proceso de “construcción colectiva de dicha realidad”, tal y como nos plantearon hace ya mucho tiempo Peter Berger y Thomas Luckmann en su otrora controversial obra “La construcción social de la realidad”.
  2. En ese proceso histórico y permanente en que enfrentamos la realidad en su contexto y en su época, hemos construido diversas maneras de comprender la realidad. Así el sentido común o conocimiento ordinario, el conocimiento mítico – religioso, el conocimiento filosófico y el científico mismo se fueron desarrollando, permitiéndonos proporcionarle un marco a nuestra acción personal y colectiva, y a la búsqueda de explicaciones acerca de la realidad y los problemas enfrentados. Estas maneras de conocer nos sobreviven y, en ocasiones, se sobreponen una a la otra. Cuáles de estas perspectivas prima al momento de analizar una determinada realidad o tomar una decisión, es una cuestión importante. Se puede suponer que, dependiendo de la naturaleza de la realidad confrontada, haremos uso de una u otra forma de conocimientos de manera privilegiada.
  3. El conocimiento desarrollado deberá orientar, con más o menos posibilidad de éxito, nuestro accionar en la realidad.

Es decir: ENFRENTAMIENTO – DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO – ACCIÓN son tres cuestiones dinámicas, que establecen entre sí una relación dialéctica en que una condiciona a la otra y viceversa.

Ejercicio profesional y conocimiento:

El estimado amigo Ramón Flores en su libro Formación de Directivos y Docentes: reflexiones y propuestas inicia el capítulo tercero que titula “El juego de la contracultura”, afirmando lo siguiente: “De todos los profesionales, ninguno es más influenciado por la cultura educativa en la que se educa que el docente. Pues este es el único profesional que desde niño ha visto a otros ejercer la profesión que eventualmente ejercerá. Por eso, al entrar en el aula el maestro lleva una visión del estudiante, del maestro, del centro educativo y de la educación. Y esa visión refleja parte de su formación profesional y parte de sus vivencias personales como estudiante”. De esta manera el docente, el director de centro, así como los técnicos y funcionarios del sistema educativo, señala Flores, laboran de “conformidad con lo que aprendieron” en su experiencia personal, “y ¿qué aprendieron?”: que la educación es una actividad marginal, que el currículo es material para impresionar a extranjeros, que el libro es un instrumento político y no un elemento fundamental para educación de calidad, que la educación pública es educación de pobres, que los pobres aprenden menos, que no existe  una correlación entre la promoción y el aprendizaje, que todos los niveles enseñan lo mismo, que el aprendizaje de los estudiantes no es la finalidad del sistema educativo, y que, finalmente, aprendieron que no hay que esforzarse demasiado”.

Puede ser que adquiramos determinados conocimientos en nuestra formación profesional, pero al mismo tiempo vamos teniendo diversas experiencias que nos permiten construir “nuestras propias teorías de las cosas”. Se habla incluso de “teorías implícitas” que se van construyendo históricamente, y que muchas veces, se anteponen al conocimiento teórico formal adquirido en nuestros años de educación formal y profesional.  Se esperaría que esas teorías implícitas puedan ser “sustituidas” a lo largo de la formación profesional, o por lo menos, relativizadas. Esto no siempre es así. Para un exhaustivo análisis del tema recomiendo el texto de J.I. Pozo et al (2006, 2009). Nuevas formas de pensar la enseñanza y el aprendizaje. Las concepciones de profesores y alumnos.

Recordemos, como bien decía Ortega y Gasset: “Las creencias constituyen la base de nuestra vida”.

La gestión pública en nuestro país en el ámbito educativo, de manera general, se ha ido desarrollando de “espalda al conocimiento científico” y sustentándose en las ideas y experiencias personales. Los informes de investigación y evaluación de los procesos y resultados generalmente reposan en los anaqueles de las oficinas, sin ser estudiados y analizados a profundidad para la toma de decisiones. Desde los ámbitos que me ha tocado gestionar dichas acciones se han promovido encuentros, talleres, informes ejecutivos y otras estrategias, para acercar a quien toma decisiones políticas y/o técnicas, a la evidencia científica.

Podemos seguir ignorando lo que la realidad nos plantea, pero ¿hacia dónde esto nos conducirá?

A principios de los años 90, llevé a cabo otro estudio sobre el impacto del Programa radial “Aprendamos matemática por radio” que transmitía la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, a través de Radio Educativa, a un grupo de centros educativos en las regionales de Santo Domingo (Regionales 10 y 15). Durante todo un año se hicieron observaciones de aula que proporcionaron valiosas informaciones cualitativas que permitieron, posteriormente, explicar las diferencias altamente significativas entre una muestra de escuelas que participaron en el programa en contraste con otro grupo de escuelas equivalentes, pero que no habían participado en el mismo. La enseñanza de la matemática a través de ese programa resultó altamente efectiva. Al año siguiente, “extrañamente”, no se siguió trasmitiendo dicho Programa.

Los estudios del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación e Investigación de la Calidad de la Educación (LLECE), Primero, Segundo y Tercer estudio regional comparativo en tercero y sexto de primaria, mostraron que una de las variables que mejor explicaba los resultados de nuestros estudiantes era la percepción positiva que estos tenían del aula y la escuela, así como el número de horas efectivos en que los y las estudiantes son expuestos en el aula. Es decir, a mayor número de horas de trabajo en el aula en un ambiente positivo, mayores logros de aprendizaje alcanzados. Del segundo de estos estudios, incluso, se desarrollaron propuestas interesantes como “aportes para la enseñanza de la lectura, la matemática y las ciencias naturales”. No tuve evidencia de que los mismos fueran utilizados para el desarrollo de la capacitación docente.

Los estudios internacionales PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) y ICCS (Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadanía) muestran que nuestros estudiantes de 15 a 16.4 años, en el primero, y los del antiguo 8º de primaria en segundo caso, no logran alcanzar niveles significativos de aprendizaje en las áreas evaluadas. De igual manera sale a flote el incumplimiento del horario y el calendario escolar, entre otros factores.

Las tres evaluaciones diagnósticas llevadas a cabo por la Dirección de Evaluación y Control del Ministerio de Educación en 3º (2017) y 6º (2018) de primaria, y 3º (2019) de secundaria, han puesto de relieve el bajo porcentaje de estudiantes que alcanza el nivel satisfactorio en las áreas evaluadas. ¿Qué han significado estas recientes evaluaciones?

La evidencia aportada por el estudio sobre el dominio de la matemática que debe enseñar el maestro en el primer ciclo de básica (1º a 4º), realizado en el IDEICE (Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa) en el año 2014, puso de relieve que el 63.3% de los docentes que participaron en el mismo, obtuvo calificaciones por debajo de 65 puntos, que es el “puntaje de corte” para que un estudiante de primaria pueda “pasar la asignatura o de curso”, y que sólo una maestra dio muestra de dominio del contenido de dicha prueba. ¿Es posible esperar que los estudiantes alcancen mayores logros de aprendizajes que los de sus propios maestros? ¿Cuáles orientaciones se tomaron al respecto?

La evaluación del desempeño docente realizada por el IDEICE con la asesoría técnica de la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura), mostró que el porcentaje de maestros de aula con resultados por encima de 90 puntos (categoría “destacado”) fue solo el 2.90%; categoría “competente”, 23.90% y el resto, el 73.20%, estuvo en las categorías “básico” e “insuficiente”. Cada docente de aula, como también cada Centro Educativo, pudo contar con un informe personalizado colgado en la web, donde se plasmaban las evidencias por indicadores de calidad. Tengo dudas de que dichos resultados generarán acciones importantes al respecto.

Los resultados en las Pruebas Nacionales, suspendidas desde el año pasado “por razones de la pandemia”, han mostrado año tras año, los bajos logros alcanzados por los estudiantes tanto en el nivel primario como secundario. Esa es una historia de muy larga data.

Todas esas informaciones reposan en informes técnicos, presentaciones, boletines que, de haber sido consideradas con detenimiento, es probable que los procesos de gestión escolar presentaran resultados distintos y nuestros estudiantes mostraran mejores logros de aprendizaje.

Por supuesto, el momento que vivimos generado por la pandemia por el coronavirus es algo excepcional, no esperado y al principio, incomprendido por todos. En ese entorno aún incierto, se hace más perentoria la necesidad de un liderazgo visionario al mismo tiempo que practicante, como bien señalaba Jaime Grinber (1999)[2]. Visionario por el ejercicio de una capacidad de visualización del futuro en medio de incertidumbres, pero practicante en el sentido de ejecutar las acciones necesarias que hagan posible la visión.

Resultan interesantes las cinco características que Grinber expone para el desarrollo de un liderazgo educativo efectivo:

  1. Ser un intelectual de visión crítica, con las habilidades y conocimientos necesarios para crear y facilitar espacios para la participación y el cambio.
  2. Contar con una serie de actitudes como base para el cambio y la transformación desde el aula y la escuela.
  3. Ser un indagador, cuestionador y problematizador de los diferentes actores educativos, respecto a las condiciones en que viven, al mismo tiempo que un buscador y formulador permanente de acciones alternativas, que procuren “desarrollar comunidades de aprendizaje”, donde se pueda experienciar la participación, la equidad, la diversidad y la justicia social.
  4. Un articulador, conceptualizador, creador y promotor de espacios y posibilidades para el cambio crítico y efectivo y, por último,
  5. Impulsor del trabajo en equipo y facilitador de las iniciativas de los diferentes actores educativos.

Estas cinco características planteadas por Grinber, deberán promover en los actores educativos la conciencia y la actitud, la necesidad y motivación hacia el cambio. Si no somos capaces de asumir ese liderazgo que traspase la frontera de lo particular, es muy poco lo que al final podamos conseguir.

La educación es un bien público y, como tal, no solo debe ser garantizado como derecho para todos, bajo la responsabilidad esencial del Estado y preservando los intereses colectivos de la sociedad, sino que, además debe sustentarse en la evidencia científica, dejando de lado las ideas personales, que por muy buenas que estas sean, no nos proporcionarán respuestas distintas a las que ya sabemos. Y es que esa es la función de la investigación científica, proporcionar respuestas distintas a las que son nuestras expectativas personales.

En ese sentido resulta interesante lo señalado por Rita Locatelli[3], a propósito de las diversas facetas de este principio de la educación como bien público:

Como planteamiento/visión: reafirmar una visión humanista de la educación en contraste con un enfoque más utilitario.

Como enfoque político: preservar el interés público y el desarrollo social/colectivo en contraste con una perspectiva individualista.

Como principio de gobernanza: reafirmar el papel del Estado como garante/custodio/encargado principal de la educación a la luz de la mayor participación de agentes no estatales a todas las escalas de la actividad educativa.

Debemos dejar de seguir trillando el camino de las buenas intenciones. Definitivamente eso no ha bastado y, mucho menos, ha sido sufiente.

[1] Revista de Gestión Educativa. Número 1, año 2014. Ministerio de Educación de la República Dominicana. Santo Domingo.

[2] Grinber, J. Liderazgo educativo, desafíos y posibilidades para el futuro de la educación. El papel del docente líder. En Liderazgo educativo DESAFIOS Y POSIBILIDADES PARA EL FUTURO DE LA EDUCACION. EL PAPEL DEL DOCENTE LIDER * por Jaime Grinberg – PDF Descargar libre (docplayer.es)

[3] Locatelli, R. (2018). La educación como bien público y común. Reformular la gobernanza de la educación en un contexto cambiante. En La educación como bien público y común. Reformular la gobernanza de la educación en un contexto cambiante (scielo.org.mx)

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-gestion-educativa-fundamentada-en-evidencia-cientifica-9005861.html

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