Por: Teresa Tovar
El video de un hombre arrastrando de los pelos a una mujer y la infame afrenta contra la dignidad de las niñas cometida desde un púlpito religioso, han sido 2 detonantes para que el tema de la violencia de género supere el ámbito de lo privado e invisible e invada la escena pública, mostrando su aterradora magnitud.
Lo ignominioso de los hechos aunado a su flagrante impunidad posibilitaron que este tema, sempiternamente invisibilizado y ninguneado, irrumpa como vendaval desafiando las políticas de Estado y colocándose por vez primera en el sentido común, como asunto de todos, no solo de las mujeres. Igual que las capas de un milhojas aparecen la trata de niñas, las esterilizaciones forzadas y miles de historias de niñas abusadas y testimonios de violencia cotidiana a través de las redes sociales.
Se ha roto el manto encubridor de un maltrato generalizado a las mujeres y hemos sido testigos de una afrenta y vergüenza nacional que contrasta burdamente con las afirmaciones y visión de un país que se presume y aspira como democrático. Cada vez más familias, autoridades, instituciones y empresas se van sumando esta causa, hoy agenda de país.
En educación, la desigualdad de género fue siempre marginal. Ministros y viceministros exigieron que se “demuestre” con cifras, mientras sus funcionarios señalaban que estaba superada. La miopía se expresó en 5 aspectos: reducción del tema a cifras de matrícula; ausencia total en la formación docente; presencia microscópica en el currículo, falta de estrategias para enfrentar la violencia de género y dilución de la poca institucionalidad responsable en el sector.
Y así la igualdad de género se fue haciendo chiquita. Es “transversal” al currículo pero exige una lupa para encontrarla (fraseos puntuales en 2 de las 31 competencias). La religión, el manejo de TIC, el inglés o el emprendedurismo tienen mucho más peso que la igualdad entre hombres y mujeres. La discriminación y violencia contra las niñas y la defensa de sus derechos no son priorizadas ni en los lineamientos ni en las asignaciones presupuestales.
Fuente: http://orei.campanaderechoeducacion.org/post_analisis/jaque-a-la-educacion/
Imagen: http://orei.campanaderechoeducacion.org/wp-content/uploads/2015/05/ken-weaver-2-820×300.jpg