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Discurso pronunciado por Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en la XXV Cumbre Iberoamericana. Cartagena de Indias, 29 de octubre de 2016
Excelentísimo Señor Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia:
Excelentísimos Señores Jefes de Estado y Gobierno:
Me complace trasladarles el saludo del Presidente Raúl Castro Ruz y el mensaje de amistad del pueblo de Cuba a todas las naciones participantes.
Quisiera agradecer a Colombia, en particular a Cartagena de Indias, su cálida acogida.
La hermana Colombia tendrá todo el apoyo de Cuba para avanzar en el difícil camino hacia la consolidación de una paz justa y duradera, en el espíritu de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Hablar sobre la juventud alude no solo al futuro y a la esperanza, sino al presente. Plantea el riesgo de la distancia generacional, la incomprensión, el paternalismo. En nuestra experiencia, lo esencial es garantizar la participación efectiva de los jóvenes en los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales; la presencia activa de sus representantes y organizaciones en la adopción de decisiones de gobierno y su acceso al conocimiento y al trabajo creador.
Francamente no sé qué opinarían las masas de jóvenes iberoamericanos de estas deliberaciones, cuánto podrían interesarle sus conclusiones ni que información obtendrán al respecto.
¿Cómo encontrar articulación entre los propósitos que se plantean en los documentos de esta Cumbre con la realidad cotidiana que viven los jóvenes?
En un mundo lleno de guerras y crecientes amenazas a la paz, de gastos exorbitantes en armamentos; de militarización, empleo agresivo y banalización del ciberespacio; de crisis y corrupción de los sistemas políticos, de golpes de Estado imperialistas, oligárquicos y neoliberales, blandos y duros; de pérdida de participación y de poder de los ciudadanos; de obscena concentración de la riqueza; de publicidad embrutecedora y consumo irracional; de represión a oleadas de refugiados; de dobles raseros escandalosos; de proliferación de ideas neofascistas; de robo de cerebros a los países del Sur; de crudas violaciones a los derechos humanos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales, ¿qué valores, ideales y sueños pueden ofrecerse a los jóvenes?
Con tasas de desempleo dos o tres veces mayores y hasta de un 50% de desempleo juvenil incluso en sociedades industrializadas, crueles programas llamados de austeridad que golpean a la mayoría de ellos en las clases trabajadoras para hacer más ricos a los ricos, con altos niveles de pobreza, insuficiente acceso a la educación que impide terminar la secundaria al 40 por ciento de los jóvenes y aumento de la violencia y el crimen organizado ¿qué les ofreceremos?
A las niñas sin escuela, a las jóvenes cuyo acceso al trabajo es 17 por ciento menor que el de sus compañeros, a las que reciben salario inferior por el mismo trabajo ¿qué decirles?
Los jóvenes con discapacidad y los de las minorías étnicas, inmigrantes y refugiados, constituyen los grupos más vulnerables.
La búsqueda de soluciones para esta realidad pasa, inexorablemente, por el acceso universal y gratuito a una educación de calidad, a adecuados servicios de salud, a un empleo digno y a un entorno seguro, sin violencia.
No es esencialmente un problema de recursos sino de voluntad política. Puede demostrarse con datos irrefutables. Incluso en tiempos de crisis económica, en algunos países se aprecian avances sociales alentadores. Es el caso de la hermana República Bolivariana de Venezuela, a la que reiteramos infinita solidaridad.
La experiencia demuestra que, pese a circunstancias económicas adversas, puede alcanzarse amplia participación de los ciudadanos en la vida política y social de una nación; una cobertura gratuita de educación y salud universales; un sistema de seguridad social que no deja a nadie desamparado; significativos progresos hacia la igualdad de oportunidades y contra toda forma de discriminación; el pleno ejercicio de los derechos de la niñez y de la mujer; el acceso al deporte y la cultura; el derecho a la vida y la seguridad ciudadana.
En Cuba, los jóvenes son actores esenciales del acontecer social, económico, político y cultural. En su inmensa mayoría estudian, trabajan o realizan ambas actividades. Disponen de potentes, masivas, útiles y alegres organizaciones no gubernamentales. A las instancias legislativas y las instituciones, trasmiten su dinamismo de iniciativa. Votan, con altísima participación, desde los 16 años, y a los 18 ya pueden ejercer como diputados y ostentar cargos públicos.
Son el 28% de los científicos y un tercio de los educadores y del personal médico. Tendrán una decisiva responsabilidad, siendo ahora el 31% de la población económicamente activa.
En alrededor de 30 países, hemos contribuido a alfabetizar a más de 9 millones de personas y nuestras aulas graduaron 51 mil 500 profesionales que regresaron a sus 157 naciones. Mil cuatrocientos ochenta y dos de ellos, son jóvenes haitianos. Se hicieron 3 millones de cirugías oftalmológicas y riesgosos esfuerzos contra epidemias. Muchos jóvenes cubanos participaron en esos loables esfuerzos.
Sabemos de los problemas de nuestra sociedad y los encaramos con más participación democrática, cívica y patriótica de los jóvenes en su solución. Nos alientan su alto nivel de información y cultura política, sus hondas convicciones revolucionarias, su rebeldía ante la injusticia, su espíritu crítico ante lo mal hecho, su solidaridad sincera, su decisión de hacer realidad sus sueños.
Como ha afirmado el presidente Raúl Castro, “cuidamos de la niñez como nuestra mayor esperanza y alentamos a la juventud, sin ningún paternalismo, a la participación libre y creadora en las realizaciones de nuestra sociedad”.
Señor Presidente:
Excelencias:
Deseo, finalmente, en nombre del pueblo cubano, agradecer una vez más los llamados de estas Cumbres a que se ponga fin al bloqueo económico comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, objetivo que todavía se encuentra lejos de cumplirse.
Fuente
Fuente Imagen:
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