La iniciativa de Asos para ayudar a las niñas de Kenia con su menstruación

África/Kenia/30 Agosto 2018/Fuente: La Vanguardia

Una joven pierde una media de 18 semanas de estudio al año a causa del periodo menstrual

A principios de este año, Asos anunció que destinaría grandes esfuerzos para convertirse en una marca mucho más sostenible y socialmente comprometida. Un aspecto que preocupa cada vez más al consumidor, cada vez más concienciado de la importancia de cuidar el planeta y a sus personas.

El continente africano ha servido en innumerables ocasiones como fuente de inspiración, pero rara vez ha recibido una compensación o una muestra de afecto de vuelta. A menudo las colecciones que sacan las marcas no son más que prendas estigmatizadas plagadas de clichés tribales y de estereotipos banales. Además de los diseñadores y artesanos locales africanos, que rara vez tienen un lugar en los calendarios de las fashion weeks.

Una vez sacado el problema a la luz, muchas marcas se han quejado que esta oleada de denuncias por supuestas “apropiaciones culturales” no hacen otra cosa que bloquear la creatividad e inspiración de los diseñadores. Pero, por fortuna, no todas las firmas opinan igual. Aquí es donde entra Asos con su proyecto junto a SOKO Community Trust, en Kenia, llamado “The Kujuwa Initiative”.

Asos x Made in Kenya.

Asos x Made in Kenya. (Asos)

Esta iniciativa tiene que ver con cómo afecta la menstruación a las niñas de Kenia. Las cifras del Ministerio de Educación de Kenia revelan que una joven en la escuela primaria pierde 18 semanas del total de 108 semanas de estudio en el año por tener la menstruación.

¿Las razones? Los estudios estiman que un 61% de las jóvenes faltan a la escuela debido a la ausencia de instalaciones para la higiene relacionada con la menstruación. El gran coste de los productos sanitarios y compresas provocan que las niñas se queden en casa para evitar que la ropa se les manche con sangre en público.

Un 61% de las jóvenes faltan a la escuela debido a la ausencia de instalaciones para la higiene relacionada con la menstruación

Es por ello que parte de la misión de la iniciativa de Asos consiste en apoyar a las mujeres jóvenes proporcionándoles kits menstruales. Estos contienen dos pares de braguitas de algodón, dos toallas higiénicas reutilizables hechas de restos de tela, forros extraíbles, que pueden llegar a durar hasta tres años, una pastilla de jabón y una bolsa de lavado impermeable.

Asos x Made in Kenya.

Asos x Made in Kenya. (Asos)

Facilitar compresas a las jóvenes que puedan lavar y reutilizar tendrá un gran impacto en su educación, explica Asos en un comunicado. Un total de 900 niñas de seis escuelas del país recibirán estos kits, que a su vez les permitirá ir a la escuela de forma más regular y evitar perder clases durante sus periodos.

Esta iniciativa, creada con el único propósito de apoyar a las mujeres jóvenes de la región de Kasigua, en Kenia, ha surgido a raíz del lanzamiento de la colección Asos x Made in Kenya, diseñada junto a la presentadora de radio y DJ de Beats 1, Julie Adenuga. La ropa fue diseñada por el equipo de Asos en Londres y fabricada en Rukinga, Kenia. Además, es la primera colección unisex del minorista.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/de-moda/feminismo/20180828/451521635306/asos-made-in-kenya-menstruacion.html

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UNICEF: 5 formas de ayudar a eliminar la violencia contra las niñas

UNICEF/Por PattyAlleman, ShreyasiJha/Fuente: https://blogs.unicef.org

Información de la Foto de Portada:

Gertrude (nombre ficticio), de 15 años, está de pie contra una pared en la aldea de Ndenga, República Centroafricana. «Me perdí dos años de escuela porque los rebeldes atacaron nuestro pueblo y huimos al monte», dice ella. «Ahora estoy de vuelta a la escuela y feliz, pero la vida sigue siendo muy difícil porque somos ocho niños, con mi padre muerto y mi madre discapacitada. Lo que sueño en el futuro es poder hacer algún intercambio, tal vez tener una pequeña tienda para poder mantener a mi familia».

¿En qué piensas cuando escuchas “violencia contra las niñas”?

Posiblemente, en el secuestro más reciente de las niñas de una escuela de Nigeria a manos de militantes de Boko Haram y en la probabilidad de que las obliguen a casarse con sus captores, como ya les ocurrió a las víctimas anteriores.

O quizá pienses en los 120 millones de niñas de todos los rincones del mundo que han sido víctimas de violencia sexual.

O, tal vez, en el acoso y los silbidos a los que se enfrenta una niña como tú o tu hermana cuando va a la escuela.

De camino a la escuela, en clase, en casa, en campamentos de refugiados y en parques, las niñas son víctimas de acoso y violencia. En todo el mundo, más de ocho de cada 10 niñas sufren acoso en la calle antes de cumplir 17 años. En los Estados Unidos, más de una de cada 10 niñas ya ha sido objeto de provocaciones sexuales cuando cumple 11 años. Las niñas con discapacidad mental están expuestas a un riesgo mayor: en Australia, hasta un 68% han sido víctimas de agresiones sexuales.

A young girl looks out a curtained window
UNICEF/UNI195858/ImperatoMagu mira por una ventana de su casa ubicada en un pueblo de 5.000 habitantes en el norte de España, donde vive con su madre y su hermano menor. Magu sufrió abusos sexuales y físicos por parte de su padre y después de sufrir en silencio durante mucho tiempo, finalmente logró hablar sobre el abuso hace dos años cuando su maestra notó que algo andaba mal. Desde entonces, ha recibido el apoyo de su escuela y de un psicólogo.

Por otra parte, están los 750 millones de mujeres y niñas de todo el mundo que se casaron siendo niñas. Cuanto más joven se casa una niña, más posibilidades tiene de quedar aislada socialmente o en una posición de dependencia. Como resultado, se vuelven enormemente vulnerables a la violencia física y sexual en su propio hogar.

Solo presenciar la violencia en el hogar puede resultar demoledor. Uno de cada cuatro niños menores de cinco años vive con una madre víctima de la violencia perpetrada por su pareja sentimental. Esas niñas y esos niños tienen más posibilidades de continuar el ciclo de violencia cuando se hacen adultos, ya sea como víctimas o como abusadores.

Las consecuencias del acoso y la violencia son graves y dejan marcas duraderas. Las niñas se mantienen alejadas de los ámbitos de estudio en los que predominan los hombres o, directamente, abandonan la escuela porque se sienten inseguras. Aprenden a ser invisibles y a permanecer en silencio y, con ello, se perpetúan las impactantes estadísticas de desigualdad de género.

A group of girls crowd around a globe, pointing at its surface.
UNICEF/UN0141031/LeMoyneUn grupo de niñas de un centro de aprendizaje temporal en el campo de refugiados en Uchiprang, cerca de Cox’s Bazar, Bangladesh, estudian con un globo inflable que hace parte de los materiales educativos de “escuela en una caja” que distribuye UNICEF.

En el Día Internacional de la Mujer, daremos voz a las niñas, las mujeres, los niños y los hombres que han decidido decir ¡ya basta! Sus voces resuenan desde lugares próximos y remotos, en los que reina la paz o donde existen conflictos. Estas son cinco formas de participar en un movimiento para construir un mundo en el que todas las niñas y las mujeres puedan vivir libres del miedo y la violencia:

  • No cometas abusos. La violencia contra las niñas y las mujeres incluye los abusos, el acoso y las agresiones físicas y sexuales. Sucede en casa y en lugares públicos. Asegúrate de formar parte de la solución, no del problema.
  • Habla con una niña de tu familia o tu comunidad acerca del abuso sexual. Dile que nunca debe aceptar el contacto no deseado y que, si alguien la hace sentir incómoda, es bueno denunciarlo. Dale a conocer redes sociales digitales como U-Report, que le permitirá expresarse y formar parte de una comunidad mundial de casi cinco millones de personas.
  • Ayuda a activistas jóvenes que se estén movilizando para eliminar la violencia contra las niñas compartiendo sus historias con tus amigos, tu familia o en redes más amplias. Celebra sus logros y ayuda a cambiar la conversación. Hazle saber a la gente que esta generación de niñas y niños representa el fin del ciclo de violencia.
  • Participa en iniciativas como Time’s Up. Exige que los perpetradores asuman la responsabilidad por sus abusos y garantiza que las niñas puedan vivir y trabajar seguras cuando sean mayores.
  • Denuncia un caso cuando lo veas y apoya a las supervivientes de violencia y acoso sexual. Los abusos se siguen produciendo cuando la gente los mantiene en silencio. Todos debemos dejar claro el mensaje de que no se tolerará más violencia contra las mujeres y las niñas.

 

Patty Alleman y Shreyasi Jha son Asesoras Senior de Género de UNICEF.

Fuente del Documento:

5 formas de ayudar a eliminar la violencia contra las niñas

 

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Primer ministro de Canadá dará a Malala Yousafzai ciudadanía honoraria

Canadá/04 de abril de 2017/ Fuente: Terra

El primer ministro canadiense Justin Trudeau otorgará el próximo 12 de abril a la Premio Nobel paquistaní Malala Yousafzai la ciudadanía honoraria de Canadá, en la sede del Parlamento Federal, informaron fuentes oficiales.

La oficina del primer ministro anunció que el próximo 12 de abril, Trudeau recibirá a Malala, que a los 15 años fue blanco de un atentado del régimen islamista del Talibán por hablar a favor del derecho de las niñas a estudiar e ir a la escuela.

La joven es una defensora internacional del derecho de las niñas a la educación, por lo que en 2014 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz y se convirtió en la persona más joven en recibir la distinción.

«La valiente respuesta de Malala Yousafzai a quienes amenazaron su vida y su defensa de la educación de las niñas ha inspirado a muchos millones de personas en todo el mundo», dijo el primer ministro, por lo que consideró que su historia es un ejemplo de determinación y dignidad.

Malala recibirá la condecoración en la sede del Parlamento Federal y será la mujer más joven en hablar en el recinto legislativo. En el pasado han recibido la ciudadanía honoraria personalidades como Raoul Wallenberg, el expresidente sudafricano Nelson Mandela, el Dalai Lama, la activista birmana Aung San Suu Kyi y Aga Khan.

«Me siento honrada por la invitación del Parlamento y por visitar esta gran nación de héroes», expresó Malala, tras agregar que Canadá lidera la acción mundial en respuesta a la crisis de refugiados.

Fuente de la Noticia:

https://noticias.terra.com/mundo/primer-ministro-de-canada-dara-a-malala-yousafzai-ciudadania-honoraria,fdfc2d93fc1845aba1f0544863521296ih5a3h1n.html

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Rostro del futuro: sueño, realidad y desafíos

Carlos Ayala Ramírez

«10: nuestro futuro depende de las niñas que cumplen esta edad decisiva” es el título del informe sobre el estado de la población mundial 2016, publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Según el documento, a los 10 años las niñas se aproximan a la pubertad, edad en que muchas personas empiezan a verlas como activos para el trabajo, la procreación o las relaciones sexuales. En consecuencia, si sus derechos no se protegen adecuadamente —a través de leyes, servicios e inversiones oportunas—, pierden para siempre la oportunidad de desarrollarse en la adolescencia y llegar a la madurez. La situación puede ser especialmente desalentadora para las que viven en un país o una comunidad pobre, o en una zona rural. Se estima que hoy en día más de 60 millones de niñas de 10 años están a punto de emprender su viaje por la adolescencia hacia la edad adulta. La preocupación principal está en saber si estarán sanas cuando la alcancen, si habrán participado en una educación de calidad, sí tendrán poder para tomar sus propias decisiones y trazar su futuro. Para que ello suceda, según la ONU, es inevitable invertir en el potencial de todos los niños y niñas de 10 años, considerándolos no solo como la infancia de hoy, sino también como las personas adultas del futuro, como los padres y madres de la próxima generación. De ahí la necesidad de construir alternativas viables de esperanza.

En esta línea de sueños deseables y posibles, en el informe se habla de imaginar un mundo nuevo para las niñas de 10 años. Un mundo que las valora, nutre y protege de verdad. Donde su horizonte se expande y diversifica. Donde los pueblos acuerdan que deben respetarse plenamente sus derechos humanos, y esto queda plasmado en las leyes y prácticas jurídicas, así como en las normas sociales. Donde nadie piensa que una niña está lista para contraer matrimonio o tener hijos hasta que cumple, como mínimo, 18 años. Donde nadie espera que deje la escuela para ocuparse de las tareas del hogar o trabajar a cambio de un salario. Un mundo donde una niña de 10 años tiene la comida suficiente, en cantidad y calidad, para satisfacer las necesidades nutritivas de su cuerpo en desarrollo. No padece malnutrición ni obesidad. Tiene a su disposición servicios de salud cercanos y cuidadores capacitados que la escuchan atentamente, respetan su necesidad especial de privacidad y permanecen atentos a sus posibles vulnerabilidades. Mientras se encuentra bajo el ala protectora de su familia, tiene las mismas oportunidades que los niños de explorar el mundo que la rodea, hacer amistades y participar en las interacciones sociales. Los miembros de su familia y su comunidad la animan a que expresen su opinión y le ofrecen orientación, pero también respetan sus decisiones. Esta niña disfruta de acceso equitativo al mundo digital y la oportunidad de aprender de manera segura, libre de peligros. Este es el sueño.

Desde luego que esta visión de futuro esperanzador está acompañada de propuestas específicas que pretenden incidir en la transformación de la realidad en la que actualmente viven millones de niñas en el mundo. De acuerdo a datos del Fondo de Población, las niñas y niños de 10 años (125 millones) son parte de la población de jóvenes más numerosa de la historia de la humanidad. La mayor parte de ellos viven en las regiones más pobres o menos desarrolladas del planeta. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por 193 países de las Naciones Unidas en 2015, obliga explícitamente a no dejar a nadie atrás en el curso del desarrollo de cada nación. Es una exigencia al mundo de que ninguna niña de 10 años permanezca al margen, abandonada a la pobreza, la enfermedad o la ignorancia. A través de la inversión en salud y educación, y el empoderamiento de las niñas se sientan las bases para el desarrollo humano de este sector.

A partir de la centralidad humana y estratégica dada a las niñas de 10 años, se plantea un conjunto de desafíos para los Estados miembros y sus respectivas sociedades. Se habla de estipular la igualdad jurídica de las niñas. De prohibir todas las prácticas nocivas contra ellas y de establecer en 18 años la edad mínima para contraer matrimonio. De facilitar una educación segura de gran calidad que defienda plenamente la igualdad entre los géneros en el plan de estudios, las normas docentes y las actividades extracurriculares. De promover una atención sanitaria universal y establecer revisiones de la salud física y mental de las niñas. De ofrecer una educación sexual integral universal al inicio de la pubertad y lograr que niñas, niños y las personas a su alrededor participen en el cuestionamiento y el cambio de las normas de género discriminatorias.

Finalmente, el documento destaca que hacer realidad el sueño del mundo nuevo para las niñas de 10 años depende de las decisiones de un gran número de personas diferentes: desde los padres hasta los encargados de la formulación de políticas, pasando por los docentes, profesionales de la salud, economistas, emprendedores, periodistas y líderes comunitarios. Todos debemos participar en la consecución de este rostro del futuro.

Fuente del articulo: http://www.alainet.org/es/articulo/181227

Fuente de la imagen:http://www.alainet.org/sites/default/files/styles/articulo-ampliada/public/ninez-mujeres.jpg?itok=h1sXr7X0

 

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Estados Unidos: CIDH llama la atención sobre constantes desafíos que las niñas y las adolescentes enfrentan en la región

América del Norte/Estados Unidos/Octubre de 2016/Fuente: CIDH

En el Día Internacional de la Niña la CIDH recuerda que existen múltiples problemáticas en la región que dificultan a diario el ejercicio pleno de los derechos para las niñas y las adolescentes. La magnitud y las consecuencias de estas problemáticas en muchos casos siguen siendo poco analizadas y conocidas, insuficientemente atendidas, e incluso aceptadas como normales por la sociedad. La CIDH hace un llamado a los países de la región a que presten mayor atención a los diversos retos que enfrentan las niñas y las adolescentes. Para ello exhorta a los Estados a que fortalezcan la perspectiva de género en el funcionamiento de los Sistemas Nacionales de Proteccion de la Niñez y a que consulten directamente y de forma periódica a las niñas y a las adolescentes sobre su realidad y sus propuestas para mejorar sus circunstancias, empoderándolas y haciéndolas partícipes del diseño de políticas públicas para garantizar sus derechos.

El contexto en el cual crecen las niñas y las adolescentes en nuestra región está profundamente marcado por la violencia y la discriminación contra ellas. Un alarmante número de niñas y adolescentes son víctimas de abusos, acoso, violencia física, psicológica y sexual, explotación y negligencia, en muchos casos por parte de personas cercanas a ellas como familiares, vecinos, conocidos, profesores y compañeros. La violencia contra ellas y las dificultades en el ejercicio de sus derechos están íntimamente vinculadas con las condiciones de discriminación estructural hacia las mujeres y por los estereotipos de género presentes en todos los países del hemisferio.

La violencia sexual es una de las formas de violencia más graves debido a que atenta contra la dignidad de las niñas y las adolescentes e impacta de forma severa en su vida, integridad física, psicológica y en su desarrollo personal. Esta forma de violencia tiene efectos en la salud reproductiva y frecuentemente resulta en embarazos no deseados y de alto riesgo, en abortos ilegales e inseguros e incrementa el riesgo de enfermedades de transmisión sexual. Los niveles de prevalencia de la violencia sexual en la región son abrumadores, con países con algunas de las cifras más elevadas a nivel mundial, siendo las principales víctimas las niñas y las adolescentes, quienes representan un promedio de entre el 70% y el 80% de todos los casos de violencia sexual que son denunciados. Las cifras sin embargo no reflejan la magnitud de la problemática dado que existe un importante subregistro de los casos de violencia sexual contra las niñas y las adolescentes debido a la falta de denuncia a causa del estigma asociado con esta forma de violencia, por desconocimiento, por temores o engaños, por ser usualmente el agresor un familiar o una persona cercana o con una relación de superioridad con la víctima, o debido a presiones de los familiares. Existen además barreras estructurales para el acceso a la justicia para las niñas debido, entre otros motivos, a la carencia de servicios de asesoría legal gratuita para el tratamiento de sus casos, por el hecho que en algunos países se establecen limitaciones a quien puede interponer la denuncia, y por los plazos de prescripción de este tipo de delitos. Para la CIDH es motivo de profunda preocupación el reducido número de casos que son efectivamente investigados, enjuiciados y sentenciados, lo cual contribuye a que la violencia contra las niñas siga proliferando. Algunas legislaciones no han regulado correctamente algunos de los tipos penales, como por ejemplo el delito de trata con fines de explotación sexual, ni los protocolos de investigación de dichos delitos. Es fundamental además adaptar los procedimientos para no re-victimizar a las niñas y las adolescentes, así como facilitar el acceso a servicios integrales de apoyo que incluyan asesoría legal y la atención médica necesaria y adaptada. En lo tocante al acceso a los servicios médicos para las niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, la CIDH ha recibido información preocupante sobre la ausencia de protocolos adecuados para la interrupción legal de los embarazos resultado de violencia sexual en niñas, lo cual lleva a que se  desarrollen embarazos indeseados y de alto riesgo para la vida, especialmente cuando se trata de niñas de corta edad.

En el marco de las estrategias para enfrentar la violencia y la discriminación es fundamental empoderar a las niñas y a las adolescentes en el conocimiento y el ejercicio de sus derechos. Entre las medidas debe considerarse el acceso a una educación sexual de calidad adaptada a la edad, y a servicios de salud sexual y reproductiva accesibles para las adolescentes. Un alto número de adolescentes no cuentan con el acceso a la información y a los servicios en materia de salud sexual y reproductiva, de manera oportuna, adecuada, accesible y sostenible para que puedan evitar el embarazo precoz o no deseado, prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual, y ejercer su derecho a decidir si desean entrar en una relación de pareja y con quien. La iniciación temprana a la actividad sexual de las adolescentes sin una adecuada información sobre su salud sexual y reproductiva resulta en muchos casos en embarazos no deseados, con riesgos para la salud, o en abortos ilegales e inseguros. En los casos de embarazos, frecuentemente las presiones familiares y sociales empujan a las adolescentes a matrimonios o a uniones precoces con impactos en sus oportunidades de desarrollo personal, educativo, profesional, y de tomar decisiones importantes sobre sus vidas, lo cual las hace más vulnerables. Las niñas y las adolescentes embarazadas son todavía discriminadas en centros educativos y no se les permite asistir a clases durante su embarazo.

En la región, las niñas y las adolescentes provenientes de familias de muy escasos recursos económicos o de grupos tradicionalmente excluidos y discriminados todavía enfrentan dificultades en la vigencia de su derecho a la educación, acceden solo a los niveles educativos básicos o bien abandonan los estudios porque deben colaborar con las tareas en el hogar, en el cuidado de familiares o en la obtención de recursos económicos para la familia. Los problemas de acceso y permanencia en el sistema educativo en los diversos niveles perpetúan la situación de vulnerabilidad en el ejercicio de los derechos de las niñas, de las adolescentes y de las mujeres en la región, así como su dependencia de otros. El nivel educativo tiene una influencia determinante en las oportunidades de acceso a un empleo formal en el futuro, y por tanto al acceso de recursos económicos para llevar una vida digna, autónoma, y permitir el ejercicio de otros derechos.

Las niñas y las adolescentes son también víctimas de explotación laboral e inclusive de formas modernas de esclavitud. En la región, uno de los fenómenos preocupantes y que tiene todavía implantación y aceptación social es el trabajo doméstico de niñas y adolescentes. De acuerdo con la información recibida por la CIDH, existe un alto número de niñas realizando trabajo infantil para contribuir a la economía familiar, en particular como empleadas domésticas, lo cual les dificulta el ejercicio de una serie de derechos, entre ellos su derecho a la educación, a pesar que muchas familias envían a sus hijas como empleadas domésticas a las ciudades en la creencia que tendrán un mejor acceso a la educación. Esta condición también las expone a malos tratos, abusos, violencia, negligencia y explotación, facilitado todo ello por la vulnerabilidad producida por la distancia y la falta de contacto habitual con su familia y el limitado contacto con personas de confianza de la niña. Un porcentaje alto de víctimas de trata tienen como antecedente el trabajo doméstico desde temprana edad.

Las niñas y las adolescentes con discapacidad, o de grupos indígenas, afrodescendientes, migrantes, así como de grupos tradicionalmente excluidos y discriminados, enfrentan mayor discriminación y obstáculos para acceder al ejercicio de sus derechos, tales como la educación, la salud, la cultura, y la participación social, y suelen ser más vulnerables a ser víctimas de diversas formas de violencia y de explotación, sexual y laboral. Los motivos radican en pertenecer a grupos tradicionalmente excluidos y discriminados, respecto a los cuales el Estado no ha tomado medidas adecuadas para garantizar un efectivo goce y ejercicio de sus derechos en igualdad de condiciones y oportunidades.

La CIDH urge a los Estados a que pongan en marcha las medidas de todo tipo que sean necesarias para romper el círculo de tolerancia e impunidad hacia la violencia y discriminación contra las niñas y las adolescentes, que tome en consideración su empoderamiento, y refuerce los servicios locales de protección de la niñez que puedan identificar tempranamente los riesgos y las violaciones, y responder adecuadamente.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan a sus países de origen o residencia.

Fuente: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2016/147.asp

Imagen: http://www.oas.org/es/cidh/actividades/visitas.asp

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El discurso del “trabajo sexual” es el triunfo del patriarcado más neoliberal

Por: Raquel Rosario Sánchez

Las niñas invulnerables del “trabajo sexual”

Imaginemos una niña. Puede tener 8 años como puede tener 17. La niña vive en pobreza extrema. Es probable que su padre y su madre hayan fallecido en medio de un conflicto de guerra. Por lo tanto, la niña tiene que valerse por sí misma para encontrar el pan de cada día. Muchos días solo puede cenar y dice que el hambre le da dolor de cabeza, lo que le dificulta concentrarse en la escuela. La niña no está sola; hay muchas más como ella. Aparte de las adversidades descritas anteriormente las niñas comparten algo más… Primero, un ferviente deseo de ir a la escuela y superarse a través de su educación. Segundo, que diariamente los hombres (quizás uno 1, quizás 4) en su pueblo le pagan menos de un dólar para que se acuesten con ellos.

¡Ah! …y tercero: que según Al Jazeera English esto no es ni explotación sexual comercial de menores, ni prostitución “forzada” ni su genérico “prostitución” sin más ni más. No, según Al Jazeera English estas niñas son trabajadoras sexuales. Trabajadoras sexuales en quienes recae el famoso “poder de agencia”, de decidir sus opresiones. ¿Vomitaron ya o necesitan más contexto?

El día 28 de septiembre, Al Jazeera English público un fotoreportaje titulado “Educando a las niñas de Sudán del Sur”, escrito por la documentalista y fotógrafa Sara Hylton. El proyecto fotográfico fue elaborado en colaboración con la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios. Es una serie de fotografías que reflejan las vidas de las niñas y adolescentes del estado de Unidad en Sudán del Sur. Conflictos sectarios dentro de su pueblo, caminar horas para poder ir y venir de la escuela más cercana, matrimonios forzados… y pobreza; la pobreza extrema implacable son alguno de los desafíos con los que viven las niñas.

“Las niñas de Sudan del Sur son doblemente vulnerables, muchas son obligadas a contraer matrimonios forzados, sufren abusos sexuales y explotación. Es tres veces más probable que una niña adolescente del Sur de Sudán muera dando a luz, a que complete su educación primaria,” escribe Hylton. Pero a pesar de todo, son niñas fuertes con sueños y deseos inquebrantables de superación “que pelean por sus futuros en uno de los países más volátiles del mundo.”

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Es una historia inspiradora y llena de esperanza. Una de las niñas comenta que en su casa nadie la puede ayudar con su tarea porque nadie en su familia ha ido a la escuela pero que, aún así, ella sueña con convertirse en Ministra de Educación en su país. La valentía y determinación de las niñas y adolescentes me hicieron llorar… Por lo que me quedé helada cuando leí la siguiente descripción en una de las fotografías. “Jessica, de 14 años tiene desorden de personalidad múltiple. Vive en una casa de acogida junto con otras 50 niñas vulnerables donde recibe cuidados y educación… Según la fundadora de la casa de acogida, el trabajo sexual está normalizado entre las niñas, que ganan menos de un dólar por “cliente”. La meta de la fundadora es enseñarles a las niñas que “su cuerpo es lo que se queda” y enseñarle maneras alternativas de generar dinero.”

¿Qué? ¿Cómo saltamos de la pobreza extrema y el deseo de las niñas a empoderarse a través de la educación a que las niñas son trabajadoras sexuales con “clientes”? Me llevó un segundo entender el salto gigantesco que expresaban estas palabras en el contexto del artículo. Cuando pude analizarlo me di cuenta de que lo que tenía ante mí era una prueba de cómo la retórica del trabajo sexual es incompatible con las realidades materiales que expresan las niñas. El discurso del “trabajo sexual” no admite ni víctimas ni vulnerabilidades ni opresiones estructurales. Toda mujer y niña se convierte en un ser que encuentra poder “para decidir” acceder, curiosamente, a todo lo que el patriarcado de por sí quiere. No hay situación lo suficientemente precaria, no hay niña lo suficientemente vulnerable para ser interpretada como una “trabajadora sexual”.

No son argumentos aislados. Consciente o inconscientemente, Hylton se unía a una línea de pensamiento que insidiosamente se ha adentrado en el feminismo y el lenguaje coloquial. Mucha gente, tanto conservadora como progresista, piensan que utilizar el término “trabajo sexual” le pone un poco de dignidad y respeto al asunto. Funciona como un manto para higienizar la industria y así no tener que pensar en las realidades materiales de que hombres adultos (que curiosamente son los grandes ausentes del fotorreportaje de Al Jazeera) le están pagando menos de un dólar a niñas pobres (¿50 centavos, 75 centavos? ¿menos aún?), muchas huérfanas, para penetrarlas.

La universalización del discurso del “trabajo sexual” para hablar de prostitución es el triunfo del patriarcado más neoliberal

La universalización del discurso del “trabajo sexual” para hablar de prostitución es el triunfo del patriarcado más neoliberal. A los conservadores no les digo mucho porque nunca se han preocupado demasiado por los derechos de mujeres y niñas, pero sí quisiera recordarles a los y las progresistas que en la concepción (capitalista) del trabajo hay derechos laborales, pero también deberes. Si las niñas y adolescentes son trabajadoras sexuales, ¿puede uno de esos hombres reclamar que no le hicieron la felación como ellos querían o que no se sienten conforme con cualquier otro de los actos sexuales por los que pagaron? ¿Y pueden entonces demandar o que le devuelvan su dinero o que lo hagan otra vez? Preguntas que demuestran la trampa absurda en la que caen todos quienes asumen el discurso sin pensarlo bien.

¿Por qué tanta insistencia en que lo cubramos todo bajo el manto del “trabajo sexual”? ¿Por qué tanta insistencia en llamar “trabajadoras sexuales” a niñas que viven en la mayor de las precariedades? ¿Por qué negarnos a decir las palabras duras: explotación sexual, víctimas, sobrevivientes, violación?

Como nos explica Kajsa Ekis Ekman en su trabajo referencial ‘Being and Being Bought’ (Ser y Ser Comprada), el discurso del trabajo sexual se construye como una antítesis de la opresión de las mujeres bajo un sistema patriarcal. La trabajadora sexual es una mujer activa que encuentra empoderamiento personal dentro de un sistema opresor, dice el discurso. La trabajadora sexual comprende que nada puede cambiar el comportamiento de los hombres ni la sociedad que cosifica la sexualidad de la mujer, entonces, en vez de resistir o protestarlo, la trabajadora sexual es presentada como una sabia emprendedora que utiliza “su poder sobre los hombres” para aventajarlos en su propio juego. Bajo esta concepción, “la trabajadora sexual es interpretada como la mejor feminista”, explica Ekis Ekman. Es por eso que cuando alguien intenta hablar de los daños que causa la prostitución, la respuesta siempre es “las trabajadoras sexuales son fuertes y sujetos activos” a quienes el lenguaje de opresión y agravios minimiza. Entonces en el discurso del trabajo sexual no hay espacios para ningún tipo de víctima ni victimización.

Desmoronemos el argumento:

1.La literatura feminista que critica la prostitución como sistema opresor casi nunca habla de víctimas. Cuando me encuentro con la palabra “víctimas” en mis investigaciones sobre el tema, siempre es en el contexto de académicas en favor de prostitución que acusan a quienes están en contra de estigmatizar como “víctimas” a las mujeres en la prostitución. Estas acusaciones de las académicas que defienden el derecho de los hombres a acceso sexual e ilimitadamente al cuerpo de mujeres y niñas, nunca cita textualmente ningún ejemplo del crimen retórico que cometen quienes no apoyan la prostitución, pero siempre viene acompañado de acusaciones e improperios contra “las feministas moralistas que odian la libertad, son reprimidas, retrogradas y anti-sexo.” Poniendo de lado las connotaciones sexistas que tienen cada una de esas acusaciones, yo hago otra pregunta ¿y qué si el feminismo decidiera hablar de víctimas?

La palabra “víctima” no es una característica personal, en una descripción de una relación de poder. Si hay víctimas, se infiere que hay perpetradores. Si bajo está concepción de las relaciones de poder no podemos hablar de víctimas, entonces ¿dónde quedan los perpetradores? Si nos enfocamos sólo en resaltar lo fuertes y empoderadas que somos todas las mujeres todo el tiempo y no hablamos de las opresiones de las que somos víctimas bajo el patriarcado, entonces ¿en qué contexto hablaremos del daño que nos causa?

Ser víctima de una opresión habla mal del opresor. La víctima de x opresión puede ser una joven estudiosa, una tía cariñosa, una cocinera mediocre, una trabajadora medio vaga, una amiga ambivalente, entre otras cosas. ¿Por qué asumimos que ser víctimas de un sistema al que le encanta victimizarnos, cancela todas nuestras otras identidades? En vez de negar que el daño que nos causa el patriarcado es real y que el patriarcado es el genocidio más largo de la historia, tratando de esconder sus opresiones bajo lenguaje (y solo lenguaje) empoderador, deberíamos utilizar esa energía para decirle a los perpetradores “No, no. La víctima pude haber sido yo, ¡pero el abusador eres tú!”

2. Esa idea de que “el trabajo sexual” no es ninguna opresión contra las mujeres y niñas, sino El Gran Empoderador porque nos permite ejercer “nuestro poder” sobre los hombres, es en el fondo enteramente misógino. Una vez una amiga que baila en la barra para pagar su tratamiento de cáncer me racionalizó que el verdadero poder lo tenía ella porque a los hombres se les salía la baba cuando la veían bailar y por tanto ella tenía total control de ellos durante el tiempo que ella tenía su atención y excitación sexual.

Sí, ¿pero, cuando se les baja la erección? Cuando se les pasa, son los hombres quienes siguen teniendo el poder político, económico, cultural y estructural de toda nuestra sociedad. El dinero que nos pagan por bailarles viene de un sistema financiero que ellos controlan. Las políticas que controlan nuestro cuerpo (desde nuestros derechos reproductivos hasta el impuesto que pagarán los tampones que nos ponemos) son dominadas por hombres. Y tristemente, son los hombres quienes tienen el poder histórico de decidir que esta noche sea la pelirroja ucraniana no la morena salvadoreña quien le “trabaje” sexualmente.

Las políticas que controlan nuestro cuerpo (desde nuestros derechos reproductivos hasta el impuesto que pagarán los tampones que nos ponemos) son dominadas por hombres.

Argumentar que encontremos “poder” dentro de nuestro rol subordinado es la manera más sutil del patriarcado (como buen abusador al fin) de decirnos “Ay, ya no te quejes tanto. ¡Alégrate de que siquiera te presto atencion!”

“¿Por qué tanto miedo de llamar a alguien víctima?” pregunta Ekis Ekman. “¿Por qué es tan importante decir que gente prostituida no puede nunca, bajo ninguna circunstancia, ser víctima?”, porque, según explica, “convertir la palabra víctima en un tabú es un paso para legitimar divisiones de clase y las desigualdades de género”. Solo tras abolir el concepto de víctima, podemos crear a la persona invulnerable.

Solo tras abolir el concepto de víctima, podemos crear a la persona invulnerable.

Para llegar ahí necesitamos 2 pasos:

1. Nos creemos el cuento de que la palabra víctima no es una relación de poder sino una característica o identidad personal. Entonces nos creemos el cuento de que “víctima” significa pasividad, debilidad y apatía. Hacemos de la palabra víctima (y de cualquier persona a quien se le asocie) una caricatura patética. Nadie entonces querrá que se le llame víctima ni tildar ninguna otra opresión como victimizante. La caricatura que hemos construido es tan patéticamente inactiva que cualquier cosa, desde mirar al otro lado mientras te viola un prostituidor hasta fumarnos un cigarrillo después de un acoso, representa un acto de resistencia. Esto sabemos que son estrategias de supervivencia y que no cancelan ni las opresiones anteriores ni el daño que conllevan. Pero como ya hemos determinado que víctima=pasividad absoluta y sujeto activo=literalmente cualquier actividad, entonces asumimos que en realidad las víctimas no existen.

2. Como lógicamente nadie (excepto quizás las personas que se encuentran en un coma) es “tan pasivo” como la caricatura que hemos inventado de la víctima, decidimos que el concepto de víctima deber ser remplazado porque es una falacia. “¿Cómo puede ninguna de esas niñas ser víctimas de nada si ellas aceptan el dinero que les pagan los hombres? ¿Aceptar dinero es un acto que te convierte en sujeto activo, verdad?” Esos análisis me recuerdan mucho a los argumentos que hace la gente que no entiende ni un ápice de cómo funciona la violencia. El argumento va en la misma línea de aquel otro que asume que a menos que te estén poniendo una pistola en la nuca y te estén amenazando con tirar del gatillo EN ESE PRECISO MOMENTO, entonces nada es obligado y todo tu lo haces por voluntad. Una línea que ignora completamente que el abuso y la opresión es muchísimo más multifacética y más insidiosa que eso. Una línea de pensamiento que nunca se ha enterado que la violencia psicológica es invisible, la manipulación emocional también y que la pobreza es tanto material como estructural y conlleva un poder de coerción latente.

Como no hay víctimas que satisfagan la nueva caricatura de pasividad en que hemos convertido la palabra, no hay perpetradores. Y como la víctima es “revelada” como un sujeto activo que toma las riendas de su vida, no hay entonces porque estar hablando de opresiones ni de abusos ni hacer análisis sistemáticos de la violencia. Son unas piruetas retoricas e ideológicas complicadas pero que sirven finalmente para revelar a la persona invulnerable.

“La persona invulnerable es la versión neoliberal del mito antiguo del esclavo fuerte, la mujer pobre extremadamente trabajadora, la “supermujer” negra, la mujer colonizada que no siente los latigazos ni los golpes. La historia está llena de ejemplos de cómo las condiciones de vida son reinterpretadas como características personales.” Durante la esclavitud colonial en los Estados Unidos era común que se exaltara las cualidades “sobrehumanas” de las esclavas y los esclavos.

La supuesta fuerza y las cualidades supra humanas que se le asignan a la persona invulnerable son en el fondo una excusa para no tener que analizar las condiciones que la hacen necesitar dicha fuerza o aguantar tantas miserias. Es una táctica deshumanizadora.

La escritora Michele Wallace describe en su libro ‘Black Macho and the Myth of the Superwoman’ (El Macho Negro y el Mito de la Supermujer) cómo la mujer negra que tenía que sobrevivir dentro de varios sistemas opresores, fue convertida en una caricatura que la exaltaba, pero solo con el fin de negar las opresiones en sí. La mujer negra del imaginario “es una mujer de fuerza extraordinaria, con una habilidad inusual para tolerar el trabajo pesado y la miseria. Esta mujer no tiene los mismos miedos e inseguridades que tienen las otras mujeres, pero ella misma cree que es incluso más fuerte emocionalmente que la mayoría de los hombres.”

La supuesta fuerza y las cualidades supra humanas que se le asignan a la persona invulnerable son en el fondo una excusa para no tener que analizar las condiciones que la hacen necesitar dicha fuerza o aguantar tantas miserias. Es una táctica deshumanizadora.

Asignar a las adolescentes y niñas de Sudan del Sur la denominación de “trabajadoras sexuales” sonara muy bonito los círculos feministas más neoliberales, pero la realidad es que nos blinda de tener que hacer muchas preguntas. Preguntas verdaderamente incómodas: ¿Qué repercusiones físicas, emocionales y psicológicas desarrollarán las niñas y adolescentes al saber que los hombres de su comunidad ven sus cuerpos como objetos por los que pueden pagar menos de un dólar? ¿Por qué los hombres están explotando sexualmente de niñas que viven en tanta precariedad? ¿Habrá un contexto social que se lo permite? ¿Qué contexto geopolítico estará causando tantos conflictos internos en Sudán del Sur? ¿Tendrán algo que ver los intereses occidentales en este conflicto y será posible que de manera directa o indirecta estarán nuestros países exacerbando las condiciones que subyugan las niñas y adolescentes de este fotorreportaje?

¿Cómo hemos podido las feministas permitir que nuestro movimiento, un movimiento que centra la lucha de las niñas y mujeres, sea secuestrado por estas ideas que priorizan los intereses tanto del mercado como del mismo patriarcado?

¿Cuánto daño causará a largo plazo que esa rama del feminismo occidental tan nociva que insiste en hacer piruetas con el lenguaje y las teorías sin alterar las realidades materiales sea exportada y extrapolada a la máxima potencia en todas las esquinas y rincones de opresión imaginables? ¿en qué momento vemos niñas hablar del dolor de cabeza que les produce el hambre cuando lo que quieren es estudiar, y en vez de sentir empatía por su lucha, justificamos el sistema opresor que las considera “trabajadoras” serviles del patriarcado?

El feminismo es un movimiento que busca acabar con la violencia contra las niñas y mujeres y desmantelar el patriarcado. ¿Cómo hemos podido las feministas permitir que nuestro movimiento, un movimiento que centra la lucha de las niñas y mujeres, sea secuestrado por estas ideas que priorizan los intereses tanto del mercado como del mismo patriarcado?

Dice una de las adolescentes “Lo que encuentro más horrible es escuchar cómo todas las niñas han sido violadas. No hay nada difícil que una niña no pueda hacer… Sé que, si yo me levanto, todas las niñas también se podrán levantar…. (pero) las niñas son las que han sufrido más.”

Me parece que esta adolescente tiene muy claro su análisis feminista al priorizar en su recuento la importancia de nombrar la violencia por su nombre. ¿Le permitiremos que nos enseñe?

Fuente: http://tribunafeminista.org/2016/10/el-discurso-del-trabajo-sexual-es-el-triunfo-del-patriarcado-mas-neoliberal/

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Reino Unido: Refugee girls need education – Malala Yousafzai

Europa/Reino Unido/16 de Septiembre de 2016/Fuente: Eyewitness News

RESUMEN: El Premio Nobel Malala Yousafzai pidió el martes a los líderes mundiales para proporcionar educación a las niñas en los campamentos de refugiados para evitar que sean obligadas a casarse temprano o el trabajo infantil. La declaración de Yousafzai se produce una semana antes de que el presidente estadounidense, Barack Obama acoge la primera cumbre de la ONU sobre los refugiados en Nueva York, donde se espera instar a los líderes a hacer más para ayudar a los refugiados en países como Líbano, Turquía, Jordania y Kenia. «¿Por qué los líderes mundiales pierden el tiempo con este concurso de simpatía, mientras que no están dispuestos a hacer lo único que va a cambiar el futuro de millones de niños?» Yousafzai dijo en un comunicado previo a la cumbre del 20 de septiembre.

Nobel laureate Malala Yousafzai on Tuesday called on world leaders to provide education to girls in refugee camps to avoid them being forced into early marriage or child labour.

Yousafzai’s statement comes a week before US President Barack Obama hosts the first UN summit on refugees in New York where he is expected to urge leaders to do more to help refugees in countries like Lebanon, Turkey, Jordan and Kenya.

«Why do world leaders waste our time with this pageant of sympathy while they are unwilling to do the one thing that will change the future for millions of children?» Yousafzai said in a statement ahead of the 20 September summit.

She said refugee girls were wondering how long they can stay out of school before they are forced into early marriages or child labour.

«They’re hoping for more than survival» she said. «And they have the potential to help rebuild safe, peaceful, prosperous countries, but they can’t do this without education.»

Fighting in Syria, Afghanistan, Burundi and South Sudan has contributed to a record number of people who were uprooted last year, according to the UN refugee agency, which estimates there are 21.3 million refugees worldwide, half of them children.

Almost 80 percent of all refugee adolescents are out of school, with girls making up the majority of those excluded from education, according to a report issued by the Malala Fund, which campaigns and fundraises for educational causes.

It also blamed donor countries for failing to provide adequate funding for secondary education, and failing to deliver on funding pledges made earlier this year.

The report also criticised wealthy donor countries for diverting resources away from host countries in developing regions, such as Turkey and Lebanon, to meet their own domestic refugee costs.

The report concluded by urging donors to commit to providing $2.9 billion by September 2019 to the Education Cannot Wait Fund, a new body to raise finance for the education of refugee children.

Yousafzai, 19, rose to international fame after surviving a 2012 assassination attempt by the Taliban in Pakistan’s Swat valley to continue her fight for girls’ rights.

A regular speaker on the global stage, Yousafzai visited refugee camps in Rwanda and Kenya in July to highlight the plight of refugee girls from Burundi and Somalia.

In 2014, Yousafzai became the youngest-ever Nobel Prize winner for her work promoting girls’ education in Pakistan.

Fuente: http://ewn.co.za/2016/09/14/Refugee-girls-hoping-for-more-than-survival-need-education–Malala

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