Por: Carlota Fominaya
Esta es la propuesta de la campaña del CEU ‘Cibervalientes contra el acoso’, que pone el foco en la concienciación sobre el ciberacoso entre los más jóvenes
Existe una realidad indiscutible en la que hay alumnos que sufren. En ocasiones esa realidad puede ser bullying. En otras, un conflicto entre iguales. En otras puede haber un desamor. Puede haber dificultades en habilidades sociales, o situaciones en las que confluyen diferentes variables. Frente a esa realidad, tal y como advierte Raúl Adames, director adjunto área colegios CEU, «los adultos, profesores, padres o cualquier educador debemos ser valientes y actuar acogiendo el sufrimiento del menor y ayudar a ponerle nombre. Así, la persona que sufre, no está sola y le ayudamos a resolver la situación que está provocando ese sufrimiento».
Este es el punto de partida que ha seguido la institución educativa para lanzar la campaña ‘Cibervalientes contra el acoso’, que pone el foco en la concienciación sobre el ciberacoso entre los más jóvenes.
La intención, reconoce Adames, «es generar debate, mover conciencias y ayudar a prevenir este tipo de situaciones en el entorno digital».
¿Cómo cree que se debería llevar a cabo la prevención contra el acoso escolar, sea en el formato que sea, tanto desde el colegio como desde casa?
Uno de los privilegios que tenemos como padres o como educadores es la cercanía con nuestros hijos y alumnos. Esta puede estar comprometida por la hiperactividad, la velocidad con que hacemos las cosas, las jornadas laborales prolongadas… Es imprescindible generar espacios de conversación, donde, de una manera natural, expliquemos cómo nos sentimos, tanto adultos como niños. En esas conversaciones naturales podemos prestar especial atención a cómo se sienten. Esas conversaciones permiten crear un clima donde un día puedan contar que no están bien, que están sufriendo por algún motivo.
Es bueno recordarnos que los niños y adolescentes a veces muestran su malestar en forma de rabia, silencio, comiendo menos, generando conflictos entre hermanos, insomnio… Los adultos, especialmente con los adolescentes, tenemos que aprender a comprender aquello que quieren decir, pero no saben expresar.
¿Cómo lo plantean en los colegios que pertenecen al CEU?
En nuestro plan de convivencia insistimos mucho en la mirada educativa. Esta mirada contempla al alumno en su dimensión relacional teniendo en cuenta su momento evolutivo. Bajo esta perspectiva de educar la dimensión social planteamos una serie de acciones tutoriales, formaciones a familias y profesores que generan un clima en nuestros colegios de respeto entre iguales. Entendemos que fomentar el respeto potencia la posibilidad de crear vínculos de mayor profundidad como es la amistad. Eso no quiere decir que no haya conflictos que forman parte de la convivencia. Sin embargo, los pequeños conflictos ordinarios los intentamos vivir como una oportunidad educativa.
Por ejemplo, una acción sancionadora tiene el objetivo de construir o restaurar el mal ejercido. Si el alumno reconoce el mal ejercido entenderá la sanción como una respuesta justa.
La idea pasa por fomentar las amistades presenciales. ¿Qué consejos daría a los jóvenes para llevarlo a cabo en mundo donde priman los likes y las redes sociales?
No vivimos con miedo el ‘mundo virtual’, pero queremos que nuestros alumnos no pierdan algo maravilloso como son las relaciones de amistad, del tú a tú, presenciales. Aprender a ir a tomar un helado un sábado por la tarde, a estar juntos, reír… y cuidar esos momentos como algo grande que hemos vivido juntos, sin necesidad de contarlo en las redes, porque ha sido ‘nuestro’.
Hay experiencias que se pueden colgar en redes pero otras que forman parte de nuestra intimidad y que hay que custodiar. Es preciso educar a nuestros adolescentes en esa diferencia.
¿Qué pretenden lograr, cuál es el objetivo?
Es necesario concienciar sobre una realidad que existe y somos los adultos los que debemos prevenirla, así como actuar si es conveniente. Nosotros hablamos de la triada educativa: familia, alumno y colegio. Son los tres actores de la triada quienes deben actuar en la prevención y actuación para conseguir relaciones sanas entre iguales.
Esta campaña intenta fomentar una corresponsabilidad. Su objetivo es integrador fomentando la toma de conciencia de la realidad del ciberbullying y el sufrimiento que conlleva; promover la detección precoz tanto en centros escolares como en entorno familiar. El antídoto natural a estas situaciones es potenciar amistades verdaderas.
Fuente de la información: https://www.abc.es