República Dominicana: La necesaria educación sexual

República Dominicana/07 de noviembre de 2017/Por: Yvelisse Prats-Ramírez de Pérez/Fuente: https://www.listindiario.com

Escuché de pasada, casi apagando el televisor, la noticia: Monseñor Víctor Masalles, depositó un anteproyecto de ley que establece la educación sexual como disciplina regular en las escuelas dominicanas.

No conozco el texto depositado, pero me adelanto a apoyar la intención y propósitos que lo impulsan y lo insertan en el debate nacional, en un preciso momento crítico que exige que fortalezcamos nuestra educación escolar, que ha decaído en calidad y en pertinencia; se enseña en las aulas poco y mal, los alumnos memorizan, no reflexionan, y la anomia de valores atrofia la moral de la familia, la personal y la pública.

La educación sexual, y familiar, como yo le agrego siempre, no es una receta que cura esa anemia intelectual, ética y actitudinal que padece nuestra sociedad.Pero dentro del carácter procesual que tiene la educación, una formación sexual bien entendida, abarcando la afectividad, la responsabilidad, la espiritualidad, la culturalidad; una mixtura, a la vez cognitiva y emocional, puede combatir el rancio tradicionalismo patriarcal, que se vuelve, en la medida en que las sociedades se embrutecen un machismo crudo.

Reitero que no he leído el proyecto de ley de monseñor Masalles, no sé tampoco si lo presentó en su nombre, o si es una posición de la iglesia Católica.

Escribo, motivada, valga la redundancia, por los motivos que mueven el proyecto, que responde a una necesidad impostergable, urgida por hechos fehacientes: violencia de género que culminan en feminicidios, embarazos adolescentes en cifras que rompen récords continentales, inequidad de género en las raíces de las acciones públicas y privadas. Esas disparidades y abusos, esos crímenes, son, a su vez, emanaciones tóxicas del gran mal que asfixia el desarrollo material y moral de nuestro país, la desigualdad.

Esta causa esencial lleva a definir la educación sexual como lo que es en esencia, una formación integral, integrada, multifactorial.

Si se quiere que sea eficaz para convertir nuestro sistema educativo en un instrumento de construcción de ciudadanía y de seres humanos mejores, la educación sexual debe abarcar, no solo la información anatómica fiel de los órganos que definen la sexualidad de los géneros, su funcionamiento y su cuidado, la educación coital, propiamente dicha.

Esa es la parte más simple y más facilona de concebir el tema, pero no es la más propia: hay que profundizarla, y entretejerla en conceptos y reflexiones que coadyuva con la ética, con la formación humana, en la ruptura de tabúes, de estereotipos, de autoritarismos y de ignorancias sembradas en generaciones que crecieron aprendiendo como ritual sagrado la práctica de la desigualdad.

Para jugar ese rol tan importante, yo hubiera preferido que la educación sexual (y familiar, también) fuera un eje transversal en el currículo dominicano.

Pero he sabido que las actuales autoridades han sacado los ejes transversales de la última reforma educativa, dominicana, porque en ello se refugiarían los valores, que en las competencias se desvanecen. Si se va a impartirla como asignatura, o si ya se está haciendo, como se decidió en el Pacto Educativo 2014-2030, de acuerdo al numeral 4.2.4, debe empezar en la educación inicial y abarcar todos los niveles y modalidades del sistema.

Por cierto, el Ministro de Educación de entonces fue firmante y compromisario del Pacto representando al gobierno.

Educación sexual debe empezarse en el hogar, por eso hay que educar también sobre y a la familia; y luego, en la educación inicial, en la primaria, en la secundaria, en la especial que es la Cenicienta del sistema, y en la educación de adultos.

Eso, en el aparato escolar. Porque si realmente se aspira a una educación sexual que sea útil, efectiva para cambiar conductas, los medios de comunicación tienen que participar en el esfuerzo. Habrá que introducirla también, en las redes, que son decisivas en cuanto a influencia en los jóvenes. Esa es una población que partiendo de la educación sexual, puede cambiar sus patrones de relación consigo misma, con sus parejas y el resto de sus congéneres.

Creo que estas consideraciones movieron a monseñor Masalles a presentar su proyecto de ley. Al ministerio toca ahora, sin más dilación (de acuerdo al Pacto Educativo tenía que hacerlo en el 2014), introducir en el currículo nacional la educación sexual y formar en todas sus vertientes a los docentes que van a impartirla. Quiero esperar, en esta ocasión, que la voz de mi iglesia sea persuasiva.

Fuente de la Noticia:

https://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2017/11/04/489178/la-necesaria-educacion-sexual

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